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MEDITACIÓN

DE LAS SIETE PALABRAS

Las siete palabras, que pronunció Jesús en la cruz se escuchan hoy, en nuestro
mundo. En este momento histórico llegan a nuestro corazón para invitarnos a
construir una tierra nueva, un cielo nuevo, una comunidad nueva.
Frente a la muerte, siempre brotan semillas que darán nueva vida, como el
maíz ofrece su mazorca para la vida de nuestro pueblo.
Estas siete palabras de la agonía de Jesús, nos invitan al perdón, al
arrepentimiento, a la vida nueva, a la esperanza de construir el mundo que
todos esperamos y queremos.
Acompañemos a Jesús en su dolor, pero también en su gran confianza en
Dios, su Padre. Acompañémoslo en la esperanza y pongamos todo nuestro ser
en manos de Dios que es el dueño de la vida.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo


R: Amén

Pequé Señor, ten misericordia de mí


R: Pecamos y nos pesa ten misericordia de nosotros que por
nosotros padeciste
Primera Palabra:
“PADRE, PERDÓNALOS POR QUE NO SABEN LO QUE HACEN”
CANTO: Perdona a tu pueblo Señor
Del Evangelio según san Lucas 23, 33-34
Al llegar al lugar llamado la calavera, lo crucificaron allí, y con él a los
malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Mientras tanto Jesús
decía: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

¡Qué diferente, qué nuevas se nos hacen, por contraste, las palabras de Jesús
en el momento supremo de la cruz! Jesús nada sabe de venganza, no siente
que ha perdido su dignidad filial, no pide ni promete castigos ni maldiciones.
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Padre, perdona a todos: a
los ladrones, a las autoridades judías, al gentío, a los transeúntes, a los
soldados, a mis discípulos; perdona a todos: a los corruptos, a las prostitutas, a
los hipócritas, a los desinhibidos, a los que construyen las armas y a los que
hacen las guerras, a los genocidas y a los abortistas, a los que pecan de oculto
y a los que lo hacen en público, a los criminales de profesión y a los que lo
son sin que lo aparenten...

HIMNO
Aunque he sido tu enemigo,
mi Jesús: como confieso,
ruega por mí: que, con eso,
seguro el perdón consigo.

Cuando loco te ofendí,


no supe lo que yo hacía:
sé, Jesús, del alma mía
y ruega al Padre por mí. Amén.
PETICIONES:
Todos contestamos: “PADRE PERDÓNALOS POR QUE NO SABEN LO
QUE HACEN”

 Perdona a los que gobiernan las naciones por que no ven la pobreza y
no sienten el sufrimiento de sus hermanos. Oremos
 Perdona a los padres de familia que han abandonado a sus hijos y no
han luchado por el alimento y la educación de ellos. Oremos
 Perdónanos a todos tus hijos que no sabemos cuidar la tierra, el viento,
el agua, el bosque, los animales. Oremos
 Perdona a los hijos que no respetan a sus padres ni a las personas
mayores. Oremos

ORACIÓN:
Oh Dios, perdona nuestras ingratitudes y nuestra falta de conciencia
para cuidar de nosotros, de nuestros seres queridos y de nuestros
vecinos. Perdona nuestra falta de amor hacia ti. Te lo pedimos a ti que
vives y reinas por los siglos de los siglos amen.
Segunda Palabra:

“HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”

CANTO: “Caminaré en presencia del Señor”

Del Evangelio según san Lucas 23, 39-43

Uno de los malhechores que estaban crucificados con Jesús lo insultaba: ¿no
eres tú, el Mesías? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros también! Pero el otro
respondió diciendo: ¿no temes a Dios, tu que estas en el mismo suplicio?
Nosotros lo hemos merecido y pagado por lo que hemos hecho, pero este no
ha hecho nada malo.
Y añadió: -Jesús, acuérdate de mí, cuando estés en tu reino. Jesús le
respondió: En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

En el Antiguo Testamento se habla del sheol después de la muerte, ese lugar


tenebroso, algo fantasmal y como lleno de sombras, bastante triste en que
yacían las almas de los muertos. Muy lejos se está todavía de considerar el
paso de la vida a la muerte, como el paso al paraíso, el lugar de todas las
delicias y felicidades. La concepción judía sobre la resurrección estaba
relacionada con el fin de los tiempos, no con el hoy con que Jesucristo la
asegura: HOY estarás conmigo en el paraíso.

