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Ningún otro monumento de culto en Emerita goza de la fama del denominado desde
1633 por Moreno de Vargas "Templo de Diana" (1). A pesar de la calidad de los relieves
del templo de Marte (2),la abundancia estatuaria del llamado Mitreo o santuario de los
dioses orientales (3) y las impresionantes dimensiones de los hallazgos de la calle Hol-
guín, atribuidos a un templo (4), sigue siendo el primero, el de Diana, el Templo por anto-
nomasia en Mérida.
Mucho se ha dicho y escrito sobre su dedicación al culto imperial (5), y aunque los
datos apuntan a ello, no hay por el momento elementos que constaten plenamente esta
afirmación(6).
A la inversa de los dos primeros ejemplos citados, el Templo de Diana ha sido parco
en proporcionar material escultórico - decorativo. Desde el año 1972, fecha en que se ini-
ciaron los trámites pãra su liberación total de construcciones modernas añadidas y poste-
rior excavación, el recinto ha ofrecido paulatinamente elementos para completar su cono-
cimiento (7), Las excavaciones de los denominados pórticos del foro vinieron a delimitar
(1) B. Moreno de Vargas, Historia de la ciudad de Mérida, 1633 (Segunda reedición, Cáceres 1914), pp.18
- 79,
(2) P. León Alonso, "Los relieves del Templo de Marte en Mérida", HABIS - 1, 197Q, pp. 181-197; T. Noga-
les Basarrate, Gran Enciclopedia Extremeña, s.v. Marte, Templo de. (en prensa).
(3) A. García y Bellido, Esculturas romånas de España y Portugal. Madrjd, 1949, (nas. 66, 108, i 16, 118,
ll9,120, l2l,122, 145,14'7,184 y 191) vid. bibliografía.
(4) J.M. Alvarez Martínez, "Excavaciones en Augusta Emérita". Arqueología de las ciudades modernas su-
perpuestas a las antiguas. Madrid, 1985. pp. 35-54; J. Alvarez y Sáenz de Buruaga y J.M. AlvarezMartí-
nez, "Augusta Emerita" Arqueología 83 . Madrid, 1985. pp. 209-210.
(5) R. Etienne, Le culte impérial dans la Péninsule lbérique, d'Auguste à Dioclétien. París, 1958. pp.220-
221;J.M. Alvarez Martínez, "Informe sobre las excavaciones realizadas en el Templo de Diana" (Octubre
7972-Iunio 1973) N.A.H. Arqueología - 5, 19'78. pp. 89-96; J.M. Blázquez, "Religión y urbanismo en Au-
gusta Emérita". AEspA 55,1982. p. 92; JL. Jiménez Salvador, Arquitectura forense en Ia Hispania roma-
na. Zaragoza,1987. pp. 49-52.
(6) W. TrillmichyP.Zanker, Stadtbild und ldeologie. München, 1990. pp.306-308.
(7) J.M. Alvarez Martínez, "El Templo de Diana" Augusta Emerita. Actas del Bimilenario de Mérida. Ma-
drid,I976. pp.43-53.Idem, Art. cit. (1978).
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r84 TRINIDAD NOGALES BASARRATE
(8) J.M. Alvarez Martínez y T, Nogales Basanate, "Schéma urbain de Augusta Emerita: Le portique du
forum", XIII Internationaler Kongress für klassische Archäologie. Berlín, 1988. pp. 336-338.
(9) Th. Hauschild, "Zur Typologie römischer Tempel auf de¡ Iberischen Haibinsel. Peripterale anlagen in
Barcelona, Mérida und Evora". Homenaje a Sáenz de Buruaga. Madrid, 1982, pp. 145-156; cita abundante
bibliografía.
(10) Las piezas nos han sido facilitadas pol el Director de las excavaciones. J.M. Alvarez Martínez.
(11) J.M. Alvarez Marrínez. "Una escultura en bronce del Genius Senatus haliada en Mérida". AEspA 48, nq
l3l-132, 1975, pp. 141-14'1 .Idem., "Una escultura en bronce del Genio del Senado, hallada en el Templo de
Diana (Mérida)". R.E.E. - 1975.; T. Nogales Basarate, "B¡onces romanos en Augusta Emérita". Catálogo de
la exposición Bronces romanos en España, Madrid, 1990. pp. 707 y 205, ne 79.
(12) P.M. Plano, Ampliaciones a la Historia de Mérida. Mérida, 1894. pp. 32-33, donde se da la noticia y
se localiza Iapieza. Actualmente se expone en la Sala XII del Museo Arqueológico de Sevilla, y posee el nq
de Inv. gral. 459.
(13) A. García y Bellido, Op. cit., na 206. pp. 183-184, iám. 151; J.M. Alvarez Martínez, arf. cit., enAugusta
Enterita,p.51.
