Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. Introducción
Veremos cómo el Psicoanálisis ha sido de gran importancia para la Psicología en su
desarrollo y consolidación como ciencia, dando grandes aportes y nuevas técnicas para
trabajar con la psiquis humana, tomando más énfasis al revolucionario de estas técnicas
psicoanalíticas, Sigmund Freud. También llamado el padre del Psicoanálisis. El psicoanálisis
es un conjunto de teorías y una disciplina creada en un principio para tratar enfermedades
mentales basada en el inconsciente, enfocándose en el estudio de los procesos mentales a
través de la relación del consciente y el inconsciente.
El psicoanálisis busca también:
Un método de introspección y de exploración del inconsciente
Una técnica terapéutica para el tratamiento de las enfermedades mentales
Una técnica para formar psicoanalistas (es un requisito básico en la formación
psicoanalítica someterse a un tratamiento psicoanalítico)
Una teoría crítica sobre el ser humano y la cultura.
2. Antecedentes
El siglo XIX estuvo dominado por la revolución científico-técnica, cuyo progreso promovía una
cosmovisión materialista, por eso se negaba la existencia de todo lo que no se pudiera
demostrar con métodos físico-químicos, y en los modelos explicativos y clasificatorios de
enfermedades mentales se recurrirá al esquema somopatogenético con toda naturalidad. Las
afecciones psíquicas se consideraban casi exclusivamente enfermedades del encéfalo, la
psiquiatría era en lo esencial una neurología. Estas concepciones mono-causales se vieron
reforzadas por algunos de los progresos de la medicina general; L. Pasteur (1822-1895)
introdujo la teoría de los gérmenes como agentes patógenos; en 1882 se descubrió el bacilo
de la tuberculosis por R. Koch, así como su pretendida enfermedad mental, la parálisis
general era consecuencia de la sífilis, cuyo agente la spirochaeta pallida se descubrió en
1905. De esta manera se creía que las enfermedades mentales estaban ligadas a un daño o
lesión en el cerebro y que solo la medicina podía tratarlas.
Pero desde determinados planteamientos filosóficos podríamos ver lo que fueron los
antecedentes del psicoanálisis, por ejemplo los filósofos S. Kierkegaard (1813-1855), y F.
Nietzsche (1844-1900), aun partiendo de posiciones distintas compartían el hecho de la
importancia de determinados sentimientos subconscientes; también en los escritos de A.
Schopenhauer (1788-1860) se registran experiencias psicológicas de la vida cotidiana y
observaciones inconscientes, e incluso en una de sus obras se hace una mención de sueños,
hipnosis, compulsión de la repetición, deseo de muerte, represión, racionalización y un buen
número de términos que nos recuerdan de forma directa a la obra freudiana.
3. Historia
La historia del psicoanálisis corresponde en gran parte a la historia de su fundación
elaboración, revisión y difusión por parte de su máxima figura, el médico y neurólogo vienés
Sigmund Freud.
Se considera un antecedente clave para el nacimiento del psicoanálisis que Freud llegase a
ser alumno de Jean Martin Charcot en el hospital Salpêtrière de París entre los años 1885 y
1886. Freud se familiarizaría así con las investigaciones llevadas a cabo sobre la histeria las
cuales mostraban que mediante la hipnosis se podían inducir, suprimir e intercambiar toda
clase de síntomas presentes en los cuadros histéricos, sugiriendo una etiología psicológica y
no orgánica. Las mujeres histéricas que eran sometidas a tal experiencia no conservaban en
la conciencia lo sucedido, es decir, no recordaban, aunque la sugestión hipnótica seguía
actuando una vez deshecho el trance hipnótico. Ya de vuelta a Viena y en colaboración con
su amigo y colega, el fisiólogo Joseph Breuer aplicó el método catártico descubierto por este,
que más tarde modificaría paulatinamente hasta dar forma al psicoanálisis.
En 1896, Freud usó por primera el término “psicoanálisis” para describir su método. En 1987
comenzó su propio autoanálisis. En 1900 ya había publicado “La interpretación de los
sueños”.
La historia de Freud, como la mayoría de las historias de otras personas, empieza a partir de
otros. En esta ocasión fueron su mentor y amigo, Dr. Joseph Breuer y la paciente de éste,
Anna O.
Anna O. Fue paciente de Breuer desde 1880 hasta 1882. Con 21 años de edad, Anna invirtió
la mayoría de su tiempo cuidando de su padre enfermo, desarrollando una tos importante que
no tenía una explicación física, así como dificultades para hablar, que finalizaron en un
mutismo completo, seguido de expresiones solo en inglés, en vez de su lengua natal, el
alemán.
