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Para un
Planeamiento estratégico
de la educación
Elementos conceptuales y metodológicos
2da Edición
Capítulo 1
La idea de planeamiento,
más allá de adjetivos y otros aditamentos
1. El punto de partida
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dríamos llamar una “teoría del planeamiento” suficientemente des-
arrollada y aceptada.
2. La idea de proceso
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so, y que, según se piensa actualmente, puede hasta llegar a faltar
(al menos en su versión estrictamente formal) sin que por eso des-
aparezca la actividad de planeamiento1.
Hay algunos autores que incluyen otras fases o pasos, con esos
u otros nombres, pero las sustantivas son las indicadas. El diagnós-
tico, como veremos en un capítulo posterior, supone un análisis y
una evaluación crítica de la realidad que se quiere planificar, y en
esta concepción es siempre el punto de partida ineludible. El “aná-
lisis” de la realidad exige hacer un trabajo de investigación que no
puede limitarse a una mera descripción de los hechos y proble-
mas sino que debe tratar de explicarlos (es el “momento explicati-
vo” del proceso de planeamiento), identificando las tendencias y
1
Hoy se sostiene que mucho más que un “plan”, como documento acabado e inflexi-
ble cuyos objetivos se deben alcanzar en unos plazos determinados, importa perfilar
una imagen-objetivo o modelo deseable hacia el cual se tiende, y una estrategia realis-
ta y cambiante, como la realidad misma, que constituya la base para conformar una
secuencia coherente de acciones que conduzca hacia ese futuro. La estrategia consti-
tuye, en efecto, un marco más flexible que un plan-libro, puesto que permite que las
diversas medidas de corto y mediano plazo, vayan configurando y dando contenido al
proceso según una secuencia general que puede revisarse y reajustarse a cada paso.
Véase, por ejemplo, Mattos [1981]. Sobre el concepto de estrategia y de planeamiento
estratégico, sobre el cual volveremos más adelante, puede verse C. Matus [1987], G.
Johnson & K. Scholes [2001], V.D. Aceves Ramos [2004], etc.
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factores que han conducido a ello, así como los actores intervi-
nientes.
Gráfico .1.1
Programació n
Diagnóstico Aplicación
Evaluación
2
A veces se dice “formulación del plan” cuando se trata del planeamiento a nivel
macro (que alude a decisiones en un nivel muy agregado) y se deja la expresión “pro-
gramación” para el nivel micro (en el que tienen lugar decisiones más detalladas y de
menor alcance). Atendiendo al significado etimológico, y al hecho de que no siempre
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vas, y la identificación de recursos para el logro de los resultados
buscados.
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Gráfico 1.2
1
8
2
7
3
6 4
3
Su obra más importante es Política, planificación y gobierno, ya citada. Otras obras
del mismo autor sobre temas relacionados con el que aquí planteamos son: El líder sin
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más reconocidos, el proceso de planeamiento abarca cuatro fases
principales: el momento explicativo, el momento normativo, el
momento estratégico y el momento táctico-operacional.
Gráfico 1.3
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como hemos visto se llama allí diagnóstico y debe surgir de una
investigación científica rigurosa, es única. El planeamiento estraté-
gico-situacional hace ver que en la realidad existe generalmente
más de un actor con capacidad de explicar, y “no resulta tan evi-
dente que pueda existir un diagnóstico de la realidad único, rigu-
roso y objetivo. Aquí es donde aparece la necesidad de la explica-
ción situacional”, a la que haremos una referencia en el capítulo 3.
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planeamiento, aunque apunta esencialmente al futuro y tiene en
vista perspectivas de más largo plazo, no puede desentenderse del
presente y de sus circunstancias. Lo importante es evitar que la
coyuntura, que las restricciones del presente, terminen por imponer
su propia direccionalidad, que “la práctica de la acción se disocie
de la estrategia y que la estrategia se agote en elucubraciones sin
contacto con la acción táctica”. Por eso decíamos que debe tratarse
de un proceso cuyas fases o momentos estén integrados por una
lógica que de coherencia al conjunto.
