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Invitación para analistas.


Pacientes narcisistas.

El término narcisista es un eje que ordena el aparato psíquico durante toda la vida del sujeto

pudiendo sufrir transformaciones, vicisitudes y desorganizaciones.

Cursando normalmente, nos posibilitará la constitución misma del Yo y nos servirá como factor

libidinizante aspirando a la cohesión y unificación o por el contrario, constituirse en un germen

patológico, narcisismo negativo, subsidiario de la destrucción, la fragmentación y el vacío.

Las patologías narcisistas hoy en día tienen una convergencia y divergencia. La primera de ella

nos pone en común acuerdo sobre la dificultad del inicio del tratamiento y aun más, sobre su

continuación. Esto nos dificulta un trabajo de interpretación clásico, o sea de base represiva ya

que efectivamente se presentan transferencias intensas, masivas, no discriminadas.

Por otro lado, las divergencias son las búsquedas de nuevos modos de abordaje para así poder

extender las fronteras de la analizabilidad.

Presentación del paciente

Debido a que estos pacientes tienen una exigencia de trabajo en transferencia, demanda que el

profesional sea un analista creativo, afectivo con cierta solidez teórica y personal que le permita

desplegar imaginación y capacidad de jugar.

Estos sujetos buscan llenar un vacío de sí, la razón de su ser, lo cual impone un especificidad

metapsicológica, transferencial y contratransferencial.


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Descripción

Hay predominio de conductas de idealización yoica, megalómanas. Existe una gama o intervalos

de emociones y vínculos que van desde:

- La desesperada adhesión y/o el insoportable rechazo en un extremo, junto con la casi

desatinada indiferencia

- Y la posible vinculación autónoma en el otro.

Los vínculos pueden ser lejanos y fríos, pero su pérdida significa gran sufrimiento, porque

implican una pérdida y amenaza de desestabilidad yoica.

Hay predominio de sentimientos de inutilidad, futilidad, vacío y depresión muy penetrantes –

pero no a la manera de duelo y melancolía). Esto es el factor económico que preocupa en los

tratamientos: bajas energéticas y de agotamiento yoico, ante los reclamos de un yo grandioso

(ej.)

Hay gran alternancia de estados de confusión y desconfianza, malhumor, irritación y

desasosiego. Se alivian en transferencia, y se intensifican cuando se obstaculizan, sin embargo

los sentimientos empáticos con el otro son escasos.

Estos pacientes disfrutan poco de la vida, les cuesta –sino les es imposible- sacar placer a sus

logros y esta misma causa puede ser una presentación en el análisis.

Existe una clase de estos pacientes que de acuerdo con el desarrollo de su capacidad de

preocuparse por el otro, muestran tendencias a poseer y controlar, explotar, parasitar y usar a los

demás, como así también predominio de la envidia más primitiva, sin culpa, por su deficitaria

evolución superyoica. No es raro que impresionen ambiguamente como encantadores y

simpáticos, pero fríos y despiadados.


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Por último, toda situación sorpresiva, o agente externo frustrador que aparezca inesperadamente

será causador de mucha ansiedad debido a la dificultad de regular su autoapreciación y por lo

mismo son pasibles de sufrir pasivizaciones auto-denigratorias.

Angustia

Son malos usuarios de la angustia señal, y de continuo se encuentran en exceso ansiosos,

vergonzosos, o hipocondríacos, constantemente temen perder el objeto, o sus equivalentes.

La angustia pone en evidencia el sentimiento de amenaza de yo ya que es predominio ante el

abandono y no una angustia de castración. De hecho, estas angustias primitivas y amenazantes

son las que determinan el déficit en el proceso de ligadura y sus efectos: estar en blanco o

dificultad para el proceso verbal. Esto explica la dificultad que es cualquier situación de duelo o

separación.

Observaremos un paciente intensamente preocupado de sí, pero es una preocupación singular,

vaga, imprecisa, que no logra ser transmitida por vía de la palabra y/o no se concreta en los

cuidados inherentes a dicha preocupación o más bien a veces temen hacerlo. Así aparentemente

aparecen fobias o inhibiciones que en realidad ya estaban pero que el paciente carecía de la

posibilidad de discriminarlas y nombrarlas.

El trabajo es interpretativo en el sentido transferencial y constructivo en el sentido histórico del

paciente, es decir, lo constructivo cuenta con las dificultades propias de un psiquismo disociado

y de una historia y prehistoria inconexa, con fallas en la circulación, con oscilación entre lo que

son lagunas y la confusión.