Cuando su padre falleció, la paciente empezó a rechazar la comida y desarrolló una serie
inusual y extraña de síntomas. Perdió la sensibilidad en las manos y pies, parálisis parciales y
espasmos involuntarios. También presentaba alucinaciones visuales y visión de túnel. Toda
vez que los médicos examinaban a Anna para estudiar estos síntomas que parecían físicos,
no encontraban ninguna causa física demostrable.
Además de estos síntomas, por si no fuera poco, presentaba fantasías infantiloides, cambios
dramáticos de humor y varios intentos de suicidio. El diagnóstico de Breuer fue de lo que se
llamaba en aquel momento histeria (hoy, trastorno de conversión), lo que significaba que tenía
síntomas que parecían físicos, pero no lo eran.
En las noches, Anna se sumía en unos estados de “hipnosis espontánea”, tal y como Breuer
les llamó, a los que la propia paciente designó “nubes”. (Anna tenía una formación intelectual
alta y era una mujer muy preparada; así que no es de extrañar que ella utilizase términos muy
precisos, incluso técnicos para designar algunos de sus estados, como en el caso de los
estados hipnoides, llamándoles nubes. Breuer se dio cuenta de que, a pesar de estos estados
de trance, la paciente podía hablar de sus fantasías diurnas y de otras experiencias,
sintiéndose mejor posteriormente. Anna llamó a estos episodios “limpieza de chimenea” y “la
cura por la palabra”.
De esta manera, Anna fue poco a poco mejorando de sus síntomas. Pero, es importante
señalar que ella no podía hacerlo sin Breuer: mientras se encontraba en sus estados
hipnóticos, necesitaba tener las manos de Breuer con ella, y desafortunadamente, surgieron
nuevos problemas.
De acuerdo con Freud, Breuer reconoció que la paciente se había enamorado de él y además
él también se sentía atraído por ella. Además, la paciente le comentaba a todo el mundo que
estaba embarazada de Breuer. Se podría decir que ella le deseaba tanto que su mente le dijo
a su cuerpo que esto era cierto, desarrollando un embarazo histérico (hoy llamado
pseudociesis o embarazo psicológico. Breuer, un hombre casado en la época victoriana,
abandonó abruptamente las sesiones y perdió todo interés en la histeria.
Fue Freud quien posteriormente retomó lo que Breuer no había reconocido abiertamente; es
decir, en el fondo de todas estas neurosis histéricas yacía un deseo sexual.
Con respecto a la evolución de Anna, ésta pasó gran parte del tiempo restante en un
sanatorio. Más tarde, se convirtió en una figura muy respetada y activa (la primera mujer
asistente social de Alemania) bajo su nombre propio: Bertha Pappenheim. Murió en 1936.
Anna será siempre recordada, no solo por sus propios logros, sino como la inspiración de la
teoría de la personalidad más influyente que hayamos conocido.
4. Representantes
Entre los representantes del psicoanálisis, como ya hemos mencionado tenemos a: Joseph
Breuer: Breuer, en su calidad de fisiólogo, hizo aportaciones originales al conocimiento, de la
regulación respiratoria y el papel desempeñado por el laberinto en el mantenimiento del
equilibrio, debió su fama a su colaboración con Freud. La desaparición de los síntomas
histéricos de Anna 0. Después de la evocación, bajo hipnosis, de las circunstancias que
precedieron a su instalación, llevó a Breuer a describir con el nombre de método catártico lo
que la misma paciente había calificado de "cura por la palabra" y de "limpieza de chimenea".
Es divertido observar que la noción de c£qarsij (purificación, purga), tomada de Aristóteles,
acababa de ponerse de moda otra vez en el decenio de 1880, gracias a una obra dedicada a
la teoría aristotélica de la tragedia, cuyo autor, Jacob Bernays, profesor de filología de Bonn,
no era sino el tío de la futura esposa de Freud. Utilizando este método, Freud se vio llevado
rápidamente a renunciar a la hipnosis, poniendo en su lugar el procedimiento de la "asociación
libre". En 1893, apareció en el Neurologisches Zentralblatt la "comunicación preliminar" de
Breuer y de Freud sobre "el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos" seguida, en el
año de 1895, de los Estudios sobre la histeria.
“El desarrollo del sistema (primera tópica)”; su doctrina se centra en torno a los sistemas
consciente, preconsciente, inconsciente. En 1923, con la publicación “El yo y el ello”, se inicia
la “Segunda Tópica”, en la que el interés de Freud se desplaza hacia las instancias Ello, Yo y
Superyó, y también se preocupa por problemas sociales y meta psicológicos.
4.1.1. Aportes:
- Estudios sobre la histeria (1895). Freud ayudo en el tratamiento de algunos pacientes
a Joseph Breuer. Freud y Breuer escribieron en esta obra, en la que demostraban que
los síntomas histéricos eran manifestaciones de una experiencia psíquica traumática y
reprimida, sin causas fisiológicas. Mediante la hipnosis, el recuerdo de tal experiencia
libera de tales síntomas al paciente. En esta obra, Breuer describe el famoso caso de
Ana O.
