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Pulsión

“Proceso dinámico consistente en un empuje (carga energética, factor de motilidad) que hace
tender al organismo hacia un fin. Según Freud, una pulsión tiene su fuente en una excitación
corporal (estado de tensión); su fin es suprimir el estado de tensión que reina en la fuente
pulsional; gracias al objeto, la pulsión puede alcanzar su fin.

Así, pues, el concepto freudiano de la pulsión se establece en la descripción de la sexualidad


humana. Freud, basándose especialmente en el estudio de las perversiones y de las
modalidades de la sexualidad infantil, refuta la concepción popular que atribuye a la pulsión
sexual un fin y un objeto específico y lo localiza en las excitaciones y el funcionamiento del
aparato genital. Por el contrario, muestra que el objeto es variable y contingente y sólo es
elegido en su forma definitiva en función de las vicisitudes de la historia del sujeto. Muestra
además cómo los fines son múltiples, parciales e íntimamente dependientes de fuentes
somáticas; éstas también son múltiples y susceptibles de adquirir y mantener para el sujeto
una función prevalen te (zonas erógenas), de tal forma que las pulsiones parciales no se
subordinan a la zona genital y no se integran a la realización del coito más que al final de una
evolución completa que no viene garantizada por la simple maduración biológica. El último
elemento que introduce Freud a propósito de la noción de pulsión es el de empuje, concebido
como un factor cuantitativo económico, una «exigencia de trabajo impuesta al aparato
psíquico»”

Laplanche J. y Pontalis J., “Diccionario de Psicoanálisis”, Barcelona, Labor, 1981, 3º edición.

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