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Hacer filosofía en tiempos de Coronavirus

Guillermo Alejandro Meana Morales

Van surgiendo algunos textos para pensar qué está sucediendo hoy en la humanidad, en nuestro
planeta, y en relación a otras formas de vida como animales, vegetales y minerales. Textos como el
de Giorgio Agambem (“La invención de una pandemia”), Jean-Luc Nancy (“Excepción viral”), el de
Slavoj Zizek (“Un claro elemento de histeria racista en el nuevo coronavirus” o “Coronavirus es un
golpe al capitalismo a lo Kill Bill que podría reinventar el comunismo”) el de Amador Fernández
Savater (“Habilitar la excepción: pensamientos sin cuarentena”) o de Jaime Santamaría (“Covid-19
y la filosofía: pensar en medio de la catástrofe”). Byung Chul Han escribió también un artículo con
diagnósticos interesantes, sobre todo inquietantes y con pronósticos políticos diferentes a los de
Zizek.

Para resumir los aportes anteriores, y sin ánimo de simplificar, se ve aún un abordaje desde la
política y la ética, profundamente mediados por categorías del pensamiento occidental y
eurocentrado. La excepción, viene ligada a la estatalidad, que en Nuestramérica vino ligada a la
colonialidad y al colonialismo. Por esto mismo, intentaremos que la siguiente reflexión esté
impregnada de interculturalidad y de las influencias de la filosofía de la liberación.

Para comenzar nuestra reflexión, cabe señalar que el Coronavirus tiene un nombre curioso. Quizá
se deba a la similitud que tiene su estructura microscópica con una corona. Pero puede haber algo
más, incluso inconsciente. Este nuevo virus (agente patógeno en términos biológicos) viene a
coronar una serie de desaciertos de la humanidad en su conjunto para pensar de qué modo
vivimos en relación al mundo animal y vegetal, y para pensar qué seguimos haciendo sin reparos
en relación a recursos no-renovables y a ambientes y culturas que sufren una catástrofe de siglos y
que hoy llega a un punto crucial, gordiano como gustan decir algunes.

Este virus, al igual que la influenza H1N1, que le ébola o hanta-virus, gripe aviar, la vaca loca, etc.
vienen de la relación del ser humano con la animalidad. Desde el "animal racional" nos
distanciamos irrevocablemente de lo animal. No es casual que sea la producción industrial de
animales y el mercado de la industria alimenticia y agropecuaria, están levando a situaciones
inéditas para nuestro sistema inmunológico, generando situaciones como las que puede generar el
dengüe: que nuestro organismo colapsa porque el sistema inmune colapsa al encontrar dos cepas
diferentes de la misma familia de enfermedades.

No seamos ingenuos: la humanidad murió durante siglos como víctima de pestes, que generaron
momentos de cambio histórico, como el que sufrió nuestra población originaria al no tener
defensas para virus y bacterias que generaron millones de muertes. No hubo ayuda humanitaria,
ni mucho menos, ya que se pensaba que no eran humanos pues no tenían alma, el alma europea

La paranoia muestra un momento disruptivo, en el que es muy difícil volver a esa dia-noia tan
analizada por Platón como pensamiento discursivo, y sobre todo exposición argumentativa de la
reflexión filosófica y científica, o como noiesis en Aristóteles, capacidad humana por excelencia.
Hoy toda la ciencia generada por la humanidad durante siglos (biología, genética, nanotecnología)
no puede dar respuestas inmediatas a los problemas que la técnica generada por ella misma
generó.

La paranoia es el "más allá del entendimiento" y que hoy se refleja en comportamientos sociales
muy por fuera de la razón, en términos de lo que la racionalidad teórica y ética nos señalaría que
no son lógicos o no pueden tener lugar. Saqueos, stockeos, agolpamientos de persona que
redundan en violencia y discriminación del Otro ya porque "es extranjero" y puede ser identificada
con ese Otro que viene con el virus, que viene a contaminarme y contagiarme, ya sea como "el
pobre" que tiene comportamientos sólo condenables por un odio de clase. Desde allí estaba ya
tejida la paranoia, en la antesala del prejuicio. Las noticias falsas, dentro de lo que viene
llamándose Pos-verdad, sólo coronan este diagnóstico de cómo el conocimiento muta en
información y de allí el colapso de la sobre-información y la des-información.

