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El arte de la India (कला भारत, kalā bhārata) se caracteriza principalmente por ser un
reflejo de la compleja sociedad india, multiétnica y multicultural. Asimismo tiene un
carácter principalmente religioso, sirviendo el arte como medio de transmisión de las
distintas religiones que han jalonado la India: hinduismo, budismo, islamismo,
cristianismo, etc. También hay que destacar como rasgo distintivo del arte indio su
afán de integración con la naturaleza, como adaptación al orden universal, teniendo en
cuenta que la mayor parte de elementos naturales (montañas, ríos, árboles) tienen
para los indios un carácter sagrado.
La India ha sido cuna de una gran civilización que se extendió, gracias sobre todo a la
El arte indio ha sido principalmente una manifestación religiosa, una forma de conectar
Una de las características principales del arte indio es su integración con la naturaleza:
así como el hombre occidental ha buscado siempre adaptar la naturaleza a sus
necesidades, los indios han procurado en cambio integrar sus obras en el entorno
natural, como los santuarios rupestres excavados en la roca y en grutas naturales. La
naturaleza tiene para ellos un carácter sagrado, como se percibe en la sacralización de
ríos, montañas y árboles, o en la divinización de los elementos naturales: sol (Sūrya),
luna (Chandra), fuego (Agní), lluvia (Indra), etc. Uno de los factores más influyentes en
el arte y en la mentalidad india es el clima monzónico, que con su carácter cíclico, su
naturaleza ambivalente, que tanto puede beneficiar como perjudicar a la vida en el
subcontinente indio, provocan una cierta dualidad en la personalidad de sus
habitantes, unos cambios de actitud que se reflejan en una gran diversidad de estilos
artísticos, pudiendo convivir de forma simultánea estilos contrapuestos y
aparentemente enfrentados, desde el naturalismo a la abstracción, del realismo al
idealismo.[5]
Una de las facetas más sorprendentes del arte indio para los occidentales es la
representación sin tapujos del erotismo: según la religión hindú, el sexo es una forma
de oración, un canal entre lo humano y lo divino, una señal de trascendencia y de
espiritualidad. Buena muestra de ello es el culto al lingam (símbolo sexual masculino) y
el ioni (símbolo sexual femenino), ambos provenientes de antiguos ritos neolíticos de la
fertilidad, y que fueron asumidos por el hinduismo. El linga representa la potencia
creadora del dios Sivá, y es el principal objeto de veneración en las capillas de los
templos dedicados a este dios. Se suele representar mediante un pilar (stambha)
terminado en forma de glande (mani), aunque puede variar desde la forma más
naturalista hasta una forma abstracta consistente en un cilindro, o diversas
manifestaciones como un falo con ojos (ambaka-liṅgam), con un rostro (ekamukha-
liṅgam) o cuatro rostros (chatur-mukha-liṅgam). En la tradición drávida los liṅgam se
asocian a los elementos: agua (apas-liṅgam), aire (akkasha-liṅgam), fuego (tejas-
liṅgam), viento (vayu-liṅgam) y tierra (prithivi-liṅgam). Por su parte, el ioni representa a
Śakti (la Diosa Madre), así como a Parvati (diosa de la naturaleza y la fertilidad), mujer
de Sivá. También se puede representar en forma naturalista como una vagina, o
geometrizada en forma de triángulo. El lingam aparece a menudo junto al ioni, el
órgano sexual femenino, formando un recipiente de forma cóncava del que sobresale
el lingam. Este símbolo expresa la unidad dentro de la dualidad del universo, la energía
creadora, a la vez que la transmutación del impulso sexual en energía mental, la
ascensión desde el mundo de los sentidos a la trascendencia espiritual, lograda
mediante la meditación del yoga. Estos antiguos ritos se fusionaron con el tantra,
filosofía que busca la verdad en la energía que emana del cuerpo, que es un
potenciador espiritual, como incluso la energía sexual (kuṇḍalinī). Junto a los cuentos
Artes plásticas
Prehistoria
Del Paleolítico se han hallado diversos utensilios de cuarcita y sílex tallado o pulido, en
consonancia con los hallados al mismo tiempo en el continente europeo. En
Bhimbetka, cerca de Bhopal, se ha encontrado un conjunto de más de mil cuevas con
pinturas rupestres (7000 a. C.). Estos abrigos presentan varias pinturas que muestran
la vida de las personas que vivían en las cavernas, incluyendo escenas de danza,
nacimientos, ritos religiosos y enterramientos. Las pinturas muestran también animales
como bisontes, elefantes, pavos, rinocerontes y tigres. En 2003 este conjunto fue
declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.[11]
Por último, del Neolítico cabe destacar los yacimientos arqueológicos de Adichanallur
y Brahmagiri (en el estado de Karnataka), donde se ha hallado un tipo de cerámica
negra y roja, así como diversos monumentos megalíticos, especialmente dólmenes.