Freud presenta cuatro historias clínicas, la de Emma von N. (su primer caso de
tratamiento catártico, 1889) y tres casos más, que datan de 1892, el de Lucie R.,
Catarina von R. y Elizabeth von R. (en este caso y a sugerencia de la propia paciente,
comienza a practicar la técnica de “asociación libre”).
En 1927, Anna Freud aceptó trabajar con la Asociación Psicoanalítica Internacional como
Secretaria, y en 1935 se hizo cargo de la dirección del Instituto de Formación Psicoanalítica
de Viena. Al año siguiente, publicó “El yo y los mecanismos de defensa”, un libro que sentó
las bases para el campo del ego en psicología y definió a Anna Freud como una pensadora
innovadora.
En el año 1938 Anna Freud y su familia huyeron de Austria y emigró a Inglaterra debido a la
invasión nazi. Fundó La Guerra Hampstead Nursery, una institución que proporcionaba
cuidados de crianza y unión a las víctimas más jóvenes de la guerra.
Publicó sus observaciones sobre cómo el estrés afectaba a los niños y de la importancia de la
creación de casas de acogida para los niños cuyos padres habían perdido, así como la
relación de su falta con patologías infantiles. El instituto comenzó a ofrecer cursos sobre los
problemas en la infancia a partir 1947, y se construyó una clínica para ofrecer servicios a
niños con necesidades psicológicas.
Las adquisiciones debidas a Adler son: en un primer grupo de hechos, que el impulso sexual
no es la causa de las neurosis, sino que es la pugna entre dos personas por adquirir el
dominio sobre la otra; que el complejo de Edipo es el intento del niño por subyugar a la madre
y vencer en su conflicto con el padre y que la perturbación sexual, en lugar de producir la
neurosis, es la forma como ella se manifiesta. Un segundo hecho adquirido es el de que aplicó
el psicoanálisis al estudio de la personalidad entera. Un tercer elemento, en el orden de las
adquisiciones, es el de que lo que se llama constitución orgánica es en gran parte producto
del intento de adaptación del individuo; y un cuarto punto es el reconocimiento que hace Adler
de los valores culturales.
Freud se produce ante la nueva interpretación de la libido. La libido sexual es sólo una forma
de la libido primitiva, de la energía indiferenciada y el complejo de Edipo; es el símbolo de los
enlaces con los padres que deben romperse con la pubertad. Negó la importancia de la
sexualidad en los primeros años de la infancia Juzga el análisis freudiano como determinista y
de comprensión retrospectiva y entiende que debería mirar hacia el futuro y hallar significado
en este lo mismo que en el presente. La educación según Jung produce un conflicto que
confina al individuo y lo desvía del “lineamiento general” de su vida. La conjugación de un
conflicto con la búsqueda de la auto-realización, por lo que él llama proceso de
“individuación”, tiene importancia fundamental en la terapia. La idea del inconsciente colectivo
que representa la “sabiduría del tiempo” lo lleva a afirmar que los recuerdos significativos de la
humanidad forman la herencia de cada persona y que el proceso de autodesarrollo busca
poner en contacto al individuo con el inconsciente colectivo. De ahí la importancia de las
relaciones entre el analista y el paciente.
- Lo Real. Que puede ser expresado como el lenguaje, lo que significa que
no puede ser representado por que pierde su esencia, por ese motivo lo
Real ésta mediado por lo imaginario y lo simbólico.
- Lo imaginario. Es el reino de la identificación espacial que empieza en el
estadio del espejo, donde el sujeto puede identificarse como el "yo " de los
demás.
- Lo simbólico. Es el término que se utiliza para la terminación lingüística,
genera un conocimiento primitivo del yo y crea normas que gobierna el
comportamiento e integra al sujeto en la cultura El estadio del espejo.
Designa una fase de desarrollo psicológico del niño, comprendido desde los
6 a los 18 meses de edad momento donde es capaz de percibirse por sí
sólo, etapa donde se desarrolla el yo como instancia psíquica.
5. Sigmund Freud
Sigmund Freud fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y
una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX. Nació el 6 de mayo de 1856 en Moravia
(ahora Checoslovaquia). Miembro de una familia de escasos recursos, de niño siempre fue
muy destacado en sus estudios. Como era judío las únicas carreras profesionales a las que
tenía acceso eran medicina y derecho. Influenciado por las obras de Darwin y Goethe decidió
estudiar medicina. Debido a su origen judío siempre era tratado como inferior. Fue asistente
del profesor Ernets Brücke en el Instituto de Fisiología de Viena entre 1876 y 1882. En 1880
conoció al que sería su mentor Joseph Breuer.
