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Marx para el estudio de la desigualdad

Olvera Antonio Moisés Alberto


Universidad Nacional Autónoma de México
moises_antonio_unam@hotmail.com
06.02.2023

Marx para el estudio de la desigualdad

La expansión del libre mercado, desde la caída del Muro de Berlín en 1989, ha consolidado
el desarrollo ilimitado del capitalismo. El resultado de este proceso ha sido la emergencia
de una serie de problemas que, si bien existían, no lo hacían en las dimensiones y con la
exacerbación que durante el siglo XXI se han presentado. Uno de estos problemas es la
desigualdad: la riqueza y el ingreso se concentran y se distribuyen de manera extrema e
inequitativa.1 Este escenario se ha transformado en una serie de desigualdades que han
terminado por configurar una intensa estratificación social que, en países de pasado
colonial, como los que integran América Latina, se mezcla con las estructuras de
desigualdad heredadas históricamente.

La economía neoclásica2 es la teoría de este capitalismo de libre mercado y desde


ella se ha estudiado la desigualdad. Uno de los más importantes relatos que esta economía
ha empleado para explicar la desigualdad es la ‘teoría del goteo’ o trickle-down effect.3 Esta
teoría supone que el crecimiento económico debe ser dirigido por la clase capitalista debido
a que, consideran, es ella quien genera la riqueza, por esta razón el Estado, y la sociedad en
general, deben concentrar sus políticas y esfuerzos para beneficiar a esta clase. De esta
forma, se piensa a partir de dicha teoría, la riqueza que se acumule se ‘derramará’ a todas
las clases de la sociedad por medio del gasto capitalista y, así, la desigualdad desaparecerá.
Los hechos demuestran que, sin embargo, esto no aconteció, por el contrario, la riqueza

1
De acuerdo con el World Inequality Report 2022 “A nivel mundial, el 10% más rico de la población
concentra 52% del ingreso, mientras el 50% más pobre sólo gana 8.5%. En términos de riqueza, las
disparidades son mayores: la mitad más pobre de la población mundial sólo posee 2% de esta, y el 10% más
rico acapara 76% de toda la riqueza”. Lucas Chancel, Thomas Piketty, Emmanuel Saez y Gabriel Zucman
(coords.), World Inequality Report 2022, World Inequality Lab, 2021, https://wir2022.wid.world/www-
site/uploads/2022/02/WIR_2022_FullReport.pdf
2
La economía neoclásica considera que las sociedades deben constituirse a partir del mercado, por lo que este
no debe contar con intervenciones estatales, ya que ello le restaría eficiencia. Asimismo, este enfoque
considera que las decisiones de los individuos, que conforman el mercado y los precios a través de la oferta y
la demanda, se guían racionalmente (rational choice) buscando solo su interés particular. Para una
descripción detallada de la relación entre neoliberalismo y economía neoclásica consúltese Fernando
Escalante Gonzalbo, Historia mínima del neoliberalismo, México, El Colegio de México, 2015, pp. 55-89.
3
Robert Nozick sintetiza las premisas de la ‘teoría del goteo’ con la siguiente sentencia: “A cada quien de
acuerdo con lo que beneficia a los otros”. Al respecto, véase Fernando Escalante Gonzalbo, Así empezó todo:
orígenes del neoliberalismo. Actas del Coloquio Lippmann, México, Cal y Arena, 2018, p. 11.

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continuó acumulándose hasta alcanzar los niveles que hoy en día caracterizan a las
diferentes economías.

La economía neoclásica se ha retractado de los postulados de la ‘teoría del goteo’, y


si bien no ha dejado de tener como meta el crecimiento económico a ultranza, desistió de
considerar a la desigualdad como una etapa. El Fondo Monetario Internacional (FMI)
sintetiza perfectamente este giro de 180 grados en la concepción y en las prácticas hacia la
desigualdad. De ser el más importante promotor del capitalismo neoliberal desde la década
de 1970, el FMI, después de la crisis económica de 2008, comenzó a sugerir que la
desigualdad estaba generando graves problemas al crecimiento económico, por tal motivo,
consideraron necesario revisarlo en lo que concierne a la “liberalización de la cuenta de
capital” y a la “privatización de algunas funciones públicas”.4 La solución del FMI a la
desigualdad no pone en duda el capitalismo, sólo se limita a reformular los principios del
neoliberalismo, principalmente los relacionados con las funciones del Estado que no le
permitían participar en el mercado.

