Está en la página 1de 11

La máquina en nosotros, nosotros en la máquina.

Ramiro Gogna, Inti Díaz Morán, Rosario Cosci, Iraí López Reale, Ernestina Carabajal Vital

Problema.

Nuestro proyecto de investigación tiene distintas líneas de trabajo: por una lado abordamos
problemas clásicos de la filosofía de la técnica y de la biopolítica; por otro lado, nos
proponemos reconstruir distintas problemáticas latinoamericanas desde ejes como la
historia de la medicina y la biología, historia de la ciencia y la tecnología. 1 Algunos autores
que estamos estudiando en nuestro proyecto consideran que no podemos entender qué es
una máquina si presuponemos la contraposición entre “ciencias duras” y “ciencias
humanas”, entre ciencias sociales y medicina o biología. Es decir, no podemos comprender
qué hay de “orgánico” en la máquina, y qué hay de “maquínico” en la vida si no derribamos
ese gran dualismo. En este sentido tenemos un programa de investigación a largo plazo que
nos obliga a estudiar otras disciplinas.
Plantear el problema de qué es una máquina y reconstruir las reflexiones en torno a
ella en América Latina, resulta interesante en la medida en que suele decirse que debido a
nuestro subdesarrollo actual o debido a nuestras raíces culturales, seríamos una región que
repele la técnica. Algo así como un nicho cultural, un reservorio espiritual en la época de la
técnica.
Una manera de saltar por encima de la ansiedad irreflexiva a la que nos conduce el
uso de las tecnologías actuales es analizar qué es una máquina. Frente a los avances
tecnológicos, se suelen tomar dos posturas: esperar de éstos el apocalipsis o la redención, el
fin de la humanidad o el inicio de un nuevo mundo. Sin embargo, este tipo de
aproximaciones obnubilan la pregunta por la máquina y no nos permiten hacer un abordaje
detenido y sin prejuicios del tema.

1
PIP: Biopolítica y cibernética. Problemas y métodos para pensar América Latina - Instituto de
Investigaciones Filosóficas (FHCSyS, UNSE).
Entre los autores que estamos leyendo Gilbert Simondon comienza El modo de
existencia de los objetos técnicos (2007) con una declaración de guerra: “se ha creado un
prejuicio inútil respecto de la técnica que nos impide ver su lugar en la existencia humana”
(Rodríguez, 2007, p.15). Es que, para este autor, la vida de las máquinas puede pensarse
como equivalente a la vida de los organismos. En ambos casos estamos frente a procesos
neguentrópicos. La entropía negativa o neguentropía sería aquella cualidad que poseen los
sistemas vivos para compensar el proceso de degradación producto del paso del tiempo, o
sea, sería justamente la entropía de la cual se deshace el sistema para poder así mantenerse
con vida. Un ejemplo de este tipo de mecanismo propio de los sistemas vivos sería la
homeostasis, la cual se produce por una resistencia natural al cambio cuando el organismo
se encuentra en las condiciones óptimas, y el equilibrio, por ende, se mantiene mediante
muchos mecanismos reguladores.
Pero la neguentropía es también una cualidad que también está presente en las
máquinas que describe Simondon. Según este autor, “la máquina, como elemento del
conjunto técnico, se convierte en aquello que aumenta la cantidad de información, lo que
acrecienta la neguentropía, que es lo que se opone a la degradación de la energía (...)”
(Simondon, 2007, p.38). La máquina puede fácilmente asociarse con la vida y con los
procesos vitales a partir de la información, ya que lleva a cabo las mismas funciones: se
opone al desorden propio de la entropía, hace más lenta la degradación de la energía y se
convierte, de este modo, en estabilizadora del mundo.
De esta forma Simondon presenta, inspirándose en la cibernética, un análisis del
funcionamiento de las máquinas desde el modelo del organismo. Es esto mismo lo que le
permite entonces estudiar características tales como la indeterminación, la apertura, la
autorregulación, la causalidad circular, etc., presentes tanto en los organismos como en las
máquinas. De esta manera, logra pensar a las máquinas por fuera de la lógica dualista que
había dominado la tradición filosófica (y del pensamiento mismo del ser humano) hasta el
momento. En cambio, su propuesta ofrece una lente que nos ayuda a observar el fenómeno
de las máquinas con la misma distancia y objetividad con las que estudiamos a los
moluscos, por ejemplo. Tratando, de esta manera, de comprender su funcionamiento, su
interacción con el medio, su ecosistema, y no así, saltando con facilidad a conclusiones de
tipo ético o moral.
Máquinas y Organismos / Máquinas y Poblaciones.

