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Teoría General del Estado

Unidad 6. Formas de Estado


Introducción

El Estado, según la definición jurídica de Jellinek, es la “corporación formada por un pueblo, dotada de
un poder de mando originario y asentada en un determinado territorio” (Jellinek, 2000: 196).

El territorio es el espacio geográfico, sobre la superficie terrestre, en donde nace, convive y se desarrolla
el pueblo de un Estado. Constituye un elemento esencial del Estado pues en su seno puede desenvolver
su actividad de poder público. Toda la evolución del Estado y de su actividad únicamente puede tener
lugar dentro de un espacio determinado.

A través de las formas del Estado se señalan los límites en que la soberanía estatal actúa con la nota
exclusividad que le es propia. La extensión territorial determinada por las distintas formas de Estado es
la garantía de que ha de ser posible al Estado llevar a cabo por completo la realización de sus fines.

Hemos analizado a lo largo de las unidades precedentes que el Estado es la máxima forma de
organización jurídico-política del ser humano; conformado por tres elementos: territorio, población y
poder. En esta unidad, se estudiará al Estado a partir de las formas que adopta para el ejercicio del poder
político, territorialmente localizado; a eso se refiere el concepto formas de Estado.

Las formas de Estado constituyen una noción vinculada al ámbito territorial de ejercicio del poder
estatal; es decir, a la estructuración del poder en ámbitos territoriales específicos dentro de un país
determinado, a lo largo de la unidad se abordarán diferentes temas referidos a la manifestación
territorial del Estado a partir de las formas que adopta políticamente.

Por ello, el estudio de esta unidad es importante debido a que le permitirá entender el funcionamiento
interno del poder político del Estado y su proyección paralela en el contexto internacional.

Objetivo particular

El alumnado establecerá el concepto de formas de Estado y su clasificación, así como las tendencias de
las nuevas formaciones estaduales.

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Temario

Unidad 6. Formas de Estado

• 6.1. Concepto y clasificación de las formas de Estado


• 6.2. El Estado unitario o simple
o 6.2.1. Definición de Estado unitario o simple
o 6.2.2. La organización del Estado unitario
o 6.2.3. Estructuras estatales y centralización
o 6.2.4. El Estado unitario y la descentralización
• 6.3. El Estado federal o compuesto
o 6.3.1. Diversas teorías sobre la formación del Estado federal
o 6.3.2. Federación, confederación y descentralización
o 6.3.3. La distribución de competencias entre la Federación y las entidades federativas
o 6.3.4. La participación de las entidades federativas en el Poder Federal
o 6.3.5. Las dificultades del federalismo
• 6.4. Tendencias hacia nuevas formas de Estado
o 6.4.1. La organización supranacional en referencia a la Confederación y a la Federación

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Concepto y clasificación de las formas de Estado
Georg Jellinek, jurista alemán del siglo XIX y padre de la teoría general del Estado, conceptualiza al ente
estatal como “corporación territorial, dotada de un poder de mando originario” (2000: 196).

A nivel internacional, la Convención de Montevideo sobre Derechos y Deberes de los Estados de 1933
estableció que un Estado, como persona de derecho internacional, debe poseer una población
permanente, un territorio definido, un gobierno y la capacidad para establecer relaciones con otros
Estados (Sorensen, 2000: 262).

Es importante recapitular el concepto y los elementos del Estado para poder distinguir la diferencia que
existe entre forma de Estado y forma de gobierno (tema que se verá más adelante), pues en el análisis
de estos dos conceptos entra en juego el estudio de dos elementos del Estado: territorio y poder.

Al hablar de las formas de Estado y de gobierno nos referimos, respectivamente, al lugar desde donde
territorialmente se ejerce el poder y el modo en que estructuralmente se ejerce el poder.

La forma de Estado implica el modo en que se organiza y distribuye el poder. Responde a la siguiente
pregunta: ¿dónde se localiza el poder? La forma de gobierno implica el modo de estructuración e
instrumentación de la acción pública y el régimen político. Responde a la siguiente pregunta: ¿quién
ejerce el poder?

Las concepciones clásicas del Estado, desde que surgió una teoría general del mismo, se formaron a
partir del Estado unitario tipo la polis griega. La polis, ciudad-Estado griega, es considerada el paradigma
del Estado, el cual es un ente territorialmente cerrado e interiormente autónomo; no se admite poder
político ajeno y el Estado se desenvuelve como una unidad jurídico-política.