La perspectiva del FMI sobre la desigualdad se suma a la de las agendas políticas de


Estados, organismos internacionales y empresas trasnacionales, que han hecho del combate
a la desigualdad un objetivo que debe cumplirse reformando el capitalismo a través de una
participación del Estado en el mercado. Esto puede ser evidenciado si se repasa el caso del
Foro Económico Mundial (FEM). En los Foros de Davos (Suiza), organizados anualmente
por el FEM desde 1973, se reúnen líderes de Estado, empresarios y organizaciones
internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, para acordar agendas económicas y
políticas dentro del marco del libre mercado internacional. En la última década, debido a la
reducción del crecimiento económico presentado después de la crisis económica de 2008, el
combate a la desigualdad ha sido un tema recurrente en estos foros: en el Foro de Davos
2022, se reconoció que la desigualdad económica se había agudizado con motivo de la
pandemia de Covid-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania. Una de las soluciones que se

4
La crítica que el propio FMI realiza al neoliberalismo puede ser consultada en Jonathan D. Ostry, Prakash
Loungani y Davide Furceri, “El neoliberalismo ¿Un espejismo?”, Finanzas & Desarrollo, 53 (2), 2016, pp.
38-41., https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2016/06/pdf/ostry.pdf

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propusieron fue el de “dotar a los gobiernos de los países en desarrollo de mayores recursos
financieros…”.5

Los datos demuestran que las soluciones planteadas al problema de la desigualdad,


dentro de los límites del capitalismo, son un fracaso anticipado.6 Sin embargo, de manera
incomprensible, el FEM y el FMI, así como los Estados que se adhieren a sus agendas,
insisten en buscar la igualdad en condiciones capitalistas. Como se intentará demostrar a
continuación, al pensar la desigualdad fuera de los límites teóricos del capitalismo, esta
insistencia se presenta como una contradicción por el hecho de buscar la igualdad en un
régimen sustentado estructural y sustancialmente en la desigualdad.

Para pensar la desigualdad más allá de los lindes del capitalismo es importante
recurrir a Marx. Esto posibilita explicar cómo opera el capitalismo a partir del principio de
la contradicción, es decir, de querer alcanzar la igualdad un modo de producción que opera
por medio de la desigualdad; dicho de otra manera, por medio de Marx es posible entender
la contradicción sui generis de buscar la igualdad desde principios capitalistas, así como los
alcances y limitaciones de ello.

Las aportaciones de Marx a la comprensión del problema de la desigualdad pueden


comenzar a ser rastreadas en su concepto de trabajo enajenado. Este concepto lo emplea en
sus Manuscritos de Economía y Filosofía de 1844 para explicar cómo, en el capitalismo, las
mercancías elaboradas por la clase proletaria, dentro del sistema de trabajo asalariado, se le
presentan como extrañas, lo que, además, está acompañado de un extrañamiento hacia la
misma actividad de trabajar, hacia él mismo como ser humano y hacia los otros, en
especial, un extrañamiento hacia quien se apropia de su trabajo: el capitalista.

5
El artículo del que se extrajo este fragmento se titula La desigualdad económica se ha agudizado durante la
pandemia. Eso no significa que no se pueda corregir. Fue retomado del sitio de internet oficial del Foro
Económico Mundial el 24 de enero de 2023: https://es.weforum.org/agenda/2022/04/la-desigualdad-
economica-se-ha-agudizado-durante-la-pandemia-eso-no-significa-que-no-se-pueda-corregir/
6
Thomas Piketty, economista francés especialista en desigualdad y fundador del World Inequality Database,
desde su texto El capital en el siglo XXI, hasta su último libro Capital e Ideología, no ha dejado de afirmar
que la desigualdad económica no ha cesado de incrementarse y que, de hecho, ha alcanzado niveles
extremos a medida que el mercado se perfecciona, es decir, que se ‘liberaliza’. Al respecto véase: Thomas
Piketty, El capital en el siglo XXI, México, Fondo de Cultura Económica, 2014, pp. 29-31, 40-43; Thomas
Piketty, Capital e Ideología, México, Grano de Sal, 2020, pp. 36-39.

