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Parroquia Nuestra Señora de los Dolores

Dolores, Petén, Guatemala, C.A.

VÍACRUCIS AÑO 2021

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


El vía crucis, es un caminar en la oración, siguiendo a Jesús en el compromiso de la
misión. La misión del reino no es fácil, es necesario tomar la cruz con
responsabilidad y seguir a Jesús en el compromiso por la justicia, la paz y la verdad.
En esta cuaresma del 2021 estamos invitados a renovar nuestra fe, esperanza y
caridad; sobre todo hacerla presente en nuestros hermanos que siguen cargando la
cruz en nuestra sociedad.

Participemos en este vía crucis unidos a Jesús, atentos a los signos de los tiempos
en este año que seguimos viviendo la pandemia al mismo tiempo, nos dejaremos
interpelar por algunas situaciones de la vida que caracterizan nuestro municipio y
del Petén. Expresaremos así una resonancia que manifieste nuestro deseo de ser
compasivos y misericordiosos, como nuestro Padre Celestial es misericordioso.

Este año 2021 el pueblo pobre sigue cargando la cruz del dolor resultado de la
pandemia, violencia viendo asesinados a sus hijos, de las extorciones y la existencia
de redes políticas y económicas ilícitas que fortalecen la impunidad y sostienen la
corrupción, aprovechándose del modelo económico vigente a favor de su
enriquecimiento y la conflictividad sociales. Jesucristo nos vuelve a tocar el corazón
y nos repite “sean misericordiosos como el Padre.” Cristo nos acompaña en nuestra
historia, por lo tanto, nosotros acompañémoslo en este vía crucis recordando que
somos una parroquia misionera, comunidad de comunidades al servicio del Reino.

COMENCEMOS:

1. Una estrofa de un canto y el estribillo


2. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

OREMOS
Señor, Dios misericordioso, que has querido realizar la salvación de todos los
hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, concédenos, a quienes hemos
conocido en la tierra este misterio de amor, dar testimonio del evangelio, siendo
justos, fieles y misericordiosos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

PRIMERA ESTACIÓN: JESUS ES CONDENADO A MUERTE.


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

El Evangelio de Lucas nos narra que «Pilatos volvió a dirigirles la palabra con
intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando: “¡Crucifícalo, crucifícalo!”.
Por tercera vez les dijo: “Pues, ¿qué mal ha hecho este? No he encontrado en él
ninguna culpa que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo
soltaré”. Pero ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba
creciendo su griterío. Pilatos entonces sentenció que se realizara lo que pedían:
soltó al que le reclamaban (al que había metido en la cárcel por revuelta y
homicidio), y a Jesús se lo entregó a su voluntad» (Lc. 23,20-25).

MEDITACION
Pedimos en esta estación por todas las personas. Somos frágiles. Estamos
expuestos al virus, enfermedades, pecados, peligros… es la “condena” de nuestra
limitación y debilidad humana. Que asumamos esa condición de fragilidad que nos
identifica: no somos dioses, somos carne y hueso, con lo que esta realidad conlleva.
Con la esperanza de que esta enfermedad desaparecerá nuestra fe nos llama a
acoger la Verdad y a ser testigos, ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas.
En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo
significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos
transmite de generación en generación.

En el Padre Nuestro, Jesús nos invita a pedir para que el Padre nos dé la
tortilla, el frijol y el cacao nuestro de cada día para que nunca tengamos
hambre. Unidos como hermanos digamos: PADRE NUESTRO…. DIOS TE
SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN
Señor Jesucristo ayúdanos a buscar siempre la verdad, y a estar siempre de parte
del pobre y a defender los valore de la familia, como son el amor, el perdón, la
esperanza, la alegría y el valor del trabajo humano.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ A CUESTAS


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

En la primera Carta de Pedro está escrito que «Él llevó nuestros pecados en su
cuerpo hasta el leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Con
sus heridas fuisteis curados. Pues andaban errantes como ovejas, pero ahora se
han convertido al pastor y guardián de sus almas» (1 P 2,24-25).

