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Sumario:
1.- NOCIONES PRELIMINARES.
1.1. Etimología y evolución del concepto de obligación.
1.2. Derecho personal y obligación.
1.3. Definición de obligación.
1.4. Elementos de toda obligación.
2.- FUENTES DE LAS OBLIGACIONES.
2.1. Definición.
2.2. Fuentes tradicionales.
2.3. Fuentes no tradicionales.
2.4. Críticas a la clasificación tradicional de las fuentes de las
obligaciones.
3.- CLASIFICACION DE LAS OBLIGACIONES.
3.1. Según su objeto.
3.2. Según el sujeto.
3.3. Según sus efectos.
4.- LAS OBLIGACIONES NATURALES.
4.1. Concepto.
4.2. Casos de obligaciones naturales.
4.3. Efectos de las obligaciones naturales.
4.4. Otros casos de obligaciones naturales.
5.- OBLIGACIONES SUJETAS A MODALIDAD.
5.1. Generalidades.
5.2. Las obligaciones condicionales.
5.3. Las obligaciones a plazo.
5.4. Las obligaciones modales.
6.- OBLIGACIONES DE ESPECIE O CUERPO CIERTO Y DE GÉNERO.
6.1. Obligaciones de especie o cuerpo cierto.
6.2. Obligaciones de género.
7.- OBLIGACIONES CON PLURALIDAD DE OBJETO.
7.1. Obligaciones de simple objeto múltiple.
7.2. Obligaciones alternativas.
7.3. Obligaciones facultativas.
8.- OBLIGACIONES CON PLURALIDAD DE SUJETOS.
8.1. Introducción.
8.2. Obligaciones simplemente conjuntas.
1
Fecha de la última modificación: 27 de enero de 2020.
2
Cantú, César, Historia Universal, Tomo 1, Buenos Aires, Editorial Sopena Argentina
S.A., 8ª edición, 1965, p. 228.
8
Boffi Boggero, Luis María, ob. cit., Tomo 1, pp. 23 y 24.
9
Boffi Boggero, Luis María, ob. cit., Tomo 1, p. 24.
10
Otros la sitúan en el año 313 o incluso en el 428 a.C.
11
Guzmán Brito, Alejandro, Derecho Privado Romano, Tomo I, 2ª edición, Santiago de
Chile, LegalPublishing Thompson Reuters, 2013, pp. 124-128.
20
Díez-Picazo, Luis, ob. cit., p. 69.
21
Nota incluida por De Buen, Demófilo, en la obra de Colin, Ambrosio y Capitant,
Henry, Curso Elemental de Derecho Civil, Madrid, Instituto Editorial Reus, 1951, Tomo
III, tercera edición española, ob. cit., p. 619.
22
Díez-Picazo, Luis, ob. cit., p. 70.
23
La “obligación real” tiene dos alcances: uno, en cuanto permite al acreedor perseguir
el pago en quien sea el dueño de la cosa al momento de interponer la respectiva
demanda; el otro, en cuanto el obligado sólo compromete un bien determinado y no la
totalidad de su patrimonio embargable.
24
Al decir la ley que son tres los “principales” cuasicontratos, queda en claro que hay
otros. Así, por ejemplo, el art. 2238, en el depósito necesario, alude al depósito del
que se hace cargo un “adulto” (entiéndase “menor adulto”, atendido el art. 26), que
“constituye un cuasicontrato que obliga al depositario sin la autorización de un
representante legal”. El precepto, entonces, altera la regla general acerca de la forma
de actuar de los menores adultos, pues aquí éste se obliga, no obstante no haber sido
autorizado ni haber actuado su representante legal. A juicio de algunos, también
habría un cuasicontrato en la aceptación de una herencia o legado, dados los términos
del art. 1437 del Código Civil. Como refiere Luis Claro Solar, para Pothier la vecindad
de dos predios daba lugar a un cuasicontrato, que forma obligaciones recíprocas entre
los vecinos, es decir, entre los propietarios o poseedores de predios contiguos, siendo
la demarcación una simple obligación nacida de este cuasicontrato: Explicaciones de
c.1) Conceptos.
Se clasifican de esta forma, según la mayor o menor
determinación del objeto debido.
Son obligaciones de especie o cuerpo cierto, aquellas en que se
debe determinadamente un individuo de una clase o género también
determinado.
Obligaciones de género son aquellas en que se debe
indeterminadamente un individuo de una clase o género determinado
(art. 1508).
c.2) Interés de la clasificación:
i.- Son distintos los efectos y la forma de cumplirse. La obligación de dar
una especie o cuerpo cierto debe cumplirse entregando exactamente la
cosa debida, que el deudor debe conservar y cuidar hasta que se
verifique la entrega (arts. 1548 y 1549). Tratándose de las obligaciones
de género, el deudor las cumple entregando cualquier cosa del género,
de una calidad a lo menos mediana. Por la misma razón, no está
obligado a conservar la cosa originalmente adeudada, pudiendo disponer
de la misma, siempre que subsistan otras para el cumplimiento de la
obligación (arts. 1509 y 1510).
d.1) Conceptos.
El objeto de la obligación puede ser uno o múltiple. Las
obligaciones de objeto plural pueden ser de simple objeto múltiple,
alternativas y facultativas.
De simple objeto múltiple es aquella obligación en que se deben
varias cosas. Son obligaciones alternativas aquellas en que se deben
varias cosas, pero de tal manera que la ejecución de una exonera de la
ejecución de las otras (art. 1499). Obligación facultativa es aquella en
que se debe una cosa, pero se le concede al deudor la facultad de pagar
con esa cosa o con otra que se designa (art. 1505).
d.2) Interés de la distinción entre obligaciones alternativas y
facultativas:
i.- En las obligaciones alternativas se deben varias cosas, mientras que
en las facultativas se debe una sola y en estricto rigor éstas últimas no
son obligaciones de objeto plural.
ii.- En las obligaciones facultativas, el acreedor sólo puede reclamar el
pago de la única cosa debida (art. 1506); en las obligaciones
alternativas, el acreedor puede pedir una cosa determinada de las varias
que se deben, cuando a él le corresponda la elección, aunque por regla
general dicha elección es del deudor (art. 1501).
iii.- La pérdida fortuita de la cosa debida extingue la obligación
facultativa (art. 1506); la obligación alternativa, en cambio, sólo se
extingue ante la pérdida fortuita de todas las cosas debidas
alternativamente (art. 1504). Todo lo anterior, cuando lo debido fueren
especies o cuerpos ciertos.
b.1) Conceptos.
26
Algunos autores, clasifican las obligaciones en civiles y naturales atendiendo a la
eficacia de las obligaciones, en lugar de sus efectos. En tal posición, Daniel Peñailillo
Arévalo, Obligaciones. Teoría general y clasificaciones. La resolución por
incumplimiento, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2006, pp. 149-179.
Esta clasificación se desprende del art. 2465 del Código Civil, que
al consagrar el derecho de prenda general de todo acreedor, alude a
“Toda obligación personal…”. Tal es aquella en virtud de la cual, el
obligado compromete la totalidad de su patrimonio embargable. Contrae
una “obligación personal”, por ejemplo, aquél que recibe en mutuo un
préstamo o el comprador que debe el precio de un contrato de
compraventa.
En cambio, “obligación real” (o sea, en razón de la cosa) es
aquella en que el obligado sólo compromete determinados bienes, como
acontece con el garante hipotecario o prendario, que no está
personalmente obligado, y por ende, no se encuentra afecto al derecho
e.1) Conceptos.
Esta distinción fue planteada por René Demogue. No todo deudor
se obliga a lo mismo.
En algunos casos, el obligado se compromete a desplegar todas
las conductas que razonablemente pueden exigírsele a cualquiera que
esté en su situación, pero sin que pueda asegurar un determinado
resultado. Tal ocurre con un médico que asume la responsabilidad de
efectuar una intervención quirúrgica o un abogado que asume la
representación de su cliente en un litigio. Entonces, nos encontramos
ante obligaciones “de medios”. Se las define como “aquellas en que el
deudor asume el deber de observar una conducta diligente para alcanzar
el resultado deseado por las partes, que cede en beneficio del acreedor.
El deudor cumple su obligación, sea que se cumpla o no la prestación
convenida, a condición de que su comportamiento haya sido prudente y
diligente.”27
En cambio, la obligación “de resultado” supone que el obligado
debe cumplir efectivamente con la prestación convenida. Así, por
ejemplo, el arquitecto que se obliga a construir una casa y entregarla
“llave en mano” en cierto plazo; o el transportista que se obliga a
trasladar ciertas mercaderías a determinado lugar; o el vendedor que se
obliga a entregar al comprador la cosa objeto del contrato. Se las ha
definido como “aquellas en que el deudor se compromete a obtener la
prestación deseada por el acreedor, de manera que si ese fin no se
realiza el deudor incurre en incumplimiento.”28
e.2) las obligaciones de los profesionales suelen ser de medios.
Las obligaciones de medios corresponden a una clasificación
aplicable especialmente a los profesionales. Contraen una obligación de
medios cuando el deber profesional consiste en aplicar conocimientos y
capacidades en servicio de la contraparte, pero sin asumir el deber de
27
Marchant Bustamante, Helga, artículo “Nuevo enfoque de la obligación y de la
distinción entre obligaciones de medio y de resultado”, en publicación de la Facultad de
Derecho de la Universidad del Desarrollo Curso de Actualización Jurídica. Nuevas
tendencias en el Derecho Civil, Santiago, Ediciones Universidad del Desarrollo, 2004, p.
126.
28
Ídem, p. 126.
29
Barros Bourie, Enrique, Tratado de Responsabilidad Extracontractual, Santiago de
Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2007, p. 658.
30
Barros Bourie, Enrique, ob. cit., p. 658.
31
Barros Bourie, Enrique, ob. cit., p. 662.
32
Barros Bourie, Enrique, ob. cit., pp. 659 y 660.
4.1. Concepto.
a) Aspectos generales.
35
Esta concepción de la obligación natural, -expresa Peñailillo- que aparece vinculada
a la obligación civil, al parecer fue la que primó en Roma. En la doctrina francesa,
Aubry y Rau se consideran sus mejores expositores. Así concebida la obligación
natural, tiene ciertamente una aplicación restringida. No se concibe una obligación
natural cada vez que hay un imperativo de equidad o conciencia, sino sólo
cuando hubo o pudo haber una obligación civil. Los detractores de esta
concepción de las obligaciones naturales, señalan que ella es otra manifestación del
dogma de la autonomía de la voluntad. Se tolera el nacimiento de una obligación
natural, porque ha habido consentimiento o voluntad de obligarse. La voluntad juega
un rol preponderante en relación con los demás elementos del acto jurídico. Si falta la
voluntad, no hay nada; si faltan los otros elementos, pero hay voluntad, se admite la
existencia de obligación natural. Se agrega que esta tesis restringe las obligaciones
naturales al campo de los contratos, puesto que sólo se les concibe a partir de la
existencia del consentimiento (Mazeaud, Henry, León y Jean). Esta objeción, sin
embargo, no tiene asidero en lo que respecta al Código Civil chileno, pues en el N° 3
del artículo 1470, la obligación natural emana de un testamento (aunque sí hubo
manifestación de voluntad del testador). La otra concepción que explica las
obligaciones naturales, las concibe como un deber moral. Tal es la doctrina moderna
(pero no la de nuestro Código, que sigue la primera concepción). Para esta
concepción moderna, se ve una obligación natural cada vez que hay un deber
moral entre dos personas. Pero se trata de deberes específicos, que surgen entre
los individuos por circunstancias en las que se encuentran implicados y aceptados
como tales por la generalidad de la sociedad. Así entendidas las obligaciones naturales,
su campo de aplicación se amplía. Además, esta concepción entrega a los jueces la
facultad de ir determinando, en los casos concretos, la existencia de obligaciones de
esta especie. Desde otro ángulo, esta concepción constituye otra manifestación de la
tendencia, no exenta de polémica subraya Peñailillo, a moralizar las actuaciones
civiles, con la ayuda de los tribunales, a quienes se entrega poder discrecional. El
artículo 1275° del Código Civil peruano recoge esta concepción de obligación natural:
“Improcedencia de la repetición. No hay repetición de lo pagado en virtud de una
deuda prescrita, o para cumplir deberes morales o de solidaridad social o para obtener
un fin inmoral o ilícito. / Lo pagado para obtener un fin inmoral o ilícito corresponde a
la institución encargada del bienestar familiar”: Peñailillo Arévalo, Daniel, ob. cit., pp.
151-154.
36
Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho Civil. De las Obligaciones, 8ª edición,
Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1992, Nº 53, pp. 45 y 46.
37
Peñailillo Arévalo, Daniel, ob. cit., p. 155.
40
Vial del Río, Víctor, Manual del Derecho de las Obligaciones en el Código Civil
Chileno, Santiago de Chile, Universidad Andrés Bello, 2003, p. 186.
41
Citado por Ramos Pazos, René, De las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1999, p. 41.
42
Peñailillo Arévalo, Daniel, ob. cit., pp. 157 y 158.
43
Fueyo Laneri, Fernando, ob. cit., Nº 44, p. 70.
44
Meza Barros, Ramón, ob. cit., Nº 58, pp. 48 y 49.
45
Ramos Pazos, René, ob. cit., p. 42.
46
Peñailillo Arévalo, Daniel, ob. cit., p. 158.
51
Peñailillo Arévalo, Daniel, ob. cit., p. 160.
52
Ramos Pazos, René, ob. cit., p. 45, quien a su vez cita a Tapia Arqueros, Hugo, De
las Obligaciones Naturales, Memoria, Universidad de Concepción, 1941.
53
Fueyo Laneri, Fernando, ob. cit., Nº 48, p. 72.
54
Meza Barros, Ramón, ob. cit., Nº 64, p. 52.
55
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo I, p. 364.
56
Claro Solar, Luis, ob. cit., pp. 60 y 61.
57
Fueyo Laneri, Fernando, ob. cit., Nº 52, p. 79.
58
Peñailillo Arévalo, Daniel, ob. cit., p. 171.
59
Peñailillo Arévalo, Daniel, ob. cit., p. 171.
60
Meza Barros, Ramón, ob. cit., Nº 69, p. 54.
61
Peñailillo Arévalo, Daniel, ob. cit., pp. 171 y 172.
62
Claro Solar, Luis, ob. cit., p. 61.
63
Meza Barros, Ramón, ob. cit., Nº 77, pp. 57-59.
64
Meza Barros, Ramón, ob. cit., Nº 77, pp. 58 y 59.
5.1. Generalidades.
65
Ramos Pazos, René, Derecho de Familia, 3ª edición Actualizada con la Ley Nº
19.585 sobre nuevo Régimen de Filiación y Ley Nº 16.620 sobre Adopción, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 2000, Tomo I, p. 272.
66
Ramos Pazos, René, ob. cit., p. 136.
67
Ramos Pazos, René, ob. cit., p. 135.
e) La condición resolutoria.
68
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., p. 512.
69
En tal sentido, Alessandri Rodríguez, Arturo, Curso de Derecho Civil. Tomo III, De
las Obligaciones, Santiago, Editorial Nascimento, 1941, p. 76; Somarriva Undurraga,
Manuel, Las Obligaciones y Los Contratos ante la Jurisprudencia, 2ª edición actualizada
por Ramón Domínguez Benavente, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1984, pp. 12 y
13. Cita abundante jurisprudencia.
70
Según veremos, en el caso de un contrato de arrendamiento no hay “resolución”,
sino “terminación” del contrato, pues las partes no pueden volver atrás en los efectos
derivados de éste.
