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Universidad Pedagógica Nacional

Sistemas, instituciones, aulas


Primer Cuatrimestre 2021
Carrera: Licenciatura en Educación Secundaria con orientación en
Gestión Institucional
Profesor: Claudia Santillán
Docentes-cursantes: Germán Castellá y Horacio Juárez
Trabajo Práctico N° 1

La actual circunstancia de Pandemia ha marcado las profundas diferencias


existentes en nuestra sociedad. La desigualdad en la distribución de los recursos y en el
acceso a mejores condiciones de vida, lejos de disminuir se ha acentuado y marca una
diferencia cada vez mayor entre aquellos que cuentan con los recursos necesarios para
formarse un futuro y los que no.
Ante esta situación toca analizar el rol que la educación secundaria cumple en
nuestra sociedad. En un principio la escuela funcionaba, tal cual menciona Mills (1974),
como una herramienta de adoctrinamiento ideológico, que la clase gobernante utilizaba
para imponer su pensamiento, a la vez que servía para establecer una limitación en el
acceso a los estudios superiores o a los puestos de trabajo del Estado.
Posteriormente y gracias a las presiones, que los sectores emergentes realizaron
sobre los grupos de poder, se consiguió una paulatina masificación de la enseñanza
secundaria, lo que conllevó un amplió aumento de su matrícula pero que también trajo
consigo un fuerte desgranamiento de la misma y una serie de inclusiones excluyentes
Feldeber y Gluz (2011), de las que podemos tener evidencia aún hoy en el prestigio que
algunos establecimientos tienen por sobre otros. Esto último es más notorio en lugares
pequeños como es el caso del Distrito de Dolores donde solamente existen 5 escuelas
secundarias, y es posible identificar el estatus social de cada una de ellas en función de
los procesos por los cuales determinadas instituciones se establecieron como receptoras
de alumnos pertenecientes a las clases sociales con mayores recursos ( Escuela Normal
y Colegio Nacional) y otras recibieron a los hijos de aquellas familias que en muchos
casos esta era la primera experiencia de uno de sus miembros con la educación media
(Escuela Técnica y Agraria). Esta imagen aún perdura en el imaginario social de la
ciudad y es posible notar la segmentación del alumnado secundario entre una y otra
institución, en función de la situación socioeconómica de sus familias.
La idea sobre para qué debía educar la Escuela fue tema de debate y producto de
esto fueron las distintas leyes y reformas que a lo largo de nuestra historia vivió el
Sistema Educativo.
Hoy nos encontramos frente a un escenario donde las desigualdades en el
acceso al conocimiento recrudecen como efecto de la pandemia y del abandono de
aquellas políticas públicas que tenían como objetivo reducir la brecha entre aquellos que
cuentan, como dice Bourdieu (2015), con los recursos y el capital cultural suficiente
para asegurar su acceso a los conocimientos y los que no. Los puntos de partida son
disimiles y por consiguiente se profundizan las desigualdades. En un escenario donde la
virtualidad se ha impuesto como una realidad cotidiana, la necesidad de contar con los
medios necesarios para poder desenvolverse en ella se ha vuelto un factor condicionante
para que cada estudiante pueda acceder a la educación.
El entorno socio técnico que describe Pereyra (2020), de la mayoría de los
estudiantes secundarios no brinda la oportunidad de acceso a los recursos digitales que
se nos requiere implementar para poder continuar con los aprendizajes desde los
hogares. La distribución de netbooks, entre todos los estudiantes de las escuelas
secundarias estatales, representó en su momento un puente para salvar la brecha digital,
pero el programa abandonado durante el gobierno de Mauricio Macri, con la
estigmatización hacía esta política inclusiva, no consiguió la continuidad necesaria para
resolver el problema. Hoy el valor real del programa conectar igualdad se pone en
evidencias donde la brecha entre los que acceden y los que no, realmente se pone de
manifiesto en nuestras escuelas.
La igualdad debe ser, como dice Frigerio (1993), el punto de partida y no la
meta a la cual debe aspirar la educación argentina, sin contar con las mismas
condiciones de inicio el concepto de mérito no tiene ninguna validez y debe ser
reemplazado por el de inclusión que permita equiparar las condiciones de todos los
estudiantes. A este último agregaríamos el de justicia pedagógica, porque sin ella, la
inclusión sería imposible y es aquí donde la cultura institucional, donde las políticas
educativas, pero fundamentalmente los trabajadores de la educación, son actores
fundamentales para la identidad escolar que sin duda en situaciones de emergencia son
fundamentales para las prácticas pedagógicas y su impacto en las trayectorias
educativas.

Bibliografía:

● Wright Mills, Ch. (1974). La promesa. En: Wright Mills, Ch. La imaginación
sociológica. Buenos Aires: FCE

● Feldfeber, M. y Gluz, N. Las políticas educativas en Argentina: herencias


de los 90, contradicciones y tendencias de nuevo signo, en Educ. Soc., v.
32, n. 115, p. 339-356, abr.-jun. 2011, Campinas, Brasil.

● Bourdieu, P. (2015). Clase del 7 de febrero de 1991. Los fundamentos


teóricos de un análisis del poder de Estado; Clase del 7 de marzo de 1991.
Respuestas a las preguntas: conformismo y consenso. En: Bourdieu, P.
Sobre el Estado. Cursos en el Collége de France (1989-1992). Buenos
Aires: Anagrama.

● Pereyra, A. (2020). Viejas y nuevas desigualdades educativas. Desafíos


emergentes a la formación docente. En: Dussel, I; Ferrante, P. y Pulfer,
D. Pensar la educación en tiempos de pandemia. Entre la emergencia, el
compromiso y la espera. Buenos Aires: UNIPE Editorial Universitaria.

● Frigerio, G.; Poggi, M. y Tiramonti, G. (1993). La cultura institucional


escolar. En: Frigerio, G; Poggi, M. y Tiramonti, G. Las instituciones
educativas. Cara y ceca. Elementos para su comprensión. Buenos Aires:
Troquel Educación-Serie FLACSO Acción.

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