Gracias a su profesor Ernets Brücke, logro conseguir una beca y estudió en París, con el
neurólogo francés Jean-Martin Charcot, las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la
histeria y posteriormente en Nancy con el que más tarde sería sus rival: Bernheim. Ambos
científicos estaban investigando el uso de la hipnosis en pacientes con histeria. Después de
pasar un breve periodo de tiempo como residente de neurología y como director de una
guardería infantil en Berlín, Freud volvió a Viena y se casó con su prometida de años Martha
Bernays. Con la que tuvieron seis hijos, entre estos Ana Freud, que más tarde se convertiría
en la sucesora de su padre.
De vuelta a la ciudad de Viena y en colaboración con Josef Breuer desarrolló el método
catártico. Paulatinamente, reemplazó tanto la sugestión hipnótica como el método catártico
por la asociación libre y la interpretación de los sueños. De igual modo, la búsqueda inicial
centrada en la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas fue
abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de las neurosis más diferenciada. Todo
esto se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que se dedicó ininterrumpidamente
el resto de su vida.
Freud postuló la existencia de una sexualidad infantil perversa polimorfa, tesis que causó una
intensa polémica en la sociedad puritana de la Viena de principios del siglo XX y por la cual
fue acusado de pansexualista. A pesar de la hostilidad que tuvo que afrontar con sus
revolucionarias teorías e hipótesis, Freud acabaría por convertirse en una de las figuras más
influyentes del siglo XX.
Freud emigró a Inglaterra justo antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando Viena ya no era
un sitio seguro para un judío y más aun de la talla del famoso Freud. Poco después en 1939
murió debido a una infección maxilobucal que sufría desde hacía 20 años.
Freud innovó en dos campos. Desarrolló simultáneamente, por un lado, una teoría de la
mente y de la conducta humana; y por otro, una técnica terapéutica para ayudar a personas
con afecciones psíquicas. Probablemente, la contribución más significativa que ha hecho al
pensamiento moderno es la de intentar darle un estatus científico (no compartido por varias
ramas de la ciencia y la psicología) al concepto de lo inconsciente (que tomó de Eduard von
Hartmann, Schopenhauer y Nietzsche). Sus conceptos de «inconsciente», «deseo
inconsciente» y «represión» fueron revolucionarios. Proponen una mente dividida en capas o
niveles, dominada en cierta medida por una voluntad primitiva, más allá de la esfera
consciente y que se manifiesta en «producciones» tales como chistes, lapsus, actos fallidos,
sueños y síntomas.
En su obra más conocida, “La interpretación de los sueños”, Freud explica el argumento para
postular el nuevo modelo del inconsciente y desarrolla un método para conseguir acceder al
mismo, tomando elementos de sus experiencias previas. Como parte de su teoría, postula
también la existencia de un preconsciente, que describe como la capa entre el consciente y el
inconsciente (el término subconsciente es utilizado popularmente, pero no forma parte de la
terminología psicoanalítica). La represión, por su parte, tiene gran importancia en el
conocimiento de lo inconsciente. De acuerdo con Freud, las personas experimentan a menudo
pensamientos y sentimientos tan dolorosos que no pueden soportarlos. Freud se refiere a esta
idea a lo largo de toda su obra, principalmente en sus Trabajos sobre metapsicología.
Según sostuvo, estos pensamientos y sentimientos (al igual que los recuerdos asociados) no
pueden ser expulsados de la mente, pero sí del consciente para formar parte del inconsciente,
manteniendo lo reprimido su efectividad psíquica y retornando en forma de alguna de sus
producciones.
Aunque a lo largo de su carrera Freud intentó encontrar patrones de represión entre sus
pacientes que derivasen en un modelo general para la mente, observó que sus distintos
pacientes reprimían hechos diferentes. Además, advirtió que el proceso de la represión es en
sí mismo un acto no consciente.
Freud buscó una explicación a la forma de operar de la mente. Propuso una estructura de la
misma dividida en tres partes: el Ello, el Yo y el Superyó:
La parte más grande estaba formada por el inconsciente e incluía todas aquellas cosas
que no son accesibles a nuestra conciencia, incluyendo muchas que se habían
originado allí, tales como nuestros impulsos o instintos, así como otras que no
podíamos tolerar en nuestra mente consciente, tales como las emociones asociadas a
los traumas.
Las observaciones hechas por Freud, en sus pacientes revelaron una serie infinita de
conflictos y compromisos psíquicos se colocaba al instinto contra el instinto mismo: las
prohibiciones sociales bloqueaban los impulsos biológicos y las maneras de competir, a
menudo chocaban entre sí. Él trato de poner en orden estos este aparente caos y
propuso tres componentes estructurales básicos de la psique: el Ello, el Yo y el
Superyó.
