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tema 4

COSTES DE LA SINIESTRALIDAD
Y RENTABILIDAD DE LA PREVENCIÓN
Programa Formativo en Materia Preventiva para el Personal Directivo

L
os índices de siniestralidad laboral en España continúan siendo elevados, a pesar
de las numerosas medidas e iniciativas emprendidas tanto por las Administraciones
Públicas como por todos los agentes implicados.

Con la finalidad de reducir tales cifras, es cada vez más necesario transformar los valores,
las actitudes y los comportamientos de todos los sujetos con obligaciones en materia
de prevención de los riesgos laborales. En tal sentido, las campañas de concienciación
y sensibilización a la sociedad en esta materia están adquiriendo cada vez una mayor
importancia y constituyen una medida contemplada en los planes anuales de actuación
de la Administración general del Estado.

En el contexto de la empresa resulta esencial que el gerente, como gestor principal,


adquiera conciencia de la rentabilidad de la prevención.

Partiendo del planteamiento anterior, en este tema se aborda el estudio de los costes
asociados a los accidentes de trabajo y a las enfermedades profesionales proporcionando
los criterios para que el personal directivo de las empresas pueda llevar a cabo la
evaluación económica del programa de prevención implantado en la empresa.

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notas 4.1. LOS COSTES DE LOS ACCIDENTES DE TRABAJO Y DE LAS ENFERMEDADES


PROFESIONALES.

Antes de determinar cuantitativamente los costes asociados a los accidentes de trabajo


y a las enfermedades profesionales, es necesario aclarar ambos conceptos a estos
efectos.

Desde un punto de vista legal, se considera accidente de trabajo tanto a “toda lesión
corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute
por cuenta ajena” (Ley General de la Seguridad Social) como al “accidente ocurrido
como consecuencia directa e inmediata del trabajo que realiza por su propia cuenta y
que determina su inclusión en el campo de aplicación del régimen especial” (Régimen
Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos).
Desde un punto de vista legal, se considera accidente de trabajo toda lesión corporal que
el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta
propia o ajena.

La clasificación de un suceso como accidente de trabajo en los términos establecidos


con anterioridad exige, entre otras consideraciones, la existencia de una lesión corporal.

Desde la óptica que nos ocupa es preciso tener en cuenta igualmente los sucesos
denominados “incidentes”, es decir, aquellos accidentes que no producen lesiones. Este
tipo de situaciones son, con carácter general, no sólo más numerosas que los accidentes
con lesión, sino también más gravosas para la empresa (en términos de inactividad
productiva, principalmente). No contemplar los gastos derivados de los incidentes
supone, por lo tanto, dejar oculto un coste que, por otro lado, imposibilitaría el control de
este tipo de sucesos.

Los sucesos denominados “incidentes” son aquellos accidentes que no producen


lesiones.

No contemplar los gastos derivados de los incidentes supone dejar oculto un coste que,
además, imposibilitaría el control de este tipo de sucesos.

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Por otra parte, es preciso indicar que el concepto de enfermedad profesional se define notas
en la Ley General de la Seguridad Social como la contraída a consecuencia del trabajo
ejecutado tanto por cuenta ajena como por cuenta propia (en la actividad en virtud de la
cual el trabajador está incluido en el campo de aplicación del régimen especial) en las
actividades que se especifican en el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema
de la Seguridad Social aprobado por el Real Decreto 1299/2006 y que estén provocadas
por la acción de los elementos o sustancias que en dicho cuadro se indican.
Una enfermedad profesional es aquella contraída a consecuencia del trabajo ejecutado
tanto por cuenta ajena como por cuenta propia en las actividades que se especifican en
el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social aprobado
por el Real Decreto 1299/2006 y que estén provocadas por la acción de los elementos o
sustancias que en dicho cuadro se indican.

Las pérdidas ocasionadas por los accidentes de trabajo (en adelante este término incluye
tanto los accidentes desde el punto de vista legal como los incidentes en los términos
anteriores) y las enfermedades profesionales pueden afectar tanto a las personas como,
en su caso, a las instalaciones y a los equipos, generando con ello unos gastos cuya
diversidad se pretende simplificar por medio de las clasificaciones no exhaustivas que se
comentan a continuación.

En función de la variabilidad de la existencia del coste y de su valor, en relación con la


materialización o no de los accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales,
los costes se pueden clasificar, de manera simplificada, en:

• Costes fijos: los generados en la empresa de manera permanente y cuya cuantía


es independiente de que se produzcan o no accidentes de trabajo o enfermedades
profesionales. El pago de las cuotas a la Seguridad Social, las primas de los seguros
contratados o el importe de los servicios prestados por las entidades ajenas
especializadas en materia de prevención de riesgos laborales son ejemplos de este
tipo de costes.

