Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Shani Petroff - Finding Mr. Better Than-You
Shani Petroff - Finding Mr. Better Than-You
¡Disfruta de la lectura!
Créditos
MODERACIÓN
Lobeth
Cat J. B
TRADUCCIÓN
Andie katherin
Cat J. B lauu lr
Coral Black Lobeth
Elizabeth.d13 Walezuca
|
CORRECCIÓN
Cat J. B
Coral Black
katherin
Walezuca
REVISIÓN DISEÑO
Cat J. B Daniela Herondale
Sinopsis
Camryn ha estado saliendo con Marc desde SIEMPRE. ¡Desde primer año! Había
dejado el vóley para ir a todos sus partidos, había cambiado su horario para estar
en sus clases favoritas y había estado rompiéndose el trasero para entrar a
Columbia para que pudiesen ir a la misma universidad. Así que cuando Marc de
repente, y muy públicamente, rompe con ella en la primera semana de su último
año para salir con la nueva estudiante que acaba de mudarse, está totalmente
devastada.
¿Pero por qué estar triste, cuando puedes vengarte? Inspirada por sus películas |
favoritas, Camryn decide que la mejor venganza es un último año bien vivido,
protagonizado por un chico que es mucho mejor que su ex. Con un poco de ayuda
de sus amigas, Cam va a tener el Mejor. Año. De. Todos.
Capítulo 1
—Eso no es arte —dijo mi novio, Marc Gerber, apuntando su pincel a mi
caballete.
—Estás celoso —le dije, estudiando mi obra maestra que ciertamente parecía
una gran mancha roja sobre un lienzo—. Las personas se pelearán por esto algún
día.
Marc se rio.
—¿Cierto? Tómalo tú. No, tómalo tú. No, tómalo tú —dijo, fingiendo ser dos
personas discutiendo por mi trabajo.
|
—Sabes… —Sumergí mi pincel en la pintura roja—. Creo que tu pintura podría
necesitar unos cuantos retoques.
—No lo harías. —Los ojos de Marc tenían un destello en ellos, casi retándome a
seguir.
—¿No?
—¿Sí, Marc?
Giré el pincel como si estuviera a punto de hacer un movimiento.
Antes de que pudiera, me rodeó con sus brazos, acercando su cabeza a mi cuello.
Él sabía que era muy cosquillosa ahí.
—Lo siento. —Traté de parecer arrepentida a pesar del hecho de que mi novio
tenía un montón de pintura roja goteando de su rostro. Esperaba por lo menos
conseguir unos puntos por contener la risa.
—¿No dijiste que tenías una cita con la orientadora este periodo? ¿Por qué no
vas ahora? |
Todavía tenía tiempo, pero no la iba a contradecir. Ella quería que me marchara.
—¿Eh?
Marc todavía tenía un poco de pintura en su rostro. Se veía tan lindo, pero decidí
ser una buena novia y ayudarlo de todos modos. Quité la mancha con mi pulgar y,
después de estar segura de que la Sra. Winter estaba viendo a otro lado, le di un
ligero beso en los labios.
—Apuesto a que tiene que ver con eso. Probablemente se dieron cuenta de que
mentiste para entrar a la clase solo para estar con Marc.
No había mentido. No exactamente. Está bien, sí, mentí. Pero fue por una buena
razón. No iba a pasar todo el último año sin una clase con mi novio.
¿Por qué Todd tuvo que meterse en mi cabeza? No había estado tan nerviosa
hasta que abrió la boca. Pero ahora estaba semi petrificada. Nunca había sido
llamada a la oficina antes, ni a la de la dirección, ni siquiera a la enfermería.
Mis oídos se animaron. ¿Esta era la famosa Lissi Crandall? Estiré mi cuello para
tener una mejor vista. Todos estaban hablando sobre ella. No es que los culpara. No
todos los días había una estudiante nueva en Brooksvale High, especialmente en el
último año. Lissi prácticamente era una celebridad en nuestro pequeño pueblo de
Connecticut. Había comenzado a asistir a las prácticas de vóley de la escuela este
verano, y por lo que pude escuchar, los impresionó bastante. Amada por algunos,
odiada por otros; este último grupo incluía a una de mis mejores amigas, Grace Kim.
—Te mantendré informada —dijo la Sra. Vail, luego dirigió su atención hacia
mí—. ¿Camryn Roth?
El sonido de mi nombre hizo que el rostro de Lissi volteara hacia mí. Sus cejas
subieron y sus ojos azules se abrieron. ¿Sabía quién era yo?
No teníamos ninguna clase juntas, pero supongo que era posible que hubiera
escuchado de mí. Teníamos personas en común. Salía con los chicos de futbol, y ellos |
estaban obsesionados con Lissi. Ella es tan sexy; es tan divertida; es perfecta. Había
puesto los ojos en blanco justamente por eso, pero casi podía ver lo que ellos veían
en ella. Lissi tenía toda la vibra de puedo controlar una habitación sin decir una palabra.
—Está bien.
Luego esperé mientras revisaba mi expediente. Frunció el ceño cuando vio una
de las páginas. Estaba bastante segura de que incluso había negado con la cabeza
ligeramente, pero eso pudo ser mi imaginación. Mi rodilla derecha comenzó a
sacudirse de arriba abajo con un ritmo rápido. Tenía mente propia. Presioné mis
manos en ella para detenerla, pero no estaba haciendo ningún bien.
—De verdad, de verdad aprecio que me haya cambiado a esa clase de arte —
balbuceé, tratando de enfrentar la situación—. Lamento mucho todos esos emails y
mensajes de voz sobre eso en el verano. Pero creo que definitivamente me ayudará
en las aplicaciones a la universidad. Nunca es suficiente cultura, como siempre digo.
—No decía siempre eso, nunca decía eso. Bueno, excepto cuando estaba tratando de
convencer a mi orientadora de algo.
En el caso del verano pasado, fue conseguir que la Sra. Vail me trasladara a la
clase de mi novio, aunque nunca le mencioné la parte del novio. Pude que le haya
insistido cuatro docenas de veces que me cambiase a la clase de arte de la última
hora dictada por la Sra. Winters.
No podía ver a Marc solo en el almuerzo. Eso no iba a pasar. Así que hice lo que
tenía que hacer.
Quiero decir, no era que hubiese renunciado a física por él. Descarté una clase
de oratoria persuasiva, que claramente no necesitaba, ya que era capaz de convencer
a la Sra. Vail de reorganizar mi horario. O eso creía. Sentada en la oficina me puse a
pensar si tal vez la clase podría haber mejorado mis habilidades.
—¿Qué? Oh. —La Sra. Vail movió su mano hacia mí—. Eso no fue problema.
Solté un suspiro de alivio. ¿Eso es todo? Había estado preocupada por nada.
—Camryn…
|
—Cam —la corregí. A menos que fuera a ser castigada, nadie me llamaba
Camryn.
Asentí. Los de tercer año habían sido llamados al auditorio para una conferencia
sobre la vida después del instituto, qué buscar de una universidad y etc. Fue bastante
aburrido, pero me habían sacado de precálculo, así que estaba escuchando.
—He estado viendo los archivos de todos, y tus respuestas me preocupan —dijo
la Sra. Vail.
Sabía que no eran tanto mis respuestas, en plural, sino mi respuesta, singular.
Las preguntas eran:
—Camr… Cam —dijo, suavizando su voz—. Es bueno tener una meta. Solo creo
que necesitas mantener abiertas tus opciones. La Universidad de Columbia es
extremadamente competitiva. He visto tu expediente, y estoy preocupada de que te
estás preparando para la decepción. Es importante tener varias opciones.
No solo iba a aplicar a Columbia (mis padres vetaron esa idea), sino que era el
único lugar al que quería ir, era parte del plan.
—Mis calificaciones son buenas. Tuve todas las A el año pasado, mi examen de
admisión estuvo por encima del promedio y estoy escribiendo un ensayo que está
de puta madre. —Me llevé las manos a la boca. ¿Podías decirle a tu orientadora de
puta madre?
—Tus calificaciones son buenas, pero no estás en clases avanzadas —dijo, sin
inmutarse por mi lenguaje— y tu puntaje en el examen de admisión es
impresionante, pero serán comparables a la mayoría de las personas que solicitan
entrar allí. Necesitas algo que te haga destacar, y tu falta de extracurriculares me
tiene preocupada. —Echó un vistazo a mi expediente—. No hay nada desde primer
año. Ningún club, equipo o actividad. Las universidades buscan estas cosas.
—Tengo cosas.
—Jugué vóley parte de mi primer año. Y me habría unido a algunos clubs, pero
en segundo año tuve que ser niñera de mi hermana después de la escuela. —Mi
madre solía trabajar desde casa, pero ese año tuvo un nuevo jefe quien decidió que
necesitaba a todos en la oficina. Mi hermana era muy pequeña para que la dejaran
sola, así que tuve que cuidarla hasta que volvieran mis padres—. No debería ser
penalizada por eso… no es justo.
—Definitivamente puedes incluir lo de ser niñera, pero ¿qué hay sobre otras |
actividades? Como escribir para el periódico de la escuela o la revista de literatura,
¿ser voluntaria para plantar árboles los fines de semana, trabajar en la oficina
durante las salas de estudio, inscribirse en el comité de limpieza de la escuela de los
bailes escolares? Hay bastantes opciones que no envuelven quedarse hasta después
del último timbre.
—Estoy en casi todos los partidos nocturnos de fútbol —dije, dejando salir
disparadas las palabras—. Y en un montón de los de vóley. Y ahora que mi hermana
es más grande, no necesito estar en casa, iré a los partidos de las tardes también.
Incluso tengo uno hoy. Soy como su animadora número uno.
—Pero no eres una animadora, eres una espectadora, y eso no hace atractiva una
aplicación.
—Está bien entonces, ¿qué tal esto? Yo, um, ayudé en el auto lavado del equipo
de fútbol. Manejé un puesto en el festival de Purim de mi sinagoga. Yo… —No se
me ocurrió nada más. A menos que salir con tus amigas y tu novio contara para algo.
—Cam…
—No técnicamente, pero el año pasado les dijeron a las personas que enviaran
sus fotos, y siempre estoy tomando fotos, así que envíe muchas. Usaron algunas, y
habrían tomado más, si hubiera seniors en ellas en lugar de mi grupo de amigos.
Pero todavía puedo participar como fotógrafa en el anuario, ¿verdad? |
—¿Puedes quedarte unos minutos más? —preguntó la Sra. Vail, una vez que el
timbre se detuvo.
No paraba de hablar de mis romances favoritos a mis amigas. Casi había hecho
una conferencia sobre las diferencias entre el libro de Yo, Simon, Homo Sapiens y la
película Con amor, Simon. Ellas no prestaron atención, pero tal vez, posiblemente,
¿eso contara como un club de lectura? Tomaría cualquier tipo de victoria en este
momento.
Estaba lista para dejar este pueblo e ir a una gran ciudad. Desde que mi tía me
llevó a Manhattan en quinto grado, quería volver. No había tenido oportunidad,
gracias al miedo de mis padres a que viajara a una ciudad sin acompañante, pero
por algún milagro estuvieron de acuerdo conmigo sobre aplicar a una universidad
allí. No podía esperar, y Columbia parecía la escuela perfecta para mí.
Marc fue el primero que me entusiasmó. Era un legado. Su abuela y sus padres
habían ido ahí, y su hermano mayor estaba inscrito ahora. La forma en la que Marc
hablaba sobre el campus, las clases, el prestigio y la ciudad me hicieron enamorarme
de ello, lo suficiente para poner a trabajar mi trasero para conseguir As para poder
entrar.
Desde primer año, los dos habíamos planeado ir a Columbia juntos. Era un pacto
sellado con un beso. Cursi, lo sé, pero el pensamiento todavía me hacía sonreír como
una tonta. Marc era un candidato perfecto para ser aceptado. No solo tenía
conexiones familiares, sino que no tenía deficiencias extracurriculares. Marc era una
estrella atlética, estaba en el senado estudiantil y tomaba todas las clases avanzadas,
en las cuales se destacaba. Aparentemente, sin que lo supiera hasta hace unos
minutos, yo era la perezosa.
No. Negué con la cabeza. No me iba a rendir. Había trabajado muy duro para
no entrar en la escuela de mis sueños.
—Todavía tengo tiempo. Puedo arreglarlo —le dije a la Sra. Vail. Ella sabía cuán
persistente era; había tenido una probada de eso en el verano. Ahora, iba a
multiplicar mis esfuerzos diez veces más. Seguro, esto aplastaba cualquier
esperanza de aplicar antes, pero eso estaba bien. El tiempo extra me ayudaría a
entrar a donde necesitaba estar—. Ya verá, conseguiré increíbles recomendaciones,
mantendré mis calificaciones altas y conseguiré algunas extracurriculares. Haré lo
que sea necesario. Puedo hacer que pase. Columbia estará tendiendo la alfombra
roja cuando termine.
|
La Sra. Vail me dio una de sus sonrisas de lástima que nunca podía soportar.
—Espero que tengas razón. Pero solo tienes dos periodos de calificaciones antes
de la fecha de aplicación. Eso no es mucho tiempo.
Se volteó hacia mí, y antes de que pudiera decir una palabra, mi boca hizo una
O y jadeé.
Terri negó con la cabeza y pellizcó su camisa azul marino, que tenía un GO
gigante escrito con brillo plateado.
—Intenta con quince —me corrigió—. Y, aun así, de alguna forma, soy la única
luciendo como si una bomba de purpurina me hubiera explotado, mientras que la
señorita espíritu escolar está usando jeans y un top rosa de encaje. Ni siquiera estás
usando los colores de la escuela. Estás decayendo.
—Ni siquiera estaba pensado. Iré a buscar la mía. Está en mi casillero. —La
camiseta que se suponía que debía estar usando tenía el nombre de Grace escrito en
ella con brillo plateado.
—Por el lado positivo, estás usando mi arte —le recordé—. Lo que debería
hacerte feliz.
—Oye —dije, cruzando los brazos sobre mi pecho y poniendo mi mejor voz de
fingida indignación—. Los chicos Griffin y yo trabajamos muy duro en ellas. Espera
hasta que veas los letreros que hicimos.
—Con suerte, los gemelos lo hicieron solos. He visto tu trabajo. —Se rio de su
propia broma.
Los Griffins tenían cinco años y los cuidaba de vez en cuando. Terri también lo
hacía. Los niños adoraban hacer todo tipo de manualidades. Desafortunadamente,
mis habilidades eran bastante parecidas a las de ellos, lo cual todos parecían querer
recordarme hoy.
—Picasso, ¿en serio? Surrealismo o neoclásico… ¿de verdad crees que ese es mi
estilo?
—Me dijiste que un niño es más artístico que yo. ¿De verdad crees que sé la
diferencia entre épocas o estilos?
—Sí. Quiero decir, yo sé todo sobre las comedias y los temas románticos de los
que hablas sin parar. —Empezó señalando con los dedos—. De amigos a amantes.
De enemigos a amantes. Romance de segunda oportunidad. Amantes desti… |
—Está bien, está bien, lo entiendo, eres mejor escuchando que yo. Pero en mi
defensa, usualmente me hablas sobre tu inspiración en un dibujo, por ejemplo; un
chico sexy, un recuerdo, rocío navideño y no tu estilo particular. Además, sabes que
soy tu más grande fan. Bueno, no tanto como Luke. —Moví las cejas de arriba abajo.
—Oh, por Dios, no vayas allí… sabes que solo somos amigos —dijo Terri,
golpeándome con su cuaderno de dibujos.
Lo agarré. Ella y Luke Cahill habían salido un par de veces durante el segundo
año, pero nunca llegaron a algo. Terri pensaba que estar en una relación a largo plazo
en el instituto era estúpido, que atarte a ti mismo era para cuando fueras vieja y
aburrida. Al principio, no parecía que Luke se sintiera de la misma forma. Siempre
estaba saliendo con nosotras, pero eventualmente se convirtió en uno de nosotros,
un miembro honorario de nuestro pequeño grupo, aunque me gustara molestar a
Terri sobre su historial de citas de vez en cuando.
—Terri —me quejé, su actual boceto llamó mi atención—, por favor dime que tu
motivación para este no es Lissi. —Susurré su nombre, aunque Grace no estuviera
cerca—. A Grace le va a dar un ataque.
Seguí la mirada de Terri hacia el costado. Ahí estaba Lissi. No la había notado,
pero ahora sí, era difícil mirar hacia otro lado. Estaba híper concentrada en el
partido. Estaba inclinada, con los labios fruncidos, sus ojos enfocados en las
jugadoras.
—¡Buen saque! —dijo Lissi después de que Crystal Pollack hiciera un saque que
el otro equipo no pudo recibir—. Háganlo de nuevo.
—Bueno, la vista de los puños de Grace podría ser un disuasivo —dije, notando
la forma en que sus músculos se tensaban.
Las manos de Grace estaban apretadas, y todo su cuerpo estaba rígido. Parecía |
una fuerza a tener en cuenta. Lissi tampoco lo notó y no le importaba, porque siguió
gritando indicaciones. Aparentemente, ella había sido una estrella en su equipo en
New Hampshire. Pero aquí en Brooksvale, ese rol le pertenecía a Grace. Ella había
trabajado duro para unir al equipo, para mantener a todas en sincronía y hacer las
prácticas una prioridad. Había sido ascendida al equipo de segundo año y ayudó a
convertir a un equipo perdedor en campeonas estatales. Este año era finalmente
capitana, y amaba a sus diecinueve compañeras de equipo.
Nuestros equipos de secundaria solo podían tener veinte jugadores cada uno, y
el equipo de vóley estaba lleno. Pero de acuerdo con Grace, Lissi se apareció en las
prácticas del verano durante las últimas dos semanas antes de comenzar la escuela
y dijo que quería estar en el equipo. El entrenador dudó en hacer una excepción. Si
dejas a uno entrar, ¿por qué no dos o tres, o diez, o todos los que quisieran? Él quería
un equipo que pudiera dirigir y entrenar adecuadamente. El equipo universitario
junior era para las masas, por lo menos en Brooksvale. Permitir que Lissi entrara
significaría echar a alguien más. Todavía había una discusión sobre qué hacer.
Mientras tanto, Lissi seguía asistiendo a las practicas, y ahora aparentemente los
partidos. Esto molestaba a Grace.
—Tal vez quieras quemar ese dibujo antes de que Grace lo vea —le advertí a
Terri.
—Creo que podrías tener razón —dijo, cambiando a una nueva página de su
cuaderno—. Así que, ¿por qué llegaste tarde hoy? ¿Qué sucedió con la orientadora?
Tomé su bolso.
—No quieres que Grace piense que estás apoyando a sus oponentes.
—Eres una buena amiga —le dije, palmeándola en la espalda. Terri no estaba
avergonzada por su desdén a los deportes. Pero raramente se perdía los partidos de
Grace. Era de esas personas que siempre estaba ahí y con la que podías contar.
—Lo sé —dijo Terri con una sonrisa mientras bajaba las gradas.
Mientras nos acercábamos al otro lado del gimnasio, un chico que nunca había
visto antes nos saludó.
—Terri, hola.
Ella le guiñó un ojo y siguió caminando, contoneando un poco más las caderas.
Terri era curvilínea y segura, y yo estaba más que asombrada por su habilidad para
coquetear y hacer amigos a donde quiera que fuera.
—Sí —dijo, mirándome con ojos que decían no te atrevas a mirar en su dirección —
. Pero eso fue hace un millón de años. ¿Qué importa? —De hecho, habían pasado
cinco meses, ¿pero quién llevaba la cuenta?—. ¿Vas a responder mi pregunta o qué? |
—continuó.
—¿Eh?
Me dio otra de sus miradas (era la reina de las miradas) y esta en particular
siempre me hacía decir la verdad sin importar si quería o no.
—Está bien, bien. Lo hice por un chico. Pero no por cualquier chico… por Marc.
—Me di cuenta de que tenía que resistirse de poner los ojos en blanco. Dejé el equipo
de vóley antes del final de la temporada durante el primer año para poder ver a
Marc en las finales de futbol. Él estaba emocionado por llegar tan lejos, y no quería
perderme su momento—. Pero no era tan buena, y habría tenido que dejarlo el
próximo año de todos modos.
—Gracias.
—A ti se te ocurrirá algo.
Ignoré el comentario. Teri no era la mayor fan de Marc Gerber. Pensaba que
confiaba mucho en él, pero eso era porque no entendía lo que era estar en pareja.
Estaba más decidida que nunca. Yo iba a entrar a Columbia y Marc también.
Solo necesitábamos un nuevo plan.
Capítulo 3
Solo habían pasado unas horas desde mi reunión con mi orientadora, pero en
ese tiempo había pasado de estar estresada a estar en pánico.
—Vaya —dijo la mesera mientras sorbía los restos de mi batido Locura de Oreo
de la pajilla—. Eso fue rápido. ¿Quieres otra?
Se suponía que nos encontraríamos en la Cafetería Scobell a las siete, pero llegué
media hora antes. Necesitaba salir de casa, así que hice que mi mamá me llevara tan
pronto como pudo. Estaba ansiosa. El partido de vóley había sido una distracción
|
temporal, pero no podía alejar las palabras de la Sra. Vail. Pensar en Marc era la
única cosa que me calmaba.
Respiré hondo.
El reloj arriba de la caja registradora marcó las siete, pero no hizo que mi novio
apareciera mágicamente. No era que me sorprendiera, nunca llegaba a tiempo.
Algunas veces le decía que las cosas empezaban veinte minutos antes de lo que
realmente era, solo para que estuviera ahí cuando yo quería. Esperaba que hoy no
me tuviera esperando demasiado. De verdad necesitaba ver su rostro.
Jugué con mi pajilla y busqué entre la multitud. Scobell estaba lleno. Supongo
que eso era lo que se esperaba ya que era el primer viernes por la noche del año
escolar. La cafetería estaba abarrotada en una tarde normal, era prácticamente el
lugar de reunión de cada secundaria en Brooksvale, Sandbrook y cualquier otro
pueblo alrededor, y después de lidiar con las tareas y las clases después de todo un
verano, todos querían salir. Reconocí un puñado de rostros, no era que los conociera
realmente, solo sabía acerca ellos. Un par de personas del periódico estaban allí. Un
chico con el que Terri había salido durante una semana en el segundo año que estaba
sentado con un grupo que no conocía. El antiguo compañero de laboratorio de
química de Grace estaba en la mesa detrás de mí. Y Avery Owens y su equipo de
porristas junto a los viejos juegos. Ella levantó la vista, probablemente me había
sentido mirarla fijamente, pero volví a concentrarme en mi celular antes de que |
pudiera llamar mi atención. No quería parecer una acosadora.
Justo cuando estaba por mandarle un mensaje a Marc, entró por la puerta. Estaba
usando su camisa desgastada de los Yankees. No pude evitar sonreír ante la vista
familiar. Llevaba esa cosa todo el tiempo. Le di una nueva camiseta del equipo por
su cumpleaños, pero no quiso dejar la vieja. Dijo que la usó durante un partido
donde los Yankees tuvieron un épico regreso, y eso era “suerte”. Marc estaba tan
aferrado a ella como mi pequeña hermana a su manta de seguridad, aunque a los
trece años era demasiado mayor para ella. Con suerte, la camisa traería algo de
magia y nos ayudaría a resolver todo este lío de Columbia.
Atrapé la mirada de Marc; asintió hacia mí y levantó un dedo para indicar “un
minuto” mientras se detenía en una mesa junto a la pared del fondo. Me incliné para
ver mejor. Era un montón de chicos del equipo de futbol. Deseé haberlos visto antes;
me habría sentado con ellos por un rato mientras esperaba. No pude adivinar lo que
estaban diciendo, pero después de unos minutos Marc se deslizó en el asiento frente
a mí.
—Hola —dijo.
—Hola. —Tomé su mano. Todavía estaba bronceado del verano, su habitual tez
pálida bañada por el sol. Odiaba no haber podido pasar los últimos meses con él.
Siempre estaba más contento cuando el clima era cálido.
Marc comenzó a mirar la mesa y sus rizos marrones cayeron hacia delante. El
olor familiar a champú con aroma a coco y el spray almizclado inundó mi nariz. Olí
un poco. A algunas personas les gustaba respirar lavanda o jazmín para calmarse,
pero mi aroma favorito era Marc. Estar con él era exactamente lo que necesitaba en
este momento.
—Me alegra que estés aquí. He estado enloqueciendo desde que dejé a la
orientadora. Incluso exploté con mi madre de camino aquí. Seguía preguntándome
que íbamos a hacer esta noche, perdí el control. —Hinché las mejillas con aire y lo
solté lentamente—. Es una cena, vamos a comer, qué crees —dije, reproduciendo mi
|
respuesta con tono de sarcasmo y todo. Me sentí culpable. No debía haberme
desquitado con mi madre. Solo que no estaba de humor para hablar.
—No me preocuparía por eso —dijo Marc, sus ojos todavía concentrados en la
mesa—. Estoy seguro de que lo superará.
—Estará bien. Somos nosotros. Y voy a hacer todo lo que pueda para
asegurarme de entrar. —De alguna forma terminé tratando de consolarlo yo a él en
lugar de al revés, pero no pude evitarlo. Odiaba verlo triste, lo que me hacía querer
arreglarlo—. Ahora hagamos una lluvia de ideas. —Apreté su mano—. Necesito tu
mente.
—De hecho —dijo Marc, cortándome—, ¿puedes darnos unos minutos? Puede
que nos vayamos pronto.
—Ooh. Esto suena bien. ¿Qué tienes en mente? ¿A dónde vamos? ¿Qué
hacemos? —Sé que sonaba como niña de jardín demasiado grande, pero no me
importaba. Esto era lo que estaba ansiando. Una salida con Marc. Algún tipo de
sorpresa que me hiciera sentir que todo esto estaría bien.
|
—Cam… —Alzó la mirada, sus ojos avellana en los míos.
Parecía triste.
Le guiñé un ojo.
¿Estaba bien? Marc nunca rechazaba un masaje. La mitad del tiempo rogaba por
ellos.
—Ahora sí me estás asustando.
