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PSICOANÁISIS

1. Introducción
Veremos cómo el Psicoanálisis ha sido de gran importancia para la Psicología en su
desarrollo y consolidación como ciencia, dando grandes aportes y nuevas técnicas para
trabajar con la psiquis humana, tomando más énfasis al revolucionario de estas técnicas
psicoanalíticas, Sigmund Freud. También llamado el padre del Psicoanálisis. El psicoanálisis
es un conjunto de teorías y una disciplina creada en un principio para tratar enfermedades
mentales basada en el inconsciente, enfocándose en el estudio de los procesos mentales a
través de la relación del consciente y el inconsciente.
El psicoanálisis busca también:
 Un método de introspección y de exploración del inconsciente
 Una técnica terapéutica para el tratamiento de las enfermedades mentales
 Una técnica para formar psicoanalistas (es un requisito básico en la formación
psicoanalítica someterse a un tratamiento psicoanalítico)
 Una teoría crítica sobre el ser humano y la cultura.

2. Antecedentes
El siglo XIX estuvo dominado por la revolución científico-técnica, cuyo progreso promovía una
cosmovisión materialista, por eso se negaba la existencia de todo lo que no se pudiera
demostrar con métodos físico-químicos, y en los modelos explicativos y clasificatorios de
enfermedades mentales se recurrirá al esquema somopatogenético con toda naturalidad. Las
afecciones psíquicas se consideraban casi exclusivamente enfermedades del encéfalo, la
psiquiatría era en lo esencial una neurología. Estas concepciones mono-causales se vieron
reforzadas por algunos de los progresos de la medicina general; L. Pasteur (1822-1895)
introdujo la teoría de los gérmenes como agentes patógenos; en 1882 se descubrió el bacilo
de la tuberculosis por R. Koch, así como su pretendida enfermedad mental, la parálisis
general era consecuencia de la sífilis, cuyo agente la spirochaeta pallida se descubrió en
1905. De esta manera se creía que las enfermedades mentales estaban ligadas a un daño o
lesión en el cerebro y que solo la medicina podía tratarlas.

Pero desde determinados planteamientos filosóficos podríamos ver lo que fueron los
antecedentes del psicoanálisis, por ejemplo los filósofos S. Kierkegaard (1813-1855), y F.
Nietzsche (1844-1900), aun partiendo de posiciones distintas compartían el hecho de la
importancia de determinados sentimientos subconscientes; también en los escritos de A.
Schopenhauer (1788-1860) se registran experiencias psicológicas de la vida cotidiana y
observaciones inconscientes, e incluso en una de sus obras se hace una mención de sueños,
hipnosis, compulsión de la repetición, deseo de muerte, represión, racionalización y un buen
número de términos que nos recuerdan de forma directa a la obra freudiana.

Incluso algunos escritores como Goethe (1749-1832) y Schiller (1821-1881) describieron el


influjo de factores sociales y psíquicos en la génesis de conflictos y enfermedades mentales.
Pero antes de Freud todo este conjunto de teorías no ensambló una visión coherente del
acontecer psíquico, ni mucho menos se aplicaron de forma sistemática en el tratamiento de
cualquier problema psicopatológico.
Historiadores consideran que su maestro Jean Martin Charcot fue de gran influencia para
Sigmund Freud en su estudio del inconsciente y el psicoanálisis.

 Jean Martin Charcot: médico neurólogo del hospital de La Salplêtriére en Paris, el


cual era público y se atendían pacientes provenientes de grupos desprotegidos y
abandonados por el gobierno, pacientes con enfermedades trataba entre otras
enfermedades la histeria y para calmar los síntomas usaba la hipnosis hecho que tenía
intrigado a crónicas y enfermedades mentales.
Todos estos hechos permitieron a Charcot el desarrollo de importantes investigaciones
como lo son la diferenciación entre la esclerosis múltiple y la enfermedad de Parkinson.
Fue durante esta época, en la que inicio su trabajo sobre la histeria y su relación con
traumatismos. La histeria se consideraba como derivada de la malformación del útero,
pero Charcot alerto sobre la histeria masculina y la describió. Se postuló que debía
haber un factor desencadenante, como un trauma o accidente psicológico. Observo
que a pesar de que este desorden mental se expresa de forma diferente en cada
paciente, la mayoría sufría una combinación de síntomas físicos y psicológicos; los que
incluían delirio, parálisis, rigidez y contracción muscular, ceguera, incapacidad para
hablar, pérdida de sensibilización, vomito, deformidad en articulaciones entre otras.
Muchos de estos ignorados por los médicos de la época, Charcot creía que eran una
indicación de un problema fisiológico, y para comprobarlo convino sus tratamientos con
técnicas de experimentación como la hipnosis, magnetismo y la electricidad. Luego de
su muerte, la enfermedad “histeria” fue definida como un simple artefacto de la
sugestión. Charcot es considerado como el primero en demostrar la clara relación entre
la psicología y fisiología.

3. Historia
La historia del psicoanálisis corresponde en gran parte a la historia de su fundación
elaboración, revisión y difusión por parte de su máxima figura, el médico y neurólogo vienés
Sigmund Freud.

Se considera un antecedente clave para el nacimiento del psicoanálisis que Freud llegase a
ser alumno de Jean Martin Charcot en el hospital Salpêtrière de París entre los años 1885 y
1886. Freud se familiarizaría así con las investigaciones llevadas a cabo sobre la histeria las
cuales mostraban que mediante la hipnosis se podían inducir, suprimir e intercambiar toda
clase de síntomas presentes en los cuadros histéricos, sugiriendo una etiología psicológica y
no orgánica. Las mujeres histéricas que eran sometidas a tal experiencia no conservaban en
la conciencia lo sucedido, es decir, no recordaban, aunque la sugestión hipnótica seguía
actuando una vez deshecho el trance hipnótico. Ya de vuelta a Viena y en colaboración con
su amigo y colega, el fisiólogo Joseph Breuer aplicó el método catártico descubierto por este,
que más tarde modificaría paulatinamente hasta dar forma al psicoanálisis.

En 1896, Freud usó por primera el término “psicoanálisis” para describir su método. En 1987
comenzó su propio autoanálisis. En 1900 ya había publicado “La interpretación de los
sueños”.
La historia de Freud, como la mayoría de las historias de otras personas, empieza a partir de
otros. En esta ocasión fueron su mentor y amigo, Dr. Joseph Breuer y la paciente de éste,
Anna O.

Anna O. Fue paciente de Breuer desde 1880 hasta 1882. Con 21 años de edad, Anna invirtió
la mayoría de su tiempo cuidando de su padre enfermo, desarrollando una tos importante que
no tenía una explicación física, así como dificultades para hablar, que finalizaron en un
mutismo completo, seguido de expresiones solo en inglés, en vez de su lengua natal, el
alemán.

Cuando su padre falleció, la paciente empezó a rechazar la comida y desarrolló una serie
inusual y extraña de síntomas. Perdió la sensibilidad en las manos y pies, parálisis parciales y
espasmos involuntarios. También presentaba alucinaciones visuales y visión de túnel. Toda
vez que los médicos examinaban a Anna para estudiar estos síntomas que parecían físicos,
no encontraban ninguna causa física demostrable.

Además de estos síntomas, por si no fuera poco, presentaba fantasías infantiloides, cambios
dramáticos de humor y varios intentos de suicidio. El diagnóstico de Breuer fue de lo que se
llamaba en aquel momento histeria (hoy, trastorno de conversión), lo que significaba que tenía
síntomas que parecían físicos, pero no lo eran.

En las noches, Anna se sumía en unos estados de “hipnosis espontánea”, tal y como Breuer
les llamó, a los que la propia paciente designó “nubes”. (Anna tenía una formación intelectual
alta y era una mujer muy preparada; así que no es de extrañar que ella utilizase términos muy
precisos, incluso técnicos para designar algunos de sus estados, como en el caso de los
estados hipnoides, llamándoles nubes. Breuer se dio cuenta de que, a pesar de estos estados
de trance, la paciente podía hablar de sus fantasías diurnas y de otras experiencias,
sintiéndose mejor posteriormente. Anna llamó a estos episodios “limpieza de chimenea” y “la
cura por la palabra”.

En algunas ocasiones, durante la “limpieza de chimenea”, Anna proporcionaba algunos datos


que daban comprensión particular a algunos de sus síntomas. El primer dato sobrevino justo
después de negarse a ingerir agua durante un tiempo: recordaba ver a una mujer bebiendo
agua de un vaso que un perro había lamido antes. Cuando recordaba esta imagen, se
disgustaba y le sobrevenía una sensación intensa de asco… solo para inmediatamente
después ¡beberse el vaso de agua! En otras palabras, su síntoma (la hidrofobia) desaparecía
tan pronto se verbalizaba y se sentía la sensación particular de asco; es decir, la base del
síntoma. Breuer llamó catarsis, del griego referido a “limpieza”, a estos estados de
recuperación espontánea. 11 años más tarde, Breuer y su asistente, Sigmund Freud,
escribieron un libro sobre la histeria, donde explicaban su teoría. Toda histeria es el resultado
de una experiencia traumática que no puede aceptarse en los valores y comprensión del
mundo de una persona. Las emociones asociadas al trauma no se expresan de manera
directa, simplemente se evaporan: se expresan a través de la conducta de forma vaga,
imprecisa.
Por decirlo de otra manera, estos síntomas tienen significado. Cuando el paciente puede
llegar a comprender el origen de sus síntomas (a través de la hipnosis, por ejemplo), entonces
se liberan las emociones reprimidas por lo que no necesitan expresarse a través de ellos. Es
similar a drenar una infección local.

