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II
SITUACIÓN JURÍDICA INFRINGIDA
El acto lesivo transcrito parcialmente, violó como se señalara
anteriormente el derecho a ser juzgado por el Juez Natural. Tal
transgresión radica en el hecho que el mencionado Tribunal Superior,
emitió pronunciamiento de fondo, como segundo grado de jurisdicción,
el 22 de diciembre de 1992 y luego de ser anunciado recurso de
casación contra dicho fallo, y realizada la sustanciación respectiva ante
la entonces Corte Suprema de Justicia, y habiéndose decidido el mismo,
el expediente fue remitido en reenvío al Tribunal ad quem, quien debió
inhibirse por cuanto ya había decidido el fondo de la controversia.
Tal inobservancia, constituye el centro de la violación constitucional
delatada, como podrá observarse con base en los argumentos que se
esgrimen a continuación.
Violación del numeral 4 del artículo 49, referido al derecho a ser
juzgado por un Juez Natural, el cual señala:
“Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces
naturales en las jurisdicciones ordinarias o especiales, con las
garantías establecidas en esta Constitución y en la Ley....”
El Tribunal de Reenvío, debió tomar una decisión adaptada a los
parámetros que habían sido fijados por la Sala de Casación Civil, al
declarar con lugar el Recurso de Casación interpuesto por mi
representada; evidentemente, esa decisión de reenvío no podía ser
dictada nuevamente por el Tribunal que había emitido el fallo casado
que contenía pronunciamiento sobre el mérito del asunto, por cuanto
estaba comprometida la imparcialidad y la transparencia del órgano
jurisdiccional.
En efecto, el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
no es el juez natural para conocer en reenvío, puesto que como se
señaló anteriormente, había emitido un pronunciamiento sobre el fondo
del asunto.
Así entonces, debemos considerar que el referido tribunal superior, dictó
sentencia definitiva el 22 de diciembre de 1992, fallo contra el cual se
anunció recurso de casación, que luego de sustanciado, fue declarado
con lugar al prosperar una denuncia por defecto de actividad, defecto
que consistió en que en la sentencia recurrida no se incluyó un examen
resumido de las declaraciones de los testigos, sobre las preguntas y
respuestas y las repreguntas y sus respuestas, lo cual llevó a la Sala de
Casación Civil de la entonces Corte Suprema de Justicia a establecer que
la segunda instancia “...no dio cabal cumplimiento a su misión de
examinar la prueba testifical, como es debido...”, para después precisar
que “...la apreciación y examen de la prueba de testigos constituye una
formalidad para que la sentencia contenga motivación...” .
Como puede apreciarse, la violación detectada estaba relacionada con la
apreciación y valoración de un medio de prueba, lo cual, sin lugar a
dudas, puede ser determinante en el fallo que luego del análisis
probatorio, dicte la alzada; es por esa razón, que al declararse con lugar
el recurso de casación y ordenarse el reenvío, en ese órgano
jurisdiccional no podía producirse una nueva decisión al respecto, ya que
se había emitido opinión sobre el fondo del asunto.
Señores Magistrados, la mejor forma de ver cómo la orden y los
parámetros dados por la Sala Civil al juez de reenvío, podían producir un
fallo totalmente distinto al anterior, se encuentra en el hecho que la
sentencia casada arribó a una conclusión producto de efectuar una
forma muy particular de apreciación y análisis sobre las deposiciones de
los testigos, y que al practicarse dicho examen de manera correcta,
quizás la alzada hubiese podido tomar otra determinación. Esa dualidad
de posibilidades en cabeza de un órgano jurisdiccional, sólo puede estar
presente en el momento inicial de conocimiento de la causa, es decir,
cuando los autos son analizados por el juzgador por primera vez; la
cuestión cambia radicalmente cuando en el órgano jurisdiccional ya se
ha hecho un pronunciamiento previo y corresponde uno nuevo actuando
como reenvío; es una situación distinta, debido a que el
pronunciamiento inicial siempre va a estar allí, en las actas,
independientemente del titular del órgano, y ese órgano precisamente,
que para adquirir la condición de juez natural debe cubrir entre otros, el
elemento de la imparcialidad, no lo tendrá jamás por el hecho de ya
haberse pronunciado sobre el asunto.
