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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS

FACULTAD DE DERECHO CAMPUS III


TEORIA DE LA CONSTITUCIÓN.

UNIDAD SIETE.

La Federación como forma de Estado.

7.1.- Concepto y clasificación de formas de Estado.

Debe entenderse como forma de Estado una especial estructura del mismo, es
decir, el equilibrio que presenta un Estado determinado en el orden político para
lograr el mejor sistema de organización social.

Efectivamente, tanto en el orden social como político se cumple el proceso social


de sinergia o armonía de todas las fuerzas y factores sociales, lo anterior debido a
que este proceso sinérgico presenta un aspecto dinámico y otro estático. En cuanto
al aspecto dinámico, explicamos que constituye una fuerza directora y renovadora
a la vez de estructuras e instituciones sociales. En el orden jurídico, el agente
dinámico, se presenta como una fuerza que interviene en el progreso y renovación
de las instituciones jurídicas, a través de un proceso de superación constante.

En el orden estrictamente político, también el agente dinámico ha tenido como


función constante actuar sobre las estructuras o formas de Estado, para lograr
nuevas formas de equilibrio en los distintos regímenes políticos. Por virtud de ese
agente dinámico se logran sólo formas de equilibrio inestable; que sólo durante
cierta época la estructura alcanzada representa la forma sinérgica que el orden
político cumple con un fin determinado.

El Estado, en cuanto a sus formas se ha manifestado a través de la historia como


la estructura social máxima que ha ido realizando en cada colectividad, la forma de
equilibrio y armonía de los distintos intereses y valores de la convivencia humana.
Las estructuras que en el orden social se constituyen, se transforman desde el punto
de vista jurídico en las instituciones políticas o estatales. Es decir, toda forma o
estructura social cuando alcanza un determinado estado de permanencia tiende a
manifestarse en el orden jurídico, mediante una institución política. En otras
palabras, origina una forma de Estado que viene a resultar el medio jurídico
empleado para mantener dentro de la mayor permanencia posible, aquel equilibrio
que constituyó la estructura social alcanzada de una época dada.

Relacionando la función del Derecho en sus relaciones con el Estado, con los
aspecto dinámico y estático que presentan respectivamente los factores y productos
sociales, el Derecho en su aspecto de actividad normativa teleológicamente
consciente de sinergia social integral, desempeña el papel del agente dinámico que
va logrando determinadas estructuras o instituciones ya que el Estado se manifiesta
como el aspecto estático por constituir en un momento dado la estructura social
máxima, la institución jurídica soberana, que regula la forma de organización política
de una colectividad determinada.

Desde el punto de vista general, todo Estado es una forma de estructura social, pero
a su vez esa estructura puede revestir distintas la autocracia o la monarquía,
constituyen formas que en lo político implican un equilibrio de fuerzas y factores
sociales, que, en una época histórica determinada, lograron sinergizarse para
constituir la estructura de una colectividad.

La diferenciación entre las Formas de Estado y Formas de Gobierno radica en que


el Estado, es una forma colectiva única, suprema y omnicomprensiva; en tanto que
el Gobierno es el conjunto de autoridades del Estado.

El Estado es una institución pública dotada de personalidad jurídica, es una entidad


de Derecho. En el plano Kelseniano, es la totalidad del orden jurídico sobre un
territorio determinado, en la unidad de todos sus poderes y titular de la soberanía.
En cambio, el gobierno es el conjunto de órganos del Estado que ejercen las
funciones en que se desarrolla el poder público que pertenece a la entidad estatal,
y en su acepción dinámica se revela en las propias funciones que se traducen en
múltiples y diversos actos de autoridad. Estado y Gobierno no pueden confundirse,
ni, por ende, sus correspondientes formas.

Como se deriva de lo anterior, el Estado es la entidad suprema y soberana, en tanto


que el Gobierno constituye uno de los elementos del Estado, es parte del mismo y
por ende diverso de éste.

De igual manera las Formas de Estado atañe la organización del poder público con
referencia al territorio o las demarcaciones territoriales por las que se compone el
país. Asimismo, le incumbe la organización del poder público, por medio de la
limitación de competencias y con referencia al territorio o a las demarcaciones
territoriales por las que se compone el país; en tanto que la Forma de Gobierno le
concierne a la conformación de los órganos del Estado para el adecuado ejercicio
de las funciones públicas.

De esta manera las Formas de Estado hacen referencia a las distintas maneras de
estructuración de la división o desplazamiento de competencias, sin aludir a las
distintas formas en las que se pueden conformar los órganos soberanos.

En cambio, las Formas de Gobierno se refieren a la conformación de los órganos


encargados de ejercer funciones soberanas, así como la relación que estos guardan
entre sí.

La clasificación de las formas de gobierno de Aristóteles, el ideal de las formas puras


de gobierno en el interés general, el bien público de una sociedad.

La mejor de las formas puras de gobierno es la Democracia o Politeia que mira con
mayor perfección al bien de la comunidad.

El problema relativo a las formas de gobierno y a las formas de Estado fue entrevisto
en sus generalidades por el pensamiento helénico, tanto en la descripción de las
formas políticas existentes en aquella época, como en la especulación que de las
mismas se hizo por el pensamiento filosófico, en la obra histórica de Heródoto “Los
nueve libros de la Historia, como Platón en su obra ejemplar “La República”.
Por su parte Aristóteles realizó un interesante estudio de más de 50 constituciones,
describiéndolas y enjuiciándolas en los principios comunes que las dominaban.

