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Aspectos científicos i éticos del aborto


Roberto Jiménez Maggiolo

Este trabajo fue escrito i presentado como conferencia, posterior a la clausura de la


Constituyente, pero sus argumentos están vigentes i de gran interés, cuando el problema
sigue en pie, i los desconocedores del mismo, siguen dogmáticos i desprovistos de
conocimientos adecuados i científicos. Por eso es una posición científica para la Sección
Científica de ENcontrARTE.

“La mayor parte de los hombres, falseando la verdad,


quieren aparentar ser mejores”
Esquilo

Iniciar esta exposición con un pensamiento del genial dramaturgo griego, nacido unos cinco siglos
antes de J.C., en referencia a la intención de muchos de falsear la verdad, se debe a la experiencia
que he tenido, en relación al tema del aborto, tanto entre mis colegas médicos, como entre los
integrantes, mejor, algunos integrantes, de la Asamblea Nacional Constituyente donde escuché
opiniones de personas ignorantes del problema i, naturalmente, la actitud i opinión anticientífica i
dogmática, de la iglesia venezolana en el criterio de sus más elevados representantes.

I.- INTRODUCCIÓN
Como este enfoque sobre el problema del Aborto, tiene relación con nuestra Constitución i,
naturalmente con lo tratado en la Asamblea Nacional Constituyente, donde fui el único
constituyente que, las ideas defendidas científicamente, las que se refieren al inicio de la vida, al
aborto i a la eutanasia, las escribió como documentos o ensayos breves que, con cortesía, repartió
entre los principales constituyentes involucrados en esos problemas, muchos de los cuales no
tenían conocimientos médicos, ni científicos en torno a esos aspectos sobre los que se legislaba.
Por ello, además de esta exposición de hoi en este evento, sería interesante que en otra ocasión
hablarles sobre el concepto de vida humana desde la concepción, la vida humana desde la ciencia,
la filosofía i las religiones i los conceptos de muerte científica, natural o legal i, finalmente, los
conceptos de eutanasia pasiva i eutanasia activa. Así se tendría una visión mucho más amplia i
profunda, sobre problemas que conllevan la necesidad de establecer sólidos principios éticos,
además del aspecto legal o de derecho.

II.- ABORTO
Concepto científico i definición.
Entre los más antiguos criterios científicos del aborto, se considera como tal, la interrupción del
embarazo antes de 6º mes de gestación o sea, dentro de los dos primeros trimestres; de allí en
adelante se considera parto prematuro. Sin embargo, en toda disciplina del hombre que usa
criterios numéricos aplicados a hechos reales, los límites son imprecisos i habría casos en los
cuales es difícil precisar el concepto, i esto no se puede olvidar.

El término o la palabra aborto, tiene señalada por lo menos dos o tres etimologías. La más
frecuente dice que proviene de abortus o aborsus, que viene de abortior, que se opone a orior
(nacer) i en consecuencia significa morir (prematuramente). También se invoca que proviene de
Ab (privación) i ortus (nacimiento). Empero lo que, el común de la gente ignora (i lo ignoraban
algunos constituyentes) es que, aborto no es una entidad única, simple o de una sola modalidad,
puesto que, existen muchísimas variedades, empezando por lo que antes se llamaba amenaza de
aborto, hoi se prefiere embarazo amenazado, aborto en evolución, aborto inminente, aborto
completo, aborto incompleto, aborto séptico, aborto criminal, aborto terapéutico (hoi no admitido el
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término) o, ya en el derecho, aborto legal o ilegal, etc. Empero aquí, no me interesa entrar en el
estudio médico del aborto, sino en lo que concierne a la lei o al Derecho.

Interesa sí, puntualizar que, el aborto es también una entidad espontánea, que los textos comunes
dicen que se presenta así en un 10% a 40% de los embarazos, pero los nuevos conocimientos,
han aumentado ese porcentaje hasta llegar a afirmar algunos autores, que examinando
detenidamente multitud de casos, se puede llegar hasta un 80% (menstruaciones con un pequeño
retraso, que eran gestaciones ocultas que se perdieron). Lo cierto es que la naturaleza, tanto en
vegetales o en animales, incluyendo al hombre como animal racional, hace lo que se llama
selección natural, como se comprueba a diario. Si no hubiese esa selección o frenos naturales,
cualquier especie, por ejemplo las ostras, podrían en poco tiempo acabar con la humanidad i
rodear con una concha corácea a todo el globo terrestre. Este argumento de selección, en
ocasiones lo utilizaba para dar conformidad a mis pacientes ante una pérdida de su gestación,
diciéndole que la naturaleza es sabia i que, tal vez, ese embarazo tenía alguna anormalidad.

