indirecta La congelación, al igual que la refrigeración, utiliza el descenso de temperatura para prolongar el periodo de conservación de los alimentos. Sin embargo, la diferencia esencial entre los dos métodos radica en la formación de cristales de hielo en el interior del alimento. La congelación representa para muchos alimentos el mejor medio de conservación a largo plazo, ya que combina los efectos favorables de las bajas temperaturas con la transformación del agua en hielo.
Ningún microorganismo puede desarrollarse a temperaturas inferiores a -10 °C. Por lo
tanto, el almacenamiento habitual de los productos congelados a -18 °C impide toda actividad microbiana y paraliza casi por completo e irreversible cualquier actividad metabólica. Además, la velocidad de la mayoría de las reacciones químicas se reduce notablemente. La transición agua-hielo tiene la ventaja de fijar la estructura del tejido y aislar el agua en forma de cristales de hielo, lo que hace que este agua no esté disponible ni como disolvente ni como reactivo. En la práctica industrial, los alimentos suelen congelarse a una temperatura de -18 °C, al menos por una de las siguientes cuatro razones:
Preservar la calidad inicial y la integridad de un producto con vistas a su consumo
posterior. Crear una textura y consistencia peculiares en el alimento para que sea apetecible para el consumidor, como en el caso de los helados. Realizar ciertos procesos, como la liofilización o la crioconcentración de jugos. Proponer cambios en los hábitos de consumo, como en el caso de los platos precocinados.
Ahora bien, entrando en contexto de la importancia de la congelación, debemos
destacar que estas se engloban en dos tipos, la directa y la indirecta.
CONGELACIÓN DIRECTA
Los sistemas de congelación directa son métodos de refrigeración utilizados en la
industria para congelar productos mediante el contacto directo con un medio refrigerante, ya sea aire o líquido. Estos sistemas se utilizan principalmente para la conservación de alimentos y otros productos perecederos. Permiten congelar rápidamente los productos, manteniendo su frescura y calidad durante períodos prolongados. Ahora bien ¿Cómo funcionan? El funcionamiento de los sistemas de congelación directa implica el uso de un medio refrigerante que se enfría a temperaturas muy bajas. Este medio se pone en contacto directo con los productos que se desean congelar, absorbiendo el calor de los mismos y reduciendo su temperatura hasta alcanzar el punto de congelación. ¿Cuándo entraron en función? Estos sistemas han sido utilizados durante décadas en diversas industrias, especialmente en la industria alimentaria. La fecha exacta de su introducción varía dependiendo de los avances tecnológicos y las necesidades específicas de cada sector, pero se puede decir que han estado en funcionamiento desde el siglo XX.
Ejemplos de sistemas de congelación directa:
1. Túnel de congelación de aire: Un túnel en el que se hace pasar aire
muy frío sobre los productos alimenticios para congelarlos rápidamente. Se utiliza comúnmente en la producción de alimentos congelados como verduras, carnes y pescados. 2. Congeladores de placas: Equipos que utilizan placas metálicas refrigeradas para congelar productos en contacto directo con ellas. Son ampliamente utilizados en la industria de helados y postres congelados. 3. Tanques de congelación de líquido: Tanques llenos de líquido refrigerante, como agua salada o glicol enfriado, donde se sumergen los productos para congelarlos rápidamente. Se emplean para productos líquidos o semilíquidos como sopas, salsas y purés de frutas. CONGELACIÓN INDIRECTA
Los sistemas de congelación indirecta han estado en funcionamiento
durante décadas, aunque su uso y desarrollo se han incrementado con el tiempo debido a los avances en tecnología y la creciente demanda de productos congelados, especialmente en aplicaciones donde se necesita un mayor control sobre la temperatura. Se denomina sistemas de congelación indirecta a aquellos métodos de refrigeración que utilizan un intercambiador de calor para transferir el calor del producto que se desea congelar a un medio refrigerante secundario, en lugar de congelarlo directamente. Estos sistemas se utilizan para congelar productos de manera rápida y eficiente, preservando su frescura y calidad durante períodos prolongados. Son esenciales en la industria de alimentos y otros sectores donde se requiere conservar productos a temperaturas muy bajas.
¿Cómo funcionan? Funcionan mediante el uso de un intercambiador de
calor, que puede ser de placas, tubos o serpentines, para transferir el calor del producto que se desea congelar a un medio refrigerante secundario, como agua o glicol enfriado. Este medio refrigerante secundario luego se enfría en un sistema de refrigeración convencional, como un ciclo de compresión de vapor, para mantener la temperatura del producto dentro de los niveles deseados.
Ejemplos de sistemas de congelación indirecta:
1. Congeladores de placas: Utilizan un intercambiador de calor para transferir el calor del producto a placas refrigeradas, donde se forma el hielo. Este método se utiliza en la producción de helados y otros productos congelados. 2. Sistemas de inmersión en líquido refrigerante: El producto se sumerge en un líquido refrigerante, como nitrógeno líquido, que absorbe el calor y congela el producto de manera rápida y uniforme. Este método se utiliza en la industria alimentaria para congelar productos como helados y alimentos precocinados. 3. Congeladores de túnel de aire forzado: Utilizan un intercambiador de calor para transferir el calor del producto a un flujo de aire frío, que luego se enfría en un sistema de refrigeración convencional. Este método se utiliza en la producción de alimentos congelados, como verduras, carnes y pescados.