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el procedimiento administrativo
Sumario
I. La idea jurídica de proceso....................................................................PRA-I-1
1. El proceso: Concepto amplio..............................................................PRA-I-1
2. Concepto restringido..........................................................................PRA-I-2
3. Alcances del problema.......................................................................PRA-I-2
4. Peligro de la noción amplía...............................................................PRA-I-3
5. Proceso y procedimiento....................................................................PRA-I-4
6. Derecho procesal administrativo......................................................PRA-I-5
II. El procedimiento administrativo..........................................................PRA-I-5
7. El procedimiento administrativo y la función administrativa........PRA-I-5
8. Procedimientos administrativos de órganos judiciales y legisla-
tivos....................................................................................................PRA-I-6
9. El procedimiento administrativo no es “jurisdiccional”...................PRA-I-7
10. Crítica de la teoría que acepta “funciones jurisdiccionales” de
la administración...............................................................................PRA-I-7
11. El art. 95 de la Constitución nacional y la función jurisdic-
cional..................................................................................................PRA-I-9
12. Crítica de la distinción entre función jurisdiccional “judicial”
y “administrativa”.............................................................................PRA-I-9
13. Conclusión sobre la naturaleza del procedimiento administra-
tivo....................................................................................................PRA-I-10
14. Consecuencias de negar al procedimiento administrativo
carácter jurisdiccional.....................................................................PRA-I-11
15. Conclusión sobre la aplicación de los principios del debido
proceso al procedimiento administrativo.......................................PRA-I-12
16. El procedimiento administrativo no es “interno”.........................PRA-I-12
17. Las obligaciones “internas” del funcionario también son debi-
das al administrado.........................................................................PRA-I-12
18. El procedimiento administrativo es siempre externo respecto
al funcionario que actúa en él.........................................................PRA-I-13
19. Procedimiento constitutivo y de impugnación.............................PRA-I-13
20. Procedimiento administrativo y derecho administrativo............PRA-I-14
21. Denominación del procedimiento administrativo........................PRA-I-15
22. Concepto de procedimiento administrativo. Distinción con el
resto del derecho administrativo....................................................PRA-I-15
23. Lo esencial del procedimiento administrativo es la tramitación
e impugnación de actos...................................................................PRA-I-15
24. Definición del procedimiento administrativo...............................PRA-I-16
Capítulo I
2. Concepto restringido
No obstante que se suele usar así el término, este criterio no pareciera ser con-
veniente. En efecto, razones históricas y políticas han dado la idea de proceso un
significado más alto y valioso que el de mera secuencia de actos estatales destina-
dos a un fin determinado: Le han atribuido la característica fundamental de ser
una secuencia de actos que tienen por fin decidir una controversia entre partes
(litigio) por parte de una autoridad imparcial e independiente (juez) con fuerza de
verdad legal (autoridad de cosa juzgada.) No importa fundamentalmente, tal vez,
que el acto del juez resuelva estrictamente un litigio, o que en cambio se refiera a
las materias llamadas de “jurisdicción voluntaria;”4 pero sí es fundamental que
el acto final del proceso sea un acto judicial, es decir, una decisión proveniente de
una autoridad imparcial e independiente, “desinteresada”5 respecto del proceso.
Aplicar el concepto de proceso a todo conjunto de actos dirigidos a la formación
o a la aplicación de normas jurídicas (sean éstas jurisdiccionales, administrativas
o legislativas) implica quitarle ese carácter fundamental y tradicional de medio
o técnica para la administración de justicia. Bien es cierto que también la actua-
ción de los órganos administrativos y legislativos está sujeta a ciertos principios
constitucionales básicos y también comunes al proceso, y que igualmente tienen
en definitiva como criterio rector el de la justicia; pero no por ello puede olvidar-
se que es precisamente en el proceso judicial donde se hará la determinación
definitiva y correctora del derecho y la justicia en un caso concreto, controlando
y eventualmente prescindiendo de la actuación y las conclusiones de los órganos
legislativos y administrativos. Por esas razones y por la conveniencia de estable-
cer una diferencia terminológica entre el conjunto de actos de la administración
y el conjunto de actos judiciales que versan sobre actos de la administración,
creemos preferible mantener la designación de proceso estrictamente para el
proceso judicial.6
7
Becker , op. cit., pp. 3-39.
8
Conf. L inares, Juan F rancisco, “Efectos suspensivos de los recursos ante la administración,”
en LL, 85: 906 y 907; L angrod, Georges, “El procedimiento administrativo no contencioso,” en LL,
106: 1124 y ss., p. 1128 y sus referencias. Comparar Sayagués L aso, enrique, Tratado de derecho
administrativo, t. I, Montevideo, 1953, p. 463.
PRA-I-4 procedimiento y recursos administrativos
proceso y por ende de juicio para el proceso o juicio estrictamente judicial, evitando
con esta terminología posibles confusiones como las que se acaban de recordar.9
5. Proceso y procedimiento
Es necesario ahora distinguir proceso y procedimiento. Proceso es un concepto
teleológico, procedimiento un concepto formal.10 Al hablar de proceso se destaca
que el conjunto de actos en consideración tiene por finalidad esencial llegar al
dictado de un determinado acto: En el concepto que adoptamos, ese acto es el
jurisdiccional. Al hablar de procedimiento, por el contrario, se prescinde del fin
que la secuencia de actos pueda tener, y se señala tan sólo ese aspecto externo,
de que existe una serie de actos que se desenvuelven progresivamente.
Por ello el proceso y el procedimiento tienen de común que ambos son una
serie o sucesión de actos coordinados; pero mientras que la mera serie o sucesión
de actos coordinados basta para constituir un procedimiento,11 no alcanza para
caracterizar un proceso. Todo proceso, “por ser su primer elemento una serie o
sucesión de actos coordinados, implica el procedimiento; todo proceso comporta
un procedimiento;”12 pero en cambio no todo procedimiento implica o comporta
un proceso.13
En efecto, es obvio que restringido el concepto de proceso sólo a aquel que
tiene por objeto realizar la función jurisdiccional a través de órganos impar-
ciales e independientes, todas las series de actos realizados en cumplimiento
de alguna función estatal quedarán englobados dentro del concepto genérico de
procedimiento, el que será, según los casos, procedimiento legislativo (serie de
actos parlamentarios para el dictado de una ley del Congreso), procedimiento
administrativo (serie de actos dictados para el dictado de un acto administrativo),
o procedimiento jurisdiccional (el de los jueces al realizar su función específica.)
Y, en consecuencia, sólo uno de los procedimientos estatales —el tercero— puede
a su vez implicar un proceso en sentido técnico.
Sin embargo, resulta de esto una inconsecuencia: Mientras que en la justicia
podemos hablar de procedimiento como concepto formal y proceso como concepto
teleológico, en la administración no tenemos sino un término —procedimien-
to— para abarcar tanto la serie de actos (concepto formal) como la serie de
actos destinados al dictado de un acto administrativo (concepto teleológico);
no por ello, desde luego, retomaremos el concepto de proceso para aplicarlo a la
administración. Diremos en cambio, simplemente, que el término procedimiento
administrativo tiene una ambivalencia y puede ser empleado tanto como noción
9
Conf. en sentido similar F iorini, Bartolomé, Recurso jerárquico, Buenos Aires, 1963, p. 18.
10
Gónzalez Pérez , op. cit., pp. 46 y 47; Nava Negrete, op. cit., p. 70. Es la doctrina uniforme del
derecho procesal, tomada sin variantes en el derecho administrativo.
11
Ballbé, op. cit., p. 39; doctrina uniforme.
12
Ballbé op. cit., pp. 39 y 40; Nava Negrete, op. cit., p. 73.
13
Nava Negrete, op. loc. cit.
concepto y naturaleza del procedimiento administrativo PRA-I-5
27
Conf. Ibáñez F rocham, M anuel , Tratado de los recursos en el proceso civil, 3a ed., Buenos
Aires, 1963, pp. 38 y 39, p. 49, nota 27; F iórini, Bartolomé, “Inexistencia de acto administrativo
jurisdiccional,” en LL, 101: 1027 y ss., 1033 y ss.; comparar Bósch, Jorge T ristán, ¿Tribunales ju-
diciales o tribunales administrativos para juzgar a la administración pública?, Buenos Aires, 1951,
pp. 29 y ss., 69 y ss., 74 y ss., en sentido similar al del texto, pero p. 88 y ss., menos terminantes.
Por lo demás, el intento de distinguir funciones “judiciales” y “jurisdiccionales,” para decir que
la administración puede ejercer alguna función “jurisdiccional” es políticamente disvalioso, por
oponerse al sistema republicano de gobierno y a la división de los poderes, garantía de la libertad;
es así que tal intento no sólo está contra la letra del art. 95 de la Constitución sino también contra
su espíritu mismo. Por eso creemos que si en algún sentido han de estar orientados los esfuerzos
del intérprete, es precisamente en el opuesto al indicado.
concepto y naturaleza del procedimiento administrativo PRA-I-11
28
Ballbé, op. cit., pp. 16-18. Conf. Ibáñez F rocham, op. cit., pp. 49 y 50, nota 27; Nava Negrete,
op. cit., p. 88 y ss.; F iórini, artículo citado, y Recurso jerárquico, p. 17; Villegas Basavilbaso, Ben-
jamín, Derecho administrativo, t. II, Buenos Aires, 1950, pp. 242 y ss., 245, aunque no le atribuye
naturaleza constitucional, según se advierte en las pp. 246 y 247; Real , artículos citados supra, nota
24; A rgañarás, M anuel J., Tratado de lo contencioso administrativo, Buenos Aires, 1955, pp. 51 y
52; en sentido más terminante aún Costa, Agustín, El recurso ordinario de apelación en el proceso
civil, Buenos Aires, 1950, p. 37; ver también nuestra Introducción al derecho administrativo, p. 37
y ss., p. 46.
29
Wade, H. W. R., Adminsitrative Law, Oxford, 1961, p. 145.
30
Ver nuestra Introducción al derecho administrativo, pp. 52-54, y 62.
31
Wade, op. cit., p. 141.
PRA-I-12 procedimiento y recursos administrativos
34
Ver Gordillo, Agustín, Estudios de derecho administrativo, Buenos Aires, Perrot, 1963, p. 73
y ss., e Introducción al derecho administrativo, p. 57.
35
Ver Estudios, op. loc. cit.
36
Conf. K rüger , Herbert, “Rechtsverordnung und Verwaltungsanweisung,” en Festgabe für
Rüdolf Smend, 1952, pp. 219 y ss.; comparar Sayagués L aso, op. cit, p. 183; Sandulli, op. cit., p.
107 y ss.; Bachof, Otto, “Verwatungsakt und innerdientsliche Weisung,” en Festschrift für Laforet,
1952, p. 285 y ss., en sentido contrario pero no terminante, como señala Bettermann, op. cit., p. 134,
37
Nava Negrete, op. cit., p. 78; A ndueza , José Guillermo, y otros, Documento de Trabajo, n° 8,
pp. 1 y 2, presentado al “Seminario sobre los recursos judiciales o de otra índole, contra el ejercicio
PRA-I-14 procedimiento y recursos administrativos
ilegal o abusivo del poder administrativo,” realizado por las Naciones Unidas en Buenos Aires, 31
de agosto al 11 de setiembre de 1959.
38
Como ya lo reconoce el mismo A ndueza, op. cit., p. 2. En igual sentido, expresando que debe
oírse al interesado antes de adoptar decisión alguna, Schwarz, Bernard, Le droit administratif
américain, París, 1952, p. 105 y ss.; Willoughby, Westel Woodbury, The Constitutional Law of the
United States, Nueva York, 1929, t. III, pp. 1732 y 1733; Wade, op. cit., p. 142 y ss.; F raga, Gabino,
Derecho administrativo, México; 1958, pp. 146 y 147; H amson, C. J., Documento de Trabajo n° l, p. 17
y ss., en el Seminario citado (Naciones Unidas, Buenos Aires, 1959); Gordillo, Estudios de. derecho
administrativo, pp. 92 y ss., 107 y ss.
39
Bettermann, op. cit., p. 119.
40
Bettermann, op. cit., p. 119 y ss.
41
González Pérez , op. cit., p. 47, nota 9; Bettermann, op. cit., p. 121.
concepto y naturaleza del procedimiento administrativo PRA-I-15
dichos recursos, etc., puedan plantear, salvo que estén íntimamente ligados a
un problema procedimental.
Christian Guzmán Napurí(*)
1. Introducción
Los principios generales del derecho desempeñan un rol sumamente
importante en la organización del ordenamiento jurídico, puesto que
permiten no solo interpretar las normas, sino además servir de base
para la construcción jurídica y facilitar la labor del operador del derecho,
al generar insumos para cubrir los vacíos del derecho positivo. Lo que
ocurre es que el derecho administrativo en general requiere un conjunto
de principios, algunos que son comunes a otras ramas del derecho público
y otros propios de la materia que venimos estudiando. Todos los principios
administrativos rigen la actuación de la Administración Pública de manera
directa, teniendo un evidente efecto normativo en tanto permiten dirigir
debidamente el poder de las entidades impidiendo que el mismo viole
derechos e intereses de los administrados.
(*) Abogado especialista en Derecho Público. Socio Principal de C & G Asesores y Consultores - Abogados. Magíster en Derecho
con mención en Derecho Constitucional. Profesor Ordinario del Departamento de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, en las áreas de derecho constitucional y derecho administrativo. Profesor de la Escuela de Graduados
de la misma universidad. Profesor de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. Árbitro en materia de contratación administrativa y derecho público.
(1) Artículo IV, inciso 2 del Título Preliminar de la Ley 27444.
Finalmente, los principios antes señalados, como todos los conforme al interés general, vale decir, respecto
principios del derecho, deben ser empleados para suplir los vacíos a aquello que favorece a todas las personas
en el ordenamiento administrativo(2), como herramientas para que componen la sociedad en su conjunto.
hacer efectivos mecanismos de integración jurídica. Y esto cobra Como resultado, un paradigma común en el
especial importancia en el contexto del derecho administrativo, derecho administrativo tradicional fue considerar
puesto que en el mismo la analogía se encuentra particularmente que el interés general estaba por encima de
limitada, al estar la actuación de las entidades públicas sometidas los intereses particulares, lo cual carecía de
de manera estricta al principio de legalidad. sustento constitucional, cuando más bien debe
considerarse que los derechos fundamentales
2. La autonomía del derecho son preferidos frente a bienes jurídicos que no
son tales(4). Conceptos como necesidad pública,
administrativo y el interés general orden interno, seguridad nacional, utilidad pública
o interés general, entre otros, solo pueden
En este orden de ideas es necesario señalar que el ordenamiento servir como justificación para limitar derechos
jurídico administrativo integra un sistema orgánico que posee fundamentales pero no para desplazarlos.
autonomía respecto de otras ramas del derecho(3), incluso de
las provenientes del derecho público. Este principio genera Ello se encuentra referido con meridiana claridad
varias consecuencias; la primera reside en el hecho de que por el artículo III del Título Preliminar de la Ley
el derecho administrativo posee principios propios que en la del Procedimiento Administrativo General, el
mayoría de los casos no resultan aplicables a otras ramas del mismo que preceptúa que la norma tiene por
derecho, en particular dado su carácter de derecho público. Por finalidad establecer el régimen jurídico aplicable
otro lado, el defecto o deficiencia de la ley debe ser cubierta para que la actuación de la Administración
inicialmente a través del empleo de los principios generales Pública sirva a la protección del interés general,
del derecho administrativo y, únicamente si este mecanismo no pero garantizando a su vez los derechos e
resulta efectivo, debe procederse al empleo de la supletoriedad intereses de los administrados y con sujeción
o subsidiaridad, según corresponda. al ordenamiento constitucional y jurídico en
general. Como si ello fuera poco, el artículo
Sin embargo, debe señalarse que gran parte del ordenamiento 1° de la Ley 27584 prescribe que el proceso
administrativo es tributario del ordenamiento constitucional, contencioso administrativo tiene por finalidad
en particular en cuanto a la organización de las entidades el control jurídico por el Poder Judicial de las
administrativas. Asimismo, la autonomía opera sin perjuicio actuaciones de la administración pública sujetas
del carácter supletorio y/o subsidiario de ciertas disposiciones al derecho administrativo y la efectiva tutela de
contenidas en normas legales correspondientes a otras ramas los derechos e intereses de los administrados.
del derecho, incluso las que corresponden al derecho privado, Todo lo antes señalado significa que el papel del
como podría ser el ordenamiento procesal. derecho administrativo hoy en día debe centrarse
en la obtención de un adecuado equilibrio entre
2.1. El interés general y el cambio en el paradigma los intereses de los administrados y el interés
Lo que ocurre es que el Derecho Administrativo opera sobre la general, debiendo ambos ser tutelados por la
base de la presunción de que la Administración Pública actúa Administración Pública(5).
(2) MORALES LUNA, Félix. Principios jurídicos y sistemas normativos. En: Foro Jurídico. Número 1. Lima: Foro Académico,
2002. pp. 153 y 154.
(3) Artículo V, inciso 1 del Título Preliminar de la Ley 27444.
(4) LAPORTA, Francisco. Sobre el concepto de derechos humanos. En: Doxa. Número 4. Alicante: Universidad de Alicante,
1987, pp. 36 y siguientes.
(5) MORON URBINA, Juan Carlos. Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General. Lima: Gaceta Jurídica,
2008, pp. 58-59.
a hacer lo que esta no prohíbe) o principio de no coacción, En contraposición con Hobbes, Locke
dado que solo puede hacer aquello para lo cual está facultada considera al soberano como parte integrante
en forma expresa(10). La discrecionalidad, como resultado, va del Pacto Social, por lo cual dicho soberano
reduciendo su existencia a límites casi virtuales, lo cual es se encuentra también sometido a la norma
consistente con la moderna teoría administrativa, e incluso, con legal. Hobbes emplea el contrato social más
reiterada jurisprudencia, en especial la emitida por el Tribunal bien para justificar la obediencia al soberano
Constitucional. y la asunción de éste del poder absoluto sobre
sus súbditos(13). Y es que, para Hobbes, la
Asimismo, la Administración Pública, al emitir actos libertad del soberano, está sobre los individuos
administrativos –que por definición, generan efectos específicos, y por sobre las mismas leyes que rigen a
aplicables a un conjunto definido de administrados– debe los individuos. Cada individuo renuncia a su
adecuarse a las normas reglamentarias de carácter general(11). libertad buscando la seguridad que le otorga
Estas últimas evidentemente deben de complementar el Estado soberano(14).
debidamente la norma legal que les da sustento, cumpliendo
con reglamentarla de manera adecuada, en el caso de los El sometimiento del Monarca a la Ley genera
llamados reglamentos ejecutivos. En el caso de los reglamentos entonces que el pretender que éste elabore
autónomos, la Administración debe respetar las normas también la misma, implicaría una grave
legales en general y en especial aquella que le otorga potestad incongruencia, pues estaría sometido a sus
reglamentaria a la entidad. propios designios, sin que exista control
aparente alguno. Si el Príncipe absoluto reúne
4.1. Origen del principio de legalidad en sí mismo el poder legislativo y el poder
El sometimiento del Estado en general y de la Administración ejecutivo, señala Locke, no existiría Juez ni
Pública en particular a la Ley tiene su origen en la doctrina manera de apelar a nadie para decidir en forma
de John Locke. Expresa este autor - a quien se le reconoce justa una reparación o compensación si es que
casi unánimemente como padre del liberalismo político - que el Príncipe generase un daño o atropello(15).
si el Estado ha nacido para proteger los derechos naturales,
que no desaparecen con el contrato social establecido por De la misma manera, señala Locke, “tampoco
Hobbes, carece de sentido racional que desaparezcan por la es conveniente, pues sería una tentación
instauración de un Estado absolutista, cuando el contrato social demasiado fuerte para la debilidad humana,
persigue el fin de proteger, amparar y hacerlos sobrevivir. La que tiene la tendencia a aferrarse al poder,
monarquía absoluta es entonces incompatible con la sociedad confiar la tarea de ejecutar las leyes a las
civil(12). Lo que hay que hacer es limitar el poder absoluto y ello mismas personas que tienen la misión de
se logra distribuyendo las funciones estatales. hacerlas” (16). Es evidente, a partir de este
(10) OCHOA CARDICH, César. Los Principios Generales del Procedimiento Administrativo. En: Comentarios a la ley del
procedimiento administrativo general. Ley 27444. Lima: ARA, 2003, p. 53.
(11) COSCULLUELA MONTANER, Luis. Manual de derecho administrativo. Madrid: Civitas, 1993, p. 31.
(12) LOCKE, John. Ensayo sobre el Gobierno Civil. Barcelona: Orbis, 1983, p. 90.
(13) HOBBES, Thomas. Leviatán. Madrid: Sarpe, 1984, pp. 181 y siguientes.
(14) La idea de que los derechos de los particulares se transfieren no a un tercero, sino a la colectividad en su conjunto no surge
de las ideas de Locke, sino más bien de las de Spinoza; quien señalaba que «se puede formar una sociedad y lograr que
todo pacto sea siempre observado con máxima fidelidad sin que ello contradiga al derecho natural, a condición de que
cada uno transfiera a la sociedad todo el derecho que él posee, de suerte que ella sola mantenga el supremo derecho de
la naturaleza a todo, es decir, la potestad suprema, a la que todo el mundo tiene que obedecer, ya por propia iniciativa, ya
por miedo al máximo suplicio». SPINOZA, Baruch. Tratado Teológico Político. Madrid: Alianza, 1986, p. 338.
