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MINORÍA DE EDAD DE ISABEL II

En 1833, tras la muerte de Fernando VII, su hija Isabel II, con solo tres años, asumió el
trono. Dada su minoría de edad, su madre, M.ª Cristina (1833-1840), y posteriormente el
general Espartero (1840-1843), ejercieron la regencia. Este período se caracterizó por dos
eventos significativos: la guerra civil entre isabelinos y carlistas, conocida como las "Guerras
Carlistas" (1ª Guerra Carlista 1833-39), que surgió a raíz de la defensa de los derechos
sucesorios de Isabel frente a don Carlos; y la formación de los partidos liberales, el
moderado y el progresista, que a lo largo del reinado de Isabel II protagonizaron numerosos
pronunciamientos en su búsqueda por el poder.

La inestabilidad política y el conflicto militar


En sus inicios, el Estado liberal experimentó una constante interferencia de la Corona y el
ejército en los asuntos políticos, generando inestabilidad a lo largo del reinado de Isabel
II. La reina favoreció a los moderados sobre los progresistas, cediendo el poder a estos
últimos solo bajo presión de revoluciones o pronunciamientos. Acompañada por una
camarilla de confianza, Isabel II influyó directamente en las decisiones políticas,
obstaculizando la estabilidad del sistema.

El ejército, arraigado desde el Antiguo Régimen, aumentó su prestigio tras victorias en la


Guerra de Independencia y la guerra carlista. Colaborando con partidos políticos,
protagonizó pronunciamientos para derribar gobiernos, fusionando liderazgo militar y
político hasta la separación lograda por Cánovas en 1875.

La debilidad del sistema liberal se atribuyó no sólo a la intervención de la Corona y el


ejército, sino también a factores como el sufragio restringido, excluyendo a gran parte de
la población de la participación política. La manipulación de resultados electorales y la
suspensión de garantías constitucionales mediante estados de excepción o guerra por
diferentes gobiernos también contribuyeron a la inestabilidad del sistema.

El sistema de partidos

Con la instauración del sistema liberal, surgió la necesidad de un sistema electivo para
designar a los representantes de las Cortes, diputaciones y ayuntamientos. Los partidos
políticos se convirtieron en los vehículos a través de los cuales se seleccionaban a los
miembros de estos organismos. Es crucial entender que, a pesar de denominarlos
"partidos", no se asemejaban a las organizaciones contemporáneas. En la España de
entonces, el parlamentarismo estaba en sus inicios, y la población, mayoritariamente rural,
carecía de una tradición política arraigada. Estos partidos eran más bien agrupaciones de
notables, es decir, personas alrededor de una figura destacada civil o militar, sin una
organización permanente, que defendían principios básicos con flexibilidad según las
circunstancias. La unión entre sus miembros a menudo se basaba en intereses económicos
o personales, utilizando la prensa como medio para alcanzar el poder.
ABSOLUTISTAS
(carlistas o realistas puros)

LIBERALES Moderados
(Isabelinos) Martínez de la Rosa, Toreno,
Narváez, Bravo Murillo.

Entre las dos opciones surgió Unión Liberal


otra de carácter centrista: O’Donnell , Serrano

Progresistas
Mendízabal, Espartero,
Madoz, Prim.

Opciones más radicales Demócratas o Radicales Republicanos


Pi y Margall, Salmerón

Durante el reinado de Isabel II se fueron formando las diferentes opciones políticas que
dominaron en España a lo largo del siglo XIX.
En un primer momento los liberales se dividieron en moderados y progresistas, estos dos
grupos controlaron la vida política durante décadas y se fueron alternando en el poder.

Ideales

MODERADOS PROGRESISTAS

Grupos Clases altas Mediana y pequeña burguesía.


que les apoyaban (grandes propietarios y la alta
burguesía)

Soberanía Compartida entre la Corona y Soberanía nacional plena.


las Cortes. El rey contaba con
amplios poderes en detrimento
de las Cortes)

Sufragio Restringido (en función de la Sufragio más amplio


riqueza). Los demócratas defienden un sufragio
universal masculino.

