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SALA ACCIDENTAL
Mediante escrito presentado ante esta Sala el 10 de marzo de 2005, el ciudadano Francisco Oyague
Montalván, titular de la cédula de identidad N° 10.471.656, actuando en su carácter de Presidente
de DISTRIBUIDORA PUNTO FUERTE D.P.F. C.A., inscrita ante el Registro Mercantil Quinto de la
Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda, el 21 de septiembre de 1998, bajo el N° 76,
Tomo 249-A-Qto, asistido por el abogado Armando Benshimol, inscrito en el Instituto de Previsión Social del
Abogado con el número 8.145, ejerció acción de amparo constitucional contra la decisión dictada el 15 de
octubre de 2004, por el Juzgado Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que declaró sin lugar el recurso de nulidad incoado contra el laudo
arbitral dictado por el Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Caracas el 5 de diciembre de 2000.
El 14 de marzo de 2005, se dio cuenta en Sala y se designó ponente al Magistrado Luis Velázquez
Alvaray.
Por diligencia del 22 de abril de 2005, la parte actora consignó copia certificada de un conjunto de
actuaciones producidas en el juicio principal.
Por decisión Nº 05-1337 del 22 de junio de 2005, esta Sala admitió la presente acción de amparo
constitucional y acordó la medida cautelar solicitada.
El 27 de julio de 2006, el Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz se inhibió del conocimiento de la
presente causa. Con motivo de la inhibición anterior se suspendió en esa misma fecha la audiencia
constitucional.
Por auto del 2 de agosto de 2006, se declaró con lugar la inhibición del Magistrado Pedro Rafael Rondón
Haaz y fue convocado el Doctor Francisco Jiménez Delgado, Quinto Conjuez, a los fines de constituir la
Sala Accidental.
El 18 de octubre de 2006, el Doctor Francisco Jiménez Delgado, Quinto Conjuez, aceptó la convocatoria
para constituir la Sala Accidental.
Por diligencia del 24 de octubre de 2006, el apoderado judicial de Latinoamericana de Confites C.A.,
solicitó la realización de la audiencia constitucional.
El 8 de marzo de 2007, se celebró la audiencia constitucional, en la cual fue leído el dispositivo del fallo,
cuyo contenido será de seguidas desarrollado.
Efectuada la lectura de las actas que conforman el expediente, esta Sala procede a emitir decisión,
previas las siguientes consideraciones:
ANTECEDENTES
Del contenido del libelo de demanda y de las actas procesales, se evidencian los siguientes argumentos
que justifican la interposición de la presente acción de amparo constitucional:
Por decisión del 5 de diciembre de 2000, concluyó el procedimiento arbitral por laudo pronunciado por
el abogado Luis García Montoya, en el que condenó a pagar a Distribuidora Punto Fuerte D.P.F. C.A. una
cantidad de dinero expresada en dólares de los Estados Unidos de Norteamérica y a la ejecución forzosa
hipotecaria.
Contra el laudo arbitral antes mencionado, la parte actora ejerció recurso de nulidad ante el Juzgado
Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, fundado en las causales previstas en el artículo 44 de la Ley de Arbitraje Comercial.
Contra el auto antes mencionado, la parte actora reclamó, advirtiendo que la gratuidad de la justicia y el
acceso a la jurisdicción colidían con el caucionamiento para el ejercicio del derecho a la defensa y de
impugnación.
Por decisión del 15 de octubre de 2004, el Juzgado Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, declaró sin lugar el recurso de
nulidad incoado contra el laudo arbitral, por falta de consignación de la caución exigida dentro del plazo
concedido al efecto.
El 10 de marzo de 2005, el Presidente de Distribuidora Punto Fuerte D.P.F. C.A., ejerció acción de
amparo constitucional contra la decisión del 15 de octubre de 2004, por el Juzgado Superior Séptimo en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, para lo cual
alegó la violación del derecho a la defensa, al debido proceso, al juez natural y al acceso a la justicia,
consagrados en los artículos 26 y 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
II
La accionante -Distribuidora Punto Fuerte D.P.F. C.A.- sostuvo, como punto previo, que si bien la
“pretensión iría encaminada a permitir que el recurso de nulidad interpuesto se reabra, obviándose la
inconstitucional caución exigida para su trámite, creemos que con fundamento en los principios que inspiran
una tutela judicial efectiva, es preciso denunciar en punto previo el inconstitucional procedimiento seguido
ante la Cámara de Comercio de Caracas y que condujo a trabar un procedimiento arbitral lo que viola lo
dispuesto en el artículo 253 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, según el cual,
corresponde a los órganos del Poder Judicial conocer de las causas y asuntos de su competencia mediante los
procedimientos que determinan las leyes”.