71
El art. 1814 contiene una doble excepción, en relación al art. 1489: por una parte,
sólo faculta para demandar la resolución del contrato cuando falte una parte
considerable del objeto vendido; y por otra, al demandar la resolución, sólo podrá
pedirse indemnización de perjuicios en el evento de que el vendedor haya estado de
mala fe al momento de vender.
72
Aquí tampoco se “resuelve”, sino que más bien “termina” el derecho real de
usufructo, por la misma razón indicada a propósito del arrendamiento.
73
Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, Tomo
Décimo, De las Obligaciones, Santiago, Editorial Nascimento, 1936, pp. 190-193.
74
Josserand, Louis, Teoría General de las Obligaciones, Santiago de Chile, Editorial
Parlamento Ltda., 2008, Nº 375, p. 210.
75
Rodríguez Grez, Pablo, Extinción No Convencional de las Obligaciones, Santiago de
Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2008, pp. 228 y 229.
76
El art. 1489 tiene su fuente en el art. 1184 del Código Civil francés, que a diferencia
del nuestro, contempla en su parte final la facultad del Juez para darle un plazo
postrero al deudor para el cumplimiento de su obligación: “La condición resolutoria se
sobreentiende siempre en los contratos sinalagmáticos, en el caso de que una de las
dos partes no cumpla su obligación. En este caso, el contrato no se resuelve de pleno
derecho. La parte respecto de la cual no ha sido cumplida la obligación, puede elegir
entre obligar a la otra al cumplimiento de la convención, cuando ello es posible, o pedir
la resolución con la indemnización de daños y perjuicios. La resolución debe ser pedida
ante los Tribunales, y éstos pueden conceder al demandado un plazo, según las
circunstancias”.
78
Cfr. en nuestra página www.juanandresorrego.cl, “Criterios jurisprudenciales –
Obligaciones en general y contratos en particular”, sentencia Nº 3.
79
Ramos Pazos, René, ob. cit., p. 173.
80
Ramos Pazos, René, ob. cit., p. 174.
81
Ramos Pazos, René, ob. cit., p. 174.
82
Pañailillo Arévalo, Daniel, Obligaciones. Teoría General y Clasificaciones. La
resolución por incumplimiento, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2006, pp.
417 y 418.
86
Véase nuestra obra Contrato de Arrendamiento, Metropolitana Editores, Santiago, 2ª
edición, 2011, pp. 70 y ss.
87
Josserand. Louis, Teoría General de las Obligaciones, ob. cit., Nº 379, p. 212.
88
Expresión latina que significa “a partir de entonces”. Los efectos de la resolución se
retrotraen, de manera que se producen a partir del momento mismo en que se celebró
el contrato que ahora se resuelve, como si éste nunca hubiere existido. En cambio, si
el contrato termina para el porvenir, a partir de la sentencia, pero sin efecto
retroactivo, sino que reconociéndose que produjo dicho contrato todos sus efectos, la
expresión que corresponde es la de ex nunc, es decir “a partir de ahora”.
89
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo décimo, I, N° 144, p. 153.
90
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., T. I, Nº 545, p. 531.
91
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., T. I, Nº 548.II, p. 533.
94
Alessandri Rodríguez, Arturo, De la compraventa y de la promesa de venta, Tomo II,
Santiago de Chile, Soc. Imprenta-Litografía Barcelona, 1918, Nº 1848, pp. 938 a 941.
95
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., T. I, Nº 544, p. 530.
96
Meza Barros, Ramón, ob. cit., Nº 162, p. 117.
97
Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas. Código Civil y Leyes
Complementarias, 3ª edición, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1997, p.
157.
98
Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas. Código Civil y Leyes
Complementarias, 3ª edición, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1997, p.
157.
99
Meza Barros, Ramón, ob. cit., Nº 164, pp. 117 y 118.
100
Ramos Pazos, René, ob. cit., pp. 197 y 198; Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., T.
I, Nº 553.VII, p. 535.
101
Peñailillo Arévalo, Daniel, ob. cit., p. 445.
a) Concepto de plazo.
Conforme al art. 1494, inc. 1º, es la época que se fija para el
cumplimiento de la obligación. En términos más comprensivos, puede
definirse como el hecho futuro y cierto, del que depende el ejercicio o la
extinción de un derecho.
i.- En las hipótesis del inc. 1º del art. 1093, no valdrá la disposición.
Dispone la norma: “Si el modo es por su naturaleza imposible, o
inductivo a hecho ilegal o inmoral, o concebido en términos
ininteligibles, no valdrá la disposición”.
Ocurrirá lo anterior entonces:
i) Si el modo es por su naturaleza imposible;
ii) Si el modo es inductivo a hecho ilegal o inmoral; o
iii) Si el modo es concebido en términos ininteligibles.
A contrario sensu, entonces, es necesario que el modo sea posible,
lícito e inteligible.
Cuando el precepto establece que “no valdrá la disposición”,
quiere decir que la herencia o el legado que se dejan con un modo que
se encuadre en alguna de las tres hipótesis anteriores, será nula, no
podrá por ende reclamarse por el respectivo heredero o legatario.
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo X, Nº 225, pp. 258 y 259.
104
105
Peñailillo Arévalo, Daniel, Obligaciones. Teoría General y Clasificaciones. La
resolución por incumplimiento, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2006, p.
494.
106
Boffi Boggero, Luis María, Tratado de las Obligaciones, Tomo 3, Buenos Aires,
Editorial Astrea, 1975, Nº 898, p. 280.
107
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo X, Nº 228, pp. 260 y 261.
108
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo XIV, Nº 976, pp. 479 y 480.
a) Concepto.
b) Efecto principal.
109
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo XIV, Nº 978, pp. 480 y 481.
b) Efectos.
a) Concepto.
b) Efectos.
b) Efectos.
8.1. Introducción.
a) Concepto.
b) Características.
c) Efectos.
a) Concepto y regulación.
b) Características.
d) Clases de solidaridad.
110
Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, Santiago de
Chile, Imprenta Nascimento, 1933, tomo X, pp. 429-431.
112
Cabe advertir que la expresión “negocio” no debemos circunscribirla sólo a
contratos, sino que más bien a un “asunto” o “hecho” en general. Así, por ejemplo, en
la esfera de la responsabilidad extracontractual, dispone la ley la responsabilidad
solidaria entre el conductor de un vehículo motorizado y su propietario, por los daños
que el primero ocasione a la persona o propiedad de otro. En tal caso, el “negocio”
consistirá en el cuasidelito civil cometido en perjuicio del tercero. Revisar al efecto en
nuestra página web www.juanandresorrego.cl, “Criterios jurisprudenciales.
Obligaciones en general y contratos en particular”, sentencia de la Corte Suprema de
fecha 11 de noviembre de 2010, autos Rol N° 7.270-2008.
113
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., T. II, p. 699. Nos remitimos nuevamente a la
sentencia de la Corte Suprema de fecha 11 de noviembre de 2010, autos Rol N°
7.270-2008.
114
Distinta es la solución que se contempla en el art. 1347, inc. 2º, en la partición,
cuando uno de los adjudicatarios sufriere evicción de la cosa que se le adjudicó, caso
en el cual los demás partícipes deben concurrir al saneamiento. En esta hipótesis, uno
de los comuneros llamado al saneamiento podría ser insolvente. Si así ocurriere, la
solución planteada en el art. 1347, inc. 2°, no es exactamente igual a la establecida en
el art. 1522, inc. 3°, a propósito de las obligaciones solidarias. En efecto, reiteramos la
última norma: “La parte o cuota del codeudor insolvente se reparte entre todos los
otros a prorrata de las suyas, comprendidos aun aquellos a quienes el acreedor haya
exonerado de la solidaridad.” En cambio, en el inc. 2° del art. 1347 se afirma que “La
porción del insolvente grava a todos a prorrata de sus cuotas; incluso al que ha de ser
indemnizado” (y al decir “a todos”, ha de incluirse también al insolvente); a su vez, en
el inc. 3° del art. 1522 se dispone que la parte del insolvente “…se reparte entre todos
los otros a prorrata de las suyas…” (y al expresar “todos los otros”, obviamente se está
excluyendo al deudor insolvente). Tratándose del cuasicontrato de comunidad, la
solución es semejante a la de las obligaciones solidarias, conforme a lo dispuesto en el
art. 2311: “En las prestaciones a que son obligados entre sí los comuneros, la cuota
del insolvente gravará a los otros”.
115
Otro caso de Obligación-Contribución a la deuda, estudiaremos en los legados: arts.
1125 en relación al art. 1366, conforme a los cuales el legatario está obligado al pago
de la deuda, pero puede repetir contra los herederos del testador, si éste no quiso
gravar al primero con la deuda anexa a un bien mueble o inmueble.
a) Generalidades.
118
Josserand. Louis, ob. cit., Nº 790. II, p. 492.
119
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, Nº 888, p. 872.
120
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo I, p. 456.
121
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo X, Nº 539, pp. 486 y 487.
122
Meza Barros, Ramón, ob. cit., Nº 267, p. 181.
123
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo X, p. 497.
124
Peñailillo Arévalo, Daniel, Obligaciones. Teoría General y Clasificaciones. La
resolución por incumplimiento, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2006, p.
328.
a) Semejanzas.
b) Diferencias.
___________________*****___________________
Sumario:
I.- Generalidades.
1.- Concepto, regulación y enumeración.
2.- Clasificación.
II.- El mutuo disenso o resciliación.
1.- Concepto.
2.- Alcance de la resciliación.
3.- Efectos de la resciliación.
III.- El pago.
A) Solución o pago efectivo.
1.- Concepto, enumeración, naturaleza jurídica y regulación.
2.- Por quién puede hacerse el pago.
3.- Condiciones requeridas para la validez o eficacia del pago en las
obligaciones de dar.
4.- A quién debe hacerse el pago.
5.- Dónde debe hacerse el pago.
6.- Cuándo debe hacerse el pago.
7.- Gastos del pago.
8.- Cómo debe hacerse el pago.
9.- Imputación del pago.
10.- Prueba del pago.
B) Pago por consignación.
1.- Concepto.
2.- Oferta y consignación.
C) Pago con subrogación.
1.- La subrogación en general.
2.- Definición.
3.- Clases de subrogación.
4.- Efectos de la subrogación.
5.- Subrogación parcial.
6.- Diferencia entre el pago efectivo y el pago con subrogación.
7.- Diferencias entre el pago con subrogación y la novación.
8.- Paralelo entre el pago con subrogación y la cesión de créditos.
D) Pago con beneficio de competencia.
1.- Concepto.
1
Fecha de la última modificación: 10 de febrero de 2020.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 1
2.- Quiénes gozan del beneficio de competencia.
3.- Efectos del beneficio de competencia.
IV.- La dación en pago.
1.- Concepto.
2.- Requisitos de la dación en pago.
3.- Naturaleza jurídica de la dación en pago.
4.- Paralelo entre la dación en pago, la obligación facultativa y la
novación.
V.- La novación.
1.- Concepto.
2.- Requisitos de la novación.
3.- Formas de la novación.
4.- Efectos de la novación.
5.- La delegación.
VI.- La remisión.
1.- Concepto.
2.- Clases de remisión.
3.- La remisión por acto entre vivos es una donación.
4.- Naturaleza jurídica de la remisión.
5.- La remisión tácita.
6.- Remisión de la prenda e hipoteca.
7.- Efectos de la remisión.
VII.- La compensación.
1.- Concepto.
2.- Clases de compensación.
3.- Compensación legal.
4.- Compensación voluntaria y judicial.
VIII.- La confusión.
1.- Concepto.
2.- Causas de la confusión.
3.- Confusión total y parcial.
4.- Efectos de la confusión.
5.- Situación del heredero que acepta la herencia con beneficio de
inventario.
IX.- La pérdida de la cosa que se debe.
1.- Principio general.
2.- Cuándo se entiende que se pierde o perece la cosa debida.
3.- Consecuencias de la pérdida de la cosa que se debe.
4.- Requisitos para que la pérdida de la cosa extinga la obligación.
5.- Pérdida de la cosa imputable al deudor.
6.- Reaparición de la cosa perdida.
7.- Reglas de carácter probatorio.
X.- La prescripción extintiva.
I.- Generalidades.
2
Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho Civil. De las Obligaciones, Santiago de
Chile, Editorial Jurídica de Chile, 8ª edición, 1992, p. 345.
3
Salvo si se tratare de una remisión forzada o testamentaria. En la primera no se
requiere de la voluntad del acreedor. En la segunda, estamos ante un legado, que se
instituye en el testamento, y por ende se trata de un acto jurídico unilateral.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 3
el plazo extintivo (hecho jurídico), la muerte del deudor o del acreedor
en ciertos casos (hechos jurídicos) y la revocación (acto jurídico
unilateral).
Todos los modos de extinguir enumerados en el art. 1567, están
regulados en el Libro IV del Código Civil. La resolución, está tratada en
el título IV, “De las obligaciones condicionales y modales” (artículos
1473 a 1493). A su vez, siete de ellos están reglamentados de manera
consecutiva, títulos XIV a XX: el pago (artículos 1568 a 1627); la
novación (artículos 1628 a 1651); la remisión (artículos 1652 a 1654);
la compensación (artículos 1655 a 1664); la confusión (artículos 1665 a
1669); la pérdida de la cosa que se debe (artículos 1670 a 1680); y de
la nulidad y rescisión (artículos 1681 a 1697). La transacción está
regulada como contrato, en el título XL (artículos 2446 a 2464),
mientras que la prescripción liberatoria o extintiva está normada al final
del Código, título XLII (más específicamente en los artículos 2514 a
2524).
En esta parte de la materia, no trataremos de la transacción (que
se estudiará en los contratos), de la nulidad (que ya se revisó en el
estudio del acto jurídico), de la condición resolutoria y del plazo extintivo
(que se expusieron en la primera parte de obligaciones), de la
revocación (que se estudia en diversas materias, tales como el
testamento, el mandato, el arrendamiento, etc.) y de la muerte del
deudor o del acreedor en ciertos casos (cuestión que se revisa en las
materias en que opera, como por ejemplo el usufructo, el comodato, los
alimentos, la sucesión por causa de muerte, etc.).
2.- Clasificación.
1.- Concepto
4
Cfr. las obras Extinción convencional de las obligaciones (volumen 1) y Extinción no
convencional de las obligaciones (volumen 2), del profesor Pablo Rodríguez Grez,
Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2008.
5
En la práctica, sin embargo, es frecuente observar resciliaciones de contratos de
compraventa cuyos efectos se cumplieron íntegramente, y los conservadores de bienes
raíces no suelen hacer mayor cuestión sobre el punto. Con todo, en el contrato que se
rescilia, debiera existir al menos una obligación no totalmente cumplida al momento de
la resciliación. Otro punto que se ha prestado a discusiones, dice relación con si es o no
necesario, practicar una nueva inscripción registral, cuando se rescilia un contrato de
compraventa recaído en un inmueble. La mayoría de los Conservadores, practica una
nota marginal en la última inscripción, recobrando vigencia la inscripción precedente, o
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 5
Tratándose de las obligaciones contractuales, el mutuo
consentimiento es una aplicación del aforismo “las cosas se deshacen de
la misma manera como se hacen”.
