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Tema 3: La posesión

1. Concepto y naturaleza
1.1. Concepto.

El ordenamiento confiere ciertos efectos jurídicos a la mera tenencia de las cosas, protegiendo
limitadamente a los sujetos que las usan o tienen frente a cualquier perturbación o despojo de esa tenencia
procedente de un tercero. Dispensa en esa protección sin preguntarse por qué las tienen, es decir, cuál es
la razón jurídica de su tenencia.

En primer lugar, la posesión es la tenencia limitadamente tutelada por el derecho. Sin embargo, el derecho
tiene en cuenta el caso de que la cosa se tenga de modo tal que manifieste la apariencia de titularidad de un
determinado derecho subjetivo por lo que la posesión tiene un plus de eficacia: no solo goza de la misma
limitada protección, sino que legitima prima facie para el ejercicio del indicado derecho, cuya real
titularidad puede incluso acabar atribuyendo a través de la usucapión.

En el primer aspecto hay que convenir, con Savigny, en que el fundamento de la posesión y de su tutela
por el ordenamiento es la preservación de la paz social, es decir, una manifestación de la regla básica de
convivencia de que nadie puede tomarse la justicia por su mano.
En el segundo aspecto hay que darle la razón a Ihering para que en dicho fundamento no es otro que
la protección del mismo derecho de propiedad y se basa en la consideración de que lo normal es que el que
se comporta como propietario lo sea realmente: por eso el ordenamiento opta por proteger de entrada a
los
poseedores, sin perjuicio de dejarles luego sin esa protección si se demuestra que no eran merecedores de
tutela, por no ser dueños o titulares de otro derecho real que justificara la tenencia de la cosa.

1.2. Naturaleza.
1. Calificación de la posesión y su doble vertiente

La determinación de la naturaleza jurídica de la posesión ha sido objeto desde antiguo de numerosas


polémicas. Hay una discusión que gira en torno así la posesión es un simple hecho o un derecho y,
concretamente, si se trata de un derecho real o no.

Entre los jurisconsultos romanos la disconformidad se manifiesta.

- Paulo: la consideraba como un hecho.


- Papiano: la consideraba como un derecho.
- Bonafante y Albertario: pensaban que la evolución sufrida por el derecho romano puede influir en
la consideración de la naturaleza de la posición como hecho o derecho.

Mientras que en el derecho romano clásico la posesión se calificaba como hecho, en el derecho posclásico
se consideró como derecho.
Entre los glosadores se dio una idéntica discusión, que se dividió en dos corrientes cuyos máximos
exponentes fueron:

- Olivart: consideraba a la posesión como hecho.


- Bartolo: calificaba a la posesión como derecho.

Art. 430 Cc: “posesión natural es la tenencia de una cosa o disfrute de un derecho por una persona.
Posesión civil es esa misma tenencia o disfrute unidos a la intención de tener la cosa o derechos
como suyos”. La Posesión natural son el resto de casos, es protegida por los interdictos: lo mismo
la del que posee en virtud de un derecho que no puede adquirirse por usucapión (así todos los de
crédito como el arrendamiento, el depósito, el comodato, etc., y algunos reales, como la prenda) que
la del mero detentador que no tiene título alguno que justifique su tenencia.
La posesión civil es la ad usucapionem: la del que posee comportándose o presentándose como
propietario o titular de un derecho real que pueda adquirirse por usucapión. Todos los demás casos
son de posesión natural, también protegida:la del que posee en virtud de un derecho que no puede
adquirirse por usucapión (crédito, arrendamiento, depósito, comodato…) que la del mero detentador
[persona que retiene la posesión y no es suya] que no tiene título que justifique su tenencia.

2) Consideración de la posesión como un simple hecho

Esta orientación la seguían autores como Pothier hoy y los antiguos romanistas y todavía hoy se sigue
aceptando. La hacen suya Ferrini y Bonafante, a quienes le siguen un gran número de civilistas
franceses y de otros países esta teoría también fue defendida por Savigny.
Se alega en su defensa que la posesión se basa en circunstancias puramente materiales, es un simple hecho
jurídico y que se protege sin consideración a que exista o no un derecho del que sea apariencia la posesión
y aún en el caso de que esta sea injusta.

3) Posesión como derecho subjetivo.


La estructuración de la posesión como derecho ha sido obra de IHERING partiendo de la idea de que se
trata de un interés jurídicamente protegido. Se funda la afirmación de que la posesión es un derecho
subjetivo que reúne las características esenciales de éste constituyendo una relación tutelada por el
ordenamiento jurídico incluso contra el propietario de la cosa.

4) Doble carácter de la posesión.


Savigny entiende que la posesión, aunque originariamente y considerada en sí misma no es más que un
hecho, es a la vez un derecho por las consecuencias legales que de ella derivan y porque hay casos en los
que es necesario admitir los derechos resultantes de la posesión, incluso faltando el hecho que debía
servirle de base, y hay otros casos en donde debemos rechazar esos derechos a pesar de la existencia de
ese hecho.

Por lo tanto, la posesión entra en la esfera del derecho no solamente en razón de sus efectos sino por su
propia naturaleza como causa determinante de los mismos. Esta opinión goza de gran aceptación en la
doctrina civilista.

5) Posesión como derecho real y como derecho de naturaleza especial


Establecido el carácter de derecho subjetivo que acompaña a la posesión se plantea la cuestión de
determinar cuál sea su naturaleza, es decir, decidir a qué especie de derechos pertenecen y si se trata de un
derecho real o no.
Savigny hoy lo encuadra dentro de los derechos de obligación, por suponer que su protección
representa una defensa de la personalidad atacada y, por consiguiente, procede de una obligación ex
delicto. Ena opinión más aceptable es la que ve en la posición un derecho real porque implica una relación
inmediata entre la persona y la cosa. Pero es un derecho real de naturaleza particular porque es objeto de
una protección provisional.

- Ferrara lo conceptúa como un derecho real provisorio y de energía limitada.


- Wolf apunta que la posesión es un derecho provisional sobre una cosa, a diferencia de la propiedad
y otros derechos reales, qué son definitivos: el poseedor no es protegido contra las intervenciones
ajenas sino solo provisionalmente.

2. Tipo de posesión
Sobre la base de los textos justinianeos y el posterior influjo el derecho canónico, los comentaristas
formularon diversas clasificaciones de la posesión. Esas clasificaciones son acogidas por el Código Civil y
han dado lugar a interminables polémicas doctrinales. Pero en realidad solo interesan en cuanto que tengan
alguna repercusión práctica.

2.1. Natural y civil.


El artículo 430 del Código Civil establece que la posesión natural es la tenencia de una cosa o el disfrute
de un derecho por una persona y la posesión civil es esa misma tenencia o disfrute una y dos a la intención
de haber la cosa o derecho como suyos.

2.2.En concepto de dueño y en concepto distinto al de dueño.

El artículo 432 establece que la posesión en los bienes y derechos puede tenerse en 1 de 2 conceptos:
- o en el de dueño.
- o en el de tenedor de la cosa o derecho para conservarlos o disfrutarlos, perteneciendo el dominio
a otra persona.
Si se pone en relación con el artículo 447 y el 1941, la posesión en concepto de dueño es 1 de los
ingredientes de la posesión civil. Sin embargo, la posesión en concepto de dueño, aún sin los demás
requisitos de la posesión civil, tiene sustantividad propia porque presupone una apariencia de titularidad
que lleva al ordenamiento a atribuir a aquella una función de legitimación: legítima para el ejercicio del
derecho aparentado y faculta a los demás para tener al poseedor por titular del mismo.

