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CONCLUSIONES …………………………………………………………………………………. 14
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LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA MORAL LA ÉTICA ES NORMATIVA
Se entiende a la ética como la reflexión de la moral. Y es esta ultima las que
da acciones ante las situaciones.
LOS SABERES PRÁCTICOS
Aristóteles divide a los saberes en teórico, poéticos o productivos; y prácticos.
El primero se basa en observar hechos y preguntarse las cusas de los mismos, puesto
que lo que sucede alrededor no es condicionado por el hombre. El segundo, se basa
en la técnica y en los productos de los artistas. Por último, ya que se basan en la
práctica, la ética está dentro de este, siendo la practica acciones que se toman. Sin
embargo, en si misma también está dividida, concibiendo por ello la filosofía política,
del derecho y de la moral.
El término de la moral, aquí y ahora
EL TÉRMINO MORALIDAD
Se usa el termino moralidad para denotar esa dimensión de la vida humana a
la que hacemos referencia como “lo moral”: se trata de esa forma común a las
diversas morales que nos permite reconocerlas como tales a pesar de la diversidad
de sus contenidos respectivos.
Pese a la diversidad de los contenidos, puede rastrearse lo moral o la
moralidad en una serie de rasgos comunes a las distintas morales. ¿Qué rasgos son
esos? Toda moral cristaliza en juicios morales (esa conducta es buena, aquella
persona es honrada, el reparto ha sido justo), estos juicios mencionados tienen ciertas
afinidades.
Estas coinciden en referirse a lo que los seres humanos anhelan, quieren,
desean, necesitan, consideran valioso o interesante. Se pueden distinguir dos juicios
según el contenido los que se refieren a lo justo y los que tratan de lo bueno. Estos
juicios no necesariamente expresan las mismas cosas en todas las épocas y
sociedades, difieren en lo que entienden por justo y bueno.
Es así como la moralidad es un fenómeno muy complejo y que por ello admite
diversas interpretaciones, pero no se debe perder de vista el hecho de que tal
diversidad de concepciones pone en manifiesto la existencia estructura común de los
juicios en que se expresan.
EL TÉRMINO ÉTICA
Llamamos moral a ese conjunto de principios, normas y valores que cada
generación trasmite a la siguiente con la confianza de que se trata de un buen legado
de orientaciones sobre el modo de comportarse para llevar una vida buena y justa. Y
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llamamos Ética a esa disciplina filosófica que constituye una reflexión de segundo
orden sobre los problemas morales.
LA ÉTICA NO ES NI PUEDE SER NEUTRAL
FUNCIONES DE LA ÉTICA
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La forma del saber filosófico es el concepto, presenta ventajas como:
EL TÉRMINO METAÉTICA
Una persona llega a madurar cuando se siente identificado con una comunidad,
porque su personalidad se basa en las costumbres y virtudes que la comunidad le
exige, en este sentido la moralidad se entiende como una tarea que todos los
miembros de la comunidad deben lograr para poder desarrollarse y alcanzar una vida
con sentido.
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representan las cualidades que deberían tener y no tener los gobernantes, también
nos muestra los efectos que estos dos tipos de gobiernos tienen en la vida de las
personas ya sea para bien o para mal.
Al contemplar el mural de Lorenzetti podemos definir la filosofía política
como una investigación acerca de la naturaleza. Las causas y efectos del buen y mal
gobierno, el cuadro expresa visualmente 3 ideas que conforman la filosofía política.
La primera idea es que el buen y mal gobernante afectan la calidad de vida de las
personas.
La segunda idea es que la forma que adopte nuestro gobierno no está
determinada; nosotros tenemos que elegir.
La tercera y última idea es que podemos saber lo que distingue un buen
gobierno de un mal gobierno.
Como en el ejemplo de la pintura de Lorenzetti donde se ven los efectos de los dos
tipos de Gobierno.
Cuando aquí se habla de gobierno no se refiere al gobierno de turno ni al
Estado en sí, sino al conjunto de normas e instituciones bajo las cuales convivimos
en sociedad.
En el ejemplo de Lorenzetti se ve un buen gobierno a partir de las cualidades
humanas del gobernante, pero aquí se habla del buen gobierno como un sistema y
no de cómo hacer virtuosos a los gobernantes.
Como lo habíamos mencionado antes un gobierno no está predeterminado, el retrato
del mal no solo era un recordatorio de lo que podía suceder si los gobiernos
incumplían su deber con el pueblo, sino también si el pueblo incumplía su deber de
vigilar estrechamente a sus representantes.
¿En qué medida podemos influir nosotros en los regímenes que nos gobiernan? ¿Son
simplemente eslabones de una cadena y están regidos ellos mismos por causas más
profundas que escapan a nuestro control?
