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PSICOLOGIA GENERAL

TEMA:
ALTRUISMO

CATEDRATICO:
LIC. CAROL CRISTINA DIAZ RAUDA

NOMBRE DEL ALUNMO:


 Ligia Carolina Rivera Toro CTA. No. 201910060104

FECHA DE PRESENTACION:
SABADO 18 DE ABRIL DEL 2020
INTRODUCCION

La preocupación por la formación ética de las personas ha sido, probablemente, una


constante desde el principio de los tiempos y ha estado presente en la mayoría de las
sociedades desde siempre. Bien sea porque la debilidad de la especie humana ha
obligado a sus miembros a vivir en comunidad y ayudarse mutuamente, o por cualquier
otra razón desconocida, la realidad es que las sociedades siempre han enseñado a sus
miembros a tener en cuenta, en mayor o menor medida, los intereses del grupo, además
de los propios. Para lograr este objetivo a lo largo de la historia, se ha ido incluyendo en
el proceso de socialización la acción de diversas instituciones, formales y no formales,
las cuales han estado orientadas a la consecución de una serie de normas/valores
funcionales para cada uno de los sistemas sociales en los que se han desarrollado.

Hablar de altruismo como valor subyacente a estas organizaciones parece necesario en


una sociedad, donde aspectos como el egoísmo, la lucha deshumanizada por el prestigio
y el dinero, la competitividad, etc., están cada día más presentes. En este sentido, se
hace especial referencia a la escuela, considerada como uno de lo contextos
fundamentales en el proceso de socialización de cualquier persona, y donde queda
reflejada de alguna manera, esta realidad social. Así, son muchas las voces que se alzan
(padres, docentes, etc.) para denunciar la considerable falta de valores que se percibe en
la dinámica de la misma, y, por lo tanto, la necesidad de contar con herramientas de
enseñanza útiles que fomenten aspectos como el respeto, la solidaridad, la cooperación,
etc.

La falta de esos valores fundamentales puede contribuir, entre otras cosas, a una mayor
frecuencia de comportamientos inadecuados, que no sólo afectan a las relaciones que se
desarrollan en el aula (alumno-alumno, profesor-alumno), sino que se ven directamente
perjudicados el clima escolar y el proceso de enseñanza-aprendizaje que se lleva a cabo
en dicho contexto. Además, las conductas disruptivas (gritar, pelearse, insultar,
agredirse, etc.) suponen, en la mayoría de los casos, el polo opuesto a las conductas de
ayuda o en pro de los intereses de los demás, pues implican molestar, agredir, incordiar,
etc. En este caso, los maestros encargados de forma directa de la educación de los niños
y jóvenes dentro de este contexto, se sienten desbordados y preocupados ante la
incapacidad por resolver dichas situaciones. Y por otro lado, esta falta de clima escolar
dificulta aspectos tan importantes en el alumno, como el rendimiento académico, la
capacidad de concentración, las relaciones interpersonales, etc. Por todo esto, la escuela
y en especial los maestros, necesitan técnicas de intervención en el aula, fáciles de
desarrollar y eficaces en la mejora de ese clima escolar, tan fundamental para llevar a
cabo un correcto proceso de enseñanza aprendizaje con niños y jóvenes. De esta forma,
parece de vital importancia llevar a cabo una tecnología útil que mejore el aprendizaje
de valores positivos y disminuya la influencia de otros aspectos menos deseados. La
promoción de valores altruistas y el manejo de conductas disruptivas parece una
alternativa válida ante esta realidad que se percibe tan frecuente en el aula.
Conceptualización

El altruismo es un término que difícilmente comprendemos los seres humanos hoy en


día, pues el medio en que nos desenvolvemos ha hecho que cada día nos ocupemos
menos por todo aquello que implica dar.

El concepto de altruismo se refiere a la conducta humana, y puede ser definido como


la preocupación o atención desinteresada en beneficio de los otros. El altruismo
consiste en realizar un sacrificio personal en favor de otras personas. Una persona
altruista es aquella que se dedica a los demás sin esperar nada a cambio. El antónimo
del altruismo es el egoísmo.

