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Pedagogía Social. Revista interuniversitaria. nº11 Segunda época. Diciembre 2004, pp. 135-163 135
El Estado como actor clave en la profesionalización... Pedagogía Social 11 Segunda época
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PROFESIONALIZACIÓN
ESTADO MERCADO
USUARIOS
Cuadro elaborado por Sáez, 2005
19 En el caso de la Educación Social, podrían ser los trabajadores sociales, los psicólogos,
los maestros de adultos y, en este momento histórico, los pedagogos.
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20 Quizás, la preparación inicial que debamos realizar con los estudiantes de Educación Social
comience con formarles acerca de los procesos recorridos por la profesión a la que tratan
de pertenecer y de los diversos actores y variables que han incidido, con mayor o menor
fuerza, en ellos.
21 Lo que no significa, en ningún caso, que los acontecimientos que provoquen esta situación
se repitan, ya que una de las características de esta fenoménica es su irreversibilidad.
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que carecemos de suficiente infor- vicios sociales, empleo) han sido y si-
mación y conocimiento sobre cuáles guen siendo especialmente relevantes
han sido los efectos de los programas para explicarlo.
de intervención educativa en las per-
sonas que los recibieron. La falta de 2. El Estado como actor fun-
evaluaciones sobre los impactos de
los múltiples programas dedicados a damental en la profesionali-
la ciudadanía supone una clara limi- zación de la Educación Social
tación al intento de teorizar sobre este y sus recursos
actor al mismo nivel que se puede ha-
cer con la Universidad, el Mercado, La posición del Estado respecto a las
el Estado... Ahora bien, esta situación profesiones no ha sido siempre la mis-
no debe hacernos olvidar que, en la ma. Por lo mismo, es necesario acudir
escena profesional, los usuarios o a una perspectiva histórica que clarifi-
clientes de los servicios profesionales que las posiciones del Estado, en cada
son fundamentales. Sin ellos los pro- tiempo y lugar, así como su visión de
fesionales no tendrían razón de ser. En las profesiones, ya que llevaría al error
tanto utilizan sus servicios y estable- pensar situaciones homogéneas válidas
cen distintas relaciones con ellos, a la para todas las geografías y momentos y,
vez que, los diferentes medios con los siguiendo con la analogía, para todas las
que cuentan para organizarse, pueden profesiones. La evolución de esta rela-
llegar a condicionar ampliamente las ción muestra su particularidad y mani-
estrategias adoptadas y utilizadas por fiesta aún más su peculiaridad cuando se
los profesionales para mantenerse o analizan las interacciones del Estado con
crecer en el escenario laboral. Así y las diferentes profesiones, o con otros ac-
todo, aun teniendo escasa informa- tores. La investigación en estos territo-
ción sobre este actor en el campo de rios de conocimiento se ha incrementado
la Educación Social, se hace necesario significativamente en los últimos veinte
seguir avanzando con buenos estudios años, poniendo de manifiesto lo mucho
histórico-comparativos de las profesio- que queda por explorar, así como las in-
nes, para ir comprendiendo las trans- genuas opiniones y manifestaciones que
formaciones que estos clientes han ido todavía se observan cuando se habla del
sufriendo en el tiempo y los cambios Estado y las profesiones.
en los recursos utilizados en cada uno
de los períodos que se historicen. 2.1. El tema del Estado en las nue-
Sin embargo, como ya hemos avan- vas investigaciones sobre profesio-
zado, el objetivo prioritario de este ar- nalismo
tículo es tratar de analizar el papel del Los Estados son tanto reguladores
Estado como actor clave en la profesio- de la vida profesional como instrumen-
nalización de los educadores sociales, tos que propician, en general, el avance
en la medida en que sus aportaciones de las profesiones. Por lo tanto, el Esta-
a este proceso (políticas sociales, ser- do se convierte en una de las más rele-
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22 Una visión comprensiva de esta cuestión puede obtenerse si se revisa con detenimiento
el modelo teórico propuesto (Sáez, 2005) para estudiar las profesiones y los campos de
conocimiento respectivos que tratan de dar razón de ellas. En nuestro caso, la Pedagogía
Social intenta investigar la práctica de la educación social como su objeto de estudio, para
intentar conocer mejor el tipo de funciones y competencias que van asociadas a la práctica
profesional de los profesionales de la Educación Social (como profesión) y, en fin, tratar
de que los conocimientos obtenidos remitan felizmente al refuerzo de las disciplinas rela-
cionadas con la Pedagogía Social.
