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GRUPO DE TRABAJO:
DOCENTE
Dr. Reminton Ramírez
2024
RESUMEN
Por esta razón, a fin de crear nuevas estrategias para combatir el cáncer surge el uso de
las bacterias y sus productos como posibles agentes antitumorales, que pueden
proporcionar efectos tumoricidas directos, o bien que actúan como vehículos de
liberación de las moléculas tumoricidas.
INTRODUCCIÓN
La OMS y la Unión Europea han partido diferentes iniciativas de lucha contra el cáncer,
como "Europe Against Cancer". Estas iniciativas han considerado la prevención como la
estrategia de elección para la lucha contra el cáncer1.
Las terapias utilizadas para el tratamiento del cáncer suelen tener varios efectos
secundarios además de ser muy lesivos, algunos de ellos pueden ser resistentes a ciertos
tipos de tratamientos, por estos motivos la ciencia intenta encontrar nuevas alternativas
menos invasivas que permitan de manera efectiva combatir el cáncer2.
La terapia génica una de las técnicas más prometedoras, en la que los genes actúan
como agentes terapéuticos, recientes avances en terapia génica han mejorado la tasa de
supervivencia y la esperanza de vida de los pacientes, así como las posibilidades de
tratamiento. Las técnicas más avanzadas y utilizadas actualmente son la terapia de
células CAR-T, la viroterapia oncolítica y la técnica de edición de genes CRISPR.
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Las terapias bacterianas poseen numerosos mecanismos únicos para el tratamiento del
cáncer. Dichos microorganismos ofrecen muchas ventajas, incluyendo citotoxicidad
natural, motilidad y quimiotaxis. Es importante también, la presencia de un genoma
relativamente grande para manipular su orientación específica hacia los tumores, lo que
les permite penetrar en el tejido de forma activa, además de que son de fácil detección.
Durante la última década, se ha demostrado que Salmonella, Clostridium,
Bifidobacterium y Escherichia coli y otros géneros, tienen control sobre el crecimiento
tumoral y promueven la supervivencia en modelos animales.
TIPOS DE TOXINAS
Aunque también las hay producidas por hongos nos centraremos fundamentalmente en
las de origen bacteriano. Básicamente, existen dos tipos de toxinas bacterianas: las
endotoxinas y las exotoxinas.
ENDOTOXINAS
EXOTOXINAS
La mayor parte de las toxinas bacterianas conocidas pertenecen a este tipo, son
proteínas solubles, termolábiles producidas en el interior de ciertas bacterias como parte
de su crecimiento y metabolismo. Son secretadas en el propio medio o liberadas después
de la lisis de la bacteria productora. Por su naturaleza enzimática, la mayor parte de
ellas son muy dañinas incluso en bajas concentraciones; además son capaces de actuar
más de una vez pudiendo desplazarse desde el foco de la infección, hacia otros tejidos o
células donde expresan sus efectos tóxicos5.
Dentro de las terapias diseñadas para tratar enfermedades neoplásicas, que tienen como
objetivo la destrucción de las células blanco y en las cuales el uso de bacterias podría
tener un papel importante, se encuentran las siguientes estrategias terapéuticas divididas
en tres grupos:
Si un producto natural hace daño, resulta tóxico, es una toxina, por tanto, al contrario de
lo que se puede pensar, una toxina es un producto natural. las proteínas tóxicas que
interaccionan con membranas proceden de organismos que las tienen que producir
solubles, por lo que son proteínas solubles en agua y, a la vez, interaccionan con
membranas, una dualidad que es un poco rara. Normalmente, las proteínas o se asocian
a las membranas o están solubles en agua 6.
Como por ejemplo el Cáncer del Colon en la inmunoterapia lo que trata de hacer es
buscar una proteína que esté en la superficie de las células cancerosas de colon y que no
esté en las demás células. A esto se le denomina antígeno. Si consigues un anticuerpo
que únicamente reconozca esa proteína, solo identificará las células tumorales y eso es
un tipo de inmunoterapia.
un método bastante eficaz, a la parte del anticuerpo que reconoce la célula tumoral, le
unimos una toxina, una proteína extremadamente tóxica que solo va a resultar tóxica
cuando entre en la célula. Con esa unión conseguimos lo que se denomina una
inmunotoxina.
