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Trabajo final de lectura

Historia de la psicología

Materia: Historia de la psicología I


Catedra: Pavesi, Pablo Emilio
Seminario: Neurosis, histeria e hipnosis a fines
del siglo XIX: entre Viena y Buenos Aires
Docente a cargo: Vallejo, Mauro
Alumno: Germán Emanuel Capdevila
Nº de libreta: 407219840
Mail: german_capdevila_04@hotmail.com
Nota del primer parcial: 10 (diez).

Consigna: Al analizar las producciones


escritas de los médicos porteños del siglo XIX a
propósito de la histeria, se observan muchos
presupuestos y postulados acerca de una
presunta naturaleza femenina. Desarrolle ese
tópico.

1
El objetivo del siguiente trabajo tratará en explicar la histeria y el origen de su
presunta naturaleza femenina en la ciudad de Buenos aires hacia fines del siglo
XIX. La histeria como patología fue de gran interés en este siglo, en la ciudad
de Buenos Aires, en especial en las mujeres. Por lo que vamos a profundizar
en los instrumentos asistenciales y de observación clínica en que los
profesionales desarrollaron sus trabajos.

“A fines de la década de 1870 los médicos de Buenos Aires comenzaron a


interesarse de modo mas sistemático por esta afección” (Vallejo, 2019) este
autor afirma que en el ultimo cuarto de siglo, los doctores declararon desde un
principio una “plaga” local de histeria, Vallejo cita un estudio hecho por
Gabriela Nouzeilles, donde desde 1869 hasta 1878 ingresaron en el hospital
general de mujeres 58 mujeres diagnosticadas con la patología de la histeria,
pues los primeros historiales no lo atribuyen como una patología de fronteras
precisas, sino mas bien como una condición anormal, una complicación de
otros desarreglos, también por la poca explicación que se tenia por sus
elementos y síntomas que no encajaban en sus conocimientos.

Los síntomas que caracteriza a la histeria los vamos a ir nombrando citando


casos clínicos, por un lado, tenemos un caso publicado en 187 por Lucilo del
Castillo, donde la enferma padeció secuelas orgánicas y emocionales, pues
comenzó con un estado de inflamación del vientre, abatimiento y debilidad,
provocado por un baño frio en el momento en que menstruaba. el cual tras la
atención medica comenzó a desaparecer en parte, pues la inflamación vaginal
persistía. Después siguió con convulsiones, estado de delirio y alucinaciones.
Tiempo después tuvo una parálisis óptica y sufrió de ceguera.

Siguiendo con el texto de Mauro Vallejo, muchos autores describen a la histeria


como una forma de locura, y no una infección autónoma, ya que su naturaleza
como patología es indefinida, para algunos galenos, que trabajan en el ámbito
de alienismo, esta neurosis es apenas una forma de manifestación de la
vesania.

Para José Meléndez, la “locura histérica” es definida como un cuadro regido


por un delirio subyacente. Es recién en 1883 que se autonomía la patología

2
histérica independizada de la locura o delirio, ligándola a la higiene, la
neurología o la ginecología.

Para fines de la década de 1880, un discípulo de José María Ramos Mejía, dirá
en su tesis que es necesario alejar a las histéricas de su entorno, y asistirlas en
una casa de sanidad, con profesionales que le permitan tener una vida
corriente, pues este autor afirmará que quieren llamar la atención, al igual que
Julio Piñero que en 1883, quien afirma que es más frecuente encontrar esta
patología en mujeres ya que son mas impresionables respecto a lo nervioso, lo
que tendrá una causa orgánica, pues la mujer sufre de embarazos,
menstruación, parto, lactancia, y demás características que hacen que su
sistema nervioso tenga una mayor actividad, lo que puede ser mas propenso a
un desequilibrio.1 Por lo que se trata de una enfermedad vinculada a la moral,
es decir de la impresión sobre los celos la envidia, el terror, entre otros,
concluyendo que el tratamiento debe ser una buena higiene moral. Entonces
esta higiene moral se recomendó para la primera infancia.