23 Para los primeros, el Estado era un escenario en el que distintos contendientes económicos,
políticos y sociales se enfrentaban por afirmar sus intereses. Los segundos, en cambio, lo
ven como un actor mas implicado, a través de sus agencias gubernamentales, en el impulso
de decisiones políticas que pudieran afectar a diversos sectores particulares.
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Si se acepta lo expuesto en este apar- de los Estados por las profesiones –en
tado, la pregunta es inevitable: ¿por qué esta relación, los intereses de las profe-
no aparece el Estado como variable fun- siones son más explícitos y evidentes–
damental en el estudio de las profesiones hace aún más difícil la construcción de
hasta casi finales de los sesenta y princi- una tipología sobre políticas estatales
pio de los setenta? Al parecer, por varias que sea apropiada en el análisis de las
razones, todas ellas entrecruzadas. profesiones. En este sentido, hay que
En primer lugar, porque en las pri- reconocer ese hito o acontecimiento tan
meras discusiones sobre las profesiones significativo para la teoría e historia de
se pensó que éstas surgieron como con- las profesiones: justamente a partir del
secuencia del desarrollo del capitalismo, estudio de las profesiones continentales
y ello no era bien visto en un momento es cuando comienza a tomar impulso y
en que se afianzaban democracias defen- a explorarse a fondo el papel del Estado
diendo Estados Sociales. en la constitución y en el desarrollo de
En segundo lugar, porque las con- las mismas. Profundizar estas interaccio-
diciones peculiares bajo las cuales sur- nes, descubrir este tipo de realidades, se
gieron muchas profesiones, en el pasado convierte en un buen antídoto contra esa
siglo XIX británico, condicionó la idea inveterada costumbre de investigar desde
de que el Estado hizo poco más que faci- posiciones abstractas cuestiones que se
litar el establecimiento de la autonomía resuelven en el mismo juego conceptual,
profesional y sólo hasta que, en tiempos en la articulación de teorías metafísicas
recientes, toma impulso el estudio de las o ahistóricas que se distancian de cual-
profesiones continentales, no se analiza quier planteamiento histórico y político
a fondo el papel del Estado y su relación o, en última instancia, se dilucidan en
con las profesiones (Burrage, Jarausch y resultados estadísticos donde los tantos
Siegrist, 1990: 210). por ciento no consiguen ocultar las ca-
En tercer lugar, porque no se encon- rencias para adentrarse en campos donde
traba una tipología adecuada para llevar es preciso abandonar la rigidez teórica y
a cabo esta tarea. Las etiquetas al uso, academicista para dar rienda suelta a la
utilizadas para otros propósitos (como imaginación creadora.
describir las instituciones políticas del A falta de una tipología de las polí-
Estado, como “absolutista”, “autoritario”, ticas estatales, identificamos algunos de
“fascista” o “comunista”, o explicar sus los diferentes modos de interés de los
relaciones con la industria dando lugar a Estados con respecto a las profesiones.
