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Sistema Nacional de Defensa y Protección de los Derechos Humanos

La protección y promoción de los derechos humanos es una de las obligaciones


básicas de las autoridades en los Estados constitucionales
La reforma constitucional en derechos humanos publicada en el Diario Oficial de
la Federación el 10 de junio de 2011 pretende cumplir con ese propósito, y
constituye en la historia de nuestro país uno de los avances más sobresalientes
que se han hecho en esa materia
Las autoridades federales y locales dan reconocimiento a las normas
internacionales de derechos humanos contempladas en los tratados de los que
el Estado mexicano sea parte, y que las instancias judiciales, al momento de
emitir una resolución, lo hagan tomando en cuenta estos tratados, realizando un
"CONTROL DE CONVENCIONALIDAD"
“Control de convencionalidad”
El equilibrio entre el derecho interno y el derecho internacional cuando éste
protege de mayor manera a la persona.

Reformas a la Constitución que el Estado dote de mayor protección a sus


ciudadanos reconociendo en su soberanía los derechos humanos que la
comunidad internacional establece, la ejecución de estas acciones no quedará
monopolizada únicamente por las autoridades judiciales, debiendo considerar
que los organismos no-jurisdiccionales.
Los organismos no-jurisdiccionales llevan a cabo, adicional a su labor de
protección, otro tipo de actividades como la divulgación y difusión de la
enseñanza y promoción de los derechos humanos, tratando de generar una
cultura de conocimiento en las personas respecto de los derechos que las
mismas poseen, y que así puedan defenderlos y evitar que sufran violaciones en
ellos a causa de su desconocimiento
La reforma constitucional en materia de derechos humanos
Cambio radical en nuestro ordenamiento jurídico, pues con ella se incrementa el
catálogo de los derechos fundamentales, pues de ahora en adelante éstos ya no
se limitarán únicamente a los establecidos en la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, sino que también se tendrán que respetar aquellos
derechos humanos que se reconocen en los tratados internacionales que han
sido signados y ratificados por el Estado mexicano.
La defensa y protección de los derechos humanos tiene en nuestro país dos
grandes vías:
La primera. - Es llevada a cabo a través de los medios jurisdiccionales, en los
cuales las autoridades judiciales analizan las demandas que ante ellas se
presentan por presuntas violaciones a los derechos fundamentales y
determinarán si en realidad existe una violación en un caso concreto, haciendo
un examen de constitucionalidad y legalidad sobre el mismo.
El máximo órgano que existe para realizar esta actividad en nuestro país es la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Son tres los medios de defensa que
contempla la Constitución Política:
a) El juicio de amparo.
b) Las acciones de inconstitucionalidad.
c) Las controversias constitucionales.
Juicio de amparo en México, es un medio de control de constitucionalidad de los
actos emitidos con motivo del ejercicio de poder previsto por el ordenamiento
jurídico mexicano, el cual tiene por objetivo proteger los derechos humanos y
derechos fundamentales establecidos en la Constitución, así como en los
Tratados Internacionales de los que México sea parte, cuando estos son violados
por normas generales, actos u omisiones de autoridad o de particulares
señalados en la ley. El juicio de amparo mexicano se encuentra regulado por los
artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y
su ley reglamentaria, denominada la ley de amparo
Las acciones de inconstitucionalidad.
La Acción de Inconstitucionalidad es un mecanismo de control que sirve para
expulsar del orden jurídico las normas generales que sean contrarias a la
Constitución, o a los Tratados Internacionales de los cuales nuestro país es
Parte.
La Acción de Inconstitucionalidad, que procede contra las normas que tienen
rango de ley: leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados,
reglamentos del Congreso, normas regionales de carácter general y ordenanzas
municipales que contravengan la Constitución en la forma o en el fondo.

Las controversias constitucionales.


La controversia constitucional es un medio de control jurisdiccional, diseñado
para preservar la división de poderes, tanto horizontal como vertical. A nivel
federal, la controversia está prevista en el artículo 105, fracción I, de la
Constitución Federal.
La controversia constitucional es un proceso mediante el cual poderes como el
federal, los estados, órganos de gobierno u otros promueven un juicio ante la
Suprema Corte para dar solución a conflictos que surjan entre ellos
Las controversias constitucionales.
La controversia constitucional es un medio de control jurisdiccional, diseñado
para preservar la división de poderes, tanto horizontal como vertical. A nivel
federal, la controversia está prevista en el artículo 105, fracción I, de la
Constitución Federal.
La controversia constitucional es un proceso mediante el cual poderes como el
federal, los estados, órganos de gobierno u otros promueven un juicio ante la
Suprema Corte para dar solución a conflictos que surjan entre ellos
Otra vía para la protección de los derechos en nuestro país, y ésta es la que se
encargan de realizar los organismos no-jurisdiccionales, a quienes les
corresponde la protección de los derechos humanos, que en el caso de México
quedan divididos en dos grandes vías: por un lado está la Comisión Nacional de
los Derechos Humanos (CNDH), y por otra parte se encuentran las comisiones
de derechos humanos de las 31 entidades federativas y la del Distrito Federal.
Otras instituciones especializadas encargadas de la protección de los derechos
humanos son la Procuraduría Federal del Consumidor, la Procuraduría Agraria,
la Procuraduría Federal del Medio Ambiente, la Comisión Nacional de
Arbitraje Médico y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.

En México, el antecedente más remoto:


figura que se encargara de la defensa de los derechos de los ciudadanos se
encuentra "en el siglo XIX, con la promulgación de la Ley de Procuraduría de
Pobres de 1847, que promovió don Ponciano Arriaga en el estado de San Luis
Potosí.
Pero es hasta la segunda mitad del siglo XX, y como consecuencia de una
enfática demanda social en el ámbito nacional y de las transformaciones en la
esfera internacional, que comienzan a surgir diversos órganos públicos que
tienen como finalidad proteger los derechos de los gobernados frente al
poder público".
La institución del ombudsman se introdujo en 1976 en nuestro país a través de
la Procuraduría Federal del Consumidor, que es una institución encargada de
defender los derechos de los consumidores, prevenir abusos y garantizar
relaciones de consumo justas, pero sin la autonomía que caracteriza a la
institución.
El 29 de mayo de 1985, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
el Consejo Universitario instituyó el ombudsman en ese ámbito a través de la
Defensoría de los Derechos Universitarios, para conocer de todos aquellos
actos de autoridades o funcionarios y profesores que afecten los derechos que
otorga la legislación universitaria, sean irrazonables, injustos, inadecuados o
erróneos, o cuando dejen sin respuesta las solicitudes respectivas dentro de un
plazo razonable.
El 14 de agosto de 1988 nació la Procuraduría de Protección Ciudadana del
Estado de Aguascalientes. En el Distrito Federal, por acuerdo del jefe del
Departamento de esta entidad, publicado en el Diario Oficial de la Federación el
25 de enero de 1989, se creó la Procuraduría Social para conocer de las
reclamaciones de los particulares contra las autoridades administrativas del
mismo Departamento, realizando investigaciones sobre las mismas y
formulando recomendaciones no obligatorias a las propias autoridades.
El 13 de febrero de 1989 se crea la Dirección General de Derechos Humanos
de la Secretaría de Gobernación.

