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Patologías psicosomáticas

Desde nuestra perspectiva, cualquier enfermedad es psicosomática en el sentido literal de la

palabra; pero debemos distinguir que, una cosa es la vivencia psíquica que el sujeto tenga de su

enfermedad orgánica y como la asume y otra muy distinta lo que significa técnicamente

enfermedad psicosomática.

Desde la psiquiatría clásica se puede definir a la enfermedad psicosomática, como una patología

psicogenética, al menos parcialmente, que presenta síntomas somáticos o fisiológicos capaces de

provocar una alteración estructural somática.

Medicina psicosomática

La experiencia emocional es el grado más ligero que se manifiesta una emoción trivial.

En un grado más profundo se sitúan los trastornos funcionales, que son respuestas elaboradas

del organismo a una situación de “represión” de las emociones que busca una expresión

somática. Esto estaría emparentado con los síntomas histéricos.

Si la “represión” continua, se estructura a la manera de rasgos de carácter y lesiona el órgano,

tenemos entonces el síndrome lesional. A continuación daremos un ejemplo:

Aparato digestivo

- Experiencia emocional: respuestas pasajeras a una situación traumatizante como pérdida

de apetito, diarrea, nauseas, etc.

- Trastornos funcionales: náuseas y vómitos se instalan en el curso de un embarazo o en

una situación mal soportada.

- Síndrome lesional: úlcera gastroduodenal y rectocolitis hemorrágica.


Diagnóstico diferencial

Vamos a establecer una esencial diferencia entre la organización psíquica de un neurótico cuyo

punto central deberemos ubicar en la organización del preconciente y del Complejo de Edipo, y

la de un enfermo somático donde la desorganización psíquica asintomática, lleva a un vacío

representacional en cuanto a lo que llamaríamos “capacidad de asociación”.

El paciente somático no tiene ningún tipo de conciencia de enfermedad psíquica; por lo tanto el

síntoma no demanda como lo hace el síntoma neurótico; hay un “lenguaje corporal” que no es

mediatizado por la palabra. `

En la afección psicosomática, observaremos lo siguiente:

- Es una expresión somato-conflictual, es decir, el conflicto se manifiesta somáticamente,

pero no en el plano representacional, existe una separación, el conflicto está ahí en los

límites del campo de la neurosis, de la afección y su repercusión, no lo traduce

simbólicamente. Se lo expresa sin dificultad desde las primeras entrevistas: son

“dificultades reales”.

- Se caracterizan por la pobreza de la elaboración mental inconciente.

- No hay representación reprimida ligadas a un órgano determinado, el problema consiste

en saber por qué el escogido es tal o cual órgano, tal o cual función o sistema.

- No es hereditario, sino que remite a la historia del sujeto, una historia que deberá ser

construida en los avatares de lo terapéutico.

- Son consecuencia de la inhibición, evitación o supresión de conductas agresivas o

eróticas. Los síntomas son fijos y numerables, relativamente estereotipados.


Economía psicosomática

El preconsciente, punto central de la economía psicosomática

La escuela psicosomática de París ve en la pobreza representacional del preconciente el punto

central de la particular organización económica del padecimiento psicosomático.

Parte dinámica y operativa del aparato mental, el preconciente está ligado al inconciente pero se

distingue de él en la medida que sus contenidos son accesible a la consciencia. Se establece

como un reservorio de representaciones de distintas épocas que se encuentran más o menos

ligadas entre ellas y más o menos prontas a aflorar a la consciencia y estratificado bajo dos

aspectos que interactúan entre sí:

1. Plano tópico: Situación intermedia del preconciente entre el inconciente y la conciencia,

da cuenta de las represiones y de las dificultades que encuentran las representaciones para

acceder a la consciencia como consecuencia de conflictos psíquicos.

2. Plano cronológico: Se constituye de adquisiciones mentales sucesivas y sobre todo en el

curso del desarrollo como sistemas de ligazones, es decir, de asociaciones de

representación de “cosas” a la representación de “palabras”.

Representaciones de “cosas” y representaciones de “palabras”

“Cosas” “Palabras”
Evocan realidades vividas sin gran desfasaje Nacidas de la comunicación interhumana, con
con relación a cosas percibidas originalmente la madre en primer lugar, se constituyen a
y no admiten gran movilización mental. Dan partir de las percepciones verbales más
lugar a asociaciones sensoriales, perceptivas y primarias y elementales y son la base esencial
de comportamiento. Clásicamente pertenecen de la asociación de ideas.
al dominio del Inc.

