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Técnicas de Ensayo III

Aplicado a la Música Banda


Sinfónica
Resumen
Capítulo I

Lic. Eduardo Gaitan


Maestría Dirección Musical
Semestre III
1. Los orígenes del oficio
El oficio de director de banda se remonta a tiempos muy antiguos. Lógicamente, al
igual que la sociedad ha evolucionado, ha tenido diferente protagonismo a lo largo
de diversas épocas y culturas. Su instrumento, el ensamble de vientos, también se
ha transformado organológicamente obteniendo una función plenamente artística
con el paso de los siglos. La evolución de la música ha propiciado, en primer lugar,
que al emerger el concepto de creación musical surgiera el estamento de creador o
compositor y, en segundo lugar, que con la creación de composiciones más
complejas y un mayor número de intérpretes apareciese un guía que coordinara a
todos los ejecutantes.Después de otros tantos siglos este guía consigue concentrar
en sí mismo todos los criterios musicales e interpretativos de la agrupación, por lo
que realiza su propia versión de una composición. Desde entonces, el director sirve
de enlace entre la idea musical del compositor con los intérpretes y la de éstos con
el público.
Tenemos datos para afirmar que tanto en el Egipto de la época de los faraones
como en los pueblos persas de este período, los conjuntos instrumentales eran
guiados por una o varias personas colocadas en el centro de la formación, que
dirigían la ejecución con el batir de sus palmas. En Grecia Clásica apareció el teatro
y, a su vez, con éste surgió el coro, obteniendo gran importancia en la época. El
director de coro griego no dirigía con las manos, como hacemos actualmente o
como ya hacían otros pueblos del mundo antiguo.Éste marcaba el ritmo al golpear el
suelo con sus zapatos de suelas de hierro, madera o plomo. También podían utilizar
para el mismo propósito el empleo de un bastón.
En cuanto a la vida musical de Roma, tenemos constancia de sus costumbres, su
organización e incluso de las actividades que realizaban, gracias a los historiadores
romanos que detallaron en sus escritos toda esta información, apareciendo incluso
mosaicos e instrumentos en los restos arqueológicos de esta antigua civilización.
Las bandas primitivas fueron importantes para el ejército romano y es cierto que
gracias a ellas ganaron ventaja en las guerras. Las bandas romanas serían usadas
por los intereses propagandísticos del Imperio. Entre otras encomiendas, tendrían
que recibir a los ejércitos victoriosos a su entrada en Roma; táctica que ya fuera
empleada por los faraones de Egipto para dar mayor énfasis a las victorias.
Con César Augusto (63 a. C.-14 d.C.) se tiende al incremento de las capacidades
sonoras de los instrumentos. Sirva de ejemplo la transformación de las dimensiones
del aulós, que habían heredado de los griegos, para convertirlo en un tamaño similar
al de las tubas (tubae romana).
En el 60 d.C. se fundan en Roma los Festivales Sagrados por Domicio
Claudio Nerón (37-68 d.C.). Aunque no eran estrictamente musicales, la música
cobró un notorio protagonismo. La música por aquel entonces recobra un mayor
protagonismo y es así como se considera "espectáculo", con un maror
reconocimiento social para los músicos. Con esta consideración se crean gremios o
sindicatos de músicos en los que se vela por los intereses de éstos; llegando a
poseer un gran poder e influencia al organizar huelgas que pusieron en riesgo la
celebración de espectáculos en Roma.
El pueblo romano heredó de la cultura griega la importancia de la educación musical
dentro de las principales disciplinas de enseñanza. Gracias a esta herencia se crean
las escuelas de música y danza en donde se recibían a alumnos de las familias
patricias, permitiendo incluso el estudio a las mujeres.
Tras la caída del Imperio desaparecerá el modelo del ejército y de sus bandas
romanas, cayendo así en el olvido.
Alrededor del siglo II de nuestra era aparece el canto coral, como resultado de
adorar a Dios en los actos litúrgicos del Cristianismo. Al igual que en nuestros días,
podían cantar todos los asistentes al culto los distintos Salmos, bien fuesen ricos o
pobres, esclavos o ciudadanos; aunque a las mujeres se les prohibiría en el año
379. En el año 320, el papa Silvestre I funda una escuela de canto en Roma y
asigna el lugar que hoy conocemos como Coro en los edificios religiosos, para que
fuese usado por los miembros de la masa coral.
Ya con la Escuela de Roma consolidada y con la creación de nuevas academias de
canto para religiosos en el concilio de Laodicea, en el 481, se decretó que nadie
excepto los cantantes canónigos pudiese cantar durante los servicios religiosos.
Anicio Manilo Severino Boecio (480-524), sería un director de coro que inventaría
un sistema de entonación propio al que denominaría solmisación (en latín,
solmisatio); el origen de lo que hoy llamamos solfeo.
Guido de Arezzo (990-1050) era profesor, cantante y director de un coro de niños
que cantaban el conocido himno a San Juan, atribuido a Pablo el Diácono. El himno
comenzaba cada verso por las sílabas Ut, Re, Mi, Fa, Sol, La, que correspondían
con la entonación actual de nuestras notas.En vez de entonar las palabras del texto,
entonaban estas sílabas en concordancia a ese sonido determinado; creando así un
sistema de ensayo para su coro.
Con la Edad Media aparecen en Europa grupos de músicos independientes que se
unen para divertirse y animar la vida cotidiana de los pueblos. Se les denominaban
en un principio oculators (del latín,"quien hace feliz"), aunque adoptarían el nombre
de jongleur (del francés juggler) por sus dotes como malabarista. Tocaban varios
instrumentos, cantaban, podían inventar cuentos para complacer a las jóvenes
damas, arrojar cuchillos al aire, hacer saltos mortales o andar haciendo el pino, todo
ello con tal de poder sobrevivir.
En el siglo XIII estos músicos circenses eran personajes populares que fueron
protegidos por los nobles y queridos por una plebe que no se planteaba si los cantos
narrados eran ciertos o si se trataba de meras difamaciones.
Ya en la Alta Edad Media reaparecen las bandas, transformándose con los
instrumentos de la época y clasificándose como Bandas de Iglesia, Bandas de Corte
y Bandas de Ciudades.
Este nuevo sonido de los vientos regresará en Europa gracias a una nueva función
atribuida a estos ensambles: la rendición de honores. Los instrumentos de metal y
percusión fueron los usados para rendir estos honores en torneos, convocatorias,
entrada de reyes en campamentos o ciudades, como se contempla en multitud de
escritos de la época. Esta función llega hasta nuestros días. Los directores deben
conocer los distintos protocolos tanto de actos religiosos, de recibimientos de
personalidades, como lo relacionado con la interpretación de himnos.

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