(14) V/. Trillmich, "Der Germanicus - Bogen in Rom und das Monument für Germanicus und Drussus in
Leptis Magna. Archäologisches zur Tabula Siarensis (I 9-21)". Anejos de AEspA IX. Madrid, 1988 p. 53;
M. Fuchs, P. Liverani y P. Santoro, Caere - 2. Il teatro e il ciclo statuario giulio - claudio. Roma, 1989 na3,
pp.6I-64; W. Trillmich y P.Zanker, Op. cit., p. 306; S. Angiolillo, L'arte della Sardegna Romana. Mila-
no, 1987, pp. l4l-142, fig. 69.
(15) A. García y Bellido, Op. cit. n'q 35, pp. 44-47,lâm.31 vid. bibliografía anterior; M. Ahnagro, "Antigüe-
dades de Mérida en el Museo Arqueológico Nacional", Augusta Emerita. Actas del Bimilenario de Méri-
da. Madrid, 1976. p. 135, tám. LVI, b. W. Trillmich, "Ein Kopffragment in Mérida und die Bildnisse der Ag-
grippina Minor aus den hispanischen Provinzen". Homenaje a Sáenz de Buruaga. Madrid, 1982. pp. 115-
116.
Dos retratos femeninos del "Templo de Diana" en Mérida t85
Quedan así planteadas estas dos posiblidades como una nota más a tener en cuenta;
de una parte la vinculación de la cabeza imperial al ârea del foro municipal emeritense en
los aledaños del templo, de otra la posibilidàd de determinar el año exacto del hallazgo de
la cabeza del genio de la Colonia.
Pasando al tema que nos ocupa, hemos de señalar que a lo largo de las distintas cam-
pañas de excavación llevadas a cabo se recuperaron nuevas piezas escultóricas, concreta-
mente de entre ellas hemos seleccionado dos retratos femeninos que presumiblemente se
exhibían en el edificio. Su interés radica en la real vinculación con esta obra pública,
pues, por otro lado su conservación material es bastante lamentable. No son "cabezas de
serie" en la retratística emeritense, pero sí constituyen un ejemplo no exento de excepcio-
nalidad por su procendencia; además de ellas, merece mencionarse un torso femenino con
stolla y un tronco varonil, que logicamente también llevarían su retrato. En los fondos del
Museo exactamente están invetariadas 49 piezas escultóricas del templo, excluidos los
elementos arquitectónicos. Concretamente 24 son retratos, fragmentos del busto, cuerpos
sin cabezas o cabezas aisladas. Este número indica lariqueza iconográfica del conjunto,
hoy cercenada por el uso constante del edificio.
(16) P.M. Plano, Op. cit., p. 28, lám. I del Museo; W. Trillmich y P.Zanker, Op. cit., pp. 306 - 308.
(17) J.M. ÃlvarezMartínez, "El genio de la colonia Augusta Emerita ". Habis - 2, l9'll. pp.257 - 26I, vid.
bibliografía sobre la pieza.
(18) Debemos este dato a la amabilidad de Doña Amalia Quirós, a quien desde aquí agradecemos su infor-
mación.
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Figura 1, Planta del edificio con la localizacién de los hallazgos. ($egún J.M. Alvarez Martínpz.
Composición: J, Altieri Sánchez),
Dos retratos femeninos del "Templo de Diana" en Mérida 181
(19) Agrademos a nuestro compañero D. José Luis de la Barrera, encargado de esta campaña, los datos de ex-
cavación facilitados que aquí presentamos.
(20) T. Nogales Basãrratg "Breve recorrido histórico por el rehato emeritense". Catálogo de la exposición
Retratos antiguos en Yugoslavia. Barcelona, 1989, p. 165.
(21) F. Braemér, "Portraiiofficiel , portrait privé. Esiai de classement". Quaderni de 'rl,a Ricerca scientifi.
ca", 116. Ritratto ufficiale e ritraito privãto. Roma, 1988. pp. 183-195. I. Rodá de Mayer, "El ¡etrato ofi-
cial y privado en Hispania". Catálogo de la exposición Retratos antiguos de Yugoslavia. Barcelona, 1989.
pp. 185--186.
i2Z¡ f. Polaschek, Studien zur Ikonographie der Antonia Minor. Roma, 1973. W. Trillmich, s.v. "Antonia
Minore". E.A.A. (suplemento) (en prensa). vid. Bibliografía.