En ese sentido, alegó que el procedimiento de ejecución de hipoteca sólo se puede tramitar conforme a
las normas contenidas en los artículos 660 y 665 del Código de Procedimiento Civil que, a su vez, en caso
excepcional, se remite a la vía ejecutiva, fundamentándose para ello en sentencia de la Sala de Casación Civil
de este Tribunal Supremo de Justicia del 5 de abril de 2000, caso: Banco Capital, en la cual se sostuvo que no es
potestativo del demandante la elección del procedimiento a seguir, lo que viola el derecho a ser juzgado por el
juez natural y el debido proceso.
Denunció la violación al derecho de acceso a la justicia, pues, a pesar de que el recurso de nulidad es el
único que la Ley de Arbitraje Comercial previó para impugnar el laudo arbitral, y por mandato del artículo
43 eiusdem su interposición no suspenderá la ejecución del mismo, en el caso de autos “la recurrida aplicó el
artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial para negar el recurso de nulidad con base en la falta de
caucionamiento, esto es, que interpretó que el acceso a la jurisdicción está subordinado a un pago o tarifa”.
Sostuvo que las únicas formalidades exigidas para la admisión del recurso de nulidad de un laudo
arbitral, son las relativas a alguna de las causales que taxativamente están referidas en el artículo 44 de la
Ley de Arbitraje Comercial.
Que, una vez admitido el recurso de nulidad, el Tribunal Superior debe establecer la caución que el
recurrente debe dar en garantía del resultado del proceso, la cual debe constituirse en un plazo de diez (10) días,
so pena de declaratoria sin lugar del recurso.
Que “Sin embargo, si el laudo goza de ejecutoria, independientemente de la interposición del recurso
de nulidad y, solamente es suspendible tal ejecución previa constitución de garantía, a satisfacción del órgano
judicial, ello es una limitación inconstitucional y contraría los principios de acceso a la jurisdicción y de tutela
judicial efectiva que inspiran nuestros tiempos en todas las latitudes, la necesaria constitución de una caución
para poder demandar la nulidad de un laudo arbitral, distinta de aquella para suspender la ejecución.
Obsérvese que si bien en materia civil, el artículo 36 del Código Civil consagra el requisito especial de la actio
iudicati solvi a ser satisfecha por el demandante no domiciliado en la República para poder demandar en ella,
la normativa mercantil, en el artículo 1.102 del Código de Comercio deroga tal requisito. No obstante ello,
paradójicamente, se impuso dicho requisito en la Ley de Arbitraje Comercial”.
Finalmente, solicitó se declare con lugar la acción de amparo y se restablezca la situación jurídica
infringida “por la referida sentencia y el proceso que le dio origen”.
III
DE LA DECISIÓN ACCIONADA
La decisión dictada el 15 de octubre de 2004, por el Juzgado Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y
del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, declaró sin lugar el recurso de
nulidad incoado contra el Laudo Arbitral dictado el 5 de diciembre de 2000 por el Centro de Arbitraje de la
Cámara de Comercio de Caracas, por falta de consignación de la caución exigida por el referido juzgado,
conforme lo dispone el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, bajo las siguientes argumentaciones:
Por otra parte, con relación a la inconstitucionalidad alegada por la recurrente, por haber
fijado el Tribunal caución, fundamentando tal alegato en la gratuidad de la justicia
establecida en el artículo 26 de la Constitución, cabe señalar que, dicho requisito es
exigido no en beneficio del Tribunal sino una garantía como presupuesto para la
tramitación del recurso, por lo que en ningún momento viola la garantía constitucional,
debido a que en tal supuesto hay dos intereses contrapuestos igualmente legítimos: el
vencedor que tiene interés en la ejecución del laudo y el vencido que alega su nulidad, por
lo que, al existir tal conflicto de intereses es lógico que el legislador prefiera dar la
protección de la parte a quien favorece el fallo, (…) pues, debe tenerse presente quien,
también la parte favorecida por el aludo (sic), tiene derecho constitucional a una justicia
expedita y sin dilaciones indebidas, motivo que da lugar a que se tenga que exigir caución
para garantizar a la parte contra quien obre eventual reparación de daños y perjuicios, y
con el objeto de evitar la interposición maliciosa del recurso de nulidad.