Ser altruista es una actitud, un comportamiento orientado a reducir la vulnerabilidad de


otros, incluso si para hacerlo tenemos que reducir nuestro propio bienestar. El altruismo
se ve reflejado, por ejemplo, al ayudar a una persona que está en peligro.

El altruismo es una conducta voluntaria motivada por el deseo de ayudar a otra persona,
donde no anticipamos ningún beneficio externo y aunque suponga un riesgo para
nosotros mismos. Es decir, es una conducta que sólo beneficia a la otra persona.

El término altruismo tiene varias definiciones:

1. Amar a otros como a uno mismo.

2. Comportamiento que promueve las oportunidades de supervivencia de otros a costa


de las propias.

3. Sacrificio personal por el beneficio de otros.

Definición del altruismo según la psicología social

El altruismo, según la psicología social. La conducta prosocial es cualquier


comportamiento que suponga un beneficio para otras personas y la sociedad. Y se
distinguen dos tipos de conducta prosocial: la conducta de ayuda y la conducta altruista.
1. La conducta de ayuda sería cualquier acto que tenga como objetivo beneficiar o
mejorar el estado de otra persona. Este término ha sido sustituido por algunos
grupos de investigadores, debido a las dificultades de determinar el motivo de la
acción altruista.
2. La conducta altruista se refiere sólo a aquellas conductas que se realizan de forma
voluntaria y de forma intencional para reducir el malestar o el sufrimiento de otra
persona dejando de lado nuestras propias necesidades o nuestra propia seguridad.
Son conductas que se realizan sin tener en cuenta el posible beneficio o perjuicio
que podríamos obtener al realizarlas.

Definición del altruismo según los sociobiólogos, etólogos y psicólogos


evolucionistas

Según la etología y la biología evolucionista una conducta es altruista cuando supone un


riesgo para un individuo y resulta en un beneficio para el grupo. Además, la relación
coste-beneficio tendría también un papel importante, siendo la conducta altruista la que
reportaría mayores beneficios a quien la recibe que a quien la realiza.

Según esta perspectiva, esto sólo ocurriría en los casos en los que hubiera un individuo
que compartiera los mismos genes. Por tanto, el altruismo en la naturaleza vendría a
garantizar la supervivencia de la carga genética del individuo altruista, y por tanto
supondría una ventaja evolutiva.

¿Cómo explicaría esta corriente la conducta altruista de individuos no emparentados?


En esos casos el individuo altruista estaría esperando una conducta similar por parte del
otro en el futuro. Sería un: “hoy por ti, mañana por mí”.

Se entiende por altruismo, toda aquella diligencia en procurar el bien ajeno aún a costa
del propio. Considerando por diligencia la actividad o trámite que realiza una persona,
es necesario resaltar, en este caso, el concepto de conducta altruista.

Conductas altruistas, entiende que son aquellos comportamientos que benefician a otros,
provocando o manteniendo efectos positivos; quien los lleva a cabo lo hace
voluntariamente, con la intención de ayudar a los demás y sin anticipar recompensas a
corto o largo plazo; y por último, la conducta debe suponer más costes externos que
beneficios externos
Ante estas definiciones, surgen problemas en la práctica científica a la hora de
considerar o no ciertos aspectos, como el beneficio que produce dicha conducta o la
motivación que debe existir o no en la realización de dicho comportamiento. Con
respecto al beneficio, la controversia surge cuando se tiene en cuenta exclusivamente el
bienestar que se produce en la víctima y no se valora el posible beneficio que el
benefactor pueda recibir. la inquietud aparece sobre todo cuando se observan
situaciones de emergencia concretas en las que se da un beneficio mutuo entre el
benefactor y la persona beneficiada.