Sin embargo, lo que plantea verdaderamente el problema del aborto, es lo que se llama el aborto
clandestino o aborto criminal, que es diferente a lo que antiguamente llamábamos aborto
terapéutico, lo que constituye la interrupción médica del embarazo, por una seria i justificada
indicación médica, científica i social. Algunos han dicho que eso es la interrupción de un embarazo
viable lo que es contrario al concepto, porque el aborto en los dos primeros trimestres, se
considera no viable. En el tercer trimestre incluso, es arbitrario asegurar que el feto, como entonces
se denomina el producto de la fecundación, es viable, pues se han dado casos de haber dejado
llegar hasta el final de la gestación a un anencéfalo, que de ninguna manera sería viable.

Ahora bien, antes de entrar en el problema de la interrupción artificial del embarazo que,
obviamente, incluiría al aborto criminal como al aborto por indicación médica, interesa, en lo legal,
examinar las indicaciones. Así, cuando se discutía la Lei del Ejercicio de la Medicina promulgada
en el año 1982, existía un artículo 30 para el cual opiné: primero que, el aborto es un problema de
salud pública; segundo, daba diversas indicaciones que, desde la violación hasta las indicaciones
económico sociales, solamente excluía la indicación sensu stricto, o sea el voluntario sin
justificación alguna, como suprimir un embarazo porque se va a viajar o se piensa ir a la playa. Mi
proposición sólo fue admitida en la primera parte: es un problema de salud pública; la segunda
parte totalmente rechazada, pero remplazada por la del Dr. Rizquez Iribarren, en ese tiempo
Presidente de la Academia Nacional de Medicina, quien agregó a lo reconocido por el Código
Penal de ese tiempo, la necesidad de salvar la vida de la madre, las indicaciones por violación i
por comprobación de malformaciones congénitas.

Así, pese a la oposición de ciertos colegas i de la iglesia que, manifestó públicamente su postura,
el proyecto llevó ese artículo; sin embargo, por un arreglo o complicidad en el congreso,
sorpresivamente los partidos políticos tradicionales, eliminaron el artículo 30 i lo suplantaron por
uno que se ocupa de los transplantes. Por eso otros errores, escondiendo la cabeza como el
avestruz ante los problemas, la califiqué de Ursula, como la ancianita recién nacida de Gabriel
García Márquez en Cien años de soledad. Una Constitución que nació vieja. Las indicaciones del
aborto legalizado, tenían i tienen tanta oposición como hace ya más de treinta años, los métodos i
medios anticonceptivos, porque a quienes poco estudian, siempre les cuesta estar de acuerdo a la
norma de cultura de la época.

III.- ABORTO CRIMINAL


ABORTO POR INDICACIÓN MÉDICA JUSTIFICADA

Alguna definición, creo que la de un eminente abogado de apellido Mendoza, define el “aborto
terapéutico”, aborto médico, como: “Es la terminación artificial de un embarazo viable”. No se si es
por ignorancia, falta de conocimientos médicos, o por condenar el procedimiento, cuando expresa:
un embarazo viable. El término aborto es incompatible con viable. Precisamente, todas las
jurisprudencias colocan el problema, en el tercer trimestre, cuando ya es feto i viable.
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Lo que científica i éticamente deseamos quienes nos ocupamos de estos problemas, por ello
discutí i luché en la Constituyente, es por el aborto médico realizado en perfectas condiciones
hospitalarias o clínicas, de seguridad, garantizando la vida de la madre i para lo cual, es
absolutamente necesario, legislar al respecto. Mis intervenciones están recogidas en la Gaceta
Constituyente i, en una obre titulada Los derechos sexuales y reproductivos en la nueva
Constitución. Testimonios de un debate, bajo la coordinación de Mercedes Muñoz i la
colaboración i redacción de tres investigadores.

El aborto inducido, criminal, clandestino, o ilegal, u otras denominaciones que se le dan, es aquel
que desemboca siempre en el aborto séptico, que es decretar la muerte asegurada para la
paciente. Este inmenso o grave problema que nos aterra a quienes ejercemos en el área de la
ginecología i la obstetricia, tuve que precisarlo con una publicación en la ANC, respondiendo a
constituyentes como el Dr. Herman Escarrá, quienes señaló a los profesionales que piensan como
yo, de hombres inclinados a la cultura de la muerte.

