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Anas - 213 (1989 - 1990) pp.

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DOS RETRATOS FEMENINOS DEL


''TEMPLO DE DIANA'' EN MERIDA

TRINIDAD NOGALES BASARRATE

Ningún otro monumento de culto en Emerita goza de la fama del denominado desde
1633 por Moreno de Vargas "Templo de Diana" (1). A pesar de la calidad de los relieves
del templo de Marte (2),la abundancia estatuaria del llamado Mitreo o santuario de los
dioses orientales (3) y las impresionantes dimensiones de los hallazgos de la calle Hol-
guín, atribuidos a un templo (4), sigue siendo el primero, el de Diana, el Templo por anto-
nomasia en Mérida.

Mucho se ha dicho y escrito sobre su dedicación al culto imperial (5), y aunque los
datos apuntan a ello, no hay por el momento elementos que constaten plenamente esta
afirmación(6).
A la inversa de los dos primeros ejemplos citados, el Templo de Diana ha sido parco
en proporcionar material escultórico - decorativo. Desde el año 1972, fecha en que se ini-
ciaron los trámites pãra su liberación total de construcciones modernas añadidas y poste-
rior excavación, el recinto ha ofrecido paulatinamente elementos para completar su cono-
cimiento (7), Las excavaciones de los denominados pórticos del foro vinieron a delimitar

(1) B. Moreno de Vargas, Historia de la ciudad de Mérida, 1633 (Segunda reedición, Cáceres 1914), pp.18
- 79,
(2) P. León Alonso, "Los relieves del Templo de Marte en Mérida", HABIS - 1, 197Q, pp. 181-197; T. Noga-
les Basarrate, Gran Enciclopedia Extremeña, s.v. Marte, Templo de. (en prensa).
(3) A. García y Bellido, Esculturas romånas de España y Portugal. Madrjd, 1949, (nas. 66, 108, i 16, 118,
ll9,120, l2l,122, 145,14'7,184 y 191) vid. bibliografía.
(4) J.M. Alvarez Martínez, "Excavaciones en Augusta Emérita". Arqueología de las ciudades modernas su-
perpuestas a las antiguas. Madrid, 1985. pp. 35-54; J. Alvarez y Sáenz de Buruaga y J.M. AlvarezMartí-
nez, "Augusta Emerita" Arqueología 83 . Madrid, 1985. pp. 209-210.
(5) R. Etienne, Le culte impérial dans la Péninsule lbérique, d'Auguste à Dioclétien. París, 1958. pp.220-
221;J.M. Alvarez Martínez, "Informe sobre las excavaciones realizadas en el Templo de Diana" (Octubre
7972-Iunio 1973) N.A.H. Arqueología - 5, 19'78. pp. 89-96; J.M. Blázquez, "Religión y urbanismo en Au-
gusta Emérita". AEspA 55,1982. p. 92; JL. Jiménez Salvador, Arquitectura forense en Ia Hispania roma-
na. Zaragoza,1987. pp. 49-52.
(6) W. TrillmichyP.Zanker, Stadtbild und ldeologie. München, 1990. pp.306-308.
(7) J.M. Alvarez Martínez, "El Templo de Diana" Augusta Emerita. Actas del Bimilenario de Mérida. Ma-
drid,I976. pp.43-53.Idem, Art. cit. (1978).

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r84 TRINIDAD NOGALES BASARRATE

ün área pública cuyo centro gravitaúa en tomo al monumento (8).