Comisión Nacional de Derechos Humanos


Es en la década de los años noventa se creó en nuestro país la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos (CNDH) a través de un decreto presidencial
publicado en el Diario Oficial de la Federación del 6 junio de 1990.
La CNDH nacería como un organismo público desconcentrado del Estado
mexicano, dedicado a los derechos humanos, dotándosele adicionalmente de
funciones, como la difusión, la divulgación, la capacitación y el fortalecimiento
de la cultura de los derechos humanos.
Es así que el ombudsman mexicano finca su actuación en dos grandes
vertientes: una relativa a la necesidad de que ninguna violación a los derechos
humanos quede impune, y otra de carácter preventivo, que implica una amplia
difusión de qué son los derechos humanos y en qué consiste su protección.

Los principios que rigen al ombudsman


fácil accesibilidad de los quejosos
gratuidad del servicio
independencia
flexibilidad
ausencia de solemnidad de sus procedimientos
facultad de investigar y solicitar toda la documentación relacionada con el caso
agilidad para encontrar fórmulas de solución a los conflictos
elaboración de informes periódicos y públicos

Proceso de consolidación legal de la CNDH


Reforma a la carta magna del 28 de enero de 1992, en la cual se agregó un
apartado B al artículo 102, en el que se establecía el mandato de crear el
sistema no-jurisdiccional de defensa y protección de los derechos humanos,
en el que se respetaran los siguientes principios:
a) El establecimiento de su competencia.
b) La expedición de recomendaciones públicas autónomas, no obligatorias
para la autoridad.
c) La revisión de las recomendaciones impugnadas de los organismos de las
entidades federativas por parte de la CNDH
Reforma constitucional del 13 de septiembre de 1999
Completó su base legal al reformarse nuevamente el apartado B del artículo
102 de la Constitución
Cambió la naturaleza jurídica de la CNDH para convertirse en un organismo
que cuenta con una autonomía tanto de gestión como presupuestaria, así
como dotada de personalidad jurídica y patrimonio propios
Se consolidó la autonomía para actuar de la CNDH, otorgándosele, de acuerdo
con el artículo 6º de la Ley de la Comisión Nacional de Derechos Humanos,
atribuciones para conocer de los siguientes asuntos:
I. Recibir quejas de presuntas violaciones a derechos humanos. II. Conocer
e investigar, a petición de parte o de oficio, presuntas violaciones de
derechos humanos en los siguientes casos:
II. II. Conocer e investigar, a petición de parte o de oficio, presuntas
violaciones de derechos humanos en los siguientes casos:
a) Por actos u omisiones de autoridades administrativas de carácter
federal, con excepción de los del Poder Judicial de la Federación, que
violen estos derechos.
b) Cuando los particulares o algún otro agente social cometan ilícitos con la
tolerancia o anuencia de algún servidor público o autoridad, o bien cuando
estos últimos se nieguen infundadamente a ejercer las atribuciones que
legalmente les correspondan en relación con dichos ilícitos, particularmente
tratándose de conductas que afecten la integridad física de las personas.
III. Formular recomendaciones públicas autónomas, no vinculatorias, y
denuncias y quejas ante las autoridades respectivas.
IV. Conocer y decidir en última instancia las inconformidades que presenten
respecto de las recomendaciones y acuerdos de los organismos de derechos
humanos de las entidades federativas.
V. Conocer y decidir en última instancia las inconformidades por omisiones en
que incurran los organismos estatales de derechos humanos.
VI. Procurar la conciliación entre los quejosos y las autoridades señaladas
como responsables, así como la inmediata solución de un conflicto planteado.
VII. Impulsar la observancia de los derechos humanos en el país.
VIII. Proponer a las diversas autoridades del país, de acuerdo a su competencia,
que promuevan cambios o modificaciones de disposiciones legislativas,
reglamentarias, así como de prácticas administrativas para una mejor
protección de los derechos humanos.
IX. Formular programas y proponer acciones en coordinación con las
dependencias competentes para impulsar el cumplimiento de tratados,
convenciones y acuerdos internacionales signados y ratificados por México en
materia de derechos humanos.
X. Proponer al Ejecutivo Federal la suscripción de convenios o acuerdos
internacionales en materia de derechos humanos.
XI. Promover el estudio, la enseñanza y divulgación de los derechos humanos
en el ámbito nacional e internacional.
XII. Elaborar y ejecutar programas preventivos en materia de derechos
humanos.
XIII. Supervisar el respeto a los derechos humanos en el sistema penitenciario
y de readaptación social del país.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos tendrá un Consejo Consultivo
integrado por diez consejeros que serán elegidos por el voto de las dos terceras
partes de los miembros presentes de la Cámara de Senadores o, en sus recesos,
por la Comisión Permanente del Congreso de Unión, con la misma votación
calificada. La ley determinará los procedimientos a seguir para la presentación
de las propuestas por la propia Cámara. Anualmente serán substituidos los dos
consejeros de mayor antigüedad en el cargo, salvo que fuesen propuestos y
ratificados para un segundo periodo.
El cargo de consejero es honorario, y se pretende que, como antes se indicó,
sean personalidades que gocen de prestigio social.
Sistemas Regionales de defensa y protección de los Derechos Humanos
Compuestos por instrumentos y mecanismos regionales, desempeñan un
papel cada vez más importante en la promoción y protección de los derechos
humanos a nivel mundial. Los instrumentos regionales de derechos humanos
(por ejemplo, tratados, convenciones y declaraciones) ayudan a focalizar las
normas y estándares internacionales de derechos humanos, ayudan a
implementar estos instrumentos en terreno. Actualmente, sistemas regionales
de derechos humanos establecidos en Europa, América y África.
SISTEMA EUROPEO
El Sistema Europeo para la protección de los derechos humanos, en el ámbito
del Consejo de Europa, es el sistema regional más antiguo y el que mayor grado
de evolución y de perfección ha alcanzado. El sistema dio inicio en 1950 con la
aprobación del Convenio Europeo de Derechos Humanos, instrumento
destinado a la protección de los derechos civiles y políticos. Mientras tanto, los
derechos de carácter socioeconómico fueron reconocidos hasta 1961, con la
adopción de la Carta Social Europea.
El Convenio Europeo para la protección de los Derechos Humanos y de las
Libertades Fundamentales, también conocido como la Convención Europea de
Derechos Humanos (CEDH) ha instaurado el sistema de control y de
supervisión de los derechos humanos más evolucionado que existe hasta la
actualidad.
El órgano de naturaleza jurisdiccional es el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos con sede en Estrasburgo, Francia.
Está formado por un número de jueces independientes europeos (en julio de
2007 había 45 jueces) igual al número de Estados Miembros del Consejo y un
Secretariado.
En el Tribunal Europeo de Derechos Humanos existe una amplia legitimación
activa, pues cualquier persona física, organización no gubernamental o
grupos de particulares a quienes se les haya visto vulnerado un derecho de
los protegidos por el convenio; por parte de los Estados Miembros, puede
demandar, una vez que haya agotado el sistema de protección interno de los
derechos (para lo cual cuenta con un tiempo de seis meses); a diferencia del
Sistema Interamericano de Derechos Humanos, en que se requiere la
intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El Tribunal Europeo puede adoptar decisiones vinculantes y ordenar medidas
de reparación en solicitudes individuales o interestatales. Puede ordenar la
adopción de medidas provisionales para evitar daños graves e irreparables a
la vida humana y la integridad personal en casos urgentes.
El Tribunal publica un Informe Anual sobre sus actividades y sobre la situación
de los derechos humanos en Europa.