Entre altruismo y conducta altruista, definiendo el altruismo como una disposición, una
orientación hacia el bien de los otros que se manifiesta en diversas conductas. Y
considerando la conducta altruista, como aquel comportamiento que beneficia a otros,
provocando o manteniendo efectos positivos; quien lo lleva a cabo lo hace
voluntariamente, con la intención de ayudar a los demás, y sin anticipar recompensas a
corto o largo plazo; y por último, la conducta debe suponer más costes externos que
beneficios externos. Es decir, este autor valora aspectos externos y resultados de la
conducta, pero no olvida que es imprescindible tener en cuenta la intención última de la
persona. En segundo lugar, distingue entre conducta altruista y conducta prosocial,
entendiendo esta última como, toda conducta que beneficia a otras personas y se realiza
voluntariamente. De esta forma, se considera ambos comportamientos de forma distinta
y entiende que optar por uno o por otro, cuando se está interviniendo con niños tiene sus
inconvenientes: el concepto de conducta altruista puede ser demasiado restrictivo para
comprobar que dicha definición cumple todos los requisitos que antes se han expuesto,
y el concepto de conducta prosocial puede resultar excesivamente amplio por el número
de comportamientos que abarca, provocando una pérdida de interés para la mayoría de
ellos. Por todas estas razones, López (1994) propone el estudio de este tipo de
comportamientos, sobre todo si se va a trabajar con una población infantil, fusionando
ambos conceptos. Para ello hay que tener en cuenta lo positivo de cada uno. De esta
forma, surge el término conducta prosocial-altruista: aquella conducta que cumple los
requisitos externos de la conducta altruista y algunos aspectos como:

1) Beneficiar, de hecho, a otros (no basta con la intención de prestar ayuda).

2) Ser voluntaria (que solamente la situación de necesidad del otro sea la que actúe
como estímulo elicitador de la conducta).
3) Estar bien definida la persona o personas que obtienen los beneficios (para que el
beneficiario sea la persona que verdaderamente necesita la ayuda).

4) No deben anticiparse beneficios extrínsecos inmediatos (pero se considera que la


persona sí puede obtener otro tipo de recompensas intrínsecas que no se deben evitar, ya
que son los resortes motivacionales de dicha conducta).

5) Suponer más valores externos que beneficios externos.

Esta última definición fue inspiración para el filósofo Augusto Comte, padre del
positivismo [Sistema filosófico que admite únicamente el método experimental y
rechaza toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto], pues a partir de la
palabra italiana Altrui -el otro-, creó el término altruismo. La idea del filósofo fue
aportar el término opuesto a egoísmo, es decir la palabra generosidad, pues en ella no se
explica que el beneficiario de la misma sea precisamente el otro.

El altruismo, tiene que ver con valores pues un ejemplo de esto es que va de la mano
con la solidaridad. El altruismo y la solidaridad tienen una dimensión claramente
humana y de servicio a la sociedad que se pone a prueba si para prestar ayuda a los
demás tenemos que renunciar a beneficios propios, inmediatos y significativos.

En la actualidad, pocas veces el hombre es más feliz cuando dedica su vida a los otros
en complacida actitud de servicio y de solidaridad.

Por tanto, considero necesario educar a las nuevas generaciones en las bases del
altruismo visto como «valor» y como meta digna de todo esfuerzo, orientándoles a estar
abiertos a la generosidad. Es importante enseñar a nuestros hijos a ser solidarios es decir
capacitarles para la alegría, para la verdadera libertad y para el amor. Educar para el
altruismo implicará enseñarlos en la casa, en las escuelas o en la comunidad a ser
solidarios con sus semejantes es decir poner en práctica los valores.

Los altruistas optan por anteponer su bienestar al de otros. De tal manera que son felices
cuando otros prosperan, y se entristecen cuando otros sufren. El altruismo es también
una fuerza poderosa al establecer lazos cooperativos dentro de una comunidad mayor.
Así mismo, pienso que el altruismo debe ser un pilar de la protección civil, y que
nosotros como profesionistas debemos de fundamentar nuestra labor en el altruismo es
decir velar por el bienestar de nuestros semejantes.

8 Factores que intervienen en la conducta altruista

¿Por qué la gente es altruista y ayuda a otras personas?

1- Base biológica del altruismo

¿Por qué somos altruistas? Algunos investigadores creen que no es la agresión sino el
altruismo lo que está programado en el genoma humano. De hecho, niños muy
pequeños ayudarán a un adulto incluso si no perciben que recibirán una recompensa.