Hoy, la política está mostrando sus momentos más críticos, en momentos en lo que es evidente
que debe ser grupalmente, con participación de toda la ciudadanía, que se deben pensar las
soluciones a estos problemas acuciantes. Prima y urge una ética de la responsabilidad, que
permite confiar en un Principio de esperanza hacia el ser humano en su conjunto y que nos obliga
a responder con sentido cada día a la siguiente pregunta "¿Qué hago yo, grupal e individualmente,
para hacer que sea digna la vida humana en la tierra?". Sí, toca alguna fibra extrema, pero que
muestra su urgencia cuando queda claro que dañamos ecosistemas, biodiversidad y
sustentabilidad del planeta. Dicho de otra manera, deberíamos mostrar cada día por qué no
somos una molestia para este planeta.

Se estima que los dinosaurios no murieron por la caída de un meteorito gigante si por la presencia
de un parásito que destruía los huevos. Es decir, acordamos con Bill Gates en que no será una
bomba atómica lo que hoy destruya millones de vidas, sino un virus, que ya existía como riesgo
conocido por los países centrales hace años, pero que la racionalidad económica (de mercado,
capitalista, etc.) los llevó a ahorrar en salud pública... claramente la situación no encontró bien
parados a los Estados. ¿Pero qué tal a sus sociedades? Las respuestas fueron diversas, lo vemos, y
operan en el trasfondo a factores culturales de cohesión y de solidaridad (reciprocidad). La
metáfora del barco sigue siendo elocuente y muy profunda. O nos salvamos todes o no se salva
nadie.

¿Qué lugar puede jugar la filosofía en este panorama? La filosofía no tiene por delante una lógica
de problema-resolución, como opera en la vida cotidiana, sino que nos permite "romper a
martillazos" como diría Nietzsche, una realidad establecida y dada como la única posible. Aquí
nunca viene mal subrayar el rol de la pregunta filosófica, que abre, que des-naturaliza, que des-
subordina, que de-construye, que incomoda, que subvierte al poder establecido. Y el poder, dijo
Foucault, opera sobre la normalidad que emanó de la norma. La pregunta permite ir a diferentes
temas, diferentes capas, diferentes niveles de generalidad, para pensar que, como decía Agoglia,
la filosofía sea sabiduría del amor del hombre por el hombre.

II

Realismo político inhumano o anti-político?

¿Desde dónde es posible explicar afirmaciones como las de Boris Johnson o Ángela Merkel, dos
líderes de países europeos centrales que hablan de que "el coronavirus afectará al 60% de la
población mundial" o que "deberemos pensar en despedirnos antes de muchos de nuestros seres
queridos" (chequear)?

Creo que la realpolitik muestra aquí su peor crudeza e inhumanidad: la de delimitar la política al
ámbito de lo posible. Ya era Aristóteles quien hablaba de que la deliberación, el objeto de la ética
"versaba sobre lo posible" (¿léase factible quizá?). La política aquí ya no tendría sentido,
redundaría en una gestión del resto (aquel 40% restante) para gestionar la muerte y no para
posibilitar la vida humana.

Un texto del extrañable Rodolfo Kusch, titulado "SIn magia para vivir" habla de cómo resulta la
realidad en las ciudades, y él la caracteriza como "dura, inflexible y lógica". Este realismo excluye y
obtura, al decir de Kusch, la posibilidad de la aparición de la magia, milagros o cualquier alteración
de ese orden de la realidad, a la que la ciencia vendría a sumarle nuevos sectores (dá el ejemplo
de el "sueldo" en la economía o "los impulsos" en la Psicología).

