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EL REALISMO ARISTOTÉLICO

Interpretación realista de las ideas platónicas.


Según la interpretación clásica, que es a mi juicio la exacta, Platón ha considerado las ideas
como entes reales, que existen en sí u por sí, que constituyen un mundo inteligible, distinto
y separado del mundo sensible; que constituyen un mundo del ser contrapuesto al mundo
sensible que es el mundo del no ser, de la apariencia, del “phainómenos” como se dice en
griego, del fenómeno. Las ideas son, pues, para Platón “trascendentes” a las cosas. La
palabra “trascendente” tiene en la técnica filosófica ese sentido: de ser la designación de
algo que está separado de otra cosa.
En cambio Natorp convierte las ideas en unidades lógicas del pensamiento científico: hace
de ellas puntos de vista desde los cuales el pensador, enfrentándose ante las cosas,
organiza sus sensaciones para conferirles objetividad, realidad.
Según la interpretación de Natorp, las ideas platónicas serían una posición del ser para el
sujeto pensante. El sujeto pensante, el hombre, cuando se enfrenta ante la multiplicidad y
variedad de las sensaciones, introduce unidades en ese caos de las sensaciones; por la sola
virtud de su pensamiento de carácter sintético, reúne en haces grupos de sensaciones, a los
cuales confiere la plena realidad, la objetividad.
En cambio nosotros sabemos que desde Parménides, la preocupación de los metafísicos
griegos no consistió en buscar la posición del ser por el sujeto, sino en buscar el ser mismo;
que no lo podían encontrar sin auxilio del pensamiento, pero que el pensamiento no es
para ellos sino la viva representación de ese ser existente en sí y por sí.
Por eso el realismo de las ideas platónicas, su carácter trascendente, debe ser afirmado a
toda costa, si no se quiere perturbar erróneamente la realidad histórica del pensamiento
griego.
En primer lugar, nos encontramos con que Platón, pese a sus esfuerzos por
desembarazarse de la confusión parmenídica entre la existencia y la esencia, no logra
desembarazarse de ella. Platón, como Parménides, sigue uniendo indisolublemente la
existencia y la esencia.
Platón, ayudado por el “concepto” que descubre Sócrates, ayudado por el “logos”, logra
definir esas unidades de sentido, esas unidades de esencia, inmediatamente les confiere la
existencia; lo mismo que hizo Parménides con los principios lógicos, formales, del
pensamiento en general. Sigue, pues, aquí en Platón la confusión parmenídica. Lo único
que ha hecho Platón ha sido multiplicar esos seres que para Parménides eran un solo ser.
La segunda crítica grave que podemos dirigir a la teoría de las ideas, de Platón, se refiere a
la relación en que Platón coloca el mundo inteligible de las ideas con el mundo de las cosas
sensibles. Les decía yo en la lección anterior que esa relación la llama Platón “participación”
(la palabra griega exacta que usa es “metaxis”). Las ideas y las cosas tienen algo en común.
Participan las cosas de las ideas, y porque participan de las ideas podemos de ellas predicar
algo; tienen un pequeño ser, un ser aparente, fenoménico; y ese ser aparente y
fenoménico que tienen lo deben a su participación en las ideas. Un hombre individual es
una sombra, un remedio imperfectísimo de la idea de hombre. Esa participación entre cada
hombre individual y la idea pura de hombre, es la que confiere al hombre individual un leve
rastro de ser.
Por último puede hacérsele también a Platón el reproche de que ese mundo de las ideas
tiene que componerse entonces de un número infinito de ideas; porque si cada cosa tiene
su idea, a la cual corresponde, de la cual es un remedo, una copia mala, inferior, entonces
el número de ideas tiene que ser como el número de cosas; mas como el número de cosas
es infinito -aunque no fuese más que porque se suceden y reproducen en el tiempo- el
número de ideas tendría que ser también infinito.

Aristóteles y las objeciones a Platón.