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El trabajo enajenado es un concepto que primigeniamente en Marx describe cómo


funciona la desigualdad, esto lo logra al explicar la manera en que el proletariado no
produce nada para sí, aunque crea para otro un mundo de riquezas materiales y espirituales
que se le presentan, a él, negativamente. De manera concreta, la primera lección que aporta
este concepto es que el proletariado crea su miseria material y espiritual, al tiempo en que
crea la riqueza que no le pertenece, que le es ajena. Es por ello por lo que Marx sentencia lo
siguiente: “El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más
mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la
valorización del mundo de las cosas”.7

El concepto de trabajo enajenado se encuentra en relación directa con el concepto


sistema de trabajo asalariado. A través de dicho concepto Marx explica que la enajenación
que el proletario padece no es un accidente sino un sistema desarrollado por medio del
salario,8 el cual tiene la función de producir y reproducir la condición de miseria del
proletariado al mismo tiempo en que a perpetuidad produce la riqueza que,
contradictoriamente, sirve para oprimirlo y gobernarlo.9

Para Marx el intercambio entre el proletariado y el capitalista, que se sintetiza en el


salario, parte del supuesto de la igualdad, pues se considera como iguales a obrero y
capitalista por el hecho de que ambos son propietarios de mercancías (el obrero es
propietario de su fuerza de trabajo y el capitalista es propietario de la mercancía dinero) y
que, además, al ser toda mercancía producto del trabajo, encierran ellas con esto su carácter

7
Karl Marx, Manuscritos de Economía y Filosofía de 1844 [1844]¸ Alianza, 2013, p. 134.
8
Marx considera que el objetivo del salario es asegurar la producción y reproducción del obrero como clase.
El salario es la retribución que recibe el proletariado por parte del capitalista a cambio de usar su fuerza de
trabajo durante una determinada jornada para producir mercancías. El valor de la mercancía fuerza de trabajo
se fija por el valor de los medios que requiera el obrero para vivir debido a que su fuerza existe solo en el
cuerpo físico del trabajador: “La fuerza de trabajo de un hombre existe, pura y exclusivamente, en su
individualidad viva”, Karl Marx, “Salario, precio y ganancia” [1865], en Karl Marx y Friedrich Engels, Obras
escogidas, vol. 1, Madrid, Akal, 2016, p. 441.
9
Desde los albores de su proyecto de crítica al capitalismo, Marx consideraba que “El capital es… el poder de
Gobierno sobre el trabajo y sus productos…” Karl Marx, Manuscritos de Economía y Filosofía de 1844
[1844], op. cit.,87.

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de igualdad.10 Este proceso, sin embargo, es para Marx el umbral de la producción, del
antagonismo11 y de la desigualdad debido a que es en donde el obrero produce su miseria y
la riqueza ajena que surge cuando el capitalista obtiene un valor mayor, o plusvalor,
derivado del trabajo excedente que el obrero realiza en la producción de mercancías.12

La situación de mayor contradicción de este proceso es el hecho de que el aumento


del capital, de su poder y de su riqueza, es un resultado indefectible de la miseria creciente
del obrero, lo que, para Marx, expresa “la ley general, absoluta, de la acumulación
capitalista”.13 Esta es una especie de ley de desigualdad que indica que en la misma
proporción en la que el sistema de trabajo asalariado crea miseria crea riqueza. Justamente
en ese punto la igualdad que supone el intercambio desaparece y se devela, así, el

