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LOS SUJETOS DE DERECHO1

Sumario
I.- NOCIONES GENERALES
1.- La personalidad
2.- Clasificación de las personas
II.- LAS PERSONAS NATURALES
1.- Definición legal
2.- Principio de la existencia de las personas naturales
2.1. Existencia natural
2.2. Existencia legal
3.- Fin de la existencia de las personas naturales
3.1. Acreditación de la muerte
3.2. Los comurientes
3.3. Efectos jurídicos de la muerte
4.- La muerte presunta
4.1. Concepto
4.2. Objeto
4.3. Condiciones para que tenga lugar la muerte presunta
4.4. Periodos de la muerte presunta
4.5. Quienes pueden pedir la declaración de muerte presunta
4.6. Juez competente
4.7. Formalidades que deben cumplirse para obtener la declaración de muerte presunta
4.8. Fijación del día presuntivo de la muerte
4.9. Períodos que establece la ley tratándose de la muerte presunta
4.9.1. Período de mera ausencia
4.9.2. Período de posesión provisoria
4.9.3. Período de posesión definitiva

I.- NOCIONES GENERALES.

1.- La personalidad.

Los derechos y obligaciones deben tener como fundamento o base una persona. Para
los principios jurídicos clásicos, desde el derecho romano, “toda ley se ha establecido por
causa de las personas”. Persona, por tanto, desde un punto de vista jurídico, es todo ser
capaz de tener derechos y obligaciones.
El vocablo persona proviene del teatro griego antiguo, donde los actores cubrían sus
rostros con una máscara, cuyos rasgos correspondían al papel que desempeñaban.
Los romanos distinguían entre hombre y persona. La última denominación
correspondía al hombre libre, mientras que los esclavos eran hombres pero no personas.
Desde el punto de vista jurídico, persona y hombre continúan siendo conceptos
sustancialmente diferentes. La palabra hombre da cuenta de una realidad biológica. El

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Fecha de última modificación: 29 de febrero de 2016.

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concepto de persona da cuenta de una abstracción jurídica que expresa solamente el centro
de convergencia de un conjunto de derechos y obligaciones (Lyon Puelma, Teoría de la
Personalidad).
En este contexto, cabe recordar que entre nosotros, la personalidad podía perderse
por la muerte civil (Decía el antiguo art. 95º del CC., que “Termina también la
personalidad, relativamente a los derechos de propiedad, por la muerte civil, que es la
profesión solemne, efectuada conforme a las leyes, en instituto monástico, reconocido por
la Iglesia Católica”).
En nuestros días, todo individuo de la especie humana, por el solo hecho de serlo, es
persona, no siendo necesario que esté dotado de plena voluntad y conciencia. Por tanto, los
niños y dementes, no obstante carecer de voluntad consciente, poseen personalidad, es
decir, aptitud para tener derechos y obligaciones. Pero esto es así no por la naturaleza del
hombre, sino porque el derecho así lo dispone. Además, no es el hombre el único que puede
estar dotado de personalidad, como se demuestra con la noción de las personas jurídicas.

2.- Clasificación de las personas.

Los hombres no son los únicos sujetos de derecho. La ley eleva también a la
categoría de personas a colectividades de individuos o conjuntos de bienes organizados
para alcanzar ciertos fines. Son las personas jurídicas o morales. Se originan cuando un fin
social, destinado a satisfacer necesidades más o menos permanentes, no puede alcanzarse
por un individuo. Se hace necesario entonces el concurso de diversas personas, que forman
entes de cierta complejidad, ya sea reuniéndose solamente individuos o destinando un
patrimonio para conseguir el fin social perseguido. A estos entes se les reconoce una
individualidad distinta de las personas que los integran.

II.- LAS PERSONAS NATURALES.

1.- Definición legal.

Está contenida en el art. 55º del CC. Con la frase “todo individuo de la especie
humana”, la ley abarca a todo hijo de mujer; con la expresión “estirpe”, se hace referencia a
la raíz y tronco de una familia o linaje (por linaje entendemos la ascendencia o
descendencia de cualquier familia).
La definición del CC. debemos relacionarla con los arts. 1º (“Las personas nacen
libres e iguales en dignidad”) y 19 Nº 2 (“En Chile no hay persona ni grupo privilegiados”)
de la Constitución Política.

2.- Principio de la existencia de las personas naturales.

Debemos distinguir entre existencia natural y existencia legal.

2.1. Existencia natural.


Comienza con la concepción y se extiende hasta el nacimiento, momento que marca
el comienzo de la existencia legal (art. 74º).
La ley toma en cuenta la existencia natural con el propósito de proteger la vida y los
derechos del que está por nacer.

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- Protección de la vida del que está por nacer. Se encuentra protegido a nivel constitucional
y legal. En la Constitución Política de la República, al disponer su artículo 19, número 1,
inciso 2º: “La ley proteger la vida del que está por nacer”. En cumplimiento del mandato de
la Carta Fundamental, establece el Código Civil: art. 75º. El juez está en la obligación de
adoptar, a petición de cualquiera persona o de oficio, todas las medidas que parezcan
necesarias para proteger la existencia del no nacido, cuando se crea que peligra. En ese
entendido, deberá postergarse todo castigo que la ley imponga a la madre, que pudiere
poner en peligro la vida o la salud de la criatura que lleva en su vientre. En el campo penal,
los arts. 342 a 345 del CP tipifican el delito de aborto, en el título de “Crímenes y simples
delitos contra el orden de las familias y contra la moralidad pública”. Nótese que el delito
no está contemplado entre los “Crímenes y simples delitos contra las personas” (arts. 390 y
ss. del CP), por cuanto la personalidad comienza con el nacimiento, es decir con la
existencia legal.
Otra protección, encontramos en el artículo 195 del Código del Trabajo, que
consagra el período de descanso prenatal y post natal.
A su vez, el artículo 2 inc. 3, de la Ley N° 14.908 sobre Abandono de Familia y
Pago de Pensiones Alimenticias, dispone que la madre podrá solicitar alimentos para el hijo
que está por nacer.

- Protección de los derechos del que está por nacer: art. 77º. Para determinar la suerte final
de estos derechos, debemos distinguir:
● Si se verifica el nacimiento: entra el recién nacido en el goce de los derechos, como si
hubiere existido al tiempo en que se defirieron (en que fueron concedidos). En el mismo
sentido, el art. 962º. A su vez, los arts. 485 y siguientes establecen normas relativas a los
derechos eventuales del que está por nacer, cuando se nombra un curador, a falta de padre o
madre.
● La criatura muere en el vientre materno o perece antes de estar completamente separada
de su madre o no sobrevive a la separación un momento siquiera: pasan los derechos a otras
personas, como si la criatura jamás hubiese existido.
Se discute en la doctrina acerca de la naturaleza de los derechos concedidos a la
criatura que está por nacer. Alessandri y Claro Solar estiman que se trata de derechos
sujetos a condición suspensiva. La condición consistirá en que la criatura nazca con vida.
Galecio habla de derechos eventuales, mientras que Somarriva se refiere a un derecho
especial. Finalmente, hay quienes sostienen que se trata de la vinculación de un bien a un
titular futuro, sin que quepa considerar a la criatura como sujeto de derechos subjetivos,
encontrándose éstos, mientras la criatura no nace, sin pertenecer o sin estar vinculados a
nadie (Clemente de Diego y Lyon Puelma).

- La concepción: establece el art. 76º una presunción de derecho para determinar la época
(más bien la fecha) de la concepción, dado que ésta no es un hecho ostensible, que pueda
probarse categóricamente, como sí acontece con la maternidad. El plazo se cuenta hacia
atrás, desde la medianoche en que principia el día del nacimiento (o sea, desde las 0 horas
del día respectivo). Normalmente, el nacimiento se produce entre los 270 y 285 días
posteriores a la concepción, y por ello la ley pone como plazo máximo 300 días. También
presume la ley el tiempo mínimo de gestación en 180 días. Se ha criticado sin embargo la

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presunción citada, porque la experiencia médica demuestra que hay casos de gestación de
más de 300 y de menos de 180 días.
La regla del art. 76º tiene gran importancia. Desde ya, es necesario estar concebido
para que los derechos eventuales del que está por nacer permanezcan en suspenso hasta el
nacimiento (salvo que se trate de una asignación hecha en favor de persona que no existe
pero se espera que exista, conforme al inciso 3º del art. 962, caso en el cual no hay duda de
que se trata de una asignación condicional). El artículo 210 del Código Civil, por su parte,
dispone, en el párrafo de las acciones de reclamación de la filiación, que el concubinato de
la madre con el supuesto padre, durante la época en que ha podido presumirse legalmente la
concepción, servirá de base para una presunción judicial de paternidad. A su vez, el artículo
184 establece presunciones de paternidad, las que son simplemente legales, admiten prueba
en contrario.

2.2. Existencia legal.


Comienza con el nacimiento. Con tal hecho, se inicia la personalidad legal del
sujeto. Para ello, el nacimiento debe reunir tres condiciones:
1º Que el niño se separe de su madre: es decir, que el feto se desprenda del claustro
materno, sea naturalmente, sea artificialmente, por medios quirúrgicos.
2º Que la separación sea completa: sobre el particular, en la doctrina se han sustentado dos
tesis.
● Para algunos, ningún vínculo físico debe haber entre madre e hijo, es decir, debe haber
una efectiva separación material, lo que ocurrirá cuando se corte el cordón umbilical.
● Otros, piensan que la ley ha querido decir que la criatura salga completamente del seno
materno, sin importar si el cordón umbilical está o no cortado, pues dicho cordón no
significa propiamente unión de los dos cuerpos, dado que se trata de un anexo que no
pertenece al cuerpo de la madre ni del hijo. Se agrega que si la existencia quedara
supeditada a una operación exógena como es el corte del cordón umbilical, el nacimiento
no sería un acto natural y se podría decidir a voluntad el principio de la existencia legal de
la criatura.
3º Que la criatura haya sobrevivido a la separación un momento siquiera: como señala un
autor, basta un destello de vida. La criatura que muere en el vientre materno o antes de estar
completamente separada de su madre, o que no sobrevive a la separación un momento
siquiera, se reputa no haber existido jamás (art. 74, inc. 2º).
Determinar si una criatura ha vivido o no puede tener gran importancia, en lo que se
refiere a la sucesión por causa de muerte. La supervivencia del hijo puede probarse por los
medios ordinarios de prueba, como el testimonio de los médicos, matronas, etc. Pero si no
hubo manifestaciones externas evidentes de vida, como el llanto, habrá que recurrir a
procedimientos médico-legales, dirigidos fundamentalmente a comprobar si la criatura
alcanzó a respirar. El más usado es la docimasia pulmonar hidrostática (verificar si los
pulmones flotan).
Nuestro CC. no plantea ninguna exigencia posterior al nacimiento, para conceder la
personalidad. La duración de la vida le es indiferente, en cuanto al reconocimiento de la
personalidad se refiere. Con ello, se recepciona la llamada doctrina de la vitalidad. Otras
legislaciones, en cambio, acogen la doctrina de la viabilidad, que exige a la criatura aptitud
para continuar viviendo por un determinado lapso. En tal sentido, el antiguo art. 30 del
Código Civil español establecía: “Para los efectos civiles, sólo se reputará nacido el feto
que tuviere figura humana y viviere 24 horas enteramente desprendido del seno materno”.

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Hoy, el Código Civil español consagra también la doctrina de la vitalidad, el disponer su
actual artículo 30 (según texto fijado por la Ley número 20/2011 de 21 de julio de 2011):
“La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida, una vez producido el
entero desprendimiento del seno materno”. Se critica la doctrina de la viabilidad, por
cuanto es enteramente arbitrario e injustificado designar cierto plazo. La tendencia moderna
se inclina por la doctrina de la vitalidad.

3.- Fin de la existencia de las personas naturales.

3.1. Acreditación de la muerte.


“La persona termina en la muerte natural” (art. 78). La muerte natural, desde un
punto de vista jurídico, puede ser real, comprobadamente judicialmente o presunta.
Dado que la muerte es un hecho jurídico de la naturaleza de gran trascendencia
jurídica, la ley ha tomado diversas medidas tendientes a acreditar, en todo momento, la
efectividad de la muerte. Tales normas se encuentran en el Código Sanitario, en el
Reglamento del Registro Civil y en el CC. Entre estas medidas, certificación del médico
que asistió al difunto o prueba testimonial en su defecto (art. 141 del Código Sanitario:
“Prohíbese inscribir en el Registro Civil las defunciones e inhumaciones de cadáveres si no
se justifican previamente las causas del fallecimiento mediante un certificado del médico
que lo asistió en la última enfermedad. A falta de éste, corresponderá extender dicho
certificado al Servicio Nacional de Salud en las condiciones que determine el reglamento”;
Artículo 142 del mismo Código: “A falta de certificación médica establecida en el artículo
anterior, la verificación del fallecimiento se establecerá mediante la declaración de dos o
más testigos, rendida ante el Oficial del Registro Civil o ante cualquiera autoridad judicial
del lugar en que haya ocurrido la muerte. Esta declaración deberá ser hecha de preferencia
por las personas que hubieren estado presentes en los momentos antes del deceso, de todo
lo cual se dejará expresa constancia”), inscripción del deceso en el Libro de Defunciones
del Registro Civil (art 143 del Código Sanitario: “Los fallecimientos deberán ser inscritos
en el Registro Civil de acuerdo con la clasificación internacional de las causas de muerte”),
prohibición de sepultar el cadáver sin previa autorización del oficial del Registro Civil de la
comuna en que haya ocurrido la defunción, etc.
Sobre el particular, cabe destacar que por la Ley N° 20.577, publicada en el Diario
Oficial de fecha 8 de febrero de 2012, se incorporaron tres artículos en el Título II del Libro
I, que corresponden al párrafo 4º, “De la comprobación judicial de la muerte”. Por la misma
ley, se modificaron los artículos 44 y 45 de la Ley sobre Registro Civil, relativos a la
inscripción de las defunciones. Estos preceptos parten de la base de que existe certeza
acerca de la muerte de una persona, aunque su cadáver no haya sido habido o identificado.
No corresponden por tanto a la institución de la muerte presunta, regulada en el párrafo 3º
del Título II. Las reglas son las siguientes:
● Toda vez que la desaparición de una persona se hubiere producido en circunstancias tales
que la muerte pueda ser tenida como cierta, aún cuando su cadáver no fuere hallado o no
fuere posible identificarlo, el juez del último domicilio que el difunto haya tenido en Chile,
a solicitud de cualquiera que tenga interés en ello, podrá tener por comprobada su muerte
para efectos civiles y disponer la inscripción de la resolución correspondiente en el Servicio
de Registro Civil e Identificación (artículo 95 del Código Civil y artículo 44, inciso 1º, de la
Ley sobre Registro Civil).

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● La resolución que tenga por comprobada la muerte del desaparecido, se publicará en el
Diario Oficial, en extracto, dentro del plazo de 60 días, contado desde que aquella estuviere
firme y ejecutoriada. El extracto debe contener, al menos, los antecedentes indispensables
para la identificación del fallecido y la fecha de muerte que el juez haya fijado (artículo 96
del Código Civil).
● El Registro Civil procederá a practicar la respectiva inscripción del fallecimiento, con el
mérito de la sentencia, sin que en este caso deba adjuntarse un certificado expedido por un
médico (artículos 44 y 45 de la Ley sobre Registro Civil).
● La resolución podrá dejarse sin efecto, cumpliendo con las mismas formalidades de
publicidad previstas en el artículo 96.

3.2. Los comurientes.


Puede ocurrir que dos o más personas llamadas a sucederse recíprocamente o una a
la otra, mueran en un mismo acontecimiento sin que se sepa cual falleció primero. Se habla
en tal caso de “comurientes”, regulado por el art. 79. Este precepto establece una
presunción simplemente legal: se procederá como si dichas personas hubiesen perecido en
un mismo momento y ninguna de ellas hubiese sobrevivido a las otras. Por ende, no habrá
entre ellas sucesión por causa de muerte (art. 958).
La presunción del art. 79 es simplemente legal: puede destruirse por tanto,
demostrando por cualquier medio de prueba que una de las personas falleció antes o
después que la otra.

3.1. Efectos jurídicos de la muerte.


a) La sucesión de una persona se abre al momento de su muerte (art. 955º). En ese
momento, se conceden las asignaciones hereditarias o testamentarias, salvo que fueren
condicionales (art. 956º). Sólo pueden suceder los que existan en el momento en que se
abre la sucesión, excepto los que ya están concebidos o aquellos que no existen pero se
espera que existan (arts. 77 y 962).
b) Se disuelve el matrimonio (art. 42 de la Ley de Matrimonio Civil) o el contrato de
acuerdo de unión civil (art. 26 de la Ley N° 20.830).
c) Se extinguen los derechos que no pueden transmitirse (alimentos, usufructo, uso o
habitación, etc.).
d) Terminan algunos contratos: por ejemplo, mandato (siempre si muere el mandatario, por
regla general si muere el mandante); comodato (si muere el comodatario); sociedad de
personas, etc.
e) En el ámbito de la formación del consentimiento, la oferta caduca por la muerte del
oferente.
f) Se emancipan los hijos por la muerte del padre o madre que estuviere ejerciendo la patria
potestad, salvo si corresponde al otro de los padres ejercer la patria potestad, y por la
muerte del último, si la ejerce (art. 270 N° 1).
g) Término del albaceazgo (art. 1279).
h) Extinción de ciertas acciones civiles del ámbito del derecho de familia: acción de nulidad
de matrimonio (art. 47 de la Ley de Matrimonio Civil, por regla general, sólo podrá
intentarse si viven ambos cónyuges, salvo ciertos casos excepcionales contemplados en el
artículo 46 de la citada ley); acción de divorcio (art. 56 de la misma ley).

4.- La muerte presunta.

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4.1. Concepto.

Es la declarada por el juez, en conformidad a las reglas legales, respecto de un


individuo que ha desaparecido y de quien se ignora si vive o no.
El juez, partiendo de ciertos antecedentes, presume la muerte de una persona. Por
ello, el Código la trata bajo el título “De la presunción de muerte por desaparecimiento”, en
los arts. 80 al 94.
La presunción es de carácter simplemente legal, y se basa en dos circunstancias
conocidas:
a) La ausencia o desaparecimiento de un individuo por largo tiempo de su domicilio;
b) La carencia de noticias de éste.

4.2.- Objeto.

El objeto de la muerte presunta es resguardar diversos intereses. La ley considera:


a) El interés de la persona que ha desaparecido;
b) El interés de los terceros, principalmente de aquellos que tengan derechos eventuales en
la sucesión del desaparecido; y
c) El interés general de la sociedad de que no haya bienes y derechos abandonados, lo que
atenta contra el principio de la libre circulación de la riqueza.

El principal objeto de la declaración de muerte presunta es definir la suerte de los


bienes que constituían el patrimonio dejado por el desaparecido o de aquellos bienes que
pudieran corresponderle en las sucesiones abiertas durante su ausencia.

4.3. Condiciones para que tenga lugar la muerte presunta.

Del artículo 80 y siguientes, se desprende que para que tenga lugar la muerte
presunta, deben concurrir cuatro requisitos:
a) Que sea declarada por sentencia judicial;
b) Que la declaración se haga de conformidad al procedimiento contemplado en el Código
Civil;
c) Que el individuo haya desaparecido, esto es, que se haya ausentado de su domicilio; y
d) Que no se tenga noticias de su existencia.-

4.4. Períodos de la muerte presunta.

Distinguimos tres períodos:


a) El de la mera ausencia, al fin del cual se pide la declaración de muerte presunta;
b) El de posesión provisoria de los bienes del desaparecido; y
c) El de posesión definitiva de los mismos bienes.-

4.5. Quienes pueden pedir la declaración de muerte presunta.

Puede ser provocada por cualquiera persona que tenga interés en ella (artículo 81 Nº
3); y es tal, toda persona que tiene un interés pecuniario subordinado a la muerte del

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desaparecido (por ejemplo, los herederos presuntivos, el nudo propietario de bienes que el
desaparecido tenía en usufructo, el fideicomisario a quien por la muerte del desaparecido ha
de deferirse el fideicomiso, los legatarios, etc.).
No pueden pedirla los acreedores del ausente, porque su interés pecuniario no está
subordinado a la muerte del desaparecido. En efecto, si los acreedores quieren hacer valer
sus créditos, les basta con dirigirse a los apoderados del ausente o si no los tenía, provocar
el nombramiento de un curador, contra el cual se dirigirá la demanda (arts. 473 y ss.)

