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UNIDAD TEMÁTICA 1
INTRODUCCIÓN
LECCIÓN 1
El derecho penal es la rama del ordenamiento jurídico que “regula la potestad estatal de castigar, determinando lo que
es punible y sus consecuencias” 1.
Estas no se reducen en la actualidad a la pena -única consecuencia represiva en un sistema monista cuyo objetivo era
el castigo- pues a principios del siglo XX -como aporte del positivismo criminológico italiano receptado por la Tercera
Escuela- se incorporaron las medidas de seguridad, como consecuencias preventivas de la comisión de un hecho ilícito
tipificado penalmente, fundadas en la peligrosidad de su autor, aplicables en reemplazo de la pena o también como
complemento de ésta; se pasó así a un sistema dualista dotado de una doble vía de sanciones, que ha predominado en
la mayoría de los códigos penales modernos.
En los últimos años se discute si la reparación del daño proveniente del delito puede constituir una tercera vía del
derecho penal. Así como la medida de seguridad sustituye o complementa la pena cuando, debido al principio de
culpabilidad, ésta no se ajusta o sólo lo hace en forma limitada a las necesidades de prevención especial, la reparación
debería sustituir la pena o atenuarla complementariamente cuando contribuya a satisfacer los fines de la pena y las
necesidades de la víctima igual o menor que la pena sola2.
El estudio de la Parte General nos plantea cuatro preguntas básicas: a) qué es el derecho penal; b) qué caracteriza a
sus normas; c) qué es el hecho punible; d) cuáles son sus consecuencias jurídicas. Cada una de estas cuestiones
pretendemos explicarlas mediante las elaboraciones de: a) la teoría de la ciencia del derecho penal; b) la teoría de la ley
penal; c) la teoría del delito; d) la teoría de las consecuencias del delito3.
Al hablar del derecho penal se lo puede hacer usando tres acepciones: a) como ciencia o dogmática jurídico-penal, es
“la disciplina que se preocupa de la interpretación, sistematización y desarrollo de los preceptos legales y las opiniones
científicas en el ámbito del derecho penal” 4 ; b) como derecho penal en sentido subjetivo (ius puniendi o potestad
punitiva) alude a la facultad estatal de castigar; c) como derecho penal en sentido objetivo, está constituido por las
normas del derecho positivo que regulan aquella potestad punitiva para proteger la convivencia humana en comunidad,
distinguiéndose de las demás ramas del derecho por las especiales y más enérgicas consecuencias jurídicas imponibles
a los comportamientos socialmente más insoportables.
“Antes se consideraba que el poder punitivo del Estado era absoluto, debido a su soberanía. Hoy, sin embargo, todo
Estado ha de aceptar limitaciones de su autonomía en el área jurídico penal, tanto por la existencia de normas jurídicas
superiores como también por la de un poder jurisdiccional supraestatal, aunque éste se encuentre aún en sus
comienzos”5.
1 NÚÑEZ, Ricardo C., Manual de derecho penal, Parte general, 4ª ed. actualizada por Roberto E. Spinka y Félix González, Marcos Lerner Editora Córdoba, Córdoba,
1999, p. 15.
2 ROXIN, Claus, Derecho penal. Parte general, trad. y notas Diego Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal, Civitas, Madrid,
primero, como objeto estudiado por la dogmática, es el conjunto de normas dotadas de sanción retributiva; la segunda no es una escuela sino un estudio
emprendido dando por sentada la existencia de un derecho determinado; la última, sin ataduras a un derecho vigente determinado, es un “conjunto de indagaciones
libremente articuladas sobre la idea central de la ilicitud penal y sobre todas las implicancias de ella” (SOLER, Sebastián, Derecho penal argentino, 4ª ed., TEA, Buenos
Aires, 1970, t. I, pp. 13 y 14).
5 JESCHECK, Hans-Heinrich, Tratado de derecho penal. Parte general, 4ª ed., traducción de José Luis Manzanares Samaniego, Comares, Granada, 1993, p. 9.
Carlos Julio Lascano (h) Conceptos fundamentales del derecho penal
Es preciso ubicar el derecho penal en el marco de las ciencias penales, mediante un enfoque dinámico y sociológico, como uno de
los mecanismos de control social, el más fuerte y formalizado.