La poderosa estructura de su fábrica ha sido objeto, de antiguo, de abundantes estu-
dios y publicaciones, ceñidas esencialmente al análisis de la obra y sus posibles conexio-
nes formales (9). La mayor parte de estas reflexiones se cenffan en el aspecto constructi-
vo; no existe aún una monografía sobre el recinto que, globalmente, analice todas las
facetas de una obra pública de esta envergadura. A la espera de este trabajo, en el que es-
peramos participar, consideramos interesante dar a conocer algunas de sus piezas, concre-
tamente dos retratos femeninos que, modestamente, faciliten el conocimiento de este
complejo religioso, aún a sabiendas de su parcialidad (10).
Hasta el presente, sólo podemos afimar con seguridad que es la imagen en bronce
del genio del Senado (11) la únicapieza conocida y publicada de carácter escultórico -
decorativo hallada en el recinto, el resto del material es fragmentario e inédito.
Dispersas en distintas colecciones permanecen varias esculturas que, si bien no se en-
contraton en el mismo monumento, parecen tener conexión con é1. En el Museo Arqueo-
lógico de Sevilla (12) se expone el conocido torso de una estatua imperial sedente identi-
ficada con un miembro de la dinastía julio-claudia divinizado, tal vez Claudio (13). El
lugar del hallazgo dista poco más de 30 ms. del frente principal, suficiente para pensar en
la relación entre esta estatua y el monumento. Sigue el tipo-Júpiter de emperador, al igual
que las esculturas del teatro de Caere, las del foro de Leptis Magna o el torso hallado en
Turris Libisonis (14).
De origen emeritense es la cabeza retrato de Agrippina Minor diademada, en el
M.A.N. (15). La información que teníamos hasta el presente nos refería su procedencia
local a través de la colección Monsalud; hoy, merced a la tarea incansable del Dr. W.

(8) J.M. Alvarez Martínez y T, Nogales Basanate, "Schéma urbain de Augusta Emerita: Le portique du
forum", XIII Internationaler Kongress für klassische Archäologie. Berlín, 1988. pp. 336-338.
(9) Th. Hauschild, "Zur Typologie römischer Tempel auf de¡ Iberischen Haibinsel. Peripterale anlagen in
Barcelona, Mérida und Evora". Homenaje a Sáenz de Buruaga. Madrid, 1982, pp. 145-156; cita abundante
bibliografía.
(10) Las piezas nos han sido facilitadas pol el Director de las excavaciones. J.M. Alvarez Martínez.
(11) J.M. Alvarez Marrínez. "Una escultura en bronce del Genius Senatus haliada en Mérida". AEspA 48, nq
l3l-132, 1975, pp. 141-14'1 .Idem., "Una escultura en bronce del Genio del Senado, hallada en el Templo de
Diana (Mérida)". R.E.E. - 1975.; T. Nogales Basarate, "B¡onces romanos en Augusta Emérita". Catálogo de
la exposición Bronces romanos en España, Madrid, 1990. pp. 707 y 205, ne 79.
(12) P.M. Plano, Ampliaciones a la Historia de Mérida. Mérida, 1894. pp. 32-33, donde se da la noticia y
se localiza Iapieza. Actualmente se expone en la Sala XII del Museo Arqueológico de Sevilla, y posee el nq
de Inv. gral. 459.
(13) A. García y Bellido, Op. cit., na 206. pp. 183-184, iám. 151; J.M. Alvarez Martínez, arf. cit., enAugusta
Enterita,p.51.
(14) V/. Trillmich, "Der Germanicus - Bogen in Rom und das Monument für Germanicus und Drussus in
Leptis Magna. Archäologisches zur Tabula Siarensis (I 9-21)". Anejos de AEspA IX. Madrid, 1988 p. 53;
M. Fuchs, P. Liverani y P. Santoro, Caere - 2. Il teatro e il ciclo statuario giulio - claudio. Roma, 1989 na3,
pp.6I-64; W. Trillmich y P.Zanker, Op. cit., p. 306; S. Angiolillo, L'arte della Sardegna Romana. Mila-
no, 1987, pp. l4l-142, fig. 69.
(15) A. García y Bellido, Op. cit. n'q 35, pp. 44-47,lâm.31 vid. bibliografía anterior; M. Ahnagro, "Antigüe-
dades de Mérida en el Museo Arqueológico Nacional", Augusta Emerita. Actas del Bimilenario de Méri-
da. Madrid, 1976. p. 135, tám. LVI, b. W. Trillmich, "Ein Kopffragment in Mérida und die Bildnisse der Ag-
grippina Minor aus den hispanischen Provinzen". Homenaje a Sáenz de Buruaga. Madrid, 1982. pp. 115-
116.
Dos retratos femeninos del "Templo de Diana" en Mérida t85