4.6. Juez competente.

La muerte presunta debe declararse por el juez del último domicilio que el
desaparecido haya tenido en Chile (artículo 81 Nº 1 del Código Civil y artículo 151 del
COT.)
Si el desaparecido hubiere tenido dos o más domicilios, no habrá inconveniente para
que cualquier juez de uno u otro domicilio, declare la muerte presunta.
Si el desaparecido no hubiere tenido domicilio en Chile, nuestros jueces son
incompetentes para declarar la muerte presunta.

4.7. Formalidades que deben cumplirse para obtener la declaración de muerte presunta.

a) Los interesados deben justificar previamente que se ignora el paradero del desaparecido
y que se han hecho las diligencias posibles para averiguar tal paradero: artículo 81 Nº 1. Lo
anterior puede probarse por medio de información de testigos, sin perjuicio que el juez, de
oficio o a petición de cualquier persona interesada o del defensor de ausentes, pueda
decretar las medidas que estime necesarias para el esclarecimiento de los hechos (artículo
81 Nº 4).
b) Citación del desaparecido: deberá hacerse hasta por tres veces, en el Diario Oficial,
corriendo más de 2 meses entre cada dos citaciones; por ende, cuatro meses corren a lo
menos entre la primera y tercera citación. (artículo 81 número 2).
c) Intervención del defensor de ausentes (artículo 81 Nº 4).
d) Inserción de la sentencia en el Diario Oficial (artículo 81 Nº 5).
e) Transcurso de cierto plazo mínimo desde la última citación: deben haber transcurrido
tres meses al menos desde la última citación (artículo 81 Nº 3).
f) Transcurso de cierto plazo mínimo desde la fecha de las últimas noticias que se tuvieron
del desaparecido: deben haber transcurrido a lo menos 5 años, desde la fecha de las últimas
noticias del desaparecido (artículo 81 Nº 1).
Se ha discutido en la doctrina acerca del momento desde el cual se cuenta el plazo
de 5 años: si desde que fueron enviadas las últimas noticias (Claro Solar) o desde la fecha
en que estas se recibieron (Somarriva).
No es necesario que las últimas noticias del desaparecido provengan directamente
de éste (“...que se tuvieron...”, artículo 81 Nº 1).
El indicado plazo de 5 años debe haber transcurrido cuando llega el momento de la
declaración de muerte presunta y no cuando se inicia el trámite (si así fuere, deberían
transcurrir 5 años 7 meses al menos, para declarar la muerte presunta; sin embargo, se
requieren sólo 5 años).

4.8. Fijación del día presuntivo de la muerte.

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Conforme al artículo 81 Nº 6, el juez fijará como día presuntivo de la muerte, por
regla general, el último del primer bienio contado desde la fecha de las últimas noticias
(vale decir, si las últimas noticias se tuvieron el 15 de junio de 2000, el día presuntivo de
muerte será el 15 de junio de 2002, día que no podrá fijarse sino por una resolución dictada
después del 15 de junio de 2005).
La regla anterior es arbitraria e imperativa para el juez, quien no está facultado para
fijar otra fecha, lo que responde a un principio general en orden a restringir los plazos
judiciales, que según Bello, abren campo a la arbitrariedad. Por eso, el legislador estimó
preferible indicarle cual ha de ser el día presuntivo de muerte.
Excepcionalmente, en tres casos, el día presuntivo de muerte se fija en otra fecha:
a) Día presuntivo de la muerte de una persona que recibió una herida grave en la guerra o le
sobrevino otro peligro semejante: será el de la acción de guerra o peligro y si no es posible
determinar tal día, el juez adoptará un término medio entre el comienzo y fin de la acción
bélica o de peligro (art. 81 Nº 7).
b) Día presuntivo de la muerte de una persona que se encontraba en una nave o aeronave
reputada perdida: se fijará conforme a la regla anterior (art. 81 Nº 8).
c) Día presuntivo de muerte en caso de sismo o catástrofe: será el del sismo, catástrofe o
fenómeno natural (art. 81 Nº 9).
Las sentencias ejecutoriadas que declaren la muerte presunta deben inscribirse en el
Libro de Defunciones del Registro Civil, en la comuna correspondiente al tribunal que hizo
la declaración (art. 5 Nº 5 Ley de Registro Civil).

4.9. Períodos que establece la ley tratándose de la muerte presunta.

4.9.1. Período de mera ausencia (art. 83).

a) Extensión.
El período de mera ausencia, al término del cual se declara la muerte presunta,
comienza con la fecha de las últimas noticias del desaparecido y dura hasta el día en que se
decreta la posesión provisoria o definitiva de sus bienes (a los 5 años, por regla general, y
excepcionalmente después de 6 o de 3 meses, según los casos).

b) Finalidad esencial.
En este primer período, predominando las posibilidades de vida y de regreso del
desaparecido, las medidas adoptadas tienden exclusivamente a preservar sus derechos y su
patrimonio, garantizándole su integridad. Entre los derechos de los presuntos herederos y el
interés del ausente, prevalece el último.

c) Personas que administran los bienes del desaparecido.


Según el art. 83, durante el período de mera ausencia deben cuidar los intereses del
desaparecido sus apoderados o representantes legales.
Si el ausente no hubiere dejado representante legal o mandatario general, o el
mandato hubiere terminado, procede el nombramiento de curador de bienes, de acuerdo a
los arts. 473 a 491.

d) Término del período de mera ausencia: expira:

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1º Por el decreto de posesión provisoria;
2º Por el decreto de posesión definitiva, cuando el anterior no tiene cabida;
3º Cuando el ausente reaparece; y
4º Cuando existe certeza acerca de la fecha de la muerte real del desaparecido.-
En los dos últimos casos, no sólo termina el período de mera ausencia, sino todo el
proceso de la muerte presunta, pues se desvirtúa la presunción en que se basaba. Si el
ausente reaparece, recobra la administración de sus bienes; y si se logra probar la fecha
exacta de la muerte real, corresponde aplicar las reglas de ésta y no las reglas de la muerte
presunta.

4.9.2. Período de posesión provisoria.

a) Extensión.
Comienza el período con el decreto del juez que concede la posesión provisoria y
termina con el decreto que otorga la posesión definitiva de los bienes del desaparecido.

b) Finalidad esencial.
En este período, no prevaleciendo la posibilidad del regreso del ausente y
contrapesándose ésta con la probabilidad de la muerte, la ley busca conciliar los derechos
del desaparecido con los de aquellos a quienes pasarían los bienes del ausente, si hubiera
realmente fallecido.

c) Fecha en que se dicta el decreto de posesión provisoria: transcurridos 5 años desde la


fecha de las últimas noticias del desaparecido, el juez concederá la posesión provisoria de
sus bienes (art. 81 Nº 6).

d) Quienes pueden solicitar el decreto de posesión provisoria.


Sólo pueden hacerlo los herederos presuntivos del desaparecido, entendiéndose por
tales los testamentarios o legítimos (alusión a los legitimarios, o con mayor propiedad, a los
asignatarios forzosos) que lo eran a la fecha de la muerte presunta (artículos 84 y 85).
Herederos testamentarios son los instituidos en el testamento otorgado por el
desaparecido; herederos legítimos o abintestato, los establecidos por la ley.
Si no se presentan herederos, el juez, a instancia de cualquier interesado o de oficio,
declarará yacente la herencia y le nombrará curador (art. 1240).
La ley sólo concede la posesión provisoria de los bienes a los herederos, no a los
legatarios. Estos, al igual que los nudos propietarios y los fideicomisarios de bienes
usufructuados o poseídos fiduciariamente por el desaparecido y, en general, todos aquellos
que tengan derechos subordinados a la muerte del desaparecido, no podrán hacerlos valer
sino después de decretada la posesión definitiva (art. 91).

e) Patrimonio cuya posesión provisoria se confiere a los herederos presuntivos.


Comprenderá la totalidad de los bienes, derechos y acciones del desaparecido,
cuales eran a la fecha de la muerte presunta (art. 85, inc. 2º).
En cuanto a la naturaleza del derecho de los herederos presuntivos, algunos estiman
que estaríamos ante un caso de usufructo legal (art. 89). Con todo, otros han señalado que
los poseedores provisorios no tendrían un usufructo, sino la propiedad sujeta a condición

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resolutoria (que consistiría en que el desaparecido reaparezca o se establezca su muerte
efectiva).

f) Efectos del decreto de posesión provisoria:


1º Se disuelve la sociedad conyugal o el régimen de participación en los gananciales, si los
hubiere con el desaparecido (arts. 84, 1764 Nº 2 y 1792-27 Nº 2).
El régimen patrimonial del matrimonio debe entenderse disuelto el día fijado por el
juez como presuntivo de muerte.
2º Se procede a la apertura y publicación del testamento, si el desaparecido hubiere dejado
alguno (art. 84, inc. 1º). Será necesario proceder a la “apertura” del testamento cerrado o
secreto; será indispensable proceder a la “publicación” de aquél testamento que se hubiere
otorgado sólo ante cinco testigos, sin presencia de un ministro de fe. En ambos casos, estos
trámites son necesarios para saber quiénes son los herederos presuntivos.
3º Opera la emancipación legal de los hijos que se hallaban bajo patria potestad del padre o
de la madre desaparecidos, salvo que corresponda ejercitar la patria potestad al otro de los
padres. Si fuere éste el desaparecido y ejercía la patria potestad, se produce la emancipación
de los hijos (art. 270 N° 2). Se define la patria potestad en el art. 243 y la emancipación en
el art. 269.
El caso referido, es de emancipación legal.
4º Se da la posesión provisoria de los bienes del desaparecido a los herederos presuntivos;
no habiéndolos, se procede a declarar yacente la herencia.
5º Marca el inicio del cómputo del plazo de 180 días o de un año, para que los herederos y
demás personas actualmente interesadas, provoquen el juicio de impugnación de paternidad
de un hijo atribuido al desaparecido (artículos 212 y 213) o de impugnación de maternidad
de un hijo atribuido a la desaparecida (art. 218).

g) Obligaciones de los poseedores provisorios.


Recaen sobre los herederos presuntivos ciertas obligaciones encaminadas a
garantizar los intereses del desaparecido. Son tales:
1º Formar inventario solemne o revisar o rectificar con igual solemnidad el que exista (art.
86). Inventario solemne es aquél que se hace, previo decreto judicial, por el funcionario
competente y con los requisitos que las leyes expresan (art. 858 del CPC).
2º Constituir caución de conservación y restitución de los bienes del desaparecido (art. 89).
El art. 46 define lo que se entiende por caución. Sólo otorgando la garantía, los poseedores
provisorios se harán dueños de los frutos que produzcan los bienes del desaparecido (cabe
indicar que los intereses a los que alude el art. 89 junto con los frutos, no son sino frutos
civiles).

h) Venta o hipoteca de los bienes del desaparecido por los poseedores provisorios (art. 88).
Debemos distinguir según se trate de bienes muebles e inmuebles.
1º Bienes muebles: pueden ser vendidos siempre que:
● El juez lo creyere conveniente;
● Sea oído el defensor de ausentes; y
● La venta se efectúe en pública subasta.
2º Bienes inmuebles: pueden venderse o hipotecarse, pero en este caso el legislador toma
mayores precauciones, exigiendo:

Los Sujetos de Derecho – Juan Andrés Orrego Acuña 11


● Que la venta o hipoteca obedezcan a causa necesaria o utilidad evidente. Hay causa
necesaria, por ejemplo, en el caso de una parcela que no produjese ni siquiera lo necesario
para solventar los gastos de administración y el pago de las contribuciones; existiría
utilidad evidente, por ejemplo, si se vendiese un inmueble para pagar una deuda del
desaparecido, por cuyo motivo los acreedores hubieren obtenido el embargo de dicho
inmueble
Como se observa, la ley sólo permite la venta. Por ende, los herederos presuntivos
no podrán, por ejemplo, donar los bienes del ausente.
● Que la causa necesaria o la utilidad evidente sean calificadas o declaradas por el juez, con
conocimiento de causa. Es decir, que debe resolver atendiendo a las pruebas que se le han
hecho valer.
● Que sea oído el defensor de ausentes.
● Que la venta se efectúe en pública subasta.
Si se omite cualquiera de los requisitos indicados al venderse y enajenarse un bien
mueble o inmueble del desaparecido, tal venta y enajenación (o hipoteca, en su caso)
adolecerá de nulidad relativa. En efecto, estando establecida en favor del ausente, para el
caso de reaparecer sólo él puede alegarla. La acción de nulidad prescribirá en 4 años,
contados desde el reaparecimiento del desaparecido.

i) Término del período de posesión provisoria (art. 90). Puede terminar:


1º Con el decreto de posesión definitiva;
2º Con la reaparición del ausente; y
3º Si se tuvieran noticias que motivaren la distribución de los bienes del desaparecido,
según las reglas generales (esto alude a la muerte real del desaparecido, debiendo aplicarse
por ende las normas de la sucesión por causa de muerte).

4.9.3. Período de posesión definitiva.

a) Inicio.
Se inicia con el decreto del juez que concede la posesión definitiva de los bienes del
desaparecido. Dicho decreto se inscribirá en el Conservador de Bienes Raíces que
corresponda al último domicilio que el desaparecido haya tenido en Chile. Si el decreto no
se inscribe, será inoponible a terceros (art. 52 Nº 4 del Reglamento del Registro
Conservatorio de Bienes Raíces).

b) Finalidad esencial.
El último período de la muerte presunta es aquél en el cual las probabilidades de
muerte del desaparecido prevalecen sobre las probabilidades de vida, de modo que puede
conferirse a los presuntos herederos pleno derecho de uso, goce y disposición sobre los
bienes del ausente, como si en realidad éste hubiera muerto.

c) Casos en que tiene lugar.

c.1) Cuando cumplidos 5 años desde la fecha de las últimas noticias, se probare que han
transcurrido 70 o más desde que nació el desaparecido (art. 82, primera parte). En este caso,
no hay período de posesión provisoria.

Los Sujetos de Derecho – Juan Andrés Orrego Acuña 12


c.2) Inmediatamente después de transcurridos 5 años desde la fecha de la batalla o peligro
en que se encontró la persona desaparecida sin haberse sabido más de su existencia (art. 81
Nº 7). En este caso, tampoco hay período de posesión provisoria.

c.3) Después de tres meses contados desde la fecha de las últimas noticias que se tuvieren
de la nave o aeronave reputada perdida y en la cual se encontraba la persona desaparecida
(art. 81 Nº 82). También se pasa directamente al período de posesión definitiva.

c.4) Después de seis meses de ocurrido un sismo o catástrofe (art. 81 Nº 93). También se
omite el período de posesión provisoria.

c.5) Regla general: transcurridos 10 años desde la fecha de las últimas noticias, cualquiera
que fuese, a la expiración de esos 10 años, la edad del desaparecido, si viviese (art. 82,
segunda parte). En este caso, antecederán al decreto de posesión definitiva el período de
mera ausencia (5 años a lo menos) y el de posesión provisoria (otros 5 años).

d) Personas que pueden pedir el decreto de posesión definitiva: los poseedores provisorios
y todos los indicados en el art. 91, es decir, en general, los que tengan derechos
subordinados a la muerte del desaparecido.

e) Efectos del decreto de posesión definitiva.

e.1) De conformidad con el art. 42 N° 2 de la Ley de Matrimonio Civil, se disuelve también


el matrimonio a consecuencia de la declaración de muerte presunta.
No basta sin embargo con la sola declaración de muerte presunta para que opere la
disolución del matrimonio; se requiere, además, conforme a lo dispuesto en el artículo 43
de la Ley de Matrimonio Civil:
● Que hayan transcurrido cinco años desde las últimas noticias y setenta años desde el
nacimiento del desaparecido (en relación con el artículo 82 del Código Civil, que establece
que en este caso, se concederá directamente la posesión definitiva de los bienes del
desaparecido);
● Que hayan transcurrido cinco años desde que una persona recibió una herida grave en la
guerra, o le sobrevino otro peligro semejante, y no se ha sabido más de ella (en relación al
artículo 81 número 7 del Código Civil, caso en el cual también se concederá de inmediato
la posesión definitiva de los bienes del desaparecido)4;
● Que hayan transcurrido diez años desde la fecha de las últimas noticias, fijada en la
sentencia que declara la presunción de muerte, cualquiera que fuese la edad del
desaparecido si viviere (ahora, la disposición concuerda con la del artículo 82 del Código

2
La Ley número 20.577, publicada en el Diario Oficial de fecha 8 de febrero de 2012, rebajó de seis a tres
meses, este plazo.
3
La Ley número 20.577, publicada en el Diario Oficial de fecha 8 de febrero de 2012, rebajó de un año a seis
meses, este plazo.
4
Este caso no se encontraba contemplado en el antiguo artículo 38 de la Ley de 1884, de manera que había
que aplicar la regla general que ella contemplaba, esto es, que el matrimonio terminaba sólo después de haber
transcurrido quince años, desde la fecha del desaparecimiento en la acción de guerra o peligro semejante.

Los Sujetos de Derecho – Juan Andrés Orrego Acuña 13


Civil, que dispone que también se concederá la posesión definitiva de los bienes del
desaparecido, una vez transcurridos diez años desde la fecha de las últimas noticias)5;
● Que haya transcurrido un año, desde el día presuntivo de la muerte, en el caso de la
pérdida de una nave o aeronave que no apareciere dentro de tres meses (artículo 81 número
8 del Código Civil)6;
● Que haya transcurrido un año, desde el día presuntivo de la muerte, en el caso de un
sismo o catástrofe (artículo 81 número 9 del Código Civil) 7.

Del tenor de los artículos 42 y 43 de la Ley de Matrimonio Civil, se deduce que la


disolución del matrimonio opera ipso iure, cuando, declarada la muerte presunta,
transcurren los plazos de uno, cinco y diez años, sin que sea necesario que se dicte el
decreto de posesión definitiva o que se dicte otra resolución judicial que declare la
disolución del matrimonio. El Servicio de Registro Civil e Identificación, por ende, a
solicitud del interesado, deberá practicar la pertinente subinscripción, dejando constancia
que terminó el matrimonio, si al presentar la solicitud, se prueba que han transcurrido los
plazos legales.

e.2) Ejercicio de los derechos subordinados a la muerte del desaparecido (art. 91).

e.3) Apertura de la sucesión del desaparecido, conforme a las reglas generales, si no


antecedió posesión provisoria (art. 90, inc. 3º).

e.4) Cancelación o alzamiento de las cauciones y cesación de las restricciones para vender e
hipotecar (art. 90, incisos 1 y 2).

e.5) Partición de bienes, de conformidad a las reglas generales.

e.6) Cesan las restricciones que tenían los herederos presuntivos para disponer de los bienes
del desaparecido.

e.7) Finalmente, se producirán todos los demás efectos de la posesión provisoria, en el caso
en que ésta no hubiera operado.

f) Revocación del decreto de posesión definitiva: arts. 93 y 94.


f.1) Revocación, no rescisión: cabe indicar que el legislador alude equivocadamente a la
“rescisión” del decreto, es decir, a la nulidad relativa, lo que supondría un vicio de tal
naturaleza que permitiría la anulación del decreto. No hay tal nulidad sin embargo, sino
causales de revocación del decreto.
f.2) Causales: la ley permite pedir la “rescisión” del decreto de posesión definitiva en tres
casos:

5
El artículo 38 de la Ley de 1884, establecía que el plazo de disolución del matrimonio por muerte presunta,
era de quince años, por regla general.
6
El artículo 38 de la Ley de 1884, disponía que el plazo de disolución del matrimonio por muerte presunta,
era de dos años contados desde la fecha presuntiva de muerte, cuando la persona había desaparecido a
consecuencia de la pérdida de una nave o aeronave.
7
Nada disponía, en este caso, la Ley de 1884, de manera que había que esperar que transcurrieran los quince
años, conforme a la antigua regla general.