En la Toráh se dice que es maldito quien cuelga de la cruz, puesto que eso
significa que se trata de un criminal, de alguien que no ha cumplido la Ley de
Dios y sus preceptos. Jesús acepta que su interlocutor es un criminal, pero no
lo considera maldito, sino bendito, digno de gozar eternamente del paraíso; él
es muy consciente de que no ha venido a salvar a los justos, sino a los
pecadores.
La novedad de esta palabra de Jesús requiere un corazón de niño, un volver a
nacer por obra del Espíritu. Así es ahora el corazón de este hombre que de
ladrón se ha convertido en niño: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas como
rey. También nosotros digamos: “Yo quiero ser como un niño”. Y como niños
escucharemos de labios de Jesús: Hoy estarás conmigo en el paraíso...
HIMNO
Vuelto hacia Ti el Buen Ladrón
con fe te implora tu piedad:
yo también de mi maldad
te pido, Señor, perdón.

Si al ladrón arrepentido
das un lugar en el Cielo,
yo también, ya sin recelo
la salvación hoy te pido. Amén

PETICIONES:
Todos contestamos: HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAISO

 Ten piedad de los enfermos que están en cama y no se pueden valer


por ellos mismos y de los que están en los hospitales, olvidados y
abandonados por sus familiares. Oremos
 Ten piedad de los hombres, mujeres y jóvenes que están en las
cárceles, a veces injustamente. Oremos
 Ten piedad de las comunidades que necesita unidad, paz y amor.
Oremos

ORACIÓN:
Oh Dios, haz que caminemos por sendas del bien, favoreciendo la unidad
de nuestra familia y de los pueblos, construyendo el paraíso donde tú estás
con nosotros. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Tercera Palabra:
“MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO… AHÍ TIENES A TU MADRE”

CANTO: Oh María, madre mía.

Del Evangelio según san Juan 19, 25 - 27

Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, y también


María, esposa de Cleofás, y María de Magdala. Jesús al ver a la madre y junto
a ella a su discípulo más querido, dijo a la madre: mujer ahí tienes a tu hijo
después dijo al discípulo: ahí tienes a tu madre. Desde ese momento el
discípulo se la llevo a su casa.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

En el Antiguo Testamento el pueblo de Israel es simbolizado por una esposa.


“Te desposaré conmigo para siempre, te desposaré en justicia y en derecho, en
amor y en ternura, te desposaré en fidelidad, y tú conocerás al Señor” (Os 2,
21-22). Pero, que yo recuerde, no existe el símbolo de una madre aplicado a
Israel; el símbolo de padre y madre es aplicado a Yavéh únicamente.

En el Nuevo Testamento la Iglesia, el nuevo Israel, es presentada por varios


símbolos: ciertamente el de esposa (Ef 5,21-33) y el de hijo que puede llamar
papá a Dios (Gál. 4, 6-7), pero también el de madre, como aquí en la cruz.
María, la madre de Jesús, la mujer nueva de la historia, simboliza la Iglesia
que nos engendra a la fe, a la esperanza y al amor de Dios. A su vez, el
discípulo amado, representa a la Iglesia que día tras día vamos engendrando
mediante la palabra y el sacramento. De modo que la Iglesia es madre como
María e hijo como el discípulo amado.
Cristo en la cruz regala a la Iglesia, simbolizada en María, un atributo de Dios:
el ser padre, el ser madre de los creyentes, de la humanidad. Hoy la Iglesia,
desde su cruz y desde nuestra cruz, nos da a María, como madre y maestra de
vida, como compañera de camino, como modelo de generosidad y de entrega,
como símbolo de la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad de la Iglesia.

María simboliza y promueve la unidad porque todos los cristianos somos sus
hijos; simboliza y promueve la santidad, con su amor y su ternura hacia su
Hijo y hacia la voluntad del Padre; simboliza y promueve la catolicidad,
porque es la nueva Eva, la madre de la nueva humanidad, a la que todos los
hombres estamos llamados; simboliza y promueve la apostolicidad, con su
presencia y su solicitud por los apóstoles como en el cenáculo en los días de
Pentecostés. María es Iglesia. María hace Iglesia, engendra la Iglesia.

