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LENGUA Y LITERATURA
PRIMER CICLO
VERSIÓN PRELIMINAR - JURISDICCIÓN SANTA FE - 2023
La primera versión del Diseño Curricular de Primer Ciclo es de
septiembre de 2022. La presente es una versión revisada en enero de
2023 sobre la base de diferentes observaciones recibidas hasta ese
momento y vuelta a revisar en función de las sugerencias recibidas de la
Dirección Nacional de Educación Primaria.
LENGUA Y LITERATURA
PRIMER CICLO
FUNDAMENTACIÓN
LENGUAS
nuevos escenarios no alcanza con describir y celebrar la diversidad, además hay que
asumirla con decisiones pedagógico didácticas concretas -que ajusten los discursos
inclusivos a las realidades de los grupos diversos que son hoy la situación
dominante, no la excepción- para superar los restos degradados pero aún presentes
de aquella concepción monolingüe cristalizada en la creencia de que hay que hablar y
pronunciar “bien” para aprender a leer y escribir.
Un proceso al que asistimos desde mediados del siglo XX es la declinación del
purismo lingüístico y la consecuente “reivindicación de Babel” -como sostenía Glissant
en 1983-. El posicionamiento purista propio de siglos anteriores, fundado en la
intolerancia a los contactos, en el rechazo a las influencias y expresiones dialectales,
concebía las lenguas como dadas de una vez y para siempre, como objetos a ser
protegidos del contagio de otras (y subrayemos que desde esa concepción, las teorías
didácticas de aprendizaje y de enseñanza solo podían elaborarse en el lugar de
legítimo origen de cada lengua). En esta misma dirección decolonial, también
asistimos al debilitamiento de concepciones heredadas, sobre la división jerárquica
entre lenguas escritas y lenguas ágrafas (sin escritura), que consideraban
“civilizadoras” a las primeras, mientras las segundas supuestamente primitivas, eran
descalificadas por ser poco aptas para el pensamiento lógico conceptual, la creación
poética o la transmisión de conocimientos. Los fundamentos de estas posturas han
sido severamente cuestionados; no obstante, ambas creencias subsisten y siguen
alimentando prejuicios frente a lenguas y hablas diferentes y sus jerarquías, hasta
extremos de desvalorizar el bilingüismo cuando se trata de hablantes de lenguas
indígenas o ágrafas.
Invisibilizar las lenguas atenta contra la identidad cultural de los pueblos y la identidad
de las personas. Los nuevos escenarios reclaman posturas abiertas -porque las
identidades se definen en relación y contraste con los otros y no en su disolución-, y
desafían al sistema educativo en un doble sentido: por un lado exigen el
reconocimiento de la ampliación de derechos sobre la identidad cultural-lingüística y
de género, que son producto de luchas ancestrales y actuales. Pero como “no basta
con hacer un discurso de elogio a la diversidad” (Ferreiro, 1994:12), por otro lado
requieren una toma de decisiones específicas en las propuestas didácticas de
alfabetización, con el objetivo de evitar el fracaso, aumentar la inclusión e incentivar el
desarrollo de trayectorias escolares deseables.
La lingüística aporta otros conceptos que enriquecen la perspectiva de la diversidad
sobre aspectos de gran incidencia en el proceso de alfabetización, dado que la
plasticidad de la facultad del lenguaje humano ha permitido la generación de lenguas
diversas a través de sustancias significantes diferentes. La primera de ellas es la
sustancia fónica de las lenguas orales o habladas, la segunda, en orden de aparición
histórico, es la sustancia gráfica de las lenguas escritas y finalmente la sustancia
gestual de las lenguas de señas (Alisedo, 2015). Por su parte, la sociolingüística
suma el concepto de variación permanente de las lenguas. Algunas variedades
dependen de los hablantes (lectos) y otras, de la situación comunicativa o contexto en
los que se usa la lengua (registros). El uso de las lenguas orales y de señas está
marcado por la variedad, término que hace referencia a distintas manifestaciones de la
variación, ya sean variedades dialectales (geográficas) o sociolectales (atribuibles a la
clase social, el género o el registro). Convocar estos conceptos intenta reconocer su
gravitación en el proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura donde se produce
el acceso a lenguas escritas desde distintas sustancias significantes e innumerables
variedades orales.
Por otra parte, una concepción muy extendida sobre las lenguas, es su definición casi
excluyente como medio de comunicación. “Si se la considera así -como lo hace
nuestra sociedad- se la violenta en el sentido de que se olvida que el lenguaje -en
particular, el lenguaje poético- no es sólo el medio, sino también el fin de la
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comunicación” dice Bordelois (2003: 12). Las lenguas tienen función comunicativa,
pero tienen además una función epistémica, comprometida con el pensamiento, con
la producción de conocimiento y con la construcción y transformación de saberes.
Olson (1998) sostiene que la escritura fue responsable de hacer conscientes diversos
aspectos de la lengua oral, es decir, de transformar esos aspectos en objetos de
reflexión y análisis; señala que los sistemas gráficos que hemos inventado sirven para
conservar la información pero fundamentalmente proporcionan modelos que nos
permiten ver el lenguaje, el mundo y nuestra mente de un modo nuevo.
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Lenguas y lenguajes
Mientras en inglés y alemán existe un solo término para designar lenguaje y lengua
(language y Sprache respectivamente) en las lenguas romances o latinas existen
palabras diferentes para designar ambos conceptos: langage/langue (francés); en
italiano: linguaggio/lingua; en español: lenguaje/lengua; en portugués:
linguagem/lengua; en catalán: llenguatge/llengua. El uso indistinto de ambos términos
en el habla común, “se ha trasladado al ámbito académico y educativo, de tal manera
que, en ciertos trabajos académicos, todo es lenguaje” (Alisedo, 2015).
Si bien los expertos comprenden el significado del término en cada caso, es
importante distinguir debidamente los conceptos de lenguaje y lengua porque esa
definición constituye la base de las diferencias entre los procesos cognitivos que
tienen lugar en el aprendizaje de uno y otro, lo cual incide en las didácticas
específicas. La facultad del lenguaje es una capacidad propia de la especie humana,
una herencia biológica que permite a los humanos adquirir con facilidad la lengua
natural (materna o primera) de su comunidad. El lenguaje como facultad innata, como
potencialidad para aprender lenguas naturales, se diferencia de la lengua como
sistema lingüístico, como idioma particular de cada comunidad y cultura.