Aristóteles consideraba que las formas de Gobierno requerían ser clasificadas en


dos grupos importantes.

1.-. Las formas puras o perfectas;

2.- Las formas impuras, degeneradas o corrompidas.

Las formas puras o perfectas son:

a) La Monarquía que es el Gobierno ejercido por una sola persona;


b) La Aristocracia que es el gobierno ejercido por una minoría selecta y
c) La Democracia que es el gobierno ejercido por la multitud o mayoría de
ciudadanos.

Las formas impuras, degeneradas o corrompidas son aquellas formas de gobierno


que desvirtúan sus finalidades sirviendo intereses o propósitos particulares. El
gobernante olvida o pervierte su misión y hace del poder público un instrumento de
sus intereses egoístas.

Estas formas impuras son:

a) La Tiranía que no es otra cosa que la degeneración de la monarquía;


b) La Oligarquía o forma corrompida de la aristocracia; y
c) La Demagogia que también se llama la oclocracia, que es una degeneración
de la democracia.

El pensamiento de Aristóteles fue más lejos al considerar formas de gobierno


mixtas, que ya habían sido analizados por el pensamiento político de su época y
que él se encargó de sistematizar.

7.2.- Estados Centralistas o Unitarios.

El Estado Centralista es una Forma de Estado que implica la existencia de un


órgano que canaliza de manera exclusiva el poder y lo ejerce de manera directa a
través de decisiones respecto de sus subalternos que son los denominados
Departamentos quienes se encuentran constreñidos a acatar las decisiones que
emanan del Departamento Central.

El Estado Centralista o unitario presenta homogeneidad de poder, es decir, las


funciones estatales tienen una sola organización nacional aunque se admite que en
ciertos casos por razones de eficiencia administrativa, se permita la
desconcentración de las funciones administrativas y jurisdiccional.

La desconcentración de referencia resulta, en cuanto a la función administrativa, en


una distribución de los órganos de gobierno en distintas circunscripciones
usualmente denominadas departamentos o provincias, pero dichos órganos están
subordinados al órgano central. En cuanto a la función jurisdiccional se traduce en
una distribución de los tribunales con distinta competencia territorial.

Es digno de subrayarse, que la principal característica del estado centralizado es


que sus órganos de gobierno pueden estar desconcentrados, pero no
descentralizados, es decir, los órganos de gobierno locales, aun y con competencia
territorial, no son autónomos.

En el caso de México el 15 de diciembre de 1835 el Presidente interino Miguel


Barragán; expidió las denominadas Bases Constitucionales en la que estableció el
régimen centralista. El artículo 3º no obstante que no establecía de manera explícita
dicha Forma de Estado, suprimió el hasta entonces existente régimen federalista.
Por su parte el numeral 8º prevenía que “El territorio nacional se dividirá en
Departamentos sobre las bases de población, localidad y demás circunstancias
comunes”.

Con apoyo a dichas Bases, la primera Constitución Centralista llamadas Leyes


Constitucionales de 1836, previno en la Sexta Ley la división de la República
Mexicana en Departamentos, los cuales se subdividía a su vez en distritos y éstos
en partidos.
Asimismo, la segunda Carta Fundamental Centralista, las Bases Orgánicas de 1843
establecieron en el numeral 4º la misma división política que su antecesora, aunque
agregó a la división departamental, las municipalidades.

Durante esta etapa el Centralismo estableció un rígido sistema de centralización de


funciones a través de los diversos órganos, especialmente del Poder Ejecutivo quien
acaparó las atribuciones y ejercicio un poder de mando sumamente férreo.

Confederación.

La confederación puede ser conceptualizada como una alianza, liga, unión o pacto
entre algunas entidades y más comúnmente entre naciones o Estados.

En su acepción de Unión de Estados, la Confederación se ha reflejado tanto en las


alianzas temporales que ha tenido propósitos comerciales o bélicos, como en
aquellas que se han establecido con propósitos más vastos y complejos, por un
periodo ciertamente amplio.

Como ejemplos del primer tipo de confederaciones puede citarse a la Liga Aquea
durante la antigüedad. En la Edad Media a la liga Ansiática durante la Edad Media
y a la Santa Alianza o el Eje Roma-Berlín-Tokio, durante los tiempos modernos.
Como muestras del segundo tipo de confederación pueden encontrarse en
asociaciones de naciones más permanentes, como lo fueron la Confederación
Norteamericana antes del surgimiento de la Federación, así como la Sociedad de
las Naciones o la Commonwealth británica.