Monarquía Monarquía constitucional Limita el poder de la Corona. No


intervención del monarca en la vida
política, algunos radicales defenderán la
República.
Organización Defensa de la centralización del Descentralización.
Político Estado. El gobierno central Autonomía y participación popular en la
administrativa elegía a los miembros de las elección de los poderes locales y
diputaciones y ayuntamientos. provinciales.
Aceleran las desamortizaciones

Iglesia Confesionalidad del Estado. Estado confesional con libertad de cultos.


Apoyo a la influencia de la Limitación del poder de la Iglesia.
Iglesia Católica en la sociedad. Sociedad más laica.
Contrarios a las Los demócratas defendieron la separación
desamortizaciones de Iglesia y Estado.

Ejército Apoyo de cuerpos Defensa de la Milicia Nacional (ciudadanos


profesionales: Ejército y armados defensores del liberalismo)
Guardia Civil . Supresión de la progresista).
Milicia Nacional.

Reformismo Reformas restringidas , Reformas más profundas. Impulsores de


respetando algunos derechos las desamortizaciones.
de los privilegiados.
Freno a la desamortización

Derechos Limitación de derechos Ampliación de los derechos individuales y


individuales y colectivos colectivos.
(prensa, opinión, asociación…)

Líderes Martínez de la Rosa, Toreno, Mendizábal, Espartero.


Narváez, Bravo Murillo

En 1849, un grupo de diputados progresistas insatisfechos con su partido originó la


formación del Partido Demócrata, abogando por una radicalización del progresismo que
incluía la defensa del sufragio universal masculino, la soberanía nacional y la monarquía sin
intervención política. Sin embargo, dentro de este partido surgieron los republicanos,
quienes abogaban por el fin de la monarquía.

En 1854, una nueva facción política llamada la Unión Liberal emergió de la alianza entre los
moderados más avanzados y los progresistas más moderados. Esta nueva formación,
fundada por el general O’Donnell, adoptó una postura centrista.
REGENCIAS (1833-1843)

Regencia de M.ª Cristina de Borbón 1833-1840

A. Primera Guerra Carlista(1833-1839)


La reina Isabel II asumió el trono a la temprana edad de tres años, dejando a su madre, M.ª
Cristina de Borbón, a cargo de la regencia. Sin embargo, el inicio de su reinado estuvo
marcado por un levantamiento armado liderado por los partidarios del pretendiente Carlos
M.ª Isidro, hermano de Fernando VII. Estos opositores rechazaban a Isabel como reina
debido a la abolición de la Ley Sálica mediante la Pragmática Sanción promulgada por
Fernando VII.

Este conflicto desató una prolongada guerra civil que duró siete años. Inicialmente, el
bando isabelino contó con el respaldo de parte de la alta nobleza, la jerarquía eclesiástica y
la administración. Ante la necesidad de fortalecer su causa, la regente buscó el apoyo de
los liberales, quienes vieron en esta alianza la posibilidad de alcanzar sus ideales. Por otro
lado, los carlistas agruparon a pequeños nobles rurales, miembros del bajo clero y
campesinos de ciertas regiones del país, temerosos de perder sus tierras debido a las
reformas agrarias prometidas por los liberales. El carlismo tuvo una fuerte presencia en
Navarra, el País Vasco, la zona norte del Ebro y el Maestrazgo.

Bajo el lema "Dios, Patria, Fueros, Rey", los carlistas se identificaban como ultracatólicos,
absolutistas y fueristas. Su programa político se centraba en la oposición radical a las
reformas liberales, la defensa de la monarquía absoluta, el tradicionalismo católico y la
protección de los fueros vasco-navarros en oposición a la centralización política.

La guerra civil tuvo como protagonistas a dos figuras destacadas: el carlista Zumalacárregui
y el liberal Espartero. A partir de 1837, las derrotas carlistas se sucedieron, y Don Carlos se
vio obligado a huir a Francia. La contienda llegó a su fin con el Convenio o Abrazo de
Vergara (1839), un acuerdo firmado por Espartero y Maroto, el principal líder carlista tras
la muerte de Zumalacárregui. Este convenio reconoció los grados militares de los que
habían luchado en el ejército carlista, respetó los fueros vasco-navarros y llevó a la
liberación de los prisioneros.

