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BASES CONCEPTUALES EN EL
ANÁLISIS DE CONFLICTOS
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Temario
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Objetivos Específicos
3
Unidad 1: BASES CONCEPTUALES EN
EL ANÁLISIS DE CONFLICTOS
1.1. Escuelas y Teorías sobre el Conflicto
En términos genéricos una teoría del conflicto social será autónoma, lo normal es que
forme parte de una concepción global de la realidad social y de su funcionamiento. De
ahí que se pueda hablar de dos grandes concepciones del conflicto social, las cuales
condicionan la interpretación de los conflictos sociales:
Peña, O. (2017).
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1.2. Perspectivas de análisis
Grajales, C.(2009)
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1. Valores y creencias personales
2. Política e ideológica
Caleb, A. (2019)
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1.2.3. Mecanismo ofensivo-defensivo
• ¿Qué son y qué función tienen los mecanismos de defensa?
• Los mecanismos de defensa son las reacciones inconscientes que tenemos en situaciones emocionalmente difíciles
de aceptar y que utiliza nuestro cerebro para intentar mantener nuestro equilibrio psicológico y evitar el
sufrimiento o malestar que nos supondría enfrentar esa realidad.
• Adoptamos estas estrategias defensivas de manera inconsciente en situaciones muy diversas: cuando creemos que
nuestra identidad o sistema de creencias pueden verse dañadas, cuando adaptarnos a una nueva realidad nos
supondría un gran esfuerzo psicológico o cuando, emocionalmente, una situación es demasiado compleja o intensa
para asumirla.
• Existen muchos mecanismos de defensa. Algunos de los principales son:
• La negación
• Se da en situaciones en las que nos cuesta mucho aceptar un hecho o noticia, como el no ser correspondidos por la
persona que amamos o la pérdida de un ser querido. En el primer caso, a pesar de todas las evidencias, seguimos
encontrando indicios de que esta persona nos ama; en el segundo caso, hay momentos en los que no podemos
creer que esta persona ya no esté. Es decir, no sentiremos completa e inmediatamente la emoción de esa pérdida,
sino que iremos transitando poco a poco hacia esa emoción. Generalmente, aunque no siempre, la negación es un
proceso temporal que perdura hasta que vamos aceptando la realidad y contactando con las emociones que nos
provoca esa situación.
• La represión
• La represión es un mecanismo de defensa que actúa para que la persona olvide experiencias traumáticas: para
evitar contactar con pensamientos, recuerdos, impulsos o experiencias que consideramos vergonzosos,
inaceptables o demasiado dolorosos. Nuestro cerebro, al rechazarlos, los vuelve inconscientes. Un ejemplo sería el
caso de una persona que sufrió malos tratos durante su infancia: el recuerdo es tan traumático que queda
reprimido (olvidado a nivel consciente) para no tener que afrontar ese suceso.
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3. Mecanismo ofensivo-defensivo
4. Perspectivas adicionales
• Proyección
• Amenudo,nosesmásfácilidentificarytolerarciertasemocionesenlosdemásqueennosotrosmismos.Cuandoestoocur
re,puededarseelmecanismodedefensadelaproyección:atribuimosnuestraspropiasemociones,pensamientosodes
eosaotraspersonas.Porejemplo,sinonossentimosagustodesarrollandonuestrotrabajo,podemosocultarnosestema
lestarinconscientementeparanotenerqueafrontarlasemocionesnegativasquenoscausaríareconocerloyreaccionar
expresandoquesonnuestroscolegaslosqueestánadisgustoennuestroequipo.
• De defensa, a causa de sentimiento de inferioridad
• Algunaspersonas,cuandosesienteninferioresenalgúnaspectoynopuedenafrontarlo,desarrollanactitudesagresivas
y/o excesivamente competitivas.
• Regresión
• Cuandounapersonaseenfrentaasituacionesestresantesodesafiantes,puederegresaraconductasinfantiles.Porejem
plo:algunosniños,cuandoempiezanelcolegio,vuelvenahacersepipíenlacama.Otros,cuandosedivorciansuspadres,v
uelvenajuegosmásinfantilesoaexpresarsepeordeloquelohacíanantes.Cuandorecuperanlaseguridadquenecesitan
paraafrontarlasituación,abandonanelmecanismodedefensa.
• Desplazamiento
• Haydesplazamientocuandotransferimoscaracterísticas,sentimientosoemocionesdeunobjetoopersonaaotro/a.No
sexplicamos:si,porejemplo,ennuestrarelacióndeparejaencontramoscarenciasdifícilesdeidentificaroabordaryespe
ramosdelotrounaatenciónycuidadosquenorecibimosoquenollegandelamaneraquedesearíamos,esposiblequetras
lademosesteconflictoacualquiersituaciónrutinariadiscutiendoporlastareasdelacasaconunaintensidaddesmedida.
Otroejemploseríacuandonossentimosmalporalgoynosdamoselcaprichodecomprarnosalgoporqueesonoshacesen
tirmejor(aunque sea momentáneamente).
• Guitart,J.(2021).
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1.3 Fases del Conflicto
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1.4. Clasificación y espectro de los conflictos
desde la perspectiva jurídica
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5. Fuentes y problemática asociada a los conflictos en el ámbito mexicano
1. Aspectos culturales inherentes
2. Influencia del exterior y de los avances tecnológicos
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1.5.3. Incidencia por Materia o Rama Jurídica
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1.6. Mecanismos y formas preventivas de solución de conflictos
de acuerdo con la normatividad federal y local en México
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Referencias
TIPO TÍTULO AUTOR EDITORIAL AÑO
1 Libro Manual de negociación, mediación y conciliación Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2019 o
vigente
2 Libro Manual de derecho arbitral Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2016 o
vigente
3 Libro Mediación y conciliación extrajudicial Peña Gonzáles, Oscar Flores Editores 2017 o
vigente
4 Libro Manual de Mediación Penal, Civil, Familiar y Justicia Gorjón-Gómez, Francisco; Vera Carrera, Tirant lo Blanch 2018 o
Restaurativa Jessica Marisol; Bravo Garza, Amalia del vigente
Pilar; et al
5 Libro Principios generales del arbitraje Fernández Rozas, José Carlos; Sánchez Tirant lo Blanch 2018 o
Lorenzo, Sixto Alfonso; Stampa, Gonzalo vigente
6 Libro Las soluciones alternas y formas de terminación Meza Fonseca, Emma Wolters Kluwer 2014 o
anticipada en el proceso penal acusatorio vigente
7 Libro Cuestiones prácticas para la aplicación de la Cervelló Donderis, Vicenta; Guardiola Tirant lo Blanch 2016 o
mediación penal García, Javier vigente
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Conciliación, Mediación y Arbitraje.
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Temario
1. Definición y objeto
2. Elementos esenciales del proceso de negociación
3. Modelo de R. Blake & J. Mouton
4. Tipos de negociación
1. Distributiva
2. Integrativa
5. Principios
6. Desvinculación de las personas y el problema
7. Enfoque en los intereses
1. Fijación de criterios
2. Generación de alternativas de solución
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Objetivos Específicos
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2.1. Definición y objetivos
Medios alternativos de resolución de conflictos
• Es necesario precisar la modificación del artículo 18 que establece: Sólo por delito que
merezca pena privativa de libertad habrá lugar a prisión preventiva. Las formas
alternativas de justicia deberán observarse en la aplicación de este sistema, siempre
que resulte procedente…”.
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2.3.1 Negociación 2.3.4 Arbitraje
2.3.2. Mediación
2.3.3. Conciliación
• El negociador participa como un facilitador en la resolución de la controversia ya que es la
persona que recoge inquietudes, traduce estados de ánimo y ayuda a las partes a
confrontar sus pedidos con la realidad, es decir, el mediador calma los estados de ánimos
exaltados, rebaja los pedidos exagerados, explica posiciones y recibe confidencias
• Al negociador lo eligen las partes o un tercero, por lo que el encargo debe recaer en una
persona con dotes necesarias para hallar soluciones al problema que las partes por
iniciativa propia no están en capacidad de brindar.
• Constituye un sistema intermedio de solución de conflictos entre la conciliación y arbitraje,
una puja adicional que permitirá a las partes inmersas hallar la solución que no ha sido
posible materializarse. Se caracteriza por tratar de alcanzar una aceptación de las partes
por intermedio de la propuesta de un tercero, que solo tiene fuerza de recomendación. El
mediador no impone nada. La presencia y labor del mediador no restringe ni limita la
iniciativa de las partes para lograr por sí misma la solución directa del conflicto. La
mediación no es la panacea para la resolución de conflictos de ahí que sólo constituya un
complemento a la Administración de Justicia en la solución de determinadas controversias
o litigios.
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2.3.1 Negociación 2.3.4 Arbitraje
2.3.2. Mediación
2.3.3. Conciliación
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2.3.1 Negociación 2.3.4 Arbitraje
2.3.2. Mediación
2.3.3. Conciliación
• Por ello se dice que el arbitraje es el mecanismo que tiene por objeto la
composición del conflicto por una persona u organismo cuyo laudo una vez
dictado tiene que cumplirse obligatoriamente, de ahí que en el arbitraje se suple
el entendimiento directo de las partes y queda reemplazado por el acuerdo
entre ellas, por una decisión del conflicto que proviene de un tercero llamado
arbitro.
• Cuadra Ramírez, G. 2019.
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2.3.5 Evaluación neutral y ombudsman
El Ombudsman es una institución que protege a las personas contra los abusos o actos arbitrarios de la
administración pública, que pueden afectar sus derechos y garantías fundamentales. Esta institución recibe
diversos nombres en cada país. Se le conoce como:
•Procuraduría de los Derechos Humanos
• Comisionado de los Derechos Humanos
• Defensoría del Pueblo
• Defensoría de los Habitantes.
El titular del Ombudsman es la persona responsable de emitir o dar las recomendaciones.
Para ello, debe:
• Buscar la mayor información posible (investigar).
• Enviar comunicados o cartas a otras instituciones que puedan decir más sobre la situación investigada.
• Visitar oficinas y comunidades.
• Inspeccionar lugares públicos sin avisar antes de hacerlo.
• Citar a los funcionarios públicos que no colaboren o presten ayuda con la investigación.
•Consultar a las personas involucradas y los líderes o autoridades comunitarias. Al finalizar la investigación,
una vez comprobados los hechos o actos denunciados, resolverá el caso por medio de un informe, indicando
las razones por las cuales la autoridad pública cometió la falta
Gonzalez Morales, V. (2017).
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2.3.6. Procedimiento abreviado
• El procedimiento abreviado tiene como finalidad dar por terminado
anticipadamente un proceso penal, de conformidad con el artículo 185 del
Código Nacional de Procedimientos Penales.
La conclusión, será que en la sentencia solo se pueden tomar tres decisiones:
• 1. Absolver cuando la acusación resulte jurídicamente inadmisible (no por falta
de pruebas).
• 2. Revocar o dejar sin efectos la admisión cuando se advierta la inexistencia de
alguno de los requisitos de procedencia y admisibilidad.
• 3. Condenar cuando la acusación resulte jurídicamente sustentable y la validez
del acuerdo entre las partes permanezca. La regla general es que al momento
de emitir el fallo, aunque sí se puede absolver, no se puede invocar la
inexistencia de pruebas que generen certeza más allá de toda duda razonable
con relación a la comisión del hecho, porque esto implicaría desconocer la
voluntad de las partes y eliminaría el sentido lógico de la verificación inicial de
procedencia y admisibilidad.
• Cepeda Morado, G. (2017).
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7. Juicio sumario
8. Métodos mixtos o híbridos
• El juicio sumario es un proceso de conocimiento pleno, un verdadero y propio juicio plenario.
A diferencia del ordinario no es común, vale decir, no se aplica ordinariamente a todo tipo
de controversias. Por el contrario, está destinado a sustanciar cuestiones especialmente previstas en
la ley, las que han sido enumeradas taxativamente.
• El procedimiento sumario se justifica no sólo con la existencia de un criterio definido y obligatorio
para este Tribunal, sino además, con el hecho de que tal criterio resuelva la controversia en forma
definitiva. Es una opción eficaz la implantación de una modalidad del juicio de nulidad tradicional a
través del juicio sumario, que tiene como rasgo primordial el de sustanciarse de forma muy
rápida, abreviando plazos o etapas que impliquen el mínimo de actos procesales indispensables y
con ello el empleo del menor tiempo posible en resolver la controversia planteada.
• Consecuentemente, es importante que la Ley permita que el Juzgador que deba resolver el
procedimiento sumario disponga de los medios más eficientes de substanciación así como para la
notificación rápida y eficaz, con el fin de hacer del conocimiento de las partes las resoluciones
emitidas, debiendo optarse por notificaciones por lista o a través de la vía electrónica, con
excepción evidentemente de aquélla que ponga fin al mismo, pues tal notificación deberá
realizarse siempre en forma personal al promovente y por oficio entregado en la Oficialía de
Partes de la autoridad demandada a fin de otorgar plena seguridad jurídica.
• Herrera Martinez, M. (2012).
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2.4 Comparativo de los medios alternativos de
resolución y el proceso judicial
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2.5. Motivaciones de los jueces para la aceptación de
los medios alternativos de resolución de conflictos
CAPÍTULO II DE LOS FACILITADORES
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Unidad 3. Uso de la negociación en la
solución y prevención de conflictos
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3.1. Definición y objeto 3.2. Elementos
esenciales del proceso de negociación
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3.3. Modelo de R. Blake & J. Mouton
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3.4. Tipos de negociación
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3.4. Tipos de negociación
• Negociación acomodativa.
• Negociación competitiva.
• Negociación colaborativa.
• Negociación distributiva.
• Negociación evitativa.
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1. Fijación de criterios
2. Generación de alternativas de solución.
• Nos guste o no, la esencia de asumir responsabilidades está en tomar
decisiones y la mayoría de las decisiones que debemos tomar son decisiones
frente a algún grado de incertidumbre. Es decir, que aunque busquemos
información y trabajemos hasta el cansancio analizando las alternativas y sus
posibles resultados, no vamos a saber la consecuencia de nuestras decisiones
hasta que las tomemos.
• Además, no hay nada que garantice que las condiciones en las que se tomó la
decisión sigan siendo las mismas, ya que estamos en un medio que cambia
constantemente; aunque las que se toman sin previo análisis, al azar, están
más expuestas que aquellas que siguen el proceso adecuado. Simón dijo:
“constantemente optaremos por el curso de acción que consideremos lo
“suficientemente bueno” a la luz de las circunstancias dadas en ese
momento”.
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Referencias
TIPO TÍTULO AUTOR EDITORIAL AÑO
1 Libro Manual de negociación, mediación y conciliación Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2019 o
vigente
2 Libro Manual de derecho arbitral Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2016 o
vigente
3 Libro Mediación y conciliación extrajudicial Peña Gonzáles, Oscar Flores Editores 2017 o
vigente
4 Libro Manual de Mediación Penal, Civil, Familiar y Justicia Gorjón-Gómez, Francisco; Vera Carrera, Tirant lo Blanch 2018 o
Restaurativa Jessica Marisol; Bravo Garza, Amalia del vigente
Pilar; et al
5 Libro Principios generales del arbitraje Fernández Rozas, José Carlos; Sánchez Tirant lo Blanch 2018 o
Lorenzo, Sixto Alfonso; Stampa, Gonzalo vigente
6 Libro Las soluciones alternas y formas de terminación Meza Fonseca, Emma Wolters Kluwer 2014 o
anticipada en el proceso penal acusatorio vigente
7 Libro Cuestiones prácticas para la aplicación de la Cervelló Donderis, Vicenta; Guardiola Tirant lo Blanch 2016 o
mediación penal García, Javier vigente
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Conciliación, Mediación y Arbitraje.
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Unidad 4: Conciliación y mediación como
mecanismos de solución de conflictos
• 4.1. Diferencias entre conciliación y mediación
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4.2. Tipos de conciliación y mediación
• Con la aprobación de la reforma constitucional, relativa al sistema de justicia, publicada
el 18 de junio de 2008, se revolucionó no solo el marco jurídico federal, sino que como
cascada los Estados de la República por mandato constitucional comenzaron a
homologar su legislación con la Constitución Federal.
• El cambio si bien necesario, se produjo de acuerdo a los tiempos que la propia reforma
estableció, además atendió a la situación particular de cada Estado, por lo que las
adecuaciones comenzaron una vez fue publicada la reforma. El presente análisis
constituye una reflexión sobre como los Estados fueron homologando su legislación en
el tema de métodos alternos de solución de conflictos, al respecto es justo mencionar
que la reforma al artículo 17 de la Constitución establece:
“Las leyes preverán mecanismos alternativos de solución de controversias. En la materia
penal regularán su aplicación, asegurarán la reparación del daño y establecerán los
casos en los que se requerirá supervisión judicial”.
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4.2. Tipos de conciliación y mediación 4.2.1. Administrativa 4.2.2. Fiscal
4.2.3. Vecinal o comunitaria 4.2.4. Judicial 4.2.5. Privada o extrajudicial
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4.2. Tipos de conciliación y mediación 4.2.1. Administrativa 4.2.2. Fiscal
4.2.3. Vecinal o comunitaria 4.2.4. Judicial 4.2.5. Privada o extrajudicial
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4.2. Tipos de conciliación y mediación 4.2.1. Administrativa 4.2.2. Fiscal
4.2.3. Vecinal o comunitaria 4.2.4. Judicial 4.2.5. Privada o extrajudicial
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4.2. Tipos de conciliación y mediación 4.2.1. Administrativa 4.2.2. Fiscal
4.2.3. Vecinal o comunitaria 4.2.4. Judicial 4.2.5. Privada o extrajudicial
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4.2. Tipos de conciliación y mediación 4.2.1. Administrativa 4.2.2. Fiscal
4.2.3. Vecinal o comunitaria 4.2.4. Judicial 4.2.5. Privada o extrajudicial
• Sobre la eficacia de la mediación, Serrano (s.f.) ofrece un modelo explicativo que recoge los factores que
intervienen en el proceso, además de establecer los pasos necesarios para que los resultados de la mediación
sean exitosos.
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4.3. Perfil y funciones del conciliador y del mediador
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4. Modelos conciliatorios
1. Tradicional 4.4.2. Transformativo 4.4.3. Circular
• Entre los modelos conciliatorios que existen, podemos citar como los
más importantes para nuestros propósitos, los siguientes:
• a) El Modelo Tradicional-Lineal de Harvard.
• b) El Modelo Transformativo de Bush y Folger.
• c) El Modelo Circular-Narrativo de Sara Cobb.