Impulsos o instintos: Los instintos son las presiones que dirigen un organismo hacia
determinados fines, cuando Freud emplea el término no se refiere a los patrones
complejos y hereditarios de la conducta que se encuentran en los animales inferiores,
sino a sus equivalentes en el hombre. Tales instintos son "la causa última de toda
actividad". Freud solía llamar necesidades a los aspectos físicos de los instintos; los
aspectos mentales de los instintos pueden llamarse generalmente deseos. Los instintos
son las fuerzas impulsoras que incitan al hombre a actuar todos los instintos tienen
cuatro componentes una fuente, una meta, una ímpetu y un objeto. La fuente, donde
surge la necesidad, puede ser una parte o todo el cuerpo.
La meta tiene por objeto reducir la necesidad hasta que ya no se necesite más acción;
sirve para dar al organismo la satisfacción que desea. El ímpetu es la cantidad de
energía, fuerza o presión, que se utiliza para satisfacer o recompensar al instinto; esto
está determinado por la fuerza o urgencia de la necesidad básica. El objeto de un
instinto es cualquier cosa, acción o expresión que proporciona la satisfacción de la
meta original.
Veamos la forma como aparecen estos componentes en una persona que tiene sed. El
cuerpo se deshidrata y necesita más líquidos; la fuente es el aumento de esta
necesidad.
Freud supone que el patrón normal, saludable, conductual y mental está orientado para
reducir la tensión a niveles previamente aceptables. Una persona que tenga una
necesidad continuará buscando actividades que puedan reducir su tensión original. El
ciclo completo de la conducta, desde la relajación hasta la tensión y la actividad, y una
vez más a la relajación, se llama modelo tensión-reducción. Las tensiones se eliminan
cuando el cuerpo vuelve al nivel de equilibrio que existía antes de que la necesidad se
presentara al examinar una conducta, un sueño o cualquier suceso mental. Se podrían
buscar los impulsos psicológicos fundamentales que tal actividad satisface. Si vemos
que la gente está comiendo, suponemos que está satisfaciendo su hambre; si está
llorando, probablemente algo la ha perturbado. El esfuerzo analítico implica la selección
de las cosas de los pensamientos y de las conductas, de tal manera que cuando la
necesidad haya sido satisfecha imperfectamente per un pensamiento o conducta
particulares, se pueda tratar en forma más adecuada. Sin embargo, hay muchos
pensamientos y conductas que no parecen reducir la tensión; en realidad parecen crear
tensión, ansiedad o stress. Tales conductas pueden indicar que la expresión directa de
un instinto ha sido bloqueada. A pesar de que es posible enumerar una amplia serie de
"instintos", Freud trató de reducir esta diversidad a unos cuantos instintos básicos.
Instintos básicos: Freud describió de dos maneras los instintos básicos. En su primer
modelo describe dos fuerzas opuestas: la sexual (o más generalmente la erótica que
satisface físicamente) y la agresiva o destructiva. En sus descripciones posteriores
(más globales), consideraba estas fuerzas como de apoyo a la vida o de estímulo a la
muerte (y a la destrucción).
La libido: Cada uno de estos instintos generalizados tiene su propia fuente: La libido
(que en latín significa "deseo “o "ansia") es la energía disponible para los instintos de la
vida. El empleo que hace Freud de este término a veces resulta confuso pues lo
describe como una cantidad mensurable. "Su producción, su aumento o disminución su
distribución y desplazamiento, deben darnos la posibilidad de explicar los fenómenos
psicosexuales observados". Otra característica importante de la libido es su
"movilidad", la facilidad con que puede pasar de un área de atención a otra. Freud
describió la naturaleza fugaz de la capacidad de respuesta emocional como una
corriente de energía que fluye hacia el interior y el exterior de las áreas de interés
inmediato.
La energía del instinto de agresividad o de muerte no tiene un nombre especial. Se
supone que tiene las mismas propiedades generales que la libido aunque Freud no
dejó esto en claro.
Más tarde en su vida, Freud empezó a creer que las pulsiones de vida no explicaban
toda la historia.
Empezó a defender la idea de que cada persona tiene una necesidad inconsciente de
morir. Parece una idea extraña en principio, y desde luego fue rechazada por muchos
de sus estudiantes pero creemos que tiene cierta base en la experiencia: la vida puede
ser un proceso bastante doloroso y agotador. Para la gran mayoría de las personas
existe más dolor que placer, algo, por cierto, que nos cuesta trabajo admitir. La muerte
promete la liberación del conflicto.
Freud se refirió a esto como el principio de Nirvana. Nirvana es una idea budista
usualmente traducida como "Cielo", aunque su significado literal es 'soplido que agota".
Como cuando la llama de una vela se apaga suavemente por un soplido. Se refiere a la
no existencia, a la nada, al vacío, lo que constituye la meta de toda vida en la filosofía
budista.
