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2.1. Competencia.
La competencia es el conjunto de funciones cuya titularizad se atribuye a un ente u órgano administrativo por el
ordenamiento jurídico. Supone un conjunto de facultades, deberes y atribuciones, caracterizada por los principios de
legalidad, irrenunciabilidad, especialidad, y finalidad, debiendo así cada órgano actuar dentro de su competencia y
para el fin que el ordenamiento ha previsto.
Podemos distinguir tres criterios:
a) Jerárquico, por el que se atribuye competencia a un órgano con preferencia de los superiores sobre los inferiores.
b) Material o funcional, que precisa la competencia de un órgano respecto de otro de igual nivel jerárquico atendiendo
a la naturaleza de los fines a perseguir.
c) Territorial, por el que se determina la competencia de cada órgano respecto de sus iguales jerárquicos en la
circunscripción que se les asigna. De aquí la distinción entre órganos centrales, cuya competencia se extiende a
todo el territorio nacional, y órganos locales o periféricos, que tienen competencia solamente sobre un sector
territorial determinado.
Respecto de las competencias de los órganos administrativos, el artículo 8 de la ley 40/2015:
1. “La competencia es irrenunciable y se ejercerá precisamente por los órganos
administrativos que la tengan atribuida como propia, salvo los casos de delegación o avocación, cuando se efectúen
en los términos previstos en ésta u otras leyes.
La delegación de competencias, la encomienda de gestión, la delegación de firma y la suplencia no suponen
alteración de la titularidad de la competencia, aunque sí de los elementos determinantes de su ejercicio que en cada
caso se prevén.
2. La titularidad y el ejercicio de las competencias atribuidas a los órganos administrativos
podrán ser desconcentradas en otros jerárquicamente dependientes de aquellos en los términos y con los requisitos
que prevean las propias normas de atribución de competencias.
3. Si alguna disposición atribuye competencia a una Administración, sin especificar el
órgano que debe ejercerla, se entenderá que la facultad de instruir y resolver los expedientes corresponde a los
órganos inferiores competentes por razón de la materia y del territorio, y, de existir varios de éstos, al superior
jerárquico común”.
2.3. Avocación.
El artículo 10 establece:
1. “Los órganos superiores podrán avocar para sí el conocimiento de un asunto cuya resolución corresponda
ordinariamente o por delegación a sus órganos administrativos dependientes, cuando circunstancias de índole
técnica, económica, social, jurídica o territorial lo hagan conveniente.
En los supuestos de delegación de competencias en órganos no jerárquicamente dependientes, el conocimiento de
un asunto podrá ser avocado únicamente por el órgano delegante.
2. En todo caso, la avocación se realizará mediante acuerdo motivado que deberá ser notificado a los interesados en
el procedimiento, si los hubiere, con anterioridad a la resolución final que se dicte.
Contra el acuerdo de avocación no cabrá recurso, aunque podrá impugnarse en el recurso que, en su caso, se
interponga contra la resolución del procedimiento”.
2.8. Desconcentración.
5. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
El principio de legalidad supone la sumisión total y absoluta de la Administración al Derecho, y el respeto absoluto en
la producción de normas administrativas al orden escalonado de la jerarquía de las fuentes.
6. LA AUTOTULEA ADMINISTRATIVA.
En la relación jurídica de carácter privado, si el sujeto pasivo se niega a cumplir las obligaciones que en virtud de
dicha relación le incumben, el sujeto activo deberá intentar a través del procedimiento declarativo (de cognición) que
se declare la existencia de tal derecho y si, pese a ello, el obligado persiste en su conducta, el acreedor habrá de acudir
al procedimiento de ejecución.
La Administración no necesita la colaboración judicial para hacer declaraciones de derechos que alteren las
situaciones jurídicas o estados posesorios (tutela declarativa), ni para ejecutar coactivamente tales declaraciones
(tutela ejecutiva). La autotutela supone que puede realizar por sí misma estas actividades.
Sus decisiones son ejecutorias por propia autoridad (arts. 38 y 98 LPAC). Si ese cumplimiento es desatendido
tampoco necesita recabar respaldo judicial para imponer coactivamente el cumplimiento, sino que ella misma puede
imponer con sus propios medios coactivos la ejecución forzosa (artículo 99 LPAC).
En la relación jurídico administrativa, los actos, desde el momento que se dictan, son ejecutorios, gozando la
Administración de dos privilegios.
8.2. La transparencia.
La Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, avanza y se
profundiza en las obligaciones de publicidad activa que, se entiende, han de vincular a un amplio número de sujetos
entre los que se encuentran todas las Administraciones Públicas, y a la llamada Administración institucional, incluidas
las Universidades públicas.
En relación con sus actividades sujetas a Derecho Administrativo, la Ley se aplica también a las Corporaciones de
Derecho Público, a la Casa de Su Majestad el Rey, al Congreso de los Diputados, al Senado, al Tribunal
Constitucional y al Consejo General del Poder Judicial, así como al Banco de España, Consejo de Estado, al Defensor
del Pueblo, al Tribunal de Cuentas, al Consejo Económico y Social y las instituciones autonómicas análogas.
También se aplicará a los partidos políticos, organizaciones sindicales y organizaciones empresariales y a las
entidades privadas que perciban una determinada cantidad de ayudas o subvenciones públicas (anualmente mas de
100.000 euros o cuando al menos el 40 % del total de sus ingresos anuales tengan carácter de ayuda o subvención
pública, siempre que alcancen como mínimo la cantidad de 5.000 euros).
Por último, las personas que presten servicios públicos o ejerzan potestades administrativas también están obligadas a
suministrar a la Administración a la que se encuentren vinculadas, previo requerimiento, toda la información necesaria
para el cumplimiento por aquélla de las obligaciones de esta Ley. Esta obligación es igualmente aplicable a los
adjudicatarios de contratos del sector público.