Los Sujetos de Derecho – Juan Andrés Orrego Acuña 14


1º Si se tuvieren noticias exactas de la existencia del desaparecido;
2º Si se tuvieren noticias exactas de la muerte real del desaparecido;
3º Si el presunto muerto reaparece.-
f.3) Personas a favor de las cuales puede “rescindirse” el decreto (art. 93):
1º El desaparecido;
2º Los legitimarios habidos durante el desaparecimiento (el art. 1182 señala quienes son
legitimarios del causante; el art. 93 se refiere obviamente a los descendientes);
3º El cónyuge del ausente por matrimonio contraído en la época del desaparecimiento.-
f.4) Plazo para pedir la “rescisión” del decreto (art. 94).
1º El desaparecido puede pedirla en cualquier tiempo;
2º Los demás interesados no pueden pedirla sino dentro de los respectivos plazos de
prescripción contados desde la fecha de la verdadera muerte (se refiere la ley a la
prescripción de la acción de petición de herencia -arts. 2512, 704 y 1269-, lo que equivale a
decir que adquirido el derecho real de herencia por prescripción, podrá enervarse la acción
de “rescisión” del decreto de posesión definitiva).
f.5) Efectos de la “rescisión”: sólo aprovechan a las personas que obtuvieron la dictación
del decreto de revocación.
Se recobran los bienes del desaparecido, en el estado en que se encuentren, y todos
los actos de disposición (incluyendo las hipotecas y demás derechos reales) realizados en el
tiempo intermedio, valen (art. 94, regla cuarta).
Dado que los poseedores definitivos gozan de los bienes como dueños, no
responden ni de la culpa lata. Por ello, pueden devolver los bienes sensiblemente
deteriorados, sin responsabilidad, a menos que se les pruebe dolo, intención de dañar (art.
94, regla quinta).
Así, los poseedores definitivos no están obligados a devolver el precio que hubieren
percibido por la venta de los bienes del desaparecido.
Para toda restitución, los demandados serán considerados como poseedores de
buena fe, a menos de prueba en contrario (art. 94, regla quinta).
A consecuencia de esta presunción legal, los herederos no responden de los
deterioros de los bienes y tienen derecho al reembolso de las mejoras necesarias y útiles
conforme lo disponen los arts. 904 y siguientes, sobre las prestaciones mutuas (las mejoras
son necesarias cuando deben hacerse para la conservación de la cosa; son útiles aquellas
que aumentan el valor comercial de la cosa).
La última regla del art. 94 establece que el haber sabido y ocultado la verdadera
muerte del desaparecido, o su existencia, constituye mala fe.
En cuanto a los frutos producidos por los bienes del desaparecido, los poseedores
definitivos, lo mismo que los provisorios, no están obligados a restituirlos, salvo que estén
de mala fe.
La sentencia que “rescinde” la declaración de muerte presunta, debe subinscribirse,
al margen de la partida correspondiente.

Los Sujetos de Derecho – Juan Andrés Orrego Acuña 15


CAPITULO VII

LOS ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD1


Sumario:
I.- ENUMERACIÓN
II.- LA CAPACIDAD DE GOCE
1.- Definición
2.- Clasificación
3.- Capacidad de goce, atributo de la personalidad
4.- La incapacidad de ejercicio es excepcional
5.- Incapacidades de goce especiales o particulares
III.- LA NACIONALIDAD
1.- Definición
2.- Igualdad de los chilenos y extranjeros ante el Derecho Civil
3.- Adquisición y pérdida de la nacionalidad
4.- Nacionalidad y ciudadanía
5.- Excepciones al principio establecido en el art. 57 del CC
IV.- EL NOMBRE
1.- Definición
2.- Clasificación
V.- EL ESTADO CIVIL
1.- Definición
2.- Consecuencias del estado civil
3.- Fuentes del estado civil
4.- Características del estado civil
5.- La familia y el parentesco
6.- Prueba del estado civil
7.- Cosa juzgada en cuestiones sobre estado civil
VI.- EL DOMICILIO
1.- Definición
2.- Niveles de vinculación jurídica de una persona con un lugar
3.- Presunciones de domicilio
4.- Clases de domicilio
5.- Pluralidad de domicilios
6.- Importancia del domicilio
VII.- EL PATRIMONIO
1.- Definición
2.- Características y naturaleza jurídica del patrimonio

1
Fecha de última modificación: 29 de febrero de 2016.

1
I.- ENUMERACION.

Los atributos de la personalidad son las propiedades o características inherentes a


toda persona. Importan, al mismo tiempo, una serie de ventajas o prerrogativas y un
conjunto de deberes y obligaciones. Se trata de derechos extrapatrimoniales, sin un
significado económico directo.
Estos atributos, que se refieren tanto a las personas naturales como a las jurídicas
(con algunas salvedades), son principalmente:
1º La capacidad de goce.
2º La nacionalidad.
3º El nombre.
4º El domicilio.
5º El estado civil.
6º El patrimonio.
A los anteriores, suelen agregarse los llamados “derechos de la personalidad”, como
lo son el derecho a la honra, a la imagen, a la privacidad, etc.
Analizaremos por el momento la materia sólo en relación a las personas naturales.

II.- LA CAPACIDAD DE GOCE.

1.- Definición.

La capacidad, en términos generales, es la aptitud de una persona para adquirir


derechos y contraer obligaciones y poder ejercerlos y cumplirlas por sí misma.

2.- Clasificación.

De la definición, se desprende que la capacidad puede ser de goce o adquisitiva y de


ejercicio.
La capacidad de goce es la aptitud de una persona para adquirir derechos y
contraer obligaciones.
La capacidad de ejercicio es la aptitud de una persona para ejercer los derechos y
para cumplir las obligaciones por sí mismo, sin el ministerio o la autorización de otra
persona.

3.- Capacidad de goce, atributo de la personalidad.

El concepto de personalidad se confunde con el concepto de capacidad de goce. Ser


persona, en realidad, es tener capacidad de goce; todo individuo susceptible de ser sujeto de
derecho, es persona. Por eso, no existen seres humanos desprovistos en absoluto de la
capacidad de goce. Privar a un ser humano de la capacidad para adquirir todo derecho, sería
dejar de considerarlo persona. Dentro de nuestra legislación, sólo hay incapacidades de
goce especiales, esto es, referentes a uno o más derechos determinados, pero jamás una
incapacidad de goce absoluta.
En cambio, es posible que ciertos individuos estén totalmente desprovistos de
capacidad de ejercicio, lo que no infringe los principios anteriores, pues ésta capacidad no
constituye un atributo de la personalidad.

2
4.- La incapacidad de ejercicio es excepcional.

La capacidad es el primer requisito que debe concurrir en todo acto o contrato (art.
1445). La capacidad es la regla general y la incapacidad lo excepcional (art. 1446).
De la falta de capacidad trata el art. 1447, distinguiéndose entre los absolutamente
incapaces y los relativamente incapaces.
Son absolutamente incapaces los dementes, los impúberes y los sordos o
sordomudos que no pueden darse a entender claramente. Bajo ninguna circunstancia
pueden actuar personalmente en la vida jurídica, sino sólo a través de representantes.
Son relativamente incapaces los menores adultos y los disipadores que se hallen
bajo interdicción de administrar lo suyo. Los incapaces relativos deben actuar representados
o personalmente si son debidamente autorizados.
El art. 43 establece quienes son los representantes legales de una persona.

5.- Incapacidades de goce especiales o particulares.

La ley contempla algunas incapacidades de goce, respecto de determinados


derechos, denominadas incapacidades particulares, consistentes en la prohibición que la ley
ha impuesto a ciertas personas para ejecutar o celebrar algunos actos o contratos (por
ejemplo, arts. 402, 412, 961-965-1065, 1796 a 1800). Como se dijo, nunca estas
incapacidades podrán ser absolutas o generales. Son incapacidades de goce, porque
impiden adquirir derechos. Alude a ellas, genéricamente, el último inciso del artículo 1447.

III.- LA NACIONALIDAD.

1.- Definición.

La nacionalidad es el vínculo jurídico que une a una persona con el Estado y que
origina derechos y obligaciones recíprocas.
El Estado tiene diversos deberes para con sus nacionales, entre ellos otorgar el
amparo legal (comprendiendo el derecho a la vida, a la integridad física y psíquica, a la
libertad, etc.), garantizar el desarrollo de la personalidad (asegurando al menos la educación
básica y media y fomentando la educación técnica y superior y la cultura en general),
conferir derechos políticos, garantizar la igual repartición de los impuestos, prestar amparo
diplomático a los chilenos en el extranjero, etc.
Los particulares, por su parte, tienen deberes correlativos, entre ellos
fundamentalmente el respeto a la institucionalidad y legalidad vigentes, cumplir con el
servicio militar, pagar los impuestos, defender al país en caso de guerra, etc. (art. 22º de la
Constitución Política).

2.- Igualdad de los chilenos y extranjeros ante el Derecho Civil.

El CC. no reglamenta la nacionalidad, sino que se remite a la Constitución.


El art. 55 señala que las personas se dividen en chilenos y extranjeros.
El art. 56 dispone que son chilenos los que la Constitución declara tales. Los demás
son extranjeros.

3
El art. 57 consagra el principio de igualdad entre chilenos y extranjeros en cuanto a
la adquisición y goce de los derechos civiles. De igual forma, el artículo 997 ratifica que no
hay diferencias entre chilenos y extranjeros, en lo concerniente a las sucesiones intestadas
abiertas en nuestro país. Estas disposiciones están directamente relacionadas con los arts.
14 y 16, que consagran el principio de la territorialidad. Como contrapartida al
sometimiento a la ley chilena, que imponen a los extranjeros los arts. 14 y 16, se les otorgan
las franquicias de los arts. 57 y 997.

3.- Adquisición y pérdida de la nacionalidad.

a) Quienes son chilenos: art. 10 de la Constitución.


1º Los nacidos en el territorio nacional, con excepción de:
a. Los hijos de extranjeros que se encuentren en Chile en servicio de su Gobierno; y
b. Los hijos de extranjeros transeúntes.
Con todo, ambos podrán optar por la nacionalidad chilena.
2º Los hijos de padre o madre chilenos, nacidos en el extranjero, pero siempre y cuando
alguno de sus ascendientes en línea recta de primer o segundo grado (es decir, sus padres o
sus abuelos), haya adquirido la nacionalidad chilena en virtud de los números 1, 3 o 4.
3º Los extranjeros que obtuvieren carta de nacionalización.
4º Los que obtuvieren la nacionalidad por gracia.

La nacionalidad puede ser “adquirida” (por el Ius Solis o el Ius Sanguinis) o


“derivada”.

b) Pérdida de la nacionalidad chilena: art. 11 de la Constitución Política.


1º Por renuncia voluntaria manifestada ante autoridad chilena competente. La renuncia sólo
producirá efectos si la persona, previamente, se hubiere nacionalizado en país extranjero.
2º Por prestar servicios durante una guerra exterior a enemigos de Chile o a sus aliados (en
este caso, la nacionalidad se perderá dictando un Decreto Supremo).
3º Por cancelación de la carta de nacionalización.
4º Por ley que revoque la nacionalización concedida por gracia.
Los que pierdan la nacionalidad chilena, sólo podrán ser rehabilitados por ley.
El art. 12 de la Constitución establece un recurso ante la Corte Suprema, que debe
interponerse en el plazo de 30 días. La Corte Suprema conoce del recurso como jurado (es
decir, en conciencia) y en pleno.

4.- Nacionalidad y ciudadanía.

No debe confundirse la nacionalidad y la ciudadanía. Esta última, consagrada en los


arts. 13 y 14 de la Constitución, se refiere al derecho a elegir y a ser elegido. Por ende, no
todos aquellos que tienen la nacionalidad chilena, son ciudadanos, pues para serlo se
requiere tener cumplidos 18 años y no haber sido condenado a pena aflictiva. A su vez,
algunos extranjeros gozan de la ciudadanía, aunque con ciertas restricciones: los extranjeros
avecindados en Chile por más de cinco años, y que cumplan con los requisitos señalados en
el inciso primero del artículo 13 (es decir, que hayan cumplido dieciocho años de edad y
que no hayan sido condenados a pena aflictiva), podrán ejercer el derecho de sufragio en
los casos y formas que determine la ley. De esta manera, se les confiere una parte de los

4
derechos de la ciudadanía, el de elegir, pero no el de ser elegidos. Con todo, los
nacionalizados en conformidad al Nº 3º del artículo 10 (es decir, los extranjeros que
obtuvieren carta de nacionalización en conformidad a la ley), tendrán opción a cargos
públicos de elección popular sólo después de cinco años de estar en posesión de sus cartas
de nacionalización (art. 14).
De acuerdo al art. 17 de la Constitución, la calidad de ciudadano se pierde:
1º.- Por pérdida de la nacionalidad chilena;
2º.- Por condena a pena aflictiva, y
3º.- Por condena por delitos que la ley califique como conducta terrorista y los relativos al
tráfico de estupefacientes y que hubieren merecido, además, pena aflictiva.
Los que hubieren perdido la ciudadanía por la causal indicada en el N° 2º, la
recuperarán en conformidad a la ley, una vez extinguida su responsabilidad penal. Los que
la hubieren perdido por las causales previstas en el número 3º podrán solicitar su
rehabilitación al Senado una vez cumplida la condena.

5.- Excepciones al principio establecido en el art. 57 del CC.

En nuestro Derecho, por regla general, la nacionalidad no ejerce influencia en la


adquisición y goce de los derechos civiles (art. 57). Hay sin embargo algunas excepciones a
la regla anterior, fundadas más bien en el domicilio que en la nacionalidad, vale decir, que
afectan al extranjero transeúnte.
Tales excepciones son:
a) Dentro del mar territorial (definido en el art. 593), sólo pueden realizar faenas de pesca
los chilenos y los extranjeros domiciliados: art. 611, en relación a la Ley número 4.601 y a
la Ley número 18.892, Ley General de Pesca y Acuicultura. El art. 17 de la última,
establece que para solicitar autorización de pesca, el solicitante, de ser persona natural,
deberá ser chileno o extranjero que disponga de permanencia definitiva; si el solicitante
fuere una persona jurídica, deberá estar legalmente constituida en Chile. Originalmente,
esta prohibición pretendía evitar el contrabando.
b) Los que carecen de domicilio en Chile, no pueden desempeñarse como albaceas (arts.
1272, 497 número 6 y 1270).
c) No pueden ser testigos en un testamento solemne otorgado en Chile, los extranjeros no
domiciliados en el país: art. 1012 Nº 10.
d) Caso de extraterritorialidad establecido en el art. 15 Nº 2: la norma sólo se refiere al
cónyuge y parientes chilenos.
e) Caso del art. 998: sólo se refiere a los herederos chilenos.
f) Prohibición de adquirir el dominio de bienes raíces ubicados en ciertas provincias o
regiones limítrofes, para aquellos extranjeros en cuyos países rija prohibición análoga para
los chilenos.
g) Las personas naturales o jurídicas extranjeras, no pueden celebrar contratos de
arrendamiento sobre predios rústicos, cuando éstos se ubican en zonas fronterizas (artículo
3º del Decreto Ley N° 993, que regula el arrendamiento de predios rústicos).
h) No pueden ser testigos, para los efectos de una inscripción en los libros del Registro
Civil, los extranjeros que no tienen domicilio en Chile: art. 16 de la Ley de Registro Civil.

IV.- EL NOMBRE.

5
1.- Definición.

Se entiende por tal las palabras que sirven para distinguir legalmente a una
persona de las demás. Es la designación que sirve para individualizar a las personas,
gráfica y verbalmente, tanto en la sociedad como en su familia de origen.

2.-) Clasificación.

Se distingue entre:
2.1) El nombre civil
2.2) El sobrenombre.
2.3) El seudónimo.
2.4) El nombre comercial (este último lo veremos a propósito de las personas jurídicas).

2.1) El nombre civil.


Comprende dos elementos: el nombre de familia o apellido y el nombre propio,
individual o “de pila”. El nombre de familia identifica a la persona dentro de la sociedad,
señalando su familia de origen. Comprende los dos apellidos de un individuo. El nombre
individual o “de pila” identifica a la persona dentro de su familia. Comprende los dos
nombres propios (usualmente, las personas tienen dos nombres propios, pero nada impide
que tengan sólo uno o más de dos).
2.1.1.) El nombre de familia.
● Adquisición del nombre de familia tratándose de los hijos de filiación matrimonial o no
matrimonial: las partidas de nacimiento deben contener el nombre y apellido del nacido,
que indique la persona que requiere la inscripción (art. 31 Nº 3 de la Ley de Registro Civil).
Las partidas de nacimiento deben contener los nombres, apellidos, nacionalidad, profesión
u oficio y domicilio de los padres, o los del padre o madre que le reconozca o haya
reconocido. Se dejará constancia de los nombres y apellidos de la madre, aunque no haya
reconocimiento, cuando la declaración del requirente coincida con el comprobante del
médico que haya asistido al parto en lo concerniente a las identidades del nacido y de la
mujer que le dio a luz (art. 31 Nº 4 de la Ley de Registro Civil). Por ello, usualmente, el
reconocimiento del hijo sólo debe hacerlo el padre y no la madre. Sin embargo, de no
existir comprobante de parto, la maternidad sólo podrá quedar determinada por
reconocimiento hecho por la madre o por sentencia judicial dictada en un juicio de
filiación.
En el art. 31 citado, también se establece, sea la filiación matrimonial o no
matrimonial, que no podrá imponerse al nacido un nombre extravagante, ridículo, impropio
de personas, equívoco respecto del sexo o contrario al buen lenguaje.
● Adquisición del nombre de familia tratándose de la filiación matrimonial por adopción:
en virtud de la adopción, se concede al adoptado el estado civil de hijo de filiación
matrimonial de los adoptantes. El adoptado, en consecuencia, necesariamente debe tomar el
nombre civil de los padres adoptivos. El cambio de los apellidos se verifica en la nueva
inscripción de nacimiento que corresponde hacer, debiendo cancelarse la antigua.
2.1.2) El nombre propio o individual.
A diferencia del nombre de familia o patronímico, que revela, por lo general, la
filiación, los nombres propios o “de pila” tienen un carácter individual, arbitrario. El niño
lleva el o los nombres propios que le han sido dados en la inscripción de nacimiento. Puede

6
darse a una persona todos los nombres propios que se quieran, con las limitaciones que
dispone el art. 31 de la Ley de Registro Civil, ya indicadas.
2.1.3) El cambio de nombre.
El nombre no tiene un carácter inmutable. Definitivo en principio, puede
modificarse sin embargo en el curso de la existencia de una persona. El cambio puede
producirse por vía principal o consecuencial.
El cambio por vía principal o directa está constituido por el procedimiento que
tiende única y exclusivamente a obtener la mutación del nombre.
El cambio por vía consecuencial o indirecta es el que se produce como consecuencia
del cambio de una determinada situación jurídica. Por ejemplo, el hijo de filiación no
matrimonial reconocido sólo por la madre y que después adquiere la filiación matrimonial
por el matrimonio posterior de sus padres, pasando a llevar el apellido paterno y el materno,
en lugar sólo del último.
- El cambio de nombre por vía principal o directa.
Está reglamentado en la Ley Nº 17.344, la que dispone que cualquiera persona
puede solicitar, por una sola vez, que se la autorice para cambiar sus nombres o apellidos o
ambos a la vez, en los siguientes casos:
a) Cuando unos u otros sean ridículos, risibles o la menoscaben moral o materialmente;
b) Cuando el solicitante haya sido conocido durante más de 5 años, por motivos plausibles,
con nombres o apellidos o ambos, diferentes de los propios; y
c) En los casos de filiación no matrimonial o en que no se encuentre determinada la
filiación, para agregar un apellido cuando la persona hubiere sido inscrita con uno solo o
para cambiar uno de los que hubieran impuesto al nacido, cuando fueren iguales. En este
caso, se trata de que no se haga manifiesta una filiación no matrimonial o indeterminada.
La ley contempla otras situaciones que también habilitan para introducir cambios en
el nombre civil:
a) Supresión de nombres propios cuando se cuenta con más de uno: en los casos en que una
persona haya sido conocida durante más de 5 años, con uno o más de los nombres propios
que figuran en su partida de nacimiento, el titular podrá solicitar que se suprima en la
inscripción de nacimiento, en la de su matrimonio y en las de nacimiento de sus
descendientes menores de edad, en su caso, el o los nombres que no hubiere usado.
b) Traducción o cambio de nombres o apellidos que no sean de origen español: el
interesado puede solicitar autorización para traducirlos al idioma castellano. Podrá solicitar,
además, autorización para cambiarlos si la pronunciación o escrituración de los mismos es
manifiestamente difícil en un medio de habla castellana.
c) Peticiones entabladas por los menores de edad: si carecen de representante legal o si
teniéndolo éste estuviere impedido por cualquier causa o se negare a autorizar al menor el
cambio o supresión de los nombres o apellidos, el juez resolverá, con audiencia del menor
(oyéndolo), a petición de cualquier consanguíneo de éste o del Defensor de Menores y aún
de oficio.
● Procedimiento: será juez competente para conocer de las gestiones a que se refiere la Ley
Nº 17.344, el del domicilio del peticionario. La solicitud deberá publicarse en extracto en el
Diario Oficial de los días 1 o 15 de cada mes o del día siguiente hábil si dicho Diario no
apareciere en las fechas indicadas. El extracto, contendrá necesariamente la
individualización del solicitante y la indicación de los nombres y apellidos que éste
pretenda usar en reemplazo de los propios.