10
Esta igualdad surge por el principio de intercambiabilidad, la cual es posible por el hecho de que toda
mercancía es, para Marx, producto del trabajo. De esta manera, los propietarios de mercancías son sujetos que
sostienen su condición de igualdad en ellas, la cual se realiza al intercambiar una mercancía por otra, por ello
Marx afirma que… “Cada sujeto es un intercambiante, esto es, tiene con el otro la misma relación social que
éste tiene con él. Considerado como sujeto del intercambio, su relación pues es la de igualdad”. Karl Marx,
Elementos fundamentales para la Crítica de la Economía Política (Grundrisse) [1857-1858], México, Siglo
XXI, 1982, p. 179.
11
Para Marx el intercambio está determinado por la producción y esta está configurada históricamente, lo que
implica que es resultado del antagonismo de clases: “El intercambio individual corresponde también a un
modo de producción determinado que, a su vez, responde al antagonismo de clases. No puede existir, pues,
intercambio individual sin antagonismo de clases”. Karl Marx, Misera de la Filosofía. Respuesta a la
Filosofía de la Miseria de Proudhon [1847]. México, Siglo XXI, 1975, p. 41.
12
El trabajo excedente es una categoría que está relacionada con la de trabajo necesario. Ambas categorías
hacen referencia al tiempo de trabajo empleado por el obrero para producir una mercancía en una determinada
jornada convenida con el capitalista. Dichas categorías parten del supuesto de que el valor de una mercancía
se determina por la cantidad de trabajo que existe en ella. Para determinar el valor de la mercancía fuerza de
trabajo se atiende al tiempo de trabajo que el obrero requiere para producir el valor de las mercancías que
necesita para vivir y reproducirse y que debería estar encerrado en el salario. Ahora bien, por ejemplo, si para
adquirir ese salario debe trabajar solo cuatro horas, de una jornada de ocho, se considera que las primeras
cuatro horas corresponden al trabajo necesario; las cuatro horas restantes se consideran como trabajo
excedente que benefician al capitalista, pues con ellas él obtiene la plusvalía, es decir, el valor de cambio
adicional al valor de cambio que empleó en el intercambio con el obrero. Sobre el trabajo excedente véase
Karl Marx, El capital: Crítica de la economía política [1867], t. 1, México, Fondo de Cultura Económica,
1999, p. 164.
13
Ibid., p. 546. Esta ley, caracterizada por el hecho de que en el capitalismo la miseria del proletariado se
engendra en la misma medida que la riqueza del capitalista, la emplea Marx, en El capital, para explicar las
características del ‘ejército industrial de reserva’.

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mecanismo de explotación que lleva a mantenerse a perpetuidad el sistema de desigualdad


entre el trabajo y el capital.14

Puede afirmarse que en Marx se devela una teoría de la desigualdad con la que se
explica que la igualdad, basada en el intercambio de mercancías, es causada por la cualidad
en común que tienen todas ellas: el ser productos del trabajo; sin embargo, dicha igualdad
es solo aparente y se limita al mercado15 debido a que, realmente, el capitalismo opera en
condiciones de desigualdad, la cual se desarrolla antes del intercambio y después de él.
Asimismo, no solo Marx especifica que el intercambio está determinado por la producción,
sino que está regida por el antagonismo de clases expresado entre el trabajo y el capital.

El antagonismo entre trabajo y capital demuestra la existencia de la desigualdad en


un estado en el que esta no solo se desarrolla en una dimensión exclusivamente económica,
correspondiente al intercambio y la producción, sino que tiene un carácter político. Esto es
así porque el abismo material y espiritual que se extiende entre proletariados y capitalistas
sienta las bases de la lucha de clases. Por esta razón, a pesar de que en el intercambio exista
una situación provisional de igualdad, el antagonismo emerge y, con él, se devela que la
desigualdad no es solo un estado que se ‘padece’ sino un proceso que se extiende más allá
de lo exclusivamente económico para conformarse como una justificación para la lucha de
clases.

Hasta este punto se ha especificado que en Marx se puntualiza el desarrollo de la


desigualdad en tres etapas: en la primera, el proletariado debe recurrir para sobrevivir al
mercado teniendo como única propiedad su existencia corpórea en donde reside su fuerza
de trabajo. Al mismo tiempo, el capitalista, quien debe recurrir al mercado para aumentar o

14
La desigualdad entre el trabajo y capital, así como el antagonismo entre estos últimos dos, queda oculta por
la aparente igualdad del intercambio, que es postulada por la perspectiva capitalista. Esta situación Marx la
señala de la siguiente manera: “A juicio del burgués, el intercambio individual puede subsistir sin
antagonismo de clases: para él estos dos fenómenos no guardan la menor relación entre sí.” Karl Marx,
Miseria de la Filosofía. Respuesta a la Filosofía de la Miseria de Proudhon [1847], op. cit., p. 41.
15
La igualdad del intercambio para Marx es solo una apariencia que surge cuando el obrero recibe su salario y
supone que por ello es igual al capitalista debido a que ambos poseen la mercancía dinero, símbolo de la
riqueza universal, empero, esta es una ilusión que se revela si se consideran las determinaciones económicas
que están más allá del intercambio. Sobre este punto véase Karl Marx, Elementos fundamentales para la
Crítica de la Economía Política (Grundrisse) [1857-1858], op. cit., pp. 226-227.