Posteriormente se han clasificado diversos tipos de cerámica: la roja (hematites) de la
cultura de Banas (Rayastán), la gris de la cuenca del río Ganges y la negra
pulimentada de Jariana y Delhi.[12]
Mohenjo-Dāro.
En estas dos ciudades se han hallado gran cantidad de sellos de esteatita con
representaciones de animales y monstruos fantásticos, de gran realismo y detallada
precisión, quizá de influencia mesopotámica. También hay vestigios de cerámica,
escultura y útiles de metal (oro, plata, cobre y latón), especialmente unos cuchillos de
bronce de hoja curvada muy característicos. La cerámica se producía en torno,
decorada con motivos geométricos. Tenían un desarrollado arte textil, en algodón
estampado. El comercio parece haber sido bastante frecuente, dado el hallazgo de
objetos de lapislázuli de Afganistán, jade de China y oro y plata de Persia o Afganistán.
A su vez, en algunos yacimientos mesopotámicos se han hallado algunos abalorios de
calcedonia roja procedentes del Indo.
Existen pocos restos arqueológicos de esta etapa, apenas algunos objetos de bronce
y cerámica, por lo que existe una gran laguna entre la cultura del Indo y el arte mauria.
Ello se debe principalmente a la utilización de materiales perecederos como la madera
y el barro cocido. Así, pese a ser una época de gran esplendor sobre todo en el
terreno literario, en el artístico hay un gran desconocimiento de las realizaciones de
esta época.[17]
Arte budista
Stūpa de Sanchi.
Tras la extinción del Imperio mauria, la India se dividió en pequeños reinos: por una
parte, los hindúes e indogriegos (dinastías Śungga y Āndhra); por otra, los indoescitas
(dinastía Kuśāna). El arte de Gandhara se desarrolló en el ámbito indogriego, de
tradición grecobudista, con influencia helenística y sasánida, destacándose por la
representación directa de la imagen de Buda ―cambio propiciado por el budismo
mahayana―, que empezó a ser venerado como un dios, junto a un panteón de figuras
como los bodhisattvas, que renunciaron al nirvana para enseñar la salvación a los
hombres.[25]
Surgió así la iconografía más típica de Buda (lakshana): se solía representar con el
mandala, aureola o nimbo de santidad; el ushnisha, moño o protuberancia craneal que
denota un conocimiento superior; el urna, llama o círculo lunar en el entrecejo,
simbolizando la iluminación; los lóbulos de las orejas alargados, símbolo de sabiduría;
pliegues en el cuello, símbolo de felicidad; un manto monacal, que representa la
austeridad; y la mano derecha dando la bendición o en determinados gestos llamados
mudrās.[26]
La ciudad de Amarāvatī se sitúa en el valle inferior del río Krishná (Andhra Pradesh).