En armonía con el precepto citado, el art. 1545 también dispone
que el contrato puede ser “invalidado” por consentimiento mutuo.
Excepcionalmente, un contrato puede dejarse sin efecto por la
voluntad de uno solo de los contratantes. Así acontece en el mandato
mediante la revocación y la renuncia (art. 2163 números 3 y 4) y en
el arrendamiento, asumiendo este último caso el nombre de
“desahucio” (art. 1951). El art. 26, letra e) de la Ley N° 20.830, que
regula el Acuerdo de Unión Civil, permite también a cualquiera de los
convivientes civiles para poner término al contrato de manera unilateral.
Pero en estos casos, no hay propiamente “resciliación”, sino
“terminación” del contrato, de manera que las partes no retrotraen los
efectos de éste.
sea, la del vendedor. Concordamos con tal práctica, atendido el tenor del artículo 728
del Código Civil, que no exige practicar una nueva inscripción, cuando la inscripción es
cancelada “por voluntad de las partes”.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 6
3.- Efectos de la resciliación.
III.- EL PAGO
El pago está regulado en el Título XIV del Libro IV, “De los modos
de extinguirse las obligaciones y primeramente de la solución o pago
efectivo”, arts. 1568 a 1627, que se agrupan en un total de diez
párrafos: párrafo 1° “Del pago efectivo en general”; párrafo 2° “Por
quién puede hacerse el pago”; párrafo 3° “A quién debe hacerse el
pago”; párrafo 4° “Dónde debe hacerse el pago”; párrafo 5° “Cómo
debe hacerse el pago”; párrafo 6° “De la imputación del pago”; párrafo
7° “Del pago por consignación”; párrafo 8° “Del pago con subrogación”;
párrafo 9° Del pago con cesión de bienes o por acción ejecutiva del
acreedor o acreedores”; y párrafo 10° “Del pago con beneficio de
competencia”.
6
A menos que por una cláusula testamentaria o en la partición, se le hubiere impuesto
a dicho heredero el pago íntegro de la obligación.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 9
La obligación se extingue respecto del acreedor, pero el tercero
tiene derecho a ser reembolsado por el deudor (art. 1573).
Pero a diferencia del primer caso, no se entenderá subrogado por
la ley en el lugar y derechos del acreedor. En todo caso, nada impide
que entre el acreedor y el tercero que le paga, opere una subrogación
convencional.
A diferencia del caso anterior, el agente oficioso carece del
derecho para exigir el pago de un honorario por su gestión.
iii.- Pago contra la voluntad del deudor.
Art. 1574: “El que paga contra la voluntad del deudor, no tiene
derecho para que el deudor le reembolse lo pagado; a no ser que el
acreedor le ceda voluntariamente su acción”.
La disposición es perentoria: salvo que el acreedor ceda su crédito
o le subrogue convencionalmente, el tercero no puede pretender que se
le reembolse lo pagado.
Sin embargo, el art. 2291, pareciera estar en contradicción con el
art. 1574, al disponer el primer precepto que “El que administra un
negocio ajeno contra la expresa prohibición del interesado, no tiene
demanda contra él, sino en cuanto esa gestión le hubiere sido
efectivamente útil, y existiere la utilidad al tiempo de la demanda”.
Diversas opiniones se encuentran para resolver tal contradicción.
Para Leopoldo Urrutia, la regla del art. 2291 es aplicable cuando el
pago es útil al deudor (cuando evita una acción judicial por ejemplo),
mientras que si no lo es, será aplicable el art. 1574 (no sería útil por
ejemplo, el pago a un acreedor benévolo).
Para Ruperto Bahamondes, el art. 2291 se aplica cuando el pago
es parte de un conjunto de actos de administración de un negocio ajeno;
en cambio el art. 1574 es aplicable cuando se trata de pagos aislados.
Para Claro Solar, no hay contradicción alguna; el art. 1574 dispone
que el tercero no tiene derecho para que se le reembolse lo pagado; el
art. 2291 no dispone que lo pagado deba reembolsarse, sino que otorga
una acción para demandar aquello en que el pago haya sido realmente
útil, y que podrá ser inferior a lo pagado por el tercero.
El art. 1575 señala los requisitos que debe reunir el pago en esta
clase de obligaciones. Los dos primeros tienen naturaleza subjetiva,
pues se refieren a dos calidades que debe tener la persona que paga. El
tercero tiene naturaleza objetiva, pues dicen relación con las
formalidades que debe cumplir el pago.
Los revisamos a continuación:
Al igual que tratándose del lugar y del tiempo en que debe hacerse
el pago, los gastos del mismo serán asumidos por aquél de los
contratantes que hubiere contraído la obligación.
1.- Concepto.
2.1. La oferta.
7
Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, Tomo 12°,
Santiago de Chile, Imprenta Nascimento, 1939, pp. 231-233.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 25
pueda pagarle ambos créditos, su crédito primitivo valista y el crédito en
el que se ha subrogado, caucionado con la hipoteca.
Nº 2: Comprador de un inmueble que pagó a los acreedores
hipotecarios.
Se requieren dos condiciones:
i.- Que el tercero que pague haya comprado un inmueble hipotecado.
ii.- Que el pago se haga al acreedor hipotecario de la finca.
Como explica Arturo Alessandri, este caso corresponde a una
situación muy curiosa. Para explicarlo, proporciona el siguiente ejemplo:
Pedro compra en un remate judicial un inmueble, sobre el cual pesaban
cuatro hipotecas. Ocurre que de éstas, sólo tres se purgaron (conforme
a lo dispuesto en el art. 2428 del Código Civil y en el art. 492 del Código
de Procedimiento Civil), subsistiendo la cuarta, por cualquier causa
(porqué no se notificó al acreedor hipotecario, por ejemplo). Con
posterioridad, estando ya el inmueble en el patrimonio del adjudicatario,
el acreedor hipotecario cuya hipoteca subsistió, demanda al actual
propietario, momento en el cual las hipotecas que éste pago reviven en
él y deben pagárseles cuando se verifique el remate. Agrega Alessandri
que estamos ante una situación anormal, porque un individuo es
acreedor hipotecario de su propia propiedad. Concluye el autor citado:
“Evidentemente, no es acreedor hipotecario ni tiene interés en serlo,
mientras el inmueble está en su poder. Pero la subrogación presenta
interés y tiene utilidad cuando al actual poseedor se le viene a
desposeer o a causar una evicción en el inmueble, porque entonces las
hipotecas que estaban en estado latente, reviven y el poseedor,
invocando los créditos hipotecarios como subrogados en las hipotecas
que pagó se paga de ellas cuando la propiedad se saque a remate.”8
En este caso de subrogación, -como señala Hernán Larraín-, todos
están de acuerdo en que el comprador del inmueble hipotecado sucede a
los acreedores hipotecarios en las hipotecas que ellos tenían, sin
necesidad de inscribir dichas hipotecas a su nombre. Más aún, nuestra
jurisprudencia ha resuelto que, aunque a consecuencia de haberse
pagado a los acreedores hipotecarios por el comprador se cancelen las
hipotecas inscritas, éste siempre puede invocar dichas hipotecas, que ya
no aparecen inscritas.9
Estaríamos entonces ante hipotecas “virtuales”, que aun
habiéndose extinguido, se reconocen para los efectos de la subrogación
y respectiva preferencia.
8
Alessandri Rodríguez, Arturo, Teoría de Las Obligaciones, Editorial Jurídica Ediar-
ConoSur Ltda., Santiago, 1988, pp. 390 y 391.
9
Larraín Ríos, Hernán, Teoría General de las Obligaciones, Santiago, LexisNexis
ConoSur, 2002, p. 365.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 26
Nº 3: Pago de una deuda a la que se está obligado solidaria o
subsidiariamente.
El fiador que paga satisface una obligación íntegramente ajena y
se subroga en los derechos del acreedor en contra del deudor principal
por el total de lo pagado (art. 2372). Si son varios los fiadores, la
obligación se divide entre ellos por iguales partes (art. 2378).
En cambio, la subrogación en favor del codeudor solidario tiene
lugar de acuerdo al art. 1522: es el interés de los codeudores en el
negocio lo que determina los términos de la subrogación.
Nº 4: Heredero beneficiario que paga deudas de la herencia con
dineros propios.
Es necesario:
i.- Que el que paga sea un heredero que goza del beneficio de inventario
(art. 1247).
ii.- Que el pago se haga con dineros provenientes del patrimonio propio
del heredero.
El heredero se convierte en acreedor de la sucesión. Como dice
Larraín, pasa a concurrir en la sucesión del difunto como heredero y
como acreedor.10
Nº 5: Pago de una deuda ajena con el consentimiento del deudor.
Aquí, el tercero en realidad es un mandatario del deudor. El
consentimiento del deudor puede ser expreso o tácito (art. 2123).
Nº 6: En favor de aquel que presta dinero para el pago.
En este caso la subrogación es solemne.
Condiciones requeridas:
i.- Que un tercero preste dinero al deudor para el pago.
ii.- Que se deje constancia en la escritura pública del préstamo que el
dinero prestado se destina al pago de la obligación. Se trata por ende de
un contrato de mutuo que es solemne.
iii.- Que se deje constancia en la escritura pública de cancelación que
debe otorgarse, que el pago se ha hecho con el dinero prestado.
10
Larraín Ríos, Hernán, ob. cit., p. 367.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 27
ii.- Consentimiento del acreedor (la voluntad del deudor no juega ningún
papel).
iii.- Que la subrogación tenga lugar en el momento del pago y que
conste en la carta de pago o recibo que el acreedor otorgue al que pagó.
iv.- Que se cumplan las normas de la cesión de créditos: por lo tanto, la
subrogación no se perfecciona entre subrogante y subrogado sino con la
entrega del título de crédito y respecto del deudor y terceros con la
notificación o aceptación del deudor ( artículos 1901 a 1904).
1.- Concepto
1.- Concepto
11
Alessandri Rodríguez, Arturo, Derecho Civil, segundo año. Teoría de las Obligaciones,
p. 382, citado por Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y
Comparado, Santiago de Chile, Imprenta Nascimento, 1939, tomo 12º, pp. 367 y 368.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 33
el permiso para liberarse de su obligación mediante una prestación
diversa de la debida.
Luis claro solar es partidario de esta segunda doctrina, señalando
que la dación en pago en su sentido estricto no importa novación,
porque no se realiza con intención de substituir a una obligación antigua,
sino simplemente de efectuar un pago.12
Respecto del art. 2382, se dice por esta doctrina que es especial o
exclusivo de la fianza, dictada para proteger al fiador.
Consecuencias de esta doctrina en caso de evicción: se aplican las
mismas reglas que al pago. Si el acreedor sufre evicción de la cosa dada
en pago, cosa que resulta no ser del deudor sino de un tercero que la
reclama, la dación en pago no habría sido eficaz para extinguir la
obligación.
El acreedor que sufre evicción podría ejercitar las acciones de que
disponía según el crédito primitivo y valerse de las garantías que lo
aseguraban. Excepcionalmente la regla no rige para la fianza, en virtud
de un texto legal expreso.
Cabe advertir que en el derecho nacional, en los últimos años la
dación en pago ha sido tratada como una modalidad del pago y no como
una novación. En efecto, dispone el art. 1792-22, en relación al régimen
de participación en los gananciales, que “Los cónyuges, o sus herederos,
podrán convenir daciones en pago para solucionar el crédito de
participación en los gananciales. / Renacerá el crédito (...), si la cosa
dada en pago es evicta, a menos que el cónyuge acreedor haya tomado
sobre sí el riesgo de la evicción, especificándolo”.
12
Claro Solar, Luis, ob. cit., p. 371.
13
Ramos Pazos, René, De las Obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1999,
p. 390.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 34
a la originalmente adeudada, lo que el acreedor acepta. Se trata de una
dación en pago (art. 1569, inc. 2º, interpretado a contrario sensu).
c) Puede ocurrir que el deudor se obligue a pagar transfiriendo al
acreedor una cosa determinada en el plazo de 30 días, pero antes del
vencimiento del plazo, el primero le ofrece al segundo satisfacer la
obligación, cuando se cumpla el plazo, con una cosa distinta a la
originalmente adeudada, lo que el acreedor acepta. En este caso, la
obligación primitiva –pagar por ejemplo una suma de dinero-, se
extingue, sustituyéndose por una nueva obligación –pagar con un
automóvil-, operando entonces una novación objetiva, por cambio de
objeto, según se estudiará seguidamente. Nótese que la petición del
deudor se hizo antes del vencimiento del plazo, el que se mantuvo
inalterable, porque si se hubiere hecho al vencimiento del mismo, habría
operado una dación en pago.
V.- LA NOVACIÓN
14
Claro Solar, Luis, ob. cit., pp. 418 y 419.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 37
a) Formas: art. 1631, la novación puede efectuarse de tres modos:
1º Sustituyéndose la causa o el objeto de la obligación;
2º Sustituyéndose al acreedor;
3º Sustituyéndose al deudor;
En el primer caso cambia la obligación pero permanecen las
mismas partes; como generalmente el cambio se refiere al objeto de la
obligación se le denomina novación objetiva.
En los otros dos casos, el cambio incide en el sujeto activo o
pasivo de la obligación y se habla de novación subjetiva.
c) Novación subjetiva.
Puede revestir dos formas:
i.- Novación por cambio de acreedor;
ii.- Novación por cambio de deudor.
15
Puede observarse que en la novación por cambio de acreedor, se requiere de tres
voluntades: la del deudor, la del acreedor primitivo y la del nuevo acreedor; en
cambio, tratándose de la cesión de un crédito, sólo se exigen dos voluntades: la del
acreedor primitivo y la del nuevo acreedor; finalmente, en el pago con subrogación
legal, sólo se requiere de la voluntad del nuevo acreedor.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 42
En síntesis:
Producen novación:
i.- La delegación perfecta (que supone voluntad del acreedor, del nuevo
deudor y del deudor primitivo);
ii.- La expromisión (que supone voluntad del acreedor y del nuevo
deudor, aunque no la del deudor primitivo);
No producen novación:
i.- La delegación imperfecta (hay voluntad del deudor primitivo y del
nuevo deudor, pero no voluntad del acreedor);
ii.- La adpromisión (falta tanto la voluntad del acreedor como del deudor
primitivo; sólo se manifiesta la voluntad del nuevo deudor).
En estos dos casos, el tercero será considerado como fiador,
codeudor solidario o diputado para el pago.
Nada impide sin embargo que las estipulaciones de las partes, con
una excepción, modifiquen los efectos señalados. Por ende, pueden
convenir que continúen debiéndose intereses, que las prendas e
hipotecas subsistan para caucionar la segunda obligación; que la
obligación nueva cuente con la garantía de los fiadores y codeudores
solidarios que caucionaban la obligación extinguida. En todo caso,
deberán consentir también los garantes que han constituido cauciones
reales o personales.
Sin embargo, los privilegios de la primera obligación se extinguen
irremediablemente. El art. 1641 no autoriza la reserva. Ello, porque los
privilegios son inherentes a los créditos y tienen su origen en la ley, y
con excepción de la prenda, no pueden tener como fuente una
convención.
5.- La delegación
VI.- LA REMISIÓN
1.- Concepto
a) Voluntaria o forzada.