expresiones como Estado “liberal”, “in- Primero, un propósito compartido por
tervencionista”, “desregulador”, “corpo- todos los Estados es el de establecer
ratista”...) no consiguen captar satisfac- su autoridad. Ello explica su especial
toriamente las relaciones entre el Estado interés en las instituciones legales y en
y las profesiones. la profesión legal, así como en la sa-
Queda mucho por investigar en este lud pública en general y en la profesión
sentido y la dificultad para identificar médica, en particular. Segundo, los Es-
documentalmente los niveles de interés tados albergan intereses estratégicos en
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las profesiones, por ejemplo en todo lo to, han sido los trabajos realizados por
relacionado con la educación o, pen- Wortman (1976), Green (1992) y Geison
sando en la guerra, con las profesiones (1984), ya que han investigado el puente
militares. Tercero, los Estados muestran a recorrer entre el Estado y las profesio-
un interés político por las formas de go- nes: el estudio de las políticas públicas
bierno de las profesiones a través de la que el Estado ha impulsado para satis-
acción colectiva que despliegan los pro- facer a las propias profesiones, directa-
fesionales. Ello explica el interés de las mente –políticas que se concentraban
asambleas revolucionarias francesas por en aquellos momentos donde afectaban
las formas de autogobierno de las profe- directamente a las profesiones o en aque-
siones y cómo las organizaciones profe- llos otros donde una u otra de las agen-
sionales, inconsecuentes con los ideales cias, Estado y profesionales, proponían
de igualdad y soberanía popular, fueron un cambio significativo en la relación–,
abolidas. Cuarto, y finalmente, también o indirectamente –al dirigirse estas polí-
se puede encontrar un interés fiscal, y ticas a la ciudadanía.
por tanto electoral, en las profesiones. Estas exploraciones ponen de ma-
Este es un aspecto relativamente mo- nifiesto el importante papel del Estado
derno que procede del compromiso del en los procesos de profesionalización.
Estado con los servicios que prestan los Puede que no aporte mucho, o lleve a
profesionales a los ciudadanos, como la confusión, utilizar la oposición inter-
pagador subsidiario; tal es el caso de la vención-“laissez-faire” para explicar
profesión médica, la legal, la educadora, cómo un Estado intervencionista regula
el trabajo social... (Burrage, Jarausch y o nacionaliza la industria privada, pero
Siegrist, 1990: 211-212). en realidad aclara bastante sobre la rela-
ción Estado-profesiones. Sin embargo, es
2.2. Las actividades del Estado y las
imposible negar el interés de haber estu-
profesiones diado cómo, a mediados del siglo XIX,
A pesar de todo, como reconocen durante el apogeo del “laissez-faire”, el
los arquitectos de esta propuesta teórica, Estado británico y el americano adopta-
quedan muchas lagunas por explicar. Los ron distintas políticas hacia las profesio-
niveles de interés de los Estados hacia las nes; o confirmar cómo, bajo la férula de
profesiones (como hacia otras organiza- un gobierno laborista intervencionista,
ciones) tienen que ser necesariamente de las profesiones médicas y jurídicas au-
una evidente generalidad y normalmen- mentaron su influencia cuando, intentan-
te episódicos, dado que el Estado como do nacionalizar servicios, creó un Segu-
agencia trabaja para todos los grupos y ro Nacional de Enfermedad para cubrir
colectivos, y no sólo para los profesiona- la atención sanitaria y, aún más, con la
les, que combaten por intereses mas con- creación del Servicio Público de Salud.
cretos. Cabría estudiar cómo se recrean Otro tanto ocurre con el Derecho cuando
y se articulan estos intereses estatales este mismo gobierno laborista pone en
con los de los grupos profesionales. Tan marcha la Fundación Pública de Ayuda
modélicos como escasos, a este respec- Legal. Los ejemplos se multiplican.
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sible abordar la cuestión de los contenidos de ellos sería, por supuesto, el de los
desde diversos ángulos. Uno de ellos sería Servicios Sociales.