En este Estado tipo, toda vida política parte del centro y vuelve a él; las autoridades son centrales (Estado
unitario), y la idea de una organización local, administrativa o judicial, territorialmente distante (Estado
compuesto) era completamente extraña.

A través del paso de los siglos, con la evolución tecnológica y administrativa, las polis griegas fueron
sustituidas por entidades territoriales cada vez mayores y más complejas en las que el hombre extendía
paulatinamente el horizonte de su conciencia y cobraba, poco a poco, conocimiento sobre su
individualidad en primer lugar, después sobre su posición dentro una comunidad territorial dada y
finalmente su espacio en el concierto de las naciones.

Cuando el ser humano organizó territorialmente el ejercicio del poder político, surgieron las formas de
Estado. El territorio del Estado es la porción de tierra sobre la que se yergue un Estado, jurídicamente
denominada “territorio nacional” y al referirnos a las Formas de Estado, hablamos del "espacio en que
el poder del Estado puede desarrollar su actividad específica, o sea, la del poder público.” (Jellinek, 2000:
368).

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Las formas de Estado son el fundamento espacial para que el Estado pueda desplegar su autoridad
jurídica sobre todos los hombres que viven en él y su naturaleza política se exterioriza de una doble
manera (Jellinek, 2000: 371):

1. Negativa. Prohíbe a cualquier otro poder no sometido al del Estado ejercer funciones de
autoridad en el territorio.
2. Positiva. Todas las personas que se hallan en el territorio quedan sometidos al poder del Estado.

Lo anterior significa que todos los actos realizados dentro del Estado mantienen necesariamente una
relación con una forma de Estado específica, y dentro de un territorio.

En este orden de ideas, las formas de Estado se refieren a su organización político-territorial del poder
estatal; de tal manera que el Estado podrá adoptar alguna de las dos formas de estructuración
existentes:

1. Estado unitario o simple.


2. Estado federal o compuesto.

Las formas de Estado implican la relación del espacio geográfico de un país con el poder estatal; esto es,
la distribución territorial del poder, pues "todo acto de mando solamente puede alcanzar su plenitud
dentro del propio territorio” (Jellinek, 2000: 374).

Las formas de Estado sirven de fundamento real del ejercicio del poder político estatal, por lo que a
continuación analizaremos cada una de ellas.

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Como hemos visto, las formas de Estado son los diversos modelos que los Estados adoptarán con base en la
relación existente en sus tres elementos constitutivos: territorio, población y poder; dando entonces lugar al
Estado unitario o al Estado federal.

El Estado unitario o simple

En los primeros Estados modernos, la unidad del poder conlleva la centralización del mismo, de tal
manera que, dichos Estados originarios, se configuran como unitarios o simples. Es hasta fines del siglo
XIX y principios del siglo XX cuando en los Estados paulatinamente empiezan a configurarse las formas
de Estado compuesto o federal.

El Estado unitario o también llamado simple es aquél con un único aparato gubernativo; es decir, una
sola organización estatal con un sistema jurídico único y unificado que dispone de la totalidad de
competencias sin ninguna distribución territorial existente.

Esto es:

El Estado unitario o simple:

1. Incorpora un poder y un sistema jurídico único.


2. Centraliza el poder, del que emanan las decisiones fundamentales.
3. Concentra la totalidad de las atribuciones políticas.
4. Somete las regiones territoriales al poder geográfico central.
5. Monopolizan las competencias administrativas.

Definición de Estado unitario o simple

El Estado unitario o simple es aquél que agrupa a los diferentes órganos que lo componen bajo un orden
determinado, alrededor de un solo centro de dirección y decisión de toda la función gubernativa.

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Este tipo de Estado se funda en la metodología llamada centralización, que coordina una estructura
organizacional vertical cuya organización se mantiene fundamentalmente en razón de un vínculo,
denominado jerarquía.

Díaz Revorio establece que “puede entenderse por Estado unitario aquel que posee un solo núcleo de
decisión política, un solo centro de poder. De esta forma, sólo existe un poder Legislativo, un Ejecutivo
y un Judicial" (2018: 167).