Leyendo el libro de Gabriel Muro sobre Ramón Carrillo descubrimos que muchas
de estas ideas aparecen en un manuscrito inédito del médico: Introducción a la
cibernología y a la biopolítica. Para Carrillo la sociedad es una máquina que codifica las
funciones orgánicas de las poblaciones, no estudia estructuras ni sujetos, sino máquinas
sociales y poblaciones.
Carrillo es un extraño precursor de perspectivas críticas contemporánea: de Michel
Foucault, y de El Anti-Edipo de Gilles Deleuze. Si Foucault dijo en el prólogo de Las
palabras y las cosas que ese libro debía su origen a la lectura de Borges, Deleuze y Guattari
podrían haber comenzado aquel texto que quema los párpados diciendo que ése libro tenía
su origen en la lectura de Ramón Carrillo. Sin embargo, El Anti-Edipo empieza con un
golpe a la mandíbula que nos propone a la vez una metodología y un programa de
investigación: “todo es máquina”.
Si toda sociedad se compone por multiplicidad de dispositivos que tiene como
objetivo la intervención en las funciones orgánicas de las poblaciones, entonces estudiar la
historia de la medicina y de la biología es algo clave. Volvamos a Carrillo: médico e
inventor de la cibernología, versión peronista de la naciente cibernética. Foucault dice que
la medicina es una técnica biopolítica; Carrillo dice que la biopolítica es una técnica de la
cibernología. La cibernología es una ciencia del gobierno. Gobernar, para Carrillo, es
aumentar el espacio biológico de una nación.2
El objetivo de la biopolítica “es eminentemente práctico, es organizar la vida
humana en tal forma que el hombre pueda gozar de un mínimo de bienes, bienestar físico,
mental, social, o dicho de otro modo, bienestar somático, bienestar visceral y bienestar
psíquico [… ] La biopolítica tiende a asegurar –desde el gobierno- la salud y el bienestar de
los habitantes de un país”.