MEDITACION:
El Papa Francisco nos invita en este 2021 a un año dedicado a San José sobre todo
la importancia de la familia diciendo que «Jesús, reconcilió cada cosa en sí misma,
volvió a llevar el matrimonio y la familia a su forma original. San José se convirtió en
el depositario singular del misterio “escondido desde siglos en Dios” por eso la
familia y el matrimonio fueron redimidos por Cristo (cf. Ef 5,21-32), restaurados a
imagen de la Santísima Trinidad... De Cristo, mediante la Iglesia, el matrimonio y la
familia reciben la gracia necesaria para testimoniar el amor de Dios y vivir la vida de
comunión” .EG 63.

En esta estación pidamos al Señor por cada familia, por cada madre y padre de
familia para que sepan llevar a sus hijos por el camino de la Luz que es Cristo el
Señor.

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN
Señor Jesús, cada vez nuestro mundo se complica más. La pobreza se torna la
miseria. Te pedimos que nuestras familias sean verdaderas Iglesias domesticas que
manifiesten los valor de tu reino. Ayúdanos a poner nuestra confianza únicamente
en ti Dios de los pobres.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

El profeta Isaías nos dice: «Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros
dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue
traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro
castigo saludable cayó sobre él» (Is 53,4-5).

MEDITACIÓN

Es un Jesús frágil, muy humano, el que contemplamos con asombro en esta


estación de gran dolor. Pero es precisamente esta caída en tierra lo que revela aún
más su inmenso amor. Está acorralado por el gentío, aturdido por los gritos de los
soldados, cubierto por las llagas de la flagelación, lleno de amargura interior por la
inmensa ingratitud humana. Cae por tierra.

En medio de la situación de pandemia pidamos a Dios para que no caigamos en la


tentación de la frivolidad, de no tomarnos en serio las recomendaciones que se nos
hacen para evitar más contagios, poniendo en riesgo nuestra salud y la salud de los
demás.

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN

Señor Jesús, que te has humillado para rescatar nuestra debilidad, haz que seamos
capaces de entrar en una verdadera comunión con los hermanos más pobres, con
los abuelos y ancianos, y Arranca de nuestro corazón toda raíz de miedo,
irresponsabilidad y cómoda indiferencia, que nos impide reconocerte en los
enfermos, para dar testimonio de que tu Iglesia está cerca de los pobres, Amén.

CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MADRE .


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

San Lucas nos dice que Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre
a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin
saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de
camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se
volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le
encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y
preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y
sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos. Lc. 2, 41-47

MEDITACION
Cuánto bien nos hace pensar que María y José enseñaron a Jesús a decir sus
oraciones, y esto es un peregrinaje: el peregrinaje a la educación a la oración. Y
también nos hace bien saber que durante la jornada rezaban juntos; y que el sábado
iban juntos a la sinagoga para escuchar las Escrituras de la Ley y los Profetas, y
alabar al Señor con todo el pueblo.

María al encontrar a su hijo le dio esperanza de hacer nuevas todas las cosas por
eso en esta cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que
reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras
que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian». A veces, para dar
esperanza, es suficiente con ser «una persona amable, que deja a un lado sus
ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir
una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta
indiferencia».

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN
¡Oh Virgen María! Tú que estuviste con Jesús en la buenas y en las malas,
intercede ante tu hijo por nosotros, ayúdanos a saber perdonarnos y a orar juntos
para permanecer siempre unidos a ti.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

QUINTA ESTACIÓN: EL CIRENEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

El santo evangelio de San Marcos nos cuenta que «A uno que pasaba, de vuelta del
campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la
cruz de Jesús» (Mc 15,21).

MEDITACION.
Pidamos en esta estación por los profesionales sanitarios: médicos, enfermeras,
auxiliares… por todo el personal de los hospitales que son los cirineos que ayudan a
los enfermos a vencer la enfermedad. Que Dios les proteja, les cuide, les fortalezca
y les ayude en esta hora difícil.