(15) LOCKE, John. Op. cit., p. 91.
(16) LOCKE, John. Op. cit., p. 143.
razonamiento, que el principio de legalidad es uno de los reserva legal, lo cual no resulta común en el
elementos que conforman el Estado de Derecho, pues sirve de derecho administrativo.
efectiva limitación al Poder Estatal en beneficio de los derechos
de los individuos(17). Asimismo, la competencia administrativa
tiene su fuente en la Constitución y en la
4.2. Reserva de Ley Ley(21), y es reglamentada por las normas
La Constitución, así como algunas normas legales, establecen administrativas que son derivadas por ellas.
ciertas materias cuya regulación se encuentra reservada Ello implica, de manera directa, que no podría
a la ley en sentido formal, es decir, aquella emanada del crearse competencias a través de normas
Congreso(18). En primer lugar, la limitación y restricción de reglamentarias(22), a diferencia de cierto sector
derechos fundamentales solo puede determinarse a través de la legislación y doctrinas comparadas que
de ley expresa, emanada del Congreso(19). En general, la señala que mediante reglamento podría ser
regulación de los mismos se encuentra destinada a la ley. Clara posible establecer competencias(23). Como
muestra de ello es la expropiación, que únicamente puede ser resultado, las potestades administrativas,
establecida por ley expresa, de conformidad con lo establecido como la reglamentaria o la sancionadora son
por el artículo 70 de la norma constitucional. establecidas necesariamente por la Ley.
Por otro lado, solo mediante ley expresa el Estado puede Finalmente, las leyes orgánicas únicamente
desempeñar actividad empresarial, al amparo del segundo pueden ser emitidas por el Parlamento,
párrafo del artículo 60 de la Constitución y en aplicación del dada su particular naturaleza y su aplicación
denominado principio de subsidiaridad. Una situación curiosa a regular la estructura del Estado y ciertas
es la contenida en el artículo 4 del Decreto Legislativo 757, Ley materias establecidas por la Constitución,
Marco para el Crecimiento de la Inversión Privada(20), el mismo como son los procesos constitucionales(24).
que establece la llamada publicatio, por la cual únicamente a En algunos casos, sin embargo, el Estado ha
través de una ley expresa puede configurarse una actividad regulado entidades públicas establecidas en
económica como un servicio público. Y es una situación curiosa la Constitución a través de leyes comunes, e
porque tenemos un Decreto Legislativo estableciendo una incluso, a través de decretos legislativos.
(17) ENTRENA CUESTA, Rafael. Notas sobre el concepto y clases de Estado de derecho. En: Revista de Administración Pública
N.° 33. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1960, p. 36.
(18) COSCULLUELA MONTANER, Luis. Op. cit., p. 76.
(19) CASSAGNE, Juan Carlos. Derecho Administrativo I. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, 1997, p. 135.
(20) Decreto Legislativo 757:
“Artículo 4.- La libre competencia implica que los precios en la economía resultan de la oferta y la demanda, de acuerdo con
lo dispuesto en la Constitución y las Leyes.
Los únicos precios que pueden fijarse administrativamente son las tarifas de los servicios públicos, conforme a lo que se
disponga expresamente por Ley del Congreso de la República”.
(21) BREWER-CARIAS, Allan R. Principios del Régimen Jurídico de la Organización Administrativa Venezolana. Caracas: Editorial
jurídica venezolana, 1994, p. 62.
(22) Artículo 61°, numeral 61.1 de la Ley 27444
(23) DROMI, José Roberto. Derecho administrativo. Buenos Aires: Ciudad argentina, 2000, p. 311.
(24) Constitución Política del Perú de 1993:
“Artículo 106.- Mediante leyes orgánicas se regulan la estructura y el funcionamiento de las entidades del Estado previstas en
la Constitución, así como también las otras materias cuya regulación por ley orgánica está establecida en la Constitución.
Los proyectos de ley orgánica se tramitan como cualquiera otra ley. Para su aprobación o modificación, se requiere el voto
de más de la mitad del número legal de miembros del Congreso”.
El principio del debido procedimiento señala que los c) Derecho a una decisión fundada: Este
administrados gozan de todos los derechos y garantías derecho se relaciona con el requisito esencial
inherentes al denominado debido proceso adjetivo o procesal, de motivación del acto administrativo, es
el mismo que comprende el derecho a exponer sus argumentos, decir que la decisión administrativa debe
a ofrecer y producir pruebas y a obtener una decisión motivada expresar los fundamentos que llevan a la
y fundada en derecho. De otro lado, y dada la autonomía emisión del acto. Caso contrario, resultaría
del derecho administrativo procesal, la regulación propia del muy complicado que el administrado
Derecho Procesal Civil es aplicable al principio de debido pueda defenderse de lo resuelto por la
procedimiento sólo en cuanto sea compatible con el régimen administración si ello le perjudicase. Es
administrativo y de manera supletoria(25). por ello que la falta de motivación acarrea
la nulidad del acto administrativo.
El principio que venimos describiendo, es tributario a su
vez de uno más amplio y complejo, que es el del debido d) Derecho al plazo razonable: Los administrados
proceso en sede administrativa. Dicho principio constituye un tienen derecho a que el procedimiento sea
derecho fundamental conforme lo establecido por reiterada resuelto en un plazo que permita una
jurisprudencia del Tribunal Constitucional y constaría por lo defensa adecuada a sus intereses. La
menos de los siguientes elementos(26): plasmación del derecho al plazo razonable
se encuentra, entre otras instituciones, en el
a) Derecho a ser oído: Antes y después del acto administrativo. silencio administrativo y en la institución de
La Administración no puede decidir sin escuchar a la parte la queja administrativa; y tiene una estrecha
interesada o sin darle la posibilidad de expresarse sobre el relación con el principio de celeridad, al cual
mérito de la decisión. Este derecho se manifiesta, por ejemplo, aludiremos más adelante.
en el derecho a pedir vista de las actuaciones, es decir, poder
observar el estado del procedimiento en cualquier momento. 5.1. El debido proceso en sede
administrativa
b) Derecho a ofrecer y producir pruebas: La prueba constituye En un primer término, es necesario tener
la actividad material dirigida a determinar la veracidad de clara la complejidad de la institución jurídica
los hechos respecto la cuestión planteada por la autoridad que venimos describiendo. Lo que ocurre es
administrativa o por el administrado. Los particulares tienen que el debido proceso es, al mismo tiempo,
derecho a ofrecer y producir las pruebas que consideren un principio constitucionalmente consagrado,
pertinentes, las cuales se sumarán a las producidas y una garantía de la Administración de Justicia
obtenidas de oficio. La Administración no puede negarse a y, sobretodo, un derecho constitucional (27),
hacer efectiva la prueba ofrecida por el particular, salvo en sometidos a una importante protección por
casos excepcionales y cuando la prueba sea claramente parte del ordenamiento.
(25) Artículo IV, inciso 1, literal 1.2 del Título Preliminar de la Ley 27444.
(26) MORON URBINA, Juan Carlos – Op. cit., p. 66 y 67.
(27) Constitución de 1993:
“Artículo 139.-Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional.
Ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a procedimiento distinto de
los previamente establecidos, ni juzgada por órganos jurisdiccionales de excepción ni por comisiones especiales creadas
al efecto, cualquiera sea su denominación (…)”.
Definimos debido proceso como el conjunto de garantías Semejante ampliación tiene su origen en el
indispensables para que un proceso pueda ser considerado concepto original del due process of law de
justo. Ahora bien, el debido proceso, como derecho la doctrina norteamericana el mismo que se
constitucional, es un derecho complejo, definiéndose como encuentra contenido en la V Enmienda a la
tal aquel derecho cuyo contenido se encuentra conformado Constitución Norteamericana (29). A su vez,
a su vez por otros derechos, de naturaleza y estructura más dicho principio tiene su origen en la Carta
sencilla. En este orden de ideas, el debido proceso contiene Magna Inglesa, a través de la frase “by the law
en su seno derechos tan importantes como el derecho al juez of the land” (según la ley del lugar) y se plasma
o autoridad natural, el derecho de defensa o la motivación de finalmente en la Ley de 1344 que se aprueba
las resoluciones emitidas por la entidad respectiva. para controlar la actuación del Rey(30).
Por otro lado, la doctrina y la jurisprudencia, peruana y Dicho concepto no hace distinciones respecto
comparada, reconocen dos modalidades de debido proceso, a la naturaleza del proceso al cual resulta
el adjetivo y el material. En primer término, el debido proceso aplicable el precepto acotado, razón por
adjetivo o procesal implica el cumplimiento de las normas la cual el concepto puede aplicarse sin
que regulan el proceso o procedimiento, las mismas que se mayores dificultades a procesos judiciales,
encuentran en la Constitución y que son desarrolladas en las administrativos, e inclusive, a procesos que
normas procesales pertinentes. se dan en entidades privadas de naturaleza
corporativa(31), como lo ha señalado el Tribunal
Asimismo, el debido proceso material o sustantivo implica la Constitucional en reiterada jurisprudencia.
emisión de una sentencia o resolución ajustada a derecho, es
decir, como resultado de la realización de un proceso justo. Ello 5.2. El contenido y justificación del derecho
implica que se cumplan con criterios mínimos de razonabilidad, al debido proceso en sede administrativa
de proporcionalidad, de equidad, que permitan vincular el Ahora bien, este derecho al debido proceso
debido proceso, no solo con el cumplimiento de requisitos en sede administrativa tiene un contenido que
formales, sino además con la satisfacción de la justicia como no está enfocado a todos los componentes de
valor(28) necesario para obtener la resolución de los conflictos los que se le reconocen al debido proceso en
y la paz social. sede judicial. En primer lugar, en el ámbito de
la Administración Pública no cabe hablar de
Ahora bien, la doctrina y la jurisprudencia del país y de parte cosa juzgada, sino tan solo de cosa decidida.
del resto del Mundo están considerando al derecho al debido Las resoluciones administrativas que agotan
proceso como un derecho que no solo es aplicable a los órganos la vía administrativa son susceptibles de
jurisdiccionales, sino también a los entes administrativos, e ser impugnadas en la vía judicial a través
inclusive, a las entidades privadas de naturaleza corporativa. del proceso contencioso administrativo(32),
(28) Sobre el particular: BUSTAMANTE, Reynaldo. El Derecho a una decisión justa como elemento esencial de un Proceso Justo.
En: Derecho & Sociedad, N.° 15. Lima: 2000, pp. 39 y siguientes.
(29) “(...) Ni podrá obligársele a nadie a testificar contra sí mismo en una causa penal; ni se le privará de la vida, la libertad o
la propiedad sin el debido proceso legal; ni tampoco podrá tomarse la propiedad privada para uso público sin una justa
compensación”.
(30) Sobre el particular: CARBONELL, Eloisa. Agencias y procedimiento administrativo en Estados Unidos de América. Madrid:
Marcial Pons, 1996, pp. 95 y 96.
(31) ESPINOSA SALDAÑA, Eloy. Debido Proceso en Procedimientos Administrativos, su viabilidad y las Experiencias Peruana
y Mundial sobre el Particular. En: Revista Jurídica del Perú N.° 18. Trujillo: Normas Legales, 2001, p. 2.
(32) Constitución Política del Perú de 1993:
“Artículo 148.- Las resoluciones administrativas que causan estado son susceptibles de impugnación mediante la acción
contencioso-administrativa”.
por lo cual no gozan de la inmutabilidad de las resoluciones concreto, facultad que si posee la judicatura,
judiciales(33). denominada control difuso y que está contenida
en el artículo 138 de la Constitución. Sin
Sin embargo, el artículo 142 de la Constitución aparentemente embargo, el Tribunal Constitucional, en un
reconoce la existencia de dos tipos de resoluciones discutible precedente (34), le ha otorgado
administrativas que no son impugnables: Las emitidas por dicha facultad a los tribunales administrativos
el Jurado Nacional de elecciones en materia electoral y las y demás órganos colegiados que tramiten
emitidas por el Consejo Nacional de la Magistratura en materia procedimientos trilaterales, vale decir, que
de destitución de magistrados. Sobre ello es preciso efectuar efectúen actividad cuasijurisdiccional.
dos aclaraciones. La primera, que las resoluciones del Jurado
Nacional de Elecciones en materia electoral son decisiones Ahora bien, el debido proceso en sede
jurisdiccionales, no administrativas, razón por la cual no cabe administrativa posee ciertos elementos
contra las mismas el proceso contencioso administrativo pero si diferenciales respecto al debido proceso en
el proceso de amparo, por las mismas razones por las que cabe sede judicial. En primer lugar, la posibilidad de
dicho proceso constitucional contra resoluciones emanadas de impugnar judicialmente la resolución emitida por
un proceso judicial que no es regular. la autoridad administrativa, posibilidad a la cual
hemos hecho referencia líneas arriba. Asimismo,
La segunda, que las decisiones del Consejo Nacional de la es preciso tomar en cuenta la naturaleza
Magistratura no tienen porque poseer la calidad que la norma reglada del accionar administrativo, la misma
constitucional les atribuye, puesto que admitir ello implicaría que genera un marco de acción más limitado
permitir el uso arbitrario del poder, que no es admisible en un respecto de la entidad que el que poseen en
Estado de Derecho. Sobre ello se ha pronunciado el Tribunal general los órganos jurisdiccionales.
Constitucional en reiterada jurisprudencia, estableciendo
que es posible revisar dichas decisiones cuando las mismas Existen, evidentemente, elementos comunes a
vulneran derechos fundamentales, generando en buena cuenta ambos ámbitos de aplicación del derecho al debido
lo que doctrina denomina una mutación constitucional. proceso, sea el jurisdiccional o el administrativo.
La doctrina y la jurisprudencia incluyen el derecho
Asimismo, no cabe necesariamente adoptar como elemento de defensa, el derecho a la presentación de
inherente al debido proceso en sede administrativa la garantía pruebas, el derecho a que la entidad ante la cual
de la instancia plural, dado que no toda autoridad administrativa se sustancia el proceso emplee necesariamente
que se pronuncia en un procedimiento posee una instancia el procedimiento preestablecido por la ley, la
superior. Esto ocurre en muchos procedimientos administrativos, motivación de la resolución emitida, el derecho
pero también en procedimientos institucionales en los cuales a un plazo razonable para la emisión de la
quien resuelve es la máxima autoridad administrativa. Claro, resolución respectiva(35), entre otros.
siempre es posible el recurso de reconsideración, el cual
además es opcional, pero es resuelto por la misma autoridad 5.3. Los Derechos Constitucionales
que emite el acto impugnado. Implícitos como sustento del debido
proceso en sede administrativa
Finalmente, por regla general, las entidades administrativas Es necesario precisar en primer lugar que
carecen de la facultad de inaplicar una norma legal a un caso la Jurisprudencia Peruana, en materia de
(33) No obstante, la cosa juzgada no es absolutamente inmutable. En circunstancias muy especiales cabe la revisión de un
proceso judicial, en particular mediante el empleo de dos mecanismos: La nulidad de cosa juzgada fraudulenta y el amparo
contra resoluciones judiciales que no hayan emanado de un procedimiento regular”.
(34) Sentencia 3741-2004-AA/TC y su respectiva Aclaración.
(35) ESPINOSA-SALDAÑA, Eloy. Op. cit., p. 6.
acciones de garantía, configura uno de los casos poco Ahora bien, este precepto no debe emplearse
comunes en los cuales las decisiones jurisdiccionales resultan para reconocer derechos de configuración
ser vinculantes para los demás órganos del Poder Judicial. eminentemente legal o que no se derivan
En este orden de ideas, la Jurisprudencia Peruana estaría automáticamente del concepto de dignidad
considerando, con cierta regularidad, que ciertos principios de la persona(38), siendo necesario entonces
resultan equiparables a los derechos fundamentales, razón sustentar el reconocimiento de un derecho
por la cual su violación permitiría la procedencia de una acción fundamental específico en determinadas
de amparo. Amparándose en la violación del citado principio, consideraciones susceptibles de verificarse.
puede considerarse que existe la afectación a un derecho Así, es posible sustentar el derecho al debido
constitucional y declararse fundado el amparo que se sustente proceso en procedimientos administrativos
en dicho supuesto. a través de dos razonamientos: Uno, de
naturaleza valorativa, a partir de la propia
Ahora bien, a fin de justificar la existencia de un derecho al naturaleza de los derechos fundamentales.
debido proceso en sede distinta a la jurisdiccional, resulta Otro, a partir de una lógica funcional.
de aplicación la llamada cláusula de los derechos implícitos,
contenida en el artículo tercero de la norma constitucional En primer término, el debido proceso en sede
(36)
, que configura, en el caso peruano, lo que doctrina llama jurisdiccional se encuentra debidamente
derechos fundamentales implícitos o no enumerados. Estos consagrado en nuestra carta fundamental como
se definen como aquellos derechos fundamentales que no se resultado de la aplicación de los principios
encuentran enunciados explícitamente en la Constitución, pero propios de la tramitación de procedimientos en
que se deducen de ciertas características de la organización los cuales se va a decidir respecto a derechos e
política del país esbozadas por la propia Carta Magna. Estas intereses de los individuos. Si se va a resolver un
características tienen que ver con la dignidad del hombre conflicto o controversia, es necesario que existan
reconocida por el texto constitucional, con la forma republicana principios mínimos que permitan llevar a cabo
de gobierno, con los valores democráticos, con la soberanía y dicha función apropiadamente. Si trasladamos
con consideraciones análogas. este razonamiento a la Administración Pública,
queda claro que la misma, al realizar un
El principio antes indicado no resulta ser ninguna novedad, procedimiento administrativo, resuelve un
puesto que proviene del constitucionalismo norteamericano. conflicto o petición. Los principios mínimos que
La IX Enmienda a la Constitución Norteamericana señala se requieren para ello conforman los conceptos
claramente que los derechos enumerados en la norma no de debido proceso a los que nos estamos
eliminan otros que fueran reconocidos al pueblo(37). Esta norma refiriendo. Ello, máxime si como hemos indicado
tiene a su vez su origen en la concepción iusnaturalista de líneas arriba el concepto original del due process
que los derechos constitucionales son anteriores y superiores of law no distingue el proceso al cual resulta
al Estado. aplicable en cada caso concreto.
Por otro lado, el debido proceso en sede administrativa Ahora bien, cuando nos referimos a actividad
puede justificarse mediante una lógica funcional. La falta discrecional describimos aquella que no
de reconocimiento del citado derecho abre las puertas a la depende de normas legislativas concretas y
arbitrariedad en el ejercicio de las facultades inherentes a la preexistentes que la regulen. Las facultades
Administración Pública y la posibilidad que en dicho ejercicio discrecionales le permiten al órgano
se vulneren derechos de los particulares, sin que haya un administrativo cierta libertad para elegir entre
plausible control para ello(39). El concepto de equilibrio entre uno u otro curso de acción, o para hacer una
intereses particulares y el interés general que hemos referido cosa de una u otra forma(42). La necesidad de
líneas arriba queda por completo desvirtuado. permitirle a la Administración Pública cierta
actividad discrecional deriva, en principio,
En sentencias relativamente recientes, el Tribunal ha estado de la circunstancia de que es imposible para
haciendo referencia, por lo menos en forma limitada, al artículo el legislador tener una visión exacta de los
3 de la Constitución Peruana de 1993 para justificar el derecho elementos concretos que, al menos en parte
fundamental al debido proceso en sede administrativa. En y en ciertos casos, condicionan la oportunidad
consecuencia, hoy en día existe una utilización más explícita de de la decisión administrativa.
dicho precepto constitucional para justificar la ampliación de la
aplicación del derecho al debido proceso en los procedimientos Sin embargo, el primer cuestionamiento a
administrativos. No obstante ello, el Tribunal Constitucional ha la existencia de dichas facultades, es que,
empleado de manera reiterada el principio del debido proceso en por definición, las mismas se encontrarían
sede administrativa incluso antes de su consagración legal(40). libres de todo control, en especial, judicial. La
razón de ser del principio de legalidad reside
5.4. El componente sustantivo precisamente en el control de la arbitrariedad
Es evidente además que existe definitivamente un componente estatal. El reconocimiento del debido proceso
sustantivo en el debido proceso en sede administrativa. En sustantivo en sede administrativa permite
sede administrativa es necesario también que se emita una conjurar en forma más eficiente el riesgo
resolución justa. Cuando hacemos referencia a una resolución de un comportamiento de la Administración
justa en particular queremos decir que esta decisión no podrá que puede resultar formalmente ajustado a
ser arbitraria. Ello implica, en consecuencia, que la citada derecho –con lo cual podríamos encontrarnos
decisión se sustente en una aplicación de la norma jurídica ante el cumplimiento de preceptos propios del
vigente a los supuestos de hecho del caso concreto(41). debido proceso formal– pero que en realidad
vulnera derechos fundamentales, que poseen
Lo señalado en el párrafo precedente significa además que una posición preferente respecto a intereses,
el acto administrativo se emite, no en uso de facultades principio o metas que no sean derechos
discrecionales, sino en uso de facultades regladas y constitucionalmente consagrados, tengan
predeterminadas de la Administración Pública. Ello se naturaleza individual o colectiva.
encuentra corroborado inclusive por la propia jurisprudencia
peruana, que ha señalado claramente que una decisión Por otro lado, al obedecer el acto discrecional
administrativa no puede responder a criterios absolutamente a una decisión que no se encuentra regulada
discrecionales, pues debe ponderarse contextos y situaciones expresamente por la norma legal, la judicatura
al emitirse el acto resolutivo. carecería de parámetros para determinar si
(39) GUZMAN NAPURI, Christian. El debido proceso en sede administrativa en la jurisprudencia y la doctrina peruana. ¿Hoy en
día todavía puede discutirse la pertinencia del mismo?. En: Ius et veritas, N.° 22. Lima: PUCP, 2001, p. 344.