B. Evolución política durante la regencia de M.ª Cristina de Borbón


Durante la regencia de M.ª Cristina, se vivieron seis cambios de jefe de gobierno, cuatro de
orientación moderada y dos progresista, con mandatos de aproximadamente un año. A
pesar de no compartir la misma ideología, la regente tuvo que colaborar con ellos para
asegurar el reinado de su hija Isabel.

El primer líder fue Cea Bermúdez en 1833, quien dividió España en 49 provincias. Le siguió
Martínez de la Rosa, que introdujo reformas moderadas, destacando el Estatuto Real de
1834, conservador y estableciendo Cortes bicamerales y estamentales con funciones
meramente consultivas. El monarca mantenía amplios poderes, sin reconocer la soberanía
nacional ni la separación de poderes, y aunque reconocía algunos derechos y libertades
políticas, eran limitados.
Luego, el gobierno pasó al moderado Conde de Toreno en 1835, sucedido por el
progresista Mendizábal en 1836, quien llegó al poder tras un levantamiento. Mendizábal
destacó por llevar a cabo una importante desamortización eclesiástica.

DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL 1836

OBJETIVOS Para paliar los gastos de la guerra civil (carlista) y la bancarrota de la


Hacienda.

SECTORES A LOS QUE A las órdenes religiosas, excepto aquellas que se dedicaban a la pública
ALCANZÓ beneficencia. Todos los conventos y bienes de las órdenes religiosas fueron
declarados propiedad del Estado.

FORMAS DE PAGO La venta de los bienes desamortizados se haría en pública subasta, previa
tasación oficial, con dos procedimientos de pago.

CONSECUENCIAS Se beneficiaron los que más tenían. Algunos latifundistas como el duque de
Alba vieron aumentar sus propiedades. La desamortización no fue una
reforma agraria. Representó el fin del dominio territorial del clero, el
enriquecimiento de la burguesía que compró gran parte de estas tierras y el
incremento en la producción y mayor tecnificación.
Como urgía vender, las subastas se hicieron a bajos precios lo que benefició a
algunos compradores.

En este mismo año 1836 le sucedió el moderado Javier Istúriz, el levantamiento


protagonizado por los sargentos en el palacio de La Granja forzó su destitución y obligó a
la regente a volver a poner en vigor la Constitución de 1812. Por último José Mª Calatrava
de tendencia progresista en cuyo mandato se aprobó la Constitución de 1837.

CONSTITUCIÓN DE 1837

Forma Monarquía constitucional

División de Aunque se establecía la división de poderes (arts. 12. 45 y 63), el régimen se


poderes caracterizaba por la colaboración entre los mismos (permitía la colaboración
entre el gobierno y las Cortes)

Poder ejecutivo El rey tenía derecho de veto por una legislatura. Nombraba a sus ministros y
disolvía las Cortes y compartía el poder legislativo con las Cortes.
Poder legislativo Las Cortes bicamerales: el Congreso de los Diputados era elegido de forma
directa y censitaria entre los varones mayores de 25 años. El Senado ( tenía una
composición mixta: por un lado había senadores de base electiva, designados
por el Rey entre los incluidos en una triple lista que confeccionaban los mismos
electores que concurran a las elecciones al Congreso y por otro, había senadores
a título propio, que eran los hijos del Rey y del heredero inmediato a la Corona
desde que cumplían los veinticinco años.

Poder judicial Tribunales de justicia independientes

Iglesia Se mantenía el culto y a los ministros de la religión católica. Se garantizaba la


libertad religiosa, no se prohibían otras religiones.

Sufragio Censitario (mayores contribuyentes y varones de cierto nivel intelectual)

Ejército? Reorganiza la Milicia Nacional

Soberanía Soberanía compartida entre el rey y las Cortes

La Constitución de 1837, a pesar de las expectativas de progresismo, resultó menos


avanzada debido a la mayoría moderada en las Cortes de octubre de 1836. Tras su
aprobación, los moderados ganaron las elecciones de 1837, gobernando de manera
autoritaria y limitando libertades, incluso frenando la desamortización eclesiástica. La Ley
de Ayuntamientos de 1840 fortaleció el poder de la Corona al permitirle nombrar alcaldes
de capitales provinciales.