Por lo demás, el precepto pone de manifiesto cómo esa posesión revela otra en concepto de dueño.
Cuando alguien posee una cosa como arrendatario, comodatario, depositario, acreedor pignoraticio o
usufructuario, quien le dio la cosa en arriendo, préstamo, depósito, prenda o usufructo está poseyéndola a
la vez en concepto de dueño: aquellos la conservan y disfrutan para la persona a quien reconoce pertenecer
el dominio y al mismo tiempo que poseen ellos, posee también esta última.

Presupone una apariencia de titularidad, lo que legitima al poseedor para el ejercicio del derecho
aparentado y faculta a los demás para tener al poseedor por titular

En concepto distinto → esa posesión revela a la otra persona que posee en concepto de
dueño. Así, cuando alguien posee una cosa como arrendatario, comodatario, depositario,
acreedor pignoraticio o usufructuario, quien le dio la cosa en arriendo préstamo,
depósito, prenda o usufructo está poseyéndola a la vez en concepto de dueño: aquellos la
conservan y disfrutan para la persona a quien reconocen pertenece el dominio (aunque
realmente la cosa no sea de su propiedad) y, de este modo, al mismo tiempo que poseen
ellos, posee también esta última.

2.3.En nombre propio y en nombre ajeno.


El artículo 431 del Código Civil establece que la posesión se ejerce en las cosas o en los derechos por la
misma persona que los tiene y los disfruta o por otra en su nombre.

2.4.Mediata e inmediata. El servidor de la posesión

El código no hace referencia expresa a esta distinción, pero se infiere del artículo 432 y ha sido acogida
por la doctrina en la jurisprudencia.
Si la posesión, cómo he hecho, no puede reconocerse en dos personalidades distintas, fuera de los casos
de indivisión, sí que es posible que concurran a la vez, sobre una misma cosa, dos o más posesiones como
derecho. Así sucede siempre que alguien posee materialmente si la Facultad de poseer le ha sido conferida
por otro, en cuyo caso este último también es poseedor (mediato): por ejemplo, la posesión del arrendatario
(inmediata), revela la concurrente posesión del arrendador (mediata), hola y la de los suscriptores la del
nudo propietario; y lo mismo sucede con el depositario y el depositante, el comodatario y el comodante, el
acreedor pignoraticio y el constituyente de la prenda.

Ambas posesiones, la mediata y la inmediata lo son a todos los efectos. el poseedor mediato también está
protegido por los interdictos si el inmediato fuese perturbado en su posesión o despojado de ella. A este
respecto, el artículo 463 del Código Civil determina que los actos relativos a la posesión, ejecutados o
consentidos por el que posee una cosa ajena como mero tenedor para disfrutarla o retenerla en cualquier
concepto, no obligan ni perjudican al dueño, a no ser que éste hubiese otorgado a aquellas facultades
expresas para ejecutarlos o los ratificare con posterioridad.

Cabe que concurran dos posesiones como derecho sobre una misma cosa, no como hecho (art 445
Cc), así sucede siempre que alguien posee materialmente (poseedor inmediato) si la facultad de
poseer le ha sido conferida por otro, en cuyo caso este último también es poseedor (mediato).
Por ejemplo, la posesión del arrendatario (inmediata), revela la concurrente posesión del arrendador
(mediata), y la del usufructuario al del nudo propietario; y lo mismo sucede con el depositario y el
depositante, el comodatario y el comodante, el acreedor pignoraticio y constituyente de la prenda, etc

2.5.De buena fe y de mala fe.


El artículo 433 establece que se reputa poseedor de buena fe al que ignora que en su título o modo de
adquirir exista vicio que lo invalide, se reputa poseedor de mala fe al que se halla en caso contrario.
El poseedor de buena fe es el que cree que la adquisición efectuada de su derecho carece de vicio alguno
y que es válida se trata de un estado psicológico por el que una persona cree en la validez del título por el
que adquiere. La buena fe en la posesión es uno de los requisitos para la usucapión ordinaria.
La mala fe es el caso contrario, es decir, el que conoce que su título está viciado

3. Objeto de la posesión
El artículo 437 del Código Civil establece que solo pueden ser objeto de posesión las cosas y derechos
susceptibles de apropiación. Es obvio que los derechos, como en realidad es incorpóreas, no serán
susceptibles de apropiación, pues solo posibilitan un poder sobre las cosas materiales.

El art 250.4 LEC, por su parte también, extiende la tutela interdictal a la tenencia o posesión de “una cosa o
derecho”.

Por esta razón, la posesión que consista en el disfrute de un derecho, según el artículo 430, no es siempre
algo contrapuesto a la posesión de cosas, porque no hay duda de que para qué el disfrute se necesita en
numerosos casos de esta última posesión. Tal posesión de la cosa reflejará los poderes que de hecho se
ejercitan sobre la cosa. Por ejemplo, el usufructuario disfrute de su derecho real de usufructo a través de la
posesión de la cosa usufructuada que reflejará, mediante el señorío sobre ella, el derecho real.
Si nos atenemos a las definiciones de posesión que ha dado el artículo 430, podemos interpretar que el
artículo 437 se está refiriendo al ejercicio de un derecho cuando considera objeto de posesión a los
derechos.

¿Qué derechos son susceptibles de posesión? Los términos usados por el Código Civil para referirse a la
posesión de derechos son muy amplios. La doctrina mayoritaria circunscribe esa amplitud, y sostiene que
son posibles los derechos reales, porque permiten un ejercicio de poder sobre la cosa continuo y duradero.
Otros autores excluyen de la posibilidad las servidumbres negativas y el derecho de hipoteca, por su
especial naturaleza o por su especial Constitución.

El Código Civil considera que pueden ser objeto de prescripción adquisitiva la propiedad y derechos reales.
Siendo la prescripción un modo de adquirir basado en la posesión, indirectamente se diría que la posesión
de derechos reales es a la que se refiere el Código Civil cuando menciona a la posición de derechos.
Si la cosa es susceptible de tenencia material o de limitada influencia física, es indiferente quién sea su
titular y cuál sea su naturaleza. Así, el particular que posee una cosa de dominio público, tenga o no tenga
título que la ampare, puede ejercitar los interdictos frente a una perturbación o despojo; incluso, en
principio, frente a los que procedan de la propia Administración pública, facultad que, por eso, la ley se ha
visto en la precisión de limitar y condicionar

4. Sujetos
El poseedor puede ser una persona física o jurídica. Respecto de las personas jurídicas, su derecho de
posesión queda autorizado de forma expresa por el artículo 38 del Código Civil que establece que las
personas jurídicas pueden adquirir y poseer toda clase de bienes.

Pero el sujeto de la posesión es plural, es decir, puede darse la situación de que más de una persona tenga
con animus domini una misma cosa o disfruten de un derecho. Esta figura se da en materia de comunidad
de bienes y es reconocida por el artículo 445 como un supuesto en que la posesión se admite en más de una
persona. Pero no se regula en absoluto la situación por lo que habrá que acudir a las normas de los artículos
392 y siguientes del Código Civil.

