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Esta variedad de situaciones, más la pandemia que vivimos y otras tantas que han pasado en mi
vida en los últimos años, me llevan a preguntarnos ¿cómo es realmente un buen líder?, aunque
quizás es más valioso responder ¿dónde radica la fortaleza de los buenos líderes?
1. Reconocen en su vida un propósito superior. Cultivan un PARA QUE, un propósito, una causa
o creencia que los inspira y contagian a sus seguidores con este propósito.
2. Cultivan unas convicciones sólidas y fuertes. Las convicciones son, de lejos, lo más
importante para liderar. Si pasar por alto la importancia de la estrategia, la formación de equipos y
demás áreas, en la mente y el corazón de un buen líder siempre se encuentran las convicciones
que lo impulsan y movilizan.
3. Son maestros por vocación y aprovechan cada oportunidad para enseñar. Saben que las
creencias son las que determinan las acciones y son el fundamento de una verdadera
transformación personal, familiar y de negocios.
4. Los buenos líderes saben perdonar. Puesto que el perdón es libertad, esperanza, amor y
reconciliación, este se convierte en un instrumento para potencializar las relaciones personales y
superar los problemas más profundos de la vida. Un buen líder sabe que perdonar es un riesgo
que vale la pena asumir.
5. Saben amar sin condiciones. El amor es el cimiento de todo y un buen líder lo expresa a
través de una presencia habitual en la vida de sus seguidores, anima con sus palabras y manifiesta
su amor. Un buen líder cuida y muestra un interés genuino por el bienestar integral de los demás.
Por mi experiencia personal, te aseguro que cualquiera que aplique estos 5 aspectos, es un buen
líder y por supuesto podrá liderar y sobreponerse a esta pandemia, y a cualquier otra situación de
vida. Son las convicciones las que nos sostienen, son los más importante y dan la fuerza para
luchar hasta el final para transferirlas a otros. Un buen líder es un líder de COnvicciones.