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7 claves sobre el nuevo impuesto a las transacciones financieras en dólares

El 3 de febrero de 2021, la Asamblea Nacional (AN) aprobó una reforma a la Ley de Impuesto a las Grandes
Transacciones Financieras (IGTF), que incorpora el cobro de una alícuota del 3 % sobre las transacciones en divisas o
criptomonedas, independientemente de que sean realizadas por personas naturales o jurídicas. Originalmente, esta solo
aplicaba a las transacciones en bolívares realizadas por los contribuyentes especiales.

En la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No 6687 Extraordinario de fecha 25 de febrero de


2022, se publicó la Reforma Parcial del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Impuesto a las Grandes
Transacciones Financieras (IGTF). Entrará en vigencia a los 30 días después de su publicación en el órgano oficial. y

1. ¿Qué se aprobó?

La novedad principal es el cobro de un impuesto a las transacciones en divisas y criptomonedas, sin importar que
ocurran dentro o fuera del sistema financiero. Toda persona natural o jurídica deberá pagar este impuesto.
Contempla una alícuota del 2% para las transacciones realizadas por los contribuyentes señalados en los
numerales 1 al 4 del artículo 4, y del 3% para las transacciones efectuadas por los contribuyentes señalados en los
numerales 5 y 6 del mismo artículo, hasta tanto el Ejecutivo Nacional fije una alícuota distinta. Este impuesto no será
deducible del impuesto sobre la renta.
2. ¿Solo pagarán los grandes contribuyentes?
Este impuesto “no toma en cuenta la capacidad económica de quien está contribuyendo, sino que afecta a todos
por igual”, afirma el abogado tributarista Leonardo Palacios. En consecuencia, toda operación de personas naturales o
jurídicas debe pagar un 3 % si la operación es en el sistema financiero nacional.
En el caso de las transacciones hechas fuera del sistema financiero, el impuesto aplica solo a los pagos a
contribuyentes especiales.
3. Los efectos en los consumidores
Todos los tributos, los existentes, los anteriores y los que pudieran establecerse, siempre se trasladan. Siempre
tienen un impacto en los precios finales de bienes y servicios.
4. Un incentivo a la informalización
Este Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras generará un porcentaje alto de informalidad. Eso puede
causar evasión fiscal. Hay sectores que están sumamente fiscalizados donde el espacio para eludir es mucho más
pequeño. Esto genera una distorsión en los costos de las empresas y beneficia a los agentes dispuestos a eludir el
impuesto.
La amenaza de un aumento discrecional de la alícuota hasta el 20 % afecta la seguridad jurídica. Cualquier
inversionista que pueda ver que existe una ley que faculta al Ejecutivo para poner un impuesto en 20 % pensará el triple
antes de realizar una inversión que no sea de rédito rápido.
5. Déficit fiscal, la dolarización y recuperación económica
Venezuela tiene un techo bajo para crecer por las limitaciones de infraestructura, pero hay un espacio para
crecer. Con esto lo estarían encareciendo. Aumentar la masa de bolívares en circulación reduciría el valor de los mismos
y les desencadenaría presión cambiaria e inflacionaria.
6. La factibilidad y objetivos contrapuestos
La falta de una dolarización financiera completa y funcional plantea retos para la aplicación de esta ley. Si el
sistema no se acopla para permitir las operaciones que la inercia económica está demandando, esas operaciones van a
otros campos, mucho más opacos, fuera del sistema, no monitoreables. La ley dependerá de que voluntariamente las
personas declaren la compra de un bien en criptomonedas, por ejemplo.
7. Las reacciones
La junta directiva de Fedecámaras dio una rueda de prensa para referirse al tema. En su declaración solicitaron
que se postergue la aplicación de la ley. Consideran que la alícuota que pudiera llegar a un 20 % del monto de la
transacción es inconveniente por la incertidumbre que genera. El presidente de Conindustria, Luigi Pisella, sugirió que la
alícuota sea entre un 0,3 % y un 1 % para que sea factible de pagar y no crear incentivos para la informalidad. Tanto
Fedecámaras como Conindustria recomiendan que las personas naturales sean exceptuadas del pago de este impuesto.

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