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Reseña
Andrea Janet Durán Cruz
Esta reseña trata de los capítulos 1, 2 y 4 de Cómo se pinta un mural escrito por
Siqueiros. La idea principal del primer capítulo explica que la obra mural no puede
ser concebida como una obra aislada, ya que a diferencia de las otras expresiones
artísticas como la pintura de caballete que no está pensada para ser expuesta en un
lugar en específico, los murales desde su creación son pensados para un espacio
determinado: una pared, bóveda o edificio y el tipo de edificio (gubernamental, de
educación, al aire libre,etc.) para qué personas va dirigido y desde qué perspectiva
espacial será visto por el público. Por lo que la obra mural está inmersa en el
espacio y lugar donde se encuentra, no es una obra aislada y se tiene que
comprender a la misma como un conjunto de muchas partes, así como su contexto
completo.
El segundo capítulo es más complejo, ya que hace una serie de críticas al muralismo
mexicano exponiendo a (como Siqueiros llama) el “monopolio de los tres grandes”.
Critica el mexicanismo, nacionalismo y la revolución populista que pinta Diego
Rivera en su obra; al artepurismo y a la teoría política de Clemente Orozco;
finalmente, se critica a él mismo respecto a los temas que trata en sus murales.
También reprueba a la academia y el cómo este modelo educativo limita la expresión
creativa de los jóvenes artistas.
Otro de los temas que se habla en el capítulo 2 es el qué hacer con los edificios
viejos , opina que redecorarlos con los estilos propios de su época de creación es
absurdo, por lo que hay que adaptarlos a la modernidad y así fusionar lo antiguo y lo
moderno para así apropiarse de los espacios y formar parte de ellos, generando un
dinamismo entre la sociedad y los lugares que se habitan. Igualmente habla de no
sólo decorar por lo estético sino hacer murales en el exterior para que sean vistos y
transmitan un mensaje a las personas.
Bibliografía