16
Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho Civil. De las Obligaciones, Santiago de
Chile, Editorial Jurídica de Chile, 8ª edición, 1992, p. 448, N° 631.
17
Claro Solar, Luis, ob. cit. Tomo 12°, p. 470, N° 1770.
18
Se refiere, por supuesto, al Código Civil español.
19
Díez-Picazo, Luis, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, Volumen II, “Las
Relaciones Obligatorias”, 6ª edición, p. 637.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 46
i.- Voluntaria: es lo normal, porque de ordinario no puede obligarse al
acreedor a renunciar a su crédito.
ii.- Forzada: excepcionalmente en los procedimientos concursales
regulados en la Ley N° 20.720, que conlleven la remisión parcial de los
créditos. Así, el art. 255, referido al Procedimiento Concursal de
Liquidación, establece: “Efectos de la Resolución de Término. Una vez
que se encuentre firme o ejecutoriada la resolución que declara el
término del Procedimiento Concursal de Liquidación, se entenderán
extinguidos por el solo ministerio de la ley y para todos los efectos
legales los saldos insolutos de las obligaciones contraídas por el Deudor
con anterioridad al inicio del Procedimiento Concursal de Liquidación. /
Extinguidas las obligaciones conforme al inciso anterior, el Deudor se
entenderá rehabilitado para todos los efectos legales, salvo que la
resolución señalada en el artículo precedente establezca algo distinto”.
Por su parte, el art. 268 de ésta Ley, dispone, respecto de un
Procedimiento Concursal de Renegociación (aplicable a personas
naturales), que una vez terminado el mismo, en virtud de un “Acuerdo
de Ejecución”, se extinguirán los saldos insolutos por el solo ministerio
de la ley: “Si el referido procedimiento hubiere finalizado en virtud de un
Acuerdo de Ejecución, se entenderán extinguidos, por el solo ministerio
de la ley, los saldos insolutos de las obligaciones contraídas por la
Persona Deudora respecto de los créditos parte de dicho acuerdo, a
contar de la publicación de esta resolución en el Boletín Concursal” (inc.
2º).
b) Testamentaria o por acto entre vivos.
i.- Testamentaria: mediante un testamento e importa un legado
(artículos 1128 a 1130). Se entiende revocada la remisión, sin embargo,
si el testador cobra judicialmente su crédito o acepta el pago que se le
ofrece.
ii.- Por acto entre vivos: importa una donación y se sujeta a las normas
de las donaciones.
c) Total o parcial.
i.- Total: cuando el acreedor renuncia a su crédito íntegramente.
ii.- Parcial: cuando el acreedor renuncia sólo a una parte de sus
derechos (art. 1.395, inc. 3º). La remisión forzada necesariamente debe
ser parcial.20
d) Expresa o tácita.
i.- Expresa: cuando el acreedor, en forma explícita, libera al deudor de
su obligación.
20
Meza Barros, René, ob. cit., p. 449, N° 632.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 47
ii.- Tácita: cuando la remisión se desprende de la ejecución de ciertos
actos por el acreedor, que ponen de manifiesto su voluntad de liberar al
deudor.
21
Meza Barros, René, ob. cit., p. 450, N° 633.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 48
a) Remisión por acto entre vivos.
22
Claro Solar, Luis, ob. cit. Tomo XII, De las Obligaciones III, p. 471, N° 1771.
23
Josserand, Louis, Teoría General de las Obligaciones, Santiago de Chile, Editorial
Parlamento Ltda., 2008, p. 575, N° 936. I.
24
Ramos Pazos, René, ob. cit., pp. 413 y 414, N° 573.
25
Ramos Pazos, René, ob. cit., p. 413, N° 573.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 49
eficacia de la condonación es necesaria la aceptación del deudor. La
condonación es una verdadera convención y no puede decidirla el
acreedor unilateralmente. A la misma conclusión se llega en los
ordenamientos germánicos, donde la figura que nos ocupa se construye
como un ‘contrato de remisión de deuda’. La renuncia del derecho real
puede hacerse por acto unilateral del renunciante, pero la renuncia del
derecho de crédito no es eficaz si no es aceptada por el deudor”.26
Se refiere acto seguido Díez-Picazo a la importancia práctica que
puede tener determinar si estamos ante un acto bilateral o unilateral,
cuestión que se traduce en la posibilidad de revocar o no la remisión:
“Como ha advertido PUIG-BRUTAU, se trata seguramente de un
problema dogmático mal planteado. No importa tanto saber si en pura
lógica la condonación ha de ser un acto unilateral o bilateral del
acreedor, sino saber si el acreedor puede cambiar de parecer antes de
que la aceptación recaiga, revocar la condonación y reclamar el pago.
Contemplado el problema desde este punto de vista, resuelta evidente
que la remisión expresamente aceptada por el deudor se hace
irrevocable. ¿Qué ocurre, sin embargo, cuando a la declaración de
voluntad del acreedor no ha sucedido nada más que el silencio del
deudor? La revocabilidad sólo puede ser acogida con algunas reservas.
En muchos casos, el silencio puede valer como una aceptación tácita. De
acuerdo con los usos del tráfico y con la buena fe el deudor sólo tiene un
deber de manifestarse para rechazar lo gratuito en el caso de que no lo
desee. Todo ello lleva a pensar que la revocación de una remisión no
aceptada es admisible, pero siempre que se haga en unas circunstancias
tales que no suponga una contravención a la buena fe. Por ejemplo, la
remisión ha sido casi inmediatamente acogida con reservas”.27
26
Díez-Picazo, Luis, ob. cit., p. 638.
27
Díez-Picazo, Luis, ob. cit., p. 638.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 50
señalar el Código que no se presume donación, cuando una persona
paga lo que no debe.
La remisión sin embargo es una de las excepciones previstas por
la ley. En efecto, la remisión no sólo puede ser expresa, sino también
tácita, y lo es aquella que resulta de ciertos hechos del acreedor que
razonablemente hacen suponer su intención de renunciar a su crédito. El
art. 1654 señala los casos en que se entiende haber remisión tácita, que
importan presunción legal de la misma.
Tales casos son:
a.- Entrega del título al deudor, voluntariamente. La entrega del título
debe hacerse por el acreedor o su representante al deudor o a su
representante, y debe efectuarse voluntariamente, en forma libre y
espontánea.
b.- Destrucción o cancelación del título. No es necesario que el título
destruido o cancelado se encuentre en poder del deudor; la presunción
también opera si el acreedor conserva en su poder el título cancelado o
destruido.28
Como en el caso anterior, la cancelación o destrucción ha de ser
voluntaria y con ánimo de extinguir la deuda.
Se trata de presunciones simplemente legales, de manera que el
acreedor puede acreditar que no hubo intención de condonar, o que la
entrega, destrucción o cancelación no fueron voluntarias.
En realidad los casos mencionados en el art. 1654 hacen suponer
la liberación del deudor, pero no por la vía de la remisión, sino que por
medio del pago, pues los actos enunciados suelen ser los que realiza el
acreedor después que se le satisface su crédito (especialmente cuando
se “cancela” el titulo).29
28
A fines de octubre o inicios de noviembre de 1536, en circunstancias de que la hueste
de don Diego de Almagro regresaba al Perú, después de fracasar la expedición a Chile,
y en momentos en que se encontraba en Copiapó, el Adelantado quemó los papeles
que registraban las deudas que sus soldados habían contraído para con él para poder
comprar armas, caballos y otros animales con que hacer el viaje a Chile. El monto total
de las deudas ascendía a 150.000 pesos oro, suma muy importante para la época. Se
trata del primer acto de remisión de obligaciones en la Historia de Chile. Con él,
Almagro unía su suerte, a la de sus soldados, que habían visto frustradas sus
expectativas de obtener riquezas en Chile.
29
Meza Barros, René, ob. cit., pp. 451 y 452, N°s 634 a 637.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 51
alzando la respectiva caución, no obstante no encontrarse pagado el
crédito.
Sin embargo, la renuncia de las cauciones puede implicar la
renuncia del crédito mismo, si el deudor es insolvente, interpretando a
contrario sensu el art. 1397. 30
VII.- LA COMPENSACIÓN
Se reglamenta en los arts. 1655 a 1664, Título XVII del Libro IV.
1.- Concepto
30
Meza Barros, René, ob. cit., p. 453, N° 638.
31
Meza Barros, René, ob. cit., pp. 453 y 454, N° 639.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 52
c) Judicial: opera por el juez, como consecuencia de la demanda
reconvencional del demandado, cuyo crédito no reúne las condiciones
para que tenga lugar la compensación legal.
La compensación voluntaria y judicial sólo tienen cabida cuando no
puede producirse la compensación legal, única que norma la ley.
a) Requisitos.
a.1) Que las partes sean personal y recíprocamente deudoras. La
compensación consiste en la extinción de obligaciones mutuas: artículos
1655 y 1657. Sin embargo, no basta que las partes sean recíprocamente
deudoras, sino que además deben serlo “personalmente”, por
obligaciones propias.
a.1.1. Aplicaciones del principio:
i.- El deudor principal no puede oponer a su acreedor por vía de
compensación, lo que el acreedor le deba a su fiador: art. 1657, inc. 2º.
Mientras el acreedor no justifique la imposibilidad de obtener el
pago en los bienes del deudor, la obligación del fiador no es exigible, y
la exigibilidad es indispensable para que tenga lugar la compensación
legal. El fiador forzado a pagar por la vía de la compensación quedaría
por ello privado del beneficio de excusión, lo que es inadmisible.
ii.- El deudor de un pupilo requerido por el guardador, no puede oponer
por vía de compensación lo que el tutor o curador le deba a él: art.
1657, inc. 3º. A contrario sensu, el guardador perseguido por un
acreedor suyo, no puede oponer en compensación los créditos que el
pupilo tenga en contra del acreedor.
iii.- El codeudor solidario no puede compensar su deuda con los créditos
de sus codeudores contra el mismo acreedor: artículos 1657, inc. 4º;
1520, inc. 2º. Sólo podría hacerlo si sus codeudores le ceden su
derecho.
a.1.2. Excepciones al principio en el caso del mandato: art. 1658. El
mandatario puede oponer en compensación a los acreedores del
mandante los créditos de éste y los suyos propios; a la inversa, el
mandatario no puede oponer a sus propios acreedores los créditos del
mandante, salvo autorización de éste. La compensación de los créditos
propios del mandatario es posible siempre que rinda caución, quedando
subordinada la compensación a la condición de que el mandante la
ratifique.
En último término queda en claro que el mandatario no está
facultado para compensar los créditos del mandante invocando sus
propios créditos.
a) Compensación voluntaria.
Es aquella que se verifica por voluntad de las partes, cuando la
ausencia de los requisitos legales impide la compensación legal.
Por lo tanto, se requerirá la voluntad de una de las partes o la
voluntad de ambas, según que el requisito que impide la compensación
esté establecido en beneficio común o de una sola de las partes.
La compensación voluntaria podrá ser, en consecuencia,
convencional o facultativa
Así, por ejemplo, el origen del crédito puede ser el obstáculo a la
compensación. En el caso del depósito, art. 1662, se impide al
depositario compensar su obligación de restituir la cosa depositada. Sin
embargo, como la norma está establecida en interés del depositante,
éste puede compensar su crédito contra el depositario, que tenga el
origen indicado en el art. 1662, con sus deudas para con éste.
En el mismo sentido, en la obligación a plazo, el deudor podría
renunciar al plazo, para oponer la compensación.
b) Compensación judicial.
Tiene lugar cuando el demandado, acreedor del demandante de
una obligación ilíquida, interpone demanda reconvencional para obtener
su liquidación y su compensación con el crédito del actor.
La compensación judicial o reconvencional produce sus efectos a
partir del fallo judicial que la declara.
VIII.- LA CONFUSIÓN
Está regulada en los arts. 1665 a 1669, Título XVIII del Libro IV.
1.- Concepto
32
Meza Barros, Ramón, ob. cit., pp. 474 y 475.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 59
El Código Civil, en los efectos de la confusión, se ocupa
especialmente:
a) De la fianza; dispone el art. 1666: “La confusión que extingue la
obligación principal extingue la fianza; pero la confusión que extingue la
fianza no extingue la obligación principal”. Lo anterior es una
consecuencia del principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo
principal, pero no a la inversa. En el segundo caso, el fiador se
transforma en acreedor del deudor principal.
b) De las obligaciones solidarias; conforme al art. 1668, “Si hay
confusión entre uno de varios deudores solidarios y el acreedor, podrá el
primero repetir contra cada uno de sus codeudores por la parte o cuota
que respectivamente les corresponda en la deuda. / Si por el contrario,
hay confusión entre uno de varios acreedores solidarios y el deudor,
será obligado el primero a cada uno de sus coacreedores por la parte o
cuota que respectivamente les corresponda en el crédito”.
En el inciso primero, referido a la solidaridad pasiva, el precepto se
pone en el caso de que uno de los codeudores solidarios se transforme
en acreedor de los restantes codeudores solidarios. En este caso, el
primero podrá demandar a cada uno de los segundos, por su parte o
cuota en la deuda.
En el inciso segundo, que alude a la solidaridad activa, la norma se
plantea la hipótesis de que uno de los acreedores solidarios se
transforme en codeudor de los demás, caso en el cual el primero deberá
a cada uno de los segundos la parte o cuota que les corresponda en el
crédito.
c) De la aceptación de la herencia con beneficio de inventario: nos
referimos a esta materia en el numeral siguiente.
Se refiere a ella el Título XIX del Libro IV, arts. 1670 a 1680.
33
Rodríguez Grez, Pablo, Instituciones de Derecho Sucesorio. Pérdida, defensa y pago
de las asignaciones. Ejecutores testamentarios. Partición, Volumen 2, Santiago de
Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1994, p. 152.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 61
2.- Cuándo se entiende que se pierde o perece la cosa debida
Está reglamentada en el Título XLII del Libro IV, párrafo 3°, “De la
prescripción como medio de extinguir las acciones judiciales”, arts. 2514
a 2520, y párrafo 4°, arts. 2521 a 2524, “De ciertas acciones que
prescriben en corto tiempo”.
1.- Generalidades
34
Vodanovic H., Antonio, Tratado de los derechos reales. Bienes. Explicaciones basadas
en las versiones de clases de los profesores de la Universidad de Chile Arturo
Alessandri R. y Manuel Somarriva U. Redactadas, ampliadas y actualizadas por Antonio
Vodanovic H., Tomo 2°, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 5ª edición, 1993,
p. 10.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 66
Es un modo de extinguir las acciones y derechos ajenos, por no
haberse ejercido dichas acciones y derechos, durante cierto lapso de
tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales (art. 2492).
A pesar del tenor del art. 2514 (que exige solamente cierto lapso
de tiempo durante el cual no se hayan ejercido por el acreedor sus
acciones), la prescripción extintiva exige varios requisitos. Ellos son:
a) Que la acción sea prescriptible.
b) Que la prescripción sea alegada.
c) Que la prescripción no se haya interrumpido.
d) Que la prescripción no esté suspendida.
e) Que transcurra el tiempo fijado por la ley.
