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La teoría de la Carga Dinámica de la Prueba surge como respuesta a la dificultad que

enfrentan pacientes y familiares al probar la culpa médica, caracterizada por las reglas
rígidas de la carga de la prueba romanas. Esta teoría introduce un principio protector para la
parte más débil, flexibilizando las reglas de carga de prueba y permitiendo atribuir la carga
probatoria según las circunstancias del caso. La jurisprudencia colombiana ha aplicado esta
teoría de manera excepcional, priorizando la protección de los derechos de las partes y la
equidad procesal.

El desarrollo jurisprudencial de esta teoría muestra su aplicación en casos de


responsabilidad médica ante la jurisdicción contenciosa administrativa, donde se ha
invertido la carga de la prueba, estableciendo presunciones de falla del servicio médico que
deben ser desvirtuadas por los galenos. Sin embargo, su aplicación no es automática y se
limita a casos donde las reglas tradicionales podrían lesionar derechos o cuando se
requiere protección judicial especial.

En el ámbito laboral y penal, esta teoría también ha sido reconocida, permitiendo exigir a la
parte que posee la prueba que la presente para desvirtuar lo ya probado por el ente
acusador. Además, el código general de proceso ha consagrado este principio como parte
del derecho probatorio, reconociendo su importancia en la distribución de la carga
probatoria.
El sistema legal se basa en el principio de la justicia, donde la carga de la prueba juega un
papel fundamental. La carga de la prueba es la responsabilidad que recae en las partes de
un litigio para demostrar los hechos que alegan. En el ámbito del derecho probatorio, este
concepto se entiende como el deber de ofrecer y producir la evidencia necesaria para
convencer al juez de la veracidad de los hechos controvertidos.

La carga de la prueba suele recaer en la parte que afirma la existencia de un hecho o de


una situación que pueda generar consecuencias legales. Sin embargo, en algunos sistemas
jurídicos, como el anglosajón, se utiliza el concepto de “prueba dinámica”, donde la carga de
la prueba puede desplazarse entre las partes según la evolución del proceso. Este enfoque
permite una mayor flexibilidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes durante el
juicio.

En cuanto al peritazgo, sigue siendo un medio probatorio sujeto a las reglas tradicionales o
dinámicas de la carga de la prueba. La ley 1395/10 no alteró estos criterios, pero agilizó su
aporte y contradicción, eliminando el trámite del incidente por error grave del C.P.C.

El peritazgo es una herramienta crucial en el proceso de prueba. Consiste en la


presentación de testimonios o informes de expertos en un área específica para respaldar o
refutar ciertos hechos en disputa. Los peritos, como testigos especializados, ofrecen
opiniones técnicas o científicas fundamentadas en su experiencia y conocimientos.

En el ámbito del derecho probatorio, el peritazgo desempeña un papel destacado al


proporcionar al juez información especializada que puede ser crucial para resolver el caso
de manera justa y equitativa. Sin embargo, es importante que los peritos sean imparciales y
objetivos en sus opiniones, ya que su credibilidad puede influir significativamente en la
decisión final del tribunal.

En conclusión, la carga de la prueba, la prueba dinámica y el peritazgo son elementos


fundamentales en el derecho probatorio. Estos conceptos garantizan un proceso justo y
equitativo al establecer reglas claras sobre la presentación y evaluación de la evidencia, así
como al proporcionar acceso a conocimientos especializados a través de la intervención de
expertos peritos.

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