Por su parte, la Enciclopedia Jurídica de la Facultad de Derecho de la UNAM, en su volumen Teoría


General del Estado, señala que el Estado Unitario o simple es aquél que no tiene partes internas, que a
su vez, merezcan el calificativo de Estados, es decir, que no es federal. En ese sentido, es aquél en que
la soberanía se ejerce directamente sobre el mismo pueblo, que se encuentra en un mismo territorio
(Garita, 2018: 129).

La organización del Estado unitario

El Estado unitario o simple es la forma de organización político-territorial que se caracteriza por el


ejercicio centralizado del poder público.

La obra Teoría General del Estado, de la Enciclopedia Jurídica de la


Facultad de Derecho de la UNAM, hace referencia que el Estado
unitario o simple es aquél que en su territorio y para la población que ahí
vive, incluye una organización política y jurídica, un único aparato de
Estado dotado de la plenitud de soberanía e independencia.

En este sentido, esa organización política y jurídica dispone


exclusivamente de la totalidad de competencias estatales sin ninguna
distribución posible. Esto significa que el Estado, desde su centro
territorial, desarrolla todo su poder en las diversas tareas del gobierno.

Estructuras estatales y centralización

El Estado simple o unitario es la forma estatal en la cual existe un solo órgano de producción de normas
generales y un ámbito espacial de aplicación y validez del sistema jurídico nacional.

La centralización implica la potestad para reunir distintas atribuciones en un centro común y ejercerlas
desde dicho punto y hacia la periferia.

Ventajas de la centralización:

1. Elimina la duplicidad de esfuerzos.

2. Reduce los costos de gestión.

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Desventajas de la centralización:

1. Las decisiones son tomadas lejos de los hechos y las circunstancias.

2. Incrementa los costos de gestión.

No obstante, al contar con un solo ordenamiento jurídico y un ámbito unitario de validez normativa, el
Estado unitario o simple puede distribuir el poder para su ejercicio; distribuirlo territorialmente, mas no
dividirlo o fragmentarlo políticamente.

Mediante la distribución del poder, surge lo que se conoce como descentralización; tema que
analizaremos a continuación.

El Estado unitario y la descentralización

Recordemos que el Estado moderno surge en el Renacimiento con la concentración de los instrumentos
de mando administrativo, económico y militar en una unidad de acción jurídico-política, donde el poder
constituye la suprema potestad rectora y coactiva (por virtud del derecho público).

La descentralización es una metodología gubernativa donde se permite a niveles distintos de acción


pública participar de la organización y gestión de las decisiones gubernamentales, lo que aumenta la
eficiencia político-territorial del Estado, es decir, el Estado encarga sus distintas funciones a diversos
órganos, repartiendo horizontalmente las tareas entre autoridades territoriales supeditadas
jerárquicamente al centro del poder. Dichas autoridades territoriales aplican el sistema jurídico único,
pero desempeñan las tareas gubernativas de acuerdo con los asuntos que les sean asignados.

En razón de la asignación de competencias exclusivas entre las autoridades territoriales y el poder


central, el ejercicio de dicho poder público se puede dividir en dos variantes:

1. Poder centralizado, cuyo paradigma es el caso francés.

2. Poder descentralizado, que se ejemplifica tradicionalmente en el Reino Unido.

En el poder centralizado, la jerarquía une en línea vertical a las diferentes dependencias de la


administración centralizada y a las unidades administrativas en su organización interna, mientras que en
el poder descentralizado, la coordinación permite su funcionamiento a través de la distribución de
competencias gubernamentales en entidades territoriales menores.

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Ventajas de la centralización:

1. La acción gubernamental se realiza con más rapidez.

2. La información territorial sobre problemas


gubernamentales es idónea.

Desventajas de la centralización:

1. Las soluciones a problemáticas públicas no son


homogéneas.

2. No siempre se cuenta con capacitación o experiencia


necesarias.

Así, el poder se yergue como el sistema de reglas a través de las cuales la autoridad es ejercida sobre un
cuerpo políticamente organizado mediante una relación mando-obediencia que por efecto de su
organización unificadora, puede imponerse en forma dominante a todos los gobernados, en ámbitos
territoriales alejados del centro del poder político.

El Estado federal o compuesto


Al concluir el movimiento de independencia iniciado en 1810 y consumado en 1824, la idea federal
aparece en México. El 4 de octubre de 1824 se expidió la Constitución mexicana; esta Carta Magna tuvo
un corte federal e influencia norteamericana evidenciada en el artículo 4 de ese ordenamiento, que a la
letra dice:

“Art. 4. La nación mexicana adopta para su gobierno la forma de república representativa popular
federal” (CPEUM, 1824).