35
Hay consenso en cuanto a que el tribunal carece de la facultad que se le confiere por
el art. 442 del Código de Procedimiento Civil, si se trata de prescripciones especiales,
como aquellas que se contemplan para la acción ejecutiva en la Ley N° 18.092,
referida a letras de cambio y pagarés.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 68
iii.- La prescripción de la pena (el procesado debe hallarse presente en
el juicio).
b.2) Quiénes pueden alegar la prescripción extintiva.
Corresponde alegarla al deudor, tanto al principal, solidario o
subsidiario. El art. 2496 se refiere al fiador: “El fiador podrá oponer al
acreedor la prescripción renunciada por el principal deudor”.
También pueden alegarla los terceros garantes o terceros
poseedores del bien hipotecado o empeñado. No pueden invocar la
prescripción los acreedores del deudor (porque sería un caso de acción
oblicua o subrogatoria, que la ley no contempla).
b.3) La prescripción extintiva normalmente es una excepción.
Si el acreedor demanda el cumplimiento, la prescripción cobra
interés para el deudor y podrá utilizarse para rechazar la tardía
pretensión del acreedor. Esta suele ser la regla general. Para el Código
de Procedimiento Civil, se trata de una excepción perentoria, destinada
directamente a enervar la acción.
Lo anterior no impide sin embargo que el deudor, si tiene interés
en que la prescripción se declare, pueda ejercitar una acción destinada a
obtener tal fin. Demandará para ello en juicio ordinario.
b.4) Renuncia al derecho de alegar la prescripción. Dispone el art. 2494:
“La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente; pero sólo
después de cumplida. / Renúnciase tácitamente, cuando el que puede
alegarla manifiesta por un hecho suyo que reconoce el derecho del
dueño o del acreedor; por ejemplo, cuando cumplidas las condiciones
legales de la prescripción, el poseedor de la cosa la toma en arriendo, o
el que debe dinero paga intereses o pide plazo”.
La renuncia, entonces, puede ser expresa o tácita, “pero sólo
después de cumplida”.
La renuncia expresa resultará de una explícita declaración de
voluntad del deudor. La renuncia tácita proviene de la ejecución de
ciertos actos que demuestran inequívocamente la intención de
renunciar, porque son incompatibles con la voluntad de aprovecharse de
la prescripción (implican renuncia tácita por ejemplo los abonos a las
deudas; el pago de intereses; la petición de un plazo al acreedor).
No se admite la renuncia anticipada de la prescripción y si se
produce adolecerá de nulidad absoluta. Si se permitiera la renuncia
anticipada, la prescripción dejaría de desempeñar su misión de interés
público.
El art. 2495 exige en el renunciante capacidad para enajenar: “No
puede renunciar la prescripción sino el que puede enajenar”. Siendo la
renuncia una especie de acto de “disposición”, es razonable que se exija
facultad para enajenar.
39
Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho Civil. De las Obligaciones, Santiago de
Chile, Editorial Jurídica de Chile, 5ª edición, 1974, pp. 422 y 423.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 73
a lo previsto por el legislador”.40 Rodríguez Grez rechaza la posibilidad
de que pueda convenirse una ampliación o restricción de los plazos de
prescripción: “Los plazos de prescripción, toda vez que están referidos a
la extinción de un derecho por no ejercerse, son de ‘orden público’. Esto
significa que ellos deben considerarse elementos esenciales de la
estructura del sistema jurídico y, por ende, no se encuentran a
disposición de las partes. Cualquier estipulación no autorizada
expresamente en la ley, relativa a la fijación, extensión o restricción de
un plazo de prescripción, adolece de objeto ilícito y está sancionada con
la nulidad absoluta (artículo 1682 del Código Civil)”.41
De cualquier manera, los contratantes tienen la facultad para
restringir o para ampliar el plazo de prescripción en los siguientes casos,
por disposición expresa de la ley:
i.- Art. 1880 (acción resolutoria que emana del pacto comisorio): las
partes pueden restringir el plazo.
ii.- Art. 1885 (acción que emana del pacto de retroventa): ídem.42
iii.- Art. 1866 (acción redhibitoria): pueden ampliar o restringir el plazo.
e.5) Clasificación de la prescripción en relación con el tiempo necesario
para prescribir.
Se distingue por la doctrina entre prescripción de largo tiempo y
prescripción de corto tiempo.
e.5.1) Prescripción de largo tiempo
i.- Acciones personales. Dispone el art. 2515: “Este tiempo es en
general de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las
ordinarias. / La acción ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de
tres años, y convertida en ordinaria durará solamente otros dos”.
De esta manera, los plazos serán los siguientes:
i) Prescripción de las acciones ordinarias: 5 años.
ii) Prescripción de la acción ejecutiva: 3 años. Prescrita, se convierte
en ordinaria y dura dos años más.
ii.- Acciones derivadas de obligaciones accesorias: prescriben con la
obligación principal. No sobreviven a la obligación para cuya garantía se
constituyeron: artículos 2381, Nº 3º; 2434 – 2516.
iii.- Acciones reales derivadas del dominio o de otros derechos reales.
Sabemos que el dominio no se extingue por su no ejercicio. El
derecho de propiedad se pierde porque otra persona lo adquiere. Se
extingue en consecuencia el dominio no por la prescripción extintiva,
sino por la adquisitiva, que opera en favor del poseedor.
40
Abeliuk Manasevich, René, Las Obligaciones, Tomo II, 5ª edición actualizada,
Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2010, pp. 1201 y 1202.
41
Rodríguez Grez, Pablo, Extinción no convencional de las obligaciones, Volumen 2,
Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2008, p. 319.
42
En realidad, aquí estamos ante un plazo de caducidad y no de prescripción.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 74
i) Prescripción de la acción reivindicatoria: sigue el principio enunciado,
no se extingue por su no ejercicio, sino que como consecuencia de la
pérdida del derecho de propiedad. Señala el art. 2517: “Toda acción por
la cual se reclama un derecho se extingue por la prescripción adquisitiva
del mismo derecho”. Por ende, el plazo de prescripción variará entre dos
y diez años.
ii) Prescripción de la acción de petición de herencia: sigue el mismo
principio: el derecho de herencia y la acción consiguiente de petición de
herencia se extingue con la prescripción adquisitiva del respectivo
derecho. Regla general: 10 años. Establece el art. 2512, Nº 1: “Los
derechos reales se adquieren por la prescripción de la misma manera
que el dominio, y están sujetos a las mismas reglas, salvas las
excepciones siguientes: 1a. El derecho de herencia y el de censo se
adquieren por la prescripción extraordinaria de diez años”. Excepción: 5
años, tratándose del heredero putativo al que se le concedió la posesión
efectiva, y siempre y cuando no se acredite que al pedirla, estaba de
mala fe (arts. 704 N° 4, 1269 y 2512 N° 1).
iii) Derechos reales, desmembraciones del dominio: art. 2498. Así,
artículos 766- 806 (usufructo); 812 (uso y habitación), 822
(servidumbres). La regla general será que éstos derechos reales no se
pierden por prescripción extintiva, sino sólo en la medida que otro entre
en posesión del derecho y termine ganándolo por prescripción
adquisitiva.
iv) Caso excepcional de las servidumbres: excepcionalmente, las
servidumbres discontinuas y las continuas inaparentes no se pueden
ganar por prescripción (art. 882).
v) Pero respecto a los derechos reales, desmembraciones del dominio,
también opera la prescripción como causal de extinción por el no uso.
Es lo que ocurre con las servidumbres: art. 885 Nº 5 (3 años). Por
ende, las servidumbres se extinguen de dos maneras:
+ Por la prescripción adquisitiva de 5 años (art. 882), extinción
que supone su adquisición por otra persona.
+ Por la prescripción extintiva de 3 años (art. 885, Nº 5), por su
no ejercicio.
vi) En cuanto al usufructo y derecho de uso y habitación, debemos
primero distinguir, según si el usufructuario acciona contra un tercero o
si lo hace en contra del nudo propietario (y bajo el entendido que a los
últimos dos derechos, corresponde aplicarles lo mismo que se prescribe
para el primero):43
v.i.i) Usufructuario acciona contra un tercero: la acción para reclamar el
derecho real de usufructo seguirá vigente, en la medida en que el
43
Ramos Pazos, René, ob. cit., Nº 630, p. 446.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 75
tercero no adquiera el usufructo por la prescripción adquisitiva (art. 766:
“El derecho de usufructo se puede constituir de varios modos: (…) 4º.
Se puede también adquirir un usufructo por prescripción”). Opera
entonces el principio general del art. 2517: el derecho real de usufructo
no se extingue por el mero desuso.44
v.i.ii) Usufructuario acciona contra el nudo propietario: existe aquí
controversia en la doctrina nacional, habida cuenta del tenor del art.
806: “El usufructo se extingue también: (…) Por prescripción”. Hay dos
opiniones: para Luis Claro Solar, si el usufructuario no reclama su
derecho al nudo propietario, se extinguirá por prescripción extintiva de
cinco años (art. 2515).45 Lo mismo piensa Abeliuk, “porque en caso
contrario el Art. 806, en la parte que se refiere a la prescripción, sería
más bien innecesario; a la misma conclusión habría llevado el Art.
2517”.46 Arturo Alessandri Rodríguez, en cambio, rechaza esta
posibilidad de que el derecho real de usufructo pueda perderse por
prescripción extintiva: “para que prescriba el derecho de usufructo no
basta el simple no uso, pues las acciones para reclamar un derecho se
extinguen por la prescripción adquisitiva del mismo derecho (art. 2517)
y, además, dentro de las concepciones de nuestro Código Civil, el
usufructuario tiene el derecho de dominio sobre su derecho de
usufructo, dominio que no pierde mientras otra persona no lo haya
ganado por prescripción adquisitiva”.47 Lo dicho respecto al derecho real
de usufructo, cabe también para el derecho real de uso y habitación,
pues el art. 812 dice que tales derechos “se constituyen y pierden de la
misma manera que el usufructo”.
vii) Derecho real de conservación: creemos que también puede
extinguirse al operar en favor de otro la prescripción adquisitiva, por al
menos tres razones: la primera, porque de acuerdo al art. 2498, inc. 2°,
se ganan por este modo los derechos reales “que no están
especialmente exceptuados”; la segunda razón, porque conforme al
Proyecto de la posterior Ley Nº 20.930, se propuso incorporar al aludido
art. 2498 un inciso 3° que indicare: “No podrá adquirirse por
prescripción el derecho real de conservación”. Pero dicha propuesta no
fue acogida. Por ende, a contrario sensu, debe concluirse que el derecho
es prescriptible. La tercera razón, porque al enunciarse las
44
Ramos Pazos, René, ob. cit., Nº 630, pp. 445 y 446.
45
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo VIII, Nº 1.239, p. 407.
46
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., Nº 1.244 A, pp. 1.210 y 1.211.
47
Vodanovic H., Antonio, Tratado de los Derechos Reales. Explicaciones basadas en las
versiones de clases de los profesores de la Universidad de Chile Arturo Alessandri R. y
Manuel Somarriva U., redactadas, ampliadas y actualizadas por Antonio Vodanovic H.,
tomo II, 5ª edición, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1993, Nº 1.021, pp.
169 y 170.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 76
características del derecho real de conservación, no se incluye entre
ellas el carácter “imprescriptible” del derecho.
En cuanto a la posibilidad de que el derecho real de conservación
se extinga por no ejercerse, dado que el inc. 3° del art. 1 de la Ley Nº
20.930 señala que en lo no previsto en ella se aplicarán ciertos
preceptos del Código Civil atinentes a las servidumbres, se ha dicho que
deben aplicarse las causales de extinción del derecho de servidumbre,
previstas en los arts. 885 a 888 del Código Civil, y entre ellas, la que
establece que se extinguirá el derecho por haberse dejado de gozar
durante tres años.48
Nos parece dudosa esta asimilación general a las normas de las
servidumbres, pues el aludido inc. 3° del art. 1 de la Ley Nº 20.930 no
dice que en lo no previsto en esta Ley se aplicarán en general las
normas del Código Civil relativas a las servidumbres, sino sólo cuatro
artículos: 826, 828, 829 y 830 del Código Civil.
e.5.2) Prescripción de corto tiempo:
Se distinguen dos clases. A la 1ª, se refieren los artículos 2521 a
2523; a la 2ª, el art. 2524. La doctrina denomina las primeras
prescripciones presuntivas de pago, y prescripciones especiales las
segundas.
i.- Prescripciones presuntivas de pago.
Son tres casos:
i) Art. 2521: honorarios de profesiones liberales: dos años.
ii) Art. 2522: honorarios de los comerciantes: un año.
iii) Art. 2521 inciso primero: Impuestos fiscales y municipales: tres
años. La regla anterior tiene dos excepciones:
+ Impuesto sujetos a declaración, seis años cuando la declaración
no se hubiera presentado o la presentada fuere maliciosamente falsa.
+ Impuestos a las herencias, asignaciones y donaciones: 6 años si
no se hubiere solicitado la liquidación provisoria o definitiva del
impuesto.
Las prescripciones anteriores no se suspenden. Pueden sí
interrumpirse. Establece al efecto el inc. 2º del art. 2523:
“Interrúmpense:
1º Desde que interviene pagaré u obligación escrita, o concesión de
plazo por el acreedor;
2º Desde que interviene requerimiento.49
48
Corral Talciani, Hernán, “Derecho y Academia. El Blog de Hernán Corral”,
www.corraltalciani.wordpress.com.
49
Indica Ramos Pazos que “Respecto a lo dicho en el número 2 del artículo 2523, se ha
fallado que se refiere al requerimiento extrajudicial (R.D.J., t. 64, sec. 1ª, pág. 236),
pues si hay demanda judicial, se aplican las reglas generales de los artículos 2503 y
2518. Esta es también la opinión de Emilio Rioseco (...) hay fallos en sentido contrario
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 77
En ambos casos sucede a la prescripción de corto tiempo la del
artículo 2515.”
Ahora bien, la prescripción del art. 2515, es la de largo tiempo.
Por lo tanto, se produce aquí lo que la doctrina ha denominado la
interversión de la prescripción. De esta forma, una prescripción que era
de corto tiempo, se ha transformado en una de largo tiempo, es decir,
de 3 o de 5 años.
ii.- Prescripciones especiales: art. 2524.
Estamos ante prescripciones de corto tiempo especiales, cada vez
que la ley establece plazos de prescripción de corto tiempo, distintos de
los “presuntivos de pago”. Así, por ejemplo:
i) Art. 928 (6 meses, acción de despojo violento);
ii) Art. 1866 (6 meses, acción redhibitoria en las ventas de muebles);
iii) Art. 920 (un año, acciones posesorias);
iv) Art. 1869 (un año, acción para pedir la rebaja del precio por existir
vicios redhibitorios);
v) Art. 1216 (cuatro años, acción de reforma del testamento);
vi) Art. 1885 (cuatro años, acción derivada del pacto de retroventa);
vii) Art. 2332 (cuatro años, para perseguir la responsabilidad civil por un
delito o cuasidelito);
viii) Art. 2468 (un año, acción pauliana o revocatoria);
ix) Art. 1896 (cuatro años, para demandar la rescisión por lesión
enorme); etc.
Las prescripciones especiales se interrumpen de acuerdo a las
reglas generales.
Por regla general, no se suspenden. Excepcionalmente se
suspenden:
+ Acción rescisoria o de nulidad relativa, se suspenden en favor de
los incapaces y de los herederos menores (artículos 1691 y 1692).