En los casos de coposesión, el poder de hecho de cada poseedor estará limitado por el de los demás según
corresponda a la cotitularidad que aquélla refleje (y según la refleje efectivamente el comportamiento de
cada uno), y será distinto, por tanto, según sea ésta una comunidad en mano común o una ordinaria o por
cuotas.

Si en un supuesto de coposesión un poseedor se erige como poseedor exclusivo de todo o parte de la cosa
poseída en común, disponen los demás de la defensa interdictal frente a aquél, conforme a las reglas
ordinarias.

- La coposesión se produce cuando hay varios titulares indivisos sobre una misma cosa; se dice que
hay en ese caso una coexistencia de posesiones o cotitularidad en el derecho de posesión, lo cual
es una excepción al art. 445 CC: “La posesión, como hecho, no puede reconocerse en dos
personalidades distintas, fuera de los casos de indivisión”. Sí sugiere contienda sobre el hecho de la
posesión, será preferido el poseedor actual; si resultaren dos poseedores, el más antiguo; si las
fechas de las posesiones fueren las mismas, el que presente título; y, si todas estas condiciones
fuesen iguales, se constituirá en depósito o guarda judicial la cosa, mientras se decide sobre su
posesión o propiedad por los trámites correspondientes” Art. 450 Cc

5. Adquisición, conservación, pérdida y recuperación de la posesión


5.1.Adquisición.
1) Adquisición de la posesión por ocupación material de la cosa o derecho poseido

El artículo 438 y el Código Civil establece que la posesión se adquiere por ocupación material de la cosa o
derecho poseído, por el hecho de quedarse estos sometidos a la acción de nuestra voluntad, y por los actos
propios y formalidades legales establecidas para adquirir tal derecho.

Las dos primeras causas de adquisición de la posesión se refieren a la misma como hecho, aunque la misma
comporte a la vez la del ius possessionis, que acompaña inevitablemente a la tenencia.
En cuanto a la posesión natural, tal adquisición es siempre originaria, en el sentido de que el ius
possessionis, o la del poseedor nace cuando tiene la cosa en su poder con total independencia de la
posesión o del derecho a poseer que tuviera una eventual transferente. Esto no ocurre con la posesión civil
en donde se produce el fenómeno de la sucesión en la posesión: el que adquiere la posesión continúa la
misma que tuviera su transferencia y por el mismo concepto.

Art. 349 Cc: “ Puede adquirirse la posesión por la misma persona que va a disfrutarla, por su representante
legal, por su mandatario y por un tercero sin mandato alguno; pero en este último caso no se entenderá
adquirida la posesión hasta que la persona en cuyo nombre se haya verificado el acto posesorio lo
ratifique”..

Considerando la posición como hecho, su adquisición no requiere otra capacidad que a la natural de
entender y creer. El artículo 443 del Código Civil establece que los menores e incapacitados pueden
adquirir la posesión de las cosas, pero necesitan de la asistencia de sus representantes legítimos para usar
de los derechos que de la posesión nazcan a su favor.

Las personas jurídicas también pueden adquirir la posesión por medio de sus
representantes. Por formalidades legales → cesión que al nuevo poseedor hacer el antiguo
por título oneroso, comunicando su posesión y concepto posesorio. Art. 440 Cc “La
posesión de los bienes hereditarios se entiende transmitida al heredero sin interrupción
y desde el momento de la muerte del causante, en el caso de que llegue a adirse la
herencia”

El artículo 439 señala que puede adquirirse la posesión por la misma persona que va a disfrutarla, por su
representante legal, por su mandatario y por un tercero sin mandato alguno; pero en este último caso no se
entenderá adquirida la posesión hasta que la persona en cuyo nombre se haya verificado el acto posesorio
lo ratifique.

Conservación: Art. 431 y 466 Cc. Expone que coexisten dos posesiones: la material del despojante y la
incorporal del despojado, que mantiene el ius possessionis mientras pueda aún prevalecer sobre el primero
en el interdicto.
Art. 466: “La posesión de la cosa mueble no se entiende perdida mientras se halle bajo el poder del
poseedor, aunque éste ignore accidentalmente su paradero” . Si otra persona encuentra la cosa y se
apodera de ella, aún tendrá que poseerla más de un año para que se entienda perdida la posesión de la otra
persona (art. 460.4ª Cc)

2) Adquisición de la posesión por las formalidades legales establecidas para adquirir tal derecho

Esta adquisición es aludida por el artículo 438 y comprende, además de los supuestos de entrega judicial
de la posesión natural, los de adquisición derivativa de la posesión civil: la sección que al nuevo poseedor
hace el antiguo por título oneroso o gratuito, comunicándole su posesión y su concepto posesorio, que le
facultan para seguir usucapiendo, así como, si el antiguo poseedor hubiese sido despojado de la cosa y no
hubiese transcurrido el plazo del año de que dispone para ejercitar el interdicto que aún le permite
recuperar esta.

3) Adquisición de la posesión civilísima

La posesión civilísima es una posesión que el ordenamiento jurídico reconoce directamente en


determinados supuestos aunque no se haya aprehendido material y físicamente la cosa o derecho objeto de
la.

Son dos los supuestos que el Código Civil contempla para la adquisición de la posesión civilísima, la del
artículo 460.4 y la del artículo 440.

- En el primer supuesto hablamos de la posesión del despojado, ya que se presume que, durante el
año siguiente a haber perdido la posesión, este continúa en la misma.
- en el segundo supuesto hablamos de una posesión del heredero, pues, aunque todavía no haya
aceptado la herencia, se entiende que posee los bienes y derecho del causante desde que fallece si
llega a aceptarla.

5.2.Conservación.
Además de lo ya visto sobre la posibilidad de retener la posesión a través de otro, la norma más importante
en este es el artículo 466 del Código Civil, que establece que el que recupera conforme a derecho la
posesión indebidamente perdida, se entiende para todos los efectos qué puedan redundar en su beneficio
que la ha disfrutado sin interrupción.

Aquí coexisten dos posesiones:

- La material del despojante.


- La incorporal del despojado, que mantiene el ius possessionis hoy mientras pueda un prevalecer
sobre el primero el interdicto.

Y, si efectivamente prevalece, esa posesión sin tenencia le sirve como si hubiera conservado está todo el
tiempo, en el mismo concepto y con idénticos efectos.

También es fundamental la regla del artículo 461 del Código Civil que establece que la posesión de la cosa
mueble no se entiende perdida mientras se halle bajo el poder del poseedor, aunque éste ignore
accidentalmente su paradero.

5.3.Pérdida.
El artículo 460 establece cuatro causas por las que el poseedor puede perder su posesión:

1) Por abandono de la cosa.


2) Por cesión hecha a otro título por oneroso o gratuito.
3) Por destrucción o pérdida total de la cosa o por quedar está fuera del comercio.
4) Por la posesión de otro, aún contra la voluntad del antiguo poseedor, si la nueva posesión hubiera
durado más de un año, plazo este que señala el plazo para el ejercicio del interdicto para recobrar
la posesión y que concuerda con los artículos 1968 del Código Civil y 439 LEC; y durante el cual
coexisten la posesión efectiva del despojante con la inmaterial del despojado.