2
Le debemos mucho, sino todo, de esta lectura de Carrillo al libro de Gabriel Muro El don de la ubicuidad
(2021). Otro libro que nos muestra hasta qué punto las expresiones “biopolítica” o “cibernética” remiten a
experiencias concretas desplegadas en América Latina, son las investigaciones sobre el proyecto Cybersyn
desarrollados durante el gobierno de Salvador Allende por Stanfford Beer. Nos referimos al libro
Revolucionarios cibernéticos (2013) de Edén Medina, y más recientemente el podcast Santiago Boys de
Evgeny Morozov.
En la historia de la medicina argentina se puede trazar una conexión entre
Bernardino Rivadavía y Carrillo, aunque intrincada, llena de vías muertas y callejones sin
salida o con salidas que te reconducen al lugar de origen. Conocer la historia de la medicina
es conocer la biopolítica efectiva, cotidiana, de una sociedad.
Para exorcizar el extrañamiento ante la figura del médico sanitarista interesado por
la biopolítica y la cibernética, es interesante observar el curso de la medicina en Argentina
en las décadas previas a su labor política. La preocupación social por la salud y la gestión
de la vida surge en Argentina como respuesta a las epidemias que afectaron a su población,
en especial al sector urbano, en el siglo XIX y en particular la epidemia de fiebre amarilla
de 1871 (Armus, 2000). Ésta obtuvo como respuesta del gobierno de Domingo Faustino
Sarmiento, una maquinaria de medidas modernizadoras en materia de salud pública. Fue en
ese marco en el que triunfó y fue ganando sofisticación la tendencia higienista para mitigar
los problemas de salud pública. “Absorbiendo con mayor o menor imaginación los avances
y las novedades provenientes de Europa, y haciendo gala de un gran eclecticismo, la
higiene criolla comenzó oscilando entre vagas nociones de saneamiento urbano y meros
juicios morales” (Armus, 2000, pp. 512). Los problemas sanitarios centrales que atendía
fueron aquellos que acontecieron en la ciudad como espacio social. En simultáneo, la
estadística asumió un importante lugar en el gobierno para poder ampliar el conocimiento
sobre cantidad de muertes, causas y edades, nacimientos, enfermedades, migraciones, entre
tanta información que era relevada por los censos nacionales, provinciales y municipales.
Pero estos saberes sobre la vida humana, se combinaban con tergiversaciones
eugenésicas de discursos evolucionistas importados, que exacerbaron la expectativa por la
evolución de una raza proveniente de la conjunción de razas argentinas. Para ello, era
menester que esta evolución se acompañe por medios artificiales conduciendo a la
población lejos de las sendas de la degeneración. Los artificios para realizarlo serían
aquellos que, para la lectura positivista de los autores, impactan directamente sobre
caracteres biológicos de esta gente entre ellos la medicina, criminalística, pedagogía. Para
esta nueva nación el enemigo no era lo otro opuesto, sino lo que se denominaba el enemigo
interno, aquellos individuos que comportan un riesgo para el florecimiento de aquella raza,
aquellos seres patológicos que pueden camuflarse en la masa normal, saludable, y
enfermarla. Por medio de diversas leyes higiénicas, revistas científicas y vinculadas a la
educación, la publicidad y la literatura se promulgó la liturgia higienista cuya respetabilidad
fue ampliamente aceptada por la sociedad. El discurso y la cultura del hombre higiénico
era, en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, un punto de consenso que
trascendía las diferencias ideológicas. Colocando a las políticas sobre la vida en el centro
de la homeostasis del cuerpo social.
Así como decimos, no tan irónicamente, que Carrillo es un precursor de Foucault,
Deleuze y Guattari, nosotros vamos a leer al doctor santiagueño con las categorías de éstos.
No son tareas de la lectura filosófica el alabar o el condenar, sí lo es plantear un problema.
A Carrillo hay que estudiarlo desde una historia del poder, desde una genealogía que
reconstruya la alianza entre el poder político y el saber médico en la historia argentina.
Carrillo está pensando en la máquina que debe codificar los flujos o las disposiciones
orgánicas de las poblaciones argentinas, piensa la neguentropía que contrarresta la entropía
de la nación.
Por otro lado, habría que pensar la relación entre Carrillo y Wiener. El libro de
Muro cuenta detalles muy interesantes sobre la relación entre cibernología y cibernética.
Carrillo reclamaba una diferencia específica para su proyecto cibernológico. 3 “La
biopolítica, una vez identificado los factores entrópicos...” –que Carrillo identifica con la
flojera, con el hedonismo, la comodidad, la ley del menor esfuerzo-, “lo que quiere es poner
orden en el sistema, implantando la disciplina, creando fuerzas capaces de conducir al
hombre de acuerdo con las leyes antientrópicas de la conservación de la vida, de la especie,
de la sociedad y del espíritu (educación pública, cultura sanitaria). El orden sólo puede
coexistir con el equilibrio –el equilibrio entre el orden y el desorden […] todo es desorden,
caos, ruina.”