Resuenan, siempre resuenan, aquellas palabras de Cristina Fernández de Kirchner, que para
reivindicar el valor de la política como acción transformadora de lo real (y por qué no de lo
posible) señalaba que "no fue magia". Lección aprendida tras 4 años de vaciamiento, ajuste y
endeudamiento que como voluntad política camuflada como a-política, trajeron a nuestro país
incertidumbre y vulnerabilidad. Con Alberto como presidente, y con el gobierno de todes como
horizonte de un proyecto político, aparece el coronavirus. Y aparece cuando recuperamos el
Ministerio de Salud. Sí, no era ningún misterio que sin ministerio no se podría enfrentar a tiempo y
con prevención una epidemis o pandemia como el Covid-19 sin que produjese efectos
devastadores en los sectores más vulnerables de la población.

Se está yendo marzo, y todo augura que el mes de abril será un mes peludo en nuestro país, en el
que la voluntad política deberá primar por sobre excusas y realpolítica en nuestra patria (sea la
chica o la grande que se nos escurre un poco entre cierres de fronteras y repatriaciones). Pero
Mayo traerá nuevamente los albores, sí, los traerá en esa misma París que no quedó desierta en
sus calles, de aquella frase pintada en las paredes "seamos realistas, pidamos lo imposible" que
algunos prefieren releer en clave de "seamos libres, hagamos lo imposible".
Esa política transformadora sigue hoy viva en las organizaciones políticas y sociales. Sigue viva en
la lucha feminista. Sigue viva en toda sociedad que no se resigne a despedir temprano a sus seres
queridos o en caer bajo ese 60% anunciado por la dama de hierro teutona. Anglo-sajones, sepan
que la política muta por estos lares, y que se escurre de su pesimismo auto-cumplido en las tierras
que siempre quisieron conquistar.

III

La respuesta es cultural

Lindos tiempos para un diálogo intercultural. Las culturas hablan, se expresan en muchos
comportamientos sociales. Proliferan los análisis de que la pandemia del Coronavirus está
mostrando las diferencias entre modelos económicos progresistas, neoliberales y proteccionistas.
Pero quizá hay algo más acá de todo esto.

IV

Inmunizarse.

Inmunidad. ¿Quién tiene inmunidad? Cual evento, cual acontecimiento, aparece generando el
caos. Nadie es inmune a este virus. Somos, por nuestra condición humana, vulnerables. ¿Se
encamina la humanidad a una búsqueda de la inmunización? ¿De qué nos inmunizamos? ¿Cómo
es posible inmunizarse del Otro? Pro-philaxis- Guardianes del orden y la salud, hoy parecen ser
garantes del ser. Hoy la humanidad está, "a la espera", "en su casa", está cuidándose. Aprender a
mutar. No ser inmutable como se quería que fuese el SER. Inmutarse sería perecer, inmunizarse, la
salvación.

Las cuatro preguntas kantianas, desde el hoy

El legado kantiano es inmenso. Immanuel Kant ha pasado a la historia de la filosofía como el


filósofo monumental que logró sintetizar el racionalismo y el empirismo para postular que vemos
las cosas con unas "lentecitas" que serían las formas puras de la sensibilidad y del entendimiento.
Y algo más respecto al imperativo categórico.

Hoy quisiéramos sobrevolarlo un poco, así como con un afán de divulgación casi vulgarizante.

El filósofo prusiano, fiel a su espíritu clasificatorio y sintético, propuso que las problemáticas de la
filosofía podían resumirse en cuatro:

1) ¿Qué puedo conocer? (Was kann Ich wissen?)

2) ¿Qué debo hacer? (Was soll Ich tun?)


3) ¿ Qué me cabe esperar? (Was darf Ich warten?)

4) ¿Qué es el ser humano? (Was ist der Mensch?)