5.4.Recuperación.
1) Recuperación de la posesión y sus tipos

El artículo 466 es el último que el Código Civil dedica al tema posesorio y establece que el que recupera
conforme a derecho la posesión indebidamente perdida, se entiende para todos los efectos que puedan
redundar en su beneficio que la ha disfrutado sin interrupción.

Este artículo exige que la recuperación debe realizarse conforme a derecho, pero no explica en qué
consiste
el acto de recuperación.

Este concepto o expresión de “conforme a derecho” hoy permite pensar la idea de que existen dos tipos
de recuperación: una recuperación justa y otra injusta:

- Hay recuperación justa siempre que esta se produzca por mandato de la autoridad judicial,
también cuando consiente en ella el poseedor actual.
- Será injusta cuando, hoy oponiéndose a ello el poseedor o resistiendo a la entrega, el
recuperándote acuda a la violencia o a la clandestinidad.
2) Tipos de recuperación y la consideración legal de disfrute ininterrumpido

Cuando la posesión se recupera justamente, el artículo 466 dice que se entiende para todos los efectos que
puedan redundar en su beneficio, que la ha disfrutado sin interrupción.

La norma puede entenderse como una presunción, pero también puede entenderse como un efecto
jurídico
automático. Se establece un nexo entre la antigua fase de posesoria y la actual y se considera como
inexistente a nivel jurídico en la fase intermedia. Aunque ha existido solución de continuidad, se entienden
las cosas como si tal solución de continuidad no hubiera existido. Y ello para todos los efectos que puedan
redundar en beneficio del poseedor: en relación con la usucapión, con la adquisición de frutos, etc.

6. Efectos de la posesión
6.1. Presunciones posesorias
1) Presunción de buena fe

El artículo 434 presume la buena fe en todo poseedor. esta posesión incumbe la carga de la prueba al
que afirma la mala fe.
La trascendencia de esta precisión va más allá de un interés práctico, cómo sería el debitar al poseedor
la prueba de la buena fe. E incluso de la aplicación de un criterio ético, considerándose el obrar
honestamente como norma general. La trascendencia es más profunda porque afecta a la misma doctrina
de la posesión.

Toda la doctrina parte, en materia de posesoria, de una separación entre el poder De hecho que se
ejerce sobre una cosa y el título o derecho del que emana aquel poder. La posesión adquiere relevancia en
la primera fase, prescindiendo del segundo aspecto. Pero si tenemos en cuenta que la posesión de buena fe
es siempre posesión que se ejerce sobre una cosa en virtud de un título que tenemos, y de dónde deriva
aquella posibilidad de ejercicio, es lógico proclamar que con la presunción de buena fe el legislador
presume también implícitamente que todo poseedor tiene un título para poseer.

La prueba de mala fe radicará:


1) En que el poseedor conocía el vicio que inválida el título o modo por el que adquiere el derecho
que le da la posesión de la cosa.
2) En caso de que cuando se adquiera la posesión en virtud de aquel título hubiese buena fe, la mala fe
sobrevenida requiere que se pruebe que existan actos que indican que el poseedor no ignora que
posee indebidamente.

El artículo 443 debe de interpretarse en la actualidad en un sentido más amplio con apoyo en la ley
hipotecaria, de modo que si nos remitimos al artículo 36 de la misma, si el poseedor tuvo medios y motivos
suficientes para conocer qué poseía de mala fe, no podrá alegar que la tuvo de buena fe.

La condición de dueño/titular debe ser probada continuamente en el tráfico, es decir, se legitima a las
personas para que actúen como propietarios, para el tráfico jurídico somos los propietarios de las cosas.
El ordenamiento establece presunciones:
- Legitima a los favorecidos por tales presunciones para actuar como titulares de tales derechos.
- Permite ser tenidos por tales en el tráfico jurídico e incluso en el proceso, en el que se invierte la
carga de la prueba.

En concreto, se atiende:
- A la posesión en concepto de dueño.
- A la inscripción de tales derechos en el Registro de la Propiedad.
Cuando alguien posee una cosa en concepto de dueño, presentándose como propietario o como titular de
un derecho real usucapible y actuando de tal modo que razonablemente es tenido por los demás como tal,
se presume iuris tantum que es titular del derecho en cuyo concepto posee. Art. 448 CC, en definitiva, que
el sujeto tiene el ius possessionis (posee la cosa como tal) y el ius possidendi (titular del derecho real)

2) Presunción de continuidad del concepto posesorio. La inversión de la posesión

El artículo 436 del Código Civil dice que se presume que la posesión se sigue disfrutando en el mismo
concepto que se adquirió, salvo prueba en contrario. Por tanto, quien en virtud de un contrato de
arrendamiento o de la Constitución de un derecho real de usufructo, etc., adquiere la posesión de una cosa,
se presume que en el momento actual sigue siendo poseedor de la misma en concepto de arrendatario o
usufructuario.

Pero ese poseedor puede perfectamente invertir su posesión, es decir, puede cambiar el título por el
que posee. No hay que olvidar que la presunción de continuidad del concepto posesorio se funda en la
presunción de continuidad del título por el que se posee.

El poseedor cambiará su título originario cuando con posterioridad a la adquisición de una posesión
conforme al mismo posee en concepto distinto al que adquirió.
La inversión de la posición requiere un animus que no debe quedar reducido al interior del poseedor,
sino que tiene que aflorar al exterior mediante un comportamiento revelador de que está poseyendo en un
concepto distinto.

Nuestro Código Civil no dedica a esa nueva posesión ningún precepto, y ello ha hecho que la doctrina y la
jurisprudencia hayan elaborado algunas ideas básicas. Los códigos francés e italiano conocen dos medios de
inversión posesoria que desarrolla la doctrina:

1) El de la inversión por causa proveniente de tercero. esta supone que el arrendatario o el


usufructuario, por ejemplo, adquieren el dominio de la cosa que poseen de un tercero, hola con
quien se celebra en una compra venta o una donación, por estimar de buena fe que ese tercero es
propietario verdadero de la cosa, y no el que la arrendó o constituyó el usufructo. Si hay mala fe,
estamos ante la segunda causa.
2) El de la contradicción al derecho del propietario. En esta situación el arrendatario o usufructuario
le niegan esa cualidad en un momento determinado y empiezan a poseer como propietarios la cosa
que tenían como arrendatario o usufructuario.

Tanto en la primera causa como en esta la inversión requiere una adecuada conducta, un comportarse de
acuerdo con el nuevo título por el que se posee.
Los actos del poseedor deben ser como norma general inequívocos y públicos. Además, la inversión ha de
ser probada por quien la alega. Hay que tener en cuenta también que el dueño no pierde la posesión de la
cosa hasta que transcurra el año, durante ese año puede ejercitar las acciones correspondientes en defensa
de su posesión.

3) Presunción de legitimidad posesoria


El poseedor en concepto de dueño goza de una presunción de legitimidad de su posesión, pues según
el artículo 448 del Código Civil el poseedor en concepto de dueño tiene a su favor la presunción legal de
que
posee con justo título y no se le puede obligar a exhibirlo.

El Código Civil se refiere a que el poseedor animus domini hh adquirido el dominio de la misma
mediante un título que al ordenamiento jurídico juzga hábil para este fin y le dispensa de la exhibición del
documento en que plasma tal título. La doctrina al interpretar el artículo 448, ve su fundamento en que es
natural que el que ejerce el contenido de un derecho, tenga el derecho mismo que aparentemente ejercita,
correspondiendo la prueba al que afirma lo contrario. este artículo viene a aseverar que la posesión es la
apariencia o la imagen de un derecho.

