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Planteamiento del problema:

En Colombia, la carga de la prueba se encuentra regulado en la primera parte del art 167 del
código general del proceso, donde se determina que quien pretenda alegar un hecho debe
probarlo; sin embargo, en algunos casos, la carga de la prueba puede ser asignada de forma
diferente, a ello se le ha conocido como la carga dinámica de la prueba. La carga dinámica de
la prueba se refiere a la facultad que tiene el juez para dinamizar la carga probatoria hacia la
parte que se encuentre en una posición más favorable dentro del proceso, ya sea de manera
oficiosa o a petición de las partes (esta figura se encuentra regulada en la segunda parte del
artículo 167 del código general del proceso). Aunque la carga dinámica de la prueba puede
ser una herramienta útil en la administración de justicia, también puede tener implicaciones
que limitan o modulan otros principios del derecho procesal.
Pregunta problema: ¿Qué implicaciones tiene la aplicación de la carga dinámica de la
prueba en los procesos judiciales frente a los principios procesales en Colombia?
Objetivo general: Analizar las implicaciones de la aplicación de la carga dinámica de la
prueba en los procesos judiciales frente a los principios procesales en Colombia, con el fin de
determinar si la distribución de la carga probatoria garantiza una justicia equitativa y la
protección efectiva de los derechos fundamentales de las partes.
Objetivos específicos:
 Analizar el marco jurídico que regula la carga dinámica de la prueba en Colombia.
 Identificar cuáles son los principios que pueden ser afectados en la aplicación de la
carga dinámica de la prueba en los procesos judiciales.
 Evaluar los criterios utilizados por los jueces en la aplicación de la carga dinámica de
la prueba.
Subpreguntas:
- ¿Qué es la carga dinámica de la prueba?
- ¿En qué principios se fundamenta la carga dinámica de la prueba?
- ¿Cuándo es aplicable la carga dinámica de la prueba?
- ¿Qué principios se ven limitados con la carga dinámica de la prueba?
- ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de la aplicación de la carga dinámica de la
prueba?
- ¿Qué tan necesaria es la carga dinámica de la prueba?
- ¿Cuáles son los límites de la aplicación de esta figura en los procesos?
- ¿Existen requisitos para la aplicación de la carga dinámica de la prueba?
Concepto de la carga de la prueba dinámica de la prueba.
La carga de la prueba es definida por Parra (2007, p. 249) “como una noción procesal
que consiste en una regla de juicio, que les indica a las partes la autorresponsabilidad que
tienen, para que los hechos que sirven de sustento de las normas jurídicas cuya aplicación
reclaman, aparezcan demostrados y que le indican al juez como debe fallar cuando no
aparezcan probados”. Esta figura es un desarrollo del principio onus probandi, el cual
establece que cada parte del proceso tiene la responsabilidad de demostrar los hechos que está
invocando, si una parte no logra demostrar adecuadamente sus hechos, deberá asumir las
consecuencias negativas que esto pueda acarrear. En el ordenamiento jurídico colombiano, la
carga de la prueba se encuentra plasmada en el artículo 167 del Código General del Proceso
en su primer inciso. No obstante, este principio no es absoluto, dado que como lo ha
expresado la Corte Constitucional (Sentencia C-086/16), el onus probandi “admite al menos
dos excepciones que la misma ley contempla, a saber: (i) la carga dinámica de la prueba y (ii)
los hechos notorios y las afirmaciones o negaciones indefinidas.”

Así las cosas, la carga dinámica de la prueba se entiende como “una regla que
permite al juez en el caso concreto determinar cuál de las partes debe correr con las
consecuencias de la falta de prueba de determinado hecho, en virtud de que a ésta le resulta
más fácil suministrarla. Esto indica que la carga de la prueba no está señalada de antemano,
no se establece previamente el sujeto que debe probar de acuerdo con lo que se persigue.
Dependiendo de las circunstancias del caso concreto, del objeto litigioso y la mayor o menor
posibilidad de consecución de la prueba, ésta le corresponderá aportarla a aquella parte que
esté en mejores condiciones para hacerlo”. (Bermúdez, 1995, págs. 16-38).

En este mismo sentido, la Corte Constitucional ha aclarado que “la noción de carga
dinámica de la prueba no desconoce las reglas clásicas de la carga de la prueba, sino que trata
de complementarla o perfeccionarla, supone reasignar dicha responsabilidad, ya no en
función de quien invoca un hecho sino del sujeto que, de acuerdo con las circunstancias de
cada caso, se encuentra en mejores condiciones técnicas, profesionales o fácticas de
acreditarlo”. Asimismo, la Corte también ha expresado que “la justificación de esta
distribución de la carga de la prueba radica en la dificultad con la que cuenta la parte débil de
una determinada relación para acceder a los documentos y demás materiales probatorios
necesarios para acreditar que cierta situación le es desfavorable y constituye un
desconocimiento de sus derechos; es de elemental justicia que sea la parte privilegiada y
fuerte, por su fácil acceso a los materiales probatorios en cuestión, quien deba asumir dicha
carga procesal”. (Sentencia T-741/04)

La doctrina de las cargas probatorias dinámicas importa un desplazamiento del onus probandi
según fueren las circunstancias del caso, recayendo en cabeza de quien está en mejores
condiciones técnicas, profesionales o fácticas de producir las pruebas, más allá del
emplazamiento como actor o demandado en el proceso o de que se trate de hechos
constitutivos, modificativos, impeditivos o extintivos, y puede desplazarse del actor al
demandado y viceversa, según corresponda (…)”. Ivanna María Airasca, “Reflexiones sobre
la doctrina de las cargas probatorias dinámicas”. En: “Cargas probatorias dinámicas”
(AAVV). Buenos Aires, Rubinzal – Culzoni, 2004, p.135-136.

