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Alimentación y derechos humanos:

POR: JUAN DOMINGO ARNAUD LÓPEZ

“Indicadores de desigualdad y/o dimensiones de seguridad alimentaria”

Saludo introductorio:

Buenas noches, compañeros, en este texto abordaré el mito sobre los supuestos beneficios
del aceite de coco sobre otros aceites, en específico en los usos culinarios.

Desarrollo (200 – 300 palabras):

Esta “fake new” está directamente relacionada con la dimensión “Utilización” de la Seguridad
Alimentaria. Recordemos que esta dimensión tiene en consideración que los alimentos que
sean consumidos por el ser humano proporcionen una correcta nutrición que cuide su salud y
del mismo modo le brinden la energía necesaria que permita la realización de sus funciones
vitales, físicas y mentales. En otras palabras, que los componentes de los alimentos que
consumirá sean adecuados para su organismo y estén acorde a lo que el individuo cree que
está ingiriendo.

Esta falsa creencia respecto al aceite de coco afirma que el uso culinario de este óleo es más
benéfico que los otros aceites (oliva o canola), en especial para el cuidado del corazón y el
sistema cardiovascular, quienes creen esto afirman erróneamente que algunas de las grasas
saturadas del aceite de coco, en específico los triglicéridos de cadena media, aumentan el
colesterol “bueno” o HDL (Lipoproteínas de alta densidad). Este argumento es bastante
alejado de la realidad ya que en estudios científicos publicados por la American Heart
Association (AHA) y la National Library of Medicine de los Estados Unidos, se halló
efectivamente que el aceite de coco es un aceite vegetal que contiene casi un 85% de grasas
saturadas pero que aumenta drásticamente los niveles de colesterol “malo” o LDL
(Lipoproteínas de baja densidad) mucho más que los aceites insaturados (Selhar, et. al., 2022).

Según este mismo estudio, las personas con tendencia a enfermedades cardiacas deben
establecer como límite un 6% de grasas saturadas en la ingesta diaria, es decir, unos 13 gramos
para una proporción de 2.000 calorías; para ejemplificar lo anterior, este límite se alcanza con
sólo una cucharada de aceite de cocó, seis cucharadas y media de aceite de oliva y trece
cucharadas de aceite de canola (Sacks, 2020).

Referencias:

Sekhar, S., Makaram Ravinarayan, S., Kashmer D.Yu, A., Kilic, F., Dhawan, R., Sidhu, R.,
E Elazrag, S., Bijoora, M., & Mohammed, L. (2022). Are We Nuts Over Coconuts? Studying the
Effects of Coconut Oil on Low-Density Lipoprotein and Cardiovascular Diseases: A Systematic
Review. Cureus, 4(14), PMC9132222. https://doi.org/10.7759/cureus.24212

Sacks, F. M. (2020, 13 enero). Coconut Oil and Heart Health. American Hearth
Association. Recuperado 8 de marzo de 2024, de
https://www.ahajournals.org/doi/full/10.1161/CIRCULATIONAHA.119.044687

Análisis IA y plagio:

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