Como hemos mencionado, el altruismo habría sido seleccionado genéticamente, según


los postulados de Darwin, debido a la necesidad de atender a nuestras crías al nacer tan
dependientes e indefensas.

2- Balance coste – beneficio


¿Por qué somos altruistas? Ayudar a otro también puede estar influido por el cálculo
coste-beneficio, o cálculo hedónico que nos va a suponer. Es decir, haríamos un
balance entre el beneficio que vamos a aportar y el riesgo o el sacrificio que vamos a
asumir. Cuanto más cariño le tengamos a alguien, menos recompensa extra
necesitaríamos para ayudarle y más costes asumiremos. Aunque como vemos en el
vídeo anterior, no siempre es así.

3- Empatía, neuronas espejo, contagio emocional y altruismo


La empatía es otro factor clave para el altruismo. Es nuestra habilidad de conectar
con otras personas, de entender y sentir lo que otros sienten, sintonizar con el
estado emocional del otro.
Esto está favorecido por las neuronas espejo, unas células cerebrales que se activan no
sólo cuando hacemos algo, sino también cuando vemos a otro hacerlo. Lo que facilita
el. Gracias a las neuronas espejo, de forma inconsciente imitamos las expresiones
faciales, e incluso la forma de hablar de quien tenemos delante. Esto sirve para
comprender mejor a los demás y facilitar la comunicación, facilitando el sentimiento
empático.
Sin embargo, no todos tenemos esa capacidad, ya que los psicópatas y las personas con
autismo la tienen bastante mermada, por no decir ausente.

Por tanto, sentir empatía hacia las emociones negativas de los demás llevaría al deseo de
mejorar su situación y ayudarlos.

Cuanta más empatía sintamos, más probable es que ayudemos a los demás. Y es más
probable que empaticemos con personas con las que nos sintamos identificadas, con
apariencia física similar a la nuestra.

Si ayudamos a los demás porque somos capaces de sentir su malestar, ayudándolos


reducimos su sufrimiento y por tanto el nuestro. El altruismo estaría motivado por
reducir nuestro propio malestar a raíz de ver al otro sufrir. ¿No sería, en cierto modo,
egoísta?

Sin embargo, la capacidad para ponerse en el lugar de otro que no estamos viendo,
simplemente sabiendo que está en algún lugar sufriendo va mucho más allá del contagio
emocional y tiene que ver con la compasión.

4- Compasión y altruismo

Aunque la compasión es un término relacionado con la empatía y el altruismo, no es lo


mismo. Mientras, como hemos dicho, la empatía se refiere a nuestra habilidad de tomar
la perspectiva y sentir las emociones de otra persona, la compasión es cuando esos
sentimientos y pensamientos incluyen el deseo de ayudar.

Por tanto, la compasión podría ser una forma de empatía intrínseca, es decir, la conducta
de ayuda es satisfactoria en sí misma.

Según Batson, este fenómeno se compone de siete etapas: percepción del necesitado,
adopción de la perspectiva del necesitado, apego, empatía, motivación altruista, cálculo
hedónico y conducta de ayuda.

5- Tipo de relación y parentesco

Desde un punto de vista evolutivo, vamos a tender a emitir más conductas altruistas a
personas con las que tengamos algún parentesco, es decir, que compartamos genes. De
esta manera haremos más probable que nuestros genes sobrevivan, aun cuando pueda
costarnos la vida. Esta estrategia nos habría permitido sobrevivir como especie.
Pero también tenderemos a ayudar más con quienes tenemos algún tipo de relación
íntima o de apego, aunque no sean de nuestra familia. Vamos a empatizar más con ellos.

Sin embargo, no en todas las relaciones la conducta de ayuda es bienvenida, sobre todo
cuando no ha sido solicitada. Ya que puede percibirse como una forma de control, de
hacerles estar en deuda o una sutil forma de desprecio.

6- Altruismo recíproco

Otra estrategia se basaría en la reciprocidad. Es decir, las conductas altruistas se


realizarían porque de alguna manera espero que se me devuelva el favor.