Trillmich, quien amablemente nos ha proporcionado algunos datos y observaciones en


tomo a la referida colección, parece viable identificar la cabeza de Agripina con una de
las dos que menciona Plano procedentes de una casa de la calle Berzocana frente al Tem-
plo (16). En la lámina I del museo de la publicación de Plano se aprecia, en el centro del
grupo de las cabezas que están sobre una cornisa, este retrato imperial diademado. ¿Qué
sucedió, pues, con esta pieza? ¿Cómo pasó a la colección Monsalud de Almendralejo? El
hecho, de comprobarse, debió acontecer entre 1894, año de publicación del libro de
Plano, y 1910 en que Macías redacta el "Inventario del Museo", donde ya no la incluye.
Llegando más lejos aún, nos lanzamos incluso a plantear que la segunda cabeza referida
no sea otra que la del genio de la Colonia (17); nuestra sospecha se fundamenta en que, a
pesar de lo publicado en distintos textos, lacabeza del genio apareció en 1879, fecha de
construcción de la casa propiedad de la familia Quirós (18), y por ende anterior a la publi-
cación de Plano. Por otro lado, aunque en el texto se mencionen "dos cabezas de mujer",
como tal aparece clasificada hasta su inclusión en la monografía de García y Bellido.

Quedan así planteadas estas dos posiblidades como una nota más a tener en cuenta;
de una parte la vinculación de la cabeza imperial al ârea del foro municipal emeritense en
los aledaños del templo, de otra la posibilidàd de determinar el año exacto del hallazgo de
la cabeza del genio de la Colonia.
Pasando al tema que nos ocupa, hemos de señalar que a lo largo de las distintas cam-
pañas de excavación llevadas a cabo se recuperaron nuevas piezas escultóricas, concreta-
mente de entre ellas hemos seleccionado dos retratos femeninos que presumiblemente se
exhibían en el edificio. Su interés radica en la real vinculación con esta obra pública,
pues, por otro lado su conservación material es bastante lamentable. No son "cabezas de
serie" en la retratística emeritense, pero sí constituyen un ejemplo no exento de excepcio-
nalidad por su procendencia; además de ellas, merece mencionarse un torso femenino con
stolla y un tronco varonil, que logicamente también llevarían su retrato. En los fondos del
Museo exactamente están invetariadas 49 piezas escultóricas del templo, excluidos los
elementos arquitectónicos. Concretamente 24 son retratos, fragmentos del busto, cuerpos
sin cabezas o cabezas aisladas. Este número indica lariqueza iconográfica del conjunto,
hoy cercenada por el uso constante del edificio.

LOS NUEVOS RETRATOS


La primera pieza se trata de un fragmento de estatua femenina, originariamente de
cuerpo completo a juzgar por los restos del borde del manto que cubriría a la dama, aún
conservados hoy en parte.
Apareció en el curso de los trabajos de excavación.llevados a cabo en la fachada prin-
cipal, zona anterior del edificio, concretamente durante la eliminación de tierras de relle-
no, a una profundidad del suelo moderno de 0,44 ms, y exactamente el día9 de Noviem-

(16) P.M. Plano, Op. cit., p. 28, lám. I del Museo; W. Trillmich y P.Zanker, Op. cit., pp. 306 - 308.
(17) J.M. ÃlvarezMartínez, "El genio de la colonia Augusta Emerita ". Habis - 2, l9'll. pp.257 - 26I, vid.
bibliografía sobre la pieza.
(18) Debemos este dato a la amabilidad de Doña Amalia Quirós, a quien desde aquí agradecemos su infor-
mación.
186 TRINID.AD NOGALËS BASARR,{TE

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Figura 1, Planta del edificio con la localizacién de los hallazgos. ($egún J.M. Alvarez Martínpz.
Composición: J, Altieri Sánchez),
Dos retratos femeninos del "Templo de Diana" en Mérida 181

bre de 1983 (19). (FIG. 1., punto A).