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5. Conciliación y mediación judicial versus extrajudicial
1. Diferencias 4.5.2. Principios rectores
4.5.3. Ventajas para las partes y el sistema de impartición de justicia
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4.5. Conciliación y mediación judicial versus extrajudicial
4.5.1. Diferencias 4.5.2. Principios rectores
4.5.3. Ventajas para las partes y el sistema de impartición de justicia
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5. Conciliación y mediación judicial versus extrajudicial
1. Diferencias 4.5.2. Principios rectores
4.5.3. Ventajas para las partes y el sistema de impartición de justicia
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4.6. Técnicas de comunicación aplicables a los procesos de
conciliación y mediación
• Referencia: https://www.youtube.com/watch?v=He6yULGkeBo
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4.7. Casos de análisis
• 4.7.1. Ámbito civil 4.7.2. Ámbito laboral
• 4.7.3. Ámbito penal 4.7.4. Ámbitos adicionales
• La Justicia Alternativa es una herramienta para la solución de conflictos que forma parte
del Nuevo Sistema de Justicia Penal. Tiene como propósito lograr un acuerdo entre los
involucrados a través de la voluntad, la cooperación y el diálogo.
• El objetivo de la mediación y conciliación en materia familiar es ofrecer un espacio neutral
en el marco de los conflictos en las relaciones familiares, basado en la cooperación, y en la
escucha mutua entre los miembros de la familia, sobre la base del respeto, que es la clave
para que una familia funcione.
• La conciliación laboral se produce cuando existe un conflicto entre dos partes en una
empresa. Esta desavenencia se puede resolver o a través del acto de conciliación, o, por
otro lado, a través de un juicio. El acto de conciliación laboral siempre es preferible, pues
se trata de llegar a un acuerdo entre ambas partes.
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Material Complementario
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Referencias
TIPO TÍTULO AUTOR EDITORIAL AÑO
1 Libro Manual de negociación, mediación y conciliación Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2019 o
vigente
2 Libro Manual de derecho arbitral Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2016 o
vigente
3 Libro Mediación y conciliación extrajudicial Peña Gonzáles, Oscar Flores Editores 2017 o
vigente
4 Libro Manual de Mediación Penal, Civil, Familiar y Justicia Restaurativa Gorjón-Gómez, Francisco; Vera Carrera, Jessica Marisol; Tirant lo Blanch 2018 o
Bravo Garza, Amalia del Pilar; et al vigente
5 Libro Principios generales del arbitraje Fernández Rozas, José Carlos; Sánchez Lorenzo, Sixto Tirant lo Blanch 2018 o
Alfonso; Stampa, Gonzalo vigente
6 Libro Las soluciones alternas y formas de terminación anticipada en el Meza Fonseca, Emma Wolters Kluwer 2014 o
proceso penal acusatorio vigente
7 Libro Cuestiones prácticas para la aplicación de la mediación penal Cervelló Donderis, Vicenta; Guardiola García, Javier Tirant lo Blanch 2016 o
vigente
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Conciliación, Mediación y Arbitraje.
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Temario
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Temario
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Objetivos Específicos
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5. El arbitraje, supuestos y jurisdicción
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5.1. Principios rectores del proceso de arbitraje
• Los autores Fenech y Serra Domínguez y describen sus posiciones de la siguiente
manera:
• Para el primero, el estudio de la naturaleza del arbitraje no debe tomar como punto
de partida la relación o el contrato existente entre las partes y los árbitros designados,
sino más bien la función misma que estos desarrollan. En este orden de ideas, cuando
las partes designan árbitros se comprometen a someterse a su decisión, admitiendo
su obligatoriedad; por su parte, los árbitros resuelven una controversia jurídica —no
económica— en la forma y con las características que lo hace un juez en una
sentencia, es decir, con ejecutoriedad incondicionada y con efecto de cosa juzgada
plena, poder que solo puede devenir a los árbitros del Estado.
• Para el segundo, los árbitros poseen autoridad pero no potestad, atributo exclusivo
del Estado. Es por esta razón que los árbitros deberán solicitar el apoyo judicial
respecto de aquellas decisiones que requieran la potestad, como la ejecución del
laudo arbitral. Por consiguiente, aquellas decisiones con carácter meramente
declarativo y constructivo, en sentido amplio, gozan de plena eficacia jurídica sin
necesidad de intervención de ningún órgano estatal.
6
5.1.1. Equivalencia jurisdiccional
El proceso jurisdiccional y el arbitraje tienen como
característica común el ser soluciones hetero-
compositivas del litigio, es decir, soluciones provenientes
de un tercero ajeno a la relación sustancial. Pero
mientras que la obligatoriedad de la solución que implica
el proceso jurisdiccional deriva de la ley y de la autoridad
misma del Estado, la obligatoriedad del arbitraje sólo
puede tener como fundamento el acuerdo de las partes
de someter determinado litigio a la solución arbitral.
Asimismo, mientras la resolución final que se dicte con
motivo del proceso —la sentencia— posee fuerza
ejecutiva por sí misma y, por tanto, podrá ser ejecutada
por el juez que la haya dictado, en cambio, la resolución
final dictada con motivo del arbitraje —el laudo— no
posee fuerza ejecutiva por sí misma, por lo cual su
ejecución sólo podrá lograrse acudiendo a un juez que la
ordene.
Ovalle Favela, J. (2018).
7
2. Autonomía de voluntad de las partes
3. Intervención limitada de las instituciones judiciales
• “Se entiende por arbitraje —expresa Jean Robert— la
institución de una justicia privada gracias a la cual los litigios son
sustraídos a las jurisdicciones de derecho común, para ser
resueltas por individuos revestidos, circunstancialmente, de la
misión de juzgarlos.”
• De este modo, en tanto que los órganos del Estado encargados
de manera permanente de conocer y resolver los procesos
jurisdiccionales tienen delimitada su competencia en la ley, los
árbitros no son órganos de autoridad del Estado y sólo conocen
del litigio o los litigios que las partes acuerdan expresamente
someterles.
• Aun en el caso de que las partes nombren como árbitro a una
persona que tenga un cargo público o a una institución pública,
ésta no podrá, en el desempeño de su función arbitral, hacer
uso de la autoridad propia que posea; para ejecutar el laudo o
las medidas que dicte con motivo del arbitraje, dicha persona
deberá recurrir a la autoridad del juez competente.
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• Ovalle Favela, J. (2018).
2. Autonomía de voluntad de las partes
3. Intervención limitada de las instituciones judiciales
• En una de las más importantes obras del arbitraje comercial internacional, Alan
Redfern y Martin Hunter no dudan en calificar al arbitraje internacional como un
método de solución de controversias eminentemente privado, efectivo y con
aspiraciones de instrumento universal para resolver controversias en el ámbito del
comercio internacional. No obstante, señalan los reconocidos autores, existen
diferencias económicas y jurídicas de fondo entre los arbitrajes que tienen un
carácter internacional y aquellos que comportan una connotación eminentemente
local, que derivan en que su práctica se desenvuelva en entornos y presupuestos
completamente diferentes. Bajo estos presupuestos, consideran justificables, en
ciertos casos, la aplicación de criterios diferenciadores para favorecer o limitar la
liberalización del arbitraje y la existencia de ciertos controles jurisdiccionales en su
trámite.
• Ovalle Favela, J. (2018).
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5.2. Particularidades del acuerdo arbitral
10
1. Separación y autonomía del acuerdo
2. Validez formal y sustancial
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1. Separación y autonomía del acuerdo
2. Validez formal y sustancial
• No todos los países han entendido de la misma
manera la autonomía del arbitraje internacional,
ni la necesidad de legislar específicamente sobre
la materia. Los cuestionamientos que se derivan
de esta dicotomía son planteados por estos
autores en los siguientes términos: ¿Es necesario
que los ordenamientos jurídicos nacionales
reglamenten el arbitraje internacional de manera
diferente al doméstico? ¿Lo que es bueno para el
arbitraje interno es bueno para el internacional?
Las condiciones y necesidades que alientan el
tratamiento diferenciado del arbitraje
internacional, ¿no son también las que deben
orientar el desenvolvimiento del arbitraje
interno?
• Cuadra Ramírez, G. 2019.
12
3. Eficacia negativa
4. Potestad, pronunciamiento y posibilidad de impugnación
• Para aquellos que atienden al innegable origen contractual del arbitraje y fundan su
percepción desde una perspectiva prevalentemente privada y de alcance particular, su
incorporación en los textos constitucionales pareciera derivar en una incómoda
asociación a un área completamente ajena a los preceptos que cimentan la figura.
• Ahora bien, en el entorno latinoamericano podemos encontrar abundante literatura en
relación con la constitucionalización del arbitraje, dado que dicho fenómeno se
encuentra presente en un sinnúmero de ordenamientos, tanto por la inclusión de la
figura por vía directa en el texto constitucional o por el reconocimiento de esta como de
categoría constitucional por cuenta de la jurisprudencia.
• Como resulta evidente, la mayor cantidad de posiciones favorables al proceso de
constitucionalización del arbitraje proviene de las mismas esferas constituyentes,
legislativas y jurisdiccionales de los países que han optado por esta solución.
• La celebración del acuerdo arbitral implica el sometimiento de las partes a la decisión
de los árbitros respecto de aquellas cuestiones que ellas mismas han identificado como
la materia a resolver en el juicio arbitral. Las partes deciden allí que ciertas cuestiones
serán resueltas por árbitros, en lugar de ser decididas por los tribunales judiciales.
• Gonzalez Morales, V. (2017).
13
3. El árbitro y su relación con las partes
1. Características de la función arbitral
14
5.3. El árbitro y su relación con las partes
5.3.1. Características de la función arbitral
16
2. Aspectos éticos
3. Inmunidad y responsabilidad limitada del árbitro
• En conclusión podemos
afirmar que la prescripción
relativa a la exclusiva potestad
de los jueces y tribunales para
juzgar y ejecutar lo juzgado, se
refiere a los diversos tipos de
procesos judiciales, y el
arbitraje no tiene un origen
procesal en sí mismo sino que
se funda en la inderogable
autonomía de la voluntad de
los ciudadanos como sujetos
libres, lo que no implica su
renuncia al derecho
fundamental de acceso a la
jurisdicción.
• Ovalle Favela, J. (2018).
17
4. Procedimiento arbitral
1.Organización, sustanciación y gestión de las actuaciones
arbitrales
• El procedimiento arbitral se caracteriza por ser más flexible que el judicial. Como regla,
las partes son libres de convenir el procedimiento aplicable, con el único límite de no
afectar la garantía del debido proceso. Ello es así porque el sometimiento a arbitraje
lleva implícita la voluntad de las partes de ser juzgadas sobre la base de un
procedimiento que, aunque leal y respetuoso de las garantías procesales, permita a los
árbitros dar una recta solución al problema de fondo, sin rígidas ataduras ni complejos
artificios formales.
• El proceso arbitral puede tomar muchas formas. En algunos arbitrajes, las partes
pueden acordar que todo el conflicto se resuelva en base a presentaciones escritas, sin
audiencias orales. En otros, se requiere celebrar varias audiencias, con pocas memorias
escritas presentadas. Ello significa que si bien pueden determinarse etapas que
generalmente se presentan en los arbitrajes internacionales, siempre existen
particularidades caso por caso.
• En muchos casos, algunas de estas etapas pueden darse simultáneamente. En cuanto
al cálculo del tiempo del procedimiento, es necesario contemplar como variables la
disponibilidad del tribunal y la conducta de las partes, más allá de las particularidades
de cada caso.
• Ovalle Favela, J. (2018).
18
4. Procedimiento arbitral
1.Organización, sustanciación y gestión de las actuaciones
arbitrales
• Un laudo es una sentencia. Las legislaciones le asignan
idéntica validez jurídica a los laudos dictados por los
árbitros que a las sentencias dictadas por los jueces. Se le
reconoce la condición de res judicata y se habilitan, para su
ejecución, los mismos medios y procedimientos que los
previstos para las sentencias judiciales. Como explicamos al
inicio, el arbitraje es un sistema de resolución de conflictos
por el cual se busca poner fin a una controversia. Y esta
controversia es resuelta por jueces privados, que no
revisten la calidad de jueces del Estado pero que tienen
jurisdicción suficiente para hacer obligatoria su decisión.
• Los ordenamientos jurídicos en general reconocen esta
justicia administrada por particulares, al admitir
expresamente que mediante un acuerdo de voluntades se
pueda excluir –respecto de ciertos casos que no afectan
intereses generales– la jurisdicción judicial, y asimismo le
atribuyen a las decisiones arbitrales el valor de la cosa
juzgada, habilitando para su ejecución los procedimientos
de ejecución de sentencias judiciales.
• Ovalle Favela, J. (2018).
19
4. Procedimiento arbitral
1.Organización, sustanciación y gestión de las actuaciones
arbitrales
20
2. Elementos facilitadores del proceso arbitral
3. Práctica de audiencias arbitrales
• En México existen diversas instituciones
administradoras de arbitraje, tales como la
Comisión de Mediación y Arbitraje de la
Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de
México, el Centro de Arbitraje de México
(CAM) y el Centro de Arbitraje de la Industria
de la Construcción (CAIC). Hay también
algunos organismos internos que tienen entre
sus funciones la de fungir como árbitros en
aquellos conflictos que las partes interesadas
acuerden expresamente someterles.
• Entre tales organismos se pueden mencionar
la Procuraduría Federal del Consumidor, la
Comisión Nacional para la Protección y
Defensa de los Usuarios de los Servicios
Financieros, el Instituto Nacional del Derecho
de Autor, etc. Todos estos organismos actúan
sólo cuando las partes acuerdan someterles
su conflicto; los laudos que —en su caso—
dicten sólo pueden ser ejecutados por los
jueces competentes y no por los organismos
arbitrales.
• Ovalle Favela, J. (2018).
21
5. Laudo arbitral
1. Irrevocabilidad y colegialidad
22
5. Laudo arbitral
1. Irrevocabilidad y colegialidad
23
5.5.2. Laudo de derecho y de equidad
3. Modalidades de congruencia y efectos de impugnación del laudo
4. Difusión limitada y violación del deber de confidencialidad
25
2. Laudo de derecho y de equidad
3. Modalidades de congruencia y efectos de impugnación del laudo
5.5.4. Difusión limitada y violación del deber de confidencialidad
• El arbitraje es un medio jurídico para resolver litigios basado
en la voluntad de las partes que eligen a particulares a
quienes les confían la toma de una decisión de suyo
obligatoria, con lo que buscan rapidez, economía e
imparcialidad; asimismo, como negocio jurídico, en gran
medida sustituye a la jurisdicción civil del Estado, por lo que
el auténtico arbitraje participa de la voluntad de los sujetos
obligados, quienes acuden a él para evitar un
procedimiento jurisdiccional que podría resultar lento,
complicado, costoso, demasiado formal y sin la
especialización que las partes esperarían de un tribunal. Por
su parte, el laudo arbitral constituye la decisión tomada por
el árbitro o por el tribunal arbitral encaminada a resolver un
conflicto de intereses, sin que sea propiamente una
sentencia, sino una resolución que pone fin a un
procedimiento arbitral, llevado a cabo con motivo de un
compromiso inter-partes, quienes previamente convinieron
someterse a ese procedimiento y a esa decisión que, una
vez tomada, les es obligatoria.
27
Material Complementario y Referencias
• 1Jean Robert, Arbitrage civil et commercial (droit interne), 3a. ed., t. I, Sirey, París, 1961, p.
7. 2 Cfr. Humberto Briseño Sierra, El arbitraje en el derecho privado, UNAM, México, 1963,
pp. 19 a 21; Sergio García Ramírez, Derecho mixto y derecho procesal, Escuela Nacional de
Artes Gráficas, México, 1975, pp. 95 a 98; Eduardo Pallares, Diccionario de derecho procesal
civil, 15a. ed., Porrúa, México, 1966. 3 Para un estudio detallado del arbitraje internacional
puede consultarse Modesto Seara Vázquez, Derecho internacional público, 18ª ed., Porrúa,
México, 2000, pp. 321-325.
• CAIVANO, Roque J., Los métodos alternativos de resolución de confictos en América Latina:
logros y desafíos, Revista Peruana de Análisis, Prevención y Gestión de Confictos, Pontifcia
Universidad Católica del Perú, Año 1, N° 1, septiembre de 2007, pag. 51 y ss.
28
Material Complementario y Referencias
29
Referencias
TIPO TÍTULO AUTOR EDITORIAL AÑO
1 Libro Manual de negociación, mediación y conciliación Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2019 o
vigente
2 Libro Manual de derecho arbitral Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2016 o
vigente
3 Libro Mediación y conciliación extrajudicial Peña Gonzáles, Oscar Flores Editores 2017 o
vigente
4 Libro Manual de Mediación Penal, Civil, Familiar y Justicia Gorjón-Gómez, Francisco; Vera Carrera, Tirant lo Blanch 2018 o
Restaurativa Jessica Marisol; Bravo Garza, Amalia del vigente
Pilar; et al
5 Libro Principios generales del arbitraje Fernández Rozas, José Carlos; Sánchez Tirant lo Blanch 2018 o
Lorenzo, Sixto Alfonso; Stampa, Gonzalo vigente
6 Libro Las soluciones alternas y formas de terminación Meza Fonseca, Emma Wolters Kluwer 2014 o
anticipada en el proceso penal acusatorio vigente
7 Libro Cuestiones prácticas para la aplicación de la Cervelló Donderis, Vicenta; Guardiola Tirant lo Blanch 2016 o
mediación penal García, Javier vigente
30
Conciliación, Mediación y Arbitraje.
Procedimiento Abreviado
1 / 10
Temario Semana 5
• 6. Procedimiento abreviado
• 6.1. Constitucionalidad
• 6.2. Definición
• 6.3. Procedencia
• 6.4. Verificaciones del Juez de
Control
• 6.5. Oportunidad
• 6.6. Admisibilidad
• 6.7. Oposición de la víctima u
ofendido
• 6.8. Trámite
• 6.9. Sentencia
• 6.10. Apelación
2
Temario Semana 5
• 7. Planificación de audiencias en
procesos de conciliación, mediación o
arbitraje Descripción del caso y de las
partes involucradas
• 7.2. Análisis de la normatividad y
principios aplicables
• 7.3. Selección de modelo y estrategia
de solución
• 7.4. Documentación y desarrollo del
proceso
• 7.5. Conclusiones
3
Objetivos Específicos
El alumno analizará los siguientes objetivos:
• Comprender y aplicar los elementos adecuados para la elaboración de
documentos de negociación, mediación y conciliación ante la autoridad
competente en materia.
• Identificar la importancia y el impacto de una correcta redacción en
documentos escritos para una Mediación, Conciliación y Arbitraje
adecuados.
• Conocer las consecuencias del mal uso de criterios emocionales ante un
conflicto. Emplear elementos adquiridos al momento de emitir una
resolución oral o escrita en el ámbito jurídico profesional sobre las
conclusiones y dictámenes sobre una Conciliación, Mediación o Arbitraje.
4
6. Procedimiento abreviado
5
1. Constitucionalidad
2. Definición
6.3. Procedencia
6
1. Constitucionalidad
2. Definición
6.3. Procedencia
• El procedimiento abreviado está regulado por el
Código Nacional de Procedimientos Penales y es
de los más socorridos en la práctica, en virtud de
que lo hace breve al obviarse el ofrecimiento y
desahogo de pruebas, con el consiguiente
aligeramiento de la carga de trabajo para los
tribunales y la disminución de los costos que la
realización del juicio oral implica.