La Confederación sin duda representa el punto de mayor descentralización dentro


de las modalidades del Estado unitario, la federación hasta terminar en la primera,
es decir de menor o mayor descentralización o viceversa, cuando se le ve desde el
punto de vista del estado unitario. En este orden de ideas, existe un número
importante de diferencia entre los dos géneros más próximos: la federación y la
confederación. Así, la Confederación pertenece al ámbito del contexto internacional,
mientras que la federación es una forma de Estado. Por otro lado, la Confederación
se origina en un pacto entre estados libres y soberanos que permanecen como
tales, mientras que la federación surge de una Constitución y no supone la
supervivencia en su seno de estados auténticamente libres y soberanos. Por lo
general, los Estados que integran una Confederación pueden separarse de ella,
mientras que las entidades federativas no pueden hacerlo, sin provocar una
secesión. Asimismo, la Confederación supone la existencia de órganos
confederales, temporales o permanentes, que atienden las funciones que se le han
encomendado, pero siempre subordinados a los gobiernos de los estados
confederados, por su parte la Federación supone el surgimiento de un gobierno
distinto del de las entidades federativas, que no está subordinado a ellas, al
contrario de lo que sucede en la Confederación. Igualmente, en la Confederación
no surge una nueva nacionalidad, además de la que tienen los nacionales de los
estados confederados, en tanto que en la Federación existen, por lo menos
teóricamente dos: la nacionalidad federal y la de las entidades federativas.
Adicionalmente es viable precisar que en la Confederación sus órganos no pueden
expedir normas generales o leyes, o ejecutar normas concretas como las sentencias
que afecten a los nacionales de los Estados confederados en forma inmediata, sino
que sólo pueden hacerlo a través y con el consentimiento de sus respectivos
gobiernos; en contraste, en la Federación existe una distribución de competencias,
de manera que dentro de su ámbito el gobierno federal pueda emitir normas
generales y ejecutar normas concretas, en forma inmediata y sin previa autorización
de los gobiernos de las entidades federales y viceversa.

7.3.- Federalismo.

El Estado Federal nació en 1787 al promulgarse la Constitución de los Estados


Unidos de Norteamérica. Varias son las diferencias entre la Confederación y el
Estado Federal, pero entre una de las más importantes se puede subrayar que en
tanto la Confederación es una asociación de Estados soberanos, sometida a las
normas de derecho internacional, en el Estado Federal solo hay un Estado soberano
(el pueblo, y no varios pueblos soberanos) y todo su orden jurídico está encuadrado
en la Constitución Federal.
7.3.1.- Características del federalismo.

El maestro Jorge Carpizo, hace un listamiento de las características generales del


Federalismo.

1.- Una Constitución que crea dos órdenes delegados y subordinados, pero que
entre si están coordinados; el de la Federación y el de las Entidades Federativas.

2.- Las Entidades Federativas gozan de autonomía y se otorgan su propia Ley


Fundamental para su régimen interno.

3.- Los funcionarios de las Entidades Federativas no dependen de las autoridades


de carácter federal.

4..- Las Entidades Federativas deben poseer los recursos económicos necesarios
para satisfacer sus necesidades.

5.- Las Entidades Federativas intervienen en el proceso de reforma constitucional,


(art. 135 de la Constitución).

De lo apuntado se desprende que la Federación implica una forma de Estado en la


que se concibe una sola soberanía, creada por la soberanía de todos los Estados
que se unieron. Sin embargo, los Estados Federados pierden ese atributo. Y ante
ese nuevo panorama del Derecho Constitucional, se han planteado otras corrientes
político-teóricas.

a) Las que sostiene que, si los Estados han delegado al poder federal su
soberanía ésta no se pierde absolutamente, sino que, por medio de los
Senadores se representa el Congreso de la Unión; sin embargo, esta postura
ha sido atacada y carece de validez, ya que el Senado, al actuar, ejerce la
soberanía de la Nación y no de uno u otro Estado en particular.
b) Las que sostienen, a partir de Toqueville (francés que observando el
federalismo norteamericano, formulo la Democracia en América y que
sostiene la idea de la co-soberania; al lado de la soberanía federal, existe la
de los Estados federados; pero como ya se expuso anteriormente, la
soberanía es por naturaleza indivisa.
c) La postura que arranca de la observación práctica constitucionalista,
considerando a la Federación como un todo soberano y a los Estados como
partes “autónomas “, pero no soberanas.

7.4.- Distribución de facultades entre la Federación y los Estados.

A causa de la diversidad de los orígenes del Federalismo en cada país es posible


que éste sea diferente en cada Estado que lo ha adoptado, en consecuencia, la
esfera dentro de la cual puede operar cada uno de los poderes varía de acuerdo a
las circunstancias de tiempo y lugar.

Existen métodos diferentes que determinan la distribución de los poderes estatales


entre la Federación y los Estados. El primero consiste en enumerar detalladamente
las atribuciones de cada uno; otros se basan en una enumeración parcial. El primero
de estos enuncia las atribuciones del Poder Federal, dejando las no mencionadas
en el ámbito competencial de las Entidades Federativas en tanto que el segundo
emplea la metodología inversa al detallar las atribuciones no mencionadas en el
orden Federal.

De esta forma resulta evidente que deben colocarse dentro del ámbito interno del
Estado Federal aquellos asuntos que interesan conjuntamente a la Nación, en tanto
que las materias de orden local que interesan sólo al Estado respectivo, deben ser
la competencia de las Entidades.

En el ámbito internacional el Orden Federal debe ser quien ejerza dichas


atribuciones internacionales, entre las que se encuentran el derecho de declarar la
guerra, el de legación activa y pasiva y la celebración de tratados internacionales.

La primera resulta indiscutible como facultad del Estado Federal, inclusive una
buena parte de las Constituciones Federales consignan expresamente está
prohibición a los Estados salvo en caso de urgencia y con aviso inmediato al
Presidente de la República.
En lo atinente al derecho de legación, todas las Constituciones Federales coinciden
en adjudicarlo al gobierno Federal exclusivamente.

El derecho de concertar Tratados presenta una solución doble: La primera de ellas


se prohíbe terminantemente a los Estados la celebración de Tratados. La segunda
es menos frecuente y permite, aun cuando en forma muy restringida, la celebración
de Tratados a los Estados con Estados extranjeros.