Aristóteles de Estagira, hijo del famoso médico del rey Filipo, preceptor él mismo del joven
Alejandro, fue ya el que vio con claridad las flaquezas de que adolecía el pensamiento de
Platón.
En primer lugar, la duplicación innecesaria de las cosas.
Es la primera vez que la teoría de los dos mundos (el mundo sensible y el mundo inteligible)
establecida por Parménides dos siglos antes, la duplicidad de mundos, es insostenible.
El segundo grupo de objeciones que Aristóteles hace a Platón es el de que el numero de las
ideas tiene que ser infinito, porque -dice Aristóteles- si dos cosas particulares, semejantes,
son semejantes porque ambas participan de una misma idea (la “participación” es la
“metaxis” de Platón), entonces, para advertir la semejanza entre una cosa y su idea hará
falta una tercera idea; y para advertir la semejanza entre esta tercera idea y la cosa, una
cuarta idea; y así infinitamente.
El tercer argumento grave que Aristóteles formula contra Platón, es el siguiente: que si hay
ideas de cada cosa, tendrá que haber también ideas de las relaciones, puesto que las
relaciones las percibimos intuitivamente entre las cosas.
Que si hay ideas de lo positivo, de las cosas que son, tendrá que haber ideas de lo negativo,
de las que no son, de las cosas que dejan de ser. Ejemplo: si hay idea de la belleza, tendrá
que haber idea de la fealdad; si hay idea del tamaño grande, tendrá que haber idea del
tamaño pequeño.
La quinta objeción que Aristóteles formula es que la doctrina de las ideas no explica la
producción, la génesis de las cosas. Las ideas en Platón son conceptos, definiciones
hipostasiadas.
Es a dar razón de lo que las cosas son, pero en ningún momento a explicar cómo las cosas
advienen a ser.
Y la última y quizás más importante objeción que Aristóteles opone a Platón es la de que las
ideas son trascendentes. No ve Aristóteles la necesidad de escindir y dividir entre las ideas
y las cosas.

La filosofía de Aristóteles.
Primero, que el ser de las cosas sensibles es problemático. Que los sentidos, el espectáculo
abigarrado del mundo con sus variados matices, no es el verdadero ser, sino que es un ser
puesto en interrogante; es un ser problemático que necesita una explicación. Segundo: la
explicación del ser problemático de las cosas sensibles consistirá en descubrir detrás de
ellas lo intemporal y lo eterno. Aristóteles mostrará contra el movimiento, contra la
temporalidad, la misma antipatía que Parménides, Zenón y Platón. Tercero: que Aristóteles,
aunque percibe muy bien el flaco de Parménides y el flaco de Platón -que han consistido en
confundir constantemente, o mejor dicho, en fundir constantemente la esencia y la
existencia- seguirá él mismo también cometiendo ese mismo error.
Substancia, esencia, accidente.
Aristóteles, comienza partiendo de la cosa tal como la vemos y sentimos. Y en la cosa real,
tal como la vemos y sentimos, distingue Aristóteles tres elementos: un primer elemento
que llama substancia; un segundo elemento que llama esencia, y un tercer elemento que
llama accidente.
¿Qué es la substancia? Aristóteles la emplea indistintamente en una y otra significación.

Unas veces -la mayor parte de las veces- tiene un primer sentido estricto. Otras veces tiene
un sentido lato. El sentido estricto es el de la unidad, que soporta todos los demás
caracteres de la cosa. Si nosotros analizamos una cosa, descubrimos en ella caracteres,
notas distintivas, elementos conceptuales; este vaso es grande; es de cristal; es frío; tiene
agua dentro; ha sido hecho de esta manera, de esta otra. Pero el “quid”, del cual se dice
que es esto, que es lo otro, que ha sido hecho de esta manera o de la otra manera; el
“quid”, como dice Santo Tomás, la “quidditas”, la cosa de la cual se predica todo lo que se
puede predicar, eso lo llama Aristóteles el “substante”, en griego “hipojéimenos”, que yace
debajo, que los latinos han traducido por la palabra “subtare”, estar debajo; lo llama la
“substancia”. La substancia es, en suma -adviértanlo bien- el correlato objetivo del sujeto
en la proposición, del sujeto, en el juicio.
Materia y Forma
La materia: Es el material con que esta hecho algo; ejemplo la materia de una olla, es el
aluminio o la lamina peltrada o el barro; pero la forma, según Aristóteles, no se refiere
solamente a su aspecto, ni a sus características geométricas, sino que incluye además una
definición de la cosa y su finalidad, entonces, la forma de la olla podría explicarse así,
recipiente cilíndrico de aluminio, con boca ancha y de dos azas, que sirve para cocinar.

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