• No obstante, en la práctica, en algunos tribunales
del país se sustanciaba el procedimiento
abreviado utilizando ciertas reglas y principios
que están consagrados para el procedimiento
ordinario, específicamente, ciertas normas del
juicio oral, como las relativas a la valoración de
los medios de convicción a los que se refiere el
artículo 20, apartado A, fracción VII, de la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.
• Cepeda Morado, Elias G. (2016)
7
4. Verificaciones del Juez de Control
5. Oportunidad
6.6. Admisibilidad
8
4. Verificaciones del Juez de Control
5. Oportunidad
6.6. Admisibilidad
9
6.7. Oposición de la víctima u ofendido
10
8. Trámite
9. Sentencia
10. Apelación
• Para efectos de la aprobación de la celebración del procedimiento abreviado, el juez
se encuentra eximido de realizar un ejercicio de valoración probatoria para el dictado
de una sentencia de condena, sin embargo no lo exime de realizar el debido ejercicio
de concreción de los requisitos de procedencia de dicha salida anticipada, y
adecuarlos al tipo penal expuesto en la acusación, que se satisface además con el
acervo probatorio que integra la carpeta de investigación, para estar en posibilidad
de dictar la sentencia respectiva, y fijar las consecuencias jurídicas que acarrea las
responsabilidad penal, incluyendo la pena publica de reparación del daño o caso
contrario, no aprobar dicha salida.
•
En igualdad procesal, el juzgador debe administrar justicia a las víctimas y acusados,
como garante del proceso y en atención al irrestricto respeto a los Derechos
Humanos de ambas partes procesales no técnicas, y ejercer la tutela oficiosa de sus
derechos, tal y como lo establece nuestra Constitución en su Artículo 1ero y en su
oportunidad el artículo 134.
• Ovalle Favela, J. (2018).
11
8. Trámite
9. Sentencia
10. Apelación
• En reciente criterio jurídico, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación consideró que el artículo 204 del Código Nacional de Procedimientos Penales
debe ser leído en conjunto con los artículos 201, fracción II, 202, 205 y 206 del
mismo ordenamiento, los cuales a la luz del artículo 20, apartado C, fracción VII, de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos permiten dar certeza a la
víctima u ofendido de delito de la ineludible obligación constitucional y legal del Juez
de escuchar y dar respuesta expresa en audiencia a su oposición, así como todo lo
relacionado con la debida garantía, mediante el mejor medio posible establecido por
la ley, que permita asegurar la entrega real del pago, en el menor tiempo posible .
• Y esto obedece esencialmente, al derecho de la víctima como parte de los elementos
del debido proceso, a la condena que haga el juzgador conforme los elementos
probatorios que se desprenden del sumario, o en su defecto al acreditarse el hecho
delictivo, la condena genérica cuando se ha acreditado el daño, pero no así su
cuantificación, criterio que algunos jueces consideran satisfecho con la emisión de la
sentencia, y que su materialización es propia de los procesos de ejecución y los
jueces especializados en esta materia; sin embargo, parte de la obligación del
juzgador no solo se limita en procedimiento abreviado a su dictado, sino evitar
también los procesos de revictimización y sometimiento a las vías ejecutivas de la
sentencia a la víctima para lograr consumar la reparación integral multicitada.
• Ovalle Favela, J. (2018).
12
8. Trámite
9. Sentencia
6.10. Apelación
• Esta oposición será fundada , cuando en la sentencia, la reparación del daño no sea proporcional
con el daño causado y no contenga los parámetros mínimos que señala la Ley General de Víctimas
cuando así se acredite, que incluyen el daño material, inmaterial y los perjuicios ocasionados por la
comisión del hecho sobre la víctima, y que tenga como finalidad la reinserción social de la víctima,
es decir, una reparación integral y holística del daño, como lo he referido en diversa opinión.
• Por último, dicha garantía deberá estar asegurado su pago, mediante las formas que señala la propia
codificación adjetiva, como lo es la fianza, hipoteca, prenda o cualquiera otra que a consideración
del juez cumpla suficientemente con esa finalidad, o inclusive la propia víctima podrá proponer al
juez un monto o la forma en que esta deba garantizarse, para que este último establezca si cumple
con su finalidad o en su defecto no se encuentra debidamente fundada dicha oposición y aprobar la
celebración de multicitado procedimiento especial.
• El fundamento legal de dicha garantía y sus formas de establecerla, nos obliga a acudir al artículo
173, que si bien es cierto se encuentra dentro de los lineamientos de la medida cautelar (que es
bien sabido, no tiene efectos resarcitorios), esta define los tipos de garantía en materia penal, y son:
La garantía económica podrá constituirse de las siguientes maneras: I. Depósito en efectivo; II.
Fianza de institución autorizada; III. Hipoteca; IV. Prenda; V. Fideicomiso, o VI. Cualquier otra que a
criterio del Juez de control cumpla suficientemente con esta finalidad y que incluso de manera
subsidiaria nos remite a la Legislación civil para observar las reglas generales, montos y
procedimientos para constituirse como tal.
• CPEUM (2022).
13
7. Planificación de audiencias en procesos de
conciliación, mediación o arbitraje
• En nuestro ordenamiento procesal penal se aplica la conciliación, no
para resolver la controversia generada por la comisión de un hecho
delictivo, ni mucho menos para determinar la responsabilidad penal
del imputado, sino para que, tanto imputado como víctima, arriben
a un acuerdo sobre el monto y forma de pago de la reparación civil
por los daños y perjuicios ocasionados como consecuencia del
delito.
• La Conciliación es un mecanismo hetero-compositivo de solución de
conflictos, por el cual las personas se valen de la intervención de un
tercero para que los asista en la solución a un conflicto. En el fondo,
la conciliación es una negociación asistida, donde las partes buscan
dar una solución satisfactoria permitiendo, en forma concertada, la
intervención de un tercero, que tenga la capacidad de proponer
fórmulas conciliatorias, fomentado en todo el momento del proceso
la comunicación entre las partes.
• La Conciliación Extrajudicial está comprendida como un Mecanismo
Alternativo de Resolución de Conflictos porque, en esencia, lo que
se busca es evitar el proceso judicial. Es, pues, una institución por la
cual las partes acuden a un Centro de Conciliación.
• Blander, Richard. (2021).
14
7.1 Descripción del caso y de las partes involucradas
7.2. Análisis de la normatividad y principios aplicables
15
7.1 Descripción del caso y de las partes involucradas
7.2. Análisis de la normatividad y principios aplicables
• Cabe indicar que se puede aplicar este Principio, en
los delitos cometidos en forma dolosa o culposa bajo
las condiciones establecidas por ley, cuando el
ejercicio de la acción es pública más no así en los
casos de acción privada, la que muy bien puede ser
sustituida por la conciliación en los procesos sujetos
a querella. O sea, el Principio de Oportunidad no
siempre implica el uso de la Conciliación, a la que
utiliza como una herramienta para obtener uno de
sus requisitos, que es la reparación del daño
causado a la víctima del delito.
• Representante del Ministerio Público que, como
titular de la acción penal, es el único facultado para
abstenerse de ejercitar la acción penal o, en su caso,
solicitar el sobreseimiento de la causa.
• Cuadra Ramírez, G. 2019.
16
7.3. Selección de modelo y estrategia de solución
17
4. Documentación y desarrollo del proceso
5. Conclusiones
18
4. Documentación y desarrollo del proceso
5. Conclusiones
• Natarén Nandayapa, Carlos y Caballero Juárez, José Antonio, Los principios constitucionales del
nuevo proceso penal acusatorio, México, UNAM, 2013.
• Zamora Pierce, Jesús, Juicio oral. Utopía y realidad, 3a. ed., México, Porrúa, 2011.
• ALEXY, R. “Sistema jurídico. Principios jurídicos y razón práctica”. Ponencia presentada en las IV
Jornadas Interamericanas de Lógica e Informática Jurídicas, celebradas en San Sebastián en
septiembre de 1988: http://www. biblioteca.org.ar/libros/141737.pdf
1 Libro Manual de negociación, mediación y conciliación Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2019 o
vigente
2 Libro Manual de derecho arbitral Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2016 o
vigente
3 Libro Mediación y conciliación extrajudicial Peña Gonzáles, Oscar Flores Editores 2017 o
vigente
4 Libro Manual de Mediación Penal, Civil, Familiar y Justicia Gorjón-Gómez, Francisco; Vera Carrera, Tirant lo Blanch 2018 o
Restaurativa Jessica Marisol; Bravo Garza, Amalia del vigente
Pilar; et al
5 Libro Principios generales del arbitraje Fernández Rozas, José Carlos; Sánchez Tirant lo Blanch 2018 o
Lorenzo, Sixto Alfonso; Stampa, Gonzalo vigente
6 Libro Las soluciones alternas y formas de terminación Meza Fonseca, Emma Wolters Kluwer 2014 o
anticipada en el proceso penal acusatorio vigente
7 Libro Cuestiones prácticas para la aplicación de la Cervelló Donderis, Vicenta; Guardiola Tirant lo Blanch 2016 o
mediación penal García, Javier vigente
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Conciliación, Mediación y Arbitraje.
1 / 10
Temario
2
Temario
3
Objetivos Específicos
4
5. El arbitraje, supuestos y jurisdicción
5
5.1. Principios rectores del proceso de arbitraje
• Los autores Fenech y Serra Domínguez y describen sus posiciones de la siguiente
manera:
• Para el primero, el estudio de la naturaleza del arbitraje no debe tomar como punto
de partida la relación o el contrato existente entre las partes y los árbitros designados,
sino más bien la función misma que estos desarrollan. En este orden de ideas, cuando
las partes designan árbitros se comprometen a someterse a su decisión, admitiendo
su obligatoriedad; por su parte, los árbitros resuelven una controversia jurídica —no
económica— en la forma y con las características que lo hace un juez en una
sentencia, es decir, con ejecutoriedad incondicionada y con efecto de cosa juzgada
plena, poder que solo puede devenir a los árbitros del Estado.
• Para el segundo, los árbitros poseen autoridad pero no potestad, atributo exclusivo
del Estado. Es por esta razón que los árbitros deberán solicitar el apoyo judicial
respecto de aquellas decisiones que requieran la potestad, como la ejecución del
laudo arbitral. Por consiguiente, aquellas decisiones con carácter meramente
declarativo y constructivo, en sentido amplio, gozan de plena eficacia jurídica sin
necesidad de intervención de ningún órgano estatal.
6
5.1.1. Equivalencia jurisdiccional
El proceso jurisdiccional y el arbitraje tienen como
característica común el ser soluciones hetero-
compositivas del litigio, es decir, soluciones provenientes
de un tercero ajeno a la relación sustancial. Pero
mientras que la obligatoriedad de la solución que implica
el proceso jurisdiccional deriva de la ley y de la autoridad
misma del Estado, la obligatoriedad del arbitraje sólo
puede tener como fundamento el acuerdo de las partes
de someter determinado litigio a la solución arbitral.
Asimismo, mientras la resolución final que se dicte con
motivo del proceso —la sentencia— posee fuerza
ejecutiva por sí misma y, por tanto, podrá ser ejecutada
por el juez que la haya dictado, en cambio, la resolución
final dictada con motivo del arbitraje —el laudo— no
posee fuerza ejecutiva por sí misma, por lo cual su
ejecución sólo podrá lograrse acudiendo a un juez que la
ordene.
Ovalle Favela, J. (2018).
7
2. Autonomía de voluntad de las partes
3. Intervención limitada de las instituciones judiciales
• “Se entiende por arbitraje —expresa Jean Robert— la
institución de una justicia privada gracias a la cual los litigios son
sustraídos a las jurisdicciones de derecho común, para ser
resueltas por individuos revestidos, circunstancialmente, de la
misión de juzgarlos.”
• De este modo, en tanto que los órganos del Estado encargados
de manera permanente de conocer y resolver los procesos
jurisdiccionales tienen delimitada su competencia en la ley, los
árbitros no son órganos de autoridad del Estado y sólo conocen
del litigio o los litigios que las partes acuerdan expresamente
someterles.
• Aun en el caso de que las partes nombren como árbitro a una
persona que tenga un cargo público o a una institución pública,
ésta no podrá, en el desempeño de su función arbitral, hacer
uso de la autoridad propia que posea; para ejecutar el laudo o
las medidas que dicte con motivo del arbitraje, dicha persona
deberá recurrir a la autoridad del juez competente.
8
• Ovalle Favela, J. (2018).
2. Autonomía de voluntad de las partes
3. Intervención limitada de las instituciones judiciales
• En una de las más importantes obras del arbitraje comercial internacional, Alan
Redfern y Martin Hunter no dudan en calificar al arbitraje internacional como un
método de solución de controversias eminentemente privado, efectivo y con
aspiraciones de instrumento universal para resolver controversias en el ámbito del
comercio internacional. No obstante, señalan los reconocidos autores, existen
diferencias económicas y jurídicas de fondo entre los arbitrajes que tienen un
carácter internacional y aquellos que comportan una connotación eminentemente
local, que derivan en que su práctica se desenvuelva en entornos y presupuestos
completamente diferentes. Bajo estos presupuestos, consideran justificables, en
ciertos casos, la aplicación de criterios diferenciadores para favorecer o limitar la
liberalización del arbitraje y la existencia de ciertos controles jurisdiccionales en su
trámite.
• Ovalle Favela, J. (2018).
9
5.2. Particularidades del acuerdo arbitral
10
1. Separación y autonomía del acuerdo
2. Validez formal y sustancial
11
1. Separación y autonomía del acuerdo
2. Validez formal y sustancial
• No todos los países han entendido de la misma
manera la autonomía del arbitraje internacional,
ni la necesidad de legislar específicamente sobre
la materia. Los cuestionamientos que se derivan
de esta dicotomía son planteados por estos
autores en los siguientes términos: ¿Es necesario
que los ordenamientos jurídicos nacionales
reglamenten el arbitraje internacional de manera
diferente al doméstico? ¿Lo que es bueno para el
arbitraje interno es bueno para el internacional?
Las condiciones y necesidades que alientan el
tratamiento diferenciado del arbitraje
internacional, ¿no son también las que deben
orientar el desenvolvimiento del arbitraje
interno?
• Cuadra Ramírez, G. 2019.
12
3. Eficacia negativa
4. Potestad, pronunciamiento y posibilidad de impugnación
• Para aquellos que atienden al innegable origen contractual del arbitraje y fundan su
percepción desde una perspectiva prevalentemente privada y de alcance particular, su
incorporación en los textos constitucionales pareciera derivar en una incómoda
asociación a un área completamente ajena a los preceptos que cimentan la figura.
• Ahora bien, en el entorno latinoamericano podemos encontrar abundante literatura en
relación con la constitucionalización del arbitraje, dado que dicho fenómeno se
encuentra presente en un sinnúmero de ordenamientos, tanto por la inclusión de la
figura por vía directa en el texto constitucional o por el reconocimiento de esta como de
categoría constitucional por cuenta de la jurisprudencia.
• Como resulta evidente, la mayor cantidad de posiciones favorables al proceso de
constitucionalización del arbitraje proviene de las mismas esferas constituyentes,
legislativas y jurisdiccionales de los países que han optado por esta solución.
• La celebración del acuerdo arbitral implica el sometimiento de las partes a la decisión
de los árbitros respecto de aquellas cuestiones que ellas mismas han identificado como
la materia a resolver en el juicio arbitral. Las partes deciden allí que ciertas cuestiones
serán resueltas por árbitros, en lugar de ser decididas por los tribunales judiciales.
• Gonzalez Morales, V. (2017).
13
3. El árbitro y su relación con las partes
1. Características de la función arbitral
14
5.3. El árbitro y su relación con las partes
5.3.1. Características de la función arbitral
16
2. Aspectos éticos
3. Inmunidad y responsabilidad limitada del árbitro
• En conclusión podemos
afirmar que la prescripción
relativa a la exclusiva potestad
de los jueces y tribunales para
juzgar y ejecutar lo juzgado, se
refiere a los diversos tipos de
procesos judiciales, y el
arbitraje no tiene un origen
procesal en sí mismo sino que
se funda en la inderogable
autonomía de la voluntad de
los ciudadanos como sujetos
libres, lo que no implica su
renuncia al derecho
fundamental de acceso a la
jurisdicción.
• Ovalle Favela, J. (2018).
17
4. Procedimiento arbitral
1.Organización, sustanciación y gestión de las actuaciones
arbitrales
• El procedimiento arbitral se caracteriza por ser más flexible que el judicial. Como regla,
las partes son libres de convenir el procedimiento aplicable, con el único límite de no
afectar la garantía del debido proceso. Ello es así porque el sometimiento a arbitraje
lleva implícita la voluntad de las partes de ser juzgadas sobre la base de un
procedimiento que, aunque leal y respetuoso de las garantías procesales, permita a los
árbitros dar una recta solución al problema de fondo, sin rígidas ataduras ni complejos
artificios formales.
• El proceso arbitral puede tomar muchas formas. En algunos arbitrajes, las partes
pueden acordar que todo el conflicto se resuelva en base a presentaciones escritas, sin
audiencias orales. En otros, se requiere celebrar varias audiencias, con pocas memorias
escritas presentadas. Ello significa que si bien pueden determinarse etapas que
generalmente se presentan en los arbitrajes internacionales, siempre existen
particularidades caso por caso.
• En muchos casos, algunas de estas etapas pueden darse simultáneamente. En cuanto
al cálculo del tiempo del procedimiento, es necesario contemplar como variables la
disponibilidad del tribunal y la conducta de las partes, más allá de las particularidades
de cada caso.
• Ovalle Favela, J. (2018).
18
4. Procedimiento arbitral
1.Organización, sustanciación y gestión de las actuaciones
arbitrales
• Un laudo es una sentencia. Las legislaciones le asignan
idéntica validez jurídica a los laudos dictados por los
árbitros que a las sentencias dictadas por los jueces. Se le
reconoce la condición de res judicata y se habilitan, para su
ejecución, los mismos medios y procedimientos que los
previstos para las sentencias judiciales. Como explicamos al
inicio, el arbitraje es un sistema de resolución de conflictos
por el cual se busca poner fin a una controversia. Y esta
controversia es resuelta por jueces privados, que no
revisten la calidad de jueces del Estado pero que tienen
jurisdicción suficiente para hacer obligatoria su decisión.
• Los ordenamientos jurídicos en general reconocen esta
justicia administrada por particulares, al admitir
expresamente que mediante un acuerdo de voluntades se
pueda excluir –respecto de ciertos casos que no afectan
intereses generales– la jurisdicción judicial, y asimismo le
atribuyen a las decisiones arbitrales el valor de la cosa
juzgada, habilitando para su ejecución los procedimientos
de ejecución de sentencias judiciales.
• Ovalle Favela, J. (2018).