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valorizar su capital, inicia este proceso siendo propietario privado de capital. La segunda
etapa es la del intercambio que constituye el sistema de trabajo asalariado. En esta etapa
surge una igualdad aparente e ilusoria entre el proletariado y el capitalista pues ambos se
presentan en el mercado como propietarios de mercancías y, por ello, como iguales. Esa
igualdad, sin embargo, se desvanece y, de hecho, se agrava en la producción por medio de
la creación del plusvalor gracias al proceso de explotación al que es sometido el obrero a
través del trabajo excedente. Esta última etapa no hace sino ampliar la desigualdad material
y espiritual inicial entre la clase proletaria y capitalista al hacer más miserables a la primera
y enriquecer, en la misma proporción, a la segunda. Se entiende entonces que en Marx
existe una etapa de desigualad ex ante del intercambio y la producción y una etapa de
desigualdad ex post, la cual se caracteriza por ser una desigualdad mayor a la que existe
previa al intercambio y que se incrementa en la misma proporción en la que se valoriza el
capital.

La contribución de Marx no se limita a explicar el desarrollo de la desigualdad


como un fenómeno estructural, esencial e inevitable del capitalismo sino, también,
contribuye a entender cómo se conforma y comporta la igualdad como una idea dominante
que niega la desigualdad. En Marx, las ideas, que son entendidas como productos de la
conciencia, no surgen en el vacío, esto es, no se engendran por sí mismas, sino que tienen
su origen en relaciones de producción y condiciones materiales específicas.16 En el caso de
la idea de igualdad, Marx explica que no puede surgir en sociedades basadas en “la
desigualdad entre los hombres y sus fuerzas de trabajo”17, sino que, su origen, está
vinculado a las sociedades en donde se desarrolla la forma-mercancía.18

16
Uno de los principios del método de Marx para explicar el desarrollo del capitalismo es el que sostiene que
las ideas no pueden tener un origen propio, como el idealismo lo consideraba, sino que, por el contrario,
resultan estrictamente de las condiciones materiales de los hombres. Dicho principio Marx lo sintetiza es su
sentencia: “No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia
social lo que determina su conciencia.” Karl Marx, Contribución a la Crítica de la Economía Política [1859],
México, Siglo XXI, 1981, p. 5.
17
Karl Marx, El capital: Crítica de la economía política [1867], op. cit., p. 26.
18
Las sociedades en donde existe la forma mercancía se constituyen a partir del principio de la
intercambiabilidad de las mercancías: los individuos son considerados como propietarios de mercancías (de
capital o de fuerza de trabajo). Este argumento es desarrollo ampliamente por Marx como un análisis que

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El considerar que la idea de igualdad surge en las sociedades existe la forma


mercancía, sin embargo, no explica aún por qué existe, en el capitalismo, la idea de la
igualdad si esta se limita a la esfera del intercambio y esta, por su parte, se encuentra
condicionada por la producción, la cual tiene como conditio sine qua non y, como efecto, la
desigualdad ampliada. ¿Qué causa esta contradicción?