—Es solo que… estaba pensando… que tal vez no sea algo malo.
—¿Qué?
—Sí, quiero. ¿Qué sucede contigo? No voy a renunciar a nuestro sueño. No dejes
que la Sra. Vail te vuelva paranoico. Voy a entrar. Además, ¿sabes lo difícil que sería |
la distancia? Ni siquiera quiero pensar en eso.
—Sí —dijo, su voz sonando lejana. Luego hizo una pausa. Solo fueron unos
segundos, pero parecieron horas, y todo mi cuerpo de alguna forma se sintió caliente
y frío al mismo tiempo—. Eso es porque… um… tal vez sería mejor que los dos
terminemos las cosas ahora.
No. Él no lo haría.
—¿Qué? —pregunté, o al menos eso creo que pregunté. Mi boca se abrió, formó
la palabra, pero no escuché ningún sonido salir.
Esta vez Marc tomó mi mano y dijo:
—Tal vez deberíamos hacer nuestras propias cosas. Es nuestro último año.
Quité mi mano lejos de él. ¿Nuestras propias cosas? ¿Qué significaba eso?
—No lo digas así. Es más como que… estoy haciendo lo mejor para ambos.
Todo se nubló. Podía ver a Marc delante de mí, pero se sentía como si estuviera
a kilómetros de distancia.
Siguió hablando.
—Quiero decir, este verano, ¿no te gustó tener algo de espacio? Una
oportunidad para estar por tu cuenta.
Mi boca se abrió, pero esta vez no pude sacar las palabras. Solo lo miré.
—Cam, vamos.
—¿Qué te haría pensar que encontraría todo esto bueno? Estás arruinado todo.
¿No lo ves?
—¿Qué? —pregunté.
Metí mis dedos en el cojín rojo de cuero en el que estaba sentada. No tenía idea
de lo alto que estaba hablando y no me importaba. Mi volumen no era mi principal
preocupación y no debería serlo tampoco para él.
—¿De verdad? Dime que estás bromeando —dije, metiendo mis uñas más
adentro. Todavía seguía tratando de comprender que el chico del que había estado
enamorada desde siempre estaba dejándome de repente, ¿y estaba criticando mi
volumen?
—Estás preocupado por una escena. Una ESCENA. —De alguna forma me puse
de pie, golpeando la mesa en frente de mí—. Me terminas aquí, ahora, ¿y eso es lo
que te preocupa?
|
Él también estaba de pie ahora.
Algo en mí se rompió.
—¿Yo? ¡YO! ¿Qué te sucede? Hemos estado juntos por años, Marc. Años. ¿Cómo
crees que iba a reaccionar?
—Sabes qué, si así es cómo vas a actuar, si no podemos hablar como personas
normales, me voy. Estás actuando como una…
—Cuidado, Marc —dijo Avery Owens mientras salía de la mesa de las porristas
y se dirigía hacia nosotros—. Yo sería muy cuidadosa con lo que diría después.
Rodó los ojos hacia ella.
Las lágrimas amenazaban con escapar de mis ojos, pero las contuve.
—Marc, por favor, solo siéntate —le dije. Necesitaba respuestas; necesitaba saber
lo que había pasado. Si quería que me callara, lo haría. Lo haría todo si eso
significaba que se quedaría—. Por favor —dije, mi voz casi un susurro, pero parecía
que a él no le importaba.
—Sabes qué, hagámoslo otro día. Hablaremos mañana o algo. Esto fue un error.
Sí que fue un error. Todo esto lo era, pero no podía esperar todo un día para
hablar con él. Necesitaba respuestas ahora. Mis pensamientos ya estaban corriendo.
En veinticuatro horas, me estaría volviendo loca. Esto era lo único en lo que podía
pensar. Él tenía que quedarse y hablar. ¿Realmente iba a dejarme aquí?
Salió de su asiento.
—¡Marc! —lloré.
Se dio la vuelta para irse. Pudo haberlo hecho, excepto que casi chocó con Avery. |
—Ella pidió que te sentaras —siseó en voz baja, sus ojos marrones se clavaron
en los de él.
Asentí.
—Si necesitas algo —dijo Avery—, cualquier cosa, estoy por allá. —Apuntó a su
lugar.
—Gracias.
Asintió lentamente, pero pude ver que hablaba en serio. Sus palabras eran
sinceras.
Negué con la cabeza. Eso habría sido una buena pregunta antes de que todo esto
empezara, pero ahora no tenía la energía. Solo quería respuestas.
—¿Por qué lo hiciste aquí? —le pregunté, limpiando mis ojos con mi brazo,
dejando un rastro de delineador negro. No quería que me viera llorando, no cuando
estaba actuando tan indiferente—. Fue cruel. |
Su tono cambió. No estaba segura de si fue lo que dije, lo que Avery había dicho
o que tenía miedo de que las personas siguieran mirando, pero su voz se suavizó,
como si estuviera tratando de calmar a un animal que había escapado del zoológico.
—¿Fácil para quién? ¿Para ti? Porque si no lo has notado, no es más fácil para
mí.
—Cam —dijo.
¿Por favor no llores? ¿POR FAVOR NO LLORES? El chico que amaba, el chico que
me dijo que me amaba, acababa de decirme que se acabó, ¿y quiere que haga qué? ¿Sonreír?
—¿Por qué estás haciendo esto? ¿Qué cambió? —Me ahogué, la ira dando paso
al dolor.
—No sé lo que quiero, y tal vez ese es el problema. Quiero descubrirlo. Fue como
si hubiera podido respirar este verano mientras no estabas y…
—Te amo… solo que… no quiero esto ahora mismo. Pero no tiene que ser un
adiós. No quiero perderte. Todavía podemos ser…
—No lo digas. —Si decía la palabra amigos, iba a explotar. Quería ser su novia.
No su camarada.
Sentí una sombra sobre nuestra mesa y alcé la vista. Vern Harmon, uno de los
amigos de fútbol de Marc y un chico que pensé que también era mi amigo, estaba
parado al lado. Ni siquiera miró en mi dirección.
Marc miró de Vern a mí, pidiendo silenciosamente mi permiso para dejar este
infierno.
Marc se fue.
Era Avery.
Alguien que era prácticamente una extraña se preocupaba más por mi bienestar
que el chico por el que habría hecho cualquier cosa. Eso me hizo sollozar incluso
más. No me importaba que Avery estuviese mirando. Que todos estuviesen mirando.
No había forma de ocultar el hecho de que mi vida estaba desmoronándose.
|
—Todo va estar bien. Tú vas a estar bien —dijo Avery—. ¿Está bien si me siento?
Asentí. En realidad no quería estar cerca de nadie, pero tampoco quería estar
realmente sola.
—¿Qué dices, nos vamos de aquí? ¿Quieres que llame a alguien por ti? ¿Que te
ayude a llegar a tu auto? Lo que necesites.
Mi mamá me había traído, pero ella y mi papá iban a salir apenas ella llegara a
casa. Mi novio supuestamente iba a asegurarse de que llegara a casa. Ahora iba a
tener que esperar a mis padres o arriesgarme a sufrir su ira tomando un Lyft o un
Uber. Ellos no confiaban en esas aplicaciones, pero no estaba segura de que me
importara.
Sacudí la cabeza.
—No tienes que hacerlo. —No quería ser el caso de caridad de nadie.
Estudié su rostro. Lucía sincera, y realmente no tenía nada que perder. Me puse
de pie y seguí a Avery a su auto.
—No, no lo eres.
Eso no era cierto, de ninguna manera. No tenía idea de que mi propio novio
estaba planeando dejarme. Habíamos pasado tiempo juntos cuando había vuelto del
campamento, me había sentado con él en el almuerzo todos los días en la escuela,
bromeábamos, incluso nos besábamos en clase de arte, y aun así no tenía ni el más
pequeño presentimiento de que él iba ponerlo todo patas arriba. Eso sonaba bien
estúpido para mí.
Cerré los ojos. Apreciaba lo que estaba tratando de hacer, pero no iba a cambiar
nada. Yo era la que tenía lágrimas en los ojos. Yo era la que se sentía como si una
bolsa de ladrillos hubiese aterrizado en mi pecho. Yo era la que no sabía qué hacer
conmigo misma. Marc estaba yéndose a pasar la noche con sus amigos, disfrutando
su libertad. El premio a la miserable iba para mí, justificado o no.
—Um, Cam —dijo Avery un poco después. Podrían haber pasado segundos,
minutos, horas; había perdido la noción del tiempo. Lo único en lo que podía pensar
era en Marc. Nuestra conversación se repetía una y otra vez en mi cabeza.
—Gracias —le dije. No sabía qué más decir, así que solo abrí la puerta y salí.
—Dijiste que tus padres no estaban en casa, ¿cierto? ¿Quieres que te haga
compañía por un rato?
|
—No tienes que hacerlo.
Se encogió de hombros.
Sola.
Ahora Avery estaba lista para la secuela. ¿Qué quería de mí? ¿Solo estaba
tratando de ayudar? ¿Tenía miedo de que yo hiciera algo estúpido? ¿Quería una
historia, algún buen chisme que contarle a sus amigas porristas?
—Mi hermana está en casa. Estaré bien —dije, incapaz de sacar ese último
pensamiento de mi cabeza. ¿Iba a entrar de vuelta a su auto y mandarles un mensaje
a todos sus conocidos para contarles la patética perdedora que yo era?
»¿Por qué estás haciendo esto por mí, de todos modos? —pregunté. Luego
sacudí la cabeza. Acababa de hablarle de mal modo a la única persona que había
sido amable conmigo, la única en la cafetería que se había acercado a ver cómo
estaba—. Lo siento, yo solo… —No terminé. Avery no había sido otra cosa que
amable. Yo no había querido ser tan grosera. ¿Por qué seguía agarrándomelas con
la gente equivocada?—. Lo siento.
Mis ojos se llenaron de lágrimas de nuevo. Marc solía ser el que estaba de mi
lado. No de quien necesitaba ser salvada.
—Nunca debería haber hecho eso ahí —continuó ella, sus ojos con una mirada
distante—. Que te dejen apesta. Créeme, lo sé. —Avery y Scottie Zhang habían
|
terminado el mayo pasado. Viéndola después de que sucediera, siempre había
creído que ella había sido la que había terminado con él. Parecía tan feliz. Nunca
había cruzado mi mente que podría haber sido una actuación o que ella estuviese
dolida. Concentró su atención de nuevo en mí—. Las chicas tenemos que apoyarnos,
¿cierto?
Asentí.
GRACE
MARC APESTA.
—Grace y Terri están volviéndose locas —le dije a Avery. Luego me di cuenta |
de lo que significaba eso. Las noticias de lo mío se habían expandido mucho más allá
de la cafetería y al resto de la escuela.
—Estoy bien. —Era una mentira, pero quizás si lo decía lo suficiente, sería cierto.
Mi ruptura estaba por todo el internet para que todos lo vieran. Se había sentido real
antes, pero esto lo hacía parecer permanente.
GRACE
GRACE
OH, Y TERRI DICE QUE TENDRÍAS MÁS MENSAJES DE ELLA SI NO ESTUVIESE MANEJANDO,
Y QUE PIENSA QUE MARC ES EL IMBÉCIL MÁS GRANDE DEL PLANETA.
AHORA QUIERE QUE TE DIGA QUE ESAS NO FUERON SUS PALABRAS Y QUE ESTOY
CENSURANDO SUS CREATIVOS INSULTOS PARA ESE @$!*$@&* EX TUYO. SÍ, SABES QUE NO
PUEDO ESCRIBIR LO QUE ELLA DIJO. ESTAREMOS AHÍ PRONTO.
Las lágrimas que habían estado amenazando con escapar finalmente lo hicieron.
—¿Qué pasó? —dijo Avery, agrandando los ojos—. ¿Era Marc? ¿Dijo algo?
—Es solo ellas. Tú. Este día ha sido una mierda, pero todas ustedes han sido…
—Otro sollozo gigantesco se me escapó—. Lo siento, no siempre lloro tanto así.
Este día totalmente apestaba, pero había tenido algunos puntos brillantes —
alguna gente brillante, quienes estaban cuidándome y ayudándome a seguir
adelante— y eso era algo. Quizás no estaba sola después de todo.
Capítulo 5
—¿Por qué ya estás en casa? —preguntó mi hermana, Jemma, mientras se le
caían de la boca pequeños trozos de papas fritas.
Estaba sentada en el suelo frente a la televisión, con una bolsa gigante de Lays a
su izquierda, una botella de Coca Cola de dos litros frente a ella y cajas de Swedish
Fish, M&M´s y Twizzlers a su derecha. Si seguía así, era muy probable que mis
padres me hicieran quedarme en casa a cuidarla de nuevo.
—Relájate…
—Oh, Dios mío. —Negué con la cabeza. Obviamente no hablaba en serio. Tenía
que saber eso—. ¿Te puedes calmar? No está muerto muerto. Esta muerto para mí.
Jemma cruzó los brazo y una sola lágrima, seguramente falsa, rodó por su
mejilla.
—¡Lo siento! —grité detrás de ella. Aunque sabía que solo reaccionaba así para
dar un espectáculo, me sentí culpable. Estupendo, otra cosa por la que sentirme mal.
—Nah, estoy segura de que yo era peor con mi hermano mayor cuando tenía su
edad.
—Lo dudo. —Asentí hacia las escaleras—. Vamos arriba. Jemma volverá a bajar
pronto, y no puedo lidiar con ella en este momento.
Había cientos de fotos pegadas allí. Estaba a favor de postear en redes sociales,
pero había algo en una foto física que me encantaba. Comencé el collage cuando me
mudé a Brooksvale en segundo año, para recordar a todos los que había dejado en
Shaker Heights, Ohio. Pero en los años siguientes, las imágenes de Terri, Grace, yo
y Marc empezaron a dominar la pared.
Mientras Avery miraba las fotos que colgaban cerca de mi escritorio, subí a mi
cama y estudié las que había puesto justo frente a mi almohada. Eran las últimas
cosas que veía al irme a dormir y las primeras cuando despertaba.
—No, no, no, no, no —dijo Avery mientras pasaba los dedos por mi foto favorita.
Era una de Marc y yo asando malvaviscos en la playa el año pasado. Yo estaba
mirando el fuego, pero él me miraba a mí. Su mirada era puro amor. Al menos eso
era lo que creía. Tenía toda una pequeña sección en la pared para nosotros dos.
—Créeme, no lo quieres.
Sí.
—Marc es el…
Avery me interrumpió.
Tenía razón.
|
Capítulo 6
Salté cuando escuché pasos dirigiéndose a mi habitación. Momentos después mi
hermana estaba frente a mí, con las manos en las caderas y los ojos verdes en
rendijas.
—Más compañía para ti. ¿Saben mamá y papá que invitas a tanta gente? No es
justo, ni siquiera me dejan traer a una persona con la que pasar el rato y tú
prácticamente estás teniendo una fiesta.
Mi hermana clavó los talones en el suelo, pero mis amigas eran más fuertes.
—¡Te sales con la tuya con todo! —gritó una vez que hubo sido echada con éxito.
|
Puse los ojos en blanco. Sí, esa era yo, siempre consiguiendo lo que quería. Como
un corazón roto. ¿Quién no querría eso? Gruñí. Jemma no tenía ni idea de cómo era
mi vida. Terri cerró la puerta detrás de ella, y tanto ella como Grace hablaron
simultáneamente, sus voces más ansiosas que de costumbre.
Traté de sonreírles.
—Lo sé, lo siento. Tenía la intención de hacerlo, pero no estaba pensando con
claridad. Y cuando dijeron que vendrías, pensé en explicarlo cuando llegaran.
Grace dejó caer su bolso en el suelo y corrió hacia mí, inclinándose para darme
un abrazo gigante.
Asintieron e intercambiaron saludos y luego Terri me miró, con las manos en las
caderas al estilo de mi hermana.
—Um —dijo, tomando una foto que se había pegado a mi camisa—. ¿Por qué
tienes una pequeña cabeza de Marc pegada a ti? ¿Están haciendo muñecos vudú? Si
es así, cuenta conmigo.
—Tenemos muchas.
—Tal vez deberías deshacerte de toda esta sección —dijo Grace, todavía
estudiando mi colección de Marcs sin cabeza—. Pon algo que te haga sonreír.
Sacudí la cabeza. Necesitaba esas fotos ahí. Verlas me hacía enfadarme, con él, |
con la situación, con todo, y eliminarlas solo me pondría triste. Bueno, me pondría
más triste.
—Creo que el nuevo look es brillante —dijo Terri y rasgó una de las pequeñas
cabezas en piezas aún más pequeñas para enfatizar el punto—. Puedo apoyar
totalmente esto.
Me encogí. No había salvación para esa foto ahora. Si la quisiera, tendría que
encontrarla en la nube. No era que planeara pegar su cabeza junto a la mía. A menos,
por supuesto, que Marc volviera en sí. Aún había una oportunidad. Si él estaba
sintiendo incluso la más mínima fracción de lo que yo estaba sintiendo, volvería
arrastrándose.
—Lo siento. Estaba apagado, pero cuando alguien me llama varias veces
seguidas, se vuelve a encender.
—Es solo Nikki. No hay nada de qué preocuparse: vi los mensajes que envió.
—Sí, ella solo quería saber si debería conseguirme una entrada para el cine.
—Oh, Dios mío. —Salté de la cama—. Arruiné totalmente tus planes. —Miré a
|
Grace y Terri—. Los planes de todas ustedes. Lo siento mucho.
Grace tenía una cena de vóley esta noche y Terri había planeado ir a ver una
banda con un chico que había conocido mientras compraba suministros de pintura.
Ahora me sentía todavía peor.
En cierto modo tenía razón. Marc lo hizo. Sin embargo, fui yo quien evitó que
todas salieran. Era conmigo con quien estaban atrapadas.
—Por favor, vayan a divertirse. Alguien necesita hacerlo. Me hará sentir mejor.
—Por favor. —Puse una sonrisa extra cursi—. Miren, ya estoy mejor.
—A menos que puedas borrar esta noche de los recuerdos de todos, estoy bien
—le dije, más para mí que para ella. Odiaba la idea de que todos hablaran de mi |
ruptura.
Esta vez le di una sonrisa con los labios apretados. Sabía que las personas que
estaban ahora en mi habitación lo harían; no estaba tan segura de las demás. Me
había puesto en ridículo y la peor parte era que, debido a mi reacción, todo el mundo
iba a saber que Marc y yo habíamos terminado. No estaba lista para eso.
—Gracias por estar ahí para mí —le dije con un nudo en la garganta. Y eso que
era insensible a todo—. Ni siquiera sé qué decir. La forma en que…
Avery me detuvo.
—Te lo dije, las chicas tenemos que apoyarnos. —Luego se despidió y se fue.
Una vez que escuchamos la puerta exterior cerrarse, me dejé caer de nuevo en
mi cama y tragué el impulso de llorar.
—Ustedes tenían razón. Me dijeron que Avery y su grupo eran amables.
Supongo que soy juiciosa y horrible. No es de extrañar que Marc no me quiera. No
valgo…
—No va a suceder —dijo Terri—. Qué tal si terminamos la purga de Marc, ¿eh?
De repente, esas lágrimas que había estado haciendo tan buen trabajo en
contener se derramaron.
Todo se arremolinaba. Finalmente, mis sollozos se calmaron, pero supe que solo
pasarían unos momentos antes de que surgiera otra ola de lágrimas.
—¿Qué tal una película? Incluso te dejaremos elegir. Podemos tomar helado y
comerlo del cartón. Será como una clase de Comedia Romántica 101.
—Sí —dijo Grace—. Las comedias románticas son prácticamente guías prácticas
para ti de todos modos, y esto encaja perfectamente. El personaje principal siempre
|
pasa por algo malo, trata con un tipo horrible, pero luego encuentra lo importante:
el amor verdadero y un felices para siempre. Perfecto, ¿verdad?
—Solo quiero irme a la cama, y no puedo con las dos mirándome. Las llamaré si
necesito algo. Lo prometo. Por favor —repetí—. Solo necesito algo de tiempo.
Finalmente aceptaron, y me quedé sola con mis pensamientos.
—¿Qué?
—Bueno, ahora lo sabes —me quejé entre lágrimas—. Marc me dejó. ¿Contenta?
Jemma se acercó.
—No. Yo estoy… —Ella me miró, sus ojos también estaban llenos de lágrimas.
Luego se metió en mi cama y se acurrucó a mi lado—. Él también está muerto para
mí —susurró.
—¿Intentar qué? Estoy enferma. Creo que necesito quedarme en casa hoy.
Sabía que iba a decir eso. Básicamente, mis padres me habían dejado quedarme
en la cama todo el fin de semana, con la advertencia de que el lunes por la mañana
saldría. Era más fácil decirlo que hacerlo.
—Porque tal vez no he tenido tanta práctica como tú —le respondí, alejando su
mano antes de que pudiera tomar otra. Si ella no iba a ayudarme, entonces no podía
comer mi desayuno.
No era ningún secreto que mi hermana había fingido estar enferma para no ir a
la escuela en más de una ocasión, pero a ella mis padres no la hacían pasar un mal
rato.
Genial, ¿me castigaban porque nunca me había molestado en fingir que estaba
enferma en el pasado?
|
—No es algún chico. —Bajé mi tenedor—. Y no es como si importara a dónde iré
a la universidad ahora, de todos modos —murmuré.
Solo su nombre me llevaba al borde de las lágrimas. ¿Cómo se suponía que iba
a ir a la escuela así?
—En ese caso, podría querer bañarse —dijo mi hermana, frunciendo la nariz y
agitando dramáticamente su mano frente a ella.
Me burlé de ella.
—¿Qué? —preguntó Jemma, metiendo un gran bocado de tortita en su boca—.
Solo estoy tratando de ayudar. Estás apestando el lugar.
Realmente no podría discutir con ella. Tenía razón. Era un desastre. Uno
apestoso y asqueroso. Todavía llevaba puesta la camiseta sin mangas que había
usado en la escuela el viernes y en Scobell. Si bien me las había arreglado para
cambiarme los jeans y ponerme unos pantalones cortos de gimnasia, no me había
tocado el cabello, ni me había bañado, ni siquiera me había puesto desodorante. Solo
me había cepillado los dientes porque Jemma había traído mi cepillo de dientes,
pasta y un vaso de agua a mi habitación y me había amenazado con cepillármelos
ella misma.
—Que Marc vea el desastre que soy, lo que me hizo. No me importa —les
informé.
—Cammy —dijo mi padre. No me había llamado así desde que era niña—. A
nosotros nos importa, y esto no es saludable.
—Odiamos verte así. —Ella me miró con tanta intensidad que tuve que alejar la
mirada.
A veces mi madre podía ser como un meme andante. Volví a levantar mi tenedor
y apuñalé mi comida.
—Del tipo que funciona —dijo mi padre—. Cuando obtuve mi primer trabajo
publicitario, no me sentía listo, pero fingí que sí. Hice lo que ella dijo y ahora mira,
director creativo. Tu madre hizo lo mismo.
¿En serio no veían que esto era completamente diferente a no estar preparado
para un trabajo?
—Solo han pasado un par de días —traté de explicar—. No superas algo como
esto de la noche a la mañana.
—Tus amigas estarán aquí pronto. ¿Por qué no te preparas? —dijo mi madre,
poniendo su voz "calmante". La había escuchado mucho este fin de semana. Sabía
que estaba tratando de ayudar, todos lo estaban, pero no estaba funcionando.
—Estoy lista.
Quería objetar, pero estaba demasiado cansada para discutir, así que me mordí
la lengua y volví a subir las escaleras.
|
Sonó mi teléfono. Era Terri.
TERRI
Le envié un mensaje de texto con el pulgar hacia arriba. No tenía sentido decirle
a ella que no, tampoco; era casi tan mala como mi familia. Terri estaba en una misión
para animarme. Tanto ella como Grace habían pasado por casa el sábado y el
domingo a pesar de que les había dicho que no lo hicieran, y apenas hablé con
ninguna. Durante la primera visita, pusieron una vieja película. Sleepless en Seattle,
que solía ser una de mis favoritas, pero cuando la protagonista dejó a su prometido
perfectamente encantador para ir a buscar a alguien más, me eché a llorar. Marc era
Meg Ryan y yo era el prometido, un personaje secundario al azar que a nadie le
importaba, porque todos estaban apoyando a la protagonista para que encontrase a
alguien mejor. No quería ser el personaje descartable. Quería ser quien encontrara
el amor.
Ahora iban a pasarme a buscar. Por pura costumbre, me duché, me vestí y volví
a bajar las escaleras cuando Terri tocó la bocina. No había forma de salir de esto: iba
a ir a la escuela. Me di una última mirada en el espejo, dándome cuenta de que
parecía una versión fantasma de mí misma. Mis ojos color avellana, del mismo color
que los de Marc, estaban opacos y enrojecidos por todo el llanto.
—¡Adiós! —le grité a mi familia cuando la puerta se cerró de golpe detrás de mí,
sin darles tiempo para una última charla.
|
—¡Hola! —Grace saltó del lado del pasajero y me dio un abrazo—. Puedes tener
el asiento de adelante. —Nunca iba adelante. La última persona en ser pasada a
buscar siempre iba detrás. Se compadecían de mí, pero no iba a objetar. Tomaría
cualquier beneficio que pudiera obtener.
Terri me atrapó.
Ella se rio.
—Lo sabemos.
—Vas a ver que el día será mucho más fácil de lo que piensas.
—Bien, vale. —Me rendí a regañadientes—. Intentaré estar alegre. —Finge hasta
que lo consigas, eso era lo que mi madre había dicho y supuse que tenía razón.
Asentí.
|
—Vamos a hacerlo.
—¿No te las vas a quitar? —preguntó Grace, tocando su sien para indicar que se
refería a mis gafas de sol.
—No —dije, ajustando el puente de la montura—. Ellas y yo somos una.
—Oye, sé tan rara como necesites. Yo, por mi parte, lo apoyo completamente.
Normalmente ella me degradaba a lo bestia cuando iba por lo que ella llamaba
"exagerado", pero hoy estaba alentando la dramatización. Eso significaba que sabía
que este día iba a ser una tortura. Todas lo sabíamos.