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4. Procedimiento arbitral
1.Organización, sustanciación y gestión de las actuaciones
arbitrales
20
2. Elementos facilitadores del proceso arbitral
3. Práctica de audiencias arbitrales
• En México existen diversas instituciones
administradoras de arbitraje, tales como la
Comisión de Mediación y Arbitraje de la
Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de
México, el Centro de Arbitraje de México
(CAM) y el Centro de Arbitraje de la Industria
de la Construcción (CAIC). Hay también
algunos organismos internos que tienen entre
sus funciones la de fungir como árbitros en
aquellos conflictos que las partes interesadas
acuerden expresamente someterles.
• Entre tales organismos se pueden mencionar
la Procuraduría Federal del Consumidor, la
Comisión Nacional para la Protección y
Defensa de los Usuarios de los Servicios
Financieros, el Instituto Nacional del Derecho
de Autor, etc. Todos estos organismos actúan
sólo cuando las partes acuerdan someterles
su conflicto; los laudos que —en su caso—
dicten sólo pueden ser ejecutados por los
jueces competentes y no por los organismos
arbitrales.
• Ovalle Favela, J. (2018).
21
5. Laudo arbitral
1. Irrevocabilidad y colegialidad
22
5. Laudo arbitral
1. Irrevocabilidad y colegialidad
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5.5.2. Laudo de derecho y de equidad
3. Modalidades de congruencia y efectos de impugnación del laudo
4. Difusión limitada y violación del deber de confidencialidad
25
2. Laudo de derecho y de equidad
3. Modalidades de congruencia y efectos de impugnación del laudo
5.5.4. Difusión limitada y violación del deber de confidencialidad
• El arbitraje es un medio jurídico para resolver litigios basado
en la voluntad de las partes que eligen a particulares a
quienes les confían la toma de una decisión de suyo
obligatoria, con lo que buscan rapidez, economía e
imparcialidad; asimismo, como negocio jurídico, en gran
medida sustituye a la jurisdicción civil del Estado, por lo que
el auténtico arbitraje participa de la voluntad de los sujetos
obligados, quienes acuden a él para evitar un
procedimiento jurisdiccional que podría resultar lento,
complicado, costoso, demasiado formal y sin la
especialización que las partes esperarían de un tribunal. Por
su parte, el laudo arbitral constituye la decisión tomada por
el árbitro o por el tribunal arbitral encaminada a resolver un
conflicto de intereses, sin que sea propiamente una
sentencia, sino una resolución que pone fin a un
procedimiento arbitral, llevado a cabo con motivo de un
compromiso inter-partes, quienes previamente convinieron
someterse a ese procedimiento y a esa decisión que, una
vez tomada, les es obligatoria.
27
Material Complementario y Referencias
• 1Jean Robert, Arbitrage civil et commercial (droit interne), 3a. ed., t. I, Sirey, París, 1961, p.
7. 2 Cfr. Humberto Briseño Sierra, El arbitraje en el derecho privado, UNAM, México, 1963,
pp. 19 a 21; Sergio García Ramírez, Derecho mixto y derecho procesal, Escuela Nacional de
Artes Gráficas, México, 1975, pp. 95 a 98; Eduardo Pallares, Diccionario de derecho procesal
civil, 15a. ed., Porrúa, México, 1966. 3 Para un estudio detallado del arbitraje internacional
puede consultarse Modesto Seara Vázquez, Derecho internacional público, 18ª ed., Porrúa,
México, 2000, pp. 321-325.
• CAIVANO, Roque J., Los métodos alternativos de resolución de confictos en América Latina:
logros y desafíos, Revista Peruana de Análisis, Prevención y Gestión de Confictos, Pontifcia
Universidad Católica del Perú, Año 1, N° 1, septiembre de 2007, pag. 51 y ss.
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Material Complementario y Referencias
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Referencias
TIPO TÍTULO AUTOR EDITORIAL AÑO
1 Libro Manual de negociación, mediación y conciliación Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2019 o
vigente
2 Libro Manual de derecho arbitral Bravo Peralta, Martín Virgilio Porrúa 2016 o
vigente
3 Libro Mediación y conciliación extrajudicial Peña Gonzáles, Oscar Flores Editores 2017 o
vigente
4 Libro Manual de Mediación Penal, Civil, Familiar y Justicia Gorjón-Gómez, Francisco; Vera Carrera, Tirant lo Blanch 2018 o
Restaurativa Jessica Marisol; Bravo Garza, Amalia del vigente
Pilar; et al
5 Libro Principios generales del arbitraje Fernández Rozas, José Carlos; Sánchez Tirant lo Blanch 2018 o
Lorenzo, Sixto Alfonso; Stampa, Gonzalo vigente
6 Libro Las soluciones alternas y formas de terminación Meza Fonseca, Emma Wolters Kluwer 2014 o
anticipada en el proceso penal acusatorio vigente
7 Libro Cuestiones prácticas para la aplicación de la Cervelló Donderis, Vicenta; Guardiola Tirant lo Blanch 2016 o
mediación penal García, Javier vigente
30
Norba 15
Revista de Historia.
Cáceres, 2001: 237-254
I Recomiendo, para una primera ampliacidn sobre este tema, tres obras: COHAN, A. S.: Introducción a las teorías
de la revolución, Madrid, 1977; REX, J.: El conflicto social, Madrid, 1985; AYA, R.: "Reconsideración de las teorías de
la revolucidn", en Zona Abierta, n.° 36-37, 1985, pp. 27-53; y GINER, S.: Sociología, Barcelona, 1988, pp. 195-233;
PERF2 LEDESMA, M.: "Cuando Ileguen los días de c6lera. Movimientos sociales, teoría e historia", en Zona Abierta, 69,
1994; y ÁLVAREZ JUNCO, J.: "Aportaciones recientes de las ciencias sociales al estudio de los movimients sociales", en
BARROS, C.: Historia a debate, Santiago de Compostela, 1991, T. III.
2 Este artículo resume un capítulo de mi obra Fundamentos teóricos del conflicto social que editará SIGLO XXI DE ESPA-
ÑA en breve.
238 PEDRO-LUIS LORENZO CADARSO
1. EL MARXISMO
3 Una visión crítica de las aportaciones recientes del marxismo al estudio de los movimientos sociales desde los
años 60 (aunque se admite la importacia de esta interpretación en periodos anteriores) puede verse en ÁLVAREZ JUNCO,
J.: "Aportaciones recientes de las ciencias sociales al estudio de los movimientos sociales", en BARROS, C. (ed.): Histo-
ria a debate, Santiago de Compostela, 1995, pp. 98-101.
Véanse especialmente sus Cartas desde la cárcel, Madrid, 1975.
5 Véase una sintesis clásica en HARNECKER, M.: Los conceptos fundamentales del Materialismo histórico, Ed. Siglo XXI.
6 Véase KAYE, H. J.: Los historiadores marxistas británicos, Zaragoza, 1989.
7 Un ejemplo clásico es WALLERSTEIN, I.: El moderno sistema mundial, Madrid, 1979.
8 Véase CAINZOS LCIPEZ, M. A.: "Clase, acción y estructura: de E.P. Thompson al posmarxis.mo", en Zona Abierta,
50, 1989, pp. 1-69.
9 Un excelente trabajo, con temática más amplia que el marxismo, es GINER, S.: Historia del pensamiento social,
Barcelona, 1975.
1 ° MARX, K. y ENGELS, F.: El Manifiesto del Partido Comunista, Madrid, ed. de Alhambra, 1985, p. 45.
PRINCIPALES TEORÍAS SOBRE EL CONFLICTO SOCIAL 239
De todo lo dicho se deduce que, para el marxismo tradicional, el conflicto social —y la revo-
lución— han de ser interpretados en términos de imperativo estructural, con un origen funda-
mentalmente socioeconómico.
El marxismo tradicional entendía que las clases sociales eran generadas, de forma más o
menos automática, por la base económica de cada modo de producción. En la actualidad, tras
los trabajos del nuevo marxismo inglés, y en especial de E.P. Thompson, se tiende a exponer una
concepción dinámica de las clases sociales, es decir, que éstas se construyen, partiendo de unas
determinadas condiciones socioeconómicas, a través de sus propias experiencias históricas y
proyectos compartidos.
También en el marxismo tradicional se exigía para poder hablar de clase y de lucha de cla-
ses la existencia dentro del grupo de la llamada conciencia de clase, es decir, no sólo el auto-
rreconocimiento como grupo, sino disponer de un contraproyecto social revolucionario —enten-
dido éste en términos marxistas—. Los primeros debates entre ideología en sí e ideología para
sí de Lenin y Rosa Luxemburg esbozaron el camino 13 , pero han sido nuevamente los marxis-
tas británicos, léase por ejemplo a G. Rude m , quienes plantearon conceptualizaciones más
laxas y, por tanto, aplicables a movimientos sociales no protagonizados por el proletariado
militante contemporáneo.
Por otro lado, el viejo concepto de clase-masa, apenas analizado, ha dado paso una categori-
zación intema de los grupos sociales en pugna, acuriándose conceptos como el de proletariado mili-
tante o aristocracia obrera, vinculándolos con la orientación de los movimientos clasistas.
Aunque los conceptos se hayan vuelto más eclécticos, el marxismo sigue no sólo distin-
guiendo, sino también jerarquizando los conflictos sociales en relación con el papel que se les
asigne en su concepción de la evolución de la sociedad a largo plazo. Seg ŭn esto, distinguirán
entre conflictos no clasistas, conflictos clasistas y lucha de clases revolucionaria.
i I Un breve repaso al concepto de lucha de clases en Fox, E. y GENOVESE, E.: "La lucha de clases como objeto y
como sujeto", en Historia Social, n.° 1, 1988, pp. 77-110. Un re,corrido más amplio en GURVFFCH, G.: Teoría de las cla-
sis sociales, Madrid, 1971; GANDY, R., Introducción a la sociología histórica marxista, Méjico, 1978; y LAPASSADE, G.
y LOURAU, R.: Las claves de la sociología, Barcelona, 1973, pp. 81-132.
12 Art. cit., p. 110.
13 Véase, por ejemplo, BASSO, L.: El pensamiento político de Rosa Luxemburg, Barcelona, 1976.
14 RUDE, G.: Revuelta popular y conciencia de clase, Barcelona, 1981. También THOMPSON, E. P.: "Algunas obser-
vaciones sobre clase y "falsa conciencia", en Historia Social, n.° 10, 1991, pp. 27-32; ibid. "Patrician Society, Plebeian
Culture", en Journal of Social History, 7, 1973-74, pp. 382-405.
240 PEDRO-LUIS LORENZO CADARSO
Una importante aportación del marxismo, que sirvió para desterrar tópicos y actitudes filo-
pauperistas, es la idea de que los movimientos sociales no son simples reacciones contra la
injusticia, sino que, trascendiéndola, existe lo que llaman intereses de clase. Intereses, por
supuesto, que no son patrimonio exclusivo de las clases dominantes, sino que están presentes
también en sus enemigos. Son el fundamento objetivable de los programas de acción y de las
ideologías, lo cual presuponía una reinterpretación en clave materialista de este tipo de fenó-
menos sociales.
1.3. LA MOVILIZACION
Marx presentó su trabajo como una guía para la acción, algo plenamente coherente con una
ideología revolucionaria como el socialismo. Sin embargo, Marx y Engels apenas profundizaron
teóricamente en el concepto movilización, es decir, en la forma en que el proletariado había de orga-
nizarse y diseriar estratégicamente su actuación polftico-social. Para Marx sería la propia evolución
previsible del sistema capitalista la que ofrecería al proletariado los recursos sociales precisos.
Lenin sería, a comienzos de siglo, el encargado de conceptualizar una de las grandes apor-
taciones del marxismo al estudio —y a la práctica— de los movimientos sociales: la estrategia de
la vanguardia revolucionaria o élite dirigente de • activistas comprometidos y profesionalizados
que se encargarían de serialar el camino en términos estratégicos —Partido centralizado— e ideo-
lógicos —indicando en qué había de concretarse la conciencia de clase proletaria—, ello conver-
tía a la organización y a la estrategia de acción en los ejes centrales de cara a articular el proce-
so revolucionario.
Los recientes estudios sobre movimientos sociales han venido a corroborar, desde ópticas ale-
jadas del marxismo, lo acertado de los planteamientos de Lenin: la importancia de las élites diri-
gentes del movimiento, que se proponen como las ŭnicas capaces de actuar con objetivos y crite-
rios no maximalistas I5 , y la eficica de cara al éxito de un movimiento que aporta la existencia de
cuadros profesionalizados que asuman el grueso de la responsabilidad de la movilizaciónI6.
Tras el fracaso de la extensión a Europa Occidental de la revolución soviética, se hizo nece-
saria una nueva reflexión teórica en el marxismo y sería A. Gramsci su más destacado repre-
sentante. La importancia de Gramsci en la evolución de la teoría marxista estuvo en que trasla-
dó el eje central del proceso revolucionario desde la estructura económica y la organización
hasta el mundo de la cultura y la interacción polftica institucional.
El futuro del socialismo no vendría ya predeterminado por la evolución del capitalismo ni
podría ser construido por ninguna vanguardia revolucionaria, sino que estaría en la interacción
política con las autoridades y en la acción divulgadora entre el proletariado de la élite cultural
marxista. Estas tesis impregnaron el pensamiento izquierdista de postguerra y la evolución polí-
tica de los partidos comunistas occidentales, preparando el camino para interpretaciones del
conflicto basadas en la interacción política y los marcos culturales, que ya serían desarrolladas
por investigadores ajenos al marxismo.
El siguiente paso adelante vendría de la mano del marxismo inglés, fundamentalmente de
E.P. Thompson y E. J. Hobsbawm. En sus estudios sobre la clase obrera británica, la tesis cen-
tral será que la movilización obrera —sus organizaciones, sus ideas, sus objetivos tácticos, etc.—
fue fruto de las propias experiencias sociales compartidas por el colectivo: sus tradiciones, sus
formas de sociabilidad, las organizaciones ajenas al movimiento, pero que interactŭan con él, la
15 Esta es una de las tesis centrales de la teoría racionalista de OLSON, M.: The Logic of Collective Action, Cam-
bridge, 1965.
16 Esta ha sido una de las conclusiones más interesantes de la Ilamada teoría de la movilización de recursos. Véase
MCCARTHY, J. D. y ZALD, M. N.: Profesionalization and Resource Mobilization, Morristown, 1973.
PRINCIPALES TEORIAS SOBRE EL CONFLICTO SOCIAL 241
propia dinámica política nacional, etc. Estas tesis abrieron el camino no sólo a la renovación del
concepto marxista del conflicto social y de la ideología, sino también propició interesantes inno-
vaciones en la historiografía no marxista sobre el tema, sobre todo en lo referido a la llamada
teoría de la identidad colectiva, que veremos luego.
2. EL FUNCIONALISMO
Cada una de esas funciones genera una serie de instituciones (desde el Estado, que sería la más
amplia, a la familia, que sería la más pequeña): el logro de las metas las entidades políficas; la adap-
tación las económicas; la integración las legales; y la conservación de pautas las educacionales.
Alrededor de cada una de estas funciones se gestan también los roles individuales y grupales.
Los conceptos básicos en torno a los cuales girará todo el discurso funcionalista serían,
por tanto:
17 Una amplicación de lo que aquí vamos a explicar puede encontrarse en LUCAS MARN, A.: Fundamentos de teo-
ría sociológica, Madrid, 1986, pp. 155-167; y en MARSAL, J. F.: La sociologz'a, Barcelona, 1973, pp. 69-121.
Una crítica al marxismo estructuralista de Althusser en THOMPSON, E. P.: Miseria de la teoría, Barcelona, 1981.
19 Vid., MERTON, R. K.: Teoría y estructuras sociales, Méjico, 1964.
20 Evidentemente, este es uno de los temas que fueron más debatidos dentro de la escuela. Es evidente que existen
actitudes, comportamientos e ideas que no favorecen el funcionamiento del sistema social, bien porque le resultan per-
judiciales, bien porque ignoran o combaten sus normas i,Cómo interpretar estas situaciones? Una primera respuesta fue
la criminalización de esos comportamientos, calificandolos (T. Parsons) como pervenidos sociológicos. Más adelante,
el funcionalismo relativista (Merton) propuso la distinción entre funciones manifiestas y fitnciones latentes, en el senti-
do de que no todas las estructuras sociales cumplen las funciones que afirman cumplir, sino otras; del mismo modo,
determinadas estructuras son funcionales para un sistema y disfuncionales para otro, es decir, son eufitncionales para
determinado grupo social (la ley del silencio en la Mafia, pongamos por caso) y disfuncionales para otros grupos (la
legalidad estatal en ese mismo caso).
242 PEDRO-LUIS LORENZO CADARSO
a.- Sistema social, definible como una pluralidad de actores individuales que interactŭan
entre sí buscando una gratificación en términos utilitarios. El resultado sería un equili-
brio armonioso y dinámico, comunicado y autocompensado.
b.- Estructura, que sería la dimensión estática del sistema social. Se conformaría en tomo
a las pautas organizativas que aportan coherencia al sistema: normas y valores, con el
Estado como máximo representante.
c.- Función, que sería el aspecto dinámico del sistema, relacionado directamente con el ámbi-
to de la acción social. Las funciones se desarrollarían bajo tres grandes condiciones:
1.- Paradigma funcional principal: las funciones latentes de una institución o conducta
explican la existencia de esa institución o conducta.
2.- Paradigma funcional fuerte: Todas las instituciones o modelos de conducta tienen una
función que explica su presencia.
3.- Paradigma funcional débil: Una institución o conducta tienen consecuencias que: a)
son beneficiosas para la estructura del sistema social dominante, b) no son buscadas por
sus actores y c) no son reconocidas por los beneficiarios como debidas a esa conducta.
De lo dicho se desprende un funcionamiento de la sociedad basado en tres grandes princi-
pios teóricos:
a.- Unidad funcional: la armonía en el funcionamiento del sistema social, la ausencia de
conflictos insolubles y una tendencia general a la adopción de actitudes favorables al
consenso.
b.- Indispensabilidad: toda costumbre, objeto material, idea o creencia desempeña algŭn
papel indispensable para el conjunto de la sociedad y para el funcionamiento del sistema.
c.- Sistema normativo: La organización social sobrevive porque los actores —individuos o gru-
pos— comparten orientaciones cognitivas y un conjunto articulado de fines y valores21.
Partiendo de estas premisas teóricas, es evidente que el funcionalismo habrá de tener una
percepción del fenómeno del conflicto social caracterizada por su minusvaloración científica e
incluso su criminalización ética. Con frecuencia, además, esta actitud intelectual se verá refor-
zada por la orientación política ultraconservadora de buena parte de los sociólogos americanos
que construyeron inicialmente el aparto conceptual que hemos explicado22.
Para uno de los fundadores de la sociología funcionalista, T. Parsons, que consideraba al
orden como fundamento de su concepto de sistema social, toda disensión o conflicto era una trai-
ción a los intereses colectivos o, cuando menos, un serio peligro para ellos. Sin embargo, pese a
que con su explicación del sistema social eran casi ininteligibles, los conflictos existían y, además,
era notorio que sus resultados no solían presentar rasgos tan graves y calamitosos. Por eso Par-
sons hablaba de malentendidos con respecto a los planes de acción de los actores sociales o bien
de desviaciones con respecto al modelo normativo que, siendo aceptado como referente por todos,
no siempre era aplicado correctamente, produciéndose casos de interpretación egoísta.