La opinión fatalista de que en realidad no hay lugar para las decisiones
políticas ha sido defendida de diferentes maneras en distintos periodos de la historia.
En ellas se pone en manifiesto que la forma en que se gobierna estas sociedades
depende de causas sociales que están fuera de control humano.
Añadiremos un análisis más.
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Si las experiencias del siglo XX acabaron con el tipo de determinismo histórico,
a principios del siglo XXI habría surgido ya una nueva forma de fatalismo. Se inspiró
en el crecimiento de una Nueva Economía mundial, cualquier estado que tratase de
resistirse al mercado vería su economía desplomarse.
Era la llamada tesis del “fin de la historia”, afirmaba que todas las sociedades
se verían impulsadas por fuerzas económicas a adoptar básicamente la misma forma
de Gobierno.
No cabe duda de que, al igual que hicieron con sus versiones anteriores, los
hechos también arruinarían esta forma de fatalismo.
De hecho, podemos ver ya una reacción contra la globalización, por ejemplo,
en los movimientos políticos preocupados por el medio ambiente, movimientos
políticos preocupados por el impacto de los mercados mundiales en las naciones en
desarrollo o por la igualación a la baja calidad de la cultura globalizada.
Todos estos movimientos ponen en tela de juicio la idea de que el crecimiento
económico sea el objetivo supremo.
Hasta el momento se ha sostenido que la filosofía política se enfrenta a problemas
que son de vital importancia para todos nosotros y que además son problemas sobre
los cuales hay decisiones verdaderamente políticas que tomar.
Cuando los filósofos políticos tratan de intervenir directamente en la vida política
terminan fracasando un ejemplo de ello es Tomas Hobbes, él favorecía al gobierno
absolutista independientemente de sus credenciales, pero esto estaba en contra de
los realistas y parlamentarios. El motivo de que la filosofía política no tiene influencia
directa es porque cuestiona todo lo que dice una persona y al momento de exponer
sus ideas resultan raras para los que están acostumbrados a lo convencional. Sin
embargo, podemos decir que la filosofía política tiene influencias a largo plazo.
Cuando se hablaba de política en la época de Hobbes se apelaba a principios
bíblicos, pero esto cambia con el tiempo, Hobbes separó la política de lo religioso y
cambiando la perspectiva de cada una de ellas. En aquella época solo existía
extremos radicales que creían en la democracia, pero el mismo Hobbes consideraba
que este es muy inferior a la monarquía. Hoy aceptamos la democracia como la mejor
forma de gobierno y los principales impulsores del cambio son los filósofos políticos
que comentaron a favor de ella, Rousseau no tenía duda de la democracia. Entonces
es necesario apelar a la filosofía política para fundamentar nuestras creencias
políticas, y así buscar una cierta verdad sobre la política.
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Platón menciona, con su alegoría a la caverna, que el filósofo posee cocimiento
verdadero a diferencia de la gente común que se guía solo de opiniones. Miller por el
contrario nos dice que los filósofos y el resto de la gente piensan de manera similar
son la deferencia que los primeros lo hacen de forma sistemática y crítica. Por
ejemplo, cuando se le pregunta a alguien sobre los objetivos políticos de una sociedad
el filósofo de la política se centraría en como estas tienen relación o si hay que
sacrificar una de ellas, además de que cada objetivo es bueno en sí mismo, al hacer
esto los filósofos nos invitan a reflexionar sobre qué valores consideramos bueno y
así cambiar nuestras ideas. La filosofía política tiene la tarea de preguntarse cuál sería
la mejor forma de gobierno partiendo de los conocimientos sociales y políticos. La
filosofía política no nos ofrece la verdad universal ya que esto cambia con el tiempo y
en cada sociedad, pero algunos elementos se mantienen a pasar de la historia, por
eso actualmente damos por mejor a la democracia muy por el contrario en la
antigüedad se concebía un gobierno autoritario prudente como mejor forma de
gobernar, esto no significa que nuestros antepasados estuvieron equivocados ya que
también la democracia para su buen funcionamiento necesita de varios factores
¿Hay un ámbito de libertad humana que debe mantenerse fuera del alcance de la
política? En el buen gobierno de la época de Lorenzetti el margen de libertad se daba
sobre todo a la limitada capacidad del gobierno mas no a principios.
Con el paso del tiempo y la aparición de las sectas protestantes, surgió la libertad
de que cada sociedad pueda elegir su propia religión, luego esto se transformó en
exigir la defensa de los derechos que cada persona el libre de elegir sus costumbres
y forma de vivir sin afectar la libertad de otros, para llegar a la idea de que cada
persona es un individuo único.