La solución en la Constitución de los Estados Unidos de América en el sentido de


que las facultades no concedidas a la Federación, ni prohibidas a los Estados-
miembros se entienden reservadas a éstos fue introducida por la enmienda X, cuyo
texto es el siguiente: “Los poderes no delegados a los Estados Unidos por la
Constitución ni negadas por ésta a los estados, están reservados a los estados,
respectivamente o al pueblo “. Según Joseph Story, cuando esta enmienda se
presentó se propuso la inserción de la palabra “expresamente”, entonces se hizo
observar que resultaba inviable encerrar a un gobierno en los poderes expresos,
por lo que es preciso admitir ciertos poderes implícitos si no se quiere que la
Constitución descienda a los más minuciosos detalles. De esta manera, la
proposición fue rechazada, pues “el único objeto de esta enmienda es de impedir
toda interpretación que tendiese a atribuir al Congreso otros poderes de los que han
sido acordados.

En México, en cambio, el Constituyente de 1857 incluyó en el artículo 117 la palabra


expresamente, sin que existiera una ratio legis que explicara su inserción. Dicho
precepto fue trasladado por el Constituyente queretano de 1917 bajo el mismo texto,
aunque en distinto numeral correspondiéndole al artículo 124 su regulación.
Realizando una interpretación conjunta, se infiere que el Constituyente mexicano
implementó lo que los norteamericanos trataron de evitar, la limitación más rígida al
poder Federal, buscando así una mayor garantía de la conservación de las
facultades de las Entidades Federativas.

En resumen, los sistemas Federales resuelven la distribución de competencias


entre la Federación y la Entidades Federativas, de dos formas. 1) el sistema seguido
por los Estados Unidos de América y tal vez por la mayoría de las Constituciones
Federales mediante el cual se deja la competencia residual a las Entidades
Federativas y a la Federación aquello que la Constitución Federal le faculta o 2,-) la
situación inversa, es decir, la competencia residual para la Federación, y las
Entidades Federativas únicamente aquello que expresamente le señale la
Constitución Federal, que es el sistema canadiense.

Por los antecedentes descritos, es dable aseverar que el articulo 124 de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos adoptó el sistema
norteamericano respecto a la distribución de competencias entre la Federación y los
Estados, es decir, la competencia de origen corresponde a las Entidades
Federativas y la delegada a la Federación.

7.4.1.- Facultades atribuidas a la Federación.

Ellas son, principalmente, las que se refieren al campo de acción de los tres poderes
federales consignados en el artículo 73, por lo que se refiere a la atribución de
expedir legislación federal a cargo del Congreso de la Unión, función normal, así
como otras funciones que materialmente se les asigne aunque no sean
precisamente legislativas; y dentro de esas facultades expresas, unas de
exclusividad de la Cámara de Diputados, art. 74, y otra de la Cámara de Senadores,
art.75, además, como facultades expresas del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial,
se enuncian las contenidas en los artículos 89 y 94, 103 y 107, respectivamente.

7.4.2.- Facultades atribuidas a las Entidades Federativas.

De acuerdo con el artículo 124 de nuestra Ley Fundamental, conocido como


facultad residual, que dispone todo lo que no corresponde a la Federación es
facultad de las Entidades Federativas, con excepción de las prohibiciones que la
misma Constitución establece para los Estados.

También se establece en los contenidos de los artículos 115 y 116. Normalmente


se atribuyen a los Estados dos clases de facultades que la mismo tiempo los
identifican como tales Estados la autonomía Legislativa para dictarse sus
Constituciones Locales, que no deberán contravenir a la Constitución Federal, sus
leyes “de lo que es común”, como por ejemplo Leyes del Municipio Libre, civiles y
de procedimientos civiles, reglamentos de transito local, Reglamento de Policía y
buen Gobierno, Leyes Hacendarias locales, Ley de Ingreso Local, Reglamentos o
Leyes Sanitarias Locales, Leyes Orgánicas Administrativas, Judiciales y
Legislativas Locales, etc..,.

7.4.3.- Facultades prohibidas a las Entidades Federativas.

Estas Prohibiciones son de dos tipos; las relativas y las absolutas. Por las primeras,
la prohibición desaparece si se cuenta con la aprobación del Congreso de la Unión;
pero las segundas son atribuciones exclusivas del Poder Federal y en ningún tiempo
pueden sustanciarse por los Estados. Al efecto, nos remitimos al estudio de los
artículos 117 y 118 de la Constitución Federal.

7.4.4.- Facultades Concurrentes.

Corresponden a los poderes federales, pero en ciertas circunstancias pueden


ejercer válidamente los poderes de los Estados, entre tanto aquellos no la ejerzan.
Fueron producto de la práctica y de la jurisprudencia estadounidense, con su uso
se pretendió cubrir los vacíos de poder que dejaban los primeros poderes federales.

La actuación de los poderes locales en materias federales se consideró válida entre


tanto la Federación no ejerciera su atribución; la intervención local cesaba
automáticamente al momento en que la federación regulaba o asumía su facultad.

Esa actuación se basaba en un hecho histórico: el campo de acción de los poderes


federales se había hecho los estados preexistentes, que en algún tiempo las
facultades que ellos gozaban, habían pertenecido a las colonias y, si bien habían
renunciado a ellas, lo habían hecho con el fin de que se ejercieran; por ello, ante el
vacío de poder, como un ejercicio de una facultad residual, se consideró que les
seguían correspondiendo a los estados, por ello la jurisprudencia y la doctrina
estadounidense declararon valida la intervención temporal de los estados.

