Texto Uno sido fijada por la escuela, el buen uso, la literatura, la
cultura), y otro límite, móvil, vacío (apto para tomar no
1. (…) Si leo con placer esta frase, esta historia o
esta palabra es porque han sido escritas en el placer (este
placer no está en contradicción con las quejas del escritor).
Pero ¿y lo contrario? ¿Escribir en el placer, me asegura a
mí, escritor, la existencia del placer de mi lector? De
ninguna manera. Es preciso que yo busque a ese lector
(que lo "rastree") sin saber dónde está. Se crea entonces un
espacio de goce. No es la "persona" del otro lo que
necesito, es el espacio: la posibilidad de una dialéctica del
deseo, de una imprevisión del goce: que las cartas no estén
echadas sino que haya juego todavía.
2. Me presentan un texto, ese texto me aburre, se
diría que murmura. El murmullo del texto es nada más que
esa espuma del lenguaje que se forma bajo el efecto de una
simple necesidad de escritura. Aquí no se está en la
perversión sino en la demanda. Escribiendo su texto, el
escriba toma un lenguaje de bebé glotón: imperativo,
automático, sin afecto, una mínima confusión de clics (esos
fonemas lácteos que el maravilloso jesuita Van Ginneken
ubicaba entre la escritura y el lenguaje): son los
movimientos de una succión sin objeto, de una
indiferenciada oralidad separada de aquella que produce los
placeres de la gastrosofía y del lenguaje. Usted se dirige a
mí para que yo lo lea, pero yo no soy para usted otra cosa
que esa misma apelación; frente a sus ojos no soy el
sustituto de nada, no tengo ninguna figura (apenas la de la
Madre); no soy para usted ni un cuerpo, ni siquiera un
objeto (cosa que me importaría muy poco en tanto no hay
en mí un alma que reclama su reconocimiento), sino
solamente un campo, un fondo de expansión. Finalmente se
podría decir que ese texto usted lo ha escrito fuera de todo
goce y en conclusión ese texto–murmullo es un texto frígido
como lo es toda demanda antes que se forme en ella el
deseo, la neurosis.
3. La neurosis es un mal menor: no en relación a la
"salud" sino en relación a ese "imposible" del que hablaba
Bataille ("La neurosis es la miedosa aprehensión de un
fondo imposible", etc.); pero ese mal menor es el único que
permite escribir (y leer). Se acaba por lo tanto en esta
paradoja: los textos como los de Bataille –o de otros– que
han sido escritos contra la neurosis, desde el seno mismo
de la locura, tienen en ellos, si quieren ser leídos, ese poco
de neurosis necesario para seducir a sus lectores: estos
textos terribles son después de todo textos coquetos.
4. Todo escritor dirá entonces: loco no puedo, sano
no querría, sólo soy siendo neurótico.
5. El texto que usted escribe debe probarme que me
desea. Esa prueba existe: es la escritura. La escritura es
esto: la ciencia de los goces del lenguaje, su Kamasutra (de
esta ciencia no hay más que un tratado: la escritura misma).
6. Sade: el placer de la lectura proviene
indirectamente de ciertas rupturas (o de ciertos choques):
códigos antipáticos (lo noble y lo trivial, por ejemplo) entran
en contacto; se crean neologismos pomposos e irrisorios;
mensajes pornográficos se moldean en frases tan puras
que se las tomaría por ejemplos gramaticales. Como dice la
teoría del texto: la lengua es redistribuida. Pero
esta redistribución se hace siempre por ruptura. Se trazan
dos límites: un límite prudente, conformista, plagiario (se
trata de copiar la lengua en su estado canónico tal como ha
importa qué contornos) que no es más que el lugar de su
efecto: allí donde se entrevé la muerte del lenguaje. Esos
dos límites –el compromiso que ponen en escena– son
necesarios. Ni la cultura ni su destrucción son eróticos: es la
fisura entre una y otra la que se vuelve erótica. El placer del
texto es similar a ese instante insostenible, imposible,
puramente novelesco que el libertino gusta al término de
una ardua maquinación haciendo cortar la cuerda que lo
tiene suspendido en el momento mismo del goce. (…)
BARTHES, Roland, El placer del texto.