+ Acción de reforma del testamento (art. 1216).
(R.D.J., t. 78, sec. 2ª, pág. 73)”: René Ramos Pazos, De las obligaciones, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 1999, p. 450.
50
Cfr. Ramos Pazos, René, ob. cit., pp. 453 a 456.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 78
expiración de un plazo fatal. Lo que caracteriza la caducidad es que
estamos ante un plazo fatal, dentro del cual si el derecho no se ejerce,
se extinguirá ipso iure.
51
Cfr. nuestro apunte de “Sucesorio 11 (defensa de las Asignaciones)”.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 79
vii.- Art. 1885, respecto de la facultad del vendedor para recobrar la
cosa vendida, cuando al celebrar la compraventa, se hubiere estipulado
un pacto de retroventa.
52
Ramos Pazos, René, ob. cit., pp. 454 a 456.
Extinción de las Obligaciones – Juan Andrés Orrego Acuña 80
TEORIA GENERAL DE LAS OBLIGACIONES1
Sumario:
9.- Efectos de las obligaciones.
9.1. Generalidades.
9.2. La ejecución forzada.
a) El derecho de prenda general.
b) Ejecución forzada en las obligaciones de dar.
c) Ejecución forzada en las obligaciones de hacer.
d) Ejecución forzada en las obligaciones de no hacer.
9.3. La cesión de bienes.
a) Concepto.
b) Características.
c) Requisitos.
d) Causales de oposición a la cesión de bienes.
e) La cesión puede hacerse a uno o varios acreedores.
f) Efectos de la cesión de bienes.
9.4. La prelación de créditos.
a) Ideas generales.
b) Causas de preferencia en nuestro Derecho.
c) Características de las preferencias.
d) Clasificación de las preferencias.
e) Enumeración y orden de prelación de los créditos preferentes.
9.5. La indemnización de perjuicios.
a) Generalidades y concepto.
b) Clases de indemnización.
c) Requisitos de la indemnización de perjuicios.
9.6. La determinación o avaluación de los perjuicios.
a) Avaluación o liquidación legal de los perjuicios.
b) Avaluación o liquidación judicial de los perjuicios.
c) Avaluación o liquidación convencional de los perjuicios o cláusula
penal.
9.7. Los derechos auxiliares del acreedor.
a) Objetivos y enumeración.
b) las medidas conservativas o de precaución.
c) La acción oblicua o subrogatoria.
d) La acción pauliana o revocatoria.
e) El beneficio de separación.
1
Fecha de última modificación: 31 de enero de 2020.
9.1. Generalidades.
Los artículos 1545 a 1559 conforman el título XII del Libro IV del
Código Civil, y tratan “Del efecto de las obligaciones”. El Código, sin
embargo, confunde en este título los efectos de los contratos con los
efectos de las obligaciones.
Los artículos 1545 (“ley del contrato”), 1546 (los contratos deben
ejecutarse de buena fe), 1547 (grado de culpa del que se responde en
cada contrato), 1552 (efectos de la mora en los contratos bilaterales),
1554 (requisitos y efectos del contrato de promesa) y 1558 (perjuicios
de que responde el deudor, según si su incumplimiento se debe al dolo a
la culpa), reglamentan exclusivamente los efectos de los contratos.2 Las
disposiciones restantes reglamentan los efectos de las obligaciones,
conforme al siguiente detalle:
● El art. 1548, referido a la obligación de dar.
● El art. 1549, que alude a la obligación de conservar la cosa.
● El art. 1550, que dispone cuál de las partes soporta el riesgo por la
pérdida fortuita de la cosa debida.
● El art. 1551, que establece cuándo el deudor está en mora.
● El art. 1553, concerniente a las opciones que tiene el acreedor de la
obligación de hacer, ante el incumplimiento del deudor.
● El art. 1555, que contempla las opciones que tiene el acreedor de la
obligación de no hacer, ante el incumplimiento del deudor.
● El art. 1556, al disponer qué comprende la indemnización de
perjuicios.
● El art. 1557, que define a partir de qué momento se debe la
indemnización de perjuicios.
● El art. 1559, que reglamenta la indemnización por la mora, en el caso
de obligaciones de dinero.
Jurídicamente, no debemos confundir los efectos de un contrato
con los efectos de una obligación. Los efectos de un contrato son las
obligaciones que crea; el contrato es la causa y la obligación el efecto
que de la causa proviene. A su vez, el efecto de las obligaciones, es la
necesidad jurídica en que se halla el deudor de cumplirlas, para lo cual
la ley le da al acreedor ciertos derechos destinados a asegurar su
cumplimiento. Los efectos de las obligaciones, en otras palabras, son las
consecuencias que para el acreedor y el deudor surgen del vínculo
jurídico obligatorio que los liga.3
2
Alessandri Rodríguez, Arturo, Teoría de las Obligaciones, Santiago de Chile, Editorial
Jurídica Ediar-ConoSur Ltda., 1988, p. 62.
3
Alessandri Rodríguez, Arturo, ob. cit., p. 62.
4
Alessandri Rodríguez, Arturo, ob. cit., pp. 62 y 63.
7
Al efecto, el art. 7 Nº 7 del Pacto de San José de Costa Rica, después de disponer
que “Nadie será detenido por deudas.”, agrega que “Este principio no limita los
mandatos de autoridad judicial competente dictados por incumplimiento de deberes
alimentarios”.
En relación a los números 8 y 13 del artículo recién transcrito, una sentencia de
la Corte de Apelaciones de San Miguel, de fecha 18 de agosto de 2017, dictada en los
autos Rol N° 920-2017, concluye que las lavadoras, aspiradoras y microondas son
bienes inembargables, pues están comprendidos en las expresiones “Los muebles (…)
de comedor y de cocina de uso familiar” (N° 8) y “Los utensilios caseros y de cocina”
(N° 13).
a) Concepto.
b) Características.
b.1) Es irrenunciable: art. 1615.
b.2) Es universal, porque comprende la totalidad de los bienes del
deudor: art. 1618, inc. 1º.
b.3) Es un derecho personalísimo, otorgado únicamente al deudor que
se encuentra en situación de invocarlo: art. 1623.
c) Requisitos.
c.1) Que el deudor no se encuentre en situación de pagar sus deudas.
c.2) Que lo anterior obedezca o sea consecuencia de accidentes
inevitables.
8
Alessandri Rodríguez, Arturo, ob. cit., p. 74.
9
El Diccionario de la Lengua Española define la “quita y espera” como la “Petición que
un deudor hace judicialmente a todos sus acreedores, bien para que estos aminoren
los créditos o aplacen el cobro, o bien para una y otra de ambas concesiones”:
vigésima primera edición, Tomo II, Madrid, Editorial Espasa Calpe S.A., 1994, p. 1713.
a) Ideas generales.
c.3) Las preferencias de leyes especiales prevalecen sobre las reglas del
Código Civil, excepto respecto de los créditos de primera clase.
Las disposiciones del Código Civil acerca de la prelación de
créditos son reglas de carácter general, que se aplican a todas las
materias y a todos los casos. Los artículos 4 y 13 del Código Civil
establecen que las disposiciones especiales prevalecen sobre las normas
de carácter general. Luego, las reglas del Código Civil no tendrán
aplicación si leyes especiales establecen una preferencia distinta en
favor de determinados créditos: art. 2475.
Sin embargo, el artículo 4º de la Ley N° 19.250 (de 30 de
septiembre de 1993), que modificó el art. 2472 del Código Civil y las
normas –a la sazón- sobre la quiebra, hoy de procedimiento concursal
de liquidación, estableció que los créditos de primera clase preferirán a
todo otro crédito preferente o privilegiado establecido por leyes
especiales. Dicha ley resolvió de esta forma la discusión planteada
acerca de la otrora “superpreferencia” de la prenda industrial (que fue
derogada después por la Ley N° 20.190). En efecto, establecía el art. 25
de la Ley N° 5.687 sobre Prenda Industrial que el contrato de prenda
industrial garantizaba el derecho del acreedor para pagarse, con
preferencia a cualquiera otra obligación, del monto del préstamo, sus
intereses, gastos y costas, si las hubiere. A su vez, el artículo 43
disponía que no se admitirían tercerías de ninguna clase en los juicios
ejecutivos que tenían por objeto la enajenación de los bienes afectos al
contrato de prenda industrial (por ende, también quedaban excluidas las
tercerías de prelación). Sin embargo, con la promulgación de la Ley N°
19.250, no cupo duda que los créditos de primera clase preferían al
crédito del acreedor prendario en cuyo favor se constituyó prenda. Hoy,
este crédito es de segunda clase. Este criterio prevalece en las normas
de la Ley N° 20.720, sobre insolvencia y emprendimiento, que derogó
las normas sobre la quiebra. En su art. 241, se dispone: “Orden de
prelación. Los acreedores serán pagados de conformidad a lo dispuesto
en el Título XLI del Libro IV del Código Civil y, en el caso de los
acreedores valistas, con pleno respeto a la subordinación de créditos
establecida en la referida normativa. Para su eficacia, la subordinación
deberá ser alegada al momento de la verificación del crédito por parte
del acreedor beneficiario o bien notificarse al Liquidador, si se establece
e.1.1) Enumeración.
Se refieren fundamentalmente a créditos originados por el
procedimiento concursal de liquidación, la muerte o enfermedad del
deudor, aquellos que tienen un carácter laboral y algunos cuyo titular es
el Fisco.
Se encuentran enumerados en el art. 2472 del Código Civil10:
1º Las costas judiciales que se causen en el interés general de los
acreedores.
Si se trata del “interés general de los acreedores”, entendemos
que el numeral se refiere a las costas judiciales originadas en el marco
de un procedimiento concursal.
2º Las expensas funerales necesarias del deudor difunto.
La persona natural o jurídica que hubiere solventado estos gastos,
podrá obtener su reembolso de manos de los herederos, prefiriendo a
todo otro acreedor singular.
3º Los gastos de enfermedad del deudor.
Normalmente, serán titulares de este crédito los médicos,
hospitales, clínicas, o cualquier tercero que acredite haber pagado tales
gastos de salud.
Con todo, la ley establece una eventual limitación: si la
enfermedad se extendiere por más de 6 meses, el juez fijará -según las
circunstancias-, la cantidad hasta la cual se extiende la preferencia. El
saldo, se podrá cobrar como un crédito carente de preferencia.
4º Se refiere este numeral a los siguientes gastos o egresos que deben
realizarse, en el marco de un procedimiento concursal:
i.- Los gastos en que se incurra para poner a disposición de la masa los
bienes del deudor.
ii.- Los gastos de administración del procedimiento concursal de
liquidación.
iii.- Los gastos de realización del activo; y
10
Este artículo fue modificado por la Ley N° 20.720, “Ley de Reorganización y
Liquidación de Empresas y Personas”, publicada en el Diario Oficial con fecha 9 de
enero de 2014.
11
El art. 239 de la Ley N° 20.720, consagra un crédito de primera clase, que gozará de
la preferencia establecida en el Nº 4 del art. 2472 del Código Civil. Aludiremos a él más
adelante.
12
Dispone el artículo 163 bis N° 2 del Código del Trabajo: “Artículo 163 bis.- El
contrato de trabajo terminará en caso que el empleador fuere sometido a un
procedimiento concursal de liquidación. Para todos los efectos legales, la fecha de
término del contrato de trabajo será la fecha de dictación de la resolución de
liquidación. En este caso, se aplicarán las siguientes reglas: (…) 2.- El liquidador, en
representación del deudor, deberá pagar al trabajador una indemnización en dinero,
sustitutiva del aviso previo, equivalente al promedio de las tres últimas
remuneraciones mensuales devengadas, si es que las hubiere. En el caso de que
existan menos de tres remuneraciones mensuales devengadas, se indemnizará por un
monto equivalente al promedio de las últimas dos o, en defecto de lo anterior, el
monto a indemnizar equivaldrá a la última remuneración mensual devengada”.
13
Establece el N° 4 del artículo 163 bis del Código del Trabajo:
“4.- No se requerirá solicitar la autorización previa del juez competente respecto
de los trabajadores que al momento del término del contrato de trabajo tuvieren fuero.
e.1.2) Características:
1º El privilegio de primera clase es general, vale decir, afecta a todos los
bienes del deudor, sin distinción alguna.
En relación con esta característica, el art. 2487, inc. 1º, del Código
Civil dispone que las preferencias de la primera clase, a que estaban
afectos los bienes del deudor difunto, afectarán de la misma manera los
bienes del heredero (art. 1097), salvo:
i.- Que el heredero haya aceptado con beneficio de inventario (art. 1247
del Código Civil); o
ii.- Que los acreedores gocen del beneficio de separación (art. 1378 del
Código Civil).
En ambos casos, las preferencias de la primera clase, a que
estaban afectos los bienes del deudor difunto, afectarán solamente los
bienes inventariados o separados.
2º Es personal, no pasa contra terceros poseedores.
No pueden los acreedores pretender hacer efectivo su privilegio
sobre los bienes que salieron del patrimonio del deudor (art. 2473, inc.
2º del Código Civil). Si se acogiere una acción pauliana o revocatoria y
vuelve el bien al patrimonio del deudor, será posible sin embargo
invocar el privilegio.
3º Se pagan con preferencia a todos los demás créditos del deudor.
i.- No obstante, los acreedores de segunda y tercera clase pueden
pagarse aún antes de pagarse todos los créditos de primera clase.
Los créditos de primera clase se pagan con la subasta de la
totalidad de los bienes embargables del deudor, excluidos -en principio-,
los bienes afectos a las preferencias de la segunda y tercera clase, los
14
Somarriva Undurraga, Manuel, Tratado de las Cauciones, Santiago de Chile,
Contable Chilena Ltda-Editores, 1981, p. 465.
15
Alessandri Rodríguez, Arturo, La Prelación de Créditos, versión de Antonio
Vodanovic, Santiago de Chile, Editorial Nascimento, 1940, N° 42, p. 33.
16
Abeliuk Manasevich, René, Las Obligaciones, 5ª edición actualizada, Santiago de
Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2010, Tomo II, p. 1009.
18
El fallo dice en esta parte “… a menos que no existan bienes suficientes del
deudor…”, lo que, evidentemente, constituye un lapsus, pues si no existen otros bienes
que el inmueble hipotecado, debe pagarse el acreedor de primera clase y después el
acreedor hipotecario.
e.2.1) Enumeración.
Se refiere a ellos el artículo 2474 del Código Civil. Son los
siguientes:
1º El crédito del posadero sobre los efectos del deudor introducidos por
éste en la posada, mientras permanezca en ella y hasta concurrencia de
lo que se deba por alojamiento, expensas y daños; con tal que dichos
efectos sean de propiedad del deudor.
La ley presume que son de propiedad del deudor los efectos
introducidos por él en la posada (presunción simplemente legal que
admite prueba en contrario).
En la expresión “posadero”, debemos entender hoy
fundamentalmente al “hotelero” o dueño de un hotel, motel, pensión, u
otro establecimiento similar.
2º El crédito del acarreador o empresario de transportes sobre los
efectos acarreados, que tenga en su poder o en el de sus agentes o
dependientes, hasta concurrencia de lo que se deba por acarreo,
expensas y daños; con tal que dichos efectos sean de propiedad del
deudor.
e.2.2) Características:
1° Los créditos de la segunda clase constituyen preferencias especiales:
se hacen efectivos sobre bienes específicos del deudor.