No pueden ser objeto de facultades concurrentes las materias que ameritan una
reglamentación general, las que están prohibidas a los Estados (art.117 y 118), o
hayan sido atribuidas en forma exclusiva o privativa a los poderes federales (arts.
29,74,76y 105).

En la Constitución y en la practica existen casos de facultades concurrentes (art.


118, fracción III).

También se le denominan concurrentes aquellas facultades en las que, con base en


una ley del Congreso de la Unión, los Poderes Federales, los de las Entidades
Federativas y los Ayuntamientos, intervienen en lo relativo a asentamientos
humanos, protección al ambiente, preservación y restauración del equilibrio
ecológico, pesca y acuacultura, fomento y desarrollo sustentable de la actividad
cooperativa (art. 73, fracs. XXIX-C. XXIX-G, XXIX-l y XXIX-N).

7.4.5.- Facultades coincidentes.

Aquellas que pueden ejercer válidamente, sin existir invasión de competencia entre,
la Federación y los estados; son una excepción a la distribución de competencias
que se desprende del artículo 124 constitucional; solo se pueden dar cuando exista
texto fundamental que así lo autorice, en los restantes casos prevalece el principio
de que lo conferido a la Federación lo tienen prohibido los estados y lo no otorgado
expresamente a los poderes federales se entiende reservado a los estados.

En el sistema mexicano actual surgieron a raíz de la reforma introducida a la


Constitución en 1883, por la cual se facultó al Congreso de la Unión para expedir
códigos de minería y comercio (art. 72, frac. X); por virtud de la reforma, la
competencia para conocer los juicios mercantiles recayó en los tribunales federales,
éstos pronto se mostraron incapaces para conocer y resolver el cumulo de negocios
que llegó a su conocimiento; ante esta circunstancia, en 1884 se reformó la
Constitución en 1857 en su art. 97, frac. I, para los efectos de atribuir competencia
en la aplicación de las leyes federales, en negocios que llegaren a afectar intereses
particulares, a los jueces de los estados, del Distrito Federal y Territorios.

El Constituyente agregó un caso más, el previsto en el último párrafo del artículo


117, que faculta tanto al Congreso de la Unión como a las Legislaturas para legislar
sobre la misma materia; combate al alcoholismo. En la actualidad existen otros
casos, por ejemplo, los previstos en la fracción V del artículo 121, en cuanto a
educación profesional y expedición de títulos profesionales.

7.4.6.- Facultades coexistentes.

Por las cuales una misma actividad o materia son absorbidas por la Federación y
por las Entidades Federativas, pero delimitándose al efecto su zona de influencia.
Así por ejemplo, el artículo 73, fracción XXV, otorga facultades al Congreso de la
Unión para legislar en lo referente a la salubridad local y lo mismo puede decirse de
las vías generales de comunicación, sobre las cuales legisla el Poder Federal, y la
vías locales, atributo legislativo de las Entidades.

7.4.7.- Facultades implícitas.

Aquellas que por mandato constitucional sirven de medio para alcanzar un fin; Tena
Ramírez las define como las “que el Poder Legislativo puede concederse a si mismo
o a cualquiera de los otros poderes federales como medio necesario para ejercer
alguna de las facultades explicitas”.

El fundamento para que las ejerza el Congreso de la Unión es la Fracción XXXI del
artículo 73. En las Constituciones de los estados también se les reconoce a las
legislaturas locales.

Cuando se otorgan facultades extraordinarias al presidente de la República, en los


términos del artículo 29 hace uso de la facultad para regular el comercio
internacional contenida en el artículo 131, no puede hacer uso de sus facultades
implícitas, su actuación se debe limitar a lo expresamente concedido o autorizado.
Entorpece el funcionamiento de este tipo de facultades el término expresamente
que aparece en el artículo 124; de alguna forma en técnica jurídica el articulo
mencionado es incompatible con la fracción XXXI del art. 73.

Según el mismo autor, Tena Ramírez, sólo justifica el otorgamiento de facultades


implícitas el que se reúnan tres requisitos:

1º , la existencia de una facultad explicita, que por sí sola no podrá ejercerse; 2º.,la
relación de medio necesario respecto a fin, entre la facultad implícita y el ejercicio
de la facultad explicita, de suerte que sin la primera no podría alcanzarse el uso de
la segunda; 3º, el reconocimiento por el Congreso de la Unión de la necesidad de
la facultad implícita y su otorgamiento por el mismo Congreso al poder que de ella
necesita.

La existencia de este tipo de facultades fue anotada por Alejandro Hamilton en el


Federalista y confirmada por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Estados
Unidos de América.

Existe una obligación de las Entidades Federativas con la Federación; la principal


de ellas se encuentra contenida en el artículo 120 mismo que indica “Los
gobernadores de los Estados están obligados a publicar y hacer cumplir las Leyes
Federales”.

7.5.- Evolución del Derecho Constitucional Mexicano.

La Constitución de Cádiz de 1812 y su influencia en la Nueva España; la


Constitución de Cádiz fue un magnifico documento que se caracterizó por su
liberalismo, característica que habría de conducirle finalmente a la destrucción en
una España en que prevalecían los intereses conservadores y las tendencias
monárquicas.

La Constitución de Cádiz no contiene un catálogo o listado de derechos humanos


como la francesa, sin embargo, si se estudia con detenimiento el texto de sus 384
artículos nos percataremos que nos encontramos ante una Constitución de corte
liberal que además de establecer una monarquía constitucional (art.14) en
contraposición de la monarquía absoluta que prevaleció hasta antes de la invasión
napoleónica, a lo largo de su texto va a contener una gran cantidad de derechos
humanos y sus correspondientes garantías.