1. Conforme al texto, el placer de la lectura se origina:
A. En virtud de desavenencias
B. En el límite subversivo y lo caótico
C. En razón del displacer
D. En el límite móvil
2. El tema del texto es:
A. La importancia de la gramática para el hombre
B. La posibilidad de un espacio de goce entre el
lector y el escritor
C. El deterioro del lenguaje por los textos de placer
D. La disyunción entre el placer sexual y el textual
3. Según el texto, lo que garantiza que el texto sea
placentero para el lector es:
A. Que responda a las regla de la sintaxis
B. Que el texto establezca un espacio de juego
C. Que sea escrito en el placer
D. Que sea escrito en un lenguaje sencillo
4. Según Barthes la prueba de que un texto desea al
lector es:
A. La escritura misma en cuanto conculca el goce del
lector
B. La escritura entendida como una actividad tediosa
C. La escritura entendida como un proceso complejo
que se limita a la cultura
D. La escritura comprendida como la que realiza la
brecha entre dos limites
5. Una idea que se puede inferir del párrafo 5 es:
A. Que el Kamasutra es un libro importante
B. La escritura es la evidencia del deseo, en tanto
ciencia del tormento
C. La escritura pone en juego procedimientos para
seducir al lector
D. La escritura es impasible con el goce
6. La inferencia más pertinente para la expresión: “Si leo
con placer esta frase, esta historia o esta palabra es
porque han sido escritas en el placer”, puede ser:
A. El hecho de que una expresión resulte placentera,
indica que ha sido escrita en el displacer
B. Es absolutamente seguro que algo no haya sido
escrito en el placer y que sin embargo cause
placer
C. Todo placer en la lectura es una ficción que el
lector se inventa para poder entender el texto
 D. Quizá leamos una frase escrita en el placer pero
que no nos lo causa, cosa que no descarta su
efecto de placer en otro “lector”
7. Teniendo en cuenta lo principal del párrafo 6 la
relación más importante que podemos plantear está
entre:
A. Los neologismos, las rupturas, la redistribución, la
cultura
B. La cultura, la lengua, el placer y el lenguaje
C. La gramática, la literatura, lo erótico
D. Los límites, la cultura, y la literatura
8. La expresión "Es preciso que yo busque a ese lector
(que lo "rastree") sin saber dónde está" (primer
párrafo) permite inferir principalmente que:
A. El lector está determinado como una entidad que
pertenece a un contexto de la ciencia, el cual no
permite el acceso a cualquiera
B. El autor sí sabe dónde encontrar a ese lector pero
sólo quiere jugar con el lenguaje
C. El autor sólo escribe para sí mismo, pues en
últimas él es su propio lector
D. El lector no es una instancia dada y por ello es
necesario trabajar la lengua, sin un objetivo
predeterminado
9. Un pensamiento que concuerda con lo planteado en el
párrafo 4 es:
A. La neurosis es un confín entre la cordura y la
locura
B. Estar sano es tener un poco de locura
C. La neurosis es absolutamente enemiga de la
locura
D. Ser neurótico es poder estar loco
10. Relacionando los párrafos 5 y 2 es posible afirmar que
cuando un texto es capaz de probar que desea al
lector, es porque:
A. Ha sido escrito estrictamente en el placer
B. Se limita a murmurar y a una succión sin objeto
C. Pone en juego un procedimiento para destruir la
cultura
D. Es capaz de llevar el lenguaje a sus límites en
función de un impulso fundamental
11. Barthes de algún modo diferencia en el primer párrafo
entre "persona" y "espacio", aludiendo a la cuestión
del escritor en relación al lector, ya que:
A. Es menester que el escritor logre ante todo un
escenario de juego, dado que sólo así es posible
la sorpresa del goce
B. El escritor debe buscar la persona para poder
hacerla caer en la trampa de su lenguaje porque
debe prescindir de toda posibilidad de juego
C. Buscar la persona como tal es signo de que se
está apelando a su deseo
D. Se precisa de agotar ese espacio en la persona