Las lenguas comparten con los lenguajes la dimensión semiótica general y también
comparten los niveles de análisis. Pero a diferencia de los lenguajes, las lenguas son
sistemas de “doble articulación” (Martinet, 1977), cualidad que les permite
descomponer sus unidades con significado -por ejemplo, las palabras- en unidades sin
significado como los fonemas (en el signo lingüístico oral) y los grafemas (en el signo
lingüístico escrito). El solo hecho de que exista este nivel de análisis del
significante, establece una diferencia drástica entre lenguajes y lenguas, diferencia
que debe ser asumida con responsabilidad por los didactas dada su importancia en el
tipo de enseñanza que requieren, y en particular en la didáctica de la lengua escrita,
que requiere enseñanza sistemática. En todos los niveles de la educación
Literatura y alfabetización
La lectura de literatura en la escuela primaria es todavía un territorio en disputa. Los
mandatos fundacionales de las instituciones escolares sostuvieron la necesidad de
imponer un modelo unitario de Nación sostenido en un trabajo con la lengua y los
textos que, al tiempo que propuso modelos de lectura, difundió lecciones moralizantes
afines a la construcción de un modelo de ciudadanía. Esta fuerza fundacional fue la
que impulsó la escritura de textos basados en la ideología un Estado, una Nación, una
Lengua que aún hoy disputan, bajo pretensiones falsamente didácticas, el espacio que
deberían ocupar los textos considerados “literarios” por la teoría.
Es en este sentido que enseñar a leer literatura en la Escuela Primaria propone una
serie de desafíos. Por un lado, propiciar la presentación de textos literarios de calidad.
Por otro, brindar los saberes necesarios acerca del sistema de escritura que
construyan, sistemática y paulatinamente, la posibilidad de la lectura autónoma de los
textos al mismo tiempo que se generan espacios para habitar una experiencia
estética con la literatura, es decir abordajes de textos en los cuales se permita la
profusión de sentidos.
El Primer Ciclo, en su continuidad con el Nivel Inicial, profundiza el contacto de niñas
y niños con la dimensión estética del lenguaje, con el texto literario en tanto objeto
artístico a partir del cual es posible propiciar una experiencia para adentrarse en el
campo de la literatura como un dominio autónomo. En términos de derecho, la
presencia de la literatura en la escuela posibilita la apropiación de bienes culturales
heredados. Viene de la mano de la imaginación y la posibilidad de compartir sentidos
en el marco de la ficción. Ofrece formas diversas de representación de la realidad que
permiten a niñas y niños la construcción de sentido sobre reglas diferentes a las de
otros textos, la exploración de mundos imaginarios, la expansión de la experiencia, y la
construcción de subjetividad.
Acordamos que la lectura, en tanto es un saber social y complejo, no se aprende
únicamente en la escuela y con los docentes. Diversos aspectos que aportan a su
aprendizaje pueden estar en manos de diferentes mediadores de lectura
-bibliotecarios, actores, narradores, mercado editorial, autores, familia, etc.-, Se puede
leer en diversos ámbitos –bibliotecas populares, grupos de taller, ferias del libro,
centros barriales, sindicatos- y con distintos objetivos -proveer experiencias atractivas
de lectura, compartir comentarios, lograr una relación óptima entre libros, lectores y
lecturas; promover el deseo de leer, compartir recomendaciones, fomentar hábitos de
lectura, préstamo y compra de libros, etc. Sin embargo, la sistematicidad requerida
para el aprendizaje del sistema de escritura y de los marcos teóricos que organizan y
enriquecen la lectura de los textos literarios es una tarea específica de la Escuela. En
este sentido, para acompañar las trayectorias escolares se debe mantener un sano
equilibrio entre actividades de promoción o animación de la lectura y las de
enseñanza de la lectura, que requiere una didáctica específica y en nuestro país,
docentes que posean esos saberes y del trabajo organizado en un contexto
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institucional. Siendo que ambos aspectos son partes de la formación del lector y de la
educación literaria (Colomer, 2001).
Durante el Primer Ciclo la lectura de los textos literarios deberá estar mediada por las
y los docentes. Esta mediación hace necesaria la presencia de estrategias de lectura
que tengan como objetivo el desarrollo de la autonomía lectora de las niñas y los
niños. Para generar propuestas organizadas que aporten a la enseñanza de saberes
sobre la literatura, la selección de textos para leer en Primer Ciclo se orienta a:
▪ La presentación de textos entramados en itinerarios de lectura. Estos itinerarios
proponen diálogos entre textos que permiten focalizar temáticas o procedimientos
que aportan a la construcción de los múltiples sentidos.
▪ Construir itinerarios de calidad que propongan desafíos de lectura a niñas y
niños. Los libros del Plan Nacional de Lecturas sirven como referencia ineludible.
▪ La reflexión acerca de las características de los diversos géneros literarios,
relacionados con el tiempo y el lugar en los cuales se produjeron los textos,
trabajadas de manera intuitiva en Nivel Inicial. Algunas de las categorías y
características cuyo análisis permite sistematizar un saber sobre los textos
literarios son:
o en textos narrativos: el análisis de personajes y conflictos
presentes en las colecciones, el tratamiento del tiempo y del
espacio, la organización de la información.
o en textos teatrales: aparecen en las dinámicas que involucran
títeres o máscaras; así como en textos que se construyen en
clave conversacional. Invitan a revisar las estrategias
representacionales que involucran la polifonía y el diálogo.
o en los textos poéticos: los juegos sonoros, de imágenes y de
variaciones de sentido
▪ Abordar los textos literarios con perspectiva de género.
▪ El desarrollo de propuestas que evidencien las diferencias culturales y lingüísticas
presentes en el territorio provincial.
Políticas de alfabetización
Como dijimos, las políticas de alfabetización se inscriben en el marco más general de
las políticas lingüísticas y refieren en particular a enseñar a leer y escribir lenguas
escritas, sea cual fuere la lengua materna (oral o de señas) desde la que se aprendan.
En este sentido, es prioritario mapear el territorio para conocer y asumir las situaciones
y contextos sociolingüísticos de la alfabetización y de ese modo, atender mejor las
características de la población a alfabetizar.