La obra se encuentra actualmente en el M.N.A.R. ingresada con el nq de Inv. Gral.
30.540 y se localiza en los almacenes de esta institución.

Su estado de conservación es lamentable, pues según Íezaeî la ficha cumplimentada


por Dña. Josefina Molina, restauradora del centro: "Sufre una fuerte alteración la superfi-
cie del mármol, que presenta un aspecto arenoso, con cristales de 1 mm. friable. Colora-
ciones pardas a rrcgruzcas. Superficie original totalmente perdida, conservándose la
forma aproximada, posiblemente su estado se deba a haber sido expuesta durante mucho
tiempo al aire libre y a las inclemencias del tiempo. Se ve una pieza muy lavada por co-
rrientes de agua que han llegado a erosionar la superficie quedando al descubierto la vetas
del mármol con mayor consistencia. Algunas manchas ocres que a simple vista parecen
floraciones de líquenes".
El análisis del material efectuado por el Departamento de Petrología de la Universi-
dad de Zaragoza establece una procencia marmórea de Vilaviçosa (Portugal), con lo que
la producción se circunscribe a un taller colonial.
La figura representada pertenece a una mujer de mediana edad y "facciones bien defi-
nidas. A pesar de haber sufrido una gran mutilación en la región frontal, se puede recons-
truir la tipología de su peinado; éste iría distribuido mediante raya central en dos bandas
de abundante cabello que descenderían hacía la nuca, tapando las orejas excepto su lóbu-
lo inferior, y allí se recogía en una coleta o moñete superpuesto al tejido de la indumenta-
ria. (LAM. 15).
De sus facciones apenas si nos restan las huellas de las cuencas oculares y delanariz,
un tanto aquiliforme según se ve en el ananque. La boca parece pequeña y estrecha. En
general el rostro es carnoso y redondeado, de grandes mejillas y puntiagudo mentón. La
posición erguida del cuello nos facilita en gran medida la situación original de esta obra,
estrictamente frontal.
El análisis de las facciones y el peinado tras una mera observación, nos indujo a apun-
tar la posibilidad de que fuera un retrato imperial (20). Este hecho de asociar retratos par-
ticulares con imperiales u oficiales, es bastante frecuente; son numerosos los casos en los
que aún hoy se les sigue denominando como los personajes con los que se asimilaron en
el pasado, y hay ocasiones en las que la diferenciación entre ambos se hace enormemente
complicada (21).
El peinado parece responder, en esquema, a uno de los tipos de Antonia Minor (22),
concretamente el más sencillo de ejecución, el llamado "schlichter typus"; sin embargo,

(19) Agrademos a nuestro compañero D. José Luis de la Barrera, encargado de esta campaña, los datos de ex-
cavación facilitados que aquí presentamos.
(20) T. Nogales Basãrratg "Breve recorrido histórico por el rehato emeritense". Catálogo de la exposición
Retratos antiguos en Yugoslavia. Barcelona, 1989, p. 165.
(21) F. Braemér, "Portraiiofficiel , portrait privé. Esiai de classement". Quaderni de 'rl,a Ricerca scientifi.
ca", 116. Ritratto ufficiale e ritraito privãto. Roma, 1988. pp. 183-195. I. Rodá de Mayer, "El ¡etrato ofi-
cial y privado en Hispania". Catálogo de la exposición Retratos antiguos de Yugoslavia. Barcelona, 1989.
pp. 185--186.
i2Z¡ f. Polaschek, Studien zur Ikonographie der Antonia Minor. Roma, 1973. W. Trillmich, s.v. "Antonia
Minore". E.A.A. (suplemento) (en prensa). vid. Bibliografía.
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tanto en las monedas (23) como en las esculturas, los pabellones auriculares quedan a la
vista y en el retrato emeritense se observa con nitidez, a pesat del deterioro que presenta
la cabeza, que las bandas laterales de cabello cubrían las orejas, este dato es lo suficiente-
mente eloctente para observar que nuestro retrato es la representación de una dama parti-
cular de la época. El modelo prestado de la efigie oficial tuvo éxito en la colonia, 1o ates-
tiguan distintos retratos femèninos en el M.N.A.R. que se asemejan a. é1, con,ligeras
vãriantes del esquema conocido (24). (LAM. 16). Evidentemente las versiones del patrón
original son múlìiples, incluso en las mismas cabezas atribuidas a Antonia no hay unici-
dad de criterios.
El cabello frontal podía ir ligeramente ondulado y pegado al cráneo en dos bandas
hacia lanuca, caso dela cabeza femenina de El Coronil (25), citando un ejemplo particu-
lar peninsular, o aquellas del teatro de Leptis Magna (26) y de Copqnhague (27); reco'
giéñdose atrás en un grueso mazo o coleta que caía sobre el tejido de la espalda, tal como
se intuye en los restos conservados que analizamos.