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de planeamiento de la educación, Martínez y Olivera [1969] dicen,
al respecto, que “la efectividad de las medidas se asegura y acre-
cienta cuando, aun aplicadas directamente en un solo sector, está
garantizada su ubicación relativa y el control de su repercusión en
los demás sectores”.
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idea de racionalidad importa mucho, y es sin duda central, reducir-
lo a esta dimensión lleva inevitablemente a una posición reduccio-
nista y carente de todo realismo. Tal vez sea esa forma de conce-
birlo la principal debilidad del llamado “planeamiento normativo”.
3. Planeamiento y decisiones
a) El concepto de decisión
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diversos criterios y razones, está en el corazón mismo de la idea de
decisión. Es éste , al menos por ahora, el concepto elemental que
debemos retener. En los capítulos que siguen volveremos una y
otra vez sobre esta idea.
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das por otros órganos. Aun si la misma unidad combina las fun-
ciones de planeamiento con la autoridad para aprobar y con la
instancia para ejecutar, éstos son procesos distintos, aunque inter-
dependientes, que deben mantenerse analíticamente separados”.
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“Si el planeamiento no se considera solamente como la preparación de un plan, sino
también y sobre todo como la elaboración de una estrategia para su implementación,
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Por otro lado, si los encargados de la ejecución no son consul-
tados a la hora de elaborar los planes, si no participan en esa tarea,
difícilmente presten después su apoyo y colaboración, porque per-
cibirán el plan como algo ajeno, impuesto por otros, del cual no se
sienten en definitiva parte ni les interesa. Piénsese, nuevamente, en
los profesores, cuando no son consultados ni participan en el dise-
ño de las reformas educativas que ellos deben después aplicar en el
aula. Lo más probable, como es sabido, y lo que de hecho ocurre
con frecuencia en estos casos, es que la reforma (para la cual el
planeamiento es, bien entendido, un instrumento verdaderamente
invalorable) termine en los papeles, sin modificar en nada o casi
nada la bien compleja realidad escolar.
c) Un conjunto de decisiones
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terdependientes y relacionadas, tengan un grado razonable de con-
sistencia interna, de congruencia entre ellas. Las decisiones toma-
das ad hoc, para cada caso aislado, según lo vayan imponiendo las
circunstancias, suelen ser contradictorias, incoherentes, y los resul-
tados suelen ser desastrosos. Poder asegurar un grado razonable de
consistencia necesaria, de organicidad del conjunto del proceso, es
en el fondo una de las principales justificaciones del trabajo de
planeamiento, en cualquier campo y nivel en que tenga lugar.
a) Orientación a la acción
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Como señalamos antes, la distinción analítica entre planificar,
aprobar y ejecutar es importante pero a la vez problemática. Por-
que el planeamiento, si está efectivamente orientado a la acción,
no puede desentenderse de los medios a través de los cuales los
planes pueden ser implementados, y de los problemas que inevita-
blemente surgen en la etapa de implantación y desarrollo. Por ello
se requiere un seguimiento cuidadoso y continuas retroalimenta-
ciones para orientar (o reorientar) el trabajo de planeamiento.
b) El futuro
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a la acción, de que acabamos de hablar. Dominar el fu-
turo, tratar de modificarlo, supone actuar sobre la rea-
lidad, operar sobre ella. Ninguna realidad se transforma
por el simple hecho de que la estudiemos y elaboremos
planes que luego no se traducen en acciones concretas.
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claridad cómo podemos concebir el futuro sin atarnos
al pasado, que sin embargo está presente e influye.
5. Fines y medios
a) El concepto de racionalidad
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cionalidad” a la toma de decisiones. ¿Qué queremos decir exacta-
mente cuando hablamos aquí de racionalidad? En un sentido muy
general, podríamos decir que con ello aludimos a la aplicación de
la razón, de los criterios que de ella derivan, a las distintas áreas de
la actividad humana. Pero con esto, en verdad, no aclaramos nada.
La “racionalidad” de que aquí hablamos se refiere, básicamente, a
la relación medios-fines. Si nos tomamos el trabajo de hacer un
inventario de las numerosas definiciones de planeamiento que los
autores que se ocupan de esto han propuesto, veremos que, por
dispares que sean, hay un punto en el que generalmente coinciden:
siempre dicen que se trata de una herramienta que permite lograr
una adecuación entre fines y medios, entre objetivos y recursos.