SISTEMA INTERAMERICANO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Es el conjunto de instrumentos, organismos y procedimientos, que expresan la


voluntad de los Estados del continente americano para actuar en conjunto
hacia la consecución de un fin común: el efectivo goce de todos los derechos
humanos de las personas que se encuentran bajo su jurisdicción.
Este sistema fue creado mediante la Carta de la Organización de los Estados
Americanos (OEA), y es aplicable para sus miembros.
La Carta fue signada en 1948 y entró en vigor el 13 de diciembre de 1951, ha
sido modificada por los Protocolos de Buenos Aires (1967), Cartagena de Indias
(1985), el de Washington (1992) y el de Managua (1993).

La Organización de los Estados Americanos fue fundada con el objetivo de


lograr entre sus Estados Miembros, "un orden de paz y de justicia, fomentar su
solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su
integridad territorial y su independencia" (Artículo 1 de la Carta de la OEA); por
lo cual constituye el principal foro gubernamental político, jurídico y social de la
región, basada en los pilares de la democracia, los derechos humanos, la
seguridad y el desarrollo.
El Sistema está fundamentado principalmente en: la Carta de la Organización
de los Estados Americanos (Bogotá, Colombia, 1948); la Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre (Bogotá, Colombia, 1948); y, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José -Costa
Rica, 1969).
Reúne a 35 Estados independientes, de América del Norte, Sur y Centro, así
como del Caribe. Sin embargo, sólo participan activamente 34 países, ya que la
participación del gobierno de Cuba ha estado suspendida desde 1962. México
es parte de la OEA desde 1948.
SISTEMA AFRICANO
El Sistema Africano de protección a Derechos Humanos, surge en Nairobi (Kenia)
en 1981 con la aprobación de la Carta Africana de Derechos Humanos y de
los Pueblos (21 de octubre de 1986), también conocida como la Carta de Banjul.
La Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización para la
Unidad Africana (OUA), reemplazada por la Unión Africana, aprobó la Carta
como un instrumento de derechos humanos regional con el objetivo de
promover y proteger los derechos humanos y libertades básicas en el
continente africano.

Dicha Carta, estableció como instrumento de protección, a la Comisión


Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos, la cual desarrolla la tarea
de promoción y protección de los derechos humanos, se compone por once
personalidades africanas de prestigio con funciones a título personal. Y en razón
de su función, realiza tres mecanismos de control y protección:
• a) Informes periódicos, los Estados tienen que presentarlos cada dos
años al Secretario General de la OUA, dando cuenta de las medidas
adoptadas para hacer efectivos los derechos de la Carta.
• b) Denuncias interestatales o acusación, que un Estado puede cursar
contra otro ante la Comisión cuando entienda que haya vulnerado las
disposiciones de la Carta.
b) Denuncias individuales, presentadas por individuos ante la Comisión, la
cual, si ve indicios de violaciones graves o masivas de los derechos
humanos, puede llamar la atención de la Conferencia de Jefes de Estado
y de Gobierno de la OUA sobre estas situaciones, al tiempo que la
Conferencia puede encargarle a la Comisión la realización de una
investigación y un informe con recomendaciones.

Sistemas defensa y protección de los Derechos Humanos


El Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos (SUDH) es el conjunto de
normas sustantivas y procesales, así como de organismos con alcance internacional,
pertenecientes a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuyo fin es la
promoción y la protección de los derechos humanos universales.
El SUDH está integrado por el Sistema de Tratados y el Sistema de Órganos.
Los Tratados de Derechos Humanos son los instrumentos adoptados por el
Derecho Internacional para darle una base jurídica a la protección de los
derechos humanos. Son firmados y ratificados voluntariamente por los
Estados en ejercicio pleno de su soberanía.
A través de ellos, los Estados adquieren las obligaciones internacionales de:
• Respetar o No interferir o limitar el disfrute de los Derechos
Humanos.
• Proteger o Impedir que se lesionen los Derechos Humanos de las
personas.
• Realizar o Adoptar medidas y leyes positivas para asegurar su
disfrute.
Cada uno de los tratados internacionales prevé la creación de un Comité que
se encarga de la supervisión y monitoreo de la implementación de las
obligaciones adquiridas por los Estados.
• Tratados de Derechos Humanos ONU-OEA
• Sistema de Órganos de Derechos Humanos
• El Sistema de Órganos, comprende:
• Los Órganos Convencionales, que son Comités de expertos
independientes creados por los tratados internacionales.
• El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (ACNUDH).
• Los Procedimientos Especiales: Expertos Independientes, Relatores
Especiales y Grupos de Trabajo.
El Consejo de Derechos Humanos (HRC).
• Estos órganos son los principales encargados de llevar a cabo las
funciones de promoción y protección de los derechos humanos, todo el
sistema de las Naciones Unidas debe tener dentro de sus propósitos “el
desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de
raza, sexo, idioma o religión”, tal como establece el artículo 1 de la Carta
de las Naciones Unidas.
Los Comités u Órganos Convencionales
• Los Órganos Convencionales son el conjunto de Comités que se
desprenden de cada uno de los tratados internacionales y que tienen la
función de supervisar y evaluar de forma periódica las obligaciones de
los Estados estipuladas en sus disposiciones. Reciben el nombre de
“Convencionales” porque cada Comité proviene de una convención
internacional firmada en el seno del Sistema Universal.
• Los comités están conformados por un grupo de expertos
independientes que actúan en nombre propio y de manera
independiente. Cumplen su función de supervisar y hacer seguimiento
de la aplicación de los pactos a través de exámenes periódicos que
realizan a los Estados Parte, conforme a Observaciones Generales que
facilitan lo concerniente a lograr de manera progresiva y eficaz la plena
realización de los derechos reconocidos en cada Pacto.
¿Qué Comités conforman el Sistema Universal?
Actualmente existen 10 comités que se desprenden de 9 pactos
internacionales de derechos humanos:
• Comité de Derechos Humanos (Proveniente del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos) – CCPR
• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales – CESCR
• Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial – CERD
• Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer –
CEDAW
• Comité Contra la Tortura – CAT
Subcomité para la Prevención de la Tortura (Proviene del Protocolo
Facultativo del Pacto Internacional Contra la Tortura y Otros Tratos Crueles,
Inhumanos y Degradantes) – SPT
• Comité de los Derechos del Niño – CRC
• Comité para la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores
Migratorios y sus Familias – CMW
• Comité Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad – CRPD
• Comité Contra las Desapariciones Forzadas – CED