En lo que respecta al crédito del acreedor prendario, nos
encontramos ante una manifestación del “principio de especialidad” de
la prenda. El acreedor prendario sólo tiene un crédito preferente en la
medida en que subsista el derecho real de prenda del cual es titular.
Extinguido -por ejemplo, por haberse realizado la cosa y percibido el
acreedor las resultas de la subasta-, por el saldo impago sólo podrá
ejercer el derecho de prenda general que otorga a cualquier acreedor el
art. 2465 del Código Civil.
2° Sólo los créditos de primera clase prefieren a los de segunda clase.
Con todo, ello no impide que los de segunda puedan pagarse antes de
haberse extinguido totalmente los créditos de la primera clase (art.
2476).
3° Si los bienes prendados o que se encuentran en poder del posadero o
transportista son insuficientes para cobrar la totalidad de los créditos, el
monto impago constituye un crédito valista, concurriendo con los demás
de la misma clase a prorrata (art. 2490 del Código Civil).
4° Pasan contra terceros poseedores, en el caso de la prenda sin
desplazamiento.
e.3.1) Enumeración.
De conformidad a lo establecido en los artículos 2477 y 2480 del
Código Civil y 546 del Código de Procedimiento Civil, los créditos de la
tercera clase son los siguientes:
1º Los créditos hipotecarios.
e.3.2) Características:
1° Constituyen una preferencia especial, al igual que la segunda clase
de crédito. Estamos ante una preferencia que sólo puede invocarse
sobre determinados bienes del deudor.
2° Sólo los créditos de la primera clase pueden preferir a los créditos
hipotecarios, pero ello no obsta a que el acreedor de tercera clase pueda
pagarse antes que los acreedores de primera clase. En otras palabras,
los créditos hipotecarios pueden pagarse antes de haberse extinguido
totalmente los créditos de la primera clase (arts. 2478 y 2479 del
Código Civil).
3° Si el valor de la finca hipotecada no fuere suficiente para pagar a los
acreedores hipotecarios la totalidad de sus créditos, la preferencia
desaparece, pues es inherente a la hipoteca misma (principio de la
especialidad de la hipoteca). Extinguido el derecho real de hipoteca, se
extingue también la preferencia. De tal forma, la parte insoluta del
crédito no gozará de preferencia y se pagará como un crédito valista o
común (artículo 2490 del Código Civil).
4° Pasan contra terceros poseedores, tratándose del acreedor
hipotecario y del censualista. Ambos podrán perseguir la finca
hipotecada o gravada con el censo, en manos de quien se encuentre.
5° Los créditos hipotecarios, los censos y retenciones legales
debidamente inscritos, prefieren en el orden de la fecha en que se
hubieren inscrito. Es la fecha de la inscripción la que, entre dos o más
créditos de la tercera clase, da preferencia a unos sobre otros.
19
Larraín Ríos, Hernán, Tratado de la prelación de créditos, Tomo II, Santiago de
Chile, Distribuidora Forense Limitada, 1998, pp. 105 y 106.
20
Larraín Ríos, Hernán, ob. cit., p. 115.
22
Con todo, hay quienes estiman que el “instrumento auténtico” podría ser también un
instrumento privado, como por ejemplo tratándose del testamento otorgado sólo ante
cinco testigos, sin presencia de funcionario público.
e.4.2) Características:
1º Los créditos de la cuarta clase prefieren indistintamente unos a otros
según las fechas de sus causas (art. 2482 del Código Civil). Agrega el
precepto que dicha prelación es, a saber:
i.- La fecha del nombramiento de administradores y recaudadores
respecto de los créditos de los números 1º y 2º del art. 2481 del Código
Civil;
ii.- La fecha del respectivo matrimonio en los créditos de los números 3º
y 6º del mismo artículo;
iii.- La fecha del nacimiento del hijo en los del N° 4º del citado artículo;
y
iv.- La fecha del discernimiento de la tutela o curaduría en los del N° 5º
del art. 2481 del Código Civil (de conformidad al art. 373, inc. 2º del
CC, se llama “discernimiento” el decreto judicial que autoriza al tutor o
curador para ejercer su cargo).
Así, por ejemplo, podría ocurrir que el hijo y la cónyuge, tengan
acreencias en contra del padre y marido. Si el hijo nació antes del
matrimonio celebrado por sus padres, preferirá el crédito del hijo por
sobre el crédito de la madre, y si el matrimonio se celebró antes del
23
Ello ocurriría, si el pupilo fuere un hijo no reconocido del que se casa con la tutora o
curadora, y su padre lo reconoce en el acto del matrimonio, asumiendo la patria
potestad.
24
Puede ocurrir que al contraer matrimonio la mujer tutora o curadora, reconozca ella
y el marido, como su hijo, al pupilo, y convenga con su marido que ella será titular de
la patria potestad.
a) Generalidades y concepto.
b) Clases de indemnización.
26
Rueda Prada, Diana, La indemnización de los perjuicios extrapatrimoniales en la
jurisdicción de lo contencioso administrativo en Colombia, Tesis de Maestría (con
énfasis en Derecho Público), Universidad del Rosario, Facultad de Jurisprudencia,
Bogotá, 2014, p. 23 (disponible en la web, consultada en noviembre de 2015).
27
Citado por Rueda Prada, Diana, ob. cit., p. 24.
28
Alessandri Rodríguez, Arturo, Teoría de las Obligaciones, ob. cit., p. 76.
29
Cfr. el trabajo de López Díaz, Patricia Verónica, “La indemnización compensatoria
por incumplimiento de los contratos bilaterales como remedio autónomo en el Derecho
civil chileno”, en Revista Chilena de Derecho Privado, N° 15, diciembre 2010, pp. 65-
113 (disponible en la web). En él, la autora señala los argumentos de la tesis
“tradicional”, que exige demandar indemnización como complementaria de la acción de
cumplimiento o de la acción resolutoria, y los argumentos de la doctrina “moderna”, a
la cual adhiere, que postula la autonomía de la acción indemnizatoria.
30
Sentencia de la Corte Suprema de 18 de noviembre de 2014, autos Rol N° 17.108-
2013. En la causa, un total de 59 personas demandaron a la Corporación Santo Tomás,
sostenedora del Instituto Profesional Santo Tomás, ante el 1° Juzgado Civil de Valdivia.
Los demandantes cursaron en dicho instituto las carreras de Técnico Perito Forense e
Investigación Criminalística, pero en definitiva ellas carecían del campo ocupacional
ofrecido por la publicidad del Instituto. Se dedujo entonces demanda de indemnización
de perjuicios en sede contractual, por el incumplimiento de las obligaciones contraídas
por el citado Instituto, emanadas del contrato de prestación de servicios educacionales
suscrito con los demandantes. El incumplimiento consistió en la falta de campo laboral
ofrecido para dichas carreras, además de una deficiente calidad de la formación
impartida. La demanda fue rechazada en todas sus partes, en primera instancia. La
Corte de Valdivia, revocó sin embargo el fallo, dando lugar a la demanda a favor de 54
de los demandantes. La demandada, al recurrir de casación en el fondo, sostuvo que el
fallo impugnado “infringe el artículo 1489 inciso 2° del Código Civil, por cuanto la
31
Sentencia de la Corte Suprema de 31 de octubre de 2012, autos Rol N° 3.325-12.
En la causa, la sociedad “Zorin S.A.” demandó a la “Compañía Siderúrgica Huachipato
S.A.”, a consecuencia del incumplimiento de la compraventa celebrada entre las
partes. En virtud de este contrato, la primera compró a la segunda 1.500 toneladas de
33
Alessandri Rodríguez, Arturo, Derecho Civil. Teoría de las Obligaciones, Editorial
Jurídica Ediar-ConoSur Ltda., Santiago, 1988, p. 78.
34
Cfr. el trabajo de Alex Zuñiga Trejos “El hecho del deudor: responsabilidad sin culpa
en el Código de Bello”, en revista Lex et Veritas, Santiago de Chile, 2009, Universidad
Internacional SEK, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Vol. 6, pp. 49-61.
35
Ramón Meza Barros, De las Obligaciones, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de
Chile, 8ª edición, 1992, N° 355, p. 257.
36
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, p. 836.
37
Ídem, pp. 836 y 837.
38
Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, Tomo 11°,
De las Obligaciones, III, Santiago de Chile, Imprenta Nascimento, 1939, p. 730, N°
1224.
39
Un ejemplo similar cita Ramón Meza Barros, propuesto por Baudry-Lacantinerie: el
causante había vendido un bien y su heredero, ignorante de la venta, lo vende
nuevamente y entrega a un tercero; De las Obligaciones, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, sexta edición, 1979, p. 260.
40
Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, Tomo 12°,
De las Obligaciones, III, Santiago de Chile, Imprenta Nascimento, 1939, p. 561, N°
1890.
41
Alessandri Rodríguez, Arturo, ob. cit., págs. 80 y 81. Curiosamente, para René
Ramos Pazos, la situación es inversa, o sea, hay caso fortuito cuando el hecho que
imposibilita el cumplimiento proviene del hombre, y fuerza mayor cuando el hecho
proviene de la naturaleza. Probablemente, esta opinión se funda en que en el art. 45
se alude primero a la fuerza mayor y en segundo lugar al caso fortuito, siendo los dos
primeros ejemplos que a continuación se indican hechos de la naturaleza (“… como un
naufragio, un terremoto…”) y los dos siguientes actos humanos (“… el apresamiento de
enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un funcionario público…”): De las
Obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1999, p. 258.
43
En el primero de estos casos del mandato, nos parece dudoso que realmente nos
encontremos ante un contrato de esta índole, si consideramos que el artículo 2116, al
definirlo, señala que el mandatario, al ejecutar la gestión que se le ha confiado, ha de
hacerlo “por cuenta y riesgo” del mandante, lo que no acontece en la hipótesis prevista
en el artículo 2152. En el segundo de estos casos, contemplado en el artículo 2153, la
norma se explica, pues el mandatario que recibe el dinero con la facultad de usarlo, se
hace dueño de él, operando una hipótesis de “depósito irregular”. Si dicho dinero se
pierde, cabe aplicar el aforismo “las cosas perecen para su dueño”. La pérdida la
tendrá que soportar el mandatario entonces.
c.2.4) La culpa.
c.2.4.1) Concepto.
Es la falta de diligencia o cuidado, en el cumplimiento de una
obligación (culpa contractual) o en la ejecución de un hecho cualquiera
(culpa extracontractual).
44
Somarriva Undurraga, Manuel, Derecho Sucesorio, Santiago de Chile, Editorial
Jurídica de Chile, 2009, séptima edición actualizada, Tomo II, pp. 520 y 521.
45
Rodríguez Grez, Pablo, Instituciones de Derecho Sucesorio. Pérdida, defensa y pago
de las asignaciones. Ejecutores testamentarios. Partición, Santiago de Chile, Editorial
Jurídica de Chile, 1994, Volumen 2, pp. 109 y 110.
47
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, p. 909.
48
Alessandri Rodríguez, De la Responsabilidad Extra-Contractual en el Derecho Civil
Chileno, Santiago de Chile, Editorial Jurídica Ediar-ConoSur Ltda., 1983, pp. 54-56.
49
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, p. 909.
50
Meza Barros, Ramón, De las Obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 6ª
edición, 1979, p. 262.
51
Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil y Comparado, Tomo 11º, “De las
Obligaciones”, II, Santiago de Chile, Imprenta Nascimento, 1937, Nº 1067, p. 521-
523.
52
Ducci Claro, Carlos, La Responsabilidad Civil, Memoria de Prueba, 1936.
53
Barros Bourie, Enrique, Tratado de Responsabilidad Extracontractual, Santiago de
Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2007, Nº 851, pp. 1068 y 1069.
54
Corral Talciani, Hernán, Lecciones de Responsabilidad Civil Extracontractual,
Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 2004, p. 41.
55
Corral Talciani, Hernán, ob. Cit., p. 41.
56
En un fallo de la Corte Suprema de fecha 6 de julio de 2012, autos Rol N° 3.518-
2010, se describe el estándar de cuidado que corresponde a la culpa lata o grave en
los siguientes términos: “El estándar de cuidado exigible al deudor es mínimo, pues
incurre en culpa grave si su actuar raya en la mala fe. La enormidad de la culpa grave,
es decir, un error, imprudencia o negligencia tales que no se pueden explicar sino por
la estupidez, la temeridad, o la incuria del agente, o por una negligencia de una
extrema gravedad denotando la ineptitud del deudor para ejecutar la misión
contractual que ha aceptado. También puede definirse la culpa grave como la
negligencia máxima del deudor que omite las precauciones más elementales, que no
prevé lo que prevén todos, una conducta de una indiferencia particularmente seria
respecto del cuidado exigible de acuerdo a las circunstancias, en cuya virtud una
persona no advierte algo que, en esta situación, cualquiera habría notado”.
c.2.5) El dolo.
57
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., Tomo 2, p. 820.
58
Alessandri Rodríguez, Arturo, De la Responsabilidad Extracontractual en el Derecho
Civil Chileno, Santiago de Chile, Editorial Jurídica Ediar-ConoSur Ltda., 1983, N° 408,
p. 493
59
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., Tomo 2, p. 874.
60
En cuanto a las diferencias entre la mala fe y el dolo, nos remitimos a lo reseñado en
nuestro apunte de “Teoría del Acto Jurídico”, al tratar del dolo como vicio de la
voluntad.
61
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, pp. 824 y 825.
62
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, p. 825.
63
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, p. 825.
64
Somarriva Undurraga, Manuel, Derecho Sucesorio, 4ª edición actualizada, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 1988, p. 507.
c.2.7.1) Concepto.
La fuerza mayor o caso fortuito supone un impedimento imposible
de salvar para el cumplimiento de la obligación. El hecho que configura
tal caso fortuito o fuerza mayor, irresistible o insuperable, hace
imposible la ejecución de la obligación, quedando el deudor exento de
responsabilidad.
Sin embargo, no existe caso fortuito o fuerza mayor, cuando el
cumplimiento de la obligación, sin ser absolutamente imposible, se hace
solamente más oneroso o difícil para el deudor.
Circunstancias acaecidas después de celebrar el contrato, que las
partes no tuvieron en cuenta al contratar ni pudieron prever
razonablemente, pueden originar un estado de cosas que torne el
cumplimiento de la obligación extremadamente oneroso para el deudor
o a la inversa, gravemente perjudicial para el acreedor.
Ante tal situación, la doctrina se pregunta si pueden los tribunales
modificar las estipulaciones de un contrato, cuando el cambio imprevisto
e imprevisible de las condiciones vigentes al tiempo de contratar, origina
un importante desequilibrio en las prestaciones de las partes.
66
Artículo modificado por la Ordennance N° 2016-131 de 10 de febrero de 2016, que
entró en vigencia el 1 de octubre de 2016.