Sin embargo, una política de alfabetización no debe responder solamente a la
diversidad contextual (cultural, histórica, étnica, etaria o sociolingüística) de los
grupos e individuos. Debe contemplar, en igual medida, las cualidades de las lenguas
escritas, los aspectos psicolingüísticos del aprendizaje y fundamentalmente las
propuestas metodológicas de enseñanza que se impulsan desde el sistema
educativo para alfabetizar en una institución específica: la escuela.
Para diseñar propuestas que respondan a esta complejidad, existen dos grandes
opciones:
▪ Una primera opción, que consiste en atender parcial y fragmentariamente cada
una de las situaciones identificadas, con propuestas ad hoc, hechas a medida para
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Obstáculos y riesgos
Para contribuir al trabajo institucional, las políticas públicas de alfabetización además
de garantizar el carácter común, universal e inclusivo de las propuestas, deben
analizar y operar de antemano sobre los obstáculos previsibles, reconocidos como
dificultad en cada etapa del proceso de alfabetización. Numerosas investigaciones
abordan este tema y permiten anticiparse a los obstáculos para evitarlos.
Uno de los principales obstáculos son las concepciones lábiles de alfabetización,
concepciones metafóricas, imprecisas, extremadamente abarcadoras que por ello, no
señalan de modo explícito los saberes básicos necesarios para leer y escribir.
Concepciones difusas que, no obstante, se hacen muy concretas cuando los
estudiantes no logran aprender, puesto que el fracaso no se produce en el sentido
metafórico del término sino en el sentido más estricto y profundo de la alfabetización
que es saber leer y escribir con fluidez, corrección y autonomía propia de cada nivel
educativo. Por eso, es imprescindible deslindar las metáforas de la alfabetización y
transparentar su sentido para propiciar un trabajo organizado sobre contenidos
explícitos, acordados y ligados a construcciones metodológicas también explícitas que
brinden seguridad en la tarea a los equipos institucionales.
Estrechamente relacionado con el anterior, un obstáculo importante es la confusión
entre lenguajes y lenguas al que ya se hizo referencia. Leer en sentido general, es
construir sentido procesando lenguajes, entre los que se encuentran los lenguajes
artísticos, pero leer, en sentido estricto, es construir sentido procesando además, la
lengua en la que está escrito el texto. Esta diferencia es crucial e insoslayable. El
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Inadecuadas en este caso, significa que son (1) anacrónicas -es decir metodologías que fueron
superadas por sus magros resultados y que no poseen fundamentos teóricos- o bien que son (2)
insuficientes para lograr que las personas lean y escriban con autonomía.
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EJES ESTRUCTURANTES
Los contenidos toman como base los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (N.A.P.). En
consonancia con ellos, los ejes que los estructuran y organizan son oralidad, lectura,
escritura y reflexión sobre la lengua y los textos (sistema, norma y uso). No obstante,
los contenidos de la comprensión y producción oral (escucha y habla) que en los
N.A.P se presentan de modo independiente, en este diseño se proponen en relación
con la lectura, la escritura y las rutinas organizadoras de la actividad escolar. Estos
ejes se entrelazan de múltiples formas en los contenidos que se plantean para el
Primer Ciclo, como vemos a continuación.
CONTENIDOS
Para la secuenciación de los contenidos se han tenido en cuenta los siguientes
criterios, que han sido considerados como se plantean en los N.A.P., de forma
simultánea o conjunta y no aislada:
1. El grado de autonomía en la realización de tareas de lectura y de escritura por
parte de los alumnos.
2. El incremento de variables paralelas a tener en cuenta en la resolución de tareas.
3. El grado de compromiso metalingüístico (desde procedimientos que solo tienen en
cuenta la intuición lingüística hacia la resolución de tareas en las que se involucran
conceptos metalingüísticos)
4. El grado de tipicidad de los elementos analizados (desde los casos típicos,
regulares hacia los menos típicos o irregulares).
PRIMER GRADO
Los primeros contenidos a explicitar son aquellos que apuntan a la constitución y
organización del grupo y las rutinas escolares. Diariamente cantar y/o recitar para
organizar y diferenciar los tiempos y espacios de la jornada escolar: entrar y salir del
aula, sacar y guardar útiles y materiales de trabajo, prepararse para trabajar en el
cuaderno, anticipar la escucha de lecturas en voz alta, desplazarse al patio o
biblioteca, lograr silencio y concentración, trabajar todos en el pizarrón, etc. Lo mismo,
con la lectura y escritura: identificación de aulas, mesas, objetos, pertenencias; listas
de asistencia, agendas de cumpleaños y fechas importantes para el grupo, etc. Estas
prácticas deben continuarse desde el Nivel Inicial en primero y segundo grado.
Lectura compartida con los compañeros, el docente en taller (de manera habitual y
sistemática) de textos literarios organizados en itinerarios. Escucha de la lectura en
voz alta y conversación sobre los textos leídos. Escucha reproductiva de textos
breves para memorizar y luego recitar grupalmente y/o dramatizar fragmentos
seleccionados. Escucha de los textos para renarrar.
Lectura y escritura2 de palabras, de oraciones y de fragmentos breves de textos3
leídos en su totalidad y trabajados en secuencias didácticas. ¿Qué textos, qué
palabras?
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Dos contenidos relevantes del Primer Ciclo, a saber: la lectura de textos organizados en itinerarios de
lectura y la escritura, reformulación y revisión de textos de diverso tipo, en colaboración con el docente
son intensificados en el taller de lectura y en el de escritura respectivamente. Asimismo, la renarración y
conversación sobre textos literarios se intensifica en el taller de lectura de textos literarios.
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¿Qué textos? Hacemos referencia a los textos pertenecientes al Plan Nacional de Lectura, el Programa
Libros para aprender y a Mi libro Curioso, que también se leerán en el taller de lectura y en el de escritura.
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Ver en el Anexo 1 El abecedario o alfabeto pedagógico.