7- Motivación egoísta

Algunas hipótesis de la psicología social defienden que el altruismo tendría una


motivación egoísta. Una persona decide actuar para recibir ciertos refuerzos o
recompensas simbólicas, como mejorar nuestro prestigio y autoimagen, satisfacción
emocional de cumplir nuestras normas y valores. Ya que el no ayudar puede suponer
cierto castigo, como la desaprobación, remordimiento…

8- Socialización y valores sociales

Las normas sociales que influyen en la aparición de conductas de ayuda o altruistas son:

 Normas de reciprocidad, que está relacionada con el altruismo recíproco, es


decir, espero que tú me devuelvas el favor.
 Normas de responsabilidad: debemos ayudar a aquellos que dependan de nuestra
ayuda. Es decir, tendemos a ayudar más a aquellos cuyo futuro dependa de
nuestras acciones.
 Normas de equidad: Busca una proporcionalidad entre lo que damos y lo que
recibimos. Tenderemos a ser generosos si han sido generosos con nosotros,
perderemos prestigio si somos egoístas con quien ha mostrado su generosidad y
seremos egoístas si el otro ha sido también egoísta.

¿Por qué la gente no es altruista y no ayuda a otras personas?

El efecto bystander
En la conducta de ayuda, la presencia de otras personas inhibe el comportamiento
altruista. Esto se denomina el efecto bystander. Cuantas más personas observen una
emergencia, menos probable es que la víctima reciba ayuda. Este fenómeno fue
observado por primera vez por los investigadores Latane y Darley. Pero, ¿por qué
ocurre esto? Por los procesos de difusión de la responsabilidad, de influencia social y de
inhibición por audiencia.

– Difusión de la responsabilidad

El efecto bystander se puede explicar por la teoría de “difusión de la


responsabilidad”. “Por qué debería ayudar yo si hay más personas que podrían
hacerlo? Nuestro sentido de la responsabilidad se debilita dentro de un grupo grande.
Mientras un único testigo es el único responsable de ayudar en un momento dado, la
presencia de otros testigos distribuye y atenúa la culpa, repartiéndola entre los
demás. Además, induce a pensar que alguna de las otras personas ya habrá tomado
medidas o estará apunto, favoreciendo el inmovilismo.

– Inhibición por la audiencia e influencia social

La influencia social y la inhibición por audiencia se relacionarían con los procesos de


influencia normativa e influencia informativa, descritos por Deutsch y Gerard en 1955.

La influencia normativa es la presión de conformarse con las expectativas normativas de


los demás. Por tanto, la inhibición por la audiencia consistiría en una conformidad
normativa, es decir, miedo al ridículo, a romper ciertas normas de decoro en lugares
públicos, una intervención errónea que resulte en la burla de los demás.
Por otro lado, la influencia social sería la que resulta de la influencia informativa, que
es la presión por aceptar la validez de la información proporcionada por los demás o por
su comportamiento. Es decir, si vemos a los demás no hacer nada, entenderemos que
es lo correcto o lo esperado. En una situación de emergencia, algo a lo que no nos
enfrentamos todos los días, es esperable que nos fijemos en los demás para averiguar
cuál es el comportamiento adecuado, y si nadie sabe muy bien lo que hacer, no se hará
nada.

– Tener prisa
Según el experimento de Barley y Batson de 1973, tener prisa es un factor clave en que
se desarrolle o no la conducta de ayuda. Y es que, si tenemos prisa o nos están
esperando, ignoraremos a quien necesite ayuda.

Los beneficios de ser una persona altruista

Gran cantidad de investigación apoya los beneficios psicológicos y físicos de ser


altruista.

 Los adolescentes que hacen voluntariado están más saludables que aquellos que
no, incluso 60 años después, según esta investigación.
 Las acciones generosas se relacionan con menos mortalidad y depresión, incluso
si empiezas en la madurez.
 Según este estudio, ser generoso y ayudar a los demás disminuye los niveles de
estrés y la mortalidad.
 También disminuye nuestra soledad y mejora nuestra salud mental según
este estudio.
 Nos produce sensaciones placenteras y felicidad según algunas investigaciones
(como este y este estudio)
 Las personas altruistas tienen mejores vidas sexuales, posiblemente debido a que
resultan más atractivas para los demás, según este y este estudio.