Fue un estilo coetáneo del de Mathurā, también de influencia grecorromana, como lo
demuestra los restos hallados en Virapatnam (Pondicherry). Al igual que los estilos
anteriores, sus obras principales son monasterios y stūpas, sobresaliendo el gran
stūpa de Amaravati, de 30 metros de altura. La escultura se caracteriza por una
composición centrada y personajes colocados generalmente en grupos, sin dejar
apenas espacios vacíos, con una peculiar sonrisa en los rostros femeninos, y
reinterpretando los estilos anteriores en un lenguaje ecléctico. Buda es representado a
veces con aspecto humano y a veces como símbolo: generalmente una rueda, que se
asociaba al disco solar, pero también un caballo —que montaba cuando renunció a su
vida mundana— o una higuera —el árbol de la sabiduría bajo el cual predicaba—.[30]
La época gupta es la más arquetípica del arte indio, la época clásica por excelencia.
Es la época de expansión del budismo por el resto de Asia, de la creación de los
grandes sistemas filosóficos (Vedānta) y de la literatura dramática (Kālidāsa). Su arte
es una evolución de los estilos anteriores, caracterizado por el purismo formal, la
armonía de proporciones y la idealización de la figura humana. Los stūpa son más
Torso de bodhisattva
procedente de Sānchī (siglo
V).
El arte gupta se extendió por casi todo el Decán, generando una serie de estilos que
se suelen denominar «posgupta»: los chalukias lo emplearon en los templos de
Pattadakal, Aihole y Bādāmī (550-750), y los palavas lo pusieron de manifiesto en su
complejo arquitectónico-escultórico de Mahabalipuram.[36]En Mahabalipuram
(Patrimonio de la Humanidad en 1984) destaca un gran relieve del Descenso del
Ganges, de 27 metros de longitud por 9 de altura, realizado sobre una roca de granito.
Consta de más de 100 figuras de dioses, humanos y animales, destacando unos
elefantes de tamaño natural. En esta localidad se tallaron también tres grandes rocas
en forma de elefante, león y toro, así como cinco templos monolíticos de granito en
forma de carros (Pancha Ratha: ‘cinco carros’), con relieves con figuras humanas o de
animales.[37]
En Bengala, las dinastías Pala y Sena continuaron la tradición gupta, aunque con una
mayor majestuosidad y una expresión más impersonal. El estupa estilo Pala, de cúpula
en forma de bulbo, se transmitió al Nepal y el sudeste asiático, principalmente
Tailandia, Birmania y Camboya.[38]
Templo de Khajurāho.
Entre los siglos X-XI se produjo el arte de Khajurāho (Madhya Pradesh), capital
religiosa de los Chandella, una dinastía que gobernó esta parte de la India entre los
siglos X y XII. Está considerado el máximo exponente del arte indoario por la elegancia
de sus templos y la escultura que los adorna. Originalmente había unos 80 templos de
los que quedan 22 en buen estado de conservación. Toda la zona ocupa un área total
de 21 km². Destaca el templo de Khandariya Majadeva (hacia el año 1000), construido
sobre una plataforma que dirige al porche, con el santuario y el sikhara al fondo.[43]En
particular, la escultura de esta época fue de una gran calidad, en ciclos de temas
legendarios, mitológicos y eróticos. Este templo es uno de los que más profusamente
representó escenas del erotismo tántrico, con diversos grupos (mithunas) dispuestos
en frisos (kāma-bandha) desarrollando diversas posturas eróticas. El conjunto de
Khajurāho fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986.[44]
La invasión islámica provocó una gran convulsión en la sociedad india y, por tanto, en
su arte. La devastación llevada a cabo por los musulmanes provocó la extinción del
budismo en la India. Tras una sucesión de diversas dinastías (gaznawíes, guríes,
dinastía de los esclavos, tugluquíes, dinastía Khilji), se formó el Imperio mogol, que
reunificó la India. A las formas tradicionales se añadieron elementos característicos del
arte islámico, especialmente en arquitectura con la incorporación del arco, la cúpula y
la bóveda, y la utilización del mortero de cal. También se introdujeron nuevas
tipologías como la mezquita, y un tipo de decoración basado en el mosaico y la
caligrafía, así como incrustaciones de motivos florales y dibujos realizados con teselas
de distintos tipos de piedra. La arquitectura islámica introdujo una nueva concepción
lineal y de ordenación del espacio. Se utilizaron preferentemente materiales
autóctonos, como el mármol blanco y la arenisca roja.[48]
La arquitectura mogol fue la más prolífica y esplendorosa del arte islámico en la India.