Las ondulaciones frontales se trataban acusadamente o no, pero siempre dependiendo


de la pericia y calidad del artífice. En el Museo Nazionale Romaro hay una bonita cabe-
cita dè dama anciana (28), fechada en época claudia e identificada con un retrato privado
peinado al tipo de Antonia Minor, donde las ondas consiguen un efecto de modelado ópti-
mo; esta pieza se asemeja a un fragmento procedente del foro de Tarragona, fechado por
E. Koppel en el segundo cuarto de s.I d.C. (29), en el trenzado lateral y recogido posterior
del mõño; nuestro retrato no nos permite definir si existía tal artificiosidad y detallismo
en el recogido, pero lo que si es claro es que los cabellos se despegaban del cráneo ligera-
mente huecos, èon cierto volumen, posiblemente como se ve en el retrato de Venecia
(30).

El rostro emeritense también se asemeja al de Antonia, tiene una cierta tendencia a la


triangulación definida por un mentón saliente y mejillas amplias que en esencia, junto a
una boca pequeña, la identifica.

Este retrato que venimos tratando en líneas anteriores, pertenecía a una estatua com-
pleta en bulto redondo. De su cuerpo se nos ha conservado parte del arranque de los hom-
-bros,
en mayor grado el derecho que el izquierdo, y sobre ellos el borde del tejido. Con
estos ligeros daios se puede aventurar un intento de restitución de la indumentaria y mo-
vimiento de la estatua. El paño se aproxima al cuello en su lateral izquierdo, mientras en
el derecho se aleja y gka formando un pequeño escote, su grosor se debe posiblemente a

(23) W. Trillmich, Familienpropaganda der Kaiser Caligula und Claudirls. Agripplna Maior und Anto'
nia Äugusta auf Münzen. ÁMtiGS VIII. Berlín, 1978. pp. 142, ss- láms. 6 - 9. H. Mattingly, C_oins_of the
Roman Empire in the British Museum, I. London, 1965. Nos. 109 - 114, 167 - l71y 213. C.H.V. Suther-
land, The Roman Imperial Coinage, I. London, 1984. ne 66, lám. 15.
(24) En el M.N.A.R. se hallan varios ejemplos de este tipo: Nos. 1 1 1, 686, 688,27804 y 3'3137 .
(ZS)¡.tt¿. Luzón Nogué y M.P. León Alonso, "Esculturas romanas de Andalucía" HABIS - 2, 1971. pp.233-
250, ne 2, lâm. IY .
(26) G. Caputo y G. Traversari, Le sculture del Teatro di Leptis Magna. Roma, 1976. Ne 64, lám. 61.
(27) V. Poulsen, Les portraits romains I. Copenhague,1973,ne75,lám. CXXX - CXXXI.
(ZA) S.N{. Felleti Mâj., Museo Nazionale Rbmano. I ritratti. Roma, 1953. p. 64, na 106. Varios, Museo
Nazionale Romano. Le Sculture I,9 Roma, 1987. (Brigida di Leo) R. 106, pp. 148-150'
(29) E. Koppel, Die römischen Skulpturen von Tarraco. Berlín, 1985 nq 45, lám. 12,3-4'
(30) G. Trãversari, Museo Archeologico di Venezia. I ritratti, Roma, 1968. na22,fig.25 a-b.
Dos retratos femeninos del "Templo de Diana" en Mérida 189