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos


Fue creado en 1993 mediante la resolución 48/141 de la Asamblea General con
base a la recomendación realizada por la Declaración y Programa de Acción de
Viena en el marco de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos. Su equipo
de trabajo está constituido por las unidades que integran la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH).
Su mandato consiste en:
• Promover y proteger el goce y la plena realización de todos los
derechos humanos contenidos en la Carta de las Naciones Unidas, la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y todas las leyes y
convenciones internacionales de derechos humanos.
• Desempeñar las tareas que le asignen los órganos competentes en
materia de derechos humanos y realizar recomendaciones para mejorar
la promoción y protección de los derechos humanos.
• Promover y proteger el derecho al desarrollo y ampliar el apoyo de los
órganos de las Naciones Unidas a estos efectos.
• Proporcionar asistencia técnica y financiera y servicios de
asesoramiento a los órganos regionales, Estados y otras instituciones
interesadas, incluyendo las organizaciones de la sociedad civil, con el
objetivo de mejorar la promoción y protección de los derechos humanos.
• Coordinar los programas de educación e información pública y las
actividades de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos.
• Desempeñar un papel activo en la tarea de eliminar los actuales
obstáculos y hacer frente a los desafíos para la plena realización de los
derechos humanos.
• Prevenir violaciones a los derechos humanos.
• Entablar diálogos con los gobiernos y las organizaciones de la sociedad
civil, con el objetivo de asegurar el respeto de los derechos humanos.
• Ampliar la cooperación internacional para la promoción y protección de
los derechos humanos.
• Racionalizar, adaptar, fortalecer y simplificar el mecanismo de las
Naciones Unidas en la esfera de los derechos humanos con miras a
aumentar su eficiencia y eficacia.
El Consejo de Derechos Humanos
Es el órgano intergubernamental de las Naciones Unidas cuya función
es la promoción y protección de los derechos humanos. Es subsidiario
de la Asamblea General.
En 1946 fue creada la Comisión de Derechos Humanos, con el objetivo de
establecer la estructura jurídica e internacional de protección de los
derechos humanos y libertades fundamentales
El Consejo de Derechos Humanos
Fue extendiendo su mandato hasta llegar a encargarse de todos los asuntos
relativos a los derechos humanos en el mundo. Representaba un foro en el cual
todos los países, las organizaciones no gubernamentales y los defensores de
derechos humanos podían exponer sus inquietudes con respecto a los derechos
humanos. Estaba compuesta por 53 Estados Miembros y en las sesiones
participaban también Estados observadores y representantes de organizaciones
no gubernamentales
La Comisión fue sustituida por el Consejo de Derechos Humanos mediante la
resolución 60/251 de la Asamblea General, de fecha 3 de abril del 2006.
Por las siguientes razones:
La importancia de garantizar la universalidad, objetividad y no selectividad en
el examen de las cuestiones relativas a los derechos humanos
Funciones del Consejo no han variado sustantivamente.
Éstas son:
• Promover el respeto universal de todos los derechos humanos para
todas las personas.
• Ocuparse de las situaciones de violaciones a derechos humanos y
formular recomendaciones al respecto.
• Promover la coordinación de los organismos de derechos humanos y la
incorporación de estos en la actividad general del sistema de las Naciones
Unidas.
• Promover la educación y el aprendizaje sobre derechos humanos
• Prestar asistencia técnica y asesoramiento a los Estados con su
consentimiento.
Servir de foro de discusión de todas las cuestiones relativas a los derechos
humanos.
Formular recomendaciones a la Asamblea General para seguir
desarrollando el derecho internacional de los derechos humanos.
Promover el cumplimiento de las obligaciones de los Estados en materia
de derechos humanos.
Hacer seguimiento a los compromisos y objetivos relativos a derechos
humanos que emanen de las conferencias y cumbres de las Naciones
Unidas

Contribuir a la prevención de las violaciones a los derechos humanos


mediante el diálogo y la cooperación internacional.

Responder con prontitud las situaciones de emergencia en derechos


humanos.

Cooperar en la esfera de los derechos humanos con gobiernos,


organizaciones regionales, instituciones nacionales de derechos
humanos y sociedad civil.
Este nuevo órgano intergubernamental está compuesto por 47 Estados en
base a una distribución equitativa geográficamente. Son electos por la Asamblea
General para un período de tres años, pudiendo ser reelectos de manera
inmediata sólo una vez. Los asientos se reparten de la siguiente forma:
Estados de África: trece
Estados de Asia: siete
Estados de Europa Oriental: seis
Estados de América Latina y el Caribe: ocho
Estados de Europa Occidental y otros: siete
Venezuela fue electa en el año 2013 para formar parte del Consejo hasta el 2105.
El 28 de octubre del 2015 fue reelecta hasta el año 2018.

DERECHOS HUMANOS ANTE EL COVID-19.

LA COMISIONADA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS DERECHOS


HUMANOS, MICHELLE BACHELET
PROPONE PARA CONBATIR EL VIRUS DE COVID-19 UN ENFOQUE HOLISTICO
(VISIÓN INTEGRAL).

Atención Médica
• Las estrategias de salud pública deben abordar no solo las dimensiones
médicas de la pandemia, sino también las consecuencias inmediatas, a medio y
a largo plazo, sobre los derechos humanos y las cuestiones de género.
Los tratamientos deben ser accesibles a todos, sin discriminación, incluso a los
más vulnerables y marginados.
• Es preciso compilar y publicar datos anónimos sobre la pandemia,
desglosados al menos según el sexo, la edad y la discapacidad.

Medidas de Emergencia
• Los gobiernos tienen que tomar decisiones difíciles en respuesta al COVID-19.
El derecho internacional permite la adopción de medidas de urgencia en
respuesta a amenazas de gran entidad, pero las medidas que limiten los
derechos humanos han de ser necesarias y proporcionales al riesgo estimado, y
deben aplicarse de manera no discriminatoria.

Cuando se declaran estados de emergencia, los estados deben cumplir con su


obligación legal de proporcionar una notificación formal a través del secretario
general de las Naciones Unidas, cuando sea aplicable.
En lo tocante al COVID-19, las facultades de emergencia solo deben usarse en aras de
objetivos legítimos de salud pública y no como base para aplastar a la disidencia,
silenciar la labor de periodistas y defensores de derechos humanos o adoptar cualquier
otra medida que no sea estrictamente necesaria para abordar la situación sanitaria.
Los gobiernos deben informar a la población afectada sobre lo que significa el
estado de emergencia, dónde se aplica y por cuánto tiempo se pretende que
permanezca en vigor. y deben actualizar esta información periódicamente.
Una vez que concluya la situación de emergencia, el gobierno deberá garantizar el
regreso a la vida con normalidad y no aprovechar los poderes de urgencia para regular
indefinidamente la vida cotidiana, reconociendo que la respuesta debe ajustarse a las
necesidades que planteen las diversas etapas de la crisis.