en razón de lograr arrebatarle una dosis de placer
12. La alusión al bebé glotón, en el párrafo 2, nos quiere
ilustrar:
A. La actitud fundamental que debe tener el escritor
para demostrar que desea al lector
B. La imposibilidad de crear el espacio entre el lector
y el escritor
C. La actitud que se debe tener para establecer las
rupturas en la lengua
D. El buen manejo del lenguaje que es capaz de
hacer del lector un cuerpo
13. Las palabras subrayadas en el párrafo 6 señalan en
su orden a:
A. La literatura, el límite vacío (en tanto móvil), la
destrucción, la exacerbación
B. La cultura, el lugar, la muerte, el lenguaje
C. La lengua, el límite móvil (en tanto lugar vacío), la
cultura, la destrucción
D. La escuela, el límite móvil, la literatura (en cuanto
manifestación cultural), la destrucción
14. Si la neurosis es el mal menor que permite escribir es
porque esta se caracterizaría por:
A. Ponderar la prudencia en el escritor a fin de
escribir bajo una simple necesidad de escritura
B. Aportar la dosis de desequilibrio emocional
necesaria, para afectar al lector
C. Carecer de toda razón de ser
D. Expropiar al sujeto de su locura para que
apelando a la razón pueda decirle al lector aquello
que quiere oír
15. En el primer párrafo del texto se presenta la idea de
que escribir en el placer no es garante de la existencia
del placer en el lector Teniendo en cuenta las
principales ideas del texto, es viable formular que ello
sucede porque:
A. Aparte de ello es necesario que el escritor se
apegue por completo a la sintaxis
B. A su vez es necesario se abstenga de toda
práctica erótica con el lenguaje
C. Al mismo tiempo debe censurarse toda dialéctica
del deseo
D. Además de eso hace falta un singular tratamiento
de la lengua
16. De acuerdo con el párrafo 2 "toda demanda antes que
se forme en ella el deseo”, consistiría en que el
escritor:
A. Ha escrito obedeciendo a una necesidad radical
B. Ha logrado seducir al lector
C. Se ha establecido en la perversión
D. Concibe al lector como un fondo de expansión
17. Podemos inferir —a modo de acercamiento— que la
expresión "fondo imposible” en el párrafo 3, se refiere
a:
A. Una profundidad en tanto espacio físico
inabarcable
B. Una sima de mucha longitud
C. Algo íntimo del sujeto que no le permite ser
D. Un momento en el que se alcanza la plenitud de la
felicidad
 18. De la expresión: “pero yo no soy para usted otra cosa
que esa misma apelación” (párrafo 2), podemos
interpretar sobre la relación escritor-lector:
A. Que el primero se dirige al lector apelando a su
buena voluntad
B. Que el primero se dirige al lector sin ninguna
apetencia significativa
C. Que el segundo simplemente no percibe la buena
escritura del primero
D. Que el segundo se orienta al primero en cuanto
fabrica en texto murmullo
Texto Dos
1. La lectura es deseo, simplemente la deseamos o
no llevar a cabo, y sólo podemos hacer aquello que
estamos en disposición. Por cierto, deseamos, a su vez,
aquello que por su lado nos hace señas, nos impele, nos
desafía. La lectura no se puede valorar con arreglo a sus
efectos tanto inmediatos como mediatos; acaso, tiene que
ver con algo que ha venido a habitarnos de modo secreto.
Podríamos utilizar una metáfora muy conocida: "La lectura
es una aventura”, pero ésta es mucho más hermosa cuando
se experimenta desde el verdadero tiempo, es decir,
cuando no miramos el reloj. Hacer algo bellamente es
hacerlo con toda la potencia deseante, entregarnos a ello,
encomendándonos por entero a sus reglas de juego. Así,
ello, nos resguarda en nuestra singularidad, y nos da
fuerzas sólo mientras nosotros mismos, por nuestro lado, le
cuidamos solícitamente. Nos orientamos en la lectura pues,
cuando en el fondo de nosotros brota la íntima necesidad
de acercarnos a ella, pero no en cuanto, algo que esta
frente a nosotros, sino en tanto estando fuera de nosotros la
llevamos a cabo.