HIMNO

Jesús en su testamento a su Madre Virgen da:


¿y comprender quién podrá de María el sentimiento?

Hijo tuyo quiero ser,


sé Tu mi Madre Señora:
que mi alma desde a ahora
con tu amor va a florecer. Amén.

PETICIONES:
Todos contestamos: MUJER AHÍ TIENES A TU HIJO. HIJO, AHÍ
TIENES A TU MADRE

 Madre de Jesús y madre nuestra, intercede por tus hijos de esta


comunidad que estamos reunidos por la fe. Oremos
 Madre de Jesús intercede por las mujeres viudas y madres solteras
que luchan por alimentar y educar a sus hijos y a las mujeres que han
sido abandonadas por sus hijos o esposo. Oremos

ORACIÓN:

Madre de Dios y de toda la humanidad, haz que tu amor y ternura se


hagan vida en los hogares y se reflejen en toda la humanidad, para
heredar la armonía a las siguientes generaciones. Te lo pedimos por tu
Hijo Jesucristo. Amén
Cuarta Palabra:
“DIOS MÍO, DIOS MÍO ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?”

CANTO: Dios mío, Dios mío.

Del Evangelio según san Mateo 27, 45 – 46


Desde el mediodía hasta las tres de la tarde se cubrió de las tinieblas la tierra.
Cerca de las tres, Jesús gritó con fuerza: Elí, Elí, lemá sabactaní. Lo que
quiere decir: Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado?
Palabra del Señor

REFLEXIÓN
En el libro de los salmos encontramos muchos que hablan de peligros,
persecuciones, intrigas, malignidad humana... y de confianza en Yahvéh que
salva al que ora de todo ello. El salmo 22 pertenece a este grupo de salmos.
Sobre él, como sobre un pentagrama, parece haber sido redactado el texto de
la pasión de Jesucristo. Escuchemos algunos fragmentos:
¡Dios mío, Dios mío!
¿Por qué me has abandonado?
¿Por qué no escuchas mis gritos y me salvas?...

Todos los que me ven se ríen de mí:


Se encomendó al Señor, ¡pues que él lo libre,
que lo salve, si es que lo ama!...

...taladran mis manos y mis pies,


puedo contar todos mis huesos,
se reparten mis vestiduras,
echan a suerte mis ropas.

Si nos fijamos en la figura de Job, los lamentos en su desgracia, son


impresionantes a nuestros oídos:
Desaparezca el día en que nací
y la noche que dijo: Ha sido concebido un hombre.
Que ese día se convierta en tinieblas...
Lo único que me quedan son mis gemidos;
como el agua se derraman mis lamentos...
No tengo paz, ni calma, ni descanso,
y me invade la turbación (Job 3,3-4.20-26).

Jesús es el último y supremo de entre los justos perseguidos. “El mismo


Cristo, en los días de su vida mortal presentó oraciones y súplicas con grandes
gritos y lágrimas a aquél que podía salvarlo de la muerte” (Hbr 5,7). Pero es
también el Hijo obediente y el sumo sacerdote que ofrece voluntariamente su
vida para la salvación de la humanidad: “Fue escuchado en atención a su
actitud reverente. Y aunque era Hijo, aprendió sufriendo lo que cuesta
obedecer” (Hbr 5,7-9). Jesús no grita a su Padre que le libre de la muerte
como el justo perseguido, Jesús no se lamenta de su estado desgarrador e
inhumano al estilo de Job, Jesús grita al Padre el abandono que siente su alma,
y el deseo de consumar hasta el final su sacrificio redentor.

HIMNO
Desamparado se ve
de su Padre el Hijo amado,
maldito siempre el pecado
que de esto la causa fue.

Quién quisiera consolar


a Jesús en su dolor,
diga en el alma: Señor,
me pesa: no mas pecar. Amén.

PETICIONES:
Todos contestamos: DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿PORQUÉ ME HAS ABANDONADO?