Derecho a la Vivienda
• Cuando se pide a la población que permanezca en sus hogares, es
fundamental que los gobiernos adopten medidas urgentes para ayudar a las
personas que carecen de viviendas adecuadas.
Entre las prácticas idóneas para abordar la situación de los indigentes y las
personas que carecen de viviendas adecuadas figuran la provisión de
alojamientos de emergencia accesible con prestación de servicios para
quienes estén infectados por el virus y deban mantenerse aislados.

Las autoridades deben tomar medidas específicas en prevenir el aumento del


número de indigentes.

Dondequiera que se apliquen medidas de contención de la pandemia, las autoridades


deben abstenerse de castigar a los indigentes o a quienes residen en viviendas
inadecuadas.

Personas con Discapacidad


Las personas con discapacidad corren un riesgo mucho mayor si contraen el
COVID-19 y las respuestas estatales deben incorporar medidas específicas
para abordarlo.
Las medidas orientadas a responder a la crisis y las intervenciones en materia
de salud y protección social han de ser accesibles a todos y no deben
discriminar a las personas con discapacidad.
El distanciamiento social, el aislamiento voluntario y otras medidas de
emergencia han de tener en cuenta las necesidades de las personas con
discapacidad que dependen de redes de apoyo para sobrevivir y que podrían
padecer un estrés considerable a causa del confinamiento.
A lo largo de la crisis, los Estados deben aplicar medidas adicionales para
garantizar la continuidad de las redes que dan apoyo a las personas con
discapacidad.
Los Estados deben velar por que las decisiones relativas a la asignación de recursos
escasos, no se basen en la existencia de patologías previas, la gran necesidad de
elementos de apoyo, las evaluaciones sobre la calidad de vida o los prejuicios médicos.

Los Estados deberían poner fin a la reclusión de las personas con


discapacidad en instituciones, residencias de mayores, centros psiquiátricos y
otras instalaciones.
El acceso a la ayuda económica y la protección social es fundamental para las
personas con discapacidad y sus familiares.

Personas Mayores
Las personas de más edad tienen los mismos derechos que cualquier otro
grupo etario y deberían recibir la misma protección durante la pandemia. Debe
prestarse especial atención a los riesgos específicos que afrontan los ancianos,
entre otros el aislamiento y el abandono causados por el distanciamiento físico y
la discriminación por motivos de edad, en el acceso al tratamiento médico.

Velar por que las decisiones médicas se fundamenten sobre evaluaciones


clínicas individuales, necesidades sanitarias, criterios éticos y los mejores
conocimientos científicos disponibles, y no sobre la base de la edad o la
discapacidad

Personas detenidas o recluidas en instituciones.


Las personas que están privadas de libertad, ya sea que se encuentran
encarceladas, en prisión preventiva o se hallan recluidas en centros para
migrantes u otros lugares, corren un riesgo mayor de contraer una infección en
caso de un brote epidémico.

Los Estados deben adoptar medidas especiales para velar por el acceso a la
información y la igualdad en la prevención y otros aspectos del cuidado sanitario
de todas las personas privadas de libertad y deben examinar de manera
urgente las opciones para ponerlas en libertad, a fin de atenuar el riesgo de
que puedan enfermarse en los centros de reclusión.
Los Estados deben examinar urgentemente las soluciones alternativas al
encarcelamiento, con miras a atenuar el peligro que pesa sobre los centros de
detención; esas alternativas deben tener en cuenta a los reclusos que hayan
cometido delitos de menor cuantía y de índole no violenta.

Las personas que estén detenidas sin base legal deben ser puestas en
libertad, así como las que se encuentren recluidas en centros de tratamiento
forzoso o en programas de rehabilitación por adicción a las drogas.
Debe decretarse una moratoria sobre el encarcelamiento de niños y los Estados
deben poner en libertad a todos los reclusos menores de edad, cuando sea
posible hacerlo con garantías de seguridad.
La situación de las personas con discapacidad y las de edad avanzada que viven
en instituciones es particularmente grave. Las limitaciones del contacto con los
familiares pueden justificarse como parte de las medidas sanitarias de
emergencia.

Información y participación

La pandemia del COVID 19 está generando una ola de estigmatización,


discriminación, racismo y xenofobia.
Los dirigentes políticos y otras figuras influyentes deberían manifestarse
decididamente en contra de la estigmatización y el racismo que esta crisis ha
generado. Los Estados deben actuar con celeridad a fin de contrarrestar la
retórica que fomenta el miedo y la discriminación de determinados grupos de
población.
La difusión de información exacta, clara y de base empírica y las campañas de
sensibilización son los instrumentos más eficaces contra la discriminación y la
xenofobia. que se alimentan de la desinformación y el miedo.
La discriminación y las desigualdades arraigadas contribuyen a la mala salud
de determinadas minorías nacionales, raciales o étnicas.
Los esfuerzos para hacer frente a la pandemia y recuperarse del COVID-19
exigen la compilación de estadísticas desglosadas para abordar estos
problemas.

Migrantes, desplazados y refugiados.

Los migrantes, los desplazados internos (IDP) y los refugiados se enfrentan a


peligros específicos, ya que pueden estar confinados en campamentos o
instalaciones provisionales, o vivir en zonas urbanas en condiciones de
hacinamiento, escasos saneamientos y servicios de salud insuficientes o
inaccesibles.

A menudo los migrantes y refugiados afrontan obstáculos para acceder a los servicios
médicos, entre los que cabe señalar las barreras idiomáticas y culturales, los costos,
la falta de acceso a la información, la discriminación y la xenofobia.

Los migrantes que están en situación irregular pueden ser incapaces de acceder
a los servicios médicos o de aportar información sobre su estado de salud, o
quizá no deseen hacerlo, por miedo a ser detenidos, deportados o multados,
a consecuencia de su situación migratoria.

Los Estados deben aplicar medidas específicas para incluir a los migrantes, los
IDP y los refugiados en los esquemas nacionales de prevención y respuesta al
COVID-19.
Se necesita apoyo internacional urgente para ayudar a los países anfitriones a
mejorar los servicios que ofrecen a los migrantes, IDP y refugiados, así como a
las comunidades locales, y para incluirlos en los dispositivos nacionales de
prevención y respuesta.

Asimismo, deben adoptarse medidas específicas orientadas a contrarrestar la


hostilidad y la xenofobia dirigidas contra estas personas.
Es fundamental que ninguna medida encaminada a endurecer los controles
fronterizos, las restricciones de viajes o las limitaciones de la libertad de
movimiento impida el acceso a la seguridad y la protección de las personas
que huyen de la guerra o la persecución, en virtud del derecho internacional
de los derechos humanos.
Los Estados deberían considerar la posibilidad de excarcelar a los inmigrantes
que se encuentran recluidos en centros de detención y de suspender
temporalmente las deportaciones forzosas, como medio de proteger a los
migrantes, el personal de migración y la sociedad en su conjunto

Repercusiones sociales y económicas.