Sonó el timbre y pasó un grupo de personas. No era una exageración decir que
todos me miraron al pasar. Mi aparición detuvo no menos de cinco conversaciones.
Aunque no me sorprendía. Los videos de mi ruptura habían estado en todas las
redes sociales como GroupIt. Habían sido eliminados, la mayoría de ellos, de todos
modos, pero no antes de obtener cientos de visitas, incluidas unas sesenta de mi
parte. No había podido evitarlo: reproducía el video una y otra vez hasta que mis
lágrimas borroneaban la pantalla. Entonces comenzaba de nuevo.
—No tan rápido —dijo ella, siguiéndolos, sus manos apretadas en puños. Se
detuvieron y ella se acercó hasta que estuvo a solo unos centímetros de ellos. Si yo
fuera esos tipos, habría salido corriendo. Terri podía dar miedo cuando quería—.
¿Qué era lo que estabas diciendo? —preguntó, su voz suave, un gruñido bajo
diseñado para enviar escalofríos por la columna vertebral—. ¿Te importaría
decírmelo a la cara?
Uno de ellos abrió la boca, pero cuando vio la mirada de muerte de Terri,
completada con la ceja levantada y los ojos destellando de puro odio, la cerró de
nuevo.
—Eso es lo que pensaba. Si quieres hablar de gente patética, prueba con dos
pequeños estudiantes de primer año pensando que son la gran cosa. Piensa en esto
como una advertencia para que tengas cuidado, porque la próxima vez no seré tan
amable.
Se escabulleron como ratas sin decir nada más. Inteligente por su parte. No
estaba segura de qué habría hecho exactamente Terri si no la hubieran escuchado,
pero conociéndola habría dolido.
—Sí, claro —le dije, arrojándole un hueso, a pesar de que ambos sabíamos que
su intento de arreglarlo no tenía sentido.
|
Capítulo 8
—Espera —le dije a Terri antes de salir del último periodo. Todos los demás ya
habían salido, pero no iba a tomar ningún riesgo. Asomé la cabeza por la puerta y
miré en ambas direcciones. No había señales de Marc—. La costa está clara.
Agarré su brazo y la llevé al pasillo. Logramos hacer unos seis metros cuando
creí ver a ya-sabes-quién. Me giré y fingí estudiar un casillero. Alrededor de un
minuto después, eché un vistazo por encima de mis gafas de sol al chico que acababa
de pasar.
—Falsa alarma —le dije a Terri—. Marc tiene una camiseta como esa.
—¿Recuerda lo que dije de sé tan rara como quieras? —insistió Terri mientras
seguíamos recorriendo el pasillo, yo escaneando en todas partes en caso de que |
necesitara hacer una rápida carrera a un aula.
Ambas habíamos visto más que una buena cantidad de episodios del dibujo
animado del incompetente inspector cuando hacíamos de niñeras de los Griffin.
Terri me dio una mirada que decía que yo sabía a qué se refería.
—El Inspector Gadget siempre gana al final; eso es algo, ¿cierto? —dije en un
pobre intento de aligerar el ambiente y hacer que dejara de darme esa expresión.
Ella solo suspiró mientras llegábamos a su aula.
Eso finalmente le sacó una risa. No estaba segura de que hubiera conseguido
hacerle creer que estaba súper bien, pero decidí renunciar mientras tuviera la
delantera. Me fui a mi clase, con sonrisa falsa y todo.
Logré pasar casi la mitad del día ilesa, ni un solo pequeño avistamiento de mi
ex, pero me tropecé con un obstáculo. El almuerzo.
Antes de hoy, nunca había pensado dos veces acerca de dónde sentarme en la
cafetería. Este año, mi asiento estaba en la gran mesa en medio de la habitación: la
mesa de fútbol. La mesa de Marc. Obviamente no podía ir ahí ahora. Me quedé |
parada con mi bandeja, cuidadosamente posicionándome detrás de una columna así
estaba fuera de la línea de visión de mi ex y podía sondear el área. Grace, Terri,
incluso Luke, todos tenían diferentes periodos de almuerzo que yo. No estaba
segura de a dónde ir, pero no podía seguir quedándome parada como una estatua
triste. ¿Dónde se suponía que me sentara? No quería terminar comiendo en el baño
o escondiéndome en alguna aula. No quería ser tan cliché. Aun así, eso parecía mejor
a que Marc y sus amigos me vieran sin un lugar a donde ir. Mi suerte y mis fabulosas
habilidades de evasión estaban a punto de acabarse. Marc seguramente iba a
notarme en la cafetería.
Cuando nos habían dado nuestros horarios este verano, había estado tan
aliviada de que tuviésemos este periodo juntos. Ahora parecía como un giro cruel
del destino. Aventuré una mirada a su mesa. Él se estaba riendo. ¡Riendo!
¿Cómo podía estar tan cómodo y feliz, mientras yo estaba luchando para llegar
al final del día?
Moví mi cabeza hacia atrás rápidamente, pero no estaba segura de si había sido
lo suficientemente rápida. Marc miró en mi dirección. ¿Me había visto mirándolo
fijo? Maldije a mi profesor del segundo periodo por haber confiscado mi gorra y mis
gafas de sol después de que me hubiese negado a quitármelos. Realmente habrían
sido útiles ahora mismo. No quería mis ojos hinchados completamente expuestos.
Por mucho que odiase admitirlo, mis padres tenían razón. No quería que Marc
supiera que él me había convertido en un desastre. No iba a quedarme escondida.
No por un imbécil. Agarré mi bandeja tan fuerte que mis nudillos se volvieron
blancos y di un paso fuera de la columna. Me dirigí hacia el fondo de la habitación,
a ningún lado en particular, pero lo hice con la cabeza en alto. No tenía idea de qué
haría cuando llegase a la pared, pero seguí adelante. ¿Quizás me giraría y caminaría
en la otra dirección? ¿Me sentaría en una mesa cualquiera? ¿Me haría una bolita y
fingiría no estar allí? Ninguna de esas parecía una opción decente, pero eran mejores
que quedarme parada así la gente podía lanzarme miradas de pena.
—¡Cam! ¡Cam!
Avery muy sutilmente movió sus ojos de nuestra mesa a la de Marc, pero capté
su mirada. Desde el asiento que yo estaba a punto de tomar, tendría una vista
completa de mi ex. Si me sentaba en el lugar de Nikki, estaría de espaldas a él.
—Ohhh —dijo Nikki, deslizándose fuera de su lugar y rodeando la mesa hasta
estar al lado de Avery—. Claro. Toma mi asiento. No necesitas mirar a eso todo el
periodo.
—Lo siento, pero vamos, ¿no es más raro si no hablamos de eso para nada? —
Se giró hacia mí—. Quiero decir, yo estaba en el restaurante, y no es secreto que el
video estaba en todas partes. Al menos hasta que Avery hizo esos…
Cuando se volvió evidente que no iba a decir nada más, Nikki contestó por ella.
—Dios mío, tendrías que haberla visto. Estaba mandando mensajes como una
loca cuando llegó al cine. Y cuando Olena Richardson se negó a quitar el video,
Avery no iba a dejarlo ir. Le recordó amablemente a Olena de un par de fotos de su |
fiesta de cumpleaños que si los Richardson vieran se volverían locos. La Pequeña y
Perfecta Señorita Olena no estaba actuando tan perfecta. Ni siquiera sesenta
segundos después, el video se había ido de su página.
—¿Hiciste eso por mí? —Había notado que los videos habían desaparecido, pero
no había pensado realmente cómo o por qué.
—Muy gracioso —dijo Nikki—. Vas a amarme, todos lo hacen. —No estaba
segura de si estaba bromeando o no, pero me hizo reír de cualquier modo.
—Ignora su modestia.
—Ajá —dijo Avery, siguiéndole la corriente, antes de presentar a las otras dos
chicas en la mesa, Meg y Naamua. Todas eran del equipo de porristas.
—Gracias por dejarme sentarme con ustedes, chicas —les dije. Resistí el impulso |
de girarme y revisar la mesa de Marc, pero no podía evitar preguntarme si estaría
mirándome. ¿Quería saber cómo me estaba yendo? ¿Sentía remordimiento en lo más
mínimo?
¿Iba a ser esta otra discusión completa de nuevo sobre mi vida con Marc? No
quería hablar de él, ni siquiera quería decir su nombre, pero no podía levantarme e
irme. Acababa de sentarme.
|
Capítulo 9
Mi respiro de Marc continuó hasta el último periodo. Arrastré los pies de física
a la clase de arte. Este era el momento. Iba a estar cara a cara, o mejor dicho lado a
lado, con Marc. Nuestros caballetes estaban uno a lado del otro. Era la clase por la
que había luchado tanto para estar cerca de él. La vida era cruel. No solo pondría
probablemente mi perfecto promedio en riesgo, pero me iba a hacer trabajar al lado
de mi exnovio en un proyecto que no me interesaba para nada. Conociendo a Marc,
trataría de hablar un poco, ver si podíamos ser “amigos”. ¿Quién habría pensado
que una pequeña linda palabra podía sentirse como cuchillos enterrándose en mi
piel?
Tenía que dejar de posponerlo. Iba a llegar tarde. Era ridículo. Yo era ridícula.
Marché hacia el salón. No era gran cosa. Podía hacerlo… solo necesitaba entrar,
agarrar mis cosas y tratar de enfocarme en mi pintura. Aun así no podía obligar a
|
mis pies a moverse. Marc estaba parado a un par de metros. De espaldas a mí, pero
aun así mi estómago hizo una acrobacia. No estaba segura de si era porque no quería
estar cerca de él o porque sí quería. Supuestamente no debería seguir queriendo a
Marc, mi cerebro sabía eso, pero mi corazón tenía más dificultades entendiendo el
mensaje. Me quedé cerca de la puerta, mirándolo. Estaba atándose el delantal
alrededor de la cintura y hablando con Todd. Ambos estaban relajados. No era justo.
Yo debería estar ahí bromeando con ellos, sonriendo, haciendo chistes sobre
nuestros proyectos de arte y planeando nuestro último año. En lugar de eso sonó el
timbre de advertencia y yo estaba pegada al suelo afuera del aula, mirándolos con
la boca abierta.
Sentí un bulto en la garganta. ¿Por qué Todd se estaba burlando de mí? Lo miré
con incredulidad, pero no debería haberle dado la satisfacción. Por la mirada en su
rostro, estaba disfrutando mi reacción. Siempre pensé que le caía bien. ¿Solo me
había estado soportando todos estos años por el bien de Marc?
¿En serio? No me estaba defendiendo. El chico con el que había salido desde
siempre no solo me había dejado en público ¿sino que ahora se unía a hablar mierda
de mí? Antes de saberlo, estaba parada a centímetros de él. Mis pensamientos |
estaban volando.
Se dio vuelta.
No le di oportunidad de hablar.
Maldita sea. Estaba jugando de nuevo con el brazalete, y se dio cuenta. Sabía
que debería haberme deshecho de la cosa, o al menos habérmelo quitado, pero me
sentía desnuda sin él y ya estaba teniendo una semana dura.
—Estoy… —continuó, pero lo detuve. No quería escucharlo.
Jugué con mi muñeca hasta que desabroché el brazalete. Sentí que quemaba mi
piel. Me lo quité y le lancé la cosa. Entonces me giré sobre mis talones saliendo del
aula, directo a la puerta.
|
Capítulo 10
De alguna manera llegué a mi casa, a pesar de que todo el camino a casa se sintió
borroso. Marc de verdad estaba siguiendo adelante. ¿Cómo podía ser esto real? Solo
necesitaba encerrarme en mi habitación con un kilo de macarrones con queso y mis
comedias románticas favoritas y vivir en el mundo de los felices para siempre.
—¡Mamá! —¿Salí de la escuela sin que nadie se diera cuenta solo para que mi |
madre atrapara? ¿Cuándo iba a cambiar mi suerte?—. ¿Qué haces aquí tan
temprano?
—Tuve una reunión cerca, pero creo que la verdadera pregunta es ¿qué haces tú
aquí ahora?
Decidí confesar temprano. Tal vez eso significaría que no me castigaría. Aunque
realmente no me importaba; no era como si tuviera un lugar al que quisiera ir.
Fui a la sala de estar, me tiré en el sofá y le conté sobre la clase de arte.
—No podía quedarme allí, y vamos —le dije—, me lo merezco. Nunca he faltado
a clase. Ni una sola vez. Así que perder una clase en mi último año no es gran cosa.
Me senté.
—Bien —dije con una dosis extra de sarcasmo. Había escuchado las historias.
Mi papá siempre hablaba de cómo mi mamá era una “rompecorazones”. Ella era la |
que siempre dejaba a sus novios, no la que lloraba—. No de la forma en que papá lo
cuenta.
—Tu papá dejó de lado algunas partes. —Mis padres se conocieron en la escuela
secundaria, pero no empezaron a salir hasta su décima reunión de graduados—.
Como mis años universitarios.
Puse los ojos en blanco. También había tenido un novio a largo plazo. Lo había
dejado cuando se graduó o algo así.
—Sí, estoy segura de que fue realmente difícil para ti romperle el corazón de
alguien. Bua, bua.
No me importaba si era fría. Por el momento sentía más simpatía por quien
había sido dejado, no por quien terminaba la relación.
—Terminar las cosas con alguien que te importa, alguien a quien incluso puedes
amar, tampoco es fácil —dijo.
Me levanté de un salto.
—¿En serio me vas a hablar de eso ahora? ¿Quieres que me sienta mal por Marc?
Buena charla, mamá.
—No me dejaste terminar —dijo, tomando mis manos entre las suyas y
guiándome hacia el cojín del sofá—. Sí, lastimé a la gente, sin querer, pero no puedes
quedarte con alguien porque no quieres herir sus sentimientos. No es bueno para
ninguno de los dos. —Ella realmente apestaba con esto. ¿Quería hacerme llorar de
nuevo? ¿Dónde estaban los pequeños eslóganes felices que siempre decía? Incluso
esos eran mejores que esto. Antes de que pudiera decir algo, continuó—: Pero
también he estado en tus zapatos.
—Porque fue hace mucho tiempo. Una nota al pie de mi historia. No me define.
En todo caso, me hizo más fuerte.
No estaba segura de cómo responder. Parecía una tortura, incluso peor de lo que
yo estaba pasando ahora.
—¿Cómo lo soportaste?
—Un día a la vez. Prometí no dejar que arruinaran mi experiencia universitaria.
Salí, hice cosas, incluso cuando no quería. Salí con mis amigos, hice algunos nuevos
y comencé a salir de nuevo. Muy pronto, se convirtió en una de esas divertidas
historias de compañeros de cuarto de terror, algo de lo que reírse en lugar de llorar.
Cam, no puedes controlar cómo te tratan las personas, pero puedes controlar cómo
reaccionas ante él. Si yo pude superar eso, tú puedes superar esto. Es tu último año;
se supone que debes disfrutarlo.
—Tú no eres todos. Eres mi hija. Eres inteligente, hermosa, terca como el
infierno, más grande que la vida y sorprendente. Si Marc no puede ver eso, entonces
no lo quieres en tu vida. Pero no dejes que te quite este año. Tú, mi amor, mereces
todo lo que tu corazón desea, así que sal y consíguelo.
Me puse de pie.
—Lo pensaré.
—Tú puedes.
Asentí.
Mi boca estaba llena de cursi bondad, así que solo hice un gesto a mi alrededor,
señalando la habitación.
Terri se acercó a la cámara hasta que era la única persona que podía ver.
—Vinimos a verte después de clase, así que imagina nuestra sorpresa cuando
descubrimos que te fuiste.
Puse mi tazón en la mesita de noche. Estaba perdiendo el apetito. Sabía que mis |
amigos solo intentaban estar allí para mí. Era muy dulce que quisieran asegurarse
de que mi clase de Marc hubiera estado bien, pero era otro recordatorio de todo lo
que había salido mal.
Tal vez eso fuese cierto, y había una posibilidad de que después de que Marc
saliera con un par de personas diferentes, se diera cuenta de que estaba destinado a
estar conmigo.
—Ignóralo. Cam, sé lo que estás pensando —dijo Terri—, y tienes que parar.
Marc apesta. No lo quieres de vuelta.
—¡Nooo! —gruñó Terri—. Él no era “el indicado”, y tienes que parar con esas
cosas. No va a ayudar. Además, en caso de que lo hayas olvidado, estamos en el
instituto. ¿Quién necesita eso ahora?
—Pero…
Me enderecé.
—¿Tienen una segunda cita? —Ella me había enviado cientos de mensajes sobre
él durante el verano, y finalmente la había invitado a salir justo antes de que
terminaran las vacaciones.
—Tercera, en realidad.
Se mordió el labio.
—Uh, sí, lo es. Significa que viste a Derrick este fin de semana y no dijiste nada.
|
—Yo había sido tan mala amiga, estaba tan deprimida y preocupada por mis propios
problemas que ni siquiera sabía que Grace estaba viendo a alguien o lo que Terri
había estado haciendo. Necesitaba ser mejor. Esta era una gran noticia. Grace se
juntaba con gente aquí y allá, pero en realidad no salía con nadie desde primer año,
y parece que este chico tenía un potencial real—. No canceles por mi culpa. Vas a ir
a esa cita y quiero detalles.
—Bien, bien. —Se rio, sus ojos se iluminaron—. Odio hacer esto, pero tengo
práctica.
—Ambos tienen mejores cosas que hacer que cuidarme a mí —le dije.
Terri se encogió de hombros.
Luke fingió clavarle una daga en el pecho y sacudió la cabeza hacia Terri.
Él le guiñó un ojo.
—Puedo sufrir.
Terri se mordió las mejillas y estudió mi rostro. Se movió por el pasillo, así solo
estábamos ella y yo. No más Luke.
—¿Estás segura? —preguntó, su voz baja—. Podemos pasar el rato, solo tú y yo.
Después de asegurarle una docena de veces más que estaba bien, se rindió.
—Está bien, te dejaré con tus películas, pero —dijo, enfatizando la palabra—
tienes que prometer que no verás una en la que la chica regresa con su pésimo ex.
—No hay promesas —dije, cargando mi tenedor con otro montón gigante de
macarrones—. Me encantan los romances de segunda oportunidad.
Sacudió la cabeza.
Quise discutir los méritos de vivir la vida como una comedia romántica, pero no
tenía energías para eso. En este momento, mi vida era cualquier cosa menos
romántica. En cambio, solo estuve de acuerdo con ella.
Jadeé.
Una idea que Terri seguramente odiaría, pero una idea que podría ser mi
respuesta a todo. Una idea que seguía creciendo y creciendo y ahora se estaba
acelerando por toda mi cabeza y asumiendo todo mi ser.
¿Qué pasaría si realmente tratara de vivir en una comedia romántica? Salir con
alguien más para poner celoso a mi ex, y tal vez, posiblemente, con suerte,
enamorarme del chico nuevo. Lo había visto en pantalla y lo había leído en libros
cientos de veces.
O, por lo menos, tal vez enojaría tanto a Marc que volvería corriendo. Esto
podría funcionar. Sí, Terri me iba a matar, pero valía la pena intentarlo.
Pero, sobre todo, iba a hacer que Marc se arrepintiera de haberme dejado.
|
Capítulo 11
Mi alarma sonó con todo el martes por la mañana. Por primera vez no hubo nada
de dormir unos minutos de más, nada de cubrirme con las cobijas deseando que
siguiera siendo fin de semana. Estaba lista para volver a la escuela. Tenía una misión,
encontrar un nuevo novio, entrar a Columbia y tener un último año increíble. Mi
plan para hacer que todo sucediera empezaba hoy. Los pensamientos se
arremolinaban en mi cabeza mientras me daba una ducha y me preparaba. Podía
hacer esto. ¿Quién necesitaba a Marc? Me puse un ajustado jersey negro de cuello
alto y un par de jeans negros y me recogí el cabello en un moño apretado. Este ere
mi look genial, serena, no jodas conmigo, yo puedo con esto, neoyorkino, o al menos mi
interpretación de eso basado en lo que tenía en mi armario.
—¿Qué? —pregunté.
—Eso es lo que vestía Steve Jobs cuando… —Ondeó su mano libre—. Olvídalo.
No importa. Solo me alegra verte sonreír.
—Yo creo que luce más como un mimo… o como una triste excusa de un ninja.
Tomé un sorbo del café de mi papá y agarré una barra de cereal, luego grité
adiós a mi familia mientras Terri tocaba bocina. Ella y Grace estaban inclinadas
contra el auto, con sonrisas falsas que apenas encubrían su preocupación, mientras
me observaban acercarme.
—Lo sé, pero ya les dije, chicas, que no necesitan estarlo. Estoy bien. Muy bien.
De hecho —subí y bajé las cejas hacia ellas— tengo un plan que va a cambiar el
rumbo de mi año.
|
Se miraron, y pude sentir el escepticismo emanando de ellas.
—¿Tiempo para qué? ¿Para conocer a alguien nuevo? Marc no esperó para
superarme; yo no necesito esperar para superarlo a él.
Terri asintió.
Agradecía haber dejado fuera la parte de que también esperaba que esto hiciera
volver a Marc arrastrándose por mí. Me gustaba tener el apoyo de Terri. Cuando se
trataba de relaciones y chicos, ella y yo apenas podíamos estar de acuerdo en algo.
—Salir con otros chicos te hará bien —me dijo mientras caminaba hacia el
asiento del conductor del auto y se metía adentro. Hubo un instantáneo cambio en
su lenguaje corporal. Había pasado de estar toda preocupada por mí a ser una mujer
con un plan—. Te va a gustar, ya verás. Ya puedo pensar en tanta gente que amarías.
Esto va a ser divertido. Voy a asegurarme de que tengas citas para el resto del año.
—No planeo salir con un montón de chicos. —La miré fijo por la ventana—.
Planeo en tener un novio. Uno.
Gemí. Solo porque Marc podía no ser el chico adecuado para mí no significaba
que no quisiera encontrar a quien sí lo fuera. Quería absolutamente mi OTP 1, mi
pareja ideal.
—No soy la única que quiere una relación. Grace también quiere lo mismo. Ella
acaba de tener una tercera cita anoche, de la que todavía quiero los detalles, Señorita-
Apenas-Mandé-Un-Mensaje-Acerca-De-Mi-Noche. —Le di un empujito a Grace en
el brazo—. Apóyame en esto.
OTP: Siglas de One True Paring, una expresión común en los fandoms de libros, películas y series
1
de televisión que se refiere a la pareja que los fans consideran perfecta y quieren que terminen juntos.
—No diría… Derrick y yo. No somos… no es serio. Es… nosotros… no somos
nada.
—¿Qué? ¿Qué pasó? —pregunté—. Dijiste que la cita fue divertida. —Eso era
básicamente todo lo que había podido sacarle anoche.
—¿Esto fue por mí? ¿Mi ruptura te asustó? Porque yo sigo siendo una creyente
en el amor. No dejes que mi desastre de vida amorosa influya en la tuya.
—No, no —me aseguró—. Nada como eso. En serio, no vale la pena hablarlo.
—¿Segura?
—Segura.
Quería preguntar más, pero no quería presionarla. Sabía lo que era simplemente
querer que te dejaran sola. |
—Está bien —dije—, pero estoy aquí si quieres hablar. ¿Y sabes qué? Ya pensé
en un nuevo chico para mí; solo pensaré en uno para ti también.
—No hace falta —dijo Grace, alzando las manos para ralentizarme—. Estoy
bien. Estoy ocupada con vóley y el ingreso a la universidad. No necesito un chico
nuevo. Concentrémonos en tu vida amorosa.
—Bien —dije, y le hice un gesto a Grace para que tomara el asiento del frente.
No quería más tratamiento especial.
Grace tembló.
Terri me miró a través del espejo retrovisor. Puede que haya presentido lo que
se venía.
—No, no es así. Es solo un bonus extra. Me gustaba un chico de fútbol, ¿por qué
no otro? —No conocía muy bien a Brandon. Definitivamente no lo suficiente para
llamarlo y saludarlo o algo. Él no había sido uno de los amigos cercanos de Marc,
así que no era amigo mío, pero tenía la forma perfecta de conseguir una nueva
presentación—. Esto va a funcionar. Salir con Brandon incluso va a ayudarme a
entrar a Columbia.
—¿De qué estás hablando? —preguntó Grace mientras estacionábamos en el
colegio.
—Se enterarán pronto. Le envié un mensaje a Luke para que nos encontráramos
antes de que empiecen las clases. Lo necesito a él para que mi plan funcione.
—Taaaal veeeez —dije, alargando las palabras. No había nada malo con mis
estrategias; de hecho, les tenía bastante cariño. Especialmente si le daban a Marc una
probada de su propia medicina. Salí del auto—. Ahí está Luke, vamos.
Me cubrí la cara con una mano como alejando sus palabras. Ella no conocía todo
mi plan, pero yo sí, y mientras más lo pensaba, más me gustaba la idea.
—Sí —dije, moviendo mis pestañas hacia él en una forma cómica y exagerada,
no de una forma de te estoy tirando los perros—, pero eres buen amigo del editor,
tienes influencia. Has estado en el diario desde primer año y puedes hacer que
aprueben mi artículo. Será bueno, lo prometo. Y me ayudará a vengarme de Marc.
Sacudió la cabeza.
—¿Qué estás planeando escribir? ¿Una historia de lo malvado que es tu ex? Eso
no lo publicarían.
—Así que, déjame ver si entendí bien —dijo Luke—. ¿Quieres usar el diario
escolar para conocer a un chico?
Me encogí de hombros.
—Sí. Pero también sería algo que puedo añadir a mis solicitudes de ingreso a la
universidad. Sabes que necesito inflar mis extracurriculares. Iba a preguntarte acerca
de escribir algo de todos modos. Esto solo combina eso con ayudar a mi vida
amorosa. Soy fan de hacer muchas cosas al mismo tiempo. |
Grace se rio.
—Va a encontrar una forma de hacerlo de todos modos —le dijo Terri—. Mejor
que tú la ayudes.