(…omissis…)
IV
Continuó aludiendo al pacto existente entre las partes para someterse a una forma alternativa de solución
de conflictos como el arbitraje comercial, ante el Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Caracas,
bajo el procedimiento establecido en el ordenamiento jurídico venezolano, siendo resuelto por un laudo arbitral
de obligatorio cumplimiento conforme lo dispone el artículo 31 de la Ley de Arbitraje Comercial, siendo
posible su impugnación únicamente por vía del recurso de nulidad consagrado en el artículo 43 eiusdem, medio
de impugnación que no suspende la ejecución del laudo.
Señaló que el fallo impugnado no violó los derechos constitucionales denunciados, por cuanto declaró
sin lugar el recurso de nulidad por no consignar la parte actora la caución aludida en el artículo 43 de la Ley de
Arbitraje Comercial para suspender los efectos del laudo arbitral, por lo que la consecuencia era la contenida en
el artículo 45 eiusdem, que dispone “si no se presta la caución o no se sustenta el recurso, el tribunal lo
declarará sin lugar”.
Finalmente, en cuanto a la inconstitucionalidad del procedimiento por violación del derecho de acceso a
la justicia por exigencia de caución sostuvo, luego de citar sentencia de esta Sala del 15 de julio de 2003, lo
siguiente:
Oídas como fueron las exposiciones del abogado Luis Rizek Rodríguez, apoderado judicial de
Distribuidora Punto Fuerte D.P.F. C.A.; del abogado Dany Izildo Goncalvez, actuando en representación de la
tercera interesada Latinoamericana de Confites C.A.; y de la abogada Alis Fariñas, en su carácter de Fiscal del
Ministerio Público; y vistas y analizadas como han sido las actas que integran el expediente relativo al caso de
autos y ponderados en definitiva los intereses y valores jurídicos de las partes involucradas conforme al Texto
Constitucional, esta Sala pasa a decidir en atención a los siguientes razonamientos:
Como punto previo, esta Sala desestima el alegato de inadmisibilidad conforme la causal contenida en el
cardinal 5 del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, esgrimido
por la representación del Ministerio Público en la oportunidad de la celebración de la audiencia constitucional,
por no haber ejercido el recurso de casación contra la decisión accionada en amparo de acuerdo a lo previsto en
el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil; ya que en el fondo, la pretensión de la actora está
circunscrita a denunciar la violación al derecho de acceso a los órganos jurisdiccionales y a evitar los supuestos
perjuicios irreparables que le produciría la ejecución del laudo arbitral, por lo que mal podía acudir a casación si
le habían cerrado –a decir de la actora- la vía ordinaria.
A mayor abundamiento, considera pertinente esta Sala citar sentencia de la Sala de Casación Civil de
este Alto Tribunal que negó el recurso de casación en un caso similar al de autos, dictada el 8 de febrero de
2002, en el juicio seguido por Hanover P.G.N. Compressor C.A. contra el consorcio Cosaconveca, exp. 00-532,
en la cual se precisó:
“(….) La sentencia que se dicte sobre ese particular es apelable, pero no es admisible
contra el fallo de última instancia el recurso de casación, y sólo si fuese establecida la
validez de la cláusula de compromiso arbitral, debe cumplirse el trámite con arreglo a
lo dispuesto en la ley, y el laudo que ponga fin al procedimiento de arbitraje, si fuere
de derecho, será inapelable, salvo pacto en contrario.
Estas consideraciones permiten concluir que por voluntad de la ley y de las partes, la
sentencia que se dicte en el procedimiento previo relacionado con la existencia y
validez del compromiso arbitral, así como el laudo arbitral que se pronuncie, si fuese
establecida la validez del acuerdo de arbitraje, no son revisables en casación”.