Figura 2, Dibujo hipotético del estado original de la estatua, (J, Altieri Sánchez).
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que 10 conservado sea la parte del manto con el que se cubría la dama sobre la túnica infe-
rior, generalmente de textura más ligera. La leve desviación dela cabeza hacia su derecha
conesponde, hipotéticamente, a un sinuoso movimiento en la posición frontal del cuerpo,
que podría exonerar la pierna izquierda paÍa contraffestar el equilibrio del conjunto; tal
patrón sería cercano al ejecutado en la Antonia del Louvre y se repite, en versión privada,
en una estatua de Nîmes hallada entre las ruinas de un edificio, tal vez de una casa (31)
(FrG.2).

¿Qué vinculación poseería esta señora con el recinto del templo? Indudablemente y
agotando todas las posibilidades, hay varios supuestos en tomo a este problema. En pri-
mer lugar puede Íatarse de una pieza movida y rodada a este lugar en el pasado, habida
cuenta de las constantes remodelaciones que sufrió el Palacio de los Corbos; sin embargo,
el hecho de hallarse en un área de la fachada principal del edificio y a una potencia estra-
tigráficarelativamente considerable ayudaría a desechar este primer planteamiento.
La segunda hipótesis, a nuestro juicio la más razonable es que esta escultura se aso-
ciara al entomo del templo, y de ahí el interés que despierta. En la misma ciudad, concre-
tamente en el teatro, apareció un busto masculino privado junto a las efigies imperiales
(32), y aunque las noticias del hallazgo son parcas, la similitud de procedencia no deja de
ser un paralelo a considerar.

Esta simbiósis iconográfica entre retratos oficiales y obra privada se observa en nu-
merosos lugares, en la mayoría de los casos reciben un tratamiento oficial e incluso se
costea la estatua del erario publico. La basílica de Veleia, en Parma (33), desanolla un
ambicioso programa estatuario en el que no faltan los retratos de particulares junto a los
públicos. Además de una nutrida representación de la dinastía julio-claudia, se halló un
togado "capite velato" que Lippold identificó con L. Calpumio Pisón, pontifice de la casa
imperial como refrenda el epígrafe a él dedicado.
El ya mencionado teatro de Caere alberga en su recinto un importante elenco estatua-
rio (vid. nota 14).
Si el templo se adscribía al culto del emperador no ha de extrañarnos que esta estatua
representara a una flaminica dedicada a las honras oficiales al uso, junto a la efigie de la
empercfriz situaría su propia representación y, como se observa en el sacerdote de Veleia,
hallría de diferenciarse por sus particularidades en indumenlariay peinado.
Tampoco debemos descartar que esta dama fuera la esposa de un benefactor o perso-
na influyente en la colonia, un homo nobilis. Sea cual fuere su status, no cabe duda de
que estamos ante una emeritense destacada del conjunto de sus conciudadanos, en pala-
bras de Braemer: "un personaje privado elevado a título oficial enrazón del,papel público
quejugó" (34).

(31) K. de Kersauson, Musée du Louvre. Catalogue des portraits romains. Tome I. Portraits de la Répu-
blique et d'époque Julio-Claudienne. París, 1986. pp. 170-171, na 79; G. Bar¡uol, "Circonscription de Lan-
guedoc - Roussillon". GALLIA XXIX, 1971, p.395,frg.28.
(32) A. Floriano, "Excavaciones en Mérida". AEspA 55,1944.pp. 118-119. figs. 17 y 18.
(33) C. Saletti, Il ciclo statuario della basilica di Veleia. Milano, 1968; U. Hausmann, "Zur Statuengruppe
von Veleia" Quaderni ticinesi di numismatica e antichitá classiche XVI[, 1989, pp.223-241.1áms. I - IV.
Dos retratos femeninos del "Templo de Diana" en Mérida 191