21 Una reflexión sobre este asunto en JuLiÁ, S.: "Cuestiones de teoría", en Zona Abierta, n.° 33, 1984, pp. 147-162.
Puede ampliarse en la obra del mismo autor Historia sociallsociología histórica, Madrid, 1989.
22 Aplicaciones especialmente conservadoras del funcionalismo al estudio de los movimientos sociales son JOHN-
SON, Ch.: Revolutionary Change, Boston, 1966; y, más sosegado, SMELSER, N. J.: Theoty of Collective Behavior, Nueva
York, 1962.
PRINCIPALES TEORÍAS SOBRE EL CONFLICTO SOCIAL 243
Fue el funcionalismo relativista de Merton el que conceptualizó con mayor rigor el fenó-
meno del conflicto hasta hacerlo encajar, de alg ŭn modo, en la interpretación funcionalista del
sistema social. Introdujo, en primer lugar, el concepto de funciones latentes, que no eran ni
manifestadas ni conocidas por los actores sociales, pero que pese a ello contribuían al correcto
funcionamiento del sistema. Merton ponía el ejemplo de la corrupción electoral del siglo
consistente en la venta de sus votos por los inmigrantes pobres a los caciques norteamericanos.
Era, evidentemente, una disfunción grave, puesto que alteraba en lo más esencial el aparato nor-
mativo y etico del sistema político, sin embargo, segŭn Merton, a nivel latente permitía a los
inmigrantes participar en el sistema político sin que ello generase tensiones ni alteraciones en la
sociedad americana: era, por tanto, beneficioso para el mantenimiento del orden político y
social, para la estabilidad del sistema.
Los conflictos eran pues disfunciones, confrontaciones entre fines, pero por regla general
distintos de las afunciones, actitudes externas al sistema social y, por tanto, enemigas del mismo.
A partir de los años cincuenta el panorama teórico comenzó a cambiar, abriéndose paso
interpretaciones más sosegadas del fenómeno del conflicto. Se empezó a valorar las disen-
siones y los conflictos como procesos de acción social que contribuían- a la estabilidad y per-
durabilidad de los sistemas sociales, hablándose a partir de entonces de las funciones del
conflicto socia123.
En primer lugar, refuerzan, aunque resulte paradójico, el aparato normativo de los sistemas
sociales, fortaleciendo las normas preexistentes y haciendo nacer otras nuevas que adec ŭan su
funcionamiento a las aspiraciones de los actores sociales y readaptan el sistema a los cambios
de su contexto. La estructura normativa, por medio de la negociación y el consenso —actitudes
previsoras en cualquier caso de la radicalización de la protesta social—, da estabilidad al sistema
social, conduciéndolo por la senda del reformismo, el mejor antídoto contra la revolución24.
En segundo lugar, las disensiones refuerzan los lazos sociales sistemáticos: los Ilamados
conflictos transversales hacen que individuos o grupos conflictivos en un campo determinado,
deban asumir e interiorizar el papel de defensores del orden en otros. De este modo los conflic-
tos se autoanulan y se restringe su extensión social y su radicalización, evitándose la aparición
de contraproyectos sociales revolucionarios.
Por ŭltimo, suponen una mejor adaptación del individuo al status quo, al actuar como des-
fogues psicológicos individuales, concepto en cuyo desarrollo jugaría también un papel central
el éxito de la psicología conductista.
Probablemente, la mayor aportación del funcionalismo al estudio de los movimientos
sociales, o al menos la que mayor permanencia ha demostrado, ha sido la aplicación de la Ila-
mada teoría de juegos, que se fundamenta en un método de análisis sociológico conocido como
individualismo metodológico 25 . Desarrollada ya por Talcott Parsons, se basa en la explicación
de la dinárrŭca de todo enfrentamiento segŭ n tres principios: comunicación-incomunicación,
provocación-respuesta y satisfacción-frustración de expectativas entre los actores del enfrenta-
miento (alter y ego en la terminología de Parsons).
Chalmers Johnson expone el proceso partiendo de parecidas premisas teóricas, pero aria-
diendo un nuevo elemento: la actitud del grupo dirigente n . El proceso generador del conflicto
se concretaría en cuatro grandes fases:
otro modo: usualmente existe una distancia tolerable entre lo esperado —objetivo del grupo
social— y lo recibido —realidad social—, pero que se supera en determinados momentos concre-
tos, es entonces cuando surge el conflicto.
El importante componente psicológico de esta interpretación del conflicto hace que con
similares parámetros conceptuales los psicólogos estudien desde las desavenencias conyuga-
les o familiares hasta las revoluciones, basta consultar cualquier manual de psicología para
comprobarlo29.
El ejemplo más acabado de aplicación de estas teorías lo podemos encontrar en el soció-
logo americano J. Davies y sus estudios sobre varias rebeliones y revoluciones, la Revolu-
ción Francesa y la Rusa entre ellas 39 . Segŭn este autor, la expectativas pueden ser de dos
tipos, las económicas y las de poder y status, pero es si ambas confluyen cuando se produ-
cen las grandes sublevaciones. Explicaciones en la misma línea de psicologización del con-
flicto son la teoría de la privación relativa de T. Robert Gurr 3 —resentimiento por no conse-
guir lo que se cree merecer—, la frustración sistemática de Feierabend 32 o los desequilibrios
sistémicos de Chalmers Johnson 33 . Interpretaciones todas ellas con una clara influencia del
funcionalismo americano.
La frustración de expectativas puede darse, evidentemente, en cualquier colectivo social,
pero, sobre todo cuando éstas son de poder y status, se perciben con mayor rotundidad en los
estratos intermedios de la sociedad, entre los grupos que se encuentran cercanos a la élite social
y con la que aspiran a equipararse. No en vano buena parte de los conflictos y muy especial-
mente de las grandes revoluciones han sido liderados por lo que Ilamamos clases medias, patri-
ciado urbano y profesiones liberales hasta la época industrial o intelectuales, pequeños empre-
sarios y trabajadores cualificados en época contemporánea.
Otra variante de las teorías volcánicas vincula el estallido de conflictos con ciclos econó-
micos o procesos sociopolíticos que empeoran drásticamente las condiciones de vida de un
grupo hasta superar el umbral de los tolerable. Como dijo Michelet, el hambre es el Terror, y
ello es lo que se esforzó en demostrar Labrousse con su estudio sobre las coyunturas económi-
cas prerrevolucionarias: el alza continuada de los precios del pan, que coincide con una serie de
cambios negativos en otras esferas, alcanzó su techo histórico en tomo a 1789, condenando al
hambre a una parte significativa de los grupos plebeyos franceses, en especial a los urbanos.
Explicaciones de este tipo se han dado para explicar los motines populares del Antiguo Régi-
men, las revoluciones de 1830 y 1848, los levantamientos populares en la Edad Media y un buen
nŭmero de conflictos sociales de todo tipo34.
Evidentemente, esta explicación toma como punto de referencia fundamentalmente a los
grupos plebeyos y su potencialidad es mayor cuanto más cerca del nivel de subsistencia se
encuentren. En este sentido es fácil aplicarla al campesinado medieval, pongamos por caso,
puesto que sabemos que vivía al borde del hambre de forma crónica o a los grupos populares
del Tercer Mundo, pero muestra insuficiencias muy conocidas cuando se aplica a gmpos de
mayor nivel.
" Por ejemplo: MORGAN, C. T.: Breve introducción a la psicología, Méjico, 1980, pp. 323-372.
30 Sus teorías pueden verse en "Toward a Theory of Revolution", en American Sociology Review, 1962, vol. 27, n.°
I; y "The J-Curve of rising and declining satisfactions as a cause of some great revolutions an the contained rebellion",
en GRAHAM y GURR, Violence in America.
31 GURR, T. R.: Why the Men Rebel, Princeton, 1970, p. 24.
32 FEIEP,ABEND y NEsvow: Social Change and Political Violence, pp. 681-683.
33 JOHNSON, Ch.: Revolutionary change, Boston, 1966, p. 81.
Críticas a esta interpretación espasmódica con base econórrtica pueden verse en THOMPSON, E. P.: "La economía
moral de la multitud", en Tradición, revuelta y conciencia de clase, Barcelona, 1989.
246 PEDRO-LUIS LORENZO CADARSO
El conjunto de propuestas teóricas a las que vamos a hacer referencia se han fraguado desde
mediados de los años 60, cuando se publican algunas de las obras más emblemáticas, pero es
sobre todo en la segunda mitad de los 70 cuando se observa su éxito al menos entre politólogos
y sociólogos35.
Una de sus características más evidentes es que han surgido de la confluencia de investi-
gadores de la más variada procedencia: economistas, especialistas en sociología histórica, en
sociología comparada, en ciencias polfticas, en antropología, en psicología y en historia, siendo
ciertamente esta ŭltima disciplina la que más tarde y con mayores recelos ha incluido estas pro-
puestas entre sus repertorios teóricos.
En términos históricos, se fraguan como un intento de dar una respuesta científica a la ole-
ada de movimientos sociales novedosos —los llamados "Nuevos movimientos sociales"— que
agitaron Europa y los Estados Unidos desde los años 60 y para los que las explicaciones tradi-
cionales del marxismo y el funcionalismo no parecían satisfactorias.
Enorme trascendencia tuvieron dos autores: el primero el economista Mancur Olson 36 y su
aplicación de la teoría de juegos al movimiento social, que alumbraría la llamada teoría de la
elección racional; el segundo fue Charles Ti11y 37 , un especialista en sociología histórica, que
desarrolló y aplicó la teoría de la movilización de recursos y de las oportunidades políticas, que
rápidamente impregnarían la producción de la sociología norteamericana, fundamentalmente.
La teoría de Mancur Olson tomó como punto empírico de referencia a los grupos econó-
micos norteamericanos —desde los sindicatos hasta los grupos de presión, pero especialmente
estos ŭltimos—, tratando de responder a las preguntas claves de la historia del conflicto social:
,Por qué surgen los conflictos? qué la gente se suma a un movimiento? es la diná-
mica de la movilización?
Olson partía del individuo para desarrollar su teoría y llegaba también a él para concluirla:
un individuo se suma a un movimiento por una elección racional basada en criterios de
coste/beneficios, es decir, porque tiene expectativas fundadas de que ello le va a aportar benefi-
cios objetivos —haciendo referencia, básicamente, a los económicos— y le supondrá riesgos o
costes asumibles. Se establecía evidentemente un dilema, una contradicción, entre maximalis-
mo —del que dependerían las elecciones racionales de los individuos— y altruismo o beneficio
colectivo —que estará representado por los objetivos programáticos de las organizaciones38—.
Olson consideraba que solamente las élites dirigentes de los movimientos —al modo de la
vanguardia revolucionaria de Lenin— eran capaces de actuar con criterios no maximalistas, y
surgía entonces otra paradoja: esto era así, cómo podían, tal cual se percibía en la práctica,
movilizar a la gente?
35 En castellano pueden conocerse estas teorías en las siguientes obras: AYA, R.: "Reconsideración de las teorías de
la revolución", en Zona Abierta; TARROW, S.: El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y
la política, Madrid, 1997; McADAm, D.; MCCARTHY, J. D. y ZALD, M. N. (eds.): Movimientos sociales: perspectivas
comparadas, Madrid, 1999; ÁLVAREZ JUNCO, J.: "Aportaciones recientes de las ciencias sociales al estudio de los movi-
mientos sociales", en BARROS, C. (ed.): Historia a debate, Santiago, 1995, pp. 97-111; y PÉREZ LEDESMA, M.: "Cuando
Ileguen los días de cólera. Movimientos sociales, teoría e historia", en Zona abierta, 69, 1994, pp. 51-120.
36 La obra fundamental fue The Logic of Collective Action, Cambridge, 1965. Un resumen en castellano puede verse
en OLSON, M.: Auge y decadencia de las naciones, Barcelona, 1986, pp. 32-55, cap.
37 Véase, en inglés, Taiv, Ch.: From Mobilization to Revolution, Reading, 1978; y en castellano Las revoluciones
europeas, 1492-1992, Barcelona, 1995.
38 Sobre el dilema altruismo-maximalismo, es decir, la contradicción entre obtener un pequeño bien para todos —para
toda la sociedad o para todo el grupo movilizado— o un gran bien para uno mismo que se establece a escala individual
y que es uno de los ejes teóricos de la teoría de juegos, puede verse en HARDIN, R.: Collective Action, Baltimore, 1982.
PRINCIPALES TEORÍAS SOBRE EL CONFLICTO SOCIAL 247
1.- Procesos de disgregación de las grandes organizaciones en grupos más pequerios, que
exigen una participación y una militancia intensas, pero son más eficaces para lograr
objetivos concretos y hacer un reparto selectivo de los beneficios obtenidos, como
puede suceder, por ejemplo, con la disgregación de los grandes sindicatos en organiza-
ciones sindicales de carácter corportativo.
2.- Tendencia de las grandes organizaciones, ya lo decíamos antes, a imponer sistemas de
coacción y recompensas con los que mantener integrado al grupo y lograr su moviliza-
ción, es lo que llamábamos incentivos selectivos. Paralelamente, el reforzamiento de la
autoridad jerárquica de las élites del movimiento.
3.- Ante la percepción de que la movilización resulta poco ventajosa, actitudes individua-
listas entre los grupos desposeídos y sin capacidad para organizarse en movimientos
más pequerios o actitudes maximalistas entre grupos bien situados y con recursos.
39 Véase MCCARTHY, J. D. y ZALD, M. N.: The Trend of Social Movements in America: Professionalization and
Resource Mobilization, Morristown, 1973; MCCARTHY, J. D. y ZALD, M. N. (eds.): The dinamics of social movements,
Cambridge, 1979; MCCARTHY, J. D. y ZALD, M. N. (eds.): Social movements in an Organizational Society New Bruns-
wick, 1987.
40 El concepto fue acuñado por EISINGER, P.: "The Conditions of Protest Behavior in American Cities", en American
Political Science Review, 67, 1973, pp. 11-28.
248 PEDRO-LUIS LORENZO CADARSO
La introducción de este concepto desplazará el centro de atención para el estudio del con-
flicto social desde la base socioeconómica hasta el mundo de la interacción política, de la lucha
por el poder, de la que los grupos movilizados formarían o tratarían de formar parte.
Ya con el aparto conceptual construido, en los años 80 otros autores desarrollarán los plan-
teamientos iniciales con interesantísimos estudios sobre los ciclos de la conflictividad social y
su vinculación con los procesos político-culturales 4I y sobre las microestructuras de moviliza-
ción, esto es, las redes cotidianas de sociabilidad y las organizaciones preexistentes 42 al movi-
miento como cauces desde donde iniciar la movilización y buscar identidades colectivas. Tam-
bién sobre la importancia de encontrar entomos sociales favorables al movimiento 43 , de la
existencia de tradiciones organizativas y de sociabilidad de las que tomar repertorios tácticos de
acción colectiva" o de las llamadas redes de movimientos, grupos institucionalmente indepen-
dientes, pero que confluyen en una misma movilización45.
Las propuestas que hemos repasado someramente han revolucionado el concepto tradicio-
nal de conflicto social, pero pese al tiempo transcurrido desde sus primeras formulaciones pre-
sentan algunos problemas serios46:
1.- El acusado presentismo de sus referencias empíricas, dado que se han construido
tomando en los consideración los movimientos sociales de este siglo, en menor medida
del xix y muy ocasionalmente del xvm. No extrariará, por tanto, que Sidney Tarrow47
llegue a decir que la movilización social es un fenómeno que surgió en el siglo xviit y
que anteriormente sólo existieron acciones colectivas.
2.- Redundando en este problema de enfoque, se percibe una perspectiva geográficamente
muy limitada, circunscrita básicamente a Europa Occidental y los Estados Unidos, con
muy escasas aportaciones exteriores a este territorio.
3.- El mundo de la cultura y la ideología, que ha de estar presente en cualquier análisis del
conflicto, apenas fue tomado en consideración en los primeros momentos, percibiéndo-
se ciertas incongruencias cuando en los ŭltimos arios se ha intentado introducir en el
modelo interpretativo clásico.
4.- Se percibe cierta confusión y dispersión entre los diversos planteamientos teóricos y
prácticas investigadores, que llega incluso a crear problemas terminológicos serios,
haciéndose necesario alg ŭn tipo de reformulación sintetizadora y de coordinación entre
prácticas de investigación48.
41 Véase TARROW, S.: Struggling to Reform: Social Movements and Policy Change During Cycles of Protest, Ithaca,
1983; y TRAUGOTT, M. (ed.): Repertorires and Cycles of Collective Action, Durham, 1995.
42 Véase McAriAm, D.: The Political Process and the Development of Black Inslurgency, Chicago, 1982; EVANS, S.:
Personal politics, New York, 1980; MORRIS, A.: The Origins of the Civil Rights Movements. Black Communities Orga-
nizing for Change, Nueva York, 1981; GOULD, R.: "Nultiple Networks and mobilization in the Paris Commune, 1871",
en American Sociological Review, 56, 1991, pp. 716-729.
43 Véase GAMSON, W. y OTROS: Encounter with Injust Authority, Homewood, 1982.
" Véase KERTZER, D.: Ritual, Politics and Power, Londres, 1988; AGULHOM, M.: The Republic in the village, Cam-
bridge, 1982; y MARGADANT, T.: French Peasants in Revolt. The Insurrection of 1851, Princeton, 1979.
45 Véase MELUCCI, A.: Nomads of the Present: Social Movements and Individual Needs in Contemporary Society,
Filadelfia, 1989.
46 Un repaso crftico —más bien autocrítico— puede verse en la introducción de los editores a McADAm, D.;
MCCARTFIY, J. D. y ZALD, M. N.: Movimientos sociales: perspectivas comparadas, Madrid, 1999.
42 Cfr, TARROW, S.: El poder..., op. cit., p. 6.
48 Por otro lado, la participación española ha sido más que discreta, pese a los esfuerzos divulgadores de Pérez
Ledesma y Álvarez Junco, entre otros.
PRINCIPALES TEORÍAS SOBRE EL CONFLICTO SOCIAL 249
49 Para esta teoría véase MELUCCI, A.: "Getting Involved: Identity and Mobilization in Social Movements", en KLAN-
DERMANS, B. y OTROS (eds.): From Structure to Action: Comparing Social Movements Across Cultures, Greenwich,
1988, pp. 329-348; GAMSON, W.: "The social psycology of collective action", en MORRIS, A. D. y MUELLER, C M (eds.):
Frontiers in the Social Movement Theory, Yale, 1992, pp. 53-76; CRUZ, R. y PÉREZ LEDESMA, M. (eds.): Cultura y movi-
lización en la Esparia contemporrinea, Madrid, 1997; y LARAÑA, E. y GUSFIELD, J. (eds.): Los nuevos movimientos socia-
les, Madrid, 1994.