De esta manera, Anna fue poco a poco mejorando de sus síntomas. Pero, es importante
señalar que ella no podía hacerlo sin Breuer: mientras se encontraba en sus estados
hipnóticos, necesitaba tener las manos de Breuer con ella, y desafortunadamente, surgieron
nuevos problemas.

De acuerdo con Freud, Breuer reconoció que la paciente se había enamorado de él y además
él también se sentía atraído por ella. Además, la paciente le comentaba a todo el mundo que
estaba embarazada de Breuer. Se podría decir que ella le deseaba tanto que su mente le dijo
a su cuerpo que esto era cierto, desarrollando un embarazo histérico (hoy llamado
pseudociesis o embarazo psicológico. Breuer, un hombre casado en la época victoriana,
abandonó abruptamente las sesiones y perdió todo interés en la histeria.

Fue Freud quien posteriormente retomó lo que Breuer no había reconocido abiertamente; es
decir, en el fondo de todas estas neurosis histéricas yacía un deseo sexual.

Con respecto a la evolución de Anna, ésta pasó gran parte del tiempo restante en un
sanatorio. Más tarde, se convirtió en una figura muy respetada y activa (la primera mujer
asistente social de Alemania) bajo su nombre propio: Bertha Pappenheim. Murió en 1936.
Anna será siempre recordada, no solo por sus propios logros, sino como la inspiración de la
teoría de la personalidad más influyente que hayamos conocido.

4. Representantes
Entre los representantes del psicoanálisis, como ya hemos mencionado tenemos a: Joseph
Breuer: Breuer, en su calidad de fisiólogo, hizo aportaciones originales al conocimiento, de la
regulación respiratoria y el papel desempeñado por el laberinto en el mantenimiento del
equilibrio, debió su fama a su colaboración con Freud. La desaparición de los síntomas
histéricos de Anna 0. Después de la evocación, bajo hipnosis, de las circunstancias que
precedieron a su instalación, llevó a Breuer a describir con el nombre de método catártico lo
que la misma paciente había calificado de "cura por la palabra" y de "limpieza de chimenea".
Es divertido observar que la noción de c£qarsij (purificación, purga), tomada de Aristóteles,
acababa de ponerse de moda otra vez en el decenio de 1880, gracias a una obra dedicada a
la teoría aristotélica de la tragedia, cuyo autor, Jacob Bernays, profesor de filología de Bonn,
no era sino el tío de la futura esposa de Freud. Utilizando este método, Freud se vio llevado
rápidamente a renunciar a la hipnosis, poniendo en su lugar el procedimiento de la "asociación
libre". En 1893, apareció en el Neurologisches Zentralblatt la "comunicación preliminar" de
Breuer y de Freud sobre "el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos" seguida, en el
año de 1895, de los Estudios sobre la histeria.

4.1. Sigmund Freud:


En su obra “Etapa preparatoria de maduración y búsqueda”, en la que colabora con Breuer
descubre algunos de los conceptos fundamentales del psicoanálisis: la importancia del trauma
sexual, la transferencia, la técnica de asociación libre, la interpretación de los sueños, el
complejo de Edipo, etc.

“El desarrollo del sistema (primera tópica)”; su doctrina se centra en torno a los sistemas
consciente, preconsciente, inconsciente. En 1923, con la publicación “El yo y el ello”, se inicia
la “Segunda Tópica”, en la que el interés de Freud se desplaza hacia las instancias Ello, Yo y
Superyó, y también se preocupa por problemas sociales y meta psicológicos.

4.1.1. Aportes:
- Estudios sobre la histeria (1895). Freud ayudo en el tratamiento de algunos pacientes
a Joseph Breuer. Freud y Breuer escribieron en esta obra, en la que demostraban que
los síntomas histéricos eran manifestaciones de una experiencia psíquica traumática y
reprimida, sin causas fisiológicas. Mediante la hipnosis, el recuerdo de tal experiencia
libera de tales síntomas al paciente. En esta obra, Breuer describe el famoso caso de
Ana O.

Freud presenta cuatro historias clínicas, la de Emma von N. (su primer caso de
tratamiento catártico, 1889) y tres casos más, que datan de 1892, el de Lucie R.,
Catarina von R. y Elizabeth von R. (en este caso y a sugerencia de la propia paciente,
comienza a practicar la técnica de “asociación libre”).

4.2. Anna Freud


Hija mejor del matrimonio de Sigmund Freud y Martha Bernays. En 1922 ingresó en Sociedad
Psicoanalítica de Viena como psicoanalista de niños. En 1923, comenzó su propia práctica
psicoanalítica con niños y empezó a trabajar en serio en este campo. Paralelamente, durante
el mismo año, a su padre le operan por primera vez de su terrible enfermedad, un cáncer de
paladar, por lo que decide instalarse en Berlín y quedarse a cuidarlo. En 1925, ella se
estableció como instructora en el Instituto de Formación Psicoanalítica de Viena.

En 1927, Anna Freud aceptó trabajar con la Asociación Psicoanalítica Internacional como
Secretaria, y en 1935 se hizo cargo de la dirección del Instituto de Formación Psicoanalítica
de Viena. Al año siguiente, publicó “El yo y los mecanismos de defensa”, un libro que sentó
las bases para el campo del ego en psicología y definió a Anna Freud como una pensadora
innovadora.

En el año 1938 Anna Freud y su familia huyeron de Austria y emigró a Inglaterra debido a la
invasión nazi. Fundó La Guerra Hampstead Nursery, una institución que proporcionaba
cuidados de crianza y unión a las víctimas más jóvenes de la guerra.

Publicó sus observaciones sobre cómo el estrés afectaba a los niños y de la importancia de la
creación de casas de acogida para los niños cuyos padres habían perdido, así como la
relación de su falta con patologías infantiles. El instituto comenzó a ofrecer cursos sobre los
problemas en la infancia a partir 1947, y se construyó una clínica para ofrecer servicios a
niños con necesidades psicológicas.

4.3. Alfred Adler


Recibió su título de médico de la Universidad de Viena en 1895. Empezó su especialidad
médica como oftalmólogo, pero prontamente se cambió a la práctica general, estableciendo
su consulta en una parte de extracto social bajo de Viena, posteriormente se inclinó hacia la
psiquiatría y en 1907 fue invitado a unirse al grupo de discusión de Freud. Después de escribir
varios artículos sobre la inferioridad orgánica, redactó un artículo sobre los sentimientos de
inferioridad de los niños, en el que sugería que las nociones sexuales de Freud debían
tomarse de forma más metafórica que literal.

Se separa de la ortodoxia desde 1911. Destaca la importancia del Yo y sus funciones;


rechaza la teoría sexual de las neurosis y se muestra como un finalista frente al causalismo
freudiano. Dice que el sentimiento de inferioridad es universal en el hombre. Primero lo
concibe en el terreno de inferioridad orgánica.

Las adquisiciones debidas a Adler son: en un primer grupo de hechos, que el impulso sexual
no es la causa de las neurosis, sino que es la pugna entre dos personas por adquirir el
dominio sobre la otra; que el complejo de Edipo es el intento del niño por subyugar a la madre
y vencer en su conflicto con el padre y que la perturbación sexual, en lugar de producir la
neurosis, es la forma como ella se manifiesta. Un segundo hecho adquirido es el de que aplicó
el psicoanálisis al estudio de la personalidad entera. Un tercer elemento, en el orden de las
adquisiciones, es el de que lo que se llama constitución orgánica es en gran parte producto
del intento de adaptación del individuo; y un cuarto punto es el reconocimiento que hace Adler
de los valores culturales.