La jurisprudencia y la doctrina han sido pacíficas en cuanto a la incorporación al sistema de justicia del
arbitraje, la conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios para la solución de conflictos y al deber que
tiene el legislador de promoverlos, como alternativas, ante las típicas disputas o querellas en sede judicial, esto
es, no otra cosa sino la constitucionalización de los medios alternativos para la resolución de conflictos,
desarrollo que proviene del artículo 258 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
De suerte tal, que el arbitraje constituye una excepción a la competencia constitucional que tienen los
tribunales ordinarios del país de resolver, por imperio de la ley, todas las querellas que les sean sometidas por
los ciudadanos a su conocimiento en uso del derecho constitucional de la tutela judicial efectiva de sus derechos
e intereses y la garantía de acceso a la justicia, previsto en el artículo 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
En este sentido, la doctrina comparada y nacional es conteste, en considerar al arbitraje como un medio
de autocomposición extrajudicial entre las partes, quienes, mediante una voluntad expresa, convienen de forma
anticipada en sustraer del conocimiento del Poder Judicial (acuerdo éste que también podría ser posterior, para
el único caso en que, aun cuando ya iniciada una causa judicial, acuerden someterse al arbitraje) las diferencias,
controversias o desavenencias que por la ejecución, desarrollo, interpretación o terminación de un negocio
jurídico puedan sobrevenir entre ellas.
En cuanto a la constitucionalización del arbitraje, resulta pertinente citar la doctrina sentada por esta Sala
en su sentencia del 5 de noviembre de 2000 (Caso: Héctor Luis Quintero Toledo), en la cual se analizó el
concepto de jurisdicción a la luz de los medios alternativos de resolución de conflictos previstos en el artículo
258 constitucional.
Ahora bien, los jueces de paz pertenecen al sistema judicial, son órganos
jurisdiccionales, como lo son los árbitros y otras figuras que pueda crear la justicia
alternativa, y son jueces de equidad, según el artículo 3 de la Ley Orgánica de la
Justicia de Paz, siendo excepcionalmente jueces de derecho, conforme al mismo
artículo que reza:
(…omissis…)
Igualmente y conforme al anterior criterio jurisprudencial, resulta evidente que al no pertenecer los
árbitros a que hace referencia la Ley de Arbitraje Comercial al Poder Judicial (a pesar de estar comprendidos
dentro del sistema judicial como órganos alternativos de solución de controversias, artículo 258 de la
Constitución de 1999), la prohibición contenida en el artículo 254 constitucional de “establecer tasas,
aranceles, ni exigir pago alguno por sus servicios”, no está dirigida al arbitraje, pues –se insiste- no forma parte
del Poder Judicial. A título de ejemplo, pueden citarse los honorarios de los árbitros designados por las partes,
quienes por ley tienen derecho a percibir un pago por tal condición, que en modo alguno podría asimilarse a la
de un Juez, que no es designado por las partes sino por el Estado, y percibe un sueldo que tampoco lo pagan las
partes sino el Estado.
Volviendo al tema central del presente amparo, el mismo se circunscribe a cuestionar la decisión dictada
por un juzgado superior que declaró sin lugar el recurso de nulidad intentado contra un laudo arbitral, motivado
en la ausencia de consignación de la caución exigida conforme al artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial,
ello es, para garantizar los posibles perjuicios ocasionados por la impugnación del laudo arbitral.
El artículo 43 de la Ley de Arbitraje Comercial prevé, como mecanismo ordinario de impugnación del
laudo arbitral, el recurso de nulidad, siendo su contenido el siguiente:
“Artículo 43. Contra el laudo arbitral únicamente procede el recurso de nulidad. Este
deberá interponerse por escrito ante el Tribunal Superior competente del lugar donde
se hubiere dictado, dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes a la notificación del
laudo o de la providencia que lo corrija, aclare o complemente. El expediente
sustanciado por el tribunal arbitral deberá acompañar al recurso interpuesto.
La intención del legislador ha sido la de considerar inapelable el laudo arbitral, como una fórmula de
evitar dilaciones indebidas frente a un proceso que ha sido diseñado para ser expedito. Excepcionalmente, la
Ley de Arbitraje Comercial venezolana ha consagrado el recurso de nulidad como mecanismo de impugnación,
a diferencia de otras legislaciones en las que el laudo arbitral es inimpugnable.
Ahora bien, teniendo clara la naturaleza excepcional del recurso de nulidad contra el laudo arbitral y que
la intención del legislador es precisamente garantizar la efectividad del laudo una vez dictado, no es
inconstitucional requerir a la parte recurrente constituir caución para lograr la suspensión del laudo cuya nulidad
se recurre, pues es una forma de garantizar que las partes del proceso queden cubiertas de los eventuales daños
o perjuicios que pueden experimentar por la suspensión en su ejecución, mientras se espera la resolución
definitiva del recurso propuesto.