Esto iba a funcionar. Brandon y Cam. Bram. Incluso me gustaba cómo sonaba.
Brandon era perfecto para ser mi novio. Teníamos potencial para ser algo realmente
bueno.
|
¿Y lo mejor?
—¿Cam? Entra.
—Cam…
—Antes de que diga que no, piénselo. Hay una clase del coro, y las personas lo
cuentan como un extracurricular. Esto no es diferente. Además, todavía tengo que
hacer trabajo fuera de hora. Un montón. Nadie se ha apuntado para el anuario, la |
Sra. Jackson tiene una carpeta completa de fotos que los estudiantes han enviado
que quieren que incluyan. No hay nadie para revisarlos, nadie para hacer el diseño
o la corrección de color. Esa podría ser yo. La Sra. Jackson ya está llena de trabajo.
—Saqué una nota y se la di a la Sra. Vail—. De hecho, dijo que sería de gran ayuda.
Había hablado con la Sra. Jackson justo después de inglés. Sabía que le gustaba
la idea. Ella era la asesora del anuario y estaba prácticamente rogando que las
personas se apuntaran. No había voluntarios. Esta era una solución a su problema…
y al mío.
—Cam, aprecio lo que hiciste para tratar de que funcione. Pero esto es algo que
puedes hacer con tu propio tiempo. No cuenta como estudio independiente.
—Entiendo lo que dices —dijo la Sra. Vail—. Pero primero pasaste todo el
verano suplicando por entrar a la clase de arte de la Sra. Winter, ¿y ahora quieres
salirte? ¿Cómo sé que no vendrás aquí la semana que viene por algo más?
—No lo haré. Nunca he hecho esto antes. Nunca había puesto un pie en esta
oficina antes de este año. Sé que parece extraño e inesperado —continué—. Pero no
lo es. Intenté pintar. Apesto. Lo que está bien, si mi futuro no estuviera en riesgo. En |
cierto modo, es por su culpa.
La Sra. Vail tomó la nota de la Sra. Jackson de nuevo. Miró de ella a mí antes de
dejar salir un largo suspiro.
—Bien —dijo—. Veré qué puedo hacer. Pero esto es todo. No más cambios. Tu
horario será definitivo.
Dejé escapar un chillido de alegría.
No más clases de arte, no más estar atrapada en una habitación con Marc, no
más estar atrapada en el pasado. Iba a hacer que mi futuro sucediera, ya había
superado el primer obstáculo.
|
Capítulo 13
Tardó más de lo que me hubiese gustado, pero Luke cumplió. El editor del
Brooksvale Bulletin estuvo de acuerdo con dejarme escribir un artículo acerca de la
prometedora estrella de fútbol. Brandon parecía encantado con la idea, y antes de
que me diera cuenta estábamos mandándonos correos y mensajes de texto casi todos
los días. Generalmente era acerca de fútbol, pero era un comienzo, y podía trabajar
con eso.
—¿Este suéter está bien? —le pregunté a Terri mientras giraba en mi habitación
en un suéter rojo de cuello en V. Era como el décimo que me probaba. Solo éramos
ella y yo. Grace estaba atrapada en una práctica hasta tarde de vóley, el equipo había
estado entrenando muy duro desde que habían ganado por los pelos su último
partido.
—Sí —dijo Terri, tirándose hacia atrás en mi cama entre una pila de ropas que
ya me había probado antes—. Y también estaban bien este y este y este. —Tiró las
camisetas en el aire mientras hablaba. Su tono era ligero y animado, pero sonaba
extraña.
Me senté a su lado.
—¿De qué estás hablando? Vas a tener para elegir a dónde ir. —Terri entraría
seguro. Tenía un talento fuera de serie—. Créeme, RISD y SVA entraran en guerra
para tenerte con ellos.
Sacudió la cabeza.
Ella resopló.
—Oye —dije, poniendo mi brazo alrededor de ella— vamos a armar un plan que
los haga cambiar de idea. Lo prometo. Yo te apoyo.
Terri se secó los ojos con el brazo y luego se abanicó la cara con la mano, tratando
de recuperar la compostura.
Sabía que no creía que sus padres fuesen a cambiar de idea, pero yo sí lo creía.
Íbamos a encontrar una manera de convencerlos. Estaba segura.
|
—Basta de mí y mis problemas. ¿No tienes una cita para la que prepararte? —
preguntó, claramente tratando de cambiar de tema.
—No tengo que hacer eso hoy —le dije—. Puedo cambiar de día. ¿Por qué no
hacemos algo nosotras? Compramos pizza, vamos a tu casa antes de que mi
hermana llegue a casa y nos moleste, y así te despejas la cabeza.
—Eso creo —dije, sosteniendo uno de los aretes colgantes y azules que parecían
cristales cerca de mi oreja y estudiándolo en el espejo—. Dije que necesitábamos
celebrar que estábamos terminando con el artículo. Él tiene que saber.
Le pasé mi teléfono y ella revisó mis mensajes, leyendo algunos en voz alta.
—“Va a ser un artículo genial”. “Eres un tema interesante”. “Te sacaré una foto
genial”. “Seguro, podemos ir a Scobell’s el viernes”.
—Es solo que… —Rompió en carcajadas—. No puedo creer que pienses que eso
es coquetear. “Eres un tema interesante”. ¡Cam! ¿Por qué no me preguntaste a mí? Te
habría ayudado.
—No necesitaba ayuda. Creí que estaba haciéndolo bien. —Hice un gesto para
disipar su risa—. Va a funcionar; con sus horarios, no hubiese hecho tiempo para
esto si no tuviese un poco de curiosidad de conocerme mejor. Tiene que saber que
es una cita; o al menos una cosa del tipo ver-qué-onda-hay-entre-nosotros. Lo que
sea. Soy mucho más relajada en persona. Él estará encantado. Ya verás.
Ella asintió.
—Cállate —le dije, riendo—. Va a ser genial. Pasará de ser el tema de mi historia
a mi novio.
Pero Terri podía bromear todo lo que quisiera. Esto iba a ser perfecto, igual que |
en las películas.
Capítulo 14
Me alisé la falda mientras estaba fuera de Scobell. Eran unos minutos después
de las siete, hora de mi cita, y, sin embargo, a pesar de mi entusiasmo anterior, me
estaba costando entrar. En toda mi planificación, había olvidado lo desalentadoras
que podrían ser las primeras citas. Me estaba golpeando fuerte ahora.
Esta era la primera vez que volvía a Scobell desde el incidente de Marc. Mis
padres incluso me dejaron pedir prestado el auto por una vez, pero mis nervios
estaban en alerta máxima.
¿Por qué, por qué, por qué había dicho que sí a este lugar?
|
Porque no quería hacer nada al respecto, por eso.
Aun así, ir a este lugar para mi primera cita en más de tres años con alguien que
no fuese Marc probablemente no fue la decisión más inteligente. Ciertamente no
estaba ayudando a mis nervios. Apreté con fuerza mi mano derecha con mi mano
izquierda.
—Hola.
Supongo que eso significaba que quería un abrazo. Podía manejar esto. Me puse
de pie y le di uno. Se apretó con fuerza, aguantando solo un segundo más de lo que
harías si fuera solo una cosa de amigos. Olía a menta y a aire libre. No era a lo que
estaba acostumbrada, pero estaba buscando un nuevo aroma y no iba a descartar
este. La noche tenía un comienzo prometedor.
—Me siento honrada. —Me puse las manos sobre el corazón, pero lo hice con
tanta fuerza que solté un uf. Me reí para tratar de ocultarlo—. Así que, sí, creo que
debería estar en la edición del próximo mes. —¿Qué me pasaba? Necesitaba dejar
de entrar en pánico y divertirme. La gente iba a primeras citas todos los días; esto
no era gran cosa.
Brandon era incluso más lindo de lo que recordaba. Pelo rubio ceniza, ojos
castaños claros y una especie de arrogancia. No había pensado mucho en él el año
pasado, era solo uno de los compañeros de equipo de Marc con el que realmente no
nos juntábamos, pero ciertamente ahora me llamaba la atención.
Me dio una sonrisa descomunal y tomé la foto. De acuerdo, era realmente guapo.
¿Cómo se suponía que debía mantener la calma, como si esto no fuera gran cosa?
—Ahora que nos sacamos eso de encima —dijo Brandon cuando el mesero se
acercó y nos dejó un poco de agua—. ¿Qué deberíamos pedir?
—Suena bien.
Hicimos nuestro pedido y luego él solo me miró a los ojos, sin decir nada en
absoluto. Me sentí un poco expuesta, pero no me alejé. Quería que supiera que
estaba interesada.
Él debía saber sobre la ruptura y lo incómodo que sería para mí ver los partidos
de mi ex. Estaba segura de que todo el equipo había hablado sobre lo sucedido.
—Tal vez ahora sí los tendrás —dijo, y me guiñó un ojo. En realidad, me hizo
relajarme. Significaba que Terri me había puesto nerviosa por nada. Esta era una
cita. Brandon claramente lo sabía, y aunque yo podía ser un asco coqueteando, él
ciertamente no.
Le devolví el guiño.
¿Me notó? Quiero decir, ¿como algo más que una chica altamente cafeinada que apoyaba
a su novio? La idea me hizo sonreír. Realmente no se me había pasado por la cabeza
que alguien en el equipo me viera como más que la novia de Marc, uno de los chicos
o una fan frenética.
—Eso he escuchado. Gritabas más fuerte que las porristas. Era lindo.
El camarero dejó nuestra comida y yo agarré una papa frita.
—Oye —dijo—, ¿recuerdas ese tiro libre con comba que hice el año pasado en
uno de los primeros partidos de fútbol? —preguntó.
—¿Sabes qué es un tiro libre con comba? Es cuando le das un giro a la pelota que
hace que cambie de dirección.
—Lo sé. —Prácticamente vivía y respiraba fútbol durante mis días de Marc. Solo
que pensaba que era algo extraño de mencionar ahora. Aunque realmente no podía
quejarme; no era que yo fuese la reina de la conversación en este momento.
Esto tenía que ser una broma. Solo que no era así.
Marc estaba en Scobell's con Lissi. ¿Primero trató de robar un lugar en el equipo
de vóley y ahora mi novio? Mi exnovio, me recordé a mí misma. Ugh. Sabía que
Marc supuestamente estaba saliendo con otra gente, ¿pero por qué tenía que estar
aquí y ahora?
Miré de mi ex a él.
No mires a tu ex. Concéntrate en el hermoso chico frente a ti. Repetí las instrucciones
en mi mente, pero era más fácil decirlo que hacerlo. La camarera sentó a Marc y Lissi
a un par de mesas, en una diagonal exacta de mí. No estaba segura de si me vieron,
pero si lo hicieron, lo dejaron pasar. Estaban tomados de la mano sobre la mesa.
Marc asentía con la cabeza ante todo lo que decía Lissi. Ella se colocó el cabello detrás
de la oreja y él se encendió como si estuviera viendo un desfile de moda privado de
Victoria’s Secret. Era inductor de vómito. Estaban totalmente absortos el uno en el
otro. ¿Marc y yo nos hemos visto así alguna vez? Habíamos hablado todo el tiempo,
pero no recordaba que colgáramos de cada palabra del otro como ellos.
Bien, yo también tenía a alguien. Mejor aún, alguien con quien quería que Marc |
me viera. Tal vez esto fuese una bendición disfrazada. Si me estaba volviendo loca
al ver a Marc en una cita, tal vez él sentiría lo mismo.
Recordaba esa parte muy claramente. Marc estaba tan molesto cuando Brandon
comenzó a jugar. Había hablado sobre eso sin parar. Al pensar en Marc, volví a
mirarlo. Rápidamente volví mi atención a Brandon. O lo intenté, de todos modos.
No te distraigas, Cam. ¿Y qué si puedes escuchar a Marc reír? ¿Y qué si puedes escuchar
fragmentos de su conversación? ¿Y qué si le está contando sobre el partido de fútbol de ayer
y cómo golpeó la pelota con la cabeza y anotó el punto ganador y ahora el equipo está un paso
más cerca del partido del campeonato? No había razón para preocuparse. Si quería una
conversación aburrida de fútbol, Brandon estaba sentado aquí mismo.
—Sabes, cuando estaba en la escuela secundaria, todos decían que tendría que
estar en el banco en el equipo universitario o pasar a un segundo plano como los
demás, pero dije: Nah, ya verán. Y lo hicieron, ¿sabes?
—Mmm —dije cuando Brandon me miró para reconocer que estaba escuchando.
Luego continuó—: He estado pensando en qué universidad debería jugar, haciendo
la lista de mis sueños, ¿sabes?
—Sí.
Tal vez fueron las palabras universidad y sueño, pero mi enfoque de alguna
manera llegó a Marc nuevamente. Pero esta vez, nuestros ojos se encontraron. Volví
mi atención a Brandon, que todavía hablaba de sí mismo. |
No tenía que mirar para saber que Mark nos estaba mirando. Podía sentir sus
ojos sobre mí. Sobre Brandon y yo.
No, Marc no iba a ganar esto. Probablemente intentaba ponerme celosa, bueno, |
la que se iba a reír iba a ser yo. No iba a funcionar; yo iba a ser la que saliera adelante.
Solo necesitaba mejorar mi juego.
—La estoy pasando tan increíble —dije lo suficientemente fuerte como para estar
segura de volver a llamar la atención de Marc—. La mejor. Cita. Del mundo. ¿Cierto?
—Estoy tan contenta de que estés de acuerdo —respondí por Brandon, pero
únicamente por Marc.
Luego lo llevé un paso más allá. Tomé una papa frita, extendí la mano e intenté
darle de comer a mi cita. En mi cabeza fue un momento dulce, romántico, La dama y
el Vagabundo, pero la realidad se quedó corta. Bastante corta.
Brandon me miraba como si lo hubiera perdido: su boca se había abierto
literalmente como si estuviera tratando de formar palabras, pero no podía, pero eso
no me detuvo. Por supuesto que no. Era como si estuviera en piloto automático. Me
acerqué y toqué su brazo.
—Tan fuerte —dije—. Me gusta. Nunca he salido con alguien tan fuerte como
tú.
Estaba yendo muy lejos. Demasiado lejos, incluso para alguien tan impulsado
por el ego como Brandon. Me di cuenta de una pizca demasiado tarde.
—Nada. —Pero cuando lo dije, debí haber vuelto a mirar a Marc, porque
Brandon siguió mi mirada.
—Tienes que estar bromeando —dijo—. ¿Esto es algún tipo de juego? ¿Planeaste
esto? ¿Sabías que iba a estar aquí?
Sacudió la cabeza.
—No. En serio. Me gustó escuchar tus historias de fútbol. —Esa parte era una
mentira, pero tenía que solucionar este desastre—. Simplemente me tomó por
sorpresa, pero me estoy divirtiendo. No lo arruinemos. ¿Eres fanático de la FIFA?
—¿Qué?
Fue mi último esfuerzo hacer que Brandon volviera a hablar, para poder tratar
de guardar las apariencias frente a mi ex. Marc estaba obsesionado con la Copa del
Mundo. El año pasado pasé la mayor parte de junio y julio viendo el campeonato de
fútbol. Lo más probable era que Brandon también fuera fanático, y necesitaba que
se quedara. No podía hacer que Marc viera mi cita desmoronarse. Quería ponerlo
celoso, no justificar su decisión de dejarme.
—Lo hago.
Tal vez esto funcionaría: estaba empezando a hablar de nuevo. Solo necesitaba
mantener la conversación sobre fútbol.
—Odio que solo sea una vez cada cuatro años. Debería ser cada dos, ¿no? —
pregunté. Era algo que Marc solía decir todo el tiempo.
—¿Qué? —pregunté.
—Sabes... —Brandon sacó algo de dinero y lo dejó caer sobre la mesa—. Algunos
de los chicos me advirtieron que no fuera por la ex de Gerber, pero yo... —Levantó
las manos—. Solo me voy a ir.
—Eso es... es... no quiero... —Ni siquiera terminó la oración—. Buenas noches.
Quería rogarle que se quedara, que no me hiciera esto. Pero no pude. No pude
hacer otra escena patética dentro del restaurante. Especialmente no con Marc y Lissi
allí. Vi como Brandon se alejaba de mí. Esta vez no había Avery para salvarme. Esto
no podría estar sucediendo nuevamente.
Me negaba a ser la chica que era abandonada dos veces en Scobell's. Necesitaba
una tapadera. Necesitaba hacer algo. Agarré mi teléfono y fingí hablarle. Saludé a
Brandon cuando llegó a la puerta.
Había una buena posibilidad de que Brandon pensara que estaba loca, pero no
me importó. No iba a dejar que Marc me viera abandonada.
En cambio, puse una sonrisa, mantuve la cabeza alta y salí del restaurante. |
Excepto que esta noche no tenía a nadie a quien culpar más que a mí misma.
Capítulo 15
Estacioné el auto en mi entrada y les envié un mensaje de texto a Grace y Terri
sobre lo que había pasado.
—Espera —dijo— a que Grace entre en la conferencia. Esto necesita mucho más
que mensajes de texto.
—Sí, la parte de Marc-y-Lissi apestó. Pero no puedo decir que Brandon haya
sido una gran pérdida.
—De todos modos, basta de hablar de mí. ¿Cómo están yendo sus noches? —Ya
estaba harta de pensar en mi noche. Quería saber en qué andaban.
—Esto va a ser bueno. Sea lo que sea, cuenta conmigo. Quiero ver esto —dijo
Grace.
Terri se rio.
—No —dijo Terri—. Después de esta noche, creo que es mejor que nos dejes
todo a Grace y a mí.
Tenía razón.
—Bueno —dijo Grace—, puedes ver a alguien más conseguir a su chico esta
noche, pero mañana te conseguiremos uno para ti.
Sonreí mientras nos despedíamos. ¡Me gustaba mucho cómo sonaba eso!
Capítulo 16
Me reí para mis adentros mientras caminaba hacia la entrada de mi casa. El
desastre de mi cita iba a ser una gran historia para la hora del almuerzo. No podía
esperar a contárselo a Avery, Nikki y el resto del equipo de la cafetería. Era extraño,
a pesar de todo lo que había pasado esta noche en Scobell's, me sentía
sorprendentemente bien. Se lo debía a Grace y Terri. Ellas siempre sabían cómo
animarme. Deseaba poder hacer algo por ellas a cambio.
Mierda. Eso me recordó que todavía tenía que encontrar la manera de hacer ver
a la familia de Terri que ella tenía que ir a la escuela de arte. Solo que no estaba
segura de cómo hacerlo.
Entré.
|
—Soy yo.
—Oh —dijo Jemma, relajándose en el sofá—. Mamá y papá salieron. ¿Por qué
has vuelto tan pronto? Debe haber sido una cita tremenda.
¿Cómo sabía que había tenido una? Negué con la cabeza. Tenía que haber estado
escuchando a escondidas de nuevo. Le robé su tazón de palomitas y me dejé caer en
el asiento de al lado.
Ella me lo arrebató.
Se cruzó de brazos.
Se mordió la mejilla.
—No.
|
Me giré para enfrentarla.
—¿Qué pasa?
—No salí porque todos mis amigos están en la fiesta de Dave —dijo, su voz un
susurro.
—¿Y no te invitaron? —Estaba enojada. No podía creer que incluyera a todos los
amigos de Jemma y la dejara fuera. Peor aún, que sus amigos estuvieran de acuerdo
con ello. Grace y Terri nunca me habrían abandonado.
—No quería estar en la casa de los Gerber. No después de lo que te hizo. Rompí
con todos —dijo. Yo también había eliminado a Marc de todas mis redes sociales,
pero ni siquiera yo había eliminado a su hermano.
—No es culpa de Dave y me parece bien que seas su amiga. No quiero que te
pierdas nada más por mi culpa, ¿de acuerdo?
—Prométemelo —dije.
—De ninguna manera —objetó, riéndose cuando alcé el control remoto sobre mi
cabeza—. Devuélvemelo. The Real Housewives están a punto de empezar.
Me quejé.
—No. —No era fan de los reality shows—. Está todo el tiempo.
—¡Gané!
—Jemma, eres una genio. —Tomé su cabeza en mis manos y la besé en la frente.
—Me diste una idea para ayudar a Terri. Voy a organizarle una exposición de
arte.
Con la ayuda de Grace y Luke, podría lograr esto. Ya podía imaginar el espacio
de la galería en mi mente. Lo haríamos épico. Le escribí un mensaje a Grace y Luke,
y luego volví a sentarme junto a Jemma en el sofá.
Capítulo 17
Grace jugaba con la pajita de su Frappuccino y miraba fijamente a la nada
mientras estábamos sentadas en el patio de comidas del centro comercial listas para
trazar nuestro plan para conseguirme un chico.
—Bien. —Agité mis manos frente a su rostro—. ¿Qué pasa contigo? Apenas nos
prestabas atención en el coche y ahora es aún peor.
—No, no, no, no, no —dije. Mi vida amorosa podía esperar. Claramente, no era
la única con drama en mi vida. Grace parecía estar inundada en drama—. Bien —la
incité, buscando mi brazalete antes de recordar que ya no estaba allí—, habla. Quiero
saber qué está pasando.
—¿Cómo? —pregunté—. Pensé que era súper estricto con las reglas.
—Encontró una laguna jurídica. Maddy Warmack dijo que ella sería la directora
del equipo para que Lissi pudiera tomar su lugar y jugar.
Traté de recordarme a mí misma que no era Lissi con quien estaba enojada; ella
no había hecho nada más que tener una cita con Marc. Probablemente habría un
montón de chicas que saldrían con mi ex, y odiarlas a todas no parecía un buen uso
de mi tiempo. No se lo diría a Grace, pero la verdad era que no estaba segura de por
qué era tan horrible que Lissi quisiera jugar en el equipo. Debía ser una mierda
mudarse justo antes del comienzo del último año. Ya era bastante malo que tuviera
que hacer nuevos amigos, pero pasar de ser la estrella de su antiguo equipo a no
tener ni siquiera un equipo... Eso era una mierda. No la culpaba por querer jugar.
Yo querría hacerlo.
—De todos modos, Maddy nunca juega —ofrecí como un consuelo—. No será
tan diferente para ella.
—En serio. —Grace cerró los ojos con una mueca—. Resalté lo de mejorar el
equipo y cómo la cancha era mi segundo hogar en uno de mis ensayos universitarios.
Eso no se verá tan impresionante si apenas puedo jugar en mi último año.
Le apreté el brazo.
—Lo siento. Es un asco, pero estoy segura de que no tienes nada de qué
preocuparte. No hay manera de que el entrenador te saque de rotación. Tú eres la
estrella. El equipo no sería nada sin ti. Te apuesto lo que sea, todo el helado que
puedas comer, nada de comentarios sarcásticos sobre el disfraz de Halloween que
elijas para nosotros, deberes para el resto del año, lo que sea, a que jugarás el mismo
tiempo que siempre.
—Tal vez, pero eso solo significa que alguien más está jodido.
—Puede que no sea tan malo como crees —dijo Terri—. Puede que a esa persona
no le importe jugar menos. Puede que solo le guste estar en el equipo.
—Tiene razón —le dije—. Por eso me gustaba a mí. Diablos, si hubiera sabido
que el entrenador permitía que hubiera un director del equipo, lo habría hecho. Otra
extracurricular. ¿Crees que puedo pelear con Maddy por el trabajo?
Grace se rio.
—¿Tú peleando?
—Sí —añadió Terri—, apuesto por Maddy. Te cubrirías la cabeza gritando: “¡En
la cara no, en la cara no!”
—Sí, una vez pensé que iba a tener una quemadura de la alfombra de por vida.
—Oye, eso es lo que consigues por tratar de cambiar A todos los chicos de los que
me enamoré en la mejor parte.
—La vimos como cien veces —protestó Terri—. Lo que significa que tú la has
visto un trillón.
Grace se rio.
La miré.
—¿Por qué?
Se encogió de hombros.
—Por hacerme pensar en otras cosas, por hacerme sentir mejor sobre todo el
asunto del vóley de Lissi. Al menos no me siento como un fraude total en mi ensayo
de la universidad. No quería reescribirlo. Ya he terminado de revisarlo.
—Sí, anoche. Todo el asunto. La solicitud está hecha y solo necesita ser
presentada.
—¡No puede ser! —grité—. Eres una estrella de rock, no puedo creer que no
hayas dicho nada antes. ¡Es increíble! Felicitaciones.
—Gracias.
—¿Qué había de malo en ese tipo? ¡Era sexy! Llevamos una hora caminando y
no has encontrado a nadie con quien quieras hablar.
—Tenía razón antes. Esto es muy pronto. Necesitas algo de tiempo para llorar a
Marc.
—¿Hacer qué?
—Conocer nuevos chicos, coquetear, tener citas. Anoche fue un desastre, y viste
mis mensajes de texto con Brandon. Estuve con Marc mucho tiempo, y antes éramos
compañeros de laboratorio, así que nos conocíamos; fue natural. Esto... tratar de
coquetear con alguien en el centro comercial... se siente falso.
Debería haber pensado algunas líneas antes de tiempo. ¿Qué me hizo pensar
que podría hacer esto? Debería haber hecho que Terri me arreglara una cita.
—Nooooo, mal consejo. Está entrando en pánico ahora mismo. Puede ser ella |
misma cuando esté en la cita. En este momento... —Terri volvió su atención hacia
mí—. Necesito que seas yo. Primero, nada de acobardarse. Segundo, relájate.
Tercero, cuando veas a alguien que te guste, haz contacto visual, mantenlo por unos
segundos, sonríe, mira hacia otro lado y luego hacia atrás para ver si se dio cuenta,
luego mira hacia otro lado de nuevo.
—No seas toda una señorita inocente —dijo—. ¿Cuántas comedias románticas
has leído y visto? ¿Y estás actuando como si fuera un concepto extraño para ti?
—Sí —dijo Grace después de terminar su pretzel—, esto debería ser fácil. Solo
piensa en tu comedia romántica favorita y copia a la protagonista.
—No funciona así —les informé—. La mayoría de las historias por las que me
ven salivando suelen tener un encuentro lindo o algo así; definitivamente no tienen
a la protagonista acechando a un tipo al azar en el centro comercial.