188 TRINIDAD NOGALES BASARRATE
tanto en las monedas (23) como en las esculturas, los pabellones auriculares quedan a la
vista y en el retrato emeritense se observa con nitidez, a pesat del deterioro que presenta
la cabeza, que las bandas laterales de cabello cubrían las orejas, este dato es lo suficiente-
mente eloctente para observar que nuestro retrato es la representación de una dama parti-
cular de la época. El modelo prestado de la efigie oficial tuvo éxito en la colonia, 1o ates-
tiguan distintos retratos femèninos en el M.N.A.R. que se asemejan a. é1, con,ligeras
vãriantes del esquema conocido (24). (LAM. 16). Evidentemente las versiones del patrón
original son múlìiples, incluso en las mismas cabezas atribuidas a Antonia no hay unici-
dad de criterios.
El cabello frontal podía ir ligeramente ondulado y pegado al cráneo en dos bandas
hacia lanuca, caso dela cabeza femenina de El Coronil (25), citando un ejemplo particu-
lar peninsular, o aquellas del teatro de Leptis Magna (26) y de Copqnhague (27); reco'
giéñdose atrás en un grueso mazo o coleta que caía sobre el tejido de la espalda, tal como
se intuye en los restos conservados que analizamos.
Este retrato que venimos tratando en líneas anteriores, pertenecía a una estatua com-
pleta en bulto redondo. De su cuerpo se nos ha conservado parte del arranque de los hom-
-bros,
en mayor grado el derecho que el izquierdo, y sobre ellos el borde del tejido. Con
estos ligeros daios se puede aventurar un intento de restitución de la indumentaria y mo-
vimiento de la estatua. El paño se aproxima al cuello en su lateral izquierdo, mientras en
el derecho se aleja y gka formando un pequeño escote, su grosor se debe posiblemente a
(23) W. Trillmich, Familienpropaganda der Kaiser Caligula und Claudirls. Agripplna Maior und Anto'
nia Äugusta auf Münzen. ÁMtiGS VIII. Berlín, 1978. pp. 142, ss- láms. 6 - 9. H. Mattingly, C_oins_of the
Roman Empire in the British Museum, I. London, 1965. Nos. 109 - 114, 167 - l71y 213. C.H.V. Suther-
land, The Roman Imperial Coinage, I. London, 1984. ne 66, lám. 15.
(24) En el M.N.A.R. se hallan varios ejemplos de este tipo: Nos. 1 1 1, 686, 688,27804 y 3'3137 .
(ZS)¡.tt¿. Luzón Nogué y M.P. León Alonso, "Esculturas romanas de Andalucía" HABIS - 2, 1971. pp.233-
250, ne 2, lâm. IY .
(26) G. Caputo y G. Traversari, Le sculture del Teatro di Leptis Magna. Roma, 1976. Ne 64, lám. 61.
(27) V. Poulsen, Les portraits romains I. Copenhague,1973,ne75,lám. CXXX - CXXXI.
(ZA) S.N{. Felleti Mâj., Museo Nazionale Rbmano. I ritratti. Roma, 1953. p. 64, na 106. Varios, Museo
Nazionale Romano. Le Sculture I,9 Roma, 1987. (Brigida di Leo) R. 106, pp. 148-150'
(29) E. Koppel, Die römischen Skulpturen von Tarraco. Berlín, 1985 nq 45, lám. 12,3-4'
(30) G. Trãversari, Museo Archeologico di Venezia. I ritratti, Roma, 1968. na22,fig.25 a-b.
Dos retratos femeninos del "Templo de Diana" en Mérida 189
Figura 2, Dibujo hipotético del estado original de la estatua, (J, Altieri Sánchez).
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que 10 conservado sea la parte del manto con el que se cubría la dama sobre la túnica infe-
rior, generalmente de textura más ligera. La leve desviación dela cabeza hacia su derecha
conesponde, hipotéticamente, a un sinuoso movimiento en la posición frontal del cuerpo,
que podría exonerar la pierna izquierda paÍa contraffestar el equilibrio del conjunto; tal
patrón sería cercano al ejecutado en la Antonia del Louvre y se repite, en versión privada,
en una estatua de Nîmes hallada entre las ruinas de un edificio, tal vez de una casa (31)
(FrG.2).
¿Qué vinculación poseería esta señora con el recinto del templo? Indudablemente y
agotando todas las posibilidades, hay varios supuestos en tomo a este problema. En pri-
mer lugar puede Íatarse de una pieza movida y rodada a este lugar en el pasado, habida
cuenta de las constantes remodelaciones que sufrió el Palacio de los Corbos; sin embargo,
el hecho de hallarse en un área de la fachada principal del edificio y a una potencia estra-
tigráficarelativamente considerable ayudaría a desechar este primer planteamiento.
La segunda hipótesis, a nuestro juicio la más razonable es que esta escultura se aso-
ciara al entomo del templo, y de ahí el interés que despierta. En la misma ciudad, concre-
tamente en el teatro, apareció un busto masculino privado junto a las efigies imperiales
(32), y aunque las noticias del hallazgo son parcas, la similitud de procedencia no deja de
ser un paralelo a considerar.