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(Por ejemplo: El libro de los cerdos de Anthony Browne). Los textos que abordan
parejas desparejas como ¡Sígueme! (Una historia de amor que no tiene nada de
raro) de José Campanari y Roger Olmos también pueden considerarse en esta
instancia.
o Colecciones de textos poéticos como canciones, adivinanzas, colmos,
tantanes, jitanjáforas) que promueven el desarrollo de estrategias lúdicas:
Repetición de secuencias, de personajes, etc. Repetición de estructuras
sintácticas (paralelismos). Repetición de sonidos o grupos de sonidos (rimas.
anáforas, aliteraciones, estribillos).
o Cuentos que recuperen personajes y espacios característicos de los textos
literarios. Por ejemplo: cuentos que se desarrollan en un determinado
escenario (el bosque), cuentos donde los animales hablan, cuentos con
personajes arquetípicos: gigantes, ogros, brujas, etc.
o Cuentos que propongan una mirada desconcertante sobre el mundo cotidiano.
En particular, los que presenten la división entre los espacios oníricos,
ficcionales y autoficcionales y el mundo de la vida cotidiana (Por ejemplo:
Donde viven los monstruos. Maurice Sendak; Cambios de Anthony Browne)
Esta particularidad referida al extrañamiento del mundo cotidiano puede ser
presentada, asimismo, mediante literaturas que recurren a la variación de las
escalas (Doña Clementina, queridita, la achicadora. de Graciela Montes, Zoom
de Itzvan, Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll.)
▪ Descripción de los géneros literarios trabajados haciendo foco en los arquetipos a
partir de los cuales caracterizar personajes y lugares habituales en las literaturas
infantiles y en los procedimientos que permiten la construcción de las ficciones. En
el caso de la narración: presentación del espacio, personajes, frases de inicio de
los textos, lectura y producción de renarraciones; escritura colectiva de nuevas
versiones (en historias que ocurren en el mismo lugar o donde participan los
mismos personajes) y adaptaciones (cuando pensamos el texto para contárselo a
las niñas y niños de Nivel Inicial o cuando lo adaptamos a otros formatos como
dramaturgia de títeres o el teatro)
▪ En el caso de la poesía hacer foco en las marcas formales que permiten el juego
con el sonido: las rimas y las aliteraciones. Abrir el juego hacia la construcción de
expresiones absurdas a partir de un trabajo lúdico con la lengua, como los
trabalenguas.
SEGUNDO GRADO
En Segundo Grado, que es parte de la unidad pedagógica, se continúa la enseñanza
de los contenidos de primer grado. Se mantienen los contenidos lingüísticos (cantar,
recitar, etc.) para la organización del grupo en la jornada escolar y la separación de
diferentes momentos y actividades. Así como el uso de la lectura y la escritura en las
rutinas diarias.
Lectura compartida con los compañeros, el docente en taller (de manera habitual y
sistemática) de textos literarios organizados en itinerarios. Escucha de la lectura en
voz alta y conversación sobre los textos leídos. Escucha reproductiva de textos
breves para memorizar y recitar grupalmente. Escucha de los textos para renarrar y/o
dramatizar.
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¿Qué textos? Hacemos referencia a los textos pertenecientes al Plan Nacional de Lectura, el Programa
Libros para aprender, algunos de los cuales se leerán en el taller de lectura y en el de escritura.
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Sugerimos la lectura del Anexo 2, particularmente para docentes noveles o para aquellos que desean
repasar los grupos consonánticos y el grado de dificultad de las palabras en español.
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Son los casos desarrollados al final de la página 8.
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TERCER GRADO
En tercer grado se consolidan los aprendizajes de primero y segundo y se abre un
trabajo de reflexión sobre lo aprendido cuyo desarrollo continuará hasta el final de la
escolaridad primaria. Reflexión sobre lo aprendido y ejercitación sobre los contenidos
más difíciles de lograr. Reflexión sobre la lengua y los textos.
A la escucha de lectura en voz alta de textos cada vez más extensos y complejos y la
conversación sobre los textos leídos, así como la escucha reproductiva de textos para
memorizar, recitar grupalmente y renarrar, se le suma la lectura en voz alta, fluida,
colectiva e individual de textos o fragmentos trabajados en secuencias didácticas
desde primer grado, y leídos en voz alta grupalmente en los años anteriores.
Lectura compartida con los compañeros, el docente en taller (de manera habitual y
sistemática) de textos literarios organizados en itinerarios. Escucha de la lectura en
voz alta y conversación sobre los textos leídos. Escucha reproductiva de textos
breves para memorizar y recitar grupalmente. Escucha de los textos para renarrar y/o
dramatizar.
Se comienza a trabajar la escucha en relación con la exposición de la o el docente
sobre diferentes temas o contenidos de la lengua, la literatura y las ciencias..
La ubicación del lugar de la duda ortográfica y el reconocimiento de convenciones
ortográficas propias del sistema se profundiza con la memorización de las opciones
correctas en colecciones de palabras trabajadas en los años anteriores y en nuevas
palabras, propias de las rutinas escolares y de los textos literarios y no literarios que
se leen y escriben en tercer grado.
La lectura de textos se complejiza con la reflexión sobre el léxico, que implica
reconocer las relaciones semánticas entre las palabras de los textos y el
reconocimiento de la red semántica de textos leídos.
La reflexión sobre el léxico se focaliza en: palabras que nombran (sustantivos
comunes y propios, sus diferencias semánticas y ortográficas); palabras que califican
(adjetivos calificativos); palabras que indican acciones (verbos de acción); palabras y
expresiones que indican el lugar y paso del tiempo en las narraciones; relaciones
semánticas de sinonimia y antonimia; formación de familias de palabras derivadas de
una raíz común.
La escritura y reformulación de oraciones por agregado y eliminación de palabras se
complejiza con la exploración del orden sintáctico y la concordancia entre sus
elementos y con la reflexión sobre las funciones de la coma en enumeraciones y sus
diferencias con el punto final de la oración.
El trabajo de primero y segundo grado de exploración del uso de grafemas para
producir nuevos significados se complejiza con la reflexión sobre el uso de los signos
de exclamación e interrogación, grafemas que diferencian intenciones pragmáticas
de parte de quien las enuncia, y diferentes curvas tonales en la oralidad. El uso y
reflexión sobre la pregunta oral y su correspondencia con los signos de interrogación.
La elaboración de respuestas simples sobre temas conocidos previamente a través de
la lectura. La ortografía de oraciones interrogativas y exclamativas.