En consonancia con el argumento en torno del origen de la igualdad a partir de las


condiciones de las sociedades en donde existe la forma-mercancía¸ La ideología alemana,
un texto que Marx escribió junto con Engels, proporciona los elementos teóricos para
pensar específicamente la contradicción entre condiciones materiales y las ideas. La
perspectiva materialista que se halla en La ideología alemana explica que una idea no surge
de manera independiente con respecto a los hombres. Las ideas no tienen un origen
autónomo o una historia independiente con respecto a quien la concibe, es decir, para
explicar una idea es insuficiente apegarse a su sola historia, por ello, es menester dirigir la
mirada a las condiciones materiales de los hombres que le dieron origen a dicha idea, de ahí
la importancia de la sentencia: “No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la
que determina la conciencia.”19

La igualdad, como apunta Marx en El capital y en La ideología alemana, no es una


idea que pueda explicarse solo por su definición, sino que se requiere rastrear su desarrollo
en las condiciones materiales y en los hombres que la formularon. La particularidad de esta
idea, como se señaló líneas arriba, radica en que surge en la sociedad de mercancías basada
en el intercambio, sin embargo, dicha idea, niega la desigualdad de la producción. Como se
mostrará a continuación, esto sucede porque la idea de la igualdad es un producto de la
clase dominante, con la que no solo representa su mundo, sino con el que puede dominarlo.

realiza al concepto de igualdad de Aristóteles: “ Aristóteles no podía descifrar por sí mismo, analizando la
forma de valor, el hecho de que en la forma de los valores de las mercancías todos los trabajos se expresen
como trabajo humano igual, y por tanto como equivalentes, porque la sociedad griega estaba basada en el
trabajo de los esclavos y tenia, por tanto, como base natural la desigualdad entre los hombres y sus fuerzas de
trabajo… ” Karl Marx, El capital: Crítica de la economía política [1867], op. cit., p. 26.
19
Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alemana [1845-1846], Madrid, Akal, 2014, p. 21.

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De acuerdo con Marx y Engels: “… Las ideas dominantes no son otra cosa que la
expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones dominantes
concebidas como ideas”.20 Al aplicarse este principio a la idea de la igualdad, puede
explicarse esta como una idea dominante que expresa la dominación de clase tanto en la
producción como en el intercambio. Las ideas dominantes ejercen su dominación al situarse
como independiente de cualquier interés de clase. De esta forma presenta la clase
dominante su interés particular como un interés general que es apropiado por la clase
dominada.21 La igualdad, así, se erige como o un ideal universal que es aprehendido por el
proletariado como si de su propio interés de clase se tratara. La desigualdad y antagonismo
que existe en la producción y que se realiza en el sistema de trabajo asalariado, queda, así,
oculta tras el ideal de igualdad.

Este ocultamiento tiene un proceso específico de operación que puede explicarse a


partir del concepto de ideología expuesto en La ideología alemana de Marx y Engels. La
ideología la entienden como el espacio en el que “… los hombres y sus relaciones aparecen
invertidos como en la cámara obscura, este fenómeno responde a su proceso histórico de
vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su proceso
de vida directamente físico”.22 Si se emplea este concepto de ideología para explicar el
porqué de que el sistema de desigualdad fundado en la producción capitalista se oculte
detrás de la idea de igualdad, puede observarse que esta idea dominante tiene la función de
representar a la sociedad capitalista invertida y fragmentada pues, la desigualdad, la
considera igualdad cuando solo observa el fragmento del intercambio, y no la producción
en sí, de esta manera el sistema de desigualdad es considerado un sistema de igualdad en el
que el antagonismo de las clases sociales queda disuelto.

20
Ibid. p. 39.
21
Sobre cómo las clases dominantes, en un contexto de lucha de clases, imponen sus intereses a las clases
dominadas a través de sus ideas dominantes, Marx y Engels comentan lo siguiente: “En efecto, cada nueva
clase que pasa a ocupar el puesto de la que dominó antes que ella se ve obligada, para poder sacar adelante los
fines que persigue, a presentar su propio interés como el interés común de todos los miembros de la sociedad,
es decir, expresando eso mismo en términos ideales, a imprimir a sus ideas la forma de lo general, a presentar
estas ideas como las únicas racionales y dotadas de vigencia absoluta.” Karl Marx y Friedrich Engels, La
ideología alemana [1845-1846], op. cit., p. 40
22
Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alemana [1845-1846], op. cit., p. 21.