Pero ¿qué es la libertad en sí? Nos preguntamos, o también ¿qué limites tiene la
libertad individual? Podemos decir que la libertad de una persona depende del
número de opciones a elegir y de cuan buenas sean estas, además de la capacidad
de elegir.
La libertad tiene un aspecto externo, que se refiere a si existen las opciones para
elegir y un aspecto interno que se refiere a si tenemos la capacidad para elegir
auténticamente. Para saber si disponemos de una opción para elegir, se ve los casos
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en los que no se puede elegir, algo evidente es cuando se está privado de la libertad
o amenazado.
En general se admite que los impedimentos físicos y sanciones son barreras
que reducen la libertad, pero también el coste resulta también a veces una restricción
de la libertad, pero para que este coste suponga una restricción depende de cómo
han surgido los costes y de si alguien es responsable.
Decir que cuanto más hace el gobierno menos libertad tiene la gente, es una
opinión errónea porque hay acciones que restringen las libertades pero que
proporcionan seguridad por ejemplo las sanciones que se imponen por no usar
cinturón de seguridad, pero también a veces se aumentan las libertades disponibles
ofreciendo cosas a las que no se puede acceder por el elevado coste.
Decimos que la libertad depende de varios factores como: el número de
opciones disponibles, la calidad de las opciones, la capacidad de decidirse por
algunas de las opciones o, dicho de otra forma, qué tan cierto es que escojamos por
cuenta propia sin influencia de otra persona. En esta reflexión, se dice que tiene un
aspecto externo (amplitud de opciones) pero también un aspecto interno (autenticidad
de la elección libre). Ahora bien, es bueno saber qué cosas no dejan tener una libre
elección. Se puede concluir que los impedimentos físicos y las sanciones son barreras
que reducen la libertad. Otra cosa que también podría considerarse es el costo por
realizar dicha acción, pero esta suele depender de las relaciones entre gobierno y
libertad. Para el autor considera mala la opinión de que cuanto más hacen los
gobiernos, menos libertad tiene la gente, ya que a veces esta acción aumenta la
libertad disponible de maneja justificada como injustificada, pero se debe analizar si
es que abrir dichas opciones puede cerrar otras más importantes. Es en este punto
que la filosofía puede ayudarnos a elaborar juicios mejores informados y más
concisos sobre las relaciones de gobierno y libertad personal. Para seguir, debemos
definir a la libertad positiva (autenticidad de elección de las opciones) y libertad
negativa (disponibilidad de opciones no limitadas por factores externos). Isaíah Berlín,
un filósofo de la política, consideraba que la libertad positiva trae peligro, pues puede
utilizarse según él para justificar regímenes autoritarios o totalitarios, afectando a la
libertad negativa, pero el autor considera que es provechoso tomarlas como
complementarias y, por lo tanto, preocuparse por ambos.
Se habla de dos tipos de libertad; la libertad positiva como la capacidad de una
persona de tomar decisiones propias entre las opciones que se la presentan; y la
libertad negativa entendida como disponibilidad de opciones no bloqueadas de
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factores externos. Berlín en su conferencia “Dos conceptos de libertad” resalta el
peligro de la libertad positiva utilizado según él para justificar regímenes autoritarios
y que la gente gozaba de poca libertad negativa.
Los límites de la libertad de las personas en las sociedades contemporáneas,
en primer lugar, es evidente que la libertad se debe restringir para que cada persona
pueda gozar del mismo grado de libertad, así como para proteger los objetos sociales,
como el medio ambiente cuando se decide si cuidar el habitad o sacrificar la
urbanización. John Stuart Mill propone el principio de las acciones autorreferentes
como aquellas que no causan perjuicio salvo a quien realiza la acción, basándose en
este principio puede obtener la libertad de pensamiento y expresión y la libertad
personal. Mill admitía que determinadas personas podrían sentirse ofendidas por
acciones que él podría considerar autorreferentes, sostuvo que sentir ofendido no es
lo mismo que verse perjudicado. Dado que verse perjudicado es ser atacado o
amenazado y verse ofendido depende de las convicciones y actitudes personales de
la persona. Mill decía que quienes se sientan ofendidos traten de evitarlo o busquen
convencer a las personas de cambiar su conducta, pero no pueden impedirla. La
distinción entre ofensa y perjuicio no es tan sencilla dado que para una determinada
cantidad de personas una acción puede ser autorreferente pero una persona dentro
de esa comunidad puede sentirse ofendida por la acción tomada como autorreferente,
así como una acción puede causar perjuicios de manera indirecta. Hay tres cosas que
merecen atención especial en este sentido, la primera es la consideración de la
conducta ofensiva no es solamente una cuestión de idiosincrasia personal, en
segundo lugar la ofensa solo se puede evitar mediante un cambio sustancial en la
conducta de la víctima, y en tercer lugar la conducta ofensiva en sí misma no tiene o
tiene un valor positivo muy pequeño que ofrecer frente al mal que produce, así según
el principio de Mill debemos adoptar juicios más complejos que contemplen no solo la
acción sino el efecto que tendrá y si son necesarios.
