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Modulo IV
Consideraciones teóricas acerca de qué es la ética
Klimt. El Beso
Evidenciar, explicitar, señalar estos aspectos del vínculo, es parte fundamental del
rol del AT, en tanto posibilita al sujeto poner en marcha acciones que transformadoras.
Es importante aclarar que el AT no hace por el niño su trabajo vincular sino que
interviene, generalmente a partir de señalamientos hacia el adulto, con la finalidad de crear
condiciones para que sea él quien pueda posicionarse de otro modo dentro del vínculo.
Nuestras intervenciones se basan en la confianza de que vamos a producir ciertas
transformaciones. Intervenimos porque creemos en la posibilidad de mejorar lo que hay,
pero no tenemos una mirada ingenua. Intentamos analizar la demanda para saber qué
estamos sosteniendo con nuestra presencia, qué estado de situación estamos avalando. En
algunas ocasiones hemos evaluado que la intervención correcta era no seguir adelante con
un caso, porque creíamos que el juzgado en cuestión se estaba desresponzabilizando de
aquello que era su exclusiva competencia.
En las historias de las familias con las que trabajamos muchas veces hay
acontecimientos traumáticos, entendiendo a estos como “los distintos modos con los que la
realidad nos produce un impacto que nos desorganiza, dejándonos inermes para
operar.”(pág. 125)
Pero más grave que un acontecimiento traumático en sí es la repetición de esos
acontecimientos y lo que produce en la subjetividad de los miembros. Una naturalización
paulatina, una cierta parálisis.
En estos casos la función que ejerce el at con su mirada nueva es llamar la atención
sobre aquello que ha pasado a ser cotidiano y brindar herramientas que permitan
reorganizar las defensas, apuntalando al sujeto en aquellas situaciones que por sus
características traumáticas avasallan al yo e instalan una vivencia de desvalimiento, que lo
compromete en su condición de ser pensante y deseante.
Entre los acontecimientos traumáticos podemos mencionar el abuso. Dentro de esta
problemática -una de las realidades actuales en el ámbito tribunalicio y con las cuales
también nos encontramos los at- es que existen muchas denuncias falsas en casos de
divorcio. Esto ocurre porque al haber una denuncia, el juzgado interrumpe inmediatamente
las visitas al denunciado como medida precautoria hasta que se corrobore o se desestime la
misma. Si tomamos en cuenta los tiempos de la justicia, son ardides legales que permiten a
uno de los padres causarle un daño al otro que puede estar sin ver a su hijo muchos meses.
Esto es sólo una muestra de lo que son capaces de hacer los cónyuges en litigio, que
como verán no contempla en lo más mínimo las necesidades del menor ni las consecuencias
que estas acciones puedan acarrearle. Justamente, son prácticas que -como mencionábamos
más arriba- desubjetivizan al menor que se convierte en objeto de disputa.
En situaciones de este tipo se produce una ruptura del pacto intersubjetivo, aquel
que permite reconocer que el otro es otro humano y no simplemente un obstáculo para mi
acción o un vehiculizador para mi acción.
El at está allí para recuperar la noción de semejante, del otro humano.
El acompañante se presenta como una figura confiable en tanto es el representante
de una ley que él también debe cumplir. Remite a una terceridad que está más allá de las
partes en conflicto; ya que en los casos con los que trabajamos, muchas veces, quien ejerce
la autoridad en la familia –los padres en este caso- no ejercen la ley, lo que no permite la
confiabilidad del otro.
En suma, el acompañante desarrolla un hacer basado en la ética del semejante, que
se despliega en la forma en que el at hace.
Bibliografía