• Costes variables: los generados específicamente por la ocurrencia de los accidentes


de trabajo o de las enfermedades profesionales y cuya cuantía, con carácter
general, es proporcional al número y a la magnitud de ambos. A modo de ejemplo
se citan los siguientes: el pago de las sanciones por incumplimientos en materia de
seguridad y salud, los gastos derivados de la investigación de los accidentes y de
las enfermedades o el abono de los subsidios correspondientes a los trabajadores.

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notas En función de la variabilidad de la existencia del coste y de su valor en relación con la


materialización o no de los accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales,
los costes se clasifican en fijos y variables.

Tomando como criterio la modalidad de gestión contable de los costes, éstos se clasifican
en:

• Costes directos: asignados total o parcialmente a las partidas contables directamente


relacionadas con la seguridad y la salud en el trabajo, puesto que son atribuibles de
forma clara a ellas. Las indemnizaciones por concepto de accidentes de trabajo o
enfermedad profesional o los gastos médicos no concertados con la entidad gestora
contratada a tal fin por la empresa son una muestra de costes directos.

• Costes indirectos: dado que no son achacables directamente a los accidentes de


trabajo o a las enfermedades profesionales, no se registran administrativamente
en los asientos ligados a estos conceptos, aunque inciden negativamente en
la contabilidad general de la empresa. Las pérdidas productivas (de tiempo o de
mercado) son ejemplos de costes indirectos.

Tomando como criterio la modalidad de gestión contable de los costes, éstos se clasifican
en directos e indirectos.

Por otro lado, en relación con la cobertura concertada con las distintas entidades
gestoras (compañías de seguros, mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales de la Seguridad Social, etc.), los costes pueden ser asegurados o no
asegurados. Evidentemente, este tipo de costes varían de una empresa a otra en función
de las modalidades contratadas.

En relación con la cobertura concertada con las distintas entidades gestoras, los costes
pueden ser asegurados o no asegurados.

En el apartado siguiente se abordan someramente algunos de los métodos existentes para


el cálculo de costes de los accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales.

4.2 METODOS DE CALCULO DE LOS COSTES DE LOS ACCIDENTES

Los métodos que se presentan a continuación (métodos de Heinrich, de Simonds y de los


elementos de producción) son de tipo estimativo, ya que valoran de manera aproximativa
los costes asociados a los accidentes de trabajo y a las enfermedades profesionales.

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En este sentido, el método de Heinrich basa su análisis tanto en la determinación de los notas
costes directos e indirectos (tal y como se han definido con anterioridad) generados por
los accidentes y las enfermedades como en la relación de proporcionalidad existente
entre dichos costes. El valor de los costes totales es la suma de los costes directos e
indirectos.

El método de Heinrich basa su análisis tanto en la determinación de los costes directos


e indirectos generados por los accidentes y las enfermedades como en la relación de
proporcionalidad existente entre dichos costes.

Por su parte, el método de Simonds fundamenta su estimación en el cómputo de los


costes asegurados y no asegurados (ambos definidos en el apartado anterior) estimando
éstos de manera promediada en función del tipo de accidente acaecido. La suma
resultante de ambos tipos de costes proporciona el valor del coste total.

El método de Simonds fundamenta su estimación en el cómputo de los costes asegurados


y no asegurados, estimando éstos últimos de manera promediada en función del tipo de
accidente acaecido.

El método de los elementos de producción, similar al de Simonds, se basa igualmente


en el cálculo de los costes asegurados y no asegurados, con la salvedad de que, en
este caso, determina los no asegurados en función de cinco factores de producción
predefinidos.

El método de los elementos de producción determina los costes no asegurados en función


de cinco factores de producción predefinidos. Además de los métodos mencionados, el
lnstituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo propone un procedimiento de
evaluación de los costes de los accidentes de trabajo que, a diferencia de los anteriores,
es de tipo puntual; el cálculo se realiza particularmente para cada accidente de trabajo y
enfermedad profesional acaecida valorando cada partida de manera detallada.

Los métodos de cálculos de costes de Heinrich, Simonds y de los elementos de producción


son de tipo estimativo. El procedimiento de evaluación de los costes propuesto por el
Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo es de tipo puntual.

Una vez valorado el coste económico de los accidentes de trabajo y de las enfermedades
profesionales, el empresario está en condiciones de, cuantificado igualmente el coste de
la inversión necesaria para evitarlos, realizar un análisis comparativo de ambos costes
que le permita calcular la rentabilidad económica de las acciones preventivas.

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notas En este punto es necesario ahondar una vez más en los comentarios realizados en
la introducción de este apartado en referencia al hecho de que la rentabilidad de la
prevención no se puede orientar simplemente desde un punto de vista económico, sino
que el empresario debe tener en cuenta, además, otros aspectos más importantes, como
el ético y el moral.

La rentabilidad de la prevención no se puede orientar simplemente desde un punto de


vista económico, sino que el empresario debe tener en cuenta, además, otros aspectos
más importantes, como el ético y el moral.

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