La renuncia de M.ª Cristina y el liderazgo de Espartero como Regente (1840-1843)


marcaron un cambio. A pesar de su popularidad inicial por victorias en la Guerra Carlista,
su gobierno se volcó hacia el autoritarismo, generando oposición de moderados y
progresistas. La firma de un acuerdo con Inglaterra provocó protestas en Barcelona, y el
bombardeo de la ciudad llevó a la pérdida de popularidad de Espartero.

Una sublevación militar, apoyada por moderados y algunos progresistas, puso fin a la
Regencia de Espartero, permitiendo la coronación de Isabel II, a pesar de tener solo
catorce años.

MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II (1843-1868)


Después del pronunciamiento de los moderados liderados por Narváez, comenzó el reinado
personal de Isabel II, que se dividió en tres etapas: la Década Moderada, el Bienio Progresista y la
etapa de moderantismo, que concluyó tras el movimiento revolucionario progresista de 1868.
En política interior estos años se caracterizaron por:
- La centralización política.
- Los numerosos pronunciamientos como forma fácil de acceder al poder.
- El gran protagonismo del ejército (ya que la mayoría de los presidentes de Gobierno eran
militares, generales) y del partido liberal moderado.
- El sentimiento de aislamiento que tenía el partido liberal progresista porque la reina se sentía más
cómoda o cercana al ideario de los moderados.
- La lucha constante entre liberales moderados y progresistas para imponer su ideario.
- El nacimiento de la Revolución Industrial.

Década Moderada (1844-1854)

De 1844 a 1854, los moderados gobernaron España. El primer gobierno estuvo presidido por
Narváez, quien instauró un gobierno autoritario, centralista y represivo. Durante este periodo, se
iniciaron una serie de reformas importantes, como la creación de la Guardia Civil en 1844. Esta
fuerza armada fue encargada de aplicar la ley y el orden, especialmente en las zonas rurales para
reprimir las revueltas campesinas y a los bandoleros. Los moderados pretendían terminar con la
Milicia Nacional que se organizaba en las ciudades y era de tendencia progresista.

Otra reforma importante fue la tributaria de Mon-Santillán en 1845, que terminó con las últimas
aduanas internas y privilegios. Puso la contribución territorial, aplicado a cada persona en función
de sus propiedades, principalmente agrarias. Estableció un impuesto a los inmuebles por
arrendamiento o venta y el impuesto de Consumos (gravaba los productos de consumo diario y
afectaba sobre todo a las clases bajas).

Durante este periodo, se aprobaron el Código Penal de 1848 y un Código Civil de 1850. Además, se
impuso el servicio militar obligatorio a través de un sistema de quintas por sorteo. Un joven a
cambio de dinero podía comprar un sustituto y librarse del servicio militar.

La actuación más relevante de Narváez fue la aprobación de la Constitución de 1845, que supuso
un retroceso respecto de la de 1837. La nueva constitución aumentó las atribuciones y el poder del
monarca e implantó un sufragio más limitado. La soberanía se compartía entre las Cortes y el rey.
Se implantó una monarquía constitucional en la que se aumentó el poder del monarca. El
parlamento tenía dos cámaras: el Congreso, cuyos miembros eran elegidos por sufragio censitario
muy restrictivo, tan sólo participaba un 1% de la población; y el Senado, cuyos miembros eran
elegidos por el rey a su libre voluntad (a diferencia de la del 37) y cuyos cargos estaban reservados
a personas con una determinada renta. No había una división de poderes real, aunque sobre papel
las Cortes tenían el poder legislativo, en la práctica el gobierno podía gobernar por decreto. El rey
tenía poder de veto absoluto y podía convocar y disolver las Cortes a su gusto. Se garantizó la
igualdad de los ciudadanos ante la ley, pero se limitó el derecho de imprenta. Se consideró oficial
la religión católica y se garantizó su mantenimiento. Por la Ley de Ayuntamientos del 1845, estos
eran elegidos por el gobierno central.