Salustiano Arévalo definirá la histeria como una “afección producida


generalmente por desórdenes psíquicos que producen una excitación fuerte y
continua del sistema nervioso”, lo plano de lo psíquico tendrá que ver, no tanto
con las pasiones o desequilibrio, sino con las ideas o representaciones (Vallejo,
2019)

Siguiendo con lo que nos compete sobre como los médicos del siglo XIX
entendían la naturaleza femenina y la histeria, Martin Garbiso es quien tratará
con profundidad este tema, ya que era una dificultad comprender el cuerpo
femenino. Pues él creía que lo que producía la histeria, provenía de algún
problema con los genitales femeninos, a lo que estas se resistían ante su
intento de exploración. Pues en efecto, daba cuenta de que ocultaban algo, y
que esa falta de confesar lo que les pasaba en sus genitales era la causa de
padecimiento. Pues dirá Vallejo que la histeria sigue siendo caracterizada por
negar la verdad que se le pide, no refuerza su dolor, sino que vigoriza su
naturaleza misteriosa, enigmática o incomprensible.

1
Julio Piñero, Etiología y profilaxia de la histeria, Buenos Aires, Tipografía a vapor del Colegio de Artes y Oficios, 1883, p.
21.

3
Juan Yzaurralde en todas sus intervenciones con sus enfermas histéricas
utilizo baños de agua fría, inyecciones de morfina y una tal “medicación
sustituyente”. Pues este autor demostraba las dificultades de poder replicar los
tratamientos provenientes de la neurología de Charcot, es decir sus
figuraciones y representaciones de la histeria.

En Buenos Aires, José Lucena por su parte, creía que la histeria como
patología, era una condición ligada al estado mórbido del útero o los ovarios.

Cayetano Sobre- Casas (mediados de la década de 1890), da cuenta que gran


cantidad de histéricas debían ser atendidas cuestionando a sobre lo que
ocultaban respecto a sus genitales, que provocaba alteraciones nerviosas.
Pues su terapia consistía en lavajes vaginales con bicloruro de mercurio,
raspados y demás intervenciones sobre los órganos sexuales.

Esto refleja que, en esta época, hubo distintos dispositivos clínicos que
atendieron esta enfermedad, por ejemplo, los manicomios, consultorios
externos, consultorios “gratuitos”, y hospitales generales. Tenemos que tener
en cuenta el contexto histórico, pues en fines del siglo XIX había un afán de
“medicalización “en la cultura sanitaria de Buenos Aires (Vallejo, 2019).

Charcot y Brissaud, expresan que en la histeria existe una contractura latente,


que por una excitación del eje cerebro- espinal puede advenir una contractura
permanente, que, pueden desaparecer por una emoción fuerte, a continuación
veremos el tratamiento que efectuaban: “Una vez asegurados de que se trata
de una parálisis histérica, por medio de los antecedentes, de la perdida de
sentido muscular, de las raras distribuciones de las zonas de insensibilidad, del
estado mental, etc. Procuraremos dar al enfermo la seguridad de que su mal
desaparecerá.

Empezando por ensayos de pequeños movimientos iguales a los hechos


primeramente en el miembro sano (condición indispensable, pues como los
histéricos pierden la conciencia de sus movimientos, no saben hacer mover sus
miembros que ellos creen paralizados) Progresivamente se irán desarrollando
sus movimientos, al mismo tiempo que su potencia muscular, como podemos
constarlo por medio del dinamómetro, gracias a la idea que s ele ha impreso,

4
de que su parálisis puede desaparecer paulatinamente.”2 Para concluir con
este tratamiento llevado a cabo, si esto no daba resultado, recurrían a otros
remedios como píldoras. Este tratamiento es similar a lo que pasa con la
parálisis desarrollada por la sugestión, el cual coincide con el estudio de la tesis
presentada por Ricardo Schatz, que en un instante veremos los casos que
abordo.

Pues es quien hace la pregunta, “¿A cuál de los dos centros ataca la histeria
para producir la parálisis, o en otros términos, la parálisis histérica es una
parálisis simple o parálisis psíquica?”3. Responderemos basándonos en sus
estudios siguientes, pues siempre la parálisis por sugestión presenta una
sintomatología idéntica, a las parálisis aparecidas en los neuróticos histéricos.
Lo cual concuerda con estudios anteriores en 1884 publicados por Gilles de la
Tourette, y Richer.

Schatz explica que, el estado mental de los enfermos por histeria se discrimina
por dos características que atribuyen a la condición intelectual normal de los
mismos, estos son, una débil espontaneidad de la voluntad, excesiva
irritabilidad de las cellas corticales, y estas mismas son las que adquiere el
sujeto que va a ser hipnotizado, por la influencia de la sugestión. La única
diferencia entre ambos, dirá, es que los sujetos a ser hipnotizados necesitan
adquirir una influencia altruista. Pues las emociones son lo que suplanta a la
voluntad del hipnotizador en el sonámbulo.