Básicamente se refiere a que el niño siente que está compitiendo con su padre por la
posesión de su madre. Freud propuso por primera vez el concepto del complejo de
Edipo en su libro de 1899. La interpretación de los sueños, a pesar de que no comenzó
formalmente el uso del término complejo de Edipo hasta el año 1910.
Freud pone este nombre al complejo a raíz del personaje de Sófocles de la mitología
griega, que mata al rey Edipo, que es su padre y se casa con su madre. En la leyenda,
Edipo es abandonado al nacer y por lo tanto no sabe quiénes son sus padres. Es sólo
después de que ha matado a su padre para casarse con su madre, que descubre sus
verdaderas identidades.
Freud afirmaba que el complejo de Edipo tenía un papel importante en la etapa fálica
del desarrollo psicosexual, entre los 3 y los 5 años. También creía que la finalización
con éxito de esta etapa consistía en la identificación con el padre del mismo sexo, que
en última instancia conduce al desarrollo de una identidad sexual madura.
Freud, en su obra ¨Tres ensayos para una teoría sexual¨ (1905), asegura que en los
niños es recurrente la fantasía incestuosa de expulsar y sustituir al progenitor rival, es
decir el padre para el niño, y la madre para la niña. Una fantasía que suscitaría al
mismo tiempo culpa y temor al castigo.
Ahora bien, profundizando en el papel que cumple el complejo de Edipo respecto a los
sentimientos de ambivalencia que puedan existir hacia los padres, existe una función
de este complejo que destaca sobre todas las demás: permite la introducción del niño
en la norma -la ley- y la cultura.
El complejo de Edipo será un pilar fundamental para la teoría psicoanalítica. Freud le
atribuyó diferentes funciones al mismo:
- El hallazgo de un objeto de amor que deriva de la resolución de los sentimientos
de ambivalencia hacia los padres.
- La aceptación de la ley de la prohibición del incesto.
- El acceso a la genitalidad, como persona ya constituida: con sus propios
atributos y características de personalidad.
- Constitución de las diferentes instancias psíquicas, especialmente la del
Superyó como producto de la asimilación de la autoridad paterna.
- La identificación a un ideal.
- La aceptación el propio sexo Freud sugirió que mientras en un primer momento
el Ello quiere eliminar al padre, el Yo, mucho más realista, sabe que el padre es
mucho más fuerte. El Ello, como sabemos, es la fuente primaria de energía que
busca satisfacer de inmediato todos los impulsos inconscientes. El Yo es la
parte de la personalidad que emerge tras mediar entre los impulsos del ello y las
exigencias de la realidad.
- Según Freud, a medida que los conflictos en otras etapas psicosexuales no se
resuelven, permanece una fijación en ese punto del desarrollo infantil. Freud
sugiere que los niños que no superan este conflicto efectivamente, se quedan
con una “fijación materna”, mientras que las niñas generan una “obsesión por el
padre”. Posteriormente, como adultos, estos individuos buscarán parejas
sentimentales que se parezcan a su progenitor del sexo opuesto.
Complejo de Electra: Fue Carlo Gustav Jung el primero en hacer uso de esa figura
mitológica. Electra le serviría en 1912 para enunciar esa fijación temprana por parte de
las niñas hacia sus padres.
Fue, a la vez, la contrapartida al complejo de Edipo, desarrollado por Sigmund Freud
en su momento y que fue extraído del mito de Edipo de Sófocles, dentro de la mitología
griega clásica. Para este complejo, el célebre padre del psicoanálisis sostenía la idea
de que todo niño atravesaba una etapa de deseo hacia la madre, percibiendo al padre
como un rival.
El complejo de Electra pasaría por una serie de fases. Explicamos muy brevemente
en qué consiste y cómo se manifiesta cada una de ellas. Una primera etapa de
atracción por la madre. Carl Gustav Jung tenía la certeza de que el vínculo emocional
entre la hija y su madre era mucho más intenso que el de un niño por su madre durante
los 3 primeros años de vida. Ese apego inicial marcará más tarde “el retorno” y la
necesidad por parte de la niña de identificarse con su madre para incorporar algunas
de las características maternas a su personalidad e incluso a internalizar su moralidad
en el “Superyó”.
- La predilección por el padre Llegados los 3 o los 4 años, la niña deja de tener
esa predilección por mamá para empezar a mostrar cierta conducta de fijación
y/o enamoramiento por papá.
- La resolución natural del complejo de Electra Llegados los 6 o 7 años, la
niña siente de nuevo la necesidad de cercanía e identificación con su madre. Es
entonces cuando empiezan a mostrar conductas de imitación y de curiosidad
hacia ese mundo femenino donde la pequeña va a asentando su rol de género.