La fe convertida en fraternidad nos compromete a convertirnos en cirineos, viviendo


la solidaridad con todos, sobre todo los hambrientos, sedientos. Se estrechan los
vínculos de los miembros de un mismo cuerpo y de ramas de una misma vid; sobre
todo en este tiempo que estamos atravesando de pandemia y violencia social.
Debemos comprometernos a ser solidarios con los que llevan una cruz muy pesada
como son los emigrantes, los enfermos, los que no tienen lo necesario para comer,
es decir con el pobre.

Unidos como hermanos recemos por familia que cargan cruces muy pesadas:
PADRE NUESTRO… DIOS TE SALVE MARÍA. GLORIA AL PADRE…

ORACIÓN
Señor, permite que desde el fondo de nuestros corazones podamos ser presencia
de amor ante nuestros hermanos más débiles, sobre todo en aquellos que nos
excluidos de lo necesario. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

SEXTA ESTACIÓN: VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

Cuando recitamos el salmo 26, decimos: «Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro”.


Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación»
(Sal 26,8-9).

MEDITACION
El velo, sobre el que queda impreso el rostro de Cristo, es un mensaje para nosotros
cristianos del Vicariato Apostólico de Petén. Todo acto de amor, de misericordia
hacia el prójimo pobre y el que sufre, queda impreso en el corazón y aumenta en
quien lo realiza la semejanza con el Redentor del mundo.

Los actos de amor no pasan. Cualquier gesto de bondad, de comprensión y de


servicio dejan en el corazón de las personas una señal imborrable que lo asemeja
un poco más a Cristo; sobre todo con nuestros hermanos migrantes que sufren a
causa de leyes que favorecen a los poderosos, se ven día a día rostros sufrientes
que en su camino son auxiliados por las nuevas verónicas que les brindan su ayuda.

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN
Señor Jesús, ¡que no seamos indiferentes con los que están a nuestro lado que
sepamos enjugar las lágrimas de nuestros hermanos, amigo y enemigos porque tú
estás en el que sufre. Que seamos solidarios, con el que llora, con el pobre. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.

SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

El profeta Isaías canta lo siguiente «sin embargo, eran nuestras dolencias las que él
llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. Nosotros lo creíamos azotado
por Dios, castigado y humillado, pero eran nuestras faltas por las que era destruido,
nuestros pecados por los que era aplastado… y por sus llagas hemos sido sanados.
Todos andábamos como ovejas errantes, cada cual seguía su propio camino, y
Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros.»(Is. 53, 4-6).

MEDITACIÓN

En Jesús se cumplen verdaderamente las antiguas profecías del Siervo humilde y


obediente, que carga sobre sus hombros toda nuestra historia de dolor. Y así,
Jesús, llevado a empellones, se desploma por la fatiga y la opresión, rodeado,
circundado por la violencia, ya sin fuerzas. Cada vez más solo, cada vez más en la
oscuridad. Llagado en la carne, con los huesos magullados.

Pidamos ahora por todas las victimas de trata de personas, victimas que son
atrapadas, pero nunca pierden la esperanza de salirse de la esclavitud, aun
después de repetidos fracasos. Su capacidad de supervivencia y dinamismo,
muchas veces unido con una fuerte ambición que los mueve a mejorar sus vidas.
Pidamos al providente cuidado de Dios a las víctimas que están tratando de
escaparse de su situación.

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACION
¡OH, Señor! Ayúdame a no ser indiferente frente al hermano, pobre, desnudo y
hambriento.
Mi hermano desnudo es el que no tiene ropa, ni zapatos, o puede ser que no tenga
casa. Ayuda a aquellas personas sin techo ni pan. Perdona nos Dios nuestro y
ayúdanos a ser solidarios.
Port Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

El evangelio de Lucas nos muestra a un grupo de mujeres que lloran de dolor, al


ver a Jesús herido y maltratado cargando la cruz. Él se dirige a ellas y les dice:
«Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos» (Lc
23,28).