¿Cómo promover la disposición a ayudar?

En el siguiente vídeo se explica cómo podemos hacer para llevar a cabo un altruismo
efectivo y hacer del mundo un lugar mejor.

¿Cómo ser más altruista? No hace falta invertir grandes sumas de dinero o irse de
voluntario a países necesitados.

 Sé más generoso con las personas que te rodean: haz cosas por tus seres queridos
que normalmente no harías, ten detalles con ellos.
 Busca voluntariados. Hay infinidad de organizaciones que necesitan gente para
ayudar a los demás. No hace falta invertir una enorme cantidad de tiempo para ser
voluntario, pero es ideal para mantenerse ocupado y sentirse útil si estás
desempleado o jubilado.
 Dona cosas que no utilizas a quien lo pueda necesitar.
 La mejor manera de aprender a ser altruista es, al igual que para cualquier
habilidad, practicando.

Consejos para enseñar a un niño a ser más altruista

1. Predica con el ejemplo: se generoso y anima a tu hijo a serlo también. Explícale


por qué lo haces, pero nunca le obligues a dar o ayudar.

2. Refuerza a tu hijo cuando sea generoso, felicítale, pero no le des premios


materiales.

3. Ten con tu hijo una relación cálida y afectuosa


Conclusiones

La preocupación por conocer los entresijos que rodean al altruismo, es decir, la


tendencia que tienen las personas para hacer cosas positivas por los demás, ha existido
desde la antigüedad. Filósofos griegos tan importantes como Platón y Aristóteles fueron
unos de los primeros en intentar dar respuesta a la incógnita sobre porqué las personas
realizan comportamientos positivos o negativos hacia los demás. En este sentido, se
apuntaron razones centradas en la búsqueda del beneficio, el cual podía estar localizado
en la persona que recibía la ayuda (acto altruista), o en la persona que realizaba el
comportamiento (acto egoísta).

Sin embargo, el estudio de un valor como es el altruismo, presenta algunas limitaciones


fundamentalmente a nivel conceptual. Cuando se habla de altruismo en psicología, se
hace necesario hacer referencia al hecho más observable del mismo que es la conducta
altruista. En este sentido, y como ya se ha comentado a lo largo de este capítulo, surgen
problemas con algunos criterios conceptuales como el beneficio positivo que se debe
provocar, de hecho, en el beneficiario y el conocimiento de la intención o motivación
última que lleva al individuo a comportarse de esa manera. Ambos criterios limitan en
gran medida el estudio de este tipo de comportamientos. La consideración del beneficio
deja fuera conductas en las que dicho efecto producido en la otra persona es
desconocido o no es tan positivo como se esperaba, a pesar de que el comportamiento
del benefactor haya sido ejemplar. Por otro lado, tener en cuenta la motivación última
de la persona como criterio discriminatorio entre lo que es una conducta altruista y lo
que no es considerado como tal, también limita mucho su estudio, pues no valora
comportamientos en los que se desconoce la intención de la persona para comportarse
así y, sin embargo, realiza un acto de ayuda.
Ejemplos de personas altruistas:
#1 Helena Christensen lleva muchos años trabajando como supermodelo profesional y
su carrera como fotógrafa ha pasado quizá más desapercibida. Sin embargo, la artista
lleva años retratando con su cámara junto a ACNUR las realidades de muchas de las
personas obligadas a huir de la guerra. Hoy, viajamos con ella a Ucrania para conocer
a Oleg, un superhéroe de verdad, de los de carne y hueso.

Helena Christensen en Ucrania

Cuando Helena Christensen viajó a Ucrania con ACNUR pudo ver con sus propios ojos
el fiel retrato de la guerra. Lo que antes eran hogares llenos de vida se habían convertido
en un montón de escombros y polvo que Helena Christensen quiso inmortalizar con su
lente.

Allí fue donde conoció a Oleg y se dio cuenta que en él había una historia que debía ser
contada. En un país donde más de 3 años de guerra han obligado a miles de personas a
abandonar sus hogares, con personas como él quedaba esperanza.