Resulta evidente que la Constitución de 1824, buscó sentar las bases jurídicas para generar estabilidad
política del naciente Estado mexicano; toda vez que en la época imperaban dos corrientes de
pensamiento antagónicos:

1. Liberales, de corte federalista que buscaban un gobierno compuesto.


2. Conservadores, de carácter centralista y se inclinaban por un gobierno unitario.

Al respecto, Armenta López refiere: “Nuestro territorio era un Estado fuertemente centralizado que
pretendió afirmarse como unidad nacional del centro a la periferia” (2010: 6), es decir, el Estado federal
o compuesto es aquél en donde existen varios entes de decisión política, con estructura organizativa y
capacidad normativa propias que suelen denominarse “Estados miembros”, junto a un poder central que
se denomina Federación.
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Características del Estado federal

Ámbito de validez: En un solo ámbito espacial de validez, conviven como gobiernos con autonomía
constitucional.

Entidades autónomas: Esas entidades autónomas están representadas por un poder (gobierno) central
que las coordina.

Autonomía constitucional: Existencia de la autonomía constitucional en cada uno de los Estados


miembros.

Pluralidad de normas constitucionales: Cada Estado miembro puede aprobar su propia Constitución,
que no requiere intervención alguna de aprobación de los órganos federales.

Constitución federal: La Constitución federal es jerárquicamente superior a las Constituciones de los


Estados miembros y prevalece sobre ellas en caso de conflicto.

Estados miembros: Cada uno de sus Estados miembros posee una organización institucional propia: un
Poder Ejecutivo, un Legislativo y un Judicial; distintos a los de la Federación.

El Estado es una sola persona jurídica conformado por un conjunto de órganos integrados en un solo
ente estatal, y sus ordenamientos jurídicos múltiples están dotados de unidad a partir de la Constitución
federal.

El Estado federal se concibe teóricamente como la integración de unidades estatales que tenían vida
propia anterior y se reúnen para transferirle a una instancia central superior atribuciones que
inicialmente les correspondían.

¡Importante!
El Estado federal debe buscar el mayor grado posible de homogeneidad política entre los gobiernos
estatales, y entre éstos y el federal, por lo que frecuentemente la Constitución federal impone a los
estados federados límites y condiciones para que su funcionalidad se adopte a la forma de gobierno
federal.

Diversas teorías sobre la formación del Estado federal“En los primeros Estados modernos, la unidad de poder
conlleva la centralización del mismo, de tal manera que estos Estados se configuran como unitarios. Es en la Edad
Contemporánea cuando empiezan a encontrarse las actuales formas de Estado compuesto” (Díaz, 2018: 165).

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La teoría tradicional del Estado concibe al Estado federal como la unión o asociación de varios Estados miembros
de la corporación estatal global, un “Estado de Estados”. De acuerdo con este criterio, en el Estado federal
coexisten dos tipos de estados que son los Estados miembros y el Estado superior formado de la unión de aquéllos.

En el continente americano, fueron los norteamericanos quienes en 1776 lucharon por su independencia frente a
Inglaterra y con motivo de su revolución formaron los Estados del continente americano. "Las excolonias se
convirtieron cada una por separado en Estados y los súbditos americanos de la Corona
británica que en ellas residían, en ciudadanos. Éstos se otorgaron a sí mismos sus
‘Constituciones’ por escrito, que fueron, por tanto, las primeras Constituciones del
mundo" (Barceló, 2016: 6).

México siguió el ejemplo emancipador de Estados Unidos y, al concretar su


independencia, formuló su Carta Magna a imagen y semejanza jurídico-política
del país norteamericano: teniendo una forma de Estado federal y
estableciendo una forma de gobierno republicana; ello se asentó en
la Constitución de 1824.

Una vez aprobada la Constitución Federal el 4 de octubre de 1824, los Estados


empiezan a aprobar sus propias Constituciones, abrazando los postulados de la Constitución de
Apatzingán del 22 de octubre de 1814, concebidas para el Estado mexicano por José María Morelos y
Pavón: ser una república, representativa y popular.