Durante el periodo de 1846-49, los carlistas protagonizaron un levantamiento en Cataluña conocido


como la “Guerra dels Matiners”. Se levantaron en armas partidas de guerrilleros campesinos,
llamados matiners porque atacaban antes de salir el sol. Apoyaron la candidatura al trono del
segundo pretendiente carlista, el conde de Montemolín “Carlos VI”, hijo mayor de Carlos M.ª Isidro.
Hubo un intento de casar a Isabel con el pretendiente carlista, pero terminó en fracaso pues la reina
se casó con su primo Francisco de Asís de Borbón. Finalmente, con la intervención del ejército y de
la Guardia Civil, el levantamiento fue rápidamente reprimido.
Durante el gobierno de Juan Bravo Murillo, se inició un periodo de buenas relaciones con la Iglesia
tras la firma del Concordato con la Santa Sede en 1851. Por este acuerdo, el papa reconocía a
Isabel como reina y aceptaba la desamortización eclesiástica. A cambio, el Estado subvencionaría a
la Iglesia y le daría competencia en educación y moral pública. Le sucedieron en el gobierno Roncali
y posteriormente Sartorius. Este último tuvo que hacer frente al levantamiento de progresistas,
demócratas, republicanos y un grupo de moderados con O’Donnell al frente, conocido como “La
Vicalvarada”. Además, publicaron el “Manifiesto de Manzanares” en 1854 en el que exigían una
ampliación de las libertades. El Manifiesto dejó claro lo que los progresistas exigían: el
mantenimiento de la monarquía pero sin “camarillas” (grupo de personas cercanas a la reina que
sin tener cargo político influyen en sus decisiones), el cumplimiento de las leyes fundamentales
(Constitución) y su mejora, la rebaja de los impuestos en una clara alusión al impopular impuesto
de Consumos de Alejandro Mon, el respeto de la antigüedad y méritos entre militares y civiles, la
descentralización al hablar de “independencia local”, y la recuperación de la Milicia Nacional.

Bienio Progresista (1854-56)


Los levantamientos en Vicálvaro y la publicación del Manifiesto de Manzanares llevaron a las
adhesiones de otros generales así como a un gran respaldo popular hacia la rebelión. El golpe
triunfó y esto provocó la formación de un gobierno progresista presidido por Espartero y con
O’Donnell al frente del Ministerio de Guerra. En estos dos años se iniciaron algunas reformas con el
fin de impulsar la economía, algunas de ellas fueron:
- Ley de Ferrocarriles 1855, que pretendía fomentar la expansión de este medio de transporte en
España.
- Implantación del sistema de telégrafo, la ampliación de la red de carreteras y el desarrollo de la
minería.
- La Desamortización de Madoz 1855.

DESAMORTIZACIÓN DE MADOZ 1855

OBJETIVOS Uno de sus principales objetivos fue la financiación del Plan de Ferrocarriles.
La reducción de la deuda pública y la modernización del país.

SECTORES A LOS Se nacionalizaron y se pusieron en venta los bienes municipales, es decir, la propiedad colectiva o
QUE ALCANZÓ comunal, pero también todos los bienes nacionalizados previamente que eran propiedad
eclesiástica.

FORMAS DE PAGO El pago debería hacerse en general en metálico.

CONSECUENCIAS Tuvo efectos sociales muy negativos:


Recayó sobre tierras comunales que los Ayuntamientos dedicaban al abastecimiento de leña o
pasto o cedían en pequeñas parcelas a braceros, resultando de gran utilidad para el conjunto de
los ciudadanos.
La desamortización de Madoz duplicó en volumen a la de Mendizábal. El ferrocarril no fue lo
rentable que se esperaba.
Se elaboró la Constitución de 1856, conocida como “non nata” porque no llegó a entrar en vigor.
Finalmente el aumento de la conflictividad social y la falta de apoyo de los demócratas (al no
implicarse Espartero en la problemática obrera y defraudar a las clases oprimidas) fue aprovechado
por O’Donnell que con el apoyo de los moderados forzó la destitución de Espartero.