2. Podríamos decir que la lectura no es otra cosa
que nosotros por fuera de nosotros mismos en el momento
de leer. Aquel instante es signo de que algo trabaja en
nosotros, algo acontece. Lo que trabaja no es otra cosa que
una inquietud, un incesante movimiento, un darle mente a
algo, dar mente –como suele decirse– está determinado por
aquello a lo que le damos mente: eso a lo cual nos damos
no es otra cosa que lo más merecedor de pensarse, que, a
su tiempo, nos ha animado a la lectura precisamente
porque quizá gracias a ésta damos con la ocasión para
lanzar una mirada a nuestra interioridad, para vernos mejor,
es decir, comprendernos o conocernos mejor. Es digno de
nota que apelar a la lectura en este sentido es aludir a la
escritura, su interesante y complicada relación no nos
compete por el momento. Aun así la lectura no se reduce a
cierta obras, o por lo menos a un conjunto de signos
lingüísticos con determinados sentidos plasmados en una
superficie, mas; sí podemos decir que tiene que ver con
textos, ¿pero entonces todo es texto?, hasta cierto punto
nuestra vida es una trama compuesta por innumerables
hilos, acontecimientos, y muchas veces la lectura de
algunos textos, nos brinda luz, nos ayuda a percibir de un
modo más elevado esa madeja que es nuestra existencia. Y
entonces llevamos a cabo el deseo de leer o la seducción
por la lectura, ciertamente porque la lectura deviene algo
decisivo para nuestra historia singular.
3. Desear la lectura, por otra parte, es crear y
mantenernos en una relación con ella, acceder a una suerte
de intercambio. Por ejemplo tomamos tal o cual texto, nos
apasionamos con lo dicho en él, digamos que, nos
encontramos a solas con algo que nos resulta bello, ¿qué
es lo que somos nosotros en ese instante de deseo?,
¿quiénes somos?, ¿qué es el hombre?, efectivamente
nadie es en general, hay una situación en la que estamos
en juego, toda nuestra historia, nuestra presencia está allí.
En alma y cuerpo y en cuerpo y alma llevamos a cabo tal
relación: fluyen pensamientos, confusiones, incertidumbres,
alegrías, tedios, ansias, en suma: somos allí un caudal de
afectos, sentimientos y pasiones. En este sentido, ella
nunca está dada, hay que trabajarla, elaborarla, pensarla.
Ahora bien, ¿qué puede pasar con nosotros al plantear tal
relación (diferente en cada caso), al ponernos en juego en
tal intercambio? Más arriba insistimos en que la lectura no
se valora en virtud de efectos a corto o largo plazo porque,
por lo demás, sus consecuencias caen por fuera del mero
calcular humano. Lo que puede pasar es que nos
enamoremos de ella ¿en tanto práctica o técnica?, No, el
problema aquí es que al decir la lectura o ella da la
impresión de que hablamos respecto a un simple objeto, al
cual nosotros como sujetos pretendemos, asimismo de que
inmediatamente le atribuimos una feminidad (como siempre
la gramática se nos impone). De tal suerte, la cuestión es
enamorarse, seducirse con aquello a lo que alude la palabra
lectura, sólo así es posible que la relación emerja
decisivamente. Técnicamente imposible sería definir la
lectura, como objeto puro de conocimiento, es una vana
ilusión; así no hace acto de presencia lo esencial en
nosotros, a saber: la decisión. Puesto que lo decisivo como
hemos visto radica fundamentalmente en el deseo, la
pasión, el interés, en algo indecible. Nos encontramos con
ella, encontramos algo en ella, mejor dicho nos perdemos
en ella pues algo nuevo acontece. No podemos decir qué
es a ciencia cierta, es sólo que algo nos decide por tales o
cuales textos, más allá de las clasificaciones y |os géneros,
nos impele a interpretar aquel o aquellos acontecimientos
de nuestra existencia.
4. El deseo de la lectura pues, está vinculado a ese
espacio que hay que generar, es decir, a la puesta en
movimiento de la relación, deseamos leer en tal o cual
situación, en ese o aquel lugar, mientras eso o lo otro, tal o
cual texto, etc., de tal suerte que el deseo siempre se
despliega “en medio de", en un "entre", precisamente allí
donde construimos la lectura, donde cobra vida la iniciativa.
En relación a ello, supongamos una multiplicidad de textos
o de lo que sea, millones, billones, una infinidad de cosas,
emociones, henos allí, somos nuestro deseo ¿por dónde
pasaremos?, ¿en función de qué relaciones algunas de
esas cosas se tornarán deseables, inquietantes? Y resulta
así que descubrimos que la relación que construimos con la
lectura es múltiple, y que diversos textos nos afectan de
modo diferente de tal manera que ella cobra vida cuando
nuestras disposiciones, interpretaciones y nuestros más
íntimos impulsos se conjugan con aquello que nos pone —
definitivamente— pensativos, ¡nos crea como amorosos
lectores!