Para la respuesta recurrí al magnífico prólogo de la Dra. Egda I. Farías Moya, de su obra publicada
en 1998, titulada El aborto séptico a finales del siglo XX dedicada a “la memoria de las mujeres
que murieron a consecuencia de un aborto séptico”. En ese prólogo i en ese libro que recomiendo
leer, la Dra. Farías Moya nos dice: El aborto séptico y sus secuelas, la sepsis y el shock séptico
son las complicaciones más temidas por la morbi-mortalidad que de ellas se deriva, siendo una de
las primeras causas de muerte obstétrica. Una proporción muy alta de las defunciones modernas
en países desarrollados como aquellos en desarrollo son el resultado de los embarazos no
deseados, muchos de los cuales terminan en el aborto. De las 585.000 defunciones maternas que
se producen anualmente en el mundo, de 100.000 a 200.000 se deben a abortos ilegales”

Quienes hacen guardia en los hospitales i maternidades del país, han visto con frecuencia, casos
de mujeres jóvenes, que llegan con una matriz o la vagina perforada, quemada con cáusticos,
heridas infectadas, verdaderas barbaridades, cometidos los hechos clandestinamente por
personas audaces e irresponsables al tratar de practicar un aborto que, por la hemorragia, el grave
estado de la mujer i, la consiguiente infección, remiten al hospital cuando ya es caso perdido i el
resultado es la muerte de una joven madre, que posiblemente deja huérfanos a dos o tres
pequeños más. En el aparte de los aspectos éticos, expondré las consecuencias socioeconómicas
i morales, de este verdadero crimen.

IV.- ASPECTOS ÉTICOS


Distingamos de principio a qué nos referimos.
Nos interesa referirnos al llamado con más propiedad, al aborto inducido o planeado, consentido
por los médicos i motivo de controversias, i al aborto delictivo, criminal o clandestino, causante de
muertes de mujeres jóvenes en edad reproductiva, indudablemente un gran problema social que
conlleva responsabilidad penal que, sin conocimiento del problema, algunos laicos i, sobre todo,
la iglesia, equiparan al primero (inducido o médico) fundados en supuestas consideraciones éticas,
en una metafísica apriorística que afirma, ser el aborto intrínsicamente malo, recurriendo a la Biblia,
cuando no existe absolutamente nada al respecto en el Nuevo Testamento i, en el Viejo o Antiguo
Testamento (Éxodo 21: 22-25) señala “no causar daño y aborto a la mujer”.

No se referían al feto, porque la ignorancia era grande, i el llamado “derecho natural” es metafísico
i ajeno al avance de la humanidad, especialmente en lo científico. Basta tomar algún texto de
Obstetricia actual (el de Benson/Pernoll, por ejemplo) para darnos cuenta de la cantidad de abortos
legales en los Estados Unidos, donde cada año se someten al aborto, el 3% de la mujeres en edad
reproductiva, inclinándose la balanza, casi un tercio de la población, a las de menos de 20 años,
otra tercera parte a las de 20 a 24 años, i las mujeres no casadas, en un 75 por ciento. I la
mayoría de los abortos, un 85%, hasta la octava semana de gestación.

Sin embargo, la mortalidad es baja, porque esos abortos legales, son hechos en condiciones que
garantizan la vida i la exclusión de complicaciones a las pacientes, realizándose la interrupción
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artificial, por métodos sencillos, científicamente probados. Las leyes ha sido, entonces, la otra
garantía que salva vidas jóvenes i útiles.

Un típico ejemplo, donde se conjugan de manera errada la posición dogmática de la iglesia i otras
religiones, con la confusión de la legalidad, es una carta llegada al Washington Post hace años,
en la que se expresa: Una vez que se concibe una vida, está en manos de Dios. Abortar esta vida
es asesinato en primer grado, trátese de la decisión de la madre, las manos del médico o el político
que firma una ley. Todos son culpables.

Si no atenemos a criterio tan estrecho o absurdo, estaríamos de brazos cruzados viendo morir
mujeres jóvenes, viniendo al mundo hasta monstruosidades i desquiciando familias. Pero la
Humanidad avanza i se civiliza por la ciencia i la filosofía social. Los que estamos con la
convicción de ser el aborto, muchas veces absolutamente, éticamente justificable, comenzamos
por preguntarnos si existe el embarazo obligado i si ninguna otra consideración de peso, es
admisible. ¿Podría, alguna vez, justificarse el embarazo obligado? Esta interrogante se la hace
Garret Hardin, según expone Joseph Fletcher, médico i Doctor en Teología, de la Universidad de
Virginia, quien ante el problema, encuentra cinco temas o perspectivas fundamentales, que
personalmente he compartido toda la vida.