Estas preguntas se delimitarían en las principales ramas de la filosofía: La Gnoseología, la Ética, la


¿Filosofía de la Religión? y la Antropología filosófica.

Es Martin Buber quien las retoma es la obra homónima ¿Qué es el ser humano? para recordarnos
que Kant pensaba a esta pregunta cuarta como la pregunta más importante y abarcadora.

Este racconto de preguntas genera cierta perplejidad, sobre todo porque vienen de un pensador
de la talla de Kant, que ha tenido tanto afán en aplicar la crítica como punto de partida de la
filosofía. (Crítica se entiende en un sentido distinto al que lo entendemos habitualmente, como
estudio sobre los límites de algo). Es así que Kant emplea intencionalmente los verbos. Para el
conocer se refiere a PODER. Allí ya hay una pista de todo su trabajo sobre los límites de la razón
pura. Luego en el terreno de la filosofía pura práctica, el hacer, señala el DEBE, marca ineludible
del imperativo categórico y su ética deontológica. Luego, para la religión, aparece una postura
pasiva, la del esperar, distinta al rol activo del sujeto moderno, muy propio de su elección pietista.

Lo más interesante nos resulta la cuarta pregunta. Aquí ya Kant abandona el Ich, el YO, para pasar
a la típica definición del "¿qué es x?" Que Franz Rosenzweig se ocupará tanto de criticar. Es decir,
la pregunta se vuelve impersonal, ya no universal, pues el Ich de las tres primera no representa al
propio Kant sino al Sujeto de conocimiento y de la acción.

¿Qué le ha sucedido aquí a Kant? ¿Por qué la pregunta que englobaría a las otras tres aparece
formulada de una manera completamente distinta? ¿Será que esto muestra el límite de la propia
crítica kantiana?

Además, es la única pregunta en la que aparece el verbo SER conjugado, por lo que también
podríamos pensar que no sólo es una pregunta Antropológica sino también ontológica.

¿Cuál es la importancia de todo esto en la situación actual?

Porque hoy, frente a la crisis humana que genera la pandemia de un virus, del COVID-19,
podríamos repensar la pregunta kantiana, desde los aportes de las filosofía del Siglo XX, desde la
fenomenología, a la filosofía de la liberación, pasando por el existencialismo.

La pregunta por el ser humano hoy se vuelve central. Se vuelve central porque parecería que todo
esto que sucede le sucede al ser humano, y no a otras especies. Durante buena parte de los siglos
nos hemos olvidado de qué le sucede a otras especies por causa del ser humano, para tener en
cuenta. Pero esta pregunta por el ser humano siempre se ha formulado y respondido desde un
paradigma que se ha llamado "antropo-céntrico", en el que el ser humano pasa a ser el horizonte
de sentido y definición de las demás especies vivas.

Hoy, ya no podemos presuponer una definición del ser humano. Antaño, la definición del ser
humano como animal político, ser político o ser social, está profundamente atravesada por
cambios en el modo en que nos podemos relacionar con el Otro. Creo que hoy, más que nunca,
tenemos que preguntarnos, pese a Kant,

¿Qué podemos ser los seres humanos?

VI

La pos-humanidad, o la insoportable costumbre de la evasión (23/04/2020)

La pandemia de COVID.19 ya ha infectado a 2 millones de seres humanos, y ha muerto un


centenar de miles en todo el mundo. Recién a 4 meses de la aparición del primer caso en Wuhan,
el escenario terrestre de la humanidad aparece amenazado por lo que los líderes mundiales
llaman el "enemigo invisible". Y como es invisible, mejor no verlo. ¿Y qué mejor manera de no ver
lo que sucede al lado, en el barrio vecino, en el estado vecino, en el país vecino, que no sea
plantear una carrera tecnológico y armamentística de dimensiones estelares?

Hemos hablado en otro ensayo acerca de la metáfora de la nave común. Hoy hay aquí un nuevo
elemento que parece partir esta metáfora, y con ella, la humanidad que teníamos.