5° El término procede de KLANDERMANS, B. y TARROW, S.: "Mobilization into Social Movements: Synthesizing
European and American Approaches", en International Social Movements Research, I, 1988, pp. 1-38.
51 El término lo tomo de McADAm, D. y crrRos: Movimientos sociales..., op. cit.
52 Véase SMELSER, N. J.: Theory of Collective Behavior, Nueva York, 1963; LOFLAND, .1.: Protest: Studies of
Collective Behavior and Social Movements, New Brunswick, 1985; McPHAIL, C.: The Myth of the Madding Crowd,
Nueva York, 1992.
53 Un modelo interpretativo tradicional puede verse en BRINTON, C.: Anatomía de la revolución, México, 1985.
250 PEDRO-LUIS LORENZO CADARSO
resultar, si no han sido aprovechados por un grupo en lucha, políticamente inocuos. Su papel
subversivo sólo es políticamente activo cuando un conflicto social las desarrolla, concreta y
radicaliza.
Las actitudes mentales o mentalidades colectivas, a menudo vinculadas con una especie de
estructura cultural o intelectual que como tal presenta un alto grado de permanencia por enci-
ma de las contingencias del corto y medio plazo, podría pensarse que no son apenas alteradas
por los movimientos sociales o incluso que los condicionan de forma más o menos definitiva.
Sin embargo, cuando se reconstruye la evolución de componentes tan característicos como las
actitudes religiosas, el concepto de familia, las formas de sociabilidad, la sexualidad, la escala
de valores, la moralidad, etc., se descubre que los conflictos sociales —dependiendo evidente-
mente de su duración y radicalidad— alteran también las mentalidades, relajan el aparato nor-
mativo preexistente gestándose entonces actitudes intelectuales y comportamientos sociales
inconcebibles antes del movimiento54.
Una referencia que tradicionalmente se ha utilizado para objetivar los motivos que explicaban
el surgimiento de cualquier protesta social y el desarrollo de los conflictos era la percepción de la
realidad que tenía el grupo rebelde y su oponente, es decir, las realidades objetivas injustas o des-
favorables contra las que el grupo actŭa, puesto que ambas percepciones solían ser equiparadas.
Siguiendo una lógica causal de una simpleza extraordinaria, una situación injusta o desfa-
vorable era percibida como tal por el grupo víctima de la misma hasta que, alcanzado determi-
nado nivel de tolerancia, se generaba una situación de crispación social y surgían las protestas.
Algo debe fallarle a esta simpleza cuando resulta obvio que la inmensa mayoría de las situacio-
nes objetivamente injustas no provocan conflictos e incluso son interpretadas de forma positiva
por sus supuestas víctimas. Pero lo importante ahora no es esto, sino el hecho de que es el con-
flicto social el que induce una determinada forma de percibir los problemas de la realidad en
clave de crispación y crítica: radicaliza posturas políticas o éticas; seriala culpables; pone de
manifiesto los problemas o incluso los agrava; propicia interpretaciones maximalistas de los
objetivos; y, en general, cuestiona todo el orden vigente y su percepción social, de tal manera
que, de improviso, la gente descubre un rostro diferente del mundo que le rodea.
Las explicaciones tradicionales acerca del origen de la conflictividad social han tendido a
considerar a las estructuras y a las coyunturas socioeconómicas como un factor esencial. De este
modo, incluso grandes revoluciones políticas —la Revolución Francesa o las revoluciones de
1830 y 1848, por ejemplo— eran explicadas con gráficos que serialaban ciclos económicos, pre-
cios del pan, evolución de la producción, reparto de la propiedad, evolución del desempleo, etc.
La explicación socioeconómica implica una concatenación causal, no exenta de cierto
grado de automatismo, entre estructuras sociales y económicas que generan determinados pro-
blemas generales, coyunturas que los agudizan y grupos sociales que se conforman y actŭan
movidos por dichos referentes.
Las teorías del conflicto social que exponemos ahora no aceptan semejante automatismo.
Las condiciones sociales y económicas no son los motivos de los conflictos, sino simples facto-
res que condicionan los recursos disponibles por los actores del conflicto y las expectativas que
albergan los grupos e individuos, es decir, contribuyendo a generar oportunidades políticas y
recursos para la movilización.
La primera función de las condiciones socioeconómicas es, por tanto, explicar cuál es el repar-
to de los recursos con los que cada actor social va a posicionarse en el seno de la comunidad. Como
principio general se admite que es indispensable disponer de un mínimo de recursos, los grupos
Es interesante leer en este sentido, aunque no coincidan con los planteamientos teóricos que exponemos, las obras
de HILL, Ch.: El mundo trastornado. El ideario popular extremista durante la revolución inglesa del siglo xvil, Madrid,
1981; y VOVELLE, M.: La mentalidad revolucionaria, Barcelona, 1989.
PRINCIPALES TEORÍAS SOBRE EL CONFLICTO SOCIAL 25 1
marginales o aquellos que viven en el umbral de la subsistencia son víctimas fáciles de acallar desde
el poder; grupos entre los que predominan actitudes fatalistas e individualistas y con unas expecta-
tivas de mejora tan humildes que difícilmente conducirán a comportamientos conflictivos graves.
También se sabe que la conflictividad tiende a ser más intensa entre grupos intermedios o incluso
entre los que ocupan estratos elevados dentro de la comunidad.
Otra función de las estructuras socioeconómicas en el surgimiento y desarrollo de los movi-
mientos sociales se relaciona con la configuración de las expectativas de cada grupo e indivi-
duo. Por lo que sabemos, lo que realmente genera conflictos graves no es tanto la existencia de
unas condiciones objetivas desfavorables, sino la frustración de determinadas previsiones racio-
nales de mejora o de mantenimiento de la situación previa.
Esta idea, entendida de una forma simplista, conlleva la introducción en la explicación de
los conflictos de determinados elementos psicologizantes, irracionalistas incluso, dado que las
expectativas sociales se basan más que en determinados referentes positivos, en la reinterpreta-
ción mental y emotivo-vivencial que se haga de ellos. Por eso es imprescindible no perder de
vista la interrelación de factores, sobre todo que esas expectativas son interpretadas en clave
política, es decir, que sólo generarán conflictos cuando exista la percepción de posibilidades de
éxito, de expectativas de triunfo ante un grupo dirigente u oponente debilitado o dividido.
Las teorías que ahora nos ocupan ponen el acento en tres elementos fundamentales: los
recursos disponibles; las expectativas de éxito; y la dinámica del desarrollo del conflicto. Los
tres han de ser interpretados bajo la premisa de que todo movimiento social es una acción racio-
nal, basada en planteamientos estratégicos interpretados en clave política.
Los recursos disponibles son, por así decirlo, una premisa o precondición para el inicio de
cualquier lucha social. Sólo se rebela aquel que dispone —o cree disponer— de instrumentos de
oposición que le garanticen cierto grado de seguridad personal y le aporten confianza racional
en el éxito. Veamos someramente los más importantes:
1.- Cierto grado de autonomía intelectual, que permita al grupo disponer de un conjunto de
ideas, ya sean tradiciones, ideologías, ideas religiosas, valores éticos, etc., con las que
interpretar los problemas a los que se enfrenta y las expectativas colectivas de manera
autónoma frente al grupo dirigente. Esta autonomía intelectual es, por un lado, una sal-
vaguarda de la cohesión mental del grupo y, por otro, permite mantener actitudes críti-
cas y de oposición. Los grupos totalmente alienados tienden a adoptar actitudes fatalis-
tas o incluso a convertirse en defensores del orden establecido, por muy perjudicial que
objetivamente les resulte. En el extremo opuesto, los grupos altamente ideologizados,
ya sean grupos políticos militantes, sectas religiosas, etc., suelen ser capaces de mante-
ner actitudes de resistencia permanentes y con un alto grado de radicalidad, incluso en
periodos políticamente desfavorables de larga duración55.
2.- Un ambiente sociopolítico con unos niveles mínimos de tolerancia que permita al grupo
dar los primeros pasos de la movilización dentro de los cauces de la legalidad sin asu-
mir riesgos extremos. Cuando la situación es de represión absoluta, la agitación social
tiende a disminuir o incluso a desaparecer, al menos mientras que el grupo dirigente no
muestre signos de debilidad o división.
3.- Que el grupo disponga de capacidad organizativa, siendo especialmente favorable que
existan entidades previas al movimiento y con cierto grado de institucionalización, esto
es, permanentes, sancionadas por la tradición y toleradas por el grupo dirigente. Estas
55 En ŭltima instancia, estos grupos generarían marcos interpretativos propios dela realidad, frame analysis en la ter-
minología original de Goffman. Véase GOFFMAN, 1., Frame Analysis. An Essay on Otganization of E.rperience, Nueva
York, 1974.
252 PEDRO-LUIS LORENZO CADARSO
56 Este es uno de los principales campos de investigación a los que se han aplicado los partidarios de la teoría de las
"identidades colectivas". Véase LARAÑA, E., La construcción del movimiento social, Madrid, 1999.
PRINC1PALES TEORíAS SOBRE EL CONFLICTO SOCIAL 253
4.- Que se perciba debilidad en el grupo oponente, algo que exige una división en su
seno o una actitud política ambigua o supuestamente favorable al movimiento. La
división provoca que una parte de la élite se sit ŭe del lado del grupo rebelde, al
menos momentáneamente, y la ambig ŭedad política le imposibilita para dar una res-
puesta represiva firme, amén de abrirse la posibilidad, teóricamente al menos, de
influir en sus decisiones.
5.- Que se considere el momento como políticamente oportuno. Todos los referentes
comentados podrían sintetizarse en la certeza de que las circunstancias son las estraté-
gicamente adecuadas. No basta, por supuesto, con que se perciba la posibilidad estraté-
gica de obtener éxito, es necesario que los problemas planteados exijan una solución
más o menos inmediata y que esté extendido un ambiente psicosocial caracterizado por
la impaciencia, la confianza en el éxito y cierto grado de crispación social.
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INTRODUCCIÓN.
El presente documento corresponde a un para apoyar a las partes como facilitador de
análisis de la mediación y la conciliación, la comunicación, y en donde si está más
desde un punto de vista de la doctrina, ya claro es en la intervención del facilitador
que ocasionalmente se confunden sus (mediador o conciliador), en donde el primero
fundamentos y prácticas, por ello hemos es neutral en las soluciones y el segundo
considera destacar las variables de sus tiene un parte activa a la hora de resolver.
límites y los alcances que tienen cada
Asimismo, presentamos las tres escuelas o
método, destacando principalmente que
tradiciones en mecanismos alternativos de
existe una línea muy delgada en cuanto a las
solución de controversias, las cuales han
técnicas y herramientas que cada una de
aportado sobre cómo realizar el proceso de
ellas utiliza en los procesos de intervención
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Metas Lograr el acuerdo Modificar la relación entre las - Reflexión más que aireación
partes, sin importar si llegan o no
Disminuir diferencias - Cambiar el significado
a un acuerdo
entre las partes
- Transformar la historia
- Lograr acuerdo, si es
Posible
Fuente: Universidad externado de Colombia dirección de derechos humanos y acceso a la justicia Bogotá Colombia, Proceso de
mediación y habilidades del mediador, Santafé de Bogotá, Abril de 2021. Véase:
http://atecex.uexternado.edu.co/mediador/documentos/habilidades.pdf
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La mediación pues, es una serie de técnicas ninguna situación quede sin una solución
para la resolución de los conflictos, en procesal, por más extraña que sea, se
diversos ámbitos de la vida del ser humano y establecen innumerables vericuetos he
sus relaciones con la sociedad. Surge en un instancias que terminan alargando y
contexto en el cual la racionalidad de la ley y encareciendo innecesariamente los
su aplicación se puede ver impedida a procesos. La marginación que ello genera en
resolver controversias de manera rápida, sin los pobres los lleva, en general, a solucionar
tener que pasar por procedimientos en forma deficiente sus problemas o,
administrativos tardados y engorrosos, claro simplemente, a dejarlos sin solución alguna.
que no suprimir a la ley, por muy En ambos eventos se produce no solo una
desarrollados que estemos en la materia, situación de injusticia, sino también el
puesto que hay una serie de elementos germen de conflictos futuros potencialmente
jurídicos y legales que necesitan de su más radicales, complejos y violentos. Lo que
tratamiento. hacen los medios alternativos de solución de
controversias no es otra cosa que suplir la
El implemento en cada país de América provisión de un servicio que el estado no está
latina ha tenido al menos tres apartados de en condiciones de entregar a través de los
motivaciones o justificaciones a saber. tribunales. Los MASC, permiten acceder a
una solución para problemas que de otra
Por una parte, están quienes los promueven manera no la tendrían.
como mecanismos para aumentar el acceso
a los sistemas de resolución de conflictos. Existe una segunda aproximación al tema,
Los sistemas formales, en una muy justificándose en ella los MASC como
extendida visión, son engorrosos, lejanos a mecanismos eficientes para descargar a los
la gente y caros, por lo que muchas tribunales de una parte de la enorme
personas, los de menores recursos, se ven cantidad de trabajo que los abruma y con la
excluidos de ellos. Se le critica a los cual no pueden lidiar eficientemente. En este
procesos judiciales en ser concebidos en caso, los destinatarios de los MASC no son
función de los casos excepcionales y no en necesariamente las personas pobres
los de la norma general. Al tratar de que aquellas que están marginadas del sistema
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LITERATURA CITADA
Aiello de Almeida, M. A. (2001). Mediación: formación y algunos aspectos claves, Porrúa, México, 2001
Bush, R.A. Baruch y J.P. Folger (1996) La Promesa de la mediación: Como afrontar el conflicto a través del
fortalecimiento propio y el reconocimiento de los otros, Barcelona Granica.
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Año 10, No. 28; 2022
Farré, Sergi. (2004)) Gestión de conflictos: taller de mediación. Un enfoque socioafectivo. Ariel, Barcelona.
Martínez de Murguía, Beatriz. (1999). Mediación y resolución de conflictos. Una guía introductoria.
México. Editorial Paidós.
1740
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en: https://goo.gl/UFSPoR
Capítulo I
Naturaleza, efectos jurídicos
y éticos del convenio de Mediación
4 Monstruo mitológico del lago de Lerna, con siete cabezas que renacían a medida que se
cortaban, muerto por Hércules que se las cortó todas de un golpe.
11 Ignacio Galindo Garfias, Teoría general de los contratos, edit. Porrúa, México, 2005,
p. 70.
12 Masaru Emoto, Los secretos ocultos en el agua, edit. Alamah, México, 2005, p. 27.
15 Biblia, Nuevo Testamento, II Timoteo 1:7, versión Reyna Valera, revisión 1960, edit.
Broadman & Holman Publishers, Nashville, Tennessee, 1983.
CONSIDERANDO
...
I. INTRODUCCIÓN.............................................................................................. 1
(ii)
I. INTRODUCCIÓN
Mis intervenciones profesionales con Don Raúl Medina Mora no fueron muchas
— pero sí ricas. Fueron suficientes para percatarme de algo: estaba ante un
auténtico jurista, además de un sabio.
Aún recuerdo uno de los primeros arbitrajes en los que colaboré con el
Tribunal Arbitral en donde las apreciaciones del Don Raúl no sólo eran atinadas,
sino estimulantes por su profundidad y la experiencia jurídica que soslayaban.
Y aún recuerdo las palabras que, en respuesta a una pregunta que le hice,
me dijo, y que me han inspirado:1 “estudiar el derecho a fondo, como [él percibía
que] yo lo hacía”. La pregunta que le hice fue: “¿recorrida la trayectoria, qué le
recomienda usted a un abogado joven que tiene ganas de practicar leyes?”
A. INTRODUCCIÓN
1 El contexto fue una plática que Jorge Ogarrio, (quien encabezaba y mantenía
intensamente activo el Comité de Jóvenes Abogados de la Barra Mexicana, Colegio de
Abogados), organizó donde Don Raúl Medina Mora trató el tema de ‘Experiencias de un
Abogado Experimentado a Jóvenes abogados’.
2 THE COMPLETE WORKS OF ARISTOTLE, Jonathan Barnes (editor), Princeton/Bollinger
Series LXXI, 2.
2
B. DEFINICIÓN LEGAL
3 El Título Cuarto del Libro Quinto del Código de Comercio (que en éste estudio llamaré en
forma abreviada como “la ley mexicana de arbitraje”) constituye el lugar donde se ha
vertido la Ley Modelo de la UNCITRAL sobre arbitraje comercial internacional (la “Ley
Modelo”) que México adoptó en 1993.
4 Aron Broches, A COMMENTARY ON THE UNCITRAL MODEL LAW ON INTERNATIONAL
COMMERCIAL ARBITRATION, Kluwer Law and Taxation Publishers, Deventer/Boston, 1990,
pg. 38.
5 Dada la dificultad de uniformar esta área de la Ley Modelo, los redactores de la misma
decidieron que una definición sobre la naturaleza del arbitraje no era necesaria. Sin
embargo, quisieron cerciorarse que abarcara tanto arbitraje institucional como ad hoc.
6 Puesto que es un principio básico de la lógica que lo definido no puede entrar en la
definición. Ver Irving M. Copi y Carl Cohen, INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA, Ed. Limusa,
Noriega Editores, 1995, pg. 197.
7 Una definición circular es aquella en la que el término que se está definiendo (el
definiendum) aparece en la definición (el definiens). El problema con dicho tipo de
definiciones es que el significado del término queda claro únicamente a quienes ya lo
entienden. Por ende, fracasan en su propósito: explicar el significado del definiendum.
3
C. DEFINICIÓN DOCTRINAL
8 Siguiendo este método se obtendrá una definición ‘teórica’, que consiste en aquella que
intenta formular una descripción teórica o científicamente adecuada de los objetos a los
que se refiere el término. (Irving M. Copi y Carl Cohen, LÓGICA, Limusa, Noriega Editores,
México, 1995, pg. 179.)
9 Jarrosson, id. pg. 372.
10 Jarrosson aclara que es una Institución y no técnica, pues el arbitraje es más que una
técnica, tiene un régimen, es una entidad nominada, es una ‘institución’ en el sentido
exacto del término.
11 En sus palabras: “l’arbitrage est l’institution par laquelle un tiers règle le différend qui
oppose deux ou plusieurs parties, en exerçant la mission juridictionnelle qui lui a été
confiée par celles-ci”.
12 En este contexto, dada la importancia del papel y su utilidad en la definición, se hacen
algunas observaciones sobre el árbitro. En caso de desear abundar sobre ello y su
régimen, véase González de Cossío, EL ÁRBITRO, Homenaje al Dr. Rodolfo Cruz
Miramontes, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, 2007; y EL ÁRBITRO, Revista
de Investigaciones Jurídicas, Escuela Libre de Derecho, 31, 2007.
13 Thomas Clay, L’A RBITRE, Dalloz, Nouvelle Biblithèque de Thèses, 2001, pg. 18.
4
El que sea un ‘juez privado’ implica que la misión del árbitro y el juez son
las mismas. La única diferencia es la fuente. Comparte las facultades de un juez,
pero su régimen es de un prestador de servicios profesionales.