"Los padres fundadores de la República Federal norteamericana, al igual que sus pares de México, habían
bebido de tres fuentes intelectuales:

a. La filosofía política del Mundo clásico de la Antigüedad, de donde toman las ideas sobre la libertad, la ley,
el Estado de derecho, la democracia, la responsabilidad política de los gobernantes, el derecho natural y
la federación.
b. La filosofía cristiana, origen de la idea de la igualdad de los hombres y de sus derechos individuales
inalienables.
c. La filosofía de la Ilustración, simiente de la creencia de que por medio de la razón y su producto –la
ciencia– se podía modelar el futuro, sustento de la ‘ciencia del gobierno’ que pretende embridar el
ejercicio del poder político a través de la Constitución como dispositivo de control del poder” (Barceló,
2016: 7).

La teoría política del federalismo norteamericano hizo eco en México, al compartirse una herencia
cultural entre las élites ilustradas de ambos países.

Federación, confederación y descentralización

El Estado federal prevé la división de las funciones estatales entre un Estado superior, que abarca todo
el territorio del Estado, y varios Estados miembros, que comprenden cierta porción del territorio estatal
donde estos miembros ostentan cierta autonomía gubernativa.

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¡Importante!
Al hablar de los distintos modos de organizarse el Estado debemos tener presente que, cualquiera que
sea la pluralidad posible de sus miembros, el Estado es el exclusivo titular del poder público.

El tipo de Estado estudiado por las escuelas doctrinarias clásicas ha sido el centralista, en el cual toda la
actividad pública de Imperium (poder público) parte del centro del Estado y vuelve a él; es decir, todo lo
que cae dentro del derecho público corresponde a órganos cuya competencia, desde el punto de vista
geográfico, parte del centro y se extiende a todo el territorio del Estado.

A esto se opone la nueva teoría el Estado descentralizado, en el cual los asuntos políticos son ejecutados
en mayor o menor escala por órganos de gobierno con competencia limitada a una localidad geográfica
distinta y alejada del centro del poder político.

La descentralización se lleva en toda su proporción si todas las normas tienen solo vigencia local,
debiendo existir al menos una norma que sea válida para todo el territorio y que delegue las órdenes
locales.

Existe una distribución de competencias entre los órganos centrales y regionales, así como la existencia
de una forma de representación de las entidades locales en el gobierno federal y de partición en la
formación de la voluntad federal.

El orden jurídico de la confederación de Estados se corresponde en muchos aspectos con el de un Estado


federal. Se tiene la existencia de una Constitución federal basada en un contrato con arreglo al derecho
internacional y un orden jurídico federal que constituyen el fundamento de la confederación de Estados.
En la confederación, existen tantas soberanías como Estados miembros, cada uno de los cuales puede
separarse de la confederación si lo desea; a nivel internacional, cada Estado conserva su personalidad
propia, aunque la confederación puede asumir también su propia representación.

En los Estados compuestos, el reparto del poder exige una distribución de competencias entre el ente
central y los autónomos. Esta distribución se articula a través de una lista de competencias que suele
incluirse en la constitución del ente central. Esta lista puede contener las competencias que se reservan
al ente central, con una cláusula residual a favor de los entes autónomos.

En conclusión, lo que distingue a una confederación de Estados del Estado federal es el hecho de que el
primero representa la unión de Estados en el ámbito internacional sobre la base de un contrato con
arreglo al mismo, y el segundo constituye una subdivisión interna de un Estado.

¡Importante!
En general, las relaciones entre los Estados miembros de una confederación se basan en el derecho
internacional, mientras que los de los estados que forman parte de una federación se fundamentan en
el derecho constitucional.

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La distribución de competencias entre la Federación y las entidades federativas

La Constitución establece para los estados federados o entidades federativas un reparto de


competencias políticas y administrativas, desde dos perspectivas: la materia de que se trate y la
autoridad que interviene. Esto, jurídicamente se denomina distribución de competencias y en ese
sentido, la Constitución prevé una lista de atribuciones reservadas de manera exclusiva al Estado
nacional y otras funciones destinadas a los entes territoriales menores.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, máximo tribunal judicial de nuestro país, formuló una
jurisprudencia que explica la existencia de la distribución de competencias

Interpretación de la Ley
Vaya a la página del Semanario Judicial de la Federación y lea la jurisprudencia constitucional
“Controversia constitucional. Distribución de competencias entre la Federación, las entidades
federativas y los municipios”, con registro: 195029.