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El Yo

Hay estatutos de yo diferenciados, desde un y más fragmentado o fisurado –dependiendo de la

profundidad de lo disociativo) hasta un yo más cohesivo, esta cohesividad debemos investigarla

en relación a la mayor o menor fijeza.

Lo más importante es que estas configuraciones no se integran al resto de la dinámica y

economía del aparato, así el sujeto sufre empobrecimiento en su funcionamiento en general y en

su actividad realista por intrusión de estructuras arcaicas.

Si el Yo ha alcanzado un cierto grado de cohesividad pueden establecer vínculos, transferencias

narcisísticas de cierta estabilidad y una relación terapéutica sin el peligro inminente o

permanente de fragmentación, amenaza paranoide, o desborde pulsional, razón por la cual tienen

una esfera de logros laborales, vocacionales, sociales medianamente importantes. En caso

contrario, mientras más identificación proyectiva, más fragmentado estará el paciente y más

cercano a los bordes.

Defensas

Son los mecanismos defensivos de estos pacientes los que mejor informan de la vulnerabilidad y

el aspecto sumamente primitivo de su constitución.

Ellas son en primer lugar por su importancia estructurante:

- Escisión

- Idealización

- Triada maníaca (control, triunfo, desprecio)

- Negación (más agresivo)

- Identificación proyectiva (más agresivo)


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Las defensas se activan a fin de evitar movilizaciones afectivas excesivas, la economía psíquica

narcisista se revela con grandes oposiciones al cambio.

Frente a sus tendencias más primitivas y regresivas el paciente se siente atemorizado,

avergonzado, hipocondríaco y es importante que pueda darse cuenta y atravesar el sentimiento de

extrañeza frente a sí y al otro. Muchas veces estados de perplejidad o entumecimiento psíquico

se deben a una necesidad de no dejarse sorprender por el carácter “nuevo”, no real de lo que está

aconteciendo, otras veces rompe con esa cierta extrañeza con fantasías de control omnipotente

del mundo.

Superyo

Existe un predominio del Yo ideal como relación binaria, narcisista, lo cual lleva a una sobre-

exigencias por una parte e insuficiencias por otra pero siempre sufrimiento por dependencias y

sometimiento.

La tensión entre yo y superyó, deberá ser entendida cada vez en cada singularidad, si existe un

predominio de Superyo tanático, primitivo y persecutorio, o si el ideal del yo narcisista es tan

brutal, y exigente, que el yo no tiene opciones de sentir satisfacción, no importa qué, todo es poc

y no suficientemente bueno como el ideal ordena, etc. También hay un tipo de Superyo muy

abstracto que es obstaculizante en los vínculos emocionales y aplana toda posible vinculación.

Los pacientes de alto nivel intelectual o cultural tienden a ser excesivamente fríos y lejanos, y

suelen prestarse la confusión con pacientes obsesivos.


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Constitución

En general, estos pacientes se constituyen en vínculos primarios con regulaciones inestables, sus

padres no están a la altura de su función, ni en condiciones de hacerse cargo de la tensión

psíquica que significa el nacimiento de un bebé y su lenta y progresiva inclusión en el mundo de

ellos.

La función materna se cumple en una cierta organización temporo-espacial, pero hay una

distancia, insensibilidad e indiferencia que dificulta y obstaculiza su función de Reverie. En

general, son padres con pobreza de catectización, siempre intensamente irritables, y carentes de

una función de autosostén de ellos mismos.

Se trata muchas veces de una madre o sustituta fría, generalmente ella misma narcisista, que

también alterna con momentos sobreprotectores, invasores, por lo tanto hay gran

imprevisibilidad en el contacto.

La inclusión del niño en el inundo narcisista de la madre, crea en él la fantasía de creerse

“especial”, que no es sino el núcleo del sí mismo grandioso. Esa tendencia de la madre de los

narcisistas a constituir al niño en algo muy especial está ligada a compensar, restituir o a ser

admiradas por los demás, desean que su hijo sea único, brillante, genio, adinerado, etc.

En efecto, estos niños tienen tendencia claustrofóbicas, muy encerrados, despersonalizados,

dependientes del otro para elaborar cualquier tarea-juego de la vida cotidiana, también por las

características de haber sido “especiales” para su mamá les es insoportables ser uno más y

constituir un grupo de más de dos le resulta insoportable, o continuamente frustrante, se sienten

desatendidos, tristes o despojados. Pero a su vez, la soledad les resulta reparadora de los estados

de Angustia.

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