4) Presunción de continuidad en la posesión

El artículo 459 dispone que el poseedor actual que demuestre su posesión en época anterior se
presume que ha poseído también durante el tiempo intermedio mientras no se pruebe lo contrario. según
el
artículo 466 el que recupera, conforme a derecho, la posesión indebidamente perdida, se entiende para
todos los efectos que puedan redundar en su beneficio que la ha disfrutado sin interrupción.
La base para la aplicación de ambas presunciones es una posesión actual.

5) Presunción de posesión de muebles dentro del inmueble que posee

A tenor del artículo 449, la posesión de una cosa raíz supone la de los muebles y objetos que se hallen
dentro de ella, mientras no conste o se acredite que deben ser excluidos.

Este precepto legal es muy oscuro pese a su aparente simplicidad. Esto se debe a que no dice qué clase de
posesión se ha de tener en la cosa inmueble y tampoco señala qué clase de posesión se tiene sobre los
bienes muebles.

6.2.Tutela judicial sumaria

El artículo 250 LEC alude a dos acciones sumarias que defienden la posesión natural:

- El interdicto de retener, del que puede servirse a cualquier poseedor que haya sido perturbado en
su posesión por actos que manifiesten la intención de despojarle o de ejercer sobre la cosa alguna
influencia física que modifique la manera en que la está poseyendo.
- El interdicto de recobrar que procede cuando ese despojo o influencia física sobre la cosa se han
producido efectivamente.

Son dos acciones diferentes en las que es distinto el petitum y la causa de pedir. Como los interdictos se
excluyen mutuamente entre sí no cabe su acumulación simultánea en una misma demanda, aunque sí su
acumulación alternativa.
La sentencia que acoja el interdicto de retener condena a no hacer porque se limita a requerir al
perturbador para que se abstengan en el futuro de realizar los actos en que se funde la acción hubo otros
que manifiesten el mismo propósito, con los correspondientes apercibimientos.

La sentencia que acoja el interdicto de recobrar condena, además, a hacer, incluyendo las determinaciones
precisas para reponer el acto en la posesión de que hubiera sido despojado. En este último, cabe una
acumulación objetiva y simultánea de la acción reclamando los frutos que se deben al poseedor despojado
en la indemnización por deterioro pertinente, pero ello solo si procede para sustanciarla el juicio verbal, lo
que depende de la cuantía.

El análisis de los interdictos de retener y recobrar puede hacerse de forma conjunta comprendiendo las
siguientes cuestiones:

1) Cualquier poseedor de la cosa está legitimado para el ejercicio de estos interdictos: también el que
no tiene título alguno en el que amparar su tenencia y hasta se jacta de ello, y lo mismo el poseedor
inmediato que el mediato, e igualmente el que posee en nombre ajeno, aunque con su ejercicio
retenga o recobre la posesión para aquel en cuyo nombre posee. En consecuencia, supuesta la
perturbación o el despojo, puede servirse de ellos incluso el que usurpo la posesión a un tercero,
aunque este aún pueda recuperarla mediante el interdicto de recobrar.
2) En cuanto a la legitimación pasiva, pueden ejercitarse los interdictos de retener y recobrar frente a
cualquiera que haya cometido los actos de perturbación o el despojo, incluido el que tenga el ius
possidendi: por tanto, igual contra el que posee en concepto de dueño que contra el que es
realmente propietario y también frente a los que tienen sobre la cosa una posesión compatible en
cuyo ejercicio se exceden. La única limitación legal en este aspecto de la legitimación pasiva se da
en el caso de que la perturbación proceda de una administración pública, en cuyo caso los
interdictos no son admisibles ni siquiera sea que ella hubiera actuado por vía de hecho, pues aún
entonces la competencia para conocer del asunto corresponde a la jurisdicción contencioso-
administrativa, ante la que cada ejercitar una acción de parecida finalidad.
3) La amplitud con la que se concibe la legitimación activa y pasiva está directamente relacionada con
el carácter sumario, pues están limitadas las posibilidades de alegación y prueba lo que determina
que la sentencia que se dicte no tenga efectos de cosa juzgada material.
4) Los interdictos de retener y recobrar la posesión prescriben por el transcurso de un año a contar
desde el acto de la perturbación o el despojo. La LEC concibe tal circunstancia como un requisito
de procedibilidad, al determinar que no se admitirán las demandas y se interponen transcurrido
dicho plazo, y si el juez no las hubiese admitido, ello se podrá alegar con carácter previo en la vista
como obstáculo para la válida prosecución y término del proceso mediante sentencia sobre el
fondo.
5) Los interdictos tienen como inevitable resultado que prevalezca en la posición uno de los
contendientes, puesto que protegen el derecho a seguir teniendo que es inherente a la posesión
como hecho, y esta no puede reconocerse en dos personalidades distintas fuera de los casos de
indivisión.
- Si surgiere con tienda sobre el hecho de la posesión, será preferido el poseedor actual.
- Si resultaren dos poseedores, el más antiguo.
- Si las fechas de las posesiones fueren las mismas, el que presente título.
- Si todas estas condiciones fuesen iguales, se constituirá en depósito o guarda judicial la cosa,
mientras se decide sobre su posesión o propiedad por los trámites correspondientes.

6.3.Acciones reales de integración o reintegración posesoria


1) Acción reivindicatoria (y declarativa de dominio)

La acción reivindicatoria es la acción real que compete al propietario no poseedor frente a cualquier
poseedor no propietario para que se declare su derecho y se condene al demandado a que le entregue o
restituya la cosa.

La acción reivindicatoria protege el derecho a poseer del dueño.


A ella se refiere de forma expresa el párrafo segundo del artículo 348 del Código Civil que establece
que el propietario tiene acción contra el tenedor y poseedor de la cosa para reivindicarla.
Como acción real qué es compete a la persona que ya es dueña de la cosa. No reivindica el que simplemente
exige que se le entregue la cosa: para reivindicar se necesita ser dueño, y será dueño sí, en el mismo caso,
ha tenido lugar la tradición, incluso sin entrega material de la cosa.

La acción es necesariamente de condena a la entrega de la posesión en concepto de dueño, pero no


por fuerza de la tenencia o posesión inmediata: también reivindica quien pretende que se declare su
condición de propietario de una cosa de la que otro tiene la posesión inmediata, y que se le restituya la
mediata en concepto de dueño, frente a quien se comporta como si esta clase de posesión le
correspondiese a él; y ello aunque no pida la restitución frente al poseedor inmediato.
Por ejemplo: Andrés concertó un arrendamiento urbano por 5 años con Pablo y al año siguiente, poco antes
de morir, vendió la finca a Fernando en escritura pública. Antonio, heredero de Andrés, se tiene por dueño,
y también le tiene por tal Pablo, aunque, conforme a las prescripciones de la legislación arrendaticia, deba
respetar la posición inmediata como arrendatario de Pablo: lo que le exige Antonio es la entrega de la
posesión mediata en concepto de dueño, y lo mismo si Pablo fuese usufructuario.