Esta jurisprudencia significa que en México se prevé un esquema administrativo del sistema jurídico-
político mediante facultades residuales en la cual, se establece que las materias no concedidas
expresamente a las autoridades centrales corresponderán a la esfera de las entidades federativas o
Estados federados.

Traspaso de competencias

La Constitución mexicana abre la posibilidad de ceder parte del ejercicio del poder político nacional a un
órgano territorial menor, dotado de personalidad jurídica propia. Dicho traspaso de competencias
implica los siguientes caracteres:

1. El destinatario de las competencias debe estar dotado de personalidad jurídica (supuesto


a priori indispensable).
2. Se atribuye el ejercicio de ciertas y determinadas competencias, no de todas aquellas derivadas
de la Constitución (la transferencia no es global).
3. El ejercicio de competencias deriva de la Constitución dado que los actos jurídicos de los órganos
territoriales pueden producir efectos directos e inmediatos en el orden interno.

La participación de las entidades federativas en el poder federal

La teoría del Estado federal sostiene como principio la igualdad jurídica de las entidades autónomas que
lo componen, pero en la práctica es preferible recurrir al concepto de equiparabilidad, puesto que no
existe una igualdad real entre las diferentes entidades territoriales.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación formuló una jurisprudencia que explica la participación de las
entidades federativas en el poder federal.

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Interpretación de la Ley
Vaya a la página del Semanario Judicial de la Federación y lea la tesis aislada constitucional
administrativa “Entidades federativas”, con registro: 287610.

En el régimen de centralización administrativa, la participación de las entidades federativas en el poder


federal se realiza al agruparse los Estados miembros en una situación de dependencia, unos respecto de
otros. Esta participación nace de un vínculo que, partiendo del Estado federal como organismo superior
de ese orden, los va ligando hasta el órgano territorial de más ínfima categoría; es decir, el Estado federal
aglutina a las entidades territoriales federadas mediante una relación de jerarquía entre las diversas
unidades federativas que integran el sistema federal o compuesto. Mediante esta relación jerárquica se
mantiene la unidad del poder administrativo, a pesar de la diversidad de los órganos que lo conforman.

Nuestra Constitución, en su artículo 124, señala la participación de las entidades federativas en el poder
federal:

Nuestra Constitución establece...


Artículo 124. Las facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución a los
funcionarios federales, se entienden reservadas a los estados o a la Ciudad de México, en los ámbitos de
sus respectivas competencias.

En este orden de ideas, dentro de la forma de organización centralizada se establece la posibilidad legal
de que un órgano de superior jerarquía delegue facultades a otro que le esté subordinado, dada la
unidad entre todos los órganos que conforman el sistema.

Gestión política colegiada (políticas públicas)

Teóricamente, el gobierno, por su alta capacidad administrativa, está obligado a fomentar un nivel
aceptable de calidad de vida y a resolver problemas trascendentales para la sociedad mediante la política
(entendida como categoría consustancial al gobierno).

La política es una actividad ejercida de forma colegiada para el bien común, donde deben intervenir
entes territoriales menores.

Esto se acredita con una de las definiciones de política que contempla la Real Academia de la Lengua
Española:

Definamos...
Político (a)
Del lat. politĭcus, y este del gr. πολιτικός.
(...)
7. f. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados.

La política (vinculada necesariamente a un espacio de convivencia) no se concibe sin la presencia activa

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de los entes territoriales para lograr acuerdos comunes apoyados en el consenso público/privado como
un novedoso sistema de gestión de los intereses políticos.
Las políticas públicas (public policies) forman parte del ámbito de la gobernanza y constituyen el conjunto
de actividades de las instituciones de gobierno que van dirigidas a influenciar un rubro específico de la
vida de los ciudadanos, como respuesta a las exigencias o iniciativas concretas originalmente planteadas
por la propia sociedad, y a través de los cuales el gobierno proyecta y establece programas y sistemas
institucionales cualitativos e innovadores.

¡Importante!
Hay materias en las que el Estado nacional legisla en forma exclusiva, pero puede trasladar la ejecución
gubernativa a distintas autoridades territoriales, las cuales cuentan con atribuciones específicas, pero
también puede haber concurrencia de competencias entre ambas autoridades.

Las dificultades del federalismo

El federalismo es una forma de Estado que estructura territorialmente el poder político y combina los
principios de autogobierno y gobierno compartido entre distintos Estados sujetos a una Constitución
suprema, que representa su unión indisoluble en un solo Estado nacional.