68
Vélez Sarsfield comenta al efecto, en una nota al artículo 578 del antiguo Código
Civil Argentino, que en el caso del Código Civil francés, la pérdida fortuita de la especie
que se debe sólo resuelve la obligación del deudor, subrayando que “No es extraño que
así lo dispongan también el Cód. francés y los demás códigos que convierten el título
en modo de adquirir, pues las cosas perecen, se deterioran y se aumentan para su
dueño; pero parece ilógico que nuestras leyes que declaran que no se adquiere el
dominio de las cosas con sólo el título, si no es seguido de la tradición, dispongan que
el peligro de la cosa, que es el objeto de una obligación de dar, sea de cuenta del
acreedor, aun antes de la tradición, fundadas en el principio de que el deudor de cosa
cierta se libra de la obligación de entregarla, cuando perece sin su culpa. Esto es
confundir el derecho personal con el derecho real. El derecho personal que se
constituye por la obligación, no da derecho alguno en la cosa, y sin embargo se le
constituyen las consecuencias del derecho real; para él perece la cosa, para él se
aumenta, y de su cuenta son la mejora o deterioro. Nuestro artículo también libra al
deudor de cosa cierta de la obligación de entregarla, si perece sin su culpa, pero lo
libra disolviendo la obligación, y no dejando obligado al acreedor.”: Código Civil de la
República Argentina, Buenos Aires, Edición 2004, LexisNexis Abeledo-Perrot, p. 132.
69
López Santa María, Jorge, ob. cit., pp. 567 y 568.
c.3.1) Generalidades.
Esta exigencia se encuentra expresamente formulada en el art.
1557. Está corroborada en el art. 1538, quedando en claro que aún
cuando se hubiere pactado indemnización de perjuicios anticipadamente
por las partes en virtud de cláusula penal, será necesario constituir en
mora al deudor.
Como el art. 1557 y el art. 1538 no distinguen entre
indemnización moratoria y compensatoria, se concluye que ambas
requieren para hacerse exigibles, constituir en mora al deudor.
Esta regla no rige sin embargo en todas las obligaciones, sino sólo
en las de dar y en las de hacer; en las obligaciones de no hacer, no es
necesario porque no es ella posible; la indemnización de perjuicios en
estas obligaciones se debe desde el momento de la contravención: si el
deudor ejecuta lo prohibido, ya no cabe hablar de mora; en el instante
preciso en que el deudor hace lo que no debe hacer, hay infracción de la
obligación y no retardo en el cumplimiento. Así lo disponen
expresamente los arts. 1557 y 1538.
¿En qué consiste la mora? ¿Cuándo se puede decir que el deudor
está constituido en mora? Si observamos diversas disposiciones del
Código Civil, constataremos que en ellas la ley ha señalado una época
en la cual el deudor debe cumplir su obligación. Así, por ejemplo, arts.
1826, 1872, 1944, 2180.
Para determinar si hay sólo RETARDO o si efectivamente ya existe
MORA, es necesario formular un distingo, según si la obligación tiene
origen contractual u otra fuente, y en el primer caso, según si se
estipuló o no un plazo para cumplirla.
Si la obligación tiene origen en un contrato y se estipuló plazo
para su pago, en principio el deudor estará en mora si dicho plazo
transcurre y no ha cumplido. En efecto, se puede afirmar en este caso
que la sola llegada del plazo constituye en mora al deudor,
produciéndose de manera automática la “interpelación” del acreedor. Se
entiende por tal la comunicación que el acreedor le formula al deudor,
en orden a que el incumplimiento le está ocasionando un perjuicio.
Ahora bien, si las partes al contratar estipularon un plazo para que el
deudor cumpliera, de manera anticipada el acreedor le está
comunicando al deudor que de no cumplir éste en el plazo convenido, se
le ocasionará un perjuicio al acreedor. Por ello, no es necesario, para
constituir en mora, que el acreedor le formule al deudor una nueva
ii.- Art. 1551, N° 2: “El deudor está en mora (…) 2°. Cuando la cosa no
ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto espacio de tiempo,
y el deudor lo ha dejado pasar sin darla o ejecutarla”.
70
El inc. 1º del art. 10 de la Ley N° 18.101, sobre arrendamiento de predios urbanos,
dispone: “Cuando la terminación del arrendamiento se pida por falta de pago de la
renta, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1977 del Código Civil, la segunda
de las reconvenciones a que dicho precepto se refiere se practicará en la audiencia de
contestación de la demanda”.
iii.- Art. 1551, N° 3: “El deudor está en mora (…) 3°. En los demás
casos, cuando el deudor ha sido judicialmente reconvenido por el
acreedor”.
Constituye la regla general, se aplica cada vez que no haya un
plazo estipulado, expreso o tácito o si, habiéndolo, la ley exige que se
requiera al deudor.
Quedan comprendidas en este numeral:
● Las obligaciones puras y simples, o sea aquellas en que no se señala
plazo;
● Las obligaciones que tienen un plazo legal;
●Las obligaciones condicionales;
● Las obligaciones testamentarias;
● Las obligaciones derivadas de un contrato bilateral cuando ninguna de
las partes las ha cumplido oportunamente.
En todas estas obligaciones, constituirá en mora al deudor la
demanda formal que el acreedor entable para reclamar el cumplimiento
de la obligación. Asimismo, pondrá en mora al deudor la demanda en
que se pida la resolución del contrato. La demanda debe interponerse en
forma, vale decir cumpliendo con lo preceptuado en el Código de
Procedimiento Civil.
c.3.5) Excepción a la regla del art. 1551: “la mora purga la mora” o
“excepción de contrato no cumplido”.
El art. 1552 establece una importante excepción a las reglas del
art. 1551: aunque se haya estipulado un plazo o requerido al deudor,
éste no se encontrará en mora si su acreedor, que es a la vez su
deudor, no ha cumplido o está pronto a cumplir su obligación recíproca.
En la compraventa, el art. 1826, inc. 3º, recoge este principio.
Dispone este precepto: “El vendedor es obligado a entregar la cosa
71
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., p. 944.
72
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., p. 945.
73
Ramos Pazos, René, ob. cit., pp. 244 y 245.
a.5) El anatocismo.
Es el interés que producen los intereses devengados, que están
impagos y se han añadido al capital desde el día en que debieron
pagarse. Corresponde al interés calculado sobre intereses capitalizados.
También se designa por “anatocismo” el pacto mismo que da lugar
al cobro de intereses que tienen por fuente otros intereses.
A este respecto, nuestro Código Civil dispuso que “los intereses
atrasados no producen interés” (N° 3 del art. 1559). En el mismo
sentido, el art. 2210 del CC., hoy derogado, establecía la prohibición de
estipular intereses sobre intereses. Estas prohibiciones, sin embargo, ya
no rigen, atendido lo dispuesto por el art. 28 de la Ley N° 18.010, que
derogó el art. 2210. Aún más, el art. 9 de la citada ley, autoriza
expresamente el anatocismo, aunque con ciertas restricciones. Incluso,
se presume el anatocismo, salvo pacto en contrario, en el ámbito de las
obligaciones regidas por la Ley N° 18.010: “los intereses
correspondientes a una operación vencida que no hubiesen sido pagados
se incorporarán a ella, a menos que se establezca expresamente lo
contrario”.
74
Doctrina asentada por vez primera en fallos de la Corte Suprema de los años 1951 y
1954 y ratificada con fuerza a partir del 20 de octubre del año 1994 y 16 de junio de
1997, publicados en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 91, sección primera,
página 100 y Tomo 94, sección tercera, página 94, y en especial por las sentencias de
la Primera Sala de la citada Corte de fecha 5 de noviembre de 2001, 3 de septiembre
de 2002, 28 de noviembre de 2006, 11 de abril, 3 de julio, 28 de agosto y 24 de
septiembre de 2007, recaídas en los ingresos Rol N° 1.089-09, N° 1.368-00, N° 4.035-
01, N° 320-05, N° 3.291-05, N° 3.901-05, N° 3.750-05 y N° 4.103-05, entre otras,
que representan una línea jurisprudencial de los ministros que las suscriben.
75
El inciso 1° del artículo 544 dispone que “El tutor o curador removido deberá
indemnizar cumplidamente al pupilo”. La expresión “cumplidamente”, significa “entera,
cabalmente”, lo que incluye, por ende, indemnizar por daño moral.
76
El artículo 539 señala que los tutores o curadores serán removidos: “5°. Por
conducta inmoral, de que pueda resultar daño a las costumbres del pupilo”. El daño “a
las costumbres” del pupilo, evidentemente no tiene connotación patrimonial, sino que
moral, en cuanto se afecta su formación ética.
77
Las “obligaciones de valor inapreciable o indeterminado”, pueden corresponder a
una en que se deba indemnización por daño moral.
c.1) Definición.
Se entiende por cláusula penal el pacto en virtud del cual se
estipula una prestación a cargo del deudor y en favor del acreedor,
representativa de la avaluación anticipada de los perjuicios y para el
caso de incumplimiento en cualquiera de sus formas.
El Código Civil la define en el art. 1535, en los siguientes
términos: “La cláusula penal es aquella en que una persona, para
asegurar el cumplimiento de una obligación, se sujeta a una pena, que
consiste en dar o hacer algo en caso de no ejecutar o de retardar la
obligación principal.”
La avaluación convencional proporciona la ventaja de fijar desde
ya el monto de los perjuicios que sufriría el acreedor, en caso de
incumplimiento por el deudor; de igual forma, por emanar de la
voluntad de las partes, de acuerdo al art. 1545, es una ley para los
contratantes, que debe prevalecer sobre toda otra liquidación.
78
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo 10°, p. 532.
79
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo 10°, p. 538.
80
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., p. 904.
81
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., pp. 904 y 905.
82
Así, por ejemplo, tras celebrar un contrato de compraventa de un inmueble, las
partes podrían estipular que el saldo de precio, ascendente a cien millones de pesos,
pagadero en el plazo de un año, devengará un interés del 10% mensual. A todas luces,
dicho interés convencional superará el “máximo convencional” contemplado en la Ley
N° 18.010. ¿Era razonable plantear que en este caso, puesto que no se trataba de una
operación de crédito de dinero, que no regirían las normas de la Ley N° 18.010 y por
tanto el comprador habría de pagar más del doble del saldo de precio originalmente
adeudado? Al legislador le pareció que ello era inaceptable, resolviendo la cuestión en
el artículo 26 de la Ley N° 18.010. No podía ser de otra manera, pues una solución
diversa pugnaría con la lógica, la equidad contractual y el principio de la unidad del
ordenamiento jurídico. El comprador, en el caso planteado, podrá exigir que se rebaje
de dicho saldo de precio, todo aquello que exceda del interés corriente que regía a la
fecha de la escritura pública de compraventa, si la tasa convenida hubiere superado la
“máxima convencional”.
83
Cfr. nuestro apunte de “Teoría de la Ley”, en www.juanandresorrego.cl, cuando ahí
tratamos de la interpretación de la ley, y dentro de la misma, nos referimos a la
equidad natural.
84
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., p. 905.
a) Objetivos y enumeración.
85
El mismo criterio consagra el Código Civil a propósito de la acción por lesión enorme,
y su irrenunciabilidad.
b.1) Objeto.
Buscan mantener intacto el patrimonio del deudor, impidiendo que
los bienes que lo integran se pierdan, deterioren o enajenen, para
asegurar así derechos principales del acreedor.
El Código Civil no ha establecido un principio general que consigne
el derecho del acreedor a impetrar medidas conservativas ni consigna
tampoco una regla general que señale los casos en que este derecho
procede. Pero lo anterior no significa que el acreedor carezca del mismo,
porque dicho derecho se desprende de diversas disposiciones del Código
Civil, del Código de Comercio y del Código de Procedimiento Civil.
c.1) Objeto.
Consiste en el ejercicio por los acreedores de acciones y derechos
que competen al deudor para incorporar al patrimonio de éste, bienes
en qué hacer efectivos sus créditos.
d.1) Finalidad.
Los bienes que el deudor hace salir de su patrimonio escapan a la
persecución de los acreedores. Para evitar el daño que por ello puede
ocasionárseles, los acreedores disponen de la acción pauliana o
revocatoria. Mediante su ejercicio pueden obtener que se dejen sin
efecto las enajenaciones hechas por el deudor y que se reintegren a su
patrimonio los bienes enajenados.
De tal forma, la finalidad ulterior de la acción pauliana o
revocatoria es la misma de la acción oblicua o subrogatoria: incorporar
bienes al patrimonio del deudor.
Se refiere a ella el art. 2468. Se llama “revocatoria”, porque
mediante ella se obtiene la revocación de los actos ejecutados por el
deudor, y se llama “pauliana” porque fue el pretor Paulo el que la
introdujo en el Derecho romano.
d.2) Fundamento.
Tiene por tal el acto fraudulento ejecutado por el deudor, es decir,
cometido con el propósito de perjudicar a los acreedores. De lo expuesto
se desprende que la acción pauliana, a diferencia de la oblicua,
corresponde a los acreedores personalmente, es una acción que les es
propia, es una acción directa, que está en el patrimonio de los
acreedores; les pertenece, en su condición de víctimas de un hecho
ilícito del deudor, que exige reparar el daño causado y que da acción
para ello.
86
Alessandri Rodríguez, Arturo, ob. cit., p. 156.
87
Alessandri Rodríguez, Arturo, ob. cit., pp. 150 y 151.
88
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, pp. 778 y 779.
89
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, p. 783.
90
Abeliuk Manasevich, René, ob. cit., tomo II, p. 783.
91
Revisar esta sentencia en “Criterios jurisprudenciales – Obligaciones en general y
contratos en particular”, www.juanandresorrego.cl, sentencia N° 25.
92
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo XI, p. 223, N° 825.
93
Claro Solar, Luis, ob. cit., tomo XI, p. 223, N° 825.
94
La misma solución se aprecia en el art. 2303, inc. 1° (pago de lo no debido).
Incluso, es más amplia la protección de los terceros en el caso del art. 976
(indignidades para suceder), pues aquí no se exige que el tercero haya adquirido a
título oneroso el bien del heredero indigno.
95
Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho Civil. De las Obligaciones, 8ª edición,
Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1992, Nº 461, pp. 331 y 332.
96
Meza Barros, Ramón, ob. cit., p. 332.
97
La “Resolución de Admisibilidad” se define como “aquella Resolución Administrativa
dictada por la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento conforme al
artículo 263, que produce los efectos del artículo 264, ambos del Capítulo V” de la Ley
N° 20.720 (artículo 2 N° 35 de la Ley). El citado Capítulo, regula los procedimientos
concursales de la Persona Deudora. Los artículos 263 y 264, forman parte del Título 1,
“Del procedimiento Concursal de Renegociación de la Persona Deudora”. El artículo
263, se refiere a la “Resolución de Admisibilidad” como aquella que declara admisible
la solicitud de inicio del Procedimiento Concursal de Renegociación. El artículo 264
regula los efectos de dicha resolución.
98
En cambio, tratándose de la acción pauliana contemplada en el artículo 2468 del
Código Civil, el plazo de prescripción es de un año, contado desde la fecha del acto o
contrato. A su vez, el procedimiento aplicable a la acción pauliana del Código Civil es el
ordinario, mientras que el que rige la acción revocatoria concursal, es el sumario.
e) El beneficio de separación.
e.1) Concepto.
El beneficio de separación impide la confusión de los patrimonios
del causante y del heredero, y permite a los acreedores hereditarios y
testamentarios pagarse con los bienes del causante, con prioridad a los
acreedores del heredero: art. 1378.
De no impetrarse este beneficio, el patrimonio del causante y el
del heredero pasarán a ser uno solo, con el peligro consiguiente para los
acreedores del causante, en el caso que el heredero tenga a su vez
demasiadas deudas.
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