Esta es la esencial diferencia de la acción reivindicatoria con la meramente declarativa del dominio, pues la
acción declarativa del dominio no es de condena. La acción declarativa del dominio es la procedente
cuando el actor no pretende que se condene al demandado a la entrega o restitución de la posesión en
concepto de dueño (porque él ya la tiene mediata o inmediatamente), sino solo que se declare, frente al
demandado su titularidad dominical.

Según la jurisprudencia, son requisitos para que la acción reivindicatoria prospere los siguientes:

I. Que el actor tenga título de dominio, es decir, qué pruebe la propiedad de la cosa en virtud de
causa idónea para dar nacimiento a la relación en que el derecho real consiste, exista o no acto
instrumental escrito.
a. Si el demandado esgrime también que es propietario, se produce una confrontación de
títulos imponiendo al que ejercita la acción qué pruebe cumplidamente su relación
dominical sobre la finca que reclama. Si no se produce esta última prueba el demandado
será absuelto, aunque no haya ha llegado ni acreditado que le asiste ningún título de
dominio.

II. Identificación del bien reivindicado, en el sentido de que la cosa que se reivindica es justamente
la que posee el demandado.
a. En el caso de bienes muebles, la posibilidad de pedir el depósito de cosa mueble es lo que
facilita el cumplimiento de este requisito, cuando la demanda pretenda la condena a
entregarla y se encuentre en posesión del demandado (art. 727 3 LEC).

b. En el caso de bienes inmuebles, la jurisprudencia exige que la finca se determine sobre el


terreno por sus 4 puntos cardinales, debiendo éstos concretarse con toda precisión,
siendo este requisito identificativo esencial para que pueda prosperar cualquiera de las
acciones que se deriven del artículo 348 del Código Civil.

III. Posesión del bien por el demandado: en otro caso no cabría condenar a la restitución, y la acción
es de condena.
a. no prosperará la acción si el poseedor de la cosa reivindicada tiene un título legítimo que, sin
necesidad de manifestarse a título de dueño, y por tanto con subordinación al de propiedad, no sea
excluyente del uso de la cosa.

2) Acción negatoria
Esta acción compete al dueño para defender la integridad de su derecho frente a cualquier poseedor
que se presente como titulares de derechos reales limitados de goce (usufructo, servidumbre), y se dirige a
que se declare la inexistencia del gravamen y cese toda influencia física del demandado sobre el bien.

La acción negatoria es una acción de reintegración posesoria porque el dueño aquí también defiende
su derecho a poseer. Para que esta acción sea exitosa se requiere que el actor pruebe su derecho de
propiedad y la perturbación que el demandado le haya causado en el goce de la misma.

Para que el demandado sea absuelto debe probar que es titular del derecho real limitado que ejercita según
el Tribunal Supremo, la propiedad se presume libre y quien afirma la existencia de alguna carga o gravamen
sobre ella es el que debe probarla. Pero solo si se reconviene ejercitando la pertinente acción confesora
podrá la sentencia que dicte declarar que es titular del derecho que alega.

3) Acción confesoria
Es la acción de la que dispone el titular de un derecho real limitado de goce que no posee la cosa,
frente a cualquier poseedor de la, para que se declare su derecho y obtener la restitución de la posición que
corresponde al contenido del mismo.
Tiene un contenido vindicativo y defiende el derecho hola poseer del titular del derecho real concernido.
Al actor le corresponde probar la titularidad del derecho que invoca por aplicación de las reglas generales
(art. 217.2 LEC) y porque el dominio se presume libre.

4) Desahucio por precario


El artículo 250.1. 2o LEC establece que se decidirán en juicio verbal, cualquiera que sea su cuantía, las
demandas que pretendan la recuperación de la plena posesión de una finca rústica o urbana, cedida en
precario, por el dueño, usufructuario o cualquier otra persona con derecho a poseer dicha finca.

El desahucio por precario que contempla este precepto no es una acción autónoma con ámbito y
características específicas: la norma se limita a establecer un cauce procesal concreto para el ejercicio de
ciertas acciones reales de reintegración posesoria (reivindicatoria y confesoria) cuando el demandado sea
un precarista convencional, es decir, alguien a quien el dueño ha cedido de forma gratuita y con carácter
revocable a su voluntad el uso de un bien inmueble.

5) Tercería de dominio
En el procedimiento de ejecución ordinaria y en el proceso de ejecución hipotecaria, la tercería de
dominio es una acción sumaria en la cual lo pretendido por el actor es que no se lleve a cabo la realización
de valor y la consiguiente adjudicación del bien jurídico a la ejecución.

Esto se logra:
- En el procedimiento de ejecución ordinaria mediante el alzamiento del embargo (art. 604 LEC).

- Para este caso, el artículo 603 de la Ley de Enjuiciamiento civil establece que la tercería de
dominio se resolverá por medio de auto, qué se pronunciará sobre la pertenencia del bien
y la procedencia del embargo a los únicos efectos de la ejecución en curso, sin que
produzca efectos de cosa juzgada en relación con la titularidad del bien.

- En el procedimiento de ejecución hipotecaria, fundada estrictamente en el principio de seguridad de


tráfico, comporta el sobreseimiento de la ejecución en curso.
Lo establecido en el apartado anterior por la Ley de Enjuiciamiento civil es aplicable también para
este supuesto.

6) Acción publiciana

En el derecho romano la acción publiciana debió su nacimiento a las características del derecho pretorio de
aquella época:
- El sistema del antiguo derecho civil solo conocía unos modos de adquirir el dominio que eran al
mismo tiempo rituales y solemnes, la mancipatio y la in iure cesio.
- Si un propietario vendía una cosa y realizaba la tradición en favor del adquiriente, este último no
adquiría el dominio más que una vez que hubiesen transcurrido los plazos de la usucapión, ya que
no se habían utilizado para la transmisión los modos rituales y solemnes.
- El Tradente seguía siendo propietario según el derecho civil y podía ejercitar una acción
reivindicatoria.
- Como esta posibilidad era injusta, el pretor le eliminó, concediendo al adquiriente una excepción,
frente a la reivindicación del Tradente, fundada en la buena fe.
- Sin embargo, cuando la cosa era debidamente poseída o detentada por un tercero el dueño de los
bienes no podía ejercitar contra él (el adquiriente) una acción recuperatoria hoy dominical, en
especial la acción reivindicatoria, porque no era un auténtico propietario.
- El pretor también acudió a poner remedio a esta situación otorga al dueño de los bienes una
vindicatio utilis ( acción real que en el derecho romano se concedía al propietario quiritario para
recuperar su cosa, mueble o in mueble de quien la poseyera), que le convirtió prácticamente en
propietario.
- A esta acción, en las fuentes romanas se le llama acción publiciana.

Con estas características no ha llegado al derecho moderno así la acción publiciana, pues falta por
completo
en el derecho moderno la distinción entre un dominio riguroso conforme al derecho civil y unas situaciones
protegidas por el derecho pretorio.

Cuando se plantea la polémica sobre la subsistencia de la acción en el derecho moderno, lo que se discute
es si un poseedor ad usucapionem, es decir, una persona que ostenta una posesión en concepto de dueño,
hábil para conseguir la usucapión, puede ejercitar una acción real recuperatoria frente a un poseedor de
inferior posesión e inferior título.