1.- En el aspecto legal. La pregunta es si debe obligarse a alguien contra su voluntad a tener
un hijo, a llevar un feto hasta el término y el parto.

2.- En la jurisprudencia, la pregunta es, si el aborto es una forma de homicidio y, en caso


afirmativo, por qué.

3.- En la teología, la pregunta es si Dios tiene el monopolio de la vida (de su comienzo y


terminación), privando de esa manera toda posibilidad de participar al hombre y dando a la
“Naturaleza” o al “accidente”, prioridad abrumadora sobre la iniciativa y la responsabilidad humana.

4.- En metafísica , cabe preguntarse si la vida fetal o la vida embrionaria, es vida “humana”, y en
caso afirmativo cuándo y por qué.

5.- Desde el punto de vista ético, la pregunta decisiva se refiere a si el aborto es intrínseca e
inherentemente malo, y en caso de no serlo, cuándo es justo.

Estos aspectos propuestos por Fletcher, son analizables con criterio científico i filosófico, para
darnos cuenta que, según el autor, son más compulsionistas, que prohibicionistas i respaldado por
una metafísica mui dudosa. De paso, no comparto en absoluto con la metafísica, que no es ciencia
ni filosofía.

Por ello, en la teología, se pretende decir que existen “niños nonatos (como especulaban con un
folletín lleno de falsos dibujos, durante la Constituyente) i que el feto o el embrión, no solamente
son vida biológica, sino vida humana. En consecuencia –dice Fletcher, “deben tener los derechos y
títulos que acostumbramos asignar a los seres humanos”. Particularmente ejemplifico que, ni a una
embarazada se le otorgan dos pasaportes para viajar (en lo legal) ni se bautizan los abortos (en lo
religioso) lo que sería una gran injusticia no salvar esas almas inocentes, cuando supuestamente
esta se “insufla” desde el momento de la concepción, que es mejor denominar, fecundación. Esa
opinión, de ser vida humana, no pasa de ser algo psicológico, “y no una conclusión social,
científica o racional” como agrega Fletcher.

Siguiendo, entonces, a este autor tan acreditado, por su doble condición de científico i religioso,
podemos concluir que la vida fetal es humana sólo en sentido biológico o de especie, i al referirse
al no bautizo de los abortos, puntualiza: “El motivo es que no hay vida humana embrionaria,
hablando desde el punto de vista médico. Quienes deciden creer esto ejercitan su libertad
religiosa, pero lo hacen en un aspecto de fe personal”.
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Desde el punto de vista de la ética, que ha dejado de ser moral costumbrista, para convertirse en
una ciencia práctica de la conducta humana (por eso Kant la trata en la Crítica de la Razón
Práctica), se impone racionalmente rechazar, el argumento del derecho natural que es metafísico.
En cambio, adopta el válido principio de considerar que la mujer debe tener control de su propio
cuerpo; derecho que se ha extendido a punto de establecer que, las decisiones que tome al
respecto (por ejemplo, decidir sobre un aborto o un trasplante) está por encima de la opinión de su
conyuge. Esos derechos se encuentran excelentemente expuestos en una pequeña obra de un
profesor de la Universidad de Mérida, Gert Kummerow, recientemente fallecido, titulada Perfiles
Jurídicos de los trasplantes. Este autor, en los derechos primordiales (vida, integridad
personal, nombre, honor e imagen) incluye: los derechos sobre el cuerpo humano son, todos,
derechos subjetivos absolutos. Es una obra que recomiendo leerla.

Ahora, aclarando por qué la denominación de “aborto terapéutico” es inadecuada i arcaica i carece
de ética, es porque se suponía, además, que el no ser terapéutico el aborto, implicaría que es
malo. Terapéutico es de curar, ofrecer curación, luego otros tipos de aborto para resolver
problemas sociales, económicos o de otra índole, no lo serían. Al respecto, para no extenderme en
comentarios, es interesante conocer una obra que creo fue escrita por una periodista mui
conocedora de los problemas sociales del aborto, Giovanna Machado, titulas El aborto en
Venezuela, escrita por la dolida experiencia de haberse encontrado a su mejor amiga, muerta por
causa de un aborto criminal, en un barranco de la carretera de El Junquito. Allí podemos constatar
las nefastas consecuencias de no haberse legalizado el aborto, como en otros muchos países
avanzados o civilizados.

