Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
a) Insuficiencia cardíaca.
Pareciera estar aceptado que la primera respuesta del organismo a la
disminución del gasto cardíaco sería el aumento del volumen
sanguíneo circulante, lo cual tiene por finalidad compensar esa
reducción en el gasto.
El gasto cardíaco o volumen minuto reducido produce, como
respuesta inmediata, una redistribución de la circulación para
preservar aquellos órganos o sistemas que el organismo considera de
fundamental importancia, como el cerebro y el corazón, en
menoscabo de la perfusión renal; o sea, el flujo sanguíneo renal
disminuye como se demuestra por la eliminación de
paraaminohipurato, con velocidad de filtración conservada, lo cual se
pone en evidencia a través del clearance de inulina; por lo tanto la
fracción de filtración estará aumentada:
Fracción de filtración = CIN (Velocidad de filtración) / CPAHJ (flujo
sanguíneo renal)
Este aumento de la fracción de filtración produce un aumento de la
presión osmótica en los capilares posglomerulares, lo cual genera un
incremento de la reabsorción tubular próximal de sodio y agua.
Si se viera reducida la velocidad de filtración glomerular por un grado
menor de flujo plasmático renal, la retención de sodio y agua sería
todavía mayor.
Es decir, cuanto menor sea el volumen minuto cardíaco mayor
será la retención de agua y sodio.
Una segunda respuesta se produciría con el aumento de las
presiones venosas a nivel de la circulación pulmonar y
anterógrada, lo cual aumenta la presión hidrostática venosa y provoca
una trasudación al intersticio. El incremento de presión hidrostática a
nivel del conducto torácico contribuye a aumentar el edema debido a
que se bloquea este mecanismo de drenaje habitual.
Para complicar más estos mecanismos se produce una estimulación
del sistema simpático y del sistema renina-angiotensina, con el
consiguiente aumento de la vasoconstricción renal.
El sistema renina-angiotensina se activaría, según los diferentes
autores, por la disminución del flujo plasmático renal, con estimulación
de las células yuxtaglomerulares y por lo tanto mayor secreción de
renina; también intervendría la menor concentración de sodio a nivel
de los túbulos distales, sin dejar de mencionar el ya señalado aumento
de la actividad simpática. El aumento de renina (enzima) produciría —
al actuar sobre el sustrato angiotensinógeno— a la angiotensina II, la
cual contribuye a la vasoconstricción renal y por ende al menor flujo y
la mayor retención de sodio y agua. A su vez estimula la secreción de
aldosterona por la capa glomerular de la corteza suprarrenal, que
actúa en el tubo contorneado distal reteniendo sodio.
PÉPTIDOS NATRIURETICOS
La función endócrina del corazón fue demostrada en los años ’80 al
inyectar in vivo extractos de aurícula en ratas y observar aumento de
la diuresis y la natriuresis e hipotensión. Los péptidos natriuréticos
constituyen una familia de péptidos con acciones importantes en el
mantenimiento del homeostasis cardiovascular, regulando la presión
arterial y el volumen del fluido extracelular. Los representantes más
estudiados son: el péptido natriurético atrial, el péptido natriurético tipo
B y el péptido natriurético tipo C. Sus acciones biológicas se
encuentran mediadas por su interacción con tres tipos de receptores
transmembrana: receptor natriurético tipo A, tipo B y tipo C.
PNs: péptidos natriuréticos
ANP: péptido natriurético atrial
BNP: péptido natriurético tipo B
CNP: péptido natriurético tipo C
Los tres PNs, ANP, BNP y CNP, presentan gran homología en su
estructura peptídica, sin embargo, poseen distintos lugares de síntesis.
Tanto el ANP como el BNP son sintetizados principalmente en el
corazón y el rango de concentraciones fisiológicas de ANP es de 50 a
100 veces mayor al de BNP.
El ANP humano es sintetizado como una preprohormona que al
ser clivado da origen al proANP siendo éste la forma mayoritaria
almacenada en gránulos en la aurícula.
En respuesta a la distensión auricular rápidamente es liberado y
clivado, formando el péptido biológicamente activo de 28 aminoácidos.