Así las cosas, bajo la condición planteada, se encontraba presente una
causal de inhibición conforme a la letra del numeral 15 del artículo 82
del Código de Procedimiento Civil, que al ser obviada provocó que a mi
representada la juzgara una persona que no reunía las condiciones
legales para ser considerado como su Juez Natural.
En este sentido, ha dicho la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en sentencia N° 520 del 7 de junio de 2000,lo siguiente:
“... la posibilidad de que el titular de un órgano jurisdiccional
pueda ser recusado; deba inhibirse del conocimiento de una
causa; o, no pueda cumplir sus funciones temporal o
definitivamente, plantea la necesidad de prever los mecanismos
de sustitución, que aseguren la continuidad del trámite de la
causa hasta su conclusión que es la sentencia...”.
En el presente caso, el mecanismo de sustitución que garantizaba la
continuidad del juicio y que mi mandante fuera juzgado por su juez
natural, lo constituía el deber de inhibición de quien en ese momento
era el titular del órgano jurisdiccional, por lo que simplemente el
expediente debió remitirse al Juzgado Superior Distribuidor para que
previa distribución, un nuevo órgano jurisdiccional, ajeno al
conocimiento del asunto con anterioridad, y en el que estuvieran
presentes los elementos de imparcialidad y transparencia, dictara el fallo
como juez de reenvío, y salvaguardando el derecho al juez natural que
hoy denunciamos como vulnerado.
La relación entre los anteriores elementos, también ha sido tratada por
esa Sala; así en sentencia N° 144 dictada el 24 de marzo de 2000, caso:
Atilio Alarcón, al precisar el contenido del juez natural, se expresó entre
otros aspectos lo siguiente:
“...La transparencia en la administración de justicia, que garantiza
el artículo 26 de la vigente Constitución se encuentra ligada a la
imparcialidad del juez. La parcialidad objetiva de éste, no sólo se
emana de los tipos que conforman las causales de recusación e
inhibición, sino de otras conductas a favor de una de las partes; y
así una recusación hubiese sido declarada sin lugar, ello no
significa que la parte fue juzgada por un juez imparcial si los
motivos de parcialidad existieron, y en consecuencia la parte así
lesionada careció de juez natural...”.
El argumento anterior, busca reflejar la violación que del numeral 4 del
artículo constitucional citado anteriormente, se ha producido con la
sentencia dictada el pasado 6 de abril de 2004 por el Juzgado Superior
Segundo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
El señalado numeral además de ser una garantía judicial, es reconocido
como un derecho humano por el artículo 8 de la Ley Aprobatoria de la
Convención Americana de Derechos Humanos, Pacto San José de Costa
Rica y por el artículo 14 de la Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos. Tales normativas ostentan jerarquía
constitucional y son de aplicación directa e inmediata por los Tribunales
de la República, de conformidad con lo pautado en el artículo 23 de la
Constitución.
La denuncia formulada a través de la presente acción de amparo,
constituye además, una violación directa al principio fundamental
consagrado en el artículo 26 de la Constitución, que no es otro que el de
la Tutela Judicial Efectiva, a través del cual, se debe garantizar a los
justiciables una recta aplicación de las normas y principios
constitucionales propios de una justicia imparcial, transparente y sin
dilaciones indebidas; ello no ha ocurrido en el presente caso, al decidir
un juez cuya imparcialidad y transparencia están comprometidas y
además no es el juez, por ley, llamado a decidir en reenvío.
La violación que hoy denunciamos es de suma importancia, y requiere la
pronta intervención de ese órgano constitucional, debido a que no sólo
se encuentra presente el interés de mi representada, sino que además,
al estar ligada esa garantía a la noción de orden público, queda abierta
de alguna manera la posibilidad de un atentado colectivo producto de la
violación a la seguridad jurídica que conlleva el desconocimiento de
derechos fundamentales.
La relación del derecho a un juez natural con la noción de orden público,
ha sido criterio sostenido de esa Sala Constitucional; en ese sentido es
pertinente volver sobre el citado fallo N° 144 del 24 de marzo de 2000,
en el cual se estableció lo siguiente:
V
DE LA SOLICITUD DE MEDIDA CAUTELAR
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