Parecía que Terri estaba luchando para no rodar los ojos.
—Hola —dijo Grace, leyendo mi mente como siempre—, van a pelear por ti.
Eres asombrosa, inteligente, divertida y una amiga increíble que sabe lo que quiere.
Terri aplaudió.
—¡Sí! Vayamos primero a Jordan´s. Es como un refugio para los chicos guapos.
Las seguí, el café helado que había tomado antes me corría por las venas. No hay
razón para estar nerviosa. No hay razón para estar nerviosa. Todavía estaba aterrorizada,
pero traté de ocultárselos a ellas y a mí misma. ¿Cómo hacía Terri esto todo el
tiempo?
—Sí, y tres de nosotras —dijo Grace—. Los superamos en número. Esto será
fácil.
—Solo haz lo que te dije. —Terri repasó sus instrucciones de nuevo—. Buena
postura, contacto visual, sonrisa, mirar hacia otro lado, mirar hacia atrás y hacia
adelante. —Me lo demostró y lo hizo parecer tan fácil.
—Bien.
—¿Cómo se supone que les ponga los ojos saltones si ni siquiera miran en la
dirección correcta?
—Tal vez es bueno que no estuvieran mirando. En lugar de ojos saltones, tal vez
quieras ir por algo amigable o sexy, cualquier cosa que no grite Monstruo de las
Galletas. |
—Creo que el Monstruo de las Galletas podría haber tenido mejor suerte —dijo
Terri—. Al menos les habría preguntado a los chicos si tenían alguna galleta. Eso es
lo que debes hacer.
—¡Solo necesito un pez! —le recordé—. No estoy buscando una escuela entera.
—Me lo agradecerás más tarde. Necesitas aprender cómo hacer esto. Hablar con
la gente es una habilidad. —Ugh. Dejar esa clase de oratoria fue definitivamente un
error.
—Podría ser más fácil si estuvieras sola. Esperaremos en la siguiente fila. Solo
camina hacia ellos y comienza una conversación.
—Eso era diferente. —Eran mis amigos; eran amigos de Marc. Yo era una del
grupo, uno de los chicos. Me habían dado la bienvenida.
—Realmente no es diferente —dijo—. Solo finge que los dos de allá también son
viejos amigos o, mejor aún, personas que no te importan. Puedes hacerlo.
Apreté el corazón de la pelota anti estrés y caminé hacia los chicos. Podía hacer
esto. Era para mi futuro y no iba a ser una cobarde, no cuando se trataba de encontrar
el amor.
—Hola.
La palabra salió de mi boca. Fui yo quien habló, pero este hola en particular fue
un sonido que nunca había escuchado antes; un chillido aterrador y agudo que de
alguna manera se atoró en mi garganta, causando una especie de hipo. No estaba
muy segura de que fuera humano. Tenía la sensación de que los chicos tampoco.
Ambos se volvieron y me miraron. No me quedé a esperar sus reacciones. Me dirigí
directamente a mis amigas, que me esperaban en el siguiente pasillo.
—¿Qué estás haciendo aquí? Vuelve y habla con ellos —susurró Terri.
—Sonaba como un ratón drogado con helio que también quedó atrapado en una
trampa. No voy a volver allí.
Sabían que no podía resistir un buen desafío. Aun así... esto era pedir una
humillación.
—No puedes rendirte ahora —dijo Grace—. ¿Qué haría Bridget Jones?
Gruñí. No era justo usar a Bridget en conmigo. El diario de Bridget Jones, aunque
fuera vieja, era una de mis películas favoritas. Amaba a Bridget y las situaciones
ridículas en las que se metía, pero eso no significaba que quisiera recrearlas.
—¿Quieres ser una desgracia para los amantes de las comedias románticas en
todas partes? No lo creo. Ahora vuelve y termina lo que empezaste.
—Me encanta ese —dije, señalando el juego que sostenía el chico más bajo, a
pesar de que su cuerpo estaba bloqueándolo por completo desde mi punto de vista.
Esta vez logré hablar como un humano, aunque un poco fuerte.
—¿Este?
Era uno de esos juegos de disparos. Había jugado unos similares en la casa de
Terri, pero siempre perdía el interés. No era una gran jugadora. Los libros, Netflix,
Hulu y cosas por el estilo eran mis obsesiones preferidas.
Ahora era mi turno: me giré sobre mis talones, dándoles nada más que mi
espalda.
—Demasiado tarde. |
Caminé directamente hacia la puerta, arrojé el corazón aplastado en el
contenedor junto a la caja registradora en mi camino y me fui con la cabeza en alto.
Terri y Grace se formaron detrás de mí. Parecíamos las chicas populares que salían
de una película para adolescentes.
—Eso fue genial —dijo Terri cuando estábamos a una distancia segura de la
tienda.
—Biiieen —dije, poniendo los ojos en blanco—. No solo no conseguí al tipo, sino
que hice el ridículo.
—¿Qué? —se opuso Terri—. No, no lo hiciste. Estaban listos para perseguirte.
¿Pero a quién le importan? No son los tipos que quieres, de todos modos. Esto se
trata de confianza y poder hablar con la gente. Sí, cometiste un error. Como no eres
jugadora, es posible que hayas querido ir con “¿es bueno ese juego?” versus “lo
juego todo el tiempo”, pero no importa. Hiciste algo que te asustó y no dejaste que
te cagaran encima. Fue una victoria, una gran victoria.
—Bueno, yo sí —dijo.
—Ahh —dijo Grace—, ¿es hora de algo que te haga sentir mejor? Podría ir por
un cono Dairy Queen. Ooh, o un Blizzard. O un Dilly Bar. O todos ellos.
—Oye, intenta practicar con el entrenador durante casi tres horas seguidas la
mayoría de los días y verás el apetito que acumulas.
—Tal vez. —Su tal vez no sonaba muy convincente—. Al entrenador no le gusta
que haya personas alrededor durante la práctica —explicó—. Dice que es una
distracción, pero puedes intentarlo. No puede hacer daño.
Lo consultaría con él, tenía que haber algo que pudiera hacer por el equipo, pero
ese era un problema para la próxima semana. En este momento tenía que conocer a
mi futuro novio.
—Vamos —dije, guiándolas hacia la Orange Julius-Dairy Queen en el otro
extremo del centro comercial—. Necesito mi bebida.
Pensé en decírselo después de que saliera de la tienda de arte, pero sabía que me
habría hecho ir a hablar con él.
Asentí.
—Vas a terminar con historias increíbles y una cita sexy —terminó Terri por mí.
Señaló con la barbilla el mostrador de Orange Julius—. No estabas bromeando. Él
es... —No dijo nada más; solo se echó aire con la mano.
—¿Deberíamos ir contigo en la fila? —preguntó Grace—.¿O quieres pedir por
nosotras, para que tengas tiempo extra con él?
Le devolví el saludo y me calmé antes de hacer fila para encontrarme con el Sr.
OJ. Era muy guapo. Más de lo que recordaba. Tenía un aura relajante y suave, si eso
existía, y me gustaba. Era larguirucho, con el pelo liso y castaño oscuro que le caía
sobre sus ojos casi color aguamarina, y tenía la sonrisa torcida más encantadora que
jamás hubiese visto. Me puse en la fila y le eché otro vistazo. Le estaba diciendo algo
a su compañero de trabajo que los hizo reír a ambos. No pude evitar sonreír también.
Un tipo con sentido del humor, sería un buen cambio. Marc tenía muchas cualidades
geniales, pero nunca tuve un ataque de risa por algo que él hubiese dicho. Bueno,
nunca decía algo con la intención de ser gracioso. Este tipo sería un cambio. Además,
|
sus ojos se arrugaban cuando sonreía. Significaba que era auténtico.
—Hola —le dije al Sr. Orange Julius, haciendo mi mejor esfuerzo para irradiar
arcoíris y sol con mi sonrisa.
—Yo me encargo, Spence —dijo la señora que trabajaba en el mostrador con él—
. Puedes salir de aquí.
Se estaba yendo. ¿Ahora qué? ¿Iba a tener que obligar a mis amigas o familiares
a llevarme al centro comercial todos los días para poder vigilar Orange Julius, con
la esperanza de atraparlo? Esto era malo.
—¿Que sabor?
—¿Eh?
—Naranja está bien —le dije, deteniéndola antes de que nombrara cada
elemento del menú. No me importaba la bebida. Me importaba el chico. El tipo que
ya no se veía por ningún lado.
Giré. Ella tenía razón: no lo había visto. Alejándose de la tienda, y de mí, estaba
Spence.
—Tomando tu consejo. —La miré por encima del hombro—. Soy Bridget Jones.
Caminé con fuerza hasta que estuve prácticamente encima de Spence. Era ahora
o nunca.
Me detuve.
Estaba haciéndolo.
Di ese paso extra, chocando con él, dejando caer mi bolso, la bolsa de Terri y mi
bebida.
—Lo siento mucho —dije, una fracción de segundo después de que sucediera—
. No estaba mirando a dónde iba. No te manché con la bebida, ¿verdad?
Sacudió la cabeza.
—Aquí tienes —dijo, recogiendo el otro frasco pequeño, un pincel, una bolsa de
esponjas y mi bolso. Estaba siguiendo mi guion imaginario a la perfección.
—No hay problema. —Sonrió con esa sonrisa torcida, y sentí un pequeño aleteo
en mi estómago, uno que me hizo pensar ¿Marc quién?—. Creo que tengo algunas
servilletas aquí. —Sacó un poco de su bolso y me entregó la mitad de la pila. Ambos
nos inclinamos para limpiarlo, y nuestras cabezas se juntaron.
OhDiosmío. Las comedias románticas podían hacerse realidad. Esto era perfecto.
No podría haber ido mejor si lo hubiera planeado yo misma, lo cual quizás había
hecho.
—¿Qué? —Había estado tan concentrada en sus ojos que no tenía idea de qué |
estaba hablando.
¿Cómo avanzo aquí? ¿Cómo convierto esto en una cita? ¿Solo pregunto? ¿Soy tan
audaz? Tenía que decidir rápido.
—Debería ser yo quien te invite una bebida —dije, e intenté el truco de Terri de
mirarlo y luego apartar la mirada—. Primero me choqué contigo; luego me ayudaste
con todas mis cosas. Te debo una.
—Viví de Orange Julius todo el verano después de que comencé a trabajar aquí,
pero llegué a mi límite. Ya ni siquiera puedo soportarlos.
Eso no estaba en el guion. Se suponía que debía decir, me encantaría, luego tomar
una bebida conmigo, dejar que su mano rozara la mía accidentalmente mientras la
alcanzaba, hasta que saliéramos juntos del centro comercial hacia nuestro “felices
para siempre” mientras sonaba una música sensiblera. Necesitaba volver a
encarrilar esto.
—Entonces tendremos que ir a otro lugar —dije. Luego le guiñé un ojo. ¿Quién
soy? ¿Realmente acabo de hacer eso?—. Scoop Me Up tiene los mejores batidos del
planeta. —De alguna manera seguía hablando, aunque fuese una verdad a medias.
La heladería tenía buenos batidos, pero los de Scobell eran los mejores. Le ponían
mucho helado, pero de ninguna manera sugeriría tener otra cita allí. No después de
mis dos últimas experiencias.
—He estado allí, pero nunca tomé un batido —me informó Spence, sin darme
ninguna pista de lo que estaba pensando, o de si mis intentos de coquetear estaban
funcionando. |
Seguí adelante.
—Eso tiene que cambiar, entonces —dije, medio impresionada conmigo misma,
medio asombrada de que tuviera esto en mí—. Y oye, te debo una, ¿verdad?
Estudió mi rostro, su expresión burlona. Oh, no. Creía que era rara, y tal vez
tuviera razón. Tal vez debería haber dejado el coqueteo a las Terri del mundo. No
estaba hecha para esto. ¿Era demasiado tarde para correr? Si tenía suerte, se me
adelantaría y se iría él mismo.
Aquí terminaba mi cuento de hadas. Al menos cada uno tendría una historia
que contar a nuestros amigos. Aunque, en ambas versiones, era yo quien hacía el
ridículo.
—Tengo que ir a ver a mi hermano ahora, ¿pero dejamos el batido para otra
ocasión? —preguntó.
—Claro —dije.
¡Una cita!
—Tengo una cita, tengo una cita, tengo una cita —grité en susurros.
Si nuestros lindos mensajes eran una indicación, nuestra cita iba a ser increíble.
Hice una búsqueda rápida y le envié un GIF de un lindo cachorro lamiendo helado
de un vaso.
—¡Hola!
Spence se acercó y pensé que iba a abrazarme, así que también me acerqué.
Excepto que no lo hizo. Solo se quedó de pie ahí. Desafortunadamente, para cuando
lo descubrí, estaba a tres centímetros de él. Rápidamente retrocedí, pero para este
punto se dio cuenta de que había estado tratando de abrazarlo, así que se acercó.
—Sí —dijo.
Ninguno de los dos habló mientras estábamos en la fina. Quería decir algo, pero
mi mente estaba en blanco, así que en su lugar fingí estudiar la lista de sabores.
—¿Qué vas a pedir? —pregunté, rompiendo el silencio. ¿Por qué esto no era
fácil?
Una vez que nos dieron nuestros batidos, nos sentamos en una pequeña mesa
de la esquina.
Me reí.
—Está bien. —De hecho, era algo lindo—. ¿Sabes lo que necesita este lugar? —
pregunté, esperando que un cambio de tema lo ayudara a relajarse.
—¿Qué?
—No te creo.
—Sí, ¿hacer que la gente se entusiasme con comer helado? Me encantaría ser la
mascota. —Entonces me di cuenta de algo. Y me quedé sin aliento.
—¿Videojuegos?
—Sí, pero no son solo videojuegos; lo llevan a todo un nuevo nivel. Torneos,
competiciones, audiencias. Mi hermano es un campeón de los deportes, ganó sus
cuatro campeonatos pasados. Trato de ir a verlo cuando puedo. Él va a una
universidad cerca de aquí.
—¿Tú juegas?
Asintió.
—Qué bueno —dije—. ¿Algún otro club? —Siempre estaba buscando ideas para
nuevas extracurriculares.
—¿Nunca?
—Tienen mucha multitud, ruidos, tienes que gritar para que alguien te escuche.
Prefiero quedarme en casa.
—Lo entiendo —dije. Entendía lo que estaba diciendo; solo que yo era lo opuesto
a él.
Empezó a hablar sobre Warcraft III y asentí mientras hablaba. Spence era lindo.
Me gustaba, pero no estaba segura de que fuera el indicado para mí.
—Esto fue divertido —dijo Spence. Para él probablemente lo fue; había hablado
sobre videojuegos todo el resto del tiempo mientras yo solo estaba sentada |
escuchándolo.
SPENCE
Me había invitado a salir otra vez. No estaba segura de qué hacer. Si bien nuestra
primera cita no había sido genial, tampoco había sido totalmente mala. Tal vez solo
necesitábamos una segunda oportunidad. Estaba tentada de internarlo de nuevo,
pero había una fiesta el viernes por la noche a la que realmente quería ir. Sabía que
Spence no querría ir. Podríamos salir otra noche, ¿pero luego qué? ¿Y si terminaba
gustándome de verdad? ¿Nunca iría a una fiesta con mi novio? Odiaba la idea de
eso.
TERRI
TERRI
Guardé el teléfono. Le había estado dando pistas de que algo pasaría desde el
lunes, pero quería que mi aparición en el partido fuera una sorpresa.
Avery, Nikki y algunas otras porristas ya estaban fuera del vestuario cuando
llegué allí.
—No hay problema —dijo Avery—. Feliz de ayudar. Nuestro otro partido es
mucho más tarde y, además, tengo la sensación de que será todo un espectáculo. —
Levantó una ceja hacia mí—. ¿Estás lista?
—Sí. —Avery hizo una mueca—. Quizás tenga que estar de acuerdo con ella en
eso. Aunque aprecio tu autenticidad.
—Lo pensaré —concedí cuando nos acercamos a la entrada trasera del gimnasio.
|
—¿Entramos? —preguntó Avery.
—Una vez que ganen el primer set. Que nuestra aparición sea una sorpresa.
Alcé el pulgar, lo mejor que podía con un disfraz, y corrí a un lado. Estaba feliz
de que no dijera mi nombre real. Grace todavía no tenía idea de que era yo y quería
ver su rostro cuando se enterara.
Estábamos arriba 22-5. Crystal sacó. El otro equipo devolvió el balón. Lissi lo
golpeó, Grace lo golpeó, pero el otro equipo lo golpeó. Pensé que estábamos a punto |
de perder el punto, pero Lissi se tiró al suelo y se metió debajo de la pelota justo
antes de que tocara el suelo, volviendo a ponerla en juego. ¡Grace la golpeó y
anotamos! Grace y Lissi eran increíbles compañeras de equipo, tanto si queríamos
admitirlo como si no.
Se suponía que este ritual era trabajo en equipo, pero siempre creí que era una
tontería y una pérdida de tiempo. Finalmente lo entendía. Aunque no tenían idea de
quién era yo, ahora era parte del equipo y podía sentir la fuerte sensación de
camaradería.
—Campeonas, campeonas, campeonas. —Mi voz se hacía más fuerte con cada
repetición. Muy pronto no estaba sola.
Grace fue la primera en unirse, luego Lissi y luego el resto del grupo.
Volví a la cancha con las animadoras, y esta vez di unas vueltas alrededor del
gimnasio, con los brazos en el aire.
Subí corriendo todas las gradas hasta Terri, que estaba sentada en la parte de
atrás con Luke. Ella no estaba mirando hacia arriba; su cabeza estaba enterrada en
su cuaderno de bocetos. Tomé su brazo y lo balanceé mientras bailaba frente a ella.
—A mí no.
Me puse a reír.
—¿Cam? —preguntó.
—De ninguna manera —dijo Luke.
—En persona, o más bien en disfraz. —Me quité la cabeza de Brooksy—. Desde
que Grace nos contó que Maddy se convirtió en ayudante, pensé que también podría
encontrar una manera de involucrarme. Ya vengo a los partidos, bien podría obtener
algo de crédito por ello. Entonces, voilà, aquí estoy.
—Pensé que mis mensajes lo delataban —le dije, poniendo un pie sobre la grada
y dejando la cabeza de Brooksy encima.
—No estaba prestando atención. Mi cabeza ha estado por todos lados con mis
padres —dijo.
—Tengo un plan.
Él asintió.
—Sí, claro.
—Espera —gritó Terri—, ¿Luke también lo sabe? Estás metido en eso, ¿no? —
preguntó, su estado de ánimo se aceleró—. Dime qué están planeando.
Sacudí la cabeza.
—Tú, mi amiga, vas a tener que esperar y ver. Estamos llenos de sor... —Mi voz
se apagó.
—¿Cam?
—¿Cam?
Tanto Terri como Luke me estaban llamando, pero mi atención se dirigió al otro
rincón del gimnasio. Marc estaba allí. Nunca iba a los partidos de vóley. No cuando
yo jugaba y no cuando iba a ver jugar a Grace, nunca, pero él estaba aquí ahora. Vi
cómo se movía de su asiento hacia la cancha.
Jadeé cuando la besó ligeramente en los labios. Esto era mucho más que una cosa
de una cita.
—No lo sé.
Los recuerdos volvieron a mí. Todd diciendo que Marc me había cambiado por
otra mejor. Todas las conversaciones del almuerzo de la primera semana de clases.
Todos los jugadores de fútbol hablando de lo caliente que era Lissi, lo genial, lo
perfecta. ¿Había estado Marc con ella todo ese tiempo? ¿Lo sabían todos los chicos?
¿Fui el blanco de sus bromas? Probablemente se habían reído mientras Lissi
esperaba entre bastidores.
Grace tenía razón: la chica apestaba totalmente. Igual que Marc. Los odiaba a los
dos.
Podía sentir mis mejillas flamear. Ya era bastante malo cuando creía que Marc
había terminado las cosas porque quería tener un último año salvaje, pero que fuera
porque le gustaba alguien más dolía. Mucho. Marc no quería estar libre en el último
año; quería liberarse de mí. Le gustaba tener novia mientras ella fuera otra persona.
Todos los ojos se volvieron hacia mí. Incluyendo los de Marc y Lissi.
|
Les devolví una mirada helada.
Que se jodan.
No iba a darles la satisfacción de verme molesta. Pasé por delante de ellos como
si no existieran y salí por la puerta. Pasé por los vestuarios y me giré al final del
pasillo, hasta que supe que nadie del partido me detectaría accidentalmente. Luke,
Terri y Grace estaban detrás de mí.
Tenía a Spence. Era mucho mejor que Marc. ¿Y qué si nuestra cita no fue
perfecta? Todos tenían nervios en la primera cita. Lo había visto hacer reír a su
compañero de trabajo; también me mostraría esa parte de sí mismo. Solo necesitaba
ponerse cómodo. Era un buen tipo y yo merecía un buen tipo.
Empecé a escribir.
EL VIERNES ES PERFECTO ♥♥
Presioné enviar.
Era el treceavo mensaje que recibía de Terri en los últimos cinco minutos.
TERRI
No esto de nuevo.
Me había estado regañando por no ir. Habían pasado solo dos semanas desde
que descubrí que Marc y Lissi eran oficialmente pareja, y Spence y yo habíamos
estado pasando mucho tiempo juntos. Estábamos a punto de tener nuestra quinta
cita. Terri tenía un montón de opiniones en ese aspecto. Pensaba que salía con
Spence solamente porque Marc estaba en una relación y necesitaba probar algo, pero
no era verdad. Spence era un buen chico y quería darle una oportunidad justa.
—Sí, para llevarte a su casa a jugar videojuegos. ¿Necesito recordarte que los
odias? Cuando trato de que juegues, haces una cara. —Apuntó a la pantalla—. Esa
cara. La que me estás dando en este momento.
—No seas dramática —dijo Terri—. No lo odio. Solo desearía que estuvieras
aquí y lo culpo por alejarte de mí —se quejó.
—Sí, bueno, eres una de mis mejores amigas. Te quiero alrededor, y no solo yo.
Todos están preguntando por ti.
—No sabes lo que te estás perdiendo —dijo en un tono hecho para encantarme—
. Luke le pidió a Paisley Solloway un baile. Fue la cosa más incómoda del mundo,
pero ella dijo que sí. Ahora están intentando tomar ritmo, y es nerdástico para ver.
Como que quería ver eso, pero tendría que escuchar de ello más tarde.
—Terri…
—Bien —dijo—.Voy a decirles a todos que te has convertido en una abuela que
odia salir. —Parecía estar caminando.
—¡Una noche que estabas esperando! Y ha sido más que esto. Es…
Sonó una bocina. Estaba aliviada. Lo último que necesitaba escuchar era que ella
me destrozara por perderme un par de fiestas y salidas a comer pizza.
—Terri, me tengo que ir. Spence ya llegó. Diviértete. Diles a todos que los
extraño.
—Díselos tú. |
—Ven.
—Sí, ven.
Les lancé un beso. Amaba que me quisieran ahí, aunque sabía que tenía que
rechazar la invitación.
—Lamento la espera. Estaba hablando por teléfono con Terri. Está en el baile.
Parece divertido. ¿Quizás podamos pasar por un rato?
—Los vimos esta tarde en la escuela —gruñó—. ¿No vas a hacerme ir, o sí? —
Ahora él me estaba dando ojos de cachorrito—. Te dije que odio esas cosas. Por favor
|
dime que no tenemos que ir.
—Pensé que habíamos quedado en estar en casa y hacer que probaras algunos
juegos nuevos. Es lo que queríamos, ¿cierto? —Me dio esa sonrisa torcida suya.
Era divertido. Algo así. Es decir, no lo odiaba, pero no podía dejar de pensar en
todos los demás en el baile.
—¿De nuevo?
Él se rio.
—La que vimos el otro día era Ant-Man, esta es diferente. Te va a encantar. |
TERRI:
EL BAILE TERMINÓ. VAMOS A HACER UNA AFTER PARTY EN SCOBELL. ESTAMOS YENDO
PARA ALLÁ AHORA. TE ESPERAMOS AHÍ.
—Qué lindo.
Él tenía razón, era lindo, y quería ser parte de ello. Aunque no hubiera estado
en Scobell desde el fiasco de Brandon.
—A tus órdenes, tengo helado, papas fritas y una pasta con pollo picante que
hace mi padre que sabe mucho mejor de lo que suena, puedo hacernos macarrones
con queso… ¿Algo de eso suena bien?
Amaba y odiaba que fuera tan dulce. Aunque lo que ofrecía era súper adorable,
no estaba entendiendo para nada lo que le decía. Necesitaba deletrearlo.
Se frotó la nuca.
—No realmente.
¿Qué tan horrible persona sería si fuera de todos modos? Habíamos estado en
una cita por casi dos horas. Era una cantidad decente de tiempo. No sería como si
estuviera dejándolo plantado. Después de todo, ya había renunciado al baile por él.
¿Cuántas cosas tendría que perderme por un chico con el que ni siquiera sabía si
tendría otra cita?
—Sí. —Bajó la mirada y el cabello le cayó sobre los ojos—. No quiero obligar a
mi novia a pasar el rato conmigo.
—¿Tu qué?
—Yo… um… solo si eso es lo que quieres, solo pensé… hemos estado saliendo
mucho las últimas…
Luke había conseguido una sala privada en el restaurante de sus tíos para la
exposición de arte de Terri. Dijo que incluso iban a hacerlo todo gratis. Eso era un
montón. El restaurante era caro. Normalmente requerían un gran depósito y un
pedido mínimo que estaba por encima de nuestro presupuesto solo para reservar el
lugar.
—Muchas gracias.
|
—¿Y tú podrás llevar las obras? —le pregunté a Grace.
—Sí —dijo. Grace vivía a unas pocas casas de Terri, y su trabajo era recoger las
piezas para el espectáculo mientras Terri estuviera fuera. El mío era hacer las tarjetas
de presentación y el folleto.
—Debería ir a sentarme —dijo Luke—, antes de que llegue y nos vea hablando.