Esto es lo que Trump plantea, en un gesto propio de los emperadores cuando ven el incendio, al
afirmar que la Luna no es un bien común de la humanidad sino propiedad de los EE.UU. y al
vaticinar que serán un ciudadano y una ciudadana estadounidense quienes pisen y planten
bandera en Marte.

¿Se está agotando el ciclo en la Tierra?¿Será que la amenaza global plantea urgencias en el 1%
más rico de la humanidad, que no sólo prescinde del 99% de seres humanos sino que ahora
prescinde de la Tierra como fuente de recursos económicos? ¿Es este el inicio de la pos-
humanidad? Hannah Arendt afirmaba provocativamente en La condición humana que la vida el ser
humano era tal porque vivía en la Tierra, porque nacía y moría y que aquello era parte de la
condición humana, algo distinto al concepto clásico y moderno de la naturaleza humana.

Quizá puedan pensar que, en términos del pocker, se trata de un blef, de una movida ciega para
forzar a las otras potencias como Francia, Rusia o China, de que busquen invertir recursos en la
carrera espacial más que en mitigar los efectos sanitarios y éticos devastadores de esta pandemia
que está sacudiendo esquemas y conceptos de vieja raigambre.

Colonizar, extraer, agotar. ¿Quién hubiera pensado que frente a la amenaza de un virus, el gesto
iba a ser el mismísimo escape? ¿Pensará Trump que su idiotizado pueblo norteamericano
responderá favorablemente a esto mientras teme caer bajo las garras de la pandemia China?
¿Habrá focus group detrás de todo esto?
Recuerdo una frase cómica que le dijo el candidato presidencial Daniel Scioli a Mauricio Macri,
finalmente electo presidente de los y las argentinas "¿No podés con los trapitos y vas a terminar
con el narcotráfico?" Podríamos parafrasearle a Trump ¿No podés desarrollar una vacuna al
coronavirus y querés cononar a Marte?

No son gestos nuevos, ni sorprendentes. Una estrategia propia de gestionar las crisis es generar la
guerra. Pero la guerra terrestre ya no tiene sentido, porque es amenaza de extender un virus muy
dificil de controlar, entonces la guerra será espacial.

Las señales, que emanan de estos políticos ya evidentemente títeres o representantes de intereses
corporativos transnacionales, no son favorables. Los pueblos, por su parte, resisten, luchan, en lo
micro, en lo mediano, pero no en lo macro. La estrategia está planteada ¿Qué vamos a elegir y
avalar nosotros, en el fondo no más que organismos con supuesto libre albedrío vectores de virus?

VII

La era está pariendo un corazón: Cuba entre el asedio yanqui y las brigadas sanitarias
(24/04/2020)

Cuba, revolución olvidada hoy por los intelectuales europeos, vuelve al escenario con la partida de
2000 médicos, médicas, enfermeros y enfermeras hacia países que enfrentan desborde de su
sistema sanitario por la pandemia de COVID-19.

Cuba, cuna del hombre nuevo. Che, Cuba. Cuba, asediada por el pie del gigante que hoy tambalea,
por su mediocridad y por su falta de humanidad. Porque la pandemia mata, pero está pariendo
algo nuevo (un corazón, como decía Silvio): una pos-humanidad en la que sólo podrá hablarse de
dignidad humana con la defensa de la vida humana -residuo antropocéntrico- sino de toda vida.

Cuba, una isla aislada por el aislamiento de EE.UU. desde hace 50 años, mostrando que la
humanidad siempre está más acá que el capitalismo.