Lectura de itinerarios que permitan conocer autores y problemáticas
contemporáneas. Se pueden organizar itinerarios que consideren:
▪ Textos que permitan reflexionar sobre problemáticas contemporáneas que
atraviesan los niños en la vida cotidiana: las relaciones de entre las personas
que forman parte de la comunidad, el cuidado de mundo como lugar
compartido. Por ejemplo: El surubí y el mar de Adela Bach, ¡Qué niño más
lento! de Lucía Serrano, ¿Es tuyo este perro? de José Sanabria.
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CONSTRUCCIONES METODOLÓGICAS
Desde los inicios del alfabeto hasta el siglo XIX la alfabetización comenzó por la
enseñanza de unidades no significativas (letras y sílabas) a partir del método
alfabético creado por los griegos y de los posteriores métodos silábicos. Sobre finales
del XIX y desde principios del XX surgió una marcada preocupación por el papel de la
comprensión como vía de acceso al aprendizaje de la lectura y la escritura. Esta
preocupación se mantuvo durante todo el siglo y produjo avances que fueron
introduciendo primero la palabra (global o generadora), y más tarde la frase sencilla
que dio origen a métodos de la frase u oración, que no alcanzaron la difusión masiva
que sí tuvieron los basados en la palabra. Luego, sin abandonar la palabra -como
unidad para enseñar el sistema alfabético en los grados inferiores- se planteó el texto,
como puede verse en la obra de Luis Iglesias y su propuesta didáctica de la libre
expresión para la escritura. A todo esto se sumó más tarde la propuesta de taller, que
aportó nuevas formas de abordar los procesos de lectura y escritura. De este modo, el
campo de la didáctica de la lengua, en el que se venía impulsando un modelo retórico
de “composición-tema” se vio enriquecido en la segunda mitad del siglo XX con la
libre expresión y los talleres que progresivamente han ganado espacio entre las
consignas que aparecen en manuales y libros escolares.
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Más recientemente se sumó el trabajo con los portadores de textos y los contextos
culturales a los que estos últimos pertenecen, ya que permiten a lectores y escritores
-principiantes y no- comprender mejor las funciones de la lengua y la comunicación
escritas y contactarse a la vez con datos culturales y lingüísticos diversos.
Nuevamente, la didáctica se vio enriquecida, en este caso con los aportes del enfoque
sociocultural de la lectura. Por la misma época, niñas y niños fueron conquistando la
libertad de “escribir como pueden” desde Nivel Inicial lo que durante mucho tiempo les
había estado vedado.
En los enfoques teóricos actuales sobre alfabetización inicial existe consenso sobre
un conjunto importante de aspectos metodológicos, a saber: la lectura asidua de
buena literatura y textos diversos, el desarrollo de experiencias significativas
compartidas con lectores expertos, la información precisa frente a preguntas e
intereses de niñas y niños, los beneficios del juego. Todos estos aspectos gozan de
reconocimiento desde la alfabetización temprana, en particular la idea de que el
principio de la alfabetización debe estar siempre ligado al trabajo con unidades
significativas, es decir involucrar desde el comienzo a niñas y niños en situaciones de
comprensión y construcción activa de significados que les permitan ir
comprendiendo para qué sirve la escritura, qué representa, cómo es y cómo funciona.
ENFOQUES EQUILIBRADOS
En este proceso histórico se produce a finales de la última década del siglo pasado, la
evaluación de diferentes metodologías que a lo largo de la centuria se mantuvieron sin
contacto- y hasta enfrentadas- para enunciar nuevos consensos respecto de la
complementariedad de algunas de ellas, y del equilibrio necesario en las propuestas
de alfabetización inicial (siempre referidos a lenguas alfabéticas), en un mundo con
aulas cada vez más diversas y plurilingües. Los aspectos más relevantes son los
siguientes:
Equilibrio entre métodos que abordan el código escrito y métodos basados en la
comprensión o el significado, lo cual significa equilibrar el énfasis entre la comprensión
global y contextualizada del texto y las habilidades particulares (como la memorización
de las correspondencias fono-gráficas y la ortografía).
Equilibrio entre la enseñanza directa y explícita del/la docente para toda la clase sobre
un mismo contenido y el aprendizaje por descubrimiento del alumno.
Equilibrio entre el uso de métodos de lectura con actividades secuenciadas y otras
actividades curriculares basadas en las necesidades del alumno; lo que
significa un equilibrio entre enseñanza planificada para desarrollar el curriculum
común y una enseñanza no planificada o eventual a la que se le da lugar en el
aula en ocasiones necesarias. Esto significa un sano balance entre momentos
de secuencias estructuradas y momentos en los que esa estructura se
flexibiliza para atender intereses momentáneos y aun particulares. Los talleres
son también espacios para retomar y expandir dichos intereses.
Equilibrio entre la enseñanza a partir de estrategias de intervención incidental para
atender a los alumnos en forma individual o focalizada y clases o momentos de
intervención explícita y colectiva.
Equilibrio entre el uso de observaciones y evaluaciones informales (que realizan
periódicamente maestros, equipos directivos y de supervisión) y la evaluación
formal de las pruebas estandarizadas.
Equilibrio entre el uso de publicaciones comerciales y el de materiales específicos
publicados para la enseñanza; es decir, mantener el equilibrio entre el material
seleccionado por parte del alumno y el que el/la docente recomienda. (Este
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punto se explicita para aquellos casos en que se utilizan un único libro “oficial”
de lectura para todas las escuelas, que no es el caso de nuestro país).
Hasta aquí, el texto pretende ubicarnos en la extensa y rica historia metodológica de la
alfabetización inicial en lenguas alfabéticas, para asumir que cuando hablamos de
metodología no nos referimos a una moda, ni a criterios sobre el gusto personal, a
creaciones momentáneas, individuales y rápidamente descartables. Tampoco
hablamos de prácticas mecanizadas “aplicadas” sin reflexión. Por el contrario, las
metodologías de alfabetización inicial son construcciones en las que se van
introduciendo modificaciones a partir de avances que se producen en diferentes
campos de investigación, que aportan a la didáctica de la lengua y requieren
evaluación periódica.