El ANP también se expresa en otros tejidos, a menores
concentraciones, como los ventrículos cardíacos y el riñón.
Entre otros estímulos para su secreción se encuentran la
angiotensina II, la hormona antidiurética y las endotelinas.
El BNP también es sintetizado como preprohormona y clivado a
prohormona, el proBNP, cuyo procesamiento deriva en NT
proBNP que, finalmente deriva en el péptido con actividad
biológica que corresponde al BNP circulante.
La expresión de ANP y BNP aumenta drásticamente en la hipertrofia
cardíaca, convirtiéndose el ventrículo en el sitio principal de síntesis y
liberación del BNP.
En condiciones fisiológicas, las concentraciones de BNP son de
aproximadamente 1 pmol/L, un décimo de los valores plasmáticos de
ANP, pero en individuos con insuficiencia cardíaca congestiva se
eleva entre 200 y 300 veces.
Este rango tan amplio de concentraciones plasmáticas, entre un
individuo sano y uno enfermo, hace que el BNP sea útil como
indicador de estrés cardíaco.
A nivel renal el procesamiento del proANP da origen a otro péptido
conocido como URODILATINA, que no se encuentra en la circulación
sistémica, sin embargo, está presente en la orina, por lo que parece
ser un péptido exclusivo del riñón, presente en los túbulos colectores
corticales.
Por otra parte, el CNP se expresa en el sistema nervioso central,
células del endotelio vascular y condrocitos, así como también
en riñón, corazón y células sanguíneas.
Es sintetizado como una preprohormona, que al ser clivada da origen
al pro-CNP, el cuál, forma un péptido biológicamente activo de 53
aminoácidos que es la forma mayoritaria a nivel tisular, sin bien la
forma circulante que predomina es un péptido de 22 aminoácidos.
A diferencia de los otros PNs, el CNP no se almacena en gránulos y
su secreción es estimulada por varias citoquinas (TNF-α, TGF-β, IL-1)
y por el aumento de las fuerzas de rozamiento.
Todos los PNs son degradados mediante dos procesos: internalización
de receptores natriuréticos con posterior degradación lisosomal y
degradación enzimática mediada por la endopeptidasa neutra, la
neprilisina, enzima dependiente de zinc que se localiza en la
membrana plasmática.
Edemas generalizados,
a) Insuficiencia cardíaca. El paciente puede presentar una
historia de disnea de esfuerzo y en decúbito como episodios de disnea
paroxística nocturna, tos nocturna, fatiga, cansancio e hinchazón
vespertina de miembros inferiores, Al comprimir la piel con un dedo se
dejará una marca o fóvea, signo que define el cuadro. El paciente
presentará distensión yugular, pulso alternante, cardiomegalia, galope
ventricular y auricular, estertores bibasales, hepatomegalia con reflujo
hepatoyugular y edema sacro si está en decúbito. El laboratorio
mostrará solamente elevación de la uremia por reducción de la
perfusión renal debido al gasto cardíaco disminuido.
b) Cirrosis hepática.
El paciente tendrá antecedentes de alcoholismo o de hepatopatías, e
ictericia, cansancio, anorexia y pérdida de peso. El examen físico
muestra ictericia, telangiectasias, eritema palmar, hepatomegalia y a
veces esplenomegalia, tumefacción parotídea, ginecomastia, atrofia
testicular, uñas en vidrio de reloj y retracción palmar de Dupuytren. La
acumulación de líquido comienza por el abdomen, y en general se
inicia en un período posterior a un aumento marcado de gases.
Los análisis ponen de manifiesto una elevación de la bilirrubina sérica,
estudios de función hepática anormales, bajos niveles de albúmina y
moderada proteinuria.
c) El paciente nefrótico.
El interrogatorio demuestra antecedentes de enfermedades sistémicas
con compromiso renal, como lupus eritematoso sistémico y diabetes.
El edema es matinal, periorbitario, blando y generalizado. El análisis
de orina mostrará una proteinuria marcada, de 3,5 g por día o más.
Además, se observará hipoalbuminemia, hiperlipemia e
hipercolesterolemia.