MEDITACIÓN
Las figuras femeninas en el camino del dolor se presentan como antorchas
encendidas. Mujeres de fidelidad y valor que no se dejan intimidar por los guardias
ni escandalizar por las llagas del Buen Maestro. Están dispuestas a encontrarlo y
consolarlo. Jesús está allí, ante ellas. Hay quien lo pisotea mientras cae por tierra
agotado. Pero las mujeres están allí, listas para darle ese cálido latido que el
corazón ya no puede contener. Antes lo observan desde lejos, pero luego se
acercan, como hace el amigo, el hermano o hermana cuando se da cuenta de las
dificultades del ser querido.

Jesús se impresiona por su llanto amargo, pero les exhorta a no desgastar el


corazón en verlo tan maltratado, a no ser mujeres que lloran, sino creyentes. No
más lamentos, sino deseos de renacer, de mirar hacia adelante, de proceder con
fe y esperanza hacia esa aurora de luz que surgirá aún más cegadora sobre la
cabeza de quienes caminan con los ojos puestos en Dios.

En nuestro municipio podríamos decir: Lloremos por las mujeres esclavizadas por el
miedo y la explotación. Pero no basta lamentarse y sentir compasión. Jesús es más
exigente. Las mujeres deben ser amadas como un don inviolable para toda la
humanidad. Para hacer crecer a nuestros hijos, en dignidad y esperanza.

Señor Jesús en esta oración, queremos pedirte por nuestras madres,


hermanas, esposas e hijas para que sean respetadas y amadas en su
dignidad: PADRE NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y
AL HIJO….

ORACIÓN

Señor Jesús, frena la mano que ataca a las mujeres. Libera su corazón del abismo
de la desesperación cuando se convierten en víctimas de la violencia. Enjuga su
llanto cuando se encuentran solas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

El apóstol Pablo en la carta a los Romanos nos dice« ¿Quién podrá


apartarnos del amor de Cristo?; ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el
hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?... Pero en todo esto vencemos
de sobra gracias a aquel que nos ha amado» (Rm 8,35.37).

MEDITACIÓN
San Pablo enumera sus pruebas, pero sabe que Jesús ha pasado antes por ellas,
que en el camino hacia el Gólgota cayó una, dos, tres veces. Destrozado por la
tribulación, la persecución, la espada; oprimido por el madero de la cruz. Exhausto.
Parece decir, como nosotros en tantos momentos de oscuridad: «¡Ya no puedo
más!».

Es el grito de los perseguidos, los moribundos, los enfermos terminales, los


oprimidos por el yugo.
Pero en Jesús se ve también su fuerza: «Si hace sufrir, se compadece» (Lm 3,32).
En esta cuaresma nuestra caridad, debe ser vivida tras las huellas de Cristo,
mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de
nuestra fe y nuestra esperanza. La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por
este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin hogar,
despreciado, en situación de necesidad… La caridad es el impulso del corazón que
nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la
comunión.

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN
Señor Jesús, te rogamos que protejas a tantos hermanos nuestros que por sus
situaciones caen una y otra vez, haz que nuestra caridad se refleje en nuestras
acciones cotidianas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE LAS VESTIDURAS


Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

«Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro


partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura,
tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: “No la rasguemos, sino
echémosla a suerte, a ver a quién le toca”. Así se cumplió la Escritura: “Se
repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”. Esto hicieron los soldados» (Jn
19,23-24).

MEDITACIÓN

No dejaron ni un trozo de tela que cubriera el cuerpo de Jesús. Lo despojaron. No


tenía manto ni túnica, ningún vestido. Lo desnudaron como un acto de humillación
extrema. Sólo le cubría la sangre, que borbotaba de sus numerosas heridas. La
túnica queda intacta: es símbolo de la unidad de la Iglesia, una unidad que se ha de
recobrar mediante un camino paciente, una paz artesana, construida día a día en un
tejido recompuesto con los hilos de oro de la fraternidad, en un clima de
reconciliación y perdón mutuo.