3
En Cibernética y sociedad (1988), un libro de divulgación de la cibernética, Wiener afirma: “Al aumentar
ella [la entropía], el universo, junto con todos los sistemas cerrados que contiene, tiende naturalmente a
empeorar y a perder sus caracteres distintivos, a pasar del estado menos probable al más probable, de un
estado de organización y de diferenciación, en el cual existen rasgos y formas, a otro de caos e identidad. En
el universo de Gibbs el orden es menos probable, el caos más probable. Pero mientras el universo en su
totalidad, si existe cuanto total, tiende a ese estado definitivo, existen enclavados locales, cuya dirección
parece opuesta a la del universo como un todo en los cuales hay una tendencia temporal y limitada a aumentar
la complejidad de su organización. La vida encuentra asilo en algunos de esos enclavados. Ligada
instintivamente a esa idea desde un principio, se inicia el desarrollo de la nueva ciencia: la cibernética. (p. 14).
Por ello puede Carrillo entender a la biopolítica como una “ciencia del equilibrio
social”. En esto se diferencia el maestro peronista de sus alumnos rebeldes del mayo
francés: a éstos les interesa sobre todo lo que se fuga, el desborde, de la codificación de la
máquina. Foucault y Deleuze estudian las leyes antientrópicas de la conservación de la
sociedad, es decir el orden, pero para problematizar los medios que emplea contra lo se sale
de la norma: el perverso, el loco, el enfermo, el criminal, el indio, etc.

Hasta ahora nosotros veníamos hablando de cibernética en la ponencia, pero


Carrillo desde el título nos cambia la palabra: cibernología. ¿Es lo mismo? ¿A qué hace
referencia esa distinción? Si por cibernética entendemos el estudio de los flujos de energía a
través de teorías de control y de sistemas, conjuntos complejos, especialmente atendiendo
el carácter de homeóstasis y de retroalimentación; por cibernología, Carrillo entenderá
básicamente la “ciencia estatal” que reúne todos los conocimientos relativos al ser humano,
cuyo único objetivo no es el control y disciplinamiento, sino el bienestar y la felicidad. Por
eso va decir que es un arte de gobernar. Por su parte la biopolítica es su técnica de
implementación, ya que se ocupa del cuidado y aprovechamiento de la parte biológica del
capital humano disponible en determinado momento, en una nación. En el marco del libro
también opera de trasfondo la oposición que el santiagueño hace entre esta última y la
geopolítica, de orientación militar dirigida a provocar guerra. La biopolítica ofrece una
solución endógena que tiende a la unidad para asegurar la salud pública y así llegar al
bienestar social. Esto lo dice Carrillo. La biopolítica es la “rama aplicada” de la
cibernología, caracterizada como el gobierno científico. Por eso es que implica también una
teoría del bienestar y de la felicidad. Cibernética parecería ser una noción dejada de lado
por estar identificada con el proyecto liberal que el peronismo buscó superar.

Cuando uno lee esos textos, rápidamente se da cuenta por los conceptos, por los
problemas y los métodos, que Carrillo está discutiendo directamente con Wiener,
indirectamente dialoga con Simondon, Foucault o Deleuze. Pero también no tan lejos,
conecta con lecturas de Maturana y Varela, o con propuestas del proyecto SynCo en Chile.
Conceptos que aparecen recurrentemente en este libro son los de “arte de gobierno”, ciencia
del Estado, biopolítica, entropía, pero también felicidad, bienestar. Al mismo tiempo,
aparecen nociones y categorías que nos conectan directamente con la historia de la filosofía
general y especialmente la filosofía de la técnica. Por eso queremos leer al doctor en esos
términos, para plantear problemas. No nos interesa hacer humanismo, no estamos para
proponer juicios de valoración o de calificar las figuras y personajes de la historia política
argentina como “buenos” y “malos”. Lo que queremos es abrir debates, posibilitar que
discutamos sobre esto que, en este caso, permaneció allí guardado por más de sesenta años.