En el caso de esta nueva molécula, el marcador está formado por los dominios variables
del anticuerpo monoclonal A33, que reconoce un marcador específico de cáncer
colorrectal (el GPA33) 7.
Una de las ventajas del uso de toxinas en la terapia del cáncer, es que pueden matar a las
células a niveles reducidos o alterar los procesos celulares, tales como el control de la
proliferación, la apoptosis y la diferenciación celular. Estas alteraciones se asocian con
la carcinogénesis y pueden estimular alteraciones funcionales o inhibir controles de la
célula normal.
John Mark Tangney, investigador del Centro de Cáncer de Cork, en Irlanda, indica que;
nuestro objetivo es usar las bacterias como si fueran fábricas para producir cualquier
fármaco dentro del tumor, explica el investigador. Hace unos años se intentaba combatir
los tumores con bacterias nocivas como la Salmonella, algo que hasta ahora no ha dado
los resultados esperados8.
Tangney apunta que la tendencia es usar “bacterias buenas”, como las que se usan para
producir yogur y otros lácteos en la industria alimentaria o las bifidobacterias que ya
habitan nuestros intestinos. “Casi cualquier tipo de bacteria puede vivir dentro de un
tumor”, señala.
Figura 3 Pasos necesarios para llevar a cabo terapia génica. Entre ellos
encontramos ingreso a la célula (A), translocación al núcleo (B).
La nueva transferencia depende del sistema terapéutico y del tipo celular, incluyendo
la endocitosis de fragmentos de células apoptóticas cargadas de metabolitos y la
comunicación intercelular mediada por uniones gap.
Uno de los géneros bacterianos con los que se han realizado diversos estudios es
Salmonella. Este tipo de bacterias puede crecer tanto en condiciones aerobias como
anaerobias, y es capaz de colonizar tumores pequeños y grandes. Se ha demostrado que
una cepa derivada de S. typhimurium, tiene la capacidad de inhibir la metástasis de
melanoma conduciendo a una reducción sustancial en el tamaño y número de
micrometástasis.
Se ha propuesto que, una vez que S. entérica llega al microambiente tumoral, los
mecanismos que permiten su permanencia están asociados con la poca actividad de los
macrófagos y neutrófilos debido a la hipoxia dentro del tumor, a la supresión de la
respuesta inmune mediada por la presencia de citosinas (como TGF-β) y al difícil
acceso de los anticuerpos anti-Salmonella y de los factores de complemento por el
crecimiento irregular de los vasos sanguíneos dentro del tumor9.
Salmonella enterica serovar Typhi (S. Typhi), que infecta al humano, y Salmonella
enterica serovar Typhimurium (S. Typhimurium), que infecta al ratón y al humano, han
llamado la atención por la disponibilidad de cepas atenuadas con baja toxicidad y por su
alta especificidad por el tejido tumoral, incluyendo las metástasis.
Diversos esfuerzos se han realizado para obtener cepas atenuadas de S. enterica que
reduzcan los efectos secundarios en el hospedero. Con esta finalidad fue desarrollada la
cepa VNP20009 de S. Typhimurium con mutaciones en los genes msbB (que afectan la
formación de lípido A, reduciendo la toxicidad asociada al lipopolisacárido) y purI (que
la hace dependiente de una fuente externa de adenina).
Table 2 Salmonella enterica y su actividad intrínseca antitumoral
CONCLUSIONES
La terapia del cáncer utilizando bacterias como vectores terapéuticos ha surgido como una
estrategia innovadora y prometedora en la lucha contra esta enfermedad. Estudios preclínicos
y clínicos han demostrado que las bacterias pueden ser modificadas genéticamente para
dirigirse específicamente a los tumores y liberar agentes terapéuticos de manera selectiva.
Estudios del uso de la Salmonella typhimurium como vector terapéutico en el tratamiento del
cáncer han demostrado que esta bacteria puede ser modificada para expresar enzimas que
activan pro-fármacos dentro del tumor, lo que resulta en una mayor eficacia terapéutica y una
reducción de los efectos secundarios.
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