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Dentro del término de 30 días, contados desde la fecha de la publicación, cualquier
interesado podrá oponerse a la solicitud, acompañando los antecedentes para ello. El juez
procederá sin forma de juicio, apreciando la prueba en conciencia.
Si no hubiere oposición, el tribunal procederá con conocimiento de causa, previa
información sumaria de testigos. En todo caso, siempre debe oírse a la Dirección General
del Registro Civil e Identificación.
No se autorizará el cambio de nombre o de apellido o la supresión de uno o más
nombres propios, si del respectivo extracto de filiación que como parte de su informe
remitirá la citada Dirección, apareciere que el solicitante se encuentra actualmente
procesado o ha sido condenado por crimen o simple delito que merezca pena aflictiva, a
menos que en este último caso hubieren transcurrido más de 10 años contados desde la
fecha en que quedó ejecutoriada la sentencia de condena y se encuentre cumplida la pena.
La sentencia que autorice el cambio de nombres o apellidos, o de ambos a la vez, o
la supresión de nombres propios, ordenará extender la nueva inscripción.
Una vez modificada la partida de nacimiento, el beneficiado sólo podrá usar, en
todas sus actuaciones, su nuevo nombre propio o apellido. El uso malicioso de los
primitivos nombres o apellidos y la utilización fraudulenta del nuevo nombre o apellido
para eximirse del cumplimiento de obligaciones contraídas con anterioridad al cambio de
ellos, serán sancionados con la pena de presidio menor en su grado mínimo.
El cambio de apellido no podrá hacerse extensivo a los padres del solicitante y no
alterará la filiación; pero alcanzará a sus descendientes sujetos a patria potestad, y también
a los demás descendientes que consientan en ello.
Si el solicitante es casado o tiene descendientes menores de edad, deberá pedir
también, en el mismo acto en que solicite el cambio de su apellido, la modificación
pertinente de su partida de matrimonio y de las partidas de nacimiento de sus hijos.
2.1.4) Características del nombre civil.
a) No es comerciable.
b) No es susceptible de una cesión entre vivos ni transmisible por causa de muerte.
c) Es inembargable.
d) Es imprescriptible: no se pierde por no usarlo ni se gana por su uso.
e) Es irrenunciable.
f) Es, por regla general, permanente.
g) Es uno e indivisible: de ahí que las sentencias que se dictan en materia de nombre,
produzcan efectos absolutos y no relativos.
2.1.5) Protección del nombre.
El derecho al nombre está protegido, y un uso fraudulento del mismo acarrea la
imposición de penas y eventualmente responsabilidad civil.
Diversos preceptos del Código Penal se preocupan de la materia:
● Art. 214: incurre en un delito, aquel que usurpa el nombre de otro. A la pena se sumará
indemnización de perjuicios, si como consecuencia de la usurpación se ocasiona daño a la
fama o intereses de la persona cuyo nombre se usurpó.
● Art. 193: comete delito el empleado público que, abusando de su oficio, cometiere
falsedad contrahaciendo o fingiendo letra, firma o rúbrica.
● Art. 197: se refiere a toda persona que, con perjuicio de tercero, cometiere en instrumento
privado alguna de las falsedades antes indicadas.
● Art. 468: se refiere al que defraudare a otro usando de nombre fingido.

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2.2.) El sobrenombre.
El sobrenombre o apodo carece de todo valor jurídico, no forma parte de la
designación legal de la persona. Para identificar a ciertos delincuentes, más conocidos por
sus sobrenombres en el mundo del hampa, puede tener importancia sin embargo, y por ello,
el art. 321 del Código de Procedimiento Penal (todavía vigente para los delitos cometidos
antes de entrar en vigencia la reforma procesal penal) dispone que en la primera declaración
se le preguntará al inculpado, entre otras cosas, su apodo, si lo tuviere.

2.3) El seudónimo.
Se encuentra recogido por la Ley de Propiedad Intelectual, en cuyo art. 5, letra e), se
define la obra seudónima como aquella en que el autor se oculta bajo un seudónimo que no
lo identifica; el art. 8 establece que se presume que es autor de la obra la persona que figure
como tal en el ejemplar que se registra, o aquella a quien, según la respectiva inscripción,
pertenezca el seudónimo con que la obra es dada a la publicidad.

V.- EL ESTADO CIVIL.

1.- Definición.

Su definición legal se encuentra en el art. 304: “El estado civil es la calidad de un


individuo, en cuanto lo habilita para ejercer ciertos derechos o contraer ciertas obligaciones
civiles”.
La definición es imperfecta, por cuanto se trata de una fórmula muy amplia o
general, que no se compadece con el contenido del título del CC. dentro del cual está
ubicada. No expresa en realidad qué es el estado civil, limitándose a consignar que de él
resultan consecuencias jurídicas, sin señalar en qué consiste la “calidad” de que proceden
tales consecuencias. Además, la definición también podría aplicarse a la capacidad de
ejercicio.
Por otra parte, es evidente que el legislador tiene un concepto del estado civil
limitado a las relaciones familiares.
Por ello, es más acertado decir que el estado civil es la calidad o posición
permanente que un individuo ocupa en la sociedad, en orden a sus relaciones de familia,
en cuanto le confiere o impone determinados derechos, deberes y obligaciones civiles.
Con todo, el estado civil no es permanente en todos los casos. Lo será para el hijo de
filiación matrimonial, por ejemplo, pero podrá no serlo para el de filiación indeterminada o
no matrimonial, que puede ser reconocido o puede adquirir la filiación matrimonial.

2.- Consecuencias del estado civil.

Produce dos efectos fundamentales:


a) Da origen a un conjunto de derechos, deberes y obligaciones.
El distingo entre los “deberes” y las “obligaciones” es característico del Derecho de
Familia. Los “deberes” tienen un contenido ético o personal (por ejemplo, el deber de
guardarse fe o de fidelidad que se deben los cónyuges), mientras que las “obligaciones”
tienen un contenido puramente patrimonial. De cualquier manera, unos y otras constituyen
imperativos jurídicos, cuyo incumplimiento acarrea sanciones o consecuencias previstas en
la ley.

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b) Da origen al parentesco.
Nos referiremos a él en el punto 5.

3.- Fuentes del estado civil.

Puede emanar el estado civil:


a) De la ley: como en el caso del nacimiento; así, un hijo tiene tal estado civil y además
filiación matrimonial si es concebido o nace dentro del matrimonio de sus padres, sin que
ninguna influencia tenga la voluntad de éstos, para reconocer o no tal estado civil.
b) De hechos ajenos a la voluntad del hombre, como la muerte. En un matrimonio, por
ejemplo, la muerte de uno de los cónyuges da al cónyuge sobreviviente el estado civil de
viudo o viuda.
c) De la voluntad del hombre: matrimonio, adopción, reconocimiento de un hijo.
d) De sentencias judiciales: la de nulidad de matrimonio (que origina el estado civil de
soltero), la de divorcio (que genera el estado civil de divorciado), la que declara a los
cónyuges separados judicialmente (que ocasiona el estado civil de separado judicialmente),
la que dispone el reconocimiento forzado de hijos (que da lugar al estado civil de hijo y de
padre o madre), la que declara verdadera o falsa la filiación matrimonial de un hijo (ídem),
etc.

4.- Características del estado civil.

a) Todo individuo tiene un estado civil; siendo éste un atributo de la personalidad, es


inconcebible una persona que no lo tenga.
b) Es uno e indivisible, atendiendo a una misma clase de relaciones de familia.
Puede ocurrir que dos estados civiles coexistan, cuando dependen de dos hechos
distintos: el de hijo de filiación matrimonial, por mandato imperativo de la ley; y el de
casado, por voluntad del individuo.
Pero la unidad e indivisibilidad se relaciona con un mismo hecho de origen; así, por
ejemplo, no pueden coexistir en una misma persona las calidades de hijo de filiación
matrimonial y de hijo de filiación no matrimonial.
c) Las leyes sobre el estado civil son de orden público.
El estado civil está fuera del comercio humano y por ende, no puede renunciarse,
transferirse ni transmitirse. El art. 2450 dice expresamente que no se puede transigir sobre
el estado civil de las personas. Además, no puede adquirirse por prescripción, pues el art.
2498 establece que sólo puede adquirirse por este modo las cosas que están en el comercio
humano; sobre este punto, también debemos tener presente el art. 320. A su vez, las
cuestiones sobre el estado civil no pueden someterse a arbitraje.
Todo lo relativo al estado civil es de orden público, toda su regulación está
establecida por la ley y escapa a la autonomía de la voluntad. Incluso en el matrimonio, en
sí un acto voluntario, un contrato, las consecuencias están reguladas por la ley, aun las
patrimoniales, dejándose a los cónyuges un limitado ámbito en el cual establecer sus
propias estipulaciones, como ocurre con las capitulaciones matrimoniales y en la adopción
de un régimen patrimonial. Otro caso en el cual la ley deja un margen a la autonomía de la
voluntad, es el concerniente al pacto relativo a la patria potestad (artículo 244).
El que se trate de normas de orden público, también implica que en las cuestiones
sobre el estado civil debe oírse al Ministerio Público Judicial.

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En síntesis, el estado civil es incomerciable, imprescriptible e intransable.
d) Es un derecho personalísimo, lo que implica:
● Que en los actos de estado civil, no se admita la representación legal, sino sólo la
voluntaria (arts. 103).
● Que son estrictamente personales las acciones judiciales para adquirirlo o protegerlo, y
por lo tanto, intransferibles e intransmisibles (arts. 205; 212; 317).
● Que son inembargables ciertos derechos inherentes a estados civiles: art. 2466.
e) Es permanente, lo que no significa que sea perpetuo.

5.- La familia y el parentesco.

a) La familia.
Desde el punto de vista del Derecho, la familia es un conjunto de individuos unidos
por vínculo de matrimonio o de parentesco.
Dos son en consecuencia las vertientes de la familia: el matrimonio y el parentesco.
Teniendo presente lo dispuesto en el art. 992, inciso 1º, se concluye que el
parentesco y la familia, desde el punto de vista jurídico, se extiende hasta el sexto grado en
la línea colateral, inclusive.
b) El parentesco.
El parentesco es la relación de familia que existe entre dos personas.
Esta relación se establece atendiendo a tres vínculos diferentes:
1º Vínculo de sangre: que da origen al parentesco por consanguinidad.
Son parientes consanguíneos los que tienen la misma sangre, y esto ocurre entre
individuos que descienden unos de otros o entre los que descienden de un progenitor
común, en cualquiera de sus grados.
2º El matrimonio: da origen al parentesco por afinidad.
Nace del matrimonio, y es el que existe entre una de dos personas que se han casado
y los consanguíneos de la otra.
Cabe consignar que este parentesco por afinidad no desaparece con la muerte de uno
de los que le dieron origen por medio del matrimonio, como lo da a entender claramente el
art. 31, al aludir a persona “que está o ha estado casada”.
También debe precisarse que no existe parentesco por afinidad entre los
consanguíneos de una de dos personas que se han casado y los consanguíneos del otro. Así,
por ejemplo, los consuegros o los concuñados no son parientes entre sí.
3° El acuerdo de unión civil: genera parentesco entre los convivientes civiles.
Este parentesco, denominado conviviente civil, sin embargo, es limitado, pues el art.
1° de la Ley N° 20.830 expresa que los convivientes civiles “serán considerados parientes
para los efectos previstos en el artículo 42 del Código Civil”. Este último artículo se refiere
a los casos “en que la ley dispone que se oiga a los parientes de una persona”, o sea, cuando
deben concurrir a presencia judicial para diversos fines (por ejemplo, designar curador a
una persona incapaz o atribuir el cuidado personal del hijo a una persona distinta de sus
padres). En rigor, no es un verdadero parentesco, a pesar de que así lo afirme la Ley N°
20.830.
● Los cónyuges no son parientes por afinidad.
Aun cuando el CC. no resolvió el tema expresamente, la doctrina ha concluido que
los cónyuges no son parientes afines entre sí. En efecto, no quedan comprendidos en el art.
31 ni tampoco es posible computar el grado de parentesco en que estarían si se aceptara la

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hipótesis de que fueran parientes. Ello demostraría que no fueron considerados tales al
crearse el sistema de parientes afines.
Es cierto que en otras disposiciones legales, los cónyuges son comprendidos entre
los parientes -art. 42, por ejemplo-, pero para resolver la duda, se dice que es necesario
atender a las reglas normativas del fenómeno y no a aquellas accidentales. En tal sentido, se
agrega que el art. 42 sería más bien una norma de carácter procesal.
Por lo demás, en otros artículos se distingue claramente entre parientes y cónyuges:
art. 15 Nº 2; art. 353, inc. 3º.
● Cómputo del parentesco.
El parentesco por consanguinidad se computa por la línea y el grado.
La línea es la serie de parientes que descienden los unos de los otros o de un autor
común. La línea puede ser ascendente o descendente
Atendiendo a la línea, el parentesco puede ser de línea recta o de línea colateral. Son
parientes en línea recta los que descienden unos de otros. Son parientes en línea colateral
los que sin descender unos de otros, tienen un ascendiente común (art. 27).
La línea puede ser ascendente o descendente, según sea el caso, es decir, desde el
pariente en que nos situemos para el cómputo.
El grado equivale al número de generaciones que separan a dos parientes (art. 27):
así, el padre es pariente de primer grado en la línea recta del hijo y de segundo grado en la
línea recta del nieto.
En el parentesco colateral, es necesario encontrar al ascendiente común y subir hasta
él para bajar después hasta el otro pariente. Así, por ejemplo, dos hermanos son parientes
en segundo grado y dos primos lo son en cuarto grado. Recordemos que de conformidad al
art. 992, la línea colateral no se extiende, para los efectos sucesorios y jurídicos en general,
más allá del sexto grado. A su vez, también debemos tener presente que en la línea
colateral, nunca el parentesco lo será en el primer grado; el más cercano, lo será en segundo
grado.
El parentesco en la línea colateral, puede ser de simple o de doble conjunción. Es de
simple conjunción, cuando el parentesco es sólo de parte de padre o madre; es de doble
conjunción, cuando los colaterales son parientes a la vez en la línea paterna y materna, o
sea, cuando proceden de un mismo padre y de una misma madre (art. 41). Interesa la simple
o doble conjunción en el tercer y cuarto orden sucesorio (artículos 990 y 992 del Código
Civil).
Al parentesco por afinidad, se le aplican las mismas reglas. Así, por ejemplo, el
yerno tiene con sus suegros el mismo grado que con sus propios padres. En otras palabras,
se ocupa ficticiamente el mismo lugar de la persona con la cual se contrajo matrimonio (art.
31).
● Importancia del parentesco.
El parentesco es sin duda la vinculación más importante que establece el Derecho
Privado. Sus efectos son tan amplios que abarcan toda la vida del individuo. En orden de
importancia, lo es más el parentesco por consanguinidad que el de afinidad.
De tal forma, el parentesco:
a) Determina los derechos, deberes y obligaciones que nacen entre los padres y los hijos.
b) Se debe alimentos al cónyuge o a los parientes que señala el art. 321. Excepcionalmente,
se debe alimentos a quien no es pariente: al que hizo una donación cuantiosa no rescindida
o revocada y al cónyuge.

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c) Es el parentesco el que determina quienes son llamados a la guarda legítima de una
persona (art. 367).
d) El parentesco determina quienes concurren y quienes son excluidos en la sucesión de una
persona (artículos 988 a 995, que regulan los órdenes sucesorios, cuando el causante fallece
abintestato).
e) Determina quienes deben otorgar el consentimiento a los menores de edad para contraer
matrimonio: arts. 107 y 109 (sanción: art. 114).
f) El parentesco, tanto por consanguinidad como por afinidad, puede constituir un
impedimento para contraer matrimonio (art. 6, Ley de Matrimonio Civil). Aquí, tiene
importancia también el parentesco por afinidad.
g) En materia contractual, es nulo el contrato de compraventa entre el padre o madre y el
hijo no emancipado (art. 1796).
h) El art. 1061 invalida las disposiciones testamentarias hechas a favor, por ejemplo, de
determinados parientes del notario.

6.- Prueba del estado civil.

Puede probarse por un medio principal y por diversos medios secundarios o


supletorios.

a) Medio principal de prueba.


Lo constituyen las partidas de matrimonio, de nacimiento o bautismo y de defunción
(arts. 304 al 308).

b) Medios supletorios (arts. 309 y siguientes):


Debemos distinguir al efecto entre la prueba del matrimonio y la prueba del estado
civil de hijo de cierta persona, o sea, la prueba de la filiación.
b.1.) Prueba del estado de matrimonio.
b.1.1.) Otros documentos auténticos: es decir otros instrumentos públicos, como por
ejemplo, una sentencia en la que se da cuenta que ciertas personas contrajeron matrimonio.
b.1.2) Declaraciones de testigos, que hayan presenciado la celebración del matrimonio: no
se admite por ende testigos de oídas, sino sólo presenciales.
b.1.3) La posesión notoria del estado civil de casado, en defecto de las pruebas anteriores:
en general, este medio de prueba se traduce en demostrar que se ha gozado del estado civil
de casado a la vista de todos y sin protesta o reclamo de nadie. Los arts. 310, 312 y 313 se
refieren a la posesión notoria del estado civil de casado.
Precisemos que el término “posesión” está tomado en un sentido diverso al del art.
700, referido a la posesión sobre los bienes. La posesión notoria dice relación a hechos
notorios, públicos, especialmente el trato, nombre y fama, que la persona ha tenido ante
terceros.
Conforme al art. 312, la posesión notoria del estado de matrimonio deberá haber
durado 10 años continuos por lo menos.
b.2) Prueba de filiación:
La ley restringe la prueba en esta materia. El art. 309, inc. 2º, establece que la
filiación, a falta de partida o subinscripción, sólo podrá acreditarse o probarse:

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b.2.1) Con los instrumentos auténticos mediante los cuales se haya determinado
legalmente: por ejemplo, un testamento otorgado ante funcionario público, en el cual el
testador declara reconocer que tiene un hijo (art. 187, Nº4).
b.2.2) A falta de dichos instrumentos auténticos, el estado de padre, madre o hijo deberá
probarse en el correspondiente juicio de filiación en la forma y con los medios previstos en
los arts. 195 a 221 del CC.
Dispone la ley que en los juicios sobre determinación de la filiación, la maternidad y
la paternidad podrán establecerse mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio o a
petición de parte (art. 198, inc. 1º).
No obstante, se establecen algunas normas particulares, para ciertos medios de
prueba:
b.2.2.1) Prueba testimonial: será insuficiente por sí sola (art. 198); por ende, deberá
complementarse con otra prueba.
b.2.2.2.) Presunciones: deben cumplirse los requisitos exigidos en el art. 1712 del CC (vale
decir, que se trate de presunciones graves, precisas y concordantes). En verdad, no se divisa
la razón de haber señalado lo anterior, considerando que el artículo se habría aplicado de
todas maneras, salvo disposición expresa en contrario.
b.2.2.3) Prueba pericial: las pruebas periciales de carácter biológico se practicarán por el
Servicio Médico legal o por laboratorios idóneos para ello, designados por el juez (art.
199).
Cabe destacar que la ley permite al juez designar establecimientos públicos o
privados, para realizar los exámenes periciales, circunstancia que ciertamente puede
agilizar la obtención de los resultados y por ende la sentencia.
Las partes, por una sola vez, tendrán derecho a solicitar un nuevo informe pericial
biológico.
La negativa injustificada de una de las partes a someterse a peritaje biológico
configura una presunción grave en su contra, que el juez apreciará en los términos del art.
426 del CPC. En otras palabras, esta única presunción podrá constituir plena prueba,
cuando a juicio del tribunal, tenga caracteres de gravedad y precisión suficientes para
formar su convencimiento.
b.2.2.4) Posesión notoria del estado civil: la posesión notoria de la calidad de hijo respecto
de determinada persona servirá también para que el juez tenga por suficientemente
acreditada la filiación (art. 200).
La posesión notoria consiste en que el padre, la madre o ambos hayan tratado al
individuo como hijo, proveyendo a su educación y establecimiento de un modo competente,
y presentándolo en ese carácter a sus deudos y amigos; y que éstos y el vecindario de su
domicilio, en general, le hayan reputado y reconocido como tal (artículo 200, inc. 2º).
Para acreditar la filiación mediante la posesión notoria, se requiere cumplir con los
siguientes requisitos copulativos:
* Que la posesión notoria haya durado a lo menos 5 años continuos; y
* Que se pruebe por un conjunto de testimonios y antecedentes o circunstancias fidedignos
que la establezcan de un modo irrefragable.
En relación a lo que se establecía en el anterior art. 271 Nº 3, a propósito de la
posesión notoria como medio de establecer la filiación natural, cabe señalar que se
disminuye de 10 a 5 años el plazo exigido por la ley. En cuanto a la posibilidad de que la
prueba de testigos pueda hoy día bastar, por sí sola, para acreditar la posesión notoria, el
punto es dudoso. Recordemos que el inciso final del Nº 3 del art. 271 advertía que “La

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prueba de testigos no bastará por sí sola para acreditarla”. El art. 200 no incluyó una
declaración tan perentoria, pero podría estimarse que permanece en pie la exigencia de
complementar la prueba de testigos, desde el momento de que el precepto establece que la
posesión notoria se prueba “por un conjunto de testimonios y antecedentes o circunstancias
fidedignos”. La expresión copulativa “y” denotaría que además de los testigos, deben
aportarse otras pruebas, que configuren los “antecedentes o circunstancias fidedignos”.
Ante una eventual colisión de pruebas, el art. 201 dispone que la posesión notoria
del estado civil de hijo, preferirá a las pruebas periciales de carácter biológico en caso de
que haya contradicción entre una y otras. En efecto, podría ocurrir que una persona hubiere
sido tratado como hijo en los términos señalados precedentemente, y que del examen
biológico no quedare establecida dicha filiación. Como la ley propende a beneficiar al hijo,
opta por dar preferencia a la posesión notoria.
Sin embargo, si hubiere graves razones que demuestren la inconveniencia para el
hijo de aplicar la regla anterior, prevalecerán las pruebas de carácter biológico. (art. 201,
inc. 2º).