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La idea de la igualdad en Marx no solo puede ser analizada desde la cuestión


ideológica, también puede analizarse desde la cuestión jurídica.23 En Critica al Programa
de Gotha Marx considera que la igualdad se desarrolla en el derecho burgués como un
principio que funciona a partir de la proporción del valor que genera el trabajo de los
productores, es decir, que los individuos son retribuidos de acuerdo con su participación en
la producción; en este escenario, la igualdad consiste solo en el hecho de que todos los
individuos parten del principio del trabajo como medida del valor. La dificultad que
encuentra Marx en esta concepción de la igualdad es que desconoce que los individuos son
desiguales en tanto que no solo sean considerados como obreros, por lo que unos pueden
producir más que otros y, por ello, su proporción es desigual. De acuerdo con esto, el
derecho burgués implicaría designar la misma medida, el trabajo, a individuos que son
desiguales, de tal suerte que su retribución sería desigual y estaría justificado por el
derecho.24 Por ello Marx considera que, provisionalmente, “el derecho no tendría que ser
igual, sino desigual”.25

Marx, en Critica al Programa de Gotha, considera que el derecho burgués no tiene


en cuenta las diferentes necesidades de los hombres por suponerlos como iguales
parcialmente, es decir, solo en tanto su capacidad para producir; por ello señala que es
necesario un principio que contravenga al derecho igual burgués, una especie de derecho a
la desigualdad que reconozca las desigualdades que existen más allá de la producción y
que, por consiguiente, no esté limitado a su capacidad de producir, sino a sus necesidades.

23
En Marx, de lo ideológico, se puede transitar a lo jurídico, porque ambas dimensiones se erigen sobre “la
estructura económica de la sociedad” Karl Marx, Contribución a la Crítica de la Economía Política [1859],
op. cit., p. 4.
24
De esta manera es comentado por Marx: “El derecho de los productores es proporcional al trabajo que han
rendido; la igualdad, aquí, consiste en que se mide por el mismo rasero: por el trabajo. Pero unos individuos
son superiores física o intelectualmente a otros y rinden, pues, en el mismo tiempo, más trabajo o pueden
trabajar más tiempo… Este derecho igual es un derecho desigual para trabajo desigual” Karl Marx, “Crítica
del Programa de Gotha” [1875] en Karl Marx y Friedrich Engels, Obras escogidas, vol. 2. Madrid: Akal,
1975, p. 16.
25
Karl Marx, “Crítica del Programa de Gotha” [1875], op. cit., p. 16-17.

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De ahí la sentencia que Marx recupera para sintetizar la concepción de igualdad en el


comunismo: “¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, ¡según sus necesidades!”26

Para finalizar puede apuntarse que la contribución de Marx al estudio de la


desigualdad no se limita a lo económico ni a una cuestión de distribución de ingreso o
riqueza. La desigualdad capitalista27 se encuentra entre “los hombres y sus fuerzas de
trabajo”.28 Esto entraña que la desigualdad es de orden material, no limitado a lo
‘económico’, y es su punto de partida. Asimismo, la desigualdad es una condición de la
producción que se agudiza a causa de la explotación, es decir, no es un estado, sino un
proceso de contradicción. La desigualdad es entonces un escenario en el que la miseria
proletaria y la riqueza capitalista muestra una dependencia irrestricta que,
contradictoriamente, guarda una estrecha relación de antagonismo pues la miseria y la
riqueza se realizan en clases sociales antagónicas. Este es el motivo para comprender que la
desigualdad tiene una dimensión política como trasfondo de la lucha de clases.

La antítesis de la desigualdad, la igualdad, es una idea de clase para dominar, no es


universal y surge en condiciones materiales particulares: las sociedades en las que se
desarrolla la forma-mercancía basada en el intercambio. La idea de la igualdad oculta la
desigualdad que implica la producción, además, hace del régimen de desigualdad un
régimen de aparente igualdad en la que no reconoce el antagonismo y la lucha de clases al

