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(Aladdin y Abu se acercan a una tienda de frutas, pero son detenidos por el
guardia del palacio, Razoul.)
Razoul: ¡Alto ahí! ¿Qué crees que estás haciendo aquí, muchacho?
Razoul: (Con desdén) No me importa tus excusas. Este mercado está fuera de
los límites para los ladrones como tú. ¡Lárgate!
(Aladdin y Abu se encuentran con Jafar, el astuto visir del Sultán, y su loro, Iago.)
Jafar: (Con una sonrisa siniestra) ¿Qué tenemos aquí? Parece que hemos
encontrado a un joven con talento para el sigilo.
Jafar: Oh, nada más que un pequeño favor. Veo que eres ágil y astuto,
cualidades que podrían ser útiles para alguien como yo.
Jafar: (Con insistencia) Oh, ven, Aladdin, no tienes nada que perder y mucho
que ganar. Solo necesito que me traigas algo de la Cueva de las Maravillas, y te
recompensaré generosamente.
Aladdin: (Mirando la cueva con asombro) ¡Guau! Esto es increíble, Abu. Pero
debemos tener cuidado. Jafar dijo que había peligros aquí.
(Aladdin y Abu avanzan con cautela por la cueva, evitando trampas y superando
obstáculos. Finalmente, encuentran la lámpara mágica.)
Jafar: (Con una risa malvada) Creo que me quedaré con eso, si no te importa.
(Jafar intenta arrebatar la lámpara a Aladdin, pero en el caos que sigue, Abu
logra quitarle la lámpara a Jafar y se la pasa a Aladdin. Aladdin frota la lámpara
y aparece el Genio.)
Escena 4: El Palacio
Jafar: (Con ira) ¡Tú! ¡No puedo creer que hayas logrado escapar de la cueva!
Aladdin: (Con valentía) Y no puedo creer que hayas intentado engañarme, Jafar.
Pero ahora tengo el poder de la lámpara mágica, y no dejaré que lo uses para
tus propios fines malvados.
Jasmine: (Con admiración) Aladdin, has demostrado ser valiente y noble. Eres
un verdadero héroe.
Aladdin: (Con humildad) Gracias, Jasmine. Pero no habría podido hacerlo sin la
ayuda de mis amigos.
Genio: (Con una sonrisa) ¡Y no olvides a tu amigo el Genio! Has usado dos de
tus tres deseos, pero aún te queda uno. ¿Qué vas a pedir?
(Fin de la obra.)