En el presente caso el fallo impugnado en amparo declaró sin lugar el recurso de nulidad en aplicación
del artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, que a la letra prevé:
Resulta evidente de la norma antes transcrita, que la única opción que tenía el juez en el caso de autos
era declarar sin lugar el recurso de nulidad, pues expresamente lo consagra el aparte in fine del artículo 45 de la
Ley de Arbitraje Comercial, pues se había intentado un recurso de nulidad contra un laudo arbitral, y no se
constituyó la caución exigida para suspender la ejecución del mismo.
De significativa relevancia fue la respuesta del apoderado judicial del actor, ante la pregunta formulada
por uno de los Magistrados de esta Sala en la oportunidad de la celebración de la audiencia constitucional.
Ahora bien, como consecuencia de la confesión judicial en que incurrió la parte actora en el curso de la
audiencia constitucional, debe esta Sala declarar sin lugar la acción de amparo intentada, pues la caución
exigida por el fallo impugnado, lo fue por aplicación del artículo 43 de la Ley de Arbitraje Comercial y en
atención a evitar los posibles perjuicios que ocasionaría a la parte gananciosa de aquel laudo arbitral la
suspensión de la ejecución del mismo solicitada en el curso del recurso de nulidad ex artículo 44 eiusdem,
motivo por el cual no se transgredió el derecho de acceso a la justicia a la hoy accionante y esta Sala considera
que el Juzgado accionado no actuó fuera del ámbito de la competencia constitucionalmente entendida, pues
aplicó correctamente la consecuencia prevista en el artículo 45 eiusdem, al declarar sin lugar el recurso de
nulidad por falta de constitución de caución. Así se declara.
Adicionalmente a lo anterior, esta Sala hace un llamado de atención al abogado de la parte actora Luis
Rizek Rodríguez, quien en el curso de la audiencia constitucional negó, ante la pregunta formulada por el
Magistrado Jesús Eduardo Cabrera, que existiera cláusula compromisoria en el expediente que permitiera haber
sustraído a la jurisdicción ordinaria del conocimiento del juicio principal, lo que fue negado por la
representación del Ministerio Público y el tercero interviniente, quienes exhibieron el original del contrato de
préstamo con garantía hipotecaria en el cual constaba la voluntad expresa de someterse al arbitraje como
mecanismo alternativo de resolución de controversias, lo que pudiera configurar una falta de ética profesional,
motivo por el cual se ordena remitir copia certificada de la presente decisión al Colegio de Abogados en el que
esté inscrito el precitado profesional del derecho, para que de así considerarlo inicien las averiguaciones
disciplinarias correspondientes. Así se decide.
DECISIÓN
Por las razones precedentemente expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
en nombre de la República por autoridad de la Ley, declara:
1) SIN LUGAR la acción de amparo constitucional ejercida por el ciudadano Francisco Oyague
Montalván, actuando en su carácter de Presidente de DISTRIBUIDORA PUNTO FUERTE D.P.F. C.A.,
asistido por el abogado Armando Benshimol, contra la decisión dictada el 15 de octubre de 2004, por el Juzgado
Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, que declaró sin lugar el recurso de nulidad incoado contra el laudo arbitral dictado por la Cámara de
Comercio de Caracas el 5 de diciembre de 2000.
3) SE ORDENA remitir copia certificada de la presente decisión al Colegio de Abogados en el que esté
inscrito el abogado Luis Rizek Rodríguez, para que de así considerarlo inicien las averiguaciones disciplinarias
correspondientes.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, a los 20 días del mes de junio de dos mil siete. Años: 197º de la Independencia y 148º de la
Federación.
La Presidenta,
Luisa Estella Morales Lamuño
El Vicepresidente,
Jesús Eduardo Cabrera Romero
Francisco Antonio Carrasquero López
Magistrado
Marcos Tulio Dugarte Padrón
Magistrado
Carmen Zuleta de Merchán
Magistrada
Arcadio Delgado Rosales
Magistrado-Ponente
Francisco Jiménez Delgado
Magistrado
El Secretario,
José Leonardo Requena
Exp. 05-0493
ADR