El Papa Francisco en esta cuaresma nos quiere recordar que «A partir del “amor
social” es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos
sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un
mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr
caminos eficaces de desarrollo para todos».

Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en


condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de
COVID-19. En un contexto tan incierto sobre el futuro, recordemos la palabra que
Dios dirige a su Siervo: «No temas, que te he redimido» (Is 43,1), ofrezcamos con
nuestra caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama
como a un hijo

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN
Señor Jesús, permite que nuestra parroquia siempre sea comunidad de
comunidades donde manifestemos el amor fraterno sin fingimiento por que sufre en
nuestra sociedad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ

Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

El evangelista Marcos nos dice que «Lo crucificaron y se repartieron sus ropas,
echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana
cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los
judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
Así se cumplió la Escritura que dice: “Lo consideraron como un malhechor”» (Mc
15,24-28).

MEDITACIÓN

Y lo crucificaron. La pena de los infames, de los traidores, de los esclavos rebeldes.


Esta es la pena que se aplica a nuestro Señor Jesús: ásperos clavos, dolor
lacerante, la congoja de la madre, la vergüenza de verse acomunado a dos
bandidos, la ropa repartida entre los soldados como un botín, las burlas crueles de
quienes pasaban por allí: «A otros ha salvado y él no se puede salvar, que baje
ahora de la cruz y le creeremos» (Mt 27,42).

También hoy, como Jesús, muchos hermanos y hermanas nuestros están clavados
al lecho de dolor, en hospitales, asilos de ancianos, en nuestras familias. Es el
tiempo de la prueba, de días amargos, de soledad e incluso de desesperación:
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46).

Que nuestra mano nunca sea para clavar, sino siempre para acercar, consolar y
acompañar a los enfermos, levantándolos de su lecho de dolor.

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN

Señor Jesús, no te alejes de mí, en mi lecho de dolor y hazme compañía. No me


dejes solo, tiende tu mano y levántame. Yo creo que tú eres el Amor, y creo que tu
voluntad es la expresión de tu amor; por eso me encomiendo a tu voluntad, confío
en tu amor. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
DECIMA SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

El evangelista Juan nos dice que «Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo
estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura dijo: “Tengo sed”. Había allí un
jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña
de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: “Está
cumplido”. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu» (Jn 19,28-30).

MEDITACIÓN

Las palabras y el gemido de Jesús, son los mismos de los moribundos, el grito de
los desesperados, la invocación de los perdedores. Es Jesús. «Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46). Es el grito de Job, de todo hombre bajo
el peso de la desgracia. Y Dios guarda silencio. Calla porque su respuesta está allí,
en la cruz: él mismo, Jesús, es la respuesta de Dios, Palabra eterna encarnada por
amor.

En esta estación recordamos a tantos hermanos nuestros que fueron asesinados


este año, en el Petén a causa de la pandemia que aún seguimos sufriendo, a causa
de la violencia que sigue cobrando la vida de los más indefensos los niños y niñas y
por aquellos que han muerto por la irresponsabilidad de otros. Pedimos a Dios para
que en el mundo se respete más la vida de las personas, que son imagen de Dios.
No podemos aceptar los asesinatos ni las injusticias. Son hermanos nuestros que
son crucificados de diferentes maneras.

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN
Oh Dios, ayúdanos a respetar la vida, defender la vida. Que no condenemos a nadie
injustamente.
Señor que nuestro país sea liberado de la muerte, de la mentira y la corrupción.
Madre del Cielo, ruega por nosotros para que sepamos ser misericordiosos. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
DECIMA TERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y
ENTREGADO A SU MADRE

Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

San Mateo nos dice que «Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado
José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo
de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran» (Mt 27,57-58).

MEDITACION

Antes de ser puesto en la tumba, Jesús es entregado finalmente a su Madre. Una


madre con un corazón destrozado, que nos dice cómo la muerte no impide el último
beso de la madre a su hijo. Postrada ante el cuerpo de Jesús, María se encadena a
él en un abrazo total. La muerte no destruya el amor. Porque el amor es más fuerte
que la muerte. El amor puro es perdurable. Quién está dispuesto a sacrificar su vida
por Cristo, la encontrará. Transfigurada más allá de la muerte.