La segunda pieza es un pequeño fragmento escultórico que pasaría desapercibido en


el bloque de los retratos de desconocerse su procedencia pues, aunque se aprecia en_ ella
una faètura de calidad, no es sino una lasca perteneciente a la zona superior central del
rostro de una mujer. (LAM 17,1). Su dimensión es de una altura máxima de 0_,13 ms y el
material parece mármol de tipo local (35). Se halló en el entonces llamado "Templo de
los Auguitos" o Templo de Diana, en el área C-1 de la esquina noroccidental del edificio,
el testero, el día 9 dè Abril de 1973, con número de excavaciín 665; se ingresa en el
Museo el 16 de Agosto de T913 donde actualmente se almacena con el nq de Inv. Gral
18898. (FIG. 1, punto B).
Desgraciadamente sus proporciones no nos pueden precisar si es cabeza retrato, busto
retrato õ escultura completã. Este cuadrante superior derecho nos muestra, sólo parte del
cabello, ojo derecho y un tramo de la frente. El peinado se organiza en función de una
raya centrâl y profunda, que compartimenta el cabello a ambos lados del rostro simétrica-
mente.

Las acusadas ondulaciones y el pleno detalle en el modelado de la masa capilar se


puede asociar.con los tipos iconográficos de época antoniniana, concretamente de Fausti-
na Minor, esposa de Marco Aurelio (36); el pulido suave de las zonas camosas contras-
tando con los efectos de claroscuro del cabello es, igualmente, una peculiaridad netamen-
te antoniniana (31).

Sin embargo, hay otros factores que alejan este retrato de la citada cronología; por
una parte, el oþ no posee trabajado iris y pupila, detalles que confieren una, gran expresi-
vidaã a los retratos y en la segunda centuiia de la era constituían un expediente genérico
en la retratística romana; por otro lado las cejas no se han trabajado con el peculiar esque-
ma para indicar el vello dèl arco supraciliar, el tratamiento "en espiga"'

No es infrecuente atribuir cronología antoniniana a retratos femeninos donde el pa-


trón de raya central y ondulaciones induce a confusiones, así sucedía, y no s9n los únicos
casos, en un retrato particular femenino del Louvre, tradicionalmente fechado en este pe-
ríodo y hoy rectificaãa su cronología a un pleno clasicismo tiberiano (38) y del retrato de
Béziers de Antonia, en el museo de Toulouse (39).
Si la hipótesis anterior quedaba definitivamente eliminada, existe la segunda altemati-
va de pensãr en una cronol^ogía más temprana para esta pieza; los rasgos.,del cabeUo, el
trabajó del ojo con sus perfilados párpados almendrados, el arco srrpraciliar y la frente
también encaJan con la iðonográfia julio-claudia de Antonia Minor (FIG' 3).
El fragmento emeritense hemos indicado que se trata de una obra de cuidada ejecu-
ción, de unas expertas manos; su minuciosidad permite en el cabello llegar a un recuento
casi individual dè los finos mechones, la superficie de la piel es suave y aterciopelada en
el pulido final. Cabe preguntatse ¿Estamos ante un retrato oficial?, considerando el lugar

(34) F. Braemer, Art. cit., pp. 190-191.


(35) Pendiente de análisis petlográlico del mármol.
i:Oj f. nittsctren, Die Bildnisty"pen der Faustina minor und die Fecunditas Augustae. Göttingen, 1982,
(37) R. Bianchi Bandinelli, Roma, centro del poder. Madrid, 1970, pp. 281, ss.
(38) K. de Kersauson, Op. cit., pp. 1.76-711 , ne 72.
(39) M. Clavel, Béziers èt son territoire dans I'Antiquité., París, 1970,p.412.
192 TRINIDAD NOCALES BASARRATE

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Figura 3. Restitución del rostro. (J. AJtieri Sánchez).