Sobre el libro inédito de Ramón Carrillo

En relación a lo expuesto, justamente una de las actividades del proyecto, desarrolladas a lo


largo de este primer año, se corresponde con el trabajo de transcripción, corrección, edición
y estudio crítico para la publicación en formato de libro impreso, de una obra inédita de
Ramón Carrillo. Se trata de un material textual mecanografiado por él mismo, del período
cuando se desempeñaba como Ministro de Salud durante el gobierno peronista en los años
previos al golpe del ´55. Estos documentos llegan a nosotros en forma de fotos digitales,
ordenadas en 19 carpetas, aportadas por los doctores en filosofía Gabriel Muro y Ramiro
Gogna. Las mismas fueron tomadas directamente del espacio donde se encuentran
almacenadas, en el Archivo General de la Nación, junto con alrededor de 50mts 3 cubiertos
con papeles de Carrillo, de todo tipo.

La conservación documental dice mucho sobre el material con el que se trabaja. Mirar esto
también contribuye a la necesaria problematización metodológica cuando se trata de una
investigación que además de teórica trata con testimonios del pasado, en los distintos
soportes, datos históricos. Por eso decimos que un criterio importante para el desarrollo de
un estudio crítico es mirar el itinerario, la conservación, las distintas ediciones de un texto,
y considerarlo dentro del corpus que fue escrito y, también, archivado (Domínguez Rubio,
2021; Ricca, 2022). Cómo, cuándo, porqué, y dónde se escribe y se conserva un texto.
Entender algo históricamente es insertarlo en una serie (Ginzburg, 2021), saber situar al
texto en coordenadas precisas, matizar ausencias, explicar vacíos. Lo cual nos pone de cara
al problema pre-narrativo de tener que recuperar dimensiones del documento que son
centrales para pensar cómo utilizarlos en el marco de nuestra investigación. Estos
documentos textuales no son un material que está ahí dispuesto como lo dado y que por sí
nos brinda una información clara y distinta. Para historizar el texto tenemos que
considerarlo en relación a otros conjuntos textuales, otras regiones de textualidad, como
parte de la delimitación de la trama en la que hay que insertar las conferencias de Carrillo
para poder leerlas sin que su contenido central pase desapercibido. Para eso vamos a
intentar relevar distintos repositorios documentales en torno a su figura Carrillo, para poder
situar los textos que trabajamos.

En esa oficina del Archivo General, dentro de una caja rotulada como “papeles sin
importancia”, escrito en papel oficial del Ministerio de Salud Pública de la Nación,
permanecieron, casi en silencio, estas dos obras. Introducción a la cibernología y a la
biopolítica. escrito por el propio Dr. Ramón Carrillo, mientras era Ministro de Salud
Pública y profesor de Neurocirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA. La otra
obra es de menor extensión, y contiene un proyecto para la concreción de un Instituto de la
Alegría – IDEA. Ambos son escritos inicialmente como conferencias dictadas en el año
1950. La primera, correspondiente al 28 de abril en la Universidad Nacional del Litoral,
donde usa por primera vez los términos biopolítica y cibernología. La segunda,
correspondiente al 23 de noviembre, ante la Liga de Derechos del Trabajador. Previo a una
edición que hace Carrillo lista para su publicación, los textos manuscritos fueron revisados
minuciosamente por el filósofo Desiderio Papp, quien trabajó como asesor del
Departamento de Cibernología que funcionó dentro del Ministerio de Salud Pública durante
la gestión del santiagueño. A este equipo de colaboradores dedica la obra. Después del
golpe de estado, estos y otros papeles fueron confiscados y archivados sin mayor cuidado.

El trabajo realizado consistió en una transcripción literal a formato Word,


respetando cada tachadura y enmienda del original -hecho con birome azul en el mayor de
los casos. Estuvo a cargo de los distintos integrantes del proyecto con la participación de
todos sus miembros. Esta tarea se realizó durante los primeros seis meses del proyecto,
período después del cual pasamos a una etapa de recopilación en un solo cuerpo, edición
para la lectura, para posteriormente introducir un estudio profundo con aparato crítico.