VIII

La mosca en la sopa: o cómo es posible el diálogo en filosofía (28/04/2020)

Una antología interesante publicada recientemente llamada "Sopa de Wuhan" nos permite tener
una mirada conjunta acerca de distintas reflexiones de intelectuales sobre la pandemia de COVID-
19 escritas entre marzo y abril del 2020. Nadie dudaría que es importante reflexionar sobre
causas, paradigmas, coyunturas, modelos, sistemas, que nos han llevado a la situación casi
irreversible que se vive hoy a nivel planetario. Ni analizar el presente que mutó en un orden que
pocos previeron. Mucho menos dudar de lo importante de trazar un rumbo o ciertas ideas o
valores que se vienen gestando o sería imperioso gestar en tiempos en que a la humanidad se le
agotan justamente los tiempos para poner en el horizonte y en acto cambios en las pautas
sociales, económicas y culturales hegemónicas.

Pero aquí quiero detenerme en otro punto, menor, si se quiere, y es el de la noción de diálogo
filosófico.

Platón, quien funda el género discursivo filosófico institucionalizado, asienta a la filosofía por el
camino del diá-logos. La ilusión del monólogo se funda en la posibilidad de dialogar consigo
mismo. La filosofía intercultural y de la liberación han puesto sus dudas, ya en el siglo XX y XXI, en
la posibilidad de un diálogo entre sujetos o culturales asimétricos. Por eso hoy aparecen cada vez
con más fuerza las nociones de multí-logo o polí-logo filosófico. Sobre todo para recuperar lo
mejor de la tradición filosófica, o la condición de posibilidad de ella, que es el diálogo, intercambio
o como se quiere llamar. Este intercambio epistémico y lingüístico sí debe estar lo más
contaminado que se pueda, y lo más expuesto.

Resulta interesante leer Sopa de Wuhan y observar la casi nula presencia del diálogo filosófico. Es
decir, salvo esporádicas excepciones como en el caso de Jean-Luc Nancy, parece que los textos
fuesen exposiciones sobre lo que cada subjetividad académica o no académica "lee" o
"caracteriza" de la situación que hoy vivimos. Tampoco quien escribe es la excepción.

Es necesario habilitar y generar el diálogo, multílogo y polílogo filosófico, más que nunca, si no la
filosofía corre el riesgo de desaparecer en la pos-humanidad.

Seamos concretos: se han suspendido las clases y actividades académicas presenciales, congresos,
jornadas, reuniones de grupos de trabajo e investigación... el espacio legitimado de circulación de
la palabra y reflexión filosófica también ha entrado en estado de excepción.

¿Qué nos queda? Ensayar otros tipos de intercambio, que entretejan, citen, se posicionen y
rebatan diagnósticos y argumentos con otros argumentos y diagnósticos. No hay mucho tiempo
para que la filosofía sea abierta y retome interdisciplinariamente a la medicina, la biología, la
estadística, la religión, el arte, la literatura.

A la sopa de Wuhan parecería que aún le falta algo de cocción, esa cocción que une los
ingredientes, al fuego del ida y vuelta, de enojos, tensiones, disputas... ya acuerdos provisorios.
Quizá sean los ingredientes de un plato que debamos seguir cocinando... sabiendo que siempre
puede haber una mosca en la sopa. Dicho sea de paso: Gabriel Markus, ingrediente infaltable en el
plato. Gustavo Yañez Gonzalez, va como chef.

IX
De la incontinencia a la inconciencia: cuidar a quienes no se cuidan a sí mismes (28/04/2020)

Sócrates, partero de la filosofía como hoy la conocemos, supo decir en boca de su discípulo Platón:
quien conoce lo que está bien, no obrará mal. Fundó así no solamente el intelectualismo en la
ética, sino que abrió una serie de debates que perduran incluso hoy en la ética más académica.
Aristóteles supo poner el pie en la astilla al señalar lo que él llamó la incontinencia. ¿Qué sucede
con aquellos y aquellas que pese a saber lo que es correcto obran mal? Vayamos a un ejemplo
sencillo, referido al obrar mal no respecto a los demás sino respecto a sí mismo: quien sabe que
fumar hace mal a la salud y sigue fumando 3 atados por día. Esa persona puede entender lo que
implica la frase de los paquetes "fumar en exceso causa cáncer" y sin embargo realizar dicha
acción, incluso contra sí mismo.