(40) OCHOA CARDICH, César. Op. cit., pp. 68-75.
(41) BUSTAMANTE, Reynaldo. Op. cit., p. 42.
(42) GARCIA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás Ramón. Curso de Derecho Administrativo. Madrid: Civitas, p. 444.
la decisión de la administración resulta ser justa o no. La 6.1. Contenido del principio de impulso de
existencia del debido proceso sustantivo en sede administrativa oficio
–que se encuentra reconocido por la doctrina y jurisprudencia En consecuencia, la autoridad administrativa a
peruana, como ya lo hemos indicado– permite a la judicatura quien toca decidir sobre el trámite del recurso
tener parámetros más o menos objetivos para evaluar el puede y debe adoptar las medidas que sean
comportamiento de la administración pública. necesarias para la adecuada impulsión
del procedimiento, y para la averiguación
6. El principio de impulso de oficio de los hechos reales, sin necesidad de
acción directa de los particulares más allá
El principio de impulso de oficio – o de oficialidad, según parte de la presentación de la solicitud inicial y el
de la doctrina - implica que las autoridades administrativas cumplimiento de las obligaciones propias del
deben dirigir e impulsar de oficio el procedimiento y ordenar la procedimiento. La Administración debe llegar
realización o práctica de los actos que resulten convenientes a la resolución final sin necesidad del impulso
para el esclarecimiento y resolución de las cuestiones de ninguno de los particulares involucrados en
necesarias(43). La continuidad del procedimiento no depende el procedimiento(48).
del administrado, sino de la autoridad administrativa.
Dicho principio, que es congruente con la doctrina y el derecho La autoridad administrativa debe también
comparado(44), tiene su origen en el carácter inquisitorial o decidir la apertura a prueba del expediente en
inquisitivo del procedimiento administrativo que a su vez se los casos en que ello sea oportuno y ordenar
origina en la concepción de interés general que anima a la la actuación de las pruebas que considere
Administración Pública(45). La satisfacción de dicho interés pertinentes(49). Por iguales razones deberá
se da de manera directa a través de la tramitación del pedir los informes y dictámenes que sean
procedimiento(46), sea cual sea la naturaleza del mismo, y que convenientes para la resolución del caso. En
siempre es dirigido por la autoridad administrativa. general, los actos de instrucción dentro del
procedimiento administrativo deben realizarse
La norma señala que la autoridad competente, aun sin pedido de oficio. Finalmente, deberá remover los
de parte, debe promover toda actuación que fuese necesaria obstáculos que impidan una tramitación debida
para su tramitación así como superar cualquier obstáculo que del procedimiento.
se oponga a la regular tramitación del procedimiento. Además,
deberá determinar la norma aplicable al caso aun cuando no Asimismo, el impulso de oficio es un
haya sido invocada o fuere errónea la cita legal, de manera componente esencial del debido proceso en
similar a lo que ocurre en sede judicial; así como evitar el sede administrativa, al permitir la tramitación
entorpecimiento o demora a causa de diligencias innecesarias adecuada y eficiente de los procedimientos,
o meramente formales, adoptando las medidas oportunas para en beneficio de los administrados. Además,
eliminar cualquier irregularidad producida(47). permite generar celeridad en la tramitación
(43) Artículo IV, inciso 1, literal 1.3 del Título Preliminar de la Ley 27444.
(44) SANTAMARIA PASTOR, Juan Alfonso. Principios de Derecho Administrativo. Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces,
2000, p. 81.
(45) PAREJO ALFONSO, Luciano y otros. Manual de derecho administrativo. Barcelona: Ariel, 1998, Parte General, pp. 562 y
563.
(46) MORON URBINA, Juan Carlos. Op. cit., p. 69.
(47) Artículo 145° de la Ley N.° 27444.
(48) GARCIA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás Ramón. Op. cit., p. 463.
(49) COMADIRA, Julio R. Derecho Administrativo. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, 1996, p. 129.
de los procedimientos, formando parte de la necesaria fines de dichos actos de gravamen tienen
racionalización de la Administración Pública. por finalidad justificar un comportamiento
arbitrario, autoritario o discriminatorio por parte
Finalmente es preciso tener en cuenta que existen ciertas de la Administración Pública es evidente que
actuaciones que dependen de la acción directa del la misma viola el principio de preferencia por
administrado –como podrían ser los supuestos de abandono los derechos fundamentales y deviene en
del procedimiento– y, a su vez, ciertas situaciones en las cuales inconstitucional.
la Administración no puede actuar de oficio, en especial si la
iniciación del procedimiento opera por interés únicamente del 7.1. El principio de proporcionalidad
administrado en el caso de los procedimientos iniciados a Ahora bien, el principio de razonabilidad tal
pedido de parte. como está definido por la Ley 27444 implica en
su contenido al principio de proporcionalidad,
7. El principio de razonabilidad que a su vez está conformado por tres criterios,
idoneidad, necesidad y ponderación. En
El principio de razonabilidad implica que las decisiones de la primer lugar, es necesario que la afectación
autoridad administrativa, cuando crean obligaciones, califiquen a los intereses del administrado se encuentre
infracciones, impongan sanciones, o establezcan restricciones dirigida al fin perseguido por la medida. Se
a los administrados – es decir, respecto a los denominados requiere en segundo lugar que, ante varias
actos de gravamen -, deben adaptarse dentro de los límites de posibilidades de limitación, la Administración
la facultad atribuida y manteniendo la debida proporción entre Pública escoja aquella que sea menos gravosa
los medios a emplear y los fines públicos que deba tutelar, respecto del derecho fundamental a limitar(51).
a fin de que respondan a lo estrictamente necesario para la Es necesario, finalmente, que el grado de
satisfacción de su cometido(50). afectación al derecho se encuentre acorde con
el nivel de obtención de la finalidad perseguida
La razonabilidad, en sentido estricto, implica que los fines con la limitación(52); concepción esta última que
perseguidos por la limitación a los intereses de los administrados es enteramente consistente con el sustento
sean válidos y legítimos en un Estado de Derecho. Si los racional del principio de preferencia por los
(50) Artículo IV, inciso 1, literal 1.4 del Título Preliminar de la Ley 27444.
(51) MENDOZA ESCALANTE, Mijail. Intensidad de la intervención o afectación de derechos fundamentales y principio de
proporcionalidad. En: Revista Jurídica, Tomo 80. Lima: Gaceta Jurídica, 2007, p. 17
(52) Expediente N.° 2235-2004-AA/TC, Sentencia de fecha 18 de febrero de 2005:
“(…) Por su parte, el principio de proporcionalidad exige, a su vez, que la medida limitativa satisfaga los subcriterios de
idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto. El principio de idoneidad comporta que toda injerencia en los
derechos fundamentales debe ser idónea para fomentar un objetivo constitucionalmente legítimo, es decir, que exista una
relación de medio a fin entre la medida limitativa y el objetivo constitucionalmente legítimo que se persigue alcanzar con
aquél.
A su vez, en el Fund. Jur. Nº 109 de la STC N.° 0050-2004-AI/TC, este Tribunal afirmó que el principio de necesidad impone
al legislador adoptar, entre las diversas alternativas existentes para alcanzar el fin perseguido, aquella que resulte menos
gravosa para el derecho que se limita. Como tal, presupone la existencia de una diversidad de alternativas, todas aptas
para conseguir el mismo fin, debiendo ser la escogida por el legislador aquella que genera menos aflicción sobre el derecho
fundamental (…)”.
Asimismo, en la misma Sentencia 0050-2004-AI/TC, este Tribunal destacó que “(...) de acuerdo con el principio de
proporcionalidad, strictu sensu, para que una injerencia en los derechos fundamentales sea legítima, el grado de realización
del objetivo de ésta debe ser, por lo menos, equivalente o proporcional al grado de afectación del derecho fundamental,
comparándose dos intensidades o grados: el de la realización del fin de la medida examinada y el de la afectación del derecho
fundamental (Fund. Jur. Nº 109)”.
derechos fundamentales, puesto que permite que el juzgador en los cuales la autoridad administrativa
-que es el que define cuando nos encontramos ante una goza de cierto margen de acción para poder
limitación válida- realice un análisis en términos de costo determinar la sanción a aplicar ante una
beneficio para verificar la referida proporcionalidad. infracción determinada, margen que no debe
implicar su uso indebido por las entidades
Lo que ocurre es que el principio de proporcionalidad debe administrativas.
cumplir con el principio del Óptimo de Pareto. Wilfredo Pareto,
economista italiano, ha definido la generación de una mejora 8. El principio de
en el bienestar social, y en consecuencia la obtención de imparcialidad
eficiencia, como una situación que se origina si no se reduce
el bienestar individual y por lo menos mejora un individuo, El principio de imparcialidad es un resultado
con relación a la situación inicial, mejorando la sociedad en directo de la aplicación en sede administrativa
su conjunto(53). La eficiencia de Pareto recusa entonces el del mandato de igualdad material o de
utilitarismo social, que permite la obtención de bienestar social no discriminación, contenido en la Norma
mediando el sacrificio de determinados sujetos. La restricción Constitucional(54). Dicho mandato establece que
del derecho fundamental por parte de la Administración Pública únicamente puede establecerse diferencias
debe generar un bienestar mayor a la sociedad en su conjunto, entre las personas derivadas de criterios
sin perjudicar a ninguno de los individuos. objetivos y motivos razonables. Evidentemente,
la Administración solo puede establecer
7.2. La importancia de estos principios tratamientos desiguales en circunstancias
Este principio es en realidad un importante componente del objetivamente diferentes.
derecho al debido proceso en sede administrativa, al nivel de lo
que se denomina debido proceso sustantivo, como ya lo hemos Dicho principio es también un evidente
indicado anteriormente. Este implica que las resoluciones que componente del derecho al debido proceso
se emitan deben seguir criterios mínimos de proporcionalidad en sede administrativa; y cuando es aplicado
y razonabilidad, a fin de que la resolución que se emita sea al procedimiento administrativo, establece
intrínsecamente justa. Reiterada jurisprudencia del Tribunal que las autoridades administrativas actúan
Constitucional Peruano ha establecido la aplicación de este sin ninguna clase de discriminación entre
principio al ámbito del procedimiento administrativo aun los administrados, otorgándoles tratamiento
antes de haberse incorporado en la Ley de Procedimiento y tutela igualitarios frente al procedimiento,
Administrativo General. resolviendo conforme al ordenamiento jurídico
y con atención al interés general(55).
A su vez, el principio de razonabilidad en sentido estricto
y el principio de proporcionalidad implican una restricción La Administración Pública, no obstante ser
adicional a la discrecionalidad atribuible a la Administración juez y parte en la mayoría de los casos,
Pública y evita, en consecuencia, la posibilidad de emisión actúa objetivamente, resolviendo a favor del
de resoluciones arbitrarias o injustas, que puedan vulnerar administrado cuando ello es procedente.
derechos fundamentales del administrado. Esto se hace Aun cuando la Administración es supuesta
evidente en los procedimientos administrativos sancionadores, representante del interés general, ello no
(53) KAFKA, Folke. Teoría Económica. Lima: Universidad del Pacífico, 1994, pp. 730 y 731.
(54) Constitución Política del Perú 1993:
“Artículo 2°.- Toda persona tiene derecho:
2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición
económica o de cualquiera otra índole(…)”.
(55) Artículo IV, inciso 1, literal 1.5 del Título Preliminar de la Ley 27444.
la autoriza a tener preponderancia procesal respecto del correlato – discutible en el derecho peruano
administrado. Este principio origina evidentes tensiones, pero existente en el derecho comparado –
las mismas que tienen diversa intensidad dependiendo del conocido como recusación (57).
procedimiento del cual se trate(56). Sin embargo, la aplicación
del principio de imparcialidad debe ser la misma en cualquier 9. El principio de
procedimiento, sea este de oficio o a pedido de parte, sea informalismo
general o especial.
El principio de informalismo establece que
Asimismo, la Administración Pública otorga el mismo las normas de procedimiento deben ser
tratamiento a todos los administrados, sin favorecer a interpretadas en forma favorable a la admisión
alguno de ellos por encima de los otros, en particular si y decisión final de las pretensiones de los
todos o algunos de ellos tienen intereses contrapuestos en administrados, de modo que sus derechos e
el procedimiento administrativo. Esto se hace evidente en el intereses no sean afectados por la exigencia de
ámbito de los procedimientos en los cuales la Administración aspectos formales que puedan ser subsanados
realiza actividades de heterocomposición, y en particular, dentro del procedimiento (58).
en el procedimiento trilateral, en el cual la imparcialidad de
la Administración se enmarca en obtener, a través de la Este principio establece en realidad una
determinación de la verdad material, cual es el administrado presunción a favor del administrado, para
que tiene la razón en la controversia suscitada, sin desconocer protegerlo de la mera forma o el rito, propia
evidentemente el interés general. del procedimiento administrativo tradicional.
En primer lugar, implica una aplicación el
8.1. Importancia del principio de imparcialidad principio de in dubio pro actione propio
Además, es preciso señalar que el principio que venimos del derecho comparado, que establece la
describiendo permite a su vez reducir la cantidad de pretensiones interpretación más favorable al ejercicio del
administrativas que llegan al ámbito jurisdiccional, al obligar a derecho de petición administrativa por parte
la Administración a emitir sus decisiones motivándolas sobre del administrado a fin de asegurar la decisión
bases objetivas, respetando los derechos de los administrados sobre el fondo del asunto(59). Es decir, en caso
que son parte del procedimiento. El principio de imparcialidad de duda respecto a la procedencia de una
se convierte entonces en un principio de eficiencia en el solicitud del administrado, o respecto a la
funcionamiento de los entes administrativos. continuidad de un procedimiento determinado,
la autoridad administrativa prefiere darle
Finalmente, el principio de imparcialidad es aplicable de trámite. Puede considerarse incluso que
manera directa también al funcionario público individualmente el principio de informalismo surge de la
considerado, puesto que éste no puede contraponer su interés concepción de administrado como colaborador
personal al de los administrados ni al interés general. Como de la Administración en la obtención del bien
lo hemos señalado líneas arriba, el funcionario o servidor común (60).
público sigue siendo un ser racional, que busca maximizar
los beneficios de su cargo. Esta dimensión del principio de Es claro, además, que este principio pretende
imparcialidad justifica instituciones como la abstención y su que lo sustantivo prevalezca sobre las formas.
(56) GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás Ramón. Op. cit., p. 467.
(57) MORON URBINA, Juan Carlos. Op. cit., p. 71.
(58) Artículo IV, inciso 1, literal 1.6 del Título Preliminar de la Ley N.° 27444.
(59) GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás Ramón. Op. cit., p. 461.
(60) COMADIRA, Julio R. Op. cit., p. 133.
procederá a declarar la nulidad de la resolución emitida otra. Ello evidentemente incluye también a la
sin perjuicio de la imposición de la multa respectiva y de la Administración Pública, puesto que se permite
comunicación al Ministerio Público para el inicio de la acción al administrado confiar en que la Administración
penal correspondiente. La fiscalización posterior también se resolverá conforme a derecho.
encontraba regulada expresamente por la Ley de Simplificación
Administrativa y permite generar mayor eficiencia en el accionar 12. El Principio
de la Administración Pública, como veremos más adelante. de celeridad en
el procedimiento
11. El Principio de conducta administrativo
procedimental
El principio de celeridad establece que quienes
El principio de conducta procedimental indica que los sujetos participan en el procedimiento deben guiar
que intervienen en un procedimiento administrativo –sean los su actuación en la tramitación con la máxima
administrados, y la propia autoridad administrativa-, deben dinámica posible, evitando actuaciones
realizar sus respectivos actos procedimentales guiados por el procesales que dificulten su tramitación o
respeto mutuo, la colaboración y, en especial, la buena fe(65). constituyan meros formalismos, a fin de
Ello implica la existencia y reconocimiento de derechos a favor alcanzar una decisión en tiempo razonable(67). A
del administrado, pero también la imposición de deberes en este nivel guarda íntima relación con el derecho
relación con su actuación en el procedimiento. al plazo razonable, elemento que forma parte
del debido procedimiento administrativo, y en
En este punto, la Ley señala que ningún acto del procedimiento consecuencia, del debido proceso.
administrativo puede ser interpretado de modo tal que ampare
alguna conducta contra la buena fe procesal. El principio de El principio antes indicado se establece
buena fe en las relaciones administrativas ha tenido cierto éxito directamente a favor del administrado, a fin
en los últimos tiempos. De hecho, implica que la Administración de asegurar la satisfacción del derecho de
no podrá exigirle al administrado más allá de lo estrictamente petición administrativa, constitucionalmente
indispensable para la realización de los fines públicos(66). consagrado. Lo que ocurre es que la obligación
de resolver en el plazo previamente establecido
El principio de conducta procedimental es en realidad un forma parte del derecho de petición, como fluye
principio que resulta aplicable a gran parte del ordenamiento claramente de la norma constitucional(68) puesto
jurídico y que aparece para cautelar el adecuado funcionamiento que si la respuesta a lo solicitado no ocurre
de los procedimientos en general. A su vez, pretende asegurar dentro del plazo dicho derecho se encontraría
la confianza de las partes en la conducta adecuada de la desvirtuado(69). Es también por esta razón que,
(65) Artículo IV, inciso 1, literal 1.8 del Título Preliminar de la Ley 27444.
(66) PALOMAR OLMEDA, Álvaro. Los Principios de la actividad administrativa y las relaciones entre las Administraciones. En:
Documentación Administrativa N° 254 y 255. Madrid: Ministerio para la Administraciones Públicas. Instituto Nacional de
Administración Pública, 1999, p. 63.
(67) Artículo IV, inciso 1, literal 1.9 del Título Preliminar de la Ley 27444.
(68) Constitución Política del Perú de 1993:
“Artículo 2.- Toda persona tiene derecho:
20. A formular peticiones, individual o colectivamente, por escrito ante la autoridad competente, la que está obligada a dar
al interesado una respuesta también por escrito dentro del plazo legal, bajo responsabilidad.
Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional sólo pueden ejercer individualmente el derecho de petición
(…)”.
(69) LUNA CERVANTES, Eduardo. El derecho de petición. En: GUTIERREZ, Walter (dir.). Op. cit., pp. 195 y 196.
ante la inactividad de la autoridad administrativa, se establece sin más formalidades que las esenciales para
un mecanismo paliativo que es el silencio administrativo. garantizar el respeto a los derechos de los
administrados o para propiciar certeza en las
A su vez, el principio de celeridad conforma un principio más actuaciones(72); lo cual implica que la eficacia
amplio, el de economía procesal, es mismo que implica el puede configurarse también como un derecho
ahorro de costos en términos de tiempo, dinero y esfuerzo en de los administrados en el procedimiento
el trámite de los procedimientos administrativos. Si bien este administrativo.
último principio no se encuentra señalado expresamente en la
Ley, su empleo no puede ser desconocido por los funcionarios Asimismo, el referido principio menciona que en
administrativos. todos los supuestos de aplicación del mismo,
la finalidad del acto que se privilegie sobre las
Es necesario señalar que el citado principio de celeridad no formalidades no esenciales deberá ajustarse
releva a las autoridades administrativas de hacer efectivo al marco normativo aplicable y su validez
respeto al debido procedimiento en las diversas actuaciones será una garantía de la finalidad pública que
que se realicen – principio este último de medular importancia se busca satisfacer con la aplicación de este
en el derecho administrativo, como ya hemos visto - ni le principio. Y es que, si bien el procedimiento
permite vulnerar el ordenamiento jurídico(70). administrativo no puede ser un obstáculo para
la obtención de fines públicos; la ilegalidad del
13. El Principio de eficacia(71) procedimiento, en buena cuenta, resulta ser
abiertamente ineficaz(73), puesto que puede
El principio de eficacia señala que los sujetos del procedimiento generar, en última instancia, la invalidez del
administrativo deben hacer prevalecer el cumplimiento de la acto final a emitirse.
finalidad del acto procedimental, sobre aquellos formalismos
que no incidan en su validez, que no determinen aspectos 14. El Principio de verdad
importantes en la decisión final, que no disminuyan las material
garantías del procedimiento, ni causen indefensión en los
administrados. El principio de verdad material indica que en
el procedimiento, la autoridad administrativa
Por ello, este principio debe emplearse e invocarse de manera competente deberá verificar plenamente
conjunta con el de informalismo, no obstante que éste último los hechos que sirven de motivo para sus
es susceptible de aplicación de manera más inmediata. Al respectivas decisiones, para lo cual deberá
igual que dicho principio, el de eficacia pretende proteger al adoptar todas las medidas probatorias
administrado de los excesivos formalismos del procedimiento, necesarias autorizadas por la Ley, aún cuando
mejorar la gestión administrativa y considerar al administrado no hayan sido propuestas por los administrados
como un colaborador dentro del procedimiento a fin de obtener o hayan acordado eximirse de ellas(74).
el resultado más acorde con el bien común.