 Dios mío no abandones a tus hijos que recordamos la pasión, muerte y


resurrección, de tu Hijo Jesucristo. Oremos
 Dios mío, no abandones a los jóvenes que han caído en los vicios del
alcohol, las drogas y otros vicios. Oremos
 Dios mío, no abandones a los niños que no son respetados en sus derechos.
Oremos
ORACIÓN:
Dios mío confió en tu amor y misericordia, por eso confió en que tú, no nos abandonas
en los momentos de alegría y en los momentos de tristeza, en los momentos difíciles
cuando nos preguntamos: ¿dónde está mi Dios? Afianza nuestra fe, para encontrarte
siempre muy cerca de nosotros. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Quinta Palabra:

“TENGO SED”

CANTO: No podemos caminar.

Del Evangelio según san Juan 19, 28


Después de eso, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido, y para que
se cumpliera la escritura, dijo: “tengo sed”.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

En el Antiguo Testamento la sed está muy presente. Se nos habla del pueblo
de Israel, sediento cuando marcha por el desierto, y que se queja de haber sido
conducido allí para morir en él de sed (cf. Ex 17,1ss).
¡Cuánto mejor estaban en Egipto!

De sed se habla también en algunos de los salmos. Por ejemplo, en el salmo


41: “Tengo sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver el rostro de
Dios?” o en el salmo 68: “Los insultos me han roto el corazón y desfallezco;
espero compasión, y no la hay; nadie me consuela. Me pusieron veneno en la
comida, me dieron a beber vinagre para mi sed”.

Jesús tiene sed, como junto al pozo de Jacob en Siquén, pero ahora ya no pide
que le den de beber, como lo hizo allí cuando se dirigió a la samaritana (Jn
4,10-15). Jesús en las bienaventuranzas dijo: “Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt 5, 6), y ahora el
Padre, no los hombres, sacia misteriosamente esa sed de justicia de Jesús, es
decir, de redención. Y al término del libro del Apocalipsis dice Jesús: “Si
alguno tiene sed, venga y beba de balde, si quiere, del agua de la vida”
(22,17), porque “el que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en
mí nunca tendrá sed” (Jn 6,35). Y el Apocalipsis no es sino el eco de unas
palabras del Evangelio: “El último día, el más importante de la fiesta (fiesta de
los tabernáculos), Jesús, puesto en pie ante la muchedumbre, afirmó
solemnemente: Si alguien tiene sed, que venga a mí y beba” (Jn 7, 37-38). Y
en el gran momento del juicio final escucharemos estas palabras de Jesús:
“Venid, benditos de mi Padre, porque estuve sediento y me disteis de beber”
(Mt 25, 31-40).

Es nueva la sed de Jesús. No es sed del Dios vivo, porque esa sed está
completamente saciada. No es tampoco la palabra de Jesús un grito de queja,
de desesperación, de rebelión, como en el caso de los israelitas. Es sed real, sí,
pero no sólo en su realidad física, sino sobre todo en su realidad más íntima y
espiritual. Es sed de justicia, de redención por la sangre. Es sed que sólo el
Espíritu Santo puede apagar en el corazón de Cristo y del cristiano. Es sed que
no es suya, sino de sus hermanos los hombres, hecha propia por él en el
calvario.

HIMNO
Sed, dice el Señor, que tiene;
para poder mitigar la sed que así le hace hablar,
darle lágrimas conviene.

Hiel darle, ya se le ha visto: la prueba, mas no la bebe:


¿Cómo quiero yo que pruebe la hiel de mis culpas Cristo? Amén

PETICIONES:
Todos contestamos: TENGO SED.

 Oh Dios, tenemos sed de tu palabra y de tus mandamientos. Oremos


 Oh Dios, tenemos sed de ir por el camino del bien y de la verdad.
Oremos
 Oh Dios, tenemos sed y hambre de alimentos buenos que den salud a
nuestro cuerpo y alma. Oremos
 Oh Dios, tenemos sed de la unidad en todo el mundo y en nuestra
comunidad. Oremos

ORACIÓN:
Dios nuestro escucha nuestra oración. Nuestro clamor, quiere llegar hasta
ti, para que nos des el agua de la vida que cambia nuestro corazón, y así
crear justicia y paz en la comunidad. Te lo pedimos por Cristo Nuestro
Señor. Amén.