ver cuáles son sus fines, los procesos e Desde el ángulo de la articulación de-
instrumentos que emplea. Desde otro án- rechos-necesidades, aparece como eviden-
gulo, es frecuente observar el desarrollo te que la intervención política en el terreno
de las políticas sociales y su concreción a de lo social es el lugar donde “se objetiva
través de la asociación que se realiza en- el campo de la acción social”, donde se
tre recursos y necesidades. Este modo de juega la difícil relación entre necesidades,
entender las políticas sociales demuestra derechos y recursos sociales para satisfa-
que no es coherente abordar esta cuestión cerlos. Se entiende, así, que cada una de
en abstracto, como a veces suele ocurrir. las Políticas Sociales se caracteriza por la
Así, de modo sistemático: atención particular que presta a determina-
a) En cuanto a fines, las políticas sociales das necesidades sociales de las personas,
tienden al Bienestar Social como hori- mediante la puesta en marcha de una serie
zonte; ello pasa por la eliminación de de estrategias y recursos para alcanzar tal
la pobreza, la consecución de la igual- objetivo. En términos reales, es muy di-
dad y la mejora de la calidad de vida. fícil saber si serán alcanzados porque, de
En el futuro, en términos reales, es de la mayoría de los proyectos que se ponen
esperar que tiendan a la igualdad y a en marcha y se implementan en esta di-
la consecución de mas altos niveles de rección, no suelen hacerse evaluaciones
justicia social (Cortina, 1994). para valorar en términos cuantitativos
b) En cuanto al proceso, fundamental de o cualitativos el impacto que producen
toda Política Social es el de la redistri- (Gómez Serra, 2004). Por lo demás, po-
bución, es decir, hacer un reparto más dríamos plantear aquí, a modo de apunte
equitativo de bienes en beneficio de a favor de una reflexión comprensiva, una
grupos o personas cuyos niveles de visión de conjunto de la articulación entre
satisfacción de necesidades no llegan necesidades y derechos que son los que
a alcanzar los que la sociedad conside- constituyen los contenidos de la Política
ra normales o básicos en un momento Social. Ya algunos autores reconocidos en
dado. Con todo, esta tarea es difícil ya Pedagogía Social hicieron, en su momen-
que el camino de “arriba” a “abajo”, to, una propuesta general en la que, según
que es el seguido para concretar tales contextos y geografías, cabrían múltiples
políticas, está lleno de limitaciones matizaciones (Fernández y Rozas, 1987:
administrativas, de burocratismo tec- 27-33; López Hidalgo, 1992: 91 y ss). Tal
nocrático y de clientelismo preocupan- propuesta permitía elaborar un cuadro de
te, que alimenta el espíritu neoliberal doble entrada en el que, junto a las ne-
imperante en los últimos tiempos, ade- cesidades sociales/derechos formulados,
más de explicar, en buena medida, la cabría apuntar aquellos contenidos que
privatización de las mismas. la política social debe desplegar o mate-
c) En cuanto a los instrumentos, los re- rializar en función de las necesidades a
cursos empleados por la Política So- satisfacer para responder a las demandas
cial de un país son muy variados; uno ciudadanas.
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ficación de Titmus, no sólo porque fue de sociedad consumista. Pretenden así que,
los primeros en formular los diferentes debido a esta dinámica economicista, los
modelos de política social y los rasgos perjuicios y daños tengan que asumirlos
que mejor los definen, sino sobre todo el Estado y las administraciones locales,
porque su concepción de la política so- apoyando servicios generales y discrimi-
cial en cada enfoque va asociado a la ma- natorios que deben orientarse a disminuir
nera en que cada uno de ellos propone la la desigualdad social y contribuir a la justi-
satisfacción de las necesidades. Titmus, cia social. Para cumplir esta tarea, es nece-
quizás el autor más citado en nuestra sario introducir sistemas que redistribuyan
geografía, distingue, así, tres modelos de con criterio más equitativo los bienes de
Política Social (1981: 38-40)24: un Estado, Nación o Comunidad.