Y es que la Administración no debe contentarse
Como consecuencia directa de lo antes indicado es deber con lo aportado por el administrado, sino que
de las autoridades velar por la eficacia de las actuaciones debe actuar, aun de oficio, para obtener otras
procedimentales, procurando la simplificación en sus trámites, pruebas y para averiguar los hechos que
hagan a la búsqueda de la verdad material u objetiva, ya que la carga de la prueba le corresponde en principio
en materia de procedimiento administrativo la verdad material a las partes, dada la especial naturaleza híbrida
prima sobre la verdad formal. Ello conlleva un principio de del procedimiento trilateral, que a veces se
especial importancia en el ámbito de la actividad probatoria muestra intermedia entre el proceso judicial y el
que es la oficialidad de la prueba, por la cual la Administración procedimiento administrativo.
posee la carga de la prueba de los hechos alegados o materia
de controversia, a menos que considere que basta con las Sin embargo, la autoridad administrativa estará
pruebas aportadas u ofrecidas por el administrado (75). obligada a ejercer dicha facultad cuando su
pronunciamiento pudiera involucrar también al interés
La verdad material implica que, en el momento de la público. Pero, en la práctica resulta sumamente
correspondiente toma de decisiones, la Administración debe difícil discernir cuando nos encontramos ante un
remitirse a los hechos, independientemente de lo alegado o procedimiento trilateral que entrañe interés público,
probado por el particular(76). Esto diferencia al procedimiento dada la naturaleza especialmente indeterminada
administrativo del proceso civil, donde el juez debe ajustarse del principio antedicho. Desafortunadamente, la
a las pruebas aportadas por las partes, siendo éstas el único ausencia de criterios materiales para determinar
fundamento de la sentencia y tratándose, por tanto, de una el grado de interés público involucrado deja a
verdad formal. En el proceso judicial, en consecuencia, el Juez discreción de la autoridad el empleo del principio
puede basarse en indicios o presunciones, atribución que no de verdad material.
posee el funcionario administrativo.
15. El Principio de
El principio de verdad material parte de la concepción publicista participación
o inquisitiva del procedimiento administrativo, considerando
que la entidad administrativa no solo debe cautelar el interés El principio de participación señala que las
de los administrados, sino también el interés común. Por ello autoridades deben brindar las condiciones
se distingue claramente de la concepción de verdad formal, necesarias a todos los administrados para
propia más bien del proceso judicial, en donde la búsqueda del acceder a la información que administren,
interés general es indirecta, a través de la solución de conflicto sin expresión de causa, a excepción de
o la corrección de la incertidumbre jurídica. aquellas que afectan la intimidad personal,
de las vinculadas a la seguridad nacional o
14.1. El caso particular de los procedimientos trilaterales las que expresamente sean excluidas por la
No obstante lo indicado anteriormente, la Ley de Procedimiento ley. Este acceso permite a los administrados
Administrativo General señala que, en el caso de procedimientos fiscalizar el funcionamiento de las entidades
trilaterales, la autoridad administrativa estará facultada a verificar administrativas, de conformidad con lo
por todos los medios disponibles la verdad de los hechos que le son establecido en la Constitución (78); constituyendo
propuestos por las partes, sin que ello signifique una sustitución un efectivo mecanismo de control ciudadano
del deber probatorio que corresponde a éstas(77). Ello implica que de la Administración Pública.
(75) MORON URBINA, Juan Carlos. Op. cit., pp. 453 y 454.
(76) COMADIRA, Julio R. Op. cit., p. 127.
(77) Artículo IV, inciso 1, literal 1.11, segundo párrafo, del Título Preliminar de la Ley 27444.
(78) Constitución Política del Perú de 1993:
“Artículo 2.- Toda persona tiene derecho:
5. A solicitar sin expresión de causa la información que requiera y a recibirla de cualquier entidad pública, en el plazo legal, con
el costo que suponga el pedido. Se exceptúan las informaciones que afectan la intimidad personal y las que expresamente
se excluyan por ley o por razones de seguridad nacional.
El secreto bancario y la reserva tributaria pueden levantarse a pedido del juez, del Fiscal de la Nación, o de una comisión
investigadora del Congreso con arreglo a ley y siempre que se refieran al caso investigado (…)”.
Las normas que regulan el derecho al acceso a la información del mismo, es decir, en la producción de actos
pública tienen por finalidad asegurar la transparencia del administrativos(83). En el caso de procedimientos
funcionamiento de la Administración Pública, de lo que ha dado administrativos en los cuales se involucren
a llamar derecho a la transparencia en el derecho comparado intereses difusos o colectivos la participación
(79)
. Y es que detrás de la concepción de transparencia existen se amplía sustancialmente, permitiendo la
preocupaciones diversas, como una mejor garantía de las actuación de aquellos administrados que lo
libertades públicas, en especial las relativas a la defensa del consideren conveniente.
particular; la mejora de las relaciones entre administración y
administrados(80); el refuerzo del control de la administración por El principio de participación permite que sea
parte de los particulares y el Poder Judicial, entre otras. posible una eficaz protección a los derechos
de los administrados, dada su colaboración
Por otro lado, el principio de participación implica la extensión en los procedimientos, en especial los que
de las posibilidades de intervención de los administrados y de implican interés directo. La regulación
sus representantes en aquellas decisiones públicas que les de la participación de los administrados,
puedan afectar, mediante cualquier sistema que permita la entonces, se convierte en un concepto
difusión, el servicio de acceso a la información y la presentación fundamental del derecho del procedimiento
de opinión(81). Esta es la justificación de mecanismos como administrativo (84). La participación permite,
las audiencias públicas o el periodo de información públicas, en buena cuenta, la democratización de
regulados por la Ley del Procedimiento Administrativo las decisiones públicas y la obtención de
General. legitimidad de las mismas.
(79) JEGOUZO, Ives. El derecho a la transparencia administrativa: el acceso de los administrados a los documentos administrativos.
En: Documentación Administrativa, N° 239. Madrid: Ministerio para la Administraciones Públicas. Instituto Nacional de
Administración Pública, 1994, pp. 11 y siguientes. Para el caso portugués: CUETO PEREZ, Miriam. Los derechos de los
ciudadanos en el código de procedimiento administrativo portugués. En: Revista de Administración Pública, N° 140. Madrid:
Centros de Estudios Constitucionales, 1996, p. 362.
(80) JEGOUZO, Ives. Op. cit., p. 12.
(81) Artículo IV, inciso 1, literal 1.12 del Título Preliminar de la Ley 27444
(82) USLENGHI, Alejandro J. Audiencias públicas. En: Procedimiento Administrativo. Jornadas organizadas por la Universidad
Austral. Facultad de Derecho. Buenos Aires: Ciencias de la Administración, 1998, pp. 296 y 297. DANOS ORDOÑEZ, Jorge.
La Participación ciudadana en el ejercicio de funciones administrativas en el Perú. En: Estudios en Homenaje a Don Jorge
Fernández Ruiz. México: UNAM, 2005, pp. 147 y 148.
(83) OCHOA CARDICH, César. Op. cit., p 56.
(84) GARCIA DE ENTERRIA. Op. cit, p. 439.
(85) Artículo IV, inciso 1, literal 1.13 del Título Preliminar de la Ley 27444.
(86) MASUCCI, Alfonso. Apuntes reconstructivos de la Ley sobre el Procedimiento Administrativo en Italia. En: Documentación
Administrativa N° 248-249. Madrid: Ministerio para la Administraciones Públicas. Instituto Nacional de Administración Pública,
1997, p. 315.
(87) INSTITUTO LIBERTAD Y DEMOCRACIA. Op. cit., p. 35.
(88) MORON URBINA, Juan Carlos. Op. cit., p. 84.
(89) Artículo IV, inciso 1, literal 1.14 del Título Preliminar de la Ley 27444.
(90) MORON URBINA, Juan Carlos. Op. cit., p. 85.
estime pertinentes, al menor costo posible, lo que redunda en necesariamente al TUPA de la entidad. Es por
una mejor tutela de sus derechos, como lo hemos señalado ello que el TUPA configura no solo un medio
de manera reiterada en el presente trabajo. para asegurar la legalidad del procedimiento
administrativo, sino también constituye un
Ahora bien, el principio de uniformidad no solamente beneficia mecanismo de simplificación administrativa
al ciudadano sino al Estado mismo, pues supone una utilización normativa(94), que pretende a su vez mayor
más eficiente y racional de sus recursos, que son siempre seguridad jurídica y transparencia(95).
escasos. En efecto, la unificación de trámites, la utilización
de formularios únicos o de requisitos comunes, significan Por otro lado, un elemento de particular
ahorro en tiempo, dinero y recursos humanos para las distintas importancia dentro de las fuentes del derecho
entidades de la Administración Pública. Así, los beneficios para administrativo son los precedentes, que son muy
el ciudadano y para la Administración Pública son las dos caras relevantes para asegurar el cumplimiento de
de una misma moneda(91). este principio. Los precedentes administrativos
se constituyen respecto a resoluciones que
18. El Principio de predictibilidad resuelven casos particulares interpretando
de modo expreso y con carácter general el
El principio de predictibilidad, elemento de particular importancia sentido de la legislación, sea sustantiva o
para la simplificación de los trámites administrativos, adjetiva, aplicable al procedimiento empleado
establece que la autoridad administrativa deberá brindar a por la entidad. Ahora bien, dichos precedentes
los administrados o sus representantes información veraz, resultan de observancia obligatoria por
completa y confiable sobre cada trámite, de modo tal que a la entidad donde se siga el respectivo
su inicio el administrado pueda tener una conciencia bastante trámite, mientras dicha interpretación no sea
certera de cuál será el resultado final que se obtendrá(92). modificada. Dichos actos administrativos
deben ser publicados conforme a las reglas
Pero además se requiere que la Administración Pública establecidas en la Ley del Procedimiento
arroje resultados predecibles, es decir consistentes entre Administrativo General(96).
sí. La administración no debe hacer diferencias en razón de
las personas –imparcialidad y neutralidad-, y los ciudadanos 18.1. Finalidad del principio de
deberían, al iniciar un trámite, tener una expectativa certera predictibilidad
de cual será el resultado final que dicho procedimiento El principio de predictibilidad tiene dos finalidades
arrojará(93). evidentes. La primera es la de permitirle al
administrado poder determinar previamente
Es por ello que los actos administrativos deben sujetarse el posible resultado de un procedimiento, lo
estrictamente al ordenamiento jurídico, incluso a las cual le permitirá elaborar los mecanismos de
normas administrativas emitidas por autoridad. Asimismo defensa más adecuado para sus intereses. Ello
los procedimientos administrativos deben someterse evidentemente reduce los costos en los que
(91) ÁREA DE ESTUDIOS ECONÓMICOS DEL INDECOPI. Impulsando la Simplificación Administrativa: Un reto pendiente.
Documento de Trabajo N.° 002-2000, publicado el 10 de abril del 2000 en el Diario Oficial El Peruano, p. 23.
(92) Artículo IV, inciso 1, literal 1.15 del Título Preliminar de la Ley 27444.
(93) ÁREA DE ESTUDIOS ECONÓMICOS DEL INDECOPI. Op. cit., p. 23.
(94) MARTIN RETORTILLO BAQUER, Sebastián. De la Simplificación de la Administración Pública. En: Revista de Administración
Pública, N.° 147. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1998, pp. 10 y siguientes.
(95) CIERCO SEIRA, César – “La simplificación de los procedimientos administrativos en Italia”. En: Revista de Administración
Pública, N.° 152. Madrid: Centros de Estudios Constitucionales, 2000, p. 405.
(96) Artículo VI, inciso 1 del Título Preliminar de la Ley del Procedimiento Administrativo General.
debe incurrir el administrado en la tramitación se privilegia respecto a otros mecanismos de fiscalización, sea
de sus procedimientos e incentiva de manera ésta previa o simultánea.
inmediata el uso de mecanismos formales para
la obtención de beneficios. Este principio es el resultado directo de la aplicación del principio
de presunción de veracidad, dado que el control se aplicará
Pero, por otro lado, el principio de predictibilidad en forma posterior a la realización del procedimiento. Ello
permitirá desincentivar la presentación de implica además una reducción plausible de los procedimientos
solicitudes sin mayor efectividad o legalidad, administrativos de evaluación previa sujetos a silencio
pues el administrado podrá conocer con cierta administrativo negativo a favor de aquellos sujetos a silencio
certeza la inviabilidad de su petición pudiendo administrativo positivo e incluso respecto a aquellos sujetos a
decidirse por l abstención en el ejercicio de la aprobación automática. Asimismo, permite preferir el empleo
misma. Esto a su vez redundará también en de sucedáneos documentales.
una evidente reducción de costos organizativos
en favor de la Administración que tendrá que 19.1. Aplicación del principio
tramitar una menor cantidad de solicitudes. La fiscalización posterior es el comprensible correlato de la
existencia de procedimientos de aprobación automática. Dado
19. El Principio de que se asume que la documentación es veraz y se establece la
privilegio de controles asignación inmediata del derecho, la Administración Pública, en
posteriores mérito de consideraciones de interés público, debe establecer
mecanismos de fiscalización de la documentación presentada.
El principio de privilegio de controles Ello permite además que el Estado no renuncie a su función
posteriores, correlato de los principios de fiscalizadora, sin que ello perjudique a los administrados en la
simplificación administrativa que hemos venido tramitación de los procedimientos administrativos.
describiendo, señala que la tramitación de los
procedimientos administrativos se sustentará Lo indicado en el párrafo precedente no obsta para que
en la aplicación del llamado procedimiento no deba emplearse la fiscalización posterior respecto a
de fiscalización posterior; reservándose los procedimientos de evaluación previa, en particular los
la autoridad administrativa el derecho de sometidos a silencio administrativo positivo. Ello dado que la
comprobar la veracidad de la información presentación de documentos y la información proporcionada
presentada, el cumplimiento de la normatividad por los administrados dentro de los procedimientos de
sustantiva y el hecho de aplicar las sanciones evaluación previa, también gozan de presunción de veracidad,
pertinentes en caso de que la información fundamentalmente cuando los mismos configuran sucedáneos
presentada no sea veraz(97). El control posterior documentales, como veremos más adelante.
(97) Artículo IV, inciso 1, literal 1.16 del Título Preliminar de la Ley 27444.
Especial
el Text Refòs de Mas d‘en Sorder, la inacción municipal ha avalado la propuesta presentada en febrero por la
empresa privada Domus Vi, tras no realizarse ninguna resolución expresa dentro del plazo legal por parte de la
corporación local. El pasado 10 de julio, el Saló de Plens debía debatir el plan presentado por la compañía que,
hace justo un año, ganó el concurso público para edificar y gestionar durante cincuenta años el equipamiento que
se edificará en la zona de Llevant, a cambio de un canon de 135.000 euros anuales. Pese a ello, ese día el concejal
de Patrimoni, Hermán Pinedo (ECP), solicitó retirar el punto del orden del día «para un mejor estudio» y «poder
tener en cuenta la situación que se ha generado en las residencias durante la crisis sanitaria de la Covid-19»”. (Diari
de Tarragona, 28 de setiembre de 2020, Aprobado por silencio administrativo el plan de la residencia de
l’Arrabassada, España)
Especial
“Nosotros seguiremos la clasificación que adopta el programa oficial, cuyo primer enfoque
es el del rubro de este parágrafo. Procedimiento interno. Se refiere a la creación de actos
que surten sus efectos dentro del propio órgano emisor, por ejemplo, una amonestación del
superior al inferior. Procedimiento externo. Es el que se realiza ante los particulares para
que el acto surta sus efectos, satisfaga ciertas formalidades o sea ejecutado”134. De esta
manera, “El paradigma del Estado de derecho impone que el Estado, en su administración,
esté sometido también a reglas de procedimiento. Tanto los internos como los externos, en
la medida en que los administrados o los empleados públicos, como titulares de los derechos
e intereses legítimos del empleo, sean parte en tales procesos”135.
REVISTA IURIS DICTIO PERÚ - ESPECIAL | Volumen II – Octubre 2020 – pp. 01-55 38
REVISTA IURIS DICTIO PERÚ - ESPECIAL
certificadas o similares que habiliten para el ejercicio continuado de actividades profesionales,
Especial
algunos de los siguientes supuestos141:
Por lo tanto, cuestionado el primer silencio negativo, se entiende que el segundo es positivo,
siempre y cuando no afecte el interés público o constituya una obligación de dar o hacer a
cargo del Estado.
Como constancia de la aplicación del silencio positivo de la solicitud del administrado, basta
la copia del escrito o del formato presentado conteniendo el sello oficial de recepción, sin
observaciones e indicando el número de registro de la solicitud, fecha, hora y firma del agente
receptor142.
No obstante, vencido el plazo para que opere el silencio positivo en los procedimientos de
evaluación previa, sin que la entidad hubiera emitido pronunciamiento sobre lo solicitado, Editorial Legal Affairs – Lima, Perú
los administrados, si lo consideran pertinente y de manera complementaria, pueden presentar
una Declaración Jurada ante la propia entidad que configuró dicha aprobación ficta, con la
finalidad de hacer valer el derecho conferido ante la misma o terceras entidades de la
administración, constituyendo el cargo de recepción de dicho documento, prueba suficiente
de la resolución aprobatoria ficta de la solicitud o trámite iniciado. En el caso que la autoridad
REVISTA IURIS DICTIO PERÚ - ESPECIAL | Volumen II – Octubre 2020 – pp. 01-55 39
REVISTA IURIS DICTIO PERÚ - ESPECIAL
administrativa se niegue a recibir la Declaración Jurada, el administrado puede remitirla por
Especial
Señor Alcalde de la Municipalidad
Yo, Jaime Ramos Castro, identificado con DNI 40661255, con domicilio real en (…); a Ud.,
respetuosamente, digo:
Con fecha (…) presenté mi solicitud de otorgamiento de licencia la cual no ha sido respondida dentro del plazo de ley
generando silencio administrativo positivo conforme lo establece la ley sobre la materia.
DECLARO bajo juramento que mi solicitud de licencia para (…) al cumplir con los requisitos de ley ha sido aprobada
por silencio administrativo positivo al haber vencido el plazo para emitirse una respuesta por escrito, situación que
me habilita a realizar las acciones que correspondan a través de la resolución ficta generada por el silencio positivo.
Por lo expuesto:
A Usted pido se me faciliten las acciones del caso para hacer valer la resolución ficta en silencio positivo, para lo cual
adjunto a la presente copia de mi DNI y del cargo de mi solicitud aprobada por silencio positivo.
REVISTA IURIS DICTIO PERÚ - ESPECIAL | Volumen II – Octubre 2020 – pp. 01-55 40
REVISTA IURIS DICTIO PERÚ - ESPECIAL
En materia tributaria y aduanera, el silencio administrativo se rige por sus leyes y normas
Especial
El plazo que transcurra desde el inicio de un procedimiento administrativo de evaluación
previa hasta que sea dictada la resolución respectiva, no puede exceder de treinta (30) días
hábiles, salvo que por ley o decreto legislativo se establezcan procedimientos cuyo
cumplimiento requiera una duración mayor149; vencido el plazo para resolver, se genera
silencio administrativo.
Categoría alumnos
En los operadores jurídicos persiste la duda sobre qué procedimientos deben calificarse
como de aprobación automática. Las pautas explícitamente dadas para ello en la ley son
insuficientes y la doctrina no ha abordado el problema con la suficiente profundidad, lo
cual tiene importantes consecuencias para la eficiencia de la Administración Pública, en
particular para la operatividad de sus regulaciones en relación con la dinámica socioe-
conómica y con los órdenes jurídicos extralegales. Se plantea, por esta razón, a través
de un enfoque que toma en cuenta aspectos sistemáticos, históricos y funcionales, una
propuesta sobre los lineamientos que deberían seguirse para calificar procedimientos
administrativos como de aprobación automática o de evaluación previa.
1. Introducción
¿Cuándo debe acceder la Administración a nuestras solicitudes? ¿Qué condiciones debe poner
para ello? ¿Cómo afecta esto la realidad? Los procedimientos de aprobación automática, en
líneas muy generales, son aquellos en los que lo solicitado por el administrado se considera
aprobado desde su solicitud. Existen en el ordenamiento desde fines de la década de 1980 y
han tenido una repercusión importante en el diseño del Estado y el devenir de la economía.
Subsisten, sin embargo, dudas sobre sus alcances y su adecuado campo de aplicación.
¿Cuándo debe calificarse un procedimiento como de aprobación automática? Es un
tema que ha sido abordado por la doctrina nacional en los manuales de procedimiento
administrativo general. Sin embargo, no ha sido estudiado con el detenimiento necesario para
ofrecer repuestas exhaustivas. Siendo un tema de crucial importancia, con repercusiones a
nivel social, político y económico, en el presente trabajo se propone abordarlo desde distintas
aristas (legales, económicas, históricas) para buscar dar una respuesta más completa y profunda
al problema.
* Estudiante de Derecho en la PUCP. Becario del XXIV Curso de Extensión Universitaria en regulación del OSIPTEL.
Estudiante de intercambio académico en el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po). Es asistente en los
cursos de Personas y Acto Jurídico en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Es expracticante
de Semana Económica y del Tribunal Constitucional. Exintegrante del Consejo Ejecutivo de THÈMIS-Revista de
Derecho.