El derecho a la educación debe recibir protección en caso de que se cierren


las escuelas; Las oportunidades educativas limitadas que afectan a quienes
carecen de acceso a Internet y otras herramientas de aprendizaje a distancia.
Pueden agravar las desigualdades e incrementar la pobreza. Los menores de
ambos sexos también podrían dejar de recibir alimentos y otros servicios que
la escuela suele proporcionales, tales como atención psicológica y educación
sobre salud sexual y reproductiva.
Los dispositivos de protección social deben prestar especial atención a los
niños, debido a su mayor vulnerabilidad en las fases iniciales del desarrollo
físico, intelectual y emocional.
Los gobiernos, el sector público y el privado, y las organizaciones nacionales e
internacionales deberían intercambiar las prácticas idóneas que realicen con
miras a atenuar las repercusiones socioeconómicas negativas de esta crisis.

La salud y la seguridad laboral de quienes siguen trabajando durante la crisis,


en particular los trabajadores sanitarios y el personal de apoyo, que en su
mayoría son mujeres deben ser evaluadas y atendidas. Nadie debe sentirse
obligado a trabajar en condiciones que pongan innecesariamente en peligro
su salud, por temor a perder el empleo o a no percibir un salario.
Las medidas de estímulo fiscal y protección social orientadas directamente a
las personas menos dotadas para hacer frente a la crisis, son esenciales para
aliviar los devastadores de la pandemia.
Alimentación.
La crisis del COVID-19 está agravando la inseguridad alimentaria, porque las
limitaciones a la libertad de movimiento y la escasez de equipos de protección
afectan a los trabajadores del campo, muchos de los cuales son migrantes
Se necesitan medidas urgentes para abordar la inseguridad alimentaria de los
grupos más pobres y marginados. Es preciso poner en marcha medidas
orientadas a proporcionar apoyo inmediato a las necesidades dietéticas de la
ciudadanía, lo que comprende el suministro de alimentos y la prestación de
asistencia en materia de nutrición.
Privacidad.
En el monitoreo de la salud se emplea una amplia gama de instrumentos que
sirven para rastrear y dar seguimiento a la conducta y los desplazamientos de
las personas. Estas medidas de vigilancia y monitoreo deben de estar
específicamente vinculadas a objetivos de salud pública y usarse únicamente
con este fin.

Niños.

Aunque aparentemente los niños muestran menos síntomas y padecen tasas


de mortalidad inferiores por el COVID-19, a diario las medidas adoptadas para
prevenir y contener el virus han puesto de relieve importantes riesgos en lo
relativo a la protección de los menores.

Los Estados deben prestar especial atención a las necesidades y la protección


de los niños al concebir y aplicar sus respuestas a la pandemia y sus planes de
recuperación. El interés superior del menor debería ser una consideración
primordial en cualquier estrategia de respuesta.

El derecho a la educación ha quedado sin efecto para más de 1.500 millones


de niños en el mundo entero, ya que en 188 países se ha clausurado el sistema
nacional de enseñanza.

Las cuarentenas y las órdenes de confinamiento también perjudican la salud


física y mental de los niños. El hecho de permanecer confinado en el hogar
puede exponer a los menores a un riesgo mayor de violencia, incluso de mal
trato físico y violencia sexual.
Jóvenes

Antes del brote del COVID-19, aproximadamente uno de cada cinco jóvenes del
mundo carecía de empleo, no estaba escolarizado ni tampoco recibía
formación alguna, y la tasa de paro entre la juventud era tres veces superior a
la del resto de la población en edad laboral.
Los Estados deben velar por que los esfuerzos encaminados a abordar y mitigar
las repercusiones de la pandemia contengan medidas que respondan a la
situación específica de los jóvenes y que refuercen sus derechos, lo que
incluye el derecho a un empleo decente y a la protección social.

Las respuestas eficaces al COVID-19 deben tener en cuenta y abordar


cabalmente las situaciones, perspectivas y necesidades específicas de
mujeres, niñas y miembros del colectivo LGBTI, y deben velar por que ninguna
de las medidas adoptadas discrimine directamente o indirectamente por
motivo de género.

En el hogar, las niñas y las mujeres suelen desempeñar la mayor parte de las
tareas domésticas, lo que implica un estrés adicional y aumenta el riesgo de
contraer la infección.
Se necesitan medidas específicas para reducir la repercusión de la crisis sobre
las niñas y las mujeres.

En muchos países, las mujeres también afrontan riesgos desproporcionados


en la esfera laboral, ya que muchas de ellas trabajan en el sector informal (por
ejemplo, como empleadas domésticas, niñeras, trabajadoras agrícolas o
ayudantes en empresas familiares) y pueden ser las primeras en perder sus
empleos o en padecer las consecuencias de la crisis, puesto que carecen de
seguridad social, seguro de salud o permisos retribuidos.

Debe darse prioridad al mantenimiento de servicios de apoyo y acogida a las


víctimas de violencia de género, lo que comprende las tareas de remitir a las
víctimas y garantizarles la disponibilidad y accesibilidad de vías de salida hacia
lugares seguros.

La información relativa a los teléfonos de urgencia y los servicios de Internet


deberá incorporarse a los mensajes relativos al COVID-19.

Los servicios de apoyo y los albergues para las víctimas de violencia de género
deben seguir siendo una prioridad, así como la orientación eficaz y la
disponibilidad y accesibilidad de medios para llevar a las víctimas a lugares
seguros. Los mensajes relativos al COVID-19 deben incluir información sobre
los teléfonos y servicios de emergencia.

Los servicios de salud sexual y reproductiva deberían considerarse como una


prioridad para salvar vidas y como parte integral de la respuesta a la pandemia,
comprendido el acceso a la contracepción, los cuidados maternos y perinatales,
el tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual, el aborto seguro y
las vías de referencia seguras, incluso para las víctimas de la violencia de
género.

Agua, saneamientos e higiene


La primera línea de defensa contra el COVID-19 consiste en lavarse las manos
con jabón y agua corriente, pero 2.200 millones de personas carecen de
acceso seguro a los servicios de agua potable e higiene.
Entre las medidas inmediatas que pueden ayudar en este ámbito figura la de
prohibir los cortes del suministro de agua a quienes no puedan pagar las
facturas y asegurar el aprovisionamiento de agua, jabón y desinfectante
gratuitos.

Pueblos indígenas.
Los Estados deben tener en cuenta que los pueblos indígenas tienen un
concepto diferente de salud, que comprende la medicina tradicional, y deben
consultar y considerar el consentimiento previo e informado de esos pueblos.
Los Estados deben imponer medidas que regulen el acceso de todas las
personas en territorio indígena, en consulta y colaboración con las poblaciones
interesadas, en especial con sus instituciones representativas.
En cuanto a los pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario o en
fase inicial de contacto, los Estados y otros agentes deben considerarlos como
grupos de población especialmente vulnerables.