No puedo soportar que trate de sacarme información de nuevo. Si nos ve a todos
juntos conspirando, estoy condenado.
—No lo haré.
Miré a las gradas. Aún sin señales de Terri; todos nos habíamos propuesto llegar
temprano.
—Tiene que ser por alguien del equipo —dijo Luke—. No se viene a estas cosas
solo por diversión. No te ofendas, Grace.
—¿Deberíamos ir a hablar con él? —pregunté. Tal vez estuviera aquí por Grace, |
para recuperarla. Cortejándola a través de sus partidos de vóley... eso sería muy
dulce. Podía ver la versión de comedia romántica de eso en mi cabeza.
—Bien.
—Chicas, eso fue increíble —dijo—. Tenemos que seguir así. Estamos tan cerca.
Si ganamos el próximo, estaremos en el campeonato. ¡Primer lugar, aquí vamos!
Empezaron a gritar.
Puse los ojos en blanco. Y gracias a nuestra capitana, imité en silencio. ¿Ahora
estaba tratando de adular a Grace? Buena suerte con eso. Grace no iba a caer en la
trampa.
—Sé que me abrí camino en el equipo, pero gracias por recibirme. Ha hecho que
mudarse aquí sea mucho más fácil. Las quiero casi tanto como a mi antiguo equipo. |
—Luego se rio—. Tal vez incluso más si conseguimos el campeonato.
—Estamos más cerca de llegar allí por ti —dijo alguien. Entonces todas
empezaron a alimentar su ego. Mis ojos se cuadruplicaron, sin que nadie se diera
cuenta.
—Me alegro de tenerte aquí —dijo—. Lo siento si te he hecho pasar un mal rato
al principio.
Me congelé. ¡¿En serio?! ¿Qué estaba haciendo? ¿Haciendo las paces con el
enemigo?
Me reté a mí misma. Debería haber venido a las prácticas, no solo a los partidos.
Le había dado a Lissi una oportunidad para que se ganara a mi mejor amiga.
—No, lo entiendo —dijo Lissi—. No me hubiera gustado que la situación se
invirtiera, pero estoy contenta de ser parte del equipo. Oye —añadió—, vamos a
celebrar nuestra victoria. ¿A Scobell, tal vez?
Bien, eso era todo. Tiré la bolsa sobre mi hombro y fui a mi casillero. No me
quedaría a ver esto. Era demasiado. Primero Lissi consiguió mi novio; ¿ahora quería
a Grace? ¿Qué era lo siguiente? ¿Iba a intentar ser la mentora de mi hermana? ¿Pasar
el rato con mis padres?
Metí la bolsa en mi casillero. Apenas cabía, pero empujarla con todas mis fuerzas
fue una liberación. Solo fingí que era Lissi.
Sentí que alguien estaba detrás de mí antes de escuchar la voz... la voz de Lissi.
No quise darme la vuelta. ¿Qué podría querer? ¿Decirme lo mucho que se estaba
divirtiendo con Marc? ¿Restregarme en la cara todas las cosas que ella tenía y yo no?
—Bueno, he estado hablando con la Sra. Jackson, está buscando gente para
ayudar en el anuario, y le dije que lo haría —dijo a velocidad vertiginosa—. Me dijo
que hablara contigo. No sabía que eras tú quien lo estaba haciendo cuando me ofrecí
como voluntaria; si quieres que me eche atrás, puedo hacerlo.
Por supuesto que tenía que ser mi archienemiga... bueno, la que estaba en mi
cabeza, de todos modos.
¿Cómo se suponía que debía responderle? ¿Qué se suponía que debía decir?
Presioné la puerta de mi casillero, dejando que mi mano descansara allí mientras
pensaba. No tenía nada que hacer.
Grace y el resto del equipo nos miraban como si fuéramos un drama apasionante
en la CW.
Si le decía que no, me vería mezquina y celosa. Si le decía que sí, entonces tendría
que trabajar con ella. De todos modos perdería.
—Sabes que no es tan emocionante, ¿verdad? Es sobre todo revisar fotos y jugar
con el Photoshop.
Ella asintió. |
—Lo sé. Hice el anuario en casa. Quiero decir, en mi antigua escuela.
Respiré profundamente.
Algunas personas a nuestro alrededor se rieron. Por el rabillo del ojo, vi a Grace
darle un codazo a alguien.
—Si quieres que le diga a la Sra. Jackson que no puedo hacerlo, lo haré. —No lo
dijo con crueldad. Su voz sonaba realmente amable, si eso era posible.
Quería decir que no, que no creía que fuera a funcionar, que sería demasiado
difícil, pero eso no fue lo que salió de mi boca.
|
Capítulo 25
—Hiciste lo correcto —dijo Grace una vez que llegamos al auto de Terri y nos
alejamos del resto del equipo. Me había ido justo después del debacle de Lissi,
seguida de Grace. No había dicho una palabra desde entonces—. ¿Cam? —preguntó,
notando mi silencio.
—¿No tienes que estar en algún lugar? ¿Como en Scobell tu nueva amiga? —le
pregunté, dejando que el sarcasmo goteara de mi voz.
—¿Yo no estoy siendo justa? —susurré para que nadie que pasara por aquí nos
escuchase—. Mi novio me dejó. Ella andaba con mi novio mientras aún estábamos
juntos. ¿Y ahora estás defendiéndola?
—No estoy la estoy defendiendo. Solo creo que te estás desquitando con la
persona equivocada. Ella no fue la que te hizo esto. Fue Marc.
Luke dio marcha atrás. No quería participar en esta conversación. Era
inteligente.
—Sí —dijo—, lo sé. —Su voz era tranquila y uniforme—. Estaba celosa y
preocupada por mi lugar en el equipo. Me desquité con ella. Estaba mal, y tú estás
haciendo lo mismo. Ella no te hizo esto. No se trata de ella.
Tomé algo de aire. En el fondo, sabía que tenía razón. Sabía que se trataba de
Marc, pero era más fácil culpar a Lissi por todo. Ella no era la que yo amaba. ¿Quién
quería admitir que el tipo por el que habrías hecho cualquier cosa era el que había
hecho que tus entrañas se sintieran como si hubieran sido mezcladas por un
procesador de alimentos? Tal vez no era justo, pero ¿por qué tenía que serlo? Lissi
se quedó con el tipo; yo tenía el corazón roto. Y ella estaba recibiendo el mejor trato. |
—¿Como qué?
Miré al cielo.
—No —dijo—, pero imagínate estar en sus zapatos. Es difícil ser nueva,
especialmente en el último año.
Me mordí la lengua. Eso es lo que había pensado cuando Grace estaba hablando
de Lissi, cuando no sabía que ella y Marc eran pareja. Pero nunca la había hecho
sentir mal por eso.
—Bien, ve a ser su amiga. Lo que sea. No te voy a detener.
Negué con la cabeza. No me hacía sentir mejor, me hacía sentir como una
mocosa consentida.
—No, deberías ir. Eres la cabeza del equipo; tienes que estar allí.
—¿Tú vendrás?
—No te preocupes por mí. Estoy bien. Puedes ignorar esa rabieta; solo estaba |
siendo infantil. Tú eres la capitana. Quiero que lo disfrutes. —Hice una mueca—.
Incluso si eso significa salir con Lissi. Pero —le advertí—, no puede gustarte más
que yo. ¿Trato hecho?
—Trato hecho. —Se acercó y me dio un abrazo gigante—. Eso nunca podría
suceder. Además, soy yo la que debería preocuparse de que Lissi me reemplace. El
vóley casi ha terminado. Tú eres la que va a pasar mucho tiempo con ella.
—Prometido —dijo.
—Bien, iré.
|
Capítulo 26
Mucho de mi tiempo libre lo había dedicado a Spence, pero el jueves por la
noche era toda para mis amigas. Teníamos una noche de chicas en la casa de Avery.
Su primo tenía un pequeño papel en una película que acababa de salir en Netflix,
y nos había invitado a todas a verla. Nikki, Meg, Naamua, Grace y Terri iban a estar
allí.
—Siento llegar tarde. Algo pasó con mi mamá. —Era una pequeña mentira
piadosa. Spence había querido ayuda con su trabajo de historia, y yo estaba atrasada.
Quería llegar a la fiesta a tiempo, pero no podía dejar a Spence cuando estaba
asustado por terminar. Así que me quedé hasta que estuvo en un buen lugar. Habría
hecho lo mismo por cualquiera; no era como si estuviera eligiendo a Spence en vez
|
de a ellas. Era solo trabajo versus diversión, pero no estaba segura de que fueran a
verlo así, y no buscaba un sermón.
—Siéntate, siéntate. —Terri dio una palmadita en el lugar que estaba a su lado.
Todas estaban en círculo en el suelo, reunidas alrededor del portátil de Avery,
riéndose.
—Puede que hayamos jugado un pequeño juego de verdad o reto —dijo Grace,
tomando un puñado de palomitas de un bol delante de ella.
—Más bien, solo retos —la corrigió Terri, y todas empezaron a reírse de nuevo.
—¿Sí? —Tomé un grano que había caído en la alfombra y lo enrollé entre mis
dedos. Las bromas internas eran geniales y todo eso, a menos que estuvieras afuera.
—En el baile durante una de las canciones lentas, cuando las cosas estaban
tranquilas, tuve que cantar con el corazón.
Era difícil incluso entender lo que decía a través de su ataque de risa, pero no
era solo Avery; todas estaban teniendo un ataque de risa.
—¿Fueron a Scobell? ¿Qué tiene eso de gracioso? —Puse una sonrisa forzada.
Me sentía como una espectadora en un juego del que no sabía nada, sin nadie que
me lo explicara. Sabía que era mi culpa, me habían invitado a pasar el rato, y yo era
la que había elegido no ir porque había hecho planes con Spence, pero me sentía
como una marginada en un grupo que yo había formado. Terri y Grace nunca
hubieran estado tan cerca de Avery si no nos hubiera fusionado en una unidad.
—Empezó con esta. —Señaló a Grace—. Me hizo ir a una mesa que había pedido
panqueques y preguntar si podía comer un bocado ya que estaba pensando en pedir
eso de comer.
—No lo hiciste —dije.
—La hice volver con ellas —explicó Terri—, y preguntarles si ella también podía
comer algo.
—Pero esto, esto... —Avery no podía ni hablar, se reía mucho—. Aquí es donde
se pone bueno. Los chicos enviaron un plato de panqueques, y...
—Bien, ¿recuerdas esa vieja comedia romántica que nos hiciste ver? —preguntó
Terri.
—Lo hice.
—¡No lo hiciste!
—Lo hice.
—Nos pidieron que bajáramos el tono o que nos fuéramos —dijo Terri, y todas
empezaron a desmoronarse de nuevo.
—¿Casi las echan de Scobell? —Nadie había sido expulsado de Scobell, no que
yo hubiera visto.
—Por supuesto.
|
Pero ella sabía lo que estaba pensando. Siempre lo hacía.
—Habrá más bailes y noches de fiesta —me aseguró—, y tú serás parte de todos
ellos. ¡Oooh! —Grace aplaudió—. Tengo que mandarle dinero a Crystal. ¿Tú ya lo
hiciste?
Grace asintió.
La temporada estaba llegando a su fin, y todo el equipo iba a ir a la casa del lago
de Crystal el fin de semana como una última experiencia de unión antes del final.
Todo el mundo estaba colaborando para comprar comida, gasolina e incluso
camisetas iguales. Se irían mañana después del entrenamiento.
Su rostro cayó por completo, y todo el mundo nos estaba mirando ahora.
—¿De qué estás hablando? ¡Claro que sí! Estás en todos los partidos,
animándonos, uniéndote a nuestros grupos, todas te aman.
—No estoy en todas las prácticas —le recordé—. Sería raro para mí ir.
—¿Y qué? —dijo, suplicándome—. Fuiste a la cafetería con ella después del
partido.
|
No estaba ayudando a su caso. Grace había sido fiel a su palabra de mantener a
Lissi lejos de mí en Scobell. Estuvimos en extremos opuestos de la mesa, pero casi
no importaba. Toda la comida se sentió como el show de Lissi. Ella estaba contando
historias, haciendo que toda la mesa, menos yo, se riera, y yo tenía que guardarme
todos mis comentarios sarcásticos para mí misma. Justo cuando estaba a punto de
preguntarle a Grace si esta era la audición para el show de Lissi, Grace se inclinó y
susurró: “Estoy muy orgullosa de ti por la forma en que estás manejando esto, por
ser madura”. ¿Cómo iba a decirle que no era cierto?
—¿Es eso?
—No —dije. Los ojos de Terri se clavaron en los míos—. No del todo. Quiero
decir, probablemente pasaré el rato con él. Pero no es por eso que decidí no ir. Es
caro, está lejos, y no soy jugadora de vóley este año. —No iba a decirles que Spence
estaba de acuerdo conmigo en que ir era ridículo. Había hecho puntos decentes,
como por qué pagar tanto dinero para quedarme en una cabaña en el frío con gente
que podía ver gratis aquí en Brooksvale. Cuando lo puso en esas palabras, tenía
sentido, aunque viendo las reacciones de mis amigas, no estaba tan segura ahora.
Spence dijo que aún tendría un gran fin de semana si no iba, que él lo haría especial.
La idea de algo romántico parecía mucho más tentadora que estar atrapada en una
cabaña con Lissi.
—Cam —dijo Grace—, vamos. Estás triste porque te perdiste el baile y todo.
¿Cómo crees que te vas a sentir cuando te pierdas todo un fin de semana?
—¿Así que es por Marc? No puedes dejar que los chicos te impidan hacer cosas
—dijo Terri, negándose a mirarme.
No sabía por qué le importaba tanto; no era como si ella fuera a estar en el viaje.
—Desearía que cambiaras de opinión, pero está bien —dijo Grace, aceptando el
hecho de que no lo haría.
—Lo sé. —Miré a todas las que estaban en la habitación. Nadie parecía saber qué
decir. Había hecho las cosas súper incómodas—. Pero estoy aquí ahora, ¿y no
tenemos una película que ver?
—Sí. —Avery sostuvo un tazón en el aire—. ¿Todas tienen suficientes palomitas
de maíz? ¿Alguien necesita un trago?
—¿Haciendo qué?
—Olvídalo.
—No, dime.
—No es así. Vamos, ¿te gustaría estar atascada en una cabaña con veinte chicas? |
¿Con uno, tal vez dos baños? ¿Y con alguien a quien realmente querrías evitar?
Yo era la que decidía lo que quería. No Marc, no Spence y tampoco Terri. Por
más que fuera mi mejor amiga, ella no sabía de qué estaba hablando.
Capítulo 27
GRACE
Sentí una punzada de culpa al leer el mensaje de Grace. Sabía que lo pasaría
mejor quedándome en Brooksvale, pero estaba triste porque me perdería la unión
del equipo. Incluso con Lissi allí, me divertía mucho en la cancha animando a todas.
Dejé mi teléfono y me dirigí al auto. Mis padres me dejaban conducir hasta casa
|
de Spence. Me envolví con los brazos, el aire fresco enviando un escalofrío a través
de mí. Tú querías esto.
¿Cuál era mi problema? Había estado esperando este fin de semana. Necesitaba
espabilarme. Sacudí los brazos y me subí al auto. Ya había terminado de hacer el
ridículo. Iba a ver a Spence y todo iba a ser increíble.
Lo arrastré para un beso más largo, con la esperanza de establecer el tono, lo que
no obtuvo ninguna protesta de Spence. Me rodeó con sus brazos, y estaba segura de
que sentí mi estómago saltar un poco.
Me obligué a dar un paso atrás.
—Tus padres están aquí. —Sus dos autos estaban aparcados en la entrada.
Me llevó al sótano, donde tomó el control remoto, hizo un gesto con floritura
extra y me lo presentó.
—Mi lady.
—¿Me habló?
—Sí. —Le aplasté el brazo—. ¿Alguna de ellas te llamó más la atención? —Había
hecho una lista de películas para que él eligiera, desde los años ochenta hasta ahora.
Incluía algunas de mis favoritas, como Digan lo que digan, 10 cosas que odio de ti, A
todos los chicos de los que me enamoré y una docena más.
—¡¿Lo mismo?!
—Es una buena razón. Lo prometo. Se trata de mi hermano. Duke llamó hace
poco... era suplente para este gran torneo de deportes electrónicos y se enteró de que
va a poder jugar.
—Lo ves jugar todo el tiempo. Este fin de semana se suponía que era para
nosotros.
—Lo sé, lo siento, pero esto es algo importante. ¡Y puedes venir! Quiero que
vengas. Nunca has visto jugar a Duke. Es increíble. Y te encantará esto. Hay una
fiesta para los jugadores, y de hecho quiero ir. |
—Odias las fiestas.
—Lo sé, ¿verdad? Pero Duke quiere mostrarme los alrededores y presentarme a
la gente. Será genial para hacer contactos. Los organizadores de los torneos y otros
jugadores estarán allí. Los dos ganamos… te encantan las fiestas. Será divertido.
No sabía qué decir. ¿El Sr. Antisocial realmente creía que esto era algo bueno?
—¿No quisiste ir un rato al baile ni a cualquier sitio al que yo quise ir, ni siquiera
por un minuto, pero estás dispuesto a dejarlo todo por esto?
Sí, era una fiesta que le interesaba, mientras que ninguna de las mías lo hacía.
—En realidad —escupí—, sí. Se está poniendo. Pronto se van a helar. Este podría
ser el último fin de semana.
—¿Qué?
Se rio incrédulo.
—No te quedaste por mí. Tú dijiste que no podías soportar a Lissi. Tú dijiste que
era caro, y estarían amontonadas, y no sé qué.
—¿Qué?
—Vamos —dije, bajando la voz—, sabes que solo juego porque tú quieres.
—Pensé que te gustaba. Sabía que no habías jugado mucho antes, pero siempre
parecías dispuesta a hacerlo. Incluso viniste a uno de mis juegos. |
Iba a renunciar a algo que realmente le importaba por mi culpa. Excepto que yo
no quería que lo hiciera.
Yo ya había cometido ese error lo suficiente por los dos. Renuncié a mi viaje. Me
salté el baile del colegio, las fiestas y las noches de salida con los amigos. Veía
películas que no quería ver, me ponía a su disposición cuando necesitaba ayuda con
los deberes o los estudios. Incluso fui a un torneo electrónico en el que él jugaba.
Miré a Spence.
Estaba segura de que mis ojos se habían apagado, porque era como si lo viera
por primera vez. Spence era genial, me gustaba pasar tiempo con él, pero una verdad
estaba burbujeando a la superficie. Me gustaba mucho más pasar tiempo con mis
amigas. Quería tanto un novio que me había convencido de que Spence era perfecto
para mí, pero no lo era. No estaba ni siquiera cerca. Lo estaba forzando. Peor aún,
había dejado las cosas que amaba por las cosas que él amaba. Lo había elegido a él
en vez de a mí, y ya estaba harta.
—¿Vendrás?
|
Negué con la cabeza.
—Lo siento.
—Pero... —empezó.
—Spence, quiero hacer todas estas cosas que tú nunca quieres hacer.
—Nunca te detuve.
Tenía razón. No lo había hecho... yo me había detenido, porque quería estar ahí
para él.
—Lo sé, pero te puse a ti primero. Hice lo que tú quisiste hacer, pero tú ni
siquiera intentaste las cosas que yo quería.
—No, la culpa la tengo yo. No he defendido lo que he querido hacer, pero eso
tiene que cambiar. Está cambiando ahora.
Hablamos un poco más antes de despedirnos. Fue incómodo, pero era lo que
quise que Marc hiciera por mí, y se lo debía a Spence. Me lo debía a mí misma. Creía
que Spence había entendido lo que me pasaba. Nos fuimos en términos decentes,
pero estaba emocionada por haber terminado con él. Emocionada por haber dejado
de hacer cosas por otras personas.
—Nos vemos esta noche —le dijo antes de que él se dirigiera a su auto y nosotras
a la pista.
—¿Es por eso que querías que nos viéramos aquí? —le pregunté cuando
comenzamos nuestra primera vuelta por la pista.
—No, eso fue solo una ventaja. Me encontré con Chris al salir de la escuela, y |
una cosa llevó a la otra. Tenemos una cita. —Su voz era cantarina.
—Pero eso no viene al caso —dijo—. Elegí este lugar para que tú también puedas
encontrar a alguien.
—Pensé que estabas feliz de tenerme de vuelta y de que no fuera a pasar todo
mi tiempo con un chico.
Justo después de la ruptura, le conté lo que sucedió con Spence. Se puso tan feliz
que habrías pensado que le dije que había ganado la lotería.
—Estoy feliz de tenerte de vuelta —dijo—. Pero sabes que mi problema no era
que pasaras tiempo con alguien más, ¿verdad? No es que debas pasar todo tu tiempo
con alguien. Solo creo que con quien sea que salgas, debe ser en tus términos.
Necesitas ser feliz. Necesitas sacar algo de provecho.
—No. Quiero que encuentres una cita. Alguien con quien pasar el
rato, no alguien con quien planificar el resto del año o a quien seguir como un
cachorro. Salir es divertido.
—Tal vez…
—Si concuerdo con eso, ¿reconocerás que, si sales con la persona adecuada,
entablar una relación también puede ser algo bueno?
Levantó un dedo.
—No vas a saber qué es lo correcto para ti hasta que descubras lo que te gusta.
—¿Y qué tiene que ver la pista con algo de esto? —le pregunté, trotando con
fuerza para seguir su paso.
—No puedes salir a menos que tengas a alguien con quien hacerlo. —Terri hizo
un gesto a nuestro alrededor—. Te traje a los chicos.
—¿En la pista? Recuerdas que es Grace quien se levanta todas las mañanas para
hacer ejercicio, no yo, ¿verdad? No soy aficionada al ejercicio.
—Entonces, ¿qué se supone que debo hacer? —pregunté, bajando la voz cuando
tres chicos del equipo de atletismo nos pasaron a la izquierda—. ¿Los persigo? Lo
juro, no sé cómo conoces a tantos chicos. Esto es imposible.
—No lo es. Solo son personas. Tú dices hola. Hablas. Eso es todo. Lo hago en
fiestas y cosas así todo el tiempo. Solo tienes que superar tu miedo. Sé la chica “en
tu cara” que solías ser.
Sacudió la cabeza.
—Tienes a Lissi.
—Puedes con esto, y aún está en pie mi oferta para diseñar la portada y dibujar
a mano todos los encabezados de página. Con suerte, eso ayudará.
—Sí que ayudará. Eres genial. —Su caligrafía era hermosa—. Y lo aprecio.
|
—Será divertido —dijo—. Y las solicitudes para la universidad. ¿Cómo van?
—Y el mío.
Esto no era como ir a partidos de fútbol o ver películas de superhéroes. Nueva
York era algo que quería incluso antes de que notara a los chicos. Mi tía me llevó allí
por mi cumpleaños cuando tenía diez años. Vimos un espectáculo de Broadway,
fuimos de compras, comimos muchísima comida. El viaje me enamoró de la ciudad.
—Pero puedo llegar allí. No es como Connecticut. En Nueva York hay muchas
maneras de moverse que no implican tener un coche.
—Lo sé, y no digo que no debas ir a Columbia. Solo digo que deberías ver qué
más hay ahí fuera. Has tenido la idea de que necesitas ir a esta universidad en
particular desde primer año, pero eso no significa que no haya algo mejor.
—Ya fui con el equipo de vóley, y solo puedes estar sin sus batidos por poco
tiempo. Pero aun mantengo mi decreto de nunca tener otra cita allí.
—A la tercera va la vencida.
—Lo dudo.
—Está bien —dijo—, anotado. Busquemos a alguien para llevar a otro lugar que
no sea Scobell.
—¿En serio?
—¿Creíste que había olvidado la razón por la que nos traje a la pista? —preguntó
Terri—. Vamos, estamos aquí, también podrías aprovecharlo al máximo. Muchos
chicos guapos nos han pasado. Elige uno.
—Ellos paran; toman descansos. Mira, hay uno a las tres en punto, sentado en el
banco, atándose los zapatos. Ve a por él. Tú puedes. ¡Vamos!
Lo siguiente que supe fue que ella estaba a mi lado y estábamos codo a codo en
una carrera a paso de tortuga.
Cuando llegamos al otro lado, donde el tipo estaba ahora parado, avancé
lentamente hacia la victoria.
—Muchas gracias a todos. —Le extendí el brazo a Terri, quien hizo una
reverencia.
—Sí —dijo.
¡¿Novia?!
Oh, Dios. Incómodo. ¿Estaba bien si corría? Estábamos en una pista. Mi estómago
se revolvió, pero en lugar de miedo, fue por la risa que se acumulaba dentro de mí.
Por supuesto que tendría novia. ¿Por qué pensaría que algo iría bien cuando se
trataba de mi vida amorosa?
—Bien —dije, sin saber qué más decir—, lo tendré en cuenta. —Alcé el pulgar y
señalé frente a mí—. Tengo otra carrera que terminar.
Agitó las manos, tratando de calmarse, pero terminó en otro ataque de risa, lo |
que solo me hizo reír más fuerte.
—¿De qué estás hablando? —Hice un puchero falso—. Siempre soy divertida.
Se volvió para mirarme.
—Sí, pero solías hacer cosas como esta todo el tiempo. ¿Recuerdas el baile de
octavo grado, cuando nos llevaste a Grace y a mí al escenario durante la canción de
Kevin Wayward y nos hiciste hacer ese extraño baile interpretativo? ¿O el show de
talentos en séptimo, donde nos hiciste interpretar lecturas dramáticas de canciones
infantiles?
Me reí.
—Todavía lo mantengo. Fue épico. Rema, rema —dije con mi voz más seria—,
rema tu bote. —Me detuve por cinco segundos—. Suavemente. Abajo de la corriente.
—Sí —dijo—, lo fue. Siempre hicimos cosas así, generalmente por tu culpa, y
luego, cuando comenzamos el instituto y empezaste a ver a Marc, se detuvo.
—No se detuvo.