Considero que, las leyes, que siempre son rebasadas o quedan detrás del cambio social, por mui
previsivas o futurista que sean, son instrumentos jurídicos para resolver los más graves i
conflictivos problemas humanos. Los problemas hai que enfrentarlos con racionalidad, no huir de
ellos. Por ello el conflicto que tuvimos en la Asamblea Nacional Constituyente, respecto al que se
refería derecho a la vida (antes el 44 i luego quedó como el 43) entre los Derechos Civiles. Allí
quedó el Art.43 iniciando con: El derecho a la vida es inviolable, pero se pretendía agregar “desde
la concepción”, pese a que ni la del 61 lo decía, sino igual que ahora, pero como una maniobra
destinada a una oposición constitucional para el aborto. Para eso argumentó Jorge Olavarría,
totalmente un ignorante sobre el aborto, mientras en maniobra combinada entre el señor Miquilena
i el Arzobispo, ahora Cardenal, se me negó disimuladamente el derecho de palabra, lo que motivó
mi protesta i el decirle al constituyente ignorante que, hablar de lo que no se sabe, es
deshonestidad intelectual.

A todo esto debemos tener en cuenta que, filosóficamente, científica, psicológica i desde lo social,
la vida es un bien supremo, pero que lo importante no es solamente la vida, sino la calidad de la
vida. Así dice Fletcher: “rechazamos la ética clásica de la santidad de la vida y abrazamos la ética
de la calidad de la vida”. De ello hai ejemplos impresionantes, como el caso de Dax Cowart,
condenado a vivir, quien maldice a los médicos que le conservaron la vida.

Hoi en día, con los progresos de la tecnología de los exámenes médico, podemos por ejemplo
diagnosticar desde un comienzo malformaciones embrionarias, enfermedades, etc., que en
ocasiones han dado lugar a demandas judiciales que han prosperado, como haber dejado un
obstetra seguir un embarazo hasta el término, siendo un anencéfalico, diagnosticado desde el
comienzo mediante un ecograma. Casos más difíciles plantea la genética, cuando desde un
comienzo puede detectar anormalidades como la Enfermedad de Dawn (mongolismo) i otras
anormalidades en los genes.

En la discusión de estos temas, importa mucho conocer lo que expresamos en el lenguaje


cotidiano, lenguaje de primer orden u objeto lenguaje, si olvidamos los rasgos lógicos del mismo
que determina nuestros errores. (citar ejemplo de la finalidad del acto sexual i la Encíclica de Pío
XII).
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Los partidarios del aborto médico inducido, usan el calificativo o se les da, de pro-abortista, mejor
llamarlo de pro-elección i, en cambio, quienes de oponen al aborto i manifiestan que éste es
condenable en todos los casos i para todo el mundo, de modo que debería prohibirse del todo, no
realmente intolerantes. Si hiciésemos una ley legalizando i reglamentando el aborto, tendríamos
dos grupos: A partidarios del SI; B partidarios del NO, tendríamos el siguiente esquema:

De este modo vemos que profunda injusticia sería no legislar, sino prohibir a priori. Ejemplificado: si
una dama, con profundo dogmatismo religioso es violada, pese a una ley que le permita abortar o
no, decide religiosamente seguir su embarazo; sin embargo, quienes no tengan esa actitud
dogmática, profesen otras religiones o ideas, con una ley permisible decidiría con absoluta libertad,
mientras con una prohibición la obligaría a buscar métodos clandestino, peligrosos i a exponer su
vida. (Citar caso de Uganda, hoy el Zaire, durante su independencia de Bélgica i la decisión de la
iglesia de ese país). En España las clases pudientes se lo van a hacer (el aborto) en Inglaterra o,
en la misma España en clínicas privadas. Siempre, quienes salen perdiendo, son las clases
pobres. En Venezuela igual. En Miami, Colombia o clínicas privadas. Por eso a los defensores de
la prohibición i condena del aborto inducido, médico i legal, les viene bien el pensamiento de
Esquilo, que puse como epígrafe de esta contribución. Sería motivo de una mui extensa
exposición, el referirme a los conceptos de vida humana i de cuándo comienza la vida, interesantes
temas para otra ponencia.

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