Modelo residual. Para los defenso-
res de este modelo, los caminos para 4. La educación y las necesi-
satisfacer las necesidades de los sujetos
son el mercado y la familia. Las demás
dades
instituciones sólo deben actuar cuando Sin duda, otro de los conceptos cla-
estas agencias “desaparecen”. Como ve en el campo de conocimiento de las
este es un hecho que sólo puede acae- Ciencias Sociales es el de necesidad.
cer eventualmente, son estas agencias, Nuestros alumnos, futuros profesionales
familia y mercado, las que resuelven de la educación y la formación, deben
las necesidades que se le presentan a saber de él. Como educadores, sea que
las personas. trabajen a partir de materias o disciplinas,
al modo y manera en que se desarrollan
Modelo basado en el logro perso- en la escuela o en la universidad, o lo
nal-resultado laboral. Este enfoque sos- hagan en contextos y espacios donde se
tiene que las necesidades sociales deben demanda la ayuda de profesionales de la
satisfacerse en base a tres criterios que educación social, satisfacer la necesidad
ayudan a dilucidar su oportunidad y re- de educación es y será una de sus obliga-
levancia: los resultados alcanzados en ciones fundamentales. ¿Qué traduce esta
el trabajo, el mérito personal y la pro- afirmación? El punto de partida de nues-
ductividad. tra reflexión sobre el tema se desenvuelve
Modelo redistributivo. Para los repre- en torno a dos supuestos:
sentantes de esta concepción, las necesida- - la asunción de la educación como
des son efectos del propio cambio social una necesidad básica –y no sólo para
y, por lo tanto, generadas por el sistema grupos categorizados como excluidos
económico, el gran sustentador de esta o vulnerables– que debe reconocerse
24 En el campo de la Pedagogía Social, ha sido Constancio Mínguez quién ha hecho una lec-
tura particular de la obra de Titmus, reinterpretado y actualizado por las visiones de autores
especialistas en el tema. Muchas de las cuestiones que no hubieran podido comprenderse
en estas líneas pueden clarificarse en los textos que otros autores de nuestra geografía
(como García Roca o Estivill) han realizado de su obra.
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3º. Esta lógica determinista no funciona profesión, la de educar, que sólo se puede
así en el contexto de trabajo, además profesionalizar si supera tal fragmenta-
de que, por la propia mecánica que ción. Pero también porque, si se sigue el
encierra este enfoque, se ahoga la re- esquema de Castel (1984 y 1992), en el
flexión que, a nuestro entender, debe- que creemos, los profesionales no traba-
ría centrarse en dos cuestiones. La pri- jan con categorías sino con personas en
mera pasa por analizar las necesidades situaciones de mayor o menor vulnerabi-
básicas y tratar de ver si la educación lidad, más próximos o menos a la zona de
lo es. Por lo tanto, habría que hablar exclusión o, por el contrario, más cerca a
de la educación como necesidad (bá- la zona de integración. Pero a cada una
sica o no) y no tanto de necesidades de estas personas, de la misma manera
educativas (especiales).25 La segunda, que a todos, les es necesaria la educa-
tratar de ver qué es lo que comporta ción. El que ellas vivan sus carencias o
tal concepción de la educación como sus deseos (connotativos a la naturaleza
necesidad y derecho universal, porque humana) como necesidad de educación
de esta forma podría dirimirse la di- no remite a la cuestión “qué tipo de edu-
cotomía que parece asociar las nece- cación dar”, sino a las tareas y prácticas
sidades a los excluidos y marginados necesarias para satisfacer esas carencias
(campo del que se ocuparía tradicio- y deseos a través de una educación ac-
nalmente la educación especializada), tualizada a la época que vivimos (Núñez,
dejando fuera de esta geografía a los 1999). Ello no supone que estas mismas
que no están categorizados como tal personas, dada su edad o debido a ella,
y que, supuestamente, reclamarían se despierten por las mañanas exclaman-
otro tipo de profesional más acorde do “necesito un profesor” o “necesito un
con esa población convencionalmente educador social” (García Molina, 2003b).