La traza del federalismo se aloja en las naturales transformaciones que el Estado va adquiriendo con el
paso del tiempo. Con ella se alude a escenarios político- jurídicos donde las sociedades adoptan y ponen
en práctica las decisiones colectivas relativas a la regulación de los problemas sociales. Esto implica que
ocasionalmente surgirán dificultades para el federalismo respecto de la efectiva solución de problemas
políticos y consecución del bien común.

Al respecto, existen dos visiones que analizan el ejercicio del federalismo y las dificultades que enfrenta
en el ejercicio del poder público.

Escuela holandesa

• De tendencia reduccionista, considera que el vacío de legitimidad, la complejidad de los


procesos políticos y la multitud de instituciones implicadas reducen al gobierno a uno
entre muchos actores.
• El gobierno dirige a distancia y las políticas se producen en el marco de las redes, que son
ámbitos de interrelación entre actores caracterizados por la dependencia y la interacción
(Cerrillo, 2005:15).

Escuela norteamericana

• Otorga un papel predominante al Estado contemporáneo. El federalismo asume la


necesidad de algún tipo de dirección central para que una comunidad supere los retos

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que enfrenta, sin por ello negar el valor de los principios de la descentralización o
desconcentración.

A pesar de que el federalismo se vincula con las relaciones cambiantes entre Estado y sociedad, el Estado
sigue siendo centro de un considerable poder político (Cerrillo, 2005:15).

Tendencias hacia nuevas formas de Estado


Como hemos establecido, el Estado es mudable en su forma según las circunstancias de grupo y tiempo.
Toda institución humana, sin excepción, es dinámica y tendiente a la evolución, por eso: “al
transformarse el Estado se transforma también el complejo jurídico que lo regula. Ambos procesos se
acompañan e impulsan recíprocamente” (Valadés, 1994: 15). Es inherente a la calidad de Estado formar
parte de una estructura global a la que se denomina sociedad internacional, constituida por un conjunto
de Estados, regida por el derecho internacional, y estructurada en una red de relaciones interestatales,
regionales y mundiales que dan lugar a ciertas organizaciones supranacionales interpuestas entre el
Estado y la globalidad de la sociedad internacional.

La organización supranacional en referencia a la Confederación y a la Federación

Fukuyama ha manifestado que “son los esfuerzos constantes del hombre por automodificarse
culturalmente los que han configurado la historia humana y el aumento progresivo de la complejidad y
sofisticación de las instituciones humanas con el correr de los tiempos” (2003: 35), es decir, el Estado
(creación institucional humana), está sujeto al cambio permanente. Estas transformaciones han sido más
o menos inveteradas en la Europa de la segunda posguerra en la que sus naciones han dirigido y sumado
desde hace décadas sus esfuerzos y recursos con miras a una asociación comunitaria supranacional.

Supranacionalismo europeo

En la década de los cincuenta, después de las consecuencias socioeconómicas de la Segunda Guerra


Mundial las potencias aliadas se encontraron con erarios devastados y necesidades poblacionales,
financieras y estructurales insatisfechas.

Europa estaba arrasada y había perdido su hegemonía económica, militar y política en el mundo (que
había pasado a manos de Estados Unidos y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Derivado
de ello, los países occidentales decidieron avanzar por el camino de la integración (Borchardt, 1999: 5).
Dos estrategias se perfilaban para concretar la misma:

1. Unificar Europa sobre la base de una asociación de Estados soberanos e independientes y


creando estructuras de cooperación en áreas o sectores concretos (ideal funcionalista). La idea
era lograr una colaboración entre Estados por áreas funcionales: políticas fiscales, de migración,
industriales, etcétera; sin tocar las soberanías nacionales.
2. 2. Unificar Europa mediante la creación de una estructura política federal que, superando los
Estados-nación, deviniera en unos Estados unidos europeos (ideal comunitarista). La intención

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es consolidar la cooperación federada que cediera parcelas de soberanía a una entidad
supranacional.