A. INTRODUCCIÓN
La naturaleza del árbitro, como del arbitraje, ha sido objeto de debate. Las figuras
a las que se asemeja son varias, y los argumentos dados en apoyo de cada una son
diversos. A continuación las mencionaré brevemente.18
B. NOCIONES VECINAS
Las nociones a las que se ha asemejado la figura del árbitro son (1) mediador y
conciliador, (2) mandatario, (3) la transacción y (4) experto. A continuación se
analizarán.
1. Mediador y Conciliador
2. Mandatario
Hay quien postula que el árbitro es un mandatario de las partes, por lo cual el
arbitraje es asimilable a un mandato. Se le encomienda la realización de un acto
jurídico (resolver una controversia) cuyo efecto impactará un patrimonio distinto
al suyo: el de sus mandantes.
19 Pues la discusión es, en buena medida, semántica. No veo que tenga mucho contenido.
Es por ello que el estudio citado en la siguiente nota y en la obra ARBITRAJE (Porrúa,
2004), adopto una postura que busca prescindir de debates formales, de nomenclatura,
para entrar el fondo del asunto. Al respecto propongo que existen dos instituciones
parecidas mas distintas, y su diferencia da un valor agregado diverso para resolver
diferentes tipos de controversias. Es por ello que en el estudio citado hago un llamado a
que se entienda la (distinta) herramienta que cada una proporciona, y a que no nos
perdamos en debates sobre títulos.
20 Para desear abundar sobre ello, consúltese MECANISMOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN DE
CONTROVERSIAS. NOTA SOBRE EL DESARROLLO DEL ÁREA, Revista de Investigaciones
Jurídicas, No. 28, 2004, pg. 213.
6
3. Transacción
Considero que existen tres motivos por los que la institución dista de
poder abarcar al arbitraje. El primero es palpable: en la transacción no hay
tercero. El segundo es un poco más sutil: mediante la transacción las partes,
haciéndose recíprocas concesiones, resuelven una controversia. En el arbitraje
esto no sucede. No hay recíprocas concesiones. El árbitro determinará a quien
asiste el derecho, sin que por dicho motivo haya ocurrido una concesión frente a
la otra parte.21
4. Experto
Ante ello, deseo hacer eco de una teoría que puede servir para echar luz a
esta polémica.
26 Así lo han determinado laudos arbitrales distintos (por ejemplo, arbitraje CCI 4229,
laudo interino de 26 de junio de 1985; arbitraje CCI 5872, laudo interino del 25 de abril
de 1988; arbitraje CCI 6276, laudo parcial de 29 de enero de 1990; arbitraje CCI 7422,
laudo interino del 28 de junio de 1996; arbitraje CCI 8073, laudo final de 27 de
noviembre de 1995; arbitraje CCI 8462, laudo final de 27 de enero de 1997; arbitraje CCI
9977, laudo final de 22 de junio de 1999; arbitraje CCI 9984, laudo preliminar de 7 de
junio de 1999; arbitraje CCI 10256, laudo interino de 8 de diciembre de 2000), y algunos
recientes aún no reportados.
27 En un caso en el que participó el autor se facultaba al perito para emitir una “opinión
técnica vinculatoria”. Ello fue considerado un ‘arbitraje’.
28 Y no se trata de una cuestión teórica. Son muchos los casos que en la práctica este autor
ha presenciado en los que se mezclan instituciones con el arbitraje (por ejemplo,
cláusulas escalonadas (que contemplan negociación, seguida de conciliación, para luego
pasar al arbitraje, en ocasiones contando con posibilidades de acudir a procedimientos de
expertos)) o que las partes distan de ser claras sobre el método específico que desearon
utilizar. Por ejemplo, la utilización de un “tercero experto que mediará entre las partes y
emitirá un dictamen obligatorio” fueron las palabras de un contrato que, en una
controversia en la que participé, emplearon las partes. Dicho híbrido rápidamente se
convirtió en un procedimiento arbitral y formal.
9
Deseo hacer eco de una teoría que creo que puede ayudar a solucionar la
polémica. La ‘Teoría de binomios o ecuaciones de Jarrosson’.29 En la misma,
dicho pensador desmenuza y contrasta los elementos relevantes de la siguiente
manera:
ABc = En este caso será un árbitro el Dicha opinión carece de fuerza obligatoria y no
que resuelve un problema es cosa juzgada. (Es raro pero sucede.)
jurídico emitiendo una opinión.
D. ARBITRAJE CONTRACTUAL
busca llenar vacíos intencionalmente dejados en los contratos por las partes.
Otros casos discutibles son los procedimientos de Expertos (“Expertise”47) o de
Determinación de Hechos (“Fact Finding”48). El motivo por el cual estos
procedimientos generan duda—inclusive entre expertos—es que parecen ser un
punto medio entre un procedimiento meramente contractual (puesto que
involucran determinaciones fácticas—aunque sean técnicas—y no jurídicas) y un
mecanismo de solución de controversias.
Como conclusión, si bien el que dichos procedimientos puedan calificar
como ‘arbitraje’ o no es dependiente del derecho del Estado en particular,49 las
instituciones aludidas no son ‘arbitraje’ pues carecen de los elementos del mismo.
Más bien tienen un sabor meramente contractual, pues no implican la resolución
de una controversia mediante un documento final y obligatorio.
IV. LA NATURALEZA
A. LA TEORÍA JURISDICCIONAL
B. LA TEORÍA CONTRACTUAL
Esta teoría postula que el arbitraje tiene naturaleza contractual. Sus orígenes,
existencia y regulación dependen de la continuada existencia de la voluntad de
las partes. El corazón de esta corriente de opinión consiste en que todo el
procedimiento arbitral está basado en acuerdos contractuales. Ello se observa
tanto en el acuerdo como en el laudo arbitral ya que reflejan el carácter
contractual del arbitraje siendo los mismos un ‘conjunto de actos contractuales
privados’.51
Siendo el arbitraje un resultado de la libertad contractual, es la autonomía
de la voluntad la que da origen a dicho sistema de justicia privada. Quienes
apoyan esta teoría niegan la supremacía o control del Estado sobre el arbitraje y
50 Este resumen es escueto. En caso de desear abundar sobre las teorías, véase González de
Cossío, ARBITRAJE, Porrúa, México, D.F., 2004, pgs. 12 et seq.
51 Samuel, JURISDICTION OF PROBLEMS, pgs. 39-44; Bernard L’ARBITRAGE VOLUNTAIRE ,
párrafo 473.
15
52 Ver, por ejemplo, el caso estadounidense Reily v. Russel, 34 Mo 524,1864, pg. 528; y el
caso francés Roses v. Moller et Cie, Corte de Casación, 27 de julio de 1937.
53 Por ejemplo, puede refutarse que la concepción contractual del arbitraje es útil para
iniciar el procedimiento arbitral; sin embargo, una vez comenzado, las partes tienen una
autonomía de la voluntad limitada y es el tribunal arbitral quien tiene las facultades para
tomar decisiones importantes en el procedimiento. No obstante estas reflexiones, la
teoría contractual ha sido importante en el desarrollo del arbitraje moderno.
54 Por ejemplo, muchos cuestionan que el arbitraje sea un simple juicio más. Tiene
elementos que lo diferencian en forma importante.
55 Esta teoría fue desarrollada por el profesor Sauser-Hall en su reporte al Institut du Droit
International en 1952 en el cual argumentaba que el arbitraje no podía apartarse de los
sistemas jurídicos, tenía que existir algún derecho que pudiera determinar la validez del
sometimiento al arbitraje y la ejecutabilidad del laudo. Reconoció que cada arbitraje
tiene su origen en un contrato privado y que los árbitros designados y las reglas para regir
el arbitraje dependen en forma primaria del acuerdo de las partes. Por consiguiente,
sostenía que existen elementos contractuales y jurisdiccionales en el arbitraje que están
interrelacionados en forma indisoluble.
56 Como fue reconocido en un caso ante la Corte de Justicia Europea (Caso Nordsee v.
Reederei, Sentencia del 23 de marzo de 1982) en donde se sostuvo que únicamente las
cortes estatales ejercen poder estatal.
16
D. LA TEORÍA AUTÓNOMA
E. LA INTERPRETACIÓN JUDICIAL
en uno y otro casos, se define una contienda mediante un juicio ajeno; sin
embargo, el árbitro no es funcionario del Estado, ni tiene
jurisdicción propia o delegada; las facultades de que usa, se
derivan de la voluntad de las partes, expresada de acuerdo con la
ley, y aunque la sentencia o laudo arbitral, no puede revocarse por
la voluntad de uno de los interesados, no es por sí misma ejecutiva.
El laudo sólo puede convertirse en ejecutivo, por la mediación de un acto
realizado por un órgano jurisdiccional, que, sin quitarle su naturaleza
privada, asume su contenido; de suerte que, entonces, el laudo se equipara al
acto jurisdiccional. El laudo sólo puede reputarse como una obra de lógica
jurídica, que es acogida por el Estado, si se realizó en las materias y formas
permitidas por la ley. El laudo es como los considerandos de la sentencia, en
la que el elemento lógico, no tiene más valor que el de preparación del acto de
voluntad, con el cual el Juez formula la voluntad de la ley, que es en lo que
consiste el acto jurisdiccional de la sentencia. Esa preparación lógica no es
por sí misma acto jurisdiccional, sino en cuanto se realiza por un órgano del
Estado. El árbitro carece de imperio, puesto que no puede examinar
coactivamente testigos ni practicar inspecciones oculares, etcétera; y sus
laudos son actos privados, puesto que provienen de particulares, y
son ejecutivos sólo cuando los órganos del Estado han añadido, a la materia
lógica del laudo, la materia jurisdiccional de una sentencia. La función
jurisdiccional compete al Estado y no puede ser conferida sino a los órganos
del mismo; pero obrar en calidad de órgano del Estado, significa perseguir,
con la propia voluntad, intereses públicos, lo que evidentemente no hacen las
partes cuando comprometen en árbitros sus cuestiones, puesto que
entonces persiguen fines exclusivamente privados; de modo que las
relaciones entre las mismas partes y el árbitro son privadas y el
laudo es juicio privado y no sentencia, y estando desprovisto, por lo
mismo, del elemento jurisdiccional de un fallo judicial, no es ejecutable sino
hasta que le preste su autoridad algún órgano del Estado que lo mande
cumplir. El laudo y el exeqüatur, deben ser considerados como
complementarios, son dos aspectos de un solo acto jurídico; uno, es el
elemento lógico que prepara la declaración de la voluntad de la ley que ha de
aplicarse en el caso concreto, y el otro, consiste precisamente, en esa
voluntad, formulada por el funcionario provisto de jurisdicción. Estas teorías
han sido aceptadas por nuestra legislación, pues la ley de enjuiciamiento civil
del Distrito dispone, en sus artículos 1314 y 1324, que los Jueces tienen la
obligación de impartir a los árbitros, cuando así lo soliciten, el auxilio de su
jurisdicción, y de ejecutar, en su caso, la decisión que aquéllos pronuncien, y
el artículo 1302, coloca al árbitro en la imprescindible necesidad de ocurrir al
Juez ordinario, para toda clase de apremios; pero más claramente se advierte
el carácter de simples particulares que tienen los árbitros, del contexto del
artículo 5o. de la Ley Orgánica de los Tribunales del Fuero Común del
Distrito, de treinta y uno de diciembre de mil novecientos veintiocho, que
declara que los árbitros no ejercen autoridad pública; por tanto, desde
el punto de vista de nuestra legislación, los laudos arbitrales son actos
privados que por sí mismos no constituyen una sentencia, y el
mandamiento de ejecución que libra el Juez competente, cuando es requerido
para el cumplimiento de un laudo, integra, juntamente con éste, la sentencia.
Por otra parte, el citado artículo 5o. de la ley orgánica, al declarar que los
tribunales deben prestar el apoyo de su autoridad a los laudos arbitrales,
18
58 Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tercera Sala, Tomo XXXVIII, pg.
800. (énfasis agregado).
19
59 Reclamación 1/91. Primer Tribunal Colegiado En Materia De Trabajo Del Primer Circuito,
Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo VIII, Diciembre de 1991, pg.
155.
60 Amparo Directo 2474/48, 14 de octubre de 1949 (énfasis agregado). El maestro Ignacio
Burgoa (EL JUICIO DE AMPARO, Porrúa, 1987, pg. 186) menciona que este criterio ha sido
constantemente reiterado en las ejecutorias que aparecen en los Tomos siguientes del
Semanario Judicial de la Federación: LXXVIII, pg. 4196; LXXI, pg. 2827; CIII, pg. 2193;
CIII, pg. 441; XCVI, pg. 477; CVII, pg. 280; LXXIII, pg. 7215; CII, pg. 424; CVII, pg. 1969,
de la Quinta Época.
61 Para abundar sobre ello véase EL ÁRBITRO, ¿AUTORIDAD RESPONSABLE PARA EFECTOS DEL
AMPARO?, Revista de Investigaciones Jurídicas, Escuela Libre de Derecho, No 29, 2005,
pg. 605.
20
es la más superada, además de los argumentos brindados por las demás, por dos
verdades importantes: (1) al acudir al arbitraje, las partes buscaron salirse de la
judicatura para resolver su controversia; y (2) puesto que lleva a resultados
negativos cuando en presencia de ciertos problemas procesales arbitrales.64
Adoptar una postura jurisdiccional de arbitraje invita soluciones que con
facilidad pueden resultar en justamente lo que se deseó evitar: acabar en
tribunales. Por lo anterior, cualquiera que sea la postura del lector, invito a que
se considere esta situación al aquilatar su preferencia por la teoría que se
considera es más acorde con la institución arbitral.
Existe una hebra de la teoría autónoma que deseo tomar para tejer una
explicación sobre su impacto práctico, particularmente en el caso de México. A
los ojos de quienes postulan una visión realmente internacional del arbitraje (a la
que me uno), los criterios y peculiaridades legales y procesales nacionales65
deben tener poca relevancia, por no decir que deben ser eliminados. Ello
obedece, no a un deseo de denostar lo nacional,66 sino a la convicción de que en
un medio pluricultural —como los son las relaciones jurídicas y comerciales
internacionales— querer forzar nociones nacionales tendría como resultado, en el
mejor de los casos, problemas; y en el peor, la inexistencia de lazos que rebasen
una jurisdicción. Si esto sucede, todos perdemos. Desde las épocas de David
Ricardo se ha aceptado que el comercio es benéfico para todos quienes lo
conllevan.67 Esta verdad, tan frecuentemente pasada por alto por
nacionalistas,68 es tan evidente que puede calificarse de axioma. Y para probarlo
tan sólo invito al lector a que considere: si no fuera así, ¿porqué incurren
voluntariamente en el mismo agentes económicos? ¿Nadie los obliga? Si algo
nos enseñan los paradigmas más aceptados es que el comercio internacional
ocurre simple y sencillamente por que todos estamos mejor si, quienes tienen una
ventaja competitiva en algo, se especializan en ello.69
Y el arbitraje apoya el comercio internacional. Pero para que funcione, y
para que una jurisdicción no se convierta en la oveja negra del rebaño
internacional, es importante que tanto la legislación70 como judicatura no
imponga sus concepciones locales a las relaciones mercantiles internacionales.
Las concepciones locales tienen una razón de ser local, no internacional. La
aldea global71 tiene un modus operandi distinto. Y debe respetarse. Así lo han
hecho judicaturas avanzadas de otras jurisdicciones.
Existen ejemplos extraordinarios de ello. Las decisiones Mitsubishi72 y
Scherk73 de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos encabezan la lista.
En el primer caso, dicho tribunal sostuvo, en resumen, que, no obstante que las
controversias sobre competencia económica no podían ser arbitradas, cuando
tengan un elemento internacional, sí podrán sujetarse al arbitraje. El motivo por
el cual se establece una dicotomía de arbitrabilidad nacional versus internacional
esta plasmado en un pasaje que vale la pena transcribir:
los intereses de la cortesía internacional, el respeto por las habilidades de
los tribunales extranjeros e internacionales y la delicadeza del sistema
comercial internacional en propiciar predecibilidad en la resolución de
controversias requiere que ejecutemos el acuerdo de las partes, aun
suponiendo que se hubiera llegado a un resultado contrario en un
contexto local.74
75 El texto original dice: “If [international arbitral institutions] are to take a central place in
the international legal order, national courts will need to “shake off the old judicial
hostility to arbitration,” and also their customary and understandable unwillingness to
cede jurisdiction of a claim arising under domestic law to a foreign or transnational
tribunal. To this extent, at least, it will be necessary for national courts to subordinate
domestic notions of arbitrability to the international policy favoring commercial
arbitration.”.
76 Utilizo el término ‘nacionalista’ para traducir ‘parochial’ puesto que la voz “parroquial”
tiene en castellano la acepción exclusiva de “perteneciente a una parroquia”. En inglés
‘parochial’ significa, además, local o nacional.
77 El contexto hacía alusión a la necesidad de procurar orden y predecibilidad por ser
esenciales para las operaciones comerciales internacionales.
78 El texto de la sentencia dice: “A parochial refusal by the courts of one country to enforce
an international arbitration agreement would not only frustrate these purposes, but
would invite unseemly and mutually destructive jockeying by the parties to secure
tactical litigation advantages. … the dicey atmosphere of such legal no-man’s-land
would surely damage the fabric of international commerce and trade, and imperil the
willingness and ability of businessmen to enter into international commercial
agreements.”.
79 Amparo en Revisión 759/2003. Para un análisis exhaustivo sobre esta importante
decisión, ver el estudio del Dr. José Luis Siqueiros, LAS FACULTADES DE LOS ÁRBITROS NO
SON OMNÍMODAS, NI I NCONSTITUCIONALES, PAUTA, 2004.
24
85 Para una crítica de esta tesis véase González de Cossío, El Principio Compétence-
Compétence Revisitado, JURIDICA, 2006 y Kompetenz Kompetenz a la Mexicana:
Crónica de una Muerte Anunciada.
86 Son únicamente siete las instancias en las que un juez mexicano puede inmiscuirse en un
procedimiento arbitral son: (1) ejecución del acuerdo arbitral y remisión al arbitraje
(artículo 1424 del Código de Comercio); (2) constitución del tribunal arbitral (artículos
1427, 1429 y 1430 del Código de Comercio); (3) medidas precautorias (artículo 1425 del
Código de Comercio); (4) revisión de la decisión del tribunal arbitral sobre su
competencia (artículo 1438 del Código de Comercio); (5) desahogo de pruebas (artículo
1444 del Código de Comercio); y (6) nulidad del laudo arbitral (artículo 1457 del Código
de Comercio) y (7) reconocimiento/ejecución del laudo arbitral (artículos 1461 a 1463 del
Código de Comercio).