En contraposición y como grave defecto, que causó la animadversión de los


diputados americanos, y su enfrentamiento con los diputados peninsulares quedó
el artículo 22 que limitaba el derecho de ciudad o como hoy en días se le conoce, la
ciudadanía, “a los españoles que por cualquier línea son habidos y reputados por
originarios de África” esto aún cuando se les daba la oportunidad de obtener la
ciudadanía por los méritos. Esto causó gran descontento y avivó las ideas de
independencia que se vivían.

Después de la parte orgánica, la Constitución de Cádiz contiene una amplia


regulación de las facultades de las Cortes y de su forma de elección, en 140
artículos, que van del 27 al 167, los diputados gaditanos establecieron un verdadero
sistema electoral donde regulaba el modo en que habrían de formarse las Cortes.

El sistema electoral español era un sistema electoral indirecto, que tenía como base
las juntas electorales de parroquia, el segundo nivel se encontraba en las juntas
electorales de partido y el tercer nivel se encontraba las juntas electorales de
provincia.

El título IV dividido en siete capítulos que incluían del artículo 168 al 241 se refiere
al Rey, cuya persona se consideraba sagrada e inviolable y no estaba sometida a
las responsabilidades, se establecen las reglas que seguirían en la sucesión de la
Corona, de los casos en que fuera necesaria la figura de la regencia por la minoría
de edad del Rey, de la familia real y del príncipe heredero. En el mismo titulo se
regulaban las atribuciones y responsabilidades de los siete secretarios del
despacho, destacándose el artículo 225 que establecía que sin el refrendo del
secretario del despacho nadie está obligado a obedecer las órdenes del Rey, o el
artículo 226 que establecía “Los secretarios del despacho serán responsables a las
Cortes de las órdenes que autoricen contra la Constitución o las leyes, sin que les
sirva de excusa haberlo mandado el Rey”.
El capítulo VII del título IV se refería a las características del Consejo de Estado.

El título V relativo a los Tribunales y a la administración de justicia en lo civil y en lo


criminal, resulta particularmente interesante pues estableció principios aún vigentes
hoy en día, como el relativo a que nadie puede ser juzgado sino por tribunal
competente, (art. 247) nadie podía ser preso sin que procediera información sumaria
del hecho y mandamiento del juez por escrito, (art.287) se prohibieron el tormento
y los apremios, (art. 303) etc.

El título VI establecía la forma del gobierno interior de las provincias y de los


pueblos, en cuanto a éstos últimos se decía que serían gobernados por un
ayuntamiento, que se compondría de un alcalde, regidores y el procurador síndico
(art.309).

Para el gobierno de las provincias se establecía que el Rey nombraría un jefe


superior en cada una de ellas, pero lo más relevante fue que se estableció en el
artículo 325 que en cada provincia habría una diputación llamada provincial,
encabezada por el jefe superior y formada por siete individuos electos por la junta
de partidos. Natie Lee Benson hizo una valiosa investigación sobre el destacado
papel que las diputaciones provinciales jugaron en la independencia de México y en
la formación del federalismo mexicano.

El título VII se refería a las contribuciones, el título VIII a la fuerza militar, el título IX
a la instrucción pública y el título X a la observancia de la Constitución y la manera
de reformarla.

Constitución de Apatzingán de 1814 y sus decisiones político-jurídicas


fundamentales.

A la muerte de Hidalgo, Ignacio López Rayón, que a la sazón se encontraba en


Saltillo se dirigió al centro de la República para luego encaminarse a Michoacán,
lugar en que, el 19 de agosto de 1811 instaló en Zitácuaro la Suprema Junta
Nacional de americana, encargada de gobernar a la Nueva España en nombre y
ausencia de Fernando VII. La junta fue encabezada por López Rayón y la
complementaban José María Liceaga y José Sixto Verduzco, éste último, además
representaba a Morelos en dicha junta.

Desde los primeros momentos de la Independencia, cuando Hidalgo llegó a


Guadalajara el 26 de noviembre de 1810 y formó un gobierno, en el que López
Rayón fungió como Ministro de Estado y Despacho, se tuvo presente la necesidad
de formar un congreso con representantes de diversas provincias.

La idea de conformar un congreso tuvo que enfrentar los problemas que las
circunstancias bélicas le oponían, lo mismo que las desavenencias de los
integrantes de la Junta Nacional.

En su proyecto de Constitución Rayón proponía cinco individuos para la junta.


Morelos optó por reunirlos en Chilpancingo y que la provincia de Oaxaca eligiera el
5º vocal entre los suyos, después de reunida la Junta se intentaría limar las
asperezas. Nos cuenta Lucas Alemán que Rayón deseaba como 5º vocal a Jacobo
Villaurrutia, pero que en realidad solo quería hacer tiempo, lo que llevó a Morelos,
ante las evasivas de Rayón, a convocar un Congreso en Chilpancingo, para lo cual
lanzó convocatoria el 28 de junio, cabe señalar que a pesar de sus justificaciones,
López Rayón asistió al congreso y prestó juramento el 4 de noviembre de 1813.

El 14 de septiembre de 1813 se instaló el Congreso en la parroquia de Chilpancingo,


tras un breve discurso de Morelos, se leyeron los Sentimientos de la Nación y la
lista de integrantes del Congreso. Al día siguiente el congreso nombró a Morelos
generalísimo.