En este debate, los aliados establecieron en los Acuerdos de Postdam un sistema distributivo de la
producción de la cuenca del Ruhr, con el fin dual de satisfacer el sistema de reparaciones por daños de
guerra en el marco de la reconstrucción y de limitar y controlar el nivel de la industria alemana. El éxito
obtenido con el sistema de administración internacional del Ruhr dio lugar a la Declaración Schuman,
destinada a la unificación de la industria europea del carbón y del acero, surgió entonces la Comunidad
Económica del Carbón y del Acero (CECA) que contaba con un mando supranacional denominado Alta
Autoridad a la que los Estados ceden parte de su soberanía en materia decisoria y surge un tribunal para
la resolución de controversias cuyas decisiones resultan vinculatorias.

Ante este logro se redoblaron esfuerzos para cristalizar la gestión comunitaria de otros sectores
económicos y del rubro atómico. De esta forma unos años más tarde los mismos países creaban,
mediante los Tratados de Roma del 25 de marzo de 1957, la Comunidad Económica Europea (CEE) y la
Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o Euratom), que iniciaron sus actividades con la
entrada en vigor de los Tratados el 1 de enero de 1958.

Posteriormente, con la entrada en vigor del Tratado de la Unión Europea (TUE) en 1993, nace una
confederación de Estados llamada Unión Europea, que conformó una política exterior común y la
cooperación judicial y policial, dotándose así de personalidad jurídica propia como sujeto de derecho
internacional.

La novedad de la UE respecto de las relaciones interestatales tradicionales radica en que los Estados
miembros renuncian a parte de su soberanía en favor de una comunidad jurídico-política situada en su
centro a la que han dotado de competencias propias, independientes de los Estados miembros. En el
ejercicio de sus competencias, la UE está facultada para adoptar actos de soberanía que, por sus efectos,
son equivalentes a los estatales.

Características del supranacionalismo

Los tratados constitutivos crearon las comunidades europeas y ellas persiguen sus objetivos utilizando
el derecho comunitario, sistema de instrumentos normativos que permiten adoptar actos jurídicos con
efectos vinculantes para los Estados miembros y sus ciudadanos (Borchardt, 1999: 57); y que tienen las
siguientes características:

Estructura institucional
Garantiza que la formación de la voluntad en la UE también reciba la influencia del interés general
europeo, es decir, los intereses comunitarios que se recogen en los objetivos europeos.

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Transferencia de competencias
A las instituciones comunitarias, que va más allá que en el caso de las demás organizaciones
internacionales y se extiende a ámbitos normalmente reservados a los Estados.

Ordenamiento jurídico propio


Independiente de los ordenamientos jurídicos de los Estados miembros.

Aplicabilidad directa del derecho comunitario


Las disposiciones jurídicas surten pleno efecto de modo uniforme en todos los Estados miembros
y concede derechos e impone obligaciones tanto a los Estados miembros como a sus ciudadanos.

Primacía del derecho comunitario


El derecho comunitario no puede ser ni derogado ni modificado por la legislación nacional y, en
caso de litigio, el primero prevalece sobre la segunda. De esta forma, la CE resulta ser una entidad
autónoma de poder con derechos de soberanía propios y un ordenamiento jurídico
independiente de los Estados miembros, al que están sometidos tanto los Estados miembros
como sus ciudadanos en los ámbitos de competencia transferidos a la CE.

De esta manera, el derecho comunitario se integra en los sistemas jurídicos nacionales sin perder su
autonomía; forma parte del derecho que se aplica en cada Estado miembro, pero no se confunde con el
derecho interno ni obedece en su formación ni en sus efectos a las normas del procedimiento normativo
interno.

¡Importante!
El derecho comunitario es autónomo respecto del derecho internacional y no constituye derecho
interno.

El Estado es la máxima forma de organización jurídico-política del ser humano; y éste se organiza en
formas de Estado y formas de gobierno. Las formas de Estado constituyen una noción vinculada al ámbito
territorial de ejercicio del poder estatal; es decir, a la estructuración del poder en ámbitos territoriales
específicos dentro de un país.

Las formas de Estado actuales son: Estado unitario o simple, donde el poder radica en el centro y se
difumina a los entes territoriales de forma homogénea y unificada, fundado en una sola constitución
nacional y suprema; y el Estado federal o compuesto, donde el poder se distribuye (mas no se divide) en
diversas entidades territoriales, permitiendo diversos sistemas jurídicos y políticos, con distintas y
propias constituciones locales, pero unificados en una Constitución suprema.

La importancia de las formas del Estado radica en saber dónde se ubica el poder político y cómo se ejerce
sobre todo el territorio nacional, ámbito de validez de la norma jurídica estatal.

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