Francisco Muñoz.
19. Acerca del intercambio aludido en el texto (párrafo 3)
es pertinente inferir que este genera en el individuo:
 A. Una actitud de confort y quietud frente a su
existencia
B. Una actitud de rebeldía infundamentada
C. Una sensibilidad frente a las diversas cuestiones
de su vida
D. Un estado de conformidad total respecto a lo que
cree haber alcanzado saber
20. Podemos decir que la idea de lectura que se
despliega en el texto posee una perspectiva:
A. Inhabitual
B. Lúgubre
C. Sobrenatural
D. Desapasionada
21. La palabras subrayadas en el tercer párrafo allí y ella
se refieren respectivamente a:
A. La lectura y al caudal de afectos
B. La relación con la lectura y al momento de
actualizar tal relación
C. La relación con el profesor y la lectura
D. La historia y la relación con el conocimiento
22. Acercarse a la lectura en el primer párrafo es análogo
a:
A. El estudiante que está nervioso en el desarrollo de
una exposición
B. El guitarrista que está sumergido en la
interpretación de una melodía
C. El bailarín que es consciente de sus movimientos
y se bloquea un poco
D. El joven enamorado que se preocupa porque se le
ha hecho tarde para ir a casa
23. Acerca de la relación sujeto-objeto en cuanto a la
lectura el texto de cierto modo pretende (párrafo 3):
A. Reforzar la idea de que la lectura es desear un
objeto
B. Llamar la atención sobre su importancia para toda
teoría de la lectura
C. Salirse de ese esquema para poder pensar la
cuestión con más profundidad
D. Definir un sujeto del deseo plenamente en estado
de conciencia
24. De acuerdo al texto podemos postular que la lectura
puede ser:
A. Algo placentero y al mismo tiempo complejo
B. Un estímulo para poder entrar con éxito en el
mercado laboral
C. Una práctica que se aprende con facilidad
estudiando sus diferentes definiciones
académicas
D. Una cuestión con la que podemos mantener un
compromiso superficial y facilista
25. Que sólo seamos capaces "de aquello que estamos
en disposición” implica para nuestra vida (infiriendo)
que:
A. Nacemos con una disposición absoluta
B. De todos modos podemos hacer algo aunque no
tengamos disposición
C. Somos y seremos lo que hacemos
D. Nunca podemos cambiar nuestras disposiciones
26. Algo incompatible con el contenido textual sería decir
respecto a la lectura que:
A. La relación que construimos con ella es múltiple
B. Debe entenderse en el sentido de un objeto de
consumo
C. Compete a nuestro deseo
D. Al momento de leer también somos cuerpo
27. De la expresión: "lanzar una mirada a nuestra
interioridad, para vernos mejor, es decir,
comprendernos o conocernos mejor” podemos inferir
que:
A. Para leer es necesario una actitud indagadora
B. El mejor método para leer es hacerlo por diversión
C. Toda lectura debe hacerse rápido para poder
pasar inmediatamente a otra
D. Lo fundamental en todo ejercicio de lectura es que
no la podamos relacionar con nuestra existencia
28. Una de las razones para que el texto aclare (párrafo 3)
que la gramática se nos impone puede ser que:
A. En el texto se considera que la gramática es lo
más importante de la lectura
B. Para poder leer es necesario antes que nada
saber de gramática
C. De cierta forma se piensa que la gramática impide
decir con más profundidad lo pensado
D. La gramática es una ciencia bastante flexible y
anarquista
29. Un posible título para el texto puede formularse así:
A. La univocidad de la lectura
B. La importancia de la gramática para la lectura
C. La relación con la lectura en tanto algo dado
D. La construcción del deseo de lectura
30. En el primer párrafo se dice que acaso la lectura tenga
que ver más bien con algo que ha venido a habitarnos
de modo secreto, debido a que:
A. Cada vez que leemos un libro, éste se incorpora
de modo inmediato a nuestra experiencia, y eso
es lo valioso de la lectura
B. A la lectura siempre hay que someterla a
finalidades limitadas para que sea secretamente
más productiva