4.4 Carl Jung


Este nunca aceptó totalmente la teoría de la libido freudiana. Recalcó la influencia de los
problemas interparietales en el niño, diciendo que cuanto más moldeable era el niño mayor
era la influencia recibida. Destacó la importancia de la relación entre padre e hijo y la
importancia de la madre ya en la fase preedipiana, haciendo notar el valor de la regresión
como el deseo neurótico de volver al claustro materno, signo de seguridad y renacimiento. Dio
mayor extensión a la interpretación de los símbolos que en Freud; en lugar de que todo
simbolismo tenga un sentido sexual, dice que lo sexual puede ser usado como símbolo de
otra cosa, pero el rompimiento con

Freud se produce ante la nueva interpretación de la libido. La libido sexual es sólo una forma
de la libido primitiva, de la energía indiferenciada y el complejo de Edipo; es el símbolo de los
enlaces con los padres que deben romperse con la pubertad. Negó la importancia de la
sexualidad en los primeros años de la infancia Juzga el análisis freudiano como determinista y
de comprensión retrospectiva y entiende que debería mirar hacia el futuro y hallar significado
en este lo mismo que en el presente. La educación según Jung produce un conflicto que
confina al individuo y lo desvía del “lineamiento general” de su vida. La conjugación de un
conflicto con la búsqueda de la auto-realización, por lo que él llama proceso de
“individuación”, tiene importancia fundamental en la terapia. La idea del inconsciente colectivo
que representa la “sabiduría del tiempo” lo lleva a afirmar que los recuerdos significativos de la
humanidad forman la herencia de cada persona y que el proceso de autodesarrollo busca
poner en contacto al individuo con el inconsciente colectivo. De ahí la importancia de las
relaciones entre el analista y el paciente.

4.5. Jacques Lacan


El 90% de su obra está centrada en extender el alcance de la teoría freudiana. En su trabajo
más importantes está la teoría del espejo y lo imaginario, elaborando el concepto de lo Real,
imaginario y simbólico.

- Lo Real. Que puede ser expresado como el lenguaje, lo que significa que
no puede ser representado por que pierde su esencia, por ese motivo lo
Real ésta mediado por lo imaginario y lo simbólico.
- Lo imaginario. Es el reino de la identificación espacial que empieza en el
estadio del espejo, donde el sujeto puede identificarse como el "yo " de los
demás.
- Lo simbólico. Es el término que se utiliza para la terminación lingüística,
genera un conocimiento primitivo del yo y crea normas que gobierna el
comportamiento e integra al sujeto en la cultura El estadio del espejo.
Designa una fase de desarrollo psicológico del niño, comprendido desde los
6 a los 18 meses de edad momento donde es capaz de percibirse por sí
sólo, etapa donde se desarrolla el yo como instancia psíquica.

Lacan utiliza lo imaginario al referirse este acontecimiento de auto reconocimiento. Lacan


investiga lo simbólico refiriéndose como el registro psíquico del humano que se funda gracias
al lenguaje y al gran otro o nombre del padre y como instancia primera la madre que es el
modelo a mejorar del niño o niña.

5. Sigmund Freud
Sigmund Freud fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y
una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX. Nació el 6 de mayo de 1856 en Moravia
(ahora Checoslovaquia). Miembro de una familia de escasos recursos, de niño siempre fue
muy destacado en sus estudios. Como era judío las únicas carreras profesionales a las que
tenía acceso eran medicina y derecho. Influenciado por las obras de Darwin y Goethe decidió
estudiar medicina. Debido a su origen judío siempre era tratado como inferior. Fue asistente
del profesor Ernets Brücke en el Instituto de Fisiología de Viena entre 1876 y 1882. En 1880
conoció al que sería su mentor Joseph Breuer.

Su interés científico inicial como investigador se centró en el campo de la neurología,


derivando progresivamente hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales.

Gracias a su profesor Ernets Brücke, logro conseguir una beca y estudió en París, con el
neurólogo francés Jean-Martin Charcot, las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la
histeria y posteriormente en Nancy con el que más tarde sería sus rival: Bernheim. Ambos
científicos estaban investigando el uso de la hipnosis en pacientes con histeria. Después de
pasar un breve periodo de tiempo como residente de neurología y como director de una
guardería infantil en Berlín, Freud volvió a Viena y se casó con su prometida de años Martha
Bernays. Con la que tuvieron seis hijos, entre estos Ana Freud, que más tarde se convertiría
en la sucesora de su padre.
De vuelta a la ciudad de Viena y en colaboración con Josef Breuer desarrolló el método
catártico. Paulatinamente, reemplazó tanto la sugestión hipnótica como el método catártico
por la asociación libre y la interpretación de los sueños. De igual modo, la búsqueda inicial
centrada en la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas fue
abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de las neurosis más diferenciada. Todo
esto se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que se dedicó ininterrumpidamente
el resto de su vida.

En 1899 se publicó la que es considerada como su obra más importante e influyente, La


interpretación de los sueños, inaugurando una nueva disciplina y modo de entender la mente
humana, el psicoanálisis. Tras algunos años de aislamiento personal y profesional debido a la
incomprensión e indignación que en general sus teorías e ideas provocaron, comenzó a
formarse un grupo de adeptos en torno a él, el germen del futuro movimiento psicoanalítico.
Sus ideas empezaron a interesar cada vez más al gran público y se fueron divulgando pese a
la gran resistencia que suscitaban. Desafortunadamente, Freud tenía una gran propensión a
rechazar a aquellos a aquellos que no estaban de acuerdo con sus teorías: algunos se
separaron de él de manera amistosa, otros no, estableciendo entonces escuelas de
pensamientos competidoras.

Freud postuló la existencia de una sexualidad infantil perversa polimorfa, tesis que causó una
intensa polémica en la sociedad puritana de la Viena de principios del siglo XX y por la cual
fue acusado de pansexualista. A pesar de la hostilidad que tuvo que afrontar con sus
revolucionarias teorías e hipótesis, Freud acabaría por convertirse en una de las figuras más
influyentes del siglo XX.

Freud emigró a Inglaterra justo antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando Viena ya no era
un sitio seguro para un judío y más aun de la talla del famoso Freud. Poco después en 1939
murió debido a una infección maxilobucal que sufría desde hacía 20 años.

Freud innovó en dos campos. Desarrolló simultáneamente, por un lado, una teoría de la
mente y de la conducta humana; y por otro, una técnica terapéutica para ayudar a personas
con afecciones psíquicas. Probablemente, la contribución más significativa que ha hecho al
pensamiento moderno es la de intentar darle un estatus científico (no compartido por varias
ramas de la ciencia y la psicología) al concepto de lo inconsciente (que tomó de Eduard von
Hartmann, Schopenhauer y Nietzsche). Sus conceptos de «inconsciente», «deseo
inconsciente» y «represión» fueron revolucionarios. Proponen una mente dividida en capas o
niveles, dominada en cierta medida por una voluntad primitiva, más allá de la esfera
consciente y que se manifiesta en «producciones» tales como chistes, lapsus, actos fallidos,
sueños y síntomas.

En su obra más conocida, “La interpretación de los sueños”, Freud explica el argumento para
postular el nuevo modelo del inconsciente y desarrolla un método para conseguir acceder al
mismo, tomando elementos de sus experiencias previas. Como parte de su teoría, postula
también la existencia de un preconsciente, que describe como la capa entre el consciente y el
inconsciente (el término subconsciente es utilizado popularmente, pero no forma parte de la
terminología psicoanalítica). La represión, por su parte, tiene gran importancia en el
conocimiento de lo inconsciente. De acuerdo con Freud, las personas experimentan a menudo
pensamientos y sentimientos tan dolorosos que no pueden soportarlos. Freud se refiere a esta
idea a lo largo de toda su obra, principalmente en sus Trabajos sobre metapsicología.

Según sostuvo, estos pensamientos y sentimientos (al igual que los recuerdos asociados) no
pueden ser expulsados de la mente, pero sí del consciente para formar parte del inconsciente,
manteniendo lo reprimido su efectividad psíquica y retornando en forma de alguna de sus
producciones.

Aunque a lo largo de su carrera Freud intentó encontrar patrones de represión entre sus
pacientes que derivasen en un modelo general para la mente, observó que sus distintos
pacientes reprimían hechos diferentes. Además, advirtió que el proceso de la represión es en
sí mismo un acto no consciente.

Freud buscó una explicación a la forma de operar de la mente. Propuso una estructura de la
misma dividida en tres partes: el Ello, el Yo y el Superyó:

 Estructuras de la personalidad: Freud no inventó exactamente el concepto de mente


consciente versus mente inconsciente, pero desde luego lo hizo popular. La mente
consciente es todo aquello de lo que nos damos cuenta en un momento particular las
percepciones presentes, memorias, pensamientos, fantasías y sentimientos.

Cuando trabajamos muy centrados en estos apartados es lo que Freud llamó


preconsciente, algo que hoy llamaríamos memoria "memoria disponible": se refiere a
todo aquello que somos capaces de recordar aquellos recuerdos que no están
disponibles en el momento, pero que somos capaces de traer a la conciencia.
Actualmente, nadie tiene problemas con estas dos capas de la mente, aunque Freud
sugirió que las mismas constituían solo pequeñas partes de la misma.

La parte más grande estaba formada por el inconsciente e incluía todas aquellas cosas
que no son accesibles a nuestra conciencia, incluyendo muchas que se habían
originado allí, tales como nuestros impulsos o instintos, así como otras que no
podíamos tolerar en nuestra mente consciente, tales como las emociones asociadas a
los traumas.