Retorno del moderantismo y la Unión Liberal (1856-1868)

Entre 1856 y 1868, los unionistas (es decir, la Unión Liberal: el partido de O’Donnell) y los
moderados se alternaron en el poder, mientras que los progresistas se situaban cada vez más fuera
del sistema político, en parte debido a la actitud de la reina, que se decantaba de manera muy clara
por los moderados. Durante el gobierno del moderado Narváez se aprobó la Ley de Instrucción
Pública del Ministro Moyano 1857, que fue la primera gran ley de educación en España, dividiendo
la enseñanza en tres grados (primaria, secundaria y universitaria). En esta etapa tuvo lugar una
nueva expansión económica: instalación de líneas de ferrocarril, construcción de carreteras,
crecimiento de la industria textil catalana.

Además, durante el gobierno de O’Donnell, se llevaron a cabo varias aventuras coloniales. En la


Guerra de África o Primera Guerra de Marruecos 1859-60, O’Donnell acusó al sultán de Marruecos
de no reprimir con suficiente dureza a los rifeños que hacían exploraciones en Ceuta, por lo que
declaró la guerra al sultán. Se desató en España una ola de patriotismo y hubo un gran número de
reclutas voluntarios. El general O’Donnell dirigió las tropas junto con Juan Prim venciendo en la
batalla de Wad-Ras, tras esta victoria España se anexionó el Ifni y amplió el territorio de Ceuta y
Melilla. En la Expedición a la Cochinchina, España se unió a Francia contra el reino de Vietnam por
el asesinato de sacerdotes católicos, incluido un sacerdote español. Francia se anexionó territorios,
pero España sólo obtuvo privilegios comerciales. También se llevó a cabo una Expedición en
México.

A partir de 1863, España experimentó una grave crisis económica que incluyó el hundimiento de
los bancos y del valor de las acciones invertidas en el ferrocarril, la interrupción de las
construcciones ferroviarias por la pérdida de valor de las compañías del ferrocarril, la sucesión de
malas cosechas que provocaron la falta de alimentos básicos, y el bloqueo del comercio del
algodón debido a la Guerra de Secesión americana, lo que ocasionó la subida del precio de esta
materia prima. La industria textil catalana se vio afectada por el desabastecimiento de algodón

Además, los últimos gobiernos ejercieron un fuerte autoritarismo que, junto con el
intervencionismo de la reina y la marginación de los progresistas, provocaron un enorme
descontento popular que se tradujo en numerosos levantamientos que fueron duramente
reprimidos. Entre ellos destacó la Matanza de San Daniel en 1865 (durante un gobierno de
Narváez), en la que los estudiantes de la Universidad Central de Madrid se levantaron en favor de su
rector (Emilio Castelar) que en un diario había criticado a la reina y por ello había sido destituido
como rector. También destacó la Sublevación de los sargentos del Cuartel de San Gil en 1866
(durante un gobierno de O’Donnell), en la que militares progresistas y demócratas querían que la
reina adoptara medidas progresistas y que consiguieron el apoyo de los barrios más humildes. Esta
revuelta popular en Madrid fue duramente reprimida y terminó con numerosos fusilamientos y más
de mil detenidos.
En la década de 1860, la oposición hacia la Corona se fue haciendo mayor, y las prácticas
autoritarias de los últimos gobiernos moderados (que tuvieron que hacer frente a motines,
levantamientos y pronunciamientos revolucionarios) fueron extendiendo su impopularidad. En
agosto de 1866, se firmó el Pacto de Ostende en Bélgica, una conspiración política entre los
progresistas (partido liderado en este momento por el héroe de guerra en Marruecos y México Juan
Prim) y los demócratas con Emilio Castelar o Francisco Pi y Margall. Por este pacto, se
comprometieron a luchar por el establecimiento de un régimen democrático a partir de un
programa que incluiría el derribo de Isabel II, el nombramiento de un gobierno provisional y la
formación de una asamblea constituyente elegida por sufragio universal directo que decidiría la
futura forma de Estado (monarquía o república). En 1867, después de la muerte de O’Donnell, los
unionistas –dirigidos ahora por el general Serrano– se incorporaron al acuerdo para derrocar a
Isabel II. En septiembre de 1868, tuvo lugar la Revolución Gloriosa que supuso el hundimiento de la
monarquía (Isabel II fue destronada), el fin del gobierno moderado (de Narváez) y el inicio del
Sexenio Democrático o Revolucionario.

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