C. La asimilación de todo lo leído tiene un ritmo y una
ley interna propia y enigmática
D. Subrepticiamente la instancia fundamental para
apreciar la lectura debe ser una actitud utilitarista
31. Una afirmación válida acerca de lo que se señala
sobre lo que es un texto (párrafo 2) puede ser:
A. Todo texto se reduce a una estructura lingüística
B. Un texto es algo simple configurado con un solo
hilo
C. Todo texto es fácil de interpretar
D. Una película puede ser considerada un texto
32. Teniendo en cuenta toda la trama textual, si desear la
lectura es crearnos como lectores, y construir la
relación con ella, entonces, es consecuente formular
que:
A. La lectura se basa en saber reconocer y
pronunciar las letras del alfabeto
B. Basta un manual de lectura para aprender a leer
cualquier cosa
C. Para ser lectores lo principal es saber cuál es el
mejor punto para comprar libros
D. Leer involucra el pensamiento y la posibilidad de
transformar la realidad
33. En el párrafo dos se dice que la lectura tiene una
relación con la escritura. Contextualizando bien,
podemos inferir que:
A. En tanto más libros consumamos, tanto más
intenso es el deseo de tener buena caligrafía
B. En tanto más fuerte es el deseo de lectura, cuanto
más puede tomar vida la escritura
C. En tanto más sepamos leer, cuanto más mejorara
nuestra memoria
D. En tanto más leamos, cuanto más nos
aproximaremos a saberlo todo
34. Conforme al texto podemos inferir la siguiente
conclusión:
A. La lectura es un ejercicio ascético
B. La lectura es sólo cuestión de especialistas
C. Es posible un erotismo de la lectura
D. La lectura es una práctica puritana alejada de todo
lo mundano
35. El mejor resumen del cuarto párrafo puede ser:
A. Hay que poner la relación de la lectura en juego,
manteniendo un deseo dirigido a un objeto único
B. El deseo de lectura atraviesa un contexto múltiple
por sí mismo, y en función de móviles profundos
C. La lectura debe no dejarse afectar por las
circunstancias externas, con el fin de poder
pensar lo que más nos estimula
D. Hay impulsos que son importantes en nuestra
existencia y en ellos debemos confiar para poder
pensar mejor
38. En cuanto al tema de la escritura podemos afirmar
que:
A. El texto Uno la menciona pero se centra en el
tema de la gramática
B. El texto Uno desarrolla tal cuestión, pero el Dos
más
C. En el texto Dos no se le da ninguna importancia
D. Ambos textos le dan importancia, pero sobre todo
el Uno
39. De las perspectivas sobre el tema de la lectura en
ambos textos, podemos afirmar cuidadosamente que:
A. Se oponen completamente
B. Tienen sus matices diferentes aunque también
ciertas semejanzas
C. El texto Uno es más expositivo que el Dos
D. Ambos textos manejan un estilo de lenguaje
completamente diferente, se asemejan un poco en
cuanto a ciertas palabras
40. De algún modo podemos interpretar que el concepto
de texto tiene muchas afinidades en ambos textos,
una expresión que anudaría los dos textos en torno a
dicho concepto sería:
A. Para poder leer es necesario un poco de calma. El
verdadero placer consiste en no mezclar nuestros
intereses personales con las lecturas de los textos
B. Podemos encontrar placer y goce en ver cómo un
texto es lenguaje de nuestros conflictos y
perspectivas
C. Los textos escritos en el placer necesariamente lo
van a provocar en el lector
D. Es necesario que todo texto manifieste un estado
de sanidad. Es decir, que pueda fortalecer el
equilibrio emocional del lector

36. A modo de aproximación podemos decir que el deseo

es, según el texto:
A. Un impulso espontáneo y simple del ser humano
cuando quiere algo
B. Elaborar y entablar las relaciones bajo las cuales
realizamos algo
C. La facultad de un sujeto para realizar sus objetivos
D. La extracción de un objeto a conseguir

Textos Uno y Dos

37. Respecto a la gramática, ambos textos dejan entrever

fundamentalmente:
A. Una actitud optimista
B. Una postura problematizadora
C. Un afán de destruirla
D. Una perspectiva conformista