De acuerdo con Freud, el inconsciente es la fuente de nuestras motivaciones, ya sean


simples deseos de comida o sexo, compulsiones neuróticas o los motivos de un artista
o científico. Además, tenemos una tendencia a negar o resistir estas motivaciones de
su percepción consciente, de manera que solo son observables de forma disfrazada.
Ya hablaremos más adelante con esto.

Las observaciones hechas por Freud, en sus pacientes revelaron una serie infinita de
conflictos y compromisos psíquicos se colocaba al instinto contra el instinto mismo: las
prohibiciones sociales bloqueaban los impulsos biológicos y las maneras de competir, a
menudo chocaban entre sí. Él trato de poner en orden estos este aparente caos y
propuso tres componentes estructurales básicos de la psique: el Ello, el Yo y el
Superyó.

- El Ello: Tiene el trabajo particular de preservar el principio de placer, el cual


puede entenderse como una demanda de atender de forma inmediata las
necesidades. Por ejemplo a un bebé hambriento en plena rabieta. No "sabe"
lo que quiere, en un sentido adulto, pero "sabe" que lo quiere... ¡ahora
mismo! El bebé, según la concepción freudiana, es puro, o casi puro Ello. Y
el Ello no es más que la representación psíquica de lo biológico.
Pero, aunque el Ello y la necesidad de comida puedan satisfacerse a través
de la imagen de un filete jugoso, al cuerpo no le ocurre lo mismo. A partir de
aquí, la necesidad solo se hace más grande y los deseos se mantienen aún
más. Cuando no hemos satisfecho una necesidad, comer por ejemplo, ésta
empieza a demandar cada vez más nuestra atención, hasta que llegue un
momento en el que no podamos pensar en otra cosa. Este sería el deseo
irrumpiendo en la conciencia.
Pero existe una pequeña porción de la mente a la que nos referimos antes,
el consciente, que está agarrado a la realidad a través de los sentidos.
Alrededor de esta consciencia, algo de lo que era "cosa" se va convirtiendo
en Yo en el primer año de vida del niño.

- El Yo: se apoya en la realidad a través de su consciencia, buscando objetos


para satisfacer los deseos que el Ello ha creado para representar las
necesidades orgánicas. Esta actividad de búsqueda de soluciones es
llamada proceso secundario.
El Yo, a diferencia del Ello, funciona de acuerdo con el principio de realidad,
el cual estipula que se "satisfaga una necesidad tan pronto haya un objeto
disponible".
Representa la realidad y hasta cierto punto, la razón. No obstante, aunque
el Yo se las ingenia para mantener contento al Ello (y finalmente al cuerpo),
se encuentra con obstáculos en el mundo externo. En ocasiones se
encuentra con objetos que ayudan a conseguir las metas. Pero el Yo capta
y guarda celosamente todas estas ayudas y obstáculos especialmente
aquellas gratificaciones y castigos que obtiene de los dos objetos más
importantes del mundo de un niño: mamá y papá. Este registro de cosas a
evitar y estrategias para conseguir es lo que se convertirá en Superyó.

- El Superyó: Esta instancia no se completa hasta los siete años de edad y en


algunas personas nunca se estructurará. Hay dos aspectos del Superyó:
uno que es la consciencia, constituida por la internalización de los castigos y
advertencias. El otro es llamado el Ideal del Yo, el cual deriva de
recompensas y modelos positivos presentados al niño. La consciencia y el
ideal del Yo comunican sus requerimientos al Yo con sentimientos como el
orgullo, la vergüenza y la culpa.
Es como si en la niñez hubiésemos adquirido un nuevo conjunto de
necesidades y de deseos acompañantes, esta vez de naturaleza más social
que biológica. Pero, por desgracia, estos nuevos deseos pueden Establecer
un conflicto con los deseos del Ello. Ya se ve, el Superyó representaría la
sociedad, y la sociedad pocas veces satisface sus necesidades.

 Impulsos o instintos: Los instintos son las presiones que dirigen un organismo hacia
determinados fines, cuando Freud emplea el término no se refiere a los patrones
complejos y hereditarios de la conducta que se encuentran en los animales inferiores,
sino a sus equivalentes en el hombre. Tales instintos son "la causa última de toda
actividad". Freud solía llamar necesidades a los aspectos físicos de los instintos; los
aspectos mentales de los instintos pueden llamarse generalmente deseos. Los instintos
son las fuerzas impulsoras que incitan al hombre a actuar todos los instintos tienen
cuatro componentes una fuente, una meta, una ímpetu y un objeto. La fuente, donde
surge la necesidad, puede ser una parte o todo el cuerpo.

La meta tiene por objeto reducir la necesidad hasta que ya no se necesite más acción;
sirve para dar al organismo la satisfacción que desea. El ímpetu es la cantidad de
energía, fuerza o presión, que se utiliza para satisfacer o recompensar al instinto; esto
está determinado por la fuerza o urgencia de la necesidad básica. El objeto de un
instinto es cualquier cosa, acción o expresión que proporciona la satisfacción de la
meta original.

Veamos la forma como aparecen estos componentes en una persona que tiene sed. El
cuerpo se deshidrata y necesita más líquidos; la fuente es el aumento de esta
necesidad.

Cuando la necesidad aumenta puede conceptualizarse como "sed". Si esta sed no se


satisface se vuelve más aguda: cuando la intensidad aumenta se obliga al ímpetu o a la
energía disponible a hacer algo para calmar la sed. La meta es reducir la tensión.

El objeto no es simplemente un líquido como la leche, el agua o una cerveza, sino


todas las acciones que conducen a reducir dicha tensión. Estas podrían incluir la acción
de levantarse, ir a la tienda, buscar una de estas bebidas, prepararla y tomarla. Si bien
es cierto que las reacciones de búsqueda iniciales pueden ser instintivas, el punto más
importante (el cual es necesario recordar) es que el instinto puede satisfacerse, total o
parcialmente, de varias maneras. La capacidad que los animales tienen para satisfacer
sus necesidades esta frecuentemente limitada por un patrón de conducta
estereotipada.

Los instintos humanos solamente inician la necesidad de una acción; ellos no


predeterminan la acción dada ni la forma en que se llevará a cabo. El número de
soluciones abiertas a un individuo es la suma de su urgencia biológica, del "deseo"
mental (que puede ser a no consciente) y de una multitud de ideas anteriores, hábitos y
opciones disponibles.

Freud supone que el patrón normal, saludable, conductual y mental está orientado para
reducir la tensión a niveles previamente aceptables. Una persona que tenga una
necesidad continuará buscando actividades que puedan reducir su tensión original. El
ciclo completo de la conducta, desde la relajación hasta la tensión y la actividad, y una
vez más a la relajación, se llama modelo tensión-reducción. Las tensiones se eliminan
cuando el cuerpo vuelve al nivel de equilibrio que existía antes de que la necesidad se
presentara al examinar una conducta, un sueño o cualquier suceso mental. Se podrían
buscar los impulsos psicológicos fundamentales que tal actividad satisface. Si vemos
que la gente está comiendo, suponemos que está satisfaciendo su hambre; si está
llorando, probablemente algo la ha perturbado. El esfuerzo analítico implica la selección
de las cosas de los pensamientos y de las conductas, de tal manera que cuando la
necesidad haya sido satisfecha imperfectamente per un pensamiento o conducta
particulares, se pueda tratar en forma más adecuada. Sin embargo, hay muchos
pensamientos y conductas que no parecen reducir la tensión; en realidad parecen crear
tensión, ansiedad o stress. Tales conductas pueden indicar que la expresión directa de
un instinto ha sido bloqueada. A pesar de que es posible enumerar una amplia serie de
"instintos", Freud trató de reducir esta diversidad a unos cuantos instintos básicos.

 Instintos básicos: Freud describió de dos maneras los instintos básicos. En su primer
modelo describe dos fuerzas opuestas: la sexual (o más generalmente la erótica que
satisface físicamente) y la agresiva o destructiva. En sus descripciones posteriores
(más globales), consideraba estas fuerzas como de apoyo a la vida o de estímulo a la
muerte (y a la destrucción).

Ambos postulados presuponen un par de conflictos instintivos básicos, biológicos,


duraderos y sin solución. Este antagonismo fundamental no es necesariamente visible
en la vida mental: esto se debe a que la mayoría de nuestros pensamientos y acciones
no son evocados por una de estas fuerzas instintivas en forma aislada, sino por una
combinación de ambas. Freud estaba impresionado por la diversidad y complejidad de
la conducta que surge de la fusión de los impulsos básicos. Escribió. Por ejemplo: "Los
instintos sexuales son notables por su plasticidad. Por la facilidad con que pueden
cambiar sus metas, por su intercambiabilidad; es decir, por la facilidad con que pueden
sustituir una forma de placer por otra y por la manera como se pueden dejar en
suspenso...". Los, instintos son los canales por donde la energía puede fluir. Dicha
energía obedece sus propias leyes.