36 Pablo Ferreyros Quiñones
2. Aspectos generales
1 «Presumir que los documentos y declaraciones formulados por los ciudadanos en la forma prescrita por la ley
responden a la verdad de los hechos que afirman», de acuerdo a los lineamientos de simplificación administrativa
de la Comisión de Acceso al Mercado del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de
la Propiedad Intelectual (INDECOPI).
Procedimiento de aprobación automática. Consideraciones sobre su correcta calificación 37
42.1 Todas las entidades elaboran y aprueban o gestionan la aprobación, según el caso, de su
Texto Único de Procedimientos Administrativos, el cual comprende:
1. Todos los procedimientos de iniciativa de parte […] siempre que esa exigencia cuente con
respaldo legal […].
2. La descripción clara y taxativa de todos los requisitos exigidos para la realización completa
de cada procedimiento […].
3. La calificación de cada procedimiento según corresponda entre procedimientos de evalua-
ción previa o de aprobación automática.
Como se puede apreciar, es en los TUPA donde corresponde que cada entidad deter-
mine qué procedimientos son de aprobación automática. Estos, en principio, no crean pro-
cedimientos, sino que recopilan ordenadamente los existentes. La idea —como lo sugiere
el título de la ley que les dio origen— es que faciliten a los administrados su relación con las
entidades, ofreciéndoles información clara y suficiente. Además de buscarse que ayuden al
control de la administración, al facilitar la revisión de las exigencias que pone (Maraví Sumar,
2007, p. 202).
Este fin, sin embargo, muchas veces no se logra. Así, «La mayoría de entidades no uti-
lizan las normas de la simplificación administrativa que contiene la Ley 27444, ni perciben las
ventajas, ni para la entidad ni para la sociedad en su conjunto, de trabajar sobre la base de la
presunción de veracidad y la fiscalización posterior. Entienden que con la fiscalización previa y
el silencio administrativo negativo tienen más seguridad y no incurren en responsabilidad admi-
nistrativa» (Maraví Sumar, 2007, pp. 202-203).
Del otro lado, también ocurre que trámites que no deberían ser considerados pro-
cedimientos administrativos, como servicios prestados en exclusividad por la entidad o me-
ras comunicaciones que no requieren aprobación, son calificados como tales. Resultan así,
38 Pablo Ferreyros Quiñones
muchas veces, que son regulados bajo el régimen de aprobación automática (Maraví Sumar,
2000, pp. 295-296).
Más adelante en el texto se analizarán casos particulares de estos errores, así como
otros en los que la calificación se realizó correctamente. Lo que se busca a continuación es
establecer las pautas para evaluar esta calificación realizada en los TUPA.
Los dos primeros puntos son de reciente incorporación, introducidos con la última
modificación a la LPAG realizada a través del Decreto Legislativo 1272 en diciembre de 2016
(Maraví Sumar, 2017, 69-70). El segundo introdujo una novedad, si bien acotada, que permite
realizar la inscripción en registros administrativos de una manera más ágil.
El primero, no obstante, redunda hasta cierto punto con la disposición ya tenida, en
tanto la habilitación de derechos preexistentes se realiza, precisamente, a través de licencias
y autorizaciones. Así, entre otros, Laguna de Paz (2007, pp. 29-30) y Rebollo Puig (2009, pp.
33-40). 3 Los derechos preexistentes de los que se habla en el primer punto caen dentro de lo
habilitado por las licencias o autorizaciones de las que se habla en el tercer punto. Técnicamen-
te, serían el objeto de estas4.
Cabe entender como trasversales, en una interpretación literal, los requisitos de no
afectación de terceros y de que la actividad aprobada sea continuada en el tiempo. Esto último,
2 «La norma que someta una actividad a la necesidad de autorización [previa] debe tener rango de ley […] o
habilitación legal para establecer tan drástica limitación. Y aun así solo podrá hacerlo si se trata de una medida pro-
porcionada y la menos restrictiva de la libertad […]. Estas condiciones no han sido necesariamente respetadas en
el derecho español, donde tal vez se ha abusado de las autorizaciones administrativas. Quizá el derecho europeo
contribuya a un mayor respeto a la proporcionalidad» (Rebollo Puig, 2009, pp. 35-36).
3 Explica Laguna de Paz que «el carácter declarativo de la autorización es lo que corresponde a la naturaleza privada
de la actividad». Por el contrario, «afirmar el carácter constitutivo de la autorización sería introducir un elemento
disonante que alimentaría una dinámica más favorable a la intervención que al derecho cuyo control se articula»
(2007, pp. 29-30). En efecto, es en el ámbito de la actividad privada donde el administrado tiene derechos preexis-
tentes. Así, las autorizaciones son el supuesto inverso al de la concesión en su formulación clásica, donde, al estar
publicada la actividad, el particular no tiene, en principio, derecho sobre ella.
4 El tercer punto podría ser más amplio que el tercero, si entendemos que las autorizaciones demaniales no tienen
naturaleza declarativa. De ser el caso, no obstante, la redundancia incurrida no dejaría de ser tal.
40 Pablo Ferreyros Quiñones
debido a que sin ello la fiscalización posterior no podría revertir un eventual resultado obtenido
incumpliendo los requisitos5.
Delimitan también el ámbito de la aprobación automática, desde luego, los supuestos
consignados en los artículos 34 (inciso 1) y 37 de la LPAG, en tanto señalan situaciones afectas
a ser reguladas según los silencios positivo y negativo, respectivamente.
En el marco de la definición legislativa preexistente, no modificada en lo sustancial,
Maraví Sumar (2007) ha señalado que «más allá de cualquier vocación burocrática, la mayoría
de entidades no sabe a ciencia cierta cuándo un procedimiento debe ser calificado como de
aprobación automática» (p. 211).
Esto se explicaría porque «criterios nada claros como “siempre que no afecten dere-
chos de terceros” (actual artículo 31.4), que es el límite para los procedimientos de aprobación
automática, […] llevan [a los funcionarios encargados de ello] a calificar a los procedimientos
como [regulados según el] silencio administrativo negativo, para mayor certeza» (Maraví Sumar,
2007, p. 211). Un estudio de la autora mostraba que, como consecuencia de ello, las dos terce-
ras partes (66.56 %) de los procedimientos incluidos en los TUPA de las principales entidades
son de evaluación previa y sujetos al silencio negativo (2007, p. 213).
Similar preocupación expresaba Morón Urbina tras promulgarse la Ley del Silencio
Administrativo, hoy derogada tras integrarse sus disposiciones a la LPAG —sin cambios sustan-
ciales en este respecto6— con el mencionado Decreto Legislativo 1272:
5 Más adelante se verá, sin embargo, que el ordenamiento matiza lo primero exigiendo proporcionalidad.
6 Un buen recuento de los cambios a partir del Decreto Legislativo 1272 puede encontrarse en Maraví Sumar
(2017).
7 Sobre la actualidad de esta problemática, véase la sección 1.3. del subcapítulo IV del presente trabajo.
Procedimiento de aprobación automática. Consideraciones sobre su correcta calificación 41
ejemplo—el caso de solicitud de licencias municipales de funcionamiento (pp. 380). Estos, sin
embargo, deben —como ya se dijo— ser de ejecución prolongada para que sea posible su pos-
terior fiscalización por parte de la Administración. Se requiere, finalmente, que las actividades
a que dan lugar no afecten los derechos de terceros; no habiendo así ningún problema en que
su inicio sea automático y sin previo aviso a estos (pp. 381).
La tratativa a esta materia, sin embargo, ha sido en general insuficientemente profunda. Se
ha realizado en trabajos que abordan un tema más amplio, ya sea en manuales de procedimiento
administrativo general o en trabajos sobre simplificación administrativa que cubren varios aspectos
de esta. En el presente artículo, se busca ofrecer una indagación algo más detenida sobre las consi-
deraciones necesarias para calificar correctamente los procedimientos de aprobación automática. Se
considera que para ello es necesario, de un lado, un análisis sistemático dentro y fuera de la LPAG
y, de otro, un entendimiento del contexto histórico en el que se produce el surgimiento de los
procedimientos de aprobación automática en el ordenamiento y su funcionalidad socioeconómica.
11 De acuerdo con este, se presume iuris tantum «que los documentos y declaraciones formulados por los
administrados en la forma prescrita por esta Ley responden a la verdad de los hechos que ellos afirman».
Procedimiento de aprobación automática. Consideraciones sobre su correcta calificación 43
Inspirado por los citados principios del título preliminar, el artículo 44 de la LPAG
consigna que «Solamente serán incluidos como requisitos exigidos para la realización de cada
procedimiento administrativo aquellos que razonablemente sean indispensables para obtener
el pronunciamiento correspondiente, atendiendo además a sus costos y beneficios». Evaluar
si un requisito es indispensable supone determinar su grado de necesidad, para lo cual es, a
su vez, necesario saber primero si el mismo es idóneo. Interpretando sistemáticamente, esta
norma abona a la necesidad de ponderar en la calificación de los procedimientos12.
El citado artículo de la LPAG exige, además, un análisis costo-beneficio. Al respecto,
resulta útil la propuesta de Sumar Albújar (2012) para evaluar proyectos legislativos a partir de
una adaptación del test de razonabilidad y proporcionalidad, en tanto aporta orden al razona-
miento y permite descartar casos en los que el ACB no tiene sentido13.
Para este análisis costo-beneficio, debe considerarse que el mecanismo de evaluación
previa ahorra significativamente costos al Estado al aumentar la eficiencia de sus entidades. En
tanto la fiscalización posterior solo abarca un porcentaje de los expedientes aprobados (con
un límite de 150 por semestre), la Administración reduce su carga burocrática y laboral, aho-
rrando dinero público y permitiendo que la capacidad existente se enfoque mejor en asuntos
más importantes. Como señala Maraví Sumar (2000) «la optimización de recursos [tanto del
sector público como de los particulares] indica que debe privilegiarse la fiscalización posterior
sobre la previa» (p. 294).
37.1 Excepcionalmente, el silencio negativo es aplicable en aquellos casos en los que la peti-
ción del administrado puede afectar significativamente el interés público e incida en la salud,
el medio ambiente, los recursos naturales, la seguridad ciudadana, el sistema financiero y de
seguros, el mercado de valores, la defensa comercial, la defensa nacional y el patrimonio
cultural de la nación, así como en aquellos procedimientos de promoción de inversión priva-
da, procedimientos trilaterales y en los que generen obligación de dar o hacer del Estado y
autorizaciones para operar casinos de juego y máquinas tragamonedas.
12 Ello aplicaría incluso para el requisito de no afectación de derechos de terceros que pone el cuarto inciso del
artículo 32 de la LPAG para calificar los procedimientos como de aprobación automática, en tanto una limitación
del contenido adicional bien podría ser proporcional y razonable.
13 Pensada desde el análisis regulatorio, esta propuesta propone básicamente reemplazar la ponderación en sentido
estricto del tercer paso del test por el análisis costo-beneficio (ACB), contrapesándose afectaciones-optimizacio-
nes a nivel de resultados/eficiencia en vez de afectaciones-optimizaciones de derechos (pp. 37-41). La idea no es
que la primera evaluación reemplace a la segunda, sino que aporte a esta, permitiendo definir mejor las conse-
cuencias de las medidas analizadas.
44 Pablo Ferreyros Quiñones
37.2 Asimismo, es de aplicación para aquellos procedimientos por los cuales se transfiera
facultades de la Administración Pública, y en aquellos procedimientos de inscripción registral.
37.3 En materia tributaria y aduanera, el silencio administrativo se rige por sus leyes y normas
especiales. Tratándose de procedimientos administrativos que tengan incidencia en la deter-
minación de la obligación tributaria o aduanera, se aplica el Código Tributario.
Como se puede apreciar, el silencio administrativo negativo es una técnica más bien ex-
cepcional, aplicable solo para determinados supuestos cuyo recurso debe, además, sustentarse
técnicamente. Más aun, al final del artículo se indica que, salvo ciertas excepciones, «las autori-
dades quedan facultadas para calificar de modo distinto en su Texto Único de Procedimientos
Administrativos los procedimientos administrativos señalados».
Más general es la otra forma de regulación de la evaluación previa. En efecto, el legisla-
dor establece que son procedimientos con silencio positivo todos los procedimientos de eva-
luación previa no sujetos al silencio administrativo negativo. No obstante, añade un supuesto
expreso: «[los] recursos destinados a cuestionar la desestimación de una solicitud cuando el
particular haya optado por la aplicación del silencio administrativo negativo».
En realidad, del artículo 34 solo este segundo inciso nos sirve para delimitar externa-
mente el campo de aplicación de la aprobación automática. El primero simplemente presupone
una definición dada, refiriéndose al resto de procedimientos de evaluación previa sin indicar
cuáles son estos. Para esclarecer esta línea divisoria que el legislador asume dada, se procede-
rá analizar el contexto histórico y la funcionalidad socioeconómica de los procedimientos de
aprobación automática. Ello permitirá tener mayor claridad sobre los derechos que están en
juego al ponderar para realizar la calificación del procedimiento.
5.1.1. Jurídico.
La primera ordenación del procedimiento administrativo con carácter general, buscando dar
una base común a los distintos procedimientos hasta entonces dispersos, fue el Reglamento de
Normas Generales de Procedimiento Administrativo, aprobado por el Decreto Supremo 006-
67-SC. Aquella vocación se ve desde la formación de la comisión dos años antes, cuando los
considerandos del Decreto Supremo 421-65-SC hablaban de implementar «normas uniformes
y precisas para la tramitación de expedientes en la Administración Pública» y lograr tener «nor-
mas generales de procedimiento» hasta entonces inexistentes. Este dispositivo se distinguió, al
decir de Paniagua Corazao (1992), por ser «supletorio, ordenador y principista» (p. 15).
Se trataba, sin embargo, de una norma que no contemplaba los procedimientos de
aplicación automática. Estos aparecen recién con la Ley 25035, Ley de Simplificación Adminis-
trativa, promulgada en junio de 1989. El primer capítulo de esta se titulaba «La presunción de
veracidad». En él, el artículo 4 de la ley establecía que «la Administración Pública sustituye la
fiscalización previa por la fiscalización posterior. La forma en que esta se lleve a cabo, así como las
sanciones a que dé lugar, serán establecidas en el reglamento».
El reglamento, promulgado por el Decreto Supremo 070-89-PCM, indicaba en su
artículo 5 que «a efectos de la fiscalización posterior, se entiende que la veracidad de las
Procedimiento de aprobación automática. Consideraciones sobre su correcta calificación 45
Como límite externo del campo de aplicación de este nuevo mecanismo establecía los
«casos en que el otorgamiento automático […] pudiese dar lugar a una contención administra-
tiva prevista expresamente o, de cualquier otra forma, exponer a las personas, contraviniendo
el ordenamiento jurídico aplicable, a perjuicios a su saludo o seguridad». En estos casos las
entidades competentes podrían «mediante reglas obligatoriamente publicadas y motivadas,
establecer un procedimiento simplificado de aprobación no automático». Estos últimos, como
se ve, eran de un carácter más bien excepcional.
La reforma fue consolidada con la Ley Marco para el crecimiento de la Inversión Privada,
promulgada a través del Decreto Legislativo 757 en 1991. Esta, la misma que hacía obligatorios
los TUPA para las entidades públicas, tenía un claro ánimo de reducir regulaciones y comple-
mentar las reformas económicas que se venían dando en otras áreas para salir de la situación
económica en la que se encontraba el país. Así, en su artículo 24 establecía lo siguiente:
Las solicitudes presentadas ante las distintas entidades de la Administración Pública a que
se refiere el artículo 20 del presente Decreto Legislativo, se considerarán automáticamente
aprobadas el mismo día de la presentación del recurso o formato correspondientes, siempre
que se cumpla con los requisitos y se entregue la documentación completa exigidos por el
TUPA para cada caso.
El artículo 20 en cuestión hacía referencia nada menos que a «los ministerios, institu-
ciones y organismos públicos, y otras entidades de la Administración Pública de cualquier natu-
raleza, ya sean dependientes del Gobierno Central, Gobiernos Regionales o Locales». Es decir,
virtualmente todas las entidades administrativas. Decía de estas que estarían «obligadas a […]
unificar, reducir y simplificar drásticamente todos los procedimientos y trámites administrativos
que se siguen ante la respectiva entidad, conforme a lo prescrito en el presente título». Por
«el presente título» hacía referencia al Título IV, en el que se encontraba dicho artículo: «De la
seguridad jurídica de las inversiones en materia administrativa».
El artículo 25, a su vez, establecía que podría «establecerse que los procedimientos
administrativos requerirán de evaluación previa» solo «en casos excepcionales», lo cual tenía
que ser expresado en el TUPA. Como se ve, tanto en esta Ley como en su antecesora, los
procedimientos de evaluación previa eran más la excepción que la regla14.
Con la promulgación de la LPAG, en el 2001, se derogan la Ley de Simplificación
Administrativa y el cuarto título de la Ley Marco para el Crecimiento de la Inversión Privada.
14 En este sentido apuntaba también Maraví Sumar (2000), quien consideraba que «la regla general» en el DL 757
era «la vigencia de la aprobación automática» (p. 298).
46 Pablo Ferreyros Quiñones
Sin embargo, se toma y mantiene lo aportado por ellas simplemente incorporándolo a una
legislación más amplia y coherente. Se considera que el cambio no se da por un viraje de
pareceres respecto al contenido de estas leyes, sino por la necesidad de ordenar los cam-
bios que se habían hecho respecto al Reglamento de Normas Generales de Procedimiento
Administrativo. Este no solo había sido modificado directamente por el Decreto Legislativo
26111 en 1992, sino que, debido a las normas que se han venido comentando, ya había
perdido el carácter general y ordenador que tuvo inicialmente y que había sido buscado con
su elaboración.
En efecto, la LPAG no solo conserva las figuras implementadas por la Ley de Simplifica-
ción Administrativa y la Ley Marco para el Crecimiento de la Inversión Privada (procedimientos
de aprobación automática, silencio positivo, y silencio negativo acotado a supuestos taxativos),
sino también sus principios y lineamientos más generales. En el caso de la Ley de Simplificación
Administrativa, los principios establecidos por esta fueron incorporados al cuarto artículo del
título preliminar de la LPAG. De esta manera, el de presunción de veracidad, con el mismo
nombre en el inciso 1.7; el de eliminación de exigencias y formalidades innecesarias, como
principio de simplicidad en el 1.13 (además de en el artículo 44, ya en el Título II) y el de parti-
cipación de los ciudadanos, también bajo el mismo nombre en el 1.1215.
En el caso de la Ley Marco para el Crecimiento de la Inversión Privada, es interesante
notar que en sus primeros artículos (aún vigentes) se establecen varios lineamientos econó-
micos distintos de los que había seguido el Perú hasta inicios de esa década; lineamientos que
luego integrarían la parte económica de la Constitución de 1993. Así, por ejemplo, el artículo 2
indica que «el Estado garantiza la libre iniciativa privada», y añade, de manera concordante con
los artículos 58 y 61 de la actual Constitución, que «la Economía Social de Mercado se desarro-
lla sobre la base de la libre competencia y el libre acceso a la actividad económica». En artículos
sucesivos, se señala al Estado como garante del pluralismo económico, se elimina «toda reserva
en favor del Estado, ya sea parcial o total, para la realización de actividades económicas o la
explotación de recursos naturales» y se establece el requisito de ley formal para la procedencia
de las expropiaciones (tal como en el actual artículo 70 de la Constitución).
La Ley en cuestión se promulga en el marco de las facultades delegadas por el Congreso
al Poder Ejecutivo para —entre otras cosas—, como indica su prólogo, «crear las condiciones
necesarias para la inversión privada en los diferentes sectores productivos». En ese sentido, la
norma es parte del esfuerzo emprendido en ese periodo para reformar el Estado y la economía
en un sentido afín a la tendencia desreguladora y desburocratizadora del momento16.
15 En línea con lo aquí planteado, Bustamante Belaunde señala que «sin duda, el texto transcripto [el texto de la LPAG]
replicó una magnífica herencia de la Ley 25035, Ley de Simplificación administrativa, que revolucionó, en su momento,
el ordenamiento administrativo del país» (Bustamante, 2009, p. 62).
16 Aquello se ve claramente en su prólogo al afirmarse «que es necesario consolidar el programa de Reformas Es-
tructurales de la economía que ha emprendido el Gobierno, motivo por el cual resulta pertinente expedir una Ley
Marco que contenga las disposiciones requeridas para el crecimiento de la inversión privada en todos los sectores
de la economía». Se prosigue señalando «que para cumplir con dicha finalidad resulta indispensable eliminar todas
las trabas y distorsiones legales y administrativas que entorpecen el desarrollo de las actividades económicas y res-
tringen la libre iniciativa privada, restando competitividad a las empresas privadas, la que es esencial para una exi-
tosa inserción en el mercado internacional. Se indica finalmente «que, asimismo, es necesario dictar disposiciones
que otorguen seguridad jurídica a los inversionistas». El sentido de la implementación de los procedimientos de
aprobación automática (y de la prefiguración de los principios de la Constitución económica, que luego inspirarían
a la LPAG) no podría quedar más claro.