El control social es una “condición básica irrenunciable de la vida social”6 mediante la cual todo grupo o comunidad asegura las
normas y expectativas de conducta de sus miembros indispensables para seguir existiendo como tal, a la par que pone límites a la
libertad del hombre y conduce a su socialización como integrante del grupo.
Abarca las normas colectivas, las sanciones sociales y los procesos de control que presionan sobre el comportamiento humano
individual en sus aspectos exteriores, para lograr la adecuación a ciertas reglas de conducta que protegen los intereses fundamentales
para la convivencia en comunidad. La conducta desviada de la norma social está amenazada con la imposición de sanciones sociales
que llevan implícita la estabilización del equilibrio normativo mediante el proceso de control. Ejemplo: la conducta del hijo que
infringe la prohibición de escupir en el suelo establecida por la madre (norma) es castigada con la restricción de actividades sociales
con sus amigos (sanción) impuesta por el padre que regresa a la noche a casa (proceso de control).
Las distintas formas de control social se diferencian entre sí según el grado de formalización que presentan:
1) Por una parte, encontramos medios de control social informales como la familia, la escuela y la educación en sus distintos
niveles, el trabajo, la profesión, las costumbres y usos sociales, las normas morales, las ideas religiosas, los sindicatos, las
asociaciones deportivas, los medios masivos de comunicación.
2) Por otro lado, existe el control social formal representado por las reglas jurídicas en general, y las del derecho penal en
particular, que es un medio de control jurídico altamente formalizado, que constituye tan sólo una parte del sistema penal integrado
por las normas, las sanciones, los procedimientos y el aparato institucional encargado de su aplicación (policía, ministerio público,
tribunales, servicio penitenciario, institutos psiquiátricos). La norma define el comportamiento desviado como delictivo, la sanción es
la reacción generada por aquella conducta y el proceso penal asegura su aplicación siguiendo los procedimientos que garantizan la
imparcialidad y razonabilidad de la decisión del órgano judicial, conforme a los valores emergentes de la Constitución.
Si bien todos los instrumentos de control social pretenden evitar ciertas conductas socialmente indeseables o estimular determinados
comportamientos expectables socialmente, mediante la amenaza de la imposición de sanciones 7, el derecho penal se caracteriza por
prever las sanciones más drásticas de que dispone el orden social (pues las penas y medidas de seguridad restringen importantes
derechos individuales), como forma de evitar la comisión de delitos, que resultan altamente intolerables para la convivencia en
sociedad, por tratarse de los comportamientos desviados, especialmente peligrosos o lesivos de los más destacados bienes
jurídicamente protegidos.
La función del derecho penal “depende de la concepción de la pena que se siga”8, pudiendo dar lugar a tres enfoques principales que
pueden sintetizarse en los siguientes: a) Para las teorías absolutas la pena se agota en sí misma y consiste en un mal que se impone
necesariamente para lograr justicia, como retribución por haber cometido el delito; b) Las teorías relativas pretenden alcanzar
finalidades preventivas que están fuera de la misma pena, proteger la convivencia social evitando la futura comisión de hechos
delictivos; c) Las teorías mixtas o de la unión sostienen que la esencia de la pena es retributiva, pero debe perseguir fines preventivos,
con lo cual se combinan la realización de la justicia con la protección de la convivencia social. Este último es el punto de vista
dominante en la actualidad, por lo que se asignan al derecho penal funciones represivas y preventivas al mismo tiempo.
Pero las funciones de retribución y de prevención -general (negativa o positiva) y especial- que en distintos momentos históricos han
sido atribuidas al derecho penal están vinculadas a las diferentes concepciones del Estado, que modernamente monopoliza la potestad
punitiva; por ello, las teorías del fundamento y las de la pena no pueden resolver en abstracto su función, “sin relacionar la misión del
derecho penal con el modelo de Estado al que pertenece”9.
En tal sentido, un Estado teocrático se compadecía con una concepción retributiva de la pena, que encontraba su legitimación en la
justicia, como ocurre con el castigo divino. Una monarquía absoluta, con una teoría de la prevención general sin límites, que imponía
penas corporales para escarmentar a los súbditos y lograr así la afirmación del Estado como el fin en sí mismo.