Al fin y al cabo, el padre es su figura masculina más cercana y su referente
de algún modo en ciertos aspectos, y ese tipo de fantasía, irán
desapareciendo de forma natural a medida que la socialización con sus
iguales adquiera mayor importancia. para concluir, tampoco el propio
psicólogo Carlo Jung le dio un valor completamente biológico ni universal a
esto. Es solo una conducta que puede surgir en algunas niñas y que suele
resolverse en poco tiempo.
El complejo de castración tiene lugar tanto en los niños como en las niñas, aunque
cada género lo experimenta de manera diferente. Gracias a esta experiencia psíquica
el niño aprende a diferenciar los sexos y reconoce por primera vez la noción de los
deseos imposibles.
- La fase anal
Edad: de 1 a 3 años
Zona erógena: los esfínteres
Durante la etapa anal, Freud creía que el objetivo principal de la libido se
hallaba en lograr el control de los movimientos del intestino y la vejiga. El
conflicto importante en esta etapa es el control de esfínteres: el niño tiene que
aprender a controlar sus necesidades corporales. El desarrollo de este control
conduce a una sensación de logro y la independencia. Según Freud, el éxito en
esta etapa depende de la forma en que los padres se acercan a esfínteres. Los
padres que utilizan la alabanza y la recompensa por usar el inodoro en el
momento apropiado, fomentan resultados positivos y ayudan a los niños a
sentirse capaces y productivos. Freud creía que las experiencias positivas
durante esta etapa sientan las bases para que las personas se conviertan en
adultos competentes, productivos y creativos.
- La fase fálica
Edad: de 3 a 6 años
Zona erógena: Genitales
Durante la etapa fálica, el enfoque principal de la libido se centra en los
genitales. A esta edad los niños empiezan a descubrir las diferencias entre
hombres y mujeres. Freud creía que los niños comienzan a ver a sus padres
como un rival por el afecto de la madre. El complejo de Edipo describe estos
sentimientos de querer poseer la madre y el deseo de reemplazar al padre. Sin
embargo, el niño también teme que será castigado por el padre por estos
sentimientos, a este miedo Freud lo llamó la angustia de castración. El término
complejo de Electra se ha utilizado para describir estas mismas sensaciones
experimentadas por las niñas. Freud, sin embargo, creía que las niñas por su
parte experimentan la envidia del pene.
- Período de latencia
Edades: 6 a 12 años
Zona erógena: ninguna (sentimientos sexuales inactivos)
Durante el período de latencia los intereses de la libido son suprimidos
temporalmente. El desarrollo del ego y superego contribuyen a este período de
calma. La etapa comienza alrededor del momento en que los niños entran a la
escuela y se preocupan más por las relaciones entre iguales, juegos y otros
intereses. El período de latencia es un tiempo de exploración en el que la
energía sexual está todavía presente, pero se dirige hacia otras áreas, tales
como las actividades intelectuales y las interacciones sociales. Esta etapa es
importante en el desarrollo de habilidades sociales y de comunicación y
confianza en sí mismo.
- La fase genital
Edades: 12 años hasta la muerte
Zona Erógena: los genitales (maduración de los intereses sexuales)
Durante la etapa final del desarrollo psicosexual, el individuo desarrolla un fuerte
interés hacia el sexo y las relaciones sexuales. Esta etapa comienza en la
pubertad, pero dura el resto de la vida de una persona. En las primeras
descritas por Freud la atención se centraba únicamente en las necesidades
individuales. En esta etapa crece al fin el interés por el bienestar de los demás.
Si las demás etapas se han completado con éxito, el individuo debe estar ahora
bien equilibrado, cálido, y el cuidado. El objetivo de esta etapa es establecer un
equilibrio entre las diversas áreas de la vida.
6. Criticas
En su modelo de demarcación de la ciencia, Karl Popper tomó al psicoanálisis como ejemplo
de pseudociencias, porque violaba el principio de falsabilidad, en contraste con la teoría de la
relatividad de Albert Einstein. Popper observó que, mientras las condiciones de refutación de
las hipótesis de Einstein estaban determinadas con precisión y Einstein estaba dispuesto a
empezar de nuevo si la evidencia no las sustentaba, las teorías de Sigmund Freud eran
infaltables y le permitían reinterpretar la evidencia cuando no confirma las hipótesis. Aunque
Popper calificaba al psicoanálisis como pseudociencia no sugiere que no sea racional o que
no sea valioso. Popper mismo declara que el psicoanálisis: "Constituye una interesante
metafísica psicológica (y no cabe duda de que hay alguna verdad en él, como sucede tan a
menudo en las ideas metafísicas)".
Adolf Grünbaum considera que la teoría sí puede ser falsada y que, de hecho,
resulta ser falsa.