7.-) Cosa juzgada en cuestiones sobre estado civil.

De acuerdo con la regla general del art. 3º, las sentencias no tienen fuerza
obligatoria sino en las causas en que se pronunciaren. Tienen efecto relativo, afectando sólo
a las personas que han intervenido en el juicio.
Tal principio se altera por el art. 315. Las sentencias en que se declare verdadera o
falsa la paternidad o maternidad de un hijo tienen efecto absoluto, valen respecto de todos,
no solamente respecto de quienes intervinieron en el juicio, relativamente a los efectos que
dicha paternidad o maternidad acarrea.
Hay que precisar que no produce cosa juzgada absoluta o erga omnes el fallo que se
dicte en cualquier juicio en que se trata del estado civil, sino solo en aquellos en que se
dicte la paternidad o maternidad. La regla del art. 315 supone que la cuestión de la
paternidad o maternidad haya sido el objeto principal del juicio y no una cuestión accesoria.
A su vez, para que la sentencia produzca los efectos absolutos del art. 315, deben
concurrir los requisitos del art. 316:
1º La sentencia debe estar firme o ejecutoriada (art. 174 de CPC).
2º Sentencia pronunciada contra legítimo contradictor: el art. 317 establece quienes lo son:
padre e hijo y madre e hijo son los legítimos contradictores en las cuestiones de paternidad
y maternidad, respectivamente. Son también legítimos contradictores los herederos del
padre o madre fallecidos en contra de quienes el hijo podrá dirigir o continuar la acción y,
también, los herederos del hijo fallecido cuando éstos se hagan cargo de la acción iniciada
por aquel o decidan entablarla.
El artículo 317 debemos relacionarlo con el artículo 206, que permite interponer la
acción de reclamación de filiación, cuando se trata del hijo póstumo o cuando el padre o
madre ha fallecido dentro de los 180 días siguientes al parto. En este caso, la acción debe
dirigirse contra los herederos del padre o madre fallecido, dentro del plazo de 3 años,
contado desde la muerte, o si el hijo es incapaz, desde que éste haya alcanzado la plena
capacidad.
Agrega el art. 318 que el fallo pronunciado a favor o en contra de cualquiera de los
herederos aprovecha o perjudica a los coherederos que citados no comparecieron.

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3º Ausencia de colusión en el juicio: se entiende por colusión el acuerdo secreto y
fraudulento para provocar que se dicte una sentencia en un sentido dado. La prueba de la
colusión incumbe a quien la alega, pero con el objeto de evitar un prolongado estado de
incertidumbre, el art. 319 limita su admisibilidad, de manera que debe acreditarse la
colusión dentro de los cinco años subsiguientes a la sentencia.
Finalmente, el art. 320 establece el principio de ausencia de cosa juzgada e
imprescriptibilidad de la acción del verdadero padre, madre o hijo: art. 320, inc. 1º. La
verdadera filiación siempre podrá ser reclamada por el hijo, el padre o la madre.
El mismo principio se consagra en el artículo 195, cuyo inciso 2º dispone que “El
derecho de reclamar la filiación es imprescriptible e irrenunciable”.

VI.- EL DOMICILIO.

1.- Definición.

Así como la nacionalidad determina el Estado al que un individuo pertenece y el


estado civil la familia a la cual una persona se encuentra ligada, el domicilio precisa el
lugar en que el individuo se considera siempre presente, aunque momentáneamente no lo
esté, para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones.
En el lenguaje vulgar, se llama domicilio la morada o habitación de una persona.
Jurídicamente, el domicilio tiene un sentido diferente. Se define, en términos generales,
como el asiento legal de una persona. Se trata en consecuencia de un concepto jurídico, no
de un concepto de hecho.
Se define en el art. 59 del CC, como la conjugación de dos elementos: uno objetivo,
la residencia, y otro subjetivo, el ánimo de permanecer en ella. De esta manera, consiste en
la residencia, acompañada, real o presuntivamente, del ánimo de permanecer en ella.

2.- Niveles de vinculación jurídica de una persona con un lugar.

La doctrina distingue tres niveles, respecto a la permanencia de una persona en un


lugar: habitación o morada; residencia; y domicilio.
Tal distingo es paralelo al de mera tenencia, posesión y dominio, aludiendo a las
cosas y sus niveles de radicación con las personas.
La habitación o morada es el lugar en que accidentalmente está una persona, en el
cual pernocta o tiene alojamiento. Es la relación más tenue o débil entre una persona y un
lugar determinado (por ejemplo, los pasajeros de un hotel). Prácticamente no tiene
trascendencia para el derecho, salvo en cuanto las leyes obligan a todos los habitantes de la
República, sean nacionales o extranjeros, domiciliados o transeúntes (art. 14).
La residencia es el lugar en que habitualmente se encuentra una persona. Se refiere
a la sede estable de una persona, aunque no sea perpetua ni continua. No es transitoria u
ocasional, como la morada o habitación. La residencia tiene importantes efectos jurídicos:
1º Hace las veces de domicilio civil, respecto de las personas que no lo tuvieren en otra
parte: art. 68.
2º La residencia y el domicilio es la misma para los obispos, curas y otros eclesiásticos (art.
66).
El domicilio es un concepto jurídico y no de hecho como los dos anteriores. Es una
abstracción legal, que considera a una persona presente en el lugar en que tiene el asiento

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principal de sus negocios o donde ejerce habitualmente su profesión u oficio, aunque en el
hecho así no ocurra permanentemente (art. 62).
La residencia y el domicilio pueden ser uno mismo. Así por ejemplo, si un abogado
que vive y ejerce en Santiago pero que durante el mes de febrero se traslada a Villarrica,
tiene durante 11 meses su domicilio y residencia en Santiago y durante febrero su
residencia en Villarrica, conservando su domicilio en Santiago. Y si al trasladarse a
Villarrica pernocta en Temuco, habrá tenido su morada o habitación en esa ciudad.

3.- Presunciones de domicilio.

El CC. establece diversas presunciones acerca del ánimo de una persona de


avecindarse en un lugar, y por ende, cambiar efectivamente su domicilio. Tales
presunciones son positivas y negativas, es decir, en algunos casos el legislador presume el
ánimo de constituir un nuevo domicilio y en otros, deduce de ciertos hechos que no existe
ánimo de cambiar domicilio.
Las presunciones positivas están indicadas en los arts. 62 y 64. En los casos que
señalan dichos artículos, se manifiesta la intención de un sujeto de avecindarse en
determinado lugar. Son tales:
● Donde se ejerce habitualmente una profesión u oficio (artículo 62).
● Donde se abre tienda, botica, fábrica, taller, posada, escuela u otro establecimiento
durable, para administrarlo en persona (artículo 62).
● Aceptar un cargo concejil (artículo 64).
● Aceptar un empleo fijo de los que regularmente se confieren por largo tiempo (artículo
65).
Las presunciones negativas están establecidas en los arts. 63 y 65, preceptos que
establecen hechos que no hacen presumir cambio de domicilio. Ambos artículos se refieren
a la habitación o morada. Son tales:
● Habitar en un lugar temporalmente (artículo 63).
● En los casos de confinamiento o destierro que afecten a un individuo (artículo 65).
Todas las presunciones anteriores son simplemente legales y no de derecho, y en
consecuencia, pueden destruirse probando lo contrario de lo que suponen.

4.- Clases de domicilio.

a) Domicilio político y domicilio civil.


El domicilio político se define en el art. 60. La palabra “político” se usa en el
sentido de “nacional”, de modo que este domicilio podría llamarse también domicilio
nacional. Abarca todo el territorio sujeto a la soberanía de un Estado en que se entiende
avecindada una persona. Los chilenos lo tienen por origen y los extranjeros por el hecho de
avecindarse en Chile. Al domicilio político se refieren los arts. 15, 497 Nº 6, y 1012 Nº 10
del CC.
El domicilio civil es el relativo a una parte determinada del territorio del Estado.
Puede definirse como la residencia, en una parte determinada del territorio del Estado,
acompañada, real o presuntivamente, del ánimo de permanecer en ella. Los elementos
constitutivos del domicilio civil (que pueden equipararse al corpus y al ánimus de la
posesión) son dos: la residencia en una parte determinada del territorio del Estado y el
ánimo de permanecer en esa residencia. El ánimo puede ser real o presunto. El primero es

17
el que tiene una existencia cierta y efectiva; el segundo, es el que se deduce de ciertos
hechos o circunstancias.
Los dos elementos, residencia y ánimo, son necesarios para constituir domicilio. La
residencia actual, por prolongada que sea, no basta por sí sola para constituir domicilio,
porque la persona puede conservar el ánimo de volver a la residencia anterior. El ánimo,
por sí solo, tampoco es suficiente para constituir domicilio si no opera un efectivo cambio
de residencia. Pero el solo ánimo basta para conservar el domicilio: si se abandona la
residencia con la intención de volver a ella, la falta de permanencia en el lugar, por
prolongada que sea, no hace perder el domicilio. De ahí que se diga que el ánimo es el
principal de los elementos constitutivos del domicilio.

b) Domicilio de origen y adquirido.


El domicilio de origen se adquiere por el nacimiento, aun cuando no coincida
realmente con el lugar en que la persona nació. Se determina por el domicilio de los padres.
El domicilio adquirido es el que resulta de la elección de la persona, al fijar en un
lugar determinado la sede principal de sus negocios, distinta al domicilio de origen.

c) Domicilio legal, convencional y real.


c.1) El domicilio legal o de derecho es el que la ley impone de oficio a ciertas personas, en
razón del estado de dependencia en que se encuentran con respecto a otras o por
consideración al cargo que desempeñan. Dentro del domicilio legal, cabe el domicilio de
origen. El domicilio legal es un verdadero imperativo de la ley. De ahí que siempre tenga
un carácter forzoso y en algunos casos sea ficticio.
Sólo existen los domicilios legales manifiestamente establecidos por la ley y no
cabe extenderlos por analogía a otras situaciones, siendo por ende de interpretación
restrictiva. La determinación del domicilio legal de una persona es una cuestión de derecho,
no de hecho.
- Casos de domicilio legal, derivados de una relación de dependencia:
1º Los menores: debemos distinguir entre hijos de filiación determinada e indeterminada, y
en el primer caso, se puede tratar de una filiación matrimonial o no matrimonial, y en ésta,
de reconocimiento voluntario y forzado. Conforme al artículo 203, cuando la filiación haya
sido determinada judicialmente contra la oposición del padre o madre, aquél o ésta quedará
privado de la patria potestad. Dispone por su parte el art. 72 del CC. que el que vive bajo
patria potestad sigue el domicilio paterno o materno. La disposición se refiere a los hijos de
filiación determinada, salvo, según se indicó, si el reconocimiento fue forzado. A los padres
está confiada la gestión de los intereses del menor, y por esta razón, el domicilio sólo
subsistirá mientras el hijo se mantenga bajo patria potestad.
En cuanto a los hijos de filiación indeterminada, o de filiación determinada con
oposición del padre o madre, seguirán el domicilio del tutor o curador que se les nombre
(artículo 248 del Código Civil).
2º Los interdictos: las personas a quienes se priva legalmente de la administración de sus
bienes, siguen el domicilio de sus curadores. Pueden declararse en interdicción los
dementes, los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente y los
pródigos.
3º Los criados y dependientes: art. 73. tendrán el domicilio de sus empleadores o patrones,
siempre que se cumplan las siguientes condiciones:

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● Que trabajen habitualmente en la casa de su empleador o patrón, y no en forma
intermitente;
● Que residan en la misma casa del empleador o patrón;
● que no tengan un domicilio derivado de la patria potestad o de la guarda, porque las
disposiciones relativas a estos domicilios se aplican con preferencia. En consecuencia, el
hijo no emancipado tiene el domicilio de su padre o madre, aunque resida en la casa de la
persona a quien sirve o para quien trabaja.
- Casos de domicilio legal, derivados del cargo que se desempeña:
1º El del art. 66, respecto de los eclesiásticos (hoy injustificado, atendida la separación de la
Iglesia y el Estado).
2º El del art. 311 del COT.: los jueces están obligados a residir constantemente en la ciudad
o población donde tenga asiento el tribunal en que deban prestar sus servicios. Sin
embargo, las cortes de apelaciones podrán, en casos calificados, autorizar transitoriamente a
los jueces de su jurisdicción para que residan en un lugar distinto del asiento del tribunal.
Cabe señalar que no es este propiamente un caso de domicilio legal, porque la ley sólo
impone la residencia, y si bien se les aplicaría a los jueces la presunción del artículo 64, se
podría destruir la presunción.
c.2) El domicilio convencional: art. 69. Es aquel que se pacta en un contrato, para efectos
judiciales o extrajudiciales, y puede alterar las reglas de competencia, sometiendo el
conocimiento de un juicio a los tribunales de un determinado lugar, en el cual las partes, de
común acuerdo, fijan su domicilio.
Además de ser acordado por ambas partes, el domicilio convencional debe
determinarse con claridad, bastando en todo caso señalar una ciudad o comuna. Una
estipulación vaga, no es suficiente; por eso, nuestra jurisprudencia ha dicho que carece de
valor la cláusula que fija como domicilio del deudor “el lugar que el acreedor designe” o
“donde judicialmente se pida el cumplimiento del contrato”. Por su vaguedad,
estipulaciones de esta naturaleza no importan fijación de domicilio convencional.
El domicilio convencional, aunque sea ficticio o pueda llegar a serlo, será inmutable
mientras dure la convención: arts. 1545 y 1546; art. 1589, respecto del pago.
El domicilio convencional está limitado tanto en la materia como en el tiempo. En
cuanto a la materia, estará limitado a los efectos del contrato; en cuanto al tiempo, porque
regirá mientras subsista el contrato.
c.3) Domicilio real o de hecho: es aquel que las personas eligen a su arbitrio. Es real,
porque en él se encuentra efectivamente el asiento jurídico de una persona; se denomina
también “de hecho”, para distinguirlo del domicilio legal o de derecho. La definición del
art. 59, inc. 1º, se refiere al domicilio real y constituye la regla general, salvo que un
individuo posea un domicilio legal o convencional.
Para que se origine un nuevo domicilio real, es necesario:
● La residencia de una persona en un lugar distinto del anterior;
● La intención de permanecer o establecerse en el lugar de la nueva residencia.
Para determinar si hay o no cambio de domicilio, habrá que atender, en primer
lugar, a las presunciones positivas y negativas antes señaladas. cabe precisar en todo caso
que no siempre un cambio de domicilio produce efectos jurídicos: por ejemplo, art. 1589;
en un litigio, el nuevo domicilio de una de las partes no surtirá efectos, si no es informado
en los autos (art. 49 del CPC).
d) Domicilio general y especial.

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El domicilio civil puede dividirse en general y especial. Domicilio general es el que
se aplica a la generalidad de los derechos y obligaciones que entran en la esfera del
Derecho Civil. En otras palabras, es el que tiene una persona para todas sus relaciones
jurídicas.
Domicilio especial es el que sólo se refiere al ejercicio de ciertos derechos o
relaciones jurídicas. Por ejemplo, art. 2350, inciso 1º, domicilio especial para la fianza; el
domicilio convencional; el que ordena designar el art. 49 del CPC a todo litigante en su
primera gestión en el juicio.

5.- Pluralidad de domicilios.

De acuerdo a lo dispuesto en el art. 67, puede concluirse que nuestro CC. acepta la
pluralidad de domicilios generales. Pero será condición que en cada uno de ellos concurran
todas las circunstancias constitutivas del domicilio. Lo anterior tiene especial importancia
para los efectos de notificar una demanda. Sin embargo, tratándose dicha pluralidad de una
excepción, corresponde probarla a la parte que la alegue, pues las excepciones no se
presumen.

6.- Importancia del domicilio.

La gran importancia jurídica del domicilio queda de manifiesto en las siguientes


materias:
a) Si no se estipula un lugar determinado, en las obligaciones de género el pago debe
hacerse en el domicilio del deudor (art. 1588).
b) En materia sucesoria: se abre la sucesión de una persona en su último domicilio; a su
vez, la sucesión se regla por la ley del domicilio en que se abre (art. 955).
c) En materia de estado civil: la posesión notoria del estado de matrimonio o hijo debe
haberse tenido ante el vecindario del domicilio (arts. 310, 312, 313 y 200 del Código Civil).
d) En materia procesal, por regla general, es juez competente para conocer de una demanda
civil o para intervenir en un acto no contencioso, el del domicilio del demandado o
interesado (art. 134 del COT).
e) Es juez competente para declarar la muerte presunta el del último domicilio que el
desaparecido haya tenido en Chile (art. 81 número 1).
f) La ley hace algunas distinciones entre chilenos y extranjeros, según estos últimos sean
transeúntes o tengan domicilio o al menos residencia en Chile (ver nacionalidad).
g) A lo menos dos testigos del testamento, deben estar domiciliados en la comuna o
agrupación de comunas en que se otorgue el testamento (artículo 1012 del Código Civil).

VII.- EL PATRIMONIO.

1.- Definición.

En un sentido vulgar, se le define como un conjunto de bienes.


Josserand dice que es “el conjunto de valores pecuniarios, positivos o negativos,
pertenecientes a una misma persona, figurando unos en el activo y otros en el pasivo”.
Planiol expresa que el patrimonio “es el conjunto de derechos y obligaciones de una
persona, apreciables en dinero”.

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Podría decirse, en términos más contemporáneos, que es la aptitud para llegar a ser
el centro de relaciones jurídicas pecuniarias.

2.- Características y naturaleza jurídica del patrimonio.

Para explicarlas, se han formulado dos doctrinas: la clásica o subjetiva y la moderna


u objetiva.

a) Doctrina clásica o subjetiva.


Esta doctrina fue formulada en el seno del derecho francés, en especial por Aubry y
Rau.
Según esta doctrina, el patrimonio tiene las siguientes características:
1º Responde a una noción esencialmente pecuniaria: comprende todos los bienes, derechos
y obligaciones de una persona, apreciables en dinero. Los bienes y derechos configuran su
activo y las obligaciones o deudas, su pasivo. El patrimonio sólo se justifica para adscribir
ciertos bienes al pago de ciertas obligaciones. Según esta doctrina, quedan fuera del
patrimonio los derechos que no son susceptibles de ser avaluados en dinero, que carecen de
un carácter pecuniario y que se denominan por ende “extrapatrimoniales” (derechos de
familia, derechos de la personalidad, los derechos públicos), pues estos derechos no están
afectos al cumplimiento de las obligaciones del titular; lo que no obsta a que éstos derechos
puedan devenir en patrimoniales, en caso de ser infringidos por un tercero en perjuicio del
titular, originando eventualmente acción de indemnización de perjuicios.
2º Es una universalidad jurídica: de esta característica se desprenden algunos alcances:
● El patrimonio constituye un todo, de naturaleza jurídica independiente de los elementos
que lo componen. El continente (el patrimonio) es diferente al contenido (los bienes,
derechos y obligaciones). Las modificaciones que se produzcan en el patrimonio (ingreso y
salida de bienes, asunción o extinción de obligaciones) no alteran su carácter de
universalidad jurídica. Así, si una persona deja de tener bienes, el patrimonio subsiste. Esto
explica que el recién nacido que usualmente carece en absoluto de bienes, sea titular de un
patrimonio. El patrimonio universalidad jurídica, es una noción abstracta, intelectual,
metafísica.
● Los acreedores, por su parte, tienen un derecho de prenda general sobre el patrimonio del
deudor; vale decir, tienen el derecho de dirigirse sobre todos los bienes del deudor,
presentes o futuros, salvo los inembargables, en el evento que éste no cumpliere la
obligación oportunamente (art. 2465). Los bienes futuros también responderán por las
deudas contraídas antes de su ingreso al patrimonio, pues tales bienes reemplazan o
subrogan a los bienes que han salido del patrimonio.
● Al fallecer una persona, sus herederos adquieren su patrimonio por el modo de adquirir
llamado sucesión por causa de muerte. Se transmite el patrimonio en cuanto universalidad,
independientemente de los elementos que lo componen.
3º El patrimonio es un atributo de la personalidad: es una emanación de la personalidad, no
se concibe una persona sin patrimonio. De esta característica se desprenden las siguientes
consecuencias:
● Sólo las personas pueden tener patrimonio (lo que no acontece en la doctrina objetiva del
patrimonio).
● Toda persona tiene necesariamente un patrimonio.