En tercer lugar, la conducta ofensiva, en sí misma no tiene valor positivo muy pequeño
que ofrecer frente al mal que produce.
Es muy importante que todo el mundo pueda rendir culto libremente, que todo
el mundo pueda participar en el debate político, que todo el mucho mundo pueda
expresarse artísticamente, etc. Pero es muy poco importante que puedan poner
posters en su trabajo o gritar agresivos, eslóganes racistas, ¿qué se pierde si se les
impide?
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Así pues, en vez del simple principio de Mill, que ninguna conducta
autorreferente debe ser obstaculizada, quizás tengamos que adoptar juicios más
complejos. Por ejemplo, es posible que una persona que se convierte en alcohólica
no consiga mantener un empleo estable; una persona que fuma mucho, aunque sólo
lo haga en su casa, está aumentando sus probabilidades de tener cáncer o una
enfermedad cardiaca y por tanto de necesitar tratamiento médico a costa del erario.
La cuestión aquí, por tanto, es si debemos o no considerar que este tipo de
actividades son de exclusivamente autorreferentes y tiene derecho a la protección en
virtud de la libertad individual.
Mill también analizó el ejemplo de alcoholismo y sostuvo que la cuestión de la
bebida dejaba de ser exclusivamente autorreferente en dos casos: cuando la persona
en cuestión ha asumido un trabajo un compromiso imposibles de realizar bajo la
influencia del alcohol y cuando existe el riesgo de que la persona cometa actos
violentos mientras está borracha, ahora sí el único efecto de la bebida es reducir la
contribución social de la persona en cuestión entonces la sociedad no tiene derecho
a impedírselo.
Nace una nueva cuestión; el principio de Mill sigue teniendo sentido en el
contexto de un estado de bienestar que se financia por los impuestos, y que se
compromete a proporcionar a todo el mundo un nivel mínimo de ingresos, educación,
atención sanitaria y vivienda.
Uno de los motivos por los que quizás tengamos que darle finalmente la razón
a Mill, es que, una vez abandonado su principio de libertad no aparece haber ningún
lugar claro en el que parar.
El estado tiene un papel importante en la educación de las personas (incluidas
personas adultas) sobre los riesgos que conlleva fumar, beber, comer alimentos
grasos, pasar la mayor parte del tiempo de ocio delante del televisor, etc. sin embargo,
no se le debe impedir que hagan todas esas cosas como decía Mill, se trata de un
inconveniente que la sociedad se puede permitir en aras del bien mayor de la libertad
humana.
La idea es que toda persona tiene un conjunto de Derechos Humanos que
ningún Gobierno debe violar.
Desde que las Naciones Unidas respaldaron en 1948 la Declaración Universal
de los derechos humanos la idea ha ido adquiriendo cada vez más influencia. Sin
embargo, el origen de la idea en sí misma viene desde los Derechos Naturales,
mencionada por John Locke, un derecho natural a la vida, a la libertad y a la
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propiedad, y que cuando un Gobierno se establece mediante contrato social, está
asumiendo que sólo tendrá autoridad política si se compromete a respetar estos
derechos.
Cuando se habla de los derechos humanos no se enfoca en como las acciones
de algunas personas pueden afectar a otras, sino sobre los que es necesario para
llevar una vida digna, siendo imparcial en esta búsqueda.
Así se tiene la lista de los derechos humanos, sim embargo esta lista no solo contiene
las condiciones necesarias para la vida digna, sino también derechos que traen
consigo problemáticas. Por ellos el autor Miller (2011), menciona dos ejemplos claros,
siendo estos los siguientes:
Primero, el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión,
si bien en las sociedades liberales una persona puede decidir qué religión seguir y a
cuál hacer proselitismo, en otras sociedades, este derecho se da a medias, pero no
se puede decir o corroborar que la vida en estas sociedades no sea tolerable.
Segundo, el derecho a la participación política, si bien hoy en día el derecho de dar
un voto y que los representantes de la sociedad den cuentas, esto no era igual en
tiempos pasados ya que los que estaban en el poder no siempre fueron elegidos por
el pueblo, sin embargo, en estas sociedades no se puede decir que la vida de los
ciudadanos no haya sido digna.
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CONCLUSIONES
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