 La libido: Cada uno de estos instintos generalizados tiene su propia fuente: La libido
(que en latín significa "deseo “o "ansia") es la energía disponible para los instintos de la
vida. El empleo que hace Freud de este término a veces resulta confuso pues lo
describe como una cantidad mensurable. "Su producción, su aumento o disminución su
distribución y desplazamiento, deben darnos la posibilidad de explicar los fenómenos
psicosexuales observados". Otra característica importante de la libido es su
"movilidad", la facilidad con que puede pasar de un área de atención a otra. Freud
describió la naturaleza fugaz de la capacidad de respuesta emocional como una
corriente de energía que fluye hacia el interior y el exterior de las áreas de interés
inmediato.
La energía del instinto de agresividad o de muerte no tiene un nombre especial. Se
supone que tiene las mismas propiedades generales que la libido aunque Freud no
dejó esto en claro.

Pulsiones de vida y pulsión de muerte Freud consideró que todo el comportamiento


humano estaba motivado por las pulsiones, las cuales no son más que las
representaciones neurológicas de las necesidades físicas. Al principio se refirió a ellas
como pulsiones de vida. Estas pulsiones perpetúan la vida del sujeto, motivándole a
buscar comida y agua y la vida de la especie, motivándole a buscar sexo. La energía
motivacional de estas pulsiones de vida, el "oomph" que impulsa nuestro psiquismo, les
llamó libido, a partir del latín significante de "yo deseo".

La experiencia clínica de Freud le llevó a considerar el sexo como una necesidad


mucho más importante que otras en la dinámica de la psiquis. Somos, después de
todo, criaturas sociales y el sexo es la mayor de las necesidades sociales. Pero,
aunque debemos recordar que cuando Freud hablaba de sexo, hablaba de mucho más
que solo el coito, la libido se ha considerado como la pulsión sexual.

Más tarde en su vida, Freud empezó a creer que las pulsiones de vida no explicaban
toda la historia.

La libido es una cosa viviente; el principio de placer nos mantiene en constante


movimiento. Y la finalidad de todo este movimiento es lograr la quietud, estar
satisfecho, estar en paz, no tener más necesidades. Se podría decir que la meta de la
vida, bajo este supuesto, es la muerte. Freud empezó a considerar que "debajo" o "a un
lado" de las pulsiones de vida había una pulsión de muerte.

Empezó a defender la idea de que cada persona tiene una necesidad inconsciente de
morir. Parece una idea extraña en principio, y desde luego fue rechazada por muchos
de sus estudiantes pero creemos que tiene cierta base en la experiencia: la vida puede
ser un proceso bastante doloroso y agotador. Para la gran mayoría de las personas
existe más dolor que placer, algo, por cierto, que nos cuesta trabajo admitir. La muerte
promete la liberación del conflicto.

Freud se refirió a esto como el principio de Nirvana. Nirvana es una idea budista
usualmente traducida como "Cielo", aunque su significado literal es 'soplido que agota".

Como cuando la llama de una vela se apaga suavemente por un soplido. Se refiere a la
no existencia, a la nada, al vacío, lo que constituye la meta de toda vida en la filosofía
budista.

La evidencia cotidiana de la pulsión de muerte y su principio de nirvana está en nuestro


deseo de paz, de escapar a la estimulación, en nuestra atracción por el alcohol y los
narcóticos, en nuestra propensión a actividades de aislamiento, como cuando nos
perdemos en un libro o una película y en nuestra apetencia por el descanso y el sueño.
En ocasiones esta pulsión se representa de forma más directa como el suicidio y los
deseos de suicidio. Y en otros momentos, tal y como Freud decía, en la agresión,
crueldad, asesinato y destructividad.

 Complejo de Edipo: El complejo de Edipo es un término acuñado por Sigmund Freud


en su teoría de las etapas psicosexuales del desarrollo para describir sentimientos de
deseo de un niño por su progenitor del sexo opuesto, y los celos y la ira hacia el
progenitor de su mismo sexo.

Básicamente se refiere a que el niño siente que está compitiendo con su padre por la
posesión de su madre. Freud propuso por primera vez el concepto del complejo de
Edipo en su libro de 1899. La interpretación de los sueños, a pesar de que no comenzó
formalmente el uso del término complejo de Edipo hasta el año 1910.

Freud pone este nombre al complejo a raíz del personaje de Sófocles de la mitología
griega, que mata al rey Edipo, que es su padre y se casa con su madre. En la leyenda,
Edipo es abandonado al nacer y por lo tanto no sabe quiénes son sus padres. Es sólo
después de que ha matado a su padre para casarse con su madre, que descubre sus
verdaderas identidades.

En la teoría psicoanalítica, el complejo de Edipo se refiere al deseo del niño de tener


una relación sexual con el padre del sexo opuesto, pero sobre todo se refiere a la
atención erótica de un niño varón hacia su madre. Este deseo se mantiene en el
inconsciente a través de la represión, pero Freud creía que este sentimiento todavía
ejerce una fuerte influencia sobre el comportamiento del niño y juega un importante
papel en el desarrollo infantil.

Freud afirmaba que el complejo de Edipo tenía un papel importante en la etapa fálica
del desarrollo psicosexual, entre los 3 y los 5 años. También creía que la finalización
con éxito de esta etapa consistía en la identificación con el padre del mismo sexo, que
en última instancia conduce al desarrollo de una identidad sexual madura.

Según Freud, el niño desea poseer a su madre y reemplazar a su padre, pues lo ve


como un rival en el logro del afecto de la madre. Algunas manifestaciones del
comportamiento de este complejo podrían implicar que un niño exprese posesión hacia
la figura de su madre, diciéndole a su padre que no abrace o bese a su madre.

Freud, en su obra ¨Tres ensayos para una teoría sexual¨ (1905), asegura que en los
niños es recurrente la fantasía incestuosa de expulsar y sustituir al progenitor rival, es
decir el padre para el niño, y la madre para la niña. Una fantasía que suscitaría al
mismo tiempo culpa y temor al castigo.

Ahora bien, profundizando en el papel que cumple el complejo de Edipo respecto a los
sentimientos de ambivalencia que puedan existir hacia los padres, existe una función
de este complejo que destaca sobre todas las demás: permite la introducción del niño
en la norma -la ley- y la cultura.
El complejo de Edipo será un pilar fundamental para la teoría psicoanalítica. Freud le
atribuyó diferentes funciones al mismo:
- El hallazgo de un objeto de amor que deriva de la resolución de los sentimientos
de ambivalencia hacia los padres.
- La aceptación de la ley de la prohibición del incesto.
- El acceso a la genitalidad, como persona ya constituida: con sus propios
atributos y características de personalidad.
- Constitución de las diferentes instancias psíquicas, especialmente la del
Superyó como producto de la asimilación de la autoridad paterna.
- La identificación a un ideal.
- La aceptación el propio sexo Freud sugirió que mientras en un primer momento
el Ello quiere eliminar al padre, el Yo, mucho más realista, sabe que el padre es
mucho más fuerte. El Ello, como sabemos, es la fuente primaria de energía que
busca satisfacer de inmediato todos los impulsos inconscientes. El Yo es la
parte de la personalidad que emerge tras mediar entre los impulsos del ello y las
exigencias de la realidad.
- Según Freud, a medida que los conflictos en otras etapas psicosexuales no se
resuelven, permanece una fijación en ese punto del desarrollo infantil. Freud
sugiere que los niños que no superan este conflicto efectivamente, se quedan
con una “fijación materna”, mientras que las niñas generan una “obsesión por el
padre”. Posteriormente, como adultos, estos individuos buscarán parejas
sentimentales que se parezcan a su progenitor del sexo opuesto.

 Complejo de Electra: Fue Carlo Gustav Jung el primero en hacer uso de esa figura
mitológica. Electra le serviría en 1912 para enunciar esa fijación temprana por parte de
las niñas hacia sus padres.
Fue, a la vez, la contrapartida al complejo de Edipo, desarrollado por Sigmund Freud
en su momento y que fue extraído del mito de Edipo de Sófocles, dentro de la mitología
griega clásica. Para este complejo, el célebre padre del psicoanálisis sostenía la idea
de que todo niño atravesaba una etapa de deseo hacia la madre, percibiendo al padre
como un rival.

El complejo de Edipo se centraba solo en los hombres y en ese vínculo físico y


emocional tan intenso entre los niños y sus madres durante los 6 primeros años de
vida. Carl Gustav Jung, No dudó, por tanto, en desarrollar su teoría del complejo de
Electra en 1912 para cubrir dicho vacío, para aportar esa perspectiva al campo del
desarrollo femenino y no dejarlo en el olvido.