21
● Toda persona no tiene sino un patrimonio. El patrimonio es indivisible, no puede ser
fraccionado en dos o más partes, cada una con activos y pasivos propios e independientes
entre sí. Y no puede dividirse, porque la personalidad de un individuo no puede ser dividida
en partes o fracciones.
● El patrimonio es inseparable de la persona: mientras viva, no podrá enajenarlo como un
todo, pues la enajenación del patrimonio importaría la enajenación de una parte de la
personalidad, lo que no puede aceptarse; lo anterior, sin perjuicio de que una persona
enajene la totalidad de sus bienes individualmente considerados (art. 1811). Pero en este
caso, no hay enajenación del patrimonio, sino de bienes determinados.
La noción clásica o subjetiva de patrimonio ha sido objeto de críticas. Se dice que
estando fundado en una concepción puramente teórica -el vínculo que existiría entre la
personalidad y el patrimonio- la noción clásica de patrimonio aparece como demasiado
estrecha y como un obstáculo muy serio para el desenvolvimiento de las relaciones
jurídicas. Por de pronto, cabe señalar que la existencia de masas de bienes, dotadas de vida
propia, independientes del patrimonio general o personal, denominados patrimonios
separados o especiales, no pueden ser explicadas por la teoría clásica. Por otra parte, se
agrega que con frecuencia sería deseable que un comerciante pudiera afectar a su empresa
sólo una determinada masa de bienes, a fin de preservar, para la seguridad de su familia,
una parte de su capital contra los riesgos de la quiebra.

b) Doctrina objetiva, moderna o materialista.


Esta doctrina desvincula a la personalidad del patrimonio. Considera al patrimonio
como una entidad independiente de la persona, formado por un conjunto de bienes que
presentan un valor económico y que están afectados a un destino o finalidad común.
La doctrina objetiva está sustentada por autores alemanes (Brinz, Bekker).
Se critica a la doctrina objetiva, señalando que todo bien, derecho u obligación,
debe tener un titular, y ese titular no puede ser otro que la persona. Las cosas, carecen de
voluntad propia.
Conforme a la doctrina objetiva, el patrimonio tiene las siguientes características:
1º Se concibe el patrimonio desvinculado de una persona, como un patrimonio de
afectación, sin un titular.
2º Una persona puede tener varios patrimonios, según afecte bienes diversos al
cumplimiento de finalidades distintas (por ejemplo, un patrimonio familiar, otro profesional
y otro comercial; el patrimonio reservado de la mujer; el patrimonio profesional o industrial
del menor). Se trata de los llamados “patrimonios fraccionados”, es decir aquellos que
tienen como destino un fin especial, en contraposición al patrimonio general del hombre
que se encuentra al servicio de los fines más genéricos de su titular. Distinguimos así entre
el patrimonio general de una persona, que persigue un fin principal, y sus patrimonios
fraccionados, que persiguen fines secundarios. En los patrimonios fraccionados, opera una
limitación de la responsabilidad. Cada fracción está sometida a un régimen jurídico
diferente y las gestiones realizadas en cada uno de ellos sólo obligan o comprometen los
bienes de aquella parte o fracción, sin que sea lícito comprometer los bienes de la otra.
3º El patrimonio tiene una realidad material: los bienes, derechos u obligaciones, tienen una
realidad material o fáctica. Para la doctrina moderna, el patrimonio no es una abstracción,
sino algo tangible, corpóreo.
Los Patrimonios de Afectación constituyen una derivación o consecuencia de la
doctrina moderna. Progresivamente, han tenido recepción en nuestra legislación. Así, por

22
ejemplo, tratándose de los “Fondos de Inversión”, regulados por la Ley número 18.815. En
el marco de la misma, de define el Fondo de Inversión como “un patrimonio integrado por
aportes de personas naturales y jurídicas para su inversión en los valores y bienes que esta
ley permita, que administra una sociedad anónima por cuenta y riesgo de los aportantes”.
Otra reciente manifestación de los patrimonios de afectación, en su variante de
“patrimonios fraccionados”, es la empresa individual de responsabilidad limitada,
recientemente creada por la Ley número 19.857, publicada en el Diario Oficial del 11 de
febrero de 2003. Conforme a esta ley, se autoriza a toda persona natural el establecimiento
de empresas individuales de responsabilidad limitada, consideradas como personas
jurídicas con patrimonio propio distinto al del titular, siempre comerciales y sometidas al
Código de Comercio cualquiera que sea su objeto; podrán realizar toda clase de
operaciones civiles y comerciales, excepto las reservadas por la ley a las sociedades
anónimas (artículo 2º). La empresa individual de responsabilidad limitada responderá
exclusivamente por las obligaciones contraídas dentro de su giro, con todos sus bienes. El
titular de la empresa responderá con su patrimonio del pago efectivo del aporte que se
hubiere comprometido a realizar en conformidad a la escritura de constitución y sus
modificaciones.

_____________***______________

23
CAPITULO VIII: LAS PERSONAS JURIDICAS1

A) ORIGEN.

El sistema jurídico ha debido reconocer, junto a la existencia de las personas naturales, la


existencia de otros entes denominados PERSONAS JURIDICAS, de modo de hacer más fluidas
las relaciones jurídicas.
Las personas naturales deben unirse a otras para progresar, aspirar al bien común. Puede
ocurrir que un conjunto de personas formen un todo orgánico, que comienza a demostrar su
propia individualidad, diferente de la de cada uno de sus integrantes. Se formará así un nuevo
ente, capaz de contraer derechos y obligaciones, denominado persona jurídica.
Como personas, poseen los atributos de la personalidad, salvo, como es obvio, el Estado
Civil.

B) EVOLUCION HISTORICA.

Aparecen ya mencionadas en la Ley de las XII Tablas. El derecho romano contenía ciertas
normas mínimas acerca de las corporaciones.
En el Derecho Feudal tendrían mayor recepción con el desarrollo de los gremios y
corporaciones, al punto que no era posible ejercer un oficio sino en el marco de una corporación,
rígidamente jerarquizada, en el sistema tripartito de aprendices, oficiales y maestros.
El individualismo propiciado por la Revolución francesa, rompe el corporativismo
medieval, llegando incluso por la ley de Chapelier a la abolición de los gremios y corporaciones,
proclamándose la libertad del trabajo, sin obligación de pertenecer a estos organismos.
Paradojalmente, la derogación de las regulaciones conducirá a la desprotección de los artesanos y
trabajadores en general.
Progresivamente, se fueron rehabilitando en la consideración política y jurídica, los
gremios y corporaciones, aceptándose la existencia de las fundaciones y corporaciones como
manifestación del derecho de asociación, aunque requiriendo la autorización del Estado para su
constitución, previa acreditación de su utilidad pública.
El Código Civil Chileno, fue uno de los primeros en tratar con mayor extensión lo relativo
a lo de las personas jurídicas sin fines de lucro. No obstante, el fuerte individualismo en boga,
seguía siendo poco favorable al corporativismo. Sin embargo, se reguló en detalle lo concerniente
a las sociedades, es decir las personas jurídicas con fines de lucro, cuyo auge había sido paralelo
a la Revolución Industrial de fines de los siglos XVIII y comienzos del XIX.

C) CONCEPTO.

SAVIGNY, define a las personas jurídicas como seres creados artificialmente, capaces de
poseer bienes, de tener patrimonio. El jurista alemán, los concibe como una ficción teórica que
nuestro Código recepciona en su artículo 545, cuyo tenor es el siguiente:

1
Fecha de última modificación: 25 de febrero de 2013.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 1


“Se llama persona jurídica una persona ficticia, capaz de ejercer derechos y contraer
obligaciones civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente.
Las personas jurídicas son de dos especies: corporaciones y fundaciones de beneficencia
pública. Las corporaciones de derecho privado se llaman también asociaciones.
Una asociación se forma por una reunión de personas en torno a objetivos de interés
común a los asociados. Una fundación, mediante la afectación de bienes a un fin determinado de
interés general.
Hay personas jurídicas que participan de uno y otro carácter”.
RUGGIERO, las define como una colectividad disciplinada de personas y bienes que
tienen finalidad estable, permanente y a quien la autoridad le ha reconocido capacidad en
materias de derechos patrimoniales.
Tomando en cuenta sus elementos, los podemos definir como entes colectivos integrados
por personas y bienes adscritos a una personalidad común y a los que se les reconoce una
personalidad jurídica distinta de las personas naturales que las integran.

D) ELEMENTOS ESENCIALES.

Son dos:

1.- ELEMENTO MATERIAL, esto es, un conjunto de personas o bienes con una finalidad
común.
2.- ELEMENTO IDEAL, reconocimiento explícito por parte de la autoridad de su individualidad,
de su capacidad de actuar en el mundo jurídico

E) NATURALEZA JURIDICA.

Discutida en la Doctrina, hay teorías que aceptan y otras que niegan las personas jurídicas.

1. - TEORIAS QUE LA ACEPTAN

1.1. - TEORIA DE LA FICCION, postula que solo existen las personas naturales, siendo las
personas jurídicas entes ficticios. Esta teoría parte del supuesto que el derecho subjetivo es un
poder atribuido a una voluntad y que en tal sentido solo un hombre puede ser naturalmente
sujeto de derechos. Sin embargo, agrega Savigny, el derecho positivo puede modificar esta regla
natural y considerar la capacidad jurídica en relación con otros seres ficticios a los cuales se les
llama personas jurídicas. Esta teoría es la que acepta nuestro Código Civil, según se desprende
del artículo 545 y de la historia fidedigna del establecimiento de la ley, pues existe una nota al
proyecto de 1853, que alude a Savigny en este punto, gran sostenedor de esta teoría.
En todo caso, cabe hacer presente que nuestro Derecho, se aparta de la teoría de la ficción
en muchas de sus consecuencias: por de pronto, considera que las personas jurídicas poseen
voluntad propia, circunstancia rechazada por Savigny. En cuanto a la responsabilidad civil de las
personas jurídicas por los delitos o cuasidelitos civiles o criminales cometidos por sus
representantes, el artículo 58 del Código Procesal Penal, se aparta también de la solución dada
por Savigny, pues el citado precepto hace responsable civilmente a las personas jurídicas por los
daños que provoquen los delitos y cuasidelitos cometidos por sus representantes o dependientes,
bajo el entendido que hayan actuado dentro de la esfera de sus atribuciones. Aún más, según

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 2


referiremos, la Ley número 20.393, contempla responsabilidad penal para las personas jurídicas,
por la comisión de ciertos delitos.

1.2. - TEORIA DE LA REALIDAD, postula que las personas jurídicas no son entes ficticios,
sino poderosas individualidades sociales, se trata de organismos sociales, es una realidad
objetiva. Se vincula esta teoría con la concepción orgánica de la sociedad, que reconoce la
existencia de múltiples órganos intermedios, entre el Estado y el individuo. Uno de tales, es la
persona jurídica.

2. - TEORIAS QUE NIEGAN LA PERSONALIDAD JURIDICA.

2.1. - TEORIA DEL PATRIMONIO COLECTIVO.


Sustentada por Planiol, quien afirmaba que “la idea de la personalidad ficticia es una
concepción simple, pero superficial y falsa”. Agrega que en verdad, estamos ante una
“propiedad colectiva”, que existe junto a la propiedad individual. Señala que “Bajo el nombre de
personas jurídicas o civiles, hay que entender la existencia de bienes colectivos, en el estado de
formas o masas distintas, poseídas por grupos de hombres más o menos numerosos y substraídas
al régimen de la propiedad individual. Por consiguiente, estas pretendidas personas no existen ni
aun de manera ficticia”2. Concluye Planiol afirmando que no puede haber sobre la tierra, otros
titulares de derechos que los hombres.3

2.2. - TEORIA DEL PATRIMONIO DE AFECTACION


Propuesta por los alemanes Brinz y Bekker, a quienes ya citamos a propósito de la teoría
objetiva del patrimonio, postula esta teoría que los derechos y las obligaciones no tienen
necesariamente por base a las personas. Existirían patrimonios sin dueño, basados en la
afectación a un fin único de todos los bienes que forman parte de ellos (Vodanovic, Antonio, Ob.
Cit., pág. 496). Como podemos observar, esta teoría es radicalmente opuesta a la de Planiol.

F) CLASIFICACION.

Se dividen en personas de Derecho Publico y Derecho Privado. Son personas de Derecho


Público: el Estado, la Nación, el Fisco, las Municipalidades, las Iglesias, las Comunidades
Religiosas y Establecimientos que se costean con fondos del erario.
Las personas jurídicas de Derecho Privado, se clasifican en Personas Jurídicas sin fines de
lucro y con fines de lucro.
Las personas jurídicas sin fines de lucro se clasifican en Corporaciones y Fundaciones.
Las personas jurídicas con fines de lucro son las sociedades. Estas pueden ser:
 Civiles o comerciales, según sea la naturaleza del objeto social;
 De personas o de capital según sea la importancia que se le asigna a la persona de los
socios o al capital aportado por estos; y
 Colectivas, en comanditas (simples o por acciones), anónimas y de responsabilidad
limitada, según la organización interna y las modalidades de su relación con terceros.

2
Citado a su vez por Vodanovic, Antonio, “Derecho Civil. Parte Preliminar y Parte Final”, Tomo Primero,
Editorial Ediar Conosur Ltda., año 1990, p. 494.
3
Vodanovic, Antonio, ob. cit., p. 495.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 3


El criterio de distinción entre personas jurídicas de derecho privado y derecho público,
adolece de interés en la doctrina. Nuestra jurisprudencia ha adoptado diversos criterios:
1) Iniciativa para la creación del ente: las personas jurídicas de derecho público obtienen su
existencia en virtud de resoluciones de la autoridad, mientras que las de derecho privado emanan
directamente de la iniciativa de los particulares.
2) Potestad Pública: las personas jurídicas de derecho público están dotadas de potestades
públicas, vale decir, gozan de imperio, en virtud del cual pueden dictar normas de carácter
obligatorio.
3) Naturaleza del fin: las personas jurídicas de derecho público tienen por objeto servir fines
públicos, mientras que las de derecho privado cumplen con los objetivos señalados por los
asociados o fundadores o persiguen la obtención del lucro.
4) Fuente de Recursos: en el caso de las personas jurídicas de derecho público provienen por lo
general de todos los habitantes de la nación; en cambio, en las de derecho privado, provienen de
aportes, donaciones, cuotas sociales, etc.

G) LAS PERSONAS JURIDICAS DE DERECHO PUBLICO.

Las disposiciones de los artículos 545 y siguientes del Código Civil no se aplican, como
se indica en el artículo 547, a las personas jurídicas de derecho público, en cuanto a la
organización y administración de las mismas. En tales aspectos, se rigen por la Constitución,
leyes administrativas y reglamentos de los servicios públicos. Lo anterior, no supone sin
embargo, que tales personas jurídicas queden por completo excluidas del Código Civil: por
ejemplo, rige el artículo 2497, respecto de la prescripción. Por lo demás, debemos tener presente
que el Fisco, en sus relaciones contractuales con los particulares, queda sujeto a las normas del
Derecho Civil como cualquier otro contratante.
Cabe señalar que la enumeración del articulo 547 no es taxativa o limitativa, sino
meramente ejemplar, y por lo demás no podía ser de otra forma, pues las personas jurídicas de
derecho público no son tales por mencionarlas el Código Civil, sino por disponerlo así normas de
derecho público. El Código Civil menciona las siguientes:
1. – LA NACION Y EL FISCO: debemos entender que al aludir a la Nación se refiere la ley al
Estado, como lo prueba una nota de Andrés Bello. El Estado representa la organización política,
jurídica y económica de la sociedad y de la sociedad nacional y constituye la fuente de todo el
derecho (salvo la costumbre); por ello es la persona jurídica por excelencia y se fija a sí misma
las condiciones para el desarrollo de su actividad y aquellas para el desarrollo de toda actividad
pública o privada.
Cuando el Estado interviene como titular de potestades públicas, mantiene su
denominación, y cuando interviene como titular de derechos subjetivos privados, se le denomina
Fisco.

2.- LAS MUNICIPALIDADES: son corporaciones autónomas de derecho público con


personalidad jurídica y patrimonio propio y cuya finalidad es satisfacer las necesidades de la
comunidad local y asegurar su participación en el progreso económico, social y cultural de las
respectivas comunas (Ley número 18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades).

3.- IGLESIAS Y COMUNIDADES RELIGIOSAS: a pesar de que el Código Civil habla en


forma general y sin distinguir el tipo de culto de que se trata, debe concluirse que se refiere
exclusivamente a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, por una razón muy simple: era la

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 4


única que podía existir, conforme a la Constitución de 1833, vigente a la promulgación del
Código Civil en 1857.
Por “IGLESIAS” se entienden las distintas subdivisiones de la Iglesia Católica a las que el
Derecho Canónico reconoce personalidad, entre ellas: Iglesia Catedral, Iglesia Parroquial, etc.
Por “COMUNIDAD RELIGIOSA”, se alude a las órdenes y congregaciones.
La parte final del inciso 2 del artículo 547, establece expresamente que las personas
jurídicas de derecho público se rigen por leyes y reglamentos especiales.
Aplicando esta norma a la Iglesia Católica y a las comunidades religiosas, se concluye
que las leyes y reglamentos especiales que las rigen son sus constituciones y leyes canónicas (así
ha fallado la jurisprudencia).

4. - ESTABLECIMIENTOS QUE SE COSTEAN CON FONDOS DEL ERARIO: sin embargo,


del artículo 547 no debe desprenderse que todo establecimiento que se costea con fondos del
erario es una persona jurídica de derecho público. Las hay que carecen de personalidad jurídica;
por otra parte, hay instituciones privadas que reciben auxilio fiscales o municipales y no por ello
tienen personalidad jurídica de derecho público. En realidad, son personas jurídicas de derecho
público los “establecimientos públicos”. Estos son ramas de los servicios generales del Estado o
municipios, que se han desprendido del conjunto para erigirse en órganos dotados de vida propia.

H) REGULACIONES JURIDICAS DE LAS PERSONAS JURIDICAS DE DERECHO


PRIVADO.

Se encuentran reguladas en diversas leyes:

1) En el Código Civil:
 En los artículos 545 al 564, en lo que respecta a las Corporaciones o Asociaciones y
Fundaciones;
 En los artículos 2053 al 2115, respecto de las sociedades.

2) En el Código de Comercio:
 Artículos 348 y siguientes acerca de la sociedad.
 En el apéndice del mismo, Ley número 3.918 sobre Sociedades de Responsabilidad
Limitada y también la Ley número 18.046 sobre las Sociedades Anónimas y su
Reglamento aprobado por el Decreto Supremo N° 587 del Ministerio de Hacienda.

3) El Código del Trabajo, específicamente cuando se alude a las organizaciones sindicales.

4) Las Leyes Especiales:


 Los Decretos Leyes 2.757 y 3.163, relativos a las Asociaciones Gremiales;
 La Ley número 19.499 sobre saneamiento de vicios formales que afecten a las sociedades;
y
 La Ley número 19.857, sobre empresas individuales de responsabilidad limitada.
 La Ley número 20.393, sobre responsabilidad penal de las personas jurídicas, por la
comisión de ciertos delitos.

I) LAS PERSONAS JURIDICAS DE DERECHO PRIVADO SIN FINES DE LUCRO.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 5


1) Aspectos generales.