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Racional “con arreglo a fines”, en la terminología de Weber, que también distingue
acciones racionales “con arreglo a valores” y acciones “afectivas”.
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gún medio debiera ser elegido si hay otro más efectivo para lograr
un objetivo dado.
b) Consecuencias y complicaciones
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Para un análisis detenido y bien interesante sobre la racionalidad del conocimiento
pedagógico, “especialmente hoy, cuando la racionalidad instrumental en la que se han
venido apoyando las propuestas pedagógicas de orientación tecnológica han sido
contestadas en las Ciencias de la Educación”, puede verse Romero Pérez [2004].
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plirse y sus resultados concretos ponerse al servicio de todos, sin
exclusiones.
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ideológico existente impide la adopción de programas más
efectivos que puedan violar supuestos y valores muy aceptados.
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que haya por tanto que tenerla en cuenta, no significa olvidar la
otra cara, aquella que hace al núcleo mismo de la idea de planea-
miento. Creemos, en realidad, como una vez decía G. Psacharopou-
los, que “si no hay alternativas por considerar, el elemento elec-
ción está ausente y entonces el concepto de planeamiento se de-
rrumba”. Por eso nos hemos valido, para nuestra explicación, de
una definición que, aunque tiene ya sus años, dice sin embargo lo
esencial, no está cerrada, y admite estas dimensiones nuevas, tam-
bién importantes, de las que hoy no nos podemos desentender.
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El enfoque estratégico, y en particular el enfoque estratégico-situacional, aun cuan-
do polémico en más de un aspecto, ha introducido una cuota importante de realismo y
ha cuestionado a partir de ello aspectos importantes de la teoría clásica de la planifi-
cación, contribuyendo de ese modo a su renovación.
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Conviene por ello detenerse, así sea de forma breve y esquemá-
tica, en algunos aspectos del contexto en que se plantea hoy el
trabajo de planeamiento.
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alguna posibilidad de ser exitoso en el intento, se requieren igual-
mente negociaciones y acuerdos que están muy lejos de los planes
impuestos verticalmente desde posiciones unilaterales de poder.
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Estado, cuya misión es insustituible, no logra por sí solo resolver
todos los problemas, del mismo modo que los intentos de dejarlo
todo en manos del mercado han resultado nefastos. Ni el “Estado
como antítesis del mercado” ni el “Estado subordinado al merca-
do”, han resultado ser modelos exitosos. La sociedad de hoy parece
exigir, más bien, un modelo en que el mercado se conciba como
complementario del Estado, pues han cambiado sustancialmente
los roles del sector público y del sector privado.
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Véase entre otros Filmus [1993].
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• La automatización de los procesos productivos, que cada vez
más requiere personal con una sólida formación general, pen-
samiento abstracto y capacidad de comprender globalmente el
proceso tecnológico.
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cuestión de las prioridades importa (¿no sería necesario acaso darle
mayor prioridad a la educación y asignarle en consecuencia más
recursos?), ello no es suficiente y tiene sus límites, porque asignar
más importancia relativa al sector educación implica necesaria-
mente que otros sectores (salud, seguridad social, etc.) verán dis-
minuir la suya. Y esto, además de ser una fuente de tensiones y
conflictos, no es siempre equitativo, como a veces se cree.
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es de que conceptual y analíticamente las nociones instrumentales
de eficiencia, productividad, etc., se subordinen, como se ha dicho
muy bien, a los principios éticos y sustantivos de equidad, igual-
dad de oportunidades, solidaridad y dignidad humana.
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• Hay cambios en las estrategias sociales, ya que la confronta-
ción y el conflicto no son hoy percibidos como la fuente más
importante del cambio social, sino que hemos revalorizado el
consenso, que no implica suponer que los conflictos no existen
sino tratar de resolverlos de otro modo.
* * *
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5. ¿En qué consiste la “prospectiva”, como forma de indagar el
futuro, y qué utilidad le asigna para el planeamiento estraté-
gico?
Referencias
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