Dos retratos femeninos del "Ternplo de Diana" en Mérida 193

de hallazgo y esta palpable calidad la respuesta afirmativa cobra fuerza.

En la surtida serie de retratos de Antonia el paralelo que se aproxima más al ejemplo


que nos ocupa (40) es un conocido busto de mármol de Antonia Minor que, procedente
de Tralles, se conserva hoy en la Gliptoteca Ny Carlsberg (41) (LAMS l7 ,2, IB y 19). En
él se repite un abundante modelo de la emperatriz (42).
El peinado está perfectamente determinado por una marcada raya central como guía
de sepáración de ambas bandas laterales del rostro y el cabello se ha trabajado con todo
lujo de detalles, al igual que en el emeritense el ritmo de las ondulaciones se compone de
una primera onda pequeña tras la línea central, seguida de otra segunda que cae más
sobre la frente. La ðronología de esta variante "simple" en los retratos de Antonia no está
totalmente definida, aunque parece que los ejemplos primeros se localizan en la efigie de
Antonia de los relieves del Àra Pacis y en la estatua del templo de Roma y Augusto de
Leptis Magna (43) fechable en el 23 d.C. Este peinado en sus diferentes versiones pare-
ce que gozó del favor de la población femenina pues se repite con frecuencia. En los Mu-
seoi Capitolinos existen algunos tipos de señoras particulares datados desde fines de Au-
gusto y comienzos de Tiberio (44).

Desgraciadamente, el fragmento emeritense no posee entidad suficiente como pala


permitirnos un pronunciamiento seguro sobre su pertenencia a un posible retrato oficial.
Aún menos si era éste una estatua completa, como la citada de Leptis, o si se trataba de
un busto retrato similar al de Tralles.

Con estos dos retratos, surgidos de las entrañas del templo, se puede recrear un cierto
programa iconográfico del monumento. Sólo a modo de hipótesis de trabajo y con las de-
bidãs reservas que cualquier supuesto ha de plantear, sugerimos: el fragmento menot, de
excelente calidád, tal vez pertenecería en su día a un retrato oficial de Antonia mostrada
en su peculiar tipo. El lugar de aparición, en el testero del monumento, nos hace-pensar
en uná estatua dè culto. Si el torso imperial claudio procede del monumento la efigie de
Antonia encaja perfectamente en el guión.
La segunda escultura, la primera analizada en este trabajo, se relacionaría mejor con
una estatua retrato femenina de una dama emeritense de la élite colonial, al estar en un es-
pacio público representada. Esta mujer, consciente de su privilegiada situación, sigue la
þauta marcada por la emperatriz qtJe,junto a ella, presidiría el gru,po, ya que no son éstas
los únicos personajes que omamentaban el entorno, existen otros fragmentos escultóricos
inéditos del Templo que llevaban su corrsspondiente retrato y de los que sólo ha llegado
parte del tronco.

No podemos pronunciarnos sobre la conexión de estos retratos con el culto imperial


en el templo de Diana, pues nos movemos sobre conjeturas; sólo un estudio de conjunto

(40) Agradecemos a nuestro amigo y admilado colega W. Tritlmich 1a sugerencia de este paralelo parâ nues-
tro fragmento.
(41) V. Poulsen, Op. cit., ne 42,Lám. LXX-LXK.
(42) Ibidem, veáse la lista de réplicas; W. Trillmich, Arc. cit., en prensa.
(43) Ibidem.
(¿+) f. Fittschen yP.Zanker, Catalog der rörnischen Pörtrats in den Capitolinischen Museen und clen
ancleren kommunalen Sammlungen ãer Stadt Rom. Band IIL Mainz am Rhein, 1983. pp. 44 - 45, ne 53,
latn.6'7.
194 TRINIDAD NOGALES BASARRATE

puede dar la clave de este singular monumento, nuestro trabajo no ha pretendido sino
sacar a la luz dos nuevas obras procedentes de é1, los futuros estudios tienen la palabra.

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