En cualquier campo, las metodologías son construcciones valiosas que se utilizan para
llevar adelante trabajos complejos. Así como en el campo de la investigación
disponemos de numerosas estrategias y técnicas para abordar los diferentes objetos
de conocimiento, en alfabetización inicial, cuando niñas y niños se acercan a un objeto
cultural desconocido como es para ellos la escritura, tienen que aprender formas de
conocer, de abordar, de apropiarse de ese objeto de un modo que les sea posible a
todos, porque para impulsar la alfabetización como derecho, nuestra aspiración
metodológica debe tener como finalidad que todos aprendan en ese contexto
institucional diverso y colectivo llamado escuela. Con esa finalidad y en ese contexto,
sostiene Edelstein (1996) que:
Definir lo metodológico implica el acercamiento a un objeto que se rige por una lógica,
particular en su construcción. A ello hay que responder en primera instancia. Penetrar
en esa lógica para luego, en un segundo momento, atender al problema de cómo
abordar el objeto en su lógica particular a partir de las peculiaridades del sujeto que
aprende. (Edelstein, 1996:81)
En este sentido, una metodología no es una construcción aplicable a cualquier
contenido, en cualquier tiempo y contexto, sino una construcción basada en la lógica
del objeto de conocimiento y en las peculiaridades de los sujetos que lo aprenden. La
excluyente preocupación por los contenidos o los sujetos involucrados en el
aprendizaje suele olvidar o dejar en segundo plano las formas de enseñanza, lo cual
genera un gran problema porque “las vías o modos propuestos para la circulación o
construcción del conocimiento permiten ciertos desarrollos y otros no” (Edelstein y
Litwin, 1993), es decir que una propuesta metodológica propicia un tipo de
construcción de los contenidos al tiempo que impide otros: unos contenidos
enseñados de diferentes formas terminan siendo diferentes contenidos.
Un ejemplo típico de esto es lo que sucede con grupos de niñas y niños de primer y
segundo grado a quienes se alfabetiza a partir de aprestamiento y letras, sin lectura de
textos, sin construcción de sentido y sin comprensión global previa sobre parte de qué
cosa es una letra. Después de un tiempo deambulando entre grafismos, vocales y
sílabas, aprenden que la lengua no tiene sentido, que la lectura no sirve para pensar el
mundo ni para comunicarse y que escribir es juntar letras, lo que más tarde acarrea el
problema de escribir como hablan. Es irremediable que una propuesta que toma ese
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LA LÍNEA DE LARGADA
En una trayectoria ideal y abstracta, la alfabetización temprana que niñas y niños
reciben en sus hogares de modo asistemático e informal y también en los jardines
maternales, se retoma en la alfabetización inicial, que coincide con el inicio de la
educación obligatoria sistemática y se desarrolla en Nivel Inicial y en los primeros tres
años de la educación primaria, en el que se establecen las bases del sistema de
escritura, se consolida un primer nivel de autonomía en los procesos y prácticas de
lectura y escritura.
La Educación Primaria tiene su línea de largada en la unidad pedagógica de Primer
Ciclo. Según la normativa vigente pueden ingresar niñas y niños habiendo o no
cursado el Nivel Inicial. Por este motivo, no es posible atribuir la alfabetización
temprana a todos y todas las ingresantes y se hace imprescindible trabajar de modo
sostenido para que los tres años el Primer Ciclo constituyan la base firme sobre la cual
se pueda apoyar la alfabetización avanzada. En ella se desarrollan y complejizan las
prácticas de lectura y escritura fundamentalmente en relación con el texto de ciencias
y el estudio de contenidos diversos, con mayor grado de autonomía. Esta etapa
comienza en el segundo ciclo de la educación primaria y se extiende con
profundización y ampliación en varios sentidos, hasta finalizar la educación secundaria
obligatoria.
SECUENCIAS Y TALLERES
Las construcciones metodológicas en que se organiza la enseñanza de los contenidos
de la alfabetización inicial en Primer Ciclo se inscriben en el marco de un enfoque
equilibrado y son básicamente dos muy difundidas: secuencias didácticas y talleres.
La elección de estas construcciones metodológicas no es arbitraria, sino que responde
a la naturaleza de los saberes que se focalizan en los diferentes espacios propuestos.
Es importante considerar que cuando enseñamos a leer y escribir consideramos tres
situaciones que deben estar necesariamente presentes en una clase de lengua:
▪ leer textos
▪ analizar textos con una mirada lingüística (es decir, enseñar los elementos
que permiten caracterizar el texto leído y el sistema de escritura y cuyo
aprendizaje aporta a la escritura de nuevos textos)
▪ escribir textos en principio, dictados al docente y gradualmente de manera
autónoma
La propuesta metodológica que guía este diseño propone hacer foco, en diferentes
franjas horarias, en cada una de estas situaciones. El taller de lectura de textos
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literarios, propuesto para ser trabajado durante una hora semanal, se organiza a
partir de la presentación de itinerarios de lectura. La propuesta didáctica para este
espacio enfatiza la conversación literaria, que permite indagar los múltiples sentidos
surgidos en la lectura de los textos, caracterizar los elementos formales de los textos
presentados, propiciar la producción y el registro de renarraciones y generar
relaciones intertextuales con otros textos de la serie o con otros, aportados por las y
los estudiantes.
Por su parte, el taller de escritura también está propuesto para ser trabajado durante
una hora semanal. En este espacio se propone el desarrollo de la escritura con
creciente nivel de autonomía por parte de las y los estudiantes. Las propuestas del
taller de escritura cumplen con una doble condición:
Se espera que niñas y niños puedan realizar cada una de las propuestas de este
espacio con relativa autonomía por eso este taller se encuentra además relacionado
de manera ineludible con los saberes que cada estudiante posea sobre el sistema de
escritura.
Por último se destinan cinco horas para la enseñanza del sistema de escritura, con el
objetivo de que niñas y niños den continuidad al proceso iniciado en el nivel anterior
para descubrir cómo es y cómo funciona dicho sistema. Dada la complejidad y
variedad de estos saberes, y considerando, además, que son ineludibles para
garantizar el aprendizaje de la lectura y la escritura, se propone una construcción
metodológica de secuencias didácticas que contienen un amplio y diverso abanico de
actividades en las que cobran significación los procesos y prácticas de lectura y
escritura. En estas horas se focalizará la enseñanza en las características lingüísticas
de enunciados y textos.