—Sí, tú, yo y Grace hemos hecho muchas cosas, cosas sobre las que suelo poner
mala cara, pero siempre es en privado. Hasta todo el asunto de Brooksy, la única vez
que te vi hacer algo incluso un poco loco en público fue cuando animabas en uno de
los partidos de Marc o Grace. E incluso eso era bastante manso.
Supongo que había hecho muchas cosas por Marc, pero no había renunciado por
completo a las cosas que me gustaban. ¿O sí?
Si era honesta, sabía la respuesta, porque acababa de hacer lo mismo con Spence.
Ni siquiera le daba a nadie la oportunidad de conocer mi verdadero yo. Me
escondía, esperando que eso me hiciera parecer una mejor opción. La idea me hizo
encogerme.
Antes no sabía que ella había desaparecido, pero ahora que lo sabía, me estaba
dando cuenta de cuánto la extrañaba. E iba a hacer todo lo posible para recuperarla.
|
Capítulo 29
—Creo que podría necesitar una recreación en vivo de eso —dijo Avery al día
siguiente en el almuerzo, después de compartir mi historia.
Ayer les había contado todo sobre la ruptura. No creía que Nikki pudiera tener
más preguntas. Ya me había hecho un billón. Pero aparentemente estaba
equivocada.
—¿Qué? —protestó Nikki, metiéndose una patata frita en la boca—. Era todo
Spence esto, Spence aquello, y luego, de la nada, así como así, sin previo aviso, se |
fue.
—Sí —estuvo de acuerdo Naamua—. Sin ofender, Cam, pero no parecían tener
mucho en común.
—No me ofende. Era un buen chico, pero tienes razón, no era para mí.
Las cuatro miembros de mi grupo de la hora del almuerzo —Avery, Nikki, Meg
y Naamua— asintieron. Si me hubieras dicho hacía un año que saldría con un grupo
de porristas todos los días, no me lo habría creído. Pero de alguna manera, durante
un período de tiempo bastante corto, las cuatro se habían convertido en buenas
amigas.
—Entonces, ¿quién es el adecuado para ti? —preguntó Nikki, moviendo las cejas
arriba y abajo.
—Ni idea. —Tomé un bocado de mi sándwich de pavo—. Esa es la pregunta del
millón de dólares.
¿Hablaba en serio?
—No, no y no —dijo Naamua. Levantó tres dedos y los bajó uno por uno
mientras explicaba sus razones—. Una foto increíblemente antigua, es un amigo de
la familia de unos cuarenta años; vive en LA; tiene novia.
—Está bien —dijo Nikki, volviendo a mirar su teléfono—. Alberto Medina, ¿qué |
hay de él? También es muy lindo.
—Sí, y estoy segura de que su novio está de acuerdo contigo —dijo Naamua.
—Tal vez sería mejor si revisáramos nuestras propias listas —ofreció Meg—.
Probablemente ahorraría mucho tiempo si cada una escogiera a alguien que
conociéramos.
—¡Nikki!
—Como, tal vez los chicos se molesten porque estamos tratando de juntarlos con
la misma chica —dijo Avery, siendo la voz de la razón. |
—Oh, por favor, será en una fiesta. Si a Cam no le caen bien, o ella no les cae
bien, sin ofender, Cam, se van y conocen a alguien nuevo. Piénsenlo, ¿qué chico de
nuestra edad quiere una cita a ciegas de todos modos? Les gustará más esto. Solo
mencionaremos que tenemos a alguien con quien deberían hablar. No es que les
vayamos a decir que un montón de personas están tratando de buscarle novio a
Cam.
Nikki asintió.
—No —dije, vetando esa idea—. Si hacemos esto, y repito si, no mencionamos a
los otros chicos.
—Esto suena como un sí —dijo Nikki con una voz alegre y cantarina
Apreté mi muñeca.
—No lo sé.
—Necesitamos hacer esto —insistió Nikki—. Estas fiestas son todas iguales.
Vamos a condimentar un poco las cosas… y ayudar a tu vida amorosa —agregó—.
Vamos, vamos, vamos.
Miré a Avery.
La vieja Cam no habría dicho que no, me recordé. Ella se hubiera reído a |
carcajadas con la idea e inmediatamente estaría de acuerdo.
Como estaba predicho, Chris era historia antigua. Terri lo había olvidado hacía
mucho tiempo a pesar de que ni siquiera había pasado una semana completa.
Me guiñó el ojo.
—Yo también —intervino Grace—, y mantendré mis ojos abiertos para cualquier
prospecto interesante en la fogata. ¡Quizás también pueda ingresar a un concurso!
—Bien, no jugaré a la casamentera. —Alcé las cejas de arriba abajo—. Esta noche.
Pero prepárate: Halloween es otra historia. —Teníamos la fiesta de Gretchen Haskin
esa noche. |
—¿Estás tratando de convencerme de que no vaya? —preguntó.
Era su fiesta favorita. Todos los años nos hacía vestirnos con algún tipo de
disfraz grupal. Esta vez íbamos como las ardillas. Yo era Alvin, Grace era Simon y
Terri era Theodore. Prefería disfraces más lindos, pero Grace siempre insistía en que
fuéramos como trío, y era persistente. Así era como había terminado como una
hermana Sanderson de Hocus Pocus el año pasado, como la tijera de piedra, papel o
tijera el año anterior, y Snap de los elfos Snap, Crackle y Pop Rice Krispies el anterior.
—De acuerdo, tal vez —cedió—. ¿Pero cuándo más puedes vestirte con trajes
ridículos en público?
—Mira con quién estás hablando —le recordé—. Prueba todos los partidos de
vóley. —Luego lancé mi grito de tejón por si acaso.
—Sigue haciendo ese sonido —dijo Terri—. Escuché que a los chicos les encanta
eso; pelearán por ti.
Los cinco nos dirigimos al pabellón para tomar una copa, abriéndonos paso
entre una gran multitud de estudiantes. Si bien la hoguera no era oficialmente un
evento patrocinado por la escuela, tenía la aprobación de la escuela. Grupos de
padres, restaurantes e incluso tiendas locales suministraban la comida, refrescos y
ponche; aunque algunas personas le metían cosas un poco más fuertes.
—¡Ahí estás! —gritó Nikki a unos seis metros de distancia—. Te hemos estado
buscando.
—Claro que sí. Es parte de la diversión. —Nikki puso la rosa detrás de mi oreja—
. Ahora conozcamos al soltero número uno. —Le envió un mensaje de texto a
alguien, y unos minutos después Miles Coffield estaba frente a mí.
Deberíamos irnos, articuló. Creo que estaba tratando de ser sutil, pero lo vi de
todos modos.
—No lo entiendo. ¿Por qué tendría que hacer eso? —se quejó Nikki—. Miles no
es tan grosero, y se suponía que sería el ganador. Lindo, fanático de los deportes,
pero no un mujeriego; divertido, de nuestro año. ¿Alguien podría decirme qué acaba
de pasar aquí? |
—La odia —ofreció Terri.
Terri resopló.
—Y ahora, unos años más tarde, vuelve a morderme. —Nikki bebió su bebida—.
No puedo creer que mi chico ya no esté participando. ¿No podrías haberme dicho
esto antes?
—¿Cómo se suponía que supiera que elegirías a Miles? Deberías haberle dicho
mi nombre antes de tiempo. O viceversa. En el show lo hacen.
Nikki emitió una especie de sonido con sus labios y comenzó a enviar mensajes
de nuevo.
—Odio perder. Supongo que es lo que es. Sin embargo, no te preocupes —dijo,
supuse que era para tranquilizarse más a sí misma que a mí—, todavía estoy a bordo
para el resto de la competencia. Les dije a las demás dónde estábamos y que
comenzaran a traer a los pretendientes. —Dejó escapar un suspiro—. ¿Algún otro
tipo del que debamos mantenernos alejadas? |
—Probablemente toneladas —respondió Terri por mí, y le di un manotazo en el
brazo.
Todas nos volvimos a ver. Grace estaba en el otro extremo de la mesa, charlando
tormentosamente. Debió haber sentido nuestros ojos en ella porque levantó la vista
y volvió de inmediato.
La miré sospechosamente.
—¿Qué pasa con ustedes dos? —Esta no era la primera vez que los atrapaba
juntos.
—Nada —dijo—. Solo pensé que podría conocer a alguien para ti.
Tomaría toda la ayuda que pudiera obtener, y aparentemente Nikki pensaba lo
mismo.
—¿Disculpa?
—¿Esto es algún tipo de concurso para Cam? —Se giró hacia Naamua—. ¿Por
qué harías esto?
Cuando ella no respondió, parecía que no sabía qué decir; quiero decir, ¿cómo
explicas que eres parte de una versión de instituto de The Bachelorette?, se molestó y
se alejó, pero no antes de arruinar mis posibilidades con el próximo chico. |
—Es posible que desees mantenerte alejado de ella —dijo Anthony a Cooper
Matthews, que estaba caminando con Avery—. Apuesto a que también están
tratando de hacerte hablar con Cam, ¿eh? —se burló—. Para tu información, solo
están tratando de jugar con nosotros.
—Lo que sea —dijo Anthony, y mantuvo su enfoque en Cooper—. Si quieres ser
parte de su broma, eso depende de ti.
Cooper miró a todos a nuestro alrededor, yo con una rosa detrás de la oreja.
Entonces los dos chicos se fueron juntos. Dos opciones realmente buenas,
desaparecidas. Mis amigas habían hecho un gran trabajo en su reparto de solteros.
Ambos chicos siempre parecían súper amables. Nunca había escuchado a nadie
decir nada malo sobre ninguno de ellos. Cooper estaba en el equipo de ajedrez, era
nadador y totalmente caliente. Y Anthony era igual de guapo. Estaba en la banda de
música y los compañeros defensores, un grupo de voluntarios que hablaba con los
estudiantes que buscaban ayuda. Lo más importante, sabían que era a mí con quien
los estaban emparejando, y podrían haber estado interesados hasta que se enteraron
el uno del otro. Mi Sr. Perfecto podría haber sido cualquiera de ellos y ahora ninguno
de los dos quería tener nada que ver conmigo. Me estaba arrepintiendo rápidamente
de este enfoque al estilo The Bachelorette para las citas.
—Lo siento —dijo Nikki— por mi bocaza. Debería haber preparado mejor estas
reuniones.
—No es tu culpa —le dije—. Creo que tal vez deberíamos dejar los reality shows
a los profesionales. Es hora de dejarlo.
No estaba segura de que estuviera tan emocionado por estar allí. Estaba de pie
con las manos en los bolsillos, arrastrando los pies.
Sonrió.
—Tal vez un poco —dijo mirándome, pero sin hacer contacto visual completo—
, pero vengo de una familia de amantes del The Bachelorette, entonces, ¿cómo podría
decir que no?
Ow, no estaba buscando una ruta de escape. Era tímido, de una manera
adorable, y eso me gustaba.
Estaba a punto de estrecharle la mano, pero luego se limpió la nariz con ella, así
que le di un pequeño saludo.
—¿Qué tal si los dejamos hablar? —dijo Meg a mi séquito, haciendo un gesto
para que la siguieran.
Esto podría funcionar, articuló, luciendo más emocionada que Nikki. Luego todos
se dirigieron a la pista de baile, dejándome sola con Grayson.
Una parte de mí quería unirse a ellas, la música era muy buena y no había
bailado desde hacía un tiempo, pero volví mi atención a mi “pretendiente”. Tenía |
que aclarar mis prioridades. El objetivo de esta noche era encontrar un chico. No
festejar con mis amigas. Grayson podría ser el que estaba buscando.
—La Academia, ¿eh? —pregunté, volviendo mi atención a él—. No sé, ¿eso nos
convierte en rivales?
—Solo bromeaba.
—¡Oh, ja!
Era difícil no mirar a mis amigos. Desde donde estaba parada, tenía una vista
perfecta de todos. Estaban en un grupo gigante. Grace, Terri, Luke, Derrick y Paisley
estaban allí, pero también Avery, Nikki y un grupo del equipo de porristas. Todos
bailaban juntos. Nadie parecía como si quisiera estar en otro lugar. Todos se estaban
divirtiendo.
|
—Podemos ir a bailar con todos —sugerí.
—¿Cómo? —pregunté.
—Simplemente no me gusta.
Era una pregunta horriblemente genérica, una que personalmente odiaba que
me hicieran, pero estaba luchando por decir algo.
—Todo tipo de cosas.
—Como… —insistí.
—Igual —le dije, regañándome por perder de vista por qué estaba en la fiesta en
primer lugar. Necesitaba poner esfuerzo para encontrar al Sr. Correcto. Meg me
había tendido una trampa; lo menos que podía hacer era tener un poco de energía,
hacer que el chico se sintiera cómodo abriéndose. Grayson tenía potencial de novio.
Distraerse no era la forma de ganárselo. Necesitaba prestar más atención—. Todo
tipo de cosas.
—No.
—Es genial.
—Sí, seguro.
—Perfecto.
¿Lo era?
Sí, lo era, me dije mientras lo veía amontonar en su plato patatas fritas,
hamburguesas y encurtidos. Esta iba a ser una buena noche. Grayson era amable. ¿Y
qué si no quería bailar? ¿O si no tenía espíritu escolar? ¿O si tenía una nariz que
moqueaba? Tenía la oportunidad de tener todo lo que quería en mi último año: un
novio para ir a fiestas y al baile de graduación. Un novio con quien acurrucarse y
hablar.
Si eso era lo que quería, ¿por qué no podía dejar de mirar a mis amigos por
encima del hombro?
La banda comenzó a tocar una versión de una canción de Kevin Wayward. Del
verano, la amistad y la diversión. La que me había impulsado a subir a Grace y Terri
al escenario en el instituto, donde hicimos un baile interpretativo. Apostaría que
Terri había solicitado esta.
Sacudió la cabeza.
Corrí hacia mis amigos, sacudiendo mi cuerpo como si fuera el agua chocando
contra la playa, haciendo coincidir los movimientos de Grace y Terri. Estábamos
sincronizadas. Muy pronto, los que nos rodeaban se unieron, haciendo sus propias
interpretaciones, cada uno tratando de superar a los demás.
No podía parar de reír, especialmente cuando Grace fue y levantó a Derrick, y
él extendió los brazos como si estuviera haciendo una pirueta. Ellos definitivamente
ganaron por su movimiento de rueda de la fortuna.
—Los ojos de alguien están pegados en esta dirección —dijo Avery, y empujó
su barbilla en dirección a Marc. Estaba de pie junto a las bebidas con Lissi, pero me
estaba mirando a mí.
Solo puse los ojos en blanco. No me importaba lo que hiciera Marc. Tenía
mejores cosas que hacer, como ganar un concurso de danza interpretativa. Cuando
terminó la canción, todo mi grupo estaba histérico. Hubiera odiado haberme
perdido eso. Especialmente por un chico.
Creía que quería un novio, pero me estaba dando cuenta de que lo que quería
decir con eso era a alguien que me entendiera, que me amara a pesar de mis
peculiaridades, o tal vez por ellas. Alguien que me hiciera reír, con quien pudiera
hablar durante horas y que me dejara ser yo. Y ya tenía a alguien así, varios alguien,
en realidad, y todos estaban frente a mí, saltando al ritmo de la música.
|
Tal vez encontraría un novio, mi Sr. Perfecto. Pero en este momento tenía algo
mejor. Tenía a mis amigos.
Se suponía que traería el espíritu escolar a tiempo para el fin de semana del baile
de regreso a casa. La mayoría de los equipos ya habían jugado sus últimos partidos
de la temporada, pero no importaba. Todos estaban felices de tener una razón para
saltarse el último periodo.
|
—No debería ir allí contigo —le dije a Grace, que estaba de puntillas, estirando
las pantorrillas.
—Corrí por ahí con un disfraz; ustedes hicieron el trabajo. Especialmente tú, tú
eres quien las condujo a la victoria. Perdí la cuenta de todos los puntos que anotaste.
—El equipo había ganado su partido del campeonato ayer.
—A, tus vítores nos ayudaron a motivarnos; eres totalmente miembro del
equipo de vóley. Lo sabes. Y, B —señaló al resto de los miembros del equipo, que
estaban paradas cerca de nosotras—, no fui solo yo; todo el equipo consiguió la
victoria.
No había forma de que dejara pasar esto. Pensé que había terminado de ser
Brooksy después del partido de campeonato de vóley. Este fue como mi último
hurra.
—No hay tiempo suficiente para eso. Solo usa el mío. Se desabrochó la parte de
atrás de su disfraz de Brooksy y se lo quitó.
No quería entrar en esa cosa. Tenía sudor por todas partes. Los disfraces eran
del tipo barato; no teníamos los que tenían aire acondicionado en los parques de
atracciones. No tuve tiempo para debatir el tema. El equipo de vóley era el siguiente,
y si no quería perdérmelo, significaba usar el disfraz de Sam.
Era hora de respirar profundo. Me puse el traje y levanté la cabeza. Asco, asco,
asco. Respiré hondo y me lo puse.
Una vez corrí alrededor del equipo y luego intenté hacer volteretas. Volteretas,
en el sentido más amplio de la palabra. Era más como moverse mientras estaba
encorvada y lanzaba una pierna en el aire, pero no importaba: la multitud estaba
vitoreando.
Cuando llegó el momento de que se sentaran, me bajaron para que pudiera hacer
lo mío con el siguiente grupo. Bailé, fingí estar en un partido imaginario con el
equipo de tenis, jugué con el equipo de golf y luego llegó la hora del fútbol.
No lo dudé, no lo pensé dos veces: corrí y les choqué los cinco a cada uno de
ellos. Incluso a Todd, que había hablado sobre mí. Incluso a Vern, que había pasado
de ser amigo a fingir que no existía. Incluso a Marc, que me había roto el corazón.
Estaba harta de estar herida, enojada y resentida. Estos tipos ya no eran mis
amigos, pero tampoco necesitaban quitarme las energías.
Pasé de ellos a las personas en las gradas, donde orquesté una ola y otro canto
de “Brooksvale”. Todos participaron, y tuve la adrenalina que había llegado a amar
cada vez que estaba frente a una multitud. |
Miré hacia las gradas, las filas de compañeros y amigos, nuevos y viejos, y no
pude evitar sonreír. Los últimos meses habían estado llenos de sorpresas, no todas
maravillosas, pero, considerando todo, el último año se estaba convirtiendo en uno
muy bueno.
Capítulo 32
La campana sonó después del mitin y todos salieron, listos para comenzar el fin
de semana. Mientras me dirigía a la oficina del entrenador para dejar el disfraz de
Brooksy de Sam, noté que Lissi estaba apoyada contra la pared, mirando las fotos
de su cámara. Ella no había usado su teléfono como la mayoría; tenía una cámara
profesional de verdad.
—Saqué un montón, pensé que podría conseguir algunas que sirvan para el
anuario. —Pasó una docena de fotos del mitin—. Hay muchas más.
—Sí.
—También tomé algunas en la fogata. Hice una página de maqueta del anuario
con algunas de las mejores, si quieres verla —dijo.
No podía creer lo que estaba a punto de decir, pero las palabras salieron de todos
modos.
—Eso sería genial. ¿Quizás algún día de la semana que viene podamos revisar
todo lo del anuario juntas, elegir algunas fotos y trabajar en el diseño? Quiero decir,
si quieres.
Ella asintió.
|
Capítulo 33
—Gracias por traerme —le dije a mi madre cuando salí del auto en la casa de
Gretchen Haskin para la fiesta de Halloween.
Me reí.
—Igualmente.
No pude encontrarlas, pero sí vi a Darth Vader, o más bien a Luke con un disfraz
de Darth Vader.
—Hola —dije—. ¿Todo listo para el martes?
—Por enésima vez, sí. La sala está preparada, Terri tendrá su exposición de arte.
—Lo sé, lo siento. —Lo había estado molestando mucho al respecto—. Todavía
no puedo creer que tu tía y tu tío nos permitan hacerlo. Gran pregunta. ¿Cómo los
convenciste?
—¿Qué?
—No solo veo comedias románticas. Además, vimos Star Wars juntas.
—Pero el pobre Luke aquí eligió al Jedi equivocado. ¿Qué hay de tu tocayo?
—Solo quería imitar a mi padre.
Terri gimió.
Luke levantó su sable de luz de nuevo y golpeó a Terri en sus hombros como si
la estuviera nombrando.
—Únete al Lado Oscuro. Es la única forma en que la puedes salvar a tus amigos.
—No lo sé, estoy vestido como Darth Vader, y tú eres una ardilla. Es posible que
quieras repensar lo de la Central Nerd.
—Te diré que nuestros disfraces son geniales. Tienes que tener confianza para |
llevar un disfraz feo como este cuando todos los demás son un médico sexy,
bombero o incluso zombie.
—Uh, quiero —dijo. Terri hizo un gesto hacia mí—. Vamos, nos dejará meternos;
no tendremos que esperar tanto tiempo.
Negué con mi cabeza.
Cuando revisé mi teléfono por enésima vez, casi choqué con Avery. Estaba con
Nikki y un chico lindo. Realmente lindo. Era entre cinco y nueve años mayor, unos
ojos oscuros hermosos, piel morena clara, pómulos asesinos, rastas cortas y un
pequeño hoyuelo cuando sonreía. Parecía vagamente familiar, pero no podía ubicar
de dónde.
—Lo siento —le dije a Avery—, no estaba prestando atención en absoluto. —Le
eché un vistazo a su disfraz. Y al de Nikki—. ¡No! ¿En serio? Vinieron como
porristas. ¿Esta es su oportunidad de vestirse de algo más y vienen como ustedes
mismas?
Avery se rio.
Bajó la cabeza.
—Culpable.
—Avery, tenía una sola línea —dijo Ty—. ¿Hiciste que todos la vieran?
—¡Si! Fue una gran película —declaró—, y soy tu mayor fan. Si vivieras más
cerca, también te habría hecho sentarte allí mientras la veíamos. —Avery giró hacia
mí—. Ty está en la ciudad para el cumpleaños número cincuenta de mi papá
mañana.
Le palmeó el hombro.
—Lamento que hayas tenido que renunciar a una fiesta universitaria para |
quedarte atrapado en una de instituto.
Nikki estaba aplicando por solicitudes tempranas, y la fecha límite era mañana.
Había estado muy estresada en los últimos días.
—Está bien, está bien —le dije—. ¿Qué tal películas? ¿Está bien?
—Aceptable.
—Bien, ¿te veremos en otra cosa? —le pregunté a Ty.
—¡De ninguna manera! —grité—. Amo Mary Poppins. Fue el primer musical de
Broadway que vi. El único musical de Broadway, en realidad. ¿A quién representas?
—Bert.
—Es mi favorito.
—Mi canto no fue tan malo —protesté una vez que solo éramos Ty y yo.
Ty guiñó un ojo.
—¿Qué? ¿No? ¡No! Tienes que verla. Dick Van Dyke es increíble.
—Lo prometo.
El ritmo familiar de Kevin Wayward comenzó a sonar, y Terri aulló. Pude ver sus
brazos levantados en el aire. No podía dejarla hacer nuestros movimientos sola.
|
—Ty, fue un placer conocerte, pero tengo un baile interpretativo que hacer.
—¡No empieces sin mí! —grité mientras me dirigía hacia Terri. Levanté mis
brazos para que coincidieran con los de ella—. Nos falta una ardilla. ¿Dónde está
Simon?
—Por ahí.
Solté un grito ahogado y me puse una mano sobre la boca. No quise interrumpir,
pero me escucharon. Ambos miraron en nuestra dirección.
—¿Por qué estás aquí? —le pregunté—. Ve a pasar el rato con Derrick.
Grace se mordió el labio. Era lo que la delataba. Estaba escondiendo algo, algo
más que besarse con Derrick en la fiesta.
—¿Que está pasando? —pregunté—. Cada vez que menciono a Derrick, te pones
rara. Lo has estado haciendo durante semanas.
—De acuerdo. —Parecía muy seria, pero todavía tenía los lentes de Simon
puestos. Hacía difícil mantener un rostro serio mientras la miraba.
Ese nunca era un buen comienzo. No tenía idea de qué me esperaba. Cualquier
risa que estuviera sintiendo desapareció con sus últimas palabras.
—Solo dinos.
—Bueno. —Cerró los ojos con fuerza—. Derrick y yo somos algo serio. Más o
menos desde principios de año. Te iba a decir —dijo rápidamente, antes de que Terri
o yo pudiéramos interrumpir—. Fue solo que… estabas tan molesta por Marc, que
no quería presumir que tenía novio. Pensé en esperar un poco, y luego estabas
realmente decidida a encontrar a alguien nuevo, así que pensé por qué no esperar
hasta que lo encontraras. —Se detuvo un poco y abrió los ojos para mirarme—. Y
luego conociste a Spence, e iba a decir algo, pero oh, Dios. Está bien, no te lo tomes
a mal. No pensé que fuera bueno para ti, y me preocupaba que, si pensabas que tenía
novio, te quedarías más tiempo en la relación.
—Estabas tan empeñada en tener un novio y seguías diciendo que no tener uno
era lo peor, así que pensé que sería más fácil para ti si yo tampoco fuera parte de una
pareja.
—Quería.
Parecía que Terrie estaba a punto de decir algo, pero luego se detuvo.
—No la culpes —dijo Grace antes de que Terri pudiera responder—. Le rogué
que no lo dijera.
—Lo descubrió.
—Somos amigas. Mejores amigas. Quiero que sean felices. No quiero que me
ocultes cosas. ¿Cómo puedes pensar que no hubiera querido escuchar sobre Derrick?
—Lo siento. Terri me dijo que te dijera. Solo pensé… no estaba pensando.
—¿Crees que soy tan mala amiga? —Estaba conteniendo las lágrimas. No podía
creer que no me lo hubiera dicho—. Hubiera estado emocionada por ti.
—Lo sé, y eres una gran amiga. Estaba tratando de ser una. Quería estar allí para
ti.
—Es verdad —dijo Terri—. Sabía que harías preguntas y querrías escuchar todo.
Tenía miedo de que te fueras a casa y pensaras en lo que te estabas perdiendo.
¿Ese sentimiento de cuando Marc me dejó? Esto era algo cercano a eso.
Asentí.
|
A pesar de estar en una habitación llena de gente, de repente me sentí muy sola.