Sexta palabra:

“TODO ESTÁ CUMPLIDO”

CANTO: Tú reinarás.

Del Evangelio según san Juan 19, 30


Cuando hubo probado el vino, Jesús dijo: todo está cumplido. Inclinó la
cabeza y entregó su espíritu.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

Ha ido a donde el Padre quería; ha predicado cuando, donde y por el tiempo


que el Padre quería; ha hecho los milagros que el Padre quería; ha elegido a
los hombres que el Padre le indicó; ha predicado la verdad y la justicia, como
el Padre quería; ha vivido conforme a lo que predicaba, para agradar a su
Padre; ha sufrido los tormentos indescriptibles de la pasión y de la cruz; ha
cumplido las Escrituras. Ahora ya puede expirar como un soldado valiente que
ha combatido el buen combate y que grita: ¡Cumplido!

HIMNO
Con firme voz anunció Jesús, ensangrentado,
que del hombre y del pecado
la redención consumó.

Y cumplida su misión,
ya puede Cristo morir,
y abrirme su corazón
para en su pecho vivir. Amén
PETICIONES:
Todos contestamos: TODO ESTÁ CUMPLIDO

 Oh Dios ayúdame a cumplir tu santa voluntad, en el amor al prójimo y a


mí mismo. Oremos
 Oh Dios ayúdame a cumplir tus mandamientos, aprendiendo a seguir a
tu Hijo amado. Oremos
 Oh Dios ayúdame a cumplir con los servicios que nos encomiendan en
nuestra comunidad. Oremos

ORACIÓN:

Oh Dios queremos repetir con Jesús: todo está cumplido. Tú, el dueño de
la vida ayúdanos a construir nuestra comunidad en el amor de hermanos,
te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Séptima Palabra:

“EN TUS MANOS, SEÑOR, ENCOMIENDO MI ESPIRITU”

CANTO: Entre tus manos.

Del Evangelio según san Lucas 23, 44-46


Como al medio día, se ocultó el sol y todo el país quedó en tinieblas hasta las
tres de la tarde. En ese momento la cortina del templo se rasgó por la mitad, y
Jesús gritó muy fuerte: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” y al
decir esto expiró.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

A ti, Señor, me acojo; no quede yo defraudado...


Sé para mí roca de cobijo y fortaleza protectora...
guíame y condúceme, por el honor de tu nombre...
En tus manos encomiendo mi espíritu;
tú, Señor, el Dios fiel, me rescatarás (Sal 31, 2-6).

Jesús, con este salmo, llama a Dios su roca y su fortaleza. Esa roca y fortaleza
ya no es Yahvéh, es el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Hay una novedad
radical: No es la relación de un vasallo con su rey, sino la de un hijo para con
su Padre. No se abandona a las manos poderosas de Yahvéh, el Señor de los
ejércitos, el rey de las naciones, sino en las manos tiernas y benditas del Padre.
Digamos también nosotros: Padre, a tus manos confío mi espíritu, mi vida
entera, ahora en el tiempo de la lucha, luego en la eternidad del amor.

HIMNO
A su eterno Padre, ya el espíritu encomienda;
si mi vida no se enmienda,
¿en qué manos parará?

En las tuyas desde ahora


mi alma pongo, Jesús mío;
guardaría allí yo confío
para mi última hora. Amén

PETICIONES:
Todos contestamos: PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI
ESPÍRITU.
 Padre, en tus manos, ponemos a los pueblos que tienen problemas para
que hagan la paz sin violencia. Oremos
 Padre, en tus manos, ponemos a las familias del mundo entero para que
les des el amor, fruto del espíritu Santo. Oremos
 Padre, en tus manos, ponemos a los jóvenes para que les des confianza
en ti y en ellos mismos. Oremos
 Padre, en tus manos, ponemos a la niñez para que sembremos en ellos la
fe en ti y el deseo de construir un mundo nuevo. Oremos

ORACIÓN:

Señor estamos en tus manos, no permitas que caigamos en el mal. Te


rogamos que nos guíes por tu camino que se logra en el amor al prójimo
y en el amor a ti que eres el único Dios. Te lo pedimos por Cristo Nuestro
Señor. Amén.

Dulce madre…
Sea eternamente bendito…

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