Desde que estalló el conflicto en el Donbass, casi dos millones de ucranianos han huido
hacia zonas seguras. Otros, se quedaron allí ante la imposibilidad de resistir tan largo
viaje a la intemperie. La mayoría, ancianos y enfermos. Junto a ellos está hoy Oleg, un
superhéroe de carne y hueso.

Oleg, un superhéroe de carne y hueso

Tener más de 80 años en medio de las bombas y el gélido invierno ucraniano ha


convertido la vida de muchos en una lucha por la supervivencia. En aldeas con más de
un 50% de ancianos, se oye a menudo comparar las dos guerras que llevan a sus
espaldas. Supervivientes de la II Guerra Mundial se enfrentan a hogares inhabitables
destrozados por las bombas que han dejado el daño suficiente para no poder escapar del
frío invierno.

Consciente de la realidad, Oleg se decidió a ayudar a decenas de ancianos olvidados de


los que nadie se hacía cargo. Este superhéroe les evacuó de las zonas más peligrosas
cargando con ellos a sus espaldas hasta llevarles a un lugar seguro. Hoy, Oleg ha creado
un hogar donde cuidarles se ha convertido en toda su vida.

“Nunca les abandonaré”

La frágil situación en la que se encuentran hoy miles de ancianos empujó a Oleg a dejar
su trabajo y a dedicarse en cuerpo y alma a ayudar a decenas de personas mayores,
arriesgando su propia vida cruzando la línea de combate para conseguir suministros.
Ahora, tiene claro que pase lo que pase no les abandonará, aunque muchos no entienden
que siga ocupándose de ellos. “¿Cómo iba a dormir por las noches?”, les responde.

Helen Christensen decidió plasmar la historia de Oleg con su cámara para hacer que su
voz se escuche más allá de sus fronteras. La solidaridad de este superhéroe de carne y
hueso es un ejemplo para el mundo mientras otros muchos ancianos siguen atrapados en
una guerra que no acaba y necesitan ayuda para recibir comida, agua y medicinas.
#2 La donante anónima que viajó a Etiopía

En febrero de 2017, desde Madrid salía un vuelo hacia Etiopía. En él, una donante que
había hecho posible llevar mucha más ayuda a los niños con desnutrición que han huido
hasta allí, decidió ir a ver el impacto con sus propios ojos.

#3 Payasos altruistas para niños refugiados

Una caravana llena de alegría se mueve por todo el mundo de un campo de refugiados a
otro Dentro de ella, un grupo de payasos altruistas ha decidido llevar carcajadas a
muchos niños refugiados mientras les enseñan los derechos de la infancia de una forma
divertida.

Sabine Choucair, payaso profesional y cofundadora de Clown Me, colabora también en


las distintas actuaciones basadas en historias reales. “Aunque estemos solo una hora,
notamos que cambia totalmente el ambiente”, asegura.

Clown Me In es una caravana de payasos solidarios que llegan hasta los campos de
Líbano para llevar a los niños refugiados un poco de esperanza. A través del arte del
clown les enseñan temas tan importantes como los derechos humanos y la justicia
social.

Sus componentes viajan en una caravana llamada “Van 12” en la que los distintos
payasos solidarios que vienen desde Líbano, Siria y otros países se mueven para llevar
un poco de arte callejero y miles de sonrisas.

#4 Fabrice, el bailarín congoleño

Bailar puede ser una de las mejores terapias para el cuerpo y la mente. Consciente de
que el baile es capaz de emocionar a cualquiera, sin importar su procedencia o
condición, Fabrice decidió aparcar su carrera como bailarín para ayudar junto a su
compañía a miles de refugiados. Ahora, en los campos de ACNUR, ayudan a que
muchos niños y mayores que viven refugiados recuperen la alegría.
Cada día, cientos de trabajadores humanitarios, donantes y personas solidarias de todo
el mundo deciden hacer sacrificios personales para ayudar a los refugiados que se han
visto forzados a huir.

El altruismo, en un momento en el que sigue habiendo personas que tienen que huir de
guerras y conflictos, es hoy más necesario que nunca.

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