Minorías.
Los Estados deben aplicar medidas adicionales con el fin de abordar la
repercusión desproporcionada que el COVID-19 puede tener sobre las
minorías, a causa de las zonas remotas donde viven, en las que hay un acceso
limitado a bienes y servicios esenciales.
Los miembros de grupos minoritarios también tienen más probabilidades de
verse excluidos de los cuidados sanitarios por falta de recursos o de
documentación oficial, o por motivos de estigmatización o discriminación.

Negocios y Derechos Humanos


Todas las empresas tienen una responsabilidad intrínseca en relación con los
derechos humanos, tal como estipulan los Principios Rectores de las Naciones
Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos, incluso en periodos de
dificultades económicas y crisis de salud pública.
Las intervenciones estatales orientadas a aliviar la repercusión económica del
COVID-19, tanto en forma de ayuda financiera, como de medidas de estímulo o
cualquier otra intervención especifica en pro de las empresas, deberían
estipular que las corporaciones beneficiarias han de atenerse a los Principios
Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos.
Sanciones internacionales y unilaterales

La comunidad internacional debe promover la abrogación, o al menos la


suspensión, de todas las sanciones que obstaculizan la capacidad de los
países para luchar con eficacia contra la pandemia del COVID-19 y privan de
asistencia médica vital a quienes la necesitan.

Debe instarse a los gobiernos que aplican las sanciones a que examinen y retiren de
inmediato las medidas que estorban los esfuerzos de los países para responder a la
pandemia del COVID-19

Trata de personas
La Organización Internacional del Trabajo calcula que alrededor de 1.250
millones de trabajadores perderán su empleo a causa de la pandemia, cifra
que equivale al 38 por ciento de la fuerza laboral del mundo, con lo que muchos
millones de personas quedarán en situación de vulnerabilidad y en riesgo de
sufrir explotación laboral.
Los Estados deberían seguir apoyando la labor de los mecanismos nacionales, entre
otros la provisión de protección y asistencia a las víctimas de la trata

Cooperación y solidaridad internacional.


El COVID-19 ha puesto de relieve y agravado las desigualdades entre los
países y dentro de cada uno de ellos.

El apoyo técnico y económico a las naciones y comunidades necesitadas


puede salvar vidas y medios de subsistencia. A corto y largo plazo, las
respuestas de la comunidad internacional deben orientarse por todos los
derechos humanos, incluido el derecho al desarrollo.
La Procuración de Justicia desde la Perspectiva de Género.

De acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia, la perspectiva de género (art. 5º, frac. IX) es una visión científica,
analítica y política sobre las mujeres y los hombres que se propone eliminar
las causas de la opresión de género como la desigualdad, la injusticia y la
jerarquización de las personas basadas en el género.

La perspectiva de género es una forma de observar y analizar los fenómenos


que rodean los géneros, hombre y mujer, con el objetivo de eliminar
estereotipos, discriminación y desigualdad.

La incorporación de la perspectiva de género es una estrategia para evaluar las


implicaciones, para hombres y mujeres, que tiene cualquier acción, política o
programa planificado en todas las áreas y a todos los niveles. Este enfoque reconoce
la necesidad de tener en cuenta las diferencias sociales y económicas entre hombres
y mujeres, para asegurar que las políticas y programas propuestos tengan resultados
justos y objetivos para mujeres y hombres, niños y niñas.

El sistema de justicia penal no es la excepción. De hecho, la aplicación de la


perspectiva de género en la procuración y administración de justicia es una
obligación del Estado mexicano, adquirida mediante instrumentos interna-
cionales y sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así
como de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La perspectiva de género en la procuración de justicia: niveles y ámbitos de
aplicación
Las autoridades federales están obligadas a incorporar la perspectiva de
género en sus actividades de procuración de justicia. No hay justificación para
que las autoridades encargadas de la justicia penal evadan la responsabilidad
que tienen en materia de género.

Para poder cumplir con esta obligación, es de suma utilidad identificar los
niveles y ámbitos de aplicación de la perspectiva de género en la procuración
de justicia, pues esto permite que las autoridades puedan hacerlo de forma
integral.
Dos niveles de aplicación de la perspectiva de género: el nivel técnico, que tiene
que ver con todas las actividades propias de la procuración de justicia, y el
nivel cultural, que es aquel que encontramos en la mentalidad de cada
persona.

El nivel técnico y el nivel cultural


El nivel técnico de la aplicación de la perspectiva de género en la procuración
de justicia se refiere a que las y los agentes del Ministerio Público, las policías,
las y los peritos, y demás integrantes de la procuración de justicia.

Como auxiliares, analistas, o cualquier otra persona directamente involucrada


en esta actividad, realicen su trabajo aplicando una visión que les permita, en
primer lugar, evitar en todo momento cometer actos de discriminación o
violencia de género.

Segundo, identificar las situaciones en las cuales están frente a un acto o contexto de
discriminación o violencia de género, para poder atenderlas e investigarlas
diligentemente, y,

Tercer lugar, utilizar adecuadamente la información obtenida, bajo la


perspectiva de género para ejecutar diligencias, diseñar líneas de
investigación, elaborar reportes, informes y dictámenes, construir la teoría del
caso, clasificar estratégicamente los medios de prueba, interrogar y
contrainterrogar en juicio a testigos, en fin, para todas las actividades propias
de la naturaleza de su encargo.

En el nivel técnico hemos observado avances cuantitativos, en el sentido de que


se han creado cursos, protocolos, comités, incluso áreas específicas para
atender la violencia y desigualdad de género en las actividades de pro-
curación de justicia.

El nivel cultural de la aplicación de la perspectiva de género en la procuración


de justicia tiene dos categorías: la personal y la colectiva.

La personal tiene que ver con la percepción individual de la violencia y discriminación


por razones de género; es la forma en la que las y los operadores del sistema de
procuración de justicia viven y se expresan sobre el género; tiene una enorme
relación con las experiencias personales, la educación y el ambiente en el que se han
desarrollado desde la infancia.

El nivel cultural depende de que cada persona que trabaja en procuración de


justicia reflexione sobre los fenómenos de violencia y discriminación por
género, y de que verdaderamente lo interiorice, identificando patrones y
conductas que normalizan y generan estos fenómenos.
El nivel cultural representa, entonces, el reto más grande para la procuración
de justicia, pues no se trata de formar a mejores operadores/as y operadoras
del sistema, sino a mejores personas, que reconozcan, identifiquen, rechacen
y combatan los actos de discriminación y de violencia de género.
Los ámbitos de aplicación.
Sobre los ámbitos de aplicación, mencionaremos, en forma muy general, que
se trata de las actividades propias de las y los operadores/as de la
procuración de justicia federal.

Normalmente identificamos como las principales actividades la detención e


imputación de personas, la atención a víctimas, la investigación del delito y la
construcción y litigación del caso.

En todas las anteriores es completa y totalmente posible incorporar la


perspectiva de género.

Estándares de atención e investigación de los delitos relacionados con la


violencia de género establecidos en sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.