En el mismo texto compilatorio, encontramos la intervención de Ivanna María Airasca, en su


artículo “Reflexiones sobre la doctrina de las cargas probatorias dinámicas”, (2007 p. 138):
11 “De esta manera, la noción de carga dinámica de la prueba, -que no desconoce las reglas
clásicas de la carga de la prueba, sino que trata de complementarla o perfeccionarla-, supone
reasignar dicha responsabilidad, ya no en función de quien invoca un hecho sino del sujeto
que, de acuerdo con las circunstancias de cada caso, se encuentra en mejores condiciones
técnicas, profesionales o fácticas de acreditarlo”.
C.C., Sentencia T-741/04, Colom. “la justificación de esta distribución de la carga de la
prueba radica en la dificultad con la que cuenta la parte débil de una determinada relación
para acceder a los documentos y demás materiales probatorios necesarios para acreditar que
cierta situación le es desfavorable y constituye un desconocimiento de sus derechos; es de
elemental justicia que sea la parte privilegiada y fuerte, por su fácil acceso a los materiales
probatorios en cuestión, quien deba asumir dicha carga procesal”.
C.C., Sentencia T-074/18, Colom. “Dicho de otro modo, este Tribunal ha sostenido que el
principio onus probandi admite excepciones cuando la demostración de las premisas fácticas
impone una carga probatoria a la parte demandante capaz de comprometer el goce efectivo de
los derechos y los postulados constitucionales. Lo anterior significa que, demostrada la
existencia de un trato irrazonable e incompatible con la Constitución, el juez está facultado
para trasladar la carga de la prueba a la persona que está en mejores condiciones para
demostrar los eventos alegados, ya sea por el alto nivel de tecnicidad, la complejidad del
asunto debatido o el estado de indefensión y vulnerabilidad de la parte.”

Para Diaz Restrepo “esta noción de carga de la prueba aplica un paradigma más laxo del
derecho probatorio, usada por el juez cuando de la aplicación de los presupuestos
tradicionales de carga de la prueba existe la posibilidad de que quede la verdad al margen
del proceso ante un marcado desequilibrio entre las partes, radicado en que sobre una de
ellas pesa la imposibilidad de aportar la prueba en relación con los hechos que sustentan la
norma que invoca y la pretensión que persigue. De aquí que el juez, con el objetivo de dar
prevalencia a la verdad e invocando la equidad, puede distribuir la responsabilidad de
probar tales hechos entre las partes, en atención al criterio de favorabilidad de la posición
de cada parte respecto de la tarea de desahogar la prueba en cuestión, sin consideración al
efecto jurídico procesal que una u otra parte persigan”.

Para Diaz Restrepo la figura de la carga dinámica de la prueba se presenta “Cuando hay un
hecho que es necesario aclarar por resultar neurálgico para la resolución justa de la litis,
pero la parte a la que tal hecho le incumbe su probanza, por ser el sustento de la norma cuya
aplicación invoca, no se encuentra en condiciones para probarlo y por el contrario, la otra
parte cuenta con mejores elementos para el efecto; el juez puede aislarse de las reglas del
onus probandi estático, que indican que quien alega un hecho debe probarlo, para vincular
la actividad probatoria a la noción de verdad y justificado en la buena fe procesal como
deber de las partes, imponerle a la parte contraria la carga de probar tal hecho por estar en
mejores condiciones para lograrlo, es decir, aplicar las reglas del onus probandi dinámico o
de la carga dinámica de la prueba”.
Finalmente, las cargas procesales son aquellas situaciones instituidas por la ley que
comportan o demandan una conducta de realización facultativa, normalmente establecida en
interés del propio sujeto y cuya omisión trae aparejadas para él consecuencias desfavorables,
como la preclusión de una oportunidad o un derecho procesal e inclusive hasta la pérdida del
derecho sustancial debatido en el proceso. Como se ve, las cargas procesales se caracterizan
porque el sujeto a quien se las impone la ley conserva la facultad de cumplirlas o no, sin que
el Juez o persona alguna pueda compelerlo coercitivamente a ello, todo lo contrario de lo que
sucede con las obligaciones; de no, tal omisión le puede acarrear consecuencias
desfavorables. Así, por ejemplo probar los supuestos de hecho para no recibir una sentencia
adversa.”(Subraya la Sala)”22 . Sentencia C-203/11

En la Sentencia del Consejo de Estado del 26 de mayo de 2010, con ponencia de la consejera
Ruth Stella Correa Palacio, toman la siguiente definición:
Es una noción procesal que consiste en una regla de juicio, que le indica a las partes la
autorresponsabilidad que tienen para que los hechos que sirven de sustento a las normas
jurídicas cuya aplicación reclaman aparezcan demostrados y que, además, le indica al juez
cómo debe fallar cuando no aparezcan probados tales hechos. (Consejo de Estado, 2010, p.
20)

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