La persona que ostenta la posesión en concepto de dueño dispondrá del interdicto de recobrar, pero el
interdicto concede una acción muy limitada. Se tiene que ejercitar dentro del plazo de 1 año y la
controversia ha de ceñirse a la cuestión del despojo, sin examinar los títulos o el derecho a poseer.

Por esta razón la acción publiciana contemporánea o moderna se califica como una acción real
recuperatoria, la cual versa sobre el mejor derecho a poseer, cuando la controversia posesoria se suscita
entre dos poseedores.

La acción publiciana cuenta con el apoyo del artículo del artículo 445 del Código Civil que establece lo
siguiente:
La posesión, como hecho, no puede reconocerse en dos personalidades distintas, fuera de los casos de
indivisión. Si surgiere contienda sobre el hecho de la posesión, será preferido el poseedor actual; si resultaren
dos poseedores, el más antiguo; si las fechas de las posesiones fueren las mismas, el que presente título; y, si
todas estas condiciones fuesen iguales, se constituirá en depósito o guarda judicial la cosa, mientras se decide
sobre su posesión o propiedad por los trámites correspondientes.

Conclusión: La acción publiciana es una acción que compete al actor titular de una cosa, contra el que la
posee sin título, o con título, pero de menor derecho, para que se la restituya. Esta acción ha quedado
subsumida por la propia acción reivindicatoria

6.4.Usucapión

La usucapión o prescripción adquisitiva es el modo de adquirir la propiedad por posesión de la cosa


durante un tiempo determinado. El Código Civil permite que se adquieran por usucapión el dominio y otros
derechos reales. Para ello basta con que el poseedor lo haya sido por mucho tiempo, de modo que la
usucapión funciona como una especie de consolidación del derecho

7. Extinción de la posesión
7.1. Extinción de la posesión.

Cuando termina una situación posesoria y comienza otra, se plantea el problema de determinar cuál de los
dos poseedores (entrante o el saliente) debe quedarse con los frutos que la cosa produzca, e igualmente el
de a cuál de ellos imputar los gastos y mejoras que se hubieran realizado en la misma, así como los
deterioros que hubiera sufrido. De todo ello se ocupan los arts. 451 y ss del Cc. Estas normas no son
aplicables directamente cuando los indicados problemas tienen una reglamentación específica.

La mayoría de la doctrina y la jurisprudencia admiten que para ser de buena fe basta con que el poseedor
crea razonablemente que el título que le faculta para poseer existe, de modo que es suficiente un título
putativo (no existe título, pero el poseedor, por ignorancia o error de hecho excusable está convencido sin
duda alguna de que existe; existe título pero no se aplica a la cosa poseída). La buena fe se presume siempre
(art 434 Cc) y se mantiene en los términos del art. 435 Cc. (que admite que puede cambiar de buena a mala
fe). Solo se podrá considerar de mala fe cuando la sentencia en su contra lo declare, o cuando establezca
que ha litigado temerariamente.

Se vence judicialmente la posesión → De forma voluntaria o, aunque no se protege la


desposesión por la fuerza o violencia, cuando ocurra también puede ser un supuesto de
extinción de la posesión (transcurre 1 año). Existen otras acciones que protegen los
derechos reales, en los supuestos en los que la persona no es poseedor sino propietario
(acciones sumarias). En estos casos de traslado posesorio se produce la liquidación del
estado posesorio
El artículo 460 enumera las causas por las que la posesión se pierde que son:

1) Abandono de la cosa.
2) Cesión hecha a otro por título oneroso o gratuito.
3) Destrucción o pérdida total de la cosa o que esta quede fuera del comercio.
4) Por la posesión de otro.

7.2.Liquidación del estado posesorio.


1) Frutos
I. Poseedor de buena fe.
Según el artículo 451, el poseedor de buena fe hace suyos los frutos percibidos mientras no sea
interrumpida legalmente la posesión. Puede haber poseído en concepto distinto del de dueño, la norma
debe ser necesariamente matizada en el sentido de que el poseedor de buena fe hace suyos efectivamente
los frutos, pero en la medida en que sea facultado por su título.

i. Frutos percibidos (naturales e industriales).

Los frutos naturales e industriales se entienden percibidos desde que se alzan o separan.
Los frutos civiles, según el artículo 451, se consideran producidos por días, y pertenecen al poseedor de
buena fe en esa proporción. Entendemos por fruto civil la renta o contraprestación que se recibe como
consecuencia de haber establecido sobre la cosa una relación jurídica.
Por lo tanto, al poseedor vencido le pertenecía un derecho de crédito que se dirige a exigir el cumplimiento
de la contraprestación pactada cuando llegase el vencimiento. una vez satisfecha, ingresa definitivamente
en su patrimonio, sin obligación de restitución hasta la interrupción de la posesión.

Corresponde al poseedor vencedor el derecho a exigir las contraprestaciones referentes a vencimientos y a


sucedidos con anterioridad a esa interrupción, aunque lo ejercite con posterioridad a la misma.
La normativa de los frutos civiles es clara cuando la relación jurídica de donde derivan ha quedado
extinguida al producirse la interrupción de la posesión.
El régimen de percepción de los frutos por el poseedor de buena fe dura, según el artículo 451, hasta que no
sea interrumpida legalmente la posesión. Pero a partir de entonces no siempre ha de ser tratado como
un poseedor de mala fe.
Por otra parte, es doctrina jurisprudencial reiterada que la interrupción legal equivale a la interrupción civil
de la posesión a efectos de la usucapión. Esta interrupción legal se produce:

1) por citación judicial al poseedor, aunque fuere por mandato de juez incompetente.
2) por acto de conciliación, siempre que dentro de los dos meses siguientes a su celebración se
presente ante el juez demanda sobre posesión o dominio de la cosa cuestionada.

Realmente, lo que produce la interrupción de la posición de buena fe no es la citación judicial sino la


sentencia condenatoria del poseedor. Lo prueba el que la interrupción deja de surtir efecto si no hay
sentencia condenatoria. Es esa sentencia condenatoria en la que tiene efectos retroactivos hasta el
momento de la citación judicial.

ii. Frutos pendientes (naturales e industriales)


En el bloque anterior hemos hablado de los frutos percibidos, pero puede ocurrir que existan frutos
naturales o industriales pendientes. El artículo 452 regula esta situación con referencia al tiempo en que
cesare, concediendo al poseedor el derecho a que se le resarzan los gastos que hubiese hecho para su
producción, y además a la parte del producto líquido de la cosecha proporcional al tiempo de su posesión,
prorrateándose las cargas del mismo modo entre los dos poseedores.

Pero al propietario de la cosa se le faculta para conceder al poseedor de buena fe la Facultad de concluir
el cultivo y la recolección de los frutos pendientes, como indemnización de la parte de gastos de cultivo y
del producto líquido que le pertenece. El poseedor de buena fe que por cualquier motivo no quiera aceptar
esa concesión perderá el derecho a ser indemnizado de otro modo.

Las reglas de liquidación de los frutos pendientes hola presuponen hola frutos agrícolas. hoy los
industriales deben regirse por la regla de los frutos civiles.
Estas reglas expuestas deben de aplicarse cuando el poseedor actual entrega de forma voluntaria la cosa al
que se la reclama extrajudicialmente.