Una de sus primeras manifestaciones fue la mezquita Babri Masjid (Ayodhya),
construida por el primer soberano mogol, Bābur. El Fuerte Rojo (Lal Qila) de Agra
(1565-1573) fue construido por el emperador Akbar en arenisca roja ―de ahí el
Fatehpur Sīkrī fue un complejo palaciego construido entre 1571-1585 cerca de Agra
por el emperador Akbar, como sede de la corte. En un recinto amurallado de seis
kilómetros de perímetro se levantaron diversos edificios de arenisca roja,
distinguiéndose el Diwan-i khas, edificio cúbico donde el emperador recibía a los
visitantes; el Anup Talao («estanque insuperable»), un jardín persa tipo chahar bagh
(jardín cuádruple); la Ibadat Khana (casa de oración); y la zona del harén, que consta
de varios palacios, como el Panch Mahal (pabellón de recreo), el Birbal Mahal (dúplex
de la reina), el Jodh Bai Hawa Mahal (palacio de los vientos) y el Sunahra-Mariam
(pabellón de la reina madre). El complejo incluye la mezquita Jama Masjid, que se
distingue por su gumbaz (mausoleo) de mármol blanco calado de jalis (celosías de
piedra).[52]
El Taj Mahal (Agra, 1632-1654) es la obra maestra del arte mogol. Fue mandado
construir por el emperador Šāh Ŷahān en memoria de su esposa fallecida, Mumtaz
Mahal. Es un mausoleo de mármol blanco, construido sobre una plataforma de siete
metros que eleva el conjunto del suelo, y flanqueado de cuatro minaretes. La fachada
presenta un arco de entrada tipo iwan persa, con varios más pequeños en los
laterales. La sala interior tiene planta octogonal, coronada por una enorme cúpula
flanqueada de otras dos más pequeñas, de forma bulbosa. Es uno de los edificios
más conocidos del mundo, con una sutil belleza presente en la armonía de las
proporciones y en el exquisito gusto de su decoración de incrustaciones con motivos
florales y geométricos. Frente al edificio figura un jardín persa tipo chahar bagh con
cuatro canales de agua que se entrecruzan, simbolizando los cuatro ríos del Paraíso
(agua, leche, vino y miel), y que ofrecen una hermosa imagen con el edificio al fondo.