El Congreso asumió diversas tareas, entre las que se encontraban la declaración


de Independencia y la Constitución, la primera fue proclamada el 6 de noviembre
de 1813 y fue firmada por Quintana Roo, Herrera, Bustamante, Verdusco, Liceaga,
Ortiz de Zarate y López Rayón, aun cuando se debe consignar que éste último
deseaba consolidarla bajo el nombre de Fernando VII.

Se elaboró la Constitución de Apatzingán sancionada el 22 de octubre de 1814.


Constitución provisional, para en tanto la Nación se liberaba de los españoles y se
diera una permanente.
El 22 de octubre de 1814 se sancionó en la ciudad de Apatzingán el Decreto
Constitucional para la libertad de la América Mexicana, el 22 de diciembre de 1815
Morelos muere fusilado en San Cristóbal Ecatepec.

La Constitución de Apatzingán se componía de 242 artículos, cuenta con una parte


dogmática que comprendía del artículo 1º al artículo 41, en ella se establecen como
principios y elementos constitucionales, la religión católica como religión de Estado,
la definición de soberanía se establece como la facultad de dictar leyes y darse su
forma de gobierno que más le convenga a la Nación y radica originariamente en el
pueblo y su ejercicio en la representación nacional compuesta de diputados.

La Constitución de Apatzingán establecía la representación supletoria en caso de


que no pudiera efectuarse la elección correspondiente y en el artículo 9 refrenda un
principio que desde el siglo XIII contenían las 7 Partidas, el título de conquista no
legitima los actos del conquistador, esto para preservar a la nación de los ataques
internos, el artículo 10 calificaba a los ataques contra la soberanía del pueblo como
delitos de lesa humanidad.

Los artículos 13 al 17 regulaban la calidad de ciudadanos y los artículos 18 y 23


establecían las características de la ley. En el capítulo V de la parte dogmática se
establecieron los derechos de igualdad, seguridad, propiedad y libertad de los
ciudadanos en tanto que el artículo 41 establecían la obligación de los ciudadanos.

Cabe hacer mención especifica en el artículo 24; la felicidad del pueblo y de cada
uno de los ciudadanos consiste en la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La
integra conservación de estos derechos es el objeto de la institución de los
gobiernos y el único fin de las asociaciones políticas.

En cuanto la parte orgánica llevaba el título de Forma de Gobierno, en ella se


encontraban desde las provincias que conformaban la América Mexicana, pasando
por la división de poderes que se haría en tres corporaciones; el Supremo Congreso,
el Supremo Gobierno y el Supremo Tribunal de Justicia, con sus correspondientes
atribuciones y sistema electoral, muy semejante al que estableció la Constitución de
Cádiz.
La base para las elecciones la constituían las Juntas electorales de Parroquia, que
a su vez integraban con sus compromisarios o electores a las Juntas Electorales de
Partido, que elegían a un elector de partido que a su vez se integraba a una Junta
Electoral de provincia en cuyo seno se elegía a los diputados.

Los individuos de gobierno eran electos en sesión secreta del Congreso a pluralidad
absoluta de votos, en tanto que también correspondía la nominación de los cinco
individuos que componían el Supremo Tribunal de Justicia al Congreso.

Adicionalmente, y en el marco de la más pura tradición española, la Constitución de


Apatzingán establecía la figura de un Tribunal de residencia compuesta por siete
jueces electos por el Congreso en suerte, entre los nombrados por las provincias,
el papel fundamental del Tribunal de residencia era conocer privativamente de las
causas de los individuos del Congreso, del Gobierno y del Supremo Tribunal de
Justica.

Constitución Federal de 1824 y las ideas fundamentales de los Constituyentes.

Al momento de la promulgación de la independencia de México en 1821 se creó la


Junta Provisional Gubernativa que tuvo como base los postulados del Plan de Iguala
con la misión especifican de convocar a Cortes Constituyentes determinando reglas
y el tiempo necesario para el efecto.

El 6 de febrero de 1822 se nombró a la Comisión que se haría cargo de la instalación


del primer Congreso Constituyente, el cual inició sus trabajos con la presencia de
ciento dos diputados, que desecharon el sistema de dos salas propuesto por Iturbide
y aprobado por la Suprema Junta Provisional Gubernativa.

La suerte del Primer Congreso Constituyente mexicano se decidió cuando tuvo que
enfrentar las pretensiones absolutistas de Iturbide, quien la noche del 18 de mayo
de 1822 con apoyo de la parte del ejército que le era leal y la población de la Ciudad
de México, se proclamó Emperador de la América Mexicana.

El Congreso Constituyente Mexicano de 1823-1824 tuvo un doble papel, por un lado


formular las normas supremas de la nación y de manera simultanea crear la
legislación ordinaria. En cuanto a las normas supremas, el 31 de enero de 1824 se
promulgó en Acta Constitutiva de la Federación Mexicana y el 4 de octubre de 1824
se promulgó la primera Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos.
Ambos documentos tuvieron la calidad de textos supremos y coexistieron con el
atributo de supremacía.

El Acta Constitutiva de la Federación constaba de 36 artículos en ellos se estableció


la forma de gobierno federal y la religión católica como religión única, se aceptó que
los Estados de la federación fueran libres, independientes y soberanos en su
régimen interno, se contempló la división de poderes en legislativo, ejecutivo y
judicial, aún cuando se remitió al texto constitucional establecer las características
y atribuciones que debería tener cada uno de ellos. El gobierno particular de los
Estados también fue objeto de regulación y se debe subrayar la generalidad de sus
características, concluye un capítulo de Prevenciones Generales.