Sobre nuestra web


Diario de Filosofía es la página web del proyecto de investigación. En ésta, nos
proponemos no sólo compartir los textos que producimos al interior del proyecto, en una
especie de "laboratorio de escritura", sino que también estamos abiertxs a recibir textos de
otrxs autorxs que estén pensando, en términos filosóficos, la yuxtaposición posible entre
técnica y biopolítica en las sociedades latinoamericanas.

Otra actividad que también realizamos los integrantes del proyecto fue participar de la
segunda edición de la Expo Smart City Santiago del Estero 2023, desarrollada los días
26,27 y 28 de junio en el Nodo Tecnológico. En ese marco, se llevaron a cabo una serie de
entrevistas a distintos actores participantes, desde asistentes, organizadores, y
representantes de las firmas y corporaciones tecnológicas allí presentes, como parte de
nuestra tarea denominada “Cuestionario Luddita”, cuyos contenidos irán volcándose a la
página web, luego de ser editados. Parte de esto sale en el 2° Boletín Informativo de la
Secretaría de Ciencia y Técnica de la FHCSyS.

Referencias bibliográficas

-Armus, D. (2007) La Ciudad Impura: Salud, Tuberculosis y Cultura en Buenos Aires,

1870-1950. Edhasa.

-Canguilhem, G. (1978) Lo normal y lo patológico, México, Siglo XXI.

-Carrillo, R. (2012) Teoría del Hospital, Buenos Aires, Biblioteca Nacional.

-Carrillo, R. (s/f) “Introducción a la Cibernología y a la Biopolítica”, Archivo General de


la Nación.

-Clastres, P. (1978) La sociedad contra el Estado, Monte Ávila.

-Deleuze, D. (1991) “Pos-scriptum a las sociedades de control”, en Christian Ferrer


(Comp.) El lenguaje literario, Tomo 2, Ed. Nordan, Montevideo, 1991.

-Deleuze, G. y Guattari, F. (1972) El AntiEdipo: Capitalismo y Esquizofrenia. Barcelona:


Paidós.
-Domínguez Rubio, L (2021) “Documentos, colecciones y centros de documentación.
Sobre las condiciones de posibilidad de la investigación histórica”, en Políticas de la
Memoria, n° 21, Buenos Aires, pp. 31-39. en https://doi.org/10.47195/21.729.

-Foucault, M. (1976) “Derecho de muerte y poder sobre la vida”, Historia de la sexualidad,


1. La voluntad de saber, Siglo XXI.

-___________ (2008) Seguridad, Territorio y población, FCE.

-___________ (1993) La vida de los hombres infames, Altamira, 1993.

-___________ (2008) El nacimiento de la biopolítica, Buenos Aires, FCE.

-Ginzburg, C. (2021) Aún Aprendo. Cuatro experimentos de filología retrospectiva. Buenos


Aires: FCE.

-Maturana, H. y Varela, F. (2003) De máquinas y seres vivos, Lumen.

-Muro, G. (2021) El don de la ubicuidad. Ramón Carrillo y la cibernología peronista,


Miño y Dávila.

-Ricca, G. (2022) Por el rumor del mundo, Buenos Aires: Red Editorial.

-Rodriguez, P. (2007) Prólogo. En Simondon, G.: El modo de existencia de los objetos


técnicos. Buenos Aires: Prometeo.

-Simondon, G. (1958 [2007]) Introducción. En El modo de existencia de los objetos


técnicos. Buenos Aires: Prometeo.

-Simondon, G. (2017) Cultura y Técnica. en Sobre la técnica: 1953-1983. Ciudad


Autónoma de Buenos Aires: Cactus.

-Vezzetti, H (1985) La locura en Argentina, Buenos Aires, Paidós.

-Wiener, N. (1988) Cibernética y sociedad. Editorial Sudamericana S.A.

También podría gustarte