Si las representaciones de “cosas” se asocian dentro de la norma a las representaciones de

“palabras”, modifican su naturaleza; y a la inversa, si las representaciones de “palabras” pierden


sus componentes afectivos y simbólicos conservan solo un valor de representación de “cosas”,

por lo tanto, el discurso remite a una realidad pobremente movilizante y comunicable, es decir

ligado a:

- La materialidad concreta de los hechos

- Constreñida a un campo temporal muy limitado.

Así la palabra:

- Ilustra la acción, la duplica, la reproduce como un mero testimonio de sucesos

registrables, es decir, no la significa.

- Carece de elaboración

- No se enlaza con la actividad fantasmástica (fantasía)

- Está dominada por una sucesión de hechos “concretos”

Dificultades en la constitución del preconsciente y su funcionamiento

A fin de arribar a una comprensión de la limitación y superficialidad de las representaciones y de

la fragilidad temporal del funcionamiento preconsciente, se retoma su estratificación cronológica

que consta de dos procesos de formación y ligazón de la representaciones:

- Organización de tipo transversal: Formadas por inscripciones mnémicas de las

percepciones de una misma época. Su acumulación en el tiempo da como resultado el

“espesor” del preconciente, que concierne a los distintos niveles de representación según

una concepción de la organización jerárquica en el curso del desarrollo.

- Organización de tipo longitudinal: Es la relación que se establece entre las capas de

diferentes épocas.
En la formación de las capas (transversales y longitudinales) se pueden presentar dos dificultades

que dejan lagunas de organización preconsciente:

1. Lagunas fundamentales: Insuficiencias cualitativas y cuantitativas de las representaciones

psíquicas e insuficiencias de connotaciones afectivas que obedecen a:

- Deficiencias congénitas o accidentales de las funciones sensorio-motoras del infante o

de su madre.

- Las producidas por los excesos o carencias de los acompañamientos afectivos de la

madre

2. Lagunas secundarias: Estos espacios de representación parecen longitudinalmente ligados

a tonalidades desagradables de las inscripciones que le corresponden en un periodo de la

vida o en varios periodos. Las lagunas secundarias dan lugar a irregularidades del

funcionamiento mental cuyos riesgos conocemos en psicosomática.

Cuanto más rico el Cuanto más pobre el


preconciente en preconciente en
representaciones relaciones y
relacionadas entre sí de permanencia de las
manera permanente, representaciones, más
más probable de riesgo de situarse la
situarse la patología en patología en el plano
el plano mental. somático.
Conceptos fundamentales

Pensamiento operativo

En relación al proceso primario, lo cuestionado no es la falta de actividad simbólica sino su valor

funcional, es decir, que disponen de un amplio fondo simbólico pero que no sirve como defensa

eficaz o como sublimación de sus tensiones pulsionales.

La vida mental está deteriorada o empobrecida pero nunca íntegramente separada del Inc., sino

que se encuentran como “ciegos” de nacimiento respecto a él. Establece contacto con el Inc. en

el nivel más bajo, el menos elaborado, más acá de las primeras elaboraciones integradoras de la

vida pulsional. Este pensamiento sub-investido, solo duplica e ilustran la acción.

En relación al proceso secundario, el pensamiento operatorio se liga esencialmente a las cosas,

nunca a los productos de la imaginación o a las expresiones simbólicas.

La tendencia es vivir la palabra como un medio para descargar rápidamente una tensión, pues es

imposible mantenerla en suspenso durante un tiempo prolongado, lo que nos muestra una

disminución de la capacidad de retención de la descarga motriz.

Desde el punto de vista económico, podríamos señalar que una situación traumatizante afecta en

primera instancia al aparato mental que busca tramitar dentro de sí los movimientos de

desorganización, antes que lleguen al terreno somático, su fracaso, hace que derive en él.

Alexitimia

En 1973 se propuso la noción de alexitimia aplicable a sujetos incapaces de decodificar y

expresar las emociones. Ahora bien, ¿Dónde va el afecto cuando es rechazado de la consciencia?

según la teoría freudiana, los destinos pueden ser tres: Conversión, Desplazamiento o

Transformación expresada en las neurosis actuales.


Actualmente se han propuesto otros tipos de transformación en el destino de la experiencia

afectiva en la que el afecto no solo ha sido sofocado, sino que también se ha visto escindido ene

su propia estructura específica. Tras esta escisión no se encuentra compensación alguna, ni

mediante la formación de síntomas neuróticos, ni a través de los delirios o de la proyección.

El afecto no recibe a cambio de esta supresión una elaboración psíquica, sino que deja tras de sí

un blanco en la mente y corre el riesgo de seguir su curso como un hecho puramente somático,

abriendo camino a la desorganización psicosomática. Para expresarlo de otro modo, la

representación psíquica del afecto existe simplemente como una representación desvitalizada. En

la psicosomatosis lo que funciona de un modo delirante es el cuerpo (restitutivamente es un

esfuerzo por conseguir que mágicamente el cuerpo imponga orden en el desorden psíquico).