87 Artículo 1421 del Código de Comercio.
88 Sin contar los intentos fallidos por motivos políticos. Uno me viene a la mente. William
Randal Cremer, quien fuera el primer trabajador de “cuello-azul” en ganarse una silla en
la British House of Commons y quien en 1903 ganó el Premio Nobel de Paz, durante toda
su vida fue un campeón de la idea del arbitraje internacional, y en 1887 persuadió a 234
miembros del Parlamento a firmar una resolución dirigida al Presidente de los Estados
Unidos de América solicitando que los dos países firmaran un tratado en el cual se
contemplara que todas las controversias futuras entre Londres y Washington fueran
resueltas mediante arbitraje internacional. Desafortunadamente, el Senado de Estados
Unidos de América (un órgano reconocido por su poco respeto por el Estado de Derecho
internacional) rechazó dicho tratado Anglo-Americano (Anglo-American Treaty for
Arbitration). (Mark Kurlanski, NONVIOLENCE, Twenty-Five Lessons from the History of
a Dangerous Idea, A Modern Library Chronicles Book, the Modern Library, New York,
2006, pgs. 114 y 116.)
89 México y Estados Unidos establecieron una Comisión General de Reclamaciones
mediante la Convención General de Reclamaciones (General Claims Conventions)
firmada en Washington el 8 de septiembre de 1923. A su vez, existió una Comisión
Especial de Reclamaciones creada mediante una Convención Especial de Reclamaciones
27
A. INTRODUCCIÓN
Manche, S.A., y, como demandados, The Secretary of State for Transport of the
Government of the United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland y Le Ministre
de l’Équipement, des Transports, de l’Aménagement du Territoire, du Tourisme et de la
Mer du Gouvernement de la République Française. Laudo Parcial del 30 de enero de
2007.
105 En palabras del Tribunal: “[the] … largest privately-financed infrastructure project in
history… financed without recourse to government funds or to government guarantees of
a commercial or a financial nature ”). (Párrafo 55 del Laudo Parcial del 30 de enero de
2007).
106 He utilizado el término “deslocalización” como traducción del término “delocalization” en
inglés.
107 Pierre Mayer, THE TREND TOWARDS DELOCALIZATION IN THE LAST 100 YEARS, EN
INTERNATIONALISATION OF INTERNATIONAL ARBITRATION, The LCIA Centenary Conference,
Graham & Trotman/Nijhoff, 1993, pg. 37.
30
B. EL DEBATE ACADÉMICO
1. Teorías de la Sede
a) Territorialistas
2. Localización legal
Si bien las teorías que toman como punto de conexidad relevante a la sede han
dominado, han existido otros criterios de vinculación que merecen ser
comentados.
Según esta teoría (‘Legal Continuum Theory’), el arbitraje, como proceso, deriva
del acuerdo para arbitrar, cuyo derecho aplicable (‘proper law’) debe regir en
todos sus aspectos. El arbitraje es concebido como una cadena de actos jurídicos
que deben estar regidos por un sólo derecho, mismo que es escogido por las
partes para regir el acuerdo arbitral.119
3. Deslocalización
b) Arbitraje trasnacional
123 Fragistas, RCDIP, 1960, pg. 1, basándose en Goldman, quien argumentaba que el
arbitraje internacional está necesariamente desligado de todos los derechos nacionales.
Fragistas, actuando como árbitro único en el arbitraje CCI 1040/1959, defendió dicha
posición al decir que las partes al acudir a una institución arbitral como la CCI, mostraron
su intención de litigar a un nivel internacional mediante un arbitraje auténticamente
internacional, que tenga lugar al margen de todas las jurisdicciones nacionales (Lew, THE
PLACE OF ARBITRATION, 1992, pg. 82)
124 Un fundamento textual es el artículo V(1)(d) de la CNY que pone la autonomía de la
voluntad por encima del derecho de la sede.
125 Las palabras utilizadas fueron “creature [of the contract]”.
126 Para abundar sobre el mismo puede consultarse A RBITRAJE, Ed. Porrúa, 2004.
127 Watkins-Johnson Company et al v. Iran et al, 22 Iran-US CTR 218, 296, para 56 (Diss
Op Noori)(1989). Sus palabras son: “There can be no doubt that arbitrations, whether
international or between subjects of private law, derive their mandate and competence
from the consent and agreement of the parties to the arbitral agreement; therefore, it is
the parties’ consent that determines the scope, limits and area of certitude of an
arbitrator’s authority and jurisdiction.”.
35
D. CONTENIDO DE LA TEORÍA
128 Mustill, JOURNAL OF INTERNATIONAL ARBITRATION, 1989, 6:2, 51. Sus palabras exactas son
“Transnational arbitration is founded on the premise that it is contrary to the interests of
the trading community to tolerate a regime in which international arbitrations have to be
submitted to the differing arbitration laws of different countries, according to where the
arbitrations happen to be conducted. This premise, which is certainly defensible, is seen
as leading to the conclusion, which to the present author at least seems altogether more
open to debate, that the local arbitration laws are by definition inapplicable to
international arbitrations, which are visualized as occupying a juristic universe of their
own, detached altogether from the mundane preoccupations of any single national system
of arbitration law.”.
129 Lo cual es posible en algunas jurisdicciones (Bélgica, Malasia, Suiza, Suecia y Tunes).
130 Hamid G. Gharavi, THE INTERNATIONAL EFFECTIVENESS OF THE ANNULMENT OF AN
ARBITRAL AWARD, Kluwer Law International, The Hague, 2002, pgs. 110-111.
36
131 Jan Paulsson, ARBITRATION UNBOUND: A WARD DETACHED FROM THE LAW OF ITS COUNTRY
OF ORIGIN, 30 International and Comparative Law Quarterly, 1981, pg. 358; Jan
Paulsson, DELOCALIZATION OF INTERNATIONAL COMMERCIAL ARBITRATION: WHEN AND WHY
IS MATTERS, 32 International and Comparative Law Quarterly, 1983, pgs. 53-61.
37
I. Introducción
*
Catedrático e investigador de la Universidad Juárez del Estado de Durango. Investi-
gador nivel I del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt Miembro asociado de la
sección mexicana del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional. Magistrado en
retiro del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Durango.
147
ilimitado por el bien público, y donde se supone que cada ciudadano tiene todos los derechos
de la patria en sus manos”. Montesquieu, Carlos Luis de Secodant, Baron de Brède y de, El
espíritu de las leyes, libro VI, capítulo VIII, trad. de Nicolás Estevanez y Matilde Huici, Buenos
Aires, El Ateneo, 1951, pp. 103 y 104.
6
“Este procedimiento no se incoaba nunca de oficio… sino que presuponía siempre la
denuncia… de un particular. Esta denuncia era ahora, en realidad, una acusación; pero si el
magistrado competente la admitía (y respecto a ella, al menos en ciertos casos, no tenía que
decidir él mismo, sino un consilium formado por jueces), desde ese momento el denunciante
adquiría los derechos y deberes de una parte procesal; en lo sucesivo sería él quien tendría
que llevar al adversario ante el tribunal del delito”. Kunkel, Wolfgang, Historia del derecho
romano, trad. de Juan Miquel, Barcelona, Ariel, 1966, 2009, p. 75.
7
El historiador citado con antelación menciona lo siguiente: “el acusado podía, ade-
más, hacerse representar, en un momento dado, hasta por seis abogados. A ellos y a él se les
concedía, en virtud de disposiciones legales expresas, un tiempo para hablar extraordinaria-
mente amplio y medido por el reloj de agua; en total, una vez y media del tiempo de que
disponía la acusación”. Ibidem, p. 76.
8
“Nació así, con la cognitio extra ordinem, el proceso inquisitivo, tramitado y decidido ex
officio, en secreto y sobre documentos escritos, por magistrados estatales delegados del prínci-
pe (los irenarchi, los curiosi, los nunciatores, los stationari) basado en la detención del causado y su
utilización como fuente de prueba, muy pronto acompañada de la tortura”. Ferrajoli, Luigi,
Derecho y razon. Teoría del garantismo penal, 8a. ed., trad. por Perfecto Andrés Ibáñez y otros,
Madrid, Trotta, 2006, p. 565.
9
“Fue durante esos siglos de ignorancia, superstición, fraude y barbarie cuando la Igle-
sia, que sabía leer y escribir, dictó sus leyes a toda Europa, que no sabía más que beber,
combatir y confesarse con los curas. La iglesia hizo jurar a los príncipes que habrían de
exterminar a todos los herejes… “La herejía resulta el crimen más grave...”. Voltaire, prix de
la justice, pp. 547 y 548. Cit. por Ferrajoli, Luigi.
10
Por tal motivo, hay quien lo califica como “una monstruosa mezcolanza del proceso
inquisitivo y acusatorio”. Pagano, Considerazioni sul proceso criminale, Nápoles, 1799, p. 80, cit.
por Ferrajoli, Luigi.
11
Díez- Picazo, Luis María, op. cit., p. 40.
12
Ibidem, p. 38.
13
Idem.
14
Muñoz Neira, Orlando, Sistema penal acusatorio de Estados Unidos, Bogotá, Legis, 2006,
pp. 122 y 123.
15
Ibidem, p. 131.
cultades para conocer la verdad; por ende, puede ordenar que se recaben
determinados medios probatorios, interrogar a los testigos, incluso formular
la acusación. En el sistema acusatorio el juez es solamente espectador,
pues la acusación la formula una de las partes, y la otra se encarga de refu-
tarla, generándose puntos de vista contrastantes, lo que le da información
para tomar la decisión final.
Con base en la exposición antes realizada, es que podemos advertir que
el sistema acusatorio comparte determinadas finalidades con otro tipo de
procesos; empero, el énfasis en las mismas es distinto; por tanto, el diseño
del proceso penal es diferente en sus principios y reglas.
Entonces, es posible concebir que hay un modelo teórico del sistema
acusatorio, pero también debemos reconocer que en cada país, de acuerdo
con sus necesidades e intereses, le han adscrito características que no se co-
rresponden con el modelo teórico, lo cual puede generar error al desarrollar
sus reglas y aplicar principios a instituciones y procedimientos que no son
propios del sistema acusatorio, sino que han sido agregados de acuerdo con
determinadas circunstancias de un determinado lugar y tiempo (más ade-
lante se aplicará este criterio al caso mexicano).
Aunado a lo anterior, y yendo a la esencia del sistema acusatorio, que
es la separación entre juez y acusación, consideramos que ello implica lo
siguiente: a) que previamente debió formularse una imputación; b) que la
carga de la prueba recae en el acusador; c) que se haga efectivo el derecho
de defensa, y d) en un juicio público y oral.20
En México, se consagró constitucionalmente en la reforma contenida
en el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación del 18 de junio de
2011, y que en el artículo segundo transitorio, párrafo segundo, establece:
El sistema procesal penal acusatorio previsto en los artículos 16, párrafos se-
gundo y decimotercero; 17, párrafos tercero, cuarto y sexto; 19, 20 y 21,
párrafo séptimo, de la Constitución, entrará en vigor cuando lo establezca
la legislación secundaria correspondiente, sin exceder el plazo de ocho años,
contado a partir del día siguiente de la publicación de este Decreto.
20
Ferrajoli, Luigi, op. cit., p. 606.
VII. Una vez iniciado el proceso penal, siempre y cuando no exista oposición
del inculpado, se podrá decretar su terminación anticipada en los supuestos
y bajo las modalidades que determine la ley. Si el imputado reconoce ante la
autoridad judicial voluntariamente y con conocimiento de las consecuencias,
21
Rodríguez Vázquez, Miguel Ángel, La casación y el derecho de recurrir en el sistema acusatorio,
México, UNAM-Instituto de Formación Profesional de la Procuraduría General de Justicia
del Distrito Federal, 2013, pp. 10 y 11.
22
El artículo 17, párrafo cuarto constitucional, establece lo siguiente: “Las leyes preve-
rán mecanismos alternativos de solución de controversias. En la materia penal regularán su
aplicación, asegurarán la reparación del daño y establecerán los casos en los que se requerirá
supervisión judicial”.
23
Cabe aclarar que su adopción en dicha entidad federativa formó parte de un plan que
tenía por finalidad reformar el sistema de justicia hasta llegar a la implementación de esa for-
ma de enjuiciamiento, precisamente, para que sirviera de solución alterna al procedimiento.
En lo personal, me correspondió el honor, al ser magistrado presidente del Tribunal Superior
de Justicia, de impulsar dicho proyecto, y gracias a la sensibilidad política del entonces go-
bernador del estado y del presidente de la Gran Comisión del Congreso del estado, se echó
a andar en octubre de 2005, previa expedición de la Ley de Justicia Alternativa por la LXIII
Legislatura mediante decreto 79, publicado en el Periódico Oficial del Gobierno Constitucional del
Estado Libre y Soberano de Durango 45, del 5 de junio de 2005.
Estados Unidos Mexicanos, porque ya no estará a debate demostrar la comisión del hecho
delictivo ni la culpabilidad del acusado, mediante elementos de prueba, sino que las par-
tes convienen en tener estos presupuestos como hechos probados a partir de
los medios de convicción en los que se sustenta la acusación, con la finalidad
de que la autoridad judicial esté en condiciones de dictar sentencia. En ese
sentido, la aceptación de culpabilidad por el acusado en el procedimiento
abreviado no es gratuita, sino que deriva de un juicio de ponderación de los
elementos de defensa con los que se cuenta para hacer frente a la acusación.
Entonces, ante un grado óptimo de probabilidad de que el juicio oral conclu-
ya con el dictado de una sentencia condenatoria, con la asesoría jurídica de
su defensor, el acusado decide voluntariamente aceptar su participación en
el delito, mediante la admisión de la acusación, así como los hechos en que
ésta se sustenta, con la finalidad de que proceda el mecanismo anticipado
de conclusión del proceso, a cambio de tener un procedimiento breve y con
la posibilidad de obtener sanciones de menor intensidad. En este escenario
procedimental, que parte de tener por admitidos los hechos materia de la
acusación, no existe una etapa de presentación y desahogo de pruebas, pero
lo que sí sucede, en términos de los artículos 421 y 422 del Código Procesal
Penal del Estado de Durango, es que una vez que el juez acepta la apertura
del procedimiento abreviado, mediante la aplicación de un test estricto de
verificación de presupuestos, en la audiencia respectiva se le otorga la palabra
al Ministerio Público para que exponga la acusación, además de mencionar
las actuaciones y diligencias de la investigación que la fundamentan, lo que
implica que las partes prevén la posibilidad de conciliar en la aceptación de
los hechos que sustentan la acusación, a partir de los medios de convicción
que ha logrado reunir el Ministerio Público en la etapa de investigación, con
independencia de que aún no hayan obtenido el rango de prueba, por no ha-
berse desahogado en juicio oral; sin embargo, se aceptan como elementos de
convicción suficientes para corroborar la acusación y es a través del acuerdo
que tiene el acusador con el acusado, sobre la aceptación de los hechos ma-
teria de la imputación y del procedimiento abreviado, como se solicita que se
dicte la sentencia respectiva.25
Amparo directo en revisión 1619/2015. 16 de marzo de 2016. Cinco votos
de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz,
Jorge Mario Pardo Rebolledo, Norma Lucía Piña Hernández y Alfredo Gu-
tiérrez Ortiz Mena. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Julio Ve-
redín Sena Velázquez.
Esta tesis se publicó el viernes 19 de agosto de 2016 a las 10:27 horas en el
Semanario Judicial de la Federación. (Énfasis añadido).
Tesis: 1a. CCXI/2016 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro
25
del delito no es propio del modelo teórico del sistema acusatorio, pues éste
se rige por el principio de contradicción, consistente en “la confrontación
pública y antagónica, en igualdad de condiciones entre las partes. Y ningún
juicio contradictorio existe entre partes que, más que contender, pactan en-
tre sí en condiciones de desigualdad”.26
Al pacto o acuerdo se hizo alusión en los códigos procesales penales que
regularon el sistema acusatorio antes de la expedición del Código Nacional
de Procedimientos Penales; por ejemplo, en el de Durango, en el artículo
420, fracción III, relativo a la actividad de verificación del juez que lleva-
ba a cabo al resolver sobre la solicitud de procedimiento abreviado, se dijo
literalmente respecto al inculpado: “Entiende los términos del acuerdo y las
consecuencias que éste pudiera implicarle” (énfasis añadido).
Es tan importante el pacto, convenio o acuerdo al que nos referimos,
que es reconocido en el terreno judicial por ministros de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, como es el caso de José Ramón Cossío, quien en el
voto particular emitido en el amparo directo en revisión 4491/2013, expre-
só: “…Considero que si el procedimiento especial abreviado es el resultado
de un convenio entre el acusador y el acusado, en el que de común acuerdo
aceptan optar por una vía que permita la conclusión anticipada del juicio a
fin de que no se tramite el procedimiento ordinario de juicio oral…” (énfasis
añadido).
Además, doctrinalmente se ha reconocido y forma parte de la defini-
ción:
26
Aunado a lo antes dicho por Ferrajoli, además expresa tajantemente: “…La negocia-
ción entre acusación y defensa es exactamente lo contrario al juicio contradictorio caracterís-
tico del método acusatorio y remite, más bien, a las prácticas persuasorias permitidas por el
secreto en las relaciones desiguales propias de la Inquisición”. Ferrajoli, Luigi, op. cit., p. 748.
27
Cerda San Martín, Rodrigo y Hermosilla Iriarte, Francisco, El Código Procesal Penal.
Comentarios, concordancias y jurisprudencia, 3a. ed., Santiago, Librotecnia, 2008, p. 602.
28
La Constitución no menciona la palabra “finalidades”, sino que dice: “El proceso pe-
nal tendrá por objeto”, pero consideramos que era más propio haber dicho: “El proceso penal
tendrá por finalidades”. Para documentarse sobre tal discusión, véase Natarén Nandayapa,
Carlos y Caballero Juárez, José Antonio, Los principios constitucionales del nuevo proceso penal acu-
satorio, México, UNAM, 2013.
29
“El pacto en materia penal, de hecho, no puede fundarse sino en un intercambio per-
verso. ¿Qué puede dar el sospechoso, en su confrontación desigual con la acusación, a cam-
bio de la reducción de la condena, sino la propia declaración de culpabilidad o la admisión,
incluso infundada, de haber codelinquido con los demás acusados?”. Ferrajoli, Luigi, op. cit.,
p. 748
30
Cerda San Martín, Rodrigo y Hermosilla Iriarte, Francisco, op. cit., p. 613.
Por otra parte, como lo afirmamos con antelación, las etapas que seña-
lamos que componen al procedimiento ordinario, no todas están presentes
en el procedimiento abreviado, tal como sucede con el desahogo de prue-
bas; empero, la locución “medios de convicción” que deben ser suficientes
para corroborar la imputación ha generado confusión en algunos opera-
dores del sistema en cuanto a su significado y por la forma en que quedó
regulado en algunos códigos de las entidades federativas que se expidieron
antes del Código Nacional de Procedimientos Penales. Veamos un ejemplo:
31
Tesis: IV.2o.P.5 P (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XIX, Tomo
3, abril de 2013, p. 2255.
32
Tesis: 1a. CCXII/2016 (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro 33,
Tomo II, agosto de 2016, p. 783.
33
Ferrajoli, Luigi, op. cit., p. 749.
34
Idem.
V. Conclusiones
VI. Bibliografía