Procedimiento de aprobación automática. Consideraciones sobre su correcta calificación 47
5.1.2. Socioeconómico.
¿A qué se debe el impulso simplificador y desregulador del que forma parte la introducción en
el ordenamiento del mecanismo de la aprobación automática? Eran dos los principales proble-
mas económicos —relacionados, por cierto, entre sí— a los que se enfrentaba el país en ese
momento: contracción económica e informalidad.
Lo primero es relativamente sencillo de explicar. A partir de 1974, la economía expe-
rimentó una larga e intensa contracción. Habiendo crecido durante los primeros años de la
década, en la segunda mitad el PBI decreció alrededor de 0.5 %. Durante la primera mitad de
la década de 1980 se siguió contrayendo, esta vez 2 %. Para la segunda mitad de la década, el
decrecimiento aumentó 4 % más. En los años de 1988 y 1990, la caída alcanzó la brutal cifra
de 30 %. Para 1991, la economía había retornado a sus niveles de 1960, desperdiciando treinta
años. (Rivera, 2014, pp. 142-143).
Es en este contexto en que se expiden las leyes que arriba se comentan y en el que
el gobierno recién entrado en funciones se propone —en el citado prólogo del Decreto
Legislativo 757— «expedir una Ley Marco que contenga las disposiciones requeridas para el
crecimiento de la inversión privada en todos los sectores de la economía».
En el plano global, estas reformas fueron parte del Consenso de Washington, el con-
junto de medidas impulsadas por el Banco Mundial para reducir el tamaño estatal y volver a
la ortodoxia económica tras la tendencia keynesiana de las décadas del setenta y ochenta. Era
una reacción ante la combinación de estancamiento económico y la inflación monetaria (que
se dio por llamar «estanflación») producida en estas (Fukuyama, 2004, pp. 17-20). La historia
en el plano nacional y mundial iba más o menos en el mismo sentido, con la salvedad de que
acá los extremos se vivieron con mayor intensidad.
Lo segundo, la informalidad, supone una situación más compleja. Situación, de hecho,
cuya complejidad llevó a que por décadas no se supiera cómo abordarla. Matos Mar nos dice
que este fenómeno surge con las migraciones del campo a la capital iniciadas a mediados de la
década de 1940. Inicialmente, se produce respetando los patrones existentes y siguiendo los
planes de expansión municipal. Sin embargo, ni la ciudad ni el sistema legal estaban prepara-
dos para recibir las cantidades de personas que llegaban a ella, de manera que incluso desde
la década de 1950 se producen las primeras «rupturas de la legalidad tradicional». Para ese
entonces, sin embargo, el problema era aún germinal; a partir de la década siguiente empezaría
a verse con mayor nitidez (Matos Mar, 2004, pp. 76-77 y 80).
La necesidad más inmediata para los migrantes era tener un lugar donde vivir. Según
demostró el Instituto Libertad y Democracia (ILD), acceder formalmente a la propiedad inmo-
biliaria urbana para fines de vivienda a partir de un terreno eriazo propiedad del Estado a inicios
de la década de 1980 (en pleno clímax del problema) tomaba nada menos que 83 meses, casi
7 años (De Soto, 2009, p. 170).Así las cosas, como indica Matos Mar (2004), al migrante le
quedaban «dos opciones: someterse al sistema legal imperante aceptando la falta de techo o
violentar los límites del sistema establecido» (p. 77).
48 Pablo Ferreyros Quiñones
Además de dónde, las personas necesitan encontrar de qué vivir. La baja capacidad
económica y productiva del país (en particular a partir del desmontaje de su estructura pro-
ductiva a inicios de la década de 1970) llevó a muchas a auto emplearse. También para ello
encontraron barreras absurdas. Un experimento conducido por el ILD en el verano de 1983
mostró que constituir formalmente un pequeño taller textil en una zona industrial de Ate
requería 289 días y 1231 dólares, el equivalente a 32 sueldos mínimos de ese entonces. (De
Soto, 2009, pp. 167-168).
La experiencia, además de «confirmar cuán equivocados estaban los que decían que
el Derecho no ocasiona ningún problema», «reveló de paso, la perfecta inutilidad de todo el
procedimiento porque, a pesar de los doscientos ochenta y nueve días y las once licencias
necesarias, en ningún momento las autoridades pudieron descubrir que se trataba de una
simulación» (De Soto, 2009, pp. 169).
Similar era la situación en el comercio. Eran dos las vías para dedicarse a esta actividad
formalmente: abrir una tienda o (para el caso de las agrupaciones de comerciantes) formar un
mercado. Lo primero, alquilar un local, requería trámites por 43 días a un costo de 591 dólares,
15 sueldos mínimos de la época. Lo segundo, formar un mercado, tomaba un promedio de 17
años, por lo que solo era logrado por agrupaciones de comerciantes que habían sido largo
tiempo informales. La venta ambulatoria estaba, en principio, prohibida (De Soto; 2009,
pp. 89-123, 176-179).
La primera reacción del Estado ante la informalidad fue reprimir. Se produjeron así
violentos desalojos de invasiones y enfrentamientos con los ambulantes buscando erradicarlos.
Sin embargo, aquello resultó imposible. A nivel del comercio ambulatorio, solo se logró que los
ambulantes cambiaran sus horarios o ubicaciones, o que estacionaran sus carretillas en playas
de estacionamiento o parquímetros para no poder ser desalojados.
En lo relativo a las invasiones, se escaló a niveles de violencia que prefirieron luego evi-
tarse. La ineficiencia del sistema legal se vio evidenciada en este último campo cuando el propio
Estado debió recurrir a las invasiones. En 1984, la Municipalidad de Lima buscaba implementar
un proyecto de viviendas en Huaycán. Sin embargo, el procedimiento burocrático era inter-
minable, por lo que el propio ministro de Vivienda aconsejo al alcalde Barrantes proceder a la
invasión. La oficialidad echaba mano así de la normatividad extralegal, por estar mejor adaptada
a la realidad (De Soto, 2009, pp. 75-88 y 96-111).
El derecho tenía que cambiar y ello fue lo que empezó a ocurrir a fines de los ochenta
y principios de los noventa. Matos Mar fue profético cuando afirmó en 1984 que el Perú oficial
no tendría la posibilidad de imponer nuevamente sus condiciones. Tendría que «aceptar los
términos de la nueva formalidad que las masas tienen en proceso de elaboración espontanea»
(Matos Mar, 2004, p. 108).
por las instituciones legales (derivados, básicamente, del mal funcionamiento del sistema legal y
de los mecanismos que ofrece la formalidad) (De Soto, 2009, pp. 183-184).
Los costos de acceso se refieren en muy buena cuenta a procedimientos administra-
tivos. La implementación del mecanismo de la aprobación automática, en este sentido, sirvió
enormemente para posibilitar su reducción, en tanto a través de ellos el administrado accedía
automáticamente a la formalidad. Este mecanismo, sin embargo, también tiene notable impor-
tancia para el segundo tipo de costos.
Al averiguar la magnitud de los costos de permanencia impuestos por la legislación, el
ILD descubrió que, para una pequeña empresa industrial, representaban en la década de 1980
«el 347.7 % de sus utilidades después de impuestos y el 11.3 % de sus costos de producción».
El 72 % de estos eran costos legales no tributarios. Más gráficamente, «por cada 100 dólares de
excedente ganados y potencialmente convertibles en utilidades, las empresas solo disponen de
23.30 y dedican 76.70 a conservar su formalidad». De estos, «59,.40 se usan para pagar costos
no tributarios» (De Soto, 2009, p. 184).
Parte de los costos no tributarios eran los costos burocráticos que las empresas «tienen
que asumir por los trámites administrativos que exige su formalidad». Estas dedicaban «aproxi-
madamente el 40 % del total del tiempo de todos sus empleados administrativos a satisfacer las
tramitaciones impuestas por el Estado» (De Soto, 2009, p. 184). Con ello se entiende cómo la
implementación de procedimientos de aprobación automática también permitió reducir costos
de permanencia.
Sirve, también, para explicar cómo el mecanismo de la aprobación automática se re-
laciona con el crecimiento económico. Los elevados costos de hacer y mantener negocios
tienen dos posibles consecuencias: que estos se realicen en la formalidad o que simplemente
no se realicen. Las consecuencias de esto último son bastante obvias: se pierde la oportunidad
de generar riqueza, impuestos y puestos de trabajo. Las consecuencias de lo primero, por su
parte, tienen que ver con los costos de la informalidad, en la que inevitablemente se es menos
productivo.
Ser informal implica dos consecuencias: tener que evitar a la ley y perder los beneficios
que las instituciones legales ofrecen. Evitar a la ley, entre otras cosas, implica no crecer más allá
de determinado punto en el que se empieza a ser demasiado visible, renunciar a determinadas
formas de publicidad y buscar operar encubiertamente. Mientras esto último genera costos
directos, lo primero implica poner un techo al crecimiento de las empresas, generando así con-
secuencias similares a las de su no creación (desaprovechamiento de la oportunidad de crear
riqueza, impuestos y empleos) y, adicionalmente, el desaprovechamiento de las economías de
escala (De Soto, 2009, pp. 186-192).
Perder los beneficios que las instituciones legales ofrecen, por otra parte, implica falta de
derechos de propiedad debidamente protegidos y desaprovechamiento del sistema contrac-
tual protegido por el derecho. Ambas consecuencias generan una enorme inseguridad jurídica.
La primera, además, limita la posibilidad de los informales de acceder a créditos bancarios o
encarece el eventual acceso a estos, en tanto no tienen como garantizarlo. Y la segunda, a su
vez, lleva a que los informales limiten su campo de contratación solo a aquellos a quienes tienen
confianza o sobre quienes tienen capacidad de ejercer presión social (De Soto, 2009, pp. 192-
206). Todo esto, es obvio, repercute negativamente en el crecimiento económico.
Además de facilitar la formalidad y promover el crecimiento, puede entenderse que
los procedimientos de aprobación automática también sirvieron para facilitar la recepción de
50 Pablo Ferreyros Quiñones
17 Matos Mar (2004) conceptualizaba este fenómeno como un enfrentamiento del «Perú Oficial» con «el desborde
multitudinario de las masas, que se organizan y rebasan toda capacidad de control por parte de los mecanismos
oficiales, creando las bases de una emergente estructura paralela» (p. 105).
18 Tomamos acá como base la teoría de los espacios sociales semiautónomos de Moore, según la cual los ordena-
mientos normativos se producen en los espacios sociales en general —sin que estos sean necesariamente organi-
zados—, pudiendo colisionar con el derecho estatal. Al respecto, véase Guevara (2009, pp. 36-39).
19 Véase Bustamante Belaunde (1989).
Procedimiento de aprobación automática. Consideraciones sobre su correcta calificación 51
En ese mismo año, 1989, se aprobaría la Ley de Simplificación Administrativa, que había
sido propuesta en el primero de los mencionados documentos. Con ella, se introducían los
procedimientos de aprobación automática.
Actualmente -en parte, por los mencionados problemas en la aplicación de la figura-,
pese a haberse reducido, la informalidad sigue abarcando a un 72 % de la PEA (Instituto Nacio-
nal de Estadística e Informática, 2017, pp. 49-67). En este contexto, los objetivos por los que
se introdujo la figura analizada se mantienen vigentes.
20 De alguna manera, De Soto (2009a) apunta en este mismo sentido al hablar de las consecuencias de los elevados
costos de permanencia (p.185).
21 El empleo crece y mejora su calidad al crecer la economía y reducirse la informalidad. Los servicios asistenciales
del Estado pueden prestarse más y de mejor manera gracias al aumento en los impuestos (por el crecimiento y
formalización) y al ahorro que genera al estado evaluar menos procedimientos.
22 STC 1124-2001-AA.
52 Pablo Ferreyros Quiñones
Será así, también, si se está ante supuestos de materia tributaria y aduanera, cuya regu-
lación es reservada a las normas especiales (art. 37.3, LPAG). Y lo mismo, finalmente, si se está
ante «recursos destinados a cuestionar la desestimación de una solicitud cuando el particular
haya optado por la aplicación del silencio administrativo negativo», el único supuesto explícita-
mente previsto como tal para la aplicación del silencio positivo (art. 34.1, LPAG).
Queda, sin embargo, un espacio abierto para la habilitación de derechos preexistentes
que sí pueda afectar los derechos de terceros. También, posiblemente, para los permisos cuyos
objetos no estén previstos entre los supuestos del silencio negativo y para los casos en los que
la petición del administrado, pudiendo afectar los bienes jurídicos mencionados en el primer
punto, no suponga un riesgo de hacerlo «significativamente»24. Estos supuestos, en principio,
24 Incluso para buena parte de los supuestos que sí se prevén explícitamente habría cierta indeterminación, pues el
último inciso del artículo 37 indica que «las autoridades quedan facultadas para calificar de modo distinto en su
TUPA los procedimientos administrativos señalados», salvo dos excepciones, a saber: «los procedimientos trila-
terales y los que generen obligación de dar o hacer del Estado, cuando aprecien que sus efectos reconozcan el
interés del solicitante, sin exponer significativamente el interés general».
54 Pablo Ferreyros Quiñones
7.3.1. Idoneidad.
Habiendo llegado a este punto del examen, se tiene que hay del otro lado derechos o bienes
jurídicos que proteger, en tanto que podrían verse afectados por la aprobación automática de
lo solicitado. Corresponde ante ello, en primer lugar, evaluar si imponer las trabas que supone
la evaluación previa sirve para ello. Esto es, si la revisión ex ante del cumplimiento de lo exigido
es útil para prevenir los daños que podrían generarse de no ocurrir el mismo.
7.3.2. Necesidad.
Las trabas que supone la evaluación previa deben, además, ser necesarias para proteger los
derechos o bienes jurídicos en cuestión. Esto es, no deben tener alternativas menos lesivas e
igual de eficientes para lograr el fin propuesto (Landa, 2010, p. 26). Al respecto, debe conside-
rarse que la fiscalización posterior permite certeza y un mayor conocimiento de la afectación
que el control ex ante, que condiciona y suspende la actividad por la mera probabilidad de una
afectación. Siendo una alternativa más gravosa, la evaluación previa deberá necesariamente ser
más efectiva para pasar esta subetapa de la evaluación.
Tenderá en principio a serlo, en tanto la no realización de la actividad elimina cualquier
posible riesgo asociado a esta. Sin embargo, impedir que se lleve a cabo una actividad privada
lícita por regulaciones administrativas lleva muchas veces en la práctica a su realización informal.
La experiencia del país, como se ha descrito párrafos arriba, lo muestra largamente. Esta activi-
dad, de transcurrir en la informalidad, se realizará sin estar sujeta a la fiscalización posterior que
recaería sobre ella si hubiera sido aprobada automáticamente, y sin que la administración tenga
sobre esta la información que, de otro modo (en el procedimiento de aprobación automática),
le hubiera sido proporcionada.
Procedimiento de aprobación automática. Consideraciones sobre su correcta calificación 55
7.3.3. Proporcionalidad.
Las trabas impuestas por la evaluación previa, en tercer lugar, deben permitir una protección
mayor a la afectación que implica suspender y dificultar la realización de una actividad a la que
el administrado, en principio, tiene derecho25 (o que, en caso se abarquen los permisos no
mencionados entre los supuestos afectos al silencio negativo, pertenece de cualquier forma a
la esfera privada).
Para determinar la proporcionalidad, creemos posible extrapolar, por su utilidad para
ordenar el razonamiento, lo que la teoría constitucional de la ponderación propone para otros
contextos. La evaluación por esta formulada considera la afectación/optimización del derecho
en el caso concreto, su peso abstracto, y la certeza de que ello ocurra (Bernal Pulido, 2005, pp.
24-25)26. Los tres elementos pueden abordarse con lo trabajado previamente.
La afectación en el caso concreto tendrá que ver con las consecuencias económicas y
sociales de la calificación, abordadas en el subcapítulo de análisis funcional y en el relativo a la
razón de ser del mecanismo.
Del lado de los derechos y bienes jurídicos que se verían afectados por las cargas de la
evaluación previa están (presentándose unos u otros en función del caso concreto) la reducción
de los costos de la formalidad, las libertades de comercio, trabajo e industria (art. 59 Const.), la
libre competencia (art. 61 Const.), la promoción del empleo (art. 58 Const.), la prestación de
servicios sociales por parte del Estado y la defensa de los consumidores (art. 65 Const.).
Del lado de los intereses protegidos por el sometimiento del procedimiento a eva-
luación previa -variando igualmente según el supuesto de que se trate-, se tendrá en algunos
casos la resolución de asimetrías informativas -relacionándose también con la defensa de los
consumidores- y en otros la protección de bienes públicos o de titularidad difusa.
El peso abstracto de los derechos, por su parte, puede determinarse por los objetivos
de la figura y de los principios que la inspiran, así como por las intenciones del legislador y el
constituyente responsables de una y otros. Todo esto se analiza en el capítulo precedente,
viendo que con la aprobación automática —entre otras figuras— se buscaba hacer frente a
un contexto de contracción económica e informalidad desbordada, haciendo más accesible
la formalidad y más eficiente el Estado a través de la simplificación administrativa. Se buscaba
también realizar los principios del capítulo económico de la Constitución, inspirados por la
economía social de mercado.
La certeza de la afectación, finamente, puede abordarse tomando en cuenta la consi-
deración mencionada previamente sobre la limitación del conocimiento que se tiene respecto
de los potenciales efectos de permitir la realización de la actividad a aprobarse. En efecto, se
está en este ejercicio de ponderación comparando una afectación segura (las trabas que se
impondrán al administrado de exigirse la evaluación previa) contra una posible (la potencial
afectación de intereses de terceros en caso el administrado no cumpla los requisitos exigidos).
25 Cuando no imposibilitar dicha realización, como en los casos referidos por el ILD que se describen en el capítulo
precedente.
26 Véase Bernal Pulido (2005).Este texto, junto con el anteriormente citado, sirve como orientación en general para
esta sección del trabajo.
56 Pablo Ferreyros Quiñones
en ello un número significativo de errores, con una tendencia general a calificar la mayoría de
los procedimientos como de evaluación previa sujeta al silencio administrativo negativo (Maraví
Sumar, 2007, pp. 210-211).
Maraví Sumar identificaba dos factores como los principales causantes de la situación.
En primer lugar, el extendido incumplimiento de algunas disposiciones de la LPAG, debido
en parte al desconocimiento o mala compresión de aspectos de la normatividad vigente. En
segundo lugar, «la resistencia burocrática a trabajar sobre la base de la presunción de veracidad
y la fiscalización posterior» (Maraví Sumar, 2007, pp. 202-203), debida por un lado a «la falta
de un eficiente sistema de control […] sobre simplificación administrativa» y por el otro a la
ausencia de una adecuada fiscalización posterior (Maraví Sumar, 2000, pp. 291-294).
Esta situación produce dos grandes problemas para el caso de la calificación de proce-
dimientos administrativos: la calificación como tales de supuestos que no lo son (generalmente
meras remisiones de información o servicios prestados por la entidad) y la calificación bajo
un mecanismo que no corresponde (siendo este generalmente el silencio negativo) (Maraví
Sumar, 2007, pp.210-211).
A continuación, se revisarán algunas de estas situaciones, no con la finalidad de detectar
los problemas y las tendencias en la elaboración de los TUPA del país —lo que excedería al
objeto de este trabajo—, sino con el objetivo de ejemplificar en casos puntuales los linea-
mientos de calificación arriba propuestos. No se busca que los procedimientos elegidos sean
representativos de alguna situación nacional, solo que sean explicativos de los criterios que este
trabajo plantea.
Se comenzará por casos en los que la calificación fue correcta, para luego pasar a situa-
ciones en las que se califica como procedimientos de aprobación automática a trámites que
no constituyen procedimientos administrativos. Luego, se terminará analizando casos en los
que los procedimientos que debían ser de aprobación automática fueron calificados como de
evaluación previa.
ejercicio continuado de actividades […] económicas […] en el ámbito privado» (art. 32, inc.
4, LPAG). El caso, de hecho, es muy similar al que se vio líneas arriba, que sin embargo estaba
—correctamente— calificado como de aprobación automática.
Lo que problematiza la interpretación de este supuesto es la posibilidad de que afecte
derechos de terceros. Como se ha dicho, esto debe resolverse ponderando. La evaluación
previa es en principio idónea para asegurar el cumplimiento de las ordenanzas municipales que
regulan la actividad comercial. Los requisitos de estas se limitan a solicitar información sobre
seguridad, por lo que este sería el bien jurídico protegido.
La justificación para las cargas de la evaluación previa, sin embargo, encuentra problemas
en el test de necesidad. Las inspecciones in situ, como parte de la fiscalización posterior, podrían
dar igual o mayor certeza del cumplimento o incumplimiento de las medidas de seguridad
exigidas que la previa presentación de documentación respecto del futuro cumplimiento de
las mismas.
En caso ello, por algún motivo, no fuera sí, correspondería evaluar proporcionalidad.
Habría que considerar que poner cargas burocráticas a la actividad económica, según se vio
previamente, genera costos tanto para las entidades como para los administrados, desincentiva
la formalidad, dificulta el crecimiento, atenta contra la libre competencia y lleva al desaprove-
chamiento de oportunidades de generación de riqueza, tributos y empleos. Como contraparte
a estas afectaciones (entre las que puede haber distintas intensidades), se tendría una optimi-
zación leve del bien jurídico Seguridad, protegible de todos modos mediante fiscalizaciones
posteriores -que, siendo hechas por la misma entidad, no podrían funcionar mucho peor que
las previas-. Se trataría, en este sentido, de una regulación desproporcional.
calización posterior, que sí permitiría conocer lo que realmente están haciendo los vendedores
ambulantes.