Esta simbiósis iconográfica entre retratos oficiales y obra privada se observa en nu-
merosos lugares, en la mayoría de los casos reciben un tratamiento oficial e incluso se
costea la estatua del erario publico. La basílica de Veleia, en Parma (33), desanolla un
ambicioso programa estatuario en el que no faltan los retratos de particulares junto a los
públicos. Además de una nutrida representación de la dinastía julio-claudia, se halló un
togado "capite velato" que Lippold identificó con L. Calpumio Pisón, pontifice de la casa
imperial como refrenda el epígrafe a él dedicado.
El ya mencionado teatro de Caere alberga en su recinto un importante elenco estatua-
rio (vid. nota 14).
Si el templo se adscribía al culto del emperador no ha de extrañarnos que esta estatua
representara a una flaminica dedicada a las honras oficiales al uso, junto a la efigie de la
empercfriz situaría su propia representación y, como se observa en el sacerdote de Veleia,
hallría de diferenciarse por sus particularidades en indumenlariay peinado.
Tampoco debemos descartar que esta dama fuera la esposa de un benefactor o perso-
na influyente en la colonia, un homo nobilis. Sea cual fuere su status, no cabe duda de
que estamos ante una emeritense destacada del conjunto de sus conciudadanos, en pala-
bras de Braemer: "un personaje privado elevado a título oficial enrazón del,papel público
quejugó" (34).
(31) K. de Kersauson, Musée du Louvre. Catalogue des portraits romains. Tome I. Portraits de la Répu-
blique et d'époque Julio-Claudienne. París, 1986. pp. 170-171, na 79; G. Bar¡uol, "Circonscription de Lan-
guedoc - Roussillon". GALLIA XXIX, 1971, p.395,frg.28.
(32) A. Floriano, "Excavaciones en Mérida". AEspA 55,1944.pp. 118-119. figs. 17 y 18.
(33) C. Saletti, Il ciclo statuario della basilica di Veleia. Milano, 1968; U. Hausmann, "Zur Statuengruppe
von Veleia" Quaderni ticinesi di numismatica e antichitá classiche XVI[, 1989, pp.223-241.1áms. I - IV.
Dos retratos femeninos del "Templo de Diana" en Mérida 191
Sin embargo, hay otros factores que alejan este retrato de la citada cronología; por
una parte, el oþ no posee trabajado iris y pupila, detalles que confieren una, gran expresi-
vidaã a los retratos y en la segunda centuiia de la era constituían un expediente genérico
en la retratística romana; por otro lado las cejas no se han trabajado con el peculiar esque-
ma para indicar el vello dèl arco supraciliar, el tratamiento "en espiga"'
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Con estos dos retratos, surgidos de las entrañas del templo, se puede recrear un cierto
programa iconográfico del monumento. Sólo a modo de hipótesis de trabajo y con las de-
bidãs reservas que cualquier supuesto ha de plantear, sugerimos: el fragmento menot, de
excelente calidád, tal vez pertenecería en su día a un retrato oficial de Antonia mostrada
en su peculiar tipo. El lugar de aparición, en el testero del monumento, nos hace-pensar
en uná estatua dè culto. Si el torso imperial claudio procede del monumento la efigie de
Antonia encaja perfectamente en el guión.
La segunda escultura, la primera analizada en este trabajo, se relacionaría mejor con
una estatua retrato femenina de una dama emeritense de la élite colonial, al estar en un es-
pacio público representada. Esta mujer, consciente de su privilegiada situación, sigue la
þauta marcada por la emperatriz qtJe,junto a ella, presidiría el gru,po, ya que no son éstas
los únicos personajes que omamentaban el entorno, existen otros fragmentos escultóricos
inéditos del Templo que llevaban su corrsspondiente retrato y de los que sólo ha llegado
parte del tronco.
(40) Agradecemos a nuestro amigo y admilado colega W. Tritlmich 1a sugerencia de este paralelo parâ nues-
tro fragmento.
(41) V. Poulsen, Op. cit., ne 42,Lám. LXX-LXK.
(42) Ibidem, veáse la lista de réplicas; W. Trillmich, Arc. cit., en prensa.
(43) Ibidem.
(¿+) f. Fittschen yP.Zanker, Catalog der rörnischen Pörtrats in den Capitolinischen Museen und clen
ancleren kommunalen Sammlungen ãer Stadt Rom. Band IIL Mainz am Rhein, 1983. pp. 44 - 45, ne 53,
latn.6'7.
194 TRINIDAD NOGALES BASARRATE
puede dar la clave de este singular monumento, nuestro trabajo no ha pretendido sino
sacar a la luz dos nuevas obras procedentes de é1, los futuros estudios tienen la palabra.