26
Ibid., p. 17.
27
Es necesario dejar en claro que, en Marx, la desigualdad no surge en el capitalismo sino con el surgimiento
de las clases sociales, cuestión que comenzó a desarrollar primigeniamente en la La ideología alemana con la
cuestión de la división del trabajo y la propiedad: “Con la división del trabajo, que lleva implícitas todas estas
contradicciones y que descansa, a su vez, sobre la división natural del trabajo en el seno de la familia y en la
división de la sociedad en diversas familias contrapuestas, se da, al mismo tiempo, la distribución y,
concretamente, la distribución desigual¸ tanto cuantitativa como cualitativamente, del trabajo y sus productos;
es decir, la propiedad, cuyo primer germen, cuya forma inicial se contiene ya en la familia, donde la mujer y
los hijos son los esclavos del marido”. Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alemana [1845-1846], op.
cit., p. 26. Asimismo, en los Grundrisse, especifica que existe una ‘disparidad natural’ ente los individuos, lo
que implica, en Marx, la existencia de una especie de principio de desigualdad entre los hombres que se
expresa en sus necesidades diferentes. De hecho, para Marx, este principio sustenta la ‘igualdad social’ que
emerge en el intercambio simple de mercancías: “Este contenido del intercambio, completamente ajeno a su
determinación económica, lejos de amenazar la igualdad social de los individuos, convierte más bien su
disparidad natural en fundamento de su igualdad social… De esta manera, la diversidad natural los pone
correlativamente en la relación de la igualdad.” Karl Marx, Elementos fundamentales para la Crítica de la
Economía Política (Grundrisse) [1857-1858], op. cit.¸ pp. 181-182
28
Karl Marx, El capital: Crítica de la economía política, t. 1, op. cit., p. 26.

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suponer que la sociedad está basada en propietarios iguales, lo que ideológica y


jurídicamente también está respaldado.

Con Marx es posible dar cuenta de que la búsqueda de la igualdad contemporánea,


encabezada por organismos como el FMI, obedece a un interés de clase. Marx muestra que
una sociedad de iguales, bajo el capitalismo, es imposible por los principios en los que
opera (la explotación y la búsqueda ad infinitum de la valorización del capital). Es por esto
por lo que, las medidas que el FMI sugiere para reducir la desigualdad,29 no pueden ser
fecundas si el régimen de propiedad actual persiste. La misma justificación de la igualdad
supone una utopía de clase que sirve para contener la lucha de clases al negarla y creer que
es necesario vivir en sociedades de individuos libres e iguales, como si de manera
voluntaria erigieran, estos individuos, un sistema de trabajo asalariado que los reconoce
únicamente como mercancías que tienen la particularidad de crear valor que no les
pertenece.

Marx plantea en definitiva una doble crítica: la primera de ellas a las desigualdades
del capitalismo y, la segunda, a la idea de igualdad. Hoy, tanto el interés capitalista de
lograr la igualdad, así como las desigualdades que configuran las sociedades, son
observables, por ello, la crítica a ellas, también lo es, sobre todo cuando la búsqueda de una
sociedad de iguales parece querer ser erigida para lograr un capitalismo ‘igualitario’ que no
reconozca que el principio de su estructuración sigue siendo la enajenación del trabajo y la
inevitable tendencia del capitalismo de ‘alimentarse’, in crescendo, de la miseria del
proletariado, de quien extrae en su totalidad la riqueza que después emplea para someterlo.

Marx contribuye a distinguir que el camino de la igualdad que hoy la clase


capitalista impone como interés y valor general a la clase proletaria no es el adecuado para
buscar una sociedad justa. Asimismo, demuestra que las medidas que la clase capitalista

29
El FMI apunta que las medidas de apertura financiera y de control del gasto del Estado, pilares de la agenda
neoliberal, deben ser replanteados por su posible responsabilidad en la generación de desigualdad por falta de
crecimiento económico. Al respecto, consúltese: Jonathan D. Ostry, Prakash Loungani y Davide Furceri, “El
neoliberalismo ¿Un espejismo?”, Finanzas & Desarrollo, 53 (2), 2016, pp. 38-41,
https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2016/06/pdf/ostry.pdf

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impone para lograr la igualdad, por medio de Estados, organismos internacionales y


empresas, no benefician a la clase proletaria, solo buscan continuar extendiendo su capital a
través del valor de la igualdad, lo cual no tienen ningún reparo en ocultar. Por ello, es
importante que la clase proletaria no se adhiera a la idea de igualad capitalista, no se
apropie de ella como si de su interés de clase se tratara pues, de hacerlo, corre el riesgo de
continuar alimentando y legitimando la dominación a la que actualmente es sometida de la
manera más sutil posible: al hacerle creer que es igual a sus explotadores y, por ello, que no
existe ella como clase.

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