Vayamos a nuestro situación actual de pandemia. Entendemos la importancia de lavarnos las


manos, de tener protocolos de limpieza al llegar a casa luego de las compras, entendemos lo
importante que es el distanciamiento social, entendemos la frase cuidándote cuidás a los demás,
sabemos que es una cuestión no individual sino de salud pública... Ahora bien ¿qué sucede cuando
quienes más deberían cuidarse no lo hacen?

Quizá aquí pueda objetárseme con razón que no estoy atendiendo al dilema entre salud o
economía. Pero hablo de casos de situaciones económicas holgadas. La inconciencia se plasma en
las escenas de familias enteras veraneando en plena cuarentena, paseos recreativos, violaciones
inexplicables del ASPO. ¿Qué se puede hacer en estos casos?

Debemos pensar que la nueva humanidad se irá forjando o será posible sólo en la medida en que
podamos entender que es necesario posponer nuestros inclinaciones, y retomo aquí
deliberadamente en concepto kantiano, en pos de un imperativo categórico, algo distinto:
cuidarás de la humanidad, incluso a pesar de las ganas de no cuidarte a tí mismo . Será un
imperativo ético, pero que el Estado deberá a su vez garantizar en la esfera de lo público.

Camus y la peste: ¿es posible un existencialismo con esperanza en el ser humano?

Muchos y muchas que conocíamos la obra del argelino Albert Camus, quienes somos en el fondo
existencialistas, o quienes gustan de los productos de moda, fueron a la lectura de La peste,
novela del mencionado autor escrita en 1948, a pocos años del final de la segunda guerra mundial.

Es interesante que esta novela se posicionara entre las 3 más vendidas en Italia... cuando la
pandemia de COVID-19 ya causaba centenares o miles de muertos por día.
XI

La cabeza de Goliat: de los anhelos de una megalópolis con buenos aires a ser cabecera del COVID-
19 (28/04/2020)

¿Con qué matriz se fundó aquella Santa Marya de los Buenos Aires por Pedro de Mendoza y Juan
de Garay en sus sucesivos intentos?

La ciudad letrada de Rodó muestra que la planificación metropolitana de españa hacia el territorio
tenía un formato colonial y urbano basado en ciertas instituciones típicas: iglesia, fuerte, cabildo,
etc.

La ciudad de Buenos Aires, cabeza con boca abierta al llamado Río de la Plata, devoró con fruición
toda influencia (sí, influenza) que proviniera de los centro urbanos y las culturas ilustradas. Fue
amiga de España, Francia e Inglaterra, y, por qué no, Alemania y Estados Unidos. Portuaria,
próspera, conectada, anónima, era sede ideal para aquellos y aquellas migrantes de todas las
latitudes que quisieran "resetear" sus prontuarios y lavar sus culpas por las aguas del ancho río.

Buenos Aires, digámoslo es y fue siempre un eufemismo. Desde aquel sitio pestífero y mortal al
que fueron sometidos los primeros intrusos foráneos, a las matanzas de indios y vacas que
sellaron el aroma del Río Matanza/Riachuelo y que luego tiñieron al Reconquista de aires de
derrota (sí, antes se llamaba ¡Colorado de las conchas!), los aires nunca fueron buenos. No lo son
hoy tampoco al vapor de las chimeneas de papeleras, frigoríficos, incineradoras de residuos
industriales, y tantas otras actividades que por astucia de empresaries capitalistes y desidia de las
autoridades estatales de todas las épocas.

La pandemia del COVID-19 revela hoy, a 35 días del inicio del APSO, una realidad alarmante: el
60% de los casos registrados se aglomeran en CABA y AMBA, el "cerebro" de la provincia que no se
decidió nunca a dejar de mirar al puerto para mirar a sus hermanas provincias.