Tradicionalmente, se dividen en Corporaciones y Fundaciones de beneficencia pública,


clasificación del autor alemán Heise que la propuso en 1807 y posteriormente la adoptó Savigny.
La ley chilena, denomina también a las corporaciones de derecho privado como “asociaciones”
(artículo 545, inciso 2º, del Código Civil).
LA CORPORACION o ASOCIACIÓN, es la unión estable de un conjunto de personas
que pretenden fines ideales y no lucrativos.
LA FUNDACION, se compone de una masa o conjunto de bienes destinados por la
voluntad del fundador o fundadores a un fin determinado de interés general.
El artículo 545 del Código Civil, en su inciso 3º, las define de la siguiente manera:
● Corporaciones o asociaciones: “Una asociación se forma por una reunión de personas en
torno a objetivos de interés común a los asociados.”
● Fundaciones: “Una fundación (se forma) mediante la afectación de bienes a un fin
determinado de interés general.”
La diferencia fundamental entre corporaciones o asociaciones y fundaciones no está
entonces en sus fines, que pueden ser similares, sino que reside en que las primeras tienen como
elemento básico un conjunto de personas, mientras que en las fundaciones el elemento básico es
la existencia de un patrimonio o conjunto de bienes destinados a la obtención de un fin.
Lo anterior implica que tratándose de las Corporaciones o Asociaciones es fundamental la
existencia de las personas y no de bienes, mientras que en las fundaciones, lo importante es que
se disponga de bienes requiriéndose un número mínimo de personas necesario para su
administración.
Aunque señalábamos que no es el fin el aspecto que distingue a una corporación o
asociación de una fundación, si cabe precisar que los sujetos a quienes en definitiva beneficiarán
suelen ser distintos. Las corporaciones o asociaciones tienen asociados y el fin común perseguido
puede incluso beneficiarlos, como acontece con una corporación deportiva y de recreación, que
beneficia a sus asociados exclusivamente. Por ello, el artículo 545 indica que las personas se
reúnen en torno a objetivos “de interés común a los asociados”. En cambio, las fundaciones
tienen destinatarios, es decir, aquellos beneficiarios señalados por el fundador, y que son ajenos,
usualmente, a los integrantes de la fundación. Pero el fin de la fundación ha de ser, según expresa
el artículo 545, “de interés general”, es decir, que sea socialmente significativo para la
comunidad. Por lo demás, reiteradamente el Código Civil alude a las fundaciones agregándoles la
expresión “de beneficencia pública” (artículo 545) o simplemente “de beneficencia” (artículos
562 y 563). Ello denota que el “interés general” de que habla la ley dice relación con el interés
de un sector relevante de la sociedad.

2) Constitución de las corporaciones o asociaciones y fundaciones.4

4
En lo que sin duda constituye un cambio sustancial en la obtención de personalidad jurídica por corporaciones y
fundaciones, la Ley número 20.500, publicada en el Diario Oficial con fecha 16 de febrero de 2011 y vigente a partir
del 17 de febrero de 2012, introdujo numerosas modificaciones al Título XXXIII del Libro I del Código Civil.
Ahora, en lugar del antiguo régimen en que se solicitaba al Presidente de la República la concesión de la
personalidad jurídica, se pasa a un régimen de registro, en el que la petición para constituir la asociación o la
fundación se tramita ante el municipio y ésta se constituye como tal, por el solo ministerio de la ley, mediante su
inscripción en el Registro Nacional de Personas Jurídicas sin Fines de Lucro a cargo del Servicio de Registro Civil e
Identificación. De esta manera, en la constitución de estas entidades deja de intervenir el Presidente de la República

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 6


a. Formalidades del acto constitutivo.

El acto constitutivo es solemne, debiendo constar en escritura pública o en escritura


privada, y en este último caso siempre que sea suscrita ante notario, oficial del Registro Civil o
funcionario municipal autorizado por el alcalde (artículo 548, inciso 1º, del Código Civil).
En el acto constitutivo, será necesario (artículo 548-1 del Código Civil):
● Individualizar a quienes comparezcan otorgándolo.
● Expresar la voluntad de constituir una persona jurídica.
● Reproducir y Aprobar los estatutos.
● Designar las autoridades inicialmente encargadas de dirigir la persona jurídica.

b. Contenido de los estatutos.

La materia se encuentra regulada en el artículo 548-2 del Código Civil. Nos referiremos
primero a las menciones generales o comunes para ambas clases de personas jurídicas, y después
aludiremos a ciertas menciones especiales que deben contener los estatutos de las corporaciones o
asociaciones, y aquellas que sólo deben contener los estatutos de las fundaciones.

Los estatutos tanto de las corporaciones o asociaciones como de las fundaciones, deberán
referirse a las siguientes materias:
● El nombre y domicilio de la persona jurídica.
Dispone el artículo 548-3, que el nombre deberá hacer referencia a la naturaleza, objeto o
finalidad de la persona jurídica. No podrá coincidir o tener similitud susceptible de provocar
confusión con ninguna otra persona jurídica u organización vigente, sea pública o privada, ni con
personas naturales, salvo con el consentimiento expreso del interesado o sus sucesores, o salvo si
hubieren transcurrido veinte años desde su muerte.
El domicilio es relevante, pues determina el municipio ante el cual debe practicarse el
depósito de los estatutos.
● La duración, a menos que la persona jurídica que constituya por tiempo indefinido, lo que
habrá que declarar.
● La indicación de los fines a que estará destinada la persona jurídica.
● Los bienes que forman al patrimonio inicial, si los hubiere (en realidad, esto sólo podría ocurrir
tratándose de una corporación o asociación, pues una fundación no puede constituirse sin bienes),
y la forma en que se aporten.
● Las disposiciones que establezcan los órganos de administración, cómo serán integrados y las
atribuciones que les correspondan.
● Las disposiciones relativas a la reforma de estatutos y a la extinción de la persona jurídica,
indicándose la institución sin fines de lucro a la cual pasarán sus bienes en este último evento.

(en la práctica, el trámite se realizaba a través del Ministerio de Justicia), optándose por centralizar en los municipios
su tramitación. Lo anterior obedece a la constatación de que la formación de una corporación o fundación es una
manifestación del derecho de asociación, reconocido en nuestra Constitución Política (artículo 19 número 15), y no
un acto de concesión de la autoridad central. En todo caso, el Ministerio de Justicia conserva un rol importante, cual
es fiscalizar las corporaciones y fundaciones, para que no se aparten de sus fines propios.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 7


En lo que se refiere a los estatutos de las corporaciones o asociaciones, éstos deberán
contener también:
● La determinación de los derechos y obligaciones de los asociados.
● Las condiciones de incorporación de los asociados.
● La forma y motivos de la exclusión de los asociados.
● Los aportes ordinarios o extraordinarios que deban efectuar los asociados, materia que deberá
fijar la asamblea (se trata del pago de las cuotas respectivas).

A su vez, los estatutos de las fundaciones deben precisar:


● Los bienes o derechos que aporte el fundador a su patrimonio.
● Las reglas básicas para la aplicación de los recursos al cumplimiento de los fines
fundacionales.
● Las reglas básicas para la determinación de los beneficiarios.

El artículo 548-4, dispone por su parte que todos aquellos a quienes los estatutos de la
corporación irrogaren perjuicio podrán recurrir a la justicia, en procedimiento breve y sumario,
con dos eventuales fines:
● Para que los estatutos se corrijan; y
● Para que se repare toda lesión o perjuicio que de la aplicación de dichos estatutos les haya
resultado o pueda resultarles.
El precepto es similar al antiguo inciso 2º del artículo 548, pero con la diferencia que
decía éste que el afectado podía recurrir al Presidente de la República (entiéndase Ministerio de
Justicia) para obtener la corrección de los estatutos, sin perjuicio de recurrir después a la justicia
para el resarcimiento de los perjuicios.

c. Depósito del acto constitutivo. Objeción o aprobación por el secretario del municipio.

Establece el inciso 2º del artículo 548 que una copia del acto constitutivo, autorizada por
el ministro de fe o funcionario ante el cual fue otorgado, deberá depositarse en la secretaría
municipal del domicilio de la persona jurídica en formación.
El plazo para efectuar el depósito será de 30 días, contado desde el otorgamiento del acto
constitutivo. Con todo, este plazo no regirá para las fundaciones que se constituyan conforme a
disposiciones testamentarias. Es razonable la salvedad, pues lo usual será que en este caso, el acto
constitutivo de la fundación se realice después de transcurridos 30 días desde el fallecimiento del
testador.
Nada dice la ley para el caso que no se pida el depósito del acto constitutivo dentro del
plazo mencionado. Entendemos que habría que volver a realizar el acto constitutivo, y que el
primero ya no podría generar efectos jurídicos.
Del estudio de los antecedentes por el secretario municipal, y en particular si se
cumplieron o no los requisitos que la ley o el reglamento señalen, puede resultar que éste formule
una objeción o que apruebe el acto constitutivo:
● Objeción al acto constitutivo: deberá ser fundada y realizarse dentro de los 30 días siguientes a
la fecha del depósito. Advierte la ley que no se podrán objetar las cláusulas de los estatutos que
reproduzcan los modelos aprobados por el Ministerio de Justicia. La objeción será notificada al
solicitante por carta certificada (inciso 3º del artículo 548). Sin perjuicio de las reclamaciones
administrativas y judiciales procedentes, la persona jurídica en formación deberá subsanar las
observaciones formuladas, dentro del plazo de 30 días, contado desde su notificación. Los nuevos

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 8


antecedentes se depositarán en la secretaría municipal, procediéndose conforme al inciso 2º del
artículo 548. El órgano directivo de la persona jurídica en formación, se entenderá facultado para
introducir en los estatutos las modificaciones que se requieran para estos efectos (inciso 4º del
artículo 548).
● Aprobación del acto constitutivo: si transcurriere el plazo de 30 días contado desde el depósito
del acto constitutivo sin que el secretario municipal hubiere notificado observación alguna, se
entenderá por el solo ministerio de la ley que no objeta la constitución de la organización. Lo
mismo ocurrirá cuando se hubieren presentado nuevamente y en forma oportuna los antecedentes
subsanando las objeciones planteadas por el secretario municipal. En ambos casos, el secretario
municipal, de oficio y dentro de quinto día, archivará copia de los antecedentes de la persona
jurídica y los remitirá al Servicio de Registro Civil e Identificación, a menos que el interesado
solicitare formalmente hacer la inscripción (en realidad, debió decir la ley “pedir que se haga la
inscripción”), en forma directa (incisos 3º y 5º del artículo 548).

d. Inscripción del acto constitutivo y obtención de personalidad jurídica.

Recibidos los antecedentes por el Servicio de Registro Civil e Identificación, éste


procederá a realizar la pertinente inscripción en el Registro Nacional de Personas Jurídicas sin
Fines de Lucro. Cabe señalar que el mencionado Servicio carece de la facultad para objetar el
acto constitutivo, debiendo limitarse a llevar a cabo la citada inscripción. La asociación o
fundación gozará de personalidad jurídica a partir de esta inscripción.

3) Modificación de los estatutos de una corporación o fundación.

Conforme al artículo 558, cabe distinguir según se trata de corporaciones o asociaciones y


de fundaciones:

a. Respecto de las corporaciones o asociaciones.

La modificación de los estatutos de una asociación o corporación deberá hacerse por


acuerdo de la Asamblea, citada especialmente con ese propósito. Se trata por ende de una reunión
extraordinaria (así por lo demás lo señala el artículo 559, letra b). El quórum será el que se
indique en los estatutos, pero en dos casos, la modificación deberá ser aprobada a lo menos por
dos tercios de los asociados que asistan a la respectiva asamblea:
● Cuando se acuerde la disolución de la asociación.
● Cuando se acuerde la fusión con otra asociación o corporación (inciso 1º).

b. Respecto de las fundaciones.

Deben cumplirse los siguientes requisitos para modificar los estatutos de una fundación
(incisos 2º y 3º):
● Acuerdo del directorio de la fundación en tal sentido.
● Informe previo favorable del Ministerio de Justicia. Para tal efecto, el Ministerio emitirá un
informe respecto del objeto de la fundación; del órgano de administración y de dirección;
respecto a la generación de dicho órgano; y también en cuanto a su integración y atribuciones.
● Siempre que la modificación resulte conveniente al interés fundacional.
● Y en la medida que el fundador no hubiere prohibido la modificación de los estatutos.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 9


c. Requisitos comunes para la modificación de los estatutos de corporaciones o asociaciones y
fundaciones.

Agrega el inciso 4º del artículo 558 que “En todo caso deberá cumplirse con las
formalidades establecidas en el artículo 548”. Nos remitimos a lo que expresamos acerca de la
constitución de las corporaciones y fundaciones. Por ende, las modificaciones deberán cumplir
los mismos trámites del acto constitutivo.

4) Voluntad, dirección y administración de una corporación o asociación y de una fundación: la


asamblea y el directorio.

4.1. Voluntad de la corporación o asociación.

La voluntad de la corporación se manifiesta en la asamblea respectiva. De conformidad


con el artículo 550, la mayoría de los miembros de una corporación, que tengan según sus
estatutos voto deliberativo, será considerada como una asamblea o reunión legal de la
corporación entera (inciso 1º). La asamblea se reunirá ordinariamente una vez al año, y
extraordinariamente cuando lo exijan las necesidades de la asociación (inciso 2º). La voluntad de
la mayoría de la asamblea es la voluntad de la corporación (inciso 3º). Todo lo cual se entiende
sin perjuicio de las modificaciones que los estatutos de la corporación prescribieren a este
respecto (inciso 4º). Generalmente, para ciertas materias de mayor trascendencia (como por
ejemplo, modificaciones de los estatutos o enajenación de bienes inmuebles), los estatutos suelen
exigir mayorías especiales (por ejemplo, la aprobación de a lo menos 2/3 de los asociados).
Le corresponde a la asamblea, entre otras funciones:
● Fijar el monto de los aportes ordinarios y extraordinarios de los asociados.
● Elegir el directorio de la asociación.
● Conocer y aprobar la rendición de cuenta del directorio.
● Conocer y aprobar el pago a directores o personas relacionadas con éstos.
● Aprobar el balance anual de la corporación.
● Designar a los auditores externos independientes, en el caso del artículo 557-1.
● Aprobar la modificación de los estatutos de la corporación.
● Aprobar la fusión de la corporación con otra asociación.
● Acordar la disolución de la corporación.

4.2. Dirección y administración de la corporación o asociación o de una fundación.

La ley sólo reguló lo concerniente a las corporaciones o asociaciones, salvo una referencia
a las fundaciones, según veremos seguidamente. Con todo, se mantuvo la vigencia del artículo
563 del Código Civil, que hace aplicables a las fundaciones y a los individuos que las
administran, todo lo que se dispone en los artículos 549 hasta el 561, acerca de las corporaciones
y de los miembros que las componen. Por ende, lo que sigue se ha de entender que también rige
para las dirección y administración de las fundaciones.
Conforme al artículo 551, la dirección y administración de una asociación o corporación,
recaerá en un directorio, de al menos tres miembros, cuyo mandato podrá extenderse hasta por
cinco años (inciso 1º del artículo 551). Se entiende por ende que los estatutos podrían establecer
un número mayor de directores (pero siempre número impar, para poder tomar decisiones), pero

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 10


nunca uno menor a tres. A su vez, también podrían fijar un plazo menor de duración del
directorio, pero en ningún caso mayor a 5 años.
No señala la ley cómo se elige al directorio de una corporación, cuestión que deberá
establecerse en los estatutos. De cualquier manera, se entiende que será la asamblea quien lo
elija. En el caso de una fundación, el directorio será elegido por el fundador.
No podrán integrar el directorio personas que hayan sido condenadas a pena aflictiva
(inciso 2º del artículo 551).
Si uno de los directores fuere condenado por crimen o simple delito, o incurriere en
cualquier otro impedimento o causa de inhabilidad o incompatibilidad establecida por la ley o los
estatutos, cesará en sus funciones, debiendo ser reemplazado por quien el directorio nombre, para
completar el período (inciso 3º del artículo 551).
El presidente del directorio lo será también de la corporación o asociación, la representará
judicial y extrajudicialmente y tendrá las demás atribuciones que los estatutos señalen (inciso 4º
del artículo 551).
El directorio sesionará con la mayoría absoluta de sus miembros y sus acuerdos se
adoptarán por la mayoría absoluta de los asistentes, decidiendo en caso de empate el voto del que
presida (inciso 5º del artículo 551).
El directorio rendirá cuenta ante la asamblea de la inversión de los fondos y de la marcha
de la asociación o corporación durante el período en que ejerza sus funciones. Cualquiera de los
asociados podrá pedir información acerca de las cuentas de la asociación o corporación, así como
de sus actividades y programas (inciso 6º del artículo 551).
Los directores ejercerán su cargo gratuitamente, pero tendrán derecho a ser reembolsados
de los gastos, autorizados por el directorio, que justificaren haber efectuado en el ejercicio de su
función (inciso 1º del artículo 551-1).
Con todo, el directorio podrá fijar una retribución adecuada a aquellos directores que
presten a la corporación o a la fundación servicios distintos de sus funciones como directores. En
tal caso, de toda remuneración o retribución que reciban los directores (o las personas naturales
relacionadas por parentesco o convivencia o las personas jurídicas relacionadas por interés o
propiedad), deberá darse cuenta detallada a la asamblea, en el caso de las corporaciones, o al
directorio, en el caso de las fundaciones. Sin embargo, ninguna retribución o remuneración podrá
ser pagada a directores, aún por trabajos distintos al que corresponda por su rol de directores, si
los estatutos lo prohibieren (inciso 2º del artículo 551-1). Lo expuesto, se aplicará también
respecto de todo asociado de una corporación a quien la asociación encomiende alguna función
remunerada (inciso 3º del artículo 551-1).
En el ejercicio de sus funciones los directores responderán solidariamente hasta de la
culpa leve por los perjuicios que causaren a la asociación (inciso 1º del artículo 551-2).
El director que quiera salvar su responsabilidad por algún acto o acuerdo del directorio,
deberá hacer constar su oposición, debiendo darse cuenta de ello en la próxima asamblea (inciso
2º del artículo 551-2).
Los actos del representante de la corporación obligarán a ésta, siempre y cuando se hayan
realizado en el marco de las facultades que los estatutos confieran al primero. Los demás, le serán
inoponibles a la corporación, obligando exclusivamente al representante. Al efecto, dispone el
artículo 552: “Los actos del representante de la corporación, en cuanto no excedan de los límites
del ministerio que se le ha confiado, son actos de la corporación; en cuanto excedan de estos
límites, sólo obligan personalmente al representante”.

5) Sanciones a los integrantes de una corporación o asociación.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 11


Dispone el inciso 1º del artículo 553 que los estatutos de una corporación tienen fuerza
obligatoria sobre toda ella, y sus miembros están obligados a obedecerlos bajo las sanciones que
los mismos estatutos impongan.
El inciso 2º del mismo artículo regula lo concerniente al órgano llamado a imponer las
sanciones, disponiendo que la potestad disciplinaria que le corresponde a una asociación sobre
sus asociados se ejercerá a través de una comisión de ética, tribunal de honor u otro organismo de
similar naturaleza, que tendrá facultades disciplinarias respecto de los integrantes de la respectiva
asociación, las que ejercerá mediante un procedimiento racional y justo, con respeto de los
derechos que la Constitución, las leyes y los estatutos confieran a sus asociados. En todo caso,
advierte el precepto que el cargo en el órgano de administración es incompatible con el cargo en
el órgano disciplinario. Por ende, un integrante del directorio de la corporación, no puede al
mismo tiempo formar parte del órgano disciplinario.
Por su parte, el artículo 555 establece que los delitos de fraude, dilapidación y
malversación de los fondos de la corporación, se castigarán con arreglo a sus estatutos, sin
perjuicio de lo que dispongan sobre los mismos delitos las leyes comunes. Se puede entender que
la primera parte del artículo alude a la sanción disciplinaria que podría imponerse, una vez que se
acreditare ante la justicia penal, la comisión de un delito en perjuicio de la corporación.

6) Del patrimonio de las corporaciones o asociaciones y de las fundaciones.

Se refiere a esta materia el artículo 556, siendo necesario distinguir según se trata de
corporaciones y fundaciones.

En cuanto a las corporaciones o asociaciones, se integra su activo por:


● Los bienes muebles e inmuebles, adquiridos a título gratuito u oneroso, por actos entre vivos o
por causa de muerte.
● Los aportes ordinarios o extraordinarios que la asamblea imponga a sus asociados, con arreglo
a los estatutos.
● Los frutos naturales y civiles que produzcan los bienes y aportes antes mencionados. Sobre el
particular, advierte la ley que las rentas, utilidades, beneficios o excedentes de la asociación no
podrán distribuirse entre los asociados ni aún en caso de disolución.

Respecto de las fundaciones, se integra su activo por:


● Los bienes destinados a la fundación por el fundador.
Estos bienes podrán destinarse:
a. Por una asignación testamentaria, dejando un legado para tal efecto (artículo 963, inciso 2 del
Código Civil).
b. Por una asignación modal, contenida también en un testamento (artículo 1089 del Código
Civil).
c. Por una donación modal, lo que supone un contrato de donación en el cual se impone al
donatario una carga o modo.
d. Por una declaración unilateral de voluntad del fundador, distinta del testamento.
● Los bienes muebles e inmuebles, adquiridos a título gratuito u oneroso, por actos entre vivos o
por causa de muerte.
● Los frutos naturales y civiles que produzcan los bienes antes mencionados.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 12


En cuanto al pasivo de las corporaciones y fundaciones, estará conformado por las
obligaciones que contraigan sus representantes, siempre y cuando hayan actuado dentro de la
esfera de sus atribuciones.