En este apartado revisaremos los estándares internacionales en materia de


violencia de género que se derivan de seis sentencias de la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos. Tres de los casos son contra el Estado mexicano,
mientras que los tres restantes son contra otros países. En todos los casos, las
sentencias son documentos de gran relevancia nacional e internacional,
precisamente, porque sientan precedentes obligatorios para las autoridades
de dichos países, además, son referentes teóricos y normativos en todo el
mundo.

Casos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en contra del Estado


mexicano

a) Caso González y otras (Campo Algodonero) vs. México

b) Fernández Ortega y otros vs. México


c) Rosendo Cantú y otra vs. México

Casos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en contra de otros


Estados

a) Castro Castro vs. Perú

b) Veliz Franco y otros vs. Guatemala

c) Espinoza Gonzáles vs. Perú

a) Caso González y otras (Campo Algodonero) vs. México

Laura Berenice Ramos, estudiante de 17 años de edad, Claudia Ivette González,


de 20 años de edad, y Esmeralda Herrera Monreal, de 15 años de edad,
desaparecieron en Ciudad Juárez, Chihuahua, en otoño de 2001. Sus familiares
presentaron las denuncias de desaparición, pero no se iniciaron mayores
investigaciones. En noviembre de ese año se encontraron los cuerpos de las
tres jóvenes, presentaban indicios que sugerían que estuvieron privadas de su
libertad antes de su muerte, así como claros signos de violencia sexual. A pesar
de lo anterior, no se investigó ni se sancionó a los responsables
La Corte señaló responsable al Estado mexicano de diversas irregularidades
en la investigación, como la mala custodia de la escena del crimen, la defi-
ciente recolección y manejo de evidencias, deficiencias en la elaboración de
las autopsias e identificación y en la entrega de los restos de las víctimas;
demora injustificada e inexistencia de avances sustanciales en las investiga-
ciones, por mencionar algunas.

Derivado de lo anterior, la sentencia impuso obligaciones como remover todos


los obstáculos de jure o de facto (de hecho’, es decir, que no tiene
reconocimiento jurídico) que impidan la debida investigación de los hechos y
el desarrollo de los respectivos procesos judiciales; investigar con
perspectiva de género

Investigar a los funcionarios y aplicar las sanciones correspondientes;


estandarizar los protocolos utilizados para investigar todos los delitos que se
relacionen con violencia de género; e implementar programas y cursos
permanentes de educación y capacitación en derechos humanos y género
dirigidos a funcionarios públicos, entre las más importantes.
CRIMINOLOGÍA Y LOS DERECHOS HUMANOS

La criminología es una ciencia interdisciplinaria, cercana a la sociología,


la psicología, la antropología, el derecho penal y otras áreas del saber humano,
cuyo objeto de estudio lo constituye el crimen, desde un punto de vista teórico
o filosófico.

Esta ciencia se enfoca en las razones por las que ocurre el crimen: en las
motivaciones que llevan al criminal a cometer el delito y también las relaciones
que ello establece con la sociedad.
Todo con el fin de comprender el crimen y poder ayudar a evitarlo o prevenirlo.

Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas (privilegio)


sustentadas en la dignidad humana, cuya realización efectiva resulta
indispensable para el desarrollo integral de la persona.
Este conjunto de prerrogativas se encuentra establecido dentro del orden
jurídico nacional, en nuestra Constitución Política, tratados internacionales y
las leyes.

Criminología se encarga del estudio de la criminalidad: sus factores y causas.

Los Derechos Humanos son entendidos como aquellos que son inherentes al
hombre, los que garantizan que sea digno por naturaleza y que, aunque esa
persona realice actos de irresponsabilidad y con o sin respeto a los demás, no
podrá perder esa dignidad que merece por el simple hecho de existir.

En los últimos cincuenta años la criminología ha sufrido una honda


transformación

La razón central del cambio ha de verse en los profundos cambios que sufrió, a
su vez, la concepción de la sociedad, la imagen tan interesadamente elaborada
a lo largo del siglo XIX no corresponde, a la realidad social.

El estudioso del crimen tradicional, ortodoxo, partía de la noción de que la


sociedad es un orden monolítico en el que priva el consenso y al que dirige una
sola moral -uno y otra, fijados por la ley.
En esta concepción, el delincuente inevitablemente venía a resultar un ser
marginal que formaba parte de una minoría que, fuese por patologías
personales o desviaciones morales, rechazaba el proceso de socialización
que haría de él un individuo “útil a la sociedad”.
El delincuente era, ante todo, un “anormal”.
La delincuencia no surge de la nada ni se debe, tampoco, a un defecto genético
o a una maldad propia del delincuente, sino que es el resultado directo e
inevitable de ciertas condiciones sociales que quizá nos sea posible descubrir.
En el contexto de esta noción burguesa y liberal del conjunto social, la tarea
del criminólogo quedaba reducida, por un lado, a tratar de moderar los excesos
y frenar las arbitrariedades de un sistema de justicia -y de procuración de
justicia-, conservador, autoritario y represivo y, por el otro, a intentar que la
dureza y términos del castigo impuesto al infractor no cancelaran por
completo lo que utópicamente llegó a llamarse su “rehabilitación”.

El criminólogo ya no puede seguir viendo al delincuente como un “anormal”, ni


explicar sus actos como consecuencia de un proceso de socialización fracasado o
incomplete
Las garantías procesales fijan, sin duda, límites y condiciones a la acción
represiva de las autoridades, pero no para defender a los sospechosos de haber
cometido un crimen, sino para defendernos a todos nosotros, a los ciudadanos,
a los gobernados, de los excesos, arbitrariedades y violencias en que con tanta
y tan lamentable frecuencia incurren los encargados del orden.

Violar estos derechos humanos también aumenta la delincuencia y, por


desgracia, la de la peor especie: la que cometen quienes dicen estar luchando
contra ella.

Existir una relación entre la criminología y los derechos humanos, ya que esto
permite que se pueda considerar la creación de del problema de la
criminalidad. políticas criminológicas eficaces que puedan velar por la
prevención y ataquen las raíces estructurales
Existe la necesidad de buscar alternativas al castigo y al sistema carcelario y
empezar a apostar por que el fenómeno sea visto desde una perspectiva de
derechos humanos, ya que éstos serán violados siempre que el sistema siga
perpetuando la impartición de justicia como una venganza o como castigo en
vez de como una oportunidad de reinserción
Sociedad actual hay mucha carencia en cuanto a la educación en derechos
humanos, una gran parte de la población no cuenta con la conciencia de que
existen este tipo de derechos y por ello es importante que se hagan todos los
esfuerzos por parte de distintas disciplinas (como en este caso la Criminología),
de promoverlos, y exigir que se lleven a cabo en las esferas gubernamentales.

Los derechos humanos, la criminología y el derecho penal están directamente


vinculados por sus alcances, efectos, maneras y modos de interpretación de
las conductas típicas y atípicas, y desde luego por el conocimiento científico,
que cada vez aporta más elementos para tratar al delito, al delincuente, a la
víctima y al entorno social y cultural de donde provienen, sin dejar de lado la
presencia indispensable del Estado como eje rector de la colectividad.

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