Durante el primer ciclo es fundamental que los textos leídos permitan la memorización
y el análisis del léxico. Por eso, para ser trabajados en esta franja horaria se proponen
textos lecturables, es decir, aquellos que no presentan obstáculos para ser
memorizados a través del juego ni por su extensión o complejidad.
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Los cuatro textos tienen en común el pasaje entre espacios diferenciados a partir del
cual se organiza el conflicto. Uno que dialoga con el mundo “real” y otro donde
suceden las “maravillas”, es decir que trabaja en el umbral entre lo verosímil y lo
maravilloso. Las primeras actividades y preguntas apuntan, entonces, a construir y
recuperar saberes que permitan contextualizar el texto en los imaginarios culturales
para, desde allí, esbozar lecturas inferenciales. Hablamos de actividades y preguntas
porque podemos abrir el diálogo sólo haciendo preguntas o a través de actividades
que involucren el cuerpo y las artes plásticas.
Detengámonos un instante en este inicio de clase y veamos posibles actividades y
consignas de trabajo que permiten indagar en el problema organizador del itinerario.
¿Cómo se puede construir un relato que produzca un extrañamiento respecto de la
vida cotidiana (ya sea porque aparezca el bosque encantado, un desván o una
pantalla como espacios de fuga, la parte de atrás de una cortina como escondite de
seres imaginarios)? Supongamos que el primero de los textos elegidos es “El túnel”.
Primer momento
Primera opción. Estrategia dialógica con las/los estudiantes sentados en grupos
Organización del grupo: en torno de mesas previamente organizadas para el trabajo
en grupos.
La o el docente dice y escribe en el pizarrón una pregunta: ¿Qué cosas podemos
encontrar en un bosque encantado?
Cada grupo decide tres cosas maravillosas que se podrían encontrar en un bosque.
Se toma nota en el pizarrón.
Segunda opción: Construcción de hipótesis de lectura a partir de la presentación
de imágenes
Organización del grupo: Las y los estudiantes entran a un salón donde se presenta
una variedad de imágenes pegadas en las paredes.
La o el docente solicita que cada uno elija alguna a pertenezca a un cuento donde
aparezcan mundos de maravilla. Una vez terminada esa tarea se dialoga, por turnos,
acerca de qué es un relato fantástico y los estudiantes explicarán por qué eligieron
cada imagen. Finalmente se anotan objetos o personajes que puedan aparecer en ese
mundo de maravillas.
Tercera opción: Construcción de hipótesis de lectura a partir de una dinámica de
teatralización
Organización del grupo: El grupo espera afuera del salón y, cuando se abre la puerta,
aparece un túnel de papel (puede construirse con cajas o telas) que se invita a
atravesar.
La docente explica que el túnel invita a llegar a otro mundo. El misterio radica en que,
cuando se atraviesa el túnel, cada uno va a convertirse en “otra cosa” (un animal, un
personaje de cuentos), o simplemente, que, del otro lado del túnel, los movimientos
serán más lentos y las voces más pesadas.
Una vez atravesado el túnel se charla acerca de las transformaciones de cada uno. Se
anotan en un cartel posibles “cambios” que pueden ocurrir en un mundo maravilloso.
Cada una de estas opciones hace foco en la lógica constitutiva de los relatos del
itinerario (un umbral que se atraviesa e implica un universo diferente).
Una vez construidas las inferencias iniciales, es necesario comenzar con la lectura
del texto. En un contexto alfabetizador, lo deseable es que los estudiantes sigan la
lectura del texto, aun cuando no lean de modo convencional. Para ello el texto deberá
presentarse para una lectura colectiva, ya sea proyectado o copiado en afiches.
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Segundo momento
Primera opción: Lectura en voz alta colectiva del texto expuesto
Se realiza una lectura del texto observando cada párrafo y releyéndolo, al menos, una
vez. La primera vez lee la o el docente y, luego, todos, aunque sea un fragmento. Si
bien esta opción es una de las más tradicionales, es importante que se realice
asiduamente para lograr fluidez en la lectura en voz alta. Durante la lectura de los
textos se recomienda charlar, de manera habitual, reflexionar acerca de la importancia
de las marcas suprasegmentales -tonos, signos de entonación, puntos, comas-
selección de segmentos o frases que impliquen modos de leer en voz alta, etc.
Reflexionar acerca de, por ejemplo, las pausas que deben ser hechas cada vez que
aparece un punto o una coma, cuál es la importancia de los signos de entonación,
cómo se realiza la intervención de las diferentes voces cada vez que hay un diálogo.
Recordamos que, estos signos, serán abordados en su particularidad durante las
horas destinadas a la enseñanza de la lengua escrita.
Segunda opción: Lectura acompañada con imágenes
La o el docente comienza la lectura del texto y, luego de cada párrafo, se busca en un
banco de imágenes la que corresponde a esa parte de la secuencia narrativa. Otra
opción, en el caso del libro álbum, es analizar la relación entre el texto y la imagen y
observar qué sentidos aportan las ilustraciones. Esta forma de leer permite la
recursividad de la lectura y tener una colección de imágenes que habilita la renarración
después de la lectura. En grupos que no están acostumbrados a que “se les lea”
habitualmente, ayuda a mantener la atención ya que evita que niñas y niños se
distraigan y pierdan la lógica de la narración.
Tercera opción: Teatralización de la lectura
La utilización de recursos didácticos, por parte de la o el docente, llama siempre la
atención de niñas y niños: sombreros, antifaces, títeres que salen de una caja, permite
adoptar caracteres de los distintos personajes, sobre todo cuando el relato se
construye en un diálogo como es el caso de muchos de los libros de literatura para
niños. Además de facilitar la lectura, agiliza la comprensión de los intercambios
discursivos. En este caso, el texto puede estar expuesto y se va siguiendo su lectura.
Cuarta opción. Actuación de la lectura.
Se propone a niñas y niños actuar la lectura mientras la o el docente la realiza. Luego
de esa primera lectura se presenta el texto escrito y se propone una segunda lectura.
Este procedimiento tiene la ventaja de que los estudiantes acceden a una lectura, a la
materialidad del texto escrito, cuyo contenido les resulta conocido y facilita el
aprendizaje del sistema de escritura.