En una disposición que bien podría estimarse innecesaria, pero que pone de manifiesto
que no debe confundirse la persona jurídica con las personas naturales o jurídicas que la
conforman, el artículo 549, inciso 1º, señala que lo perteneciente a una corporación, no pertenece
ni en todo ni en parte a ninguno de los individuos que la componen; y recíprocamente, las deudas
de una corporación, no dan a nadie derecho para demandarlas, en todo o parte, a ninguno de los
individuos que componen la corporación, ni dan acción sobre los bienes propios de ellos, sino
sobre los bienes de la corporación.
El inciso 2º, aplicando también reglas generales en materia de obligaciones, agrega que
los miembros de la corporación pueden, expresándolo, obligarse en particular, al mismo tiempo
que la corporación se obliga colectivamente; y la responsabilidad de los miembros será entonces
solidaria, si se estipula expresamente la solidaridad.
El inciso 3º, subraya que la responsabilidad (de los miembros de la corporación) no se
extiende a los herederos, sino cuando los miembros de la corporación los hayan obligado
expresamente. ¿Cuál es el alcance de esta disposición? De acuerdo a las reglas generales, cada
vez que una persona contrae una obligación, lo hace para ella y también para sus herederos,
continuadores de la persona del causante (artículo 1097). Ahora bien, ¿cambia esta regla general
en el inciso 3º del artículo 549? Así lo ha entendido nuestra doctrina. Para que los herederos
resulten obligados, es necesario que el miembro de la corporación los obligue expresamente. En
caso contrario, a la muerte de dicho asociado, se extinguirá a su respecto la obligación. Sobre el
particular, señala Claro Solar que “…la obligación de los miembros de la corporación es una
obligación personalísima que no se incorpora a su patrimonio personal en la misma forma que
sus demás obligaciones propias: se obligan como miembros de la corporación, no en su propio
nombre personal; y su obligación no pasa a sus herederos. El inc. 2º del art. 549 se completa con
la disposición del inc. 3º, pues si “la responsabilidad no se extiende a los herederos, sino cuando
los miembros de la corporación los hayan obligado expresamente”, es porque la simple
obligación particular que contraen al acceder y obligarse personalmente, al mismo tiempo que
la corporación se obliga colectivamente, es entendido que supone en ellos el carácter de
miembros de la corporación. Para que la obligación que contraen se incorpore a su patrimonio
en la misma forma que cualquier otra obligación suya, es necesario que ello aparezca
expresamente del contrato mismo a que acceden (…) indicando así la idea de que al acceder a
ese contrato no lo han hecho únicamente como miembros de la corporación sino personal e
individualmente como habría podido hacerlo un tercero.” Agrega Claro Solar que con ello, se
aceptó la distinción que hacía Pothier, “…cuyas palabras sirven para precisar el alcance de las
disposiciones del Código en esta materia: ‘Los miembros de un cuerpo, que se obligan cada uno
en particular con el cuerpo, o se obligan solamente en cuanto miembros del cuerpo, y por esto
mismo esta obligación no pasa a los herederos; o bien se obligan en su propio y privado nombre,
y, en este caso, quedan siempre obligados, aunque dejaran de ser miembros del cuerpo, y
transmiten para siempre sus obligaciones a sus herederos’”.5

5
Claro Solar, Luis, “Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado. De las personas”, Tomo V, pp. Santiago
de Chile, Imprenta Cervantes, año 1927, 515 y 516.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 13


De conformidad al artículo 557-2, las asociaciones y fundaciones podrán realizar
actividades económicas que se relacionen con sus fines. Asimismo, podrán invertir sus recursos
de la manera que decidan sus órganos de administración (inciso 1º).
Las rentas que se perciban de esas actividades sólo deberán destinarse a los fines de la
asociación o fundación o a incrementar su patrimonio (inciso 2º).

Cabe tener presente también la restricción contemplada en el artículo 770 del Código
Civil, en cuanto a que el usufructo a favor de una corporación o fundación cualquiera, no podrá
exceder de treinta años.

7) De la fiscalización de las corporaciones y fundaciones.

Establece el artículo 557-1 que corresponderá al Ministerio de Justicia la fiscalización de


las asociaciones y fundaciones (inciso 1º).
En ejercicio de esta potestad, el Ministerio podrá requerir a los representantes de las
asociaciones y fundaciones que presenten para su examen:
● Las actas de las asambleas (en el caso de las corporaciones) y de las sesiones de directorio (en
el caso de las corporaciones y de las fundaciones).
● Las cuentas y memorias aprobadas.
● Los libros de contabilidad, de inventarios y de remuneraciones.
● Cualquier otra información respecto del desarrollo de sus actividades (inciso 2º).
En el ejercicio de esta fiscalización, el Ministerio podrá ordenar a las corporaciones y
fundaciones que subsanen las irregularidades que comprobare o se persigan las responsabilidades
pertinentes, sin perjuicio de requerir del juez las medidas que fueren necesarias para proteger de
manera urgente y provisional los intereses de la persona jurídica o de terceros (inciso 3º).
El incumplimiento de las instrucciones impartidas por el Ministerio de Justicia se mirará
como infracción grave a los estatutos (inciso 4º), lo que puede originar la disolución de la persona
jurídica, por sentencia judicial.

8) Ciertas obligaciones que la ley impone a las corporaciones y fundaciones.

Disponen los artículos 557-1 y 557-3 que las corporaciones y fundaciones estarán
obligadas a:
● Llevar contabilidad de conformidad con los principios de contabilidad de aceptación general
(artículo 557-1, inciso 1º).
● Confeccionar anualmente una memoria explicativa de sus actividades (artículo 557-1, inciso
1º).
● Confeccionar un balance aprobado por la asamblea, en el caso de las corporaciones o
asociaciones, o por el directorio, en el caso de las fundaciones (artículo 557-1, inciso 1º).
● Someter su contabilidad, balance general y estados financieros al examen de auditores externos
independientes designados por la asamblea de asociados en el caso de la corporación o por el
directorio en el caso de una fundación, de entre aquellos inscritos en el Registro de Auditores
Externos de la Superintendencia de Valores y Seguros. Lo anterior, siempre y cuando el
patrimonio o los ingresos anuales de la corporación o fundación superen los límites definidos por
resolución del Ministerio de Justicia (artículo 557-1, inciso 2º).
● Dejar constancia en un libro o registro, que asegure la fidelidad de las actas, de las
deliberaciones y acuerdos del directorio y de la asamblea (artículo 557-3, inciso 1º).

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 14


● Mantener permanentemente actualizados registros de los asociados de la corporación, de los
directores y demás autoridades que prevean sus estatutos, como por ejemplo los integrantes de la
comisión de ética o tribunal de honor (artículo 557-3, inciso 2º).

9) De la disolución de las corporaciones y fundaciones y del destino de sus bienes.

9.1. De la disolución de las corporaciones o asociaciones.

Dispone el artículo 559 que las asociaciones o corporaciones se disolverán:


a. Por el vencimiento del plazo de su duración, si lo hubiera.
b. Por acuerdo de la asamblea general extraordinaria, cumpliendo los requisitos formales
establecidos en el artículo 558, a los que ya nos referimos. En este caso, la disolución constará en
un decreto alcaldicio.
c. Por sentencia judicial ejecutoriada, en caso de:
● Estar prohibida por la Constitución o la ley.
● Por infringir gravemente sus estatutos.
● Por haberse realizado íntegramente su fin.
● Por hacerse imposible la realización del fin de la asociación.
La sentencia, por regla general, sólo podrá dictarse en juicio incoado a requerimiento del
Consejo de Defensa del Estado (el que ejercerá la acción previa petición fundada del Ministerio
de Justicia), en procedimiento breve y sumario. Con todo, en el caso de haberse realizado
íntegramente el fin de la asociación y también si se hiciera imposible su realización, la sentencia
podrá asimismo dictarse en juicio promovido por la institución llamada a recibir los bienes de la
asociación (también alude la ley a las fundaciones), en caso de extinguirse. Por ende, sólo dos
personas tienen legitimación activa: el Consejo de Defensa del Estado y la institución en la que se
radicarán los bienes de la corporación o fundación, a su disolución. Recuérdese que tal institución
debe quedar señalada en los estatutos (artículo 548-2).
Copia autorizada de la sentencia será remitida al Servicio de Registro Civil e
Identificación, para los efectos de inscribir la disolución en el Registro Nacional de Personas
Jurídicas sin Fines de Lucro (artículo 9º, inciso final, de la Ley número 20.500).
d. Por las demás causas previstas en los estatutos y en las leyes. Un caso encontramos en la Ley
número 20.393, que establece responsabilidad penal de las personas jurídicas en ciertos delitos.
Su artículo 8º dispone que se podrá aplicar a una persona jurídica la pena de disolución o
cancelación de la personalidad jurídica.

9.2. De la disolución de las fundaciones.

Las fundaciones pueden disolverse por las siguientes causales:


a. Por aquellas causales aplicables a las corporaciones, según lo recién señalado, salvo la letra b
del acápite precedente, que no se aplica por aludir a un órgano propio de las corporaciones o
asociaciones. Las causales de disolución de las asociaciones establecidas en el artículo 559 se
aplican también a las fundaciones (con la salvedad mencionada), atendido lo dispuesto en el
artículo 563: “Lo que en los artículos 549 hasta 561 se dispone acerca de las corporaciones y de
los miembros que las componen, se aplicará a las fundaciones de beneficencia y a los individuos
que las administran.”

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 15


b. Por la destrucción de los bienes destinados a su manutención (artículo 564). En realidad, en
este caso sería necesario que una sentencia judicial lo declare, correspondiendo al caso en que se
hace imposible la consecución de los fines previstos por el fundador.

¿Puede disolverse una fundación por acuerdo de su directorio, cumpliendo con los
requisitos previstos en el artículo 558 en relación con el artículo 548? Creemos que sería posible,
siempre y cuando en los estatutos así estuviere previsto.

9.3. Del destino de los bienes de la corporación o fundación, una vez disuelta.

Consigna el artículo 561 (que alude a las corporaciones pero que también se aplica a las
fundaciones por disposición del artículo 563), que disuelta la corporación (o fundación), se
dispondrá de sus “propiedades” (es decir, de sus bienes):
● En la forma que para este caso hubieren prescrito sus estatutos; o
● Si en ellos no se hubiere previsto este caso, pertenecerán dichas propiedades al Estado, con la
obligación de emplearlas en objetos análogos a los de la institución. Tocará al Presidente de la
República señalarlos. En realidad, es muy improbable, por no decir imposible, que opere esta
hipótesis, considerando que el artículo 548-2, al referirse a las menciones que imperativamente
deben contener los estatutos de la corporación o fundación, señala en su letra f): “Las
disposiciones relativas a (…) la extinción de la persona jurídica, indicándose la institución sin
fines de lucro a la cual pasarán sus bienes en este último evento”.
De esta manera, los bienes, necesariamente, deben pasar a una persona jurídica (jamás a
una persona natural), que además no tenga fines de lucro.

10) Del Registro Nacional de Personas Jurídicas sin Fines de Lucro.6

La Ley número 20.500 creó este Registro, regulado por sus artículos 8º a 14º, a los que
seguidamente aludiremos.

10.1. Órgano responsable del Registro y forma en que éste se actualiza.

Dispone el artículo 8º que el Registro estará a cargo del Servicio de Registro Civil e
Identificación (inciso 1º).
La información contenida en el Registro se actualizará sobre la base de documentos
autorizados por las municipalidades y demás órganos públicos que indique el reglamento de la
ley. Será obligación de tales organismos remitir esos documentos al Registro, a menos que el
interesado solicitare formalmente hacer la inscripción de manera directa (inciso 2º).

10.2. Inscripciones y subinscripciones que se realizan en el Registro.

Establecen los artículos 9º y 10º que en el Registro se inscribirán o subinscribirán, según


corresponda, los antecedentes relativos a la constitución, modificación y disolución o extinción,
así como también los actos que determinen la composición de los órganos de dirección y
administración de:

6
Se trata de un nuevo registro nacional, que viene a sumarse al Registro Nacional de Testamentos y al Registro
Nacional de Posesiones Efectivas, también a cargo del Servicio de Registro Civil e Identificación.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 16


a. Las asociaciones y fundaciones constituidas conforme a lo dispuesto en el Título XXXIII del
Libro I del Código Civil.
b. Las organizaciones comunitarias funcionales, juntas de vecinos y uniones comunales
constituidas conforme a la Ley número 19.418.
c. Las demás personas jurídicas sin fines de lucro regidas por leyes especiales que determine el
reglamento de la ley.

El Registro diferenciará las organizaciones inscritas de acuerdo a su naturaleza,


atendiendo especialmente al marco normativo que las regule.

El reglamento de la ley determinará las demás informaciones que deban inscribirse o


subinscribirse en relación con el funcionamiento de las personas jurídicas registradas.

Cabe señalar que las inscripciones y subinscripciones son gratuitas.

10.3. Quiénes pueden solicitar una inscripción o subinscripción en el Registro.

Se desprende de las normas de la Ley número 20.500 que tales personas son:
● Las municipalidades, a través de su secretario.
● Los organismos públicos que constituyen personas jurídicas sin fines de lucro de conformidad
a leyes especiales.
● El interesado, de manera directa. En la práctica, será el representante de la respectiva
corporación o fundación, quien deberá acompañar, entre otros antecedentes, un certificado del
respectivo secretario municipal, en el que se autorice al interesado para solicitar directamente la
inscripción o subinscripción ante el Servicio de Registro Civil.

10.4. Documentos que deben acompañarse, al requerir una inscripción o subinscripción.

Según se trate de una inscripción o de una subinscripción, deberá acompañarse,


fundamentalmente, la siguiente documentación:
● Acta de constitución o de modificación de estatutos, de renovación del directorio o de
disolución.
● Escritura pública o privada de constitución de una corporación o fundación.
● Copia de los estatutos.
● Certificación emitida por Secretario Municipal.
● Decreto Alcaldicio que declara disolución de la asociación o fundación.
● Sentencia judicial ejecutoriada que declara disolución de la asociación o fundación.
● Autorización del Secretario Municipal para que el interesado solicite directamente la
inscripción o subinscripción.
● Copia del documento donde conste la facultad para representar a la persona jurídica de que se
trata, en el caso que el acto lo requiera el interesado.

10.5. Certificados que puede otorgar el Servicio de Registro Civil e Identificación.

Todo interesado podrá solicitar en cualquier oficina del Servicio de Registro Civil, dos
tipos de certificados:
● Certificado de vigencia de una persona jurídica.

Las Personas Jurídicas – Juan Andrés Orrego Acuña 17


● Certificado de composición de los órganos de dirección y de administración de una persona
jurídica (artículo 11º, inciso 1º).

Para la emisión de estos certificados, el Servicio de Registro Civil e Identificación podrá


cobrar los valores que establezca mediante resolución.

10.6. Personas jurídicas vigentes y no vigentes.

Anualmente, el Servicio de Registro Civil e Identificación elaborará estadísticas oficiales


de las personas jurídicas inscritas en el Registro, a fin de determinar aquellas que estén vigentes
(artículo 12º, inciso 1º) y las que no lo están (artículo 12º, inciso 2º). En las últimas, se incluirán
dos tipos de personas jurídicas:
● Las personas jurídicas disueltas o extinguidas.
● Las personas jurídicas que en un período de cinco años no hayan presentado, por intermedio de
la municipalidad o del órgano público autorizado, antecedentes relativos a la renovación o
elección de sus órganos directivos. Sin embargo, en este último caso las personas jurídicas
podrán solicitar ser excluidas de dicha nómina si por causa no imputable a ellas no apareciere
realizada la renovación o elección de sus órganos directivos (artículo 12, inciso 2º).

J) RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS JURÍDICAS

En nuestro derecho esta materia, por regla general, debe circunscribirse a la


Responsabilidad Civil, puesto que la Responsabilidad Penal solo puede hacerse efectiva en las
personas naturales, únicas capaces de cometer delitos. No obstante, una persona jurídica sí podrá
responder civilmente por aquellos hechos punibles cometidos por aquellos que hubiesen actuado
a nombre de la primera. Dispone al efecto el artículo 58 del Código Procesal Penal:
“Responsabilidad penal. La acción penal, fuere pública o privada, no puede entablarse sino
contra las personas responsables del delito. / La responsabilidad penal sólo puede hacerse
efectiva en las personas naturales. Por las personas jurídicas responden los que hubieren
intervenido en el acto punible, sin perjuicio de la responsabilidad civil que las afectare.”
Excepcionalmente, las personas jurídicas pueden tener responsabilidad penal, conforme a
lo dispuesto por la Ley número 20.393, publicada en el Diario Oficial de fecha 2 de diciembre de
2009. Esta responsabilidad sólo puede originarse por la comisión de los delitos de lavado de
activos, financiamiento del terrorismo y cohecho a funcionario público nacional e internacional.
Afecta a las personas jurídicas de derecho privado, con y sin fines de lucro, y a empresas del
Estado. Esta responsabilidad se configurará cuando una de las personas naturales con facultad de
dirección al interior de la empresa, algún subordinado de ella o algún funcionario que tenga
facultades de administración y supervisión, cometa alguno de los delitos mencionados en interés
o provecho directo de la empresa, y ésta no haya adoptado o implementado modelos de
organización, administración y supervisión para prevenir estos delitos, o habiéndolos
implementado, estos hayan sido insuficientes. Las penas aplicables a la persona jurídica pueden
ser, principalmente, las siguientes:
● Disolución de la persona jurídica o cancelación de la personalidad jurídica.
● Prohibición temporal o perpetua de celebrar actos y contratos con los organismos del Estado.
● Pérdida parcial o total de beneficios fiscales o prohibición absoluta de recepción de los mismos
por un período determinado.
● Multa a beneficio fiscal de 200 UTM a 20.000 UTM.

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En cuanto a la Responsabilidad Civil, se debe distinguir en Responsabilidad Contractual o
Extracontractual.
Tratándose de la Responsabilidad Contractual, deben concurrir dos requisitos
fundamentales para que la persona jurídica sea responsable:
a) Que se contraiga una obligación a nombre de la persona jurídica.
b) Que la o las personas que contraigan la obligación actúen con personería suficiente, es decir no
excedan los límites de su mandato, artículos 545 y 552.
Concurriendo estos requisitos, las personas jurídicas deberán responder civilmente
pagando la indemnización de perjuicios que en derecho proceda.
A su vez para que se disponga por el juez el pago de indemnización de perjuicios se
requiere acreditar:
a) Incumplimiento de una obligación;
b) Incumplimiento irrefutable, vale decir culpa o dolo del deudor (el incumplimiento no obedece
a casos fortuitos o fuerza mayor);
c) Que el deudor se encuentre en mora;
d) Que el incumplimiento ocasione perjuicios al acreedor, esto es daño material o moral.
En cuanto a la Responsabilidad Extracontractual de las personas jurídicas, distinguimos
según se trate de daños ocasionados por delitos o cuasidelitos que son al mismo tiempo penales y
civiles o por delitos o cuasidelitos exclusivamente civiles.
En cuanto a la responsabilidad civil que pueda derivar de la comisión de delitos o
cuasidelitos penales y civiles, debemos atenernos a la regla contemplada en el inciso 2º del
artículo 58 del Código Procesal Penal, ya citada, en relación con los artículos 2314 y siguientes
del Código Civil.
Respecto de delitos o cuasidelitos exclusivamente civiles, la responsabilidad de las
personas jurídicas se funda en las normas contempladas en los artículos 2314 y siguientes del
Código Civil.
Para Carlos Ducci, se incurre en esta responsabilidad por los daños que produzca la
actividad de una persona jurídica realizada por intermedio de cualquiera de las personas que la
integran, tengan o no representación. Como fuente de la obligación se cita el artículo 2320 del
Código Civil, uno de cuyos ejemplos alude a los empresarios y dependientes bajo el cuidado de
los primeros.
Alessandri, sin embargo, siguiendo a los autores franceses, señala que el delito o
cuasidelito civil que origina la responsabilidad extracontractual, debe haberse cometido por el
órgano a través del cual se manifiesta la voluntad de la persona jurídica, o sea la mayoría del
directorio o la asamblea según el caso y además actuando en el ejercicio de sus funciones.
Se refuta lo anterior, señalándose que para contraer responsabilidad civil extracontractual
no se requiere poseer capacidad para ejecutar o celebrar actos jurídicos considerando que dicha
responsabilidad se origina por hechos jurídicos y no por actos jurídicos.

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