El complejo de Electra pasaría por una serie de fases. Explicamos muy brevemente
en qué consiste y cómo se manifiesta cada una de ellas. Una primera etapa de
atracción por la madre. Carl Gustav Jung tenía la certeza de que el vínculo emocional
entre la hija y su madre era mucho más intenso que el de un niño por su madre durante
los 3 primeros años de vida. Ese apego inicial marcará más tarde “el retorno” y la
necesidad por parte de la niña de identificarse con su madre para incorporar algunas
de las características maternas a su personalidad e incluso a internalizar su moralidad
en el “Superyó”.
- La predilección por el padre Llegados los 3 o los 4 años, la niña deja de tener
esa predilección por mamá para empezar a mostrar cierta conducta de fijación
y/o enamoramiento por papá.
- La resolución natural del complejo de Electra Llegados los 6 o 7 años, la
niña siente de nuevo la necesidad de cercanía e identificación con su madre. Es
entonces cuando empiezan a mostrar conductas de imitación y de curiosidad
hacia ese mundo femenino donde la pequeña va a asentando su rol de género.
Al fin y al cabo, el padre es su figura masculina más cercana y su referente
de algún modo en ciertos aspectos, y ese tipo de fantasía, irán
desapareciendo de forma natural a medida que la socialización con sus
iguales adquiera mayor importancia. para concluir, tampoco el propio
psicólogo Carlo Jung le dio un valor completamente biológico ni universal a
esto. Es solo una conducta que puede surgir en algunas niñas y que suele
resolverse en poco tiempo.

 Complejo de castración: El complejo de castración es uno de los conceptos centrales


del psicoanálisis. Se encuentra estrechamente ligado con el complejo de Edipo. El
primero en referirse a esta realidad psíquica fue precisamente el padre del
psicoanálisis, Sigmund Freud. Otros psicoanalistas han hecho desarrollos muy
interesantes de este tema, como Jacques Lacan. Sin embargo, en este artículo vamos
a referirnos a él desde la teoría clásica.

Obviamente, el complejo de castración no hace referencia a una suerte de mutilación


anatómica. Se trata en realidad de una vivencia psíquica muy intensa que, por lo
general, se experimenta por primera vez entre los 3 y los 5 años de edad. Sin embargo,
esta experiencia inconsciente se repite en varios momentos de la vida, particularmente
cuando se ponen en juego los mecanismos de defensa.

El complejo de castración tiene lugar tanto en los niños como en las niñas, aunque
cada género lo experimenta de manera diferente. Gracias a esta experiencia psíquica
el niño aprende a diferenciar los sexos y reconoce por primera vez la noción de los
deseos imposibles.

- El complejo de castración en los varones: en 1908 Freud habla por primera


vez del complejo de castración en los niños. Lo describe a partir del caso de
“Juanito” o “El pequeño Juan”. Describe que este proceso psíquico tiene lugar
en cuatro momentos o tiempos, hasta su resolución.

o Premisa inicial. El niño descubre que tiene pene y elabora la idea de


que “todo el mundo tiene un pene”.
o Segundo tiempo, la amenaza. En virtud del complejo de Edipo, el niño
desea ocupar el lugar del padre, frente a la madre. Realiza gestos que
así lo constatan, al tiempo que presenta manifestaciones de
autoerotismo. Recibe amenazas y prohibiciones por ello. Implícitamente
construye la idea de que la castración es el eventual castigo que le
espera, si persiste en sus deseos y conductas.
o Tercer tiempo, descubrimiento de la ausencia. El niño descubre que la
anatomía femenina es diferente: las mujeres no tienen pene. No asume
que “tienen” vagina, sino que han sido despojadas del pene. Asocia esa
realidad con las amenazas imaginadas: cree que la ausencia de pene es
una castración.
o Cuarto tiempo, la angustia. El niño descubre que su madre es mujer y,
por lo tanto, no tiene pene. Surge entonces la angustia de castración, la
cual se experimenta de forma inconsciente. Una vez que el niño ha
pasado por esos cuatro tiempos viene una última fase de resolución.
Tanto del complejo de castración, como del complejo de Edipo. Tiene
lugar cuando el niño renuncia a ocupar el lugar del padre con la madre.
En otras palabras, renuncia a la madre y se acoge a la ley paterna. Lo
hace para resolver su angustia de castración. Supone, siempre de forma
inconsciente, que de persistir sería despojado de su pene.

- El complejo de castración en la niña: El complejo de castración en la niña


tiene varios puntos en común con el del niño. El primero es que la niña también
parte de la premisa de que todo el mundo tiene un pene. Así mismo, la madre
ocupa un papel muy importante para ella, es el centro de su amor. Sin embargo,
el proceso sigue un camino diferente. Veamos las diferencias, en términos de
cada uno de los momentos:
o Premisa inicial. Se mantiene la premisa de que todo el mundo tiene un
pene. La niña asume que el clítoris es un pene.
o Descubrimiento de la diferencia. La niña nota que su clítoris es muy
pequeño para ser un pene. Asume entonces que ella fue castrada y
desearía que esto no hubiese ocurrido.
o Tercer tiempo. La niña descubre que la madre tampoco tiene pene y la
culpa tanto de no poseerlo, como de haberle transmitido esa falta a ella.
La resolución del complejo de castración en la niña puede tomar tres
caminos diferentes. El primero de ellos es la aceptación de que no tiene
un pene y una toma de distancia frente a la sexualidad. La segunda es el
mantenimiento del deseo por tener un pene. Es la negación de la
castración y lleva a la homosexualidad. La tercera salida es una solución
más completa del complejo de castración. La niña acepta que no tiene
pene. Esto lleva a que la madre deje de ser el centro de sus afectos y
estos se reorienten hacia el padre. Así mismo, se produce un
desplazamiento de la libido: el deseo de poseer un pene se convierte en
deseo de gozar de un pene durante el coito. Finalmente, ese deseo de
gozar de un pene se transforma en deseo de procrear un hijo.

 Etapas psicosexuales: Freud creía que la personalidad se desarrollaba a través de


una serie de etapas en la infancia en las que las energías o impulsos que buscan el
placer de la Identificación se enfocan en ciertas zonas erógenas. Esta energía
psicosexual, o libido, la describió como la fuerza impulsora detrás de la conducta.
- La fase oral
Edad: de 0 a 1 año
Zona erógena: boca
Durante la fase oral las actividades relacionadas con la alimentación como la
succión y la masticación son lo más importante.
La principal fuente interacción del bebé se realiza a través de la boca, que es de
vital importancia para la alimentación, pero además el niño a través de ella
obtiene placer gracias a actividades satisfactorias como la degustación y la
succión. Debido a que el bebé es totalmente dependiente de los cuidadores
(que son los responsables de su alimentación), el pequeño también desarrolla
un sentido de confianza y comodidad a través de esta estimulación oral. El
conflicto principal en esta etapa es el proceso de destete: el niño pasa a ser
menos dependiente de sus cuidadores y pierde las gratificaciones que obtenía
con la succión. Si la fijación se produce en esta etapa, Freud creía que el
individuo tendría problemas con la dependencia o la agresión. La fijación oral
puede generar problemas con la bebida, la comida o la necesidad de fumar.

- La fase anal
Edad: de 1 a 3 años
Zona erógena: los esfínteres
Durante la etapa anal, Freud creía que el objetivo principal de la libido se
hallaba en lograr el control de los movimientos del intestino y la vejiga. El
conflicto importante en esta etapa es el control de esfínteres: el niño tiene que
aprender a controlar sus necesidades corporales. El desarrollo de este control
conduce a una sensación de logro y la independencia. Según Freud, el éxito en
esta etapa depende de la forma en que los padres se acercan a esfínteres. Los
padres que utilizan la alabanza y la recompensa por usar el inodoro en el
momento apropiado, fomentan resultados positivos y ayudan a los niños a
sentirse capaces y productivos. Freud creía que las experiencias positivas
durante esta etapa sientan las bases para que las personas se conviertan en
adultos competentes, productivos y creativos.

- La fase fálica
Edad: de 3 a 6 años
Zona erógena: Genitales
Durante la etapa fálica, el enfoque principal de la libido se centra en los
genitales. A esta edad los niños empiezan a descubrir las diferencias entre
hombres y mujeres. Freud creía que los niños comienzan a ver a sus padres
como un rival por el afecto de la madre. El complejo de Edipo describe estos
sentimientos de querer poseer la madre y el deseo de reemplazar al padre. Sin
embargo, el niño también teme que será castigado por el padre por estos
sentimientos, a este miedo Freud lo llamó la angustia de castración. El término
complejo de Electra se ha utilizado para describir estas mismas sensaciones
experimentadas por las niñas. Freud, sin embargo, creía que las niñas por su
parte experimentan la envidia del pene.
- Período de latencia
Edades: 6 a 12 años
Zona erógena: ninguna (sentimientos sexuales inactivos)
Durante el período de latencia los intereses de la libido son suprimidos
temporalmente. El desarrollo del ego y superego contribuyen a este período de
calma. La etapa comienza alrededor del momento en que los niños entran a la
escuela y se preocupan más por las relaciones entre iguales, juegos y otros
intereses. El período de latencia es un tiempo de exploración en el que la
energía sexual está todavía presente, pero se dirige hacia otras áreas, tales
como las actividades intelectuales y las interacciones sociales. Esta etapa es
importante en el desarrollo de habilidades sociales y de comunicación y
confianza en sí mismo.