Con esto respondemos el porque este proceso psíquico, se pasa


absolutamente en las celular corticales que guardan las imágenes motrices, y
no en las células motrices como tal, pues la histeria disminuye la actividad de
una célula, a minoriza la fuerza. Se puede afirmar entonces que la histeria
como patología, lo que hace es disminuir la actividad del centro de las
imágenes motrices.

En cuanto a lo que respecta sobre la naturaleza femenina y su predisposición a


padecer de histeria (de igual manera, en los hombres en ese entonces
2
Arévalo, página 23, Apuntes sobre la influencia de los medios morales en el tratamiento de la histeria.
Tesis presentada por Salustiano V. Arévalo. Para optar al grado de doctor en medicina. Buenos Aires,
Imp. Y Lit. L`Italia, de A. Prina, Cangallo 1250 (nuevo).
3
Ricardo Schatz, Contribución de la parálisis histerica. Tesis para el doctorado presentada por Ricardo
Schatz. Buenos Aires. Imprenta de Martin Biedma, Bolivar 535, 1891.

5
representaban un cuarto de la cantidad total de casos) pues la mujer esta con
mas frecuencia a las influencias traumáticas (el cual concuerda con lo ya
mencionado por Julio Piñero) la actividad psíquica es mayor en la mujer, y esto
tiende al desequilibrio.

Para poder tener una visión mas clara sobre como era vista la mujer en el siglo
XIX aportaremos casos de demencia, como el que llevo a cabo Adolfo Tardieu
(Pita, 2015) quien declara a su esposa, Olivia Turner, de demencia, no una sino
reiteradas veces, el cual termino siendo declarada demente. Pues la
enajenación mental en la década de 1870 era común, pues los principales
definidores de la capacidad o incapacidad de una persona eran los médicos,
aunque en los tribunales de la Capital Federal no tenia tanto peso su
diagnóstico, ya que el caso de Olivia también fue involucrado por una disputa
legal, diferencias familiares y patrimoniales, lo que condiciono las decisiones en
cuanto a su salud. Pues el poco poder de decisión que tenían los médicos, hizo
que, a pesar de su demencia, Olivia pueda tener una vida fuera del hospicio.
Solamente décadas después los jueces, curadores y médicos tendrían un
mayor poder de autoridad sobre el destino de los sujetos que son legalmente
insanos. Sin embargo, en ese entonces el poder de reclusión era acotada.

Otro caso, diferente al de Olivia, es el de Toña, quien fue declarada de una


demencia melancólica, y por ese motivo debía estar internada. Fue por dos
años hasta que el médico director concluyo con su hospicio, pues estaba
recuperada de su afección mental. Pues muchos extranjeros, hombres y
mujeres en la década de 1880 fueron recluidos a los manicomios capitalinos
ante la “supuesta” pérdida de la razón. Muchos de estos ni si quiera pasaban
por los juzgados, evidenciando el poder que ya tenían los que alienaban a
estos sujetos. Por otro lado, también eran los policías los que llevaban al
manicomio al encontrar a sujetos en condición de posible demencia.

En conclusión, fue una gran variedad de tratamientos y formas de tratar de


comprender la histeria que empleaban los médicos en el siglo XIX, y se dio una
explicación, de el porque se vincula más a la mujer, a comparación del hombre,
con esta patología, pues la naturaleza femenina para ese entonces, era
definida por sus fenómenos con más predisposición a contraer esta afección.

6
Bibliografía:

Arévalo, Salustiano (1888) Apuntes sobre la influencia de los medios morales


en el tratamiento de la histeria. Buenos Aires: L’Italia.
Pita, Valeria (2015) “El policía, el juez, la familia y el posaderos, o cómo
algunos porteños entendieron de demencias y locuras. Buenos Aires, 1870-
1890”, Trashumante, 5. 2015, pp. 84-112
Schatz, Ricardo (1891) Contribución al estudio de la parálisis histérica.
Buenos Aires: Imprenta de Martín Biedma.
Vallejo, Mauro (2019) “Cuerpos histéricos en la medicina de Buenos Aires
(1877-1900). Teorías, representaciones y dispositivos clínicos”, Revista
Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 52 (1), enero-junio 2019, pp.
139-167.

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