“normalizada”. Esta concepción bebe Sin embargo, sí parece vital aclarar que
de esa fuente que, en epistemología, todas ellas tienen derecho a la educación
diferencia “lo normal y lo patológico” y los Estados democráticos de Derecho
(Canguilhem, 1971; Foucault, 1985 y tienen la obligación de proveerla, se haga
1987) y que alimenta, entre otras posi- en la escuela, en la universidad o en el
bles, supuestas prácticas educativas en resto de la comunidad, mediante aque-
función de un modelo u otro. A todas llos profesionales que están capacitados,
luces, estos discursos y sus prácticas y legitimados, para cubrir tal objetivo.
acaban promoviendo la fragmentación, Lo importante, por tanto, es que en este
tanto de la profesión como del campo planteamiento entra en juego la ética,
de conocimiento que da razón de ella. la política, la justicia y el concepto de
La cuestión es para nosotros muy im- necesidad, como derecho y obligación,
portante en tanto que apostamos por una relacionados con ella.
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NECESIDADES CAPACIDADES
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Para Doyal (1998: 157-152) los senti- • se refiere a las oportunidades objetivas
mientos subjetivos no constituyen una que permiten que una persona actúe o
fuente fiable para atender las demandas deje de actuar:
sobre las necesidades (podemos desear Los agentes tienen la capacidad intelectual
para fijar metas de acuerdo con su forma de
fuertemente cosas que nos hacen daño y
vida; poseen la suficiente confianza en sí mis-
desconocer aquello que se requiere para mos para desear actuar y participar en la vida
evitar dicho daño). Entonces, las necesi- social; pueden formular fines consistentes y
dades básicas tienen una base objetiva y son capaces de comunicarlos a los otros; los
universal, aquélla que empírica y teóri- agentes perciben sus acciones como propias;
tienen la posibilidad de comprender las res-
camente es independiente de los deseos tricciones empíricas que dificultan o impiden
y las preferencias subjetivas. ¿Qué sig- el logro de sus metas; pueden sentirse respon-
nifica “base universal”? Significa que el sables de las decisiones que toman y de sus
daño provocado por la ausencia de un consecuencias (Doyal, 1998: 160).
bien determinado es igual para todo el 4.2.3. La posición de O´Neill: de la
mundo. La necesidad como categoría de vulnerabilidad a las competencias
metas particulares pensadas como univer-
Si se acepta la existencia objetiva de
salizables se traduce de esta otra manera:
las necesidades básicas, es necesario pre-
que los seres humanos tienen metas uni-
guntarse: ¿cuál es la conexión que guar-
versales que corresponden a las necesi-
dan con los derechos que todo ciudadano
dades básicas y es necesaria alcanzarlas
debe gozar?; ¿puede afirmarse que las
para que no sufran un daño específico y
personas tienen derecho a exigir que les
objetivo. Entre estas necesidades básicas
sean satisfechas?... Dieterlen, siguiendo a
encontramos la salud (ya que sin ella no
O´Neill (1998), distingue tres posiciones
hay expectativa de vida) y la autonomía
sobre la relación que guardan las necesi-
personal (que reclama competencia y ca-
dades con los derechos.
pacidad de elección).
Primera posición. Se defiende la con-
El tema de la autonomía es funda- veniencia de incorporar las necesidades
mental en Doyal. Para comprender lo que en un esquema de derechos llamados de
significa, cabe hacer tres consideraciones bienestar.
que nos interesa destacar especialmen- Una teoría de la justicia comprende el
te porque, para este autor, la autonomía establecimiento de derechos a las libertades,
está profundamente relacionada con la como el derecho a la vida, a la libertad de
expresión, de asociación, etc. Pero también la
educación. Así, la autonomía:
teoría necesita incorporar ciertos derechos que
• hace referencia a la comprensión que en términos generales suelen denominarse de
las personas tienen de sí mismas, de bienestar, como el derecho a la salud, la edu-
su cultura y de lo que se espera de cación, la vivienda, la alimentación... (Dieter-
éstas en ella; len, s/f:18. Las cursivas son nuestras).
• se relaciona con la capacidad psicoló- Segunda posición. Se opone a la ante-
gica que tiene los hombres y las muje- rior. Para sus teóricos, como O´Neill, sólo
res para crear sus propias opciones; los derechos a las libertades son univer-
sales. Sus argumentos contra la primera
posición apuntan a que, para cumplir las
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