- La fase genital
Edades: 12 años hasta la muerte
Zona Erógena: los genitales (maduración de los intereses sexuales)
Durante la etapa final del desarrollo psicosexual, el individuo desarrolla un fuerte
interés hacia el sexo y las relaciones sexuales. Esta etapa comienza en la
pubertad, pero dura el resto de la vida de una persona. En las primeras
descritas por Freud la atención se centraba únicamente en las necesidades
individuales. En esta etapa crece al fin el interés por el bienestar de los demás.
Si las demás etapas se han completado con éxito, el individuo debe estar ahora
bien equilibrado, cálido, y el cuidado. El objetivo de esta etapa es establecer un
equilibrio entre las diversas áreas de la vida.

 Mecanismos de defensa: Un mecanismo de defensa es una técnica utilizada para


evitar, negar o incluso distorsionar las fuentes de ansiedad o mantener una imagen
personal idealizada, para de esta manera regular las cargas de energía y así proteger
el equilibrio y evitar toda clase de trastornos o perturbaciones producidas por exceso de
excitación emocional. Esto casi siempre constituye una forma de autoengaño el cual, a
menudo crea grandes puntos ciegos en la personalidad.

Se suele clasificar a estos mecanismos como ‘Primarios’ o ‘Secundarios’, esto, en


función del momento de su aparición en el desarrollo del ser humano. Las primarias
son aquellas que pertenecen a las primeras épocas de la vida y más tiende a negar la
realidad, y las secundarias son aquellas que pertenecen a épocas tardías del desarrollo
y más suele preservar el criterio de realidad.

Basándonos en el libro de diagnóstico psicoanalítico de Mc Williams, estas son las


clasificaciones:
- Mecanismos de Defensa Primarios:
o Retraimiento: El retraimiento consiste en el replegamiento sobre uno
mismo y un alejamiento de la realidad para refugiarse dentro del mundo
de las fantasías o del sueño.
o Negación: La negación consiste en el rechazo de aceptar que algo
ocurre y se basa en la convicción pre-lógica de “Si yo no lo reconozco,
eso no sucede”.

o Control Omnipotente: El control omnipotente consiste en la fantasía de


que la fuente de todo lo que sucede es los deseos de uno mismo; se
basa en el no reconocimiento de la existencia separada de los demás con
una voluntad diferente de la propia

o Idealización y Desvaloración: La idealización consiste en la necesidad


de otorgar un valor o poder especial a una persona de la que se depende
emocionalmente y así poder asociarse con alguien omnisciente y
omnipotente que resolverá las dificultades de manera definitiva. La
desvalorización es la cara opuesta de la misma moneda y expresa la
frustración sentida cuando la realidad desmiente la idealización.

o Proyección, introyección e identificación proyectiva: La proyección


es el proceso por medio del cual lo que está dentro se malinterpreta
como procedente de fuera y, en sus formas más acusadas, tiende a
producir distorsiones serias en la percepción que el individuo tiene de los
demás. La introyección es el proceso por medio del cual lo que está fuera
se malinterpreta como procedente de dentro. En sus formas más
problemáticas puede resultar en la identificación con el agresor,
mecanismo por el cual el individuo intentará sobreponerse a su dolor
siendo como su agresor. En sus formas más benignas es la base de toda
identificación con figuras importantes en la vida del individuo. La
identificación proyectiva consiste no sólo en la proyección de aspectos
negativos de uno mismo (con la distorsión concomitante) sino también en
la presión ejercida sobre el otro para que se comporte de manera
congruente a aquello que se proyecta.

o Escisión: La escisión consiste en la tendencia de separar el mundo y las


personas en buenos y malos; es una manera eficaz de resolver la
complejidad de situaciones confusas y amenazantes, pero siempre
implica una distorsión de la realidad.

o Disociación: La disociación es una manera de desconectarse de la


experiencia actual, a veces creando otra representación de uno mismo,
para poder continuar existiendo en un momento excesivamente doloroso
o estimulante. El uso frecuente de este mecanismo resultará en una
visión discontinua de uno mismo, del tiempo y del mundo que estará llena
de huecos llamativos.

- Mecanismos de Defensa Secundarios


o Represión: La esencia de la represión es olvidar o hacer caso omiso de
algo voluntariamente después de haber tomado consciencia de ello; es
una manera de alejar un contenido de la consciencia por su potencial
perturbador.

o Regresión: La regresión es el proceso inconsciente por el cual el


individuo volverá a formas de funcionamiento más antiguas, más
infantiles, para evitar el conflicto o el esfuerzo creado por el crecimiento y
el cambio.

o Aislamiento: El aislamiento consiste en la separación de los afectos de


los pensamientos; se puede pensar y tomar conciencia de un hecho, pero
su significado emocional está aislado y no perturba al individuo.

o Intelectualización: La intelectualización es una forma de aislamiento que


reconoce la existencia del afecto intelectualmente pero no lo siente; el
afecto es teóricamente aceptable para el individuo, pero su expresión
sigue inhibida

o Racionalización: La racionalización consiste en encontrar razones que


justifiquen un acto que sería vivido como conflictivo sin esas razones y
entra en juego cuando no se consigue algo que se deseaba y se decide
que en realidad no se deseaba tanto, o bien cuando algo malo sucede y
se decide en retrospectiva que no era tan malo.

o Compartimentalización: La función de la compartimentalización es


permitir que dos condiciones conflictivas existan sin confusión,
vergüenza, culpabilidad o ansiedad conscientes.

o Anulación: La anulación consiste en el esfuerzo inconsciente de


compensar alguna emoción dolorosa ––generalmente culpa o
vergüenza–– con un comportamiento que lo borrará mágicamente.

o Volver contra sí mismo: Volver contra sí mismo implica redirigir hacia un


mismo aquellas emociones que estaban dirigidas hacia otra persona; si
un individuo depende de alguien poco fiable o inestable puede ser más
llevadero volver contra sí mismo la crítica y la rabia que produce esta
situación y sentirse responsable de ella que reconocer la impotencia y la
vulnerabilidad de necesitar a alguien con quien no se puede contar.

o Desplazamiento: El desplazamiento se refiere a la redirección de una


emoción o impulso desde su objeto natural a otro objeto porque
expresarlo al objeto natural resultaría demasiado angustioso. El
desplazamiento permite que se descarguen cantidades de afecto en una
dirección menos peligrosa que la original o bien que está permitida
socialmente.
o Formación reactiva: La formación reactiva consiste en transformar una
emoción o un impulso en lo contrario; el odio será transformado en amor,
la envidia en gratitud etc.
Aquellos individuos que temen mucho sus emociones agresivas y tienen
dificultades para diferenciar entre pensar y hacer tenderán a usar
formaciones reactivas para protegerse de lo que podría sentirse como
peligrosamente incontrolable.

o Inversión: La inversión consiste esencialmente en transformar lo pasivo


en activo; en lugar de que el individuo se sienta pasivamente objeto de
una situación dolorosa, la invierte y se convierte en el sujeto activo de
ella.
o Actuación: La actuación tiene una relación íntima con la inversión en el
sentido de que se basa en la inversión de pasivo a activo para actuar
algo en la realidad que es intolerable a nivel mental y emocional;
actuando algo el individuo puede preservar su sentimiento de capacidad
y a la vez evacua una emoción dolorosa.

o Sexualización: La sexualización es una manera de transformar una


experiencia de terror o dolor en excitación placentera; el miedo al
abandono o el abuso, por ejemplo, pueden ser sexualizados para que
sean sentidos como experiencias gratificantes.

o Sublimación: La sublimación consiste en encontrar una satisfacción


derivada y adaptativa de aquellos impulsos que no pueden ser
expresados directamente por las prohibiciones sociales: un cirujano
podría estar sublimando su agresividad; un artista sublimaría su
exhibicionismo, etc.

6. Criticas
En su modelo de demarcación de la ciencia, Karl Popper tomó al psicoanálisis como ejemplo
de pseudociencias, porque violaba el principio de falsabilidad, en contraste con la teoría de la
relatividad de Albert Einstein. Popper observó que, mientras las condiciones de refutación de
las hipótesis de Einstein estaban determinadas con precisión y Einstein estaba dispuesto a
empezar de nuevo si la evidencia no las sustentaba, las teorías de Sigmund Freud eran
infaltables y le permitían reinterpretar la evidencia cuando no confirma las hipótesis. Aunque
Popper calificaba al psicoanálisis como pseudociencia no sugiere que no sea racional o que
no sea valioso. Popper mismo declara que el psicoanálisis: "Constituye una interesante
metafísica psicológica (y no cabe duda de que hay alguna verdad en él, como sucede tan a
menudo en las ideas metafísicas)".

 Adolf Grünbaum considera que la teoría sí puede ser falsada y que, de hecho,
resulta ser falsa.