Y la historia supo poner las cosas en su lugar. Buenos Aires de la anarquía del año '20. Buenos
Aires estado independiente luego de Pavón... Siempre autonomista, unitaria y mezquina en la
cabeza de sus dirigentes, que la conectaban ferroviariamente al resto del cuerpo nacional sólo
para extraer sus materias primas y productos manufacturados, es decir, sus recursos.

Kicillof y Larreta, junto a Alberto en la foto que supo marcar el inicio de la estrategia conjunta,
muestran que hay una realidad que se asume: el gran conglomerado urbano, desigual y
megaconcrentado en regiones específicas, era el caldo de cultivo ideal para la proliferación del
COVID-19 en nuestro país.

¿Será que luego de tantas ocurrencias separatistas, los y las gobernadores de las provincias del
interior del país pidan el cierre de fronteras respecto a Buenos Aires?
XIII

Cerca del 1ro de Mayo: peronismo entre el capital y el trabajo, entre la realidad y la esperanza
(28/04/20)

El peronismo surge en nuestra Argentina como un hecho maldito. No han bastado los embates de
las clases acomodadas, de la iglesia, de las patronales, para terminar con él.

Pero el peronismo, creo yo que no lamentablemente, se dice de muchas maneras. Y se vive de


distintas maneras y desde distintos marcos ideológicos.

Hoy nuestro país, como hemos escrito en un ensayo anterior, se debate, agonísticamente, en ver
quiénes pagan los gastos de la crisis que, como sobre macrismo, COVID, trae la pandemia. Los
tiempos no dan mucho margen, pero sigue sin ser casual que sea en el marco de la definición por
cómo sesionaría el congreso para intentar aprobar la Ley de impuesto a las grandes riquezas que
se dé lo que hoy se conoce: la UIA y la CGT acordaron una rebaja de salarios de alrededor del 25%.

Se rumoreó que en medio de la visita de Alberto Fernández a Alemania, Angela Merkel le preguntó
qué es el peronismo. No trascendió cuál fue la respuesta de Alberto. Si pensamos que en
Alemania, rápidamente la sociedad se mostró dispuesta a aceptar un recorte del 30% de sus
salarios al ser afectada por la pandemia de COVID-19, podemos saber cuál es la respuesta. El
peronismo sería precisamente la oposición a tal rebaja, el anticuerpo social para evitar la
voracidad del capital por sobre el trabajo.

Digamos que también vivimos en épocas en las que la realidad está teñida y muchas veces
distorsionada por noticias falsas o tendenciosas, y más aún en tiempos en que el APSO genera
ansiedad informativa y nos vuelve más vulnerables a ser objeto de la manipulación. Por eso,
enteramos de que "el gobierno avaló dicho acuerdo" debe leerse con pinzas, pero con cautela.
Debemos tener claro que si estos dos grandes jugadores como la UIA la CGT negocian por su
cuenta, el Estado debería ser claro, sobre todo porque es hoy quien está saliendo a salvar las
papas cuando la economía se enfría o directamente se cae. Y el gobierno debe ser claro porque,
como señala muy acertadamente Alfredo Zaiat, la sociedad, el pueblo argentino, ha
cumplimentado el APSO de modo ejemplar. Si el Estado pudo blindar al trabajo de los tironeos, los
lobbys de los empresarios para que se levante la cuarentena- sabiendo lo que generaron en
Bérgamo, y luego en toda Italia-, eso hoy no puede significar que todo el sacrificio económico,
psicológico y social redunden en más sacrificio económico, psicológico y social generado por la
voracidad del capital.

La CGT, dicho sea de paso, escudada en un realismo pragmático ineludible, respetaría ser "lo
traidora" que los cánticos de la izquierda le señalan hace unos años en los que entró en una crisis
de la que hoy sigue sin salir. De la UIA, ya sabemos qué se puede esperar.
Combatiendo al capital... reza con esperanza nuestra marcha. La mejor manera de combatir al
capital es impedir que el capital haga sobre les trabajadores lo que la pandemia aún no hizo con
nuestro pueblo.

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