En 2007 fue nombrado una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno.[54]
Por último, el Fuerte Rojo (Lal-Qila) de Delhi fue construido por orden de Šāh Ŷahān
entre 1639 y 1648. Es un recinto amurallado construido de arenisca roja, que alberga
una serie de dependencias y palacios donde se destacan: el Naqqar Khana (casa del
tambor), puerta principal de entrada al recinto; el Diwan-i-Am, pabellón destinado a las
audiencias públicas; el Shah Burj, torre de forma octogonal y altura de tres pisos,
donde se situaban los despachos privados del emperador; el Diwan-i-Khas, la sala de
audiencias privadas en la que se encontraba el Trono del Pavo real; y la Moti Masjid
(«Mezquita de la Perla»). Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2007.[55]
La pintura se desarrolló sobre todo en la miniatura, género que adoptaron del arte
islámico, sobre todo en el cromatismo y en la perspectiva. Al principio (siglo XV) era de
También se desarrolló notablemente el arte jaina, que creó un estilo artístico que tuvo
gran difusión en Occidente, plasmado en un conjunto de templos y esculturas de
mármol blanco con incrustaciones de piedras de colores, decorados con gran
preciosismo (templo de Ranakpur, templo de Neminath en el Monte Ābū). También
destacaron en la miniatura, como en sus ilustraciones del Kalpa-sutra, el texto sagrado
jainí que narra la vida de Mahāvīra, fundador de la secta. Solía ser en formato
horizontal, en hoja de palmera, con dos colores básicos (rojo e índigo) y figuras
estáticas y con una rígida frontalidad.[61]
De igual manera, en esta época desarrollaron sus principales obras los sikh, pueblo
guerrero cuya religión fue fundada en 1469 por el patriarca Nanak, basada en la
creencia en un dios innombrable y en la adoración de su libro sagrado, el Gurú Granth
Sahib. Sus mayores monumentos se encuentran en la ciudad de Amritsar (Panyab),
construida en 1574, donde descuella el Templo Dorado (Gurdwara Har Mandir).[62]
Gran Bretaña ocupó la India en 1757, tras derrotar a Francia ―que también estaba
interesada en colonizar el país― en la guerra de los Siete Años. La ocupación británica
supuso la proliferación de un estilo colonial que aportó al arte indio los lenguajes
estilísticos europeos. Tuvo bastante repercusión la influencia del arte francés, sobre
todo por la presencia de militares franceses que asesoraban a los mahārājas indios en
su lucha contra los ingleses en los primeros años de ocupación, como podemos
percibir en Nagpur, Baroda y Hyderabad. También floreció un estilo arquitectónico de
origen portugués (Portugal tenía asentamientos en Goa, Damao y Diu), de formas
barrocas mezcladas posteriormente con elementos hindúes, como la catedral de Goa
(1562-1619) y la Basílica del Buen Jesús de Goa (1594-1605), que alberga la tumba de
San Francisco Javier. El conjunto de iglesias y conventos de Goa fue declarado
Patrimonio de la Humanidad en 1986.[63]
El siglo XIX se caracterizó por el empleo de un estilo neogótico victoriano, sobre todo
en edificios oficiales. Una de las ciudades en adquirir mayor esplendor durante el siglo
XIX fue Bombay, donde se ejecutaron los principales proyectos arquitectónicos
coloniales de la época: Ayuntamiento (1855), Iglesia Afghan Memorial (1857), Mercado
Hasta mediados del siglo XIX ―y debido al levantamiento cipayo de 1857― no hubo
un cierto renacimiento de la arquitectura india, con un estilo inspirado en el arte
islámico sirio, llamado «estilo angloindio»: Palacio de Laxi Vilas (Baroda); en Calcuta, el
Puente Howrah (1910) y el Victoria Memorial Hall (1912); en Bombay, el Museo Prince
of Wales (1909), la Universidad (1909), el edificio de Correos (1909), el Hotel Taj Mahal
(1911) y el arco de triunfo Gateway of India (1911). Entre 1911 y 1930 se construyó la
nueva capital, Nueva Delhi, según un proyecto de Edwin Lutyens y Herbert Baker,
siguiendo un plano urbanístico en forma estrellada, en el que se repartían los diversos
edificios oficiales, como el Rashtrapati Bhavan (Palacio Presidencial), el Parlamento,
los Secretariados, la Biblioteca y el Museo Nacional.[65]
Tras la independencia, aunque han perdurado las formas autóctonas, el mundo del
arte se ha visto cada vez más inmerso en la influencia occidental y los movimientos de
vanguardia, gracias al fenómeno de la globalización. Se han incorporado nuevas
técnicas y materiales, así como el uso de las nuevas tecnologías en la creación
artística. En 1946, Francis Newton Souza fundó el grupo Progresistas de Bombay, que
además de una militancia política de izquierdas preconizaba la actualización del
panorama artístico indio dentro del ámbito internacional. Entre 1950 y 1970 surgió el
neotantrismo, un movimiento pictórico popular que reflejaba la tradición india bajo un
prisma moderno, de estilo casi abstracto. Posteriormente han destacado artistas
como Maqbool Fida Husain, que ha tratado temas tanto de tradición hindú como
Literatura
La literatura india comenzó alrededor del 1500 a. C., con el Rig-veda (‘la verdad sobre
himnos’), un extenso texto sánscrito ―no escrito sino trasmitido oralmente― épico-
mitológico. En los siglos posteriores al 1000 a. C. se componen más textos:
Los Samhitā o «colecciones», que incluyen los propios Vedas, serie de himnos
litúrgicos de tema mitológico, con un lenguaje poético y de exaltación de la
naturaleza.