No es necesario llegar a la ponderación en sentido estricto, pero puede hacerse aquí
por fines explicativos. Habría que considerar, para esta, que los costos a la formalidad, a la
Administración y a la sociedad en general que impone la evaluación previa no se justifican por
regular una actividad en principio legal y de poco probable lesividad, que además puede con-
trolarse bien a través de la fiscalización posterior.
A ello se suma que la manera en que la Municipalidad Metropolitana de Lima regula el
supuesto que se comentó es contraria al propio sentido de la figura legal y de la norma. Los
mecanismos de aprobación automática, como se vio, se crean para facilitar el desarrollo de la
actividad económica en la formalidad, precisamente tras una experiencia de restricciones al
comercio ambulatorio que mostraron ser contraproducentes. Estos fines de incorporar a las
mayorías nacionales a la legalidad oficial (en un contexto donde, siendo informal el 72 % de la
PEA, aun es necesario) se trasmiten a la LPAG tanto por vía directa de sus antecesoras (de las
que toma las figuras y los principios) como a través de la Constitución del 93.
12. Conclusiones
A lo largo del presente trabajo, se ha buscado establecer pautas útiles para la calificación de
los procedimientos de aprobación automática. Criterios que ayuden a entender el sentido que
tienen en el ordenamiento, los fines con los que fueron incorporados a este y su funcionalidad
socioeconómica.
En un primer análisis de corte sistemático se vio que existe en el ordenamiento una
opción preferente por los procedimientos de aprobación automática, sustentada tanto en los
principios constitucionales de libre iniciativa privada y libre competencia que este mecanismo
ayuda a optimizar como en los principios legales de veracidad, privilegio de controles posterio-
res, simplicidad y celeridad. Estos, a su vez, desarrollan los principios constitucionales menciona-
dos y, por previsión del segundo inciso del artículo 4 del título preliminar de la LPAG, informan
el ordenamiento administrativo.
Además de ver que goza de una opción preferente, en el análisis sistemático se constató
que el mecanismo de la aprobación automática debe aplicarse tomando en cuenta las herra-
mientas del test de razonabilidad y proporcionalidad y el análisis costo-beneficio. Así, la califi-
cación no podrá limitarse al artículo 32 de la LPAG, sino que deberá considerar los principios
que este desarrolla y la funcionalidad socioeconómica que sigue.
En el análisis histórico, se vio que la LPAG se nutre de sus antecesoras, la Ley de Simpli-
ficación Administrativa de 1989 y la Ley Marco para el Crecimiento de la Inversión Privada de
1991. Esto ocurre tanto directa como indirectamente.
La influencia se da, directamente, por la recepción por parte de la LPAG de los mecanis-
mos y principios incorporados en estas normas previas, varios de ellos puestos expresamente
en la ley hoy vigente. Indirectamente, opera a través de la Constitución de 1993, que fue
prefigurada en sus aspectos económicos por la Ley Marco para el Crecimiento de la Inversión
Privada y que, obviamente, inspira hoy a la LPAG.
En este sentido, corresponde interpretar la LPAG y en particular la calificación de los
procedimientos administrativos de aprobación automática según las ideas de simplificación ad-
ministrativa y fomento de la inversión privada que le dieron origen.
Procedimiento de aprobación automática. Consideraciones sobre su correcta calificación 61
Se vio también, en los aspectos sociales del análisis histórico, que el mecanismo de la
aprobación automática surge buscando hacer frente a los problemas de contracción económi-
ca e informalidad que enfrentaba el país a fines de la década de 1980. Esto, en conjunción con
la persistencia -si bien aminorada- del fenómeno de la informalidad, abona a lo que se indicaba
líneas arriba sobre la necesidad de interpretar la figura considerando los objetivos que se tenía
de hacer frente a esta situación. Y, más ampliamente, la opción por la economía social de mer-
cado, que abarca tanto a las normas mencionadas como la Constitución económica.
Finalmente, en el análisis funcional se entendió el modo en que el mecanismo de la
aprobación automática genera condiciones favorables al crecimiento económico y reduce los
costos de la formalidad. A ello se añadió la explicación de cómo optimiza los bienes constitu-
cionales de libre competencia, acceso al empleo y prestación estatal de servicios sociales; ade-
más de ahorrar costos al Estado. Todo ello permite entender mejor el fin con el que dicha figura
fue incorporada en el ordenamiento y conservada en la LPAG. Sirve también para conocer lo
que está en juego cuando se pondera para calificar procedimientos administrativos.
Integrando todo lo previamente analizado, resultó posible elaborar lineamientos para
la correcta calificación de los procedimientos de aprobación automática. Se propone empezar
por verificar que el trámite incluido en el TUPA sea, efectivamente, un procedimiento adminis-
trativo. A partir de ahí, sigue evaluar si el procedimiento calza en algunos de los supuestos ex-
presamente previstos por la Ley para la aprobación automática o —definiendo negativamente
el ámbito de esta— para el silencio positivo, el silencio negativo o normas especiales.
En caso el procedimiento analizado esté en el espacio dejado entre estas previsiones,
corresponde finalmente ponderar tomando en cuenta las particularidades del caso. Estas se
relacionan tanto a los pesos abstractos de los derechos en juego (dados por los análisis te-
leológico e histórico) como a la forma en que suelen darse las afectaciones y optimizaciones
concretas (explicada en el análisis funcional), además de a la diferencia de certeza que ofrecen
los controles ex ante y ex post.
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sión de Acceso al mercado sobre simplificación administrativa. Lima: Indecopi, 14 de
diciembre.
64 Pablo Ferreyros Quiñones
Una de las mayores satisfacciones de un docente es ver fructificar la semilla que sembró en los
alumnos. Ese sentimiento tengo desde que me pidieron comentar este artículo. Su autor, Pablo
Ferreyros Quiñones, fue alumno del curso de Derecho Administrativo I hace unos ciclos atrás,
y el presente artículo es el desarrollo de una monografía que como parte del curso solicite a
los alumnos para promover su actitud investigativa. Recuerdo las reuniones extrahorarias que
tuvimos conversando sobre la historia reciente de la regulación del procedimiento administra-
tivo en Perú, y sobre las fuentes que podía tener en cuenta para su investigación.
Como sabemos, los procedimientos de aprobación automática son aquellos instituidos
sobre la base de la presunción de veracidad, donde lo pedido se considera aprobado desde el
mismo momento en que se presenta ante la entidad la solicitud o el formulario a condición de
haber cumplido satisfactoriamente con aportar conjuntamente con el pedido la evidencia do-
cumental que la autoridad considera suficiente para el efecto y por ello la consigna en el respec-
tivo TUPA. De manera similar, aparece definido en los Lineamientos Técnicos de INDECOPI,
como «aquellos en los que lo solicitado por los ciudadanos se considera aprobado con la sola
presentación de la solicitud ante la entidad administrativa competente, siempre que la solicitud
este acompañada de los requisitos exigidos para tal efecto».27
Con el objetivo de permitir la celeridad en la iniciativa y actividades socioeconómicas, se
emplea esta modalidad de procedimientos, sustituyendo íntegramente las técnicas de autoriza-
ción (licencias, permisos y autorizaciones) por una suficientemente documentada comunicación
del inicio de la actividad social o económica del particular, y sustituyendo la potestad de la auto-
ridad de emitir una decisión habilitante por un acto ficticio de aprobación y una acción de fisca-
lización posterior que le habilita investigar y, en su caso, desautorizar la actividad si comprueba
falta de presupuestos legales o la falsedad en la información o documentación proporcionada.
Por ello, se puede afirmar con razón que mediante esta categoría se eliminan los procedimien-
tos tradicionales para dar paso a una simple comunicación documentada desde el exterior.
En vez de que los procedimientos sean substanciados por el administrado dentro de la
Administración, los informa y documenta desde fuera al presentar toda la probanza necesaria
con su solicitud.
Con la calificación de procedimientos de aprobación automática, los procedimientos
anteriores de permisos y autorizaciones, virtualmente se convierten en avisos del inicio de
actividades, con cargo a la aleatoria fiscalización posterior que la autoridad puede realizar para
evitar cualquier forma de engaño o fraude. Este trámite interno implica verificar de oficio,
mediante el sistema del muestreo, la autenticidad de las declaraciones, de los documentos,
27 Las ideas contenidas en este párrafo y los posteriores se han esgrimido en Morón Urbina, J. C. (2011). Comenta-
rios a la Ley del procedimiento administrativo general (9.a ed.). Lima: Gaceta.
68 Pablo Ferreyros Quiñones
Es un gusto que este artículo haya sido comentado por un especialista como el profesor Mo-
rón. Además de su relevancia académica en el tema desarrollado, se trata de quien aportó a
esta investigación consejos que fueron de gran ayuda para su desarrollo.
Sus sugerencias, como en el proceso de elaboración del artículo, son siempre valiosas y
bien recibidas. Acudir a más fuentes primarias para los antecedentes en el derecho comparado
—y no solo nacionales— de la actual regulación de los procedimientos administrativos sin duda
hubiera aportado en profundidad. No solo dentro de los límites de este trabajo, sino para
entender mejor el funcionamiento y los ajustes pendientes —a nivel de política pública— del
esquema nacional.
En el país se planteó la aprobación automática de procedimientos como una herramien-
ta de simplificación administrativa, y en la teoría fue una buena idea. Pero la aplicación, dejada
en manos de las entidades ante las cuales el procedimiento habrá de seguirse, no funcionó al
nivel esperado. En el artículo, menciono como posibles causas el insuficiente entendimiento de
la figura, la poca claridad en algunos aspectos de su regulación y el miedo de los funcionarios a
acabar emitiendo actos administrativos que no corresponden. Sin embargo, parte del problema
podría tener que ver con el esquema escogido en el ordenamiento para aplicar la figura. Los
funcionarios a cargo de la calificación de procedimientos podrían no tener siempre los mejores
incentivos. Es algo en lo que vengo pensando hace algún tiempo.
En 1971, W. A. Niskanen observó que los funcionarios públicos responden, como cual-
quier persona, a los incentivos y limitaciones propios de su entorno. Un mayor presupuesto dis-
crecional para sus entidades permite a los funcionarios destinar parte de este a conceptos que
los benefician indirectamente28. La evidencia ha mostrado consistentemente que los funciona-
rios tienden a buscar ampliar sus presupuestos (ampliar presupuestos totales lleva usualmente
a mayores presupuestos discrecionales)29. No hay una relación fuerte con sueldos o ascensos
profesionales. Sin embargo, parte de la explicación podría estar en que sí permite mayor poder,
más prestigio o mejores condiciones de trabajo30.
Si los funcionarios efectivamente logran conseguir mayores presupuestos, es una cues-
tión aparte. Dependerá en buena cuenta de la situación en que se encuentren. El modelo
28 Entendido como la diferencia entre el presupuesto total y el costo mínimo de cumplir los objetivos requeridos por
la autoridad política a la que la entidad está adscrita. Véase Niskanen, W. (1996). Bureaucracy and Public Economics
(pp. 269-282). Washington: Edward Elgar Publishing.
29 Lynn, L. (1991). The budget-maximizing bureaucrat: is there a case? En S. Dion y A. Blais (Eds.), The Budget-Maximizing
Bureaucrat: Appraisals and Evidence. Pittsburgh: University of Pittsburgh Press. Tambien, Dion, S. y André, B. (1991). Con-
clusion: Are bureaucrats budget maximizers? En S. Dion y A. Blais (Eds.), The Budget-Maximizing Bureaucrat: Appraisals and
Evidence. Pittsburgh: University of Pittsburgh Press 1991.
30 Lynn, L. (1991). The budget-maximizing bureaucrat: is there a case? En S. Dion y A. Blais (Eds.), The Budget-Maximizing
Bureaucrat: Appraisals and Evidence. Pittsburgh: University of Pittsburgh Press. Tambien, Dion, S. y André, B. (1991). Con-
clusion: Are bureaucrats budget maximizers? En S. Dion y A. Blais (Eds.), The Budget-Maximizing Bureaucrat: Appraisals and
Evidence. Pittsburgh: University of Pittsburgh Press 1991.
70 Pablo Ferreyros Quiñones
31 Las entidades, por previsión de la LPAG, no pueden cobrar por trámites más de lo que éstos les cuestan. Sin
embargo, puede pensarse que no siempre será fácil individualizar el costo de los mismos para asegurar el cumpli-
miento de esta exigencia, que tendería a ser aproximado. En muchos casos, asimismo, el control es en la práctica
mínimo o virtualmente inexistente (para gobiernos locales, en ocasiones, no queda mucha más opción que la CEB,
que afronta una sobrecarga considerable). Así, habría espacio para expansión tanto del presupuesto total como
del discrecional.
32 Dion, S. y Blais, (1991). Conclusion: Are bureaucrats budget maximizers? En S. Dion, Stéphane y A. Blais (Eds.). The
Budget-Maximizing Bureaucrat: Appraisals and Evidence. Pittsburgh: University of Pittsburgh Press 1991. También,
Niskanen, W. (1996). Bureaucracy and Public Economics (pp. 269-282). Washington: Edward Elgar Publishing. Muel-
ler, D. (1987). The growth of government: a public choice perspective. En Staff Papers (International Monetary Fund),
34(1), pp. 133-140.
Procedimiento de aprobación automática. Consideraciones sobre su correcta calificación 71
que las entidades presenten los nuevos procedimientos para su aprobación por la PCM, exten-
diendo lo planteado por el Decreto Legislativo 1310 a las municipalidades y Gobiernos regionales.
Pero no estaría exento de sus propias dificultades prácticas, particularmente, quizá, la capacidad
de la Comisión Multisectorial de Calidad Regulatoria para evaluar esta carga de casos.
En el ordenamiento español, «la norma que someta una actividad a la necesidad de
autorización [previa] debe tener rango de ley [...] o habilitación legal», de acuerdo con Rebollo
Puig. «Estas condiciones no han sido necesariamente respetadas en el derecho español, donde
tal vez de ha abusado de las autorizaciones administrativas», añade sin embargo el autor, para
quien esta alternativa no supone una solución plena33. Es un caso que merecería analizarse
empíricamente.
La Paperwork Reduction Act estadounidense aporta dos medidas interesantes. De un
lado, exige la aprobación de la Office of Management and Budget para imponer cualquier re-
querimiento de información a los administrados. Del otro, crea la Office of Information and
Regulatory Affairs para supervisar la creación de procedimientos exigidos al público. Estudiar los
resultados de la primera medida podría ser útil para conocer mejor cómo podría funcionar un
esquema en que la PCM aprueba los procedimientos de toda la Administración.
Es de interés saber, finalmente, que en Brasil los procedimientos son creados por las
entidades a partir de reglas ya definidas por norma con rango legal para cada tipo de proce-
dimiento, sin que la Administración tenga el margen que tiene en el país para calificar34. Es un
caso que también merecería revisarse en un eventual estudio empírico.
De momento, sin embargo, el mecanismo que ha adoptado el país es el Análisis de
Calidad Regulatoria (ACR), como control ex ante para las normas reglamentarias del Poder
Ejecutivo.
Escribí la columna vertebral de artículo en el primer semestre de 2017. Algunas cosas
han cambiado desde entonces. El ACR ya había sido introducido en diciembre del año anterior,
si bien solo contaba con el marco general del Decreto Legislativo 1310. Posteriormente fue
reglamentado y las disposiciones de su reglamento aterrizadas en el Manual para la aplicación
del Análisis de Calidad Regulatoria.
Se trata de normas estrechamente relacionadas al tema de este trabajo, si bien he repa-
rado en ellas solo recientemente. Calificar adecuadamente los procedimientos administrativos
puede entenderse como parte de los objetivos de calidad regulatoria de estos dispositivos, que
en varios puntos requieren no imponer costos excesivos en los procedimientos. Hay también
cercanía en los criterios que planteamos para la calificación de procedimientos y en los estable-
cidos para el ACR; si bien trata, finalmente, de criterios transversales al ordenamiento.
Sin embargo, la normativa del ACR es bastante más general. Cómo realizar el análisis
se explica en menos de tres páginas en el Manual —el dispositivo más detallado al respecto—,
con pautas que tienen la amplitud que requiere referirse a todos los supuestos de aplicación
del ACR. Si se quiere analizar en ese marco, este artículo puede leerse como un conjunto de
herramientas para concretar las pautas del ACR al supuesto puntual de la calificación de pro-
cedimientos administrativos, a partir de un análisis exhaustivo y multifocal de esta actividad, la
normativa relacionada y los principios subyacentes a la misma.
33 Rebollo, M. (2009). La actividad de limitación. En T. Cano (Coord.), Lecciones y materiales para el estudio del derecho
administrativo. Tomo III: la actividad de las administraciones públicas. Volumen II. Madrid: Iustel.
34 Agradezco al profesor Bruno Sousa por la explicación al respecto.
72 Pablo Ferreyros Quiñones
En la medida en que la normativa del ACR aplica solo a las entidades pertenecientes al
Poder Ejecutivo, puede también encontrarse en este artículo un sustento jurídico para exigir
algunos de estos criterios —en un procedimiento de barreras burocráticas, básicamente— a
las entidades que quedan fuera. Estas son, en varios casos —gobiernos regionales, municipali-
dades—, precisamente aquellas en las que la necesidad de control es mayor.
Los Principios del Procedimiento
Administrativo en la Ley del
Procedimiento Administrativo
General: fundamentos, alcances e
Importancia
Alexandra Melina Dimitrijevich 1
Bachiller en Derecho por la UnJ\'Cl"Sidad de Li111<l
Con fecha 11 de abril del 2001, fue publicada que puedan suscitarse en la aplicación de las reglas
en el Diario Oficial El Pemano la Ley No 27444, de procedimiento como parámetros para la
Ley del Procedimiento Administrativo General, generación de otras disposiciones administrativas
norma vigente desde el 11 de octubre de 200 l. de carácter generaL así como para suplir los vacíos
Esta norma regula de modo general los en el ordenamiento administrativo.
procedimientos de naturaleza administrativa que se A fin de describir la esencia de los Principios
sigue ante las diversas entidades, y, habiendo Generales del Procedimiento Administrativo ,
derogado la antigua normatividad en materia de delinear sus alcances y resaltar su importancia.
procedimiento administrativo generaF, recoge y partiremos de la definición de lo que se entiende
define de manera clara, específica, y detallada, una por principios generales del derecho.
serie de principios. los mismos que deben informar
el desarrollo del procedimiento administrativoi. l. Los Principios Generales del Derecho.
Tales principios. recogidos tanto de la
legislación como de la doctrina comparada actual. De acuerdo con Marcial Rubio Correa. los
están enumerados (en forma enunciativa y no Principios Generales del Derecho son aquellos
taxativa) en el artículo IV del Título Preliminar de conceptos o proposiciones, de carácter axiológico
la Ley 27444, sin perjuicio de la vigencia y o técnico, que informan la estructura, el modo de
observancia de los principios del Derecho operación y el contenido de las normas, grupos
Administrativo sustantivo, sirviendo asimismo de normativos, sub- conjuntos, conjuntos, y del propio
criterio interpretativo para resolver las cuestiones Derecho en su totalidad 4 .
Dentro de este orden de ideas, de acuerdo podemos saber a ciencia cierta cuándo han de ~cr
~.:on
el mismo autor, son cuatro los niveles dentro de aplicadas" 6 .
los cuales los principios generales informan al Finalmente, debemos resaltar la posición de
Derecho: Jaime Guasp sobre este particular, quien sostiene
1" Pueden tener una validez general, universal que "los principios jurídicos ( ... )hacen depender de
para el fenómeno humano, y por ende, para el sí mismos la subsistencia de cualquier figura jurídica
Derecho, disciplina que estudia la regulación de las particular( ... ) Un sistema jurídico sin principios es,
relaciones mtersubjetivas (ej. principios de libertad, por definición, un sistema jurídico des fundamentado
¡gualdad._¡usticia, etc.). y, por ende, convertido en un simple mecanismo de
acciones y reacciones ( ... )" 7 . El mismo autor anota
¡o Pueden tener una validez general para el a continuación, que la ausencia de los principios que
fenómeno jurídico en sí, siendo aplicables a todas sirven de fundamento al Derecho se denomina
las ramas del Derecho (ej. principio de primacía de arbitrariedad, concluyendo que el conocimiento de
la norma especial sobre la norma general). los principios jurídicos tiene una enorme relevancia
prácticax. Esta relevancia práctica enfatizada por
.\" Pueden regir a una rama determinada del Guasp, se traduce en las funciones que cumplen
Derecho, caracterizándola frente a otras ramas (ej. los principios a las que brevemente nos dedicaremo.>
Prmcipio de Legalidad en materia tributaria) . a continuación.
.::¡o Pueden regir diversos aspectos parciales de Función de los Principios Generales del
una rama del Derecho determinada (ej. Principios Derecho.
del Derecho Procedimental Administrativo).