Me ajusté la chaqueta.
—¿Cam?
Pensé que sería Grace o Terri, pero era Avery, que venía a rescatarme una vez
más. Su primo estaba con ella.
—Pero lo estaré.
—¿Qué puedo hacer para ayudar? ¿Quieres salir de aquí? ¿Necesitas que te |
lleven?
—No vas a dejar esta fiesta por mí. Solo voy a llamar a mis padres; vendrán a
buscarme.
—Podemos llevarte. Ty solo tomó Coca-Cola Light; está totalmente bien para
conducir. ¿Cierto?
Asintió.
¿Ahora también estaba arruinando la noche de Avery? Realmente era una amiga
asquerosa.
—No, has estado hablando de esta fiesta toda la semana. No te la vas a perder.
—Yo podría llevarte —dijo Ty—. Estoy listo para irme. Me estarías haciendo un
favor. A Avery también. Ha tenido que cuidar de mí toda la noche, y estoy bastante
seguro de que eso ha impedido que algunos chicos vinieran a hablar con ella.
—Sí, gracias.
—Ya sabes —dijo—, si quieres hablar de eso con alguien que no esté involucrado
en la situación, o para distraerte, tengo unas horas que matar. Podríamos ir por algo
para comer.
Juro que Avery y su familia eran como mis ángeles guardianes, que se lanzaban
a mi rescate cuando estaba en mi punto más bajo.
—Si realmente quieres hacer algo —le dije—, tengo una idea.
—¿Sí?
—Suena perfecto.
Quería preguntarle si eso era lo que se había puesto para ahuyentar a los niños
de que venían a pedir dulce o truco, pero no quería avergonzarla más de lo que ya |
estaba. En realidad debería haberle avisado de que iba a traer a alguien.
—Mamá, este es Ty, primo de Avery. ¿Está bien si vemos Mary Poppins?
—Por supuesto.
—Odio que no me lo hayan dicho. Siempre nos contamos todo. Desde siempre.
Asentí.
—Hace nueve años, en serio quería estar en las Chicas Scouts, pero la tropa se
reunía los martes después de la escuela y tenía lecciones de hebreo. Todas en mi
clase estaban en la tropa, excepto Grace. Ella tenía lecciones de coreano ese día. Las
dos nos sentíamos excluidas. Para animarnos, la Sra. Kim y mi madre decidieron
que después de nuestras respectivas clases, deberíamos salir a tomar un helado.
Unos meses más tarde, Terri se mudó a la misma calle de Grace. La Sra. Kim sugirió
que se uniera a nosotras para poder conocer a algunas niñas en la ciudad.
Terminamos convirtiéndonos en mejores amigas. —Agarré un pañuelo y me soné la
nariz—. Quiero decir, ¿qué tipo de persona creen que soy? ¿No saben que quiero |
que sean felices?
—Es una mierda —dijo—. Pero sí creo que lo saben. Creo que estaban
preocupadas por ti y pensaban que estaban haciendo lo correcto, que te estaban
ayudando.
Tal vez él tuviera razón, pero seguía odiando cómo lo habían hecho. Ocultarme
cosas no era la forma de ayudarme. Marc me había mentido; no necesitaba que mis
amigas también lo hicieran.
Me limpié la nariz.
—Sí, pero necesito un poco de tiempo. Necesito calmarme. —Me dolió que
pensaran que me preocupaba más por mi vida amorosa que por ellas.
Encendí la película y, durante las siguientes dos horas y más, pude dejarme
llevar por el mundo de Mary Poppins.
—Bien —dijo Ty cuando terminó—. Tenías razón. Eso fue genial. Dick Van Dyke
estuvo brillante.
—No. —Se inclinó hacia delante, con los codos sobre las rodillas, esperando que
se la explicara.
—Dicen que ella era la niñera de Bert cuando él era un niño. Es por eso que él
sabe todo sobre su magia y la palabra supercalifragilisticoespialidoso. Él incluso dice
algo sobre aprenderla cuando era "solo un muchacho".
Él se recostó.
—Oh, Dios mío. Eso tiene mucho sentido. Nunca habría pensado en eso. En todo
caso, pensé que iba a ocurrir un romance entre los dos.
|
—Sí, la escritora de los libros de Mary Poppins insistió en que Disney eliminara
cualquier rastro de romance de la película.
Se llevó las manos a las sienes y las expandió como si le explotara la cabeza.
—Bueno, hiciste lo mismo por mí. Gracias por escucharme hablar de mis amigas.
—Por supuesto.
—Buena suerte con todo —dijo Ty—. Y para que lo sepas, por lo que puedo
decir, eres una buena amiga. Avery no saldría con nadie que no lo fuera.
|
Capítulo 35
GRACE
TERRI
Aunque no estuviera hablando con ellas, había estado pensando en ellas todos |
estos días. Eran prácticamente lo único en lo que pensaba. Seguía reviviendo lo que
había sucedido una y otra vez, tratando de descubrir cómo habíamos llegado a un
lugar donde sentían que no podían ser honestas conmigo. Entre eso y poner los
toques finales a los letreros y al programa para la exhibición de arte de Terri, mi
cerebro estuvo lleno todo el fin de semana con un ciclo de noticias de veinticuatro
horas sobre Grace y Terri.
Miré por la ventana del autobús escolar, observando los árboles pasar
rápidamente, tratando de averiguar qué decir antes de escribir. No sabía qué decir,
pero respondí de todos modos.
TERRI
GRACE
SÍ, Y QUIERO QUE ESO SEA LO IMPORTANTE. NO LO QUE ESTÁ PASANDO ENTRE
NOSOTRAS.
GRACE
TERRI
Era como esquivar a Marc de nuevo, solo que peor. Esto era jugar a mantener
lejos a mis dos mejores amigas.
Me estaban esperando al final del último periodo, pasando por la clase de la Sra.
Jackson. Sin querer las miré directamente. No podía fingir que no las había visto, así
que saludé con la mano y sonreí mansamente.
—Las veo mañana por la noche —dije, sin parar para conversar.
—¿Lissi?
—Hola —dijo.
—Sí, lo tomo cuando Ma… quiero decir, cuando no tengo quien llevarme a casa.
Pensé que la idea de que Marc la llevara a casa, algo que siempre había hecho
por mí, me habría hecho sentir triste, pero no fue así. No sentí nada. No se trataba
de eso, de todos modos.
—Bien —dijo, y luego hubo una pausa larga e incómoda cuando el autobús
arrancó. Hablaban mucho a nuestro alrededor, pero Lissi y yo solo nos quedamos
sentadas allí.
—Estoy a dos calles, en Quietbrook. —Alzó las cejas—. Sí. —Estoy bastante
segura de que mi rostro coincidía con su expresión de sorpresa—. ¿Quién sabe?
Supongo que esto nos hará más fácil trabajar en el anuario.
—Tú, um, mencionaste reunirnos esta semana, ¿verdad? Ahora que vóley
terminó, tengo mucho más tiempo disponible, así que avísame cuándo.
—Vamos a hacerlo.
¿Qué está pasando? ¿Estaba ignorando a mis mejores amigas y saliendo con mi
ex archienemiga? También podría haber estado en un episodio de Stranger Things,
porque definitivamente sentía que vivía en el Mundo del Revés.
Capítulo 36
Lissi y yo planeamos encontrarnos en mi casa después de que termináramos de
cenar, y justo a las siete y media llamaron a la puerta.
Atendió mi hermana.
—¡Tienes que estar bromeando! Eres ella ¿no? —preguntó Jemma, bloqueando
la entrada.
Oh no.
—¡Jemma! —grité, bajando de prisa las escaleras—. Vamos. —La empujé fuera
del camino, pero eso no le impidió mirar mal a Lissi. Qué gran comienzo para la |
noche.
—¿Por qué estás aquí? ¿De verdad crees que Cam quiere tener algo que ver
contigo? Capta la indirecta.
—No, te quiero aquí. Me viene bieen la ayuda. Tengo las páginas que enviaste
en mi computadora —le dije, intentando fingir que el incidente con mi hermana no
había sucedido—. ¿Por qué no vamos a echar un vistazo?
—Toma asiento, ponte cómoda. —Traje una silla extra para que pudiéramos
sentarnos frente a la computadora.
—Está bien —dijo Lissi, después de unos diez minutos de pura tensión—.
¿Vamos a hablar de eso o qué?
—¿De qué hay que hablar? —pregunté. Nos llevábamos bien. Lo suficiente como
para mantener una relación de trabajo, de todos modos. ¿Por qué inclinar el bote?
Se encogió de hombros.
—No lo sé. ¿Por qué quería trabajar en el anuario o qué pasó con Marc? Si la
situación fuera al revés, tendría algunas preguntas. |
Tuve que apretar las manos contra mis piernas para evitar que
temblaran. Estúpido tic nervioso. La verdad era que había cosas que quería saber, pero
realmente no quería obtener la información de Lissi. ¿Sería honesta?
—Me gusta tomar fotos y jugar con el diseño. Lo hacía en mi antigua escuela, y
supongo que se sentía como una forma de recuperar mi vida. Mudarse aquí al
comienzo del último año no fue mi elección. Cuando descubrí que eras tú la
encargada del anuario, no iba a unirme. Pero luego la Sra. Jackson se acercó a mí de
nuevo y no sé. Ya había renunciado a tanto por mudarme aquí. No quería perderme
otra cosa. Y si soy sincera, una pequeña parte de mí tenía curiosidad.
—¿Curiosidad?
—Acerca de ti. Saliste con Marc, Grace hablaba de ti todo el tiempo, al igual que
las demás en el equipo. Incluso los jugadores de fútbol contaban historias sobre ti.
Buenas —aclaró.
Pensé que se habían olvidado de mí. Cuando Marc me dejó, fue como si ellos
también.
Respiró hondo.
—A comienzos del verano. Había ido a la escuela para hablar sobre formar parte
del equipo de vóley y algunas otras cosas. Me topé con él cuando me fui; había
terminado la práctica de fútbol. |
Una parte de mí no quería escuchar el resto de esto, pero la otra parte de mí tenía
que saberlo.
—Lo sé. Estaba tratando de encontrar el momento adecuado. Peleamos por eso.
Le dije que no era justo, ni para ti ni para mí, y que tenía que decirte o que lo nuestro
se había acabado.
—Había fotos mías y de Marc por todos lados. ¿Nunca lo viste en GroupIt o
seguiste alguna de sus páginas? —pregunté—. Nos habrías visto. ¿Por qué querrías
estar con alguien que engañaba a su novia?
Tragó saliva.
—Vi fotos tuyas, pero pensé que eran del pasado o que eras solo una de sus
mejores amigas. Supongo que realmente no lo pensé… o no quise. Cuando dijo algo,
ya era demasiado tarde. Me gustaba. Mucho. Y no te conocía. No era como si
fuéramos amigas. Además, me dijo que incluso si yo no hubiera aparecido, quería
terminar las cosas contigo, y le creí.
Eso dolió. ¿Habría terminado las cosas de todos modos? ¿Era cierto o solo era
algo que le había dicho? De cualquier manera, apestaba.
—Supongo que nunca se sabe —le dije. No estaba de acuerdo con la idea, pero
tampoco la descartaría. No estaba segura de qué más decir, así que Lissi y yo |
volvimos a centrarnos en el anuario.
Se encogió de hombros.
—Dios mío. Me encanta esa película. Soy la mayor fan de las comedias
románticas que jamás hayas conocido.
—¿Si? —sonrió—. Yo también. No me canso de verlas. Películas, programas de
televisión, libros, lo que sea. Incluso me compré el paquete de romance en Audio, y
trato de escucharlo siempre que puedo, incluso cuando camino de una clase a otra.
—Esa es una buena idea. —Había estado perdiendo mucho tiempo sin hacer eso.
Lo apreté.
Me cubrí la boca con la mano. El lugar se veía increíble. Terri era tan talentosa.
Sus padres tenían que dejarla seguir su pasión. Era demasiado buena para renunciar
a sus sueños.
Revisé la hora. Eran casi las cinco. Salí del restaurante y no volví hasta poco
antes de las seis.
—Hola.
Se mordió el labio.
—¿Podemos hablar?
—Sí. Después. —Señalé afuera—. Quiero esperar a los Marines. Escoltarlos en la
entrada.
Grace no se opuso, pero parecía que quería hacerlo. Me mataba ser tan cortante
con ella, pero tenía que serlo. No quería quebrarme; necesitaba estar ahí para Terri.
El día de hoy era sobre ella y su arte, no sobre mí y mi drama.
Terri y su familia llegaron justo a tiempo. Puse mi sonrisa más grande y los invité
adentro.
Terri se dio vuelta y nos miró a nosotros y a todos los cuadros colocados
alrededor de la habitación. La expresión de su rostro no decepcionó. Fue mejor de
lo que había imaginado. Asombro, orgullo, confusión y felicidad, todos juntos. Su |
boca se abrió como si fuera a decir algo, pero no salieron palabras. Por una vez en
su vida, Terri no tenía nada que decir. Estaba sin palabras.
Les entregué a ella y a sus padres un pequeño folleto. La portada tenía una de
sus pinturas, una pieza intrincada compuesta por miles de puntos que había hecho
en la clase de arte. Debajo estaba la fecha, el lugar y el nombre del evento: El show de
arte de Terri Marin: Una exhibición de Nueva York.
Parecía aturdida, pero los llevó a la primera pieza. Era una escultura de aspecto
realista de la cabeza de una mujer. Al lado de cada pieza había un cartel con carreras
con las que podrías terminar cuando tenías habilidades como las de Terri. Para el
letrero de esa escultura en particular, había escrito sobre la película Ant-Man. Salir
con Spence había resultado valioso al final. Después de ver a Ant-Man, me mostró
cómo a menudo usaban modelos para hacer que el personaje principal se viera
grande o pequeño.
Terri dijo que el principal argumento de sus padres para no querer que fuera a
una escuela de arte era que temían que no consiguiera un buen trabajo. Querían que
tuviera algo a lo que recurrir. Así que decidí resaltar los trabajos que podrías
conseguir gracias a las artes.
Incluí una historia contada por Jim Carrey, donde habló sobre cómo su padre no
siguió su propio sueño de ser un comediante. Se decidió por el “trabajo seguro” y se
convirtió en contador. Lo despidieron. Pensé que la cita de Carrey era bastante
poderosa. Dijo: Aprendí muchas grandes lecciones de mi padre, entre las cuales se
encuentra que puedes fracasar en lo que no quieres, así que también puedes arriesgarte a hacer
lo que amas.
Luego, en la última página, les recordé que, si las humanidades fueran tan
importantes para ellos, deberían dejarla postularse a RISD, ya que los estudiantes
allí podrían matricularse en clases en Brown.
—Veremos esto con más detalle cuando lleguemos a casa. Ciertamente nos diste
mucho para considerar.
—Eres una de mis mejores amigas y esta es tu primera exposición de arte. Sí. —
Le guiñó un ojo—. Considéralo tu regalo de cumpleaños, Navidad y graduación.
Lo siguieron afuera.
—Chicas —dijo Terri, las lágrimas corrían por su rostro—. No sé qué decir.
—Sí. —La voz de Terri era tranquila—. ¿Por qué… cómo… cuándo hicieron
esto? —tartamudeó.
—Mis padres dijeron que están sorprendidos por lo mucho que se preocupan
por mí, pero yo no. Lo sabía. Siempre lo he sabido.
—Lo mismo digo. —Se giró hacia mí—. Cam, nunca pensé que fueras una mala
amiga. Por favor no pienses eso. Solo fui estúpida. Pensé que te estaba haciendo las
cosas más fáciles.
—Pero primero Marc me estaba ocultando cosas, luego tú. No sé… me hizo
sentir que no era suficiente y que pensabas que perseguir a un tipo significaba más
para mí que tú.
Miré a Grace.
—Sabes que quiero que seas feliz, ¿verdad? Estoy emocionada por ti y Derrick.
Quiero escuchar los detalles y todo eso.
Se me revolvió el estómago.
—¿Qué?
—Tenemos una sorpresa. Hemos estado trabajando con tus padres para que nos
dejen ir un fin de semana de chicas a la ciudad de Nueva York durante el fin de
semana de Acción de Gracias —chilló—. Podremos buscar universidades para ti,
pasar el rato, ver la ciudad.
Me cubrí el rostro con las manos; las lágrimas ahora venían más rápido.
—No lo hicieron. |
—Nada.
—Te he visto más este último par de semanas que en los últimos dos meses. ¿De
qué se trata? ¿Por qué sigues mirándome?
—No lo hago. —Se frotó el cuello. Algo pasaba. Eché un vistazo dentro del aula
de arte. La Sra. Winters y el resto de la clase ya se habían retirado, así que empujé a
|
Marc hacia dentro.
—Sí que lo haces. ¿Qué sucede? —Se sentía extraño estar en una habitación con
Marc, solo él y yo. Solía sentirse tan natural; ahora se sentía fuera de lugar.
¿Ahora se estaba disculpando? No sabía qué decir, así que no dije nada.
Pensé que finalmente había superado la separación, que lo había superado a él,
pero las lágrimas que me picaban los ojos estaban diciendo otra cosa.
—Me engañaste.
—Sí, ¿y esa es la razón por la que no dijiste nada cuando volví del campamento
o los primeros días de escuela?
—Estabas de tan buen humor cuando volviste y fue como… No lo sé. No quería
herirte.
Marc me miró.
—No debí haberlo hecho en la cafetería. Estaba asustado; pensé que sería más
fácil.
—Fuiste un cobarde.
Asintió.
|
—Nunca quise que nada de esto pasara. Solo conocí a Lissi y ella era tan… —se
detuvo.
—Tan… ¿qué?
—No importa.
—Quiero decir, sí, estabas en todo eso, ¿pero de verdad estabas? Si no estuviese
en el equipo de fútbol, ¿estarías interesada en los partidos? —preguntó.
—¿En qué?
—Te apoyaba, pero tus intereses eran mis intereses. Se sentía como si no tuvieras
nada tuyo.
—Tal vez no me conocías tanto como pensabas. Tal vez no corría a través de un
campo pateando una pelota, pero leía dos libros por semana y miraba más películas
de las que puedo contar. ¿Me preguntabas sobre ello? No. Porque no era lo tuyo, así |
que no hablaba de ello de la misma forma que tú lo hacías con el futbol. Y lamento
que salir con mis amigos no fuera lo suficientemente emocionante para ti, pero para
mí, lo era todo. ¿Apasionada? Siempre he luchado por lo que quiero. Soy la que tuvo
la idea de lo de New York. Era yo la quería ir ahí, y soy yo la que se está asegurando
de hacer todo lo que está en su poder para ir ahí ahora.
Nos quedamos en silencio de nuevo. Estaba tan enojada, pero no estaba segura
de cómo estaba Marc. Odiaba que estuviera en lo correcto y que yo también tuviera
la culpa. Sí había sido una seguidora, la señorita ansiosa por complacer. Las cosas
que Marc quería hacer, yo las quería hacer. Lo dejaba elegir todo, a qué fiestas
iríamos, ónde comíamos, con quién salíamos… y la lista seguía. Me había convertido
en la porrista principal no oficial de sus partidos. Seguro, todavía tenía a Grace, Terri
y Luke, pero solo ellos. Había salido con un millón de personas de la escuela, pero
una vez que empezó el instituto, era como si los amigos de Marc fueran mi grupo.
—¿Te sentiste de esta forma todo el tiempo que estuvimos juntos? —pregunté,
una vez que me calmé un poco.
Me dio la sensación de que esa no era la palabra que tenía intención de decir,
pero supuse que probablemente no necesitaba escuchar cuán emocionante la había
encontrado.
Me apreté la cintura.
—Odio cómo manejaste las cosas —le dije—. La cagaste. ¿Pero lo demás? —
Respiré profundo—. No todo fue tu culpa. No me conocías, porque no te lo mostré.
Solo te di una probada. Estos meses han sido reveladores —confesé. |
—Lo noté.
—Vamos, no finjas. Obviamente notaste que lo noté. Es por eso que estamos aquí
ahora. —Me dio una sonrisa. Era una que solía darme escalofríos—. Eres mucho
más. Tienes este… no sé lo que es… confianza o algo. Ser Brooksy, y esos bailes raros,
pareces más abierta. Más libre. Es difícil no mirar.
—Supongo que estoy haciendo cosas por mí, no por ti. —Ni por Spence, ni por
cualquier chico. Estaba haciendo lo que me hacía feliz a mí.
—Quería que hicieras cosas por ti. No sabía que no lo hacías. Me gusta esta tú.
Me gustaba la vieja tú, pero esta... me gustaría conocerla mejor.
Abrí la boca. ¿Estaba diciendo que me quería de vuelta? No lo dijo, pero sonaba
como si se refiriera a eso.
—Marc…
Volvió a sonreír y me miró fijo a los ojos. Su mirada era tan intensa.
Esto era lo que había estado esperando escuchar justo después de que me dejara.
Había soñado con eso.
¿Pero ahora?
Ahora lo sabía.
Capítulo 39
—Acérquense —le instruí a Terri y a Grace mientras sostenía mi celular para
una selfie en frente de Mamoun, en un pequeño restaurante falafel en el que nos
detuvimos cerca de la universidad de Nueva York—. Necesito recordar este lugar.
Es increíble.
—Solo sonríe —le dije, y tomé la foto—. Y sí, lo sé, pero no es lo mismo. Aquí
seré capaz de rodar fuera de la cama y voilà, estaré aquí.
—Tal vez —dije, no estaba lista para descartar nada—. Pero si no, podría
simplemente caminar unos metros más e ir al puesto de frutas. Cinco plátanos por |
un dólar. Eso es un gran negocio.
—Bien, sí, tal vez, pero ese no es el punto. —Me di vuelta—. Es solo que hay
muchas opciones. Mira todo lo que hay alrededor.
—¿No quieres los que dicen “Amo Nueva York”? —bromeó Terri.
—No. —Me enderecé—. Eso sería muy de turista, y no voy a ser una turista, voy
a ser una estudiante de la Universidad de Nueva York. —Crucé los dedos y los
sostuve.
—Ya no más.
—Aquí es donde quiero estar —dije. Fuimos a Columbia más temprano hoy, y
era lindo, pero parecía como un campus regular. Seguro, había cosas alrededor, pero
Morningside Heights, la sección de Manhattan en donde estaba la escuela, no tenía
el alboroto y la vibra de la ciudad—. ¿Puedes sentir la energía alrededor? Es como
magia corriendo por el aire.
Grace se rio.
—Magia, ¿eh?
|
—Sí, siempre están pasando muchas cosas. Incluso tienen shows que aparecen
de repente como ese de poesía al lado de la escultura.
—Sí, ni siquiera me gusta tanto la poesía, pero me gusta que puedas escucharla
con solo caminar afuera. Quiero estar aquí.
—Hmm —dijo Terri, frotándose la barbilla—. ¿Quién podría haberte dicho eso
hace mucho tiempo?
La golpeé en el brazo.
—Lo harás —dice Grace—. Tienes solo As, aniquilaste el examen de admisión y
mejoraste tus extracurriculares con el anuario y Brooksy.
—Voy a enviar mi solicitud tan pronto como lleguemos a casa. Tal vez incluso
cuando estemos de vuelta en el hotel esta noche.
—Tenemos el teatro esta noche —dijo Grace—, pero todavía tenemos un montón
de cosas antes de eso y la cena.
Aplaudí.
—Por supuesto que quieres —dijo Terri—. Tal vez encontremos algo bueno para
Luke. —Esto era un viaje de chicas, así que no estuvo invitado, pero queríamos
3SVA: Siglas de School of Visual Arts, o Escuela de Artes Visuales, universidad que se encuentra en
Nueva York.
asegurarnos de que supiera que estábamos pensando en él, así que planeamos en
conseguirle un suvenir. Ya le había comprado una camiseta de NY (y una para mí).
—No fueron tan grandes, y todavía voy a poder comer. Vamos, Nueva York es
la ciudad de la pizza. Tengo que probarla. Será rápido.
Asintió.
—No puedo creer que te la hayas terminado —dijo Terri cuando dejé caer mi
servilleta en el palto. La porción había sido gigante, más grande que las porciones |
de Connecticut.
—Oye, a las dos en punto —dijo Terri, susurrando detrás de mí—. El lindo chico
te está viendo.
—¿Ty?
—Chicas, este es el primo de Avery, Ty. —Me di vuelta hacia Ty—. Ty, ellas son
Terri y Grace.
—Voy a NYU.
Por supuesto. Terri me golpeó en el costado, pero me negué a verla; sabía que
me movería las cejas o algo así.
—Gracias, tal vez te tome la palabra. Fue muy bueno verte, Ty —dije, e hice un
gesto hacia mis amigas—, pero será mejor que nos pongamos en marcha. |
—Vaya. —Terri se abanicó cuando estuvimos fuera de la vista de Ty—. ¿Por qué
no me dijiste lo sexy que es el primo de Avery en persona?
—No puedo creer que vaya a vivir en esta ciudad. Es todo lo que quiero —dije—
. Bueno, excepto por una cosa.
Me apreté la muñeca.
—Lo sé.
Asentí.
—Lo es.
—Entonces ahí lo tienes —dijo Terri—. Vas a quedarte atrapada con nosotras
toda la vida.
Las apreté más cerca de mí. Al final resultó que no todas las comedias
románticas necesitaban terminar con conseguir el chico o la chica, o con ese beso
mágico de cuento de hadas. Solo necesitaban terminar con amor, y yo eso tenía de
sobra.
Acerca de la autora
|
Shani Petroff es una escritora que vive en la Ciudad de Nueva York. Es la
autora de Romeo and What’s Her Name y la serie “Bedeviled”, que incluye Daddy’s
Little Angel; The Good, the Bad, and the Ugly Dress; Careful What You Wish For y Love
Struck. También es coautora de la serie “Destined”, que incluye Ash y Ultraviolet.
Además escribe para programas televisivos de noticias y varios otros sitios.
Cuando no está encerrada en su apartamento escribiendo, dedica un montón de
tiempo a leer libros, a los chicos, a ver televisión, a soñar despierta y a comprar
online.