 Alan Sokal y Jean Bricmont explican, en imposturas intelectuales, cómo Jacques


Lacan usa el lenguaje matemático en su teoría del psicoanálisis de forma incorrecta y
totalmente fuera de contexto para aparentar un carácter científico. Otros autores, sin
embargo, explican que el uso por parte de Jacques Lacan de un lenguaje matemático
significó no el intento de demostrar matemáticamente las afirmaciones del
psicoanálisis, sino una representación simbólica de algunas de tales afirmaciones,
con la intención de transmitir la estructura misma en su funcionamiento y vaciada de
las argumentaciones de las llamadas "novelas" de cada sujeto. La respuesta de
Sokal es que tal uso simbólico de conceptos matemáticos, muy probablemente
desconocidos por la gran mayoría de los lectores de Lacan, es de dudosa utilidad.
Arkady Plotnitsky (matemático y profesor de la Universidad de Purdue de teoría
literaria) ha señalado que también Sokal y Bricmont se equivocan en su libro, puesto
que «algunas de sus aseveraciones concernientes a objetos matemáticos y
especialmente sobre los números complejos son incorrectas».

 El epistemólogo Mario Bunge, en su modelo de demarcación de la ciencia, sostiene


que el psicoanálisis es un ejemplo de pseudociencia porque carece de consistencia
externa. Mientras las diferentes disciplinas científicas interactúan apoyándose las
unas en las otras, tanto en sus aspectos teóricos como empíricos, el grave problema
del psicoanálisis, consistiría según sostiene Bunge, en que se trata de una disciplina
aislada del resto del conocimiento, que no interactúa con disciplinas obviamente
pertinentes, tales como la psicología experimental, la neurociencia cognitiva y las
ciencias biológicas. Más aún, según este autor, el psicoanálisis es incongruente con
los descubrimientos de estas disciplinas.
Sin embargo, el presidente actual de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Andrés
Rascovsky, aclara que la opinión de Bunge es parte de "una línea" de epistemólogos
y filósofos, que no coincide con la de otros colegas, como el epistemólogo argentino
Gregorio Klimovsky. Según Rascovsky, "con Freud, fue justamente el psicoanálisis el
que bregó por un campo científico en medio de una psicología ideologizada". Y
explica: "No necesariamente el desarrollo de la ciencia de la subjetividad pasa por la
empirismo, por ciencias duras, como dice Bunge. No podemos reducir el psiquismo
humano a una combinación biológica ni a una química".

 Autores como Van Rillaer recopilaron ejemplos sobre la forma en que Freud y otros
psicoanalistas descalifican a sus críticos empleando argumentos de autoridad y
falacias ad hominem.

 El psicoanálisis es considerado una pseudociencia por la psicología cognitiva, la


psicología evolucionista, la biología molecular, la neurobiología y la psiquiatría actual.
Le critican el hecho de que se basa en teorías obsoletas e hipótesis que carecen de
apoyo empírico. Ejemplo de ello son sus construcciones metapsicoanalíticas: el
complejo de Edipo, el complejo de castración, la Envidia del pene o la Pulsión de
muerte, no poseen base empírica o científica.

 B.F.Skinner criticó a los psicoanalistas y psicólogos cognitivos de especular con


procesos internos cuando no disponen de los medios de observación apropiados.
 Hans Eysenck recopiló y criticó todos los estudios existentes sobre la efectividad del
psicoanálisis en su libro Decadencia y Caída del Imperio Freudiano y concluye
afirmando que el tratamiento psicoanalítico no supone ninguna mejora sobre la tasa
de remisión espontánea (sin tratamiento) de las neurosis.

 Freud es criticado por varios autores por haber falseado sus investigaciones.
Historiadores y periodistas mostraron que hay una gran divergencia entre la
evolución de los casos clínicos tal como Freud la relata en sus textos y los casos
reales. Uno de los casos más famosos es el de Sergei Pankejeff (llamado "el hombre
de los lobos"), investigado por la periodista Karin Obholzer. Pankejeff sufría de una
grave neurosis y pesadillas recurrentes que le impedían valerse por sus propios
medios. Freud interpretó los sueños del paciente, concluyendo que estaban
relacionados con un trauma sexual de su infancia. Según Freud, al comunicarle el
origen de su problema, Pankejeff se curó completamente. Sin embargo, las
investigaciones mostraron que la historia fue muy distinta. No sólo Pankejeff nunca se
curó, sino que siguió siendo tratado por otros psicoanalistas hasta su muerte y su
estado durante ese transcurso empeoró considerablemente. Pankejeff cobraba un
sueldo mensual a cargo de la Fundación Sigmund Freud, con el propósito de
mantenerlo oculto en Viena, para que el fraude no se hiciera público.

7. Aportes
La principal contribución de Freud fue la creación de un enfoque radicalmente nuevo en la
comprensión de la personalidad humana, al demostrar la existencia y poder de lo
inconsciente. Además, fundó una nueva disciplina médica y formuló procedimientos
terapéuticos básicos que, más o menos modificados aún se aplican, en el tratamiento
mediante psicoterapia de las neurosis (y, parcialmente, de las psicosis). Contribuyó al
desarrollo del estudio de las psiquis humana con sus diferentes investigaciones y estudios:
como la estructura de la personalidad, impulsos e instintos básicos, la etapa edípica, las
etapas psicosexuales y el mecanismo de defensas, que ya han sido mencionadas
anteriormente. Todo esto plasmado en sus diferentes obras.

Aunque nunca conoció en vida un reconocimiento unánime, y ha sido a menudo cuestionado


desde entonces, Freud es indudablemente uno de los grandes pensadores del mundo
contemporáneo. Entre otros de sus trabajos habría que destacar Tótem y Tabú (1913), Más
allá del principio del placer (1920), Psicología de masas (1920), El yo y el Ello (1923), El
malestar en la cultura (1930), El porvenir de una ilusión (1927), Introducción al psicoanálisis
(1933), y Moisés y el monoteísmo (1939).

8. Conclusión
La obra de Sigmund Freud representa una línea divisoria entre el pasado y el futuro. Sus
postulados han alumbrado todos los campos de las ciencias y las artes. A través de sus
discípulos y descendientes intelectuales, la ciencia psicoanalítica sigue explorando nuevas y
valiosas teorías sobre la formación de la mente, sus relaciones con el mundo interior y sus
vínculos con la sociedad.
La psicología pre-freudiana se había estancado en el estudio descriptivo del comportamiento
humano. Las escuelas del conductismo se dedicaban a formular fórmulas normas generales
para indicar la reacción "normal" ante dados estímulos. En armonía con el ambiente de su
época, excluía toda consideración emotiva o instintiva de sus cálculos de factores mentales.
La mente para ellos consistía en ciertos fluidos vagos cuya síntesis era la "razón". En cuanto a
las enfermedades mentales, los psiquiatras buscaban febrilmente sus causas orgánicas.

Fue Freud el que despejó estas tinieblas. Descubrió en sus pacientes neuróticos o histéricos
la fuerza dinámica de los instintos en la formación de la personalidad, describió el impacto de
las emociones y de los recuerdos sobre la mente humana.

Excavando entre las profundidades del alma, sacó a la luz los deseos reprimidos, y las
escabrosas fantasías de la infancia.

Más aún, Freud dio a la psicología un concepto de valor incalculable, el del inconsciente.
Filósofos y poetas habían ponderado la posibilidad de una capa subconsciente debajo de
nuestros pensamientos conscientes, pero los psicólogos ni sospechaban de su existencia. El
mero descubrimiento de la existencia de un fenómeno no hubiera revestido mayor
importancia. Pero la idea revolucionaria de Freud fue la de atribuirle su influencia dinámica en
los procesos mentales.

Mucho valor se les hubiera restado a las teorías de Freud, de haber sido el psicoanálisis
meramente un estudio teórico. Pero además era un proceso clínico de comprobada eficacia
en el tratamiento de ciertos disturbios mentales.

Del psicoanálisis clínico derivan los métodos modernos de la terapéutica y de la


psicopatología. Sus enseñanzas son la base de las técnicas psicológicas de hoy, la
psicoterapia y el estudio psicológico mediante las llamadas pruebas proyectivas, que son
esencialmente una forma de proceso de libre asociación.

Uno de los aspectos más criticados de su obra es el de la acentuación marcada que Freud le
dio al problema sexual como factor psíquico. Debemos tener en cuenta que el ambiente
contemporáneo de Freud, la hipocresía moralista y el tabú del tema sexual, sin duda daban
origen a gran parte de las enfermedades estudiadas por él. La represión sexual era una faz
característica de la cultura de esa época. Si posteriormente la sexualidad hubiese disminuido
su influencia en el complejo psíquico, esto se debe, a lo menos en parte, a la divulgación
franca del problema sexual, divulgación surgida directamente a raíz de su trabajo.

Desde la prehistoria el hombre ha estado a merced de aquellas fuerzas emotivas


desconocidas por él mismo. Con Freud, el hombre empieza a conocerse.

Así, pues, empieza el largo camino de liberación de la esclavitud de los instintos y temores
primitivos, y cae el yugo de nuestro propio pasado.

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