De la Constitución Federal de 1824 se debe resaltar su acendrado espíritu


federalista, de suerte hoy en día, cuando el centralismo se ha impuesto en la
práctica, es difícil entender que en 1824 los Estados de la federación legislaban en
materia de derechos humanos, en educación, y en general en prácticamente todos
los ámbitos de la vida cotidiana, pues la federación tenía facultades
extremadamente limitadas, casi nulas si se les compara con las que acumula hoy
en día. En aquellos tiempos de la vigencia de la Constitución de 1824, las facultades
de los poderes federales se restringían prácticamente a las relaciones
internacionales, la defensa nacional, la hacienda pública federal y la administración
de los territorios federales.

En contrapartida el margen de maniobra de los Estados de la federación era muy


amplio, incluso hoy nos causa asombro observar como algunos Estados, al
conformar su Poder Legislativo tenían Cámaras de Senadores local y Cámara de
Diputados local.

Leyes Constitucionales de 1836 y las Bases Orgánicas de 1843.

Pocos hechos históricos han recibido tantos y tan acres ataques como las 7 Leyes
Constitucionales de 1836, la explicación de tal encono resulta relativamente lógica
si atendemos al hecho de que la explicación histórica que prevaleció a lo largo de
la segunda mitad del siglo XIX y de todo el siglo XX fue la que sostuvieron los
archirrivales del partido conservador; los liberales, quienes a su triunfo, después de
1867, se encargaron de escribir una historia de partido con una marcada tendencia
maniqueísta, los buenos eran ellos, los liberales, los héroes, al contrario los malos,
los culpables de todas las desgracias patrias eran los conservadores.

Los aspectos destacables de las Siete leyes Constitucionales son varios, por
principio debemos recordar que la primera ley constitucional consiste en un catalogo
de los derechos y obligaciones de los mexicanos y habitantes de la República.

La segunda ley constitucional se refirió a la organización de un supremo poder


conservador, poder que los liberales se encargaron de satanizar al grado de que se
perdió la objetividad de su estudio, de esta suerte, resulta extremadamente difícil
sostener que el poder conservador era simplemente un tribunal constitucional
semejante a los que se crearon bajo el auspicio de las teorías de Hans Kelsen.

La tercera ley constitucional regulaba al poder legislativo que se depositaba en n


congreso general compuesto de una Cámara de Diputados y una Cámara de
Senadores, una objeción que se hace con frecuencia a las Siete Leyes es la relativa
a que los individuos que aspiraban a un cargo popular, debían contar con un capital
que produjera determinada renta anual, la cual variaba en relación directamente
proporcional con el cargo a que se aspirara, pues en cuanto fuera más alto el puesto,
más alto debería ser el capital que se tuviera.

La cuarta Ley Constitucional se refería a la organización del Supremo Poder


Ejecutivo cuyo mandato se extendía a ochos años y regulaba cuestiones del consejo
de gobierno y del ministerio.

La quinta Ley Constitucional se refería al Poder Judicial que se ejercía por una Corte
Suprema Corte de Justicia, por Tribunales Superiores de los Departamentos y por
Juzgados de Primera Instancia, los Ministros eran electos de la misma forma que la
elección del Presidente de la República.
La sexta Ley Constitucional se ocupaba de la división del territorio de la República
en Departamentos y la séptima se refería a la forma de variar las leyes
constitucionales.

Como datos de interés podemos observar que, no obstante, el régimen establecido


era el de República Central, el papel que jugaban los departamentos, equivalentes
de nuestros Estados en el sistema federal, era protagónico y de gran importancia
para el desenvolvimiento de la vida de la República.

Se formuló una nueva Constitución que llevó el nombre de Base Orgánicas de la


República mexicana y fueron publicadas el 14 de junio de 1843, su vigencia fue
breve, la Nación Mexicana habría de enfrentar pocos años después, a los Estados
Unidos de América.

Es importante señalar que el título IX del primer proyecto, relativo al control


constitucional, como diríamos hoy en día, o la conservación, como se intituló en su
época, establecía que el control constitucional correspondía a los supremos
poderes y a los Departamentos (entidades equivalentes a los Estados de la
Federación)

En caso que la Suprema Corte se excediera en sus atribuciones la Cámara de


Diputados declaraba la nulidad de sus actos, cuando la conducta inconstitucional
provenía de un acto del ejecutivo, era competencia del Senado anular sus actos, la
Suprema Corte de Justicia de la nación podía anular por una ocasión los actos del
ejecutivo contrarios a la constitución y leyes generales, los gobernadores podían
anular las órdenes que fueran contrarias a la Constitución Política del Departamento
que gobernaban.

El voto particular de la minoría que firmaron Juan José Espinosa de los Monteros,
Octaviano Muñoz Ledo y Mariano Otero en el título X de su proyecto fue el mismo
proyecto que habría de engrandecer a Otero cuando lo presentó como voto
particular en el Congreso de 1847 y con él se elevó a rango constitucional el amparo.

El segundo proyecto, aún de corte centralista, nos presenta un catalogó muy


completo de derechos humanos y civiles con un título especial dedicado a las
garantías individuales, separando éstas, en garantías de igualdad, libertad,
seguridad y propiedad.

La Constitución de 1857

La Constitución Política de la República Mexicana de 1857 fue una constitución de


ideología liberal redactada por el autor del Congreso Constituyente de 1857 durante
la presidencia de Ignacio Comonfort. Fue jurada el 5 de febrero de 1857.

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