II. Poseedor de mala fe.


Para el poseedor de mala fe el tratamiento es distinto por razón de su conducta. tiene la obligación de
abonar los frutos percibidos y los que el poseedor legítimo hubiere podido percibir. HP basta con la
restitución de los frutos que un gestor prudente hubiese obtenido.

El abono de los frutos, canto del poseedor de buena fe como de mala fe es pago de una deuda de dinero
equivalente al valor de aquellos, pero cabe exigir la entrega de los que se encuentren todavía in natura.
En cualquier hipótesis, el poseedor no puede paralizar la acción correspondiente alegando que los ha
adquirido por usucapión, ya que el poseedor victorioso no ostenta un derecho de propiedad sobre los
frutos porque simplemente es titular de un derecho a reclamarlos in natura hola o por equivalente.

El poseedor de buena fe cuya posesión se interrumpe legalmente por demanda no tiene tratamiento de
poseedor de mala fe; debe restituir los frutos percibidos durante la sustanciación del pleito, no lo que el
actor victorioso pudiera haber percibido. Además, la mala fe no puede deducirse por el hecho de haberse
dictado una sentencia que pone fin a un estado posesorio.

2) Gastos.
I. Gastos necesarios.
Según el artículo 453, tales gastos se abonan a todo poseedor.

II. Gastos útiles.


Esos gastos, a los que se denominan también mejoras, se abonan exclusivamente al poseedor de buena fe.
Pero el que le ha vencido en su posesión puede optar entre satisfacer el importe de los gastos o abonar el
aumento de valor que por ello haya adquirido la cosa.
La determinación del aumento sería justo realizarla mediante la diferencia entre el valor que tendría la cosa
sin la mejora y el que tiene por la misma, apreciados ambos en el momento de la restitución.
Si el poseedor victorioso opta por satisfacer el importe de los gastos, las sumas de dinero a que alcancen
debe ser objeto de la correspondiente revalorización, porque es una deuda indemnizatoria a la que es
aplicable ese principio, y porque si las normas han de ser aplicadas según la realidad social imperante, el
ajuste monetario se impone en épocas de inflación.

Por mandato del artículo 458, las mejoras deben existir al adquirir la cosa el que obtenga la posesión.
Las mejoras provenientes de la naturaleza o del tiempo ceden siempre en beneficio del que haya vencido
en la posesión.

III. Gastos de puro lujo o recreo.


Tales gastos no se abonan a ningún poseedor, pero se concede al poseedor el derecho a retirar los adornos
u objetos en que esos gastos se hallan invertidos, siempre que me acosa no sufre deterioro y el poseedor
legítimo no ejercite una Facultad de adquisición de los mismo, Con falta de coherencia, se dispone en el
artículo 454 que se abonara al poseedor de buena fe el importe de lo gastado, y en el artículo 455, para el
poseedor de mala fe, el valor que tengan en el momento de entrar en la posesión.

IV. Derecho de retención del poseedor de buena fe.


El artículo 453 faculta al poseedor de buena fe para retener la cosa hasta que se hayan abonado los gastos
necesarios y útiles.

3) Responsabilidad por deterioros o pérdidas


Dice el artículo 457 que el poseedor de buena fe no responde del deterioro o pérdida de la cosa, fuera de
los casos en que se justifique por haber procedido con dolo.

I. Poseedor de buena fe.


Es extraña la figura de un poseedor de buena fe que obra con dolo. Hay que descartar que el código se
refiera al poseedor que sabiendo que la cosa ha de restituirla a otro de mejor derecho, intencionalmente la
dañó destruye pues es evidente que poseerá de mala fe.

El legislador ha querido sancionar una conducta dolosa simplemente por lo que basta con que el poseedor
que se cree dueño se haya servido de la cosa con esa finalidad para que sea de su cuenta el daño que se
produce a ellas y posteriormente hará de restituirla, pero sin que él supiese esto al obrar re probablemente.
En este supuesto no obra dolosamente contra el poseedor legítimo, sino que la ley pone a su cargo las
consecuencias de un obrar reprobable por ese mero hecho.

Si bien el poseedor de buena fe no responde de la pérdida o deterioro a no ser que se justifique que ha
procedido con dolo es claro que deberá restituir aquello en que sea enriquecido por esa pérdida o
deterioro, pues es el sustitutivo en su patrimonio de lo que se perdió o dañó.

II. Poseedor de mala fe.


Distinto es el trato del poseedor de mala fe. El artículo 457 le responsabiliza del deterioro o pérdida en
todo caso, incluso en los de fuerza mayor cuando maliciosamente haya retrasado la entrega de la cosa a su
poseedor legítimo. Basta la realidad de la pérdida deterioro, salvo fuerza mayor en las circunstancias ante
dicha.
Supuesta la responsabilidad por pérdida o deterioro del poseedor de buena fe y del poseedor de mala
fe, hay que determinar en qué se concreta la responsabilidad. Algunos autores defienden que debe
concretarse en el valor de lo perdido o deteriorado y de la ganancia que haya dejado de obtener el poseedor
legítimo. Básicamente, se indemnizan daños y perjuicios con arreglo a los principios generales de los
artículos 1101 y 1106.

Si el deterioro o pérdida se hubiese producido por caso fortuito, aunque las cosas se hubiesen
encontrado en manos del poseedor legítimo no habrá lugar a la responsabilidad del artículo 457 (Díez
Picazo y Gullón)

ART 452 → Si al tiempo en que cesare la buena fe se hallaren pendientes algunos frutos
naturales o industriales, tendrá el poseedor derecho a los gastos que hubiere hecho para
su producción, y además a la parte del producto líquido de la cosecha proporcional al
tiempo de su posesión. Las cargas se prorratearán del mismo modo entre los dos
poseedores. El propietario de la cosa puede, si quiere, conceder al poseedor de buena fe
la facultad de concluir el cultivo y la recolección de los frutos pendientes, como
indemnización de la parte de gastos de cultivo y del producto líquido que le pertenece;
el poseedor de buena fe que por cualquier motivo no quiera aceptar esta concesión,
perderá el derecho a ser indemnizado de otro modo.

Régimen de los gastos: art 453 → Los gastos necesarios se abonan a todo poseedor; pero
sólo el de buena fe podrá retener la cosa hasta que se le satisfagan. Los gastos útiles
se abonan al poseedor de buena fe con el mismo derecho de retención, pudiendo optar el
que le hubiese vencido en su posesión por satisfacer el importe de los gastos o por
abonar el aumento de valor que por ellos haya adquirido la cosa.

ART 454 → Los gastos de puro lujo o mero recreo no son abonables al poseedor de buena fe;
pero podrá llevarse los adornos con que hubiese embellecido la cosa principal si no
sufriere deterioro, y si el sucesor en la posesión no prefiere abonar el importe de lo
gastado.

ART 455 → El poseedor de mala fe abonará los frutos percibidos y los que el poseedor
legítimo hubiera podido percibir, y sólo tendrá derecho a ser reintegrado de los gastos
necesarios hechos para la conservación de la cosa. Los gastos hechos en mejoras de lujo y
recreo no se abonarán al poseedor de mala fe; pero podrá éste llevarse los objetos en que
esos gastos se hayan invertido, siempre que la cosa no sufra deterioro y el poseedor
legítimo no prefiera quedarse con ellos abonando el valor que tengan en el momento de
entrar en la posesión

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