En esta trágica entrega, se mezclan lágrimas y sangre. Como en la vida de nuestras


familias, atribuladas a veces por pérdidas imprevistas y dolorosas, creando un vacío
insalvable, cuando muere un hijo, un amigo o un ser querido. Misericordia será,
entonces, hacerse cercanos de los hermanos en luto y que no se resignan. Es una
caridad muy grande cuidar de quien está sufriendo en el cuerpo llagado, en la mente
deprimida, en el ánimo desesperado.

Unidos como hermanos recemos a nuestra madre por nosotros pecadores,


para que nos ayude a ser verdaderamente misericordiosos.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra,


Dios te salve .A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo
y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a
nosotros, esos tus ojos misericordiosos. Y, después de este destierro, muéstranos a
Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, Oh piadosa, Oh dulce Virgen María!

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.


DECIMA CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO

Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

El evangelio de San Juan nos dice que «Había un huerto en el sitio donde lo
crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado
todavía... Allí pusieron a Jesús» (Jn 19,41-42).

MEDITACIÓN
Aquel jardín, donde se encuentra la tumba en la que Jesús fue sepultado, recuerda
otro jardín: el Jardín del Edén. Un jardín que, a causa de la desobediencia, perdió su
belleza y se convirtió en desolación, lugar de muerte en vez de vida. Las cosas que
nos impiden respirar la voluntad de Dios, como el apego al dinero, la soberbia, el
derroche de la vida, se han de cortar e injertarlas ahora en el madero de la cruz.

Aquel sepulcro representa el fin del hombre viejo. Y, como para Jesús, Dios
tampoco ha permitido para nosotros fuéramos castigados con la muerte definitiva.
La muerte de Cristo destruye todos los tronos del mal, basados en la codicia y la
dureza de corazón. La muerte nos desarma, nos hace entender que estamos
expuestos a una existencia terrenal que termina. Pero, ante ese cuerpo de Jesús
puesto en el sepulcro, tomamos conciencia de lo que somos: criaturas que, para no
morir, necesitan de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo.

Unidos como hermanos recemos como Cristo nos enseñó: PADRE


NUESTRO…. DIOS TE SALVE MARÍA…. GLORIA AL PADRE Y AL HIJO….

ORACIÓN
Señor Jesucristo, que fuiste llevado desde las tinieblas de la muerte a la luz de una
nueva vida en la gloria, haz que el signo del sepulcro vacío nos hable a nosotros y a
las generaciones futuras y se convierta en fuente viva de fe, de caridad, misericordia
y de esperanza.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.


DECIMA QUINTA ESTACIÓN: LA RESURRECION DEL SEÑOR

Guía: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.

Pueblo: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador, amén.

Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé,


compraron aromas para embalsamar el cuerpo. Y muy temprano, el primer día de la
semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Se decían unas a otras: «¿Quién
nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?» Pero cuando miraron, vieron que
la piedra había sido retirada a un lado, a pesar de ser una piedra muy grande.
Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido
enteramente de blanco, y se asustaron. Pero él les dijo: «No se asusten. Si ustedes
buscan a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí, ha resucitado; pero éste es
el lugar donde lo pusieron. Ahora vayan a decir a los discípulos, y en especial a
Pedro, que él se les adelanta camino de Galilea. Allí lo verán, tal como él les dijo.»

Marcos 16,1-7
La resurrección de Jesús es fundamento de nuestra fe. Resurrección de Cristo y
resurrección del pueblo pobre, de los crucificados de cada día. Cristo resucitado
vive en cada emigrante, en cada persona que llora, que sufre, que ama, que espera.
Cristo resucitado está en medio de nosotros.

Padre nuestro/ Ave María/ Gloria al Padre y al Hijo…

El Señor esté con ustedes


Y con tu espíritu.
Nos bendiga Dios todo poderoso, Padre, e Hijo y Espíritu Santo. Amén

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