Los Brāhmaṇa (hacia el 700 a. C.), también de carácter litúrgico, pero de signo más
esotérico, que incluye las Upaṇiṣad, escrituras mitológicas que suponen las
primeras obras de tipo filosófico en la India;
Los Sūtra, series de aforismos sobre religión, gramática, y otros aspectos del
brahmanismo.
En un período posvédico (después del 400 a. C.) surgieron los grandes poemas épicos
indios: el Mahābhārata la segunda obra literaria más extensa del mundo (después de
La canción de Gesar tibetana, de un millón de versos en 120 libros), con doscientos
mil versos recopilados en dieciocho libros (donde se incluye el Bhagavad-gītā), sobre
leyendas y epopeyas de la mitología hindú, pero con un fuerte trasfondo filosófico y
moral; y el Rāmāyana, obra de Vālmīki, nueva síntesis de poesía y epopeya con
Música
Artes escénicas
El teatro indio tiene su origen en el Nāṭya-śāstra, escrito por el rishi (‘sabio’) Bharata
Muni, donde se habla de canto, danza y mímica. Generalmente, la temática es de
signo mitológico, sobre las historias de los dioses y héroes indios. La representación
es básicamente actoral, sin decorados, destacando únicamente el vestuario y el
maquillaje. Había diversas modalidades: Śakuntalā, de siete actos; Mricchakaṭikā, de
diez actos. Como dramaturgos predominaron en época antigua Kālidāsa y Śūdraka.[79]
Cine
Entre los años 1940 y 1950 surgió un género de tipo social, mostrando de forma más
realista la sociedad india, de la mano de directores como Mehboob Khan, V.
Shantaram, Khwaja Ahmad Abbas, Bimal Roy, Raj Kapoor, etc. Con Pather Panchali
(1955) inició su andadura Satyajit Ray, uno de los mejores realizadores indios. Otros
directores importantes son: Farah Khan, Sanjay Leela Bhansali, Shyam Benegal, Karan
Johar, Ram Gopal Varma, etc.[82]
Véase también
Geografía de la India
Cultura de la India
Arquitectura de la India
Pintura mogol
Pintura rajputa
Cine de la India
Referencias
31. «El período clásico del arte hindú: la época gupta» . 2007. Consultado el 30 de
enero de 2011.
Bibliografía
AA.VV. (1991). Enciclopedia del Arte Garzanti. Ediciones B, Barcelona. ISBN 84-406-
2261-9.
Honour, Hugh; Fleming, John (2002). Historia mundial del arte. Ed. Akal, Madrid.
ISBN 84-460-2092-0.
Oliva, César; Torres Monreal, Francisco (2002). Historia básica del arte escénico.
Cátedra, Madrid. ISBN 84-376-0916-X.
Onians, John (2008). Atlas del arte. Ed. Blume, Barcelona. ISBN 978-84-9801-293-4.
Riquer, Martín de; Valverde, José María (2007). Historia de la literatura universal I.
Gredos, Madrid. ISBN 978-84-249-2875-9.
Rivière, Jean-Roger (1999). Summa Artis. XIX: Arte de la India. Espasa Calpe,
Madrid. ISBN 84-239-5219-3.
Enlaces externos
Introducción a la India
Arte de la India
Imágenes de deseo y poder: La figura femenina en la pintura Rajput del siglo XVIII