Luis Diez Picaza, en coherencia con lo
En opinión de Alzamora Valdez, "existen señalado por Rubio Correa y Alzamora Valdez
hasta seis direcciones en el pensamiento en cuanto (citados respectivamente en el acápite anterior).
definen la naturaleza de dichos principios: la que sostiene que "la idea de unos Principios Generales
los considera como los de Derecho Natural; como del Derecho se entronca con el problema de las
reglas de equidad; del Derecho Romano; de los posibles lagunas de la ley positiva ( ... )la inexistencia
antiguos intérpretes: los admitidos por la ciencia; y de la ley o la falta de previsión por una ley del punto
los extraídos de la legislación vigente"'. El mismo controvertido, puede encontrar, en orden a su
autor sostiene que todas estas direcciones se integración, dos respuestas distintas. Para una
subsumen en dos tendencias: la filosófica o corriente de pensamiento de signo positivista, la
_¡usnaturalista, y la histórica o positivista, existiendo laguna legal habrá de resolverse acudiendo al m1smo
una tendencia ecléctica, la cual, tomando como punto texto legal ( ... ).Cabe en cambio una respuesta no
de partida el sustento filosófico de los principios positivista del problema, por el cual sea necesario
generales del derecho, exige que éstos concuerden acudir en ocasiones a criterios no legislados ( ... ).
con los hechos determinados de la legislación Cuando hablamos, pues, de Principios Generales
positiva. del Derecho, estamos haciendo referencia a estos
De otro lado, en opinión del autor español criterios no legislados ni consuetudinarios mediante
Pneto Sanchis, los Principios Generales del Derecho los cuales debemos integrar las lagunas de la ley y
>on .. aquellas normas que carecen o que presentan de los cuales debemos servirnos para llevar a cabo
de forma fragmentaria la determinación fáctica", la labor de la interpretación de las leyes."~
e~ decir. .. aquellas normas que, incluso eliminados
ill~ problemas de imprecisión o vaguedad, no Dentro de nuestro ordenamiento jurídico.
1 "i 1 Al1amora Valdez. Mario. "'Introducción a la Ciencia del Derecho". EDDILI. Décima Edición. p. 278
1 !J 1 Este aulor sellala que "'la norma jurídica se compone de tres elementos: el llamado supuesto de hecho o determinación fáctica. el
nexo deonuco o cópula de deber ser. y la determinación o consecuencia jurídica .. (Prieto Sanchis. Luis. "'Die! Argumentos a
propósito de los Principios ... En: .. Derecho y Sociedad". No 15. Año XI. 2000, p. 293- 305)
' Guasp . .l~umc. ··Derecho··. Gráficas Hcrgon. S.L. .. Madrid. 1971 p. 300
1 :-;, lh](l. p 101
''! 1 Jl¡c; P1cam. Luis ... Expcnene~as Jurídicas y Teoría del Derecho". Editorial Aricl, Esplugues de Llobregat. Barcelona. Jl.JTl. p
' ! 1!: lal cumo sc1'íala Marcial Rubio Correa. el Título Preliminar del Código Civil es un conjunto de normas que I11Stóncamente ha Sido
pr,·parado para regir a todo el sistema jurídico, y no sólo al derecho privado (Rubio Correa, Marcial, "Título Prclimmar". en Para
i,,:e¡ el C<icligu Civil, Voiun1en 111. p.l))
' 1 1 ' Lll une< de las llrlllClpalés acepciones lingüísticas que figura en el DicciOnario de b Real Acadenna de la Len¡Iua, la palahra
.. pnnc1p1o ... ,slglllflca hase, ungen. razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier matena 1!)¡ccllmano de
la L,·ngua Esp,u1ola. Real Academia Espa1'íola, Vigésimo Primera Edición. 1996. Tomo 11. p. 1(,(J 7)
1 12! Dron1i, Roberto, "El Procedimiento Administrativo". Buenos Aires. 1996, p. 59
1 ; ' \lomn Urhma. Juan Carlos. ··Derecho Procesal Administrativo", 1" Edición. 1997. p. 109.
¡_¡, Ruil-Elredge Rivera. Alberto. ""Manual de Derecho Administrativo··, Gaceta Jurídica. Segunda Edición Revisada. 200U. p 72
1 1 :i 1 .-\ este respecto. en un ai1iculo publicado con anterioridad a la publícación de la norma cuando ésta aún era un proyecto. Dano.s
c·nuncia como c¡e1nplos de principios del derecho admuustrativo que carecen de carácter procedimental. a los de descentraliLación.
dcsconccntraci<in de procesos decisorim, jerarquía, coordinación, entre otros ( ··comentanos al Proyecto de la N ue va Le\ de
'-'"nna., Generale.s de Proccdumentos Administrativos". En: Thenus. Segunda Epoca. 1'!99. N l 1J. p. ~-101
' lt, 1 ( lp CII Dmini. p. 61
1 17 1 En concordancia con ello. Ernst Forsthoff señala que "allí donde hay Estado, hay Administración. y allí donde hay Admintstración.
hay Derecho Admll1istratJvo" (Forsthoff. Ernst. "Tratado de Derecho Administrativo". Instituto de Estudim Políticos, Madnd.
! 'i'iX. p. 69 y sJgu¡entes; citado por Op. Cit. Ruíz ~ Elredge). A propósito de ello. es imprescindible se1blar que un verdadero
E'tado de Derecho. apat1e de requerir la existencia de una separación de poderes, de adecuados controles inter - <lrganos. y de la
autononlia muniupal, implica necesariamente una sumisión de los detentadores del poder a los des1gmos de la ley. s1cndo c.sta la
real soberana. Vale decir. lo que Bobbio denomina "un Estado de Derecho en sentido profundo 1... ). es decir, no regido por los
lwmhrcs sino por las leyes" (Bobbio, Norberto, "Liberalismo y Democracia", Fondo de Culiura Económica. México. l'iX'J pp
17 - 201
' 1 X1 Ga1'da de Enterria. Eduardcl, y Ramón Fernández, Tomás. "Curso de Derecho Administrativo". p. 423, Editorial Civitas. Madrid.
1'J7-l
1 ¡ 1! 1 lh11L p. -12-1
1 :'111 lh!d. p -12)
1 2 1 1 (iarcía de Enterría seüala que el principio de legalidad interviene incluso cuando se atribuyen facultades discrecionales a la
administración. reconociendo por lo menos cuatro elementos reglados por la Ley en toda potestad d1screcJonal: la existenCia
11\ISJJJa de la potestad. su extensión. la competencia para actuaria, y la finalidad del poder conferido ()bid, p. -146)
1221 Según Karl Loewcnstcm. es posible establecer limitaciones a las libertades individuales protegidas constJtuCJonalmentc. dcb1endo
buscarse s1cmprc un coquilibrio entre la protección de las libertades individuales y el interés público. pero ptmtuaiJLa que ·· . en
n1ngtin caso podrá ser infringido el contenido esencial de un derecho fundamental" (Loewenstein. Karl. "Los Derecho.s
Constitucionales··. en: Derecho Constitucional General. Colección de textos jurídicos de la PUCP. elaborada por Marcial Rub1u
Correa y Carlos Blanca' Bustamantc, p. 33X - 339).
12.\ 1 O p. Cit. Danós, p 2-10
, •llhll!llc:t<>lldk~ de· ~:tr<mlía dl'l debido prOCL':-.O prmupio suh~ac·,·c'll qttL' Lt dL'Ill<t<-'itÍJJ adtllint:-,ltalt\;,
<~rill'~<tL ·,'tllltc:nída, '-'11 el artículo 1 39" de la debe onentar;,c• ~~ la satisfacción dt: los intt·rcSl'"
\ ·'ll~IÍtlk'Jon. bt electo. en un EstadoCon:-.títucional púhlicos>
. J,· ikr<:'c]Hl. ~~la ~aranli;1 del debido proceso estú En 1ul \·enlÍIÍt·. (;ore/u de Í:'nrnTut .
:'1<'\ ¡~¡;¡para lo;, proceso" judicialc.'> en los cualc-.; rcspcc!o de ,·,te fli'ÍF'' t¡JÍo ro! ('!/{// denomino
,·1 .llll'l pertenece a un poder del estado que tiene "Pnnn¡no IÍI' Ofit'!ulu/{1(/"J. Sl'liu/o ifi!C .. In
'unv1onc~ re-;olutiva~ y no e¡ecut1vas. siendo í m¡¡ uls u)n de o ti e 1 o. if 111' re.\ ¡Jnii!Í e '' í u.\
,ndependiente de la:-. parte;, en los proceso~ e.ngencias propia.\ del inren'.\ ¡l/íhlico tJIW el
1udic·J;tle:-. con mayor rcuón debe aplicarse este procedimienTo i!(/minisrru!Í\•o fiOIII' en iuegn. dn
,TilcTtu para lo;, pmccdimientos donde quien ''juzga" r1 éste un acusodo coráctcr inquisitorial: !u
, L1 ',_•; til'ne putestades ejecutivas. siendo asfjuez Administracián. gcstorr1 del inten;, ¡>tíhlico. 1'11Ú
p;trtc '·sal vu. como resulta evidente. si se trata ohligado u desplcgor ¡mr '" mismo. c'X offJcJo
dl'i 1'rocedtmtento Tri lateraL tambitSn recogido como toda lo actividad ifllt' seo necesario ¡)({ro dur
!'mú.'clímíento Especial en un capítulo particular ele udecuada sarisfúcción o e.1e infe¡·és. ,,eu <'Uo!
1;¡ l.c'\ 27-+44 L sea la actiturl acti\'a o ¡Jo:·;it·n <.jUe plle(lun
Cabe resaltar que este principio se udoprar ios ¡wrricularcs que IW\'1111 cOIJ/f)(lrccido
.·ttcítlltraha ya recogido por la Jurispruclencw en el pmcedimicnlo ..
; -.llhlllttuonal. En dccro. el Tribunal Constitucional.
,ild\1111\' tlllerprete de la ConstituciÓn de acuerdo c. Razonabilidad: Ello alude a que la-.,
e c>n e: i an ículo 20 1" de la Carta Magna <. consideró
2
cleci:-.iones. cuando creen ohl igac iune:-.. califiquen
.¡uc: el d~.Chido proceso legal debe ser observado. infraccione:-., impongan sanciones. o ~-stablezc!ll
ltlL'Iu~Í\~.C. L'll lu~ procedimientos administrativos. en restricciones a los administrados. deben adaptarse
la Sentencia del 13 de junio de 1997. recaída en el dentro de los límites de la facultad atribuida.
! \P 1034-96-AA/TC y en la Sentencia del 3 de mamenienclo la debida proporc10n entre mcdiUs a
::1"' dl· !997. recaída en el Ex p. 043-96-AA/TC. emplear y fine;, público" a tutelar. a f¡n de qut:
respondan a lo estrictamente nece;,ario pura !;t
IJ. Impulso de Oficio: De conformidad con satisfacción de su cometido.
,·,te pml<-·ipio. las autoridades deben impulsar y En opinión de Dromi. para que un acto ;,ea
dirigir el procedimiento de oficio. ordenando la razonable. debe existir una relación lógica y
re;tlizaeíón o prúctíca de los actos convenientes para proporcionada entre el consecuente y lo-.,
L'Í e~elarecimiento y resolución de las cuestiones antecedentes. entre el objeto y el fin. debiendo lo:-.
agentes públicos valorar razonablemente la:-.
E.'\te princlpto. de ra1gambre procesaL alude circunstancias de hecho v el derecho ,tplicahle . .tsí
d mi dirL~ctor del procedimiento que corresponde a como d1sponer 111L'd ida-.. prnpnrctun;tlllh'llll'
:1' :tult •ndade:-. Debe tenL·r..;e en cuenta que este adecuadas al fm p~·r;,egllldo por._,¡ urden ¡undt,,.
pnnc1pin ha dt• aplicarse d.:ntro ck los límites de la~ .entendiendo a lo ntLunahk "·unw lo JliSt(l. Jo
1 ac·ultades conferidas a la autoridad administrativa proporcionado. equitattvo. por opos!CI<Ín a lo
,., 'tTespond ienre. irrazonable. arbitrario. injusto. Drorni pune con1o
A propósito del principio materia de este ejemplo de contravención Jc e;,tc principio. la
: í teral. Danós sostiene que lajust ifícación de este circunstancia en la que el órgano administrativo nu
'~ '1¡ 1le he 1ener'e en e uen la que. de conformidad con el inciso 4 del arlículo 1O" de la Ley 27444. un ac1o adllllni.slralivo es nulo cu;mdo
~.-rltl\llluyL In!raccHln penal. o cLwndn se dicta como consecuencia de la misma. Por otro lado. dehclllo~ . . . c¡Jalar que de acucrdD C()!l
.-1 ,!/I!L"ttln .17h" del (~()d¡~o Penal. a aquél funcwnano púhlico que ahu~ando de 'iU.'-1 atnhuc1one~ uHnctc u ordc¡¡~¡ ~...·n pci"JUil.."Hl dL'
.tl.~llll'll un actn arbitrario cualquiera. se le reprime con una pena privativa Oc libertad no mayor dl' do" cllHJ..., 1 k' c ....,lt' llllJdtl. -.t:
ltlliltc.t "'""" dclilo la ligura del Ahuso de Aul!mdad .
. 'll1 1:1 \nicul" JI del Tilulo Preliminar de la pro¡JJa Ley 27444. eslahlece que esw Ley rcptla la.s acluaclllncs de Lt i(llll'llllt
:tdlltllllslratlva del Estado tes uec1r. la emrsión lll!Silla de Ac1os Admrnistral¡vos). y el proccdllllll'llln adlllllllslrclli\o c<llllUtl
desarrollado en la\ Entidades.
1 \ 1 1 Ln el arl ículo 2" de la Ley N" 250J5. Ley de Simplificación Adminislrativa uerogada por la Ley 27444 . .se dcf11lian d!VL'I'sl"
prinupios relativos a la Simplificación Administrativa. tales como la presunción de veracidad. eliminaci6n de exigencias ;
l·onnalidadcs. dcsconccnlración de los procesos decisorios. y participación ciudadana cn el conlwl de I;J prcslaci¡ín de .scrVICHJs
pur p:tl'lc <k la Adminislración Ptíhlica. Dichos principios se encuentran de algtín modo subsumidos en los prinL'Ipios que la !Htcva
Le) recoge
1.12¡ Que es documc111c<cion de le< que !luye una mayor credibilidad.
''i' !lifJ/o, ,·on fu prohihición de solicitar exponiendo todas las cJJTunstancJas de hecho que
docuii!Cilloc!()n original'" u los administrados. concurran a fundar sus alegaciones. la falta de
con e 1 fom en! o el e 1a p res e 11 tu ci ón de contestación y la pasividad.
'dccluruciones jurados", en las que los b. La conducta oclusiva, es decir. la
,ulllllnisrrudos declaran que determinado obstaculización de la fase probatoria, para que el
ltlllii!'ÍÚn. o documentación, se ajusta a la contrario no pueda practicar sus pruebas.
1 crdod. decluruciones ¡urodas que, de no ser e. La conducta hesitativa. que implica formular
<lcnn.l. ucurre{ln uzcluso consecuencias de alegaciones fácticas que real o virtualmente 'e
uuloic peno/. contradicen, generando una predisposición adversa
g. Conducta Procedimental: Implica que en contra de la otra parte.
quienes participen en el procedimiento d. La conducta mendaz, vale decir. la falta
adn11ni,trat1vo. deben realizar sus respectivos actos reiterada de veracidad en la que incurre una de las
prnceclimentalcs gumdos por el respeto mutuo. la partes.
culaboración y la buena fe. h. Celeridad: El trámite administrativo debe
Resulta imporrante destacar que el elemento estar dotado de la máxima dinámica posible, a fin
de la conducta es. en el Derecho Procesal Civil de alcanzar una decisión en tiempo razonable, sin
Peruano. un sucedáneo de los medios probatorios. petjuicio del respeto al debido procedimiento o al
h1 electo. el articulo 2S7'' ele) Código Procesal Civil ordenamiento jurídico.
';11-IJculo enmarcado dentro del Capítulo VIII del Cabe anotar que, en algunos procec!JmJenw.'
l'lttd,l VIII de la parte correspondiente a la Actividad administrativos, el rol de este pnnc1pto re,ulta aun
l'r,ll:e,al ). \eJ1ala que "el JUez puede extraer más eructa! para la Admmistración. Tal es el caso
c·unciLI\JOne., en contra de los intereses de las partes ele los procedimientos administrativos ele selección
;¡tendiendo a la conducta que estas asumen en el de contratistas del Estado (comúnmente
proceso. particularmente cuando se manifiesta denominados procesos de selección) 35 , los cuales
notoriamente ( ... ) con otras actitudes de se rigen por principios tales como el de economía,
,)IJ,trucción". En materia Procesal Civil ello se que supone la aplicación de criterios tales como el
,knumllla Conducta Procesal de las Partes. de concentración y el de simplicidad.
Hnnando Dev1~ Echandía opina que el Adicionalmente, en coherencia con el principio de
¡u1gadm debe tener en cuenta el comportamiento celeridad. todo~ los princtpios que ri~en Ja,
proce~al de las partes '" ... como un mdicio o un contrataciOnes y adqlllsic10nes del Estado t1enen
argumento de prueba, a su favor o en su contra, conforme expresa el artículo 3° de la Ley 26~50.
'egún el caso. cuya gravedad la puede apreciar Ley de Contrataciones y Adquisiciones del Estado.
;~qué! libremente". El comportamiento de las partes tienen por objeto. entre otros. que la~ entidades
,khl· 'ervir de fuente o motivo de prueba: obtengan bienes y servicios en forma oportuna.
!'IL'Lt"-<llllentc como hecho que prueba otro hecho''. J. Eficacia: Significa que la finalidad del acto
Dn l.'- Echandía. citando al autor se privilegia sobre las formalidades no esenctail?'
e'pec 1al izado en Derecho Procesal. Mu!loz Sabaté, Este principio se encuentra relacionado con el de
'et1<lla que el contenido de la inconducta procesal simplicidad, predictibilidad y unil~m11idad. así como
puede e \lar Integrado por lo siguienteq: con el de celeridad.
a. La conducta omisiva, que a su vez puede El concepto elemental de eficacia implica la
,',Ltt con,tituida por la negativa genérica. no
, ·' i lc1 '' l·c·h;¡nd~;, Hem;¡nd11. "Tcona General de la Prueba Judicial". Tomo 11. Quinta Edición. 1'J'!."i. Bo~ul(;_ p. (J7 1J
~__.;. 1 li11d p h:-i3-6~.')
'-;' 1Jcn1m del pruce.s11 en '1rlud del cual el eslalhl se agencia. utilizando fonuos púhlicos. de J;¡ ayuda de los par!Jcularc,_ para , uJnplll
,·un "'-s li1Jes por 1:! via de la' contrataciones y adquisiciones del Estado. se advierte que "·'"ten fébcs de dis1i111a JIJdolc ¡undJc;¡
' l.'na pnmera Ja,c. que es la del proceso de selección en sí. el cual es un procedimiento admnlÍstrativo que mcluso puede ¡;encr;n
u11a UIIJicnuoiJ éJdl!JinJslratlva. pudiendo exJstJr recursos de apelación y revisión dest1nadns a cuestionar, por ctcmplo. el
''lur~•llnJcnlo de la buena pro. nwnifestación de voluntad estatal que se canaliza a través de un acto administrativo; ii. LJna
set'unda Ltsc, que se da una ve1. suscrito el contrato entre el Estado y el ganador de la huena pro. que es de car:1ctcr civil (aunque
,·o11 disposiuones paniculares luitivas del intcr0s estatal. que en hucna cuenta es -o por lo lllenos debe ser- el general), y dentro
ckl cual toda controversia se 'oluc·iona a través de conciliaci<in o arbitraje.
' \(, 1GaJ'Cia de Enterría sostiene que la condición de "administrado". es la que se expresa en la posición respecto a la Admimstraciún.
prop1a del binomio genénco poder público - ciudadanos (Üp. Cit. García de Enterría. p. 19). En nucqra op1n16n. y en tal ,1rden
de 1deas. s1endo los ciudadanos en conJunto los que deciden quiénes tendrán "poder público" (en palabras de Locwenste 111 . a título
de meros "detentadores del poder"), y siendo también titulares de derechos fundamentales, la lesión a éstos derechm constituvc
cuando menos indirectamente. una lesión al interés público. Así. el interés privado debidamente garantizado es garantía del inte;·é~
plíhlico
( 37 J Op Cit Dromi, p. 78-79
138) Publicado en el Diario Oficial "El Peruano" con fecha 1O de abril de 2000.
1 YJ 1 Sohre este punto. Monín Urhina sostiene que. la juridización de la actuación administrativa. estableciendo reglas claras y estahlcs
de indudibk cumplimiento. permite al ciudadano conocer de antemano el derrotero por el que se scguirú el expediente (Üp. Cit.
Mtmín Urbina. p. 68).
< -111 J Op C1t. INDECOPI
1-11 1 Op c1t Ga1Tia de Enterria, p. 467
1 -+::> 1 Op C1t. INDECOPI
'.¡ 1¡ .\ '''")m ahundamiento. Danós indica que los principios generales del procedimiento administrati\'o consagrados por el Proyecto
1cuya comisión de elaboración fuera por él presidida), '" ... tienen por objeto acentuar el carácter servtcial de la Adm 1n 1stración
l'tíhlica en fa\Or de los ciudadanos. que son los destinatarios de la actividad pública o beneficiarios de la correspondiente acti\'idad
administrativa" (Op. Cit. Danós, p. 241)
r -Ll 1 Cahe indicar que la Ley 27444 otorga a las normas escritas preeminencia, como fuente del Derecho Administrntivo. sohre las
demás fuentes.