En el Estado liberal clásico la pena fue concebida como un instrumento de la potestad represiva estatal al que había que ponerle
límites jurídicos; surge así el llamado Estado de derecho, cuya esencia consiste en que el poder está subordinado o por debajo del
derecho; lo que más importaba era beneficiar a la burguesía ya asentada, limitando el poder, sin preocuparse por las condiciones
sociales; pero sólo imponía límites formales mediante los principios de legalidad e igualdad, sin atender a la eficacia del derecho
penal, o sea, la prevención del delito o la defensa social; sus principales defectos eran su rigidez y la extensión de la pena a
situaciones en las que no era realmente necesaria.
En el Estado social de comienzos del siglo XX se desarrolló el intervencionismo estatal que toma partido a favor de la sociedad, la
cual importa más que el individuo; los derechos del hombre son considerados resabios burgueses que hay que derrumbar; la misión
del derecho penal pasa a ser la defensa social frente al delito y la lucha contra la delincuencia mediante la incorporación de
instrumentos de prevención especial como las medidas de seguridad. Dicha tendencia intervencionista llevó al extremo de caer en los
sistemas totalitarios que condujeron a la Segunda Guerra Mundial con sus gravísimas violaciones a los derechos fundamentales del
hombre.
6 HASSENER, Winfried, Fundamentos del derecho penal, traducción y notas de Francisco Muñoz Conde y Luis Arroyo Zapatero, Bosch, Barcelona, 1984, p. 390.
7 Sin embargo, hay quienes distinguen entre control social primario (que impone sanciones, como el derecho penal) y secundario (que no recurre a sanciones para
internalizar los modelos de comportamiento social, como el sistema educativo). Confr. BACIGALUPO, Enrique, Manual de derecho penal. Parte general, 3ª
reimpresión, Temis, Bogotá, 1996, p. 1.
8 BACIGALUPO, ob. cit., p.5.
9 MIR PUIG, Santiago, Derecho penal. Parte general, 5ª ed., Tecforo, Barcelona, 1999, p. 64.
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Carlos Julio Lascano (h) Conceptos fundamentales del derecho penal
Por ello, concluido aquel conflicto bélico, la República Federal de Alemania -desmembrada y ocupada por los ejércitos de las
potencias vencedoras- consagró en su nueva Constitución el modelo del Estado social y democrático de derecho -luego seguido por
otros países- en el cual la democracia se convierte en el elemento de enlace entre el Estado de derecho y el Estado social. Al ser un
Estado democrático, significa un Estado de derecho real, no formal, donde el Estado respeta los derechos del ciudadano y a la vez
interviene activamente en la sociedad, pero dicha intervención es controlada por el individuo, cuya dignidad como persona va a
imponer los límites propios de una concepción garantista de los derechos fundamentales.
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Carlos Julio Lascano (h) Conceptos fundamentales del derecho penal
Por su parte, Hassemer defiende una teoría personalista del bien jurídico, desde una visión antropocéntrica del mundo: “… un
concepto personal de bien jurídico no rechaza la posibilidad de bienes jurídicos generales o estatales, pero funcionaliza estos bienes
desde la persona: solamente puede aceptarlos con la condición de que brinden la posibilidad de servir a los intereses del hombre”14.
Ejemplificando su posición, dicho autor rechaza que se pueda proteger penalmente el ambiente natural por sí mismo, admitiendo su
tutela como medio para satisfacer las necesidades vitales del hombre.
Sin embargo, la noción de bien jurídico no tuvo originalmente un sentido político-criminal, sino una significación dogmática como
objeto de protección elegido por la ley penal. Así ocurrió con su formulación inicial que se atribuye a Birnbaum (1834), quien
consideraba que el bien jurídico era trascendente porque estaba más allá del derecho, que debía reconocer su existencia anterior
derivada de la naturaleza y el desarrollo social.