Depresión esencial

Son depresiones que se diferencian de las depresiones neuróticas por carecer de objeto,

autoacusación, ni siquiera culpabilidad conciente; donde el sentimiento de desvalorización

personal y herida narcisista se orienta electivamente hacia la esfera somática, esto es, disminuye

el tono libidinal sin contrapartida económica alguna.

La sintomatología depresiva en la afección somática se define por la falta de representaciones, su

borramiento en toda escala de la dinámica mental, es decir, sin contrapartida libdinal pues la

desorganización y la fragmentación sobrepasan el dominio mental, el fenómeno es comparable al

de la muerte psíquica.

La depresión esencial se establece cuando sucesos traumáticos desorganizan las funciones

psíquicas desbordando sus capacidades de elaboración, esto es, cuando el aparato mental se ve

desbordado por excitaciones. El Yo cumple a duras penas sus papeles de ligazón, de distribución
y de defensa. Es en el nivel precc. donde se comprueban sobre todo las fallas (desvenecimiento

de las funciones habitualmente activas, pérdida del interés por el pasado y el futuro) una

verdadera ruptura con la propia historia del sujeto. Lo factico y lo actual se imponen, la palabra

parece conservada solamente para describir los hechos y mediatizar las relaciones.

Etiología de la enfermedad psicosomática – Renata Gaddini

Renata se ha ocupado de los trastornos psicosomáticos infantiles, con una visión compatible con

la de Donald Winnicott, quien describe a la enfermedad psicosomática como el “negativo de un

positivo”: siendo el positivo, la tendencia a la integración (yo soy), en tanto que le negativo está

dado por la no integración mente-cuerpo y donde a su vez no encontramos el desarrollo de un

objeto transicional.

Así se investiga la formación del objeto transicional y sus precursores en el marco de la relación

dual y la contrapone a las enfermedades psicosomáticas que se producen cuando el objeto

transicional no se formó. De este modo, el desarrollo de un objeto transicional sería el signo de

un modo positivo y el desarrollo del síntoma psicosomático como su negativo. La alteración

psicosomática implica una falla materna que dejó al infante sin los elementos esenciales para el

desenvolvimiento de los procesos de maduración.

Durante los primeros meses de vida el infante no se diferencia del objeto. A medida que se va

alejando del objeto va descubriendo que lo necesita: lo “crea”, en tanto “el objeto está ahí

esperando ser creado y volverse un objeto catectizado”. El objeto transicional va a tener lugar en

tanto la madre se ausente y no sea provisto por ella.

Para que este símbolo de reunión sea creado es necesario que este tiempo feliz se pierda después

de haber tenido la oportunidad de experimentarlo de una manera óptima. Frustración, aflicción y


angustia deben ser experienciadas equilibradamente; el modo en que la madre responde a las

señales de tensión y a la necesidad de consuelo determina si ella se volverá un objeto confiable.

Las diversas formas tempranas del O.T, es decir, los objetos precursores (O.P), clarifican los

orígenes de los síndromes psicosomáticos infantiles. Estos (O.P) forman parte del Yo, parte del

propio cuerpo, y aún no constituyen un puente entre el Yo y el No-Yo. Se pueden diferenciar dos

categorías de O.P:

1. O.P para ser chupados o O.P básico, correspondientes al estadio oral, en el que la boca y

la incorporación tienen máxima investidura. Si se pierde o se le quita súbitamente, este

O.P puede crear las más severas reacciones y síntomas somáticos.

2. O.P de contacto o sensación táctil, que aparece algo más tarde, siempre tiene como

condición un O.P para ser chupado previo. Está basado en las sensaciones de la piel

experimentadas por el infante dentro del ámbito del pecho; es una expresión de la función

de sostén de la madre.

Con el destete empieza el proceso de separación y los lazos simbióticos con la madre se

debilitan. Los objetos que están separados tanto del cuerpo de la madre como del niño se

catectizan. El O.T va a servir como una poderosa defensa contra la angustia que surge de la

amenaza de separación y abandono y solo podrá desarrollare en tanto el niño encuentre un medio

ambiente facilitador, es decir, un funcionamiento óptimo de la interacción madre-infante.

La formación del síntoma psicosomático tiene lugar a lo largo del mismo continuum del

desarrollo que la creación del O.T, es una estructura relacionada con éste, pero es más bien una

resultante psicofísica que una psíquica. Surge en el infante como una defensa patológica contra

la pérdida súbita, y en el síntoma se busca una especie de reunión con la madre incapa de

simbolizarse en el O.T.

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