Tercer momento
En un tercer momento, se da lugar a actividades que permitan lo que Chartier
denomina “apropiación del texto”. En este momento la lectura enfoca problemas
planteados en el texto leído. En el caso de “El túnel”, algunas preguntas pueden ser:
¿Cuáles son y en qué se diferencian los dos mundos presentados? ¿Por qué se
pueden pelear dos hermanos? ¿Cómo y por qué el niño se transformó en piedra?
Es importante que las/los estudiantes puedan opinar y ser escuchados por sus pares y
que esas voces sean registradas de alguna manera como memoria de los avances en
el taller.
Segunda opción: Ilustración.
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Esta actividad permite indagar sobre las características formales del relato maravilloso
en lo que refiere a la construcción del espacio. Asimismo brinda la posibilidad de
comparar instancias representacionales entre diferentes lenguajes.
La docente brinda imágenes de muchas puertas y las y los estudiantes dibujan cómo
será el mundo que hay detrás de cada una de ellas. Luego, escriben un nombre para
ese mundo que inventaron.
Tercera opción: Construcción de un nuevo relato por dictado al docente con
preguntas guiadas.
Esta actividad permite enfocarse en la forma en que se secuencian acciones en un
relato y opera como base del proceso de escritura de un texto narrativo
En una situación colectiva, la o el docente presenta tres afiches con las siguientes
preguntas:
- ¿Por qué se pelearon las/los estudiantes de primer (segundo, tercer) grado?
(discutimos y llegamos a una versión que escribimos)
- ¿Qué pasó cuando se abrió la puerta del salón y salieron? (allí no estaba el
patio…)
- ¿Cómo lograron volver de ese mundo maravilloso?
- ¿Qué hizo la maestra o el maestro?
Cuarta opción: Construcción de objetos que permitan presentar al personaje.
Esta opción permite focalizar la particularidad de cada personaje y es una estrategia
para trabajar la descripción desde primer grado. Si, además, contamos cómo
realizamos cada objeto, se puede trabajar el instructivo.
Actividad:
La o el docente propone que cada estudiantes construya una máscara (puede ser
títere o disfrazarse) del personaje que más le gustó del cuento. Luego lo deberá
presentar a los compañeros y se charlará acerca de cómo eligió representarlo cada
uno.
La renarración
Como se sostiene en El texto narrativo. Estrategias para su comprensión, la
renarraciones son recordaciones posteriores a la lectura o a la audición de un texto en
las que los lectores u oyentes dicen lo que recuerdan, en forma oral o por escrito.
Según Johnson “la re-narración es la evaluación más directa del resultado de la
interacción texto- lector”. No se trata de un simple ejercicio de memorización, significa
relatar el cuento con las propias palabras reconstruyendo el significado del mismo
dentro de un proceso interactivo.
La re-narración:
▪ Indica la asimilación y la reconstrucción de información textual y puede reflejar
la comprensión.
▪ Permite estructurar respuestas según las interpretaciones personales e
individuales del texto.
▪ Es un procedimiento activo que supone la participación de los niños en la
reconstrucción del texto y promueve la interacción entre niños y adultos.
▪ Promueve la integración y la personalización del contenido, ayudando a los
niños a ver como las partes del texto se interrelacionan y cómo el texto se
entreteje con las propias experiencias.
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porque se analizan los espacios, los conflictos o los personajes es importante que las
y los estudiantes puedan formular hipótesis que pongan en diálogo las diversas
escrituras presentadas.
la palabra escrita con los fonemas de la palabra hablada) y de los nombres de las
letras que la componen; lectura de la palabra en distintos tipos de letras, comparación
de palabras para el descubrimiento de regularidades (palabras con tilde y sin tilde, con
determinada cantidad de letras, con finales o principios iguales, etc.), análisis de los
morfemas (raíz y desinencia). Estas actividades integran la lectura de la palabra como
ítem gráfico y léxico completo y el análisis explícito de las correspondencias
fono-gráficas, manteniendo así un equilibrio entre ambos componentes gráfico-léxico y
fonológico.
EL TALLER DE ESCRITURA
EVALUACIÓN
Todo el proceso está acompañado por una evaluación de seguimiento de los
aprendizajes, que permite comprender con sencillez y rapidez los avances de niñas y
niños en lectura y escritura. Pero además una evaluación de seguimiento de la
enseñanza para cuidar las cualidades de la propuesta didáctica que se utiliza para
lograr que niñas y niños se alfabeticen en Primer Ciclo.
Para evaluar los aprendizajes debemos asumir que niñas y niños cometen errores
cuando aprenden a leer y escribir. Si no los cometen es porque ya aprendieron, porque
alguien les enseñó antes, dentro o fuera de la escuela. Frente a esos casos no es
correcto sostener que “están alfabetizados”, ni tomarlos como la medida o parámetro
de las y los demás aprendices, como tampoco pensar que ya no tienen necesidad de
volver sobre lo aprendido, o que revisar y practicar sobre lo sabido es una pérdida de
tiempo.
Avanzar en alfabetización consiste en volver una y otra vez sobre lo ya
aprendido, desde la alfabetización inicial hasta la académica.
No todas las chicas y los chicos aprenden del mismo modo y en el mismo tiempo. Por
eso la propuesta de alfabetización inicial que presentamos en estas páginas impulsa
un enfoque equilibrado que conjuga un espectro amplio de actividades para realizar
en el aula cotidianamente. Esta propuesta asume que durante el proceso de
construcción del sistema de escritura, y el aprendizaje de la lectura y la escritura
inicial, niñas y niños atraviesan por diferentes etapas de apropiación cuyo estado final
es el dominio de la lectura y escritura ortográficas.
Los errores9, investigados en diferentes campos de estudio, arrojan coincidencias en
las oscilaciones que atraviesa este aprendizaje y se conciben como parte del proceso
de aprendizaje. Pero eso no significa esperar que ocurran y a que alumnas y alumnos
salgan solos del error. Por el contrario, sin enseñanza específica pueden permanecer
para siempre en ese estado. Para evitar que esto suceda, alcanza con una propuesta
didáctica que trabaje sobre los errores, acompañada de una sencilla evaluación de
seguimiento que provea información sobre los avances. En eso consiste el cuidado de
las trayectorias escolares.
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En las “Orientaciones didácticas” se desarrolla un análisis pormenorizado de los errores alfabéticos y
ortográficos junto con su didáctica específica.
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