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Poner límites
Tenemos que partir de la premisa de que los límites no son para que nos obedezcan, son para que aprendan a
interactuar con el entorno (tanto objetos como personas) y es que en cuanto entendamos que los límites no son
para controlarles, si no para hacerles libres, los aplicaremos mejor. Para poner límites:
Paciencia: entender que están aprendiendo, que decirles las cosas no implica que las interioricen a la primera y
que nosotros somos el primer contacto con las normas del mundo.
Constancia: poner los mismos límites y de la misma manera, repetir la información sabiendo que se aprende
con la práctica y la repetición.
Ejemplo: ser consecuente y que vean en nosotros lo mismo que pedimos de ello, que se sientan respetados y
comprueben que lo que se les pide lo hacemos todos.
Amor: altura visual, bajar nosotros a su altura para mirarnos a los ojos mientras damos la información y nos
aseguramos de que nos están mirando; contacto físico como abrazos, besos, gestos cariñosos; vocabulario
amable y dulce, directo y sencillo, sin frases largas ni explicaciones extensas que desvirtualizan la información.

¿Qué hacer cuando…?

Cuando lanzan cosas: partimos de la base de la hiciste al irte y continúa con lo que estuvieras
necesidad de experimentación con el entorno, lanzan previamente.
para comprobar cosas relacionadas con el objeto y
con las personas que están ahí cuando lanzan algo. Si pega a un tercero lo primero es proteger y lo
segundo corregir; comprueba que el que ha sido
Ahora bien, si lanza algo la primera vez dáselo de pegado está bien, calma y da afecto (verás que a la
vuelta en la mano (acariciando la mano al darlo) y vez que compruebas que todo está bien tu impulso
avisa de que si lo lanza de nuevo lo apartarás para de regañar se reduce, pues el impulso se debía a la
evitar que se rompa. Si lo vuelve a la lanzar cógelo y incertidumbre) y cuando esté todo bien ya te acercas
ponlo en un sitio no accesible pero visible de forma al pequeño que ha golpeado, le ofreces alternativas
que si lo pide se lo das (recordando las normas) y si de acción para futuras situaciones y le piden que te
no lo pide ahí se deja. En caso de volver a lanzarlo avise si necesita tu ayuda para interactuar.
guárdalo, pero atrae la atención a otros objetos o
juegos que permitan cambiar el foco de atención. Cuando no nos hacen caso: motívalo con juego,
participando tú también, repitiendo la información
Cuando nos referimos a tirar comida podemos usar con información motivadora (algo que sepas que
la técnica del cuenco vacío (poner junto al plato con también le gusta, algo que pueda elegir el niño
comida uno de igual dimensión, pero vacío, que además de lo que le estamos pidiendo).
invite al trasvase), si lanza algo bajar de la trona o
silla, recoger juntos, preguntar si quiere seguir Usar el no: es muy necesario. El no siempre va
comiendo y actuar acorde a su respuesta. acompañado de información, no de vacío. Se recibe
un no con una explicación y se valida y acompaña la
Cuando pegan: si te pega a ti hazle una caricia, dile emoción que surja de recibir ese no. recibir el “no”
que así no te gusta jugar (u otra frase breve y de pequeños de una forma lógica y respetuosa
concisa) y apártate del pequeño sin irte de su campo asienta la base para que el niño sepa cómo decirlo y,
visual. Muéstrate ocupado durante un lapso temporal algo más importante aún, cómo recibirlo y aceptar
muy breve (1 minuto es suficiente) y vuelve a donde que se lo digan personas de fuera del entorno
está el niño, hazle la misma muestra de afecto que familiar.

@Kimudi_crianza

Sara Noguera

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