De allí en adelante su entendimiento tomó como base “los planteamientos de Binding y Von Liszt: Para el primero, la determinación
de qué es bien jurídico es inmanente al propio sistema penal y es, por tanto, una creación del legislador. Para Von Liszt, por el
contrario, el concepto de bien jurídico determinado socialmente es anterior al derecho, por lo que puede desarrollar, en consecuencia,
una función crítica y delimitadora, pues ‘este contenido material (antisocial) del injusto es independiente de su correcta valoración por
el legislador, es metajurídico. La norma jurídica lo encuentra, no lo crea’15. Tenía su origen en un ‘interés de la vida’ que surge de las
relaciones sociales”.
14 HASSEMER, Winfried, “Lineamientos de una teoría personal del bien jurídico”, en Doctrina Penal, año 12, Depalma, Bs. As., 198 9, p. 282. Adhieren a esta postura:
MUÑOZ CONDE, ob. cit., p. 56; BUTELER (h), José A., “Garantías y bien jurídico”, en Teorías actuales del derecho penal, Ad-Hoc, Bs. As., 1998, p. 405 y ss., quien le
atribuye el carácter de “estándar constitucional argentino”.
15 BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE, Ignacio y otros, ob. cit., p. 6.
16 Derecho penal alemán, traducción de Juan Bustos Ramírez y Sergio Yáñez Pérez, 4ª ed. castellana, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1993, pp. 2/7.
17 ROXIN, Derecho penal. Parte general, t. I, p. 69.
18 Ob. cit., pp. 6 y 7.
19 ROXIN, ob. y lug. cits. en nota 17.
20 MARTÍNEZ PAZ, Fernando, “El mundo jurídico multidimensional”, en El mundo jurídico multidimensional, en coautoría con Daniel P. Carrera, Advocatus, Córdoba,
1998, p. 34.
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función “proveer a la seguridad jurídica mediante la tutela de bienes jurídicos, previniendo la repetición o realización de conductas
que los afectan en forma intolerable, lo que, ineludiblemente, implica una aspiración ético-social”21.
21 ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Tratado de derecho penal. Parte general, t. I, p. 51. En sentido similar se ha dicho: “La función motivadora que aquí se defiende, también
persigue, en definitiva, el reforzamiento de los valores ético-sociales, que preconizaba Welzel…” (MUÑOZ CONDE, Francisco - GARCÍA ARAN, Mercedes, Derecho
penal. Parte general, Tirant lo Blanch Libros, Valencia, 1993, p. 60).
22 Derecho penal. Parte general. Fundamentos y teoría de la imputación, traducción de Joaquín Cuello Contreras y José Luis Serrano González de Murillo, Marcial
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los conceptos fundamentales del derecho penal son el delito, o sea, la especie de ilicitud a la que se conectan las reacciones, y la pena
(y las medidas de seguridad); en otras palabras, la especie de consecuencias jurídicas que caracterizan al derecho penal27.
En las últimas décadas del siglo XX se han registrado relevantes cambios que afectan al ser humano en sus múltiples dimensiones
(antropológica, social, cultural y jurídica). En esta última, el derecho aparece, en ciertos casos, como un instrumento de control social
de eficacia limitada, y en otros, como un factor de importancia relativa para solucionar los distintos tipos de conflicto, habiendo
asumido dicha responsabilidad diversos sectores como la economía, la política o la administración 28.
Ello obedecería a distintos factores, entre los cuales cabe destacar, por un lado, que junto con los controles sociales coactivos como
el derecho, se han incorporado mecanismos persuasivos a través de los medios masivos de comunicación y, por otro, que el derecho
se ha ido convirtiendo paulatinamente en un recurso preventivo 29.
Las distintas concepciones del derecho penal -que inciden sobre los conceptos fundamentales de delito y pena y medida de
seguridad- están fuertemente ligadas a las ideas que se tenga con respecto de la función de dicha rama del derecho.
Los puntos de vista del derecho penal de hecho y de culpabilidad permiten desarrollar los principios del derecho penal liberal. Por el
contrario, el derecho penal de autor y de peligrosidad, si ponen en peligro o anulan tales principios pueden dar lugar a un derecho
penal autoritario30.
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35 Manual, p. 17.
36 NÚÑEZ, ob. y lug. cits.
37 En busca de las penas perdidas, Ediar, Bs. As., p. 242 y ss.
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