Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El nodo sinusal hace que el corazón lata entre 60 y 100 veces por minuto; dicho de otra
forma, la frecuencia cardíaca normal es de 60 a 100 latidos por minuto.
Otro mecanismo fundamental para la adaptación fisiológica del corazón, son las variaciones
de la frecuencia cardiaca, que están reguladas por un equilibrio entre la actividad simpática
y parasimpática. Mayor PFS/VFS = Mayor Contractilidad miocárdica
En resumen, las características de la fibra miocárdica y su forma de responder a las
variaciones de llenado ventricular (precarga), a los cambios en la resistencia periférica
(postcarga) y a los estímulos neurohormonales, particularmente el tono simpático, junto con
las variaciones fisiológicas de la frecuencia cardiaca, explican la extraordinaria capacidad
del corazón para responder a las diferentes demandas periféricas o metabólicas
Con la frecuencia cardíaca de ~70/min el ciclo cardíaco dura ~800 ms, de lo que ⅓ le
corresponde a la contracción de los ventrículos. La aceleración de la frecuencia cardíaca
produce principalmente un acortamiento de la fase de la diástole y un alargamiento relativo
de la fase de la sístole, lo que empeora el llenado ventricular e implica un aumento de la
resistencia a la compresión de las arterias coronarias.
El volumen de sangre bombeada a partir de un ventrículo cada minuto se conoce como
gasto cardiaco. Es el producto de la frecuencia cardiaca y el volumen sistólico:
Gasto cardiaco = frecuencia cardiaca x volumen sistólico
En un adulto es reposo el gasto cardiaco es de 4–7 L/minuto, sin embargo, este varía
continuamente de acuerdo con las necesidades de oxígeno de los tejidos corporales.
El retorno venoso es el volumen de sangre que regresa al corazón desde los vasos cada
minuto y está relacionado con el gasto cardiaco. Para que el sistema circulatorio funcione
con eficacia es esencial que el corazón pueda bombear un volumen equivalente al que
recibe, por ende, el gasto cardiaco debe ser igual al retorno venoso.
Hasta cierto punto podemos suponer que el aumento de la frecuencia cardiaca induzca un
incremento del gasto cardiaco, sin embargo, a medida que aumenta la frecuencia cardiaca
disminuye el tiempo de llenado de los ventrículos. El volumen de eyección no incrementa
de manera proporcional al incremento de la frecuencia cardiaca.
Control nervioso de la frecuencia cardíaca
Los cambios en la frecuencia cardiaca se conocen como efectos cronotrópicos. La
estimulación parasimpática mediante el nervio vago enlentece el corazón, mientras que la
estimulación simpática aumenta la frecuencia cardiaca.
Las terminaciones del nervio vago liberan acetilcolina que en el nódulo SA se unen a los
receptores muscarínicos, lo cual enlentece la frecuencia cardiaca al hacer más negativo el
potencial diastólico máximo, disminuyendo la pendiente en la fase 4 y haciendo más
positivo el umbral de despolarización.
Los nervios posganglionares simpáticos que inervan el corazón se encargan de secretar
noradrenalina, cuyo efecto es aumentar la frecuencia a la que late el corazón, resultado de
una permeabilidad aumentada a los iones sodio y calcio, aumentando la pendiente del
potencial marcapasos.
Dentro de los glóbulos rojos se encuentra una proteína denominada hemoglobina, que
contiene a su vez cuatro subunidades de hierro, las cuales se podrán combinar de manera
reversible con una molécula de oxígeno y de esa manera poder transportar este gas hacia
los tejidos que lo demanden. Las concentraciones de esta proteína son de 130 a 150
gramos por litro aproximadamente y se conoce que un gramo de hemoglobina puede fijar
1,34 ml de O2 en sujetos sanos, lo que da un transporte de 200 ml de oxígeno cada un litro
de sangre. Sin embargo, la sangre no se satura de oxígeno en un 100% sino alrededor del
98% en situación de reposo y sobre nivel del mar.
En el caso de la presión de CO2 (PCO2) el proceso es inverso, las células producen, según
el metabolismo de cada tejido, aproximadamente unos 200 ml/min de CO2 que se elimina
de forma continua para evitar toda acumulación nociva.
La presión arterial media (PAM) es definida como el promedio de la presión en las arterias
durante un ciclo cardíaco. Este parámetro refleja la perfusión constante que reciben los
diferentes órganos para su correcto funcionamiento. Valores de PAM mayores a 60 mmHg
son suficientes para mantener los órganos de una persona promedio correctamente
irrigados y perfundidos. Si la PAM desciende a valores inferiores por un tiempo
considerable, los órganos no recibirán el suficiente riego sanguíneo y pueden sufrir
isquemia e inclusive necrosis, desarrollando un daño irreversible.
La presión arterial media (PAM) está determinada por el gasto cardiaco (GC), la resistencia
vascular periférica (RVP) y la presión venosa central (PVC). La fórmula que integra estos
conceptos es:
- PAM = (GC x RVP) + PVC
Pérez Nieto OR, Zamarrón López EI, Guerrero Gutiérrez MA, Deloya Tomas E,
Soriano Orozco R, Sánchez Díaz JS, et al. PEEP: dos lados de la misma moneda.
Medicina Crítica [Internet]. 2021;35(1):34–46. Disponible en:
https://www.medigraphic.com/pdfs/medcri/ti-2021/ti211g.pdf