Autores como Van Rillaer recopilaron ejemplos sobre la forma en que Freud y otros
psicoanalistas descalifican a sus críticos empleando argumentos de autoridad y
falacias ad hominem.
Freud es criticado por varios autores por haber falseado sus investigaciones.
Historiadores y periodistas mostraron que hay una gran divergencia entre la
evolución de los casos clínicos tal como Freud la relata en sus textos y los casos
reales. Uno de los casos más famosos es el de Sergei Pankejeff (llamado "el hombre
de los lobos"), investigado por la periodista Karin Obholzer. Pankejeff sufría de una
grave neurosis y pesadillas recurrentes que le impedían valerse por sus propios
medios. Freud interpretó los sueños del paciente, concluyendo que estaban
relacionados con un trauma sexual de su infancia. Según Freud, al comunicarle el
origen de su problema, Pankejeff se curó completamente. Sin embargo, las
investigaciones mostraron que la historia fue muy distinta. No sólo Pankejeff nunca se
curó, sino que siguió siendo tratado por otros psicoanalistas hasta su muerte y su
estado durante ese transcurso empeoró considerablemente. Pankejeff cobraba un
sueldo mensual a cargo de la Fundación Sigmund Freud, con el propósito de
mantenerlo oculto en Viena, para que el fraude no se hiciera público.
7. Aportes
La principal contribución de Freud fue la creación de un enfoque radicalmente nuevo en la
comprensión de la personalidad humana, al demostrar la existencia y poder de lo
inconsciente. Además, fundó una nueva disciplina médica y formuló procedimientos
terapéuticos básicos que, más o menos modificados aún se aplican, en el tratamiento
mediante psicoterapia de las neurosis (y, parcialmente, de las psicosis). Contribuyó al
desarrollo del estudio de las psiquis humana con sus diferentes investigaciones y estudios:
como la estructura de la personalidad, impulsos e instintos básicos, la etapa edípica, las
etapas psicosexuales y el mecanismo de defensas, que ya han sido mencionadas
anteriormente. Todo esto plasmado en sus diferentes obras.
8. Conclusión
La obra de Sigmund Freud representa una línea divisoria entre el pasado y el futuro. Sus
postulados han alumbrado todos los campos de las ciencias y las artes. A través de sus
discípulos y descendientes intelectuales, la ciencia psicoanalítica sigue explorando nuevas y
valiosas teorías sobre la formación de la mente, sus relaciones con el mundo interior y sus
vínculos con la sociedad.
La psicología pre-freudiana se había estancado en el estudio descriptivo del comportamiento
humano. Las escuelas del conductismo se dedicaban a formular fórmulas normas generales
para indicar la reacción "normal" ante dados estímulos. En armonía con el ambiente de su
época, excluía toda consideración emotiva o instintiva de sus cálculos de factores mentales.
La mente para ellos consistía en ciertos fluidos vagos cuya síntesis era la "razón". En cuanto a
las enfermedades mentales, los psiquiatras buscaban febrilmente sus causas orgánicas.
Fue Freud el que despejó estas tinieblas. Descubrió en sus pacientes neuróticos o histéricos
la fuerza dinámica de los instintos en la formación de la personalidad, describió el impacto de
las emociones y de los recuerdos sobre la mente humana.
Excavando entre las profundidades del alma, sacó a la luz los deseos reprimidos, y las
escabrosas fantasías de la infancia.
Más aún, Freud dio a la psicología un concepto de valor incalculable, el del inconsciente.
Filósofos y poetas habían ponderado la posibilidad de una capa subconsciente debajo de
nuestros pensamientos conscientes, pero los psicólogos ni sospechaban de su existencia. El
mero descubrimiento de la existencia de un fenómeno no hubiera revestido mayor
importancia. Pero la idea revolucionaria de Freud fue la de atribuirle su influencia dinámica en
los procesos mentales.
Mucho valor se les hubiera restado a las teorías de Freud, de haber sido el psicoanálisis
meramente un estudio teórico. Pero además era un proceso clínico de comprobada eficacia
en el tratamiento de ciertos disturbios mentales.
Uno de los aspectos más criticados de su obra es el de la acentuación marcada que Freud le
dio al problema sexual como factor psíquico. Debemos tener en cuenta que el ambiente
contemporáneo de Freud, la hipocresía moralista y el tabú del tema sexual, sin duda daban
origen a gran parte de las enfermedades estudiadas por él. La represión sexual era una faz
característica de la cultura de esa época. Si posteriormente la sexualidad hubiese disminuido
su influencia en el complejo psíquico, esto se debe, a lo menos en parte, a la divulgación
franca del problema sexual, divulgación surgida directamente a raíz de su trabajo.
Así, pues, empieza el largo camino de liberación de la esclavitud de los instintos y temores
primitivos, y cae el yugo de nuestro propio pasado.